El primer contacto en la ciudad del agua. (Arthur Dayne - Adam) ( Privado- Pasado)

Tras navegar durante varios días como un polizón en un barco de carga, Arthur había llegado por fin a la isla de Water Seven. Le agradaba ver los rostros de tantas personas desconocidas yendo de un lugar a otro, pues él recientemente, recién había salido de la isla del Sokudan tras varios años de un intensivo entrenamiento. Estaba feliz de no ver las caras de esos monjes pero a la vez triste porque , tiene que reconocerlo , esos monjes son muy fuertes y no puede seguir peleando con ellos. Debido a su talento para las artes marciales, un miembro del Cipher Pol había llegado a la isla del Sokudan para ver que tan fuerte y prometedor era. El enviado del Cipher Pol se quedó fascinado ante la fuerza y destreza de Arthur , por lo que lo reclutó para el servicio secreto del gobierno. A él no le importó, pues eso le permitió salir de aquella isla y estar ahora en esta. Estaba en Water Seven por una buena razón: había trabajo que hacer. Sus superiores le habían encargado una pequeña prueba para demostrar su valía, tenía que poner orden en una de las tabernas del lugar pues había sido ocupada por una banda de piratas. Pensando en sus cosas, empezó a caminar entre las transitadas calles del puerto rumbo a trabajar.

Miércoles...y aun así no tengo que ir a trabajar. El daño de las cañerías impide el correcto acceso a la biblioteca, además de haber derramado el fecal contenido haciendo poco apetecible quedarse por la zona.

Tras el informe se me permitió cerrar la biblioteca... aunque la tardanza del sistema administrativo me hizo quedarme allí más días de lo esperado, siendo acosado por el penetrante olor... mañana arreglarían el problema y por ende se acabarían mis vacaciones.

El café insípido, la tostada sólo aportaba textura a pesar de la mermelada... cada cosa que preparo se ve vaciada de todo sabor... No se el cómo, no se el porqué, pero es así... siempre. Incluso haciendo a la vez por otra persona una misma receta, una misma copia de movimientos.

El periódico abierto propone un pequeño plan, "Semana de talentos"... probablemente alguno será musical... si no la mayoría. Queda bastante lejos... tendré que llevar comida... o comer en el propio local.

Podría pedir una pequeña consumición... eso me dejaría lugar en una mesa. Tomar la comida antes de entrar en el local... sí... eso podría funcionar si sus precios estaban dentro de la media.

Fregar. Ducharme. Preparar bocadillo. Determinar localización y plan de movimiento. Asistir.

El crucigrama sería resuelto por el camino... sencillo menos la resolución de una casilla.
Tribu de Skypeia: S+++++A

De vez en cuando usaban algún dato histórico... geográfico... que sólo alguien especializado podría resolver. Tendré que buscar la respuesta en las soluciones de mañana.

El local se localizaba en el límite de la zona amurallada, cercano a los puertos. Era un bar parcheado con tablas, algo ruinoso... pero ese era el bar. "La cerda engrasada"... el dibujo de una cerda humanizada con bikinis tapando sus numerosos pezones era atípico.

Desenvolví el bocadillo del entintado papel. Atún con tomate... de nuevo sólo textura.

A medida que se iba acercando al bar, empezó a repasar la misión que le habían dado. Primero, localizar a la banda de piratas que están ocupando dicho lugar. Segundo, reducir a los hombres y al capitán. Y tercero y último, llevarlos a todos a Enies Lobby por desorden público además de ocupación ilegal de un local de uso público.

Básicamente le importaba un carajo si esos hombres habían roto la ley y esas chorradas del Gobierno Mundial, únicamente le interesaba vagamente el trabajo porque había escuchado que el capitán era un hombre fuerte. Eso le interesaba, sería un buen ejercicio para su cuerpo y probar su fuerza.

Tras pasar un par de callejuelas transitadas por las gentes de la ciudad, llegó finalmente al susodicho bar "La cerda engrasada". Curioso nombre para un lugar donde la gente va a fumar y beber corrompiendo sus cuerpos con tales venenos. A Arthur no le agradan ese tipo de lugares, le resultan mundanales y tóxicos para el ser humano. Sin embargo, cuándo estaba de camino al bar, escuchó de boca de una pareja que pasaba por allí que esa tarde iba a haber un espectáculo de música. Eso lo animó un poco, pues ama la música.

Desde la entrada, podía escuchar el sonido de un arpa apagado por el desagradable sonido de una multitud de risas. Entró empujando la puerta corredera del bar y pudo observar a la banda de bucaneros armando jaleo mientras una joven tocaba el arpa en el escenario. Aquellos hombres le gritaban todo tipo de obscenidades, ella seguía tocando el arpa sin inmutarse como si fuese una muñeca. El sonido de aquel instrumento atrapó a Arthur de lleno, era como el canto de una sirena que arrastraba a un marinero a estrellarse contra las rocas de un acantilado.

Y aquellos hombres seguían perturbando esa melodía celestial, era imperdonable. Tenía que tomar cartas en el asunto. Se acercó lentamente a una mesa, mientras las miradas de todos los presentes en la sala estaban fijas en él. Se sentó tranquilamente cuando unos dos sujetos se acercaron a él. Le empezaron a decir que era una fiesta privada y nadie le había invitado. Con el rostro completamente sereno, agarró los cuellos de ambos hombres y los estampó contra el suelo violentamente. El baile había empezado.

La puerta chirriaba, algo irónico para el nombre del local. El bar había sido conquistado por doce maleantes que ocupaban las mesas cercanas al escenario , acosando con las bocas distendidas y goteantes a la arpista que no terminaba del todo de aislarse en su música.

Las tonadas intentaban llevarla a un lugar mejor, a un lugar donde se sentía segura... pero vacilaba, no podía ignorar del todo a aquellos inmundos engendros. Una pena, por ahora no era... "música" sólo sonido, y no parecía dispuesta a tocar algo más apropiado y acorde a la desesperanza del momento.

La barra sólo era ocupada por el incosciente tabernero cuyo preciado líquido se derramaba desde su cráneo apoyado en la sucia madera, era un hombre gordo, tosco y de hocico porcino.

Las estanterías habían sido saqueadas y las vacías botellas se desperdigaban por las mesas. Quince personas en la taberna, 11 maleantes de los cuales uno parece ser más grande y autoritario, una arpista, un futuro cadáver, yo... y un pelirrojo.

Los bandidos reparan en su presencia... acercandose a la mesa... parecen intentar intimidarle, a lo que el muchacho los agarra en asfixia para luego estamparlos contra el suelo.

Creo que añadiré al pelirrojo a "futuros muertos".

Me sirvo un vaso de agua, lo único que no han querido robar... y bebo mirando la escena desde el descolorido taburete.

"Once a uno... no parece portar armas, mientras que los piratas sí que ostentan alguna que otra arma de fuego y filo... lo que ha hecho no es muy inteligente"

Luego de incapacitar a esos dos truhanes, sus compañeros se lanzaron a atacar al pelirrojo. Tenían tanto armas de filo como de fuego pero eso no intimidaba a Arthur, al contrario, eso hacía la pelea más interesante de lo que era. El capitán enemigo gritó que abriesen fuego a quemarropa. Arthur se puso a cubierto detrás de una mesa y esperó a que agotasen toda la munición. Se notaba que esos hombres no tenían preparación armamentística.

- ¡Matadlo!.- Gritó el capitán mientras sus hombres desenvainaban las espadas.

Los piratas se lanzaron al ataque enseguida después de que su jefe se los ordenara. El pelirrojo se levantó y usó la mesa como ariete para cargar contra los enemigos, se llevó a algunos por delante y logró desarmarlos. Los que todavía seguían con las espadas en la mano, unas 6 personas, retrocedieron asustados ante tal suceso por lo que Arthur aprovechó ese momento de duda contra ellos y se lanzó contra ellos antes de que reaccionasen.

Saltó hacía uno de ellos y lo golpeó en la barbilla con la rodilla derecha, cayendo este al suelo. Seguidamente, lanzó un par de golpes a dos hombres situados a su derecha e izquierda justo en las costillas con sus puños. Probablemente les había roto un par de ellas. Los hombres que estaban en el suelo por lo de la mesa, se levantaron rápidamente y se apresuraron a ayudar a sus compañeros. Ya había incapacitado a tres, notó que no eran fuertes ni tenían apenas preparación física. Perro ladrador , poco mordedor. Y al fijarse mejor en ellos, pudo observar que la mayoría eran muchachos de su edad o incluso menos. Excepto el jefe, que rondaba los cuarenta y pico. Se dió cuenta que había un chaval de pelo blanco sentado observando la escena. Tenía un espectador.

Los restantes miembros de la banda empezaron a rodearle para no darle opción a moverse y atacarle todos a la vez. La cosa se animaba y eso lo ponía de buen humor, quizás estaba en desventaja pero al fin y al cabo era una pelea interesante.

El muchacho no se amedrentaba, la superioridad en armamento y en número no le suponía ningún problema… todo lo contrario, parece disfrutar del desafío que se le plantea.
El tiroteo comenzó, usando sabiamente la mesa creó la cobertura que tanto necesitaba… La música había dejado de sonar. Pero no había heridas, no aún… sólo un paralizante temor.

El capitán era un cuarentón abandonado a los excesos, seguramente se daría cuenta que no tenía nada que hacer en esta vida… e intentaría forjarse una a hierro y sangre. Al menos no era un cliché. Seguido por jóvenes rebeldes con el mundo y sobretodo con sus padres había encontrado la carne de cañón que tanto necesitaba… eso sí es más típico.

El pelirrojo carga usando la mesa como arma, derriba a las torpes criaturas que creían que esgrimir un arma debía ser tan fácil como en las aventuras ilustradas… luchan y por un instante mi vista se cruza con la del pelirrojo.

No me importa lo que le pase, en absoluto. Pero sí me importa su quién y su porqué.


Análisis: Forma física decente. Entrenado. Disciplinado pero sólo físicamente. Impulsivo. Ávido por la batalla. Probablemente tenga un ego frágil pero rápidamente arreglable, pensamiento de “Mejora continua”. Patrón de pecas inusual, añadido a “Pelirrojos tipo 3” ,“Marcas faciales”, “Luchadores”, “Impulsivos. Subclase Combate”.

Arthur estaba rodeado y preparado para el próximo movimiento de sus adversarios. Le tenían rodeado por completo pero podía ver el miedo en los ojos de cada uno de esos jóvenes, cómo se notaba que sólo eran unos inexpertos. Uno de ellos, sin poder controlarse y atemorizado de que el pelirrojo derrotara a más de sus compañeros, se lanzó al ataque sin pensar si era buena idea o no. Ahora el miedo le obligaba a actuar.

El muchacho corrió hacia él con la intención de golpearle con un puñetazo pero era lento de reflejos, sólo era un joven que no había peleado en su vida, por lo que una fue una sorpresa que el pelirrojo esquivara su ataque y le diera un golpe con la rodilla justo en el estómago, haciendo que este se doblara de dolor y cayera al piso. Mientras que sus hombres hacían el trabajo sucio, el jefe se estaba enfureciendo al ver que sus subordinados estaban cayendo con suma facilidad.

-¡¿ A qué demonios estáis jugando, escoria!?- gritó el capitán.- ¡Visto lo visto, tendré que ocuparme yo mismo de este renacuajo rebelde al que le gusta jugar a los luchadores!- dijo el capitán mientras se acercaba al epicentro del combate.

Al parecer, este combate se decidirá en una pelea de uno contra uno. El viejo era un hombre grande y gordo, con una barriga cervecera y unos brazos llenos de tatuajes y con unos músculos bastante tonificados. A simple vista, uno diría que es una persona que cambió su modo de vida por algún suceso traumante del pasado y se dió a la bebida. Pero eso a Arthur no le importaba, sólo se preguntaba si aquel varón sería lo suficientemente fuerte y derrotarle. Se preguntaba si no estaba lo suficientemente ebrio como para poder siquiera golpearle . El pelirrojo se volteó hacia el chico de pelo blanco y luego hacia la arpista.

- Espero que disfrutéis del espectáculo tanto como lo hago yo- dijo formando una sonrisa de placer en su cara.

Sólo eran unos chavales… miedosos y esperanzados con la sed de rebeldía propia de la hormonada edad… inspirados por una figura fuerte y patriarcal. Uno es más valiente y/o estúpido, y cae de un rodillazo.
El viejo ha tenido suficiente, solucionará esto por su mano… y probablemente lo haga, parece bastante más fuerte que sus esbirros… y bastante más fuerte que el pelirrojo… pero claro… quizás lo subestime por su desgastado cuerpo y su fétido aliento.
- Espero que disfrutéis del espectáculo tanto como lo hago yo- me mira… pero no me preocupa que vayan a por mí, ninguno de ellos… comete el fallo de mirar a la música que sigue paralizada.

No… craso… error.

Es probable que no se acerquen a un muchacho con la puerta al lado y que mantiene una compostura gélida y tranquila ante el caos de la escena.¿ Pero a una asustada muchacha a la que el luchador parece tener cierto cariño? Al fin y al cabo se ha metido en pelea por ella… no tardará en aflorar la idea de usar un rehén… y uno de ellos escalará en la jerarquía de ese mugriento grupo.

Bebo agua.

Va a perder… y si no lo hace… perderá algo que siquiera es suyo.

El viejo se decidió a poner fin a esto, sus muchachos de dejaron pasar hasta llegar enfrente del pelirrojo en el centro del círculo. Por fin había llegado el momento clave de la pelea. Si algo había aprendido por las malas es que no podía subestimar a este tipo de gente, un movimiento en falso y podría estar en una muy mala situación.
- Te voy a enseñar modales , pequeño iluso.- dijo el capitán mientras una peste horrible a alcohol escapaba de su boca hasta llegar a mi nariz.

De repente y de forma inesperada, uno de los secuaces consigue subir al escenario tomando a la chica como rehén. Que inesperado... y sin significado para él. Quizás los piratas la hayan tomado como rehén porque piensan que ella significa algo para Arthur, pero ellos no saben que la cosa no va así. No entró en la pelea para defender a la chica, entró porque estos hombres estaban estropeando la maravillosa melodía que sonaba hace un momento. No le gustaban los débiles, personas que no pueden defenderse por sí mismas y que necesiten la ayuda de alguien... la sola idea de eso no le gustaba ni lo más mínimo.

El capitán le dijo al pelirrojo que si le ganaba en una pelea, dejaría ir a la chica y se entregaría a las autoridades. Pero , si pasaba lo contrario, él tendría que unirse a la banda como miembro del grupo. Era gracioso, seguramente al ver sus habilidades físicas tan de cerca la idea de tenerlo en su tripulación había estado rondando en su cabeza desde que tumbó al primero de sus hombres. Arthur aceptó los términos de la apuesta, pues eso daba más emoción a la pelea. Ambos hombres se dispusieron a colocarse en posición de pelea. El primero en atacar fue el viejo, arremetió contra el muchacho con la intención de golpearle en la cara con un puñetazo. El pelirrojo consiguió evadirlo peró notó, por el aire que desprendió el golpe, que de no haberlo esquivado le hubiese dolido. Decidió no atacar al viejo hasta que viera todo lo que sabe hacer, no quería recibir ninguna sorpresa desagradable.

Su postura es agresiva, la mente emponzoñada por el alcohol… pero eso puede hacerlo aún más peligroso e impulsivo.
Por fin la antes mencionada llega al cerebro de uno de esos jóvenes, la chica intenta huir pero ya es demasiado tarde y el cañón del arma contra el vientre es todo el seguro que necesita su captor.

Un leve gesto en el rostro del pelirrojo… una mera impresión… “¿Asco?”…

En su posición ventajosa el ebrio patán propone un trato… necesita desesperadamente nuevos miembros ahora que confirmaba que los suyos no valían ni un berrie. Si el borracho perdía se entregaría y todo se resolvería de manera pacífica… que mentira más gorda; si él ganaba, cosa en la que confiaba, tendría un nuevo miembro en su banda… uno capaz.

El hombre está entrenado… aunque no demasiado, parece que ha tenido más de una refriega en el bar y eso… ayuda. Es fuerte, potente… aunque quizás carezca de la agilidad que el tiempo, irremediablemente, arrebataba.

Los peones permanecían atentos al combate en sonrisas expectantes y ávidas de sangre, querían ver a ese enemigo arrodillado… tal y como ellos habían sucumbido previamente.

No me prestarían atención… así que en suave caminar empecé a rodearlos para acercarme al escenario… con la misma parsimonia que el pelirrojo esperaba los movimientos del jefe.

El capitán enseguida mandó otro golpe hacia Arthur, este consigue esquivarlo otra vez pero se da cuenta que es sólo cuestión de tiempo que consiga golpearlo. Sus hombres no paran de animar a su jefe, pidiendo a gritos la sangre y la humillación del pelirrojo como venganza por haberlos derrotado con tanta facilidad. Qué molesto le resultaban esos gritos de niñatos en pleno crecimiento.

Mirando de casualidad hacia el escenario, puede ver que el desconocido de pelo blanco se está dirigiendo hacia allí con , seguramente, la idea de salvar a la joven. Al parecer los piratas no se han dado cuenta todavía de sus intenciones... pobres estúpidos. El combate singular seguía avanzando, el viejo ebrio intentó conectar otro golpe sin éxito... hasta que finalmente sucedió. Rápidamente, enseguida de mandar el golpe, su puño izquierdo salió de la nada y golpeó al pelirrojo en la cara haciendo retroceder a este un par de pasos. Fue entonces cuando un hilo de sangre empezó a salir desde su boca debido al porrazo, por fin le había alcanzado.Ante este repentino suceso, sus esbirros enseguida estallaron en júbilo y seguían poniéndose de chulos, insultando a Arthur.

- Buen golpe, al parecer este lobo aún tiene colmillos- dijo el pelirrojo mientras se secaba la sangre de la boca con el brazo.- Dame con todo lo que tengas.

El grandullón siguió dando golpes... pero iba reduciendo su velocidad gradualmente tras cada uno que lanzaba. Sin embargo, ya le había dado varios golpes al pelirrojo en la cara y en el estómago. Sus excesos por el alcohol y la comida basura estaban pasándole factura ahora mismo. Esta era una buena oportunidad para llevar a cabo el contraataque, por lo que el pelirrojo se centró en debilitar las piernas del jefe para ralentizarle aún más. Le propinó una fuerte patada en él fémur en la pierna derecha, obligándole a hincar la rodilla. Daba asco verlo, una cara de tocino acompañada de una gran cantidad de sudor por todo su cuerpo y respirando con dificultad. Era algo que el pelirrojo estaba esperando desde que comenzó la pelea, que se cansara y sus movimientos se hiciesen más lentos y torpes. Al estar ahora de rodillas, Arthur le dió un golpe con ambas manos en las orejas lo que le causó un gran dolor a su adversario mientras este gritaba de dolor y sus subalternos miraban atemorizados.

- Creo que este combate está a punto de ser decidido, ¿no lo crees así bola de sebo?- dijo el pelirrojo con un tono sarcástico.- Me hubiese gustado pelear contigo cuando eras más joven y cuando no estabas en tal malas circunstancias. Ahora, te deseo felices sueños- cuando acabó la frase, golpeó su cuello haciendo que este se desmayase.

Los vítores y los insultos... animaban a su rechoncho líder… y ocultaban más mi presencia.
Siquiera cuando me vi obligado a levantar la pierna en un incómodo esfuerzo me notaron…
Poco a poco y posicionándome detrás de la forzada pareja. El arma bamboleaba con cada grito, con cada mofa… el cuello de ella titubeaba en el inicio de un sollozo. No todas las personas pueden aguantar la tensión de la muerte… porque no todas ven que puede llegar en cualquier momento.

La tela se desliza para poder tomar la daga de mi bolsillo, no es un instrumento diseñado para matar, ese no era su inicial propósito, cortar tomates… cebolla… pero cualquier cosa puede ser usada como arma, sobre todo si demuestra un potencial tan obvio.

El impetuoso había recibido los golpes potenciados por la diferencia de masa corporal entre ambos… el borracho iba perdiendo fuerzas y aliento. Tras unos impactos la figura de autoridad para aquellos mocosos sudaba a chorros, el cansancio fue notado y aprovechado para ejecutar un barrido a su pierna, que tras recibirlo cedió precipitando su rótula contra el suelo en un crujiente sonido.

El límite de las muñecas del que probablemente fuera vencedor de ese combate chocó contra los tímpanos del arrodillado, desorientándolo por el dolor craneal y el cambio de presión auditivo. Ya no se escuchaba ningún clamor.

- Creo que este combate está a punto de ser decidido, ¿no lo crees así bola de sebo?. Me hubiese gustado pelear contigo cuando eras más joven y cuando no estabas en tal malas circunstancias. Ahora, te deseo felices sueños.- Las personas son dadas al drama cuando se encuentran en situaciones de asegurada victoria… aunque esto había tenido una rápida respuesta de los subalternos.
Los que se encontraban formando el corrillo buscaban la salida en trompicones y carreras… pero aquel más listo… aquel que se encontraba a unos pasos de mi persona había apuntado al herido vencedor.

El caos de los esbirros huyendo, la adrenalina de un corazón combativo… no iba a verlo, no a tiempo. Pero además significaba que la artista ya no se encontraba en peligro.

Un paso rápido, la mano izquierda impacta sobre su brazo para bajar la trayectoria mientras la derecha acuchilla el antebrazo próximo a la axila. El grito de dolor se mezcla con el olor de la pólvora y el crujido de la madera astillada.

Termino la acción extrayendo el arma que surge entre borbotones de sangre. El herido cae de rodillas apresando su brazo intentando detener el flujo del preciado líquido, la muchacha huye tras el telón de improvisadas cortinas.

Me agacho para tomar el arma de fuego, no sería inteligente dejarla ante alguien moribundo y hundido en el odio… Bajo del escenario aproximándome de nuevo a la barra, huyen como ratones y no pienso detenerlos… y no creo que el pelirrojo tenga aliento aún para cazar a varios cochinillos corriendo.

Abro el grifo y me limpio las manchas de sangre húmeda, salen con facilidad… pero dejarán una marca que tendré que restregar y poner al sol…

- ¿Te apetece beber algo?- la sangre se ha secado de las sienes del posadero… ¿estará vivo?.

Al quedarse inconsciente, el hombre cayó al suelo causando un fuerte sonido que se expandió por todo el bar. Las voces molestas de júbilo y de insultos habían cesado con su caída, aportando un breve momento de silencio que acabó rompiéndose con los gritos de desesperación y la estampida de sus esbirros.  Había sido una pelea bastante emocionante para el pelirrojo en la cual había disfrutado mucho, pero los golpes que había recibido por parte del jefe le habían dejado unas cuantas secuelas. Quizás le había roto un par de costillas, no lo sabía a ciencia cierta. Los esbirros que podían moverse escaparon, los que aún estaban en el suelo soltando bajas voces cargadas de dolor debido a la pelea de hace unos instantes.

El pelirrojo no se encontraba en situación para ir detrás de aquellos cobardes por lo que, sujetándose las costillas y moviéndose lentamente, se dirigió a una silla próxima a su persona y se sentó en ella con una pequeña dificultad. Puso su vista en el escenario: el peliblanco había salvado a la chica e incapacitado a su captor a través de un cuchillo que tenía. Sin perder más tiempo, sacó su Den Den Mushi de su chaqueta y llamó al cuartel general del Cipher Pol.

- Purupuru purupuru...- sonaba el Den Den Mushi.- Dígame, agente Dayne- contestó una voz de mujer.

- He completado la misión, tengo al líder y a unos cuantos de sus esbirros. El restó escapó. Solicito dos equipos, uno médico y otro de recogida para los prisioneros.- Contestó el pelirrojo a su superior.

- Hmmm... entiendo. Haré llamar a los equipos, mantén tu posición para impedir que los presos se escapen... aunque dudo que puedan llegar a ponerse en pie conociéndote. Y otra cosa más... Buen trabajo para un iniciado, sabía que tenías el talento necesario para este tipo de misión. Agente Margaret, corto y cierro.- cuelga el Den Den Mushi.

El pelirrojo se lo volvió a poner en su chaqueta negra, el civil que estaba de observador y que había liberado a la muchacha, le invitó a algo para beber. Este mirándole fijamente por un instante, acepto su oferta educadamente.

- Un vaso de agua estaría bien, cómo veras apenas puedo moverme.- Dijo con una sonrisa intentando ocultar inútilmente su cansancio. - Dime, ¿qué hacía un civil en un lugar tan peligroso?-.

Se encuentra demasiado cansado como para cazarles... ¿quién es y cuál es su motivación?

Con notado esfuerzo y dolor alargó la mano hacia una de las sillas de las mesas, se sentó con cierto alivio y miró en mi dirección... la vida del rufián se escapaba lenta e inexorablemente, como la de todos... sólo que el marco de referencia de lo que era rápido estaba mucho más magnificado.

El "héroe" sacó uno de esos moluscos funcionales y la conversación le adjudicó el puesto de agente del gobierno. Se viste con cuero y pide un vaso de agua.
- Pues en un principio vine a ver los espectáculos, luego me quedé a ver la escena, salvé a la chica, impedí que el tipo de la pistola...- saque la pistola y la dejé sobre la barra- la cual ahora está aquí así que ya no es más el tipo de la pistola... bueno, ese que se desangra por el cuchillazo... , evité que ese que antes tenía la pistola pero no ahora te metiera un balazo... impidiendo así que murieras,  hablo contigo... y por supuesto te llevo el vaso de agua.- llené el cristalino y repleto recipiente sobre la barra antes de saltarla, para después acercarme al muchacho y tendérselo.

- Creo conveniente no mentir…u omitir información ante un agente del gobierno mundial. Sobre todo en esta situación. – Sonreí levemente- Aunque quizás podría ser un miembro de la banda que quiere simplemente sobrevivir y está esperando el momento justo para matarte.

Tres segundos, dos… uno.

- Eso era un chiste. Ya sabes, para aliviar la tensión de lo cercano que has estado a palmarla.- claro… que aún estoy delimitando lo que puede llegar a ser comedia.

Aquel peliblanco se acercó al pelirrojo llevándole un vaso de agua, como este le había pedido.
- Pues en un principio vine a ver los espectáculos, luego me quedé a ver la escena, salvé a la chica, impedí que el tipo de la pistola... la cual ahora está aquí así que ya no es más el tipo de la pistola... bueno, ese que se desangra por el cuchillazo... , evité que ese que antes tenía la pistola pero no ahora te metiera un balazo... impidiendo así que murieras, hablo contigo... y por supuesto te llevo el vaso de agua.- Dijo respondiendo a la pregunta.

El civil le ofreció el vaso de agua, el cual se apresuró a beber de un sorbo sin titubear. Al parecer, no quería ocultar información ni mentir a alguien que pertenecía a las filas del gobierno mundial... chico listo. Después de beberse el vaso de agua, el hombre misterioso intentó suavizar la situación con una broma un tanto peculiar, no logró sacarle una sonrisa pero le agradeció el gesto de impedir que uno de los esbirros le metiese un balazo.

- Me llamo Arthur Dayne, agente del Cipher Pol como ya habrás oído cuando estaba hablando con mi superiora. ¿Con quién tengo el placer de entablar conversación y agradecer que me salvara la vida?- preguntó educadamente a su supuesto salvador.

Off: Acabo de leer que ahora "éste" para referirse como pronombre no tiene (incluso se desaconseja) porqué llevar tilde, a menos que haya ambigüedad. FTW. Con lo tranquilo que yo estaba con las tildes.
También me acabo de dar cuenta que he puesto un ... antes de una coma. Maldito word.

Arthur Dayne. Cipher Pol. Datos añadidos.

- Mi nombre es Adam, Smith de apellido. El asunto de agradecerme, por mucho que sea de interés para mí el tener un favor con un agente de gobierno, deberé negárselo, no le he salvado la vida por... empatía hacia usted, siquiera como un favor... tan sólo no quería verme rodeado por gente peligrosa y además solo. Como comprenderá antes no sabía que era usted un agente, y por lo tanto un miembro a defender de nuestra sociedad… me parecía sólo un muchacho inexperto que ha podido morir en cualquier momento si…- vaya esto parece un insulto, aunque para mí es solo una descripción- los rufianes no fueran unos subnormales.- y por parte doble.

- ¡EH!- la figura que se retorcía como una obra de teatro gritó.
- Hacer esfuerzos, así como enfadarse aumentarán tu ritmo cardíaco… matándote más rápido. Los médicos no tardarán y salvarán tu vida, así que relájate e intenta no perder la consciencia. No tengo interés en que mueras. – ni en que viva, pero será menos problemático el no agenciarme un asesinato. Volví mi vista de nuevo hacia el pelirrojo.

- Aunque… si no le importa sí que me gustaría tener una charla con usted.- tomé otra silla y la dispuse frente al muchacho- Por lo pronto me gustaría saber… su porqué, no todas las personas tienen el valor, o la estupidez, de ponerse en peligro por el bien de otras. ¿Qué le hizo ser agente? ¿Cuál… es su propósito? Me interesa a un nivel de conocimientos… tampoco quiero que me vea como un cotilla.

Aquel hombre que le había salvado la vida al pelirrojo tenía el nombre de Adam Smith. Aunque fuese un civil, se notaba que su persona transmitía un aire de misterio y ... ciertas habilidades. Según él, sólo intervino para salvarle porque no quería enfrentarse a la banda él sólo. Esa era la única razón que aportó, no fue ni para adquirir un favor ni nada por el estilo. Dijo que era un muchacho inexperto y que podía haber muerto en cualquier momento... lo cual es cierto. Pero el único personaje peligroso allí, era el viejo obeso que estaba tumbado inconsciente a un par de metros de ellos dos después de que Arthur le hubiese golpeado el cuello. Cierto es que lo que le dijo el peliblanco parecía un insulto pero no era nada más que la verdad, se había arriesgado demasiado contra esa masa de cerveza y las cosas podían haber acabado de otra forma en vez de esa. Al llamar subnormales a la banda de piratas, uno que había sido herido por el hombre llamado Adam, se sintió insultado y exclamó su desacuerdo.

Aunque el interés del individuo que , ahora había tomado una silla y se había colocado enfrente de Arthur, se había manifestado al preguntarle la razón por la que el pelirrojo había elegido el camino de la Cipher Pol y del gobierno mundial. Esa pregunta éuera de fácil respuesta y básicamente sólo lo hacía por una razón.

- ¿ Por qué me convertí en agente, preguntas?- dijo Arthur. - Bueno, la principal razón es que estando del lado del gobierno mundial, puedo enfrentarme a adversarios fuertes e interesantes. Los Yonkou y los altos mandos de la Revolución son mis objetivos a vencer, pues son considerados de las personas más fuertes en este vasto lugar al que llamamos mundo. Sé lo que me dirá, el gobierno mundial ha mostrado a veces un cierto grado de corrupción pero a mí no me importan ese tipo de cosas como proteger al inocente y viceversa. Sólo me importa hacerme más y más fuerte y hacerme con el título del hombre más fuerte.- Respondió Arthur sonriendo levemente.

Las repeticiones, aunque sean como una manera retórica que ayude a ahondar en su subconsciente me parecen inútiles. Podría haberla omitido… pero no sería él.

Sus declaraciones denotan a un individuo con bien una falta de autoestima por no creerse lo suficientemente fuerte o bien algún tipo de hecho traumático ante el cual se ve impotente. Creer que la fuerza otorga la perfección y la ausencia de errores es una idea común entre los varones de las especies inteligentes, por supuesto se trata de una visión sesgada.

Declara ideas peligrosas en un agente, pensamientos que podrían sacarle directamente de la jerarquía y ganarle un pase directo a Impel Down… sin embargo al compartir interés por estar en el grupo puede ser usado como una fuerza de choque.

Añadido punto de presión: Declaraciones peligrosas. Intenciones egoístas. Motivación.

- Bueno, teniendo en cuenta lo débil que es nuestra especie en comparación con otras no creo que te sea demasiado difícil.- un poco de realidad mezclado con esperanza.- aunque… si no te importa me gustaría ahondar en el…porqué… ¿Crees que… no eres lo suficientemente fuerte para… algo? Puedes ser franco conmigo, sólo soy un civil sin peso que considera trabajar como psicólogo… me ayudará a coger experiencia mientras que tú podrás soltar algo que… puedas tener agarrado.

Tras contestar a la pregunta del peliblanco, este parecía estar tomando notas mentales sobre el pelirrojo. Quizás lo esté evaluando a nivel psicológico... o puede que no, ¿ quién sabe?. Esa respuesta solo la tenía aquel hombre. Le pregunta a Arthur el porqué de su deseo de hacerse más y más fuerte, de meterse en batallas que parecen superarle, de salir tan mal de ellas solo por el hecho de mejorar su condición física. Esa era una buena pregunta. Puede que su afán por la fuerza surgiera en aquel aciago día cuando era sólo un mocoso y no podía valerse por sí mismo. Era tan inútil que no pudo hacer nada más que huir de allí. Recuerdos lejanos inundaban la mente del pelirrojo, recuerdos dolorosos, tristes y trágicos... pero algunos felices, aunque tenga más malos que buenos. El hombre que tenía ante él era sólo un civil y así podía matar el tiempo hasta que llegasen los refuerzos.

- El verdadero motivo de mi deseo de adquirir poder, a veces lo recuerdo de una forma , otras veces de otra. Pero puede que sea por la influencia de mi difunto padre. Era un hombre mezquino y cruel, propietario de una fábrica que daba trabajo a medio ciudad, con las personas más desfavorecidas y de pequeño constantemente me metía la idea de que los más débiles son escoria. Sólo los más poderosos reinan este mundo, donde el poder, la fuerza y la ambición son los medios para gobernar. Aunque también puede ser porque no pude proteger a mis hermanos, los cuales se sacrificaron por mí y no pude hacer otra cosa que correr. Los obreros que se rebelaron mataron a mis padres, posiblemente a mis hermanos y casi me dieron una paliza de muerte de no ser por un monje guerrero que pasaba justamente por allí. En resumen, me sentí inútil y débil.- dijo clavando su vista en la nada.

Yo no tengo que hacer preguntas… tengo que hacer que él mismo se las haga.
Se cierra en la retrospección, se abstrae, pierde el presente para volver al pasado… realmente ha debido de sufrir algo que le ha concretado de esta manera.

Se añaden más puntos de presión: Problemas paternales. Hermanos como figura de protección y posible cariño, pérdida. Acogido. Sólo.

- Y ahora vagas por el mundo para hacerte más fuerte, para no volver a perder nada…- miré hacia le techo- Claro que no te queda nada que perder… por eso peleas de manera tan… lanzada, no tienes nadie a quien proteger , nada por lo que luchar ya… porque sabes que incluso si llegaras a vengarte de lo ocurrido nada de tu pasado cambiaría… y tampoco es que te permitas abrirte a otras personas, no mientras te consideres débil… no mientras haya una probabilidad, por pequeña que sea, de que puedas volver a perderlo todo.

Le miro en su verdad.

- Creo que vas a necesitar algo más fuerte que agua… si quieres puedo mirar si hay alguna botella de alcohol por las mesas, alguna debe quedar.- sonreí de manera amable… aunque me faltaba un espeso bigote para igualar a la de mi padre.- me levanto para tomar una de las botellas de las mesas, aún cerrada “Whiskey Whiskey Peak”.
Debe haber vasos en la barra. Me acerco para tomar dos de los pocos que no quedan fragmentados por el saqueo. Sirvo un poco para mí y bastante para él.

- Al menos tienes alguien con quien hablarlo ahora.- convertirme en amigo de un agente podría resultar útil… pudiendo proporcionar en retorno la ayuda que tanto necesitaba y que no pediría…

Las palabras de el pasado salieron de su boca con cierto pesar, no se había abierto así desde hacía años. La última persona a la que le había contado todo esto fue a su maestro, el cual le dijo que esos sentimientos debía mantenerlos encerrados ya que le darían más fuerza para enfrentarse a la dura vida que se le plantearía más adelante. Recordar a su padre no le agradaba, sin embargo los recuerdos de sus hermanos y madre le arrancó una débil sonrisa.

- ¿ No tengo nada que proteger?- preguntó el pelirrojo con una voz suave.- Quizás tengas razón, estoy intentando dejar atrás mi pasado a través de la adrenalina y la emoción de los combates... aunque algunos parezcan complicados de ganar. Cierto, no me abro a las personas pero sólo porque he aprendido a no confiar en nadie, sólo en mi mismo. Aunque a veces, no me fío de mi sombra...- miró al suelo. - La verdad es que no busco venganza, las cosas pasan por una razón y el destino es caprichoso e incierto... vaya si lo es. La cuestión es que sólo soy alguien que intenta mirar al futuro y dejar las sombras del pasado atrás, por mucho que me cueste y me haya cambiado con el paso del tiempo.-

El peliblanco le ofreció algo para ahogar las penas, era algo que nunca había hecho ni pensaba hacerlo pero quizás le sentaría bien. El hombre se acercó con una botella de whisky y dos vasos. Abrió la botella de alcohol y se dispuso a verter el dorado líquido en los dos vasos, poniendo más cantidad en el del pelirrojo.

- No me fío de ti, pero me caes bien.- levantó el vaso con la intención de hacer un brindis.- Por un mejor futuro-.

Está al filo del entendimiento… pero no se cortará, ni caerá… Tampoco parece estar preparado. Quizás en un futuro.

- Bueno, estoy al mismo nivel que tu sombra, a mí me vale.- choqué la copa y bebí el trago. El líquido inflamaba la garganta dejando un regusto complejo de identificar… propio de la mayoría de bebidas alcohólicas pero aun así con un perfil específico… se podría hacer un símil con los propios seres humanos.

Dejo el vaso sobre la mesa.

- Bueno… ¿Crees que tardarán mucho más? Porque creo que la vida se escapa de las manos de los heridos… si no se ha ido ya. Y no sé de qué más podríamos hablar… siempre podemos darnos nuestros números de den-den para volver a quedar en otra ocasión…. Siempre y cuando tu trabajo no te tenga muy ocupado, claro. A todo esto… ¿crees que la muchacha sufrirá algún tipo de problema emocional? Ya sabes, por el trauma de la escena.- lancé una mirada al escenario, pero allí solo había un cuerpo desplomado que se aferraba a la vida en un rígido aguante de la axila.

Los dos hombres chocaron sus vasos y se dispusieron a consumir el el contenido de los vasos. El alcohol quemaba le quemaba la garganta mientras este bajaba a través de su garganta, un sabor extraño y fuerte para ser la primera vez que bebía. No le gustaba el sabor, era demasiado cargado y ruin. El pelirrojo dejó el recipiente sobre la sucia mesa llena de sudor y restos de comida.

El peliblanco le preguntó cuánto tardarían los refuerzos, preocupándose por el bienestar de los heridos allí presentes. También le preguntó sobre que opinaba sobre la posterior salud mental de la muchacha que casi recibe un disparo en la sien por culpa de uno de los piratas que ahora yacía sobre el suelo, sujetándose su fatal herida mientras se quejaba de dolor.

- Creo que estarán al llegar, los agentes del gobierno tenemos en bases casi en todas partes.- dijo poniendo su vista en la puerta del recinto.- En cuánto a la chica, depende de como lleve este extraño suceso determinará su estado mental, pero estará bien físicamente ya que ya no hay peligros cerca que puedan hacerle ese tipo de daño. Una lástima, me gustaba como tocaba el arpa pero con lo que le ha pasado creo que se retirará. ¿ Quieres intercambiar números de Den Den Mushi? Por mí de acuerdo.- dijo cuando se empezó a escuchar un incesante sonido de pisadas que se dirigía a donde estaban.- Mejor será que te vayas por la puerta trasera, créeme que no quieras ser interrogado por los míos. A veces... se nos va la mano.- Dijo con una breve sonrisa oscura. - Volveremos a vernos pronto, eso es seguro.-

Accede al intercambio… aunque no hay nada para anotar los números más que nuestras mentes… en la mía quedará perpetuamente grabado… ¿pero  él lo recordará?

Le digo mi número mientras las pisadas de un regimiento resuenan por la puerta principal, me aconseja evitar el interrogatorio dando a entender la brutalidad y crudeza de los métodos. Memorizo su den-den. Me levanto y marcho en un mutis del escenario, no sin antes dirigir una mirada al cuerpo cuyos estertores denotan la cercana e irremediable muerte.

Mejor. No habrá testigos en la escena. Solo un cabo que no me ata.

Bordeo el charco de sangre seca que entinta la base del instrumento y me dirijo a la esclusa metálica, la entrada de los artistas… aunque realmente sólo es una puerta más. La muchacha se esconde tras el cubo de basura… sus piernas le fallan y su corazón está turbio.

Extiendo mi mano.
- Señorita- no se trata de ayuda, siquiera una petición. – Le he salvado la vida, así que si alguien pregunta… no he estado aquí.- tras acusar el índice se cierra, y marcho.

Off: Si quieres concluir y pedir exp, por mi perfecto. Aunque si ahora concluyes para tener el mismo número de post pondré uno ultimo para ver como llego a casa.

Protocolo: Comprar algo propio de la zona pobre, conservas o comida típica. Volver a casa.

Suposiciones: Inicio de investigación para encontrar a la arpista. Posible investigación sobre herida del cadáver.

Conclusión: Mantener un perfil bajo.