Eichi Tsukasa
Fama
Recompensa
Características
fuerza
Fortaleza
Velocidad
Agilidad
Destreza
Precisión
Intelecto
Agudeza
Instinto
Energía
Saberes
Akuma no mi
Varios
Una mueca de frustración se podía apreciar en el rostro del pelirrojo, mientras éste se secaba el sudor... por quinta vez en menos de tres minutos. Hace un par de días estuvo en el reino de Sakura, y experimentó por primera vez lo que era el frío extremo. Si bien Péndragon tenía clima de este tipo, sobre todo en las montañas, no llegaba al extremo de Sakura. Ahora el joven sentía, por primera vez en su vida, lo que significaba estar expuesto al clima caluroso del desierto. En serio, ¿cómo la gente podía vivir con todo ese calor? De todas formas, se suponía que al caer la noche, un manto helado cubriría la enorme isla, y el pelirrojo esperaba ansiosamente ese momento. De momento, buscaría alguna sombra donde pasar el rato.
Tomó un par de minutos, pero consiguió encontrar la zona perfecta ( y no, no tenía nada que ver con su técnica). Un suspiro de alivio escapó de sus labios, y simplemente se dejó caer sobre sobre la sombra que proyectaba ese árbol de aquel parque. Estuvo algunos segundos en esa posición, luego se reincorporó y apoyó su espalda en el tronco. Una sonrisa apareció en su rostro al ver a esos niños jugar; eran esos pequeños momentos de paz que el pelirrojo anhelaba más que nada en el mundo. Era una lástima que momentos así no durara, y que tarde o temprano ocurriría algo que trajera solo caos y dolor. El mundo era así, y eso el joven lo comprendía muy bien, más desde que salió de Péndragon.
En eso, un su estómago rugió con fuerza. Eichi parpadeó y luego se rió ligeramente; no se había dado cuenta que ya era hora de comer. Se encogió de hombros y sacó un termo de su mochila. Había preparado ese pescado ayer, y por si la situación lo ameritara, preparó dos, aunque dudaba si comer el segundo o no, puesto que iría por un helado más tarde. Tranquilamente destapó el termo y lentamente empezó a comer. Cerró sus ojos al sentir el sabor en sus papilas gustativas; sin duda alguna, cada día mejoraba mas como cocinero. Quien sabe, tal vez en algún par de años podría superar a Saiba en ese aspecto. Solo era cosa de sentir determinación y confianza por uno mismo, y eso era algo que el joven tenía de sobra luego de todas las situaciones por las que había pasado desde que abandonó el baratie.
Tomó un par de minutos, pero consiguió encontrar la zona perfecta ( y no, no tenía nada que ver con su técnica). Un suspiro de alivio escapó de sus labios, y simplemente se dejó caer sobre sobre la sombra que proyectaba ese árbol de aquel parque. Estuvo algunos segundos en esa posición, luego se reincorporó y apoyó su espalda en el tronco. Una sonrisa apareció en su rostro al ver a esos niños jugar; eran esos pequeños momentos de paz que el pelirrojo anhelaba más que nada en el mundo. Era una lástima que momentos así no durara, y que tarde o temprano ocurriría algo que trajera solo caos y dolor. El mundo era así, y eso el joven lo comprendía muy bien, más desde que salió de Péndragon.
En eso, un su estómago rugió con fuerza. Eichi parpadeó y luego se rió ligeramente; no se había dado cuenta que ya era hora de comer. Se encogió de hombros y sacó un termo de su mochila. Había preparado ese pescado ayer, y por si la situación lo ameritara, preparó dos, aunque dudaba si comer el segundo o no, puesto que iría por un helado más tarde. Tranquilamente destapó el termo y lentamente empezó a comer. Cerró sus ojos al sentir el sabor en sus papilas gustativas; sin duda alguna, cada día mejoraba mas como cocinero. Quien sabe, tal vez en algún par de años podría superar a Saiba en ese aspecto. Solo era cosa de sentir determinación y confianza por uno mismo, y eso era algo que el joven tenía de sobra luego de todas las situaciones por las que había pasado desde que abandonó el baratie.
Invitado
Fama
Recompensa
Características
fuerza
Fortaleza
Velocidad
Agilidad
Destreza
Precisión
Intelecto
Agudeza
Instinto
Energía
Saberes
Akuma no mi
Varios
El calor como siempre era una putada. Encima el rubio lo odiaba muchísimo, pues él prefería el frío mil veces. La situación le había obligado a desplazarse a aquel sitio, y por ello tenía que fastidiarse, y asumir su destino. La temperatura corporal que iba a tener no bajaría ni de coña. Al menos no si no encontraba una sombra tras terminar su misión. Aquello no iba a durar mucho, o eso pensaba, pero por lo que veía, iba a tardar un poco más. No podía ver el futuro, pero podía intentar cambiarlo, y por ello eligió el gobierno. Allí dentro podía convertirse en una de las piezas principales. El mundo estaba hecho una basura, y el arresto de los criminales podía ser una buena situación. Como Kasai le decía siempre “Un mundo mejor no se forma sin dar una o dos collejas” y en eso tenía toda la razón. Aunque el cazador usaba pistolas.
El chico estaba corriendo por una de las calles de la ciudad. Portaba una camiseta blanca de manga corta, la cual era ajustada y dejaba ver su musculatura. También llevaba consigo unos pantalones negros, y unas botas. No parecía llevar armas consigo, y en su rostro podía verse un poco de cansancio. Llevaba media hora corriendo tras un traficante de droga. Su objetivo era capturarlo vivo o muerto, aunque él se decantaba por la primera opción. Matar innecesariamente era algo que le daba mucho asco. Soltó un leve suspiro, y después de unos momentos pudo ver a su presa correr hacia un parque. No pensaba dejarle escapar, y por ello entrecerró los ojos despacio y calculó la distancia de él a ese idiota.
Taiga entonces activó el soru, desplazándose a toda velocidad hacia su presa. De una potente patada tiró al tipo al suelo. Era un hombre delgado, de cabellos naranjas largos, y ojos azules. Vestía con un uniforma parecido al de la marina, pero se notaba que era falso. El traficante sacó una escopeta, apuntando de repente al agente. El lobo entonces se quedó mirándole con ambas manos en los bolsillos, y una expresión bastante seria. Ese imbécil quería dispararle con un arma de fuego, y que debía de tener muy buena potencia. No se iba a achantar, y por ello simplemente empezó a dejar su energía fluir por todo su cuerpo. Iba a realizar una de sus técnicas favoritas, y después simplemente tendría que lanzarse por aquel tipo.
El chico estaba corriendo por una de las calles de la ciudad. Portaba una camiseta blanca de manga corta, la cual era ajustada y dejaba ver su musculatura. También llevaba consigo unos pantalones negros, y unas botas. No parecía llevar armas consigo, y en su rostro podía verse un poco de cansancio. Llevaba media hora corriendo tras un traficante de droga. Su objetivo era capturarlo vivo o muerto, aunque él se decantaba por la primera opción. Matar innecesariamente era algo que le daba mucho asco. Soltó un leve suspiro, y después de unos momentos pudo ver a su presa correr hacia un parque. No pensaba dejarle escapar, y por ello entrecerró los ojos despacio y calculó la distancia de él a ese idiota.
Taiga entonces activó el soru, desplazándose a toda velocidad hacia su presa. De una potente patada tiró al tipo al suelo. Era un hombre delgado, de cabellos naranjas largos, y ojos azules. Vestía con un uniforma parecido al de la marina, pero se notaba que era falso. El traficante sacó una escopeta, apuntando de repente al agente. El lobo entonces se quedó mirándole con ambas manos en los bolsillos, y una expresión bastante seria. Ese imbécil quería dispararle con un arma de fuego, y que debía de tener muy buena potencia. No se iba a achantar, y por ello simplemente empezó a dejar su energía fluir por todo su cuerpo. Iba a realizar una de sus técnicas favoritas, y después simplemente tendría que lanzarse por aquel tipo.
Eichi Tsukasa
Fama
Recompensa
Características
fuerza
Fortaleza
Velocidad
Agilidad
Destreza
Precisión
Intelecto
Agudeza
Instinto
Energía
Saberes
Akuma no mi
Varios
El joven terminó de comer, guardó el termo y los cubiertos en su mochila, y se paró. Estiró sus músculos hasta que sus huesos sonasen. Una vez hecho eso, el joven soltó un suspiro de alivio y se dirigió hacia el puesto de los helados. Una vez allí, pidió un helado de vainilla para llevar. Pagó y se dispuso a ir a un banco para poder degustar ese delicioso postre tranquilamente... Pero al parecer, el destino nuevamente le pondría las cosas difíciles al príncipe de Péndragon.
Cierto conflicto en uno de los rincones del parque, captó su atención. Se trataban de dos personas, y uno apuntaba con un arma de fuego al otro. Una mueca de fastidio apareció en su rostro al ver aquello. No es que odiase a las personas que usaban pistolas, pero ciertamente le parecía fastidioso que lo usasen en pleno combate. Una pelea debía ser a puño limpio y con técnicas especiales, no con cosas así. El hecho de que eran armas letales, no ayudaba en lo absoluto en la opinión del chico. El odiaba las muertes innecesarias, y ciertamente una bala podría ser un boleto directo al otro mundo.
Eichi se encogió de hombros y se dispuso a seguir de largo, pero, en eso, el tipo del arma de fuego clavó su mirada en el pelirrojo. Fue corriendo hacia él y, debido a la sorpresa, no alcanzó a reaccionar a tiempo. En menos de cinco segundos el tipo sujeta al joven por el cuello mientras apuntaba con su escopeta a la cabeza el chico. El sujeto le dijo algo al otro, pero eso no le importaba nada al pelirrojo. Simplemente tenía clavada su mirada en el suelo. Allí yacía su antes hermoso helado de vainilla, y que ahora se encontraba arruinado.
– No debiste hacer eso – murmuró tranquilamente el pelirrojo. Dicho eso, clavó su hombro en una de las costillas del hombre. Esto hizo que aullase de dolor y le soltara. Mientras estaba desconcentrado, Eichi lanzó una patada a la mano del picado a marine. Esto hizo que soltara la escopeta, quedando completamente desarmado. Mientras esperaba que el hombre se recuperara de esos dos golpe, el chico miraba al postre que se encontraba arruinado. Nadie se metía entre él y su helado sin sufrir serias consecuencias.
Cierto conflicto en uno de los rincones del parque, captó su atención. Se trataban de dos personas, y uno apuntaba con un arma de fuego al otro. Una mueca de fastidio apareció en su rostro al ver aquello. No es que odiase a las personas que usaban pistolas, pero ciertamente le parecía fastidioso que lo usasen en pleno combate. Una pelea debía ser a puño limpio y con técnicas especiales, no con cosas así. El hecho de que eran armas letales, no ayudaba en lo absoluto en la opinión del chico. El odiaba las muertes innecesarias, y ciertamente una bala podría ser un boleto directo al otro mundo.
Eichi se encogió de hombros y se dispuso a seguir de largo, pero, en eso, el tipo del arma de fuego clavó su mirada en el pelirrojo. Fue corriendo hacia él y, debido a la sorpresa, no alcanzó a reaccionar a tiempo. En menos de cinco segundos el tipo sujeta al joven por el cuello mientras apuntaba con su escopeta a la cabeza el chico. El sujeto le dijo algo al otro, pero eso no le importaba nada al pelirrojo. Simplemente tenía clavada su mirada en el suelo. Allí yacía su antes hermoso helado de vainilla, y que ahora se encontraba arruinado.
– No debiste hacer eso – murmuró tranquilamente el pelirrojo. Dicho eso, clavó su hombro en una de las costillas del hombre. Esto hizo que aullase de dolor y le soltara. Mientras estaba desconcentrado, Eichi lanzó una patada a la mano del picado a marine. Esto hizo que soltara la escopeta, quedando completamente desarmado. Mientras esperaba que el hombre se recuperara de esos dos golpe, el chico miraba al postre que se encontraba arruinado. Nadie se metía entre él y su helado sin sufrir serias consecuencias.
Invitado
Fama
Recompensa
Características
fuerza
Fortaleza
Velocidad
Agilidad
Destreza
Precisión
Intelecto
Agudeza
Instinto
Energía
Saberes
Akuma no mi
Varios
Taiga continuaba mirando de forma seria a aquel tipo, el cual le seguía apuntando con aquella arma. Los azulados ojos del luchador se entrecerraron despacio, esperando el momento adecuado para formar su poderosa técnica defensiva. Aquel tipo al parecer, sentía un poco de miedo debido a la situación. No por el hecho de matar a un hombre, pero el tener a aquel tipo tan calmado frente a él. La situación se estaba volviendo demasiado tensa, y en poco tiempo, el agente del gobierno apretó los puños. Al final iba a tener que lanzarse de forma violenta a por aquel imbécil si quería terminar rápido su trabajo.
De repente, ese tipo cambió de objetivo, y tomó a un chico pelirrojo del cuello. Esperaba que no intentase tomarlo de rehén. La rabia del luchador aumentó al darse cuenta de eso, y entonces activó el soru, desplazándose a toda velocidad hacia él. En cuanto el otro chico le golpeó en las costillas y lo dejó desarmado, el rubio saltó mediante el geppou. Una vez sobre su presa, bajó el puño a toda velocidad hasta estamparlo en la cabeza del delincuente. Aquel tipo quedó con la cabeza clavada en el suelo, y con los ojos en blanco. Estaba inconsciente claramente. La fuerza del lobo era demasiada exagerada a veces. Redfield entonces se quedó mirando al chico con una sonrisa amable.
- Disculpa, chaval. Espero que este idiota no te haya causado problemas. Quiero que aceptes esto como disculpa.
El rubio le dio unos cien mil berries para que pudiera comerse seis o siete helados más. No sabía si los iba a aceptar, pero se veía obligado a decir aquello si quería quedarse bien consigo mismo. En ese momento le dio la vuelta al cuerpo de aquel tipo, y de un tirón le arrancó la falsa chaqueta de la marina, pues no quería que ensuciase el nombre de esos tipos. Después de eso tomó su den den mushi, y empezó a llamar a los demás agentes para que se llevaran a aquel tipo de allí. Taiga entonces miró con curiosidad al pelirrojo, y tras unos momentos le ofreció la mano con toda la calma del mundo.
- Mi nombre es Taiga, Eichi. Chico con precio bajo.
De repente, ese tipo cambió de objetivo, y tomó a un chico pelirrojo del cuello. Esperaba que no intentase tomarlo de rehén. La rabia del luchador aumentó al darse cuenta de eso, y entonces activó el soru, desplazándose a toda velocidad hacia él. En cuanto el otro chico le golpeó en las costillas y lo dejó desarmado, el rubio saltó mediante el geppou. Una vez sobre su presa, bajó el puño a toda velocidad hasta estamparlo en la cabeza del delincuente. Aquel tipo quedó con la cabeza clavada en el suelo, y con los ojos en blanco. Estaba inconsciente claramente. La fuerza del lobo era demasiada exagerada a veces. Redfield entonces se quedó mirando al chico con una sonrisa amable.
- Disculpa, chaval. Espero que este idiota no te haya causado problemas. Quiero que aceptes esto como disculpa.
El rubio le dio unos cien mil berries para que pudiera comerse seis o siete helados más. No sabía si los iba a aceptar, pero se veía obligado a decir aquello si quería quedarse bien consigo mismo. En ese momento le dio la vuelta al cuerpo de aquel tipo, y de un tirón le arrancó la falsa chaqueta de la marina, pues no quería que ensuciase el nombre de esos tipos. Después de eso tomó su den den mushi, y empezó a llamar a los demás agentes para que se llevaran a aquel tipo de allí. Taiga entonces miró con curiosidad al pelirrojo, y tras unos momentos le ofreció la mano con toda la calma del mundo.
- Mi nombre es Taiga, Eichi. Chico con precio bajo.
Eichi Tsukasa
Fama
Recompensa
Características
fuerza
Fortaleza
Velocidad
Agilidad
Destreza
Precisión
Intelecto
Agudeza
Instinto
Energía
Saberes
Akuma no mi
Varios
Eichi se estremeció al sentir el contacto del puño del rubio con el criminal. Al ver como el hombre era estampado en el suelo debido al golpe, pudo darse cuenta que no estaba tratando con alguien normal. Conocía muy pocas personas que podían lograr tal hazaña con un solo golpe, y el rubio acababa de unirse al podio de los más fuertes con los que se ha encontrado. Siempre era lo mismo. ¿Por qué no podía encontrarse con alguien normal de vez en cuando? Drake, Ban, Jin (pese a que no recordaba a este último por culpa de su contraparte)... Todos ellos eran unos monstruos que podían aplastar al pelirrojo en menos de un minutos. Bueno, el primero y último sí. A Ban podía darle pelea hasta cierto punto, pero igual terminaría perdiendo tarde o temprano. Pensar que aún podían volverse más fuertes... Era un pensamiento aterrados, pero a la vez, una parte de él se excitaba ante aquello.
El joven príncipe suspiró y se dispuso a ir por otro helado, pero las disculpas del hombre le impidieron. Al ver el dinero, simplemente negó con la cabeza y levantó una mano.
– No pudiste saber lo que ocurriría, así que no me debes una disculpa. No quiero dinero, gracias – dijo respetuosamente el joven mientras bajaba un poco su cabeza en señal de respeto.
Luego de decir aquello, ahora si que pensaba marcharse de ese lugar para buscar un lugar refrescante (el calor le estaba matando), pero lo próximo que dijo que el rubio, hizo que su cuerpo se tensara. Maldijo mentalmente y suspiró; sabía que debía haberse puesto esa peluca en lugares públicos, y ahora estaba pagando el precio. Miró tranquilamente al hombre. Pese a que éste sabía que era un criminal, no parecía que fuese a intentar arrestarlo, por alguna razón que desconocía.
– Eichi Tsukasa, pero veo que ya lo sabías – dijo mientras miraba tranquilamente al hombre. – Entonces, ¿qué es lo que harás ahora, Taiga-san? – Lo cierto era que no quería causar una escena, pero tampoco tenía ganas de ir a la cárcel. No solo eso, pelear con todo este calor sería un suicidio.
El joven príncipe suspiró y se dispuso a ir por otro helado, pero las disculpas del hombre le impidieron. Al ver el dinero, simplemente negó con la cabeza y levantó una mano.
– No pudiste saber lo que ocurriría, así que no me debes una disculpa. No quiero dinero, gracias – dijo respetuosamente el joven mientras bajaba un poco su cabeza en señal de respeto.
Luego de decir aquello, ahora si que pensaba marcharse de ese lugar para buscar un lugar refrescante (el calor le estaba matando), pero lo próximo que dijo que el rubio, hizo que su cuerpo se tensara. Maldijo mentalmente y suspiró; sabía que debía haberse puesto esa peluca en lugares públicos, y ahora estaba pagando el precio. Miró tranquilamente al hombre. Pese a que éste sabía que era un criminal, no parecía que fuese a intentar arrestarlo, por alguna razón que desconocía.
– Eichi Tsukasa, pero veo que ya lo sabías – dijo mientras miraba tranquilamente al hombre. – Entonces, ¿qué es lo que harás ahora, Taiga-san? – Lo cierto era que no quería causar una escena, pero tampoco tenía ganas de ir a la cárcel. No solo eso, pelear con todo este calor sería un suicidio.
Invitado
Fama
Recompensa
Características
fuerza
Fortaleza
Velocidad
Agilidad
Destreza
Precisión
Intelecto
Agudeza
Instinto
Energía
Saberes
Akuma no mi
Varios
Una sonrisa ladeada se formó en el rostro del luchador cuando escuchó aquellas palabras por parte del chico que tenía frente a sus ojos. Un criminal con tan bajo precio podía ser un asesino novato, o simplemente un ladrón. Fuese cual fuese su excusa, el agente Taiga iba a encargarse de hacer justicia, al menos la que él considerase correcta. No dijo ni una palabra, de hecho, sus ojos hablaban por sí solos. Algunas gotas de sudor caían por su frente, llegando a los ojos, y bordeándolo para después bajar por las mejillas. La situación para el joven podía ser bastante incómoda, sobre todo por tener delante al tipo que había vencido de un golpe al otro criminal.
- Ahora nos vamos a ir a las aguas templadas a darnos un buen chapuzón. Por el camino quiero que me cuentes el motivo por el que tienes precio. Quiero todos los detalles posibles.
Mencionó el rubio finalmente con un tono amable. La verdad, es que lo suyo iba a ser irse rápidamente, antes de que llegasen los demás agentes. El luchador entonces le hizo un gesto para que le siguiera, y empezó a caminar hacia una de las calles con ambas manos en los bolsillos. Los balnearios sonrisa eran un sitio espectacular, pues tenía piscinas de agua fría para poder derrotar al jodido desierto. En otra época peor, eso habría sido un pecado, pero ahora las cosas estaban mucho mejor. El cartel del sitio era enorme, y en él se podían ver dibujadas dos gambas con espadas en lugar de bigotes. Era una imagen graciosa, y eso hizo que Taiga soltase una leve carcajada.
- ¡Hahahaha! Es bastante curioso. No te preocupes, yo me ocupo de pagar, y ni si te ocurra decirme que no.
Dijo mirándole con una sonrisa amable. Podía estar hablando con un criminal, pero hasta que no supiese todo, no iba a hacer nada. El pelirrojo no le había intentado volar la cabeza con una escopeta, y por ello no tenía ningún motivo malo contra él. Lo siguiente que hizo el joven agente fue entrar al local, esperando a que aquella persona fuese con él. Si lo hacía, le diría al hombre de recepción que quería dos entradas, y pagaría todo lo rápido que pudiese.
- Ahora nos vamos a ir a las aguas templadas a darnos un buen chapuzón. Por el camino quiero que me cuentes el motivo por el que tienes precio. Quiero todos los detalles posibles.
Mencionó el rubio finalmente con un tono amable. La verdad, es que lo suyo iba a ser irse rápidamente, antes de que llegasen los demás agentes. El luchador entonces le hizo un gesto para que le siguiera, y empezó a caminar hacia una de las calles con ambas manos en los bolsillos. Los balnearios sonrisa eran un sitio espectacular, pues tenía piscinas de agua fría para poder derrotar al jodido desierto. En otra época peor, eso habría sido un pecado, pero ahora las cosas estaban mucho mejor. El cartel del sitio era enorme, y en él se podían ver dibujadas dos gambas con espadas en lugar de bigotes. Era una imagen graciosa, y eso hizo que Taiga soltase una leve carcajada.
- ¡Hahahaha! Es bastante curioso. No te preocupes, yo me ocupo de pagar, y ni si te ocurra decirme que no.
Dijo mirándole con una sonrisa amable. Podía estar hablando con un criminal, pero hasta que no supiese todo, no iba a hacer nada. El pelirrojo no le había intentado volar la cabeza con una escopeta, y por ello no tenía ningún motivo malo contra él. Lo siguiente que hizo el joven agente fue entrar al local, esperando a que aquella persona fuese con él. Si lo hacía, le diría al hombre de recepción que quería dos entradas, y pagaría todo lo rápido que pudiese.
Eichi Tsukasa
Fama
Recompensa
Características
fuerza
Fortaleza
Velocidad
Agilidad
Destreza
Precisión
Intelecto
Agudeza
Instinto
Energía
Saberes
Akuma no mi
Varios
Eichi veía con calma lo que el rubio haría. ¿Intentaría arrestarlo? ¿Lo dejaría ir? ¿Se armaría una pelea? Eran muchas posibilidades, y por desgracia la mayoría no tenían buena espina. Si se armaba una pelea... El pelirrojo no estaba seguro si podría burlar al hombre y salir corriendo de ahí. Podía sentir que Taiga era mucho más fuerte que él. No al nivel de Drake o Saiba, pero igual sería un problema duro de roer. El joven pelirrojo tensó sus músculos y se preparó para combatir, pero en eso, las palabras del rubio le descolocaron un poco. Al parecer Taiga no le iba arrestar... de momento. Quería el joven príncipe le contase todos los detalles posibles, aunque no sabía de que serviría. ¿Cambiaría de opinión al escuchar su historia? Puede, o puede que no. Lo cierto era que su destino ahora estaba en manos de ese rubio.
– No tengo elección, vamos – respondió nerviosamente el joven. De todas formas, esas aguas le vendrían bien para capear el horrible calor de esa isla.
Llegaron al lugar y entraron. Taiga pagó por las entradas, a lo que un pequeño puchero se formó en el rostro del pelirrojo. Realmente no le gustaba que pagasen las cosas por él. Le hacía recordar su horrible pasado en la nobleza, y mientras menos pensase en eso, mejor. Luego de pagar, un encargado los llevó a los vestidores. El joven miró con curiosidad sus alrededores. La última vez que estuvo en un lugar así fue en Kyuuka, y en aquella ocasión se la había pasado genial. Puede que el día no fuese tan horrible, después de todo (aunque no bajaría la guardia).
El joven se quitó la ropa rápidamente y se colocó el traje de baño. El joven pausó al ver su cicatriz en el corazón. En el pasado, esa marca le provocaba tristeza y dolor, pero ahora lo consideraba como la marca de un sobreviviente que vivió para ver otro día. Eichi se tronó el cuello y salió hasta donde se encontraba la piscina. Entró al agua, aunque despacio. Como supuso, el agua le afectó un poco debido a que era un usuario. De todas formas, pudo recuperar la sensibilidad al cabo de algunos segundos. Eichi suspiró y buscó a Taiga con la mirada. Una vez que lo encontrase, se acercaría hasta él.
– Bueno, por donde debería empezar – dijo el pelirrojo mientras trataba de hacer memoria, o aparentarlo. Lo cierto era que gracias a su memoria eidética no tenía que hacer mucho esfuerzo, y aunque tuviera memoria normal, dudaba que pudiese olvidar un encuentro como ese.
– No tengo elección, vamos – respondió nerviosamente el joven. De todas formas, esas aguas le vendrían bien para capear el horrible calor de esa isla.
Llegaron al lugar y entraron. Taiga pagó por las entradas, a lo que un pequeño puchero se formó en el rostro del pelirrojo. Realmente no le gustaba que pagasen las cosas por él. Le hacía recordar su horrible pasado en la nobleza, y mientras menos pensase en eso, mejor. Luego de pagar, un encargado los llevó a los vestidores. El joven miró con curiosidad sus alrededores. La última vez que estuvo en un lugar así fue en Kyuuka, y en aquella ocasión se la había pasado genial. Puede que el día no fuese tan horrible, después de todo (aunque no bajaría la guardia).
El joven se quitó la ropa rápidamente y se colocó el traje de baño. El joven pausó al ver su cicatriz en el corazón. En el pasado, esa marca le provocaba tristeza y dolor, pero ahora lo consideraba como la marca de un sobreviviente que vivió para ver otro día. Eichi se tronó el cuello y salió hasta donde se encontraba la piscina. Entró al agua, aunque despacio. Como supuso, el agua le afectó un poco debido a que era un usuario. De todas formas, pudo recuperar la sensibilidad al cabo de algunos segundos. Eichi suspiró y buscó a Taiga con la mirada. Una vez que lo encontrase, se acercaría hasta él.
– Bueno, por donde debería empezar – dijo el pelirrojo mientras trataba de hacer memoria, o aparentarlo. Lo cierto era que gracias a su memoria eidética no tenía que hacer mucho esfuerzo, y aunque tuviera memoria normal, dudaba que pudiese olvidar un encuentro como ese.
Invitado
Fama
Recompensa
Características
fuerza
Fortaleza
Velocidad
Agilidad
Destreza
Precisión
Intelecto
Agudeza
Instinto
Energía
Saberes
Akuma no mi
Varios
Taiga entró al vestuario con toda la calma del mundo, esperando las indicaciones de la persona que les estaba guiando. Una vez estuvo allí, se quitó la camiseta de manga corta que poseía, dejando de esa forma ver su cuerpo. El chico tenía una tableta musculosa, al igual que unos buenos pectorales. Se notaba que entrenaba bastante duro. A diferencia del joven, tan solo se puso unos bóxer blancos, por lo que se le marcaba todo. Tampoco era ningún problema, pues para él era lo más normal del mundo. Se pudo dar cuenta de la cicatriz del chico, pero decidió no preguntar. Cada cual tenía sus cosas, y con saber el motivo del precio le bastaba. Soltó un pequeño suspiro, olfateando el ambiente y quedándose con el olor del pelirrojo. No quería que se le escapase.
No tardó mucho en llegar a la piscina, y con los ojos observó la línea de metros. De esa forma sabría dónde tirarse sin peligro a ahogarse. En cuanto pudo ver la medida de 1.70 supo que ahí bastaría, pues él casi medía dos metros. Sin pensárselo dos veces, se lanzó de cabeza al agua. Su impacto contra el agua levantó una pequeña ola que se movió en una dirección en la que no había nadie. El rubio notó su cuerpo debilitarse al estar sumergido, y por ello entrecerró los ojos. Aquella era la sensación que más le estaba acercando a la muerte. No tardó en sacar la cabeza y respirar, caminando después hacia el pelirrojo. Se quedó mirándole, y después le dedicó una sonrisa amable.
- Solo dime el delito supuesto, como era tu víctima, y el motivo. Lo que más te agradecería, sería que fueses totalmente sincero ante todo.
Una vez dijo aquello, se dio cuenta de que sus boxers estaban flotando por la piscina. Durante la caída de le había caído. Lo más curioso, es que en ellos había una escritura con letras negras en la que ponía “Ushio”. Se quedó mirando aquel objeto con la cabeza ladeada. Aquella noche que estaba atontado, y fue a escribirle una carta, y por error usó la ropa interior. Le dio pereza borrarlo, y por ello llevaba al moreno siempre consigo en la entrepierna.
No tardó mucho en llegar a la piscina, y con los ojos observó la línea de metros. De esa forma sabría dónde tirarse sin peligro a ahogarse. En cuanto pudo ver la medida de 1.70 supo que ahí bastaría, pues él casi medía dos metros. Sin pensárselo dos veces, se lanzó de cabeza al agua. Su impacto contra el agua levantó una pequeña ola que se movió en una dirección en la que no había nadie. El rubio notó su cuerpo debilitarse al estar sumergido, y por ello entrecerró los ojos. Aquella era la sensación que más le estaba acercando a la muerte. No tardó en sacar la cabeza y respirar, caminando después hacia el pelirrojo. Se quedó mirándole, y después le dedicó una sonrisa amable.
- Solo dime el delito supuesto, como era tu víctima, y el motivo. Lo que más te agradecería, sería que fueses totalmente sincero ante todo.
Una vez dijo aquello, se dio cuenta de que sus boxers estaban flotando por la piscina. Durante la caída de le había caído. Lo más curioso, es que en ellos había una escritura con letras negras en la que ponía “Ushio”. Se quedó mirando aquel objeto con la cabeza ladeada. Aquella noche que estaba atontado, y fue a escribirle una carta, y por error usó la ropa interior. Le dio pereza borrarlo, y por ello llevaba al moreno siempre consigo en la entrepierna.
Eichi Tsukasa
Fama
Recompensa
Características
fuerza
Fortaleza
Velocidad
Agilidad
Destreza
Precisión
Intelecto
Agudeza
Instinto
Energía
Saberes
Akuma no mi
Varios
El pelirrojo se protegió como pudo de la ola que ocasionó Taiga. Una vez que las aguas se calmaron, se quedó viendo sin expresión alguna en su rostro al pelirrubio. Al ver esos boxers flotando en medio de la piscina, el joven príncipe suspiró y se llevó una mano a la nuca. No pensaría en eso, no lo haría... Al diablo, por culpa de su memoria eidética, es escena se le quedaría grabado por toda la eternidad en su cerebro. Un regalo decía, tenías un don decían... Claro, la verdad es que estaba pensando que su memoria era más una maldición que un don prodigioso. Por suerte, la voz del pelirrubio le sacó de sus pensamientos, aunque se trataba del tema que había intentado aplazar para más adelante. Eichi suspiró y meditó sobre lo que diría. Recordaba muy bien lo que había sucedido, excepto la parte donde Akashi tomó el control.
– Yo no lo llamaría una víctima, la verdad – murmuró el pelirrojo mientras una gota caía por su sien. Troy era todo menos una víctima inofensiva.
Se masajeó la sien por un momento. Tosió un poco y empezó con su relato... o experiencia, más bien.
– Primero que todo, debería saber que trabajé y entrené durante meses en el nuevo baratie – empezó con su historia. Era mejor empezar desde el inicio de todo para luego ir al conflicto. – Todo fue normal en un principio, pero me tocó un cliente algo... peculiar. Su nombre era Castor Troy, un CP – Eichi suspiró; ahora venía la parte complicada. – Verás, tengo un problema de... bipolaridad, por no decirlo de otro modo. No sabía que existía ese otro yo hasta ese incidente, sin embargo. Troy puso furioso a un cliente, provocando que se pusiese furioso conmigo. Me golpeó y luego "él" tomó el control. Por lo que Troy dijo, mi otro yo amenazó al cliente con un cuchillo y luego caí inconsciente – eso no debería haberle dado la recompensa, por lo que tenía la sospecha que lo siguiente fue lo que provocó ese precio por su cabeza. – Luego de eso, Troy me llevó a su barco. Cuando desperté, Troy me obligó a cocinarle. Luego hablamos y dijo unas cosas que me sacaron de quicio. Normalmente no me comportaría así, pero como fue la primera vez que perdí el control de mi cuerpo... Mis emociones era un caos en ese entonces – en eso, una sonrisa nerviosa apareció en el rostro del joven. – Cuento corto, le tiré un botellazo y me robé su bote, realmente no soportaba ningún minuto más a su lado. Fin de la historia – con eso, el pelirrojo había terminado con su relato. Ahora solo quedaba ver cual era la reacción del rubio.[/i]
– Yo no lo llamaría una víctima, la verdad – murmuró el pelirrojo mientras una gota caía por su sien. Troy era todo menos una víctima inofensiva.
Se masajeó la sien por un momento. Tosió un poco y empezó con su relato... o experiencia, más bien.
– Primero que todo, debería saber que trabajé y entrené durante meses en el nuevo baratie – empezó con su historia. Era mejor empezar desde el inicio de todo para luego ir al conflicto. – Todo fue normal en un principio, pero me tocó un cliente algo... peculiar. Su nombre era Castor Troy, un CP – Eichi suspiró; ahora venía la parte complicada. – Verás, tengo un problema de... bipolaridad, por no decirlo de otro modo. No sabía que existía ese otro yo hasta ese incidente, sin embargo. Troy puso furioso a un cliente, provocando que se pusiese furioso conmigo. Me golpeó y luego "él" tomó el control. Por lo que Troy dijo, mi otro yo amenazó al cliente con un cuchillo y luego caí inconsciente – eso no debería haberle dado la recompensa, por lo que tenía la sospecha que lo siguiente fue lo que provocó ese precio por su cabeza. – Luego de eso, Troy me llevó a su barco. Cuando desperté, Troy me obligó a cocinarle. Luego hablamos y dijo unas cosas que me sacaron de quicio. Normalmente no me comportaría así, pero como fue la primera vez que perdí el control de mi cuerpo... Mis emociones era un caos en ese entonces – en eso, una sonrisa nerviosa apareció en el rostro del joven. – Cuento corto, le tiré un botellazo y me robé su bote, realmente no soportaba ningún minuto más a su lado. Fin de la historia – con eso, el pelirrojo había terminado con su relato. Ahora solo quedaba ver cual era la reacción del rubio.[/i]
Invitado
Fama
Recompensa
Características
fuerza
Fortaleza
Velocidad
Agilidad
Destreza
Precisión
Intelecto
Agudeza
Instinto
Energía
Saberes
Akuma no mi
Varios
Una sonrisa se formó en el rostro de Taiga cuando escuchó la historia del chico. Veía normal que se hubiese puesto así por los líos ocasionados por ese tipo. Él conoció a Troy cuando era un cazador y este le hizo la putada de llevarse el cuerpo del comandante rebelde que él derrotó. Tampoco le dio mucha importancia, pues era un pobre hombre a fin de cuentas. De todas formas le pareció excesivo la parte del botellazo y el robo. Conocía lo justo a Castor para saber que no le haría daño al pelirrojo, por lo que consideró eso agresión al gobierno mundial. Ahora entendía el motivo de la recompensa del joven y de lo bondadoso que fue el pistolero en no hacerle nada más. A lo mejor incluso lo había dejado escapar, pero eso ahora no era problema suyo.
Taiga caminó por el agua hasta tomar su ropa interior y después colocársela tranquilamente. A continuación salió del agua con el nombre de Ushio en su bóxer. Se estiró un poco y después de unos momentos clavó su mirada en el pelirrojo de forma amable. A continuación se echó el cabello hacia atrás para que no le estorbase. Allí había espacio de sobra y aunque el suelo resbalaba bastante, pensó que podría ser buena idea si hacía las cosas bien. El luchador entonces tomó una extraña posición de combate y lo siguiente que hizo fue mirar fijamente al joven. Era como si le estuviese invitando a combatir contra él en ese preciso momento. Una bocanada de aire salió de la boca del rubio, pues estaba concentrándose de la mejor forma que podía.
- Lucha por tu libertad, Eichi. Si no me demuestras tu determinación, serás encerrado en la prisión más cercana. Robo al gobierno e intento de agresión son delitos. Muéstrame que mereces una oportunidad para salir de aquí sin unas esposas.
Una vez le dijo aquello, le guiñó un ojo de forma amable. Pese a que parecía un buen tipo, estaba hablando bastante en serio, pues aunque no matase a personas, si encerraba. Ante todo debía prevalecer por la justicia como el agente especial que era. Ahora iba a dejar al joven atacar en primer lugar para darle una pequeña oportunidad.
Taiga caminó por el agua hasta tomar su ropa interior y después colocársela tranquilamente. A continuación salió del agua con el nombre de Ushio en su bóxer. Se estiró un poco y después de unos momentos clavó su mirada en el pelirrojo de forma amable. A continuación se echó el cabello hacia atrás para que no le estorbase. Allí había espacio de sobra y aunque el suelo resbalaba bastante, pensó que podría ser buena idea si hacía las cosas bien. El luchador entonces tomó una extraña posición de combate y lo siguiente que hizo fue mirar fijamente al joven. Era como si le estuviese invitando a combatir contra él en ese preciso momento. Una bocanada de aire salió de la boca del rubio, pues estaba concentrándose de la mejor forma que podía.
- Lucha por tu libertad, Eichi. Si no me demuestras tu determinación, serás encerrado en la prisión más cercana. Robo al gobierno e intento de agresión son delitos. Muéstrame que mereces una oportunidad para salir de aquí sin unas esposas.
Una vez le dijo aquello, le guiñó un ojo de forma amable. Pese a que parecía un buen tipo, estaba hablando bastante en serio, pues aunque no matase a personas, si encerraba. Ante todo debía prevalecer por la justicia como el agente especial que era. Ahora iba a dejar al joven atacar en primer lugar para darle una pequeña oportunidad.
Eichi Tsukasa
Fama
Recompensa
Características
fuerza
Fortaleza
Velocidad
Agilidad
Destreza
Precisión
Intelecto
Agudeza
Instinto
Energía
Saberes
Akuma no mi
Varios
Eichi suspiró y miró tranquilamente al rubio. Ya sabía él que no todo iba a ser así de sencillo. A fin de cuentas, el gobierno no dejaría a un criminal irse así por las puras. Aunque tuviera poca recompensa, seguía siendo uno, al fin y al cabo. Vio como volvía a ponerse los boxers y se colocaba en posición de combate. El joven arqueó una ceja al ver que el tipo le guiñaba un ojo y negó con la cabeza. El tipo era fuerte, pero era la primera persona amable que conocía con tal poder a su disposición... Ah, y Hinori, pero la Markov era una excepción, suponía el joven príncipe. Lentamente se levantó de la piscina y salió de esta. Miró fijamente al rubio y respiró despacio. Luego, una mirada de determinación se apoderó de su rostro y se colocó en posición de combate. No podía darse el lujo de ir a prisión. No ahora, ni nunca.
El pelirrojo cerró los ojos y se concentró. Viendo que el rubio era fuerte, iría con todo desde el principio. El problema vendría siendo que, si usa todo de una, no sabía que efectos secundarios tendrían en su cuerpo. Poco le importaba, de todas formas. No quería ser capturado, por lo que se emplearía a todo en el combate, pese a que vaya a ser corto debido al daño y esfuerzo sobrehumano que le haría a su propio cuerpo.
Inmediatamente, todo su cuerpo fue cubierto de plumas negras. Su cuerpo tomó una apariencia mucho más humanoide, pero, al contrario de las otras veces, no tomó la apariencia completa de un Dromornis. Seguía manteniendo sus brazos, además le salieron un par de alas a su espalda. Había crecido un poco, y su cabeza había tomado la apariencia de la de un Dromornis, pero mucho más delgado. Era la primera vez que usaba esa forma en un combate, y no sería lo único que usaría en su primera embestida.
Su cuerpo se vio envuelto en energía pura, y una aura dorada le rodeo. Eichi abrió sus ojos y miró fijamente al rubio. Sin decir palabra alguna, embistió contra Taiga a toda velocidad y usando algo de su control del viento para impulsarse. Si lograba llegar hasta donde se encontraba, empezaría con su asalto. El primer golpe, sería contra su plexo solar para quitarle un poco el aire. El segundo, sería una patada a sus costillas con toda su fuerza. Para terminar, daría una patada giratoria en todo su rostro. Todos sus ataques iban cubiertos con haki armadura.
Tuvieran o no efecto sus golpes, se retiraría a toda prisa hacia el cielo. Quedan justo encima del sol para enceguecer un poco al rubio. El pelirrojo se encontraba atento a cualquier cosa que hiciera Taiga ahora.
El pelirrojo cerró los ojos y se concentró. Viendo que el rubio era fuerte, iría con todo desde el principio. El problema vendría siendo que, si usa todo de una, no sabía que efectos secundarios tendrían en su cuerpo. Poco le importaba, de todas formas. No quería ser capturado, por lo que se emplearía a todo en el combate, pese a que vaya a ser corto debido al daño y esfuerzo sobrehumano que le haría a su propio cuerpo.
Inmediatamente, todo su cuerpo fue cubierto de plumas negras. Su cuerpo tomó una apariencia mucho más humanoide, pero, al contrario de las otras veces, no tomó la apariencia completa de un Dromornis. Seguía manteniendo sus brazos, además le salieron un par de alas a su espalda. Había crecido un poco, y su cabeza había tomado la apariencia de la de un Dromornis, pero mucho más delgado. Era la primera vez que usaba esa forma en un combate, y no sería lo único que usaría en su primera embestida.
- Descripción aproximada de la forma:
Su cuerpo se vio envuelto en energía pura, y una aura dorada le rodeo. Eichi abrió sus ojos y miró fijamente al rubio. Sin decir palabra alguna, embistió contra Taiga a toda velocidad y usando algo de su control del viento para impulsarse. Si lograba llegar hasta donde se encontraba, empezaría con su asalto. El primer golpe, sería contra su plexo solar para quitarle un poco el aire. El segundo, sería una patada a sus costillas con toda su fuerza. Para terminar, daría una patada giratoria en todo su rostro. Todos sus ataques iban cubiertos con haki armadura.
Tuvieran o no efecto sus golpes, se retiraría a toda prisa hacia el cielo. Quedan justo encima del sol para enceguecer un poco al rubio. El pelirrojo se encontraba atento a cualquier cosa que hiciera Taiga ahora.
- Cosas usadas:
- Fuerza X7---> x9 (Zona Perfecta)
Resistencia X5
Velocidad X4--> X6 (Forma Luchadora)--->X8 (Zona Perfecta)
Paso Relámpago: Eichi se concentra por algunos segundos, canalizando energía en ambas piernas; y potenciando tanto su velocidad, musculatura y rendimiento. La velocidad que alcanza con esta técnica activa, es de 15 m/s aproximadamente. Puede usarse durante 2 post, con oportunidad de recarga(2 post)).
Zona Perfecta (Velocidad): Gracias a su arduo entrenamiento, Eichi consiguió llevar su estado de concentración, La Zona, a un nivel superior. Mantiene todas las características que dicha habilidad le daba, y como extra, un aura dorada envuelve su cuerpo potenciando sus musculos. A nivel pasivo, crece un poco y a nivel activo, aumenta su velocidad en un 100%. Se puede usar durante 2 post, y requiere otros dos para volver a usarlo.
Zona Perfecta (Fuerza): Usando el mismo principio que la Zona Perfecta, Eichi se concentra y deja fluir la energía por sus músculos, enfurenciéndolos y compactándolos. Su fuerza se duplica en este estado, y puede mantenerlo activo durante dos post y necesita dos de recarga.
Príncipe del Viento: Gracias a sus dotes de meditación, Eichi consiguio entender y volverse uno con al viento. Puede dominar levemente el aire a su alrededor, y usar como forma de ataque en ráfagas pequeñas; y además, para mover al propio pelirrojo. La velocidad que alcanza su viento es de 20 km/h aproximadamente.
Invitado
Fama
Recompensa
Características
fuerza
Fortaleza
Velocidad
Agilidad
Destreza
Precisión
Intelecto
Agudeza
Instinto
Energía
Saberes
Akuma no mi
Varios
Taiga no tardó en ver cómo su oponente salía del agua, estando dispuesto a combatir con él. Una sonrisa se formó en el rostro del rubio, el cual se quedó mirándole con calma. Deseaba verle empezar, para de esa forma poder ver si iba en serio o simplemente iba a esforzarse un poco. Él por su parte estaba listo para emplear el combate de ser necesario. No tardó mucho en relamerse despacio al ver que aquel pelirrojo comenzaba a cambiar físicamente. Al parecer, se trataba de un usuario del tipo zoan. Aquel plumaje le hizo pensar que debía de tratarse de alguna especie de pájaro. Mostró una sonrisa ladeada y después colocó ambos brazos en cruz, invitando a su oponente a atacarle. Sabía que la fuerza de aquellos usuarios era superior, aunque… ¿Qué le podían contar a él sobre eso?
Fue entonces cuando aquel chico se lanzó a por él. Taiga activó su mantra, centrándose en aquel muchacho. Cuando estuvo a punto de recibir el primer golpe, simplemente cerró los ojos dejándose dar “Tekkai”. El impacto le hizo mostrar una sonrisa calmada. Entonces alzó su rodilla para bloquear el segundo golpe, pero esta vez había imbuido la pierna en su propio haki. Finalmente mediante el mantra averiguó las acciones del pollo, por lo que se agachó a tiempo para evadir el último golpe. Una vez hizo aquello se quedó mirándole con toda la calma del mundo. Sentía unas leves molestias en el torso debido al primer golpe, pero decidió ignorar aquel hecho.
No dijo ni una palabra, simplemente se quedó mirándolo con una sonrisa amplia y tranquila. Era como si estuviese nuevo y de hecho, así era. Su aura no estaba nada alterada y simplemente sabía que ese chico no era rival para él. El puto Castor había hecho de las suyas y él no tenía culpa. Lanzar botellazos a un agente del gobierno no era recomendable, pero el asesino de plata era del tipo logia y algo le decía que no habría recibido daño. El asunto tenía narices, pero su rango era de agente especial y el del castaño agente de inteligencia. Él mismo no creía llegar tan lejos en tan poco tiempo, pero el loco resultaba admirable a veces. Redfield continuó quiero mirando a Eichi con calma. Finalmente clavó ambas rodillas en el suelo y cayó al suelo bocabajo. Su frente quedó pegada al suelo y sus ojos se cerraron. Había sido derrotado y ahora era el momento del pollo de escapar ¿Aprovecharía la decisión del lobo nórdico?
Fue entonces cuando aquel chico se lanzó a por él. Taiga activó su mantra, centrándose en aquel muchacho. Cuando estuvo a punto de recibir el primer golpe, simplemente cerró los ojos dejándose dar “Tekkai”. El impacto le hizo mostrar una sonrisa calmada. Entonces alzó su rodilla para bloquear el segundo golpe, pero esta vez había imbuido la pierna en su propio haki. Finalmente mediante el mantra averiguó las acciones del pollo, por lo que se agachó a tiempo para evadir el último golpe. Una vez hizo aquello se quedó mirándole con toda la calma del mundo. Sentía unas leves molestias en el torso debido al primer golpe, pero decidió ignorar aquel hecho.
No dijo ni una palabra, simplemente se quedó mirándolo con una sonrisa amplia y tranquila. Era como si estuviese nuevo y de hecho, así era. Su aura no estaba nada alterada y simplemente sabía que ese chico no era rival para él. El puto Castor había hecho de las suyas y él no tenía culpa. Lanzar botellazos a un agente del gobierno no era recomendable, pero el asesino de plata era del tipo logia y algo le decía que no habría recibido daño. El asunto tenía narices, pero su rango era de agente especial y el del castaño agente de inteligencia. Él mismo no creía llegar tan lejos en tan poco tiempo, pero el loco resultaba admirable a veces. Redfield continuó quiero mirando a Eichi con calma. Finalmente clavó ambas rodillas en el suelo y cayó al suelo bocabajo. Su frente quedó pegada al suelo y sus ojos se cerraron. Había sido derrotado y ahora era el momento del pollo de escapar ¿Aprovecharía la decisión del lobo nórdico?
Eichi Tsukasa
Fama
Recompensa
Características
fuerza
Fortaleza
Velocidad
Agilidad
Destreza
Precisión
Intelecto
Agudeza
Instinto
Energía
Saberes
Akuma no mi
Varios
El pelirrojo cerró con fuerza sus puños y miró con frustración la figura del agente. Lo había sentido. Justo cuando sus golpes hicieron contacto con el rubio, el joven sintió como si golpease una muralla de concreto. El hecho que sus puños estaba adoloridos, lo corroboraba. Entonces... ¿Por qué? ... ¿Por qué hacía como si hubiese sido derrotado por un solo golpe? Sabía de sobra que su ataque no tuvo efecto en él. Que Taiga estuviera fingiendo... le frustraba. Si, era obvio que podía escapar ahora (si es que no se trataba de una trampa), pero eso no lo iba hacer. Se prometió a si mismo que, luego de la pelea con Ban, nunca más huiría de una pelea. Incluso si tuviera que llegar hasta el límite, no se rendiría hasta ya no dar más.
Inhaló y exhaló varias veces, relajando sus músculos en el proceso y dejando de apretar los puños. Suspiró con pesadez y bajó lentamente a tierra. Una vez allí, soltó la transformación y las técnicas, recibiendo todo el efecto de rebote de lleno. Un jadeo escapó de los labios del pelirrojo y clavó una rodilla en el suelo mientras recuperaba el aliento. Cerró los ojos durante algunos segundos y se levantó con lentitud. Tranquilamente se dirigió hacia donde se encontraba el agente tirado. Una vez allí, frunció el ceño y miró su figura por algunos segundos.
– ¿Por qué...? – musitó despacio el pelirrojo, pero con la suficiente claridad para que el otro escuchara. – Se de sobra que ese ataque no te hizo nada. Responde... ¿Por qué haces esto? – Se podía notar la frustración del pelirrojo en sus palabras. Una pelea así no era justa. Sabía muy bien lo que estaba en juego, pero eso no importaba. Si tenía que ir a prisión, lo aceptaba. Lo que no aceptaba era que su oponente fingiera y no lo tomara enserio. Ese era el peor insulto que un luchador dedicado podía pelear. – ¿Qué ganas con dejarte ganar? Acepté pelear seriamente. Si perdía y tenía que ir a la cárcel, no pondría pega. Fue lo acordado, después de todo. Entonces... ¿Por qué? – Concluyó con sus preguntas. Miró seriamente al rubio mientras esperaba respuesta por parte de éste.
Inhaló y exhaló varias veces, relajando sus músculos en el proceso y dejando de apretar los puños. Suspiró con pesadez y bajó lentamente a tierra. Una vez allí, soltó la transformación y las técnicas, recibiendo todo el efecto de rebote de lleno. Un jadeo escapó de los labios del pelirrojo y clavó una rodilla en el suelo mientras recuperaba el aliento. Cerró los ojos durante algunos segundos y se levantó con lentitud. Tranquilamente se dirigió hacia donde se encontraba el agente tirado. Una vez allí, frunció el ceño y miró su figura por algunos segundos.
– ¿Por qué...? – musitó despacio el pelirrojo, pero con la suficiente claridad para que el otro escuchara. – Se de sobra que ese ataque no te hizo nada. Responde... ¿Por qué haces esto? – Se podía notar la frustración del pelirrojo en sus palabras. Una pelea así no era justa. Sabía muy bien lo que estaba en juego, pero eso no importaba. Si tenía que ir a prisión, lo aceptaba. Lo que no aceptaba era que su oponente fingiera y no lo tomara enserio. Ese era el peor insulto que un luchador dedicado podía pelear. – ¿Qué ganas con dejarte ganar? Acepté pelear seriamente. Si perdía y tenía que ir a la cárcel, no pondría pega. Fue lo acordado, después de todo. Entonces... ¿Por qué? – Concluyó con sus preguntas. Miró seriamente al rubio mientras esperaba respuesta por parte de éste.
Invitado
Fama
Recompensa
Características
fuerza
Fortaleza
Velocidad
Agilidad
Destreza
Precisión
Intelecto
Agudeza
Instinto
Energía
Saberes
Akuma no mi
Varios
Taiga soltó un pequeño suspiro al ver que el pelirrojo no escapaba de aquellos baños termales. Se estaba juzgando ir a prisión y si los demás agentes aparecían no iba a poder hacer nada por ayudarlo. El rubio se quedó callado unos momentos para después escuchar las palabras que estaba diciendo aquel pelirrojo. Al parecer tenía bastante orgullo, pero Redfield había aprendido a que eso había que tragarlo a veces. Él mismo lo hacía acatando órdenes de sus superiores de mala manera. Si quería llegar alto y cambiar todo, iba a tener que tragar muchísima mierda. Eso era un hecho en el mundo cruel en el que estaban. Lo sabía de sobra, pero aun así lo aceptaba sin problema alguno. Se quedó allí tirado con una sonrisa amable en todo momento sobre su rostro. Tenía motivos para hacer lo que estaba haciendo. No pensaba retroceder en su decisión. Era un cabezón.
- Eichi-kun… Una prisión es un sitio horrible… No puedes ver a tus seres queridos. No puedes comer cuando deseas, bañarte o pasarlo bien. No puedes ser libre y eso es horrible. Ese sitio es solo para criminales de verdad y no para ti.
Una vez dijo aquello, se sentó en el suelo, mirando al pelirrojo de forma amable. Su cuerpo estaba intacto y realmente era un monstruo. Sus pectorales resultaban ser bastante anchos, su zona abdominal muy desarrollada y sus brazos tenían un grosor considerable. Esperaba que aquel chico entendiese sus palabras y no pusiera más pegas. El lobo pasó su mano derecha por el cabello, acariciándolo un poco para después suspirar. No quería que aquel joven pensase mal de él, pero tenía que seguir su propia forma de ser.
- En estos momentos mi nivel de combate es muy superior al tuyo. Soy usuario de las frutas mitológicas y mi poder está muy por encima de muchísimos. Debo tomar mis propias decisiones si quiero llegar alto en este sistema corrupto y cambiarlo a uno mejor…
Una vez dijo aquello le guiñó el ojo en señal de amistad. A continuación se colocó en pie y se quedó mirándolo con calma. Lo siguiente que hizo fue hacerle una señal para que se fuese, pues no pensaba arrestarle. Tampoco podían verle junto a él, o de lo contrario se iba a meter en bastantes líos, por no decir que sería echado del gobierno. Su mirada en todo momento era sincera, pues Taiga no pensaba mentir si no era en caso extremo para ayudar a una persona. Demasiado bueno era a veces.
- Será mejor que te vayas, chico. Te daré un combate de verdad cuando mejores un poco, por el momento solo te haría daño sin necesidad…
- Eichi-kun… Una prisión es un sitio horrible… No puedes ver a tus seres queridos. No puedes comer cuando deseas, bañarte o pasarlo bien. No puedes ser libre y eso es horrible. Ese sitio es solo para criminales de verdad y no para ti.
Una vez dijo aquello, se sentó en el suelo, mirando al pelirrojo de forma amable. Su cuerpo estaba intacto y realmente era un monstruo. Sus pectorales resultaban ser bastante anchos, su zona abdominal muy desarrollada y sus brazos tenían un grosor considerable. Esperaba que aquel chico entendiese sus palabras y no pusiera más pegas. El lobo pasó su mano derecha por el cabello, acariciándolo un poco para después suspirar. No quería que aquel joven pensase mal de él, pero tenía que seguir su propia forma de ser.
- En estos momentos mi nivel de combate es muy superior al tuyo. Soy usuario de las frutas mitológicas y mi poder está muy por encima de muchísimos. Debo tomar mis propias decisiones si quiero llegar alto en este sistema corrupto y cambiarlo a uno mejor…
Una vez dijo aquello le guiñó el ojo en señal de amistad. A continuación se colocó en pie y se quedó mirándolo con calma. Lo siguiente que hizo fue hacerle una señal para que se fuese, pues no pensaba arrestarle. Tampoco podían verle junto a él, o de lo contrario se iba a meter en bastantes líos, por no decir que sería echado del gobierno. Su mirada en todo momento era sincera, pues Taiga no pensaba mentir si no era en caso extremo para ayudar a una persona. Demasiado bueno era a veces.
- Será mejor que te vayas, chico. Te daré un combate de verdad cuando mejores un poco, por el momento solo te haría daño sin necesidad…
Eichi Tsukasa
Fama
Recompensa
Características
fuerza
Fortaleza
Velocidad
Agilidad
Destreza
Precisión
Intelecto
Agudeza
Instinto
Energía
Saberes
Akuma no mi
Varios
Al escuchar la respuesta de Taiga, el pelirrojo no pudo evitar suspirar, y luego, sonreír. El agente tenía razón sobre eso. Estaba pensando solo por si mismo, y había olvidado que ciertas personas sufrirían con su encierro, o al menos eso creía. Liz, Saiba, Mónica, Tristán... Imágenes de esos cuatro aparecieron en su mente. No podía fallarle a esos cuatro, no ahora que su pueblo estaba al borde del colapso por culpa de su tío. Alice, por otro lado... Eichi era una de las pocas personas que le iban quedando, y su encierro la devastaría al punto de usar su posición dentro del gobierno para cometer una locura.
Una vez calmado, el pelirrojo frunció el ceño al escuchar las próximas palabras del rubio. Lejos de enojarse, simplemente suspiró y asintió. Lo había notado cuando intentó golpearle. Ninguno de sus tres ataques tuvo efecto alguno sobre el agente. De hecho, el pelirrojo tenía la sensación que Taiga, si se lo proponía, podría acabarlo en menos de cinco minutos, y estaba siendo generoso con eso. Sabiendo que el agente le estaba dando pase libre, el pelirrojo se encogió de hombros y le dio la espalda al rubio.
– Muy bien, pues. Me haré más fuerte y te volveré a retar en otra ocasión, Taiga-san... – El pelirrojo se dispuso a transformarse, pero antes le dijo una ultima cosa al agente. – ... Y gracias por dejarme ir – acto seguido, pasó a forma volador y se marchó rápidamente de allí, no sin antes recoger su mochila que había dejado cerca. Ese encuentro le había enseñado que quedaban buenas personas en este mundo y que no juzgaban por simples imágenes. Si... tal vez pueda detener esa guerra, pero haría falta de mucha concentración.
Una vez calmado, el pelirrojo frunció el ceño al escuchar las próximas palabras del rubio. Lejos de enojarse, simplemente suspiró y asintió. Lo había notado cuando intentó golpearle. Ninguno de sus tres ataques tuvo efecto alguno sobre el agente. De hecho, el pelirrojo tenía la sensación que Taiga, si se lo proponía, podría acabarlo en menos de cinco minutos, y estaba siendo generoso con eso. Sabiendo que el agente le estaba dando pase libre, el pelirrojo se encogió de hombros y le dio la espalda al rubio.
– Muy bien, pues. Me haré más fuerte y te volveré a retar en otra ocasión, Taiga-san... – El pelirrojo se dispuso a transformarse, pero antes le dijo una ultima cosa al agente. – ... Y gracias por dejarme ir – acto seguido, pasó a forma volador y se marchó rápidamente de allí, no sin antes recoger su mochila que había dejado cerca. Ese encuentro le había enseñado que quedaban buenas personas en este mundo y que no juzgaban por simples imágenes. Si... tal vez pueda detener esa guerra, pero haría falta de mucha concentración.
Contenido patrocinado
Fama
Recompensa
Características
fuerza
Fortaleza
Velocidad
Agilidad
Destreza
Precisión
Intelecto
Agudeza
Instinto
Energía
Saberes
Akuma no mi
Varios
Permisos de este foro:
No puedes responder a temas en este foro.