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"Que graciosos." Pensó el Esqueleto. "Hablan raro, pero parecen majos."
La única preocupación que tenía Sans en ese momento, era que le pareció haber visto al cabecilla del grupo babear un poco, y por un momento pensó que a lo mejor querían hacer una sopa con él. No obstante, decidió darles el beneficio de la duda, y tratar de conocer aquella vida indígena un poco más a fondo. Supondría una distracción, desde luego, pero en el fondo estaba en aquella misión "porque sí." El tesoro sería una ayuda para la organización, sin duda, pero Sans también estaba seguro de que el Gobierno aun así no les dejaría quedarse con todo. Ni siquiera la mitad. Y Gáster, como científico, seguramente también habría mostrado interés prioritario por el exótico panorama, así que el pequeño huesudo no tenía demasiado miedo por volver con las "manos vacías", si conseguía entender un poco mejor aquel fenómeno de la naturaleza.
Tras usar un lenguaje que Sans no comprendió (aunque le pareció divertido que se pareciera tanto al de las tierras orientales, aquellas donde hacían los programas de ocio conocidos como "anime"), el grupo marchó hacia lo profundo de la isla. Sans no estaba seguro de si se estaba acercando o alejando del faro, pero a esas alturas le daba lo mismo. Y tampoco hizo demasiado caso a la retumbante voz de los cielos, que no parecía tener nada que ver con sus asuntos. Encogiéndose de hombros, siguió a los pigmeos adonde fuera que le estuvieran llevando, con suerte sería a su poblado.
La única preocupación que tenía Sans en ese momento, era que le pareció haber visto al cabecilla del grupo babear un poco, y por un momento pensó que a lo mejor querían hacer una sopa con él. No obstante, decidió darles el beneficio de la duda, y tratar de conocer aquella vida indígena un poco más a fondo. Supondría una distracción, desde luego, pero en el fondo estaba en aquella misión "porque sí." El tesoro sería una ayuda para la organización, sin duda, pero Sans también estaba seguro de que el Gobierno aun así no les dejaría quedarse con todo. Ni siquiera la mitad. Y Gáster, como científico, seguramente también habría mostrado interés prioritario por el exótico panorama, así que el pequeño huesudo no tenía demasiado miedo por volver con las "manos vacías", si conseguía entender un poco mejor aquel fenómeno de la naturaleza.
Tras usar un lenguaje que Sans no comprendió (aunque le pareció divertido que se pareciera tanto al de las tierras orientales, aquellas donde hacían los programas de ocio conocidos como "anime"), el grupo marchó hacia lo profundo de la isla. Sans no estaba seguro de si se estaba acercando o alejando del faro, pero a esas alturas le daba lo mismo. Y tampoco hizo demasiado caso a la retumbante voz de los cielos, que no parecía tener nada que ver con sus asuntos. Encogiéndose de hombros, siguió a los pigmeos adonde fuera que le estuvieran llevando, con suerte sería a su poblado.
Krieg
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Akuma no mi
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El camino pendiente abajo se hace rápido, quizás a veces demasiado rápido , pero nada que unas piernas sanas no puedan solucionar. Poco a poco las figuras se definen a medida que la distancia que nos separa se hace cada vez más pequeña.
La criatura, cuadrúpeda, tiene una cola larga, un hocico sin nariz definida… ¿un lagarto? No, eso no tendría sentido. Si la isla permanecía bajo el agua… ¿Qué hace un lagarto en un sitio húmedo marítimo?¿Come peces y gaviotas despistadas? ¿No se supone que son de sangre fría? ¿Además como respiraría? Quizás fuera un anfibio con pinta de lagarto, pero de nuevo eso no tendría sentido… o quizás sí, pero los datos biológicos que tengo de anfibios se limitan a ranas y salamandras. ¿Qué demonios es ese bicho entonces? ¿Podría tener esta fauna especializada de un entorno remoto interés para los científicos? Debo conocer la localización de este sumergido archipiélago para hablar con alguna rama gubernamental especializada… les podría ser de inte…
La figura vuela tras recibir la carga, cayendo pesadamente metros más allá. No deberíamos habernos acercado, especialmente yo, ya que los animales me temen, y por ende me detestan.
Mientras la distancia sea la suficiente como para saltar zigzagueante entre las cargas quizás pueda librarme, aunque aquel experto CP no lo haya podido hacer tengo que intentarlo… debo, por mi propio bien. Me acuclillo mirando a la bestia, debo mantener la visión…
La niebla comienza a subir desde las entrañas de la tierra, como el vapor de una ducha caliente… esto perjudica mis posibilidades.
-¡AL ABORDAJE!- chilla la voz desconocida.
Las nubes del cielo traen un peligro oculto, un peligro totalmente ilógico… un barco volador envuelto en un aura verdeazulada, un barco de velas raídas y de casco plagado de vida marina... ¿Un barco hundido en el cielo?¿Fantasmas? Eso no debería ser posible fuera de la fantasía, y esto es la realidad. Las andanadas de proyectiles destellan ocultas en la niebla. No solo tengo que preocuparme de un bicho rojo y cabreado, no, también de la aleatoriedad de las balas de cañón.
- ¡TEMERÉIS EL DÍA EN QUE OS ATREVÍSTEIS A PONER UN PIE EN ESTA ISLA!- la voz retumba con el agudo eco de un desquiciado.
Corro hacia la derecha, agudizando el oído en búsqueda de los silbidos, para huir de ellos, tomando la precaución ,de escuchar la roca bajo el enorme peso del animal, para cambiar de trayectoria.
Yo lo dije, dije que había algo tipo de aquellos muertos piratas… ¿Pero fantasmas? Eso es absurdo. Las akumas son absurdas… Debo encontrar kairoseki pronto… pero antes tengo que sobrevivir a monstruos y demonios.
La criatura, cuadrúpeda, tiene una cola larga, un hocico sin nariz definida… ¿un lagarto? No, eso no tendría sentido. Si la isla permanecía bajo el agua… ¿Qué hace un lagarto en un sitio húmedo marítimo?¿Come peces y gaviotas despistadas? ¿No se supone que son de sangre fría? ¿Además como respiraría? Quizás fuera un anfibio con pinta de lagarto, pero de nuevo eso no tendría sentido… o quizás sí, pero los datos biológicos que tengo de anfibios se limitan a ranas y salamandras. ¿Qué demonios es ese bicho entonces? ¿Podría tener esta fauna especializada de un entorno remoto interés para los científicos? Debo conocer la localización de este sumergido archipiélago para hablar con alguna rama gubernamental especializada… les podría ser de inte…
La figura vuela tras recibir la carga, cayendo pesadamente metros más allá. No deberíamos habernos acercado, especialmente yo, ya que los animales me temen, y por ende me detestan.
Mientras la distancia sea la suficiente como para saltar zigzagueante entre las cargas quizás pueda librarme, aunque aquel experto CP no lo haya podido hacer tengo que intentarlo… debo, por mi propio bien. Me acuclillo mirando a la bestia, debo mantener la visión…
La niebla comienza a subir desde las entrañas de la tierra, como el vapor de una ducha caliente… esto perjudica mis posibilidades.
-¡AL ABORDAJE!- chilla la voz desconocida.
Las nubes del cielo traen un peligro oculto, un peligro totalmente ilógico… un barco volador envuelto en un aura verdeazulada, un barco de velas raídas y de casco plagado de vida marina... ¿Un barco hundido en el cielo?¿Fantasmas? Eso no debería ser posible fuera de la fantasía, y esto es la realidad. Las andanadas de proyectiles destellan ocultas en la niebla. No solo tengo que preocuparme de un bicho rojo y cabreado, no, también de la aleatoriedad de las balas de cañón.
- ¡TEMERÉIS EL DÍA EN QUE OS ATREVÍSTEIS A PONER UN PIE EN ESTA ISLA!- la voz retumba con el agudo eco de un desquiciado.
Corro hacia la derecha, agudizando el oído en búsqueda de los silbidos, para huir de ellos, tomando la precaución ,de escuchar la roca bajo el enorme peso del animal, para cambiar de trayectoria.
Yo lo dije, dije que había algo tipo de aquellos muertos piratas… ¿Pero fantasmas? Eso es absurdo. Las akumas son absurdas… Debo encontrar kairoseki pronto… pero antes tengo que sobrevivir a monstruos y demonios.
Danio Rerio
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La idea parecía haber tenido bastante buena acogida entre el resto de altos cargos. Cuando me disponía a hacer los grupos, sin darme casi cuenta de la niebla que se volvía a levantar se pudo escuchar un voz en el cielo, proveniente de un barco que volaba haciendo círculos sobre la isla. Al parecer los problemas no alcanzarían antes de lo previsto, el sonido de cañones inundo el cielo, pero no se veían bolas de cañón, ni nada parecido. La Arena alrededor del campamento empezó a estallar, ¿Balas invisibles? Active el mantra, aunque tarde, pues una explosión cercana provocó que muchas piedras saltaran, hiriendo muchos, incluida Lara. Con el ruido poco se escuchaba, me pareció ver a uno de los subordinados de Lara dando alguna orden, pero no estaba seguro de ello.
-¡Evacuar a los heridos a los barcos y alejarlos un poco de la costa! – Grité a pleno pulmón- Marines a la selva, juntaros en grupos, solos estarías muertos. –Continué gritando- No respondáis al fuego desde los barcos, los necesitaremos y somos objetivos fáciles, tratar de pasar desapercibidos. –Mi voz se resentiría, pero era mi obligación.- ¡Vamos a la selva, seguirme!
Esperaba que al menos alguno me acompañara al interior y que me hicieran caso y no dispararan, teníamos más posibilidades de salvar los barcos si no los usábamos que si comenzábamos un contra ataque en ese momento. Nada más entrar a la selva, y aprovechando el agua de la niebla creé una especie de cúpula sobre los que me acompañaran y sobre mí, endureciéndolo como si fuera acero. Esperaba que no protegiera de posibles bombas perdidas lanzadas por el barco volador mientras nos adentrábamos en la selva.
-¡Evacuar a los heridos a los barcos y alejarlos un poco de la costa! – Grité a pleno pulmón- Marines a la selva, juntaros en grupos, solos estarías muertos. –Continué gritando- No respondáis al fuego desde los barcos, los necesitaremos y somos objetivos fáciles, tratar de pasar desapercibidos. –Mi voz se resentiría, pero era mi obligación.- ¡Vamos a la selva, seguirme!
Esperaba que al menos alguno me acompañara al interior y que me hicieran caso y no dispararan, teníamos más posibilidades de salvar los barcos si no los usábamos que si comenzábamos un contra ataque en ese momento. Nada más entrar a la selva, y aprovechando el agua de la niebla creé una especie de cúpula sobre los que me acompañaran y sobre mí, endureciéndolo como si fuera acero. Esperaba que no protegiera de posibles bombas perdidas lanzadas por el barco volador mientras nos adentrábamos en la selva.
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La situación se había complicado de un momento a otro. Lo que parecía ser un jodido barco fantasmal se había formado sobre los marines, y por si fuera poco, las explosiones que podía causar eran invisibles. Xemnas escuchó la voz de aquel ser, y lo primero que hizo fue permanecer en calma, dedicando al vehículo enemigo una seria mirada. Miró un poco a su alrededor, y pudo darse cuenta de que aquella mujer rubia había quedado inconsciente. Otro de los hombres, dijo que los fuertes cogiesen armas y disparasen. Aquello no le pareció una mala idea, pero lo mejor era que no fuese desde los barcos, tal y como había dicho el Vice-Almirante Danio. Llamar la atención no era la mejor idea. El rubio entonces tuvo claro lo que iba a hacer.
Lo primero que hizo fue rodar a un lado, tratando de evitar daños. Debajo de su coraza de kairouseki puro, se sentía bastante a salvo. En ese momento tomó a Lara en brazos, mirando un poco a su alrededor. No tardó mucho en ver a un marine de cabellos verdes y largos. Parecía tener una musculatura considerable. El alto cargo corrió hacia él con la chica en sus brazos, y entonces le pidió que la llevara al barco, tal y como había ordenado el Gyojin. Una vez lo hizo, volvió a dedicar otra mirada seria al barco volador. Se moría de ganas por subir allí arriba y mostrarles a aquellos tipos el peso de la justicia. Se relamió un poco, y entonces buscó a su compañero de flota con la mirada.
Corrió tras él a la mayor velocidad posible, indicándoles a los demás que le siguieran. El rubio entonces observó la cúpula que su compañero creaba sobre ellos. En ese momento depositó su mano derecha en una de las paredes, imbuyéndola en haki armadura, para que de esa forma el poder defensivo fuese mayor. No tardó mucho en analizar la situación, para después dirigirle la palabra a su compañero.
- ¡Tenemos que buscar una forma para llegar hasta ese barco, Danio-san! ¡Tienen demasiada ventaja sobre nosotros!
Lo primero que hizo fue rodar a un lado, tratando de evitar daños. Debajo de su coraza de kairouseki puro, se sentía bastante a salvo. En ese momento tomó a Lara en brazos, mirando un poco a su alrededor. No tardó mucho en ver a un marine de cabellos verdes y largos. Parecía tener una musculatura considerable. El alto cargo corrió hacia él con la chica en sus brazos, y entonces le pidió que la llevara al barco, tal y como había ordenado el Gyojin. Una vez lo hizo, volvió a dedicar otra mirada seria al barco volador. Se moría de ganas por subir allí arriba y mostrarles a aquellos tipos el peso de la justicia. Se relamió un poco, y entonces buscó a su compañero de flota con la mirada.
Corrió tras él a la mayor velocidad posible, indicándoles a los demás que le siguieran. El rubio entonces observó la cúpula que su compañero creaba sobre ellos. En ese momento depositó su mano derecha en una de las paredes, imbuyéndola en haki armadura, para que de esa forma el poder defensivo fuese mayor. No tardó mucho en analizar la situación, para después dirigirle la palabra a su compañero.
- ¡Tenemos que buscar una forma para llegar hasta ese barco, Danio-san! ¡Tienen demasiada ventaja sobre nosotros!
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Akuma no mi
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El cazador miró hacia las escaleras cuando su compañera le dijo que había alguien en el piso de arriba. Activó su haki de observación y la miró con calma. A lo mejor debían ir a comprobar lo que pasaba. En ese momento, el moreno de las espadas dijo que debía hacer algo, por lo que el pistolero miró de nuevo a su compañera.
- Parece que él se ocupará. Continuemos el camino por abajo, quizás podamos…
En ese momento se quedó callado, pues escuchó la terrible voz que asoló el lugar. Kasai entonces frunció un poco el ceño, pues parecía haber problemas a fuera. Comprobó que tenía sus pistolas, y esperó a que el resto bajase. Iban a tener que ser un poco fríos con aquel tema, pues las amenazas no le gustaban. La idea de que más personas muriesen no le hacía gracia, y por el sonido que escuchaba de fondo, algo le decía que estaba pasando algo malo. El rubio entonces sacó sus dos pistolas negras, justo para después mirar a su compañera con una sonrisa amable.
- Nostariel, no estás obligada a volar conmigo ahí a fuera. Pero yo propongo darles caña a esos tíos.
Mencionó entonces al mismo tiempo que andaba despacio hacia la salida por la que habían entrado. Al hacerlo, pudo ver aquel enorme barco sobre las cabezas de ellos. Al parecer había más personas en aquel lugar, pues los disparos no iban en dirección al faro. Kasai dirigió entonces otra mirada a la pelirroja.
- Eres la única que no me ha traicionado, y por ello te considero la mejor compañera que he tenido ¿Estás dispuesta a enfrentarlos?
Una vez dijo aquello, estiró su mano hacia ella, haciendo que sus cabellos se alargasen de nuevo, y tomaran un tono dorado. Las seis alas salieron de su espalda, y su cabeza fue cubierta por un casco. Ahora que estaba en su forma completa, volaría hacia el barco solo o con ella. Su velocidad sería bastante elevada, y si conseguía llegar, aterrizaría en la cubierta principal. Si la pelirroja le había tomado la mano, la habría llevado con él, si no habría ido solo.
- Parece que él se ocupará. Continuemos el camino por abajo, quizás podamos…
En ese momento se quedó callado, pues escuchó la terrible voz que asoló el lugar. Kasai entonces frunció un poco el ceño, pues parecía haber problemas a fuera. Comprobó que tenía sus pistolas, y esperó a que el resto bajase. Iban a tener que ser un poco fríos con aquel tema, pues las amenazas no le gustaban. La idea de que más personas muriesen no le hacía gracia, y por el sonido que escuchaba de fondo, algo le decía que estaba pasando algo malo. El rubio entonces sacó sus dos pistolas negras, justo para después mirar a su compañera con una sonrisa amable.
- Nostariel, no estás obligada a volar conmigo ahí a fuera. Pero yo propongo darles caña a esos tíos.
Mencionó entonces al mismo tiempo que andaba despacio hacia la salida por la que habían entrado. Al hacerlo, pudo ver aquel enorme barco sobre las cabezas de ellos. Al parecer había más personas en aquel lugar, pues los disparos no iban en dirección al faro. Kasai dirigió entonces otra mirada a la pelirroja.
- Eres la única que no me ha traicionado, y por ello te considero la mejor compañera que he tenido ¿Estás dispuesta a enfrentarlos?
Una vez dijo aquello, estiró su mano hacia ella, haciendo que sus cabellos se alargasen de nuevo, y tomaran un tono dorado. Las seis alas salieron de su espalda, y su cabeza fue cubierta por un casco. Ahora que estaba en su forma completa, volaría hacia el barco solo o con ella. Su velocidad sería bastante elevada, y si conseguía llegar, aterrizaría en la cubierta principal. Si la pelirroja le había tomado la mano, la habría llevado con él, si no habría ido solo.
barbazul
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Los cangrejos parecían entusiasmados con el jovencito que bailaba con ellos. Saqué la espada sin mucho problema, comprobando que parecía de lo más normal. Mientras, los cangrejos se dirigían hacia el barco, donde empezaban a rodearlo y a…¿Comérselo? Tenía que sacar de allí a Worgulv, que parecía un poco en trance. Clave la espada en la arena y corrí hasta el barco, saltando y ayudándome con el relieve del mascaron para subir a bordo, cargar con mi ido compañero y saltar hasta la arena de nuevo, esperando que eso evitara que los animalitos se lo comieran junto al barco.
Tras ello volví hasta el altar, donde ahora había una bajada con muy mal olor. Recogí el mandoble que había dejado en la arena y me dispuse a bajar.
-Si no queréis seguirme, cuidar de él mientras. Si le pasa os perseguiré hasta el fin del mundo para hacéroslo pagar. –Le dije a los chicos que habíamos recogido del barril.
Tras ello volví hasta el altar, donde ahora había una bajada con muy mal olor. Recogí el mandoble que había dejado en la arena y me dispuse a bajar.
-Si no queréis seguirme, cuidar de él mientras. Si le pasa os perseguiré hasta el fin del mundo para hacéroslo pagar. –Le dije a los chicos que habíamos recogido del barril.
Simo Baker
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Akuma no mi
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El camino por la cueva se me hizo bastante incómodo, pero finalmente encontré lo que buscaba. A unos cuantos metros, oculto entre el relieve de la pared de la cueva, pude distinguir la figura del hombre al que habíamos estado siguiendo. Sabía que quizá no era lo más aconsejable comenzar una pelea ahí, pero no quería arriesgarme a que hubiese más como él y nos rodeasen sin darnos oportunidad de defendernos. Es por eso que aprovechando mi sigilo me agaché un poco y comencé a andar despacio hacia él mientras me valía del terreno para no ser descubierto.
Ya estaba casi a la distancia suficiente para atacarle cuando de repente escuché unos pasos detrás de mí. Hasta el más despistado se habría dado cuenta de que mi compañero el gigante estaba presente. Al menos ver una figura tan grande en medio de la oscuridad haría que nuestro rival sintiese algo de miedo. En cualquier caso tampoco podía esperar más o se pondría en guardia, dándole la oportunidad de defenderse. Escuché como el grandullón se crujía sus nudillos y lo tomé como mi señal para atacar.
Rápidamente desenfundé mis sinawali, salí de las sombras que me habían mantenido en sigiló y salté hacia mi oponente para golpearle. Contaba con el factor sorpresa, sólo tenía que asegurarme de golpear sus muñecas para evitar que cogiese su arma. Si lo conseguía golpearía también sus rodillas para evitar que este escapase. Si no ocurría nada fuera de lo común, gracias a la ayuda de mi compañero lo tendríamos atrapado en un abrir y cerrar de ojos.
Ya estaba casi a la distancia suficiente para atacarle cuando de repente escuché unos pasos detrás de mí. Hasta el más despistado se habría dado cuenta de que mi compañero el gigante estaba presente. Al menos ver una figura tan grande en medio de la oscuridad haría que nuestro rival sintiese algo de miedo. En cualquier caso tampoco podía esperar más o se pondría en guardia, dándole la oportunidad de defenderse. Escuché como el grandullón se crujía sus nudillos y lo tomé como mi señal para atacar.
Rápidamente desenfundé mis sinawali, salí de las sombras que me habían mantenido en sigiló y salté hacia mi oponente para golpearle. Contaba con el factor sorpresa, sólo tenía que asegurarme de golpear sus muñecas para evitar que cogiese su arma. Si lo conseguía golpearía también sus rodillas para evitar que este escapase. Si no ocurría nada fuera de lo común, gracias a la ayuda de mi compañero lo tendríamos atrapado en un abrir y cerrar de ojos.
- Técnicas activas y PU:
- Sigilo x3.
Análisis: tras observar el terreno durante un rato (1 post) se obtiene información útil sobre él, por lo que se obtiene un x1,5 en agilidad, velocidad y reflejos mientras estés en la zona.
Mimetización: otorga x5 de sigilo, pero solo puede usarse tras haber analizado la zona (durante 1 post) y se perderá si se realiza algún ataque o acción descuidada. Esta sólo hasta mitad de post
- Acciones relevantes:
- Me acerco a Ikaruga sigilosamente. Luego salgo del estado de sigilo y le ataco intentando golpear sus muñecas para evitar que coja su arma. Si lo logro golpearé sus rodillas para evitar que escape.
Nostariel
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Pareció que mi aviso le pareció de lo más interesante a Kasai, pues se paró y regreso sobre sus pasos. Uno de los otros componentes dijo que él tenía que hacer una cosa, por lo que de nuevo, nos dispusimos a bajar cuando algo terrible sonó fuera del faro. Una voz de ultratumba se pudo escuchar por toda la isla. El Yonkaikyo me propuso acompañarlo fuera a dar caña, cosa que acepte encantada. Mi compañero tuvo un momento para agradecerme seguir a su lado, tendiéndome la mano, que le cogí con mucho gusto. Tras eso cambió a la forma con la que habíamos volado antes.
Al salir del faro nos dirigimos hacia el barco volador, ¿Era un barco fantasma? ¿Había más gente con un poder similar al mío? Ahora estaba mucho más intrigada en aquel objeto, su tripulación y sus invisibles proyectiles.
-Esto va a ser complicado si se parecen en algo a mi creaciones Kasai, ten cuidado puede que exploten al tocarlos o por orden de alguien. Intentaré controlar a alguno con mis poderes, pero no prometo nada.
Al salir del faro nos dirigimos hacia el barco volador, ¿Era un barco fantasma? ¿Había más gente con un poder similar al mío? Ahora estaba mucho más intrigada en aquel objeto, su tripulación y sus invisibles proyectiles.
-Esto va a ser complicado si se parecen en algo a mi creaciones Kasai, ten cuidado puede que exploten al tocarlos o por orden de alguien. Intentaré controlar a alguno con mis poderes, pero no prometo nada.
Cristopher Liam
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Akuma no mi
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Mientras alumbraba la zona con mi mechero pude ver una especie de palo de madera colgado de la pared, lo cual podría servirme como antorcha. Lo recogí y tras un par de intentos logré encenderlo, lo cual me daba una mejor visión del lugar que parecía más seco de lo que uno esperaría. Veo llegar a los que estaban arriba, entre ellos algunos que no estaban cuando bajé, pero no le di importancia, ahora lo que me interesaba era seguir el camino y ver a donde me llevaría. Seguí la cueva que iba cada vez más abajo formando un serpenteante túnel subterráneo que era bastante misterioso. Al final del túnel encontré lo que parecía ser una gran sala de baldosas de aspecto artificial. Las baldosas tenían algunos símbolos grabados que se van repitiendo, uno por cada baldosa, los cuales eran un ancla, un barco, un faro, una calavera y un cofre, lo cual podría tratarse de una especie de código. Al otro lado de la sala se encuentra una puerta de madera con aspecto de haber sido conservada en muy buenas condiciones.
Lo que había tras la puerta me intrigaba, pero ahora lo que más me interesaba saber era el significado de los símbolos en las baldosas por lo que sin pisar ni una baldosa miré a mi alrededor por si se encontraba algo que me diese alguna pista sobre lo que significaban los símbolos o sobre si había algún peligro.
Lo que había tras la puerta me intrigaba, pero ahora lo que más me interesaba saber era el significado de los símbolos en las baldosas por lo que sin pisar ni una baldosa miré a mi alrededor por si se encontraba algo que me diese alguna pista sobre lo que significaban los símbolos o sobre si había algún peligro.
Mi ataque combinado con el de nuestro nuevo compañero fueron más que suficientes para acabar con las arañas. Al parecer también dominaba el fuego, no, no era fuego, sino lava. Entonces, un grito ensordecedor resonó en todo el lugar, amenazándonos únicamente por estar allí. ¿Qué seria eso? ¿De verdad aquella isla estaba encantada? Me emocionaba estar allí, pero no podía decir lo mismo de Spanner.
—¿Desde cuándo crees en fantasmas y leyendas, socio? –Sonreí, mientras volvía a mi forma humana. Me acerqué al otro sujeto, no parecía mala gente, pero su nivel de pelea era algo, por lo que nos convenía tenerlo de nuestro lado–. Por cierto, soy Zane –le tendí la mano en forma de saludo–. Bueno, ¿seguimos al barco, no? Porque algo me dice que se dirige hacia el tesoro.
—¿Desde cuándo crees en fantasmas y leyendas, socio? –Sonreí, mientras volvía a mi forma humana. Me acerqué al otro sujeto, no parecía mala gente, pero su nivel de pelea era algo, por lo que nos convenía tenerlo de nuestro lado–. Por cierto, soy Zane –le tendí la mano en forma de saludo–. Bueno, ¿seguimos al barco, no? Porque algo me dice que se dirige hacia el tesoro.
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Akuma no mi
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La situación se había vuelto un total caos… Misa estaba sorprendida de lo que estaba avanzando, a un paso realmente fuerte, era un barco fantasma. ”Y yo que pensaba que solo eran leyendas urbanas” – pensó con una leve sonrisa mientras trataba de idear un plan para subir a aquel fantasmagórico transporte. Escuchó los disparos y de forma casi natural, cubrió sus dos brazos en Busoushoku y los puso sobre su cabeza. No veía las balas, pero el daño era bastante real. ¿Balas invisibles? Demonios… Miró a los lados, rezando con que todos sus compañeros estuvieran bien. Notó que Xemnas cargaba a alguien en brazos, ¿un herido? Se sorprendió al notar que era Lara. Empezó a correr al hombre que la llevaba y lo hizo detenerse.
– ¡Lara! Lo siento… Fue mi culpa… Maldita sea – la analizó de forma rápida y notó que no había heridas de gravedad, solo estaba inconscientes – Te prometo que acabaré con esos desgraciados – miró al hombre que llevaba a su compañera. – Recojan a todos los heridos y llévenlos a los barcos – escuchó las órdenes que dictaba el vicealmirante y notó que formaba una cúpula de agua. – Sigan esas órdenes. No se alejen mucho de la costa y protejan los barcos. Si los perdemos no nos quedara nada.
El marine asintió con la cabeza y se llevó a su compañera. Notó que algunos se dispersaban, pero Xemnas se iba junto al vicealmirante. ”Eso es…” – notó que su novio empezaba a usar su haki para hacer de esa cúpula mucho más fuerte. Sonrió de medio lado, algunos marines se iban a ir en grupos y atravesarían la selva. Pero, ¿por qué no usar el poder del vicealmirante para avanzar teniendo algo similar a un tanque?
– Todos los que puedan usar Busoushoku haki, ayuden al vicealmirante a hacer más fuerte su cúpula – empezó a gritar mientras corría rumbo a Xemnas y Danio. – El resto, que se separen en grupos pequeños. Nos comunicaremos mediante Den Den Mushi – una vez alcanzó a sus compañeros miró de reojo al vicealmirante. – ¿Puedes hacer más grande la cúpula? Podemos usarla como escudo si la reforzamos lo suficiente con haki. Estaremos más protegidos y no tendremos tantas bajas.
No estaba segura si habría algunos marines más aparte de ella y Xemnas que pudieran usar el Busoushoku, pero esperaba que se juntara el suficiente número de personas como para avanzar sin miedo ante la andada de balas de cañón invisibles. Además, no solo buscaba reforzar la cúpula, buscaba formar un pelotón de aquella gente que pudiera ser fuerte a la hora de combatir. ”Me las pagarán por lastimar a mi amiga. No se los perdonaré” – una vez encontrara la forma de subir al barco, los iba a hacer polvo. Les iba a devolver por mil el daño que le habían causado a su compañera.
– ¡Lara! Lo siento… Fue mi culpa… Maldita sea – la analizó de forma rápida y notó que no había heridas de gravedad, solo estaba inconscientes – Te prometo que acabaré con esos desgraciados – miró al hombre que llevaba a su compañera. – Recojan a todos los heridos y llévenlos a los barcos – escuchó las órdenes que dictaba el vicealmirante y notó que formaba una cúpula de agua. – Sigan esas órdenes. No se alejen mucho de la costa y protejan los barcos. Si los perdemos no nos quedara nada.
El marine asintió con la cabeza y se llevó a su compañera. Notó que algunos se dispersaban, pero Xemnas se iba junto al vicealmirante. ”Eso es…” – notó que su novio empezaba a usar su haki para hacer de esa cúpula mucho más fuerte. Sonrió de medio lado, algunos marines se iban a ir en grupos y atravesarían la selva. Pero, ¿por qué no usar el poder del vicealmirante para avanzar teniendo algo similar a un tanque?
– Todos los que puedan usar Busoushoku haki, ayuden al vicealmirante a hacer más fuerte su cúpula – empezó a gritar mientras corría rumbo a Xemnas y Danio. – El resto, que se separen en grupos pequeños. Nos comunicaremos mediante Den Den Mushi – una vez alcanzó a sus compañeros miró de reojo al vicealmirante. – ¿Puedes hacer más grande la cúpula? Podemos usarla como escudo si la reforzamos lo suficiente con haki. Estaremos más protegidos y no tendremos tantas bajas.
No estaba segura si habría algunos marines más aparte de ella y Xemnas que pudieran usar el Busoushoku, pero esperaba que se juntara el suficiente número de personas como para avanzar sin miedo ante la andada de balas de cañón invisibles. Además, no solo buscaba reforzar la cúpula, buscaba formar un pelotón de aquella gente que pudiera ser fuerte a la hora de combatir. ”Me las pagarán por lastimar a mi amiga. No se los perdonaré” – una vez encontrara la forma de subir al barco, los iba a hacer polvo. Les iba a devolver por mil el daño que le habían causado a su compañera.
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El descenso era a ratos, lento; a otros él incrementaba su ritmo. La idea de no poder hacer algo divertido y de tener que soportar a un insecto como el tarado que lo acompañaba, lo hacía aburrirse de sobre manera. La sola idea de tener que perder su tiempo era… Sofocante. Tenía que encontrar algo con lo que se pudiera divertir y pronto, si no… Ya empezaba a dudar si su compañero iba a terminar vivo esta misión. Quizás podría jugar un rato con él, además bien podía alegar que fue una baja en alguna batalla. Nada raro, viendo el tipo de isla en la cual caminaban.
– Por cierto…
No pudo terminar su frase, una vez bajaron notó que alguien salía volando por un golpe de un lagarto. Miró con interés a la persona que había sido mandada a volar y se dio cuenta que era uno de los líderes de los demás miembros del Cipher Pol. ¿Fusanagi? ¿Dusanagi? ¿Kusanagi? Se encogió de hombros, no le interesaba mucho saber su nombre. Prestó atención al lagarto, quien estaba a unos diez metros de ellos… Él, cuando se dio cuenta, Adam ya estaba corriendo y huyendo. ”Cobarde” – se dijo a sí mismo. A la par, un enorme barco empezaba a descender de los cielos. Una voz tétrica y atronadora empezó a sonar por toda la isla. ”Al fin esto se pone divertido” – se crujió los nudillos y el cuello, además estiró un poco su espalda. Estaba listo y dispuesto para la acción.
– Bien, vamos… Pequeño reptil – fue entonces que la niebla empezó a hacer acto de presencia y si eso fuera poco, la chica que acompañaba al pelirrojo, atacaba al lagarto. – Maldita sea, supongo que no participaré en esta vez. – Susurró mientras, sin quitarle la mirada al “enemigo”, empezaba a caminar rumbo al pelirrojo. No se había movido durante un buen rato y ya empezaba a pensar que estaba muerto. Escuchaba los disparos de las balas de cañón y como impactaban en el suelo, generando poderosas explosiones. ¿Cómo podía llegar allá arriba?
– Oye, ¿estás vivo? – le preguntó al pelirrojo. Poco le interesaba si estaba vivo o no, pero si sabía que necesitarían de su fuerza para enfrentar lo que sea que viniera en camino. – No creo que sea el mejor lugar para morir, ¿no crees? – Se quedó frente a él… Esperando a que se moviera o que reaccionara. Se quedó de brazos cruzados, la chica parecía tener al animal bajo control y era un problema menos.
– Por cierto…
No pudo terminar su frase, una vez bajaron notó que alguien salía volando por un golpe de un lagarto. Miró con interés a la persona que había sido mandada a volar y se dio cuenta que era uno de los líderes de los demás miembros del Cipher Pol. ¿Fusanagi? ¿Dusanagi? ¿Kusanagi? Se encogió de hombros, no le interesaba mucho saber su nombre. Prestó atención al lagarto, quien estaba a unos diez metros de ellos… Él, cuando se dio cuenta, Adam ya estaba corriendo y huyendo. ”Cobarde” – se dijo a sí mismo. A la par, un enorme barco empezaba a descender de los cielos. Una voz tétrica y atronadora empezó a sonar por toda la isla. ”Al fin esto se pone divertido” – se crujió los nudillos y el cuello, además estiró un poco su espalda. Estaba listo y dispuesto para la acción.
– Bien, vamos… Pequeño reptil – fue entonces que la niebla empezó a hacer acto de presencia y si eso fuera poco, la chica que acompañaba al pelirrojo, atacaba al lagarto. – Maldita sea, supongo que no participaré en esta vez. – Susurró mientras, sin quitarle la mirada al “enemigo”, empezaba a caminar rumbo al pelirrojo. No se había movido durante un buen rato y ya empezaba a pensar que estaba muerto. Escuchaba los disparos de las balas de cañón y como impactaban en el suelo, generando poderosas explosiones. ¿Cómo podía llegar allá arriba?
– Oye, ¿estás vivo? – le preguntó al pelirrojo. Poco le interesaba si estaba vivo o no, pero si sabía que necesitarían de su fuerza para enfrentar lo que sea que viniera en camino. – No creo que sea el mejor lugar para morir, ¿no crees? – Se quedó frente a él… Esperando a que se moviera o que reaccionara. Se quedó de brazos cruzados, la chica parecía tener al animal bajo control y era un problema menos.
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Caminé con la única compañía del eco sordo que producían mis silenciosos pasos al avanzar, sin tocar nada y mirando con cuidado a mi alrededor. La vista agudizada del dragón me sirvió de ayuda para no chocar con las paredes de la gruta, que me llevaron a hacer un giro a la derecha y, un poco más adelante, un nuevo giro a la izquierda. Allí pude divisar unas titilantes y tenues lucecillas procedentes de las paredes de la cueva, y me acerqué para examinarlas con curiosidad.
Me llevé una mano al mentón al tiempo que me sujetaba el codo con la otra, en pose pensativa.
“Por la forma del sombrero y las vetas, diría que se trata del género Mycena Chlorophos. Sin duda tendría sentido encontrar este tipo de hongo en una zona tan húmeda y de ambiente tropical como esta en la que me encuentro. La bioluminiscencia siempre me ha parecido fascinante, aunque harto inapropiada. Asesinar en medio de la oscuridad y sin ser vista se hace imposible si brillas como una linterna.”, medité al tiempo que observaba la verdosa luz procedente de aquellos seres, antes de continuar mi camino.
Me dejé guiar por los pequeños farolillos de la naturaleza hasta toparme con una puerta de madera. Al verla, me quedé frente a ella paralizada, mirándola de hito en hito durante unos segundos. Parpadeé repetidamente en señal de confusión, y me di la vuelta para comprobar que, efectivamente, seguía dentro de una cueva.
Fruncí el ceño en gesto de incomprensión y me acerqué a la puerta para examinarla.
La madera estaba desgastada, quizá por el agua o la humedad, quizá porque llevaba allí mucho tiempo. Era difícil precisar con exactitud cuánto tiempo llevaba esa puerta ahí, porque la madera se corrompe con más facilidad en ambientes tan húmedos como aquel.
La piedra parecía haber sido tallada para adaptarse a la forma de la puerta, que encajaba en la misma a la perfección.
- ¿Qué hace una puerta como tú en una cueva como esta? –murmuré, acariciando la superficie de la madera con las yemas de los dedos. No parecía haber cerradura, y el único mecanismo de apertura consistía en una manilla de metal.
Acerqué un poco la cabeza y la ladeé para escuchar con atención, en caso de poder atisbar algún sonido al otro lado de la pieza de madera. Pude oír entonces lo que parecía un vaivén pesado. El sonido de algo pesado rompiendo el aire lentamente, una y otra vez.
¿Un péndulo?
Podía seguir avanzando por la oscura cueva, acompañada de los hongos bioluminiscentes, o podía entrar por aquella misteriosa puerta para ver lo que había al otro lado.
La decisión estaba clara.
Con un movimiento brusco, giré la manilla y abrí la puerta, que cedió sin oponer resistencia. Las bisagras emitieron un chirrido agudo, señal de que hacía tiempo que aquella puerta no se abría. O que no recibían el adecuado mantenimiento para estar en una cueva subterránea y húmeda. Me interné al otro lado con un paso rápido, emití un fuerte silbido y exclamé a pleno pulmón:
-¡Seeeeeñora, ha llegado a su barrio el congelador! ¡Se congelan vacas, cerdos, personas y verduras, señora! ¡Le ofrecemos un descuento y la congelamos también a usted, señora! ¡Aproveche la oportunidad antes de que se vaya el congelador!
Me llevé una mano al mentón al tiempo que me sujetaba el codo con la otra, en pose pensativa.
“Por la forma del sombrero y las vetas, diría que se trata del género Mycena Chlorophos. Sin duda tendría sentido encontrar este tipo de hongo en una zona tan húmeda y de ambiente tropical como esta en la que me encuentro. La bioluminiscencia siempre me ha parecido fascinante, aunque harto inapropiada. Asesinar en medio de la oscuridad y sin ser vista se hace imposible si brillas como una linterna.”, medité al tiempo que observaba la verdosa luz procedente de aquellos seres, antes de continuar mi camino.
Me dejé guiar por los pequeños farolillos de la naturaleza hasta toparme con una puerta de madera. Al verla, me quedé frente a ella paralizada, mirándola de hito en hito durante unos segundos. Parpadeé repetidamente en señal de confusión, y me di la vuelta para comprobar que, efectivamente, seguía dentro de una cueva.
Fruncí el ceño en gesto de incomprensión y me acerqué a la puerta para examinarla.
La madera estaba desgastada, quizá por el agua o la humedad, quizá porque llevaba allí mucho tiempo. Era difícil precisar con exactitud cuánto tiempo llevaba esa puerta ahí, porque la madera se corrompe con más facilidad en ambientes tan húmedos como aquel.
La piedra parecía haber sido tallada para adaptarse a la forma de la puerta, que encajaba en la misma a la perfección.
- ¿Qué hace una puerta como tú en una cueva como esta? –murmuré, acariciando la superficie de la madera con las yemas de los dedos. No parecía haber cerradura, y el único mecanismo de apertura consistía en una manilla de metal.
Acerqué un poco la cabeza y la ladeé para escuchar con atención, en caso de poder atisbar algún sonido al otro lado de la pieza de madera. Pude oír entonces lo que parecía un vaivén pesado. El sonido de algo pesado rompiendo el aire lentamente, una y otra vez.
¿Un péndulo?
Podía seguir avanzando por la oscura cueva, acompañada de los hongos bioluminiscentes, o podía entrar por aquella misteriosa puerta para ver lo que había al otro lado.
La decisión estaba clara.
Con un movimiento brusco, giré la manilla y abrí la puerta, que cedió sin oponer resistencia. Las bisagras emitieron un chirrido agudo, señal de que hacía tiempo que aquella puerta no se abría. O que no recibían el adecuado mantenimiento para estar en una cueva subterránea y húmeda. Me interné al otro lado con un paso rápido, emití un fuerte silbido y exclamé a pleno pulmón:
-¡Seeeeeñora, ha llegado a su barrio el congelador! ¡Se congelan vacas, cerdos, personas y verduras, señora! ¡Le ofrecemos un descuento y la congelamos también a usted, señora! ¡Aproveche la oportunidad antes de que se vaya el congelador!
Liv L Astrid
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El pulpo al que había atacado había recibido el corte, muriendo con este; mantuve una postura de guardia por el pulpo que quedaba, por si decidía atacar, pero salió de mi vista camuflándose, pero se podía escuchar cómo se alejaba del lugar por el sonido que hacía al moverse por el entorno.
-Corre como un cobarde – me dijo Trece – me recuerda a la primera misión que hiciste para la banda aquella de ladrones en la que estuviste hace ya años.
-La recordamos de forma distinta, pero sí, el que quedó salió corriendo por su vida, aunque no le sirvió de nada – le respondí tranquilamente.
Dejé mi posición de combate e hice que las marcas de mi cuerpo, provocadas por la akuma y ocultas por la ropa, desapareciesen, notando como mi poder disminuía. Miré a mí alrededor para ver si mis compañeros se encontraban vivos todavía, y pude ver que así era, aunque el panda tenía lo que parecía la tinta de los pulpos en la cara. De pronto la niebla comenzó a surgir desde el suelo, cubriendo el lugar en cuestión de pocos minutos.
-No me gusta esto, Liv, no parece normal – me dijo Trece al ver lo sucedido.
-A mi tampoco, Trece – le contesté sencillamente.
Un potente ruido sonó de pronto, seguido de un grito de “¡AL ABORDAJE!” con voz de ultratumba, poco a poco en el cielo se podía ver como un barco de gran tamaño y las velas raídas descendía de entre las nubes “¿esto significa que se acerca el ragnarok?” pensé mientras lo veía, aunque volví en mí cuando sonaron el sonido de los caños del barco volador, acompañado esto de una risa macabra del que había hablado antes, tras lo cual siguió hablando “¡TEMERÉIS EL DÍA EN EL QUE OS ATREVISTEIS A PONER UN PIE EN ESTA ISLA!” tras estas palabras sonaron unas explosiones no demasiado lejos de donde nos encontrábamos.
-¡hay que moverse! – dije en voz alta y segura para que mis compañeros me escuchasen y me ponía en movimiento.
Puse rumbo en dirección contraria al lugar en el que habían sido las explosiones, además activé de nuevo las marcas debajo de mi ropa para mejorar mis habilidades y así poder moverme mejor y más rápido por el entorno, en busca de un lugar en el que se estuviese mínimamente seguro de siguientes explosiones, en algún momento miré hacia atrás para ver si mis compañeros se habían movido y pude ver como el suelo reventaba de forma bastante brusca.
-Corre como un cobarde – me dijo Trece – me recuerda a la primera misión que hiciste para la banda aquella de ladrones en la que estuviste hace ya años.
-La recordamos de forma distinta, pero sí, el que quedó salió corriendo por su vida, aunque no le sirvió de nada – le respondí tranquilamente.
Dejé mi posición de combate e hice que las marcas de mi cuerpo, provocadas por la akuma y ocultas por la ropa, desapareciesen, notando como mi poder disminuía. Miré a mí alrededor para ver si mis compañeros se encontraban vivos todavía, y pude ver que así era, aunque el panda tenía lo que parecía la tinta de los pulpos en la cara. De pronto la niebla comenzó a surgir desde el suelo, cubriendo el lugar en cuestión de pocos minutos.
-No me gusta esto, Liv, no parece normal – me dijo Trece al ver lo sucedido.
-A mi tampoco, Trece – le contesté sencillamente.
Un potente ruido sonó de pronto, seguido de un grito de “¡AL ABORDAJE!” con voz de ultratumba, poco a poco en el cielo se podía ver como un barco de gran tamaño y las velas raídas descendía de entre las nubes “¿esto significa que se acerca el ragnarok?” pensé mientras lo veía, aunque volví en mí cuando sonaron el sonido de los caños del barco volador, acompañado esto de una risa macabra del que había hablado antes, tras lo cual siguió hablando “¡TEMERÉIS EL DÍA EN EL QUE OS ATREVISTEIS A PONER UN PIE EN ESTA ISLA!” tras estas palabras sonaron unas explosiones no demasiado lejos de donde nos encontrábamos.
-¡hay que moverse! – dije en voz alta y segura para que mis compañeros me escuchasen y me ponía en movimiento.
Puse rumbo en dirección contraria al lugar en el que habían sido las explosiones, además activé de nuevo las marcas debajo de mi ropa para mejorar mis habilidades y así poder moverme mejor y más rápido por el entorno, en busca de un lugar en el que se estuviese mínimamente seguro de siguientes explosiones, en algún momento miré hacia atrás para ver si mis compañeros se habían movido y pude ver como el suelo reventaba de forma bastante brusca.
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Camine despacio por la cubierta de madera, sintiendo como las astillas chascaban ante mi paso. Miraba de un lado a otro en busca de indicios de enemigos o vida, pero el barco parecía estar desierto. Nada más dar una docena de pasos, una puerta en cubierta se cerró de forma muy sospechosa e inusual. Comprobé que los reclutas que iban conmigo también se habían dado cuenta y les hice una seña para que avanzaran conmigo hacía ella, pero de repente algo extraño sucedió.
Del centro de la isla empezó a salir una niebla blanca de lo más inusual, como una nube que se estaba creando de la nada, pero eso no fue lo que hizo que desviara la mirada. De la niebla, apareció un barco pirata de lo más pintoresco, de él sonaban cañonazos y gritos de piratas. Algunos de los reclutas que me acompañaban fueron rápidos a cubrirse en el barco tras oír los cañonazos, pero a pesar de que unos tablones de madera era imposible que pararan la trayectoria de un cañonazo, por allí no se vislumbró ninguna explosión proveniente de ese barco. -¿Qué cojones estáis haciendo?- les dije sin entender que hacían.
Decidí no darle mucha importancia al barco, pues aún estaba a bastante distancia de nuestra posición, y teníamos cosas más importantes de las que ocuparnos. Seguí mi camino hacía aquella puerta, cuando un ruido proveniente de la otra punta del barco me hizo ponerme alerta de nuevo. Era un ruido muy singular y que había escuchado muchas veces a lo largo de mi vida de marine, era un bote cayendo al mar.
-Quiero que cubráis esa puerta.- ordene a los reclutas que había cerca.- Si alguien sospechoso sale por ella pegarle un tiro.- me puse jodidamente serio y cogí mi escopeta con fuerza mientras me disponía a salir corriendo a ver que había sonado.- Voy a ver qué ocurre y en breve estaré con vosotros. Si la situación se complica volver al barco, no quiero bajas innecesarias.- eche a correr todo lo deprisa que pude a través de la cubierta, mientras de reojo observe una enorme gaviota devorando una vela del barco de la marina en la que se encontraban mis nakamas, sin duda aquel pajarraco no tendría posibilidades, pero inconvenientes como estos eran tan comunes en la vida de un marine que llegaban a ser hasta aburridos. Una vez llegue, me quede observando lo que había sonado al otro lado del barco, mientras lo apuntaba fríamente con mi escopeta con intención de disparar si daban señales de ser enemigos.-¡Identificaos!-grite con fuerza para que se me oyera, a pesar del estruendo que estaba formando el barco volador de la isla.
Del centro de la isla empezó a salir una niebla blanca de lo más inusual, como una nube que se estaba creando de la nada, pero eso no fue lo que hizo que desviara la mirada. De la niebla, apareció un barco pirata de lo más pintoresco, de él sonaban cañonazos y gritos de piratas. Algunos de los reclutas que me acompañaban fueron rápidos a cubrirse en el barco tras oír los cañonazos, pero a pesar de que unos tablones de madera era imposible que pararan la trayectoria de un cañonazo, por allí no se vislumbró ninguna explosión proveniente de ese barco. -¿Qué cojones estáis haciendo?- les dije sin entender que hacían.
Decidí no darle mucha importancia al barco, pues aún estaba a bastante distancia de nuestra posición, y teníamos cosas más importantes de las que ocuparnos. Seguí mi camino hacía aquella puerta, cuando un ruido proveniente de la otra punta del barco me hizo ponerme alerta de nuevo. Era un ruido muy singular y que había escuchado muchas veces a lo largo de mi vida de marine, era un bote cayendo al mar.
-Quiero que cubráis esa puerta.- ordene a los reclutas que había cerca.- Si alguien sospechoso sale por ella pegarle un tiro.- me puse jodidamente serio y cogí mi escopeta con fuerza mientras me disponía a salir corriendo a ver que había sonado.- Voy a ver qué ocurre y en breve estaré con vosotros. Si la situación se complica volver al barco, no quiero bajas innecesarias.- eche a correr todo lo deprisa que pude a través de la cubierta, mientras de reojo observe una enorme gaviota devorando una vela del barco de la marina en la que se encontraban mis nakamas, sin duda aquel pajarraco no tendría posibilidades, pero inconvenientes como estos eran tan comunes en la vida de un marine que llegaban a ser hasta aburridos. Una vez llegue, me quede observando lo que había sonado al otro lado del barco, mientras lo apuntaba fríamente con mi escopeta con intención de disparar si daban señales de ser enemigos.-¡Identificaos!-grite con fuerza para que se me oyera, a pesar del estruendo que estaba formando el barco volador de la isla.
Erin Reeve
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Se había perdido en sus pensamientos. La realidad se distorsionó, no comprendía qué pasaba, pero era lo mismo que un sueño. No sabía que estaba andando, ni siquiera qué hacía, no era dueña de sus actos ni de sus pasos. Ella se sentía sola en un lugar oscuro, frío y silencioso. Como si algo la apresase y no pudiese salir. Una horrible sensación de impotencia se hizo presente y fue conquistando cada rincón de su ser, acabando con cualquier emoción positiva que aún pudiese albergar. En cierto modo escuchaba cosas, sentía que se la llevaban, pero no podría decir de quién se trataba. No todos sus sentidos estaban funcionando. No veía, únicamente oía... Cosas. Voces desconocidas que hablaban entre sí. No entendió nada. Era una situación realmente confusa...
Pero, por fin, pudo volver en sí misma. Estaba en una cama. Miró a su alrededor mientras se sentaba, desconfiada. Se levantó con lentitud. Allí no parecía haber nadie. No en el cuarto. Escuchó el sonido del mar en el exterior, se encontraba en un barco. La pregunta era, ¿de quién era? ¿Amigo o enemigo? Abrió con lentitud la puerta, asomándose a esta, y observó a uno de los tripulantes. Colocó la mano sobre su pistola, la cuál no parecían haberle quitado, y se acercó. No la desenfundó, pero en esa posición le sería más sencillo el poder usarla.
- Disculpe... - Dijo en un tono serio. - ¿Dónde me encuentro? - Preguntó una vez se hubo dado la vuelta. La única respuesta que recibió fue "en el barco de Corvo". - ¿Me puede llevar con la persona al cargo? - Desconocía aquel nombre, y tampoco era algo muy esclarecedor.
Aquel hombre asintió con la cabeza y comenzó a caminar. La pelirrosa se limitó a seguir sus pasos, aún sin confiar en nadie ni nada. Estaba alerta, dispuesta a pelear si era totalmente necesario, pero prefería no tener que llegar a la violencia. Era una mujer bastante pacífica, al menos por norma general, y prefería una alianza a una enemistad. Finalmente llegó hasta el lugar en el que él se encontraba. Habían montado una carpa científica. El tripulante se acercó hasta el que parecía ser Corvo, diciendo algo como "la extraña se ha despertado.
- Mi nombre es Erin. - Comentó en un suspiro al escuchar cómo se refería a ella. - Erin Reeve, detective. - Buscó en los bolsillos de su chaqueta la tarjeta que la identificaba como tal, pero no la encontró. - Parece ser que he perdido mi tarjeta de presentación. Tendrán que conformarse con mis palabras. Y, ah, también trabajo como cazarrecompensas.
Pero, por fin, pudo volver en sí misma. Estaba en una cama. Miró a su alrededor mientras se sentaba, desconfiada. Se levantó con lentitud. Allí no parecía haber nadie. No en el cuarto. Escuchó el sonido del mar en el exterior, se encontraba en un barco. La pregunta era, ¿de quién era? ¿Amigo o enemigo? Abrió con lentitud la puerta, asomándose a esta, y observó a uno de los tripulantes. Colocó la mano sobre su pistola, la cuál no parecían haberle quitado, y se acercó. No la desenfundó, pero en esa posición le sería más sencillo el poder usarla.
- Disculpe... - Dijo en un tono serio. - ¿Dónde me encuentro? - Preguntó una vez se hubo dado la vuelta. La única respuesta que recibió fue "en el barco de Corvo". - ¿Me puede llevar con la persona al cargo? - Desconocía aquel nombre, y tampoco era algo muy esclarecedor.
Aquel hombre asintió con la cabeza y comenzó a caminar. La pelirrosa se limitó a seguir sus pasos, aún sin confiar en nadie ni nada. Estaba alerta, dispuesta a pelear si era totalmente necesario, pero prefería no tener que llegar a la violencia. Era una mujer bastante pacífica, al menos por norma general, y prefería una alianza a una enemistad. Finalmente llegó hasta el lugar en el que él se encontraba. Habían montado una carpa científica. El tripulante se acercó hasta el que parecía ser Corvo, diciendo algo como "la extraña se ha despertado.
- Mi nombre es Erin. - Comentó en un suspiro al escuchar cómo se refería a ella. - Erin Reeve, detective. - Buscó en los bolsillos de su chaqueta la tarjeta que la identificaba como tal, pero no la encontró. - Parece ser que he perdido mi tarjeta de presentación. Tendrán que conformarse con mis palabras. Y, ah, también trabajo como cazarrecompensas.
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Mis hombres habían montado una de las carpas cerca de donde me encontraba. La niebla se estaba levantando de nuevo, cosa que no me gustaba, y menos cuando de repente, un barco con aspecto muy siniestro apareció en el cielo y el sonido a cañonazos lo inundo todo. Parecía que uno de los secretos estaba por desvelarse, la formación de la niebla parecía estar relacionada con aquel barco volador. Era muy posible que fuera quien fuera el capitán y los tripulantes, tendrían varias Akumas que les ayudarían.
- Señor, creemos que en esa dirección hay una gruta. Nuestros escáneres así lo indican –Me comunicó uno de los oficiales-. ¿Quiere ir a investigar el lugar usted o enviamos un equipo?
-Yo mismo iré, gracias. Prepara todo para una evacuación de emergencia, quiero el personal mínimo desperdigado, ese barco me da mala espina. Usar los comunicadores de los Drones para comunicaros, sería conveniente que solo se alejaran de esta zona para explorar hallado en el escáner. Que todo listo por si esto empieza a hundirse, no quiero perder ningún hombre, ¿Entendido?
Me acercó hasta la carpa, bajando de la N1, que pongo en modo automático. Me acerco a mirar las lecturas mientras una de las ASCI I llega y me la pongo. Parece un buen lugar donde hallar buenas muestras de materiales, y quien sabe si un tesoro también. Cuando estoy a punto de partir hacia el lugar llegan un par de mis hombres con la chica que estaba comatosa, que al parecer se llama Erin y es detective. Active mi mantra, evaluando su poder, que era más bajo que el mío, y para prevenir cualquier suceso inesperado.
-Muy bien señorita Erin –Se escucha mi voz por la armadura. Hice una consulta rápida a los drones de ayuda para verificar la información.- Es Usted libre de ir donde quiera, ya he verificado su identidad de cazadora de recompensas. Yo me dirijo a una gruta cercana a explorarla, si gusta en acompañarme, será bienvenida.
Aceptará o no yo partí hacia la entrada de la gruta, tenía ganas de saber que podría encontrar en ella, incluso desvelar alguno de los otros misterios de la isla.
- Señor, creemos que en esa dirección hay una gruta. Nuestros escáneres así lo indican –Me comunicó uno de los oficiales-. ¿Quiere ir a investigar el lugar usted o enviamos un equipo?
-Yo mismo iré, gracias. Prepara todo para una evacuación de emergencia, quiero el personal mínimo desperdigado, ese barco me da mala espina. Usar los comunicadores de los Drones para comunicaros, sería conveniente que solo se alejaran de esta zona para explorar hallado en el escáner. Que todo listo por si esto empieza a hundirse, no quiero perder ningún hombre, ¿Entendido?
Me acercó hasta la carpa, bajando de la N1, que pongo en modo automático. Me acerco a mirar las lecturas mientras una de las ASCI I llega y me la pongo. Parece un buen lugar donde hallar buenas muestras de materiales, y quien sabe si un tesoro también. Cuando estoy a punto de partir hacia el lugar llegan un par de mis hombres con la chica que estaba comatosa, que al parecer se llama Erin y es detective. Active mi mantra, evaluando su poder, que era más bajo que el mío, y para prevenir cualquier suceso inesperado.
-Muy bien señorita Erin –Se escucha mi voz por la armadura. Hice una consulta rápida a los drones de ayuda para verificar la información.- Es Usted libre de ir donde quiera, ya he verificado su identidad de cazadora de recompensas. Yo me dirijo a una gruta cercana a explorarla, si gusta en acompañarme, será bienvenida.
Aceptará o no yo partí hacia la entrada de la gruta, tenía ganas de saber que podría encontrar en ella, incluso desvelar alguno de los otros misterios de la isla.
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Debido a que la palanca fue bajada, el faro se apagó, y por ello la pelirroja quedó un poco confusa. No se esperaba que aquello fuese algo tan fácil de hacer. Soltó un suspiro, y de un corte hizo trizas el cofre, todo para ver una simple y estúpida moneda. La científica frunció el ceño al darse cuenta de semejante idiotez, por lo que pasó a darse la vuelta. Justo entonces se frenó en seco. Si lograba venderle a un anticuario aquella moneda, podía sacarse un dinero extra, aunque fuese timando a una persona. Eso le daba lo mismo, pues no iban a pillarla haciéndolo. Sabía esconder muy bien sus pasos, y por ello mostró una sonrisa siniestra en todo momento. Debía centrar en encontrar aquel tesoro y llevárselo al doctor Cooper cuanto antes. Se rascó un poco la cabeza y después soltó un suspiro, ocultando su espada en su funda.
En ese momento escuchó una voz que se le hizo conocida. Se trataba del tono de Ushio, y por ello se quedó callada. No podía creer que le hubiese seguido allí arriba. Aquello era una misión que pensaba terminar sola sin la ayuda de nadie. Apretó el puño derecho sintiendo un poco de rabia, pero al ver que solo le estaba proponiendo ir junto a él hacia el piso de abajo, se relajó. Tomó la moneda y la metió en su bolsillo, justo para después entrecerrar los ojos. Debía responderle algo para que no interviniese en sus cosas, pero al ver que se daba la vuelta y se iba, se tranquilizó. Ahora tenía vía libre para hacer lo que considerase oportuno. La verdad es que estaba un poco confusa, pues no sabía a dónde ir. En ese momento escuchó una terrible voz que asoló la isla por lo que parecía verse.
- ¿Qué demonios?
Dijo en un tono frío para después analizar lo que aquella voz decía. Solo era un pobre idiota que merecía la muerte, por lo que la chica se relamió despacio. Era el momento de pasarlo bien, y seguro que ese tipo custodiaba su premio o algo así. No tardó mucho en bajar las escaleras y correr hacia la salida. En ese momento pudo ver el enorme barco. Una macabra sonrisa se formó en su rostro. Sin pensárselo, comenzó a correr en la dirección por la que iba aquel navío. No podía permitirse el lujo de perderlo, y por ello aumentó el ritmo lo máximo posible dentro de sus límites.
- Voy a cortarte en pedazos…
En ese momento escuchó una voz que se le hizo conocida. Se trataba del tono de Ushio, y por ello se quedó callada. No podía creer que le hubiese seguido allí arriba. Aquello era una misión que pensaba terminar sola sin la ayuda de nadie. Apretó el puño derecho sintiendo un poco de rabia, pero al ver que solo le estaba proponiendo ir junto a él hacia el piso de abajo, se relajó. Tomó la moneda y la metió en su bolsillo, justo para después entrecerrar los ojos. Debía responderle algo para que no interviniese en sus cosas, pero al ver que se daba la vuelta y se iba, se tranquilizó. Ahora tenía vía libre para hacer lo que considerase oportuno. La verdad es que estaba un poco confusa, pues no sabía a dónde ir. En ese momento escuchó una terrible voz que asoló la isla por lo que parecía verse.
- ¿Qué demonios?
Dijo en un tono frío para después analizar lo que aquella voz decía. Solo era un pobre idiota que merecía la muerte, por lo que la chica se relamió despacio. Era el momento de pasarlo bien, y seguro que ese tipo custodiaba su premio o algo así. No tardó mucho en bajar las escaleras y correr hacia la salida. En ese momento pudo ver el enorme barco. Una macabra sonrisa se formó en su rostro. Sin pensárselo, comenzó a correr en la dirección por la que iba aquel navío. No podía permitirse el lujo de perderlo, y por ello aumentó el ritmo lo máximo posible dentro de sus límites.
- Voy a cortarte en pedazos…
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El rubio caminaba tranquilamente, siguiendo al chico de los ojos perla, y con una sonrisa amable en el rostro en todo momento. Al parecer había encendido una antorcha. Era todo un aventurero, y eso emocionó un poco al agente especial del gobierno, el cual continuaba caminando tras aquel hombre. Su compañero de aventuras había subido un momento por donde lo hizo la pelirroja agresiva, por lo que no tenía ni idea de si iba a volver. La otra chica que iba junto a Kasai, había sido más agradable. Ahora que lo pensaba, ya no sentía sus auras, y por ello quedó un poco confuso. Al parecer se había ido en otra dirección. Ese jodido ser luminoso quería realizar otras acciones, y él no iba a recriminarle nada a su amigo.
No tardó en llegar el moreno, el cual se unió de nuevo a él. Al principio parecía que iban a ser un grupo más numeroso, pero al final resultó que solo iban tres. De todas formas, era mucho mejor de esa forma. No tardaron en llegar a una sala. En ella había símbolos que el agente comenzó a memorizar. Era bastante listo, y por ello pensaba en tenerlos en mente. El tesoro era el cofre fijo, pero esa calavera podía simbolizar muerte. Después de pensar un rato dedujo su teoría “El tesoro está en el sitio donde el barco ancla, pero la muerte acecha” el faro se le escapaba de las manos. Ellos estaban bajo él, y tal vez era el camino que debían de seguir. Decidió dirigirse también a la puerta, pero pisando las baldosas en forma de “barco” pues eran las únicas que no le parecían mala idea. Entonces le dirigió la palabra al chico de los ojos perla.
- Te recomiendo pisar por donde yo. De esa forma no nos pasará nada malo, amigo.
Una vez dijo aquello, y sin tener ni jodida idea de si pasaría algo malo, trataría de abrir la puerta y pasar a la otra sala. Tendría su haki de observación preparado y atento a cualquier cosa. Además iba de un modo bastante cauteloso.
No tardó en llegar el moreno, el cual se unió de nuevo a él. Al principio parecía que iban a ser un grupo más numeroso, pero al final resultó que solo iban tres. De todas formas, era mucho mejor de esa forma. No tardaron en llegar a una sala. En ella había símbolos que el agente comenzó a memorizar. Era bastante listo, y por ello pensaba en tenerlos en mente. El tesoro era el cofre fijo, pero esa calavera podía simbolizar muerte. Después de pensar un rato dedujo su teoría “El tesoro está en el sitio donde el barco ancla, pero la muerte acecha” el faro se le escapaba de las manos. Ellos estaban bajo él, y tal vez era el camino que debían de seguir. Decidió dirigirse también a la puerta, pero pisando las baldosas en forma de “barco” pues eran las únicas que no le parecían mala idea. Entonces le dirigió la palabra al chico de los ojos perla.
- Te recomiendo pisar por donde yo. De esa forma no nos pasará nada malo, amigo.
Una vez dijo aquello, y sin tener ni jodida idea de si pasaría algo malo, trataría de abrir la puerta y pasar a la otra sala. Tendría su haki de observación preparado y atento a cualquier cosa. Además iba de un modo bastante cauteloso.
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Akuma no mi
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La peliazul no tenía ni idea de qué hacer, pues la cosa se estaba poniendo muy difícil. Desde el momento en que se agrietó el suelo y las planchas evitaron la salida, solo le quedaba una opción. Algo le decía que se tirase al hoyo, pero eso podía suponer la muerte. Se quedó un poco pensativa, pensando en qué poder hacer, cuando de repente tuvo una pequeña idea. Desenvainó a Jinsei, y sin pensárselo trató de partir las tablas de madera con ella. Si lo conseguía, se colocaría en el marco de la ventana, agarrándose y tratando de acceder al tejado. Si con su fuerza no podía partir aquellas tablas, se lanzaría de cabeza al agujero con los ojos entrecerrados y espada en mano, sonriendo de lado mientras pronunciaba aquellas palabras.
- Si debo mirar a la muerte a los ojos, pienso hacerlo. No tengo miedo a nada…
Y con ese pensamiento aguardó su destino.
- Si debo mirar a la muerte a los ojos, pienso hacerlo. No tengo miedo a nada…
Y con ese pensamiento aguardó su destino.
Tobías Thorn
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Por unos instantes me quedé sin saber muy bien que hacer cuando vi que el barco vecino volvía a pasar de nosotros y desembarcaban en la isla, aunque lo que más me flipó fue la ausencia de reacción por parte del pelirrojo, no lo vi volverse loco ni desesperarse, si no que se quedó ahí plantado pensativo mientras Gusi iba a investigar la embarcación que habían dejado allí.
Todo se estaba volviendo muy raro y no sabía que hacer. ¿Debería acompañar a mi compañero o quedarme con mi capitán? En parte temía por lo que pudiese pasarle a Gusi, pero no me gustaba la idea de hacer lo que me diese la gana sin escuchar que decía mi superior, pero por suerte o desgracia un gran graznido me hizo levantar la vista hacia la vela mayor.
-¿Pero y ese pedazo de pájaro? - pregunté en voz alta. En verdad no iba dirigida a nadie en concreto, si no que había plasmado mis pensamientos en voz alta.
El ave se encontraba picoteando la vela comenzando a sesgarla. Ningún grumete de los que había allí se decidía a hacer nada y temía que Kimura lo mandase a matar sin más debido a la frustración de los acontecimientos. No me gustaría que tal ejemplar, quizás único, perdiese la vida si podía espantarlo sin más.
- Aunque... Quizás podría haber una tercera opción - pensé mientras buscaba alguna buena cuerda que pudiese usar.
No había tiempo que perder pues el pajarraco parecía demasiado interesado en nuestra vela, pero esperaba poder usarlo a mi favor. Tras coger la cuerda y hacer el típico lazo comencé a subir usando el Geppou por detrás del ave. Tenía una oportunidad para intentar atraparlo, pero también dudaba a que tuviese suficiente fuerza como para sujetarlo, asique antes de lanzarle el lazo sujeté el extremo de la cuerda en el palo mayor.
- Espero que aguante - pensé mientras veía como el lazo iba directo hacia el ave.
Con eso mínimo se llevaría un buen susto y las malas podría cortar la cuerda de nuevo si la jugada salía mal, pero entonces desde la altura pude ver como una niebla espesa comenzaba a expandirse en el centro de la isla aún lejos de donde estábamos.
-¡Capitán! Algo ocurre en el centro de la isla, creo que deberíamos reagruparnos si vamos a avanzar - grité llamando la atención del pelirrojo.
Todo se estaba volviendo muy raro y no sabía que hacer. ¿Debería acompañar a mi compañero o quedarme con mi capitán? En parte temía por lo que pudiese pasarle a Gusi, pero no me gustaba la idea de hacer lo que me diese la gana sin escuchar que decía mi superior, pero por suerte o desgracia un gran graznido me hizo levantar la vista hacia la vela mayor.
-¿Pero y ese pedazo de pájaro? - pregunté en voz alta. En verdad no iba dirigida a nadie en concreto, si no que había plasmado mis pensamientos en voz alta.
El ave se encontraba picoteando la vela comenzando a sesgarla. Ningún grumete de los que había allí se decidía a hacer nada y temía que Kimura lo mandase a matar sin más debido a la frustración de los acontecimientos. No me gustaría que tal ejemplar, quizás único, perdiese la vida si podía espantarlo sin más.
- Aunque... Quizás podría haber una tercera opción - pensé mientras buscaba alguna buena cuerda que pudiese usar.
No había tiempo que perder pues el pajarraco parecía demasiado interesado en nuestra vela, pero esperaba poder usarlo a mi favor. Tras coger la cuerda y hacer el típico lazo comencé a subir usando el Geppou por detrás del ave. Tenía una oportunidad para intentar atraparlo, pero también dudaba a que tuviese suficiente fuerza como para sujetarlo, asique antes de lanzarle el lazo sujeté el extremo de la cuerda en el palo mayor.
- Espero que aguante - pensé mientras veía como el lazo iba directo hacia el ave.
Con eso mínimo se llevaría un buen susto y las malas podría cortar la cuerda de nuevo si la jugada salía mal, pero entonces desde la altura pude ver como una niebla espesa comenzaba a expandirse en el centro de la isla aún lejos de donde estábamos.
-¡Capitán! Algo ocurre en el centro de la isla, creo que deberíamos reagruparnos si vamos a avanzar - grité llamando la atención del pelirrojo.
C. K.
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Esas dos mujeres son sospechosas, Catherine está segura de que sus intenciones no son buenas, y que probablemente puedan ser peligrosas. Su reflejo le ha tendido la mano, mientras que la copia de Alice parece dispuesta a estrechar la mano de su acompañante. Con esa sospecha corroyéndola por dentro, la agente decide retroceder, y al mismo tiempo tirar de su acompañante.
- Os he dicho que os identifiquéis. -repite, mientras da un tajo en horizontal, rápido y letal, de no ser porque no intenta darles a las copias. Simplemente es una advertencia. Es en ese momento cuando una niebla espesa empieza a surgir en el lugar, y la agente siente un sudor frío recorriéndole la espalda. Mantiene la espada entre ella y las dos mujeres misteriosas, lista para atacar si nota la más mínima amenaza. Si vuelven a intentar acercarse, no dudará en atacar.
En ese momento, algunas explosiones resuenan en la lejanía. ¿Qué está ocurriendo? El color de la piel de C. K. se torna pardo, mientras crece ligeramente de tamaño y dos brazos insectoides brotan en los costados de su cuerpo. Su boca se vuelve más ancha, y dos quelíceros aparecen. Su voz suena de nuevo, ahora más grave, debido al cambio.
- ¿Qué es eso? -en ese momento, el Den-Den Mushi suena, es el informe de uno de los grupos. Parece que hay un barco sobrevolando la isla. Sin pensarlo dos veces, Catherine guarda el aparato y enfunda el arma, para al instante siguiente, agarrar de nuevo a Alice y salir volando con Kamisori, intentando dejar atrás a los clones. Su objetivo es volver al barco de la agencia, y desde allí coordinar a los grupos, tratando de evitar a toda costa bajas por las andanadas de cañón que parecen barrer la isla.
En caso de llegar al barco sin problemas, sacará su comunicador tras depositar a su compañera en cubierta, e informará de la situación:
- Aquí grupo de C. K. Hemos regresado al barco, no hemos encontrado nada interesante -la mujer parece dispuesta a olvidar la extraña escena que acaba de suceder-. Desde aquí podemos ver el barco volador. Nos dirigiremos allá donde sea necesario apoyo. ¿Informe de situación general de los demás grupos?
- Os he dicho que os identifiquéis. -repite, mientras da un tajo en horizontal, rápido y letal, de no ser porque no intenta darles a las copias. Simplemente es una advertencia. Es en ese momento cuando una niebla espesa empieza a surgir en el lugar, y la agente siente un sudor frío recorriéndole la espalda. Mantiene la espada entre ella y las dos mujeres misteriosas, lista para atacar si nota la más mínima amenaza. Si vuelven a intentar acercarse, no dudará en atacar.
En ese momento, algunas explosiones resuenan en la lejanía. ¿Qué está ocurriendo? El color de la piel de C. K. se torna pardo, mientras crece ligeramente de tamaño y dos brazos insectoides brotan en los costados de su cuerpo. Su boca se vuelve más ancha, y dos quelíceros aparecen. Su voz suena de nuevo, ahora más grave, debido al cambio.
- ¿Qué es eso? -en ese momento, el Den-Den Mushi suena, es el informe de uno de los grupos. Parece que hay un barco sobrevolando la isla. Sin pensarlo dos veces, Catherine guarda el aparato y enfunda el arma, para al instante siguiente, agarrar de nuevo a Alice y salir volando con Kamisori, intentando dejar atrás a los clones. Su objetivo es volver al barco de la agencia, y desde allí coordinar a los grupos, tratando de evitar a toda costa bajas por las andanadas de cañón que parecen barrer la isla.
En caso de llegar al barco sin problemas, sacará su comunicador tras depositar a su compañera en cubierta, e informará de la situación:
- Aquí grupo de C. K. Hemos regresado al barco, no hemos encontrado nada interesante -la mujer parece dispuesta a olvidar la extraña escena que acaba de suceder-. Desde aquí podemos ver el barco volador. Nos dirigiremos allá donde sea necesario apoyo. ¿Informe de situación general de los demás grupos?
Ban Midou IV
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El combate había finalizado, y la maldita araña había terminado de molestarles. El joven mafioso ocultó su espada en su funda correspondiente, y después de unos momentos soltó un pequeño suspiro. Había usado su arma más débil de las tres obras de arte que poseía, y por ello estaba tranquilo. El enemigo no había sido un reto tan temible como había imaginado. Al menos tuvo la ayuda del chico fantasma, y el hombre de fuego. Algo le decía que no era el único usuario de las frutas del diablo allí, cosa que le tranquilizó un poco. No tardó mucho en soltar un enorme bostezo debido a que lo mejor había pasado. Escuchó las palabras del chico que le habló en primer lugar, dedicándole una mirada calmada.
- Gracias a vosotros también, esas cabronas no tenían muy buena pinta.
En ese momento escuchó aquella terrible voz que le hizo alzar una ceja. No creía en fantasmas ni nada de ese tipo, pero si había uno pasándose de la raya, su deber sería cortarlo en dos. Caminó un poco hacia el ser de fuego, el cual le ofreció la mano. La estrechó con una sonrisa ladeada, pues le habían caído bastante bien aquellos dos hombres. La idea era seguir al barco y permanecer juntos, él por su parte no iba a negarse.
- Por mi parte lo veo perfecto. Mi nombre es Ban Midou.
Mencionó para después sacar dos cigarros y ofrecerles a sus nuevos compañeros. No era un tío avaricioso, y no le importaba que los demás fumases de su precioso tabaco “colibrí excitado”
- Gracias a vosotros también, esas cabronas no tenían muy buena pinta.
En ese momento escuchó aquella terrible voz que le hizo alzar una ceja. No creía en fantasmas ni nada de ese tipo, pero si había uno pasándose de la raya, su deber sería cortarlo en dos. Caminó un poco hacia el ser de fuego, el cual le ofreció la mano. La estrechó con una sonrisa ladeada, pues le habían caído bastante bien aquellos dos hombres. La idea era seguir al barco y permanecer juntos, él por su parte no iba a negarse.
- Por mi parte lo veo perfecto. Mi nombre es Ban Midou.
Mencionó para después sacar dos cigarros y ofrecerles a sus nuevos compañeros. No era un tío avaricioso, y no le importaba que los demás fumases de su precioso tabaco “colibrí excitado”
Ichizake
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El simio no le había aportado nada. Su mente era confusa y contenía poco más que vagas imágenes deformadas y exageradas en función de los instintos del animal: fruta colorida colgada de árboles oscuros, sus congéneres peleando entre ellos... Lo único que extrajo de él fue una especie de advertencia en forma de miedo. Su subconsciente, o tal vez era el del mono, le decía que se mantuviese alerta. Nada que no supiera ya. Por lo menos había conseguido espantarlo, a él y a sus amigos, y se había librado de sus molestas miradas.
Mientras tanto, el mundo se llenaba del lejano aullido de los cañones. La batalla que estuviera teniendo lugar se encontraba aún lejos de su posición, aunque no le habría interesado incluso si se hubiera producido frente a sus ojos. Solo la oscura jungla y la aún más oscura cueva que se abría frente a él eran dignas de su atención.
Gearld comprobó de nuevo que su espada seguía en su sitio, colgada de su cintura. Lo hacía más para darse a sí mismo seguridad que para asegurarse realmente de que estuviera allí. Aun así, siempre era un alivio notar el acero mientras exploraba un lugar siniestro como aquel. Sin pensarlo dos veces, entró en la negrura de la cueva.
Mientras tanto, el mundo se llenaba del lejano aullido de los cañones. La batalla que estuviera teniendo lugar se encontraba aún lejos de su posición, aunque no le habría interesado incluso si se hubiera producido frente a sus ojos. Solo la oscura jungla y la aún más oscura cueva que se abría frente a él eran dignas de su atención.
Gearld comprobó de nuevo que su espada seguía en su sitio, colgada de su cintura. Lo hacía más para darse a sí mismo seguridad que para asegurarse realmente de que estuviera allí. Aun así, siempre era un alivio notar el acero mientras exploraba un lugar siniestro como aquel. Sin pensarlo dos veces, entró en la negrura de la cueva.
Maki
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Moverse por la jungla era de lo más molesto. Maki era un tipo de agua, de corrientes y olas; tener que apartar ramas que se sacudían y le daban golpes en la nuca cuando las soltaba no era para él. Y tampoco entendía nada sobre mosquitos, pero al parecer esos extraños seres tenían una desmesurada e inexplicable atracción hacia él y revoloteaban a su alrededor como nubes negras sedientas de su sangre. Maki los espantaba a manotazos, pero no conseguía apartarlos. Menos mal que uno de sus nuevos seguidores tenía una botella llena de humo mata-mosquitos con sabor a veneno.
Aun así, no tardaron en llegar a una zona más despejada, toda llena de pedruscos.
-Mirad -señaló el gyojin-, esa piedra tiene forma de cara.
Maki se refería a una gran roca erosionada por el viento, el cual le había dado un peculiar aspecto. Era igualita a él, como un pez gota hecho de piedra que le mirase fijamente. "Como mirarse a un espejo", pensó. Tal vez se la llevase de souvenir a la vuelta. Podría ponerla en su cuarto -aunque no tenía cuarto- para que le vigilase mientras dormía. Era increíble. Decidió acercarse a ella y acariciarla para disfrutar más de su belleza. Incluso tenía un moquillo de piedra colgando, como él.
-Ta llamaré Augustus Junior -decidió.
Los cañonazos interrumpieron el bautismo de su yo de piedra. ¿Quién había disparado? Maki preguntó a los revolucionarios si alguien había disparado un cañón sin darse cuenta.
-Perdón, jefe -contestó uno que tenía un pequeño cañoncito que sí se le había disparado.
Pero luego sonaron más y esta vez no fue cosa suya. Varias explosiones comenzaron a sonar cada vez más cerca, mientras la niebla volvía a expandirse. Maki contempló con horror como una explosión destrozaba la cara de roca. Augustus Junior se deshizo en mil pedazos, cayendo ruidosamente al suelo entre una nube de polvo.
-¡¡¡Nooooo!!! -chilló Maki. ¿Cómo había pasado eso? Por fin encontraba un igual y el mundo se lo quitaba. Que cruel ironía. Pero no podía sumirse en la tristeza, tenía trabajo que hacer. Sus hombres dependían de él para sobrevivir y no podía fallarles, no después de todo lo que habían pasado: cuando le recogieron del mar, cuando les eructó y... poco más hasta el momento. Pero había sido suficiente para forjar lazos inquebrantables entre ellos-. ¡Corred! -gritó, y para dar ejemplo salió disparado sin saber muy bien hacia donde.
Aun así, no tardaron en llegar a una zona más despejada, toda llena de pedruscos.
-Mirad -señaló el gyojin-, esa piedra tiene forma de cara.
Maki se refería a una gran roca erosionada por el viento, el cual le había dado un peculiar aspecto. Era igualita a él, como un pez gota hecho de piedra que le mirase fijamente. "Como mirarse a un espejo", pensó. Tal vez se la llevase de souvenir a la vuelta. Podría ponerla en su cuarto -aunque no tenía cuarto- para que le vigilase mientras dormía. Era increíble. Decidió acercarse a ella y acariciarla para disfrutar más de su belleza. Incluso tenía un moquillo de piedra colgando, como él.
-Ta llamaré Augustus Junior -decidió.
Los cañonazos interrumpieron el bautismo de su yo de piedra. ¿Quién había disparado? Maki preguntó a los revolucionarios si alguien había disparado un cañón sin darse cuenta.
-Perdón, jefe -contestó uno que tenía un pequeño cañoncito que sí se le había disparado.
Pero luego sonaron más y esta vez no fue cosa suya. Varias explosiones comenzaron a sonar cada vez más cerca, mientras la niebla volvía a expandirse. Maki contempló con horror como una explosión destrozaba la cara de roca. Augustus Junior se deshizo en mil pedazos, cayendo ruidosamente al suelo entre una nube de polvo.
-¡¡¡Nooooo!!! -chilló Maki. ¿Cómo había pasado eso? Por fin encontraba un igual y el mundo se lo quitaba. Que cruel ironía. Pero no podía sumirse en la tristeza, tenía trabajo que hacer. Sus hombres dependían de él para sobrevivir y no podía fallarles, no después de todo lo que habían pasado: cuando le recogieron del mar, cuando les eructó y... poco más hasta el momento. Pero había sido suficiente para forjar lazos inquebrantables entre ellos-. ¡Corred! -gritó, y para dar ejemplo salió disparado sin saber muy bien hacia donde.
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