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"Saludos Agente Tobías.
Le ha sido encomendada una tarea de rango menor. En la isla del Puño, ubicada en el North Blue, hay reportes de una panda de indeseables que ponen en serios aprietos a los comerciantes y les roban sus mercancías, lo que dificulta el comercio. Puesto que es una isla bajo la custodia del gobierno mundial se ha decidido que es su cometido limpiar esa panda. No se conoce su ubicación, pero por sus actos no tendrá mucha dificultad en lograr su cometido."
Le ha sido encomendada una tarea de rango menor. En la isla del Puño, ubicada en el North Blue, hay reportes de una panda de indeseables que ponen en serios aprietos a los comerciantes y les roban sus mercancías, lo que dificulta el comercio. Puesto que es una isla bajo la custodia del gobierno mundial se ha decidido que es su cometido limpiar esa panda. No se conoce su ubicación, pero por sus actos no tendrá mucha dificultad en lograr su cometido."
La firma se emborronó con algún tipo de líquido, quien lo escribió realmente no era muy preocupado por ese tipo de cosas, no obstante el sello y la mano que te lo dio te dice que son fuentes fiables, y ahora te toca cargar con el muerto. Llegas a la isla y desembarcas en el puerto. No hay gran cosa. ¿Por donde empezarás a buscar?
Tobías Thorn
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Me encontraba tan tranquilo en mi cuarto de la agencia leyendo sobre plantas curativas, cuando un golpe seco seguido de un graznido de mi compañero me sacó de la lectura.
-¿Qué será ahora? - pensé acercándome a la ventana para abrirla, dejando así entrar uno de los murciélagos que usábamos con frecuencia dentro de la agencia.
Desaté el mensaje de la pata del animal liberándolo de su tarea para averiguar cual era la mía.
Arrugué ligeramente el entrecejo mientras releía la misiva por segunda vez, ya que no estaba muy seguro de que lo estaba leyendo y no sabía si había alguna palabra escondida tras alguno de los muchos manchurrones que adornaban la carta. No recordaba haber mosqueado a ningún superior recientemente y no comprendía porque se me encomendaba una tarea de un rango tan bajo, pero el trabajo es trabajo asique me dispuse a prepararme. Cogí mis ropajes negros con los que siempre solía ir y me calcé unas botas de campo, luego agarré una mochila oscura que tenía por allí guardada y comencé a guardar mis diales y otras cosas que pudiese necesitar para la misión. Por último agarré mis cuchillos guardándolos por mis ropajes, mientras que la daga y las pistolas reposaban en su lugar.
- Bueno compañero, nos vemos de que acabe - me despedí de mi precioso cuervo acariciando su suave plumaje antes de salir.
No tardé en llegar a la embarcación que me llevaría a mi destino. Tras saludar al capitán del navío y decirle que no me molestasen hasta llegar a nuestro destino me encaminé hacia el que sería mi nuevo cuarto durante el viaje, el cual transcurrió sin ningún problema reseñable llegando a nuestro destino en el tiempo estipulado.
- Por fin tierra - solté en un largo suspiro nada más pisar la zona de los muelles.
Tras el largo viaje era agradable poder estirar las piernas un poco fuera de aquella embarcación, asique antes de ponerme manos a la obra me deleité con un pequeño paseo disfrutando de ver la gente pasar y del buen clima del lugar. Nunca antes había estado en esta isla y no sabía muy bien moverme por aquí, asique tras ver un pequeño bar con terraza me acerqué a tomarme algo mientras terminaba de organizar mis ideas.
Según el documento no tendría que ser difícil dar con el grupo de delincuentes, puesto que supuestamente eran bastante descuidados, pero aún así no sabía muy bien por donde empezar. Durante mi pequeño paseo no había visto ningún establecimiento que pareciese haber sufrido ataque alguno, asique decidí que lo mejor sería llamar o ir a la central de la isla para que me diesen más datos los agentes del lugar. Seguramente el CP, que es quien manda en esta zona me de más información relevante sobre el caso.
-¿Qué será ahora? - pensé acercándome a la ventana para abrirla, dejando así entrar uno de los murciélagos que usábamos con frecuencia dentro de la agencia.
Desaté el mensaje de la pata del animal liberándolo de su tarea para averiguar cual era la mía.
Arrugué ligeramente el entrecejo mientras releía la misiva por segunda vez, ya que no estaba muy seguro de que lo estaba leyendo y no sabía si había alguna palabra escondida tras alguno de los muchos manchurrones que adornaban la carta. No recordaba haber mosqueado a ningún superior recientemente y no comprendía porque se me encomendaba una tarea de un rango tan bajo, pero el trabajo es trabajo asique me dispuse a prepararme. Cogí mis ropajes negros con los que siempre solía ir y me calcé unas botas de campo, luego agarré una mochila oscura que tenía por allí guardada y comencé a guardar mis diales y otras cosas que pudiese necesitar para la misión. Por último agarré mis cuchillos guardándolos por mis ropajes, mientras que la daga y las pistolas reposaban en su lugar.
- Bueno compañero, nos vemos de que acabe - me despedí de mi precioso cuervo acariciando su suave plumaje antes de salir.
No tardé en llegar a la embarcación que me llevaría a mi destino. Tras saludar al capitán del navío y decirle que no me molestasen hasta llegar a nuestro destino me encaminé hacia el que sería mi nuevo cuarto durante el viaje, el cual transcurrió sin ningún problema reseñable llegando a nuestro destino en el tiempo estipulado.
- Por fin tierra - solté en un largo suspiro nada más pisar la zona de los muelles.
Tras el largo viaje era agradable poder estirar las piernas un poco fuera de aquella embarcación, asique antes de ponerme manos a la obra me deleité con un pequeño paseo disfrutando de ver la gente pasar y del buen clima del lugar. Nunca antes había estado en esta isla y no sabía muy bien moverme por aquí, asique tras ver un pequeño bar con terraza me acerqué a tomarme algo mientras terminaba de organizar mis ideas.
Según el documento no tendría que ser difícil dar con el grupo de delincuentes, puesto que supuestamente eran bastante descuidados, pero aún así no sabía muy bien por donde empezar. Durante mi pequeño paseo no había visto ningún establecimiento que pareciese haber sufrido ataque alguno, asique decidí que lo mejor sería llamar o ir a la central de la isla para que me diesen más datos los agentes del lugar. Seguramente el CP, que es quien manda en esta zona me de más información relevante sobre el caso.
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Puedes comprobar como la gente no parece estar asustada, incluso la gran mayoría se comporta como si nada ocurriese en aquél lugar. ¿Cómo de fiable piensas que puede ser la información.
Emprendes tu camino hacia la central. ¿Pero sabes dónde está? Te tocará preguntar, y cuando te quieres dar cuenta te has metido en una calle muy poco concurrida.
-Vaya, no pareces ser de por aquí. No me suena tu cara.
Un tipo bastante escuchimizado se presenta ante tí saliendo de detrás de una casa un poco destartalada y antigua. Viste como un mendigo y tiene una espada curva en su cinturón.
-Por fin algo nuevo que catar.
La calle está desierta. Se ha presentado bastante hostil, sin embargo no hace nada, tan solo quedarse de brazos cruzados y con una sonrisa de superioridad.
Emprendes tu camino hacia la central. ¿Pero sabes dónde está? Te tocará preguntar, y cuando te quieres dar cuenta te has metido en una calle muy poco concurrida.
-Vaya, no pareces ser de por aquí. No me suena tu cara.
Un tipo bastante escuchimizado se presenta ante tí saliendo de detrás de una casa un poco destartalada y antigua. Viste como un mendigo y tiene una espada curva en su cinturón.
-Por fin algo nuevo que catar.
La calle está desierta. Se ha presentado bastante hostil, sin embargo no hace nada, tan solo quedarse de brazos cruzados y con una sonrisa de superioridad.
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Mientras apuraba el zumo de fruta que me habían puesto, bastante rico, seguí observando la tranquilidad del panorama. No había atisbo de intranquilidad ni nada similar por los comerciantes de alrededor, asique tras pagar me fui con intención de dar con la central mientras pensaba porqué carajos me habían mandado aquí. No creía que fuese a ser tan difícil, pero me equivoqué.
Cuando me quise dar cuenta tras distraerme un par de veces terminé en una zona casi desolada, por allí no había nadie, a excepción de un pequeño gato negro y yo mismo, o eso creía hasta que una voz a mis espaldas hizo que me voltease.
Un tipo con una pinta andrajosa me hablaba de muy malas maneras. Su pelo estaba grasiento y despeinado, lucía una barba de varios días y su ropa desprendía un hedor nauseabundo a pesar de la distancia. Por otro lado también iba armado con una espada que tenía peor pinta que él, no es que temiese que pudiese hacerme daño con ella, pero temía que a pesar de mi condición de Logia pudiese pegarme alguna enfermedad con ella, aunque claro estaba que lo que parecía ser su casa ya decía mucho de él, ya que había salido de una casa que en un principio pensaba que estaba abandonada cuando pasé por su lado, pero no, parecía que allí habitaba una pequeña rata de cloaca que creía poder sacar algo de los forasteros, aunque quizás fuese simplemente otro estúpido que me tomaba por una mujer y se iba a llevar una gran sorpresa.
- Para poder catar algo primero deberías invitarme a cenar, aunque por otro lado también puedes decirme si conoces a alguno de los tipos que "trabajan" por esta zona. Quizás tenga un trabajo que les pueda interesar - dije mostrándome indiferente ante su insolencia, quería probar a ver si este estúpido podía decirme algo sobre esos tipos que tenía buscar antes de darle un escarmiento si se lo merecía.
Cuando me quise dar cuenta tras distraerme un par de veces terminé en una zona casi desolada, por allí no había nadie, a excepción de un pequeño gato negro y yo mismo, o eso creía hasta que una voz a mis espaldas hizo que me voltease.
Un tipo con una pinta andrajosa me hablaba de muy malas maneras. Su pelo estaba grasiento y despeinado, lucía una barba de varios días y su ropa desprendía un hedor nauseabundo a pesar de la distancia. Por otro lado también iba armado con una espada que tenía peor pinta que él, no es que temiese que pudiese hacerme daño con ella, pero temía que a pesar de mi condición de Logia pudiese pegarme alguna enfermedad con ella, aunque claro estaba que lo que parecía ser su casa ya decía mucho de él, ya que había salido de una casa que en un principio pensaba que estaba abandonada cuando pasé por su lado, pero no, parecía que allí habitaba una pequeña rata de cloaca que creía poder sacar algo de los forasteros, aunque quizás fuese simplemente otro estúpido que me tomaba por una mujer y se iba a llevar una gran sorpresa.
- Para poder catar algo primero deberías invitarme a cenar, aunque por otro lado también puedes decirme si conoces a alguno de los tipos que "trabajan" por esta zona. Quizás tenga un trabajo que les pueda interesar - dije mostrándome indiferente ante su insolencia, quería probar a ver si este estúpido podía decirme algo sobre esos tipos que tenía buscar antes de darle un escarmiento si se lo merecía.
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Ese hombre parece que ha escuchado un chiste, pues en cuanto terminas de hablar estalla en carcajadas, no parece que esté en sus cabales. Se tira hasta dos minutos sin parar de reír, al final secándose los ojos te dice.
-Eres muy bueno, hacía días que no me reía tanto. No hay trabajo que puedas ofrecer a nadie por aquí. ¿Si conozco a alguien? Si, a uno, y lo tienes frente a tí.
En ese momento su rostro se puede verse con ciertos aires de superioridad, confianza y un sadismo acojonante. Se da la vuelta y se mete en la casa que tenía al lado. La puerta simplemente se cae y le pierdes de vista. ¿Será buena idea seguirlo o sería una trampa? Tienes dos opciones, entrar a "hablar" con ese tipo, o alejarte, no obstante mientras ese se reía, podías escuchar algunos ruidos procedentes de ventanas cercanas. Te fijas en un rostro que se esconde rápidamente al ser descubierto.
¿Qué haces?
-Eres muy bueno, hacía días que no me reía tanto. No hay trabajo que puedas ofrecer a nadie por aquí. ¿Si conozco a alguien? Si, a uno, y lo tienes frente a tí.
En ese momento su rostro se puede verse con ciertos aires de superioridad, confianza y un sadismo acojonante. Se da la vuelta y se mete en la casa que tenía al lado. La puerta simplemente se cae y le pierdes de vista. ¿Será buena idea seguirlo o sería una trampa? Tienes dos opciones, entrar a "hablar" con ese tipo, o alejarte, no obstante mientras ese se reía, podías escuchar algunos ruidos procedentes de ventanas cercanas. Te fijas en un rostro que se esconde rápidamente al ser descubierto.
¿Qué haces?
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El tipo volvió a reírse de mi, pero esta vez de una forma literal. Parecía un puto maníaco a punto de desencajarse por la mitad, incluso estuve a punto de darme la vuelta y dejarlo ahí riéndose solo, una vez alguien me había dicho que cada loco con su tema y casi opto por esa opción, pero el "vagabundo" se recompuso para dirigirse a mí de nuevo con una especie de proposición mientras cambiaba su semblante a uno que me dio más mala espina.
-Este tío no es trigo limpio - pensé mientras lo veía adentrarse en el la casa. - ¿Estará siendo todo una broma de cámara oculta? - seguí pensando mientras observaba mi entorno.
Me había parecido ver que alguien se ocultaba tras una ventana, pero quizás sólo era un efecto visual y eran mis ansias de encontrarme con otra persona que no fuese ese puto loco. Estaba seguro de que querría robarme o incluso hacerme algo peor si entraba, pero que mierda de Agente estaría hecho si dejaba que escoria así anduviese suelta por ahí, si no llego a ser yo podría haber sido otro más indefenso, asique manteniéndome en alerta por si tenía que recurrir a mis poderes o técnicas me acerqué al umbral de la casa cochambrosa.
La casa era como la boca del lobo, oscura, maloliente y daba un poco de temor, aunque ese pensamiento me hizo gracia en parte, ya que yo me consideraba un lobo dentro de mi manada los CW, pero aún así me limité a afinar mi fino oído de espía intentando definir si había más de una voz en el interior y activé la visión térmica de mi ojo ciborg intentando ver algo más en el interior. Bien sabía yo que había que tener cuidado antes de adentrarme en la guarida del lobo.
-Este tío no es trigo limpio - pensé mientras lo veía adentrarse en el la casa. - ¿Estará siendo todo una broma de cámara oculta? - seguí pensando mientras observaba mi entorno.
Me había parecido ver que alguien se ocultaba tras una ventana, pero quizás sólo era un efecto visual y eran mis ansias de encontrarme con otra persona que no fuese ese puto loco. Estaba seguro de que querría robarme o incluso hacerme algo peor si entraba, pero que mierda de Agente estaría hecho si dejaba que escoria así anduviese suelta por ahí, si no llego a ser yo podría haber sido otro más indefenso, asique manteniéndome en alerta por si tenía que recurrir a mis poderes o técnicas me acerqué al umbral de la casa cochambrosa.
La casa era como la boca del lobo, oscura, maloliente y daba un poco de temor, aunque ese pensamiento me hizo gracia en parte, ya que yo me consideraba un lobo dentro de mi manada los CW, pero aún así me limité a afinar mi fino oído de espía intentando definir si había más de una voz en el interior y activé la visión térmica de mi ojo ciborg intentando ver algo más en el interior. Bien sabía yo que había que tener cuidado antes de adentrarme en la guarida del lobo.
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Al otro lado de la puerta solo puedes ver una casa que parece estar abandonada desde hace mucho. Está llena de mugre por todas partes y está muy oscuro. Con tu visión térmica puedes ver que ese tipo se ha sentado y tan solo hay dos tipos más en esa sala. Les ves desarmados y parecen estar durmiendo.
-¿Vas a estar ahí todo el día? -dijo ese tipo andrajoso- Si de verdad tienes algo que contar que pueda ser de interés... Soy todo oídos. Tan solo respondo ante mí.
¿Será verdad? ¿Será una trampa? Quién sabe. Pero parece que está mostrando cierto interés en lo que quieras contarle. Al fin y al cabo tus maravillosos ojos te dicen que ahí dentro de esa habitación tan solo estáis tú y ellos tres. ¿Qué puedes perder?
-¿Vas a estar ahí todo el día? -dijo ese tipo andrajoso- Si de verdad tienes algo que contar que pueda ser de interés... Soy todo oídos. Tan solo respondo ante mí.
¿Será verdad? ¿Será una trampa? Quién sabe. Pero parece que está mostrando cierto interés en lo que quieras contarle. Al fin y al cabo tus maravillosos ojos te dicen que ahí dentro de esa habitación tan solo estáis tú y ellos tres. ¿Qué puedes perder?
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Podía ver claramente como había dos tipos más aparte del tipo que me había "invitado" a entrar, aunque ninguno hizo un ápice de moverse, ni siquiera hacían más ruido que el de sus calmadas respiraciones. Parecían dormidos, pero mejor mantenerse en alerta por si acaso, cuando uno se metía en un sitio así toda precaución era poca.
- Que suerte la tuya entonces, a mí mi jefe no me da respiro - contesté en tono amigable mientras terminaba de entrar.
No sabía exactamente que decirle, puesto que todo estaba siendo bastante improvisado. No esperaba encontrarme en una situación así, creía que iba a tener más tiempo del que estaba disponiendo, asique me puse a hablar poco a poco para ir tanteando el terreno y ver por donde me salía aquel peculiar tipo.
- La verdad es que la persona con la que trabajo maneja distintos "negocios" y me ha mandado para averiguar con cual de ellos podríamos hacer dinero. Buscamos a alguien especial, que esté al tanto de todo lo que ocurre en la isla y pueda ayudarnos a buscarnos hueco en alguna de nuestras empresas - seguí hablando a la vez que me sentaba en una silla que crujió bajo mi peso.
Esperé unos segundos para que su cerebro procesara la información mientras yo echaba un vistazo a mi alrededor buscando algo que se me pudiese haber escapado desde la entrada, aunque a simple vista lo único que se podía observar es que las "cuatro" cosas que había, estaban completamente llenas de suciedad. Estaba casi seguro de que me quedaría pegado en la silla cuando me levantase.
- Asique dime si podemos llegar a algo, ya que soy un hombre bastante ocupado y con trabajo que realizar.
En parte era cierto que tenía un trabajo que hacer y con suerte este tipo iba a ayudarme a realizarlo, pero si por otro lado comenzaba a resultar una pérdida de tiempo, me marcharía para seguir buscando información por otro lado, aunque tenía claro que iba a presentar un informe en la Agencia para hacer constancia de estos tipos, si no terminaba a tiros con ellos si la cosa se ponía fea.
- Que suerte la tuya entonces, a mí mi jefe no me da respiro - contesté en tono amigable mientras terminaba de entrar.
No sabía exactamente que decirle, puesto que todo estaba siendo bastante improvisado. No esperaba encontrarme en una situación así, creía que iba a tener más tiempo del que estaba disponiendo, asique me puse a hablar poco a poco para ir tanteando el terreno y ver por donde me salía aquel peculiar tipo.
- La verdad es que la persona con la que trabajo maneja distintos "negocios" y me ha mandado para averiguar con cual de ellos podríamos hacer dinero. Buscamos a alguien especial, que esté al tanto de todo lo que ocurre en la isla y pueda ayudarnos a buscarnos hueco en alguna de nuestras empresas - seguí hablando a la vez que me sentaba en una silla que crujió bajo mi peso.
Esperé unos segundos para que su cerebro procesara la información mientras yo echaba un vistazo a mi alrededor buscando algo que se me pudiese haber escapado desde la entrada, aunque a simple vista lo único que se podía observar es que las "cuatro" cosas que había, estaban completamente llenas de suciedad. Estaba casi seguro de que me quedaría pegado en la silla cuando me levantase.
- Asique dime si podemos llegar a algo, ya que soy un hombre bastante ocupado y con trabajo que realizar.
En parte era cierto que tenía un trabajo que hacer y con suerte este tipo iba a ayudarme a realizarlo, pero si por otro lado comenzaba a resultar una pérdida de tiempo, me marcharía para seguir buscando información por otro lado, aunque tenía claro que iba a presentar un informe en la Agencia para hacer constancia de estos tipos, si no terminaba a tiros con ellos si la cosa se ponía fea.
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El tipo parece haberse alterado un poco al mostrarte tan confiado y arrogante ante él. Se levanta con cara de pocos amigos. Los otros también lo hacen y te parece ver que empuñan sus armas, pero están escondidas y tan solo se quedan así, alerta. Ese tipo se acerca a tí y se te queda cara a cara, tan cerca que puedes percibir el hedor que escupe de su boca, aunque no es de lo único que huele mal ese tipo.
-¿Que estás ocupado? ¿Acaso tienes la mas mínima puta idea de lo que estás diciendo? ¿No sabes a quién tienes delante maldito renacuajo? Yo dirijo el cotarro aquí, que te quede claro, y si he querido hablar contigo es por que me interesaba...
Realmente huele mal. ¿Vas a aguantar tanto tiempo así de cerca? Casi te dan arcadas de la peste que suelta ese tipo. No parece ser un tipo de quien te puedas fiar, pero nunca se sabe.
-Dime qué tipo de negocios buscas aquí, o ve a pudrirte entre sacos de mierda. Y no te atrevas a volver a hablarme con esa arrogancia -los tipos sacaron las armas, una ballesta, una escopeta recortada y una daga-, o te arrepentirás -eso último lo soltó con un susurro, lo cual si que te produjo arcadas de verdad.
-¿Que estás ocupado? ¿Acaso tienes la mas mínima puta idea de lo que estás diciendo? ¿No sabes a quién tienes delante maldito renacuajo? Yo dirijo el cotarro aquí, que te quede claro, y si he querido hablar contigo es por que me interesaba...
Realmente huele mal. ¿Vas a aguantar tanto tiempo así de cerca? Casi te dan arcadas de la peste que suelta ese tipo. No parece ser un tipo de quien te puedas fiar, pero nunca se sabe.
-Dime qué tipo de negocios buscas aquí, o ve a pudrirte entre sacos de mierda. Y no te atrevas a volver a hablarme con esa arrogancia -los tipos sacaron las armas, una ballesta, una escopeta recortada y una daga-, o te arrepentirás -eso último lo soltó con un susurro, lo cual si que te produjo arcadas de verdad.
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Simplemente ante aquel gesto tan desafiante como desenfundar sus armas era un acto más que necesario para darles una buena paliza y detenerlos, por no mencionar que su apestoso aliento tenía que estar reventando varias leyes. Hay que respetar a los agentes de la autoridad y su trabajo, pero por suerte para ellos ahora estaba metido en el papel de persona de negocios y no podía abalanzarse sobre ellos y arrestarlos así como así, o no sin sacarles algo de información antes.
- ¡Jajaja! Muy bueno compañero - comencé a decir sin mostrar un ápice de miedo ante aquellos tipos mientras aplaudía como si estuviese viendo una función. - Me parece estupendo que seas un "tipo" tan importante, pero sigues sin darme con lo que podamos seguir trabajando, asique una última oportunidad antes de que tome este numerito como ofensa - seguí hablando cambiando mi tono a uno más serio a la par que me levantaba de mi asiento. No temía a aquellos tipos ni a sus armas, pero tampoco quería que me cogiesen en una postura comprometida si no atendían a razones. -Estoy hablando de conseguir una alianza, pero no tememos a lo que se nos venga.
La conversación no estaba encaminándose por donde yo quería en un inicio, pero tenía que mantener mi papel de mafioso duro.
- ¡Jajaja! Muy bueno compañero - comencé a decir sin mostrar un ápice de miedo ante aquellos tipos mientras aplaudía como si estuviese viendo una función. - Me parece estupendo que seas un "tipo" tan importante, pero sigues sin darme con lo que podamos seguir trabajando, asique una última oportunidad antes de que tome este numerito como ofensa - seguí hablando cambiando mi tono a uno más serio a la par que me levantaba de mi asiento. No temía a aquellos tipos ni a sus armas, pero tampoco quería que me cogiesen en una postura comprometida si no atendían a razones. -Estoy hablando de conseguir una alianza, pero no tememos a lo que se nos venga.
La conversación no estaba encaminándose por donde yo quería en un inicio, pero tenía que mantener mi papel de mafioso duro.
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El tipo se quedó mirandote con cara de pocos amigos, es bastante obvio que no le caes nada bien.
-Tienes los cojones bien plantados. ¿Una alianza? Y qué es lo que me puedes ofrecer. Nosotros dominamos este puto lugar, no tengas cojones de enfrentarte a mí. Permítemte que te diga, que de aquí puedes salir de dos formas. Conmigo, o en una caja de pino. Así que más te vale convencerme. Este sitio está rodeado de hombres escondidos por todas partes, además hay ciertos explosivos colocados en posiciones escondidas. Si te atreves a alzar tu arma contra mí, no saldrás vivo de esta, de eso puedes estar seguro.
Se sentó de nuevo, pero en esta ocasión se acercó a uno de sus hombres, el cual le dio una escopeta recortada con la cual se quedó apuntándote directamente al pecho.
-Y no te pienses que ser un usuario te salvará de esto. Así que dime para quién trabajas y qué nos ofreces.
¡Oh dios mío! ¿Encima sabe que eres un usuario de akuma no mi? ¿Cómo lo habrá descubierto? No parece que hayas hecho nada para desenmascararte, no obstante ahora tienes dos opciones, infiltrarte o pensar que lo que ha dicho es cierto y puedes tener problemas si no llegas a un acuerdo con él.
-Tienes los cojones bien plantados. ¿Una alianza? Y qué es lo que me puedes ofrecer. Nosotros dominamos este puto lugar, no tengas cojones de enfrentarte a mí. Permítemte que te diga, que de aquí puedes salir de dos formas. Conmigo, o en una caja de pino. Así que más te vale convencerme. Este sitio está rodeado de hombres escondidos por todas partes, además hay ciertos explosivos colocados en posiciones escondidas. Si te atreves a alzar tu arma contra mí, no saldrás vivo de esta, de eso puedes estar seguro.
Se sentó de nuevo, pero en esta ocasión se acercó a uno de sus hombres, el cual le dio una escopeta recortada con la cual se quedó apuntándote directamente al pecho.
-Y no te pienses que ser un usuario te salvará de esto. Así que dime para quién trabajas y qué nos ofreces.
¡Oh dios mío! ¿Encima sabe que eres un usuario de akuma no mi? ¿Cómo lo habrá descubierto? No parece que hayas hecho nada para desenmascararte, no obstante ahora tienes dos opciones, infiltrarte o pensar que lo que ha dicho es cierto y puedes tener problemas si no llegas a un acuerdo con él.
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Me mantuve serio durante todo el discurso del tipo creyendo que había entrado en razón a pesar de que claramente no le caía nada bien, incluso hice un esfuerzo y pude mantener mis tripas en su sitio a pesar de la peste que inundaba toda la estancia. Parecía que la cosa se podía solucionar, pero el muy estúpido volvió a amenazarme mientras se recostaba en el sillón de nuevo tras coger el arma de uno de sus dos acompañantes. Me sorprendió la mención a que era un usuario, pero decidí hacerle caso omiso a esa parte. Dudaba que supiese de mis poderes.
- ¿Porqué no puede ser todo más sencillo? - pensé maldiciendo la tozudez de aquel tipo al seguir amenazándome, aunque por suerte para él no tenía mucho todavía con lo que trabajar y tendría que intentar sacar algo más de información antes de darles su merecido, asique comencé a sentarme para responder a sus palabras manteniendo la compostura.
- A mi jefe no le gustan los nombres, asique hablemos de lo importante. Disponemos de una gran cantidad de material para instalar varios laboratorios por la ciudad, completamente equipados con su personal y todo, pero nuestro problema reside en que aún no conocemos este territorio apestado de asquerosos perros del gobierno, asique necesitamos a alguien que maneje los bajos fondos para aliarnos con él si puede ofrecernos infraestructuras para instalarnos a cambio de un porcentaje del material o del beneficio que este produzca, aunque también nos valdría con que nos vendiesen establecimientos con una buena "fachada” ya preestablecida. Somos gente seria dispuestos a hacernos un hueco aquí, tenemos dinero para pagar, aunque también si lo preferís tenemos una gran cantidad de armas de mayor calidad de esas que portáis, por lo que se dice se están dando varios golpes y podríamos facilitar ese trabajo a quien lo esté realizando ya que ese no es nuestro negocio – dije mis palabras señalando la ballesta que uno de ellos llevaba en las manos.
Esperaba que con eso comenzasen a picar el anzuelo, pero aún me quedaba algo por decir. Debía quedar claro si quería que siguiésemos hablando.
- Y por último, pero no menos importante. Ya te he dicho que no me gusta que me amenacen y menos si quieres ganar dinero con nosotros. Así no cierro ningún trato, por no mencionar que soy de los que piensa que no se amenaza, se actúa. Si tienes que hacer algo que sea ahora, sino déjate de gilipolleces que mi tiempo es oro - dije mientras me cruzaba se brazos. Sabía que la postura corporal ayudaba enfatizar las palabras, aunque no era mi única intención, ya que quería tener la culata de mis pistolas más cerca por si acaso.
- ¿Porqué no puede ser todo más sencillo? - pensé maldiciendo la tozudez de aquel tipo al seguir amenazándome, aunque por suerte para él no tenía mucho todavía con lo que trabajar y tendría que intentar sacar algo más de información antes de darles su merecido, asique comencé a sentarme para responder a sus palabras manteniendo la compostura.
- A mi jefe no le gustan los nombres, asique hablemos de lo importante. Disponemos de una gran cantidad de material para instalar varios laboratorios por la ciudad, completamente equipados con su personal y todo, pero nuestro problema reside en que aún no conocemos este territorio apestado de asquerosos perros del gobierno, asique necesitamos a alguien que maneje los bajos fondos para aliarnos con él si puede ofrecernos infraestructuras para instalarnos a cambio de un porcentaje del material o del beneficio que este produzca, aunque también nos valdría con que nos vendiesen establecimientos con una buena "fachada” ya preestablecida. Somos gente seria dispuestos a hacernos un hueco aquí, tenemos dinero para pagar, aunque también si lo preferís tenemos una gran cantidad de armas de mayor calidad de esas que portáis, por lo que se dice se están dando varios golpes y podríamos facilitar ese trabajo a quien lo esté realizando ya que ese no es nuestro negocio – dije mis palabras señalando la ballesta que uno de ellos llevaba en las manos.
Esperaba que con eso comenzasen a picar el anzuelo, pero aún me quedaba algo por decir. Debía quedar claro si quería que siguiésemos hablando.
- Y por último, pero no menos importante. Ya te he dicho que no me gusta que me amenacen y menos si quieres ganar dinero con nosotros. Así no cierro ningún trato, por no mencionar que soy de los que piensa que no se amenaza, se actúa. Si tienes que hacer algo que sea ahora, sino déjate de gilipolleces que mi tiempo es oro - dije mientras me cruzaba se brazos. Sabía que la postura corporal ayudaba enfatizar las palabras, aunque no era mi única intención, ya que quería tener la culata de mis pistolas más cerca por si acaso.
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Parece que has utilizado las palabras correctas, esboza una sonrisa que exhala un hedor a podredumbre y le dice a sus hombres que bajen las armas.
-Bien. Me has convencido. Sígueme.
Se levantó y se acercó a la salida, los otros guardias se te acercaron, iban a ir detrás de ti hagas lo que hagas, con las armas preparadas por si intentas algo raro. El hombre te conduce por una serie de callejones a uno de los límites del pueblo, donde te vas alejando hacia unos bosques. Tras unos minutos de incómodo silencio, llegáis a una cueva y él entra, al principio está muy oscuro, pero entonces enciende una antorcha y va hacia adelante. La cueva es profunda y está llena de acantilados que dan a galerías inferiores de las cuales no alcanzas a ver el fondo. Los guardias se han quedado en la entrada.
Pasados dos minutos de andar por unas galerías, que se te antojan laberínticas, llegáis a una gran sala iluminada con unas cuantas personas, pero una de ellas destaca sobre el resto, un hombre corpulento de tres metros de altura aproximadamente, cada brazo suyo es como todo tu cuerpo y está lleno de cicatrices por todas partes, tiene un ojo parcheado y puedes ver una cicatriz atravesando esa parte de su rostro y perdiéndose por detrás.
-Jefe, este tipo busca negocios. Dice que puede proporcionarnos armas.
Al parecer has sido engañado y ese enclenque no era ningún jefe, más bien un mindundi que quiere ganarse el respeto de su jefe, o que busca algún tipo de ascenso o reconocimiento. Ese mastodonte se acerca a vosotros, le suelta un tortazo que lo estampa contra una pared, comienza a sangrar asustado.
-¿Cómo osas desvelar la guarida a un cualquiera? ¡Llevadlo a las mazmorras inferiores!
Parece bastante cabreado ese tipo, te has dado cuenta de que al golpear al renacuajo pestilente el golpe ha sonado seco, como si no fuera carne lo que tiene ese hombre bajo la piel, sino algo bastante más duro. Ves como varios guardias bien armados cogen a ese enclenque que está bastante aturdido del golpe, ni siquiera tiene fuerzas para resistirse.
-En cuanto a ti... Si quieres sobrevivir más te vale decirme para quién trabajas y darme esa propuesta que ha engañado al repugnante cerdo este. Y más te vale que me convenza a mí también.
Este tipo no se anda con pequeñeces, y no parece ser tan fácil de convencer. Mide bien tus palabras si no quieres pasarlo mal.
-Bien. Me has convencido. Sígueme.
Se levantó y se acercó a la salida, los otros guardias se te acercaron, iban a ir detrás de ti hagas lo que hagas, con las armas preparadas por si intentas algo raro. El hombre te conduce por una serie de callejones a uno de los límites del pueblo, donde te vas alejando hacia unos bosques. Tras unos minutos de incómodo silencio, llegáis a una cueva y él entra, al principio está muy oscuro, pero entonces enciende una antorcha y va hacia adelante. La cueva es profunda y está llena de acantilados que dan a galerías inferiores de las cuales no alcanzas a ver el fondo. Los guardias se han quedado en la entrada.
Pasados dos minutos de andar por unas galerías, que se te antojan laberínticas, llegáis a una gran sala iluminada con unas cuantas personas, pero una de ellas destaca sobre el resto, un hombre corpulento de tres metros de altura aproximadamente, cada brazo suyo es como todo tu cuerpo y está lleno de cicatrices por todas partes, tiene un ojo parcheado y puedes ver una cicatriz atravesando esa parte de su rostro y perdiéndose por detrás.
-Jefe, este tipo busca negocios. Dice que puede proporcionarnos armas.
Al parecer has sido engañado y ese enclenque no era ningún jefe, más bien un mindundi que quiere ganarse el respeto de su jefe, o que busca algún tipo de ascenso o reconocimiento. Ese mastodonte se acerca a vosotros, le suelta un tortazo que lo estampa contra una pared, comienza a sangrar asustado.
-¿Cómo osas desvelar la guarida a un cualquiera? ¡Llevadlo a las mazmorras inferiores!
Parece bastante cabreado ese tipo, te has dado cuenta de que al golpear al renacuajo pestilente el golpe ha sonado seco, como si no fuera carne lo que tiene ese hombre bajo la piel, sino algo bastante más duro. Ves como varios guardias bien armados cogen a ese enclenque que está bastante aturdido del golpe, ni siquiera tiene fuerzas para resistirse.
-En cuanto a ti... Si quieres sobrevivir más te vale decirme para quién trabajas y darme esa propuesta que ha engañado al repugnante cerdo este. Y más te vale que me convenza a mí también.
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El tipo picó el anzuelo y tras unas palabras que respondí con un leve cabeceo salimos como en una especie de procesión de aquel cuchitril. Tuve la mala suerte que sus dos matones se colocaran a mis espaldas cortando la primera idea que había tenido para controlar el camino que seguía por si dábamos michas vueltas, pero mi idea de ir soltando sirope por el suelo dejó de ser viable, asique tuve que recurrir a otra estratagema.
Recorrimos un montón de callejuelas, la verdad es que el tipo se estaba tomando sus molestias intentando que no pudiese recordar el camino que recorríamos, pero gracias a mi buena memoria y que hice fotos con mi ojo robot estaba seguro de que podría reproducir el mismo camino más tarde, incluso tomé alguna instantánea de cuando nos adentramos en el bosque. Pasamos por el lado de un espécimen bastante peculiar y sería un buen punto de control.
Tras nuestra larga caminata por fin llegamos a una de acantilados donde había una cueva en la roca. Por unos instantes vi duda en el rostro del tipo, pero terminó haciéndome señas para que entrase mientras los otros se quedaban haciendo guardia en la entrada.
El interior estaba tan oscuro que estuve tentado de activar la visión térmica de mi ojo de nuevo, pero no me hizo falta ya que mi anfitrión prendió una antorcha iluminando las paredes grisáceas del lugar. Todo parecía indicar a que era una gruta en la roca formada de forma natural y no por estos tipos, aunque eso no la hacía menos impresionante ni pequeña, si no que estaba profundizaba hacia el interior varios metros. Avancé con cuidado fijándome donde colocaba mis pies en cada momento, no quería tener un resbalón tonto y terminar cayendo por aquellos desfiladeros, asique tras caminar con cuidado por fin llegamos a una zona iluminada donde había más gente.
Nada más ver levantarse a aquel tipo y dirigirse a mi guía ya imaginaba lo que iba a suceder, así que tampoco me extraño mucho ver como terminó. En el fondo sabía que aquel ser no podría dirigir más allá de tres o cuatros matones, pero mis sospechas de que podrían llevarme hasta más algo más gordo fueron fundadas al ver la actuación de aquel grandullón. Ese sí que actuaba como un verdadero jefe de cabronazos y no parecía muy contento con mi presencia allí. Con este debería medir con más cuidado mis palabras si no quería encontrarme con problemas, aunque debía mantener mi fachada.
- Ya veo que por fin estoy ante la persona correcta - contesté en tono calmado. Hice como si aquella escena con su subordinado no hubiese pasado y seguí hablando. - Tu subordinado no a sido exactamente claro, ya que no estoy aquí para vender armas sin más, si no que mi jefe busca a alguien que las distribuya. Poseemos una gran fábrica donde tenemos de los mejores armeros de los bajos fondos y queremos comenzar a expandir nuestro negocio por estos lugares, aunque como ya te digo la cosa no queda aquí. Esto que te voy a contar sólo iba decírselo a la persona adecuada... Y tú pareces serlo - seguí dorando la píldora. Debía usar todo mi carisma en esto. - Voy a contarte que nuestros científicos han desarrollado un potente analgésico con potentes efectos adictivos, ahí tenemos una mina de oro, pero necesitamos a alguien que conozca y maneje las calles para mover la mercancía. Nosotros sólo necesitamos un piso franco donde fabricarla, ya que traerla es arriesgado por el mantenimiento que debe tener - terminé haciéndole ver que él sería siempre la parte clave del plan.
Esperaba poder engatusarlo con el tema del dinero y las armas, aunque este tipo de gente nunca se sabía y por eso mantenía mis sentidos en alerta por si debía recurrir a mis poderes.
Recorrimos un montón de callejuelas, la verdad es que el tipo se estaba tomando sus molestias intentando que no pudiese recordar el camino que recorríamos, pero gracias a mi buena memoria y que hice fotos con mi ojo robot estaba seguro de que podría reproducir el mismo camino más tarde, incluso tomé alguna instantánea de cuando nos adentramos en el bosque. Pasamos por el lado de un espécimen bastante peculiar y sería un buen punto de control.
Tras nuestra larga caminata por fin llegamos a una de acantilados donde había una cueva en la roca. Por unos instantes vi duda en el rostro del tipo, pero terminó haciéndome señas para que entrase mientras los otros se quedaban haciendo guardia en la entrada.
El interior estaba tan oscuro que estuve tentado de activar la visión térmica de mi ojo de nuevo, pero no me hizo falta ya que mi anfitrión prendió una antorcha iluminando las paredes grisáceas del lugar. Todo parecía indicar a que era una gruta en la roca formada de forma natural y no por estos tipos, aunque eso no la hacía menos impresionante ni pequeña, si no que estaba profundizaba hacia el interior varios metros. Avancé con cuidado fijándome donde colocaba mis pies en cada momento, no quería tener un resbalón tonto y terminar cayendo por aquellos desfiladeros, asique tras caminar con cuidado por fin llegamos a una zona iluminada donde había más gente.
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- Ya veo que por fin estoy ante la persona correcta - contesté en tono calmado. Hice como si aquella escena con su subordinado no hubiese pasado y seguí hablando. - Tu subordinado no a sido exactamente claro, ya que no estoy aquí para vender armas sin más, si no que mi jefe busca a alguien que las distribuya. Poseemos una gran fábrica donde tenemos de los mejores armeros de los bajos fondos y queremos comenzar a expandir nuestro negocio por estos lugares, aunque como ya te digo la cosa no queda aquí. Esto que te voy a contar sólo iba decírselo a la persona adecuada... Y tú pareces serlo - seguí dorando la píldora. Debía usar todo mi carisma en esto. - Voy a contarte que nuestros científicos han desarrollado un potente analgésico con potentes efectos adictivos, ahí tenemos una mina de oro, pero necesitamos a alguien que conozca y maneje las calles para mover la mercancía. Nosotros sólo necesitamos un piso franco donde fabricarla, ya que traerla es arriesgado por el mantenimiento que debe tener - terminé haciéndole ver que él sería siempre la parte clave del plan.
Esperaba poder engatusarlo con el tema del dinero y las armas, aunque este tipo de gente nunca se sabía y por eso mantenía mis sentidos en alerta por si debía recurrir a mis poderes.
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Conforme vas hablando el tipo se queda con cara de pocos amigos y cuando ve que te callas sin decir nada más tan solo se muestra realmente enfadado, se acerca a ti y se agacha, su mera presencia tan cerca de ti hace que te veas un poco intimidado, realmente es un tipo que da bastante miedo, sobre todo si se acerca así.
-Primero de todo te he dicho que me digas para quién trabajas. Y todavía no he escuchado esa respuesta.
Notas que la gente de alrededor se queda en guardia, pero no por ti, es como si estuvieran esperando el momento oportuno para salir corriendo de allí. Si desvías la mirada podrás ver que están verdaderamente acojonados. ¿Tan temible es ese armario que tienes delante?
-Se me agota la paciencia chico. Sueltalo o te mato aquí y ahora.
-Primero de todo te he dicho que me digas para quién trabajas. Y todavía no he escuchado esa respuesta.
Notas que la gente de alrededor se queda en guardia, pero no por ti, es como si estuvieran esperando el momento oportuno para salir corriendo de allí. Si desvías la mirada podrás ver que están verdaderamente acojonados. ¿Tan temible es ese armario que tienes delante?
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Nada más terminar de hablar y ver la reacción del grandullón, supe que mi contestación no le había terminado de gustar y la verdad es que el tipo no tardó en plasmarlo de esa manera.
En dos largas zancadas y con malas intenciones escritas en el rostro se acercó excesivamente cerca, usando su tamaño para intimidarme. En cierto modo sentí temor ante aquel arranque de ira y por simple instinto tensé cada uno de mis músculos esperando un ataque por su parte, pero tras respirar profundamente mientras escuchaba sus amenazas, conseguí centrarme de nuevo y relajar mi cuerpo.
Debía seguir improvisando ya que el tipo no estaría dispuesto a esperar mucho. Se notaba por las reacciones de sus esbirros que el tipo tenía un temperamento desagradable. Parecía de esos tipos que primero golpeaba a sus hombres y luego preguntaba. Odiaba a los tipos así, me recordaban demasiado a aquel ser desagradable que me crio, aunque no era momento para ponerse nostálgico, ni para dejarse llevar por los fantasmas del pasado.
- No es que no te haya oído, pero donde yo trabajo no usamos nombres. El anonimato es una de nuestras señas, aunque si con ello te sientes más cómodo, nosotros nos referimos a el jefe como "B" - dije manteniendo un tono neutro y un semblante serio mientras entrecruzaba mis brazos por detrás de la espalda. Aquellos tipos estaban acostumbrados a manipular con el miedo y no debía mostrarme con un mandado más, si no como a un igual. - Como verás en ningún momento a mí me ha interesado ni tú nombre ni el de tus subordinados, no me importan. Como ya te he dicho, lo nuestro son los negocios.
Con mis palabras estaba jugando con fuego, si el tipo se lo tomaba como una amenaza estaba demasiado cerca y tenía pinta de ser fuerte. No querría ser golpeado por él, asique por si acaso mientras había estado hablando había buscado una manera de conseguir algo de ventaja, pero como el tipo estaba tan cerca sólo me pude arriesgar a una cosa y de ahí la postura que adopté con mis brazos cuando hablé. Supuse que cualquiera que me viese pensaría que soy un pistolero puesto que mis armas son bien visibles, asique imaginé que si alejaba mis manos de ellas no se tomaría el gesto como algo ofensivo, mientras que mi intención con dicho gesto era tener mi daga más a mano. Tenía buena puntería y adoraba mis pistolas, pero en realidad con lo que luchaba bien era con aquella pequeña arma.
En dos largas zancadas y con malas intenciones escritas en el rostro se acercó excesivamente cerca, usando su tamaño para intimidarme. En cierto modo sentí temor ante aquel arranque de ira y por simple instinto tensé cada uno de mis músculos esperando un ataque por su parte, pero tras respirar profundamente mientras escuchaba sus amenazas, conseguí centrarme de nuevo y relajar mi cuerpo.
Debía seguir improvisando ya que el tipo no estaría dispuesto a esperar mucho. Se notaba por las reacciones de sus esbirros que el tipo tenía un temperamento desagradable. Parecía de esos tipos que primero golpeaba a sus hombres y luego preguntaba. Odiaba a los tipos así, me recordaban demasiado a aquel ser desagradable que me crio, aunque no era momento para ponerse nostálgico, ni para dejarse llevar por los fantasmas del pasado.
- No es que no te haya oído, pero donde yo trabajo no usamos nombres. El anonimato es una de nuestras señas, aunque si con ello te sientes más cómodo, nosotros nos referimos a el jefe como "B" - dije manteniendo un tono neutro y un semblante serio mientras entrecruzaba mis brazos por detrás de la espalda. Aquellos tipos estaban acostumbrados a manipular con el miedo y no debía mostrarme con un mandado más, si no como a un igual. - Como verás en ningún momento a mí me ha interesado ni tú nombre ni el de tus subordinados, no me importan. Como ya te he dicho, lo nuestro son los negocios.
Con mis palabras estaba jugando con fuego, si el tipo se lo tomaba como una amenaza estaba demasiado cerca y tenía pinta de ser fuerte. No querría ser golpeado por él, asique por si acaso mientras había estado hablando había buscado una manera de conseguir algo de ventaja, pero como el tipo estaba tan cerca sólo me pude arriesgar a una cosa y de ahí la postura que adopté con mis brazos cuando hablé. Supuse que cualquiera que me viese pensaría que soy un pistolero puesto que mis armas son bien visibles, asique imaginé que si alejaba mis manos de ellas no se tomaría el gesto como algo ofensivo, mientras que mi intención con dicho gesto era tener mi daga más a mano. Tenía buena puntería y adoraba mis pistolas, pero en realidad con lo que luchaba bien era con aquella pequeña arma.
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El hombre aleja su cabeza de ti y se queda unos instantes pensando, de pronto comenzó a reirse. Notas que la tensión que está alrededor tuyo desaparece, algunos hombres suspiran aliviados, otros se quedan sorprendidos ante la reacción de su gigantesco jefe.
-Me gusta tu actitud chico. Y desde luego me gusta lo que me ofreces. Pero las palabras sin pruebas no son nada. Habrás traído algo para demostrarmelo.
Notas que varios guardias te cierran el paso por detrás.
-También, como comprenderás, ahora que has descubierto nuestra guarida, no te irás tan fácilmente. Primero necesito pruebas de que es cierto lo que me has dicho. Demuéstramelo.
-Me gusta tu actitud chico. Y desde luego me gusta lo que me ofreces. Pero las palabras sin pruebas no son nada. Habrás traído algo para demostrarmelo.
Notas que varios guardias te cierran el paso por detrás.
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Las palabras que salieron de aquel mastodonte fueron las únicas que no quería oír a pesar de que parecía haber mordido el anzuelo y de que todos sus hombres se relajaron, pero el muy maldito quería una muestra ahora. Mi cabeza se encontraba buscando varias soluciones para aquella situación, pero dado el carácter del tipo tampoco podía quedarme pensando mucho tiempo sin darle una respuesta, asique decidí que mejor sería seguir improvisando e intentar sacar la máxima información antes de que terminasen de descubrir mi engaño, asique comencé a hacer fotografías con mi ojo ciborg de todo lo relevante del lugar por si acaso mientras me preparaba.
- Entiendo lo que dices, pero comprenderás que nosotros tampoco llegamos a ser la empresa que somos confiando en el primero que se nos cruza, pero sí que te puedo enseñar una pequeña muestra de nuestros productos - dije sonriendo mientras desenfundaba mis pistolas tranquilamente y se las pasaba al tipo agarrándolas por el caño para que viese que no era ningún tipo de ofensa. - Como podrás comprobar son de gran calidad. Nuestros armeros son de los mejores.
Por suerte las pistolas son de buena calidad, pero también sabía que no se iba a conformar sólo con eso.
- Estamos dispuestos a proveer de ellas a quien nos disponga algún piso franco, pero el negocio que vengo a mostrar es otro. También disponemos de muy buenos farmacéuticos - dije con la calma de quien comercializa con verduras. - Si no te importa que use a uno de tus hombres para una demostración que se coloque aquí enfrente - seguí diciendo mientras usaba un tono misterioso. Tenía que llevar la improvisación al máximo.
Si el mafioso accedía como yo esperaba, deslizaría una de mis manos hacia mis bolsillos interiores para sacar una especie de bolita, que tras mostrarla apenas una milésima de segundo, me tragaría para después seguir con mi pantomima.
- Nuestros esbirros han diseñado un potenciador muscular que incrementa las cualidades básicas de un ser humano normal y corriente como yo. Sólo llevo esta muestra por seguridad y tiene un pequeño efecto secundario que comprobarás en unos instantes, pero los efectos lo merecen - seguí hablando montando una mentira sobre otra. Lo que me había tragado era una de las golosinas que llevaba siempre encima para mi cuervo, pero esperaba que el numerito que iba a montar funcionase.
Aguanté un par de segundos para darle un poco más de expectación mientras me quedaba a unos tres metros del esbirro colocado y de repente activé mi Suikoden consiguiendo que mis cabellos adquirieran un tono verdoso, para sin previo aviso usando mi velocidad sumada a la de la técnica, recorrer la escasa distancia que nos separaba y golpearlo en el pecho con la palma de la mano.
- Te dan un look extraño, pero como puedes comprobar los efectos no están mal - diría al grandullón tras golpear a su subordinado.
Sabía que con esta estrategia estaba estirando la goma hasta el punto de casi romperla, pero si caían en mi espectáculo los tendría comiendo de la palma de mi mano.
- Entiendo lo que dices, pero comprenderás que nosotros tampoco llegamos a ser la empresa que somos confiando en el primero que se nos cruza, pero sí que te puedo enseñar una pequeña muestra de nuestros productos - dije sonriendo mientras desenfundaba mis pistolas tranquilamente y se las pasaba al tipo agarrándolas por el caño para que viese que no era ningún tipo de ofensa. - Como podrás comprobar son de gran calidad. Nuestros armeros son de los mejores.
Por suerte las pistolas son de buena calidad, pero también sabía que no se iba a conformar sólo con eso.
- Estamos dispuestos a proveer de ellas a quien nos disponga algún piso franco, pero el negocio que vengo a mostrar es otro. También disponemos de muy buenos farmacéuticos - dije con la calma de quien comercializa con verduras. - Si no te importa que use a uno de tus hombres para una demostración que se coloque aquí enfrente - seguí diciendo mientras usaba un tono misterioso. Tenía que llevar la improvisación al máximo.
Si el mafioso accedía como yo esperaba, deslizaría una de mis manos hacia mis bolsillos interiores para sacar una especie de bolita, que tras mostrarla apenas una milésima de segundo, me tragaría para después seguir con mi pantomima.
- Nuestros esbirros han diseñado un potenciador muscular que incrementa las cualidades básicas de un ser humano normal y corriente como yo. Sólo llevo esta muestra por seguridad y tiene un pequeño efecto secundario que comprobarás en unos instantes, pero los efectos lo merecen - seguí hablando montando una mentira sobre otra. Lo que me había tragado era una de las golosinas que llevaba siempre encima para mi cuervo, pero esperaba que el numerito que iba a montar funcionase.
Aguanté un par de segundos para darle un poco más de expectación mientras me quedaba a unos tres metros del esbirro colocado y de repente activé mi Suikoden consiguiendo que mis cabellos adquirieran un tono verdoso, para sin previo aviso usando mi velocidad sumada a la de la técnica, recorrer la escasa distancia que nos separaba y golpearlo en el pecho con la palma de la mano.
- Te dan un look extraño, pero como puedes comprobar los efectos no están mal - diría al grandullón tras golpear a su subordinado.
Sabía que con esta estrategia estaba estirando la goma hasta el punto de casi romperla, pero si caían en mi espectáculo los tendría comiendo de la palma de mi mano.
- Técnica usada:
- Suikoden: Tobías canaliza su energía espiritual consigiendo un incremento de x1,5 en su velocidad durante un post, necesita dos post más para volver a usarlo. Al usar esta técnica su cabello adquiere un tono verdoso.
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El mastodonte coge esa pistola y se queda sopesándola. Cuando pides una colaboración, ese tipo manda uno de sus guardias a ponerse delante de ti. Después de la demostración, que logra impactar desprevenido a ese guardia, el jefe del mismo le pega un tiro con tu arma, el proyectil se le incrusta en la espalda y el hombre cae al suelo boca abajo. Muerto al parecer. Nadie parece haberse inmutado por esa escena, no obstante... ¿Acaba de matar así porque si a uno de sus hombre? Realmente debe estar muy loco
-No parece mal arma, pero ni de lejos es tan buena como me la vendes. Pero te salvas por esa droga. ¿Tienes alguna más por ahí? Eso si que puede resultar interesante.
Te arroja la pistola al pecho, parece que esa droga le ha convencido, aunque ahora parece que tenga la intención de probarla él mismo. Una pena no poder escapar rápidamente de allí, no parece fácil de convencer.
-No parece mal arma, pero ni de lejos es tan buena como me la vendes. Pero te salvas por esa droga. ¿Tienes alguna más por ahí? Eso si que puede resultar interesante.
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Ante la escena que montó el tipo simplemente enarqué una ceja mientras mis cabellos adquirían su tono azabache normal. No es que me gustase ver como alguien mataba por matar, pero él mismo me estaba dando una ventaja al acabar con uno de sus hombres y no iba a ser yo quien pusiese pegas a eso. Si llegaba el momento y debía luchar, cuantos menos mejor.
Después de eso me devolvió mi arma de forma despectiva mientras me dedicaba una palabras, las cuales me hicieron ver que el tipo no tenía muchas luces o era extremadamente terco.
-Como ya te he dicho no llevo más por seguridad. Si quieres más de estas tardarían en llegar, ya que nuestros laboratorios están en una isla del Paraíso. Yo mismo me he arriesgado al enseñártela, puesto que si no llegamos a un acuerdo no tendré que enseñarle a otro. Nuestra intención es hacer negocios, pero a mi jefe no le gustan las cosas precipitadas. Nosotros trabajamos a nuestro ritmo, asique tú me dirás ¿Te interesa lo que ves? - dije tranquilamente mirando a los ojos del mastodonte.
En el fondo sabía que lo que estaba diciéndole no iba a gustarle, pero no podía decir otra cosa sin destapar mi engaño. Por otro lado si mis palabras colaban podría intentar marcharme de allí por las buenas e informar a la Agencia a su debido tiempo, clausurando este antro que por suerte sería el objetivo de mi misión, sin embargo, si el tipo se ponía agresivo no me quedaría otra que luchar para intentar salir de allí e informar igualmente. Si lo conseguía, al menos les habría jodido su guarida haciéndoles salir a la superficie.
Después de eso me devolvió mi arma de forma despectiva mientras me dedicaba una palabras, las cuales me hicieron ver que el tipo no tenía muchas luces o era extremadamente terco.
-Como ya te he dicho no llevo más por seguridad. Si quieres más de estas tardarían en llegar, ya que nuestros laboratorios están en una isla del Paraíso. Yo mismo me he arriesgado al enseñártela, puesto que si no llegamos a un acuerdo no tendré que enseñarle a otro. Nuestra intención es hacer negocios, pero a mi jefe no le gustan las cosas precipitadas. Nosotros trabajamos a nuestro ritmo, asique tú me dirás ¿Te interesa lo que ves? - dije tranquilamente mirando a los ojos del mastodonte.
En el fondo sabía que lo que estaba diciéndole no iba a gustarle, pero no podía decir otra cosa sin destapar mi engaño. Por otro lado si mis palabras colaban podría intentar marcharme de allí por las buenas e informar a la Agencia a su debido tiempo, clausurando este antro que por suerte sería el objetivo de mi misión, sin embargo, si el tipo se ponía agresivo no me quedaría otra que luchar para intentar salir de allí e informar igualmente. Si lo conseguía, al menos les habría jodido su guarida haciéndoles salir a la superficie.
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El tipo se cruza de brazos mientras se queda pensando. Parece muy pendiente de tus cabellos, los cuales ya han vuelto a su estado original, y eso parece haberle dejado un poco bastante mosqueado.
-¿Tan pronto se acaban los efectos? Algo tan débil no me interesa.
Se da la vuelta y hace una señal con su brazo izquierdo. Antes de que te quieras dar cuenta estás rodeado por una quincena de guardias armados. Algo parece que ha salido mal. Tras alejarse unos pasos se vuelve a girar y se queda mirando la escena con superioridad.
-No me interesa una mierda de poder que se va con el primer golpe. Vuestro producto es una mierda, y ahora que estás aquí, no puedo dejarte escapar. Matadle.
Los quince guardias se lanzan casi a la vez a por ti. La cueva a tus espaldas está completamente a oscuras, irías a ciegas si tratas de correr por ahí, además de la posibilidad de perderte. Además aunque no llegas a verlo bien por los tipos que tienes delante, ese mastodonte parece haber cogido algo. La cosa se vuelve peliaguda.
-¿Tan pronto se acaban los efectos? Algo tan débil no me interesa.
Se da la vuelta y hace una señal con su brazo izquierdo. Antes de que te quieras dar cuenta estás rodeado por una quincena de guardias armados. Algo parece que ha salido mal. Tras alejarse unos pasos se vuelve a girar y se queda mirando la escena con superioridad.
-No me interesa una mierda de poder que se va con el primer golpe. Vuestro producto es una mierda, y ahora que estás aquí, no puedo dejarte escapar. Matadle.
Los quince guardias se lanzan casi a la vez a por ti. La cueva a tus espaldas está completamente a oscuras, irías a ciegas si tratas de correr por ahí, además de la posibilidad de perderte. Además aunque no llegas a verlo bien por los tipos que tienes delante, ese mastodonte parece haber cogido algo. La cosa se vuelve peliaguda.
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El tipo enseguida pareció desilusionarse o eso entendí por las primeras palabras que me dirigió el mastodonte al ver como se pasaban los efectos de mi Suikoden tras pasar un pequeño lapso de tiempo. Debía seguir intentando razonar con aquel tipo a pesar de su tozudez.
- Como te he comentado sólo están en fase de experimentación. La razón de que nos queramos venir a esta zona es porque nuestro farmacéuticos aseguran que por aquí hay ingre.... - intenté explicarme en vano, ya que el tipo hizo caso omiso de lo que decía y se dispuso a impartir una orden que no me gustó nada, consiguiendo que me quedase a medias y me saltaran todas las alarmas.
Al parecer era tan estúpido que no atendía a más razones que las suyas propias y me obligó a defenderme. Sus guardias comenzaron a rodearme de forma peligrosa, pero sus armas en un principio no tenían ningún aspecto especial, por lo tanto no temía lo que pudiesen hacerme. Tenía pensado presentar batalla e intentar acabar yo con estos tipos, creyendo que la mejor manera sería acabar cuanto antes con su cabecilla. Se me había ocurrido un plan de ataque un algo simple, pero esperé que el desconocimiento de mis habilidades desconcertasen a mis contrincantes.
Seguramente esperarían que sólo supiese atacar con mis pistolas y eso dejé que siguiesen creyendo mientras sacaba las dos que tenía y comenzaba a apuntar a todos ellos. No dudé en apretar una y otra vez el gatillo mientras hacía como que me alejaba para buscar cobertura en algún lugar alejado de ellos, para de repente cuando no me había movido ni tres metros, activé mi Soru para ir a una velocidad muy superior a cualquier ser humano (20 m/s) y dirigirme directamente a por el mastodonte con la rodilla por delante mientras canalizaba energía en ella activando mi Rankun. Si conseguía golpearle el impacto generaría una gran onda que esperaba que fuese suficiente para acabar con aquel abusón, pero para asegurarme de que haría el máximo de daño, impregné mi golpe en haki armadura.
Una vez realizado aquel golpe intentaría coger distancias de nuevo con aquel tipo y ver el resultado de mi ataque mientras sonreía un poco.
- Deberías haber aceptado mi trato - dije usando el mismo tono serio y neutro que había estado usando hasta ahora con él. Aún no tenía porqué descubrirme como Agente.
Con mis palabras sólo quería distraerlo, ya que comencé a generar sirope poco a poco. Podría parecer un elemento un tanto inútil en un principio, pero en más de una ocasión había conseguido ayudarme.
- Como te he comentado sólo están en fase de experimentación. La razón de que nos queramos venir a esta zona es porque nuestro farmacéuticos aseguran que por aquí hay ingre.... - intenté explicarme en vano, ya que el tipo hizo caso omiso de lo que decía y se dispuso a impartir una orden que no me gustó nada, consiguiendo que me quedase a medias y me saltaran todas las alarmas.
Al parecer era tan estúpido que no atendía a más razones que las suyas propias y me obligó a defenderme. Sus guardias comenzaron a rodearme de forma peligrosa, pero sus armas en un principio no tenían ningún aspecto especial, por lo tanto no temía lo que pudiesen hacerme. Tenía pensado presentar batalla e intentar acabar yo con estos tipos, creyendo que la mejor manera sería acabar cuanto antes con su cabecilla. Se me había ocurrido un plan de ataque un algo simple, pero esperé que el desconocimiento de mis habilidades desconcertasen a mis contrincantes.
Seguramente esperarían que sólo supiese atacar con mis pistolas y eso dejé que siguiesen creyendo mientras sacaba las dos que tenía y comenzaba a apuntar a todos ellos. No dudé en apretar una y otra vez el gatillo mientras hacía como que me alejaba para buscar cobertura en algún lugar alejado de ellos, para de repente cuando no me había movido ni tres metros, activé mi Soru para ir a una velocidad muy superior a cualquier ser humano (20 m/s) y dirigirme directamente a por el mastodonte con la rodilla por delante mientras canalizaba energía en ella activando mi Rankun. Si conseguía golpearle el impacto generaría una gran onda que esperaba que fuese suficiente para acabar con aquel abusón, pero para asegurarme de que haría el máximo de daño, impregné mi golpe en haki armadura.
Una vez realizado aquel golpe intentaría coger distancias de nuevo con aquel tipo y ver el resultado de mi ataque mientras sonreía un poco.
- Deberías haber aceptado mi trato - dije usando el mismo tono serio y neutro que había estado usando hasta ahora con él. Aún no tenía porqué descubrirme como Agente.
Con mis palabras sólo quería distraerlo, ya que comencé a generar sirope poco a poco. Podría parecer un elemento un tanto inútil en un principio, pero en más de una ocasión había conseguido ayudarme.
- Cosas usadas:
- -Soru
-Rankun(Manual de Explosión Galáctica): Tobías usa energía causando una gran onda de vibración que se expande hasta un metro de distancia. En el centro libera su máximo potencial, y en los extremos estará casi disipada.
-Haki Armadura
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Llegas hasta él y descargas ese golpe. El cuerpo de ese tipo recibe el impacto, sin embargo no se le ve sufrir ningún tipo de daños. ¿Qué diablos?
-¡Ja! -ves como su cuerpo, al parecer más grasiento de lo que parecía, se retuerce, pero su cara está sonriendo- Ese movimiento fue bueno.
De pronto. ¡Auch! Notas un pinchazo por la espalda, por suerte no utilizaron el haki y una espada te atraviesa como si fueras un charco líquido. Aunque por otro lado ves que ese tipo parece que se haya teletransportado y ahora está agarrando tu cuello. Su haki es fuerte, y ese virote de kairouseki que te está clavando en la pierna parece que hace su efecto.
-Pero no podrás alcanzarme con ese tipo de ataques. Mi cuerpo absorbe las vibraciones como el oxígeno. Tal vez debiste pensarlo mejor antes.
Está apuntándote a la cabeza con un virote, tienes uno de kairouseki clavado en la pierna, no parece ser de muy buena calidad, pues no notas debilidad, pero no puedes deshacerte en sirope. La cosa se complica. Su mano te tiene bien cogida por el cuello y su amenaza se ve clara justo frente a tu ojo derecho.
-¿Unas últimas palabras?
-¡Ja! -ves como su cuerpo, al parecer más grasiento de lo que parecía, se retuerce, pero su cara está sonriendo- Ese movimiento fue bueno.
De pronto. ¡Auch! Notas un pinchazo por la espalda, por suerte no utilizaron el haki y una espada te atraviesa como si fueras un charco líquido. Aunque por otro lado ves que ese tipo parece que se haya teletransportado y ahora está agarrando tu cuello. Su haki es fuerte, y ese virote de kairouseki que te está clavando en la pierna parece que hace su efecto.
-Pero no podrás alcanzarme con ese tipo de ataques. Mi cuerpo absorbe las vibraciones como el oxígeno. Tal vez debiste pensarlo mejor antes.
Está apuntándote a la cabeza con un virote, tienes uno de kairouseki clavado en la pierna, no parece ser de muy buena calidad, pues no notas debilidad, pero no puedes deshacerte en sirope. La cosa se complica. Su mano te tiene bien cogida por el cuello y su amenaza se ve clara justo frente a tu ojo derecho.
-¿Unas últimas palabras?
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Por unos instantes me creí victorioso al notar como mi golpe impactaba de lleno en aquel asqueroso bravucón, pero entonces noté que parecía retorcerse sobre sí mismo de una forma bastante peculiar, al mismo tiempo que escuchaba una carcajada seca durante un segundo seguida de unas palabras cargadas de burla.
Seguramente fuese usuario de alguna extraña fruta del diablo al igual que yo, aunque tampoco tuve mucho tiempo para reflexionar sobre ello, ya que de repente una espada atravesó mi espalda al igual que mis pensamientos. Ese ataque de por sí resultaba inútil contra alguien con mis poderes, pero el muy maldito de él consiguió distraerme lo necesario para que mi enemigo principal se moviese a mi lado con una increíble velocidad. Creí que mi velocidad y agilidad me ayudarían a esquivarlo, pero antes de que pudiese reaccionar me vi atenazado y herido.
El brazo con el que aquel tipo me agarraba lucía de un tono metálico bastante preocupante. Su haki parecía poderoso y digno a tener en cuenta, pero más lo era la extraña sensación que estaba produciéndome la herida. Era algo que iba más allá del dolor, era algo similar a un mareo. Parecía como si de repente hubiese corrido una maratón y estuviese cansado, notando como si el cuerpo me pesase más, a pesar de que el tipo acababa de levantarme unos centímetros del suelo con su amarre como si nada, y para colmo me veía incapaz de manipular el sirope que había desparramado por el suelo.
-¡Mierda! - mascullé para mí mismo cuando creí comprender que me pasaba. Debía haberme herido con kairoseki, el cual no me era desconocido por la armadura de mi nakama Gusi, aunque por eso no lo hacía menos peligroso.
-Qué debiste... negociar conmigo... - contesté con voz entrecortada mientras canalizaba mi energía para lo que iba a hacer.
Tanto por sus palabras como por sus actos había comprendido que me encontraba en un buen apuro, del cual no estaba muy seguro si iba a salir, aunque estaba dispuesto a darlo todo de mí antes de dejarme vencer, asique como tenía mucha prisa [Manual prisa] recurrí a la desesperada guiado por las palabras de mi contrincante intentar hacer el máximo de daño. Decía que no le afectaban las vibraciones, pues estaba dispuesto a comprobar si también a los cortes antes de perder el pellejo, y por ello gracias al impulso extra que llevaba conmigo, generé un filo cortante en mi mano capaz de hender el hierro [Manual Aura de Aceros] que dirigí hacia su muñeca esperando que me soltase, a la vez que con la pierna sana que me quedaba lancé un Rankyaku hacia sus piernas y todo ello imbuido en mi haki armadura, buscando destrozar a aquel cabronazo.
Si conseguía zafarme de él cogería algo de distancia y me intentaría quitar el virote que tantos problemas me estaba dando a la par que miraba a mi alrededor observando mi situación.
Seguramente fuese usuario de alguna extraña fruta del diablo al igual que yo, aunque tampoco tuve mucho tiempo para reflexionar sobre ello, ya que de repente una espada atravesó mi espalda al igual que mis pensamientos. Ese ataque de por sí resultaba inútil contra alguien con mis poderes, pero el muy maldito de él consiguió distraerme lo necesario para que mi enemigo principal se moviese a mi lado con una increíble velocidad. Creí que mi velocidad y agilidad me ayudarían a esquivarlo, pero antes de que pudiese reaccionar me vi atenazado y herido.
El brazo con el que aquel tipo me agarraba lucía de un tono metálico bastante preocupante. Su haki parecía poderoso y digno a tener en cuenta, pero más lo era la extraña sensación que estaba produciéndome la herida. Era algo que iba más allá del dolor, era algo similar a un mareo. Parecía como si de repente hubiese corrido una maratón y estuviese cansado, notando como si el cuerpo me pesase más, a pesar de que el tipo acababa de levantarme unos centímetros del suelo con su amarre como si nada, y para colmo me veía incapaz de manipular el sirope que había desparramado por el suelo.
-¡Mierda! - mascullé para mí mismo cuando creí comprender que me pasaba. Debía haberme herido con kairoseki, el cual no me era desconocido por la armadura de mi nakama Gusi, aunque por eso no lo hacía menos peligroso.
-Qué debiste... negociar conmigo... - contesté con voz entrecortada mientras canalizaba mi energía para lo que iba a hacer.
Tanto por sus palabras como por sus actos había comprendido que me encontraba en un buen apuro, del cual no estaba muy seguro si iba a salir, aunque estaba dispuesto a darlo todo de mí antes de dejarme vencer, asique como tenía mucha prisa [Manual prisa] recurrí a la desesperada guiado por las palabras de mi contrincante intentar hacer el máximo de daño. Decía que no le afectaban las vibraciones, pues estaba dispuesto a comprobar si también a los cortes antes de perder el pellejo, y por ello gracias al impulso extra que llevaba conmigo, generé un filo cortante en mi mano capaz de hender el hierro [Manual Aura de Aceros] que dirigí hacia su muñeca esperando que me soltase, a la vez que con la pierna sana que me quedaba lancé un Rankyaku hacia sus piernas y todo ello imbuido en mi haki armadura, buscando destrozar a aquel cabronazo.
Si conseguía zafarme de él cogería algo de distancia y me intentaría quitar el virote que tantos problemas me estaba dando a la par que miraba a mi alrededor observando mi situación.
- Técnicas usadas:
- -Manual Aura de Aceros.
- Filo Perfilado: Tobías condensa energía en forma de filos cortantes capaces de cortar el hierro. Son generados desde una extremidad y del tamaño de su antebrazo.
- ”Rankyaku(Pierna Tormenta)” :
Es una técnica de proyectil de gran alcance, en el que los usuarios empiezan a dar patadas a gran velocidad y fuerza, enviando una hoja afilada de aire comprimido que puede cortar objetos y dañar en gran medida un cuerpo humano. Sin embargo, se ha demostrado que casi cualquier longitud considerable a altas velocidades también son capaces de hacer este movimiento.
-Los dos ataques imbuidos en haki armadura.
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Tu ataque es bueno, y logras que te suelte con un pequeño rasguño que no ha llegado a más por su haki de armadura. Joder que fuerte es ese haki, no parece que pueda ser cortado así como así. No obstante logras hacerle retroceder unos instantes, aunque eso parece que le cabrea bastante.
Intentas coger distancia, pero la herida del virote hace que no puedas ser más rápido que ese pedazo de bicharraco malhumorado de detrás de tí. Notas un manotazo y acabas estampado contra un muro de la pared. Si por lo que sea miras hacia atrás verás cómo ese tipo te agarra de un brazo y comienza a darte golpes como un desquiciado.
Con el último golpe la tela de tu pantalón se rasga y acabas siendo lanzado hacia una pared... Oh wait, ahí no hay pared, tan solo un pedazo de despeñadero. A propósito, estás cayendo, sangrando por la nariz y con un virote de kairouseki roto que o te lo sacas... O acabarás como un cromo en el fondo del precipicio.
Intentas coger distancia, pero la herida del virote hace que no puedas ser más rápido que ese pedazo de bicharraco malhumorado de detrás de tí. Notas un manotazo y acabas estampado contra un muro de la pared. Si por lo que sea miras hacia atrás verás cómo ese tipo te agarra de un brazo y comienza a darte golpes como un desquiciado.
- Algo así:
Con el último golpe la tela de tu pantalón se rasga y acabas siendo lanzado hacia una pared... Oh wait, ahí no hay pared, tan solo un pedazo de despeñadero. A propósito, estás cayendo, sangrando por la nariz y con un virote de kairouseki roto que o te lo sacas... O acabarás como un cromo en el fondo del precipicio.
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- [Maestro-Alumno] ¡Muévete! [Privado Tobías Thorn]
- [Maestro-Alumno] Entrenando en el cuartel [Privado Tobias Thorn]
- Empezamos bien... O no. [Privado] [Hank Murphy y Tobías Thorn]
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