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Las cosas se estaban dificultando. Aunque ahora el buque solo era un recuerdo en su memoria. Seguramente no hubiera ningún sobreviviente, pero aquel barco enemigo era solo la punta del iceberg. Era el ejemplo perfecto de que las cosas estaban por salir mal e iban a empeorar según qué tipo de decisiones se tomaran dentro. Estaba nervioso, debía admitirlo. En su mente se figuraban las caras de Milena y Taiga, pensando en qué ocurriría si él muriera en ese lugar. ¿Si quiera lo mencionarían? Bueno… Cada uno tenía su vivre card, así que la verían arder a la par que su alma abandonaba su cuerpo, sus ojos perdían color y, su cuerpo el calor. ¿Qué sería de ellos? ¿Qué sería de Melissa? La vida funcionaba en un constante “¿qué pasaría?” y ahora él no encontraba la salida de aquel ciclo. Muchos caminos y opciones se abrían si él llegaba a morir o, incluso, si sobrevivía a esto.
– No pienses en eso, tonto, inútil, desgraciado. – Se dijo mientras se pegaba una bofetada en su rostro. No debía pensar en eso, no ahora… Solo debía enfocarse por sobrevivir. Solo si vivía vería el futuro que se iba a desencadenar ante ello. Suspiró con calma y notó que Dexter entraba al barco por unos largos segundos. ”Ahí está… Tan impredecible como siempre” – pensó con una suave sonrisa.
Se alejó un poco del grupo y se acercó un poco más a una pared. Se apoyó ahí, con los brazos cruzados, en el mar no tenía ninguna utilidad y no tenía las herramientas como para luchar. Su momento iba a llegar cuando el barco por fin tocara tierra. Mejor dicho… Cuando se divisara la prisión. ¿Cuánto faltaría para aquello? Su capitán no tardó mucho en volver y empezar a decir el nuevo plan. No había muchos cambios, salvo que ya no era uno de infiltración y ahora era más bien un ataque directo y un ataque más... Bestia. Escuchaba las palabras del Yonkou con tranquilidad y asimilaba cada una de ellas. Él, junto con Hinori y Worgulv, serían los encargados de limpiar los pisos mientras el Emperador y Berthil rompían el suelo. ”Queda poco… Debo sobrevivir” – pensó y, como un acto casi involuntario, dejó de hacerse preguntas estúpidas. Solo debía concentrarse en sobrevivir.
– No pienses en eso, tonto, inútil, desgraciado. – Se dijo mientras se pegaba una bofetada en su rostro. No debía pensar en eso, no ahora… Solo debía enfocarse por sobrevivir. Solo si vivía vería el futuro que se iba a desencadenar ante ello. Suspiró con calma y notó que Dexter entraba al barco por unos largos segundos. ”Ahí está… Tan impredecible como siempre” – pensó con una suave sonrisa.
Se alejó un poco del grupo y se acercó un poco más a una pared. Se apoyó ahí, con los brazos cruzados, en el mar no tenía ninguna utilidad y no tenía las herramientas como para luchar. Su momento iba a llegar cuando el barco por fin tocara tierra. Mejor dicho… Cuando se divisara la prisión. ¿Cuánto faltaría para aquello? Su capitán no tardó mucho en volver y empezar a decir el nuevo plan. No había muchos cambios, salvo que ya no era uno de infiltración y ahora era más bien un ataque directo y un ataque más... Bestia. Escuchaba las palabras del Yonkou con tranquilidad y asimilaba cada una de ellas. Él, junto con Hinori y Worgulv, serían los encargados de limpiar los pisos mientras el Emperador y Berthil rompían el suelo. ”Queda poco… Debo sobrevivir” – pensó y, como un acto casi involuntario, dejó de hacerse preguntas estúpidas. Solo debía concentrarse en sobrevivir.
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Akuma no mi
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En serio, ¿qué le pasaba a ese mundo? Llamadas fueras de lugar, intercepción de las comunicaciones por vete a saber qué motivo, frustración del plan de infiltración... Sí, como había dicho Dexter, iba a salir mal. ¡Pero no esperaba que fuera a hacerlo tan pronto! Su expresión mostraba una clara molestia cuando su aspecto volvió a ser el original, dejando atrás las facciones y rasgos de Kai, así como recuperando su auténtica altura. La verdad, era bastante incómodo transformarse en alguien cuyas medidas no se parecían a las tuyas propias. Podría decir incluso que le mareaba un poco, aunque no era el momento para quejarse por tonterías. El buque se acercaba a lo lejos, apuntando sus cañones hacia el navío y disparando sus cañones. El capitán quería saber la distancia, por motivos que no estaba seguro de querer averiguar, y cuando fue a decírselo...
- Debe de estar a unos... ¿¡Pero qué!?
Ni siquiera le había dado tiempo a terminar la frase. Calcular la distancia no era demasiado complicado, especialmente si tomaba la prisión en la lejanía como punto de referencia. Tan solo tuvo que utilizar esta y el barco de los Blue Rose para definir una medida aproximada de la distancia que les separaba de los marines. Sin embargo, antes de poder darle una respuesta el dragón azul había lanzado una onda directa a sus agresores, la cual culminó con una gloriosa explosión en la lejanía, provocando que el barco comenzara a hundirse al momento. Berthil alzó una ceja, mirando en aquella dirección, para después volver su mirada a Dexter. Con tipos como él, ¿quién quería cañones? Definitivamente, el capitán era una bestia. Una extremadamente inteligente, pese a que tendiera a demostrar lo contrario, pero una bestia. Resopló al tiempo que incineraba el cigarro que había cogido para meterse mejor en el papel de Kai. Ya había logrado quitarse el vicio, no quería correr el peligro de retomarlo para nada.
- En serio, si vas a hacer eso avísame la próxima vez -comentó, suspirando y encogiéndose de hombros- Un barco menos, pero no tardarán en venir más. Cuando antes desembarquemos, antes podremos librarnos de ellos.
Sin embargo, cuando quiso darse cuenta, Dexter ya no estaba a su lado. Había desaparecido en un instante, dirigiéndose a su camarote. El azabache posó su dorada mirada sobre la pelinaranja, dibujando una leve mueca de resignación, imaginando lo que se le estaría pasando por la cabeza en ese momento. El capitán tendía a estar en su propia nube, y a la chica gato no le agradaba que pasaran de ella tan descaradamente. En cualquier caso, él no le daría más importancia de la necesaria.
- Supondré que no tardará mucho en volver. Estará buscando su tornillo... O algo así -comentó sarcásticamente- Ve preparándote para el nuevo plan. A saber qué se le ha ocurrido.
Retomó sus pasos y los dirigió hacia el timón, volviendo a comprobar el rumbo que llevaban, que se mantenía exactamente en la misma dirección en la que lo había dejado con anterioridad. La nave se desplazaba a gran velocidad, por lo que no les llevaría mucho tiempo más alcanzar la prisión. Con algo de suerte podrían atracar sin recibir una andanada de cañonazos. Desde allí pudo observar con detenimiento lo que ocurría en cubierta. Todos parecían bastante predispuestos, y cuando Dexter decidió volver a hacer acto de presencia dejó que al menos su sentido del oído le prestara atención, dejando la vista centrada en el mar. A medida que el yonkou hablaba, Berthil podía ir figurándose la línea de ideas que iba describiendo. Quizá el tiempo que había pasado en aquel barco le había ayudado a comprender mejor los razonamientos de ese hombre, o tal vez estaba perdiendo la cabeza y se le hubiera pegado su estupidez. Quién sabe.
- La fuerza bruta no será un problema, ya lo sabes -comentó desde el sitio, aparentemente sin prestar demasiada atención. Sus labios formaron una leve sonrisa- No te preocupes, tú déjamelo a mí. Si llega el momento, estarán demasiado ocupados conmigo como para poder siquiera pensar en ti.
- Debe de estar a unos... ¿¡Pero qué!?
Ni siquiera le había dado tiempo a terminar la frase. Calcular la distancia no era demasiado complicado, especialmente si tomaba la prisión en la lejanía como punto de referencia. Tan solo tuvo que utilizar esta y el barco de los Blue Rose para definir una medida aproximada de la distancia que les separaba de los marines. Sin embargo, antes de poder darle una respuesta el dragón azul había lanzado una onda directa a sus agresores, la cual culminó con una gloriosa explosión en la lejanía, provocando que el barco comenzara a hundirse al momento. Berthil alzó una ceja, mirando en aquella dirección, para después volver su mirada a Dexter. Con tipos como él, ¿quién quería cañones? Definitivamente, el capitán era una bestia. Una extremadamente inteligente, pese a que tendiera a demostrar lo contrario, pero una bestia. Resopló al tiempo que incineraba el cigarro que había cogido para meterse mejor en el papel de Kai. Ya había logrado quitarse el vicio, no quería correr el peligro de retomarlo para nada.
- En serio, si vas a hacer eso avísame la próxima vez -comentó, suspirando y encogiéndose de hombros- Un barco menos, pero no tardarán en venir más. Cuando antes desembarquemos, antes podremos librarnos de ellos.
Sin embargo, cuando quiso darse cuenta, Dexter ya no estaba a su lado. Había desaparecido en un instante, dirigiéndose a su camarote. El azabache posó su dorada mirada sobre la pelinaranja, dibujando una leve mueca de resignación, imaginando lo que se le estaría pasando por la cabeza en ese momento. El capitán tendía a estar en su propia nube, y a la chica gato no le agradaba que pasaran de ella tan descaradamente. En cualquier caso, él no le daría más importancia de la necesaria.
- Supondré que no tardará mucho en volver. Estará buscando su tornillo... O algo así -comentó sarcásticamente- Ve preparándote para el nuevo plan. A saber qué se le ha ocurrido.
Retomó sus pasos y los dirigió hacia el timón, volviendo a comprobar el rumbo que llevaban, que se mantenía exactamente en la misma dirección en la que lo había dejado con anterioridad. La nave se desplazaba a gran velocidad, por lo que no les llevaría mucho tiempo más alcanzar la prisión. Con algo de suerte podrían atracar sin recibir una andanada de cañonazos. Desde allí pudo observar con detenimiento lo que ocurría en cubierta. Todos parecían bastante predispuestos, y cuando Dexter decidió volver a hacer acto de presencia dejó que al menos su sentido del oído le prestara atención, dejando la vista centrada en el mar. A medida que el yonkou hablaba, Berthil podía ir figurándose la línea de ideas que iba describiendo. Quizá el tiempo que había pasado en aquel barco le había ayudado a comprender mejor los razonamientos de ese hombre, o tal vez estaba perdiendo la cabeza y se le hubiera pegado su estupidez. Quién sabe.
- La fuerza bruta no será un problema, ya lo sabes -comentó desde el sitio, aparentemente sin prestar demasiada atención. Sus labios formaron una leve sonrisa- No te preocupes, tú déjamelo a mí. Si llega el momento, estarán demasiado ocupados conmigo como para poder siquiera pensar en ti.
Lion D. Karl
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Karl soltó un bufido de desdén y dejó caer su guitarra. ¿En serio? ¿Nadie tan fuerte como para siquiera sobrellevar su presencia? Parecía que el Gobierno había ido en picado desde su intento de golpe de Estado. "Espera..." se giró velozmente hacia una presencia que seguía consciente, aparte de Krauser. Era evidentemente más débil que ellos dos, pero seguía siendo poderoso. ¿Cómo no se había percatado antes de que alguien así estaba presente? El número de gente presente debía ser la respuesta, pero igualmente eso no justificaba un error como aquel, que podría haber sido fatal. El antiguo almirante se encaró al hombre con una mirada desafiante, examinándolo. Era un joven de largo cabello azul y barba del mismo color, de cuerpo fuerte (aunque menos corpulento y alto que Karl). No iba de traje ni con uniforme marine, así que al menos podía dar por sentado que no se trataba de un marine, aunque nada le decía que no fuese un miembro del Cipher Pol. Se crujió el cuello amenazadoramente y comentó:
- Hermano, ¿conoces de algo a este tipo? Poca gente puede soportar mi Haoshoku sin caer. Podría ser un agente de paisano.
Observó al joven, en tensión, listo para entrar en acción. Entonces todos los accesos comenzaron a cerrarse, y una luz roja inundó la estancia al tiempo que sonaba la alarma. Atrapados... en fin, ya se esperaba algo similar. "Si quiero salir, ninguna barrerita de acero me lo impedirá. Tenía pensado entrar, así que eso poco cambia." Por otro lado, la alarma era otra cosa. No tenían tiempo que perder con aquel recién llegado. Krauser podría encargarse de él sin problemas. Para el poderoso Espada un novato como aquel no sería problema.
- Te dejo al azulito. Me adelantaré para limpiar el nivel y vigilar que no nos traigan ninguna sorpresita desde el primer nivel. Y a ver cuándo rayos aparece tu amiguito el dragón, debería estar ya aquí. Si no aparece, estaremos en serios aprietos.
Comenzó a avanzar hacia el museo, alerta y con su haki de observación activado. Mientras avanzaba, escamas comenzaron a cubrir sus brazos, al tiempo que las uñas eran sustituidas por garras, y el resto del cuerpo se le cubría de pelaje dorado. Sus cabellos se convirtieron en una melena de león, mientras sus rasgos faciales se volvían felinos. Sus hombros anchearon, al tiempo que su cabeza era desplazada hacia la derecha para dejar brotar una segunda, con aspecto caprino y cuernos. Por último, sus piernas cambiaron, convirtiéndose en las de una cabra, y una larga cola reptiliana terminada en una cabeza de ofidio le brotó del final de la espalda. El hombre quimera gruñó, olisqueando el ambiente intentando identificar los diferentes olores en busca de enemigos. Al mismo tiempo, sus orejas se movían, atentas a los más mínimos sonidos, y la cabeza de serpiente, siseando, se puso a ras de suelo tratando de captar vibraciones o el calor de los cuerpos de sus enemigos. Avanzaría con cuidado si no captaba nada, directo hacia la bajada al primer nivel. Si allí tampoco percibía nada, iría al ascensor. No era su primera visita a Impel Down, si bien había cambiado bastante. En cualquier caso la estructura no debía ser muy diferente, y debía haber carteles con mapas del museo para los visitantes. Podía emplearlos para orientarse, si los localizaba. Y si no, usaría su oído. Seguro que vendría ruido de los niveles inferiores a través de las escaleras, al menos para sus aguzados sentidos. Por precaución volvió a ocultar su presencia con el Sonzai Henkan, para evitar que los enemigos con mantra lo localizaran más fácilmente.
- Hermano, ¿conoces de algo a este tipo? Poca gente puede soportar mi Haoshoku sin caer. Podría ser un agente de paisano.
Observó al joven, en tensión, listo para entrar en acción. Entonces todos los accesos comenzaron a cerrarse, y una luz roja inundó la estancia al tiempo que sonaba la alarma. Atrapados... en fin, ya se esperaba algo similar. "Si quiero salir, ninguna barrerita de acero me lo impedirá. Tenía pensado entrar, así que eso poco cambia." Por otro lado, la alarma era otra cosa. No tenían tiempo que perder con aquel recién llegado. Krauser podría encargarse de él sin problemas. Para el poderoso Espada un novato como aquel no sería problema.
- Te dejo al azulito. Me adelantaré para limpiar el nivel y vigilar que no nos traigan ninguna sorpresita desde el primer nivel. Y a ver cuándo rayos aparece tu amiguito el dragón, debería estar ya aquí. Si no aparece, estaremos en serios aprietos.
Comenzó a avanzar hacia el museo, alerta y con su haki de observación activado. Mientras avanzaba, escamas comenzaron a cubrir sus brazos, al tiempo que las uñas eran sustituidas por garras, y el resto del cuerpo se le cubría de pelaje dorado. Sus cabellos se convirtieron en una melena de león, mientras sus rasgos faciales se volvían felinos. Sus hombros anchearon, al tiempo que su cabeza era desplazada hacia la derecha para dejar brotar una segunda, con aspecto caprino y cuernos. Por último, sus piernas cambiaron, convirtiéndose en las de una cabra, y una larga cola reptiliana terminada en una cabeza de ofidio le brotó del final de la espalda. El hombre quimera gruñó, olisqueando el ambiente intentando identificar los diferentes olores en busca de enemigos. Al mismo tiempo, sus orejas se movían, atentas a los más mínimos sonidos, y la cabeza de serpiente, siseando, se puso a ras de suelo tratando de captar vibraciones o el calor de los cuerpos de sus enemigos. Avanzaría con cuidado si no captaba nada, directo hacia la bajada al primer nivel. Si allí tampoco percibía nada, iría al ascensor. No era su primera visita a Impel Down, si bien había cambiado bastante. En cualquier caso la estructura no debía ser muy diferente, y debía haber carteles con mapas del museo para los visitantes. Podía emplearlos para orientarse, si los localizaba. Y si no, usaría su oído. Seguro que vendría ruido de los niveles inferiores a través de las escaleras, al menos para sus aguzados sentidos. Por precaución volvió a ocultar su presencia con el Sonzai Henkan, para evitar que los enemigos con mantra lo localizaran más fácilmente.
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Akuma no mi
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Una sonrisa ladeada se formó en el rostro del oficial. Aquello iba a ser muy divertido. Karl no tardó en despojarse de su disfraz, comenzando a tocar una motivante música. Era una canción de las que solía llevar el ex almirante en su barco. El castaño tenía un talento admirable para tocar la guitarra y eso se notaba a simple vista. Su potente presencia dejó a las personas de la zona tiradas por el suelo y eso le hizo soltar un suspiro. Con la mano derecha se quitó el pañuelo de calaveras y acto seguido las lentillas. Por último se arrancó los implantes conteniendo el dolor de la mejor forma posible. Ahora que estaba preparado, era el momento de empezar con la diversión. De un puñetazo partió la funda del bajo, sacando de ella un enorme espadón que resultaba ser una obra de arte. También sacó un par de machetes, los cuales dejó en su cintura, metidos en unas fundas.
Ahora que el asesino tenía sus armas preparadas, no tenía miedo alguno a lo que pudiera presentarse. Después sucedió algo que dejó al Espada un poco confuso. Un hombre de cabellera azulada y barba del mismo color había quedado en pie. Las palabras de Karl le hicieron asentir tranquilamente, contemplando cómo Kurotora se dirigía por una puerta hacia el interior. A él le iba a tocar interrogar a aquel hombre que tenía frente a sus ojos. El demonio entonces apuntó con su enorme arma hacia él, manteniendo una mirada seria en todo momento. No iba a permitirle pasar si no se identificaba como era debido. El demonio de la niebla sintió entonces el sonido de la puerta principal cerrarse de forma hermética. Eso le hizo soltar un pequeño suspiro. A continuación miró de nuevo al hombre que tenía frente a sus ojos de forma seria.
- ¿Quién eres? Tienes tres segundos para identificarte, o empiezo a atacar.
Una vez dijo eso, se dio la vuelta y miró la puerta sellada con el ceño fruncido. “¿A quién creéis que estáis enfrentando? Imbéciles…” Krauser entonces se lanzó a por la puerta de forma violenta, haciendo que su enorme espadón legendario tomase un tono morado azabache debido al endurecimiento de su haki armadura. El asesino de la niebla no pensaba frenarse ante nada, y cuando estuvo cerca de la puerta, saltó con fuerza y lanzó su corte más poderoso. Pretendía cortar aquella puerta con puro haki y con el poder de su arma legendaria.
- ¡Asesinato silencioso! ¡Juicio Gris!
Una vez realizara el corte, miraría hacia aquel tipo esperando identificación. Una vez hecho eso, tendría dos opciones. Si logró cortar la puerta, pasaría por allí. Si no lo hacía correría detrás de Karl, y eso solo si aquel tipo se identificaba como alguien positivo.
Ahora que el asesino tenía sus armas preparadas, no tenía miedo alguno a lo que pudiera presentarse. Después sucedió algo que dejó al Espada un poco confuso. Un hombre de cabellera azulada y barba del mismo color había quedado en pie. Las palabras de Karl le hicieron asentir tranquilamente, contemplando cómo Kurotora se dirigía por una puerta hacia el interior. A él le iba a tocar interrogar a aquel hombre que tenía frente a sus ojos. El demonio entonces apuntó con su enorme arma hacia él, manteniendo una mirada seria en todo momento. No iba a permitirle pasar si no se identificaba como era debido. El demonio de la niebla sintió entonces el sonido de la puerta principal cerrarse de forma hermética. Eso le hizo soltar un pequeño suspiro. A continuación miró de nuevo al hombre que tenía frente a sus ojos de forma seria.
- ¿Quién eres? Tienes tres segundos para identificarte, o empiezo a atacar.
Una vez dijo eso, se dio la vuelta y miró la puerta sellada con el ceño fruncido. “¿A quién creéis que estáis enfrentando? Imbéciles…” Krauser entonces se lanzó a por la puerta de forma violenta, haciendo que su enorme espadón legendario tomase un tono morado azabache debido al endurecimiento de su haki armadura. El asesino de la niebla no pensaba frenarse ante nada, y cuando estuvo cerca de la puerta, saltó con fuerza y lanzó su corte más poderoso. Pretendía cortar aquella puerta con puro haki y con el poder de su arma legendaria.
- ¡Asesinato silencioso! ¡Juicio Gris!
Una vez realizara el corte, miraría hacia aquel tipo esperando identificación. Una vez hecho eso, tendría dos opciones. Si logró cortar la puerta, pasaría por allí. Si no lo hacía correría detrás de Karl, y eso solo si aquel tipo se identificaba como alguien positivo.
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Hinori se quedó callada, observando cómo la potente onda de su capitán terminaba de arrasar con aquel barco enemigo. La explosión hizo que unas olas increíbles se alzaran y ella se quedó un poco pensativa. A lo mejor debía darse un chapuzón para refrescarse, pero en ese mar decían que los reyes marinos eran muy peligrosos. Decidió ser sensata y esperar con calma. No tenía problemas con la situación y simplemente se mantuvo al margen, observando todo en silencio. Pensó que lo mejor sería no llamar mucho la atención y ya después podría ayudar de cualquier forma. Se empezó a acariciar los nudillos muy despacio, tratándolos con mimo como si de unos simples cachorros fuesen. Sabía que iba a tener que forzarlos ese día, pues no siempre se atacaba una prisión del gobierno mundial, y encima la más grande y poderosa. Sabía de sobra a lo que se iban a enfrentar, pero sabía que iba a salir bien.
Pudo ver al capitán correr de un lado para otro como un loco y entonces soltó un pequeño suspiro. Su mirada se fijó en el espadachín, Ushio. Parecía estar pasando del tema y metido en sus pensamientos ¿Miedo? ¿Nervios? Al menos sabía que era un tipo con recursos. Ella entonces se sentó en un lado, pegando su espalda al mástil y entrecerrando los ojos despacio. El dragón no tardó mucho en aparecer y empezar a dar órdenes. El verle hacer aquello con el trozo de queso, le provocó una gotita de sudor. Pero de todas formas le hizo sonreír. Para ella Dexter siempre lo hacía bien en cualquier situación, incluso en cosas como aquella. Escuchó los planes con toda la calmada del mundo y cerró los ojos para tratar de visualizar las cosas. La parte violenta iba para las bestias del grupo, mientras que ella junto al moreno y el hombre que parecía un vikingo, deberían cubrirlos.
- Hai…
Susurró en un volumen apenas audible. Continuó acariciando entonces sus nudillos despacio, suspirando despacio en todo momento. Su respiración estaba relajada y sabía de sobra lo duro que iba a ser. No tenía problemas en formar equipo con nadie, aunque como siempre, estaría un poco aislada. Si ella continuaba en aquella tripulación era por el dragón. Si algún día le pasase algo, ella no sabría lo que hacer. Se llevó la mano derecha a la mejilla, mirando la nada prácticamente. No pensaba moverse hasta que los demás lo hicieran. Mantenía sus piernas estiradas y en movimiento para que no se le durmieran. Finalmente se quedó tranquila, esperando que los demás miembros comenzaran a moverse. Ella saldría seguramente la última, o al menos se quedaría detrás de todos. Tampoco pensaba causar ninguna molestia. Si se veía en peligro de captura, ella misma se ocuparía de terminar con su vida.
Pudo ver al capitán correr de un lado para otro como un loco y entonces soltó un pequeño suspiro. Su mirada se fijó en el espadachín, Ushio. Parecía estar pasando del tema y metido en sus pensamientos ¿Miedo? ¿Nervios? Al menos sabía que era un tipo con recursos. Ella entonces se sentó en un lado, pegando su espalda al mástil y entrecerrando los ojos despacio. El dragón no tardó mucho en aparecer y empezar a dar órdenes. El verle hacer aquello con el trozo de queso, le provocó una gotita de sudor. Pero de todas formas le hizo sonreír. Para ella Dexter siempre lo hacía bien en cualquier situación, incluso en cosas como aquella. Escuchó los planes con toda la calmada del mundo y cerró los ojos para tratar de visualizar las cosas. La parte violenta iba para las bestias del grupo, mientras que ella junto al moreno y el hombre que parecía un vikingo, deberían cubrirlos.
- Hai…
Susurró en un volumen apenas audible. Continuó acariciando entonces sus nudillos despacio, suspirando despacio en todo momento. Su respiración estaba relajada y sabía de sobra lo duro que iba a ser. No tenía problemas en formar equipo con nadie, aunque como siempre, estaría un poco aislada. Si ella continuaba en aquella tripulación era por el dragón. Si algún día le pasase algo, ella no sabría lo que hacer. Se llevó la mano derecha a la mejilla, mirando la nada prácticamente. No pensaba moverse hasta que los demás lo hicieran. Mantenía sus piernas estiradas y en movimiento para que no se le durmieran. Finalmente se quedó tranquila, esperando que los demás miembros comenzaran a moverse. Ella saldría seguramente la última, o al menos se quedaría detrás de todos. Tampoco pensaba causar ninguna molestia. Si se veía en peligro de captura, ella misma se ocuparía de terminar con su vida.
Aki D. Arlia
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- Alta Mar:
- Podéis ver movimiento en la cubierta de tres o cuatro barcos, los más cercanos a la entrada de la prisión. No avanzan, pero se recolocan para apuntaros con los cañones. El rastrillo de la puerta de la prisión comienza a bajar también, a toda velocidad. Podéis intuir que no es la única puerta que se está cerrando dentro de la prisión.
- Krauser:
- Efectivamente, has logrado cortar la puerta y uno de los cachos que se quedan se inclina un poco dentro del marco, cediendo. Sin embargo el espacio que te queda no es suficiente para pasar, a no ser que sepas algo de contorsionismo. El peliazul no te ha dicho nada, pero tampoco parece hostil. Quizás está acojonsustado.
- Karl:
- No percibes nada hasta el momento en el que llegas a la bajada hacia el primer nivel. Puedes notar la presencia de 5 personas subiendo hacia ti, no se te comparan en poder pero tampoco son precisamente débiles. Si dejas que lleguen a ti, verás que visten máscaras de payaso y llevan espadas en la mano. Entre el mango y la hoja llevan una bolita roja como una nariz de payaso.No parece molestarles.
- Nivel 3:
- De repente el gyojin a tu lado suelta lo que tiene en la mano y se inclina sobre si mismo. Antes de que caiga al suelo puedes escuchar que de sus labios sale un torturado ''B-bob...''. Poco después, sabes con certeza que el collar ya no le lastimará más. No te distraigas, quizás no sea buena idea.
- Nivel 4:
- El Den Den Mushi cae y logras alcanzarlo. Intentas quitarle el forro, pero tienes los dedos ateridos y el bicho lo tiene bien colocado. ¿Estará pegado a él? ¿O ya ni siquiera para eso tienes fuerzas? Deberías pensar algo.
- Nota:
- Esta vez no ha habido percance ninguno para aquellos a los que he saltado, pero a partir de ahora moderaré cada lunes o antes si conseguís postear. Buena suerte a todos.
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El poderoso tajo del demonio de la niebla logró hacer una brecha de un tamaño bastante pequeño. Estaba claro que con sus casi dos metros, no cogía por allí ni de coña. De todas formas, el objetivo estaba cumplido totalmente. Pese a no poder haber partido toda aquella cosa totalmente, había encontrado la forma de cruzar. Una sonrisa ladeada se formó en su rostro y lo siguiente que hizo fue atarse su espadón a la espalda. Se dio la vuelta y miró al tipo del cabello azul. Al parecer no le había dicho nada. A lo mejor estaba asustado debido a la presencia del ex almirante Samegure. Krauser entonces soltó un suspiro. No iba a atacar a una persona que no había hecho nada malo. Él tenía sus principios y en el fondo de su corazón continuaba siendo un marine de los pies a la cabeza.
- No te voy a hacer nada. Pero si eres miembro del gobierno, esta es tu oportunidad para largarte con vida. Total, ya saben que estamos aquí. Si no lo eres, te aconsejo que tengas cuidado.
Una vez dijo aquello, le dio la espalda aquel tipo y caminó hasta la brecha provocada por su arma. Su cuerpo comenzó a deshacerse en niebla gracias a su habilidad logia y lo siguiente que hizo fue atravesar la puerta. Una vez estuviese dentro se formaría hasta tomar su cuerpo original. Se miró la mano derecha y movió los dedos despacio. No estaba acostumbrado a usar dicho poder, pues él siempre estaba más cómodo de la otra forma. Se estiró un poco y después sonrió de lado. Al parecer ya se había colado dentro de la prisión más grande del gobierno mundial. Miró un poco a su alrededor, tratando de recordar el sitio, pues ya había estado allí antes.
- El tito Krau está en casa, chicos. Me temo, que no hay sitio al que no pueda acceder… Por algo era el espía número uno de la marina…
Una vez dijo aquello empezó a caminar. Activó su haki de observación para de esa forma tener controlado el lugar y las posibles intenciones hostiles hacia él. Ahora su objetivo sería el de empezar a descender niveles y causar que los enemigos fuesen por él. De esa forma podía liberarle algo de carga al dragón. Tenía ganas de combatir con los más fuertes de la prisión y por ello estaba atento al mantra, deseando detectarlos. Su mano derecha estaba agarrando el mango de su machete de kairouseki, mientras que la izquierda estaba dentro de su bolsillo. No sabía lo que iba a pasar con el tipo de la barba azul, pero ya no era problema suyo. No iba a quedarse vigilándolo allí fuera mientras su hermano se divertía dentro.
- Mmmm… Cuando llegue a casa me haré un tazón de arroz con queso fundido y atún…
- No te voy a hacer nada. Pero si eres miembro del gobierno, esta es tu oportunidad para largarte con vida. Total, ya saben que estamos aquí. Si no lo eres, te aconsejo que tengas cuidado.
Una vez dijo aquello, le dio la espalda aquel tipo y caminó hasta la brecha provocada por su arma. Su cuerpo comenzó a deshacerse en niebla gracias a su habilidad logia y lo siguiente que hizo fue atravesar la puerta. Una vez estuviese dentro se formaría hasta tomar su cuerpo original. Se miró la mano derecha y movió los dedos despacio. No estaba acostumbrado a usar dicho poder, pues él siempre estaba más cómodo de la otra forma. Se estiró un poco y después sonrió de lado. Al parecer ya se había colado dentro de la prisión más grande del gobierno mundial. Miró un poco a su alrededor, tratando de recordar el sitio, pues ya había estado allí antes.
- El tito Krau está en casa, chicos. Me temo, que no hay sitio al que no pueda acceder… Por algo era el espía número uno de la marina…
Una vez dijo aquello empezó a caminar. Activó su haki de observación para de esa forma tener controlado el lugar y las posibles intenciones hostiles hacia él. Ahora su objetivo sería el de empezar a descender niveles y causar que los enemigos fuesen por él. De esa forma podía liberarle algo de carga al dragón. Tenía ganas de combatir con los más fuertes de la prisión y por ello estaba atento al mantra, deseando detectarlos. Su mano derecha estaba agarrando el mango de su machete de kairouseki, mientras que la izquierda estaba dentro de su bolsillo. No sabía lo que iba a pasar con el tipo de la barba azul, pero ya no era problema suyo. No iba a quedarse vigilándolo allí fuera mientras su hermano se divertía dentro.
- Mmmm… Cuando llegue a casa me haré un tazón de arroz con queso fundido y atún…
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La cadena de montaje continuaba como todos los días, algunos a mi lado eran nuevos, suplantando a los ya caídos, pero el gyojin no resistió más, dejó caer lo que tenía en sus manos y se arqueó cayendo en parte sobre la cinta transportadora. Al caer algo salió de su boca, no entendí casi nada de lo que dijo, pero tampoco me importaba, no podía desconcentrarme, si lo hacía estaba la posibilidad de que no lograra ensamblar lo suficiente como para sobrevivir.
No tardaría en llegar el encargado a recoger el cadáver del pez muerto y no podía darme el lujo de que se le ocurriera azotarme por no trabajar, ya estaba bastante débil por el constante trabajo y la falta tanto de comida como de descanso, no podía dejar que un golpe me debilitara más. Por esa razón continué con mi trabajo rutinario, intentando mover más rápido mis brazos para aflojar la fuerza del collar. A pesar de que mis extremidades estaban acalambradas, mi voluntad seguía en pie y eso hacía que mis manos aún se movieran sin parar.
De la nada, un pensamiento invadió mi mente. Sabía como eran los primeros tres niveles, pero... ¿cómo serían los demás? Obviamente debían ser mucho más mortales que éstos, pero si apenas soportaba estar en el tercero ¿lograría sobrevivir a los demás? Por el momento no podía contestar esas pregunta, pero la verdad es que agradecía estar en ese nivel, ya que había escuchado que en los de más abajo había mucho más riesgo de muerte y las condiciones de vida eran mucho peores que las actuales.
No tardaría en llegar el encargado a recoger el cadáver del pez muerto y no podía darme el lujo de que se le ocurriera azotarme por no trabajar, ya estaba bastante débil por el constante trabajo y la falta tanto de comida como de descanso, no podía dejar que un golpe me debilitara más. Por esa razón continué con mi trabajo rutinario, intentando mover más rápido mis brazos para aflojar la fuerza del collar. A pesar de que mis extremidades estaban acalambradas, mi voluntad seguía en pie y eso hacía que mis manos aún se movieran sin parar.
De la nada, un pensamiento invadió mi mente. Sabía como eran los primeros tres niveles, pero... ¿cómo serían los demás? Obviamente debían ser mucho más mortales que éstos, pero si apenas soportaba estar en el tercero ¿lograría sobrevivir a los demás? Por el momento no podía contestar esas pregunta, pero la verdad es que agradecía estar en ese nivel, ya que había escuchado que en los de más abajo había mucho más riesgo de muerte y las condiciones de vida eran mucho peores que las actuales.
Deathstroke
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Akuma no mi
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Me distraje un rato después de que Dexter contara el plan que tenía en mente, solo me llamó la atención que fuese hasta la cubierta superior y después volviese deprisa para ir a su camarote sin decir nada según pasaba, levanté los hombros y los dejé caer como pensando que no sabía lo que le preocupaba, así que volví a prestar atención a la situación y para saber qué era lo que pasaba me asomé por la cubierta y en el mar un barco completamente destruido, lo que me imaginé que sería el motivo por el que el capitán estaba así. Volví a donde estaba antes preparándome y vi salir a Dexter de su camarote y empezar a contar el nuevo plan que había, en el cual mi orden no había cambiado, debía de buscar y controlar la sala de seguridad de la prisión. Por otra parte mi compañero Worgulv no iba a estar conmigo, sino una nueva en la tripulación, Mura.
En la entrada de Impel Down se podía ver movimiento de los marines por las cubiertas de los barcos que allí había para colocarse en una posición ventajosa sobre nosotros y poder dispararnos mejor y las puertas de la prisión se cerraban para evitar lo que pudiese pasar.
-Bueno chicos, ya no hay vuelta atrás, estéis o no preparados la lucha es inminente – comencé a decir para llamar la atención de todos – bien en este tiempo que he estado fuera, no he desperdiciado el tiempo y tengo algo que no pueda ayudar a los usuarios – y saqué una bolsita con caramelos dentro de ella – esto es algo que he desarrollado para los que seamos usuarios de akuma, así que los que no lo son abstenerse de tomarlo, os provocaría una reacción alérgica y moriríais. Para los usuarios el límite de caramelos a tomar son cuatro, a no ser que queráis perder el control y atacar a todo lo que veáis moverse. Cada caramelo os aumentará el poder aproximadamente el veinte por ciento del poder y habilidades que tengáis, es decir, que se tomáis cuatro de golpe tendréis un ochenta por ciento de aumento, quizás eso os ayude a romper el suelo – dije señalando a Dexter y a Berthil, y con un simple movimiento le lancé la bolsa a Dexter – hay unos treinta y dos caramelos, usadlos con cabeza, sus efectos no duran indefinidamente yo llevaré otra para los que vengan conmigo – tras esto me acerqué a Dexter mientras sacaba una hoja blanca de otra bolsa de mi cinturón, la partí a la mitad y luego puse en ella un nombre “Catos” y debajo de este “Zou” y le entregué el papel escrito a Dexter – es de un amigo que me estuvo enseñando a usar el haki del rey, era un mink de la isla de Zou, me pidió que en caso de necesitarlo que le ayudase a defender Zou y para llegar necesitamos la Vribre Card, creo que sería bueno tener la isla y a los mink de nuestro lado, en caso de que toque ir me dijo que tan solo enseñásemos la Vibre Card y con eso bastaría.
En la entrada de Impel Down se podía ver movimiento de los marines por las cubiertas de los barcos que allí había para colocarse en una posición ventajosa sobre nosotros y poder dispararnos mejor y las puertas de la prisión se cerraban para evitar lo que pudiese pasar.
-Bueno chicos, ya no hay vuelta atrás, estéis o no preparados la lucha es inminente – comencé a decir para llamar la atención de todos – bien en este tiempo que he estado fuera, no he desperdiciado el tiempo y tengo algo que no pueda ayudar a los usuarios – y saqué una bolsita con caramelos dentro de ella – esto es algo que he desarrollado para los que seamos usuarios de akuma, así que los que no lo son abstenerse de tomarlo, os provocaría una reacción alérgica y moriríais. Para los usuarios el límite de caramelos a tomar son cuatro, a no ser que queráis perder el control y atacar a todo lo que veáis moverse. Cada caramelo os aumentará el poder aproximadamente el veinte por ciento del poder y habilidades que tengáis, es decir, que se tomáis cuatro de golpe tendréis un ochenta por ciento de aumento, quizás eso os ayude a romper el suelo – dije señalando a Dexter y a Berthil, y con un simple movimiento le lancé la bolsa a Dexter – hay unos treinta y dos caramelos, usadlos con cabeza, sus efectos no duran indefinidamente yo llevaré otra para los que vengan conmigo – tras esto me acerqué a Dexter mientras sacaba una hoja blanca de otra bolsa de mi cinturón, la partí a la mitad y luego puse en ella un nombre “Catos” y debajo de este “Zou” y le entregué el papel escrito a Dexter – es de un amigo que me estuvo enseñando a usar el haki del rey, era un mink de la isla de Zou, me pidió que en caso de necesitarlo que le ayudase a defender Zou y para llegar necesitamos la Vribre Card, creo que sería bueno tener la isla y a los mink de nuestro lado, en caso de que toque ir me dijo que tan solo enseñásemos la Vibre Card y con eso bastaría.
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– Enfócate, Ushio – susurraba reiteradas veces. Tenía que concentrarse, dejar sus miedos y dudas a un lado. – Debes relajarte. Confía en ti, en tus nakamas… – confiaba en que todos iban a sobrevivir, en que iban a lograr salir con vida del infierno que se abría a sus pies. – No puedes dudar. Ya es demasiado tarde como para retroceder – estaba inmerso en sus pensamientos, tanto que apenas prestaba atención a las conversaciones del resto. – Vamos. – Suspiró, se golpeó con ambas manos sus mejillas y terminó por concentrarse. ”Es vivir o morir” – pretendía sobrevivir. A pesar de que luego tendría un wanted de cifras estratosféricas y que ya nada sería igual una vez saliera de aquí.
Se acercó a la baranda del barco y vio a los buques marines cerrando su avance. ¿Una batalla naval? Eran muchos enemigos e iban a perder mucho tiempo tratando de derrotarlos a todos. ¿Abrirse paso y dejar al resto atrás? Después de todo, una vez adentro, podrían pelear más a gusto. ”¿Por qué pienso yo eso?” – no eran sus decisiones, no se “mandaba” solo. El rumbo de las acciones dependían de Dexter o de otro que llevara mucho más tiempo. Era el nuevo. Se acercó a Hinori y le sonrió con calma. Todo indicaba que ella estaba mucho más calmada que él y eso demostraba toda la experiencia que ella tenía en los mares.
– Oye, Hinori – le dijo con calma. – No nos separemos bajo ningún concepto – una vez dentro iba a ser un caos. Si se separaban iban a ser vulnerables y eso solo iba a significar una cosa, terminar bajo un metro de tierra. – Si vamos juntos podremos tener más chances de salir vivos de esta locura – si ella se dejaba, le revolvería un poco el pelo. – Te protegeré aunque me cueste la vida. – Le sonrió con calma y se alejó un poco de ella. Miró hacia los buques… ¿Qué tanto iban a tardar en atacar? ¿Quién se movería primero? ”Ya no hay marcha atrás”
Se acercó a la baranda del barco y vio a los buques marines cerrando su avance. ¿Una batalla naval? Eran muchos enemigos e iban a perder mucho tiempo tratando de derrotarlos a todos. ¿Abrirse paso y dejar al resto atrás? Después de todo, una vez adentro, podrían pelear más a gusto. ”¿Por qué pienso yo eso?” – no eran sus decisiones, no se “mandaba” solo. El rumbo de las acciones dependían de Dexter o de otro que llevara mucho más tiempo. Era el nuevo. Se acercó a Hinori y le sonrió con calma. Todo indicaba que ella estaba mucho más calmada que él y eso demostraba toda la experiencia que ella tenía en los mares.
– Oye, Hinori – le dijo con calma. – No nos separemos bajo ningún concepto – una vez dentro iba a ser un caos. Si se separaban iban a ser vulnerables y eso solo iba a significar una cosa, terminar bajo un metro de tierra. – Si vamos juntos podremos tener más chances de salir vivos de esta locura – si ella se dejaba, le revolvería un poco el pelo. – Te protegeré aunque me cueste la vida. – Le sonrió con calma y se alejó un poco de ella. Miró hacia los buques… ¿Qué tanto iban a tardar en atacar? ¿Quién se movería primero? ”Ya no hay marcha atrás”
Dexter Black
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-Más barcos no, por favor- dijo Dexter, con algo de desgana. Si seguían apareciendo al final deberían hundirlos todos, y perdería no sólo tiempo, sino también los barcos que le interesaba coger para la ruta comercial del Ojo.
No se movían del puerto exterior, pero desde su calado tomaban posición para apuntar. Era hora de tomar una decisión, ahora o nunca. No podía dejar pasar más tiempo o se arrepentirían durante años de la oportunidad que estaban derrochando. Pero para eso hacía falta un nuevo plan, uno tan osado y estúpido que era al mismo tiempo una genialidad. Bueno, tal vez no tanto, pero en la medida de que no trastocaba el desarrollo, se podría considerar un matiz más que un cambio de idea. De hecho, era mucho mejor que la anterior, y desde luego más rápida. Si podía salir bien, sería de esa forma. O eso esperaba.
-Así que un gato- había dicho mink, y con aquel nombre... Difícilmente sería otra cosa. Echó un vistazo a Mura, y activó su Haki de observación. Tras él, se notaba que Slade y Berthil eran los más poderosos, con una diferencia sorprendentemente brutal respecto al resto de compañeros, en especial Worgulv, que se quedaba muy atrás. No podía creer que una persona con tanto espíritu de lucha pudiera quedarse detrás de Hinori-. Bien, las cosas están claras. Os he arrastrado hasta aquí por un capricho mío, pero ya no hay vuelta atrás. Sé que os pido mucho cada vez que nos embarcamos, y que os pongo en riesgos estúpidos, pero voy a minimizar los que hay ahora.
Cruzó una mirada con su subcapitán mientras les daba la bolsa de drogas. Esperaba no necesitarlas, o estaría en muy serios apuros. La única vez que probó una Rumble ball estuvo a punto de morir a causa de la reacción alérgica, y por lo que explicaba eso no parecía algo muy diferente. Agradeció en silencio mientras pensaba en la idea que le venía a la mente, cómo llevarla a cabo. Necesitaba más aceleración de la que podía alcanzar normalmente, y aunque la presencia de Deathstroke se notaba temible, la de Akagami era mucho más intensa. Si entrenaran a la par, estarían muy cercanos en poder, pero por el momento Berthil había desarrollado sus poderes bastante más. Él era su hombre en ese momento.
-Slade, Berthil y yo vamos a adelantarnos. Quedas al mando- hizo una pausa mientras se quitaba el anillo del dedo. Ya era casi una tradición-. Lleva el barco hasta puerto, y asegúrate de que no os hunden. Si hay algún peligro, salva primero a Mura y luego al resto. Hinori, Ushio y Worgulv pueden nadar, así que habrá tiempo para ellos. Mientras te acercas a la puerta, dedica cinco segundos de Émile a ese portón, a ver qué pasa. Y cuando los tengáis a tiro, cañones y catapultas. Puedes activarlo todo desde el SCC, como siempre.
Era el turno de convecer a Akagami...
-Bueno, Berthil, ha llegado el día que llevas tanto tiempo esperando. Vas a tirarme- dijo, desplegando las alas.
-¿Qué? ¿Cómo que te tire?
-Sí. Básicamente, volamos alto, me tiras contra la prisión y... Y ya. Es más rápido que dejarme caer- su tono era neutro, y sus explicaciones tirando a sencillas. Eran fáciles de entender, y con suerte Akagami entendiera el plan.
-¿Quieres... Hacer de proyectil humano? Bueno, humano...
-Más o menos, sí. Eso es lo que quiero- no quería, aunque le hacía gracia la idea, y obviamente probarla le provocaba cierta ilusión. Era divertido. Se podría decir que sí, quería lanzarse. Era emocionante. Pero mejor no exponer ese punto a su contramaestre.
-¿Sabes que tus planes duran cada vez menos?
-Eso, amigo mío- respondió, sonriente-, es una señal de que mejoro a cada instante.
-Es una señal de que eres imbécil- puntualizó.
-Soy un tipo muy listo, ¿No crees que si fuera imbécil lo sabría?
-No, no lo sabrías.
-¿No?- su tono era de decepcionado-. Bueno, da igual. Tú lánzame contra esa cosa.
-Está bien...-el dragón dorado sacó sus alas-. Tan sólo intenta no romperlo todo.
Batieron las alas, y en un instante estaban en el cielo. A cien metros, la prisión era casi una casa. A un kilómetro, como una hormiga en el dedo. Cuando señaló que parasen, apenas un punto.
-Bien, te explicaré. Yo llevo a Nadia- comenzó, apretando con su mano derecha el bastón, de color negruzco-. Tú lánzame, pero con cariño. No quiero dislocarme algo. Una vez esté ab...
No lo dejó terminar, ya que antes de que su charla concluyese Berhil lo había cogido por el pie y lo lanzó contra la prisión. De forma casi instintiva, activó su Haki de Armadura. El cuerpo se ennegreció, al tiempo que su Haki del rey comenzaba a emanar en todas direcciones. Trató de concentrarse para evitar las presencias conocidas, aunque con suerte dejaría fuera de combate a media prisión mientras fortalecía sus golpes con su voluntad.
"Cien metros, noventa, ochenta...". Apenas le dio tiempo a contar, y antes de que llegara a los diez estaba listo para golpear el suelo con su Blue Rose Earthquake. Mantendría el cálculo, pero necesitaba más fuerza. Con más peso lo solventaría, y en una décima de segundo, justo a tiempo para estamparse contra el suelo, medía casi el doble de altura y pesaría unas ocho veces más. Debería ser suficiente para atravesar cuatro techos. El acristalado nivel 0, el suelo de nivel 1, nivel 2, y tras el cuarto estaría junto al mapache si todo salía bien. La punta de Nadia generaba terremotos al impactar, por lo que esperaba que "ablandara" la superficie ante el golpe. Krauser andaba cerca, y esperaba haber focalizado bien para no afectarlo. Sería una putada.
No se movían del puerto exterior, pero desde su calado tomaban posición para apuntar. Era hora de tomar una decisión, ahora o nunca. No podía dejar pasar más tiempo o se arrepentirían durante años de la oportunidad que estaban derrochando. Pero para eso hacía falta un nuevo plan, uno tan osado y estúpido que era al mismo tiempo una genialidad. Bueno, tal vez no tanto, pero en la medida de que no trastocaba el desarrollo, se podría considerar un matiz más que un cambio de idea. De hecho, era mucho mejor que la anterior, y desde luego más rápida. Si podía salir bien, sería de esa forma. O eso esperaba.
-Así que un gato- había dicho mink, y con aquel nombre... Difícilmente sería otra cosa. Echó un vistazo a Mura, y activó su Haki de observación. Tras él, se notaba que Slade y Berthil eran los más poderosos, con una diferencia sorprendentemente brutal respecto al resto de compañeros, en especial Worgulv, que se quedaba muy atrás. No podía creer que una persona con tanto espíritu de lucha pudiera quedarse detrás de Hinori-. Bien, las cosas están claras. Os he arrastrado hasta aquí por un capricho mío, pero ya no hay vuelta atrás. Sé que os pido mucho cada vez que nos embarcamos, y que os pongo en riesgos estúpidos, pero voy a minimizar los que hay ahora.
Cruzó una mirada con su subcapitán mientras les daba la bolsa de drogas. Esperaba no necesitarlas, o estaría en muy serios apuros. La única vez que probó una Rumble ball estuvo a punto de morir a causa de la reacción alérgica, y por lo que explicaba eso no parecía algo muy diferente. Agradeció en silencio mientras pensaba en la idea que le venía a la mente, cómo llevarla a cabo. Necesitaba más aceleración de la que podía alcanzar normalmente, y aunque la presencia de Deathstroke se notaba temible, la de Akagami era mucho más intensa. Si entrenaran a la par, estarían muy cercanos en poder, pero por el momento Berthil había desarrollado sus poderes bastante más. Él era su hombre en ese momento.
-Slade, Berthil y yo vamos a adelantarnos. Quedas al mando- hizo una pausa mientras se quitaba el anillo del dedo. Ya era casi una tradición-. Lleva el barco hasta puerto, y asegúrate de que no os hunden. Si hay algún peligro, salva primero a Mura y luego al resto. Hinori, Ushio y Worgulv pueden nadar, así que habrá tiempo para ellos. Mientras te acercas a la puerta, dedica cinco segundos de Émile a ese portón, a ver qué pasa. Y cuando los tengáis a tiro, cañones y catapultas. Puedes activarlo todo desde el SCC, como siempre.
Era el turno de convecer a Akagami...
-Bueno, Berthil, ha llegado el día que llevas tanto tiempo esperando. Vas a tirarme- dijo, desplegando las alas.
-¿Qué? ¿Cómo que te tire?
-Sí. Básicamente, volamos alto, me tiras contra la prisión y... Y ya. Es más rápido que dejarme caer- su tono era neutro, y sus explicaciones tirando a sencillas. Eran fáciles de entender, y con suerte Akagami entendiera el plan.
-¿Quieres... Hacer de proyectil humano? Bueno, humano...
-Más o menos, sí. Eso es lo que quiero- no quería, aunque le hacía gracia la idea, y obviamente probarla le provocaba cierta ilusión. Era divertido. Se podría decir que sí, quería lanzarse. Era emocionante. Pero mejor no exponer ese punto a su contramaestre.
-¿Sabes que tus planes duran cada vez menos?
-Eso, amigo mío- respondió, sonriente-, es una señal de que mejoro a cada instante.
-Es una señal de que eres imbécil- puntualizó.
-Soy un tipo muy listo, ¿No crees que si fuera imbécil lo sabría?
-No, no lo sabrías.
-¿No?- su tono era de decepcionado-. Bueno, da igual. Tú lánzame contra esa cosa.
-Está bien...-el dragón dorado sacó sus alas-. Tan sólo intenta no romperlo todo.
Batieron las alas, y en un instante estaban en el cielo. A cien metros, la prisión era casi una casa. A un kilómetro, como una hormiga en el dedo. Cuando señaló que parasen, apenas un punto.
-Bien, te explicaré. Yo llevo a Nadia- comenzó, apretando con su mano derecha el bastón, de color negruzco-. Tú lánzame, pero con cariño. No quiero dislocarme algo. Una vez esté ab...
No lo dejó terminar, ya que antes de que su charla concluyese Berhil lo había cogido por el pie y lo lanzó contra la prisión. De forma casi instintiva, activó su Haki de Armadura. El cuerpo se ennegreció, al tiempo que su Haki del rey comenzaba a emanar en todas direcciones. Trató de concentrarse para evitar las presencias conocidas, aunque con suerte dejaría fuera de combate a media prisión mientras fortalecía sus golpes con su voluntad.
"Cien metros, noventa, ochenta...". Apenas le dio tiempo a contar, y antes de que llegara a los diez estaba listo para golpear el suelo con su Blue Rose Earthquake. Mantendría el cálculo, pero necesitaba más fuerza. Con más peso lo solventaría, y en una décima de segundo, justo a tiempo para estamparse contra el suelo, medía casi el doble de altura y pesaría unas ocho veces más. Debería ser suficiente para atravesar cuatro techos. El acristalado nivel 0, el suelo de nivel 1, nivel 2, y tras el cuarto estaría junto al mapache si todo salía bien. La punta de Nadia generaba terremotos al impactar, por lo que esperaba que "ablandara" la superficie ante el golpe. Krauser andaba cerca, y esperaba haber focalizado bien para no afectarlo. Sería una putada.
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La morena continuaba allí sentada, observando el suelo del barco con los ojos entrecerrados. Era como si estuviese pasando de todo lo que ocurría en la cubierta, pero no era así. Sus oídos podían percibir bien las conversaciones. Otra cosa es que le interesasen. Por el momento había escuchado a uno de sus compañeros más antiguos ofrecer caramelos especiales a los usuarios. Ella no necesitaba de aquellas cosas, pues su filosofía era totalmente antidopaje. La chica parecía algo apartada de los demás, pero así había sido siempre. Había personas que peses a haber estado con ellas en la banda meses, no había hablado con ellas nunca. Se sentía una desconocida en aquel barco, salvo cuando Dexter o Ushio estaban cerca. Solo con ellos había podido sentirse una más.
Cuando el moreno se acercó y le revolvió el pelo, escuchó las palabras que le dijo. No pudo evitar sonreír un poco con nostalgia. – “Creo que voy a ser yo la que te proteja a ti, tonto.” – Pensó para sí misma mientras apretaba un poco el puño. Soltó un pequeño suspiro para después cruzarse de brazos y bajar la capucha de su sudadera. Cerró los ojos totalmente y agachó la cabeza despacio. De aquella forma incluso parecía estar dormida. Escuchó el sonido del dragón salir disparado a causa de Berthil y cuando eso pasó terminó de aislarse. Se quedó esperando a ver lo que pasaba por parte del hombre al que Dexter había dejado al mando. Si eran atacados por los barcos, no iba a dudar en lanzarse contra ellos. No tenía problema por enfrentarse a ellos por muchos que fuesen.
Ella por su parte no pensaba matar a nadie, por lo que esperaba que sus “compañeros” tampoco lo hicieran. Si se cargaban a los marines, ella no iba a regañar a nadie ni nada por el estilo. Cada uno era libre de hacer lo que deseaba, pero sí iba a sentirse dolida por dentro. Bastante tenía con la muerte de su primo Derian. Tomó bastante aire, para después soltarlo de golpe y mantener su haki de observación activado. No disponía de un mantra muy fuerte, pero lo compensaba con su buena movilidad y la defensa de su haki armadura. Además contaba con bastantes técnicas de combate. Sus entrenamientos últimamente habían sido de lo más útiles. Abrió entonces los ojos un momento, mirando despacio a todos. Después volvió a desviar su mirada. Mantenía sus blancos orbes fijos en Ushio, para ver si estaba bien. Tenía que asegurarse de que no le pasaba nada.
- Uno, dos, tres…
Susurró la chica sin querer referirse a nada. Unas palabras sin coherencia alguna, pero que tuvo que decir en ese momento. Se sintió con ganas y de hecho, no pudo evitar poner una expresión seria. Tan solo esperaba ver lo que iba a pasar en aquella enorme prisión del gobierno mundial.
Cuando el moreno se acercó y le revolvió el pelo, escuchó las palabras que le dijo. No pudo evitar sonreír un poco con nostalgia. – “Creo que voy a ser yo la que te proteja a ti, tonto.” – Pensó para sí misma mientras apretaba un poco el puño. Soltó un pequeño suspiro para después cruzarse de brazos y bajar la capucha de su sudadera. Cerró los ojos totalmente y agachó la cabeza despacio. De aquella forma incluso parecía estar dormida. Escuchó el sonido del dragón salir disparado a causa de Berthil y cuando eso pasó terminó de aislarse. Se quedó esperando a ver lo que pasaba por parte del hombre al que Dexter había dejado al mando. Si eran atacados por los barcos, no iba a dudar en lanzarse contra ellos. No tenía problema por enfrentarse a ellos por muchos que fuesen.
Ella por su parte no pensaba matar a nadie, por lo que esperaba que sus “compañeros” tampoco lo hicieran. Si se cargaban a los marines, ella no iba a regañar a nadie ni nada por el estilo. Cada uno era libre de hacer lo que deseaba, pero sí iba a sentirse dolida por dentro. Bastante tenía con la muerte de su primo Derian. Tomó bastante aire, para después soltarlo de golpe y mantener su haki de observación activado. No disponía de un mantra muy fuerte, pero lo compensaba con su buena movilidad y la defensa de su haki armadura. Además contaba con bastantes técnicas de combate. Sus entrenamientos últimamente habían sido de lo más útiles. Abrió entonces los ojos un momento, mirando despacio a todos. Después volvió a desviar su mirada. Mantenía sus blancos orbes fijos en Ushio, para ver si estaba bien. Tenía que asegurarse de que no le pasaba nada.
- Uno, dos, tres…
Susurró la chica sin querer referirse a nada. Unas palabras sin coherencia alguna, pero que tuvo que decir en ese momento. Se sintió con ganas y de hecho, no pudo evitar poner una expresión seria. Tan solo esperaba ver lo que iba a pasar en aquella enorme prisión del gobierno mundial.
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No podía arrancarle el forro polar al caracol y aquello empezaba a ponerle nervioso. No podía soportar más el frío. Miró a los ojos al caracol, el parecía empezar a entender lo que iba a pasar allí. Colocó su pata derecha justo donde tarminaba el caparazón y empezaba el gelatinoso cuerpo del animal.
- Lo siento.
Empezó a colar arena en el interior del caparazón. Lo hizo sin parar, con el propósito de reventar el caparazón por dentro y separarlo del forro polar. Con su propio control de la arena, la controlaba para que se mantuviese dentro del caparazón y no escapase por ningún lado. De conseguir lo que se proponía, el caparazón reventaría en pedazos y el mapache cerraría los ojos, cubriéndose.
Tras conseguirlo, separaría el forro polar de los trozos de caparazón que aún tuviese pegados y se lo pondría sobre los hombros, sintiendo tal vez algunos trozos aún, pero no le importaría. Habría puesto una solución al frío. Entonces miraría al caracol, ahora sin caparazón, encogido en el suelo y temblando de frío y dolor. Se acercaría a este y, cerrando los ojos, lo mordería. Necesitaba algo para comer, aunque fuera aquello. Aquel día no había podido siquiera comer la insípida comida que le daban cada día. El mapache empezaba a sentirse mal, después de todo, estaba devorando a algo vivo.
En cuanto hubiese terminado de comer, notaría bajo sus pies el temblor. Algo estaba haciendo que la prisión temblara y no era poco, daba la sensación de que fuese a derrumbarse en cualquier momento. Miró a los lados. Si se alejaba mucho tal vez llamaría la atención de algún guardia. No le quedaba otra, si todo se derrumbaba, tal vez fuese aquella su oportunidad para escapar.
Se convirtió en arena y su cuerpo se esparció por el suelo, esperando que aquello le resultase como protección y, de derrumbarse todo, salir de entre los escombros.
- Lo siento.
Empezó a colar arena en el interior del caparazón. Lo hizo sin parar, con el propósito de reventar el caparazón por dentro y separarlo del forro polar. Con su propio control de la arena, la controlaba para que se mantuviese dentro del caparazón y no escapase por ningún lado. De conseguir lo que se proponía, el caparazón reventaría en pedazos y el mapache cerraría los ojos, cubriéndose.
Tras conseguirlo, separaría el forro polar de los trozos de caparazón que aún tuviese pegados y se lo pondría sobre los hombros, sintiendo tal vez algunos trozos aún, pero no le importaría. Habría puesto una solución al frío. Entonces miraría al caracol, ahora sin caparazón, encogido en el suelo y temblando de frío y dolor. Se acercaría a este y, cerrando los ojos, lo mordería. Necesitaba algo para comer, aunque fuera aquello. Aquel día no había podido siquiera comer la insípida comida que le daban cada día. El mapache empezaba a sentirse mal, después de todo, estaba devorando a algo vivo.
En cuanto hubiese terminado de comer, notaría bajo sus pies el temblor. Algo estaba haciendo que la prisión temblara y no era poco, daba la sensación de que fuese a derrumbarse en cualquier momento. Miró a los lados. Si se alejaba mucho tal vez llamaría la atención de algún guardia. No le quedaba otra, si todo se derrumbaba, tal vez fuese aquella su oportunidad para escapar.
Se convirtió en arena y su cuerpo se esparció por el suelo, esperando que aquello le resultase como protección y, de derrumbarse todo, salir de entre los escombros.
Lion D. Karl
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¿Nadie? Arqueó una ceja (o más bien dos) extrañado, mientras avanzaba por el museo. No percibía ninguna fuente de calor cercana, ni vibraciones en aquel piso. Ni siquiera las de los pasos de Krauser, al que ya había dejado demasiado atrás. Aunque fuese su amigo, a veces era demasiado sigiloso para su gusto... no le gustaba no tener localizada a la gente en todo momento. En fin, visto lo visto, le tocaba buscar el acceso al siguiente nivel. Tras consultar uno de los mapas, comenzó a dirigirse a la zona del ascensor, cuando de repente percibió cinco presencias subiendo desde el nivel inferior. Por la posición debían estar en... ¿las escaleras? Se dirigió al lugar y se puso en guardia, listo para entrar en combate. Si podía ir eliminando guardias a los pocos antes de que se amontonasen, mejor, y además estaba bastante seguro de poder lidiar con ellos. Pronto los vio aparecer: iban con máscaras de payaso y espadas con... ¿bolas rojas? ¿Qué diablos? Se preparó para abalanzarse sobre ellos, flexionando ligeramente sus piernas.
- Bien... solucionaré esto en un momento. ¡Tercer Cam...!
De repente toda la estructura tembló, al tiempo que una aterradora presencia golpeó su voluntad con un poder tan avasallador que casi lo pudo percibir como un golpe físico. Ni siquiera él, con su gran fuerza de voluntad, pudo resistirse a tal influjo. Su mente entró en shock, y lo último que percibió fue el suelo acercándose rápidamente antes de perder la consciencia.
- Bien... solucionaré esto en un momento. ¡Tercer Cam...!
De repente toda la estructura tembló, al tiempo que una aterradora presencia golpeó su voluntad con un poder tan avasallador que casi lo pudo percibir como un golpe físico. Ni siquiera él, con su gran fuerza de voluntad, pudo resistirse a tal influjo. Su mente entró en shock, y lo último que percibió fue el suelo acercándose rápidamente antes de perder la consciencia.
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Los ojos le brillaron cuando escuchó las palabras del dragón. ¿Lanzarle? No tenía que decirlo dos veces. Sí, definitivamente ese hombre perdía cordura por cada segundo transcurrido, y sus planes resultaban cada vez más descabellados, pero no iba a perder la oportunidad de hacer aquello que tantas veces se había imaginado. Dexter quería explicarle con mayor profundidad sus intenciones, pero sería demasiado tarde. Sus manos ya le estaban sujetando del pie. En el aire ejerció fuerza, ayudándose de sus enormes alas para girar sobre sí mismo, tomando algo de inercia con el cuerpo del Yonkou. Apenas necesitó un solo giro, ejerciendo toda la fuerza que sus brazos escondían, para lanzar a su compañero en dirección a la prisión. No pudo evitar sorprenderse por haberle notado sumamente liviano, pese a la diferencia de poder que había entre ambos. "Supongo que por mucha fuerza que tenga, su peso sigue siendo el ordinario", pensó. "Teniendo en cuenta su tamaño".
Un instante después sintió la impresionante presencia del capitán expandiéndose en todas direcciones. Estaba lejos, mucho, pero aun así fue capaz de percibirla con intensidad. Nunca dejaría de preguntarse cómo habría logrado obtener semejante poder, y ni siquiera estaba seguro de querer saber la respuesta. Conociéndole, probablemente hubiera sido de la forma más absurda que se le podría ocurrir a nadie.
- Supongo que me toca a mí -susurró, entrecerrando levemente los ojos, con la mirada clavada en aquel pequeño punto en la lejanía que era Impel Down.
Apenas un batido de sus alas y el azabache ya no se encontraba allí. El aire explotó en un estruendo al momento que salía disparado hacia abajo, controlando su velocidad para no estrellarse contra la fortaleza o, en el peor de los casos, contra el propio océano. No le llevó demasiado alcanzar su objetivo y, mucho antes de que nadie pudiera comprender qué había sido aquella cosa que se había lanzado contra la propia prisión, el dragón descendió con fuerza sobre uno de los cañones que habían comenzado a fijar sus miras en La Joya. Su fuerza sería más que suficiente para romperlo y, su llegada, lo suficientemente ruidosa como para centrar toda atención sobre él. Cuatro barcos no deberían ser muy problemáticos... ¿No?
- ¿No os dijo vuestra madre que señalar a la gente está mal? Usar cañones para ello no es la excepción -comentó en voz alta, descendiendo sobre la cubierta del barco de un salto, como si nada- Me parece que voy a tener que enseñaros modales.
Extendió su haki de observación, dispuesto a comenzar el combate. No quería que nadie pudiera pillarle desprevenido. Por muy fuerte que se creyera seguían encontrándose en uno de los sitios "más seguros del mundo". Al menos podrían poner en entredicho aquella reputación. Había supuesto que Dexter no tendría demasiadas dificultades allí dentro, así que su parte sería la de cubrir al resto de Blue Rose para que llegaran sanos y salvos. Si lograba evitar que los buques abrieran fuego podría darles un margen de tiempo mayor para abriste paso a través del portón. Con algo de suerte no tendría que hundirlos todos... Aunque lo haría si no le quedaba otra, pese a que aquello pudiera no entrar en los planes del capitán. Era carpintero, ¿no? Algo sabría hacer con los restos.
- Tan solo lo diré una vez... -comenzó, volviendo su expresión más seria, más fría, al tiempo que sus ojos se iluminaban con una luz dorada, incandescente- Abandonad el barco.
Tomó aire y, al momento, una enorme bocanada de fuego salió desde el interior de su garganta, recorriendo con rapidez la cubierta. No había desplegado el fuego con su máximo potencial, pues esperaba que aquello bastara para que, al menos, la mayoría intentara huir. Después podría pasar al siguiente navío, una vez se hubiera deshecho de los más tozudos.
Un instante después sintió la impresionante presencia del capitán expandiéndose en todas direcciones. Estaba lejos, mucho, pero aun así fue capaz de percibirla con intensidad. Nunca dejaría de preguntarse cómo habría logrado obtener semejante poder, y ni siquiera estaba seguro de querer saber la respuesta. Conociéndole, probablemente hubiera sido de la forma más absurda que se le podría ocurrir a nadie.
- Supongo que me toca a mí -susurró, entrecerrando levemente los ojos, con la mirada clavada en aquel pequeño punto en la lejanía que era Impel Down.
Apenas un batido de sus alas y el azabache ya no se encontraba allí. El aire explotó en un estruendo al momento que salía disparado hacia abajo, controlando su velocidad para no estrellarse contra la fortaleza o, en el peor de los casos, contra el propio océano. No le llevó demasiado alcanzar su objetivo y, mucho antes de que nadie pudiera comprender qué había sido aquella cosa que se había lanzado contra la propia prisión, el dragón descendió con fuerza sobre uno de los cañones que habían comenzado a fijar sus miras en La Joya. Su fuerza sería más que suficiente para romperlo y, su llegada, lo suficientemente ruidosa como para centrar toda atención sobre él. Cuatro barcos no deberían ser muy problemáticos... ¿No?
- ¿No os dijo vuestra madre que señalar a la gente está mal? Usar cañones para ello no es la excepción -comentó en voz alta, descendiendo sobre la cubierta del barco de un salto, como si nada- Me parece que voy a tener que enseñaros modales.
Extendió su haki de observación, dispuesto a comenzar el combate. No quería que nadie pudiera pillarle desprevenido. Por muy fuerte que se creyera seguían encontrándose en uno de los sitios "más seguros del mundo". Al menos podrían poner en entredicho aquella reputación. Había supuesto que Dexter no tendría demasiadas dificultades allí dentro, así que su parte sería la de cubrir al resto de Blue Rose para que llegaran sanos y salvos. Si lograba evitar que los buques abrieran fuego podría darles un margen de tiempo mayor para abriste paso a través del portón. Con algo de suerte no tendría que hundirlos todos... Aunque lo haría si no le quedaba otra, pese a que aquello pudiera no entrar en los planes del capitán. Era carpintero, ¿no? Algo sabría hacer con los restos.
- Tan solo lo diré una vez... -comenzó, volviendo su expresión más seria, más fría, al tiempo que sus ojos se iluminaban con una luz dorada, incandescente- Abandonad el barco.
Tomó aire y, al momento, una enorme bocanada de fuego salió desde el interior de su garganta, recorriendo con rapidez la cubierta. No había desplegado el fuego con su máximo potencial, pues esperaba que aquello bastara para que, al menos, la mayoría intentara huir. Después podría pasar al siguiente navío, una vez se hubiera deshecho de los más tozudos.
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Mura alzó las orejas y giró la cabeza hacia Dexter, con expresión molesta, al escuchar la palabra "gato" salir de la boca de este, quien se encontraba en ese momento con la mirada fija en ella. "¿Por qué tienen que compararme siempre con un gato? Soy usuaria de una zoan de puma. PUMA. No soy un gato grande. No es lo mismo. AAAAAAAgh". Se quejaba mentalmente mientras que una leve aura rojiza rodeaba su cuerpo. Bueno, más energía para pelear. Ya se desahogaría en caso de tener que entrar en batalla... Si es que el enfado le seguía durando. Viendo como eran los miembros de la tripulación (los que conocía, al menos) su rabia solo podía o aumentar o disminuir por la confusión que sus acciones pudieran provocarle, como fue el caso.
Tras explicar que deberían pasar por su cuenta hasta el otro lado y que el se adelantaría con Bakagami y alguien más, a quien no recordaba haber dirigido la palabra, este le indicó a su antiguo compañero de Demons que le lanzara... Mura se quedó mirándoles en ese momento esperando a ver si repetían lo dicho. ¿Había entendido mal a pesar de su buen oído? Pues no, lo había entendido a las mil maravillas. En un momento, Aka, agarró el pie de Dexter y, tras dar una vuelta para coger impulsó, le soltó como si estuviera practicando lanzamiento de peso, saliendo el despedido a continuación hacia los barcos que les estaban atacando, no sin antes causar un estruendo que dejó dolorido los oídos de la pelinaranja. Esta, se dejó caer al suelo y comenzó a rodar, tapandose los oídos y despotricando insultos incoherentes hacia él. -Estúpida lagartija. ¡Podrías haber avisado para que me tapara los oídos primero! ¡Ya verás cuando vuelvas! ¡SERÁS TÚ QUIÉN ACABE CON DOLOR DE OÍDOOOS!- Gritó. Sabía que en teoría no la escucharía, pero ella se había quedado a gusto. Tras unos segundos así, se puso en pie de nuevo, volviendo su semblante serio, al tiempo que activaba ambos hakis. Imaginaba que no tendrían muchas complicaciones para seguir adelante, pero mejor no confiar solo en Aka. Ellos también tenían que pelear.
Uno de los barcos, en el que había aterrizado Aka, parecía estar en problemas. Era de esperar. Estarían ocupados un rato gracias a ello y, aún si intentaran pelear, seguramente acabaran carbonizados en nada. Sin embargo, los demás barcos seguían apuntándoles y no tardarían mucho en abrir fuego...Aunque si solo eran balas normales... -Me preguntó si mi "Hisaga" podrá devolver el golpe.- Dijo para si misma, dibujando una sonrisa confiada. Con su nivel actual, esperaba poder devolverlo sin dañar mucho su "sombrilla".
Tras explicar que deberían pasar por su cuenta hasta el otro lado y que el se adelantaría con Bakagami y alguien más, a quien no recordaba haber dirigido la palabra, este le indicó a su antiguo compañero de Demons que le lanzara... Mura se quedó mirándoles en ese momento esperando a ver si repetían lo dicho. ¿Había entendido mal a pesar de su buen oído? Pues no, lo había entendido a las mil maravillas. En un momento, Aka, agarró el pie de Dexter y, tras dar una vuelta para coger impulsó, le soltó como si estuviera practicando lanzamiento de peso, saliendo el despedido a continuación hacia los barcos que les estaban atacando, no sin antes causar un estruendo que dejó dolorido los oídos de la pelinaranja. Esta, se dejó caer al suelo y comenzó a rodar, tapandose los oídos y despotricando insultos incoherentes hacia él. -Estúpida lagartija. ¡Podrías haber avisado para que me tapara los oídos primero! ¡Ya verás cuando vuelvas! ¡SERÁS TÚ QUIÉN ACABE CON DOLOR DE OÍDOOOS!- Gritó. Sabía que en teoría no la escucharía, pero ella se había quedado a gusto. Tras unos segundos así, se puso en pie de nuevo, volviendo su semblante serio, al tiempo que activaba ambos hakis. Imaginaba que no tendrían muchas complicaciones para seguir adelante, pero mejor no confiar solo en Aka. Ellos también tenían que pelear.
Uno de los barcos, en el que había aterrizado Aka, parecía estar en problemas. Era de esperar. Estarían ocupados un rato gracias a ello y, aún si intentaran pelear, seguramente acabaran carbonizados en nada. Sin embargo, los demás barcos seguían apuntándoles y no tardarían mucho en abrir fuego...Aunque si solo eran balas normales... -Me preguntó si mi "Hisaga" podrá devolver el golpe.- Dijo para si misma, dibujando una sonrisa confiada. Con su nivel actual, esperaba poder devolverlo sin dañar mucho su "sombrilla".
Aki D. Arlia
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- Krauser:
- De repente oyes algo así como un ''Fiuuuu'' lejano que se va acercando más y más, rematado en un... ¿Cuál es el término científico? Un estruendo del copón que hace que incluso te piten los oídos. Las pocas presencias que había a tu alrededor se atenúan como si hubieran quedado desmayadas y el suelo tiembla violentamente bajo tus pies. Si te das la vuelta podrás ver un enorme agujero en el suelo, y si te asomas, verás que atraviesa varios pisos. Al fondo solo divisas polvo en el aire, un par de lucecitas que se apagan a los segundos y poco más.
- Haxter:
- De repente notas un temblor bajo tus pies, oyes un estruendo y lo próximo que sabes es que todo se vuelve negro. Te desmayas.
. . .
Despiertas. Estás sobre algo blandito, concretamente la pierna de un tipo. Notas como si te hubieran quitado un peso de encima, ya no llevas puesto el collar. Tu cuello está algo amoratado y te notas bastante cansado. A tu alrededor todo son escombros, polvo y un tipo con alas colgando rodeado de cables con otro sobre su espalda. Estáis en un... ¿Escenario? Hay mucha gente desmayada a tu alrededor, si te fijas bien verás que son okamas.
- Dexter:
Bueno, el plan ha salido. Has llegado a la prisión, tus cálculos han sido impecables. Notas la presencia de Krauser al pasar por el primer piso, por lo menos no le has dado. ¿Qué suerte, eh? Vas contando, uno, dos, tres, cuatr... sip, aquí debería ser. Tratas de frenar y posarte en el suelo, pero algo va mal. Antes de darte cuenta estás envuelto en una maraña de cables, madera y tela. A tu izquierda se balancea un foco, delante de ti un cable roto suelta chispas antes de apagarse y basicamente has quedado suspendido a pocos centímetros del suelo. Miras a tu alrededor, hay un montón de gente llamativa desmayada y... oh. Hay dos personas que no. Puedes notar sus presencias, no son precisamente pequeñas. De repente algo o alguien te cae encima y su pelo te tapa la vista. Oyes otro golpe a tu derecha, como si alguien más se hubiera caído. El rumor de pasos y un par de maldiciones, junto con un sonido como de metal arrancado a lo bruto. ¿Dónde demonios te has metido?
Unos segundos después notas el ruido de tacones y una okama-enfermera te quita al Karl inconsciente de encima... con una sola mano. Lo tumba en el suelo y comienza a darle de bofetadas hasta que se despierta. De su cuerpo emana un ligero aura naranja. Tras ella, un hombre sostiene a Haxter en sus rodillas. No parece contento tampoco.
- Rocket:
- Tu cuerpo agradece el alimento, por más que sea crudo. El calor que te da la capa es poco, pero incluso eso es bienvenido. Tienes los dedos ateridos, seguramente haberte convertido en arena haya sido tu mejor opción. Por encima de ti, en el techo, cae un fino polvillo, como si el suelo hubiera llevado un golpe espectacular. Oyes ruidos que eres incapaz de identificar, tan solo sabes que algo gordo tiene que estar sucediendo.
- Karl:
- De repente, despiertas. Al final del tunel ves unos labios naranja chillón curvados en una mueca de claramente mala leche. Parpadeas y para cuando tu visión se enfoca puedes ver una... ¿Enfermera? Algo varonil a tu lado. Notas las mejillas ardiendo, ¿Qué demonios has hecho? De repente la señora te dice con voz lenta, como si estuviera intentando controlarse.
-Mira, miarma, por muy de buen ver que estéh, máh te vale teneh una buena explicación. Porque si no.... aquí se vah a liah muuu gorda, ¿Estamos?
- Berthil:
- ¡Yay, has llegado al barco de la marina! Bonita puntería. Destrozas el cañón y muchos de los marines huyen bajo cubierta al ver tu chorro de fuego. Dos incluso se tiran al agua y puedes oir un AY JODEEER a lo lejos. Sin embargo, hay cinco que se han quedado, dos estaban detrás de ti y tres han logrado protegerse de tu ataque echándose al suelo o apartándose en el último instante. Vuelven a colocarse y si bien algo impresionados parecen decididos a hacerte frente. Dos te apuntan con lo que parecen rifles y disparan hacia ti unas extrañas balas verdes. A tu espalda puedes notar que los dos marines se han puesto de acuerdo para cargar contra ti uno desde cada dirección.
- Cubierta: Mura, Ushio, Hinori, Deathstroke:
- Os toca jugar. El barco en el que ha aterrizado Berthil parece haber dejado de lado la tarea de frenaros, pero no así los otros. Tres de los barcos sueltan una lluvia de cañonazos sobre vosotros. No parece que vayan a tener problemas en daros, pese a la distancia. Cuando se acercan, podéis percibir que las balas tienen un... brillo extraño. No es metal corriente.
Dexter Black
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El primero cedió. El segundo también, aunque sintió que de repente algo malo iba a pasar. No era algo peligroso, pero sí malo, como si un gran peso fuese a recaer sobre su conciencia en breves. Tres, y se llevó por delante lo que habría jurado que era una factoría de trabajo. ¿De ahí salían las armas de la Marina? Así normal que pudieran permitirse derrocharlas en guerras absurdas. Y... Cuatro. "No, no no no no no ¡No!", gritó mentalmente, y puede que no tan mentalmente, mientras se acercaba a una velocidad avernal a una especie de escenario sacado de un teatro de Momoiro. Si el legendario Bentham hubiera estado en aquella habitación no se habría sentido más orgulloso. ¡Había un infierno de Okamas! Aunque era algo surrealista y le hizo sonreír por un instante, temió por su vida al imaginar una eternidad junto a ellos. Y frente a esos cables que se acercaban tan peligrosamente a todo su cuerpo.
Si no hubiera sido por su Haki, habría terminado hecho trocitos; sin embargo ya no le hacía falta, y lo desactivó. Craso error, porque cayó sobre su cabeza algo muy pesado y de repente no vio nada más que una masa de cabello castaño caer en cascada ante él. ¿No estaba en el infierno Okama? Aquello era estúpido... Y por el tiempo que había pasado, probablemente era eso de lo que su haki de observación lo había prevenido. A veces ver las cosas con tanta antelación no era bueno.
-¡Socorro!- gritó, revolviéndose entre la maraña de cables como si fuera un pulpo asfixiándose-. ¡El demonio de la permanente se ha colado en el infierno Okama!
Y algo se cayó en las inmediaciones. Por el sonido, una persona. Por la presencia, alguien que conocía. ¡Un momento! No era un demonio de la permanente, ¡Era Karl! ¿Karl estaba vivo? Sí, él había teorizado con aquello hacía apenas unas horas, pero la sola idea de que alguien reviviese era tan estúpida como... "Como que reviviese tu hermano, y Byakuro, y Midorima... ¿Sigo?". Su mente era muy insidiosa a veces, aunque no le faltaba razón. En ese mundo la gente cuando hablaba de cambiar de vida se lo tomaba muy en serio; primero se moría, luego revivía, como quien devuelve unos zapatos y compra otros. La barrera entre lo frívolo y lo importante se perdía de nuevo en el horizonte. Era algo casi poético, hermoso a su manera. Y, por fin, le quitaron a Karl de encima.
Se sorprendió mucho, pues sólo había dos personas despiertas en todo el lugar, y no esperaba que fueran a ser justamente así. Una de ellas, una especie de enfermera de película de adultos pero de las de porno gay, y el otro un tipo... Un hombre, efectivamente. Debía ser el único, por lo que estaba viendo. Pero... ¿No había ningún mapache? Bueno, qué se le iba a hacer.
-En fin...- redujo su tamaño hasta volver a la normalidad, y lentamente se desenredó de casi todos los cables. Terminó rompiendo el último, y llegó al suelo al mismo tiempo que el foco que colgaba delicadamente a su lado hasta hacía un momento-. Disculpad la molestia, pero ya que he llegado al nivel cuatro... ¿Tenéis alguna idea de dónde está el mapache? He venido buscando a esa alimaña, y no me gustaría retrasarme demasiado ahora que estoy tan cerca.
Comenzó a caminar, ignorando la escena a su alrededor. Conocía a los dos que se habían quedado inconscientes, mira que ya era casualidad. ¿Aquellos dos serían los guardianes del nivel? Estaba claro que si ayudaban a Karl no, pero había gente muy rara y peligrosa suelta por ahí. Y más importante aún, ¿Qué clase de tortura era aquella? Faltaban los fosos de fuego, los pasillos de cuchillas, los lagos de carne en descomposición y las bestias que guardaban los niveles... Allí faltaba algo.
-¡Perdonad!- se acercó corriendo a ellos, tras una breve reflexión!-. No quería romper el techo, es sólo que tenía algo de prisa por bajar. Y bueno, cualquiera puede irse ahora, ¿No? Todos felices. ¿Sabéis dónde se ha metido la alimaña?
Si no hubiera sido por su Haki, habría terminado hecho trocitos; sin embargo ya no le hacía falta, y lo desactivó. Craso error, porque cayó sobre su cabeza algo muy pesado y de repente no vio nada más que una masa de cabello castaño caer en cascada ante él. ¿No estaba en el infierno Okama? Aquello era estúpido... Y por el tiempo que había pasado, probablemente era eso de lo que su haki de observación lo había prevenido. A veces ver las cosas con tanta antelación no era bueno.
-¡Socorro!- gritó, revolviéndose entre la maraña de cables como si fuera un pulpo asfixiándose-. ¡El demonio de la permanente se ha colado en el infierno Okama!
Y algo se cayó en las inmediaciones. Por el sonido, una persona. Por la presencia, alguien que conocía. ¡Un momento! No era un demonio de la permanente, ¡Era Karl! ¿Karl estaba vivo? Sí, él había teorizado con aquello hacía apenas unas horas, pero la sola idea de que alguien reviviese era tan estúpida como... "Como que reviviese tu hermano, y Byakuro, y Midorima... ¿Sigo?". Su mente era muy insidiosa a veces, aunque no le faltaba razón. En ese mundo la gente cuando hablaba de cambiar de vida se lo tomaba muy en serio; primero se moría, luego revivía, como quien devuelve unos zapatos y compra otros. La barrera entre lo frívolo y lo importante se perdía de nuevo en el horizonte. Era algo casi poético, hermoso a su manera. Y, por fin, le quitaron a Karl de encima.
Se sorprendió mucho, pues sólo había dos personas despiertas en todo el lugar, y no esperaba que fueran a ser justamente así. Una de ellas, una especie de enfermera de película de adultos pero de las de porno gay, y el otro un tipo... Un hombre, efectivamente. Debía ser el único, por lo que estaba viendo. Pero... ¿No había ningún mapache? Bueno, qué se le iba a hacer.
-En fin...- redujo su tamaño hasta volver a la normalidad, y lentamente se desenredó de casi todos los cables. Terminó rompiendo el último, y llegó al suelo al mismo tiempo que el foco que colgaba delicadamente a su lado hasta hacía un momento-. Disculpad la molestia, pero ya que he llegado al nivel cuatro... ¿Tenéis alguna idea de dónde está el mapache? He venido buscando a esa alimaña, y no me gustaría retrasarme demasiado ahora que estoy tan cerca.
Comenzó a caminar, ignorando la escena a su alrededor. Conocía a los dos que se habían quedado inconscientes, mira que ya era casualidad. ¿Aquellos dos serían los guardianes del nivel? Estaba claro que si ayudaban a Karl no, pero había gente muy rara y peligrosa suelta por ahí. Y más importante aún, ¿Qué clase de tortura era aquella? Faltaban los fosos de fuego, los pasillos de cuchillas, los lagos de carne en descomposición y las bestias que guardaban los niveles... Allí faltaba algo.
-¡Perdonad!- se acercó corriendo a ellos, tras una breve reflexión!-. No quería romper el techo, es sólo que tenía algo de prisa por bajar. Y bueno, cualquiera puede irse ahora, ¿No? Todos felices. ¿Sabéis dónde se ha metido la alimaña?
Deathstroke
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Akuma no mi
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El plan del capitán se había vuelto si cabe más caótico, su última idea fue que lo lanzasen desde el aire y verticalmente hacia la prisión para ir atravesando suelos hasta llegar al piso en el que se encontraría quien veníamos a buscar, para esto se ayudó de uno de los nuevos nakamas de la banda, un tal Berthil que con el poder de su akuma podía volar. No quise hacer ningún comentario con respecto a la decisión del capitán pues sus motivos tendría y confiaba en él, por otra parte antes de empezar este plan de entrada me dejó su anillo nuevamente, con el cual se podía manejar la Joya, su intención es que guiase al barco hasta la prisión y que derribase las puertas con Émile, vamos una cosa sencillita.
El plan dio comienzo y salieron volando en un instante, momento en el cual yo me puse el anillo para manejar el barco y con esto pensé en la armadura y esta se fue materializando desde mi cuerpo hasta tenerla puesta por completo en apenas unos segundos.
-Bien chicos, estaros atentos, no creo que tengamos permiso para atracar visto lo visto.
Con mi ojo cyborg acerqué la vista hasta uno de los buques en los que había caído algo tras el gran impacto contra el techo de la prisión del capitán, resultó ser Berthil que iba a darles un poco de guerra para que no nos atacasen, sin embargo aún quedaban otros tres buques. Usando el anillo para movilizar el barco desde el asiento, puse rumbo fijo al puerto de la prisión y fui preparando a Émile para cuando estuviésemos a rango de disparo intentando evitar golpear los buques.
No tardamos mucho en llegar al rango de impacto de Émile, pero no disparé prefería acercarme un poco más, reduje la velocidad del barco y me levanté del asiento, nos habían lanzado una andanada desde los tres buques, activé el haki de observación y retraje el casco de la armadura, para poder usar el laser del ojo cyborg, cuando las balas de caños estaban a rango de este lo activé, fui golpeando todas las balas desde uno de sus lados con la intención de desviarlas o que explotasen por el calor producido por el laser, y evitar que golpeasen el barco y por ende a mis compañeros, tras eso perdería el uso del ojo durante un breve periodo de tiempo pero no importaba si evitaba daños. Y con esto y volviendo a activar el casco de la armadura, volví al asiento para ahora sí despertar a nuestro pequeño amigo tal y como había dicho el capitán durante cinco segundos contra la puerta de la prisión intentando evitar los busques de la marina ya que en uno se encontraba Berthil “espero que los amigo del capitán que iban a venir no reciban daños por esto” pensé mientras activaba el cañón contra la puerta.
Nos seguíamos acercando durante el tiempo que disparé Émile para colocarnos a rango de los cañones y catapultas y terminar el trabajo de destruir las puertas en caso de aún siguiesen en pie después del potente disparo de Émile.
El plan dio comienzo y salieron volando en un instante, momento en el cual yo me puse el anillo para manejar el barco y con esto pensé en la armadura y esta se fue materializando desde mi cuerpo hasta tenerla puesta por completo en apenas unos segundos.
-Bien chicos, estaros atentos, no creo que tengamos permiso para atracar visto lo visto.
Con mi ojo cyborg acerqué la vista hasta uno de los buques en los que había caído algo tras el gran impacto contra el techo de la prisión del capitán, resultó ser Berthil que iba a darles un poco de guerra para que no nos atacasen, sin embargo aún quedaban otros tres buques. Usando el anillo para movilizar el barco desde el asiento, puse rumbo fijo al puerto de la prisión y fui preparando a Émile para cuando estuviésemos a rango de disparo intentando evitar golpear los buques.
No tardamos mucho en llegar al rango de impacto de Émile, pero no disparé prefería acercarme un poco más, reduje la velocidad del barco y me levanté del asiento, nos habían lanzado una andanada desde los tres buques, activé el haki de observación y retraje el casco de la armadura, para poder usar el laser del ojo cyborg, cuando las balas de caños estaban a rango de este lo activé, fui golpeando todas las balas desde uno de sus lados con la intención de desviarlas o que explotasen por el calor producido por el laser, y evitar que golpeasen el barco y por ende a mis compañeros, tras eso perdería el uso del ojo durante un breve periodo de tiempo pero no importaba si evitaba daños. Y con esto y volviendo a activar el casco de la armadura, volví al asiento para ahora sí despertar a nuestro pequeño amigo tal y como había dicho el capitán durante cinco segundos contra la puerta de la prisión intentando evitar los busques de la marina ya que en uno se encontraba Berthil “espero que los amigo del capitán que iban a venir no reciban daños por esto” pensé mientras activaba el cañón contra la puerta.
Nos seguíamos acercando durante el tiempo que disparé Émile para colocarnos a rango de los cañones y catapultas y terminar el trabajo de destruir las puertas en caso de aún siguiesen en pie después del potente disparo de Émile.
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Akuma no mi
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Mura cerró los ojos, para afinar mejor el oído al creer escuchar un estallido. Pudo escuchar con claridad el silbido de las balas. Eran varias, demasiadas para jugar al béisbol, así que debería cambiar su idea por la de jugar a devolver "pelotas de tenis gigantes". Abrió los ojos buscó situarse en el lugar en que había calculado, caería una de las balas. Se posicionó con rapidez y se preparó, tensando su cuerpo e imbuyendo su arma en Haki. -Bien, el juego puede...- Se detuvo en seco, relajando todo su cuerpo de golpe y dejando caer el arma mientras miraba hacia arriba. Parece que no tendrían que defenderse de aquel modo tan "primitivo" de las balas, pues el barco ya venía equipado de sobra. La felina pegó una patadita al suelo, bajando la cabeza, para ocultar el puchero que estaba haciendo. Le acababan de quitar la que esperaba que fuese su primera diversión del día. Pero ya era mayor, así que se aguantaría y no diría nada. Por si acaso, se mantendría atenta. No fuera a ser que alguna bala pudiese atravesar la defensa del barco.
Volteó a mirar a Deathstroke, con el semblante tranquilo y unos ojos analíticos, y comenzó a andar hacia su posición para preguntarle si necesitaba que ayudasen con algo. Después de todo, Dexter le había dejado al mando. Era un hombre bastante más alto que ella, cosa que en cierto modo le mosqueaba. No es que tuviera complejos por su estatura, al contrario. Sin embargo, no le agradaba sentirse tan pequeña, aunque lo dejó de lado. No era el momento para pensar en ese tipo de frivolidades. -Parece que avanzamos sin problemas...- Comenzó a decir la pelinaranja, en tono tranquilo, aunque algo reservado, como si le preocupase no poder entablar conversación con aquella persona. -¿Necesitas ayuda con alguna cosa?..- Aquello se le hacía raro. Tanto tiempo encerrada en un barco y aislada de personas "normales", si es que a sus nuevos compañeros se les podía catalogar de normales, le había pasado factura. Por si fuera poco, Kougar decidió que aquello era algo grato de comentar. Comenzó a mofarse en la cabeza de la chica de ella.
-¿Qué sucede? Acaso a la Berserker escarlata le intimidan las personas altas?-
-"¿Quieres callarte, intento de gato guardián? Si tienes algo que decirme hazlo cuando no tengamos que pelear." Le contestó ella, en su cabeza, con tono seco.
-Claaaaro, como estás muy ocupada ahora mismo, jugando a las casitas. Porque no veo a ningún enemigo en cubierta ni...- Se paró en seco. Mura no estaba para bromas y el espíritu lo había notado. -Como sea, con esa actitud morirás pronto, más aún si no aprendes a controlarte delante de gente que no tiene confianza contigo.- Añadió y se volvió a dormir.
"Lo peor es que tiene razón". Pensó, chasqueando la lengua, con molestia. -¿Qué habrá que hacer una vez completemos esta fase del plan?- Preguntó, tratando de ocultar sus gestos como algo de frustración por no saber aún como proceder.
Volteó a mirar a Deathstroke, con el semblante tranquilo y unos ojos analíticos, y comenzó a andar hacia su posición para preguntarle si necesitaba que ayudasen con algo. Después de todo, Dexter le había dejado al mando. Era un hombre bastante más alto que ella, cosa que en cierto modo le mosqueaba. No es que tuviera complejos por su estatura, al contrario. Sin embargo, no le agradaba sentirse tan pequeña, aunque lo dejó de lado. No era el momento para pensar en ese tipo de frivolidades. -Parece que avanzamos sin problemas...- Comenzó a decir la pelinaranja, en tono tranquilo, aunque algo reservado, como si le preocupase no poder entablar conversación con aquella persona. -¿Necesitas ayuda con alguna cosa?..- Aquello se le hacía raro. Tanto tiempo encerrada en un barco y aislada de personas "normales", si es que a sus nuevos compañeros se les podía catalogar de normales, le había pasado factura. Por si fuera poco, Kougar decidió que aquello era algo grato de comentar. Comenzó a mofarse en la cabeza de la chica de ella.
-¿Qué sucede? Acaso a la Berserker escarlata le intimidan las personas altas?-
-"¿Quieres callarte, intento de gato guardián? Si tienes algo que decirme hazlo cuando no tengamos que pelear." Le contestó ella, en su cabeza, con tono seco.
-Claaaaro, como estás muy ocupada ahora mismo, jugando a las casitas. Porque no veo a ningún enemigo en cubierta ni...- Se paró en seco. Mura no estaba para bromas y el espíritu lo había notado. -Como sea, con esa actitud morirás pronto, más aún si no aprendes a controlarte delante de gente que no tiene confianza contigo.- Añadió y se volvió a dormir.
"Lo peor es que tiene razón". Pensó, chasqueando la lengua, con molestia. -¿Qué habrá que hacer una vez completemos esta fase del plan?- Preguntó, tratando de ocultar sus gestos como algo de frustración por no saber aún como proceder.
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Mi cansador trabajo fue interrumpido por un estruendo que comenzó en las alturas y luego hizo temblar todo el suelo. De la nada, mi visión se transformó en una pantalla negra hasta el momento en el que perdí la conciencia.
Todo me daba vueltas, me dolía un poco el cuerpo pero un alivio en el cuello me hizo darme cuenta de que ya no tenía el collar. El sonido de los escombros cayendo aún ambientaba el lugar ya que todo había sido muy rápido. Al mirar a mi alrededor pude observar a mucha gente desmayada, era raro que todos aún se mantuvieran en ese estado y yo despertara, aparentemente había tenido suerte. ¿Qué rayos había pasado?
Al mirar hacia los lados pude ver a un hombre con alas colgando de unos cables, al ver sus alas lo supe, era un usuario, posiblemente de una fruta parecida a la de Madara, verlo me recordó a él. Las posibilidades de que él fuera el responsable de la destrucción de los primeros 4 pisos eran altísimas y finalmente lo confirmé cuando se bajó de los cables y abrió la boca. ¿Un mapache, porqué alguien encerraría un mapache en Impel Down?
- Me liberaste, no se como agradecértelo. Me gustaría saber tu nombre chico dragón, el mío es Juka B.Volpi. No sabía que había un mapache en Impel Down, pero si me lo permites te ayudaré a buscarlo, después de todo te debo una y puedo serte de utilidad. Ademas... no tengo ni idea de como salir de aquí, así que no tengo muchas opciones y los okamas me revuelven el estómago. - le dije al hombre que rompió los primeros cuatro pisos de la prisión. Al parecer era muy poderoso, obviamente no necesitaba mi ayuda, pero no quería ser malagradecido y nunca hace mal tener a un superhéroe al lado cuando te encuentras en una prisión de máxima seguridad.
Ahora solo faltaba esperar la respuesta del hombre, si aceptaba que lo acompañase lo seguiría en la búsqueda del famoso mapache, si no, posiblemente lo siguiera ya que no tenía ni idea de como salir. Pero lo más esencial era conseguir una espada, sin una era prácticamente inútil.
Todo me daba vueltas, me dolía un poco el cuerpo pero un alivio en el cuello me hizo darme cuenta de que ya no tenía el collar. El sonido de los escombros cayendo aún ambientaba el lugar ya que todo había sido muy rápido. Al mirar a mi alrededor pude observar a mucha gente desmayada, era raro que todos aún se mantuvieran en ese estado y yo despertara, aparentemente había tenido suerte. ¿Qué rayos había pasado?
Al mirar hacia los lados pude ver a un hombre con alas colgando de unos cables, al ver sus alas lo supe, era un usuario, posiblemente de una fruta parecida a la de Madara, verlo me recordó a él. Las posibilidades de que él fuera el responsable de la destrucción de los primeros 4 pisos eran altísimas y finalmente lo confirmé cuando se bajó de los cables y abrió la boca. ¿Un mapache, porqué alguien encerraría un mapache en Impel Down?
- Me liberaste, no se como agradecértelo. Me gustaría saber tu nombre chico dragón, el mío es Juka B.Volpi. No sabía que había un mapache en Impel Down, pero si me lo permites te ayudaré a buscarlo, después de todo te debo una y puedo serte de utilidad. Ademas... no tengo ni idea de como salir de aquí, así que no tengo muchas opciones y los okamas me revuelven el estómago. - le dije al hombre que rompió los primeros cuatro pisos de la prisión. Al parecer era muy poderoso, obviamente no necesitaba mi ayuda, pero no quería ser malagradecido y nunca hace mal tener a un superhéroe al lado cuando te encuentras en una prisión de máxima seguridad.
Ahora solo faltaba esperar la respuesta del hombre, si aceptaba que lo acompañase lo seguiría en la búsqueda del famoso mapache, si no, posiblemente lo siguiera ya que no tenía ni idea de como salir. Pero lo más esencial era conseguir una espada, sin una era prácticamente inútil.
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”Y… Funcionó…” – Había notado como es que la poderosa presencia de Dexter entraba en Impel Down. La del otro sujeto, Berthil, estaba en uno de los barcos que los apuntaban con sus cañones listos para disparar. ”Tenemos que llegar a tierra y luchar ahí” – la sola idea de tener una batalla naval, le hacía tener escalofríos por gran parte de su espalda. No por el hecho de que era bastante incómodo, si no que sentía que sería un inútil en la cubierta. Miró a los lados… Solo estaban él, Slade, Murasaki y Hinori. Cuatro personas para defender el barco y aunque la idea de tratar de asaltar un barco enemigo y liberar peso al resto era absurdamente tentadora, decidió que lo mejor era quedarse ahí. Sin separase del grupo… Eran más fuertes unidos.
Sacó una de sus espadas, dispuesto a frenar las balas de cañón que se dirigían a ellos… ”¿Por qué brillan?” – pensó que no era de acero normal, pero confiaba en que podría cortarlas, pero el subcapitán se adelantó y las frenó con una facilidad pasmosa. Se mantuvo atento, de todos modos, a los barcos y con su haki a punto. No iban a pillarlo desprevenido, al menos, no tan fácilmente. Guardó la espada en su vaina y se quedó mirando la prisión, cada vez más cercana. Ahora que todos estaban haciendo lo que querían, ¿qué debía hacer él? Quizá Dexter ya estaba haciendo de las suyas y toda la atención iba a recaer con él y eso les aligeraría la carga, pero no dejaba de pensar en que esa prisión albergaba una que otra sorpresa.
– Una vez entremos… – empezó a hablar mientras notaba que Deathstroke dispara lo que parecía ser un cañón. – ¿Qué hacemos? ¿Improvisamos? ¿Nos cargamos a todos? – poco y nada le interesaba quien le respondiera, pero solo quería respuestas y algún plan que… Bueno… Durara más de un puto segundo. ”El único plan duró apenas unos instantes. Dexter y Berthil se fueron y a saber qué debemos hacer” – suspiró con calma. – ¿O solo nos quedaremos afuera e impediremos que entren los posibles refuerzos? – Si lograban limpiar por completo el nivel uno e impedían que el resto de los hombres llegara, tendrían una vía de escape para cuando su capitán llegara con la persona que pensaba rescatar.
Sacó una de sus espadas, dispuesto a frenar las balas de cañón que se dirigían a ellos… ”¿Por qué brillan?” – pensó que no era de acero normal, pero confiaba en que podría cortarlas, pero el subcapitán se adelantó y las frenó con una facilidad pasmosa. Se mantuvo atento, de todos modos, a los barcos y con su haki a punto. No iban a pillarlo desprevenido, al menos, no tan fácilmente. Guardó la espada en su vaina y se quedó mirando la prisión, cada vez más cercana. Ahora que todos estaban haciendo lo que querían, ¿qué debía hacer él? Quizá Dexter ya estaba haciendo de las suyas y toda la atención iba a recaer con él y eso les aligeraría la carga, pero no dejaba de pensar en que esa prisión albergaba una que otra sorpresa.
– Una vez entremos… – empezó a hablar mientras notaba que Deathstroke dispara lo que parecía ser un cañón. – ¿Qué hacemos? ¿Improvisamos? ¿Nos cargamos a todos? – poco y nada le interesaba quien le respondiera, pero solo quería respuestas y algún plan que… Bueno… Durara más de un puto segundo. ”El único plan duró apenas unos instantes. Dexter y Berthil se fueron y a saber qué debemos hacer” – suspiró con calma. – ¿O solo nos quedaremos afuera e impediremos que entren los posibles refuerzos? – Si lograban limpiar por completo el nivel uno e impedían que el resto de los hombres llegara, tendrían una vía de escape para cuando su capitán llegara con la persona que pensaba rescatar.
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Krauser continuaba avanzando con el gesto serio. Las presencias que notaba iban a ser sus próximos oponentes y no pensaba dejarlas escapar. Era un plan perfecto. Justo entonces, notó un pitido enorme que lo tiró al suelo de forma violenta. El demonio de la niebla quedó tirado en el suelo, soltando un enorme suspiro. No sabía qué cojones había pasado, pero los oídos le pitaban como si a su lado hubiese estallado una granada de fragmentación. Se levantó tambaleándose un poco y finalmente miró hacia atrás, observando un agujero que le hizo ladear la cabeza. Algo había atravesado la jodida cárcel hasta unos cuantos niveles inferiores. El asesino no tardó en alzar una ceja al ver aquello. No había sentido la presencia de Karl y por ello soltó un suspiro. Estaba claro quién había sido el culpable número uno de aquella destrucción que se había formado en la prisión.
- Puto Dexter… ¿No tenía otra forma de entrar?
Dijo en voz alta mientras se tiraba sin pensárselo por el agujero. El asesino comenzó a sentir su cuerpo caer al vacío, pero no parecía importarle mucho. Pensaba seguir el rastro de aquella cosa que había atravesado el suelo de forma violenta. Muchos podían pensar que al caer iba a romperse las piernas. Entonces sacó su enorme espadón y se deshizo en niebla. Aquella neblina bajó a toda prisa hasta que por fin llegó al último piso que no había sido destruido. En el piso comenzó a formarse la figura de Krauser, el cual estaba con las rodillas flexionadas, su enorme espadón sobre los hombros por la parte ancha y los dedos índice y corazón de la mano izquierda sobre su frente. Parecía todo un Ninja. Allí abajo pudo ver a la quimera, un montón de personas desmayadas, al dragón y unos tipos a los que Dexter se estaba acercando. Lo primero que hizo fue acercarse a la persona que estaba con su hermano, pero al ver que la quimera estaba abriendo los ojos decidió continuar. Sería gracioso ver su reacción.
- Pues ya está el trío mágico reunido.
Mencionó con ironía mientras se acercaba a aquellos dos hombres y a Dexter. Su haki de observación estaba activado en todo momento para evitar sorpresas. Ocultó su enorme espadón de nuevo y quedó tranquilamente con las manos libres. Sus fríos ojos se clavaron en aquellas dos personas y él quedó a unos cincuenta centímetros del dragón, a su lado izquierdo. Esperaba que pudiesen recoger a aquel sujeto que buscaban cuantos antes.
- Después hablaremos de tus entradas… Y no me refiero a las del pelo, dragoncito.
- Puto Dexter… ¿No tenía otra forma de entrar?
Dijo en voz alta mientras se tiraba sin pensárselo por el agujero. El asesino comenzó a sentir su cuerpo caer al vacío, pero no parecía importarle mucho. Pensaba seguir el rastro de aquella cosa que había atravesado el suelo de forma violenta. Muchos podían pensar que al caer iba a romperse las piernas. Entonces sacó su enorme espadón y se deshizo en niebla. Aquella neblina bajó a toda prisa hasta que por fin llegó al último piso que no había sido destruido. En el piso comenzó a formarse la figura de Krauser, el cual estaba con las rodillas flexionadas, su enorme espadón sobre los hombros por la parte ancha y los dedos índice y corazón de la mano izquierda sobre su frente. Parecía todo un Ninja. Allí abajo pudo ver a la quimera, un montón de personas desmayadas, al dragón y unos tipos a los que Dexter se estaba acercando. Lo primero que hizo fue acercarse a la persona que estaba con su hermano, pero al ver que la quimera estaba abriendo los ojos decidió continuar. Sería gracioso ver su reacción.
- Pues ya está el trío mágico reunido.
Mencionó con ironía mientras se acercaba a aquellos dos hombres y a Dexter. Su haki de observación estaba activado en todo momento para evitar sorpresas. Ocultó su enorme espadón de nuevo y quedó tranquilamente con las manos libres. Sus fríos ojos se clavaron en aquellas dos personas y él quedó a unos cincuenta centímetros del dragón, a su lado izquierdo. Esperaba que pudiesen recoger a aquel sujeto que buscaban cuantos antes.
- Después hablaremos de tus entradas… Y no me refiero a las del pelo, dragoncito.
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- Cuatro, cinco, seis…
Terminó de decir la luchadora de ojos perla. A continuación se colocó en pie, manteniendo su vista fijada el otro hombre que abandonaba el barco para entretener a los marines. La verdad, es que ella misma planeaba algo similar. Entrecerró los ojos y tomó aire. Las bolas de cañón que habían sido neutralizadas por aquel hombre que estaba al mando, no le provocaron miedo alguno. Ella permaneció callada en todo momento, como si nunca hubiese poseído la capacidad de hablar. Continuaba observando aquellos barcos de la marina y por mucho que el otro dragón fuese a por uno, quedaban unos cuantos más. La chica estaba a punto de hacer una locura, pero no quería que una ráfaga mayor de cañonazos hundiese el barco. Lanzó una última mirada hacia los demás y entonces cerró los ojos, tirándose al mar. Antes no se habría atrevido nunca a hacer algo parecido, pero esta vez iba a ser distinto.
Cuando su cuerpo estuvo a punto de chocar contra el agua, unas alas blancas salieron de su espalda como si de un ángel se tratase. Estaban hechas de energía pura. La chica alzó el vuelo y salió despedida contra otros de aquellos malditos barcos. Podría reunirse con sus “compañeros” después gracias a su capacidad de vuelo. Si aquellos tipos lanzaban cañonazos contra ella, solo debería moverse de un lado a otro. Su plan sería colocarse sobre el mástil de un barco que no estuviese ocupado por el otro dragón. No iba a quedarse quieta esta vez mientras todos hacían el trabajo por ella. Había estado entrenando muchísimo para momentos como ese. No era la simple cocinera del barco. Por sus venas fluía la sangre combativa de los Markov. Era el momento de seguir el dicho de su primo. Esta vez, ella era la cazadora y aquellos capullos uniformados las presas.
Sin previo aviso, se lanzaría contra la cubierta a toda velocidad y girando sobre sí misma envuelta en su haki armadura. Apretó el puño derecho y entonces no se lo pensó. Con una fuerza impresionante, estampó sus nudillos contra la madera de aquel barco. Al mismo tiempo, gritó con todas sus fuerzas algo que pocos esperarían.
- ¡Súper Kaze No Saiban!
En el mismo momento en que los nudillos de Hinori entraron en contacto contra la madera, liberó una terrible onda de choque que llevaba una potencia fuera de lo normal. Planeaba hacer un agujero que atravesase gran parte del barco y además lanzase a todos los marines de la cubierta por los aires. Lo lograse o no, saldría volando hacia las alturas, comenzando a rodearse de una extraña aura blanca y extendiendo sus alas. Frunció el ceño de forma notoria y miró hacia abajo con el gesto serio. Esperaba haber conseguido su objetivo, pues su fuerza no era moco de pavo. Podía aumentarla muchísimo más, pero pensó que con aquello sería suficiente.
- ¡No os atreváis a tocar el barco de Dexter!
Gritó a pleno pulmón mostrando un enfado considerable. Mantuvo su haki de observación activado para poder predecir algunas cosas. Estuvo en constante movimiento, esperando a ver si alguien se atrevía a lanzarse a por ella para combatir. Aquella joven tímida y que no valía para nada en aquel barco se había terminado. Era el momento de mostrarle a la marina quien era Hinori Markov.
Terminó de decir la luchadora de ojos perla. A continuación se colocó en pie, manteniendo su vista fijada el otro hombre que abandonaba el barco para entretener a los marines. La verdad, es que ella misma planeaba algo similar. Entrecerró los ojos y tomó aire. Las bolas de cañón que habían sido neutralizadas por aquel hombre que estaba al mando, no le provocaron miedo alguno. Ella permaneció callada en todo momento, como si nunca hubiese poseído la capacidad de hablar. Continuaba observando aquellos barcos de la marina y por mucho que el otro dragón fuese a por uno, quedaban unos cuantos más. La chica estaba a punto de hacer una locura, pero no quería que una ráfaga mayor de cañonazos hundiese el barco. Lanzó una última mirada hacia los demás y entonces cerró los ojos, tirándose al mar. Antes no se habría atrevido nunca a hacer algo parecido, pero esta vez iba a ser distinto.
Cuando su cuerpo estuvo a punto de chocar contra el agua, unas alas blancas salieron de su espalda como si de un ángel se tratase. Estaban hechas de energía pura. La chica alzó el vuelo y salió despedida contra otros de aquellos malditos barcos. Podría reunirse con sus “compañeros” después gracias a su capacidad de vuelo. Si aquellos tipos lanzaban cañonazos contra ella, solo debería moverse de un lado a otro. Su plan sería colocarse sobre el mástil de un barco que no estuviese ocupado por el otro dragón. No iba a quedarse quieta esta vez mientras todos hacían el trabajo por ella. Había estado entrenando muchísimo para momentos como ese. No era la simple cocinera del barco. Por sus venas fluía la sangre combativa de los Markov. Era el momento de seguir el dicho de su primo. Esta vez, ella era la cazadora y aquellos capullos uniformados las presas.
Sin previo aviso, se lanzaría contra la cubierta a toda velocidad y girando sobre sí misma envuelta en su haki armadura. Apretó el puño derecho y entonces no se lo pensó. Con una fuerza impresionante, estampó sus nudillos contra la madera de aquel barco. Al mismo tiempo, gritó con todas sus fuerzas algo que pocos esperarían.
- ¡Súper Kaze No Saiban!
En el mismo momento en que los nudillos de Hinori entraron en contacto contra la madera, liberó una terrible onda de choque que llevaba una potencia fuera de lo normal. Planeaba hacer un agujero que atravesase gran parte del barco y además lanzase a todos los marines de la cubierta por los aires. Lo lograse o no, saldría volando hacia las alturas, comenzando a rodearse de una extraña aura blanca y extendiendo sus alas. Frunció el ceño de forma notoria y miró hacia abajo con el gesto serio. Esperaba haber conseguido su objetivo, pues su fuerza no era moco de pavo. Podía aumentarla muchísimo más, pero pensó que con aquello sería suficiente.
- ¡No os atreváis a tocar el barco de Dexter!
Gritó a pleno pulmón mostrando un enfado considerable. Mantuvo su haki de observación activado para poder predecir algunas cosas. Estuvo en constante movimiento, esperando a ver si alguien se atrevía a lanzarse a por ella para combatir. Aquella joven tímida y que no valía para nada en aquel barco se había terminado. Era el momento de mostrarle a la marina quien era Hinori Markov.
- Datos:
- Fuerza pasiva de Hinori: X8
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El techo parecía entero, aunque seguía temblando y dejando caer pequeñas particulas del cemento que lo formaba. Algo estaba pasando ahí arriba y el techo estaba a punto de venirse abajo, aquello estaba claro. Como si de una serpiente de arena se tratase, empezó a deslizarse por el suelo helado. Su forma elemental le servía para resistir mejor el frío, aunque no lo anulaba. No sabía muy bien que estaba buscando. Tal vez una subida al piso superior para saber que ocurría, tal vez una salida por la que poder irse de la prisión de una vez. Sin embargo, estaba preocupado.
Nadie había llegado hasta dónde estaba él. Si de verdad era una prisión de alta seguridad, alguien tendría que haber llegado hasat su posición ya. Sin embargo, no había nadie. Otro motivo por el cual no dejar su forma elemental. Tal vez como un montón de arena no llamaría tanto la atención.
Nadie había llegado hasta dónde estaba él. Si de verdad era una prisión de alta seguridad, alguien tendría que haber llegado hasat su posición ya. Sin embargo, no había nadie. Otro motivo por el cual no dejar su forma elemental. Tal vez como un montón de arena no llamaría tanto la atención.
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