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Nocturne93
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- Spoiler:
- Seré tu moderador, pero puesto que mi pj también será el maestro rolearé normal y las notas que debas saber las pondré en spoilers. Mucha suerte y espero que aguantes el entrenamiento... Puedo ser muy cabrón XD
Hacía un gran día para estar allí en el campo de entrenamiento. Hacía bastante tiempo que no estaba allí, y con ésto de buscar personal para Crimson Wolves me pareció la ocasión perfecta para buscar nuevas promesas de la marina, al fin y al cabo la flota de momento tan solo estaba compuesta por mí y por aquél chaval que me dio tan buenas vibraciones, Gusi. Estaba aquí mismo y creo que saldría a entrenar, por lo que me parecería el momento perfecto para ver sus avances. Hacía tiempo que no sabía nada de él, incluso no le reconocí cuando le cite y me lo encontré liándose a tortas con unos maleantes. Me costó creerle.
Pero de momento no había nadie en el campo de entrenamiento. Todavía era muy temprano. Sería un día duro ojeando y buscando perfectos candidatos para la tripulación. Me preguntaba cómo se daría el día, estaba realmente entusiasmado, y es bastante curioso, pues cuando conocí a Gusi estaba asqueado de tener que realizar esta misma labor. desde luego no se puede negar que las cosas cambian cuando uno menos se lo espera.
Tan solo cargaba mis dagas, la espada maestra y mi arco de madera simple. Igurusureiya estaba bien guardado junto al resto de mis armas. La puerta se abrió. Era el momento, ya comenzarían a llegar reclutas dispuestos a entrenar. Tenía bastante curiosidad. Me quedé observando atentamente a la entrada para ver quién o quienes entraban a entrenar.
Pero de momento no había nadie en el campo de entrenamiento. Todavía era muy temprano. Sería un día duro ojeando y buscando perfectos candidatos para la tripulación. Me preguntaba cómo se daría el día, estaba realmente entusiasmado, y es bastante curioso, pues cuando conocí a Gusi estaba asqueado de tener que realizar esta misma labor. desde luego no se puede negar que las cosas cambian cuando uno menos se lo espera.
Tan solo cargaba mis dagas, la espada maestra y mi arco de madera simple. Igurusureiya estaba bien guardado junto al resto de mis armas. La puerta se abrió. Era el momento, ya comenzarían a llegar reclutas dispuestos a entrenar. Tenía bastante curiosidad. Me quedé observando atentamente a la entrada para ver quién o quienes entraban a entrenar.
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Gusi caminaba por los pasillos del cuartel sin ninguna preocupación encima, llevaba bastante tiempo sin recibir ordenes. A pesar de ser primera hora de la mañana el chico estaba repleto de energía. Y aunque creáis que era por lo bien que había dormido esa noche, no era así. En verdad, no había dormido en toda la noche. A su lado caminaba una chica rubia de inolvidable belleza. Aunque cabe destacar que a simple vista sus ropas eran algo pequeños, realzando así su feminidad. Sin mencionar que la chica parecía una mujer de la calle. Gusi en un arrebato de pasión, la agarro un carrillo del culo con la mano abierta y la empujo levemente contra una de las paredes besandola salvajemente.
Empezaron a caminar mas deprisa en dirección al campo de entrenamiento, impulsados por el fuego de la pasión. Y pensareis: ¿Por qué el campo de entrenamiento?. Pues porque era el lugar perfecto para ...ejem,"hacer sus ejercicios", y no ser descubiertos. En los últimos meses que llevaba allí, el recluta, no había visto ni un alma entrenando y menos a esas horas tan tempranas.
Al abrir la puerta, para su asombro, se encontró a su capitán Kimura mirándole fijamente. Como si le estuviera esperando. La chica que le acompañaba se choco con él, al quedarse petrificado al ver al Teniente. Gusi se llevo una mano a la cabeza y con pesar dijo:
-Hola Capitán.- la chica al ver la reacción de Gusi entendio en ese momento que se había acabado la fiesta por hoy. Y con cara de reproche se fue por la puerta por la que habían entrado.
Empezaron a caminar mas deprisa en dirección al campo de entrenamiento, impulsados por el fuego de la pasión. Y pensareis: ¿Por qué el campo de entrenamiento?. Pues porque era el lugar perfecto para ...ejem,"hacer sus ejercicios", y no ser descubiertos. En los últimos meses que llevaba allí, el recluta, no había visto ni un alma entrenando y menos a esas horas tan tempranas.
Al abrir la puerta, para su asombro, se encontró a su capitán Kimura mirándole fijamente. Como si le estuviera esperando. La chica que le acompañaba se choco con él, al quedarse petrificado al ver al Teniente. Gusi se llevo una mano a la cabeza y con pesar dijo:
-Hola Capitán.- la chica al ver la reacción de Gusi entendio en ese momento que se había acabado la fiesta por hoy. Y con cara de reproche se fue por la puerta por la que habían entrado.
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Por aquella puerta salieron dos personas, y no pude evitar quedarme bastante anonadado por la situación. Eran Gusi y una chica rubia de muy buen ver. No quiero ni pensar lo que fueran a hacer ahí. ¿Cómo se le ocurre en este lugar? Madre mía, qué bala perdida este chico.
En cuanto me vio se quedó como paralizado y me saludó. La chica parecía algo mosqueada cuando volvió por donde habían venido. Me sentí un poco mal, parecía como que les había cortado el royo. En fin, qué se le va a hacer, esas cosas que iban a hacer se hace en las habitaciones... A no ser que les guste ser unos exhibicionistas... Que en Gusi no me sorprendería para ser sincero.
Comencé a aproximarme hacia el único miembro de mi tripulación.
-No esperaba que vinieras hoy Gusi. Parece que tienes ganas de entrenar -le dije con un deje de ironía y una sonrisa en la cara- Me vendrá bien verte para ver cuánto has mejorado durante todo éste tiempo. Al fin y al cabo no quisiera luchar al lado de alguien que no se cómo pelea.
Di unos pasos hacia atrás y me quedé mirándole.
-Por el momento no hay nadie. ¿Cómo quieres empezar?
En cuanto me vio se quedó como paralizado y me saludó. La chica parecía algo mosqueada cuando volvió por donde habían venido. Me sentí un poco mal, parecía como que les había cortado el royo. En fin, qué se le va a hacer, esas cosas que iban a hacer se hace en las habitaciones... A no ser que les guste ser unos exhibicionistas... Que en Gusi no me sorprendería para ser sincero.
Comencé a aproximarme hacia el único miembro de mi tripulación.
-No esperaba que vinieras hoy Gusi. Parece que tienes ganas de entrenar -le dije con un deje de ironía y una sonrisa en la cara- Me vendrá bien verte para ver cuánto has mejorado durante todo éste tiempo. Al fin y al cabo no quisiera luchar al lado de alguien que no se cómo pelea.
Di unos pasos hacia atrás y me quedé mirándole.
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Gusi miraba aterrado como el Capitán se acercaba a él. No por el hecho de que le intimidase, aunque estaba claro la diferencia de poder. Sino por el hecho de llevar esa capucha tan siniestra que le daba una apariencia un tanto terrorífica. Sin duda pensaba que no tenía que haber ido a ver una maratón de pelis de miedo, con esa chica, la noche anterior. Ahora tenía pensamientos alocados. Dio un suspiro de relajación y concentrado, contesto:
- Yo tampoco me esperaba aquí.- dijo siguiéndole el rollo a Kimura. Con mucho pesar, tendría que entrenar con el Capitán. Lo cual si lo pensaba detenidamente no era tan malo, pues llevaba bastante tiempo sin luchar y le vendría bien. De uno de sus bolsillos del pantalón saco los guantes que hacía cinco años le regalo esa misma persona. Con un poco de nostalgia, Gusi, se los puso y pensó que gracias a aquellos guantes consiguió hacerse más fuerte. Sin duda le debía mucho al capi.
- Creo que empezare golpeando yo. Necesito estirar los músculos.- dijo Gusi mientras daba vueltas con el brazo para estirar el hombro. Se acercó controladamente a Kimura y se puso en guardia. Rápidamente empezó a lanzar golpes directos al capitán, siempre cubriéndose con el brazo que no golpeaba. Era un ataque básico, pero para empezar no estaba mal. Ademas siempre guardaba sorpresas en el combate.
Mientras golpeaba se percato del arco que siempre llevaba Kimura y ,el cual, rara vez llego a verle utilizar. Pero sin duda tenía que ser un alucinante tirador. Tal vez mas adelante podría enseñarle algo, aunque Gusi utilizaba una escopeta recortada con la cual no necesitaba mucha puntería. Ya que siempre lanzaba una lluvia de perdigones los cuales siempre. Aunque uno solo fuera, impactaba al enemigo.
- Yo tampoco me esperaba aquí.- dijo siguiéndole el rollo a Kimura. Con mucho pesar, tendría que entrenar con el Capitán. Lo cual si lo pensaba detenidamente no era tan malo, pues llevaba bastante tiempo sin luchar y le vendría bien. De uno de sus bolsillos del pantalón saco los guantes que hacía cinco años le regalo esa misma persona. Con un poco de nostalgia, Gusi, se los puso y pensó que gracias a aquellos guantes consiguió hacerse más fuerte. Sin duda le debía mucho al capi.
- Creo que empezare golpeando yo. Necesito estirar los músculos.- dijo Gusi mientras daba vueltas con el brazo para estirar el hombro. Se acercó controladamente a Kimura y se puso en guardia. Rápidamente empezó a lanzar golpes directos al capitán, siempre cubriéndose con el brazo que no golpeaba. Era un ataque básico, pero para empezar no estaba mal. Ademas siempre guardaba sorpresas en el combate.
Mientras golpeaba se percato del arco que siempre llevaba Kimura y ,el cual, rara vez llego a verle utilizar. Pero sin duda tenía que ser un alucinante tirador. Tal vez mas adelante podría enseñarle algo, aunque Gusi utilizaba una escopeta recortada con la cual no necesitaba mucha puntería. Ya que siempre lanzaba una lluvia de perdigones los cuales siempre. Aunque uno solo fuera, impactaba al enemigo.
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- Aviso que voy a hacer acciones muy concretas, por lo que tampoco me extenderé demasiado. Tú rolea lo mejor que puedas y no te guíes por el mero hecho de que yo haga posts mediocres.
Gusi tomó la iniciativa y comenzó a golpear. No esperaba menos de él, la verdad. Sus golpes fueron bastante rápidos, pero gracias a mi haki de observación no tuve ninguna dificultad en esquivarle y bloquearle. Conforme el chico iba calentando notaba que me costaba más bloquearle. Realmente se estaba haciendo fuerte, hacía tiempo que no le veía combatir y debo reconocer que ha mejorado mucho.
Le agarré ambas manos para indicarle que se detuviera.
-Bien. Veo que has mejorado. Y veo también que todavía conservas estos viejos guantes. La última vez no sabías ni encadenar dos golpes seguidos. Va bien la cosa... ¿Pero qué tal vas esquivando?
En ese momento le di un pequeño empujón y comencé a lanzar puños al torso y extremidades, nunca a la cabeza. Veamos cómo están esos reflejos.
Le agarré ambas manos para indicarle que se detuviera.
-Bien. Veo que has mejorado. Y veo también que todavía conservas estos viejos guantes. La última vez no sabías ni encadenar dos golpes seguidos. Va bien la cosa... ¿Pero qué tal vas esquivando?
En ese momento le di un pequeño empujón y comencé a lanzar puños al torso y extremidades, nunca a la cabeza. Veamos cómo están esos reflejos.
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Gusi se concentraba en cada golpe que lanzaba a Kimura, no podía arriesgarse a romperse la pierna otra vez. Sabía que el Teniente podía ser muy duro si quería. El superior esquivaba todos sus ataques son rapidez y eficacia, a pesar de que Gusi lo hacía cada vez con más velocidad y fuerza. Con una rapidez y elegancia sutil, Kimura agarro las manos de Gusi con ambas manos. Haciendo que parara en seco. Un poco sorprendido porque aún no lo había dado todo.
Gusi se sintió halagado ante las palabras de su capitán. ¿Realmente había mejorado? Él no lo notaba, aunque había tenido varios combates en esos 5 años y es normal que hubiera aprendido algo. Pero lo que dijo el teniente a continuación, ¿esquivar? Gusi no esquivaba. Siempre era él el que daba el primer golpe y después rara vez tenía que defenderse.
En ese momento, recibió un leve empujón de Kimura, y este empezó a lanzarle golpes. Gusi se puso rápidamente en guardia cubriéndose la cabeza. Pero acabo recibiendo golpes en el estómago, con rapidez empezó a mover las piernas e intentar alejarse de los golpes. Cada vez que Kimura lanzaba un puñetazo, Gusi daba un pequeño salto hacia detrás. Lo cual le atemorizaba un poco, que llegara a chocarse con una pared o darse en la pierna con algo y desequilibrarse. Pero de esa manera no recibiría el impacto con toda su fuerza.
Gusi se sintió halagado ante las palabras de su capitán. ¿Realmente había mejorado? Él no lo notaba, aunque había tenido varios combates en esos 5 años y es normal que hubiera aprendido algo. Pero lo que dijo el teniente a continuación, ¿esquivar? Gusi no esquivaba. Siempre era él el que daba el primer golpe y después rara vez tenía que defenderse.
En ese momento, recibió un leve empujón de Kimura, y este empezó a lanzarle golpes. Gusi se puso rápidamente en guardia cubriéndose la cabeza. Pero acabo recibiendo golpes en el estómago, con rapidez empezó a mover las piernas e intentar alejarse de los golpes. Cada vez que Kimura lanzaba un puñetazo, Gusi daba un pequeño salto hacia detrás. Lo cual le atemorizaba un poco, que llegara a chocarse con una pared o darse en la pierna con algo y desequilibrarse. Pero de esa manera no recibiría el impacto con toda su fuerza.
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Gusi no esquivaba, retrocedía y bloqueaba como podía, aunque aun así algunos golpes recibía. Tropezó y habría caído si no le hubiera cogido por el brazo y dado un tirón para que no se cayese. Aunque tal vez debí de haberle dejado caer. Había mejorado golpeando, pero su defensa era tan penosa y desastrosa como siempre.
-¿Porqué no esquivas? Contra rivales más fuertes que tú, o que utilicen armas de filo, bloquear no te va a servir de nada, a no ser que estés hecho de acero.
Me mostré algo molesto, realmente viendo cuánto había mejorado golpeando me sentí decepcionado al ver la nula defensa que tenía.
-Has mejorado pegando, pero en cuestión de defenderte sigues dejándo que te den como si fueras un saco de boxeo. No importa cuán fuerte seas, si no sabes esquivar los golpes podrás caer en cualquier momento. Arregla eso.
Continué atacándole, seguro que tenía alguna forma de defenderse de aquello sin recibir golpes como un saco de arena.
-¿Porqué no esquivas? Contra rivales más fuertes que tú, o que utilicen armas de filo, bloquear no te va a servir de nada, a no ser que estés hecho de acero.
Me mostré algo molesto, realmente viendo cuánto había mejorado golpeando me sentí decepcionado al ver la nula defensa que tenía.
-Has mejorado pegando, pero en cuestión de defenderte sigues dejándo que te den como si fueras un saco de boxeo. No importa cuán fuerte seas, si no sabes esquivar los golpes podrás caer en cualquier momento. Arregla eso.
Continué atacándole, seguro que tenía alguna forma de defenderse de aquello sin recibir golpes como un saco de arena.
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Gusi seguía retrocediendo concienzudamente, hasta que uno de sus pies resbalo, he hizo que cayera. Si no llega a ser por la rapidez de Kimura, que le agarró del brazo hubiera acabado cayéndose de espaldas. En ese momento, Kimura le dijo unas duras palabras. Normalmente cuando luchaba con tipos más grandes que él, les ganaba en velocidad y eran fáciles de esquivar. Y si luchaba contra tipos armados solía usar objetos de alrededor para bloquear sus ataques. Pero contra Kimura, no sabía cómo defenderse. Gusi intento contestarle, pero todas estas palabras le vinieron a la mente, haciéndole decir una frase sin sentido. Así pues, decidió callarse y seguir con el combate.
Gusi intentaba esquivar los puños de Kimura como le dijo. Pero era demasiado rápido y acababa llevándose algún que otro golpe. Gusi estaba esperando el momento, pero el Teniente no lanzaba ni un solo puñetazo a la cabeza. Si Kimura no lanzaba ataques altos, Gusi no podía arriesgarse a agacharse a esquivar y recibir algún rodillazo. Siguió esquivando de un lado para otro los rápidos puñetazos del capitán. Pero sus golpes cada vez eran más rápidos y fuertes, haciendo que Gusi acabara por bloquearse de nuevo.
Gusi siguió bloqueándose y retrocediendo como había hecho anteriormente. Pero esta vez, tenía una idea. Él mismo se fue acorralando hacía una pared, viendo como poco a poco Kimura se decepcionaba por no hacerle caso. Era perfecto para que bajara la guardia. Cuando ya estaba a escasos centímetros de la pared, Gusi salto impulsándose contra la pared, para realizar un placaje a Kimura y derribarlo al suelo. Tal vez se llevara algún golpe en la trayectoria. Pero con el impulso sería rápido para llevárselo por delante y romper su ataque.
-No hay mejor defensa, que un buen ataque.- dijo el recluta antes de saltar.
Gusi intentaba esquivar los puños de Kimura como le dijo. Pero era demasiado rápido y acababa llevándose algún que otro golpe. Gusi estaba esperando el momento, pero el Teniente no lanzaba ni un solo puñetazo a la cabeza. Si Kimura no lanzaba ataques altos, Gusi no podía arriesgarse a agacharse a esquivar y recibir algún rodillazo. Siguió esquivando de un lado para otro los rápidos puñetazos del capitán. Pero sus golpes cada vez eran más rápidos y fuertes, haciendo que Gusi acabara por bloquearse de nuevo.
Gusi siguió bloqueándose y retrocediendo como había hecho anteriormente. Pero esta vez, tenía una idea. Él mismo se fue acorralando hacía una pared, viendo como poco a poco Kimura se decepcionaba por no hacerle caso. Era perfecto para que bajara la guardia. Cuando ya estaba a escasos centímetros de la pared, Gusi salto impulsándose contra la pared, para realizar un placaje a Kimura y derribarlo al suelo. Tal vez se llevara algún golpe en la trayectoria. Pero con el impulso sería rápido para llevárselo por delante y romper su ataque.
-No hay mejor defensa, que un buen ataque.- dijo el recluta antes de saltar.
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Conforme atacaba le veía retroceder. Utilicé mi haki armadura, estaba esquivando bastante bien, pero si cometía un error debía de notar que estaría realmente en problemas. Y si bloqueaba, que lo sintiera. Tenía que prepararle para todo, aunque pudiera ser muy duro.
Entonces, cuando menos me lo esperé, se impulsó contra una pared y se lanzó directo a por mí. Mi haki de observación me permitió verlo con la suficiente antelación para concentrar mi armadura allí donde me iba a golpear. Retrocedí por el impacto, pero no noté apenas nada. Quien sí lo habría notado sería Gusi, seguramente se habría hecho daño. Aproveché eso para rotar con un movimiento más rápido y hacerle caer de bruces contra el suelo.
-Un ataque puede ser una buena defensa, sin duda ha sido un buen contraataque. Pero descuidas tu guardia con ese movimiento. Si te lanzas así, busca la mandíbula, busca desarmar a tu oponente, o busca acabar con él de un golpe. No vayas solamente a tirarle al suelo.
Entonces, cuando menos me lo esperé, se impulsó contra una pared y se lanzó directo a por mí. Mi haki de observación me permitió verlo con la suficiente antelación para concentrar mi armadura allí donde me iba a golpear. Retrocedí por el impacto, pero no noté apenas nada. Quien sí lo habría notado sería Gusi, seguramente se habría hecho daño. Aproveché eso para rotar con un movimiento más rápido y hacerle caer de bruces contra el suelo.
-Un ataque puede ser una buena defensa, sin duda ha sido un buen contraataque. Pero descuidas tu guardia con ese movimiento. Si te lanzas así, busca la mandíbula, busca desarmar a tu oponente, o busca acabar con él de un golpe. No vayas solamente a tirarle al suelo.
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Gusi se lanzó con fuerza contra Kimura. Pero al impactar contra él, solo consiguió moverle unos centímetros. A su pesar, sin conseguir derribarlo. El cuerpo del recluta cayó al suelo de bruces, quedándose un tanto aturdido por la enorme resistencia del superior. Pasados unos segundos, intentó ponerse en pie y un fuerte dolor en el brazo, con el que había golpeado al capitán, empezó a aparecer intensamente. Gusi se agarró fuertemente el brazo y hecho una mirada de odio a Kimura. Estaba claro que pensaba que Kimura había hecho trampas en la pelea, ya que al impactar contra él, es como si lo hubiera hecho contra un muro. Apretando la boca Gusi se levantó de rodillas, y dijo a Kimura:
-Has hecho trampa. Tienes una armadura debajo de la ropa o una placa de acero. Si vamos a combatir con defensa, yo quiero un escudo o una armadura también.-dijo enojado, mientras cruzaba los brazos. Al igual que un niño enfurruñado. Aunque lo decía más bien por envidia, ya que pensaba que un escudo le haría más lento, y más vulnerable a ataques.
Al doblar los brazos, el dolor del impacto fue degradándose hasta ser leve. Se notaba más duro que en antaño. Pero seguramente le acabaría saliendo algún cardenal. En ese momento, Gusi escucho las palabras de Kimura, debía intentar acabar con un oponente de un solo golpe.
-Esta vez iré a por todas. Y no pienses que tu armadura te va ayudar.- dijo Gusi con seguridad en si mismo. Mientras alzaba los puños y estos adquiría un color rojizo.
-Has hecho trampa. Tienes una armadura debajo de la ropa o una placa de acero. Si vamos a combatir con defensa, yo quiero un escudo o una armadura también.-dijo enojado, mientras cruzaba los brazos. Al igual que un niño enfurruñado. Aunque lo decía más bien por envidia, ya que pensaba que un escudo le haría más lento, y más vulnerable a ataques.
Al doblar los brazos, el dolor del impacto fue degradándose hasta ser leve. Se notaba más duro que en antaño. Pero seguramente le acabaría saliendo algún cardenal. En ese momento, Gusi escucho las palabras de Kimura, debía intentar acabar con un oponente de un solo golpe.
-Esta vez iré a por todas. Y no pienses que tu armadura te va ayudar.- dijo Gusi con seguridad en si mismo. Mientras alzaba los puños y estos adquiría un color rojizo.
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Sonreí cuando me dijo que hacía trampas. ¿Acaso no conocía el haki? No puedo culparle, yo tampoco lo conocí hasta que me enfrenté a él. Cargó sus puños y comencé a esquivar, cargué mi puño derecho con haki de armadura y le bloqueé su puño con relativa facilidad.
-Esto no es trampa Gusi. No es más que una habilidad innata del cuerpo. Dime. ¿Conoces el haki?
No necesité más respuesta que su cara de desconcierto. Le solté haciéndole retroceder con un leve empujón, yo retrocedí también. Le hice un gesto para que se detuviese en su arremetida.
-Veo por tu cara que no sabes lo que es. Apuesto que alguna vez has sentido un extraño calor dentro de tu cuerpo, o una sensación extraña que no sabrías describir. El cuerpo tiene una energía propia capaz de proporcionarte habilidades innatas, cada persona es capaz de hacer cosas realmente excepcionales si es capaz de controlar esa fuerza y energía interna, pero algo que todos son capaces de hacer con dicha energía es el haki.
Tome aire y extendí dos dedos de mi mano izquierda. Tal vez si sabía explicarselo bien sería capaz de entrenarlo como es debido.
-Existen dos formas distintas de liberar esa energía para utilizar el haki. Está el Bushoushoku haki, o haki de armadura, el cual es lo que acabo de utilizar para bloquearte. Te proporciona una dureza en tu cuerpo capaz de bloquear y repeler un gran número de ataques. La otra forma es denominada Kenbunshoku haki, o haki de observación. Este es algo más complicado, pero bien entrenado te permite preveer los movimientos de tu rival, se podría decir que te permite desarrollar un sexto sentido que te ayuda a moverte en combate.
No sabía si lo estaba entendiendo todo, pero yo proseguí.
-Pero dominarlo no es nada fácil. Tardé cerca de dos meses en llegar a dominar el bushou. Hay que tener un gran control sobre tu energía y aprender a canalizarla a flor de piel sobre tí mismo, solo así lograrás convertir tu piel en una armadura... dime Gusi. ¿Te atreves con el haki?
-Esto no es trampa Gusi. No es más que una habilidad innata del cuerpo. Dime. ¿Conoces el haki?
No necesité más respuesta que su cara de desconcierto. Le solté haciéndole retroceder con un leve empujón, yo retrocedí también. Le hice un gesto para que se detuviese en su arremetida.
-Veo por tu cara que no sabes lo que es. Apuesto que alguna vez has sentido un extraño calor dentro de tu cuerpo, o una sensación extraña que no sabrías describir. El cuerpo tiene una energía propia capaz de proporcionarte habilidades innatas, cada persona es capaz de hacer cosas realmente excepcionales si es capaz de controlar esa fuerza y energía interna, pero algo que todos son capaces de hacer con dicha energía es el haki.
Tome aire y extendí dos dedos de mi mano izquierda. Tal vez si sabía explicarselo bien sería capaz de entrenarlo como es debido.
-Existen dos formas distintas de liberar esa energía para utilizar el haki. Está el Bushoushoku haki, o haki de armadura, el cual es lo que acabo de utilizar para bloquearte. Te proporciona una dureza en tu cuerpo capaz de bloquear y repeler un gran número de ataques. La otra forma es denominada Kenbunshoku haki, o haki de observación. Este es algo más complicado, pero bien entrenado te permite preveer los movimientos de tu rival, se podría decir que te permite desarrollar un sexto sentido que te ayuda a moverte en combate.
No sabía si lo estaba entendiendo todo, pero yo proseguí.
-Pero dominarlo no es nada fácil. Tardé cerca de dos meses en llegar a dominar el bushou. Hay que tener un gran control sobre tu energía y aprender a canalizarla a flor de piel sobre tí mismo, solo así lograrás convertir tu piel en una armadura... dime Gusi. ¿Te atreves con el haki?
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Gusi se enfureció un poco al ver al Capitán le hacía gracia su teoría de que estaba haciéndole trampas. El recluta cargo sus guantes de un color rojo intenso y empezó a lanzar golpes rápidos a Kimura. Sin duda, el teniente tenía la situación totalmente controlada y empezó a esquivarlos con facilidad. Hasta que bloqueo uno de aquellos puñetazos ardientes con el brazo. Gusi se percató de que el brazo de Kimura adquiría un negro metálico, pensando que aquello fue culpa suya se apartó de él. Creía que aquello fue producto de quemadura de su golpe de fuego. Pero al instante el negro se fue y Kimura no tenía ni un solo rasguño en el brazo. Gusi se llevó el puño a la mano y dolorido se la froto para que calmara. Sentía como si hubiera golpeado un muro o algo más sólido, como un barco.
-Esto no es trampa Gusi. No es más que una habilidad innata del cuerpo. Dime. ¿Conoces el haki?
-No, señor. Bueno, una vez me enfrente a un tipo con esta misma técnica y la verdad que sentí la misma dureza que su piel. Pero pensé que solo él tenía tal habilidad especial...-balbuceó con cara de desconcierto, ya que no sabía que era realmente haki y se iba por las ramas. Kimura le aparto con un leve empujón y también retrocedió.
-Veo por tu cara que no sabes lo que es. Apuesto que alguna vez has sentido un extraño calor dentro de tu cuerpo, o una sensación extraña que no sabrías describir. El cuerpo tiene una energía propia capaz de proporcionarte habilidades innatas, cada persona es capaz de hacer cosas realmente excepcionales si es capaz de controlar esa fuerza y energía interna, pero algo que todos son capaces de hacer con dicha energía es el haki .
-Mmm... Es algo parecido a esto.-Gusi apretó su puño con fuerza y lanzo un puñetazo al aire. Del puño salieron un pequeño rayito eléctrico, producido por su ámbito.- Aunque esto no sale de mi interior. Es más bien una habilidad física.- se contestó el mismo a su propia pregunta. En ese momento Kimura estiro su mano y le enseño dos dedos.
-Existen dos formas distintas de liberar esa energía para utilizar el haki. Está el Bushoushoku haki, o haki de armadura, el cual es lo que acabo de utilizar para bloquearte. Te proporciona una dureza en tu cuerpo capaz de bloquear y repeler un gran número de ataques. La otra forma es denominada Kenbunshoku haki, o haki de observación. Este es algo más complicado, pero bien entrenado te permite preveer los movimientos de tu rival, se podría decir que te permite desarrollar un sexto sentido que te ayuda a moverte en combate.
Todas aquellas palabras eran un poco complejas para el joven recluta, pero en su cabeza se estaba quedando con lo básico. Vamos una pequeña idea a su manera. Sexto sentido o repeler ataques.
-Pero dominarlo no es nada fácil. Tardé cerca de dos meses en llegar a dominar el bushou. Hay que tener un gran control sobre tu energía y aprender a canalizarla a flor de piel sobre tí mismo, solo así lograrás convertir tu piel en una armadura... dime Gusi. ¿Te atreves con el haki?
-Por supuesto, Capitán. Me atrevo a todo lo que haga falta con tal de conseguir que tengas la flota más fuerte de la marina y de los cuatro mares.-dijo con fiereza y lleno de energía. A pesar de que la idea de estar 3 meses entrenando no le agradara mucho.
-Esto no es trampa Gusi. No es más que una habilidad innata del cuerpo. Dime. ¿Conoces el haki?
-No, señor. Bueno, una vez me enfrente a un tipo con esta misma técnica y la verdad que sentí la misma dureza que su piel. Pero pensé que solo él tenía tal habilidad especial...-balbuceó con cara de desconcierto, ya que no sabía que era realmente haki y se iba por las ramas. Kimura le aparto con un leve empujón y también retrocedió.
-Veo por tu cara que no sabes lo que es. Apuesto que alguna vez has sentido un extraño calor dentro de tu cuerpo, o una sensación extraña que no sabrías describir. El cuerpo tiene una energía propia capaz de proporcionarte habilidades innatas, cada persona es capaz de hacer cosas realmente excepcionales si es capaz de controlar esa fuerza y energía interna, pero algo que todos son capaces de hacer con dicha energía es el haki .
-Mmm... Es algo parecido a esto.-Gusi apretó su puño con fuerza y lanzo un puñetazo al aire. Del puño salieron un pequeño rayito eléctrico, producido por su ámbito.- Aunque esto no sale de mi interior. Es más bien una habilidad física.- se contestó el mismo a su propia pregunta. En ese momento Kimura estiro su mano y le enseño dos dedos.
-Existen dos formas distintas de liberar esa energía para utilizar el haki. Está el Bushoushoku haki, o haki de armadura, el cual es lo que acabo de utilizar para bloquearte. Te proporciona una dureza en tu cuerpo capaz de bloquear y repeler un gran número de ataques. La otra forma es denominada Kenbunshoku haki, o haki de observación. Este es algo más complicado, pero bien entrenado te permite preveer los movimientos de tu rival, se podría decir que te permite desarrollar un sexto sentido que te ayuda a moverte en combate.
Todas aquellas palabras eran un poco complejas para el joven recluta, pero en su cabeza se estaba quedando con lo básico. Vamos una pequeña idea a su manera. Sexto sentido o repeler ataques.
-Pero dominarlo no es nada fácil. Tardé cerca de dos meses en llegar a dominar el bushou. Hay que tener un gran control sobre tu energía y aprender a canalizarla a flor de piel sobre tí mismo, solo así lograrás convertir tu piel en una armadura... dime Gusi. ¿Te atreves con el haki?
-Por supuesto, Capitán. Me atrevo a todo lo que haga falta con tal de conseguir que tengas la flota más fuerte de la marina y de los cuatro mares.-dijo con fiereza y lleno de energía. A pesar de que la idea de estar 3 meses entrenando no le agradara mucho.
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Sonreí ante la respuesta de mi compañero de flota. Justo lo que quería escuchar.
-Muy bien. Debes tratar de canalizar esa energía. Concentrarte y sentirla fluir. Es exactamente eso que acabas de hacer. Veo que tienes afinidad a la electricidad, podríamos ser un buen equipo luchando juntos, con mi viento y tu electricidad podemos hacer buenas cosas... Pero eso es otro punto.
Concentré mi haki armadura en la mano que tenía extendida hacia él, mostrándole cómo se ve el bushoushoku haki.
-Esto que ves, es el bushou. Más conocido como haki de armadura, es fácil descubrir cuando alguien lo posee por esto mismo que ves. Ese tono negro característico. Esto lo consigues canalizando esa energía por la superficie de tu piel, sin agregarle esa electricidad. Tan solo la tienes que concentrar y soltar relajadamente. Si haces que salga tu afinidad eléctrica, puedes quemarte la piel. O en el mejor de los casos proporcionarte una armadura de electricidad... Podrías trabajar en ello en un futuro Gusi, te vendría de fábula para tu estilo de lucha... Ahora bien, si esa misma energía la concentras en tu cabeza, en tu cerebro, eres capaz de agudizar tus sentidos hasta un punto realmente asombroso. Eso es lo que se llama el haki de observación. Una vez has tienes controlado el control de la energía puedes ir a desarrollar ambas técnicas, pero te recomiendo ir poco a poco, o acabarás tremendamente mal. Y el kenbunshoku haki no es tan fácil saber quién lo posee. Eso es algo que debes averiguar en el combate.
Bajé mi mano y me puse serio. Si realmente quería hacerlo, debía ponerme serio y ser duro con él como lo fueron conmigo. Yo tuve mi motivación de fuerza para aprender el haki, pero él lo trata de desarrollar sin una motivación fija aparente, eso puede retrasar su entrenamiento. A no ser que sea duro con él. Esperaba que funcionase.
-Si vas a comenzar a aprenderlo. Comienza ya. Concéntrate en tu energía interior, aprende a controlarla y canalizarla. No debe de ser complicado para tí si ya has aprendido a dominar un ámbito eléctrico.
En verdad no tenía nada que ver. La única diferencia era que sabía que estaba en su interior dicha energía y que sabía controlarla, pero lo que sabe es canalizarla en forma de electricidad, no energía pura. Necesita aprender a depurarla.
-Comienza ya. -dije tajante.
-Muy bien. Debes tratar de canalizar esa energía. Concentrarte y sentirla fluir. Es exactamente eso que acabas de hacer. Veo que tienes afinidad a la electricidad, podríamos ser un buen equipo luchando juntos, con mi viento y tu electricidad podemos hacer buenas cosas... Pero eso es otro punto.
Concentré mi haki armadura en la mano que tenía extendida hacia él, mostrándole cómo se ve el bushoushoku haki.
-Esto que ves, es el bushou. Más conocido como haki de armadura, es fácil descubrir cuando alguien lo posee por esto mismo que ves. Ese tono negro característico. Esto lo consigues canalizando esa energía por la superficie de tu piel, sin agregarle esa electricidad. Tan solo la tienes que concentrar y soltar relajadamente. Si haces que salga tu afinidad eléctrica, puedes quemarte la piel. O en el mejor de los casos proporcionarte una armadura de electricidad... Podrías trabajar en ello en un futuro Gusi, te vendría de fábula para tu estilo de lucha... Ahora bien, si esa misma energía la concentras en tu cabeza, en tu cerebro, eres capaz de agudizar tus sentidos hasta un punto realmente asombroso. Eso es lo que se llama el haki de observación. Una vez has tienes controlado el control de la energía puedes ir a desarrollar ambas técnicas, pero te recomiendo ir poco a poco, o acabarás tremendamente mal. Y el kenbunshoku haki no es tan fácil saber quién lo posee. Eso es algo que debes averiguar en el combate.
Bajé mi mano y me puse serio. Si realmente quería hacerlo, debía ponerme serio y ser duro con él como lo fueron conmigo. Yo tuve mi motivación de fuerza para aprender el haki, pero él lo trata de desarrollar sin una motivación fija aparente, eso puede retrasar su entrenamiento. A no ser que sea duro con él. Esperaba que funcionase.
-Si vas a comenzar a aprenderlo. Comienza ya. Concéntrate en tu energía interior, aprende a controlarla y canalizarla. No debe de ser complicado para tí si ya has aprendido a dominar un ámbito eléctrico.
En verdad no tenía nada que ver. La única diferencia era que sabía que estaba en su interior dicha energía y que sabía controlarla, pero lo que sabe es canalizarla en forma de electricidad, no energía pura. Necesita aprender a depurarla.
-Comienza ya. -dije tajante.
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Gusi escucho tediosamente cada palabra de su capitán. Tenía que captar cada significado de su lección para poder entender mejor y más rápido aquella técnica que parecía realmente complicada. Las primeras palabras de Kimura le hablaban de canalizar esa energía, concentrarse y dejarla fluir. Gusi no entendía del todo que tenía que dejar fluir, algo parece ser similar al ámbito eléctrico. Después Kimura habló de que podíamos formar buen equipo con su ámbito viento y el eléctrico, del recluta. Lo cual en el fondo, no veía similitud entre técnicas, pero cosas más raras se han visto.
En ese momento, Kimura empezó a ennegrecer su brazo de nuevo, como había hecho en el combate. Gusi contemplaba como la negrura salía dentro de él, manchando cada célula de su mano como si fuera tinta. Hasta recubrir toda su piel, dando la sensación de que llevaba un guante de cuero bien apretado. Entonces Kimura afirmo que eso era bushoushoku haki o haki de armadura y que los usuarios que controlaban esta técnica eran fáciles de detectar por el color negro de su piel. Después le explico que la forma de conseguirlo era canalizando esa energía a través de la piel, como una capa de tejido extra.
Gusi extendió los brazos hacia delante y se concentró en sacar esa energía que sentía dentro de ellos. Cerró los ojos y sintió un leve calor dentro de él, después intento expulsar ese calor de golpe pero, lo que ocurrió fue que cientos de chispas empezaron a salir por sus poros, haciendo un ruido de pequeña traca de feria. Gusi agito los brazos como si se quemara y las chispas cesaron. Sin duda no se esperaba que aquello pasara. No sabía si gracias al ámbito eléctrico le sería más difícil o más fácil aprender el dichoso haki.
Al ver la reacción, Kimura le dijo que se tenía que concentrar y expulsar la energía relajadamente. Pues si por el contrario expulsaba una enorme cantidad de electricidad podría llegar a quemarse la piel o crear una armadura eléctrica. Algo que en el fondo no le parecía mala técnica en un posible futuro. Después Kimura hablo de que si esa energía la canalizaba en el cerebro podría llegar a aprender la técnica de haki de observación, y que los usuarios que tenían esta habilidad eran más difíciles de localizar. Pero Gusi no se pensó ni un segundo en si debía intentarlo. No quería chamuscarse las pocas neuronas que le quedaban. Sabía que tenía que pulir su energía antes de volver a intentar una locura.
Las palabras del superior fueron entendidas con facilidad por el recluta, ahora solo tenía que ponerlas a prueba. Sin duda era un buen profesor. De repente el capitán le observo muy seriamente y casi ordenándole le dijo en pocas palabras que se pusiera manos a la obra. Gusi se sentó en el suelo con las piernas cruzadas y con los ojos cerrados. Intento concentrarse en su respiración, que poco a poco le fue relajando, hasta el punto de que creyó haberse dormido. Pues no sentía el paso del tiempo a su alrededor. Después de tener todo el cuerpo en calma, intento buscar algo de energía dentro de él, pero solo el leve fuego interior era lo que sentía y estaba seguro que si lo expulsaba de nuevo acabaría chamuscándose. Intento por todos los medios controlar esa energía salvaje, para que no saliera tan descontrolada en forma de electricidad. Pero el cansancio y la frustración le fue venciendo haciéndole expulsar esta energía al exterior llevándose unos cuantos calambrazos desagradables. Por desgracia, con cada calambrazo tenía que volver a concentrarse de nuevo, aquello parecía una tortura eterna. Pero poco a poco se fue dando cuenta de que intentaba controlar una enorme cantidad de energía, así pues poco a poco fue reduciendo la cantidad de energía a controlar. Pasando de intentar liberar la energía a los dos brazos a acabar expulsando una pequeña cantidad a través de un dedo. Gusi no veía ningún progreso en el haki, pero sus rayitos eléctricos eran diferentes a los anteriores. Más controlados, no tan salvajes como eran antes.
En ese momento, Kimura empezó a ennegrecer su brazo de nuevo, como había hecho en el combate. Gusi contemplaba como la negrura salía dentro de él, manchando cada célula de su mano como si fuera tinta. Hasta recubrir toda su piel, dando la sensación de que llevaba un guante de cuero bien apretado. Entonces Kimura afirmo que eso era bushoushoku haki o haki de armadura y que los usuarios que controlaban esta técnica eran fáciles de detectar por el color negro de su piel. Después le explico que la forma de conseguirlo era canalizando esa energía a través de la piel, como una capa de tejido extra.
Gusi extendió los brazos hacia delante y se concentró en sacar esa energía que sentía dentro de ellos. Cerró los ojos y sintió un leve calor dentro de él, después intento expulsar ese calor de golpe pero, lo que ocurrió fue que cientos de chispas empezaron a salir por sus poros, haciendo un ruido de pequeña traca de feria. Gusi agito los brazos como si se quemara y las chispas cesaron. Sin duda no se esperaba que aquello pasara. No sabía si gracias al ámbito eléctrico le sería más difícil o más fácil aprender el dichoso haki.
Al ver la reacción, Kimura le dijo que se tenía que concentrar y expulsar la energía relajadamente. Pues si por el contrario expulsaba una enorme cantidad de electricidad podría llegar a quemarse la piel o crear una armadura eléctrica. Algo que en el fondo no le parecía mala técnica en un posible futuro. Después Kimura hablo de que si esa energía la canalizaba en el cerebro podría llegar a aprender la técnica de haki de observación, y que los usuarios que tenían esta habilidad eran más difíciles de localizar. Pero Gusi no se pensó ni un segundo en si debía intentarlo. No quería chamuscarse las pocas neuronas que le quedaban. Sabía que tenía que pulir su energía antes de volver a intentar una locura.
Las palabras del superior fueron entendidas con facilidad por el recluta, ahora solo tenía que ponerlas a prueba. Sin duda era un buen profesor. De repente el capitán le observo muy seriamente y casi ordenándole le dijo en pocas palabras que se pusiera manos a la obra. Gusi se sentó en el suelo con las piernas cruzadas y con los ojos cerrados. Intento concentrarse en su respiración, que poco a poco le fue relajando, hasta el punto de que creyó haberse dormido. Pues no sentía el paso del tiempo a su alrededor. Después de tener todo el cuerpo en calma, intento buscar algo de energía dentro de él, pero solo el leve fuego interior era lo que sentía y estaba seguro que si lo expulsaba de nuevo acabaría chamuscándose. Intento por todos los medios controlar esa energía salvaje, para que no saliera tan descontrolada en forma de electricidad. Pero el cansancio y la frustración le fue venciendo haciéndole expulsar esta energía al exterior llevándose unos cuantos calambrazos desagradables. Por desgracia, con cada calambrazo tenía que volver a concentrarse de nuevo, aquello parecía una tortura eterna. Pero poco a poco se fue dando cuenta de que intentaba controlar una enorme cantidad de energía, así pues poco a poco fue reduciendo la cantidad de energía a controlar. Pasando de intentar liberar la energía a los dos brazos a acabar expulsando una pequeña cantidad a través de un dedo. Gusi no veía ningún progreso en el haki, pero sus rayitos eléctricos eran diferentes a los anteriores. Más controlados, no tan salvajes como eran antes.
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Observaba atentamente a Gusi. Realmente parecía que se esforzaba seriamente. El tiempo pasaba, los minutos corrían en el reloj y más reclutas bajaban al patio a entrenar. Les observaba a todos, pero estaba más atento de Gusi, quien cada dos por tres recibía una descarga eléctrica que le hacía volver a empezar de cero. Tal vez debiera darle algún consejo más... Pero eso solo sería un atajo, y los atajos te hacen avanzar sin aprender, debe de darse cuenta él mismo de la importancia de controlar esa energía antes de soltarla, y sobretodo debe de darse cuenta de que está utilizando la energía eléctrica, y no su energía pura. Necesita depurarla o en lugar del haki desarrollará una barrera eléctrica. Lo cual no es mala idea, pero no no es el objetivo de dicho entrenamiento.
Algún recluta se aproximó a preguntarme por él, que le veía sufrir de vez en cuando, ahí tirado en el terreno, y yo sin hacer nada mientras ayudaba a otros con algunos pequeños consejos. Al fin y al cabo es mi cometido allí, no se trata solamente de ayudar a una sola persona.
Le expliqué que estaba sometiéndose a un duro entrenamiento que debía de pasarlo él solo y sin ayuda. Le pregunté si quería intentarlo él también, pero en ese momento Gusi soltó otra descarga y el recluta negó con la cabeza y se dio la vuelta sin decir nada. Ese recluta o espabilaba o se lo iban a comer los reyes de mar.
Pasó una hora, dos... Llegó el mediodía, pero Gusi no parecía que estuviera dispuesto a detenerse. Sería una estupidez dejarle seguir sin reponer fuerzas, acabaría por desmayarse. Le puse la mano en el hombro, tuve que soltar rápidamente del calambrazo que me dio.
-Oe Gusi. Ya está bien por ahora. Debes estar agotado. Descansa un poco.
Le ayudé a levantarse. Avisé a un teniente cercano que me hiciera un relevo durante una hora mientras iba a "reponer fuerzas". Acompañé a Gusi a la cafetería y nos sentamos en una mesa mientras esperábamos ser atendidos.
Me puse serio nuevamente.
-¿Realmente quieres aprender el haki? Por que no lo parece Gusi. Estás todo el rato utilizando tu energía eléctrica, y eso te está retrasando, no estás avanzando en nada, cuando parece que tienes un poco de control, dejas ir la energía de golpe. Sueltas la electricidad a través de tu cuerpo, no la energía pura del haki. Si sigues así pueden pasar dos cosas. Una es que te quemes vivo y tenga que llevarte a la enfermería donde pasarás unos meses en recuperación, y la otra es que tengas suerte y te vuelvas resistente a la electricidad. Cosa que no veo posible.
Sabía que era complicado hacer aquello, a mí me costó lo mío, pero un poco de presión es buena para motivar, a menos que no soporte la presión, en tal caso ya me encargaría de buscar otro método. Pero durante éste medio día no había logrado absolutamente nada, tal vez tan solo hacerse alguna quemadura superficial.
En cuanto pasó el tiempo que le había dicho al teniente me levanté y le dije que me acompañara, volveríamos al campo, donde esperaba que aprendiese a controlar su energía. Aunque por lo menos tardaría algunas semanas en lograr hacerlo bien.
Esperaba que no supusiera ningún problema para él someterse a un duro entrenamiento, pues tenía en mente la prueba perfecta para adiestrar el haki de observación, es una idea que desarrollé para mí mismo para perfeccionarlo más todavía, pero le podía hacer unos pequeños ajustes para hacer la prueba más sencilla.
Algún recluta se aproximó a preguntarme por él, que le veía sufrir de vez en cuando, ahí tirado en el terreno, y yo sin hacer nada mientras ayudaba a otros con algunos pequeños consejos. Al fin y al cabo es mi cometido allí, no se trata solamente de ayudar a una sola persona.
Le expliqué que estaba sometiéndose a un duro entrenamiento que debía de pasarlo él solo y sin ayuda. Le pregunté si quería intentarlo él también, pero en ese momento Gusi soltó otra descarga y el recluta negó con la cabeza y se dio la vuelta sin decir nada. Ese recluta o espabilaba o se lo iban a comer los reyes de mar.
Pasó una hora, dos... Llegó el mediodía, pero Gusi no parecía que estuviera dispuesto a detenerse. Sería una estupidez dejarle seguir sin reponer fuerzas, acabaría por desmayarse. Le puse la mano en el hombro, tuve que soltar rápidamente del calambrazo que me dio.
-Oe Gusi. Ya está bien por ahora. Debes estar agotado. Descansa un poco.
Le ayudé a levantarse. Avisé a un teniente cercano que me hiciera un relevo durante una hora mientras iba a "reponer fuerzas". Acompañé a Gusi a la cafetería y nos sentamos en una mesa mientras esperábamos ser atendidos.
Me puse serio nuevamente.
-¿Realmente quieres aprender el haki? Por que no lo parece Gusi. Estás todo el rato utilizando tu energía eléctrica, y eso te está retrasando, no estás avanzando en nada, cuando parece que tienes un poco de control, dejas ir la energía de golpe. Sueltas la electricidad a través de tu cuerpo, no la energía pura del haki. Si sigues así pueden pasar dos cosas. Una es que te quemes vivo y tenga que llevarte a la enfermería donde pasarás unos meses en recuperación, y la otra es que tengas suerte y te vuelvas resistente a la electricidad. Cosa que no veo posible.
Sabía que era complicado hacer aquello, a mí me costó lo mío, pero un poco de presión es buena para motivar, a menos que no soporte la presión, en tal caso ya me encargaría de buscar otro método. Pero durante éste medio día no había logrado absolutamente nada, tal vez tan solo hacerse alguna quemadura superficial.
En cuanto pasó el tiempo que le había dicho al teniente me levanté y le dije que me acompañara, volveríamos al campo, donde esperaba que aprendiese a controlar su energía. Aunque por lo menos tardaría algunas semanas en lograr hacerlo bien.
Esperaba que no supusiera ningún problema para él someterse a un duro entrenamiento, pues tenía en mente la prueba perfecta para adiestrar el haki de observación, es una idea que desarrollé para mí mismo para perfeccionarlo más todavía, pero le podía hacer unos pequeños ajustes para hacer la prueba más sencilla.
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Gusi seguía sumido en su interior, cuando una mano le toco el hombro acompañado por un chasquido eléctrico, le hizo volver a la realidad. Al alzar la vista vio a Kimura.
-Oye Gusi. Ya está bien por ahora. Debes estar agotado. Descansa un poco.-dijo amablemente el teniente. Gusi se miró las manos y comprobó que las tenía un poco chamuscadas.
-Creo que es una buena idea.- le sonrió Gusi. Este intento ponerse en pie, pero las fuerzas le flaquearon, menos mal que Kimura le ayudo casi al momento. Se dirigieron a la cafetería y Gusi observaba como el campo de entrenamiento se había llenado de soldados en un momento (aunque en verdad llevaba horas entrenando).
Al llegar a la cafetería Gusi se pidió un bocadillo de calamares con un refresco. Antes de que el camarero pudiera traerle el pedido. Kimura se puso serio y le hecho la reprimenda del siglo. Después de la regañina casi se le quito el apetito al recluta, pero al ver el jugoso bocadillo le volvió enseguida.
En menos de tres minutos devoro aquel suculento manjar, y en ese momento Kimura le ordeno que le siguiera al campo de entrenamiento para seguir perfeccionando la técnica. Al llegar Gusi se sentía inflado, pero en el fondo su cabeza estaba todo el rato dándole vueltas a lo que Kimura le había dicho.
Se sentó dónde estaba al principio y volvió a concentrarse. Cerró los ojos y se puso a concentrarse en su respiración. Sin duda después de haber comido algo se sentía con más fuerzas. Empezó a concentrarse en su energía y comprobó cómo aún tenía pulida una energía amarilla y reluciente que seguramente era el ámbito eléctrico. Así pues, se concentró en buscar dentro de él esa energía pura que tanto ansiaba Kimura.
Muchos pensarían que Gusi se quedó dormido en el sitio, pero realmente lo que estaba haciendo era buscar esa energía en lo más profundo de su ser. Haciendo que esta vez no recibiera calambrazos cada dos por tres, simplemente sudaba como un cerdo. Parecía que le estaba consumiendo mentalmente. Pasadas unas dos horas (que supongo que para Kimura fueron eternas) empezó a divisar una energía blanca y translucida.
Gusi intento controlarla, pero era como intentar coger el aire con la mano. Intentó concentrarse en ella y liberarla, pero lo único que consiguió fue realizar un sonoro y reluciente rayo por todo su brazo. Eso le hizo volver a la realidad y miro asustado a Kimura, pues en el fondo pensaba que se había quemado. Pero su brazo estaba ileso, era como si el haki se hubiera liberado pero por debajo de su piel. No tan definido como el de Kimura. Gusi se miró el hombro y comprobó que su camiseta se había chamuscado y tenía unas pocas de ascuas relucientes en la tela.
-Oye Gusi. Ya está bien por ahora. Debes estar agotado. Descansa un poco.-dijo amablemente el teniente. Gusi se miró las manos y comprobó que las tenía un poco chamuscadas.
-Creo que es una buena idea.- le sonrió Gusi. Este intento ponerse en pie, pero las fuerzas le flaquearon, menos mal que Kimura le ayudo casi al momento. Se dirigieron a la cafetería y Gusi observaba como el campo de entrenamiento se había llenado de soldados en un momento (aunque en verdad llevaba horas entrenando).
Al llegar a la cafetería Gusi se pidió un bocadillo de calamares con un refresco. Antes de que el camarero pudiera traerle el pedido. Kimura se puso serio y le hecho la reprimenda del siglo. Después de la regañina casi se le quito el apetito al recluta, pero al ver el jugoso bocadillo le volvió enseguida.
En menos de tres minutos devoro aquel suculento manjar, y en ese momento Kimura le ordeno que le siguiera al campo de entrenamiento para seguir perfeccionando la técnica. Al llegar Gusi se sentía inflado, pero en el fondo su cabeza estaba todo el rato dándole vueltas a lo que Kimura le había dicho.
Se sentó dónde estaba al principio y volvió a concentrarse. Cerró los ojos y se puso a concentrarse en su respiración. Sin duda después de haber comido algo se sentía con más fuerzas. Empezó a concentrarse en su energía y comprobó cómo aún tenía pulida una energía amarilla y reluciente que seguramente era el ámbito eléctrico. Así pues, se concentró en buscar dentro de él esa energía pura que tanto ansiaba Kimura.
Muchos pensarían que Gusi se quedó dormido en el sitio, pero realmente lo que estaba haciendo era buscar esa energía en lo más profundo de su ser. Haciendo que esta vez no recibiera calambrazos cada dos por tres, simplemente sudaba como un cerdo. Parecía que le estaba consumiendo mentalmente. Pasadas unas dos horas (que supongo que para Kimura fueron eternas) empezó a divisar una energía blanca y translucida.
Gusi intento controlarla, pero era como intentar coger el aire con la mano. Intentó concentrarse en ella y liberarla, pero lo único que consiguió fue realizar un sonoro y reluciente rayo por todo su brazo. Eso le hizo volver a la realidad y miro asustado a Kimura, pues en el fondo pensaba que se había quemado. Pero su brazo estaba ileso, era como si el haki se hubiera liberado pero por debajo de su piel. No tan definido como el de Kimura. Gusi se miró el hombro y comprobó que su camiseta se había chamuscado y tenía unas pocas de ascuas relucientes en la tela.
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No se puede negar que este chico se esfuerza mucho, pasó el tiempo y le iba mirando de reojo de vez en cuando, en una de esas un recluta alcanzó a golpearme, se alegró pensando que estaba progresando, no quise bajarle de su nube y le felicité, después de eso le hice caer y tras explicarle que bajo ningún concepto debe bajar la guardia le dejé golpeando a un indefenso maniquí de entrenamiento.
Yo me aproximé a Gusi, estaba empapado en sudor. Otra cosa no se, pero tensión en su cuerpo había, y ese es un gran problema. Está tenso, tratando de controlar la energía a la fuerza, eso hará que a la larga le cueste más. Al principio puede ser que vea unos resultados, pero no serán más que una ilusión. Me planté un par de metros por delante de él y me crucé de brazos, observándole atentamente, se le notaba concentrado.
De pronto un pequeño destello resultó en un gran relámpago que envolvió todo el brazo de Gusi, haciendo arder sus prendas durante un breve periodo, ya que se ahogaron ellas mismas. Abrió los ojos sorprendido, yo apenas me inmuté y serio le hablé.
-Sigue intentándolo. Si sigues así lograrás progresar. Quedan todavía tres horas para que acabe la guardia. Pero luego puedes seguir por tu cuenta si quieres. Y por supuesto si tu cuerpo te lo permite. Hasta una semana no espero que seas capaz de avanzar mucho.
Todavía le quedaba mucho por hacer. Iba a ser duro.
Yo me aproximé a Gusi, estaba empapado en sudor. Otra cosa no se, pero tensión en su cuerpo había, y ese es un gran problema. Está tenso, tratando de controlar la energía a la fuerza, eso hará que a la larga le cueste más. Al principio puede ser que vea unos resultados, pero no serán más que una ilusión. Me planté un par de metros por delante de él y me crucé de brazos, observándole atentamente, se le notaba concentrado.
De pronto un pequeño destello resultó en un gran relámpago que envolvió todo el brazo de Gusi, haciendo arder sus prendas durante un breve periodo, ya que se ahogaron ellas mismas. Abrió los ojos sorprendido, yo apenas me inmuté y serio le hablé.
-Sigue intentándolo. Si sigues así lograrás progresar. Quedan todavía tres horas para que acabe la guardia. Pero luego puedes seguir por tu cuenta si quieres. Y por supuesto si tu cuerpo te lo permite. Hasta una semana no espero que seas capaz de avanzar mucho.
Todavía le quedaba mucho por hacer. Iba a ser duro.
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Gusi se sorprendió con la pasividad de Kimura ante lo que acababa de pasar. Sin duda no parecía muy contento de lo que estaba consiguiendo. Después de aquello Kimura dijo unas palabras que sin duda calmaron un poco la presión del recluta, pues estaba casi convencido de que le iba a echar una reprimenda. Después de escucharle detenidamente como siempre hacía, lo que más le sorprendió que dijera el Teniente fue, ¿Qué hasta dentro de una semana no vería resultados? Sin duda aquellas palabras le hicieron a Gusi reflexionar sobre si debía esforzarse tanto como estaba haciendo hasta ahora. Sin duda quería conseguir ese fantástico poder ese día o batir algún récord, pero tras esas duras palabras calmarse y tomárselo con paciencia era lo mejor que podía hacer.
Esas tres últimas horas Gusi se relajó, cerrando los ojos y controlando su respiración como había hecho hasta el momento, y se introdujo dentro de su interior observando tranquilo y relajado aquella energía pura que rondaba por su interior. Era brillante y hermosa, si eso no era puro no sabría que podía serlo. No intento liberarla en ningún momento, solo la observaba e intentaba entenderla. Tal vez esa energía era como un animal salvaje, que si intentabas capturarlo solo conseguirías salir mal herido. Para domar un animal salvaje tienes que tener paciencia, y que el animal se acostumbre a ti. El tiempo se le fue rápidamente y cuando abrió los ojos comprobó que el lugar estaba vacío. Ni siquiera Kimura se encontraba en el, Gusi pensó que tal vez Kimura se despidió, pero al estar el absorto en sus pensamientos este no le escucho.
Por nada del mundo quería decepcionar a Kimura, tras ese día no volvió a verle hasta pasado un tiempo. Gusi quería encontrárselo cada día en la sala de entrenamiento y que viera sus resultados, pero el oficial estaba seguro de que el entrenamiento necesitaba de un tiempo que él no podía perder en aquel lugar. Así pues, el recluta mientras tanto se puso a entrenar concienzudamente. Algún que otro día tenía que realizar tareas de marine, pero en general el lugar era muy tranquilo y apenas había trabajo que realizar.
Al tener tanto tiempo libre, Gusi decidió hacerse un plan de entrenamiento un poco riguroso. El cual consistía en meditar durante seis horas al día, después entrenar físicamente durante dos horas y por ultimo acabar meditando hasta que aparecieran las primeras estrellas de la noche. Él pensaba que si quería tener una fuerza mental fuerte, también debía tener una fuerza física considerable, pues las dos fuerzas en conjunto se equilibraban.
Tras la primera semana, el recluta no intento liberar la energía. Estaba concentrándose y preparándose para cuando apareciera Kimura. Solo intentaba armonizarse y calmar aquella energía para poder dominarla con más facilidad. Pero al acabar el último día de la semana, Kimura seguía sin aparecer por el lugar. Entonces el recluta comprendió que aún no estaba listo para su presencia allí. Gusi decidió dar el siguiente paso e intentar controlarla dentro de él si llegar a liberarla. El recluta atravesaba con su mano aquella energía como si fuera agua, hasta que después de horas, días y puede que semanas decidió dar el paso e intentar liberarla. Gusi suspiro tranquilo, agarró con fuerza esa energía y la libero. El recluta abrió los ojos para ver el resultado y enfrente suya se encontró a Kimura.
Esas tres últimas horas Gusi se relajó, cerrando los ojos y controlando su respiración como había hecho hasta el momento, y se introdujo dentro de su interior observando tranquilo y relajado aquella energía pura que rondaba por su interior. Era brillante y hermosa, si eso no era puro no sabría que podía serlo. No intento liberarla en ningún momento, solo la observaba e intentaba entenderla. Tal vez esa energía era como un animal salvaje, que si intentabas capturarlo solo conseguirías salir mal herido. Para domar un animal salvaje tienes que tener paciencia, y que el animal se acostumbre a ti. El tiempo se le fue rápidamente y cuando abrió los ojos comprobó que el lugar estaba vacío. Ni siquiera Kimura se encontraba en el, Gusi pensó que tal vez Kimura se despidió, pero al estar el absorto en sus pensamientos este no le escucho.
Por nada del mundo quería decepcionar a Kimura, tras ese día no volvió a verle hasta pasado un tiempo. Gusi quería encontrárselo cada día en la sala de entrenamiento y que viera sus resultados, pero el oficial estaba seguro de que el entrenamiento necesitaba de un tiempo que él no podía perder en aquel lugar. Así pues, el recluta mientras tanto se puso a entrenar concienzudamente. Algún que otro día tenía que realizar tareas de marine, pero en general el lugar era muy tranquilo y apenas había trabajo que realizar.
Al tener tanto tiempo libre, Gusi decidió hacerse un plan de entrenamiento un poco riguroso. El cual consistía en meditar durante seis horas al día, después entrenar físicamente durante dos horas y por ultimo acabar meditando hasta que aparecieran las primeras estrellas de la noche. Él pensaba que si quería tener una fuerza mental fuerte, también debía tener una fuerza física considerable, pues las dos fuerzas en conjunto se equilibraban.
Tras la primera semana, el recluta no intento liberar la energía. Estaba concentrándose y preparándose para cuando apareciera Kimura. Solo intentaba armonizarse y calmar aquella energía para poder dominarla con más facilidad. Pero al acabar el último día de la semana, Kimura seguía sin aparecer por el lugar. Entonces el recluta comprendió que aún no estaba listo para su presencia allí. Gusi decidió dar el siguiente paso e intentar controlarla dentro de él si llegar a liberarla. El recluta atravesaba con su mano aquella energía como si fuera agua, hasta que después de horas, días y puede que semanas decidió dar el paso e intentar liberarla. Gusi suspiro tranquilo, agarró con fuerza esa energía y la libero. El recluta abrió los ojos para ver el resultado y enfrente suya se encontró a Kimura.
- Spoiler:
- Creo que es mejor que decidas tu el resultado del entrenamiento o de lo que ocurre
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No había forma de ayudar a Gusi a que su entrenamiento se acelerase. Debía de esforzarse él mismo a partir de los fundamentos que le había dado. Pero algo me decía que le iba a costar, necesitaba comprender que esa energía que intentaba canalizar no estaba depurada, no era la energía pura, sino su energía eléctrica.
Pasaron las horas allí, finalmente se quedó él solo, había estado casi tres horas allí sin inmutarse, debería de estar agotado de todo ésto. Me aproximé a él para decirle que terminase aquello por hoy, mas no pude evitarme ver sorprendido al no ver ni rastro de electricidad alrededor de él, ni por ninguna parte, aproximé mi mano hacia él, no recibí ningún calambrazo.
Se me escapó una leve risa. Tal vez sea mejor dejarle que siga, me sorprende que lo haya comprendido tan rápido y esté tratando de depurarla. Obviamente eso le costará un tiempo. ¿Entrenará por su cuenta? Por desgracia no puedo asegurarme de ello, debo partir a una isla vecina mañana mismo, y tardaré una semana en volver, entonces podré ver si ha logrado hacer algún avance.
Por fin había logrado llegar. Que pesadez de tareas me habían mandado a hacer... Prefería ni pensar en ello. Entré al cuartel por la zona de entrenamiento y lo primero que vi fue a Gusi con los ojos cerrados, me aproximé a él, tal vez ni siquiera se dio cuenta de mi presencia. Me había aproximado lo suficiente cuando de pronto el chico lanzó un puñetazo al aire, hacia adelante.
Por un momento me hizo gracia, pero en cuanto vi que por un leve instante el tono de su piel se oscureció la sonrisa se convirtió en seriedad. Con los ojos abiertos me miró. Me sentí gratamente sorprendido, no esperaba que lograse llegar a tanto en tan poco tiempo.
-Aprendiste a depurar tu energía en todo este tiempo. Te felicito Gusi, realmente me has sorprendido, no parecía que ibas a lograrlo. Pero no te creas que ya está. Has podido canalizar el haki depurado y lo has liberado, pero todavía te queda mucho. Simplemente lo has lanzado, y así estás desperdiciando la energía. No lo lances, canalízalo a través de tu piel libéralo dentro de tus puños, de tu torso, de tus piernas... Donde quieras. Después de eso mantén un flujo constante de energía para mantenerlo. El momento que seas capaz de hacer esto durante unos segundos, e incluso minutos, entonces podrás decir que lo has aprendido... Pero aun así has hecho un gran avance. Ven, te invito a un trago.
Me alegró el día ver que el peliblanco había logrado tal avance. Aunque habiéndolo logrado en este tiempo, apuesto a que estará hecho polvo, se habrá agotado mentalmente hasta un punto que tal vez ni se da cuenta. No me extrañaría que se pusiera a pelear y no tuviera fuerzas ahora mismo. Incluso que se quede dormido en cualquier parte.
Pasaron las horas allí, finalmente se quedó él solo, había estado casi tres horas allí sin inmutarse, debería de estar agotado de todo ésto. Me aproximé a él para decirle que terminase aquello por hoy, mas no pude evitarme ver sorprendido al no ver ni rastro de electricidad alrededor de él, ni por ninguna parte, aproximé mi mano hacia él, no recibí ningún calambrazo.
Se me escapó una leve risa. Tal vez sea mejor dejarle que siga, me sorprende que lo haya comprendido tan rápido y esté tratando de depurarla. Obviamente eso le costará un tiempo. ¿Entrenará por su cuenta? Por desgracia no puedo asegurarme de ello, debo partir a una isla vecina mañana mismo, y tardaré una semana en volver, entonces podré ver si ha logrado hacer algún avance.
Una semana después.
Por fin había logrado llegar. Que pesadez de tareas me habían mandado a hacer... Prefería ni pensar en ello. Entré al cuartel por la zona de entrenamiento y lo primero que vi fue a Gusi con los ojos cerrados, me aproximé a él, tal vez ni siquiera se dio cuenta de mi presencia. Me había aproximado lo suficiente cuando de pronto el chico lanzó un puñetazo al aire, hacia adelante.
Por un momento me hizo gracia, pero en cuanto vi que por un leve instante el tono de su piel se oscureció la sonrisa se convirtió en seriedad. Con los ojos abiertos me miró. Me sentí gratamente sorprendido, no esperaba que lograse llegar a tanto en tan poco tiempo.
-Aprendiste a depurar tu energía en todo este tiempo. Te felicito Gusi, realmente me has sorprendido, no parecía que ibas a lograrlo. Pero no te creas que ya está. Has podido canalizar el haki depurado y lo has liberado, pero todavía te queda mucho. Simplemente lo has lanzado, y así estás desperdiciando la energía. No lo lances, canalízalo a través de tu piel libéralo dentro de tus puños, de tu torso, de tus piernas... Donde quieras. Después de eso mantén un flujo constante de energía para mantenerlo. El momento que seas capaz de hacer esto durante unos segundos, e incluso minutos, entonces podrás decir que lo has aprendido... Pero aun así has hecho un gran avance. Ven, te invito a un trago.
Me alegró el día ver que el peliblanco había logrado tal avance. Aunque habiéndolo logrado en este tiempo, apuesto a que estará hecho polvo, se habrá agotado mentalmente hasta un punto que tal vez ni se da cuenta. No me extrañaría que se pusiera a pelear y no tuviera fuerzas ahora mismo. Incluso que se quede dormido en cualquier parte.
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Gusi se llenó de alegría al ver a Kimura. No se lanzó a darle un abrazo por respeto. El recluta escucho las palabras del teniente que le aconsejaban y le felicitaban por su progreso. Mientras escuchaba sus palabras se iba haciendo una pequeña idea en su cabeza de como tenía que continuar su entrenamiento. Después de aquello se sentía levemente cansado, pues hacía mucho tiempo que no liberaba energía y parecía haberle tomado factura. Menos mal que Kimura le invitaba a una copa y así podría descansar un poco antes de comenzar su nuevo entrenamiento.
Una vez en la cafetería chalaron como buenos amigos que hacía mucho tiempo que no se veían. Kimura contaba sus historias de misiones no muy lejanas y los trabajos odiosos que a el también le hacían hacer. Gusi reía con sus anécdotas y le explicaba lo que había pasado en su ausencia en el cuartel y como entrenaba día a día. Las horas pasaron y la noche apareció enseguida. Acabando casi por completo aquel fantástico día.
-Capitán, prometo entrenar cada día para proteger a todos los seres de este mundo. Y convertirme en una de las personas más fuertes a su lado. Recuerde siempre esto: mis puños siempre estarán a sus órdenes.- Gusi observo sus nudillos y no pudo evitar sonreír al recordar la primera vez que conoció a Kimura. Era un muchacho alocado, que golpeaba hasta dejarse los nudillos ensangrentados contra el saco de entrenamiento.
Se despedido educadamente del Capitán y se fue a su habitación a dormir la mona, para recuperar fuerzas para el día siguiente. Aunque esa noche le costó un poco dormir por la enorme ganas que tenía de seguir entrenando. A la mañana siguiente se despertó como nuevo y fue a meditar como hacia todos los días. Ahora apenas le costaba localizar la energía pura dentro de él. Empezó a recordar las palabras de Kimura, y no debía liberarla sino sintetizarse con ella. Gusi introdujo su mano dentro de la energía pura e intento que se quedara adherida a su piel, como si de un guante se tratara. Pero aquella energía era como el agua, y desparecía al intentar sacarla del núcleo.
Este nuevo entrenamiento agoto mentalmente al pobre Gusi. Tardaría más tiempo que la anterior vez, pero conseguir la aprobación de Kimura le hacía seguir día a día y no rendirse. Además de aumentar su entrenamiento de meditación, también se entrenó física y mentalmente. A pesar de estar agotado mentalmente, cuando se encontraba realmente descansado era capaz de predecir los golpes de los compañeros en combate cuerpo a cuerpo. Su mente iba creciendo poco a poco. También cabe destacar que empezó un entrenamiento mental muy complejo, el cual consistía en realizar jugadas de ajedrez tan solo con la mente (sin usar tablero y figuras), también intentaba memorizar todas las conversaciones que había tenido a lo largo del día, esto haría que su memoria fuera magnificas para futuras misiones.
Pasaron los días, las semanas y lo meses. Con el tiempo aquella energía iba formando parte del cuerpo de Gusi. Pero en no era capaz de ver su proceso, pues siempre estaba en un estado de meditación. Algunos marines llegaron a decirle que había conseguido tener las manos totalmente oscuras, pero el recluta no se fiaba mucho de ellos, pues en muchas ocasiones le habían tomado el pelo. El recluta entreno y entreno hasta la nueva aparición del Capitán.
Una vez en la cafetería chalaron como buenos amigos que hacía mucho tiempo que no se veían. Kimura contaba sus historias de misiones no muy lejanas y los trabajos odiosos que a el también le hacían hacer. Gusi reía con sus anécdotas y le explicaba lo que había pasado en su ausencia en el cuartel y como entrenaba día a día. Las horas pasaron y la noche apareció enseguida. Acabando casi por completo aquel fantástico día.
-Capitán, prometo entrenar cada día para proteger a todos los seres de este mundo. Y convertirme en una de las personas más fuertes a su lado. Recuerde siempre esto: mis puños siempre estarán a sus órdenes.- Gusi observo sus nudillos y no pudo evitar sonreír al recordar la primera vez que conoció a Kimura. Era un muchacho alocado, que golpeaba hasta dejarse los nudillos ensangrentados contra el saco de entrenamiento.
Se despedido educadamente del Capitán y se fue a su habitación a dormir la mona, para recuperar fuerzas para el día siguiente. Aunque esa noche le costó un poco dormir por la enorme ganas que tenía de seguir entrenando. A la mañana siguiente se despertó como nuevo y fue a meditar como hacia todos los días. Ahora apenas le costaba localizar la energía pura dentro de él. Empezó a recordar las palabras de Kimura, y no debía liberarla sino sintetizarse con ella. Gusi introdujo su mano dentro de la energía pura e intento que se quedara adherida a su piel, como si de un guante se tratara. Pero aquella energía era como el agua, y desparecía al intentar sacarla del núcleo.
Este nuevo entrenamiento agoto mentalmente al pobre Gusi. Tardaría más tiempo que la anterior vez, pero conseguir la aprobación de Kimura le hacía seguir día a día y no rendirse. Además de aumentar su entrenamiento de meditación, también se entrenó física y mentalmente. A pesar de estar agotado mentalmente, cuando se encontraba realmente descansado era capaz de predecir los golpes de los compañeros en combate cuerpo a cuerpo. Su mente iba creciendo poco a poco. También cabe destacar que empezó un entrenamiento mental muy complejo, el cual consistía en realizar jugadas de ajedrez tan solo con la mente (sin usar tablero y figuras), también intentaba memorizar todas las conversaciones que había tenido a lo largo del día, esto haría que su memoria fuera magnificas para futuras misiones.
Pasaron los días, las semanas y lo meses. Con el tiempo aquella energía iba formando parte del cuerpo de Gusi. Pero en no era capaz de ver su proceso, pues siempre estaba en un estado de meditación. Algunos marines llegaron a decirle que había conseguido tener las manos totalmente oscuras, pero el recluta no se fiaba mucho de ellos, pues en muchas ocasiones le habían tomado el pelo. El recluta entreno y entreno hasta la nueva aparición del Capitán.
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Había pasado unos dos meses y medio desde que di las últimas pautas de entrenamiento a Gusi, y creo que era hora de ver cuánto había progresado. A estas alturas ya tendría que ser capaz de controlar el haki y canalizarlo sobre un miembro de su cuerpo. Veamos si es verdad.
Acudí al cuartel y lo primero que hice fue ir al centro de entrenamiento. Había muchos chicos nuevos que no había visto nunca, los que en hace dos meses no sabían ni cómo manejar una espada de madera, ahora entrenaban con acero sin filo. Se notaba el entrenamiento de aquella gente, y me sentía algo nostálgico al recordarme a mí mismo entrenando en aquél lugar, siendo uno más de ellos. Ahora también lo hacía, pero era diferente, pues muchas veces era yo quien les entrenaba a ellos.
Tal y como había previsto, allí estaba Gusi, lanzando puñetazos al aire con los ojos cerrados, algo peligroso en mitad de un campo de entrenamiento. Me aproximé hacia él y cuando lanzó su puño se lo bloqueé con el mío propio. No esperaba menos. El tono de su piel se había oscurecido, y debo reconocer que me dolió al bloquearlo. Fue un buen golpe impregnado con el Bushoushoku haki. Lo había logrado, aunque el efecto se desvaneciese pronto.
-Bravo Gusi. No esperaba menos de tí. Tal vez no fue mala idea nombrarte mi segundo de abordo.
Aunque realmente creo que nunca le dije algo así. Bueno, ya iba siendo hora de que se enterase. Solté su puño, había logrado lo más importante y complicado. Ahora tan solo le quedaba una cosa. Entrenarlo en combate real. Sonreí y di unos pasos hacia atrás, alcé mi puño apuntandole y lo cargué con mi bushoushoku.
-Veamos hasta que punto lo tienes dominado.
Di una zancada y fui a propinarle un gancho de derecha en el estómago.
-¡Vamos, defiéndete y ataca!
Acudí al cuartel y lo primero que hice fue ir al centro de entrenamiento. Había muchos chicos nuevos que no había visto nunca, los que en hace dos meses no sabían ni cómo manejar una espada de madera, ahora entrenaban con acero sin filo. Se notaba el entrenamiento de aquella gente, y me sentía algo nostálgico al recordarme a mí mismo entrenando en aquél lugar, siendo uno más de ellos. Ahora también lo hacía, pero era diferente, pues muchas veces era yo quien les entrenaba a ellos.
Tal y como había previsto, allí estaba Gusi, lanzando puñetazos al aire con los ojos cerrados, algo peligroso en mitad de un campo de entrenamiento. Me aproximé hacia él y cuando lanzó su puño se lo bloqueé con el mío propio. No esperaba menos. El tono de su piel se había oscurecido, y debo reconocer que me dolió al bloquearlo. Fue un buen golpe impregnado con el Bushoushoku haki. Lo había logrado, aunque el efecto se desvaneciese pronto.
-Bravo Gusi. No esperaba menos de tí. Tal vez no fue mala idea nombrarte mi segundo de abordo.
Aunque realmente creo que nunca le dije algo así. Bueno, ya iba siendo hora de que se enterase. Solté su puño, había logrado lo más importante y complicado. Ahora tan solo le quedaba una cosa. Entrenarlo en combate real. Sonreí y di unos pasos hacia atrás, alcé mi puño apuntandole y lo cargué con mi bushoushoku.
-Veamos hasta que punto lo tienes dominado.
Di una zancada y fui a propinarle un gancho de derecha en el estómago.
-¡Vamos, defiéndete y ataca!
- Spoiler:
- Ahora empieza a dar y recibir golpes, ten en cuenta que no lo tienes entrenado del todo, te fallará. tienes libertad para narrar combate, mi PJ solo utilizará los puños y no irá con todo, por lo que de vez en cuando se dejará golpear un poco. Pero no te pases o te meto una que te desheredo XD
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Gusi lanzaba los puños al aire sintiendo como aquella energía pura le cubría por todo el cuerpo. En ese preciso momento sintió como su puño se bloqueaba y su mente volvía a la realidad. Por un instante pensó que había golpeado a un pobre marine que pasaba por allí. Pero al abrir los ojos se encontró el rostro de Kimura felicitándole. Gusi sonrió de oreja a oreja y más al escuchar las halagadoras palabras de su capitán, que le hicieron pensar en su situación.
Realmente era el segundo al mando en esa flota y por ello debía llegar a ser tan bueno y fuerte como Kimura. No podía dejar que nadie acabara con esa flota que habían creado entre los dos y que con el tiempo iría creciendo hasta llegar a ser poderosos. Pero por ahora, a Gusi, le bastaba con poder proteger a las personas a su cargo y hacer todo lo posible para ser útil a aquel sorpréndete marine.
Kimura alzó su puño apuntándole y dio vereda a un combate de entrenamiento. El recluta achino los ojos y se colocó en una pose de defensa típica en boxeo. Kimura lanzó un puñetazo al estómago a Gusi y este lo percibió con facilidad (debido a que también entreno su mente y reflejos en combate todo este tiempo) El recluta bajó los codos y paro el impactó del Capitán. El cuerpo del recluta patinó unos centímetros hacía detrás sobre aquel suelo de madera.
Bajo la vista y comprobó que el haki solo había cubierto uno de los dos brazos con los que se cubrió. El dolor fue desagradable pero le ayudo a estar más atento para la próxima vez. Gusi se colocó las manos al lado de la cabeza e intentó imbuir haki en los dos puños, pero lo único que consiguió fue que sus puños alternaran un color negro similar al de las luces de feria. El recluta cogió aire, lo soltó por la boca cerrando los ojos y sus puños se pusieron negros. En ese momento los abrió de golpe y se lanzó feroz hacía Kimura. Fue lanzando puñetazos directos al rostro del Teniente, con los ojos atentos a cualquier movimiento extraño del superior. Sus puños iban alternando el haki a cada puñetazo que lanzaba.
Realmente era el segundo al mando en esa flota y por ello debía llegar a ser tan bueno y fuerte como Kimura. No podía dejar que nadie acabara con esa flota que habían creado entre los dos y que con el tiempo iría creciendo hasta llegar a ser poderosos. Pero por ahora, a Gusi, le bastaba con poder proteger a las personas a su cargo y hacer todo lo posible para ser útil a aquel sorpréndete marine.
Kimura alzó su puño apuntándole y dio vereda a un combate de entrenamiento. El recluta achino los ojos y se colocó en una pose de defensa típica en boxeo. Kimura lanzó un puñetazo al estómago a Gusi y este lo percibió con facilidad (debido a que también entreno su mente y reflejos en combate todo este tiempo) El recluta bajó los codos y paro el impactó del Capitán. El cuerpo del recluta patinó unos centímetros hacía detrás sobre aquel suelo de madera.
Bajo la vista y comprobó que el haki solo había cubierto uno de los dos brazos con los que se cubrió. El dolor fue desagradable pero le ayudo a estar más atento para la próxima vez. Gusi se colocó las manos al lado de la cabeza e intentó imbuir haki en los dos puños, pero lo único que consiguió fue que sus puños alternaran un color negro similar al de las luces de feria. El recluta cogió aire, lo soltó por la boca cerrando los ojos y sus puños se pusieron negros. En ese momento los abrió de golpe y se lanzó feroz hacía Kimura. Fue lanzando puñetazos directos al rostro del Teniente, con los ojos atentos a cualquier movimiento extraño del superior. Sus puños iban alternando el haki a cada puñetazo que lanzaba.
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Bloqueó mi puñetazo con sus codos, un movimiento bastante rápido la verdad, la idea era que intentase utilizar el haki en su vientre para bloquear el golpe, pero fue rápido en ese gesto. ¿Acaso habría estado entrenando también el haki de observación? No creo, y aunque así fuese dudo que hubiese logrado completarlo. Ya era bastante complicado, o por lo menos lo fue para mí, entrenar un solo haki, en ese tiempo yo no pude entrenar los dos. Aunque quién sabe, tal vez éste chico sea un prodigio... O tal vez a mí me cueste más de la cuenta, nunca lo sabremos tal vez.
Entonces Gusi se concentró, le dejé hacerlo, al fin y al cabo está iniciándose en el haki, sería injusto no darle la oportunidad de demostrar cuánto ha mejorado. Rápidamente logró imbuir sus puños en el haki, una pequeña porción, no obstante lo suficiente para hacer buenos golpes. Activé mi Kenbunshoku haki y comencé a esquivar sus golpes, algunos a bloquearlos. No estaba nada mal, lo mantenía bien. ¿Durante cuánto tiempo lograría aguantarlo.
Estuve aguantando allí, esquivando y bloqueando sus golpes. Al cabo de un par de minutos intensivos pude ver que su haki comenzaba a dudar, uno de sus puños recobraron su color normal. Bloqueé sus puños cogiéndolos con los míos, también con bushou.
-No está nada mal, pero que nada. Aguantas bien el haki durante unos minutos. Creo que irías bien en un verdadero combate. Y pensandolo bien... No es mala idea.
Miré alrededor. Me aproximé a donde estaban las espadas de entrenamiento y cogí una de acero, sin filo. Me aproximé a él con una sonrisa en el rostro.
-Tampoco quiero que hayan accidentes. Hagamos un entrenamiento de verdad, de modo que... -mi rostro se puso serio de golpe mientras me ponía en pose defensiva- Da todo lo que tengas. Explota ese haki que acabas de mostrarme.
Entonces Gusi se concentró, le dejé hacerlo, al fin y al cabo está iniciándose en el haki, sería injusto no darle la oportunidad de demostrar cuánto ha mejorado. Rápidamente logró imbuir sus puños en el haki, una pequeña porción, no obstante lo suficiente para hacer buenos golpes. Activé mi Kenbunshoku haki y comencé a esquivar sus golpes, algunos a bloquearlos. No estaba nada mal, lo mantenía bien. ¿Durante cuánto tiempo lograría aguantarlo.
Estuve aguantando allí, esquivando y bloqueando sus golpes. Al cabo de un par de minutos intensivos pude ver que su haki comenzaba a dudar, uno de sus puños recobraron su color normal. Bloqueé sus puños cogiéndolos con los míos, también con bushou.
-No está nada mal, pero que nada. Aguantas bien el haki durante unos minutos. Creo que irías bien en un verdadero combate. Y pensandolo bien... No es mala idea.
Miré alrededor. Me aproximé a donde estaban las espadas de entrenamiento y cogí una de acero, sin filo. Me aproximé a él con una sonrisa en el rostro.
-Tampoco quiero que hayan accidentes. Hagamos un entrenamiento de verdad, de modo que... -mi rostro se puso serio de golpe mientras me ponía en pose defensiva- Da todo lo que tengas. Explota ese haki que acabas de mostrarme.
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El recluta lanzaba cada puñetazo con eficacia, pero a los pocos minutos el cansancio donde usaba aquella fantástica habilidad lo estaba haciendo pagar factura. Hasta el punto de llegar a no poder imbuir su puño en haki. Kimura se dio cuenta con facilidad de la situación y paro el combate. El joven agacho la cabeza esperando la reprimenda del superior, pero en vez de eso recibió un halago lleno de ilusión que le hizo llenarse de fuerza.
En ese momento, el oficial se alejó a por una de las espadas de acero de la sala de entrenamiento. El oficial se puso más serio e hizo reflexionar al recluta sobre si realmente el haki podía parar una estocada. Hasta ahora nunca había visto nada similar, y le daba algo de miedo que la situación fuera mal y acabara mal herido por aquella situación. Pero confiaba en el Capitán y esperaba no salir mal parado del combate.
-No me queda mucha energía para seguir luchando. El haki me cansa demasiado y sé que aún lo mantengo poco tiempo, pero con el tiempo espero poder aguantar más que un par de minutos.- dijo Gusi excusándose a Kimura. Realmente quería decir al superior que seguiría entrenando hasta poder mantener más tiempo aquel haki imbuido.
Gusi cambio su postura de combate y adopto una similar a un boxeador de muay thai. Los puños le cubrían el rostro y los brazos los tenían levantados, mientras con las piernas adoptaba una postura firme con una rodilla elevada. Se acercó con pequeños pasos a Kimura sin romper la postura de combate. Le lanzando ataques cortos con la rodilla imbuida en haki, para desviar la espada de Kimura hacia debajo y poder lanzarle puñetazos al rostro.
El recluta hizo ese ataque en varias ocasiones fallidas, y su cuerpo cada vez se sentía más cansado. Pero en una de las veces, Kimura le lanzó una estocada al costillar. Gusi pensando en el dolor que iba a sentir cerró los ojos y con ayuda de eso, su costado se recubrió en haki con facilidad, que hizo que evitara el dolor esperado. Al ver que el resultado era satisfactorio el recluta intento una nueva estrategia. Dejo que Kimura volviera atacarle al costado, lo recubriría con haki y acto seguido bajaría el brazo para no dejar escapatoria a su espada y poder golpearle con el brazo libre.
En ese momento, el oficial se alejó a por una de las espadas de acero de la sala de entrenamiento. El oficial se puso más serio e hizo reflexionar al recluta sobre si realmente el haki podía parar una estocada. Hasta ahora nunca había visto nada similar, y le daba algo de miedo que la situación fuera mal y acabara mal herido por aquella situación. Pero confiaba en el Capitán y esperaba no salir mal parado del combate.
-No me queda mucha energía para seguir luchando. El haki me cansa demasiado y sé que aún lo mantengo poco tiempo, pero con el tiempo espero poder aguantar más que un par de minutos.- dijo Gusi excusándose a Kimura. Realmente quería decir al superior que seguiría entrenando hasta poder mantener más tiempo aquel haki imbuido.
Gusi cambio su postura de combate y adopto una similar a un boxeador de muay thai. Los puños le cubrían el rostro y los brazos los tenían levantados, mientras con las piernas adoptaba una postura firme con una rodilla elevada. Se acercó con pequeños pasos a Kimura sin romper la postura de combate. Le lanzando ataques cortos con la rodilla imbuida en haki, para desviar la espada de Kimura hacia debajo y poder lanzarle puñetazos al rostro.
El recluta hizo ese ataque en varias ocasiones fallidas, y su cuerpo cada vez se sentía más cansado. Pero en una de las veces, Kimura le lanzó una estocada al costillar. Gusi pensando en el dolor que iba a sentir cerró los ojos y con ayuda de eso, su costado se recubrió en haki con facilidad, que hizo que evitara el dolor esperado. Al ver que el resultado era satisfactorio el recluta intento una nueva estrategia. Dejo que Kimura volviera atacarle al costado, lo recubriría con haki y acto seguido bajaría el brazo para no dejar escapatoria a su espada y poder golpearle con el brazo libre.
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Comenzó el intercambio de golpes. El chico dijo que no aguantaría mucho, que el haki todavía le cansa demasiado, y estaba claro, lleva tanto tiempo entrenando duramente y ahora sin darle descanso me pongo a pelear con él. Pero bueno, no hay nada mejor que un buen combate para entrenar, es el mejor método de entrenamiento.
Encontré una abertura y fui a lanzarle una estocada con esa espada. No tenía filo, asíque no se le clavaría, pero si le dejaría una buena marca por un largo tiempo si no la evadía o bloqueaba. Me temí lo peor cuando vi que cerró los ojos, pero la punta de la espada se detuvo, no por mí parte, sino por el haki que estaba sobre la piel de Gusi. No pude evitar soltar una sonrisa ahí. Había logrado controlar el haki. Había despertado su instinto y había conseguido dominar esa técnica. Me sentía realmente feliz por él, no es algo fácil ni sencillo, pero todo apuntaba a que había conseguido superarse.
Entonces me detuve, pude ver que el peliblanco no atacaba más, ahora prefería ser golpeado pues estaba descuidando su guardia. Veamos que tan fuerte se ha vuelto su control con el haki.
Comencé a lanzarle golpes de espada, no muy rápidos en varias direcciones, le atacaba por seis puntos, atacando de forma diagonal ascendente y descendente y horizontalmente, en ambos sentidos. Al principio no lanzaba golpes muy veloces, lo que quería era que bloquease, que me mostrase su control del haki. Poco a poco fuí acelerando el movimiento con la espada, hasta que llegó el momento que logré golpearle. En ese momento me detuve.
Era maravilloso ese control del haki, había logrado despertarlo con éxito y no podía sentirme más orgulloso en ese momento. Era la primera persona a la cual yo entrenaba personalmente en algún tipo de técnica, y me sentía increíblemente satisfecho. Pero algo me decía que a Gusi le quedaban bastante pocas energías. Si seguía esforzándose acabaría agotando su haki y caería sin fuerzas.
-Increíble Gusi. Has conseguido despertar el haki, no cabe duda. Nunca debes olvidar que el mal uso o un uso excesivo te puede agotar. Trata de no consumir nunca tu haki, tu cuerpo podrá sufrir las consecuencias, te quedarás sin fuerzas durante un rato, y eso puede ser mortal en un combate.
Le extendí la mano para estrechársela. No necesitaba luchar más con él, es más, si lo hacía podía acabar muy mal el peliblanco.
-Pero antes de acabar quiero ver hasta donde puedes llegar. Dicen que en los momentos más críticos es cuando uno saca lo mejor de si mismo.
Me di la vuelta y comencé a alejarme, dejándole en la incertidumbre. Dejé aquella espada, pero no me quedé ahí. Cogí un arco y me quedé mirándole, me cargué un carcaj de flechas a la espalda y cogí una. Desde lejos solo le dije unas últimas palabras.
-La espada podía pararla para no herirte. Pero no puedo detener un arma que no estoy cogiendo y que se aleja de mí. Suerte compañero.
¿Es esto un poco excesivo? Puede ser, pero bien es cierto que peleando contra mí con la espada estaría algo confiado y no demostraría todo lo que es capaz de hacer. Con el arco y flechas es otro cantar, no tengo forma de detener una flecha que ya ha sido lanzada, por lo que si él comete un error, esa flecha acabará clavándose en su cuerpo. Tampoco pensaba atacar partes vitales, no hay que ser idiota tampoco, pero si así no demuestra todo lo que realmente sabe hacer entonces es que no ha sido un entrenamiento tan exitoso.
Rápidamente cargué el arco y lancé un flechazo directo a su rodilla derecha. Comencé a caminar en círculos, estábamos a una distancia de unos 7 metros. Aceleré el paso mientras continuaba cargando y disparando flechas, si veía que las bloqueaba bien en los pies, y tenía pinta, iría atacando un poco más arriba, hacia los brazos. ¿Cómo se defendería de ésto? Obviamente, en cuanto viese que una flecha le alcanzaba dejaría de atacar. Pero esperaba poder consumir todo éste carcaj que estaba bien repleto.
Encontré una abertura y fui a lanzarle una estocada con esa espada. No tenía filo, asíque no se le clavaría, pero si le dejaría una buena marca por un largo tiempo si no la evadía o bloqueaba. Me temí lo peor cuando vi que cerró los ojos, pero la punta de la espada se detuvo, no por mí parte, sino por el haki que estaba sobre la piel de Gusi. No pude evitar soltar una sonrisa ahí. Había logrado controlar el haki. Había despertado su instinto y había conseguido dominar esa técnica. Me sentía realmente feliz por él, no es algo fácil ni sencillo, pero todo apuntaba a que había conseguido superarse.
Entonces me detuve, pude ver que el peliblanco no atacaba más, ahora prefería ser golpeado pues estaba descuidando su guardia. Veamos que tan fuerte se ha vuelto su control con el haki.
Comencé a lanzarle golpes de espada, no muy rápidos en varias direcciones, le atacaba por seis puntos, atacando de forma diagonal ascendente y descendente y horizontalmente, en ambos sentidos. Al principio no lanzaba golpes muy veloces, lo que quería era que bloquease, que me mostrase su control del haki. Poco a poco fuí acelerando el movimiento con la espada, hasta que llegó el momento que logré golpearle. En ese momento me detuve.
Era maravilloso ese control del haki, había logrado despertarlo con éxito y no podía sentirme más orgulloso en ese momento. Era la primera persona a la cual yo entrenaba personalmente en algún tipo de técnica, y me sentía increíblemente satisfecho. Pero algo me decía que a Gusi le quedaban bastante pocas energías. Si seguía esforzándose acabaría agotando su haki y caería sin fuerzas.
-Increíble Gusi. Has conseguido despertar el haki, no cabe duda. Nunca debes olvidar que el mal uso o un uso excesivo te puede agotar. Trata de no consumir nunca tu haki, tu cuerpo podrá sufrir las consecuencias, te quedarás sin fuerzas durante un rato, y eso puede ser mortal en un combate.
Le extendí la mano para estrechársela. No necesitaba luchar más con él, es más, si lo hacía podía acabar muy mal el peliblanco.
-Pero antes de acabar quiero ver hasta donde puedes llegar. Dicen que en los momentos más críticos es cuando uno saca lo mejor de si mismo.
Me di la vuelta y comencé a alejarme, dejándole en la incertidumbre. Dejé aquella espada, pero no me quedé ahí. Cogí un arco y me quedé mirándole, me cargué un carcaj de flechas a la espalda y cogí una. Desde lejos solo le dije unas últimas palabras.
-La espada podía pararla para no herirte. Pero no puedo detener un arma que no estoy cogiendo y que se aleja de mí. Suerte compañero.
¿Es esto un poco excesivo? Puede ser, pero bien es cierto que peleando contra mí con la espada estaría algo confiado y no demostraría todo lo que es capaz de hacer. Con el arco y flechas es otro cantar, no tengo forma de detener una flecha que ya ha sido lanzada, por lo que si él comete un error, esa flecha acabará clavándose en su cuerpo. Tampoco pensaba atacar partes vitales, no hay que ser idiota tampoco, pero si así no demuestra todo lo que realmente sabe hacer entonces es que no ha sido un entrenamiento tan exitoso.
Rápidamente cargué el arco y lancé un flechazo directo a su rodilla derecha. Comencé a caminar en círculos, estábamos a una distancia de unos 7 metros. Aceleré el paso mientras continuaba cargando y disparando flechas, si veía que las bloqueaba bien en los pies, y tenía pinta, iría atacando un poco más arriba, hacia los brazos. ¿Cómo se defendería de ésto? Obviamente, en cuanto viese que una flecha le alcanzaba dejaría de atacar. Pero esperaba poder consumir todo éste carcaj que estaba bien repleto.
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