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El médico me examinaba mientras ambos hablaban y me regañaban un poco más. Mi jefa parecía disfrutar haciéndome bulling, pero lo tenía merecido por ese mal inicio. El hombre escuchimizado que me estaba atendiendo le daba la razón aunque parecía que se alegraba de tener algo de trabajo. Viendo la seguridad que había en el edificio no es de extrañar que no hubiese muchos percances, lo mío era una excepción porque era nuevo y no tenía ni idea de los riesgos de la zona. El médico se dio cuenta de que estaba usando lentillas y que estas se habían quemado. No pareció darle mucha importancia, solo me dijo que podría usarlas graduadas. Las retiró y siguió hablando con la jefa de sección. Al parecer el hombre estaba dispuesto a examinarme más a fondo, literalmente. Fue una suerte que la mujer al cargo no lo considerase necesario, sin duda habría tenido que defenderme. Antes de salir el doctor me dio un formulario que rellené con los datos y firma de mi nueva identidad para confirmar mi paso por la enfermería.
Tras acabar en la enfermería la agresiva mujer me guio por los pasillos hasta una sala que me recuerda bastante a las de los interrogatorios de las comisarías que he visitado. Era todo liso, con un cristal en una de las paredes. Seguramente había alguien observándome ahí. Mi jefa se marchó dejándome solo en la sala. Ya no me quedaba duda, esa era la estancia en la que me iban a poner a prueba. Comencé a hacer dibujos imaginarios con el dedo sobre la mesa, si me daban la oportunidad crearía un aparato que me asegurase la entrada a la división científica. La mujer tardaba mucho, por lo que pude ir puliendo mi diseño y pensar como mejorar su funcionamiento.
Finalmente la belleza negra volvió. No traía materiales para trabajar, solo unos papeles. Toda mi ilusión se acababa de ir al traste, no iba a poder mostrarle mi habilidad. La jefa se me acercó y afirmó que en un principio tenía planeada una prueba más práctica, pero no se fiaba de que me hiciese daño. Tras esto me dejo las hojas y se sentó con su música en un rincón de la sala. En fin debía mostrar mis conocimientos en ese examen. Comencé leyendo todas las preguntas. Las primeras eran muy sencillas, casi insultantes. Sin embargo a medida avanzaban se iban haciendo extremadamente complejas, llegando a ser preguntas dignas de un catedrático. Me hizo gracia el pensar que podría obtener un ascenso de tal calibre si contestaba todas las preguntas a la perfección.
Finalmente comencé a responder las preguntas. Las cuatro primeras las contesté rápido correctamente y casi sin dudar. Las preguntas cinco y seis tuve que pensar un poco pero a pesar de ser complejas con un rato de desarrollos auxiliares y relaciones de términos pude resolverlas. Las dos siguientes fueron duras y gasté mucho tiempo en ellas. No sabía si el desarrollo que había hecho de esas cuestiones era completamente correcto, pero los resultados eran lógicos por lo que aunque no fuese la respuesta idónea y optimizada al menos podría ser válida. Los últimos dos problemas eran demasiado complejas para mis conocimientos por lo que sabía que sin duda no podría resolverlas por mucho que lo intentase. Repase las preguntas que había hecho para asegurarme que todo estaba claro y no había errores estúpidos en las cuentas. Luego dirigí una mirada a mi jefa, estaba bastante entretenida siguiendo el ritmo de su música. Ya que no podía resolver la parte más compleja del examen decidí gastar una de las hojas que me habían dado para hacer los desarrollos en dibujar el boceto que había pensado mentalmente anteriormente. Era un pequeño dispositivo de música que podía controlarse tanto por voz como por movimientos gracias a una serie de sensores. Tenía que tener en cuenta las condiciones en las que el aparato iba a trabajar, por lo que anoté abajo una serie de materiales recomendables. Con esto mi jefa no tendría que andar hasta su viejo aparato cada vez que quisiese bajar el volumen o cambiar de canción. Seguro que con eso conseguía que fuese un poco más suave conmigo.
-Ya he hecho todo lo que he podido. ¿Debo esperar tiempo para entregarlo o así está bien?- le dije bastante seguro de mí mismo.
Si me decía que podía entregarlo ya aprovecharía para enseñarle el boceto del aparato.
Tras acabar en la enfermería la agresiva mujer me guio por los pasillos hasta una sala que me recuerda bastante a las de los interrogatorios de las comisarías que he visitado. Era todo liso, con un cristal en una de las paredes. Seguramente había alguien observándome ahí. Mi jefa se marchó dejándome solo en la sala. Ya no me quedaba duda, esa era la estancia en la que me iban a poner a prueba. Comencé a hacer dibujos imaginarios con el dedo sobre la mesa, si me daban la oportunidad crearía un aparato que me asegurase la entrada a la división científica. La mujer tardaba mucho, por lo que pude ir puliendo mi diseño y pensar como mejorar su funcionamiento.
Finalmente la belleza negra volvió. No traía materiales para trabajar, solo unos papeles. Toda mi ilusión se acababa de ir al traste, no iba a poder mostrarle mi habilidad. La jefa se me acercó y afirmó que en un principio tenía planeada una prueba más práctica, pero no se fiaba de que me hiciese daño. Tras esto me dejo las hojas y se sentó con su música en un rincón de la sala. En fin debía mostrar mis conocimientos en ese examen. Comencé leyendo todas las preguntas. Las primeras eran muy sencillas, casi insultantes. Sin embargo a medida avanzaban se iban haciendo extremadamente complejas, llegando a ser preguntas dignas de un catedrático. Me hizo gracia el pensar que podría obtener un ascenso de tal calibre si contestaba todas las preguntas a la perfección.
Finalmente comencé a responder las preguntas. Las cuatro primeras las contesté rápido correctamente y casi sin dudar. Las preguntas cinco y seis tuve que pensar un poco pero a pesar de ser complejas con un rato de desarrollos auxiliares y relaciones de términos pude resolverlas. Las dos siguientes fueron duras y gasté mucho tiempo en ellas. No sabía si el desarrollo que había hecho de esas cuestiones era completamente correcto, pero los resultados eran lógicos por lo que aunque no fuese la respuesta idónea y optimizada al menos podría ser válida. Los últimos dos problemas eran demasiado complejas para mis conocimientos por lo que sabía que sin duda no podría resolverlas por mucho que lo intentase. Repase las preguntas que había hecho para asegurarme que todo estaba claro y no había errores estúpidos en las cuentas. Luego dirigí una mirada a mi jefa, estaba bastante entretenida siguiendo el ritmo de su música. Ya que no podía resolver la parte más compleja del examen decidí gastar una de las hojas que me habían dado para hacer los desarrollos en dibujar el boceto que había pensado mentalmente anteriormente. Era un pequeño dispositivo de música que podía controlarse tanto por voz como por movimientos gracias a una serie de sensores. Tenía que tener en cuenta las condiciones en las que el aparato iba a trabajar, por lo que anoté abajo una serie de materiales recomendables. Con esto mi jefa no tendría que andar hasta su viejo aparato cada vez que quisiese bajar el volumen o cambiar de canción. Seguro que con eso conseguía que fuese un poco más suave conmigo.
-Ya he hecho todo lo que he podido. ¿Debo esperar tiempo para entregarlo o así está bien?- le dije bastante seguro de mí mismo.
Si me decía que podía entregarlo ya aprovecharía para enseñarle el boceto del aparato.
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Off: Lo siento tanto. En serio. Pero parece que no tienes en cuenta tu propio personaje.
La mujer se te queda mirando y se quita los cascos que aún suenan con canciones alegres, estira la mano y coge tu examen para leerlo. Sus cejas se curvan de manera extraña mientras esfuerza su vista en las palabras.
Pasa las hojas a los segundos ojeando el resto de respuestas y el diseño... ante el cual sí que parece detenerse más
- Bueno empezaré con el diseño... este tipo de objetos ya existen y tienes fallas de diseño aquí donde se engancha a la oreja... ya que tiene que ser adaptable a la misma, no sólo resistente... luego el hecho de que fueran gestos no te permitiría hacer un trabajo movido como el mío... y podrías accionarlo sin querer, además de que si es por voz tienes que poner un aislador del propio sonido que producen los cascos, no vaya a ser que en una canción que diga "More more more¡" me suba tanto el volumen que te destroce el oído. Debes ser autocrítico con tus ideas, pero bien por tenerla... aunque yo tengo el instrumento ese grande para que no sufra peligros en el area de trabajo, así como para que pueda ser apagado con cortes de luz etcétera...-cruza las manos en la mesa- Respecto al resto de tu examen... no entiendo una mierda.
¿Qué?
- La cuarta y la quinta casi que se entienden un poco mejor porque te has tomado más tiempo para escribirlas... pero las cuatro primeras... en serio no tengo ni idea de lo que pone... y no tengo tiempo, ni ganas, para ponerme a descifrarlas. Pareces un chico... con ideas y tal... pero no creo que éste sea tu sitio, requiere de mucha dedicación y horas de trabajo... así como un sentido común del que pareces carecer. - ¿seguro que podrás seguir manteniendo tu identidad cuando te han destrozado el alma?
Off: ¿Por qué te hago esto? Porque tienes en torpezas que tienes mala letra, y no he visto alusión ninguna a hacerlas bien o lentito... Yo también tengo mala letra y me han llegado a tachar preguntas así que consideré gratuitas de lo rápido que las hice.
- Siempre necesitamos de... bueno de gente que monte piezas... cargue cosas... realice tareas para el gobierno de manera que cualquiera con un mínimo de destreza podría. Podría hacer una excepción , pero cuando Phillips corrija tu examen te impedirá acceder... ya que se supone que te permite el acceso según el número de preguntas contestadas correctamente desde la primera... y es un poco capullo con ese tipo de cosas. Quizás deberías esperar un tiempo para unirte al gobierno... hacer algun curso, aprender algo más de la vida... comprarte unos cuadernillos Moreno...
OFf: Cuadernillos Rubio, jojijojaje.
Off2: ¿Te rindes? ¿Sigues queriendo otra evaluación? DE QUERER OTRA EVALUACIÓN Hablarás directamente con "El jefe".
La mujer se te queda mirando y se quita los cascos que aún suenan con canciones alegres, estira la mano y coge tu examen para leerlo. Sus cejas se curvan de manera extraña mientras esfuerza su vista en las palabras.
Pasa las hojas a los segundos ojeando el resto de respuestas y el diseño... ante el cual sí que parece detenerse más
- Bueno empezaré con el diseño... este tipo de objetos ya existen y tienes fallas de diseño aquí donde se engancha a la oreja... ya que tiene que ser adaptable a la misma, no sólo resistente... luego el hecho de que fueran gestos no te permitiría hacer un trabajo movido como el mío... y podrías accionarlo sin querer, además de que si es por voz tienes que poner un aislador del propio sonido que producen los cascos, no vaya a ser que en una canción que diga "More more more¡" me suba tanto el volumen que te destroce el oído. Debes ser autocrítico con tus ideas, pero bien por tenerla... aunque yo tengo el instrumento ese grande para que no sufra peligros en el area de trabajo, así como para que pueda ser apagado con cortes de luz etcétera...-cruza las manos en la mesa- Respecto al resto de tu examen... no entiendo una mierda.
¿Qué?
- La cuarta y la quinta casi que se entienden un poco mejor porque te has tomado más tiempo para escribirlas... pero las cuatro primeras... en serio no tengo ni idea de lo que pone... y no tengo tiempo, ni ganas, para ponerme a descifrarlas. Pareces un chico... con ideas y tal... pero no creo que éste sea tu sitio, requiere de mucha dedicación y horas de trabajo... así como un sentido común del que pareces carecer. - ¿seguro que podrás seguir manteniendo tu identidad cuando te han destrozado el alma?
Off: ¿Por qué te hago esto? Porque tienes en torpezas que tienes mala letra, y no he visto alusión ninguna a hacerlas bien o lentito... Yo también tengo mala letra y me han llegado a tachar preguntas así que consideré gratuitas de lo rápido que las hice.
- Siempre necesitamos de... bueno de gente que monte piezas... cargue cosas... realice tareas para el gobierno de manera que cualquiera con un mínimo de destreza podría. Podría hacer una excepción , pero cuando Phillips corrija tu examen te impedirá acceder... ya que se supone que te permite el acceso según el número de preguntas contestadas correctamente desde la primera... y es un poco capullo con ese tipo de cosas. Quizás deberías esperar un tiempo para unirte al gobierno... hacer algun curso, aprender algo más de la vida... comprarte unos cuadernillos Moreno...
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Tras oír mis preguntas mi supervisora dejó su música un momento y cogió mi examen para examinar rápidamente las hojas. Por su cara no parecía satisfecha, pero yo sabía que el examen lo había hecho más que decentemente. Finalmente comenzó a hablar dando su opinión. Comenzó criticando mi diseño. Era obvio que no iba a ser perfecto, era solo un boceto y lo había hecho en escasos minutos. Al parecer a la mujer no le sorprendió lo más mínimo a pesar de que en ese mismo edificio había gente que no sabía hacer ni la letra o con un canuto. Luego continuó diciendo que no entendía el examen. Según ella las preguntas en las que había invertido más tiempo era medio entendibles, pero las que había hecho rápido eran demasiado difíciles de entender por mi mala letra y ella no quería perder el tiempo. Esta mujer estaba comenzando a enervarme, si no se iba a molestar en corregirlo para que puñetas me había hecho ese examen. Tras esto continuó con sus típicas recomendaciones estúpidas de que quizá me convendría un trabajo para tontos. A punto estuve de cruzarle la cara de un puñetazo y usarla como rehén para salir de ahí, pero realmente quería ese puesto.
Las palabras de mi jefa habían sido duras por lo que puse cara de apenado mientras me quedaba en silencio por un segundo. Luego recuperé la compostura me puse serio y me dispuse a continuar con un discurso que al menos haría que dejase de tratarme como un pobre estúpido. Me daba igual si tras esto se ponía dura conmigo, era mejor mecánico e informático que la gran mayoría de gente que había en ese edificio y no me iba a dar por rendido.
-Sé que quizá no haya empezado con buen pie, pero eso no es motivo para tratarme como si fuese un pobre analfabeto. Es cierto que mi letra no es la mejor del mundo, pero todo lo que he escrito ahí demuestra mis conocimientos. Y le aseguro que no son como para destinarme a barrer cuarteles. No me voy a dar por vencido aquí, me gustaría que alguien me evaluase. Si no les gusta mi letra puedo hacer algo práctico también. Llevo trabajando con la tecnología desde que era un niño y sigo vivo, no debe preocuparse de que me haga daño.- dije en tono serio y orgulloso.- He venido a apoyar al gobierno con mis conocimientos porque es para lo que realmente valgo, y eso es lo que pienso hacer.- añadí mostrando mi patriotismo.
Las palabras de mi jefa habían sido duras por lo que puse cara de apenado mientras me quedaba en silencio por un segundo. Luego recuperé la compostura me puse serio y me dispuse a continuar con un discurso que al menos haría que dejase de tratarme como un pobre estúpido. Me daba igual si tras esto se ponía dura conmigo, era mejor mecánico e informático que la gran mayoría de gente que había en ese edificio y no me iba a dar por rendido.
-Sé que quizá no haya empezado con buen pie, pero eso no es motivo para tratarme como si fuese un pobre analfabeto. Es cierto que mi letra no es la mejor del mundo, pero todo lo que he escrito ahí demuestra mis conocimientos. Y le aseguro que no son como para destinarme a barrer cuarteles. No me voy a dar por vencido aquí, me gustaría que alguien me evaluase. Si no les gusta mi letra puedo hacer algo práctico también. Llevo trabajando con la tecnología desde que era un niño y sigo vivo, no debe preocuparse de que me haga daño.- dije en tono serio y orgulloso.- He venido a apoyar al gobierno con mis conocimientos porque es para lo que realmente valgo, y eso es lo que pienso hacer.- añadí mostrando mi patriotismo.
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La mujer te mira... sabiendo que hay un fuego interior que te impulsa. La pregunta que no se hace es si ese fuego está destinado a destruir... o a forjar.
Suspira y se levanta.
- Ven conmigo.
Toma el ascensor y mira al Mink, luego asiente.
El hombre perro se encoge de hombros y acciona la palanca con varios giros en el propio agarre.
- Dos veces en un día... esperemos cogerle de buen humor.- añade la criatura con su voz grave y cansada.
Las puertas se abren para dar la vista a un taller enorme, gigantesco , que alcanza hasta donde alcanza la vista y que está rematado por una enorme cristalera que otorga una vista panorámica de toda la isla... parece que la última planta abarca todo el edificio... el tintineo de metal es constante mientras pequeños instrumentos son manejados con soltura por tentáculos mecánicos, cráneos con cámaras y extraños artilugios con pinta de arañas igualmente macabros.
Gárgolas mecanizadas y androides angulosos pasean por la estancia llevando cosas más pesadas de lo que los pequeños criados mecánicos pueden... entre ellos un cadaver lleno de pequeños agujeros...pero aún reconocible. La ninja.
Miles de ojos artificiales se posan sobre vosotros mientras la mujer intenta salir del ascensor. Un cráneo volador, cuya mandibula inferior se ha visto sustituida por un altavoz, impulsado por algun sistema antigravitatorio se acerca a la mujer.
- Buenas tardes venía...
- Lo sabe.- declara con un eco metálico- Solo él.
La mujer te empuja fuera del ascensor mientras acciona ella misma la palanca para irse repetidas veces, zarandeando al mink arriba y abajo.
Las puertas se cierran y el ascensor desaprece bajo el suelo.
- Sígame- la calavera se desplaza por el pasillo central que divide las zonas de trabajo... aún puede olerse el olor a carne quemada... pero no hay rastro del hedor del propio trabajo de los talleres...
Tras unos diez minutos andando, aunqeu dirías que os desplazáis a más velocidad de la que realmente vais... llegais a una enorme mesa de negro cristal sobre el que van pasando datos de un color verde neón... una figura sentada en un trono metálico no levanta la vista de las pantallas... rodeada por cientos de cables que se agitan y pululan por la mesa, clickando, tocando...
Una enorme capa roja oculta cientos de tubos que hormiguean de arriba a abajo... el sonido de vehigas llenandose de aire y vaciandose en una forzada respiración... nada en él parece humano. La figura está tapada por el espeso manto rojo y su cara cubierta por una máscara de metal que parece tener algún tipo de filtro de aire... seis ojos con diafragmas acoplados se reparten el número de pantallas en un frenético dirigir de sus pupilas cibernéticas.
Para por un segundo y alza su encapuchado rostro hacia tí.
Los tentáculos tambien detienen su frenesí por un instante para dirigirte una mirada con sus pinzas... sus artilugios... sus cámaras. El engendro mecánico te observa.
Las mano izquierda reposada en el trono se alza oculta entre la enorme manga y señala hacia uno de los talleres, que poco a poco se vacía.
¿Querías una prueba práctica? Solo hay 1 cosa que no hay que hacer con éste tio. Solo una.
Suspira y se levanta.
- Ven conmigo.
Toma el ascensor y mira al Mink, luego asiente.
El hombre perro se encoge de hombros y acciona la palanca con varios giros en el propio agarre.
- Dos veces en un día... esperemos cogerle de buen humor.- añade la criatura con su voz grave y cansada.
Las puertas se abren para dar la vista a un taller enorme, gigantesco , que alcanza hasta donde alcanza la vista y que está rematado por una enorme cristalera que otorga una vista panorámica de toda la isla... parece que la última planta abarca todo el edificio... el tintineo de metal es constante mientras pequeños instrumentos son manejados con soltura por tentáculos mecánicos, cráneos con cámaras y extraños artilugios con pinta de arañas igualmente macabros.
Gárgolas mecanizadas y androides angulosos pasean por la estancia llevando cosas más pesadas de lo que los pequeños criados mecánicos pueden... entre ellos un cadaver lleno de pequeños agujeros...pero aún reconocible. La ninja.
Miles de ojos artificiales se posan sobre vosotros mientras la mujer intenta salir del ascensor. Un cráneo volador, cuya mandibula inferior se ha visto sustituida por un altavoz, impulsado por algun sistema antigravitatorio se acerca a la mujer.
- Buenas tardes venía...
- Lo sabe.- declara con un eco metálico- Solo él.
La mujer te empuja fuera del ascensor mientras acciona ella misma la palanca para irse repetidas veces, zarandeando al mink arriba y abajo.
Las puertas se cierran y el ascensor desaprece bajo el suelo.
- Sígame- la calavera se desplaza por el pasillo central que divide las zonas de trabajo... aún puede olerse el olor a carne quemada... pero no hay rastro del hedor del propio trabajo de los talleres...
Tras unos diez minutos andando, aunqeu dirías que os desplazáis a más velocidad de la que realmente vais... llegais a una enorme mesa de negro cristal sobre el que van pasando datos de un color verde neón... una figura sentada en un trono metálico no levanta la vista de las pantallas... rodeada por cientos de cables que se agitan y pululan por la mesa, clickando, tocando...
Una enorme capa roja oculta cientos de tubos que hormiguean de arriba a abajo... el sonido de vehigas llenandose de aire y vaciandose en una forzada respiración... nada en él parece humano. La figura está tapada por el espeso manto rojo y su cara cubierta por una máscara de metal que parece tener algún tipo de filtro de aire... seis ojos con diafragmas acoplados se reparten el número de pantallas en un frenético dirigir de sus pupilas cibernéticas.
Para por un segundo y alza su encapuchado rostro hacia tí.
Los tentáculos tambien detienen su frenesí por un instante para dirigirte una mirada con sus pinzas... sus artilugios... sus cámaras. El engendro mecánico te observa.
Las mano izquierda reposada en el trono se alza oculta entre la enorme manga y señala hacia uno de los talleres, que poco a poco se vacía.
¿Querías una prueba práctica? Solo hay 1 cosa que no hay que hacer con éste tio. Solo una.
- Imágenes referencia:
- https://www.google.es/search?q=adeptus+mechanicus&client=firefox-b-ab&biw=1298&bih=699&source=lnms&tbm=isch&sa=X&ved=0ahUKEwijoOOrnqDPAhXD7xQKHVL_AfoQ_AUIBigB#tbm=isch&q=servoskull
https://www.google.es/search?q=adeptus+mechanicus&client=firefox-b-ab&biw=1298&bih=699&source=lnms&tbm=isch&sa=X&ved=0ahUKEwijoOOrnqDPAhXD7xQKHVL_AfoQ_AUIBigB#tbm=isch&q=adeptus+mechanicus+mago
Para que veas más o menos la temática y los colores con los motivos.
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Parecía que finalmente mis palabras habían conseguido calar en la ruda mujer. Tras mirarme unos instantes suspiró, se levantó y me pidió que la siguiera. Volvimos al ascensor que había usado antes, el del perro pachoso. Mi jefa le hizo un gesto con la cabeza al encargado del ascensor y este pareció estremecerse. Hizo unos gestos raros con la palanca y comenzamos a movernos. Sin duda nuestro destino no era una planta habitual. Además el mink dijo algo que me asusto bastante. Al parecer no iba a ser el primero al que llevaba a ese sitio ese día, y sin duda allí no me esperaba alguien simpático.
Finalmente llegamos a nuestro destino. Por lo que ha tardado el ascensor supuse que debíamos de estar en una de las plantas superiores. Las puertas del aparato se abrieron, dejando a la vista aquel taller enorme. Ese tan grande y con tanta iluminación por los amplios ventanales es sin duda es un lugar ideal para cualquier ingeniero, aunque la decoración tiene una temática bastante macabra. Las calaveras y gárgolas mecánicas me ponían un poco nervioso, pero siendo una instalación del gobierno no creía que fueran a ser peligrosas. Un poco más calmado dejé de mirar a los alrededores y me fijé en una figura que había en el suelo frente a mí, era la ninja que había visto antes. Su cuerpo inerte yacía en el suelo lleno de agujeros. Era algo aterrador, pero seguramente hubiera intentado algo con las armas que portaba. No era capaz de imaginar a qué tipo de persona se le podría ocurrir atacar unas instalaciones del gobierno tan directamente. Quizá se lo mereciese, pero al menos podrían haber recogido el cadáver en vez de dejarlo contaminando el material.
Mi cuerpo estaba como congelado por lo impactante de la escena que tenía ante mí. Mi jefa fue la primera en dar un paso fuera del ascensor, pero una calavera altavoz la detuvo. La mujer intento explicarse, pero aquel dispositivo la cortó en seco y le indico que debía continuar yo solo. Aquella que había sido tan dura y arrogante ahora estaba asustado como una niñita pequeña. No cabía duda de que iba a encontrarme con el que estaba al mando de las instalaciones, y al parecer no era una persona amable. La niñita asustada me empuja fuera del ascensor y lo acciona ella misma, huyendo de la planta rápidamente. Ahora estaba solo, debía mostrarme asustado, aunque realmente no lo estaba. La calavera se me acercó y me pidió que le siguiera.
-Si.- contesté titubeante.
Caminé rápidamente tras esa calavera atravesando el enorme taller. Había un olor a carne quemada que era bastante desagradable, pero no veía ni rastro de ningún trabajador por la zona. Era curioso, pero sabía que no quería descubrir el origen de ese hedor. Debía limitarme a hacer lo que me dijesen y mostrar lo que podía hacer. Finalmente alcancé a ver nuestro destino, una mesa negra informatizada tras la que había una figura. Por la mesa pasaban multitud de datos en un color verde brillante. Sin duda la persona que manejaba toda esa información era el que iba a estar al mando de todo lo que hiciese. Aquella figura estaba plantada en un trono de hierro y utilizaba una gran cantidad de cables para manejar todos los controles. Me intrigaba mucho como conseguía que lo obedeciesen, pero no era el momento de preguntar. Siguiendo a la calavera me acerqué un poco más hasta estar al otro lado del aparato informático. Desde ahí pude observar mejor la figura que tenía enfrente. No podía ser humano. Bajo una túnica roja se escondía una gran cantidad de tubos y vejigas de aire que bombeaban sin parar. Su rostro era igualmente inquietante. Estaba cubierto por una máscara metálica que parecía tener un filtro de aire. Sobre ella había una cantidad anormal de ojos de aspecto mecánico, y todos ellos se movían de forma alocada revisando las pantallas que tenía enfrente. De pronto pareció percatarse de mi presencia y se detuvo en seco. Sentí como todo en aquella estancia se detuvo para centrarse en mí. La situación me ponía nervioso, pero al menos no tendría que jugarme mi salud para obtener la atención de aquel ser. Finalmente levantó su brazo que quedaba oculto entre la manga de la túnica y me señaló una zona del taller que comenzaba a despejarse. Estaba claro lo que pretendía indicarme. Tembloroso asentí y me dirigí a aquella zona.
Comencé examinando todo lo que tenía a mí alrededor. Había de todo lo que pudiese necesitar. Tras esto comencé a organizar las herramientas básicas, encendí un horno para fundir metales y cogí hojas de papel y material para escribir. Estaba listo para comenzar a trabajar, pero antes decidí dirigir una mirada al ser mecánico para asegurarme de que no iba a detenerme.
Finalmente llegamos a nuestro destino. Por lo que ha tardado el ascensor supuse que debíamos de estar en una de las plantas superiores. Las puertas del aparato se abrieron, dejando a la vista aquel taller enorme. Ese tan grande y con tanta iluminación por los amplios ventanales es sin duda es un lugar ideal para cualquier ingeniero, aunque la decoración tiene una temática bastante macabra. Las calaveras y gárgolas mecánicas me ponían un poco nervioso, pero siendo una instalación del gobierno no creía que fueran a ser peligrosas. Un poco más calmado dejé de mirar a los alrededores y me fijé en una figura que había en el suelo frente a mí, era la ninja que había visto antes. Su cuerpo inerte yacía en el suelo lleno de agujeros. Era algo aterrador, pero seguramente hubiera intentado algo con las armas que portaba. No era capaz de imaginar a qué tipo de persona se le podría ocurrir atacar unas instalaciones del gobierno tan directamente. Quizá se lo mereciese, pero al menos podrían haber recogido el cadáver en vez de dejarlo contaminando el material.
Mi cuerpo estaba como congelado por lo impactante de la escena que tenía ante mí. Mi jefa fue la primera en dar un paso fuera del ascensor, pero una calavera altavoz la detuvo. La mujer intento explicarse, pero aquel dispositivo la cortó en seco y le indico que debía continuar yo solo. Aquella que había sido tan dura y arrogante ahora estaba asustado como una niñita pequeña. No cabía duda de que iba a encontrarme con el que estaba al mando de las instalaciones, y al parecer no era una persona amable. La niñita asustada me empuja fuera del ascensor y lo acciona ella misma, huyendo de la planta rápidamente. Ahora estaba solo, debía mostrarme asustado, aunque realmente no lo estaba. La calavera se me acercó y me pidió que le siguiera.
-Si.- contesté titubeante.
Caminé rápidamente tras esa calavera atravesando el enorme taller. Había un olor a carne quemada que era bastante desagradable, pero no veía ni rastro de ningún trabajador por la zona. Era curioso, pero sabía que no quería descubrir el origen de ese hedor. Debía limitarme a hacer lo que me dijesen y mostrar lo que podía hacer. Finalmente alcancé a ver nuestro destino, una mesa negra informatizada tras la que había una figura. Por la mesa pasaban multitud de datos en un color verde brillante. Sin duda la persona que manejaba toda esa información era el que iba a estar al mando de todo lo que hiciese. Aquella figura estaba plantada en un trono de hierro y utilizaba una gran cantidad de cables para manejar todos los controles. Me intrigaba mucho como conseguía que lo obedeciesen, pero no era el momento de preguntar. Siguiendo a la calavera me acerqué un poco más hasta estar al otro lado del aparato informático. Desde ahí pude observar mejor la figura que tenía enfrente. No podía ser humano. Bajo una túnica roja se escondía una gran cantidad de tubos y vejigas de aire que bombeaban sin parar. Su rostro era igualmente inquietante. Estaba cubierto por una máscara metálica que parecía tener un filtro de aire. Sobre ella había una cantidad anormal de ojos de aspecto mecánico, y todos ellos se movían de forma alocada revisando las pantallas que tenía enfrente. De pronto pareció percatarse de mi presencia y se detuvo en seco. Sentí como todo en aquella estancia se detuvo para centrarse en mí. La situación me ponía nervioso, pero al menos no tendría que jugarme mi salud para obtener la atención de aquel ser. Finalmente levantó su brazo que quedaba oculto entre la manga de la túnica y me señaló una zona del taller que comenzaba a despejarse. Estaba claro lo que pretendía indicarme. Tembloroso asentí y me dirigí a aquella zona.
Comencé examinando todo lo que tenía a mí alrededor. Había de todo lo que pudiese necesitar. Tras esto comencé a organizar las herramientas básicas, encendí un horno para fundir metales y cogí hojas de papel y material para escribir. Estaba listo para comenzar a trabajar, pero antes decidí dirigir una mirada al ser mecánico para asegurarme de que no iba a detenerme.
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La aberración mecánica te mira y repite su movimiento de mano comunicándote así su permiso.
Dispones de cualquier material común, desde martillos a fuelles, de piezas de soldadura eléctrica a destorniladores... unas pequeñas fuentes de calor de soldadura y un pequeño hornillo de metal. Allí las cosas grandes estan en otros talleres.
La estancia vuelve a su habitual monotonía con el circular de los autómatas... El cráneo flota a tu alrededor mirando como haces lo que quiera que vayas a hacer.
Dispones de cualquier material común, desde martillos a fuelles, de piezas de soldadura eléctrica a destorniladores... unas pequeñas fuentes de calor de soldadura y un pequeño hornillo de metal. Allí las cosas grandes estan en otros talleres.
La estancia vuelve a su habitual monotonía con el circular de los autómatas... El cráneo flota a tu alrededor mirando como haces lo que quiera que vayas a hacer.
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Tenía la confirmación de mi superior y buenas ideas en la cabeza. Sin duda aquel ser robótico sería muy exigente, por lo que debía mostrar estar a la altura. No sabía del tiempo que disponía por lo que decidí hacer algo de un tamaño bastante reducido para poder hacerlo más rápido. La idea por la que me había decidido era un pequeño aparato controlado a distancia que pudiese transportar medicinas. Hice tres planos, cada uno adaptado al entorno en el que podría requerir moverse, tierra mar o aire. Tardé un buen rato en diseñar el primero, pero los otros dos fueron mucho más rápido gracias a que solo necesitarían pequeñas modificaciones en lo que sería la fuente de movimiento.
Teniendo ya listos los planos terminé decidiéndome por construir el terrestre. Podría haber construido los tres, pero me pareció una pérdida de tiempo. En aquel taller solo podría hacer la demostración con el terrestre. Comencé construyendo la pequeña cámara de refrigeración que contendría los suministros médicos. Eso fue bastante sencillo teniendo en cuenta la cantidad de recursos que tenía a mano. Luego comencé a fabricar el armazón que la contendría a ella, al motor y al receptor de señales. No era nada complejo, pero tuve que tener mucho cuidado con los materiales que elegía. La dureza era bastante buena y tenía buen espacio en su interior así que quedé bastante satisfecho. Tras hacer esto acoplé un pequeño motor en su interior e instalé dos ruedas metálicas de forma que el aparato pudiese moverse sin importar cual fuese su sentido. Hasta ahora podría tener un único que el aparato volcase sobre una rueda quedando atascado, pero ya había pensado eso. Lo que hice para solucionarlo fue crear un sistema con un pequeño contrapeso. Así si este quedaba volcado podría levantarse utilizándolo. Ahora venía la parte más complicada. Tenía que usar sensores de señal para poder controlarlo a distancia. Para ello instalé en el armazón una cámara con un transmisor de señal, y un receptor que conecté con el motor la dirección del eje de las ruedas y el activador del contrapeso. Luego de instalar esas cosas acoplé la nevera en el compartimento y la puse un cierre electrónico al armazón.
Ahora quedaba hacer la parte de programación. No era el mayor experto del mundo, pero lo que tenía que hacer tampoco era muy complejo. Por un lado hice un pequeño dispositivo con controles y una pantallita en el que instalé un receptor y un transmisor para poder monitorizar y controlar el dispositivo. La parte complicada fue establecer la frecuencia de emisión y recepción y asignar funciones a los controladores. Aun así conseguí hacerlo bastante rápido y bien. La frecuencia usada me pareció bastante segura, pero por la calidad de los transmisores y el uso de una señal tan poco común solo tendría un radio de alcance de 2 km. Ya casi estaba listo. Por último programé el cierre electrónico para que solo pudiese abrirse con una contraseña basada en símbolos que usaba cuando era pequeño.
Me había quedado muy bien, seguro que el jefe quedaba bastante satisfecho. No era del nivel de sus calaveras flotantes pero era más de lo que se podía esperar de un auxiliar de taller. Para culminar redacté a máquina unas cuantas hojas con anotaciones sobre los materiales, las recomendaciones de cada diseño y cosas que se podría hacer para mejorar el funcionamiento, como uso de kairoseki o ampliadores de señal. Hecho esto miré a la calavera cámara y asentí esperando que fuese ella la que indicase a mi superior que el trabajo estaba hecho. No me gustaba la idea de tener que molestarlo yo mismo, pero en caso de que aquel macabro aparato lo haría sin dudar.
Teniendo ya listos los planos terminé decidiéndome por construir el terrestre. Podría haber construido los tres, pero me pareció una pérdida de tiempo. En aquel taller solo podría hacer la demostración con el terrestre. Comencé construyendo la pequeña cámara de refrigeración que contendría los suministros médicos. Eso fue bastante sencillo teniendo en cuenta la cantidad de recursos que tenía a mano. Luego comencé a fabricar el armazón que la contendría a ella, al motor y al receptor de señales. No era nada complejo, pero tuve que tener mucho cuidado con los materiales que elegía. La dureza era bastante buena y tenía buen espacio en su interior así que quedé bastante satisfecho. Tras hacer esto acoplé un pequeño motor en su interior e instalé dos ruedas metálicas de forma que el aparato pudiese moverse sin importar cual fuese su sentido. Hasta ahora podría tener un único que el aparato volcase sobre una rueda quedando atascado, pero ya había pensado eso. Lo que hice para solucionarlo fue crear un sistema con un pequeño contrapeso. Así si este quedaba volcado podría levantarse utilizándolo. Ahora venía la parte más complicada. Tenía que usar sensores de señal para poder controlarlo a distancia. Para ello instalé en el armazón una cámara con un transmisor de señal, y un receptor que conecté con el motor la dirección del eje de las ruedas y el activador del contrapeso. Luego de instalar esas cosas acoplé la nevera en el compartimento y la puse un cierre electrónico al armazón.
Ahora quedaba hacer la parte de programación. No era el mayor experto del mundo, pero lo que tenía que hacer tampoco era muy complejo. Por un lado hice un pequeño dispositivo con controles y una pantallita en el que instalé un receptor y un transmisor para poder monitorizar y controlar el dispositivo. La parte complicada fue establecer la frecuencia de emisión y recepción y asignar funciones a los controladores. Aun así conseguí hacerlo bastante rápido y bien. La frecuencia usada me pareció bastante segura, pero por la calidad de los transmisores y el uso de una señal tan poco común solo tendría un radio de alcance de 2 km. Ya casi estaba listo. Por último programé el cierre electrónico para que solo pudiese abrirse con una contraseña basada en símbolos que usaba cuando era pequeño.
Me había quedado muy bien, seguro que el jefe quedaba bastante satisfecho. No era del nivel de sus calaveras flotantes pero era más de lo que se podía esperar de un auxiliar de taller. Para culminar redacté a máquina unas cuantas hojas con anotaciones sobre los materiales, las recomendaciones de cada diseño y cosas que se podría hacer para mejorar el funcionamiento, como uso de kairoseki o ampliadores de señal. Hecho esto miré a la calavera cámara y asentí esperando que fuese ella la que indicase a mi superior que el trabajo estaba hecho. No me gustaba la idea de tener que molestarlo yo mismo, pero en caso de que aquel macabro aparato lo haría sin dudar.
- Aparátos:
- Son más o menos así:
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De repente, alguien empieza a sacudirte y te despierta. Joder, qué sueño más raro, ¿no? En todo caso estás aun en el barco que iba rumbo del laboratorio, y quien te estaba intentando despertar es un marine.
- ¡Ey chico! Hemos llegado.
Si te levantas y sales de tu camarote, podrás ver que la mayoría del resto de tu "competencia" ya ha desembarcado. Deberías darte prisa, hay una buena cola para entrar al laboratorio. En el puerto hay un tipo con bata dando instrucciones a gritos:
- ¡Ingenieros al laboratorio 3B! ¡Los químicos al 3A! Los que deseéis presentaros para varias especializaciones, habrá varias rondas de exámenes. ¡Rápido, las pruebas empezarán en diez minutos!
Parece que deberás apresurarte.
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- ¡Ingenieros al laboratorio 3B! ¡Los químicos al 3A! Los que deseéis presentaros para varias especializaciones, habrá varias rondas de exámenes. ¡Rápido, las pruebas empezarán en diez minutos!
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Me desperté en mi camarote al sentir unas fuertes sacudidas. En un primer momento no sabía lo que era, por lo que me levanté asustado pensando que el barco se hundía. Al levantarme vi que me había exaltado para nada, tan sólo era un marine. Me encontraba algo confuso por los extraños sueños que había tenido a causa de los nervios, pero no tardé en espabilarme. El amable marine me indicó que ya habíamos llegado, que debía darme prisa en desembarcar. Al final resulta que sí que tenía motivos para exaltarme, estaba llegando tarde. Esa maldita siesta me estaba saliendo cara. Rápidamente cogí mi maletín y salí corriendo hacia el puerto mientras me arreglaba la corbata.
Allí se encontraban casi todos mis compañeros de viaje, haciendo cola para entrar a las instalaciones. También en la misma zona, se encontraba un hombre con bata blanca dirigiendo a los recién llegados. Menos mal que aquel hombre se encontraba allí, si no habría ido completamente perdido. Sus indicaciones eran claras, ingenieros al laboratorio 3b. Yo quería entrar como ingeniero mecánico, por lo que ese era el lugar al que debía ir.
Tenía poco tiempo hasta que empezasen los exámenes, pero debía respetar la cola. Se suponía que era una persona educada y formal, no un salvaje que fuese empujando a todos para entrar primero. En cualquier caso confiaba en la organización del lugar, aunque fuese un poco justo de tiempo seguro que podía llegar a tiempo sin faltar al sistema. Ese corto tiempo de espera en la cola de entrada a mi futuro lugar de trabajo me dio tiempo para pensar. No podía evitar estar emocionado por la cantidad de cosas increíbles que podría aprender y descubrir allí. Esto no era sólo una infiltración, era parte de mi realización personal. Iba a esforzarme al máximo, tenía que demostrar que de verdad merecía el puesto.
Allí se encontraban casi todos mis compañeros de viaje, haciendo cola para entrar a las instalaciones. También en la misma zona, se encontraba un hombre con bata blanca dirigiendo a los recién llegados. Menos mal que aquel hombre se encontraba allí, si no habría ido completamente perdido. Sus indicaciones eran claras, ingenieros al laboratorio 3b. Yo quería entrar como ingeniero mecánico, por lo que ese era el lugar al que debía ir.
Tenía poco tiempo hasta que empezasen los exámenes, pero debía respetar la cola. Se suponía que era una persona educada y formal, no un salvaje que fuese empujando a todos para entrar primero. En cualquier caso confiaba en la organización del lugar, aunque fuese un poco justo de tiempo seguro que podía llegar a tiempo sin faltar al sistema. Ese corto tiempo de espera en la cola de entrada a mi futuro lugar de trabajo me dio tiempo para pensar. No podía evitar estar emocionado por la cantidad de cosas increíbles que podría aprender y descubrir allí. Esto no era sólo una infiltración, era parte de mi realización personal. Iba a esforzarme al máximo, tenía que demostrar que de verdad merecía el puesto.
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El laboratorio 3b es un edificio de un solo piso, bastante grande. Puedes ver que sois bastante gente a la cola y a pesar de eso los examinadores se las apañan para hacer avanzar la cola bastante rápido. Al lograr entrar (eres de los últimos), te encuentras en un mostrador frente a un funcionario con pinta de estar bastante aburrido, rellenando informes. Sin levantar la vista, empieza a hacerte preguntas, haciéndote la siguiente nada más contestas la anterior e ignorando casi cualquier comentario que puedas hacerle que no esté relacionado con la tarea.
- Nombre y apellidos. Sexo. Fecha de nacimiento. Lugar de origen. Lugar de residencia. ¿Alguna alergia o enfermedad remarcable?
A continuación coge una cámara de fotos instantánea y te apunta con ella.
- Por favor, no se mueva.
Hay un flash y a continuación sale por un compartimento la foto. El hombre la coge y la pone sobre el mostrador, suspirando con aburrimiento. Ves que rellena alto y te lo da. Parece una de esas pegatinas para ponerse en la ropa, con tu nombre puesto.
- Póngaselo en algún lugar visible, y diríjase frente a la puerta 12. No entre, espere. Segundo pasillo por la izquierda.
Menuda cantidad de aburrida burocracia, ¿eh? Si vas al lugar aún te harán esperar quince minutos más, mientras gente entra y sale de la puerta. Puedes ver a otros aspirantes y a trabajadores del lugar y en cierto momento a un hombre vestido con un elegante traje negro, gafas de sol y sombrero de fieltro. Pasado el tiempo, la puerta se abre y sale un tipo con gafas de culo de botella hecho un manojo de nervios y una voz sale del interior.
- Jhon Length, pase por favor.
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A continuación coge una cámara de fotos instantánea y te apunta con ella.
- Por favor, no se mueva.
Hay un flash y a continuación sale por un compartimento la foto. El hombre la coge y la pone sobre el mostrador, suspirando con aburrimiento. Ves que rellena alto y te lo da. Parece una de esas pegatinas para ponerse en la ropa, con tu nombre puesto.
- Póngaselo en algún lugar visible, y diríjase frente a la puerta 12. No entre, espere. Segundo pasillo por la izquierda.
Menuda cantidad de aburrida burocracia, ¿eh? Si vas al lugar aún te harán esperar quince minutos más, mientras gente entra y sale de la puerta. Puedes ver a otros aspirantes y a trabajadores del lugar y en cierto momento a un hombre vestido con un elegante traje negro, gafas de sol y sombrero de fieltro. Pasado el tiempo, la puerta se abre y sale un tipo con gafas de culo de botella hecho un manojo de nervios y una voz sale del interior.
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A medida que pasaba el tiempo me iba poniendo algo más nervioso, aunque no estaba para nada preocupado. Mi identidad estaba bastante bien planificada y además tenía un buen conocimiento sobre el campo de la ingeniería, seguro que todo iba sobre ruedas. Como ya había esperado la cola avanza rápidamente, mostrando la eficiencia del lugar. Conforme me iba acercando, pude admirar cada vez mejor el sitio al que me dirigía. Aunque tuviera un solo piso, el laboratorio era un edificio enorme, no cabía ninguna duda de que tendría un montón de trastos con los que trabajar allí dentro. Finalmente llegó mi turno para entrar a las instalaciones.
Allí, nada más entrar, fui recibido en un mostrador por un hombre con cara de desgana. Este no pareció tener más interés en mí del que tenía por todos los demás que habían pasado por allí, tan sólo se dedicó a lanzar una rápida serie de preguntas para rellenar mi informe. Eran bastante simples, pero había una que me ponía en un aprieto, la residencia. Jhon Length no tenía ninguna propiedad a su nombre, lo cual era un problema.
-Mi nombre es Jhon Length, Jhon con “h” después de la “j” y Length con una “t” y una “h” al final. Sexo masculino. Nací el veintiocho de julio del año ciento cuarenta y cinco en Isla Mianna. Por el momento estoy rentado en los apartamentos Hollín en esa misma isla, aunque planeo mudarme pronto. Y no, no tengo ninguna alergia.- dije con un tono bastante seguro.
La salida del aprieto había sido buena, era un poco degradante decir que un lugar así era tu hogar, pero no podía decir otra cosa. Esos apartamentos eran un sitio barato de la zona del puerto donde no se preguntaba nada mientras se pagase a tiempo. Era una forma de asegurar que no tuviesen un registro en el que buscar si era cierto o no, aunque tendría que pasar por allí periódicamente por si me mandaban algo por correo.
Tras esto el desganado hombre sacó una cámara y me hizo una foto instantánea. Entendía la actitud del hombre que ahora se había puesto a escribir algo en ella, seguramente yo también estaría así si hubiese estado en su puesto todo el día. Al acabar de escribir los últimos datos el funcionario extendió la mano para entregarme la foto. Al cogerla me di cuenta de que era una pegatina. Finalmente el hombre me dijo que me la pegase para poder identificarme y me indicó hacia dónde dirigirme. El proceso fue bastante rápido, no era de extrañar que la cola avanzase a ese ritmo.
-Muchas gracias.- me despedí del hombre a la vez que sonreía intentando que la alegría se le contagiase y se animase un poco.
Con cuidado de no estropearla agarré la pegatina y la adherí en mi pecho para que fuera fácilmente visible. Lista mi identificación me dispuse a caminar hasta la puerta doce como me había indicado. Al llegar lo que encontré es un montón de gente esperando. Suspiré por el aburrimiento que me suponía estar todo el rato esperando. De normal era una persona activa que se habría puesto a dar vueltas por la sala a causa de los nervios, pero no debía olvidar que Jhon Length era calmado. Tranquilamente me senté en una silla y me puse a observar a la gente de mí alrededor mientras esperaba. La mayoría de los allí presentes eran individuos bastante normales, aunque había uno que destacaba sobre los demás. Era un hombre con traje elegante, gafas de sol y sombrero de fieltro. No tenía muy claro por qué iba tan arreglado, pero tampoco me importaba demasiado, por lo que no me levanté a preguntar.
Pasado el tiempo finalmente llegó mi momento. La salida de un hombre con unas gafas increíblemente gruesas dio paso a una voz seria que me nombró. Algo nervioso, aunque decido, me levanté de la silla en la que me encontraba para dirigirme a la sala. Hice una pausa frente a la puerta para tomar aire profundamente y así apaciguar los nervios. No sabía lo que me esperaba en el interior de aquella sala, pero estaba listo, por lo que entré con paso firme.
Allí, nada más entrar, fui recibido en un mostrador por un hombre con cara de desgana. Este no pareció tener más interés en mí del que tenía por todos los demás que habían pasado por allí, tan sólo se dedicó a lanzar una rápida serie de preguntas para rellenar mi informe. Eran bastante simples, pero había una que me ponía en un aprieto, la residencia. Jhon Length no tenía ninguna propiedad a su nombre, lo cual era un problema.
-Mi nombre es Jhon Length, Jhon con “h” después de la “j” y Length con una “t” y una “h” al final. Sexo masculino. Nací el veintiocho de julio del año ciento cuarenta y cinco en Isla Mianna. Por el momento estoy rentado en los apartamentos Hollín en esa misma isla, aunque planeo mudarme pronto. Y no, no tengo ninguna alergia.- dije con un tono bastante seguro.
La salida del aprieto había sido buena, era un poco degradante decir que un lugar así era tu hogar, pero no podía decir otra cosa. Esos apartamentos eran un sitio barato de la zona del puerto donde no se preguntaba nada mientras se pagase a tiempo. Era una forma de asegurar que no tuviesen un registro en el que buscar si era cierto o no, aunque tendría que pasar por allí periódicamente por si me mandaban algo por correo.
Tras esto el desganado hombre sacó una cámara y me hizo una foto instantánea. Entendía la actitud del hombre que ahora se había puesto a escribir algo en ella, seguramente yo también estaría así si hubiese estado en su puesto todo el día. Al acabar de escribir los últimos datos el funcionario extendió la mano para entregarme la foto. Al cogerla me di cuenta de que era una pegatina. Finalmente el hombre me dijo que me la pegase para poder identificarme y me indicó hacia dónde dirigirme. El proceso fue bastante rápido, no era de extrañar que la cola avanzase a ese ritmo.
-Muchas gracias.- me despedí del hombre a la vez que sonreía intentando que la alegría se le contagiase y se animase un poco.
Con cuidado de no estropearla agarré la pegatina y la adherí en mi pecho para que fuera fácilmente visible. Lista mi identificación me dispuse a caminar hasta la puerta doce como me había indicado. Al llegar lo que encontré es un montón de gente esperando. Suspiré por el aburrimiento que me suponía estar todo el rato esperando. De normal era una persona activa que se habría puesto a dar vueltas por la sala a causa de los nervios, pero no debía olvidar que Jhon Length era calmado. Tranquilamente me senté en una silla y me puse a observar a la gente de mí alrededor mientras esperaba. La mayoría de los allí presentes eran individuos bastante normales, aunque había uno que destacaba sobre los demás. Era un hombre con traje elegante, gafas de sol y sombrero de fieltro. No tenía muy claro por qué iba tan arreglado, pero tampoco me importaba demasiado, por lo que no me levanté a preguntar.
Pasado el tiempo finalmente llegó mi momento. La salida de un hombre con unas gafas increíblemente gruesas dio paso a una voz seria que me nombró. Algo nervioso, aunque decido, me levanté de la silla en la que me encontraba para dirigirme a la sala. Hice una pausa frente a la puerta para tomar aire profundamente y así apaciguar los nervios. No sabía lo que me esperaba en el interior de aquella sala, pero estaba listo, por lo que entré con paso firme.
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Cuando entras te encuentras en una sala pequeña, sin ventanas, en la que sólo hay una mesa con una lámpara y dos sillas arrimadas a esta, una frente a la otra. Una de ellas ya está ocupada por un hombre que debe rondar la treintena, de pelo castaño rojizo corto, vestido de traje y con guantes negros. Tras él hay otro hombre también trajeado, con un sombrero como el del que viste salir antes y gafas de sol. Este tiene una larga melena rubia ondulada, es más moreno y tiene una fea cicatriz en el lado derecho de la cara que se la recorre en vertical. El que está sentado te sonríe al entra y te dice:
- El señor Lenght, ¿verdad? Siéntese, por favor.
Te señala con un gesto el asiento frente a él. Alcanzas a ver antes de que cierre el fichero que está leyendo un documento con tu fotografía adjuntada arriba de todo con un clip. La sonrisa del hombre se amplía. No resulta agradable. Su compañero permanece serio e impasible.
- Soy el agente Alan V. Gertburg, del Gobierno. El agente Norton y yo tenemos unas cuantas preguntas para usted. Dígame, señor Lenght, ¿por qué desea este puesto?
Le hace un gesto al otro y el tal Norton saca una pequeña cajita negra con una bombilla roja y un cable enganchado a lo que parece una muñequera. Te tiende esta.
- Por favor, ponte eso antes de responder a las preguntas. En la muñeca.
- El señor Lenght, ¿verdad? Siéntese, por favor.
Te señala con un gesto el asiento frente a él. Alcanzas a ver antes de que cierre el fichero que está leyendo un documento con tu fotografía adjuntada arriba de todo con un clip. La sonrisa del hombre se amplía. No resulta agradable. Su compañero permanece serio e impasible.
- Soy el agente Alan V. Gertburg, del Gobierno. El agente Norton y yo tenemos unas cuantas preguntas para usted. Dígame, señor Lenght, ¿por qué desea este puesto?
Le hace un gesto al otro y el tal Norton saca una pequeña cajita negra con una bombilla roja y un cable enganchado a lo que parece una muñequera. Te tiende esta.
- Por favor, ponte eso antes de responder a las preguntas. En la muñeca.
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Entré decidido en la sala, pero lo que me encontré allí no era para nada lo que había imaginado en un primer momento. Esperaba que me llevasen a realizar alguna especie de examen, pero estaba más que claro que allí no iba a encontrar nada de eso. El habitáculo era bastante pequeño y la penumbra de este sólo se rompía pro la luz de la lámpara que había en una mesa situada en el centro de la sala. Notaba como mi corazón latía fuertemente, no iba a encontrar nada bueno en ese lugar. El miedo se notaba en mi rostro, aunque esa no era mi preocupación, Jhon Length estaría más que asustado en una situación así. La inquietud que me invadía era provocada por los dos hombres que había allí junto a mí. Ambos iban vestidos de traje negro al igual que el hombre que había visto fuera, lo cual me confirmó que eran de seguridad. Por un momento pensé que me habían pillado, pero luego recordé que estaban haciendo pasar por allí a todo el mundo. Era un momento crucial, tenía que mantenerme en el papel a toda costa o la cosa acabaría mal.
Uno de ellos me sacó del trance invitándome a sentarme. Si no fuese por la situación y la vestimenta podría hasta haber pasado por una persona normal. Tenía los cabellos rojizos y un aspecto joven, o al menos no demasiado mayor. Esto hacía que me intimidase bastante menos que su compañero, el cual tenía una enorme cicatriz en la cara que su larga melena rubia no llegaba a disimular. Tomé asiento lentamente mientras mantenía una mirada de inseguridad en este último, no me fiaba para nada de él.
-Así es, soy Jhon Length.- respondí a la vez que me acercaba la silla a la mesa quedando cara a cara con el hombre.
Gracias a la luz de la lámpara alcancé a ver algo del documento que el pelirrojo. No logré leer nada, pero distinguí una foto mía antes de que cerrase el fichero. La sonrisa que se le formó en la cara casi al instante hizo que se me pusieran los pelos de punta, quizá estaba haciendo mal en pensar que ese hombre era el poco amenazador. Fuera como fuese no iba a poder librarme de él, tendría que seguirle el juego durante un buen rato. Me quedaba el consuelo de que la foto que había visto era Jhon, por lo que de momento no debía de preocuparme que conociesen mi verdadera identidad.
Finalmente tras guardar el fichero el pelirrojo se me presentó como agente Alan V. Gertburg y me explicó que él y su compañero, el agente Norton me harían algunas preguntas. Lo primero que quería saber era por qué quería obtener ese puesto. Era la mejor pregunta que me podía hacer, tenía un gran discurso acerca del patriotismo preparado, por lo que seguro que quedarían encantados.
-De acuerdo.- dije titubeando.- Verá quiero este puesto porque...- comencé con un tono algo más firme antes de que el agente me detuviese.
Le había hecho una serie de gestos a su compañero que no sabía que significaban, pero ahora estaba claro. Su compañero había sacado una especie de aparato que quería que me pusiese en la muñeca. No tardé mucho en deducir por el aspecto del aparato y la situación de que se trataba, era un detector de mentiras. Tenía sentido que usaran eso, aunque me ponía en un aprieto. Me lo puse como me pedía mientras intentaba calmar un poco mi pulso. Debía pensar bien lo que decía o sería el final.
-Así está bien, ¿no?- dije al terminar de ajustármelo.- Verá, quiero este puesto porque creo que mientras esté en él podré ayudar a que el mundo sea un lugar mucho mejor. Además durante mi estancia como científico del gobierno sé que podré ampliar enormemente mis conocimientos en el campo de la ingeniería, cosa que me haría extremadamente feliz. Por último, aunque es algo embarazoso también me interesa por el sueldo, me gustaría comprar una casa nueva.- respondí seguro aunque sin perder el tono asustado.
No había motivo alguno para que la máquina pitase, todo lo que había dicho era cierto. En primer lugar era cierto que iba hacer del mundo un lugar mejor, pues desde ahí podía hacer caer al gobierno y darle más poder al pueblo. La segunda parte seguramente sería cierta para todos los aspirantes al puesto, trabajar en laboratorios tan avanzados era el sueño de cualquier ingeniero. En cuanto a la última afirmación, Jhon Length necesitaba una casa propia, ese sueldo me iba a venir más que perfecto. Ahora sólo quedaba ver cuál era la siguiente cuestión, aunque tras esta me encontraba muchísimo más tranquilo.
Uno de ellos me sacó del trance invitándome a sentarme. Si no fuese por la situación y la vestimenta podría hasta haber pasado por una persona normal. Tenía los cabellos rojizos y un aspecto joven, o al menos no demasiado mayor. Esto hacía que me intimidase bastante menos que su compañero, el cual tenía una enorme cicatriz en la cara que su larga melena rubia no llegaba a disimular. Tomé asiento lentamente mientras mantenía una mirada de inseguridad en este último, no me fiaba para nada de él.
-Así es, soy Jhon Length.- respondí a la vez que me acercaba la silla a la mesa quedando cara a cara con el hombre.
Gracias a la luz de la lámpara alcancé a ver algo del documento que el pelirrojo. No logré leer nada, pero distinguí una foto mía antes de que cerrase el fichero. La sonrisa que se le formó en la cara casi al instante hizo que se me pusieran los pelos de punta, quizá estaba haciendo mal en pensar que ese hombre era el poco amenazador. Fuera como fuese no iba a poder librarme de él, tendría que seguirle el juego durante un buen rato. Me quedaba el consuelo de que la foto que había visto era Jhon, por lo que de momento no debía de preocuparme que conociesen mi verdadera identidad.
Finalmente tras guardar el fichero el pelirrojo se me presentó como agente Alan V. Gertburg y me explicó que él y su compañero, el agente Norton me harían algunas preguntas. Lo primero que quería saber era por qué quería obtener ese puesto. Era la mejor pregunta que me podía hacer, tenía un gran discurso acerca del patriotismo preparado, por lo que seguro que quedarían encantados.
-De acuerdo.- dije titubeando.- Verá quiero este puesto porque...- comencé con un tono algo más firme antes de que el agente me detuviese.
Le había hecho una serie de gestos a su compañero que no sabía que significaban, pero ahora estaba claro. Su compañero había sacado una especie de aparato que quería que me pusiese en la muñeca. No tardé mucho en deducir por el aspecto del aparato y la situación de que se trataba, era un detector de mentiras. Tenía sentido que usaran eso, aunque me ponía en un aprieto. Me lo puse como me pedía mientras intentaba calmar un poco mi pulso. Debía pensar bien lo que decía o sería el final.
-Así está bien, ¿no?- dije al terminar de ajustármelo.- Verá, quiero este puesto porque creo que mientras esté en él podré ayudar a que el mundo sea un lugar mucho mejor. Además durante mi estancia como científico del gobierno sé que podré ampliar enormemente mis conocimientos en el campo de la ingeniería, cosa que me haría extremadamente feliz. Por último, aunque es algo embarazoso también me interesa por el sueldo, me gustaría comprar una casa nueva.- respondí seguro aunque sin perder el tono asustado.
No había motivo alguno para que la máquina pitase, todo lo que había dicho era cierto. En primer lugar era cierto que iba hacer del mundo un lugar mejor, pues desde ahí podía hacer caer al gobierno y darle más poder al pueblo. La segunda parte seguramente sería cierta para todos los aspirantes al puesto, trabajar en laboratorios tan avanzados era el sueño de cualquier ingeniero. En cuanto a la última afirmación, Jhon Length necesitaba una casa propia, ese sueldo me iba a venir más que perfecto. Ahora sólo quedaba ver cuál era la siguiente cuestión, aunque tras esta me encontraba muchísimo más tranquilo.
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En el momento en que empiezas a hablar, el agente Norton le da a un botón en el aparato. Sin embargo, en ningún momento de tus palabras da el más mínimo indicio de haber detectado nada. La máquina permanece silenciosa, ante lo cual los dos agentes intercambian una mirada enigmática.
- Bien... unos buenos motivos, señor Lenght. Al fin y al cabo, todos necesitamos algo de lo que vivir - dice Alan, sonriendo de nuevo - Los ideales por sí solos no dan de comer.
Norton se va a un extremo de la habitación, abre un maletín y se pone a revolver en él. Mientras tanto, el pelirrojo carraspea, se ajusta la corbata y comienza a mirar su reloj. Entonces el rubio vuelve con una serie de aparatos: una jeringuilla, una botella de alcohol, gasas, una cinta, un aparato rectangular alargado, con una abertura circular y una pequeña pantalla (apagada en este momento).
- Vamos a tomarle una muestra de sangre. Mientras mi compañero se la extrae, por favor, conteste a la siguiente pregunta. ¿Ha guardado o guarda relación con algún grupo anti-gubernamental?
Si no te resistes, mientras contestas, Norton te atará la cinta en el brazo contrario al del detector y te extraerá la muestra con la jeringuilla. El resto creo que te lo imaginas, te desinfecta la zona (escuece un poco, pero nada que alguien acostumbrado a pelear no resista) y te pone una gasa. Tras eso conecta la jeringuilla al aparato rectangular y lo enciende, alejándose. ¿Qué diablos estará haciendo?
- Bien... unos buenos motivos, señor Lenght. Al fin y al cabo, todos necesitamos algo de lo que vivir - dice Alan, sonriendo de nuevo - Los ideales por sí solos no dan de comer.
Norton se va a un extremo de la habitación, abre un maletín y se pone a revolver en él. Mientras tanto, el pelirrojo carraspea, se ajusta la corbata y comienza a mirar su reloj. Entonces el rubio vuelve con una serie de aparatos: una jeringuilla, una botella de alcohol, gasas, una cinta, un aparato rectangular alargado, con una abertura circular y una pequeña pantalla (apagada en este momento).
- Vamos a tomarle una muestra de sangre. Mientras mi compañero se la extrae, por favor, conteste a la siguiente pregunta. ¿Ha guardado o guarda relación con algún grupo anti-gubernamental?
Si no te resistes, mientras contestas, Norton te atará la cinta en el brazo contrario al del detector y te extraerá la muestra con la jeringuilla. El resto creo que te lo imaginas, te desinfecta la zona (escuece un poco, pero nada que alguien acostumbrado a pelear no resista) y te pone una gasa. Tras eso conecta la jeringuilla al aparato rectangular y lo enciende, alejándose. ¿Qué diablos estará haciendo?
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El interrogatorio parecía estar yendo de maravilla, pero no quería bajar la guardia. Las miradas siniestras de los agentes y el pitidito constante de la máquina me recordaban en cada momento que la situación no era como para estar completamente tranquilo. Como consuelo me quedaba que el agente Getburg sí que iba a ser agradable, pues me respondió de forma comprensiva y con una sonrisa en la cara. No pude evitar enviarle de vuelta una ligera sonrisa que deshizo casi por completo mi expresión de incomodidad.
Tras esto hubo una pequeña pausa. El pelirrojo comenzó a carraspear aclarándose la garganta mientras que se ajustaba la corbata. La verdad es que me resultaba admirable que aguantase con la corbata tan ajustada tras una jornada tan pesada como esa. Entre tanto, su compañero se puso a rebuscar unas cuantas cosas en un maletín. No me volteé a ver que era, pero hizo bastante ruido al sacarlas. Mi interrogador parecía algo nervioso, no paraba de mirar el reloj. Comencé a pensar que, si tenía algo de suerte, me dejaría ir antes de lo debido para poder irse también, aunque tampoco esperaba tenerla.
Finalmente el rubio volvió y se colocó a mi lado. Entonces el agente sonriente me explicó que me iban a sacar una muestra de sangre mientras contestaba a la siguiente pregunta. Yo por mi parte no habría tenido problema, pero ahora era Jhon Length, y este tenía miedo a las agujas.
-¿Es realmente necesario?- dije mirando al rubio con cara de miedo.- Claro que sí, no sé para qué pregunto.- continué con tono de resignación mientras extendía el brazo sobre la mesa.
Con el tema de la aguja casi me olvido de la pregunta. El agente quería saber si tenía o había tenido relación con alguna organización antigubernamental. Vaya, buena pregunta, estaba completamente jodido. Había mantenido relación con todos y cada uno de los grupos que se oponían al gobierno. Tenía que pensar algo rápido. Por suerte podía ganar algo de tiempo con lo de la aguja.
-¿Antigubernamentales? Verá yo…- comencé a contestar antes de volver a girarme hacia el de la aguja.
En ese momento el pinchazo llego. No me dolió para nada, hasta podría decir que me gustaba la sensación de tener la aguja sacándome sangre, pero no era un buen momento para hacerme el tío duro.
-¡Ay! ¡Ay! ¡Tápalo! ¡Tápalo!- dije apartando la vista de la aguja y aumentando la cara de miedo.
Esos momentos eran para mí como un soplo de aire fresco, pero no durarían para siempre. Tenía que haber una forma de no decir la verdad sin llegar a mentir. Rápidamente repase mis encuentros con la revolución y Xella, tenía que poder decir algo que no mostrase que era un simpatizante de estos. Finalmente la bombilla brilló en mi cabeza. Justo a tiempo, pues el agente Norton ya estaba tapándome la herida.
-Verá, no es algo de lo que me sienta orgulloso, pero debe entender que los ingenieros no son muy solicitados por las mujeres. Hace un tiempo estuve relacionado con una mujer muy guapa que estoy seguro al cien por cien que era antigubernamental. Tan pronto me separé de ella lo comuniqué, aunque no sé si a quién le llegó la información hizo algo con ella. Ahora no tengo ni idea de dónde puede estar, pero en el momento me sentí como un auténtico espía.- le conté al pelirrojo tornando mi cara de miedo en algo más segura y patriótica.
Era increíble lo que podía cambiar una historia si se utilizaban las palabras correctas. La primera parte no era nada del otro mundo, todo el mundo sabe que las mujeres son alérgicas a los ingenieros. O al menos lo parecen. Luego la historia se complica, la mujer era Aki, la culpable de mi unión a las filas de Xella. No hay duda de que era una mujer guapa, quizá la más guapa que había visto hasta entonces. Estuve relacionándome con ella cuando nos conocimos, quizá no como podía parecer, pero pasamos juntos un tiempo. Como era de esperar le conté todo lo relacionado con este encuentro a Marcus, mi fiel amigo, el cual no sé si se lo había contado a alguien. Quizá a su mujer, pero ella también era mi amiga así que no habría habido ningún problema. También era cierto que no sabía dónde se encontraba la pelirroja de Xella, podía intentar contactarla si lo necesitaba, pero no tenía ni idea de su paradero actual. Para acabar, lo último que había dicho también era cierto, me sentí cómo un espía. Cómo no iba a sentirme como un espía siendo parte de una organización secreta que trabaja en las sombras.
Me sorprendía a mí mismo lo bueno que era tergiversando las cosas, aunque tenía sentido dada mi profesión. En cualquier caso me había quedado muy satisfecho con mi historia y estaba completamente seguro de que los agentes también. Bueno, al menos el pelirrojo, el otro estaba haciendo algo con mi sangre y un aparato rectangular. Podía ser un test de drogas o algo así. Fuera lo que fuese no tenía pinta de que fuese a pasar mucho tiempo en descubrirlo.
Tras esto hubo una pequeña pausa. El pelirrojo comenzó a carraspear aclarándose la garganta mientras que se ajustaba la corbata. La verdad es que me resultaba admirable que aguantase con la corbata tan ajustada tras una jornada tan pesada como esa. Entre tanto, su compañero se puso a rebuscar unas cuantas cosas en un maletín. No me volteé a ver que era, pero hizo bastante ruido al sacarlas. Mi interrogador parecía algo nervioso, no paraba de mirar el reloj. Comencé a pensar que, si tenía algo de suerte, me dejaría ir antes de lo debido para poder irse también, aunque tampoco esperaba tenerla.
Finalmente el rubio volvió y se colocó a mi lado. Entonces el agente sonriente me explicó que me iban a sacar una muestra de sangre mientras contestaba a la siguiente pregunta. Yo por mi parte no habría tenido problema, pero ahora era Jhon Length, y este tenía miedo a las agujas.
-¿Es realmente necesario?- dije mirando al rubio con cara de miedo.- Claro que sí, no sé para qué pregunto.- continué con tono de resignación mientras extendía el brazo sobre la mesa.
Con el tema de la aguja casi me olvido de la pregunta. El agente quería saber si tenía o había tenido relación con alguna organización antigubernamental. Vaya, buena pregunta, estaba completamente jodido. Había mantenido relación con todos y cada uno de los grupos que se oponían al gobierno. Tenía que pensar algo rápido. Por suerte podía ganar algo de tiempo con lo de la aguja.
-¿Antigubernamentales? Verá yo…- comencé a contestar antes de volver a girarme hacia el de la aguja.
En ese momento el pinchazo llego. No me dolió para nada, hasta podría decir que me gustaba la sensación de tener la aguja sacándome sangre, pero no era un buen momento para hacerme el tío duro.
-¡Ay! ¡Ay! ¡Tápalo! ¡Tápalo!- dije apartando la vista de la aguja y aumentando la cara de miedo.
Esos momentos eran para mí como un soplo de aire fresco, pero no durarían para siempre. Tenía que haber una forma de no decir la verdad sin llegar a mentir. Rápidamente repase mis encuentros con la revolución y Xella, tenía que poder decir algo que no mostrase que era un simpatizante de estos. Finalmente la bombilla brilló en mi cabeza. Justo a tiempo, pues el agente Norton ya estaba tapándome la herida.
-Verá, no es algo de lo que me sienta orgulloso, pero debe entender que los ingenieros no son muy solicitados por las mujeres. Hace un tiempo estuve relacionado con una mujer muy guapa que estoy seguro al cien por cien que era antigubernamental. Tan pronto me separé de ella lo comuniqué, aunque no sé si a quién le llegó la información hizo algo con ella. Ahora no tengo ni idea de dónde puede estar, pero en el momento me sentí como un auténtico espía.- le conté al pelirrojo tornando mi cara de miedo en algo más segura y patriótica.
Era increíble lo que podía cambiar una historia si se utilizaban las palabras correctas. La primera parte no era nada del otro mundo, todo el mundo sabe que las mujeres son alérgicas a los ingenieros. O al menos lo parecen. Luego la historia se complica, la mujer era Aki, la culpable de mi unión a las filas de Xella. No hay duda de que era una mujer guapa, quizá la más guapa que había visto hasta entonces. Estuve relacionándome con ella cuando nos conocimos, quizá no como podía parecer, pero pasamos juntos un tiempo. Como era de esperar le conté todo lo relacionado con este encuentro a Marcus, mi fiel amigo, el cual no sé si se lo había contado a alguien. Quizá a su mujer, pero ella también era mi amiga así que no habría habido ningún problema. También era cierto que no sabía dónde se encontraba la pelirroja de Xella, podía intentar contactarla si lo necesitaba, pero no tenía ni idea de su paradero actual. Para acabar, lo último que había dicho también era cierto, me sentí cómo un espía. Cómo no iba a sentirme como un espía siendo parte de una organización secreta que trabaja en las sombras.
Me sorprendía a mí mismo lo bueno que era tergiversando las cosas, aunque tenía sentido dada mi profesión. En cualquier caso me había quedado muy satisfecho con mi historia y estaba completamente seguro de que los agentes también. Bueno, al menos el pelirrojo, el otro estaba haciendo algo con mi sangre y un aparato rectangular. Podía ser un test de drogas o algo así. Fuera lo que fuese no tenía pinta de que fuese a pasar mucho tiempo en descubrirlo.
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Mientras Norton analiza la muestra de sangre, Alan te observa con una mirada sagaz. Parece como si no le acabase de convencer lo que has dicho, o sospechase que hay algo más. Sin embargo, al cabo de unos segundos sonríe, y dice:
- En ese caso estás en el lugar indicado para ser un buen ciudadano, y posiblemente ganarte puntos extra para acceder al puesto. Dime todo lo que sepas de esta mujer: su nombre, descripción física exacta, edad aproximada, cómo sospechabas que era contraria al Gobierno, con qué grupo estaba vinculada...
Una vez hayas contestado, esboza una sonrisa malévola y pregunta:
- ¿Es eso TODO lo que sabe, señor Lenght?
- En ese caso estás en el lugar indicado para ser un buen ciudadano, y posiblemente ganarte puntos extra para acceder al puesto. Dime todo lo que sepas de esta mujer: su nombre, descripción física exacta, edad aproximada, cómo sospechabas que era contraria al Gobierno, con qué grupo estaba vinculada...
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- ¿Es eso TODO lo que sabe, señor Lenght?
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Tras acabar de oír mi respuesta, el hombre de la cicatriz se llevó mi muestra de sangre para comenzar a analizarla. El silencio se hizo presente en la sala durante unos instantes. Estaba comenzando a agobiarme. La escasa luz de la sala y la falta de ventilación hacían que me marease. Además no podía evitar darme cuenta de la forma en que me estaba mirando el agente Gertburg. Era muy molesto tener a alguien mirándote así, no podría aguantar mucho más en aquella sala de interrogatorios. Hubiese preferido mil veces que me torturasen antes de que mantuviesen esa tensión, pero claro está, no iban a torturarme sin saber que yo era realmente miembro de una organización antigubernamental.
Por suerte o desgracia para mí una sonrisa del pelirrojo puso fin a esos momentos de quietud. Estaba dejando de parecerme simpático, sus risas parecían más de disfrute al verme sufrir que de amabilidad. Sin duda preferiría charlar con el amigo calladito antes que con el sonriente burlón. Preferiría que muchas otras cosas cambiasen en aquel lugar también, pero no tenía la opción de elegir. Tan sólo podía agachar la cabeza y seguir respondiendo a lo que quisiesen saber de mí.
Lo que vino a continuación fue más de lo que podía soportar. Ya no les importaba yo, querían saber más de la chica, querían tratarme como a un criminal. Estaba más que claro que no iba a permitir que siguiesen interrogándome de esa forma tan directa. Antes me estaba conteniendo porque habría sido raro que Jhon se resistiera, pero ahora… ahora le estaban faltando al respeto.
-¿Quieres saber más de la chica? Discúlpeme señor. Creía que estaba aquí para una entrevista de trabajo, no para hablar de lo que hago en mis noches de diversión.- dije con tono algo ofendido aunque sin perder el respeto como había hecho él. ¿Qué quieres que te diga? ¿Que era una pelirroja de cuerpo explosivo? ¿Que me gustaba llamarla jefa cuando estábamos juntos? No creo que eso ayude a nada, si quiere algo más pregunte entre los otros cien hombres con los que habrá mantenido relaciones.- continué contestando dejando ver que me habían ofendido mucho.
Tras esto el pelirrojo burlón volvió a preguntarme si era todo lo que sabía. Estaba claro que estaba disfrutando del momento, pero yo no tenía pensado darle lo que quería.
-No, no es lo único que sé. Sé muchas cosas acerca de ingeniería que podrían ayudar a que personas como usted atrapase a auténticos criminales. Pero al parecer ustedes se empeñan en interrogar a ciudadanos para encontrar a jóvenes promiscuas que hablan mal del gobierno.- les recriminé decidido pero sin elevar el tono.
Lo que había hecho era arriesgado, pero en mi cabeza era una buena jugada. Habría resultado raro si una persona tímida y elegante no se ofendiese al preguntarle por sus relaciones íntimas. En cualquier caso había salido de un aprieto. No sabía dónde me iba a llevar eso, pero esperaba no estar tan arrinconado cómo antes. Sólo quedaba ver cuál era la reacción del otro hombre al otro lado de la mesa. En ese momento en mi cabeza sólo rondaban dos deseos: que el interrogatorio acabase pronto y bien para mí, y que Aki no se enterase de esa conversación. Acababa de hablar de ella en un tono muy despectivo, era mejor que no le llegase para evitar ofenderla.
Por suerte o desgracia para mí una sonrisa del pelirrojo puso fin a esos momentos de quietud. Estaba dejando de parecerme simpático, sus risas parecían más de disfrute al verme sufrir que de amabilidad. Sin duda preferiría charlar con el amigo calladito antes que con el sonriente burlón. Preferiría que muchas otras cosas cambiasen en aquel lugar también, pero no tenía la opción de elegir. Tan sólo podía agachar la cabeza y seguir respondiendo a lo que quisiesen saber de mí.
Lo que vino a continuación fue más de lo que podía soportar. Ya no les importaba yo, querían saber más de la chica, querían tratarme como a un criminal. Estaba más que claro que no iba a permitir que siguiesen interrogándome de esa forma tan directa. Antes me estaba conteniendo porque habría sido raro que Jhon se resistiera, pero ahora… ahora le estaban faltando al respeto.
-¿Quieres saber más de la chica? Discúlpeme señor. Creía que estaba aquí para una entrevista de trabajo, no para hablar de lo que hago en mis noches de diversión.- dije con tono algo ofendido aunque sin perder el respeto como había hecho él. ¿Qué quieres que te diga? ¿Que era una pelirroja de cuerpo explosivo? ¿Que me gustaba llamarla jefa cuando estábamos juntos? No creo que eso ayude a nada, si quiere algo más pregunte entre los otros cien hombres con los que habrá mantenido relaciones.- continué contestando dejando ver que me habían ofendido mucho.
Tras esto el pelirrojo burlón volvió a preguntarme si era todo lo que sabía. Estaba claro que estaba disfrutando del momento, pero yo no tenía pensado darle lo que quería.
-No, no es lo único que sé. Sé muchas cosas acerca de ingeniería que podrían ayudar a que personas como usted atrapase a auténticos criminales. Pero al parecer ustedes se empeñan en interrogar a ciudadanos para encontrar a jóvenes promiscuas que hablan mal del gobierno.- les recriminé decidido pero sin elevar el tono.
Lo que había hecho era arriesgado, pero en mi cabeza era una buena jugada. Habría resultado raro si una persona tímida y elegante no se ofendiese al preguntarle por sus relaciones íntimas. En cualquier caso había salido de un aprieto. No sabía dónde me iba a llevar eso, pero esperaba no estar tan arrinconado cómo antes. Sólo quedaba ver cuál era la reacción del otro hombre al otro lado de la mesa. En ese momento en mi cabeza sólo rondaban dos deseos: que el interrogatorio acabase pronto y bien para mí, y que Aki no se enterase de esa conversación. Acababa de hablar de ella en un tono muy despectivo, era mejor que no le llegase para evitar ofenderla.
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Tras tus palabras, Norton deja el aparato encima del maletín, se acerca rápidamente a ti y da un fuerte golpe en la mesa con una expresión de ira, partiendo la tabla. El contenido de esta se desparramó por el suelo, mientras Alan suspira y murmura un "ya estamos de nuevo." A menos que te resistas, el rubio te agarrará por el cuello de la camiseta y te levantará en el aire, mirándote con una expresión de intensa ira.
- Te han hecho una pregunta y no has dado más que rodeos y respuestas que no te han hecho - de haberte levantado, te lanza contra la pared violentamente - ¡RESPONDE A LA PREGUNTA QUE SE TE HA HECHO!
Aún sigues con el aparato colgado del brazo. ¿Se habrá roto con el golpe? Quién sabe, sigue tan silencioso como antes. En todo caso, tal vez deberías contestar a estos amables señores antes de que se enfaden de verdad. Alan suspira de nuevo y niega con la cabeza, sonriendo.
- Mi buen señor Lenght... le ruego disculpe a mi compañero. Tiene muy poca paciencia y bastante mal genio. Pero descuide, si nos contesta a lo que queremos saber le soltaremos y podrá ir a hacer el examen. Como dije, si colabora con nosotros tendrá preferencia para optar a la plaza. Si no lo hace... - su sonrisa se amplía - Mucho me temo que no puedo responder de lo que haga mi colega. Es demasiado impulsivo, ¿sabe?
En ese momento el aparato del análisis de sangre pita. Norton se acerca al maletín y lo recoge. Frunce el ceño al ver la pantalla y se acerca a Alan, murmurándole algo al oído. La sonrisa del agente se desvanece.
- Conteste a nuestras preguntas y podrá irse - dice, bastante más serio.
- Te han hecho una pregunta y no has dado más que rodeos y respuestas que no te han hecho - de haberte levantado, te lanza contra la pared violentamente - ¡RESPONDE A LA PREGUNTA QUE SE TE HA HECHO!
Aún sigues con el aparato colgado del brazo. ¿Se habrá roto con el golpe? Quién sabe, sigue tan silencioso como antes. En todo caso, tal vez deberías contestar a estos amables señores antes de que se enfaden de verdad. Alan suspira de nuevo y niega con la cabeza, sonriendo.
- Mi buen señor Lenght... le ruego disculpe a mi compañero. Tiene muy poca paciencia y bastante mal genio. Pero descuide, si nos contesta a lo que queremos saber le soltaremos y podrá ir a hacer el examen. Como dije, si colabora con nosotros tendrá preferencia para optar a la plaza. Si no lo hace... - su sonrisa se amplía - Mucho me temo que no puedo responder de lo que haga mi colega. Es demasiado impulsivo, ¿sabe?
En ese momento el aparato del análisis de sangre pita. Norton se acerca al maletín y lo recoge. Frunce el ceño al ver la pantalla y se acerca a Alan, murmurándole algo al oído. La sonrisa del agente se desvanece.
- Conteste a nuestras preguntas y podrá irse - dice, bastante más serio.
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Si, definitivamente me había pasado. A mis interrogadores no pareció sentarles nada bien mis comentarios, sobre todo al rubio de la cicatriz. SI antes ya me parecía alguien inquietante, ahora parecía un auténtico monstruo. El agente Norton había dejado lo que estaba haciendo para venir a intimidarme. En primer lugar dio un tremendo golpetazo sobre la mesa provocando que está se partiera y todo lo que había en ella quedase esparcido por el suelo. Hay que admitir que aquel hombre tenía bastante fuerza. Luego pillándome por sorpresa me agarro del cuello de la camisa y me levantó amenazantemente. Sabía que podía haber una reacción agresiva, pero jamás habría esperado que tanto. Su compañero el pelirrojo no se mostraba sorprendido. Por los gestos que hacía, parecía que esa no era la primera vez que eso pasaba ese día. La voz del agente sonaba como un rugido furioso ante mi cara, hasta me saltó algo de saliva a la cara a causa de la potencia de los gritos. Entonces me lanzó contra la pared. Estaba rabioso, de habernos encontrado en otra situación ese grandullón se habría llevado una paliza. Sin embargo era consciente de que no podía permitirme actuar libremente en ese momento, habría sido mi perdición. En su lugar me mantuve como pude en el papel que estaba interpretando.
-¡Hablaré! ¡Hablaré! ¡Diré todo lo que ustedes me pidan, pero por favor no me mate!- dije exaltado con cara de miedo desde el suelo.
Tras verme en el suelo indefenso fue el agente Alan el que intervino. El pelirrojo era un personaje perturbador, de lo más siniestro que había visto en bastante tiempo, pero ya había quedado claro que era el razonable de los dos. Comenzó disculpándose por la actitud de su compañero, aunque yo sabía que en verdad le daba igual lo que me hiciese. Luego continuó con algo que no me quedó claro si era una amenaza o una oportunidad. Me dijo que si colaboraba con ellos estaría más cerca de tener la plaza. Era algo realmente bueno, aunque la alternativa no era viable, pues sería dejarme a merced del su compañero el violento.
Estaba más que decidido a contestar las preguntas, sin decir la verdad como era de esperar, pero pensaba contestar. Justo entonces la máquina en la que estaban haciéndome el análisis de sangre pito. Eso me descolocó mucho, pues no entendía el por qué lo había hecho. Norton fue el que se encargó de revisar los resultados. Su expresión no me gustó nada, pero cuando se acercó a Alan a susurrarle algo al oído me quedó claro que algo no iba bien. La sonrisa del pelirrojo se había desvanecido completamente. Con un rosto completamente serio me pidió que respondiese a sus preguntas. Tenía que hacerlo, pero primero tenía de que asegurarme que el pitido no era un problema.
-Le diré todo lo que sé, pero primero déjeme comunicarle que creo que tiene que haber habido un error en la máquina. No consumo drogas ni tengo ninguna enfermedad. No entiendo por qué ha pitado.- dije en un tono sumiso.- En cuanto a lo de la chica… su nombre era Vanessa, o al menos eso me dijo a mí. Era pelirroja, de ojos verdes. Tenía buenas curvas, aunque era algo más baja que yo. No creo que tuviese más de 24 años, no tenía ni una arruga. En cuanto a lo de sus actividades antigubernamentales no se mucho, nunca me dijo directamente a que estaba afiliada. Lo único que sé es que le gustaba hablar en contra del gobierno y se juntaba con más gente como ella. Intento convencerme para ir con ella pero no me atrevía a juntarme con esa gente peligrosa, así que no tengo nada más que decirle. Si llegasen a encontrarla creo que podría reconocerla. Siento no poder ser de más ayuda.- les conté.
No había mentido más descaradamente en mi vida. Al menos las cosas me habían salido de forma fluida, por lo que no esperaba que sospechase. El problema sin duda era la máquina, era muy probable que pitase. Es por esto que me preparé para lo peor, si algo salía mal no pensaba dejar que me atrapasen fácilmente. Era un luchador, si iba a caer lo haría como tal. Aun así no perdí la esperanza de que todo saliese bien y me dejasen ir a hacer el examen de una vez.
-¡Hablaré! ¡Hablaré! ¡Diré todo lo que ustedes me pidan, pero por favor no me mate!- dije exaltado con cara de miedo desde el suelo.
Tras verme en el suelo indefenso fue el agente Alan el que intervino. El pelirrojo era un personaje perturbador, de lo más siniestro que había visto en bastante tiempo, pero ya había quedado claro que era el razonable de los dos. Comenzó disculpándose por la actitud de su compañero, aunque yo sabía que en verdad le daba igual lo que me hiciese. Luego continuó con algo que no me quedó claro si era una amenaza o una oportunidad. Me dijo que si colaboraba con ellos estaría más cerca de tener la plaza. Era algo realmente bueno, aunque la alternativa no era viable, pues sería dejarme a merced del su compañero el violento.
Estaba más que decidido a contestar las preguntas, sin decir la verdad como era de esperar, pero pensaba contestar. Justo entonces la máquina en la que estaban haciéndome el análisis de sangre pito. Eso me descolocó mucho, pues no entendía el por qué lo había hecho. Norton fue el que se encargó de revisar los resultados. Su expresión no me gustó nada, pero cuando se acercó a Alan a susurrarle algo al oído me quedó claro que algo no iba bien. La sonrisa del pelirrojo se había desvanecido completamente. Con un rosto completamente serio me pidió que respondiese a sus preguntas. Tenía que hacerlo, pero primero tenía de que asegurarme que el pitido no era un problema.
-Le diré todo lo que sé, pero primero déjeme comunicarle que creo que tiene que haber habido un error en la máquina. No consumo drogas ni tengo ninguna enfermedad. No entiendo por qué ha pitado.- dije en un tono sumiso.- En cuanto a lo de la chica… su nombre era Vanessa, o al menos eso me dijo a mí. Era pelirroja, de ojos verdes. Tenía buenas curvas, aunque era algo más baja que yo. No creo que tuviese más de 24 años, no tenía ni una arruga. En cuanto a lo de sus actividades antigubernamentales no se mucho, nunca me dijo directamente a que estaba afiliada. Lo único que sé es que le gustaba hablar en contra del gobierno y se juntaba con más gente como ella. Intento convencerme para ir con ella pero no me atrevía a juntarme con esa gente peligrosa, así que no tengo nada más que decirle. Si llegasen a encontrarla creo que podría reconocerla. Siento no poder ser de más ayuda.- les conté.
No había mentido más descaradamente en mi vida. Al menos las cosas me habían salido de forma fluida, por lo que no esperaba que sospechase. El problema sin duda era la máquina, era muy probable que pitase. Es por esto que me preparé para lo peor, si algo salía mal no pensaba dejar que me atrapasen fácilmente. Era un luchador, si iba a caer lo haría como tal. Aun así no perdí la esperanza de que todo saliese bien y me dejasen ir a hacer el examen de una vez.
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Mientras hablas, la máquina empieza a dar pitidos mientras la bombilla empieza a parpadear con una luz rojiza. Parece que estás en problemas... Norton se lleva la mano interior de la chaqueta mientras mira interrogativamente a Alan, quien niega con la cabeza. El rubio suspira y saca la mano, mirándote con el ceño fruncido. El otro se lleva las manos a la cabeza y se masajea las sienes, evidentemente estresado.
- Señor Lenght... por favor, relájese, ¿sí? Esa máquina es sensible al estado de ánimo. No queremos tener un... malentendido
Te dirige una mirada seria e inquisitiva, como intentando discernir tus pensamientos. Al cabo de unos tensos segundos, dice:
- Por favor, salga de la sala y espérenos fuera. Le ruego no haga ninguna tontería, sólo tengo que hablar unas cosas con mi compañero.
- Señor Lenght... por favor, relájese, ¿sí? Esa máquina es sensible al estado de ánimo. No queremos tener un... malentendido
Te dirige una mirada seria e inquisitiva, como intentando discernir tus pensamientos. Al cabo de unos tensos segundos, dice:
- Por favor, salga de la sala y espérenos fuera. Le ruego no haga ninguna tontería, sólo tengo que hablar unas cosas con mi compañero.
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Era de esperar, pero eso no hacía menos incómoda la situación que se formó al comenzar a pitar la máquina. Sabía perfectamente lo que significaba, aquel trasto del infierno les estaba diciéndole a los agentes que todo lo que yo había contado era una sarta de mentiras. Iba a necesitar un auténtico milagro para salir de esa. Al acabar de hablar lancé una mirada de duda hacia la colorada luz del aparato. Esperaba que esta muestra de desconcierto ayudase a que los agentes desconfiasen de los resultados.
No tardé en darme cuenta de los movimientos del agente Norton. Se había metido la mano dentro de la chaqueta del traje. Quizá mi imaginación me estaba jugando una mala pasada, pero inmediatamente pensé que iba a sacar un arma. Con cara de estar aterrorizado di un par de pasos hacia atrás, aunque en verdad lo que estaba haciendo era prepararme para pelear. Si quería tener una opción tenía que tener a ambos agentes en mi ángulo de visión. Por suerte para mí, el pelirrojo le hizo un gesto de negación con la cabeza. Parecía que me iba a salvar una vez más del completo desastre.
Estaba siendo un día muy estresante. Comencé a replantearme si realmente merecía la pena aquella misión. Ambos agentes se mostraban tan cansados de la situación como yo. Norton sacó tranquilamente la mano de su chaqueta mientras suspiraba, posiblemente porque le habría gustado dispararme. Por otro lado, Alan simplemente se masajeaba la cabeza con las manos, dejando ver lo que le agobiaba estar en una posición así. No debía ser fácil distinguir quien era un traidor, se arriesgaba a sentenciar a un inocente.
Finalmente el agente más sensato de los dos se dirigió a mí. Me pidió que me calmase y me explicó que la máquina era sensible a las emociones. Esa revelación trajo consigo una nueva oportunidad, si realmente podía pitar por mis emociones tenía una excusa perfecta. Era prácticamente imposible no estar abrumado por el miedo cuando me habían encerrado en una sala hermética y un tipo con cara siniestra había intentado matarme.
-Sí, sí. Me calmaré, lo prometo.- digo en un tono titubeante.
Tras esto el pelirrojo se me quedó mirándo fijamente con una expresión muy seria. Era increíblemente intimidante, pero mi preocupación era su compañero. Era al rubio al que tenía que vigilar si quería salir de allí de una pieza. Sin perder la mirada de miedo que se había vuelto la marca de Jhon Length en esa situación, me quedé observando al agente de la melena y la cicatriz. Sólo me quedaba desear que todo saliese bien y el agente Alan tuviese algo de piedad.
Finalmente el pelirrojo acabó con los momentos de silencio y me pidió que me saliese de la sala. No sabía si eso era algo bueno o malo, pero no me quedaba otra que acatar sus órdenes. Me dijo que no hiciese nada raro mientras él hablaba con su compañero, por lo que simplemente me dispuse a salir tranquilamente y sentarme en la silla en la que había esperado antes. Al intentar abandonar la sala noté un tirón en la muñeca, con los nervios me había olvidado del aparato.
-Lo siento.- dije mientras me lo desabrochaba rápidamente y retrocedía para dejarlo junto a la máquina.
Ya en mi asiento, noté que las manos me temblaban, cosa que me parecía bastante normal dada la tensa situación en la que había estado. Tenía que relajarme un poco antes de que volviesen a aparecer esos dos personajes, por lo que cerré los ojos y me puse a frotarme las sienes con las manos. No sabía cuánto tiempo pasaría hasta que me llamasen otra vez, pero tenía que comenzar a prepararme para actuar bien.
No tardé en darme cuenta de los movimientos del agente Norton. Se había metido la mano dentro de la chaqueta del traje. Quizá mi imaginación me estaba jugando una mala pasada, pero inmediatamente pensé que iba a sacar un arma. Con cara de estar aterrorizado di un par de pasos hacia atrás, aunque en verdad lo que estaba haciendo era prepararme para pelear. Si quería tener una opción tenía que tener a ambos agentes en mi ángulo de visión. Por suerte para mí, el pelirrojo le hizo un gesto de negación con la cabeza. Parecía que me iba a salvar una vez más del completo desastre.
Estaba siendo un día muy estresante. Comencé a replantearme si realmente merecía la pena aquella misión. Ambos agentes se mostraban tan cansados de la situación como yo. Norton sacó tranquilamente la mano de su chaqueta mientras suspiraba, posiblemente porque le habría gustado dispararme. Por otro lado, Alan simplemente se masajeaba la cabeza con las manos, dejando ver lo que le agobiaba estar en una posición así. No debía ser fácil distinguir quien era un traidor, se arriesgaba a sentenciar a un inocente.
Finalmente el agente más sensato de los dos se dirigió a mí. Me pidió que me calmase y me explicó que la máquina era sensible a las emociones. Esa revelación trajo consigo una nueva oportunidad, si realmente podía pitar por mis emociones tenía una excusa perfecta. Era prácticamente imposible no estar abrumado por el miedo cuando me habían encerrado en una sala hermética y un tipo con cara siniestra había intentado matarme.
-Sí, sí. Me calmaré, lo prometo.- digo en un tono titubeante.
Tras esto el pelirrojo se me quedó mirándo fijamente con una expresión muy seria. Era increíblemente intimidante, pero mi preocupación era su compañero. Era al rubio al que tenía que vigilar si quería salir de allí de una pieza. Sin perder la mirada de miedo que se había vuelto la marca de Jhon Length en esa situación, me quedé observando al agente de la melena y la cicatriz. Sólo me quedaba desear que todo saliese bien y el agente Alan tuviese algo de piedad.
Finalmente el pelirrojo acabó con los momentos de silencio y me pidió que me saliese de la sala. No sabía si eso era algo bueno o malo, pero no me quedaba otra que acatar sus órdenes. Me dijo que no hiciese nada raro mientras él hablaba con su compañero, por lo que simplemente me dispuse a salir tranquilamente y sentarme en la silla en la que había esperado antes. Al intentar abandonar la sala noté un tirón en la muñeca, con los nervios me había olvidado del aparato.
-Lo siento.- dije mientras me lo desabrochaba rápidamente y retrocedía para dejarlo junto a la máquina.
Ya en mi asiento, noté que las manos me temblaban, cosa que me parecía bastante normal dada la tensa situación en la que había estado. Tenía que relajarme un poco antes de que volviesen a aparecer esos dos personajes, por lo que cerré los ojos y me puse a frotarme las sienes con las manos. No sabía cuánto tiempo pasaría hasta que me llamasen otra vez, pero tenía que comenzar a prepararme para actuar bien.
Ivan Markov
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No pasan más de dos o tres minutos antes de que vuelvan a llamarte. Cuando entras, ves a Norton recogiendo las cosas tiradas por el suelo. Alan te dirige una mirada severa y dice, tendiéndote un papel y un bolígrafo:
- Quiero que rellenes esto con todos los datos que recuerdes sobre esa tal Vanessa, su grupo, la isla en la que la conociste... todo. Y evita mentir, lo sabremos. En fin, por lo demás eres libre. Ve a la sala 13 a realizar tus exámenes. Todo recto a la derecha al salir y luego el pasillo de la izquierda.
Cuando vas a salir, escuchas de nuevo la voz de Alan:
- Ah, y señor Lenght, recuerde que le estaremos vigilando.
Si decides presentarte y no huyes tras esta estresante situación, descubrirás que las pruebas son bastante fáciles para ti. El examen teórico es muy sencillo y la prueba práctica es bastante rutinaria. Felicidades, tienes tu puesto en el cuerpo de ingenieros. Ahora la cosa es, si lo has hecho, ¿ha sido buena idea presentarse igual tras ese "le estaremos vigilando"? Creo que deberías andarte con ojo de ahora en adelante, señor Lenght... ¿o debería decir señor Perk? En fin, al menos has logrado evitar que Aki te corte los pendientes reales por delatarla. O algo peor, quién sabe, dicen que las pelirrojas están todas locas.
- Quiero que rellenes esto con todos los datos que recuerdes sobre esa tal Vanessa, su grupo, la isla en la que la conociste... todo. Y evita mentir, lo sabremos. En fin, por lo demás eres libre. Ve a la sala 13 a realizar tus exámenes. Todo recto a la derecha al salir y luego el pasillo de la izquierda.
Cuando vas a salir, escuchas de nuevo la voz de Alan:
- Ah, y señor Lenght, recuerde que le estaremos vigilando.
Si decides presentarte y no huyes tras esta estresante situación, descubrirás que las pruebas son bastante fáciles para ti. El examen teórico es muy sencillo y la prueba práctica es bastante rutinaria. Felicidades, tienes tu puesto en el cuerpo de ingenieros. Ahora la cosa es, si lo has hecho, ¿ha sido buena idea presentarse igual tras ese "le estaremos vigilando"? Creo que deberías andarte con ojo de ahora en adelante, señor Lenght... ¿o debería decir señor Perk? En fin, al menos has logrado evitar que Aki te corte los pendientes reales por delatarla. O algo peor, quién sabe, dicen que las pelirrojas están todas locas.
Simo Baker
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Por suerte para mí pasaron solo unos pocos minutos hasta que los agentes volvieron a llamarme para entrar en la sala. Fue un gran alivio, comenzaba a asustarme el hecho de que la espera se alargase demasiado y no tuviese tiempo para presentarme a los exámenes. La situación estaba siendo demasiado mala como para no sacar nada al final. Me levanté del asiento en el que estaba para dirigirme a aquella siniestra habitación otra vez. Por el camino me arreglé un poco la ropa, que había quedado bastante arrugada por culpa del agente Norton, para que no empeorase la impresión que tenían de mí.
Una vez dentro, pude ver como el hombre violento que me había levantado del cuello de la camisa ahora se encontraba agachado recogiendo las cosas que había tirado de la mesa. Me gustaba mucho la sensación de verlo rebajado en lugar de en la posición amenazante que tenía antes, sin embargo no iba a dejar que se me notase. Por otro lado, el agente sonriente ahora mantenía su mirada más seria y dura clavada en mí. Estaba más que claro que no le había gustado para nada como había salido el interrogatorio, tenía que tener cuidado con él.
A pesar de lo incomodo de la situación parecía que todo iba bastante bien. Alan desconfiaba de mí, sin embargo sólo me pidió que rellenase un papel con la información que tuviese de la rebelde antes de marchar a hacer el examen. No tenía ningún problema en escribir lo que me pedía, tan sólo debía escribir la información que le había dado antes y un par de cosas más. No es que fuese a ayudar mucho lo que añadí a lo antes aportado, sólo puse que todo sucedió en los suburbios de Mianna y que el grupo parecía ser pequeño, aunque no llegué a conocer a nadie a parte de la chica.
Una vez lista la hoja con la información se la entregué al pelirrojo y me dispuse a seguir las indicaciones que me había dado para ir a hacer el examen. Mientras salía pude escuchar cómo me decía que me estarían vigilando. Era una amenaza en toda regla, pero eso ya no tenía importancia. No era un estúpido, sabía lo que estaba haciendo. Mientras me tenían atrapado podían descubrirme, pero siendo libre no iba a dejar que me viesen hacer nada que incitase ni la menor sospecha. Tan sólo iba a pasarme un tiempo trabajando duro y ascendiendo para tener algo más de control sobre la situación. Para cuando pudiesen descubrirme sería demasiado tarde.
Afortunadamente llegué a tiempo para los exámenes, los cuales fueron extremadamente sencillos. Había esperado que requiriesen un nivel muchísimo más alto para el puesto, sólo había que ver los sueños que había tenido por los nervios. En cualquier caso no pensaba quejarme, tenía mi puesto como ingeniero. Estaba ansioso por incorporarme a mi puesto de trabajo y comenzar a investigar y desarrollar inventos. Lo que sucediese más adelante sólo el tiempo lo diría, por el momento iba a disfrutar de las fuentes de conocimiento que me iba a aportar el gobierno.
Una vez dentro, pude ver como el hombre violento que me había levantado del cuello de la camisa ahora se encontraba agachado recogiendo las cosas que había tirado de la mesa. Me gustaba mucho la sensación de verlo rebajado en lugar de en la posición amenazante que tenía antes, sin embargo no iba a dejar que se me notase. Por otro lado, el agente sonriente ahora mantenía su mirada más seria y dura clavada en mí. Estaba más que claro que no le había gustado para nada como había salido el interrogatorio, tenía que tener cuidado con él.
A pesar de lo incomodo de la situación parecía que todo iba bastante bien. Alan desconfiaba de mí, sin embargo sólo me pidió que rellenase un papel con la información que tuviese de la rebelde antes de marchar a hacer el examen. No tenía ningún problema en escribir lo que me pedía, tan sólo debía escribir la información que le había dado antes y un par de cosas más. No es que fuese a ayudar mucho lo que añadí a lo antes aportado, sólo puse que todo sucedió en los suburbios de Mianna y que el grupo parecía ser pequeño, aunque no llegué a conocer a nadie a parte de la chica.
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Afortunadamente llegué a tiempo para los exámenes, los cuales fueron extremadamente sencillos. Había esperado que requiriesen un nivel muchísimo más alto para el puesto, sólo había que ver los sueños que había tenido por los nervios. En cualquier caso no pensaba quejarme, tenía mi puesto como ingeniero. Estaba ansioso por incorporarme a mi puesto de trabajo y comenzar a investigar y desarrollar inventos. Lo que sucediese más adelante sólo el tiempo lo diría, por el momento iba a disfrutar de las fuentes de conocimiento que me iba a aportar el gobierno.
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- Has cometido crimenes contra el Gobierno Mundial y su pueblo. ¿Qué tienes que decir en tu defensa? [Reto Obligatorio - Arribor vs Almirante Kikuma][Moderado - Niv. 7]
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