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Tobías Thorn
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El pelirrojo esperó pacientemente al último momento para esquivar el golpe con un simple movimiento de cabeza, pero para los otros dos tuvo que poner más ganas. Bloqueó el que iba dirigido a las costillas usando su antebrazo imbuído en haki mientras que con el segundo casi saboreo el placer de cogerlo con la defensa baja, pero mi ilusión voló en segundos cuando el marine volvió a hacer gala de su pasmosa velocidad esquivando mi tercer golpe por los pelos echando su cuerpo hacia atrás. Si no hubiese decidido coger distancia con Kimura ese momento habría sido perfecto para golpearlo de alguna manera y haberlo desiquilabrado, pero el momento ya había pasado dejando la oportunidad atrás.
No pude evitar lucir una sonrisa en el rostro puesto que era la primera vez que veía al pelirrojo disfrutar con algo. En cierto modo no había conectado nunca con el capitán a diferencia que con Gusi, pero por fin notaba algo de sintonía. Parecía pletórico mientras enfundaba un arma y sacaba otra de un aspecto peculiar. Había leído sobre ella en un libro, pero nunca antes tan cerca. Además tenía la sensación de que no sólo los vería. El marine cambió su actitud por una más seria en la cual era más común verlo y comenzó a girar aquella arma como si de un ventilador se tratara mientras hacía gestos para que volviera a atacarlo. El nunchaku tenía el característico color del haki y sabía que mi condición de logia aquí no me valdría para nada.
Notaba como la ropa comenzaba a adherirse más a la piel a causa del sudor. Estaba siendo una sesión dura de entrenamiento y no podía evitar alegrarme al notar que todo el tiempo que había invertido estaba dando sus frutos. Dudaba haber podido aguantar más de un asalto con Kimura sin usar mis armas, pero aquí estaba aguantando y preparado para el siguiente embate. Avancé rápidamente emulando mi movimiento anterior, con un poco de suerte pensaría que iba a lanzar el mismo ataque y lo pillaría desprevenido al intentar otra cosa, asique una vez estuve a un paso del pelirrojo me impulsé hacia mi derecha buscando tener cerca su arma mientras lanzaba una patada hacia su abdomen con la pierna izquierda imbuída en haki mientras con los brazos mantenía una posición a media altura para prepararme para la ofensiva de Kimura. Podría venir su ataque desde cualquiera altura y por eso no me decanté por una defensa ni alta ni baja. Pensé que lo mejor sería actuar según se moviera y por eso la mantenía a la mitad.
Parecía una locura acercarme tanto y más hacia su arma, pero temía que si intentaba alejarme de ella para golpearle por el otro flanco expondría mi ataque con mayor facilidad haciendo que pudiese bloquearlo con su arma o incluso golpearme con ella, además no entendía bien el funcionamiento de dicho arma, aunque temía que si le daba más espacio cogería mayor inercia consiguiendo así que el golpe fuera mayor, sin embargo con la manera de la que estaba atacando tenía el lado del arma mejor cubierto y con menor rango de acción. Esperaba que la acción no me saliera rana, porque en realidad no sabía como abarcar este ataque. Lo mejor para luchar contra un arma así era esperar a que el oponente diese el primer paso para intentar buscar aberturas, pero así se me hacía casi imposible.
Sabía que era uno de los combates más difíciles que estaba librando por mucho que fuera un entrenamiento, ya que estaba consiguiendo exprimirme a varios niveles.- Desde luego es un contrincante digno de admirar. - fue mi último pensamiento mientras sonreía al ver avanzar mi patada. El combate estaba siendo entretenido o eso parecía, ya que los marines que estaban de espectadores rompieron su extraño mutis. Nos gritaban jaleándonos tanto a uno como al otro con palabras de ánimo. Al parecer ya no aguantaban más el estarse callados, aunque realmente no me importó ya que parecía que me había ganado el respeto de alguna de aquellas personas.
No pude evitar lucir una sonrisa en el rostro puesto que era la primera vez que veía al pelirrojo disfrutar con algo. En cierto modo no había conectado nunca con el capitán a diferencia que con Gusi, pero por fin notaba algo de sintonía. Parecía pletórico mientras enfundaba un arma y sacaba otra de un aspecto peculiar. Había leído sobre ella en un libro, pero nunca antes tan cerca. Además tenía la sensación de que no sólo los vería. El marine cambió su actitud por una más seria en la cual era más común verlo y comenzó a girar aquella arma como si de un ventilador se tratara mientras hacía gestos para que volviera a atacarlo. El nunchaku tenía el característico color del haki y sabía que mi condición de logia aquí no me valdría para nada.
Notaba como la ropa comenzaba a adherirse más a la piel a causa del sudor. Estaba siendo una sesión dura de entrenamiento y no podía evitar alegrarme al notar que todo el tiempo que había invertido estaba dando sus frutos. Dudaba haber podido aguantar más de un asalto con Kimura sin usar mis armas, pero aquí estaba aguantando y preparado para el siguiente embate. Avancé rápidamente emulando mi movimiento anterior, con un poco de suerte pensaría que iba a lanzar el mismo ataque y lo pillaría desprevenido al intentar otra cosa, asique una vez estuve a un paso del pelirrojo me impulsé hacia mi derecha buscando tener cerca su arma mientras lanzaba una patada hacia su abdomen con la pierna izquierda imbuída en haki mientras con los brazos mantenía una posición a media altura para prepararme para la ofensiva de Kimura. Podría venir su ataque desde cualquiera altura y por eso no me decanté por una defensa ni alta ni baja. Pensé que lo mejor sería actuar según se moviera y por eso la mantenía a la mitad.
Parecía una locura acercarme tanto y más hacia su arma, pero temía que si intentaba alejarme de ella para golpearle por el otro flanco expondría mi ataque con mayor facilidad haciendo que pudiese bloquearlo con su arma o incluso golpearme con ella, además no entendía bien el funcionamiento de dicho arma, aunque temía que si le daba más espacio cogería mayor inercia consiguiendo así que el golpe fuera mayor, sin embargo con la manera de la que estaba atacando tenía el lado del arma mejor cubierto y con menor rango de acción. Esperaba que la acción no me saliera rana, porque en realidad no sabía como abarcar este ataque. Lo mejor para luchar contra un arma así era esperar a que el oponente diese el primer paso para intentar buscar aberturas, pero así se me hacía casi imposible.
Sabía que era uno de los combates más difíciles que estaba librando por mucho que fuera un entrenamiento, ya que estaba consiguiendo exprimirme a varios niveles.- Desde luego es un contrincante digno de admirar. - fue mi último pensamiento mientras sonreía al ver avanzar mi patada. El combate estaba siendo entretenido o eso parecía, ya que los marines que estaban de espectadores rompieron su extraño mutis. Nos gritaban jaleándonos tanto a uno como al otro con palabras de ánimo. Al parecer ya no aguantaban más el estarse callados, aunque realmente no me importó ya que parecía que me había ganado el respeto de alguna de aquellas personas.
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Tobías venía directo hacia mí. Con mi mano izquierda hacía girar el nunchaku, dándole cada vez más velocidad, un golpe bien encajado haría mucho daño. Estaba a un solo paso de mí, pero no notaba ninguna intención por su parte hasta que dio un salto hacia mi izquierda, se acercaba directamente a mi arma. Al no tratarse de un arma de filo podría ser mejor aproximarse, un arma contundente debe recorrer cierta distancia para poder causar daños, pero un nunchaku recorre esa distancia en unos instantes con lo que estaba haciendo yo mismo, girarlo, con ello ganaba la potencia necesaria para causar un buen golpe.
En cuanto dio su salto supe que iba a atacarme, pero estaba justo donde yo le quería. No me importaba recibir ese golpe, y él acababa de cometer un grave error, aproximarse mucho a este arma. Lancé el golpe directo con el nunchaku a la vez que sentía que su pierna se lanzaba con potencia hacia mi costado. Su golpe me impacto directo en un punto que no canalicé mi haki armadura, pero él recibió el mismo golpe en la cara. Yo di un paso hacia el lado del golpe, un buen empujón, él había sufrido lo mismo de no ser por que con mi brazo izquierdo agarré su pierna y pegué un pequeño tirón hacia arriba, cambiando mi haki a ese brazo, haciendo que se desestabilizase, tratando de hacerle caer.
-A veces, Tobías, es bueno encajar ciertos golpes con tal lograr algo mayor a cambio. Tu me has golpeado en el costado, ese ha sido un buen golpe, no puedo negarlo, bastante doloroso. Pero no es nada con un golpe así en la cabeza, y más teniendo en cuenta que ahora tengo tu pierna.
Quería ver cómo salía de esa, por lo que nada más terminar de hablar, sin dejarle tiempo a responder, retorcí la pierna a la altura de la rodilla y con mi propia pierna izquierda fui a darle un buen golpe, sin fijarme en donde apuntaría. Tan solo cambiaría mi haki en el último instante, para evitar que de mientras pudiera escaparse.
En cuanto dio su salto supe que iba a atacarme, pero estaba justo donde yo le quería. No me importaba recibir ese golpe, y él acababa de cometer un grave error, aproximarse mucho a este arma. Lancé el golpe directo con el nunchaku a la vez que sentía que su pierna se lanzaba con potencia hacia mi costado. Su golpe me impacto directo en un punto que no canalicé mi haki armadura, pero él recibió el mismo golpe en la cara. Yo di un paso hacia el lado del golpe, un buen empujón, él había sufrido lo mismo de no ser por que con mi brazo izquierdo agarré su pierna y pegué un pequeño tirón hacia arriba, cambiando mi haki a ese brazo, haciendo que se desestabilizase, tratando de hacerle caer.
-A veces, Tobías, es bueno encajar ciertos golpes con tal lograr algo mayor a cambio. Tu me has golpeado en el costado, ese ha sido un buen golpe, no puedo negarlo, bastante doloroso. Pero no es nada con un golpe así en la cabeza, y más teniendo en cuenta que ahora tengo tu pierna.
Quería ver cómo salía de esa, por lo que nada más terminar de hablar, sin dejarle tiempo a responder, retorcí la pierna a la altura de la rodilla y con mi propia pierna izquierda fui a darle un buen golpe, sin fijarme en donde apuntaría. Tan solo cambiaría mi haki en el último instante, para evitar que de mientras pudiera escaparse.
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Mi avance fue rápido y preciso, Kimura esperaba con la misma paciencia que en los demás embates. Esperaba que hasta ahora siguiese la misma mecánica de golpear y bloquear, pero para mi asombro noté como el pelirrojo recibía mi golpe abdominal mientras centraba su ataque con aquella extraña arma hacia mi cara. Había optado por no bloquearme para que su ataque fuese más potente y ya no me daba tiempo de cambiar el haki del pie al antebrazo para minimizar los daños de lo que se avecinaba. El maldito instrumento que silbaba con cada giro se acercaba peligrosamente a mi cabeza y sólo pude interponer mi antebrazo a medias, aunque consiguiendo que éste se llevara la peor parte y librando mi cara de algo peor. Un gruñido salió de mi interior, casi no sentía la parte golpeada por el arma y un calambre recorría gran parte del resto de la extremidad consiguiendo que una ira me recorriera por dentro. En la cara lo que golpeó fue un poco en el oído consiguiendo que un pitido asqueroso zumbase por ese lado. La cosa se ponía más seria de cómo yo me lo estaba tomando, aunque me alegraba de no empuñar mis armas ahora mismo pues no pensaba con gran claridad.
El pelirrojó se tambaleó tras recibir el golpe al igual que yo pero en distintas direcciones, aunque el marine fue más hábil ya que consiguió apresarme la pierna. Ya me daba igual no recurrir a mis poderes puesto que comenzaba a llevarme por mis instintos e intenté convertir mi pierna en sirope para escapar del agarre, pero encontré que no podía ya que Kimura me agarraba con su mano imbuída en haki retorciendo mi pierna consiguiendo así que tocara suelo manteniendo una postura bastanye extraña. Odié por unos instantes aquello que quería dominar, pero comencé a serenarme una vez que oí la voz del pelirrojo.
Volvía a entender lo que quería decir, ya que con esa misma filosofía había atacado yo. Cierto era que a mí no me había salido tan bien puesto que su golpe había sido mayor y me encontraba en una postura bastante comprometida ya que si el marine no soltaba mi pierna es que pensaba hacer algo más cómo cuando me la había cortado minutos anteriores. Intenté pensar algo mientras Kimura terminaba de hablar, aunque estaba tan ofuscado que sólo quería actuar.
El marine terminó con la última frase y ya sabía que tenía que intentar actuar y eso hice. Opté por sacrificar en recibir lo que fuese que tenía preparado para mí buscando como atacar desde mi posición. Necesitaría de toda mi rapidez e ingenio y me puse a ello. Nada más escuchar su última sílaba activé de nuevo mi Suikoden sabiendo que podía usarlo de nuevo y giré mi cuerpo hacia el lado izquierdo para poder apoyar el brazo sano y impulsé mi pierna derecha con una patada en dirección a la cabeza imbuída en haki. Plasmaba parte de mis sentimientos en la energía que usaba el haki imprimiéndole parte de la rabia por el dolor e impotencia, plasmando todo el esfuerzo que me había conllevado ser capaz de encontrar esa fuerza en mí y toda la pasión con que lo había hecho.
Mi patada se proyectaba hacia el pelirrojo y de repente noté un horrible dolor recorriéndome la pierna que tenía apresada. Si mi apoyo o equilibrio hubiese dependido de aquella extremidad hubiese sido un fracaso, sin embargo impregné todo lo que sentía por el golpe en la fuerza de mi patada mientras me sostenía hasta que el golpe finalizase. No era doctor ni mucho menos, pero sabía que hasta aquí había llegado. Si no fuese por el calor de la batalla estaría queriendo comprobar el daño que tenía en la pierna puesto sólo notaba un dolor en ella aún mayor que el antebrazo golpeado. Ya estaba cansado y muy dolorido para seguir. Sólo quedaba ver como reaccionaba Kimura ante mi patada y esperaba poder descansar anter de que siguiese vapuleándome más. Iba necesita ayuda hasta lara levantarme después de éste embate.
El pelirrojó se tambaleó tras recibir el golpe al igual que yo pero en distintas direcciones, aunque el marine fue más hábil ya que consiguió apresarme la pierna. Ya me daba igual no recurrir a mis poderes puesto que comenzaba a llevarme por mis instintos e intenté convertir mi pierna en sirope para escapar del agarre, pero encontré que no podía ya que Kimura me agarraba con su mano imbuída en haki retorciendo mi pierna consiguiendo así que tocara suelo manteniendo una postura bastanye extraña. Odié por unos instantes aquello que quería dominar, pero comencé a serenarme una vez que oí la voz del pelirrojo.
Volvía a entender lo que quería decir, ya que con esa misma filosofía había atacado yo. Cierto era que a mí no me había salido tan bien puesto que su golpe había sido mayor y me encontraba en una postura bastante comprometida ya que si el marine no soltaba mi pierna es que pensaba hacer algo más cómo cuando me la había cortado minutos anteriores. Intenté pensar algo mientras Kimura terminaba de hablar, aunque estaba tan ofuscado que sólo quería actuar.
El marine terminó con la última frase y ya sabía que tenía que intentar actuar y eso hice. Opté por sacrificar en recibir lo que fuese que tenía preparado para mí buscando como atacar desde mi posición. Necesitaría de toda mi rapidez e ingenio y me puse a ello. Nada más escuchar su última sílaba activé de nuevo mi Suikoden sabiendo que podía usarlo de nuevo y giré mi cuerpo hacia el lado izquierdo para poder apoyar el brazo sano y impulsé mi pierna derecha con una patada en dirección a la cabeza imbuída en haki. Plasmaba parte de mis sentimientos en la energía que usaba el haki imprimiéndole parte de la rabia por el dolor e impotencia, plasmando todo el esfuerzo que me había conllevado ser capaz de encontrar esa fuerza en mí y toda la pasión con que lo había hecho.
Mi patada se proyectaba hacia el pelirrojo y de repente noté un horrible dolor recorriéndome la pierna que tenía apresada. Si mi apoyo o equilibrio hubiese dependido de aquella extremidad hubiese sido un fracaso, sin embargo impregné todo lo que sentía por el golpe en la fuerza de mi patada mientras me sostenía hasta que el golpe finalizase. No era doctor ni mucho menos, pero sabía que hasta aquí había llegado. Si no fuese por el calor de la batalla estaría queriendo comprobar el daño que tenía en la pierna puesto sólo notaba un dolor en ella aún mayor que el antebrazo golpeado. Ya estaba cansado y muy dolorido para seguir. Sólo quedaba ver como reaccionaba Kimura ante mi patada y esperaba poder descansar anter de que siguiese vapuleándome más. Iba necesita ayuda hasta lara levantarme después de éste embate.
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Iba decidido a lanzarle esa patada, cuando vi que empezaba a retorcerse. No iba a detenerme, hiciera lo que hiciera no iba a poder evadir mi golpe, aunque eso no significaba que fuera a ser suficiente para que su patada no me golpease directo en la cabeza.
Le impacté en el vientre a la par que él me golpeaba con fuerza en la cabeza. Le solté de inmediato desequilibrándome hacia atrás y cayendo sentado en el suelo. Al haberle soltado, él seguramente habría caído igual o peor que yo debido a la pose tan extraña que le había obligado a tener. Sentí un pequeño mareo, ese fue sin duda un buen golpe. Me llevé la mano derecha a la cabeza, a la parte en la que me golpeó. Dolía bastante, hizo un buen movimiento en una situación que no podía hacer nada. Me gustaba mucho la manera de actuar de este tipo.
Me levanté algo costoso con una sonrisa algo irónica en el rostro. Miré los curiosos que parecía que se sobresaltaron y disimularon un poco al ver que les estaba mirando. Me quedé mirando a Tobías, estaba tirado en el suelo, tal vez lamentándose por la pierna que le tenía agarrada, tal vez simplemente algo aturdido, no sabía decir a ciencia cierta, pero lo que si que era cierto era que me había sorprendido gratamente. Ese último movimiento me sorprendió bastante, de una clara desventaja sacó un buen movimiento que aún me tenía un poco aturdido. Este hombre podrá llegar lejos, no tengo duda.
-Ya está bien Tobías. Un poco más y me abres la cabeza con esa patada. Ya está bien. Tienes un buen dominio del haki, no podía esperar menos. Y ese último movimiento... Debo reconocer que aún con mi haki de observación no he podido hacer nada para bloquearlo o evadirlo. Ha sido un buen movimiento, y creo que podemos dar por finalizado ésto.
Le extendí la mano, no solo para estrechársela, sino también para felicitarle, me sentía realmente impresionado por la forma de pelear, y me alegraba todavía más aún de considerarle entre mis aliados y compañeros. Además, con eso concluiríamos este entrenamiento, no había más que hacer... Salvo un detalle.
-Te recomiendo que ahora que eres capaz de utilizar este haki, trates de dominar el kenbunshoku haki. Es muy útil, aunque tampoco te confíes, el rival puede superarte y abrirte una brecha en la cabeza.
Lancé una risotada y me quedé aguardando la respuesta del miembro del gobierno. Ya había terminado este entrenamiento, ahora venía plantearse un nuevo objetivo. Y volver a superarlo.
Le impacté en el vientre a la par que él me golpeaba con fuerza en la cabeza. Le solté de inmediato desequilibrándome hacia atrás y cayendo sentado en el suelo. Al haberle soltado, él seguramente habría caído igual o peor que yo debido a la pose tan extraña que le había obligado a tener. Sentí un pequeño mareo, ese fue sin duda un buen golpe. Me llevé la mano derecha a la cabeza, a la parte en la que me golpeó. Dolía bastante, hizo un buen movimiento en una situación que no podía hacer nada. Me gustaba mucho la manera de actuar de este tipo.
Me levanté algo costoso con una sonrisa algo irónica en el rostro. Miré los curiosos que parecía que se sobresaltaron y disimularon un poco al ver que les estaba mirando. Me quedé mirando a Tobías, estaba tirado en el suelo, tal vez lamentándose por la pierna que le tenía agarrada, tal vez simplemente algo aturdido, no sabía decir a ciencia cierta, pero lo que si que era cierto era que me había sorprendido gratamente. Ese último movimiento me sorprendió bastante, de una clara desventaja sacó un buen movimiento que aún me tenía un poco aturdido. Este hombre podrá llegar lejos, no tengo duda.
-Ya está bien Tobías. Un poco más y me abres la cabeza con esa patada. Ya está bien. Tienes un buen dominio del haki, no podía esperar menos. Y ese último movimiento... Debo reconocer que aún con mi haki de observación no he podido hacer nada para bloquearlo o evadirlo. Ha sido un buen movimiento, y creo que podemos dar por finalizado ésto.
Le extendí la mano, no solo para estrechársela, sino también para felicitarle, me sentía realmente impresionado por la forma de pelear, y me alegraba todavía más aún de considerarle entre mis aliados y compañeros. Además, con eso concluiríamos este entrenamiento, no había más que hacer... Salvo un detalle.
-Te recomiendo que ahora que eres capaz de utilizar este haki, trates de dominar el kenbunshoku haki. Es muy útil, aunque tampoco te confíes, el rival puede superarte y abrirte una brecha en la cabeza.
Lancé una risotada y me quedé aguardando la respuesta del miembro del gobierno. Ya había terminado este entrenamiento, ahora venía plantearse un nuevo objetivo. Y volver a superarlo.
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El golpe fue tan duro que sacó hasta la última gota de aire de mis pulmones con un resoplido de dolor mientras mis cabellos verdosos por mi técnica usada volvían a su normalidad. Caí al suelo estrepitósamente en una postura bastante extraña, pero a pesar de todo una parte dentro de mí se encontraba pletórica. Había notado mi pie impactar en su objetivo y eso hacía más mitigable el dolor. Nuestros golpes se habían sincronizado y los dos terminamos tendidos en el suelo tumbados el uno por el otro.
Después de esta sesión de entrenamiento iba a necesitar descansar un mes por lo menos. Había sido el combate más intenso en el que había participado y no podía evitar pensar que me alegraba de haberlo tenido. Esto iba a crear una nueva conexión con el pelirrojo y era un orgullo tener un capitán con tanto poder y maestría. Haríamos grandes cosas juntos, pero ya otro día. No estaba preparado para seguir combatiendo y notaba como comenzaba a pasar factura todo el combate. Si el marine petrendía seguir tendría que decirle que no tragándome mi orgullo, pero ahí estaba levantándose cuando yo ni siquiera me lo planteaba, aunque por suerte tras escuchar sus palabras pude relajarme viendo como alargaba su brazo para ayudar a levantarme.
- Pues yo todavía siento tu pie haciéndome un lavado de estómago capitán. - dije a modo de broma para quitarle tensión a tan duro entrenamiento mientras aceptaba su mano consiguiendo levantarme no sin hacer un gran último esfuerzo. No pude evitar echarme la mano al vientre y hacer una mueca de dolor, pero rápidamente recuperé la compostura volviendo a sonreír.
Parecía que mi entrenamiento inicial había acabado satisfactoriamente a pesar de los muchísimos cardenales que seguramente cubrirían mi cuerpo a la mañana siguiente, pero sentía que ese sentimiento que había notado en mi último golpe pagaba de sobra todo el dolor físico que con el tiempo se iría, aunque lo que había aprendido durante todo este tiempo ya me pertenecía para siempre. Las vivencias como estas hacían que disfrutásemos la vida de otra manera. Confiaba que con el nuevo poder que había adquirido podría hacer mucho bien para los mares y eso reconfortaba, aunque las siguientes palabras del pelirrojo me hicieron pensar en más cosas.
- Creo que será lo más adecuado para seguir mejorando y no tendré problemas para volver a entrenar contigo si deseas enseñármelo. - dije intentando ver si estaría dispuesto a intentarlo. Yo por mi parte no tenía problemas con intentarlo y creía que había demostrado cualidades, pero mo era decisión mía asique dejé la proposición en el aire. - Incluso pensé en haberlo intentado por mí mismo una vez que me explicaste como debía intentarlo, pero lo dejé a un lado para centrarme en lo que quería aprender. No me veía capacitado para hacerlo solo y no me arrepiento una vez visto los resultados obtenidos gracias a tú entrenamiento. - terminé para que viese que agradecía lo que había hecho por mí. - Aunque ahora capitán, este lobo magullado necesita lamerse las heridas con algo bien fresquito. Invito yo, pero me tendrás que ayudar a llegar.
Esperaba que si charlábamos tranquilamente después de esto podría llegar a conocer la parte más humana de mi capitán y no quería desaprovechar la ocasión. Me apoyé en su hombro porque me molestaba la pierna retorcida y no podía apoyar bien todo mi peso sobre ella. No creía que el marine declinase la oferta y dirijí mi vista al frente buscando la salida. Entonces fue cuando volví a fijarme en los que habían sido mis compañeros de entrenamiento durante tantos días. Estaban todos allí mirándonos fijamente con diversas expresiones en sus rostros. Algunos parecían divertidos por la escena y otros parecían no entender lo que acababa de pasar, pero todos mostraban un silencio respetuoso hacia nosotros dos. No pude evitar recordar que me habían tratado bien una vez me conocieron y pensé que les debía unas palabras.
- Gracias compañeros por vuestra ayuda durante tantos días. Sin vosotros no habría podido hacer esto que habéis visto e incluso alguno nos podréis igualar o superar en un futuro. No os desviéis de vuestro camino y haced los mares más seguros.
No pretendía hacer un discurso de mi agradecimiento, pero me salió como lo sentí. Ya sentía que podía abandonar tranquilamente esta base que al principio me parecía tan extraña y ahora no olvidaría nunca, aunque primero me tomaría algo con el pelirrojo y descansaría hasta que la cama me echase.
Después de esta sesión de entrenamiento iba a necesitar descansar un mes por lo menos. Había sido el combate más intenso en el que había participado y no podía evitar pensar que me alegraba de haberlo tenido. Esto iba a crear una nueva conexión con el pelirrojo y era un orgullo tener un capitán con tanto poder y maestría. Haríamos grandes cosas juntos, pero ya otro día. No estaba preparado para seguir combatiendo y notaba como comenzaba a pasar factura todo el combate. Si el marine petrendía seguir tendría que decirle que no tragándome mi orgullo, pero ahí estaba levantándose cuando yo ni siquiera me lo planteaba, aunque por suerte tras escuchar sus palabras pude relajarme viendo como alargaba su brazo para ayudar a levantarme.
- Pues yo todavía siento tu pie haciéndome un lavado de estómago capitán. - dije a modo de broma para quitarle tensión a tan duro entrenamiento mientras aceptaba su mano consiguiendo levantarme no sin hacer un gran último esfuerzo. No pude evitar echarme la mano al vientre y hacer una mueca de dolor, pero rápidamente recuperé la compostura volviendo a sonreír.
Parecía que mi entrenamiento inicial había acabado satisfactoriamente a pesar de los muchísimos cardenales que seguramente cubrirían mi cuerpo a la mañana siguiente, pero sentía que ese sentimiento que había notado en mi último golpe pagaba de sobra todo el dolor físico que con el tiempo se iría, aunque lo que había aprendido durante todo este tiempo ya me pertenecía para siempre. Las vivencias como estas hacían que disfrutásemos la vida de otra manera. Confiaba que con el nuevo poder que había adquirido podría hacer mucho bien para los mares y eso reconfortaba, aunque las siguientes palabras del pelirrojo me hicieron pensar en más cosas.
- Creo que será lo más adecuado para seguir mejorando y no tendré problemas para volver a entrenar contigo si deseas enseñármelo. - dije intentando ver si estaría dispuesto a intentarlo. Yo por mi parte no tenía problemas con intentarlo y creía que había demostrado cualidades, pero mo era decisión mía asique dejé la proposición en el aire. - Incluso pensé en haberlo intentado por mí mismo una vez que me explicaste como debía intentarlo, pero lo dejé a un lado para centrarme en lo que quería aprender. No me veía capacitado para hacerlo solo y no me arrepiento una vez visto los resultados obtenidos gracias a tú entrenamiento. - terminé para que viese que agradecía lo que había hecho por mí. - Aunque ahora capitán, este lobo magullado necesita lamerse las heridas con algo bien fresquito. Invito yo, pero me tendrás que ayudar a llegar.
Esperaba que si charlábamos tranquilamente después de esto podría llegar a conocer la parte más humana de mi capitán y no quería desaprovechar la ocasión. Me apoyé en su hombro porque me molestaba la pierna retorcida y no podía apoyar bien todo mi peso sobre ella. No creía que el marine declinase la oferta y dirijí mi vista al frente buscando la salida. Entonces fue cuando volví a fijarme en los que habían sido mis compañeros de entrenamiento durante tantos días. Estaban todos allí mirándonos fijamente con diversas expresiones en sus rostros. Algunos parecían divertidos por la escena y otros parecían no entender lo que acababa de pasar, pero todos mostraban un silencio respetuoso hacia nosotros dos. No pude evitar recordar que me habían tratado bien una vez me conocieron y pensé que les debía unas palabras.
- Gracias compañeros por vuestra ayuda durante tantos días. Sin vosotros no habría podido hacer esto que habéis visto e incluso alguno nos podréis igualar o superar en un futuro. No os desviéis de vuestro camino y haced los mares más seguros.
No pretendía hacer un discurso de mi agradecimiento, pero me salió como lo sentí. Ya sentía que podía abandonar tranquilamente esta base que al principio me parecía tan extraña y ahora no olvidaría nunca, aunque primero me tomaría algo con el pelirrojo y descansaría hasta que la cama me echase.
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Ambos fuimos hasta la cafetería del cuartel. Pedí unas jarras de buena cerveza y algo de picoteo y me senté en una mesa junto a Tobías. me quedé mirándole, estaba pensando en lo que me había dicho, que había pensado en que le adiestrase también en el haki de observación. Sinceramente me alegraba que pensase en mí para instruirle nuevamente, no obstante ese entrenamiento podría ser más peligroso que este.
Llegaron los "refrescos" y rápidamente eché un trago a la vez que llevaba algo más sólido a la boca. Parecía que no, pero pelear así de intensamente cansa y bastante. Además de dejarte un apetito, en ocasiones, voraz. Tras eso me quedé mirando a mi compañero directamente.
-Tobías. Si lo deseas puedo echarte una mano con el Kenbunshoku. Pero he de advertirte, será mucho más peligroso, no lo haríamos aquí en el cuartel, sino en otro lugar. Si en éste entrenamiento lo has pasado mal, en el próximo podrías pasarlo peor, y he de advertirte que hay riesgos. Yo no soy un especializado maestro, ni siquiera soy un maestro, por lo que mis métodos no pueden ser los más seguros, no se si sabes por donde voy. Lo detendría antes de que algo grave ocurriese, pero eso no te libraría de pasarlo realmente mal.
Su respuesta no tardaría en llegar, tras esas palabras ya no había más que hablar. Pasaron los minutos mientras hablábamos sobre el asunto, hasta que llegó mi hora de marchar. Debía embarcarme nuevamente y marchar de allí. No dudaba mucho en el cuartel por desgracia. Un hombre entró en la cafetería, indicándome que el navío en el cual debía partir estaba preparado, solo faltaban unos hombres y yo.
Me despedí de Tobías estrechándole la mano e indicándole que pronto volveríamos a vernos. Y si deseaba mi entrenamiento lo haríamos entonces. Pero hasta que volviésemos a vernos a saber cuánto tiempo podría pasar. Salí de allí acompañado de ese marine que había venido a buscarme. Me sentía realmente satisfecho con el entrenamiento de mi camarada. No pude partir con una mejor sensación que saber que lo que hacía por los Crimson no era en vano. Con una sonrisa salí del cuartel, dirección al bergantín donde debía embarcar.
Llegaron los "refrescos" y rápidamente eché un trago a la vez que llevaba algo más sólido a la boca. Parecía que no, pero pelear así de intensamente cansa y bastante. Además de dejarte un apetito, en ocasiones, voraz. Tras eso me quedé mirando a mi compañero directamente.
-Tobías. Si lo deseas puedo echarte una mano con el Kenbunshoku. Pero he de advertirte, será mucho más peligroso, no lo haríamos aquí en el cuartel, sino en otro lugar. Si en éste entrenamiento lo has pasado mal, en el próximo podrías pasarlo peor, y he de advertirte que hay riesgos. Yo no soy un especializado maestro, ni siquiera soy un maestro, por lo que mis métodos no pueden ser los más seguros, no se si sabes por donde voy. Lo detendría antes de que algo grave ocurriese, pero eso no te libraría de pasarlo realmente mal.
Su respuesta no tardaría en llegar, tras esas palabras ya no había más que hablar. Pasaron los minutos mientras hablábamos sobre el asunto, hasta que llegó mi hora de marchar. Debía embarcarme nuevamente y marchar de allí. No dudaba mucho en el cuartel por desgracia. Un hombre entró en la cafetería, indicándome que el navío en el cual debía partir estaba preparado, solo faltaban unos hombres y yo.
Me despedí de Tobías estrechándole la mano e indicándole que pronto volveríamos a vernos. Y si deseaba mi entrenamiento lo haríamos entonces. Pero hasta que volviésemos a vernos a saber cuánto tiempo podría pasar. Salí de allí acompañado de ese marine que había venido a buscarme. Me sentía realmente satisfecho con el entrenamiento de mi camarada. No pude partir con una mejor sensación que saber que lo que hacía por los Crimson no era en vano. Con una sonrisa salí del cuartel, dirección al bergantín donde debía embarcar.
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Parecía que Kimura estaba rumiando mis palabras puesto que avanzamos el trayecto en silencio hacia la cafetería del cuartel. Esperaba con ansia su respuesta ya que no conocía a ningún otro que manejase el kenbunshoku y menos que estuviese dispuesto a enseñármelo. Sería una habilidad muy útil de aprender y confiaba en el marine. Podría ser serio, incluso algo antisociable, pero también era de las personas más justas que había conocido.
El aroma a fritura y a humo me relajaron nada más entrar. Me había familiarizado con ellos durante el tiempo que había estado entrenando aquí y rápidamente mi cerebro los asociaba al descanso. Me dejé caer en la silla más próxima mientras el capitán pedía dos cervezas bien fresquitas. No solía tomar alcohol puesto que no me gustaba el efecto que producía en las personas y menos en mí mismo, pero hoy me lo había ganado. Además necesitaba equilibrar el PH del cuerpo.
Di un largo trago de néctar ambarino mientras el capitán por fin contestó ante mi proposición de forma favorable. Decía que sería mucho más difícil que aprender éste y que no estaba seguro de poder enseñármelo. Puso varias pegas más, pero no me importaba. Había dicho que sí y estaba dispuesto a correr los riesgos.
- No te preocupes capitán, quizás no sepa todavía bien en donde me estoy metiendo... Pero confío en ti. - dije postrando la jarra en la mesa mientras miraba fijamente al pelirrojo. - Seré el mejor alumno que tengas nunca. Libraremos los mares de toda la escoria que lo inunda.
Seguimos hablando del tema, aunque de una forma más banal. Comentó que entrenaríamos en otro lado y pequeños detalles más que no lograba retener. Mi cabeza ya pensaba en que tendría preparado para mí el pelirrojo, ¿tendríamos que volver a luchar?. Si era así tendría que mejorar para no terminar igual de abatido que en éste. Tenía que entrenar para llegar a su nivel algún día y conseguir que el marine nunca se arrepintiese de haberme dejado unirme a su banda, pero quizás no fuese probable dada la naturaleza de lo que iba a aprender. Si de verdad se trataba de algo más mental como me explicó el primer día de instrucción creía poder superarlo. Estaba dispuesto a darlo todo.
La cerveza se vació al igual que la comida y no pude pedir otra ración. La comida estaba consiguiendo que recuperase energías y los dolores del cuerpo comenzaran a mitigar, pero un marine vino a buscar a Kimura diciendo que un navío lo esperaba. Me hubiese gustado seguir disfrutando de la compañía del marine, aunque entendía que el deber lo llamaba. Nos despedimos con la promesa de volver a vernos en un futuro para llevar a cabo el entrenamiento si todavía quería. Correspondí el apretón de manos deseándole una buena travesía y la seguridad de que no me echaría para atrás en ningún momento.
El pelirrojo ya se había marchado dejándome allí solo. Mi etapa en este cuartel había terminado satisfactoriamente desde mi punto de vista. Cierto era que salía bastante más herido que cuando entré, pero también salía más fuerte y con confianzas renovadas tanto en mí mismo como en la banda a la que me había unido. Pedí la cuenta y me fui arrastrando los pies hasta mi habitación dispuesto de aprovechar para descansar todo lo que pudiese, ya que cuanto menos me lo esperase tendría alguna misión ahora que el entrenamiento había acabado.
El aroma a fritura y a humo me relajaron nada más entrar. Me había familiarizado con ellos durante el tiempo que había estado entrenando aquí y rápidamente mi cerebro los asociaba al descanso. Me dejé caer en la silla más próxima mientras el capitán pedía dos cervezas bien fresquitas. No solía tomar alcohol puesto que no me gustaba el efecto que producía en las personas y menos en mí mismo, pero hoy me lo había ganado. Además necesitaba equilibrar el PH del cuerpo.
Di un largo trago de néctar ambarino mientras el capitán por fin contestó ante mi proposición de forma favorable. Decía que sería mucho más difícil que aprender éste y que no estaba seguro de poder enseñármelo. Puso varias pegas más, pero no me importaba. Había dicho que sí y estaba dispuesto a correr los riesgos.
- No te preocupes capitán, quizás no sepa todavía bien en donde me estoy metiendo... Pero confío en ti. - dije postrando la jarra en la mesa mientras miraba fijamente al pelirrojo. - Seré el mejor alumno que tengas nunca. Libraremos los mares de toda la escoria que lo inunda.
Seguimos hablando del tema, aunque de una forma más banal. Comentó que entrenaríamos en otro lado y pequeños detalles más que no lograba retener. Mi cabeza ya pensaba en que tendría preparado para mí el pelirrojo, ¿tendríamos que volver a luchar?. Si era así tendría que mejorar para no terminar igual de abatido que en éste. Tenía que entrenar para llegar a su nivel algún día y conseguir que el marine nunca se arrepintiese de haberme dejado unirme a su banda, pero quizás no fuese probable dada la naturaleza de lo que iba a aprender. Si de verdad se trataba de algo más mental como me explicó el primer día de instrucción creía poder superarlo. Estaba dispuesto a darlo todo.
La cerveza se vació al igual que la comida y no pude pedir otra ración. La comida estaba consiguiendo que recuperase energías y los dolores del cuerpo comenzaran a mitigar, pero un marine vino a buscar a Kimura diciendo que un navío lo esperaba. Me hubiese gustado seguir disfrutando de la compañía del marine, aunque entendía que el deber lo llamaba. Nos despedimos con la promesa de volver a vernos en un futuro para llevar a cabo el entrenamiento si todavía quería. Correspondí el apretón de manos deseándole una buena travesía y la seguridad de que no me echaría para atrás en ningún momento.
El pelirrojo ya se había marchado dejándome allí solo. Mi etapa en este cuartel había terminado satisfactoriamente desde mi punto de vista. Cierto era que salía bastante más herido que cuando entré, pero también salía más fuerte y con confianzas renovadas tanto en mí mismo como en la banda a la que me había unido. Pedí la cuenta y me fui arrastrando los pies hasta mi habitación dispuesto de aprovechar para descansar todo lo que pudiese, ya que cuanto menos me lo esperase tendría alguna misión ahora que el entrenamiento había acabado.
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