[Maestro-Alumno] Armando armaduras [Privado Bizvan]

Aparté ese documento devolviéndolo a la pila. Por fin estaba todo en orden. Había terminado todo, menos mal que esto pasaba pocas veces, estúpidos informes. Ahora solo quedaba salir a despejarse un poco. Me levanté y salí a tomar el aire, decidí acercarme a la zona de entrenamientos a ver cuantos hombres había allí entrenando.

No tardé mucho en llegar, y nada más hacerlo me quedé en un lugar con sombra mirando. Había cerca de una docena de reclutas, cada uno entrenando de una forma, unos corriendo, otros practicando con las espadas de madera. Había de todo. Al poco llegó una nueva persona cuyo rostro conocía. Un tipo de cabello corto y negro. Se trataba de uno de los últimos fichajes de mis lobos. Si mal no recordaba su nombre era Bizvan, y sinceramente no esperaba verle por aquí. Me aproximé a él.

-¿Bizvan? Que sorpresa. ¿Qué te trae por aquí compañero?

La respuesta era bastante obvia dado el lugar, pero quería hablar un poco con él, no sabía nada acerca de él puesto que era un nuevo miembro, ni siquiera conocía su fuerza. Tal vez sería el mejor momento para averiguarlo. Quien sabe, incluso podríamos aprender el uno del otro.

Me desperté de golpe jadeando y gotas de sudor resbalando por mi rostro. Miré a mí alrededor como si tratara de encontrar a alguien, más al cabo de unos segundos comprendí que no había peligro.-A pasado un tiempo desde que tuve ese sueño.-Me coloqué de pie y limpié la suciedad de mi uniforme.-Cada vez que dejo de entrenar por unos días tengo esa pesadilla…¿Será alguna especie de recordatorio?

La necesidad de encontrar un buen lugar donde poder practicar un poco me llevó hasta un campo de entrenamiento, donde otras personas ya se encontraban realizando diferentes actividades. El empeño que utilizaban al entrenar me sorprendió. Ninguno de ellos pareció prestarme atención al estar concentrados en lo que hacían.

Caminé por el lugar hasta llegar un barril sin tapa en el cual había unas cuantas espadas de madera.-Creo que esta es una buna opción.-Parecía una espada bastarda de madera, pero esta era un poco más pequeña  y obviamente el peso era distinto.

Una voz me llamó por mi nombre y al girarme para ver a esta persona me encontré con un hombre de cabello pelirrojo.  Pocas personas deberían conocerme, por lo que él debería ser un miembro de los CW.*Cabello pelirrojo, ojos con heterocromía* Jamás lo había visto, pero algunos marines hablaban del Capitán. Mi expresión cambio ligeramente al comprender quien estaba frente mío.

Realicé un saludo militar en señal de respeto, para luego contestar su pregunta.-Mi mente exige que continúe practicando con la espada.-Un escalofrió recorrió mi espalda al recordar el sueño.-Aunque creo que solo quiero olvidar algo y no hay mejor manera que con está.-Blandí la espada de madera de manera descendente.-También podría ponerme a leer un libro o pasar el tiempo en alguna forja, pero considero que es mejor procurar aumentar mi habilidad en combate, en especial ahora que soy un…-No terminé la frase, de alguna forma sentí que referirme como uno de sus hombres me haría ver como un presumido.-Solo quiero estar preparado para no ser una carga.-Terminé explicando con una ligera sonrisa en mi rostro.

Escuché lo que Bizvan me decía, no pude evitar sentir intriga al ver que dejaba una frase a medias, no sabía que habría querido decir con ello, pero no tardé en volver a hablarle.

-¿Ser una carga? Mientras des todo lo que puedas de ti, y respetes las estrategias que utilicemos en ataques no habrá ningún problema. Cierto es que no ser muy fuerte en ocasiones puede traer complicaciones, pero para eso estamos el resto de la banda. Si hay algo que pueda hacer para ayudarte, no dudes en pedírmelo compañero. Ahora eres miembro de los Crimson Wolves, si necesitas ayuda tienes unos cuantos compañeros que no te negarán la ayuda. El primero de ellos yo. Tenlo en cuenta.

Cogí una de las espadas de madera y me quedé mirándole con una sonrisa. Una espada corta con la que le apuntaba directamente y le incitaba a atacar. Era un buen momento para ver sus habilidades de combate, no quería entrar a un combate desconociendo las habilidades y límites de mis compañeros.

-Adelante Bizvan. A ver de qué pasta estás hecho.

¿Capitán? No, lo que tenía delante de mí era un Líder. Las palabras tienen un extraño poder, pueden hacer que un hombre exhausto obtenga energía que el desconocía, pueden devolver la esperanza, pueden salvar vidas, pueden detener conflictos… ¿Entonces para que necesitamos armas? Simple, no todo el mundo logra dominar ese poder. Quizás esta persona sea una de esas pocas.

Sonará extraño, pero mientras el Capitán hablaba puedo jurar que vi algo fuera de lo normal a su alrededor, no puedo decir con exactitud lo que fue. Ya que aquello solo duró unos segundos y sin importar cuantas veces tratara de verlo, esta no apareció, preferí no hacer mención de esto.

-Le agradezco su amabilidad señor, le aseguro que tendré en cuenta su amable consejo.-Expresé de manera respetuosa.

Estaba a punto de despedirme para comenzar con mi entrenamiento cuando él tomó una espada y comenzó a mirar.*No creo que él piense… Ah, no, si lo hizo* No pude evitar sonreír ligeramente ante el reto del hombre.

Hace poco mencioné que esta persona entraba en la categoría de líder y lo hice con base en el peso de sus palabras, no obstante un líder no solo es capaz de inspirar a quienes lo siguen únicamente con estas… Las acciones son otro punto fundamental  y estaba a punto de sentir en carne propia que tan fuerte era el Capitán.

Sostuve la espada de madera a la altura de mi pecho con ambas manos y lo miré atentamente por unos segundos. Mi postura era relajada y mi respiración tranquila. El sonido causado por los demás marines dejo de escucharse, no es que ellos interrumpieran sus actividades, simplemente dejaron de ser importantes para mí, y en estos momentos mi único objetivo era el Capitán.

Mi movimiento fue rápido, realicé un ataque descendente a modo de finta que me permitiría evitar perder el balance si él esquivaba o intentaba desviarlo. El verdadero ataque era un corte horizontal a uno de sus costados.  

En seguida entendió mi intención y se puso en guardia blandiendo ese mandoble de madera. Comenzó con un movimiento vertical que pronto pasó a transformar en uno horizontal con una finta, no es mala idea, un movimiento de despiste para que sitúe su guardia en otra posición. Pero no es lo suficientemente rápido para lograr engañarme. Bloqueé su espada con la que había cogido y después le contraataqué.

Empujé su espada para apartarla y alcé la espada para hacerle un movimiento vertical descendente, tal y como él me había hecho hacía un momento, pero por otro lado le atacaba con un gancho con mi puño libre. Seguramente su atención estaría a la espada, puesto que he hecho el movimiento bastante descarado para que lo viese y se olvidase de mi otra mano. El puño seguramente le alcanzaría, pero me detendría antes de golpearle de verdad.

-Si lo que planeas es engañar al enemigo, y no puedes alcanzar su velocidad, nunca hagas un cambio como ese, la mejor opción es atacar desde dos flancos. En esos casos utiliza tu mayor poder en el verdadero golpe, pero sin descuidar el movimiento engañoso, no vaya a ser que se de cuenta de la trampa antes de caer. El bushou es la mejor opción en cualquier caso.

Después de decir eso pensé en que en su ataque anterior no lo había visto. Tal vez tan solo se lo estaba reservando, pero tal vez no lo conoce. Sea como sea su reacción me respondería por si misma. Si dominaba el haki este hombre, quería saber hasta qué punto podía controlarlo. Y si no lo conocía o no lo tenía dominado, trataría de convencerle para que lo entrenase, aunque le tenga que ayudar, en lo cual no tendría ningún problema. Ya sería la tercera ocasión, incluso ya pensaba en qué decirle y cómo.

La diferencia de habilidad fue evidente, dando como resultado que mi ataque fuera repelido e inmediatamente él pasara al contrataque. Por instinto intenté frenar el avance de la espada y ya que esta no parecía tener otro movimiento encadenado, podría realizar otro ataque antes de…* ¿¡En que momento su puño llegó tan cerca de mí!? * ya era tarde para intentar alejarme con un salto, la única opción que tenía consistía en tratar de soportar el dolor y dar un pequeño salto hacia atrás.

Para mi sorpresa el capitán detuvo su golpe y comenzó a explicar el error cometido en mi ataque. Relajé mi postura y escuché atentamente su explicación, pues esta podría ser de utilidad en el futuro. Atacar ambos flancos no era un mal consejo, de esta forma mi oponente tendría que tener un buen ojo y reacciones para defenderse de ambos golpes. Traté de pensar en una forma de hacer más realistas mis fintas, pero al momento de escuchar un término extraño lo miré con una expresión de confusión.

- ¿Bushou? -incliné mi cabeza ligeramente hacia un lado.- Lo siento, no soy capaz de comprender lo que dice. –no estaba seguro si se refería a un estilo de pelea, una técnica o algún tipo de arma. De lo que si estaba seguro era que si esta persona lo recomendaba debía de ser algo de utilidad en los combates.

Mi interés por el Capitán nuevamente aumentó. Estaba claro que él debería tener un conocimiento más amplió en lo que a combates respecta, tal vez el bushou era algo común entre los Crimson Wolves y yo era el único que no tenía idea de lo que era.

Al parecer Bizvan no tenía ni idea de a qué me refería. ¿No conocía el Bushoushoku Haki? Bueno, me tocaba dar una vez más una explicación. ¿Por donde empezar?

-Veo que no tienes idea de qué es el haki... A ver, por donde empiezo... Hay una habilidad innata en cada uno de nosotros, algo que si aprendes a sacar a la luz puede darte cierta potenciación en tus facultades físicas. Se llama haki y puede manifestarse de dos formas, o por lo menos estas son las más conocidas. Son denominadas Bushoushoku y Kenbunshoku. La primera de ellas, la que te he nombrado antes, se manifiesta en el cuerpo como una armadura que recubre tu piel.

Dicen que una imagen vale más que mil palabras, y por ello alcé mi brazo izquierdo y le mostré mi propio haki armadura. Endurecí mi brazo y éste adquirió un tono negruzco. Lo mantuve un par de segundos y lo dispersé.

-Por supuesto no es solamente visual. Lo que hace es endurecer la propia piel a un nivel que incluso puedes bloquear armas de filo a mano desnuda. Además permite entrar en contacto físico con el cuerpo real de un usuario de akuma no mi que modifica su cuerpo. Es una habilidad bastante útil. Por otro lado está el Kenbunshoku haki, este es algo más complicado de dominar, aunque a ciertas personas puede resultarle más sencillo. Este haki en lo que consiste es en controlar tu entorno, te permite averiguar la posición de personas próximas a tí, puedes sentir su presencia e incluso puedes alcanzar a preveer sus movimienos si te concentras lo suficiente. Puedes ver golpes dirigidos hacia tí.

Tomé un poco de aire y me quedé mirándole, en silencio. Aguardando a que digeriese todo lo que acababa de escuchar. Después de una breve pausa le volví a hablar.

-Dime Bizvan. ¿Te interesaría aprender a dominar el Bushoushoku haki?

Al parecer ya no ere el único que observaba al Capitán, más marines se habían percatado de su presencia y les generaba curiosidad lo que él estuviera haciendo. Ninguno de ellos se acercó lo suficiente como para escuchar las palabras del hombre y se limitaban a observar desde donde se encontraban.

* Haki… * miré por unos momento mi mano izquierda tratando de comprender mejor lo mencionado. * Eso quiere decir que yo también podría aprender a dominar esa armadura. * Mencionó que no solo existía el Bushoushoku, sino también un Kenbunshoku. Mentiría al decir que me resultaba sencillo comprender esto. Inconscientemente rasqué mi cabeza con mi mano libre.

Para mi fortuna el capitán realizó una demostración. Al ver su puño tomar una tonalidad negra como si fuera un metal no logré contener mi sorpresa.- ¡Eso es asombroso! –terminé expresando con emoción mientras miraba su brazo de cerca (quizás demasiado) hasta que el color desapareció.

Kimura detalló que con eso no solo era posible bloquear cortes, sino también ser capaz de tocar a los usuarios de akuma no mi cuyo cuerpo fue modificado. Realmente era una habilidad útil que valía la pena aprender.

Por otra parte, el Kenbun funcionaba más como una especie de radar que te mantenía al tanto de todo a tu alrededor, una especie de sexto sentido para expresarlo de manera más sencillo.

Me sentía motivado por conocer sobre estas dos habilidades y ahora mi siguiente objetivo era poder utilizarlo por lo menos uno de ellos, razón por la cual cuando se me preguntó si me interesaba aprender a generar esa armadura no dudé ni un segundo.

-¡Claro que estoy interesado Señor!-Contesté sin preocuparme si expresaba más entusiasmo del necesario.

Bizvan parecía bastante entusiasmado con ésto de aprender una nueva técnica. No pude evitar sentirme alegre de que quisiera mejorar por sí mismo, pues encima se le veía con ganas y con un gran ímpetu para mejorar. Esa era la actitud que me gustaba ver en un miembro de los Crimson Wolves, y por lo que parecía hasta ahora había dado en el clavo con todos ellos. Lástima que tuviera que enseñarles a todos ellos el haki... Pero tampoco me suponía ningún problema.

-Muy bien -comencé con una sonrisa en el rostro-. Lo primero que debes hacer es aprender a controlar la energía que transmite el haki por el cuerpo. Para ello debes encontrarla en tu interior y lograr manipularla. Este proceso puede ser el más complicado. Lo normal es tardar alguna semana o dos antes de llegar a descubrir esa energía. Pero antes de eso debo de saber una cosa. ¿Conoces alguna habilidad especial? Alguna que te de algun tipo de potenciación o que te permita imbuir tus ataques con fuego, viento o algo similar. Es importante saber eso, pues debes tener cuidado de mezclar esa energía con la propia del haki, pues son completamente distintas y puedes tener problemas si utilizas la energía que no es.

Tras ese pequeño monólogo quedé a expensas de que me respondiese, aunque por otra parte también miraba alrededor por si había alguna botella de agua o algo. De tanto hablar me iba a quedar bastante reseco, y eso era algo que no me apetecía. Es bastante irritante. Aunque tal vez pareciese que estaba ignorando a mi compañero, y en este momento alumno, pero le estaba escuchando aunque no le mirase directamente.

En ocasiones paso largas horas meditando tratando de ganar más control en mi manejo de la espada. Eh llegado a sentir la sensación de estar sumergido en agua y poco a poco descender hacía un abismo, sin embargo nunca experimenté algo parecido a un flujo de energía.

Puede que al no tener información al respecto del haki haya pasado por alto una manifestación de este... No, era imposible que yo, un completo novato desarrollara una de estas habilidades sin siquiera conocer su existencia. Tal vez tendría sentido si fuera una especie de prodigio autodidacta. * Estoy completamente seguro que no solo soy. *ni siquiera soy capaz de controlar completamente mi estilo de pelea, mucho menos despertaría por mi propia cuenta algo como el haki.

- No, no conozco alguna técnica de ese tipo. -respondí un poco apenado ya que considera que era gracioso no poseer una todavía.

Hace un tiempo traté desarrollar una de estas, lamentablemente nada ocurrió. Recuerdo haberme sentido un poco desanimado tras haber pasado días entrenando y no ver nada de resultados. Tiempo después comprendí uno de los errores que cometí en ese entonces. Intentaba canalizar energía sin quiera tener una imagen mental de lo que quería conseguir, solo me enfoque en tratar de expulsarla, pero nunca pensé en que utilizarla o como.

El Capitán parecía buscar algo o a alguien. Giré mi cabeza pensando que vería a Gusi caminar hacía notros, no obstante solo observé a un par de marines peleando con espadas de madera. * ¿Le agrada ver combates? *ahora que lo pensaba, no conocía nada acerca del Capitán salvo su habilidad con la espada y que puede utilizar haki (y ambas las acababa de ver), pero de ahí en fuera aún era un desconocido. Dado que a partir de ahora trabajaría para él, no había necesidad de abrumarlo con preguntas personales, poco a poco conocería más de su personalidad y motivaciones.

De repente una ligera duda apareció en mi cabeza- ¿El haki es algo que puede ser heredado o solo se consigue mediante el entrenamiento? -no era una pregunta de importancia, solo sentía curiosidad por tratarse de un tema nuevo para mi.      

Sonreí al escuchar su pregunta y no tardé en responderle.

-El haki es algo natural de todo ser viviente. Por lo menos de los que poseen inteligencia y pueden llegar a dominarlo. Es decir, humanos, gyojins e incluso los gigantes. Aunque no he visto nunca ninguno, pero se supone que existen.

Por fin localicé una botella. Comencé a caminar hacia una especie de barra que había cerca de la pared del edificio. No había nadie pero había alguna que otra botella. Le hice una seña a Bizvan para que me siguiera y mientras caminaba continué hablando.

-Y en respuesta a tu pregunta, tal vez exista gente con algún tipo de don que les ayude a obtener el haki sin necesidad de entrenarlo. Pero vuelvo a lo de los gigantes, no he visto nunca uno y dudo de su existencia, por lo que el modo más seguro y fiable es el entrenamiento.

Llegué, cogí una botella de agua y pegué un buen trago. No es que estuviese buena, eso con un poco de fideos cualquiera podría hacer una rica sopa de lo caliente que estaba. Pero al menos servía para hidratarse aunque fuera un poco.

-Primero de todo he de advertirte. No será fácil, tal vez acabes frustrado. Veo que tienes muchas energías y entusiasmo, pero esto requiere mucha paciencia, fuerza de voluntar y perseverancia. Si estás dispuesto a hacer este tipo de entrenamiento, por lo menos deberás de pasar una semana o dos aproximadamente tratando de encontrar esa energía en tu interior y aprender a hacerla fluir. Es algo que solamente puedes hacer tú. También te digo que es la parte más aburrida, pero también la más complicada. Debes tomarlo enserio si quieres hacerlo. Y si planeas hacerlo, te recomiendo comenzar ahora mismo. Lo mejor es  buscar un lugar relajado. Aquí no es mala idea, pero trata de quedarte un poco apartado, nunca sabes cuando puede desviarse un virote o una flecha. Busca un lugar donde haya sombra y puedas pasar ahí las horas muertas meditando y buscando ese flujo de energía interna que ronda por tu cuerpo.

Volví a pegar un trago de agua y le ofrecí la botella. Si realmente pensaba ponerse a entrenar para el haki estaría un buen tiempo allí. Por suerte tenía unos días de permiso, podía pasarlos allí echandole una mano sin tener que preocuparme por si debía marchar pronto o no. Bizvan parecía muy efusivo, y eso tal vez le haría cansarse pronto de esta parte del entrenamiento, pues como mínimo ha de pasarse una semana allí, sin hacer nada más que concentrarse en esa energía, en su haki. Me di cuenta que se me había olvidado un detalle importante.

-¡Oh! Y una cosa que debes tener en cuenta -me puse serio repentinamente-. Si llegas a tu límite, hazmelo saber. No quisiera cargar con una muerte innecesaria por un pequeño accidente. Lo cual me lleva también a decirte que hasta que no estés seguro de poder canalizar la energía del cuerpo, no pienses ni siquiera en liberarla, mantén el flujo hasta que te veas preparado para soltarla, entonces la acumulas en una de tus extremidades y la liberas sobre tu propia piel. Esa energía bien liberada adquirirá un tono negruzco, el que ya viste en mi haki. Pero si te quedas sin energía puedes caer debilitado en cualquier momento. Intentemos evitar accidentes.

Mientras caminaba junto al Capitán mencionó que el haki puede manifestarse en cualquier ser que posea inteligencia, lo cual incluía gyojins y gigantes. De los primeros solo los ubicaba por las historias de los marineros con los que solía “viajar”, más nuca logré ver uno. Los gigantes por el contrario solo podía relacionarlos con leyendas y cuentos para asustar a niños. * Si realmente existen y pueden dominar haki… *preferí evitar pensar en un enfrentamiento contra piratas gigantes y me concentré en las palabras de Kimura.

Ya me esperaba que la dificultad fuera elevada, más si tenía al Capitán dándome una mano para lograr dominar esto, no podía simplemente decir “mejor olvídelo”. Estaba acostumbrado a meditar, sin embargo la diferencia es que en está ocasión tendría que tratar de encontrar algo que era nuevo, y si por accidente mi mente de manera inconsciente se desviaba a mi habitual dominio del Kai habría desperdiciado tiempo y concentración.  

Acepté la botella de agua a medio llenar que él había estado bebiendo con entusiasmo y antes de agradecerle y comenzar a buscar un lugar donde empezar la búsqueda, Kimura agregó unos datos extra de manera seria.

No solo sería complicado encontrar el flujo, ahora también tengo que ser cuidadoso de no causar daño a mi cuerpo.- Procuraré ser cuidadoso señor. -le contesté con el mismo grado de seriedad que él para evitar preocuparlo.

Le agradecí el compartir su conocimiento, para luego comenzar a buscar un sitio donde no ser interrumpido. Terminé resguardándome del sol bajo la sombra de un árbol.- Parece que estaré un buen rato. -Dejé la espada de madera recargada sobre el tronco. Retiré mi arma de mi espalda y de igual forma la coloqué a un lado de la espada de madera.

Me senté en el suelo con las piernas cruzadas dándolo la espalda al árbol. La botella de agua se encontraba a uno de mis costados en caso de sentirme sediento en algún momento.

Coloqué ambas palmas (sin que estas se juntaran) a la altura de mi pecho y centré mi mirada en el espacio entre estas. No estaba seguro de que esta fuera la manera correcta de hacerlo. Mi respiración poco a poco fue haciéndose más calmada. Todo sonido a mí alrededor desapareció y a no ser que alguien o algo me tocaran, nada interrumpiría la concentración.

El sentido del tiempo dejó de ser de importancia y desconocía cuánto tiempo tenía en esa posición tratando de encontrar la energía del haki. Repentinamente comencé a sentir una sensación extraña en las manos. A causa de encontrarme concentrado no me había percatado de esto, a decir verdad, esta sensación no solo se había manifestado en mis manos. Ambas piernas presentaban la extraña sensación. * Esto, si, no me cabe duda, esta es la sensación de… extremidades dormidas.

Dejé escapar un largo suspiro y me recosté sobre el suelo con los ojos cerrados.- Tengo la garganta seca. –No había logrado un avance y lo único que conseguí fue un constante hormigueo en los brazos y piernas que me provocan unas cuantas risas cuando trataba de moverme.

Bizvan fue a comenzar directamente tras responderme que tendría cuidado con eso. Yo por mi parte como no tenía nada que hacer me ofrecí a echarle una mano a algún que otro recluta que entrenaba con algún consejo. Alguno se mostró indignado, al parecer se creía mejor que nadie y no aceptaba consejos de nadie. Como superior podría haberle reprendido, pero tan solo sonreí y me fuí a otro que si aceptase mis consejos. Entre tanto observaba a Bizvan, el cual se quedó mirando sus manos, las palmas de sus manos, tirado en el suelo. No parecía la mejor forma de concentrarse.

Pasó el tiempo, pasó una hora y Bizvan se dejó caer hacia atrás. Eso me llamó la atención, tal vez ya había cometido alguna estupidez y había perdido energías. De ser así le felicitaría, pues habría batido el récord en desperdicio de energía. Me aproximé a él y entendí que simplemente estaba frustrado. Sonreí y me senté a su lado.

-Cuesta. ¿Verdad? Permíteme darte un consejo más. Toma una posición con la que estés relajado, cierra los ojos e intenta sentir cada una de las partes de tu cuerpo. Tanto por fuera como por dentro. Es importante no distraerse con nada, y si lo intentas con los ojos abiertos, inconscientemente estás observando algo, algo que está en movimiento, algo que no te deja concentrarte en lo que debes. Dicen que la mejor forma de atender a quien quieres es mirarle directamente. En tal caso, ¿cómo vas a atender a esa energía que no puedes verla?... Cierra los ojos, no mires nada. Intenta ver y sentir todo cuanto hay en tí.

Me levanté y me quedé mirándole desde arriba. El marine con el que había estado me llamaba, parece ser que se pensaba que había ido a relajarme un rato. Tampoco es que no sea cierto, pero no era el motivo por el que le había dejado. Al menos no principalmente.

-Te costará, de eso no cabe duda. En un principio tan solo notarás algo que no eres capaz de controlar ni manipular. Cuando comiences a hacerlo no serás capaz de regular esa energía, querrás extraer una pizca y sacarás una gran cantidad. Será muy inestable hasta que logres controlarla por fin, y entonces será cuando podrás comenzar a dominar el haki. El tiempo que pase hasta ese momento tan solo depende de tí. No te rindas Bizvan.

Le dediqué una nueva sonrisa y me marché hacia ese marine que me llamaba. El cual no paraba de pedirme consejos para luchar en grupo junto a su amigo. Una pena que no se me diese tan bien hablar de esas cosas. Continué observando de vez en cuando a Bizvan de reojo. Esperaba que le fuera bien.

Escuché a alguien sentarse a mi lado. Abrí mis ojos para ver de quien se trataba. * Ay diablos. *olvidé por completo que Kimura se encontraba cerca y tal vez pensó que estaba flojeando en lugar de continuar con la búsqueda de la energía.  Para mi sorpresa no fue así, en su lugar me ofreció un consejo y otra explicación al percatarse de mi error.

Solo asentí con la cabeza, pues de intentar moverme terminaría riendo a causa del hormigueo y no quería hacerle pensar que me burlaba de sus palabras. El Capitán se levantó y una voz comenzó a llamarlo, esta voz pertenecía a otro marine. El pelirrojo agregó otras palabras con claras intenciones de motivarme, o al menos así las interpreté.

Cuando él se marchó hasta donde se encontraba el otro marine, yo permanecí unos momentos más recostado en el piso reflexionando lo que se me acababa de decir.* Debo encontrarla primero, percatarme de su existencia es lo esencial para avanzar, pero en cuanto lo haga no debo precipitarme e intentar liberarla. * El hormigueo disminuyó lo suficiente, por lo que me senté nuevamente en el suelo. Tomé la botella de agua para darle un trago, el recuerdo de cierta lectura me detuvo.- No creo que esto cuente. –comencé a beber el agua hasta que esta desapareció por completo.- Bien, intentémoslo de nuevo. –siguiendo el consejo del Capitán opté por buscar una posición más cómoda.

Cerré mis ojos y comencé a concentrarme. Debía imaginar este flujo a través de todo mi cuerpo, no, imaginar no era lo indicado, tenía que encontrarla como tal, en su estado puro.

El tiempo pasó, no puedo decir exactamente cuánto de este transcurrió desde que había comenzado a meditar, pues todo a mí alrededor desapareció. Ni siquiera era capaz de escuchar el propio sonido de mi respiración. Pasé aún más tiempo de esta forma, hasta percatarme de algo, esta vez no se trataba del hormigueo o alguna otra sensación conocida. Traté de no perderle la pista a esto y me concentré más.

Poco a poco comprendí que esto se extendía por todo mi cuerpo. No interrumpí  mi concentración, ni intenté hacer algo con está ¿energía? No estaba seguro si esto era lo que había estado buscando, de lo que si estaba seguro es que hasta no ser capaz de comprender totalmente  como hallarla de nuevo no pararía, sin embargo repentinamente se perdió. Supongo que la emoción de creer haberla encontrado fue suficiente distracción.

Abrí mis ojos y me llevé la mano a la cabeza, un ligero dolor comenzó a manifestarse, tal vez llevaba tiempo con este dolor, pero hasta ahora me percataba. Busqué con la mirada a mi maestro, tras ubicarlo me ayudé del árbol para colocarme de pie. El dolor aumentó ligeramente, para intentar remediarlo saqué del bolsillo de mi camisa la licorera y le di un trago. El gas del refresco había desaparecido y se encontraba tibio, no obstante el azúcar siempre ayuda con esa clase de malestar.  

Me acerqué hasta donde se encontraba y le conté lo sucedido con intención de escuchar su opinión al respecto, saber si lo que sentí se acercaba al haki o me había desviado.

El tiempo pasaba, pasó una hora y Bizvan continuaba allí, sentado con los ojos cerrados. Parecía que en esta ocasión le estaba yendo mejor. Pasaron dos horas, tres... Prácticamente se hacía la hora de marcharse de allí, el sol estaba a punto de ocultarse por detrás de los edificios, muy próximos al horizonte. Y de pronto le vi de pie, agarrándose la cabeza. Había pasado allí toda la santa tarde sin hacer nada más que esa búsqueda. Mentalmente debe estar agotado.

Se acercó a mí y yo a él. Entonces comenzó a explicarme que había sentido algo, una sensación desconocida que invadía todo su cuerpo y que se le acabó escapando de las manos. Trató de seguirle la pista pero desapareció. Tenía pinta de ser eso que buscábamos. Sonreí y le puse la mano en el hombro.

-Creo que ya has dado el primer paso. Un flujo tan escurridizo en un principio tan solo puede ser el haki. Pero por hoy ya es suficiente. Deberías descansar. Mañana continuaremos. Pero ahora que ya has encontrado esa energía, sabes que está ahí. Ahora sabes lo que debes de buscar. Te deberá resultar más sencillo a partir de ahora.

Me dispuse a marcharme de allí, pero no me iría antes que Bizvan, parecía algo agotado y tal vez el dolor de cabeza que parecía tener le llevase a algún mareo. Sea como fuera creo que primero le acompañaría por si acaso y después ya me marcharía yo a descansar. Hasta el día de mañana.

Parecía que había logrado encontrarla, sin embargo esto solo era el inicio, si en verdad quería dominar esto tendría que continuar practicando.

Por hoy sería todo. Una parte de mí agradeció escuchar esas palabras por parte del capitán, mientras que otra quería continuar, ya había encontrado lo que buscaba y deseaba alcanzarla de nuevo. Decidí tomar un descanso, todo esto era nuevo, entrenar sin la supervisión de Kimura no sonaba como una buena idea, no por ahora.

Antes de marcharme del lugar, regresé hasta el árbol y tomé ambas espadas. La de madera la coloqué en el mismo barril donde la había encontrado hace algunas horas. Con esto realizado me encaminé hacia los dormitorios. Durante el trayecto traté de entablar una plática normal con mi superior, nada que resultará incómodo de hablar para él, pero que permitiera un intercambio de diálogos.

Tras llegar al destino me despedí y agradecí el que utilizara su tiempo para ayudarme.

No había rastro de mis compañeros de habitación.- Deben de estar comiendo algo. –La hora de la cena se aproximaba.- No tengo hambre, creo que pasaré de ella y me iré directo a dormir. –me dejé caer sobre la cama y cerré mis ojos.* Debo esforzarme el doble mañana. *

Comencé a abrir mis ojos y lo primero que vi fueron las botas de alguien. Durante unos segundos permanecí mirándolas, hasta comprender lo sucedido.* Eso explica el frio. *me levanté del suelo y procedí a estirarme para aliviar el dolor en mi cuerpo, el proceso algunos de mis huesos tronaron generándome un ligero alivio. Abrí la pequeña ventana de la habitación para que el aire comenzara a circular por el lugar. Tomé del baúl que se encontraba a los pies mi cama una muda de ropa y salí del cuarto.

Después de tomar un baño me dirigí a la cafetería para desayunar algo y obtener los nutrientes necesarios para continuar con la práctica.- Bien, hoy tengo que ser capaz de encontrar esa energía en un menor tiempo, esa es la meta del día. –terminé con mi alimento y me levante para pedirle a uno de los encargados que rellenara mi licorera con refresco de cola. Él ya estaba acostumbrado a esta petición, por lo que simplemente la tomó y a los pocos momentos me la devolvió.

Regresé al campo de entrenamiento para empezar con la meditación en el mismo lugar de ayer, mientras no hiciera nada distinto no debería tener problema alguno. Me sentía motivado por el día anterior y estaba centrado en hallar el flujo en un menor tiempo.

Esa noche la pasé meditando. Bizvan parece bastante activo e impulsivo. Cuando le mostré mi haki mostró exageradamente su sorpresa. O quiere caerme bien o es así, y sinceramente prefiero pensar lo segundo. Este día estaría con él, pero después estaría unos días ocupado con otros asuntos. No estaría bien desaprovechar estos días y no hacer nada cuando tienes una pila de cosas atrasadas por hacer.

Ese día me retrasé un par de horas en salir, y cuando lo hice pude ver a Bizvan en el mismo sitio de ayer. Sonreí y me acerqué a él. Por suerte el recluta de ayer no se había dado cuenta de mi presencia todavía, estaba muy entretenido soltando mandoblazos sin ton ni son a uno de sus compañeros. El pobre no tiene talento para utilizar armas y está empeñado en llevar una de las más pesadas aun con ese cuerpo tan desentrenado. Si volvía a darme el tostón intentaría que se diera cuenta de ese detalle. Sería una pena y un desperdicio que tuviese un trágico final en su primera misión.

Cuando llegué a la posición de Bizvan me quedé parado al lado de él, apoyado en un árbol y observándole directamente. Si era cierto que había encontrado el haki dentro de él, no tardaría en apreciar algún indicio. Tal vez hoy, tal vez mañana, pero si resultase ser hoy, quería verlo con mis propios ojos.

Ahí estaba, era la misma sensación a la de ayer, no puedo asegurar si encontrarla me tomó menos tiempo. Me concentré en este flujo, con intenciones de no perderle la pista. Comprendí que esto se desplazaba de manera continua por todo mi cuerpo, he inmediatamente lo relacioné con un rio.

Esbocé una ligera sonrisa, ser capaz de encontrarla y esta vez no dejar que se escapara me llenó de alegría. Quería intentar dejar salir un poco ese flujo, pero las palabras de Kimura llegaron a mi mente. * La acabo de encontrar, ¿cómo diablos pienso liberarla si aún no conozco los pasos de canalización? *tenía una ligera idea de cómo poder hacer esto, pero si no lograba controlarlo podría ser peligroso para mi salud y en el peor de los casos el capitán podría optar por suspender el entrenamiento por no escuchar su advertencia. * Lo mejor es esperar su llegada para pedirle que explique la manera correcta de hacerlo. De hecho podría entrenar un poco con la espada mientras lo es…Oh, no lo había notado, sigo siendo consiente del flujo a pesar de estar pensando en otras cosas. *parecía que ya no tendría problemas con hallarla.

Interrumpí por completo mi concentración y la sensación de la energía desapareció.- Ya veo, soy capaz de sentir el flujo mientras una parte de mi permanezca meditando, todavía estoy lejos de acceder a ella sin la necesidad de meditar. –expresé hablando conmigo mismo.

Abrí mis ojos lentamente para evitar que la luz me causara una molestia. Noté que una persona se encontraba de pie a uno de mis costados. Alcé mi mirada para ver de quien se trataba.

-No me asuste de esa forma maestro, estuve a punto de soltar un grito. – terminé riendo ligeramente mientras rascaba mi nuca con mi mano izquierda.

Me coloqué de pie para saludarlo de la manera apropiada, para luego hablar con él del entrenamiento.

-Maestro, actualmente soy capaz de encontrar la energía dentro de mi cuerpo y no perderla a menos que deje de concentrarme, por lo que le pido que me enseñe los pasos de la canalización y como llevarla a cabo sin ponerme en riesgo. A demás de que, bueno… -Me sentí inseguro de terminar de hablar. No quería parecer impaciente, aunque tampoco me gustaría hacerle perder el tiempo.- Estoy consciente que no es bueno correr antes de caminar, pero me gustaría pedirle que me explicara acerca de la liberación del haki. Claro, si usted considera que es más prudente brindar esa información poco a poco, yo lo comprenderé –Mi mirada era seria y si terminaba optando por solo ofrecerme lo necesario durante el trascurso de los días lo aceptaría sin quejas.

Sus palabras me dejaron bastante extrañado. Mi reacción fue empezar a reirme como un tonto, lo cual podría malinterpretarse, pero era realmente una situación que me ponía un poco nervioso. No por lo que decía ni por lo que pedía, sino por las formas con las que lo hacía. Me sentía un poco violento cuando me hablaban con tales formalidades. Cierto es que tengo más rango que él, pero quien se cree superior a los demás tan solo es un necio a mi parecer.

-Se nota que todavía no nos conocemos mucho Bizvan. Déjame decirte un par de cosas, más bien unas normas dentro de los Crimson Wolves. Número uno: Puede que tenga el rango más alto, pero soy uno más de vosotros. Yo doy las órdenes, puesto que alguien ha de hacerlo, pero no me gusta que me hablen de usted, me hace sentir violento si lo escucho de mis propios compañeros. Y por favor, no me llames maestro, tan solo te estoy dando unos consejos para mejorar tu habilidad con el haki.

Volví a reirme y entonces me di cuenta de que me había hecho una petición. Me disculpé con un gesto con las manos y respiré hondo. Bien es cierto lo que él ha dicho, que antes de correr hay que saber andar, pero hay que saber hasta donde puedes llegar. Además, debo estar unos días fuera, así que si no lo hago ahora no podré hacerlo hasta que vuelva.

-Te lo voy a decir, pero no debes hacerlo hasta que estés seguro de poder llevar el flujo de energía hacia donde deseas. Puedes quedarte agotado y pasarlo realmente mal. Y mañana he de ausentarme unos días, por lo que ten cuidado. -volví a coger aire y me preparé para explicarle cómo debía liberar el haki- Como ya recordarás te dije que había varias formas de liberar el haki. Está el bushoushoku, que es lo que intentarás dominar, y el kenbunshoku. En el primer caso, en cuanto aprendes a controlar el flujo de energía, debes concentrarte en donde quieres liberarlo y transmitir ese flujo hacia esa parte del cuerpo, si es en un puño debes transmitir el flujo al brazo y después debes liberarlo de modo que se quede sobre la piel. ¿Entiendes por qué el controlarlo? Si no lo haces puedes liberar más cantidad de la que eres capaz de controlar, y el uso excesivo hará que sientas un cansancio exagerado, pudiendo debilitar tu cuerpo. Si no hay nadie cerca ten en cuenta que por un tiempo no podrás moverte hasta que la energía se vuelve a recargar y estabilizar. Espero que lo hayas entendido, a veces no me explico bien.

Volví a reirme, realmente era irónico, no sabía exactamente si se lo había explicado bien o si me había ido demasiado por las ramas y le había librado. Por si acaso le hice un resumen, repitiéndole lo que le acababa de decir.

-En resumen, debes liberar esa energía sobre tu piel para poder dominar el bushoushoku haki.

Su risa me provocó tragar un poco de saliva ya que temía haber sido demasiado avaricioso, más no fue así. Tal parece Kimura no se sentía cómodo con mi forma de hablar con él.- Comprendo señor, no le…  -aclaré mi garganta.- Gracias, lo tendré en cuenta. -me resultaría complicado cambiar la forma en que me dirigía él.

De nuevo soltó una ligera carcajada e intentó detenerla al mismo tiempo que hacía señales con las manos.* Muh, ¿no le agrada tal y como dijo o simplemente le resulta gracioso que se dirijan a él de esa forma? *incliné mi cabeza un poco hacia mi derecha tratando de imaginar la razón.* Puede que le provoque risa *no podía descartar eso, sin embargo no me pareció notar malicia en su risa, dando como resultado que una sonrisa tenue se dibujara en mi rostro. Comenzaba a tener una idea de la clase de líder que este hombre era.* Quiero ver más, seguro que será interesante. *

El capitán accedió a brindarme todo lo necesario para avanzar por mi cuenta, añadiendo que saldría por unos días. Lejos de desmotivarme por el hecho de no contar con su ayuda, me plantee utilizar esos días para practicar con toda dedicación y cuando regresara mostrarle los resultados obtenidos.

No parecía difícil, sin embargo era mejor no hablar todavía, lo más probables que me tomaría más tiempo del que podría imaginar el siquiera lograr canalizar la energía en la cantidad adecuada. Debía ser cuidadoso de no utilizar un exceso de energía en mi primer intento.

Agradecí a Kimura, aunque esta vez traté de utilizar un tono menos formal, aunque con algo de respeto.

Tomé de nueva cuenta mi postura de meditación a la sombra del árbol. Encontrar el flujo no me tomó mucho tiempo, comenzaba a encontrar el truco para lograr esto. Intenté re direccionarlo, pero nada ocurrió o mejor dicho, no sentí que esta se moviera a donde yo quisiera ni un poco. * Joh, puedo sentirla, hacer que se mueva es otra historia. *bueno, por lo menos ahora tenía mi siguiente objetivo.

Sin darme cuenta el tiempo pasó volando y cuando decidí dejar la práctica.- Diablos, estoy hambriento. –me levanté del suelo y limpié el polvo de mi uniforme. El área se encontraba ocupada por unos cuantos marines, la gran mayoría se había retirado quizás a buscar algo para comer o algo por el estilo.
Me encaminé hacia la cafetería de la base con intenciones de conseguir algo de comida. En el trayecto comencé a reflexionar sobre el fruto de la meditación. Para ponerlo sencillo, no hubo un avance. Conseguir que el haki se desplazara a uno de mis brazos como yo quería resultó ser más complicado.- Tal vez necesite ser capaz de encontrar el flujo a voluntad, para que su canalización sea más sencilla. –no estaba seguro de que esto fuera cierto, sin embargo, meditar y canalizar causaba que mi concentración se dividiera.- Tras ser consiente en todo momento de la energía, podré enfocarme solamente en re direccionarla a donde quiera.

La cafetería se encontraba llena de marines de todos los rangos, al parecer había llegado en el momento exacto de la comida, lo cual me indicó que permanecí más tiempo del que creía en el área de entrenamiento. Tras conseguir un platillo común de carne con puré de papa, me dirigí a sentar en un asiento desocupado. No noté algún rostro familiar, dando como resultado el que terminará sentado en la mesa de un grupo de marines que charlaban animadamente entre ellos. No hice un intentó por entablar una conversación con ellos y me limité a comer.

Con el estómago lleno decidí regresar a mi cuarto para continuar con la práctica, la razón por la cual no me dirigí al área de entrenamiento fue la ausencia de Kimura, y tenía planeado practicar hasta quedarme dormido.

En la habitación no había nadie, dándome el ambiente perfecto para meditar tranquilamente sobre mi cama. Me quité las botas y me senté en el centro de la cama. Tal como la primera vez que intenté encontrar al haki, esta vez traté de notar su presencia sin cerrar los ojos. A diferencia de esa ocasión, conocía la sensación del flujo, solo tenía que recordarlo e intentar percatarme de su existencia como si de respirar se tratara.

Las horas pasaron y no parecía tener un avance. Me dejé caer sobre la cama.- Estoy haciendo algo mal. A lo mejor tengo que comenzar meditando para encontrarla y después interrumpir la meditación poco a poco hasta ser consiente a voluntad de su presencia. –me senté sobre la cama de nuevo y comencé a concentrarme.

Solo me tomó unos minutos, permanecí centrado para memorizar hasta la mínima sensación con tal de ayudarme al momento de estar en estado natural. De manera lenta dejé mi concentración, pues mi intención era que al hacer esto la sensación del flujo desapareciera poco a poco y no de golpe, permitiéndome sentir si existía alguna diferencia, por desgracia apenas dejé la meditación, el flujo desapareció. No me rendí y continué con esto hasta que llegó la hora de dormir.

La sensación de ser movido de manera brusca me levantó de golpe. A un costado de mi cama se encontraba uno de mis compañeros de habitación. Su expresión denotaba malestar y cansancio.

Tras pedirle una explicación, me dijo que estaba jadeando y moviéndome de manera errática en mi cama, no dejándolo dormir a él ni a los demás. Miré a las otras camas y todos me miraban con expresiones de enojo en sus rostros. Me disculpé de todo corazón y de nueva cuenta todos nos recostamos.

Esta vez desperté por mi cuenta y sobre mi cama. Mi mirada pasó por encima de los demás, quienes continuaban durmiendo. Me levanté de la cama y tomé lo necesario para comenzar este nuevo día.

La práctica sobre el dominio natural del haki comenzó desde el momento en que empecé a desayunar. No, no me puse a meditar en pleno desayuno, solo me limité a intentar hallar el flujo mientras comía. Al terminar con esto me dirigí al árbol en el área de entrenamientos y comencé a practicar.

A la mitad del día y tras incontables intentos, noté que la sensación permanecía presente aun después de haber interrumpido la meditación. Me levanté de golpe dando un grito de triunfo a causa de la emoción. Mi grito llamó la atención de los marines que se encontraban entrenando en ese momento y tras unos momentos de soportar sus miradas me marché del lugar apenado.

Todavía era temprano como para regresar a la habitación, por lo que caminé por toda la base a la vez que mantenía la energía fluyendo a modo de entrenamiento. Terminé frente a los baños y a pesar de no haber realizado alguna actividad física que me hiciera sudar, opté por entrar.

Tras limpiar mi cuerpo apropiadamente, me sumergí en el agua caliente. No era el único en este lugar, pero nadie interactuaba con los demás.

* Bien, intentemos canalizar. *con mi mente solo enfocada en esta acción probé acumular un poco de energía en mi puño derecho. Fue extraño, la sensación de una corriente fría dirigiéndose a este fue lo que percibí. No me alarmé, ni intenté algo arriesgado como liberarla. No había forma de conocer cuanta energía moví en realidad, bien pudo ser una pisca de nada o toda la de mi cuerpo. Intenté que el flujo se concentrara esta vez en todo mi brazo. Era extraño y puede que sentir ese frio fuera señal de estar acumulando más de lo necesario.- Si tan solo del capitán estuviera aquí. –no, me planteé mostrarle resultados tras su llegada. El calor del agua comenzó a marearme, haciéndome salir de los baños.

Pensé que si trataba de liberar la energía en una parte de mi cuerpo pequeña como un dedo no debería existir problemas con desperdiciarla, grabe error. Tal parece, no importa que parte del cuerpo sea, si se acumula mucha energía esta se escapará sin control. No terminé en un estado que me impidiera moverme, pero si presente un cansancio extremo. Por fortuna no fue un desperdicio total, al menos conocía que cantidad de energía no debía acumular.

Los días pasaron y con esto mis pesadillas aumentaron al no haber realizado nada de entrenamiento físico. No sería tan malo de no ser por el hecho de tener que dormir bajo las estrellas a petición de mis compañeros.

Durante esos días me esforcé en canalizar el haki en partes como brazos y cuerpos mientras realizaba acciones menores como repeticiones con la espada. Al momento de liberarla podía sentir como una cantidad se desperdiciaba al sentirme más agotado de lo normal, sin embargo había logrado reducir ese desperdicio y continuar intentando hasta sentirme exhausto.  

Cuando trataba de imitar la armadura del capitán no obtenía el color negro que me mostró. “La energía sobre tu piel”, esas fueron las palabras del maestro.  

Pensé que la armadura podría aparecer de manera más fácil si me encontraba en una situación que me obligara a hacerlo, razón por la cual en uno de los entrenamientos organizado por un instructor, me enfrenté a otro marine utilizando armas de madera. El combate no era difícil, mi oponente era un usuario de mandoble que realiza movimientos muy toscos y trataba de mover el arma como si de una espada ligera se tratara. Si me hubiera centrado únicamente en ganar no debería ser un problema, aunque, mi intención no era esa. En algún momento del combate intenté liberar la energía acumulada para bloquear un corte horizontal. La espada de madera impactó con fuerza en mi brazo y el dolor me obligó a hincarme en el suelo, dando como suspendido el combate. Me llevé un regaño por parte del instructor a la vez que se aseguraba que mi brazo no estuviera roto. No dejó de repetirme lo estúpido que fue mi decisión de bloquear ese ataque con el brazo desnudo, aunque como milagrosamente no hubo un daño importante, solo me hizo regresar a mi cuarto y descansar. Dando por terminado el entrenamiento con armas de ese día, pero la práctica del bushoushoku continúo hasta llegar la hora de acostarme.

Al día siguiente me encontraba bajo la sombra del árbol de siempre en posición de meditación. Decidí regresar a lo básico.* En mi piel, debo canalizarlo en mi brazo. *no podía verlo, pero intenté imaginar cómo debería ser.* Liberarlo de manera controlada y uniformemente. *no sentí un agotamiento en esta ocasión.* Tal y como si fuera una capa más de piel, debo mantenerlo como si fuera una parte más de mi cuerpo.  

Ya había pasado una semana desde que partí y dejé a Bizvan entrenando con el haki. Sinceramente no sabía hasta qué punto habría podido avanzar, esperaba que hubiera tenido la paciencia necesaria para no arriesgarse a hacer algo que su cuerpo todavía no estaba preparado, de ser así cuando llegase al campo de entrenamiento no le vería, y para ello debería acudir a la enfermería, pues le habrían tenido que llevar allí. Esperaba que no fuera así.

Crucé el umbral que daba al lugar de entrenamiento y comencé a buscarle con la mirada. Le encontré con relativa facilidad, estaba en aquél árbol donde le dejé hacía ya unos siete días. Estaba concentrado, algo me decía que no había logrado avanzar tanto como esperaba. Me aproximé a él y me quedé de brazos cruzados plantado frente a él, tan solo observándole.

Estaba haciendo algo, estaba seguro. Se le veía muy concentrado, hasta el punto que no se había percatado de mi presencia al parecer, una concentración que si mantenía así día tras día, ya debería ser capaz de controlar mínimamente el haki, por lo menos lo suficiente para apreciar resultados. Observé con intriga y esperanzado de poder comprobar algunos avances visibles.

Pronto algo hizo, algo cambio, en su brazo podía verse algo extraño, estaba comenzando a controlarlo y liberaba muy lentamente la energía. Algún pequeño oscurecimiento se podía observar, a malas penas, era como si la melanina de su piel cambiase de pigmento por unos breves instantes, sin llegar al color del haki, pero aproximándose. No quise interrumpirle hasta que él mismo abriese los ojos, y lo que encontraría sería a mí plantado frente a él y aplaudiendo.

-Bravo Bizvan. Veo que no has estado perdiendo el tiempo estos días. Has logrado avanzar lo suficiente como para poder apreciar pequeños progresos. Has dado un buen paso hacia el haki, y has conseguido lo más complicado. Lo que acabas de hacer era casi una buena armadura, le faltaba consistencia, lo que se traduce como que todavía no logras liberar toda la energía que deseas. Pero es un gran avance. Enhorabuena.

Le alargué la mano para que la tomase y se levantase.

-Estos progresos son buenos y, aunque has conseguido ya lo más difícil, ahora lo que debes hacer es entrenar como lo hacías hasta ahora. Haz tus movimientos, haz pequeños combates contra troncos u otros marines que quieran. Intenta liberar ese haki poco a poco. Obliga al cuerpo a acostumbrarse al flujo del haki en mitad de la acción. Este proceso no es tan complicado, pero si requiere de más tiempo para lograr alcanzar el nivel deseado de control sobre esta técnica. Puedes continuar como hasta ahora, pero te recomiendo hacer lo que ya te he dicho.

Le señalé el campo donde estaba el resto entrenando, combatiendo y demás. Le incité a que comenzase ya mismo. Quería ver los avances, pues debía marcharme en un par de días y antes de eso quería ver cómo iba mi compañero más reciente de entre los Crimson Wolves.

-A ver cómo te mueves.

Era difícil determinar si estaba haciendo algo bien o mal al tener los ojos cerrados.* No sentí el agotamiento excesivo esta vez, ¿por fin lo he conseguido o no logré hacer nada? *abrí mis ojos y lo primero que vi fue a Kimura aplaudiendo.  Me alegré de verlo de nuevo y eso demostró mi expresión facial.

Miré ambos brazos por un lado y por el otro al escuchar sus palabras. Yo no vi nada, pero el pareció notar algo y a juzgar por el contenido de sus palabras me encontraba cada vez más cerca de controlarlo.

Sujeté con fuerza la mano del capitán para ayudarme a levantar. Una mano con un fuerte agarre fruto de un constante uso de la espada.

- Me alegra no decepcionarlo maes… -había olvidado que no quería que me dirigiera a él de esa manera.- Esto… Es bueno verte por aquí de nuevo. –mi tono informal se escuchó muy forzado y era fácil notar que mi costumbre de dirigirme a él como mi superior tardaría más tiempo.

Obtuve el permiso de comenzar con el entrenamiento físico, sin perder de vista la liberación constante del haki. Antes de su regreso, ya había comenzado con algo parecido a esto, aunque solo me limitaba cosas como practicar movimientos con la espada o simplemente correr. La única vez que intenté utilizarlo en combate fue inútil… O quizás no, ahora que lo pensaba con calma, puede que la razón por la cual mi brazo no se rompió tras el impacto, fue una activación incompleta. Quiero decir, la armadura no se materializó y solo logró aumentar la resistencia de mi piel un poco. * ¿A eso se refería Kimura con falta de consistencia? *tenía una muy ligera idea de cómo debía realizar esto.

Miré en la dirección donde se encontraban realizando combates  entre sí los marines. El capitán comentó que podía optar por continuar meditando como hasta ahora o acostumbrar a mi cuerpo a utilizar en combate la liberación. Opté por lo segundo, sin embargo, si mi cuerpo me lo permitía realizaría ambas cosas. No soy avaricioso, solo estoy motivado.

Me acerqué hasta el grupo de marines reunidos alrededor de otros dos que combatían bastante bien.  Cuando uno de los marines fue derrotado, todos aplaudieron un poco mientras animaban al marine vencido, aunque este no parecía desanimado, solo un poco adolorido por los golpes recibidos. El ganador preguntó de manera modesta si alguien más quería enfrentarlo. Se trataba de un oponente complicado, motivo por el cual no hubo voluntarios y para ser honesto, yo tampoco tenía ganas de tener que enfrentarlo.

Tomé una espada bastarda de madera y me coloqué frente a él (a una distancia de dos metros). El marine se colocó en posición de combate con el bokken listo para el combate. Por mi parte comencé a canalizar el busoshoku en ambos brazos mientras sostenía la espada con ambas manos y esperaba la señal de uno de los espectadores para dar por comenzado el combate.

Apenas inició el duelo, mi oponente se desplazó a una gran velocidad, su arma se movió en dirección horizontal con mi costado izquierdo como objetivo.

Nuestras espadas se encontraron e intenté sacar ventaja de mi fuerza al colocar gran parte de mi peso en ese movimiento. El resultado fue un ligero desequilibrio por su parte, el cual aproveché para intentar dañar su brazo dominante.

Realizando un salto hacia atrás, él se libró del ataque. No le brindé oportunidad de planear otro movimiento y esta vez fui yo quien se dirigió a donde él se encontraba.  La diferencia de velocidad fue evidente y antes de que yo entrara en su rango de ataque, él se encontraba preparado. Decidí utilizar la ventaja de mi arma, realizando una estocada con una sola de mis manos y sosteniendo la empuñadura por la parte baja para que mi ataqué tuviera un mayor rango. La punta de la espada apenas logró impactar en su estómago, pero esquivó la mayor parte del daño al realizar un giro brusco, para luego contra atacar. Utilizando su velocidad redujo de manera fácil la distancia que había creado yo, y antes de que lograra reaccionar golpeó mi brazo derecho con el bokken.

No tenía oportunidad de bloquear o esquivar, pero si existía una oportunidad de causarle daño. Confié en que la armadura se materializara y aprovechando que él se había acercado lo suficiente liberé la energía en ambos brazos. Uno para bloquear el daño de la espada de madera y el otro para golpear en el estómago, para ser más preciso, donde mi arma había causado un pequeño daño. El resultado fue el siguiente:

El dolor en mi brazo casi me obliga a retirarme del combate, pero lo que me motivó a continuar fue la expresión de dolor en su rostro y la sensación de mi puño en su estómago. Ambos nos alejamos. Mi brazo no dejaba de temblar y la única razón por la cual no soltó la espada fue la tensión en mi mano. No parecía que nada estuviera roto, aunque ese brazo no serviría de nada por el resto del combate. Sujeté el arma con la mano izquierda y la sostuve en alto a la vez que miraba directamente al otro marine.

Él tenía una de sus manos en la parte afectada por el puñetazo. Su respiración era pesada, parecía que mi golpe fue más fuerte de lo que pensé. Su mirada se encontró con la mía, no había resentimiento en sus ojos, más tampoco parecía querer dejar las cosas así.

Me aseguré de canalizar otra vez la energía liberada, pero solo en mi brazo útil. Esta vez fui yo quien tomó la iniciativa y corrí a su posición.

Su velocidad se vio afectada por el golpe, por desgracia esto solo sería algo momentáneo y si prolongábamos la batalla se recuperaría.

Pelear utilizando solo mi mano izquierda no es muy complicado, no es que sea ambidiestro, solo se debe al continuo entrenamiento y simulaciones de situaciones parecidas a esta. Mi bloqueo se vio afectado y si no quería retroceder a causa de los ataques del marine, debía intentar predecir la trayectoria y repelerlos con mis cortes. Obviamente no salí ileso, en este momento estaría muerto alrededor de cuatro veces si de una katana real se tratara. En cada uno de esos ataques intenté utilizar la armadura, para reducir el daño y contratacar, por desgracia el combate complicaba mi concentración, no permitiendo liberar la energía como yo deseaba. A veces dejaba escapar mucha y en otras no liberaba la cantidad necesaria.

Unos minutos más tarde me encontraba hincado en el suelo utilizando la espada para no caer al suelo. Todo mi cuerpo se sentía pesado y la visión comenzaba a ser borrosa. Estaba seguro que alguien me hablaba, pero solo escuchaba un pitido. Giré un poco mi cabeza para ver a los espectadores y todos parecían estar felicitando a mi oponente (quien se veía cansado y un poco dañado), o al menos eso creo que hacían, con problemas escuchaba lo que decían.

No recuerdo haberme desmallado, pero todo lo ocurrido después de eso quedó olvidado, razón por la cual me sorprendí al despertar en mi cama. Poco después me enteré que algunos de los marines me llevaron a mi habitación tras quedar dormido como un tronco en medio del campo.

Me levanté de la cama y todo mi cuerpo gritó de dolor. El simple hecho de colocarme el uniforme fue un infierno.

Quizás debería haber pasado ese día en completo reposo, no obstante, la simple idea de desperdiciar la estancia del maestro en la base no me provocaba gracia.

Llegar a la zona habitual me tomó más tiempo del necesario. Al ver a Kimura me dirigí hacia el ocultando mi malestar. Necesitaba contar mi experiencia durante el combate y escuchar sus palabras (fueran buenas o malas) para ayudarme a comprender lo ocurrido.

Después de eso comenzaría con una rutina de entrenamiento ligero. Unas cuantas repeticiones con mi espada a la vez que trataba de formar la armadura. Ejercicios en los cuales liberaba cantidades controladas por intervalos de tiempo para practicar el uso prolongado y acondicionamiento de mi cuerpo a este pedido extra de energía. Entrenar con los maderos suspendidos que al ser golpeados generaban un efecto péndulo del cual había que cuidarse si no querías recibir un buen golpe.

Unas horas más tarde me encontraba en la cafetería reflexionando sobre lo ocurrido. La problemática que creo tener es al momento de activar el busoshoku realizó algo a lo que decidí llamar “activación explosiva”, esto se debe a que en todas las ocasiones canalizo el flujo y lo libero cuando tengo intención de utilizarlo, lo cual no permite que se forme como es debido. Tal vez si desde un principio me aseguro de dejar salir una capa delgada y me concreto en mantenerla alimentada sea la solución… Lo consultaré con Kimura la próxima vez que lo vea.

Un marine que vio el combate de ayer pasó por detrás de mí y me felicitó por el esfuerzo a la vez que palmeaba mi espalda con un poco de fuerza…Dolió y mucho.

Al día siguiente mi cuerpo se encontraba en mejores condiciones. Sin perder tiempo fui a buscar al capitán y consulté con él acerca de mi pensamiento en cuanto al problema para adquirir el color y propiedades correctas. Con base a su respuesta comenzaría a experimentar.

Realicé unos cuantos combates, aunque esta vez no me excedí. Corrí unas cuantas vueltas en la pista. Ejercicios físicos como abdominales, lagartijas y flexiones. Y por último algo de combate cuerpo a cuerpo.

Durante todo el día no intenté liberar todo de golpe y solo me limité a crear una capa constante por encima de la piel de mis brazos, piernas u otra parte del cuerpo. Esto para experimentar si resultaba más sencillo en algunas partes o todo era igual.

Resultado: Mismo nivel de dificultad.

En cuanto a la capa formada, con todo lo ocurrido imaginé que vería tener un control más estable y no tendría demasiados problemas. Probé a crear una capa que fuera resistente y un poco gruesa, o al menos esa era mi intención. La capa que podía crear en ese momento solo era delgada y fina. Tratar de aumentar esta, me provocaba perder el control y soltar todo de golpe.

Dejé el entrenamiento por ese día y me dirigí a ver al capitán por segunda vez para hablar con él, espero no hartarlo con mis pláticas sobre lo sucedido.

Hoy no encontré al maestro por ninguna parte. Mi mente de manera inmediata relacionó esto con el hecho de estar evitándome al ser muy molesto con mis constantes reportes, ah, espera, Kimura es alguien importante entre los marines, es probable que tenga más responsabilidades que un simple cabo. Decidí creer en lo segundo, aunque continuaba un poco preocupado por lo primero.

El entrenamiento de ese día trascurrió de manera sencilla y nada remarcable ocurrió a pesar de procurar aumentar el flujo sobre mi piel.

El día anterior, Bizvan había cometido el error de enfrentarse a alguien que era claramente más fuerte que él sin haber pulido su técnica. Tal vez malinterpretó lo que le había querido decir, pero no hay duda de que le echa valor y hace lo posible. No puedo dejar de pensar que es un tipo bastante impetuoso, a la vez no puedo evitar reírme irónicamente, en cierto modo encuentra alguna similitud entre su forma de ser y la mía si comparamos ese aspecto.

Había venido a verme cerca del mediodía. Tan solo le dije que continuase esforzándose, estaba un poco atareado con unas cosas que había olvidado reportar, y así estuve casi la totalidad del día. Cuando la noche se aproximaba me puse a buscarle, no sabía cómo le habría ido el día de hoy, y mañana mismo debía de marchar, de modo que me dispuse a reunirme con él en el campo de entrenamiento. Allí estaba. Estaba tratando de controlar su haki extendiéndolo por su piel. Me acerqué a él por el frente.

-Bueno Bizvan. Primero perdona, hoy he estado bastante liado. En segundo lugar quiero darte una advertencia, lo que hiciste ayer fue algo bastante imprudente. En cuanto recibiste el primer golpe que te dejó dormido el brazo debiste de renunciar al combate. Ese hombre es claramente más fuerte que tú actualmente. Tal vez ni siquiera aunque tengas control sobre el haki pudieras haberle derrotado, pues también se le ve bastante ágil para la fuerza que tiene.

Suspiré cansado, había estado todo el día de un lado a otro moviendo papeles y preparando cosas para el viaje de mañana y tan solo quería descansar. No obstante me sabría fatal no decirle esto último a Bizvan antes de partir.

-Escucha atentamente. Lo que debes hacer es lo que has estado haciendo hasta ahora. Entrena con tu espada. Me dijiste el otro día que sueles entrenar con tu arma, haz lo mismo, haz esos movimientos que sueles hacer, haz ejercicio físico, entrena tu cuerpo, músculos y reflejos. Y a la vez que haces eso trata de canalizar esa energía a través de los músculos que utilizas. Al principio ni siquiera serás capaz de hacer el entrenamiento como siempre, te agotarás más fácilmente, pero será por el desperdicio de energía. Apuesto a que en cuanto logres controlar tu propio flujo, serás incluso más veloz y preciso en tus movimientos. Habrás familiarizado tu cuerpo al haki adaptándolo a tu plan de entrenamientos habituales. Y bueno, eso quizá no descarte algún que otro combate de vez en cuando. Pero olvida a ese tipo. Ahora mismo no puedes con él.

No pude evitar lanzar un sonoro y profundo bostezo, estaba realmente agotado y seguramente se me veía reflejado en el rostro. Sonreí tras disculparme y le extendí la mano para estrechársela. Era el momento de que siguiese él solo.

-Bizvan, mañana temprano marcharé. Estaré fuera unas semanas. Para cuando regrese quisiera ver tus avances. Espero llevarme una sorpresa. Aunque tampoco te sobreesfuerces. Lo más difícil ya lo has pasado. Sigue mis consejos y pronto lo dominarás.

Me llevé la mano a la frente imitando el saludo militar, pero más bien como otro tipo de saludo, uno más informal. Me giré y me propuse a marcharme a dormir. Por fin, a descansar un poco. Antes de salir de allí volví a bostezar, estaba que me caía del sueño, ni siquiera me di cuenta se Bizvan me dijo algo, estaba durmiéndome mientras caminaba.

Una semana había transcurrido desde que él capitán había dejado la base. Durante ese tiempo me enfoqué en la creación de la capa de energía sobre mi piel mientras realizaba entrenamiento básico. Cada vez que me desconcentraba la dejaba escapar y mi cuerpo llegaba al límite con mayor facilidad.

Poco a poco incrementé la canalización en distintas partes del cuerpo. Mi meta era lograr mantener la constante alimentación sin necesidad de ser consiente de estar realizando esa acción. Mi rutina consistía en levantarme más temprano que mis compañeros. Salir a correr unas cuantas vueltas. Desayunar algo. Practicar con la espada. En pocas ocasiones realizar un combate (aunque siguiendo el consejo de Kim de no enfrentarme con el marine del boken). Tomar un baño. Comer algo. Meditar. Y dormir. ¿Tedioso y repetitivo? No lo negaré, pero era la única manera que conocía para lograr un avance.

Para el final de esa semana me percaté de lo sencillo que se volvió crear la capa de energía sobre mi piel y mantenerla de manera constante como si fuera una parte más de mi cuerpo, aunque me resultaba imposible crear la armadura como tal.

Al comenzar la segunda semana decidí modificar mi rutina. Después de desayunar me dirigí a una zona destinada para los artistas marciales, con el objetivo de pasar gran parte del día entrenando con uno de los sacos para golpear. Realicé unos cuantos golpes sin la canalización. El sacó se movió un poco y la dureza de esté lastimó mis nudillos.

Unos marines parecieron divertirse por la forma incorrecta para golpear que utilicé. Le pedí a uno de ellos que realizara algunos golpes de muestra y este aceptó.  La forma en como utilizaba su peso para brindar golpes devastadores sacudieron al saco repetidamente como un péndulo.

De nuevo fue mi turno para golpearlo, aunque esta vez recubrí ambos brazos con haki. Imitando la postura y movimientos del hombre comencé a golpear el saco. No igualé la potencia de ataque, no obstante, mis golpes presentaron un ligero aumento de poder y mis nudillos no se dañaron. Visualmente no había cambios, mi piel continuaba  siendo la misma. Me sentí motivado por este avance, ahora solo tenía que acostumbrar a mi cuerpo a generar una mayor cantidad de energía sin dejarla escapar.

Las siguientes horas me dediqué a golpear ese saco, hasta caer rendido por el constante uso del haki. Apenas logré regresar a mi habitación.

Unos cuantos días pasaron desde el avance con el saco. El incremento en la canalización del flujo se logró alcanzar tras 4 días de constante práctica, aunque no obtuve los resultados esperados. Sí, me era posible concentrar mayor cantidades en las partes de mi cuerpo que yo quisiera, sin embargo, no hubo señales de la armadura y en su lugar solo generaba un mayor desgaste en mi resistencia. En un principio lo relacioné con algo normal, hasta que mi cuerpo no se adaptara a este nuevo uso de energía era natural agotarme de manera más rápida. Así paso el primer, el segundo y el tercer día, sin presentar signos de una adaptación.

Suspendí el entrenamiento, para intentar comprender que error había cometido.

Veamos, la armadura que generaba  se encontraba lejos de ser igual a la del maestro (ni siquiera tenía el color o resistencia que mencionó). Pensé que la solución a esto se encontraba en la cantidad de energía que podía expulsar y controlar, pero solo provocaba mayor desgaste. Me consolaba a mí mismo diciendo que los días utilizados en aumentar el control y capacidad de liberación no fueron en vano, que en el futuro me serviría de algo, pero ahora no era lo que necesitaba. Mi objetivo era lograr adquirir el color metálico, desarrollar de manera correcta la armadura.

Pasé los siguientes días buscando la solución. Probé distintos métodos, de los cuales muy pocos fui capaz de desarrollar como imaginé, entre ellos a aumentar la velocidad con la cual se movía la energía al estar sobre mi piel, no hubo resultados destacables con esto. Comencé a frustrarme por pasar un total de 2 días sin un avance o indicio de encontrarme por el camino correcto.

Me dirigía a tomar un baño para relajarme. El agua caliente ayudó a despejar mi mente. Dejé escapar un largo suspiro a la vez que me sumergía casi por completo. Mantuve la respiración unos momentos con la cabeza cubierta por el agua. La sensación del líquido rodeando toda mi piel me recordó a la capa que yo canalizaba. Saqué la parte superior de mi cuerpo del agua y permanecí unos segundos mirando mis manos. *Creo, creo que tengo una idea. *Canalicé el flujo sobre mis manos, aunque esta vez no en cantidades grandes. Consistencia, el capitán ya había mencionado algo así, pero lo había olvidado por completo. Aportar esa consistencia requería de una mayor cantidad de energía, pues no solo se trataba de dirigirla a donde quería y suministrar un flujo constante para mantener activado el haki, por suerte mi cuerpo se había acostumbrado a generar mayores cantidades.

En mi rostro se formó una sonrisa estúpida, no podía creer lo que veía, la piel comenzaba a tornarse de un color oscuro. No tenía ese brillo metálico y cuanta más densa formaba la energía, más obscura se tornaba. Repentinamente me sentí cansado y poco faltó para caer de espaldas en el agua.

4 días fue el tiempo necesario para acostumbrar mi resistencia al uso de la armadura. Fue más complicado de lo que creía. A diferencia de cuando creaba la capa invisible, la armadura como tal provocaba un mayor aumento de esfuerzo por mantenerlo en constante activación, además de la búsqueda por la cantidad aproximada para adquirir el color que Kimura me mostró hace tiempo… Cierto, ¿cuánto había trascurrido desde que vi por primera vez el bushoushoku? Si el cálculo no me fallaba era un aproximado de 32 días.

En cuanto al tiempo que Kimura estuvo fuera, creo que fueron 3 semanas. Solo esperaba poder verlo pronto para mostrarle lo aprendido…

El día era nublado y las nubes parecían dar señal de comenzar a llover en cualquier momento. No le di importancia a esto y me dirigí al ya conocido árbol. Tras todo el tiempo comencé a considerarlo un compañero de entrenamiento, el cual siempre se encargaba de cuidar de mi espada cuando yo practicaba.

El viento comenzó a soplar con fuerza y el sonido de las hojas moviéndose me provocó una sonrisa. Hace algunas semanas ese sonido podría haber sido una distracción. Estando de pie y con una expresión serena activé el haki sobre ambos brazos. Ya no era necesario concentrarme en buscar, canalizar, crear la capa, darle la consistencia adecuada y controlarlo. Todo eso se volvió tan natural como respirar, donde solo lo notaría si alguien hablaba del tema.

-Tres semanas y dos días... ¿Hasta donde habrá podido avanzar Bizvan?

Caminaba por los pasillos del cuartel tras mi reciente llegada, a la vez murmuraba los pensamientos que rondaban por mi mente. Sentía curiosidad por saber cómo iría mi camarada con su entrenamiento personal sobre el bushoushoku haki. Pensé en acercarme al campo de entrenamiento.

-Arg... Con este día tan pésimo no creo que haya mucha gente... Bueno, a ver qué me encuentro por allí...

Con paso tranquilo y relajado me aproximé al campo, y bien cierto era que no había mucha gente, cuatro gatos contados, pero entre ellos estaba Bizvan, bajo el árbol de siempre, mirando sus puños que... ¿Cambiaban de color?

-Lo has conseguido por lo que veo... -murmuré por última vez.

Salí allí y me aproximé a él, me vería venir desde lejos, pues estaba de frente. En cuanto llegué a su posición pude ver el color de su armadura. Me quedé plantado frente a él, con las manos en los bolsillos y una sonrisa dibujada en el rostro.

-Veo que lo has conseguido Bizvan. Me alegro por ello. No obstante vas a tener que disculparme.

La sonrisa comenzó a tornarse en seriedad. Bizvan no era el primero en recibir mis consejos sobre el aprendizaje del Bushoushoku Haki, y por supuesto no había sido el primero en lograr dominarlo. No obstante había algo que necesitaba hacer, y era comprobar hasta qué punto lo había dominado. Para ello no hay más que forzarle a utilizarlo, ver en un simulacro de combate real, cual es el límite de su haki.

Sin decir una sola palabra más, saqué las manos del bolsillo, imbuí los brazos en mi propio haki armadura y me lancé a por él a darle de puñetazos. Obviamente si veía que no los esquivaba me detendría a la primera de cambio. Y avisarle de que iba a atacar no me permitiría comprobar si había alcanzado el nivel suficiente como para activar su propia armadura en situaciones que realmente lo requieran.

Sentía curiosidad por ver cómo reaccionaría mi camarada. Esperaba que no pensara que le atacaba de verdad por algún motivo oculto, tan solo quería ver su reacción y su control sobre esa nueva técnica.