Uff...¿enserio? Una chica [Privado Gusi-Yoshi]

Gusi observaba de un lado a otro fascinado como un niño pequeño. Nunca había estado en esa isla, y a pesar de ser una isla de invierno, el marine parecía soportar bien el frio. Iba saludando a todos los Santa Claus que veía, los cuales eran seguramente vagabundos con afán de ganarse un par de berries. Dado que allí siempre era Navidad, siempre habría trabajo de una cosa así. El marine siguió caminando observando como poco a poco se iba haciendo de noche y un centenar de luces parpadeantes se encendían en los tejados de las casas, sin duda una de las imágenes más preciosas de aquella isla. Pero lo que más le llamaba la atención al joven marine era la enorme cantidad de regalos de todos los tamaños que había por todos sitios. Seguramente eran de atrezo, pero las ganas de romperlos en mil pedazos para comprobarlo le estaban comiendo por dentro.

Al cabo de unos minutos, caminando con dificultad sobre la nieve que caía, llego a lo que parecía ser la plaza principal. En la cual lo que más llamaba la atención era un enorme árbol navideño que sobresalía por encima de todas las casas. Se acercó hasta él, y se cubrió de la nieve debajo de un porche que parecía ser una parada para buses. Mientras esperaba saco unos cuantos papeles de su chaqueta y empezó a leer un par de cosas, mientras se contestaba así mismo en voz alta.

-Ajam...sin duda, tiene que ser aquí.- después se chupo un dedo y paso otro par de páginas.-La hora parece la correcta.- dijo releyendo un par de veces la misma página de arriba a abajo. Después aparto los papeles y empezó a mirar de un lado a otro.- Pero aquí parece que no hay nadie. Bueno, esperare unos minutos más a ver si aparece mi compañero de apoyo.- dijo como si alguien le escuchara y se guardó los papeles otra vez en el interior de la chaqueta. Parecía que la nueva misión que le había encomendado Kimura requería la precisión de un compañero, eso significaba que el enemigo debía ser muy fuerte. A Gusi no le hubiera importado hacer la misión con alguno de sus nakamas, pero parecía que estaban todos ocupados y Kimura le mandaba un nuevo miembro. Aquello le hacía pensar una y otra vez en un enorme bárbaro sin camiseta con un hacha más grande que su espalda y con un acento que hiciera que se te cortara el aliento, siempre había soñado con tener un compañero así. Pero por desgracia Kimura no había dado indicaciones de cómo era el nuevo sujeto, solo que se reunirían al caer la noche en aquel enorme árbol.

Mientras esperaba el marine observo como pasaba un Santa Claus tocando una campanita, a lo cual Gusi no pudo evitar molestarle con alguna de sus paridas típicas.

-Eh, tú. Si, tu. El gordito con barba vestido de rojo.- aquel tipo se quedó parado en la nieve y desvió la mirada a Gusi con cara de pocos amigos.- Te puedo hacer una sugerencia.-el tipo afirmo con la cabeza un poco aterrado por lo que le pudiera proponer.-Me puedo sentar en tus rodillas para pedir mis regalos.- en aquel momento el tipo puso una cara de póker face haciendo que casi se le caiga la barba. Parecía que ni iba a contestar a Gusi e iba a seguir su camino.- Oyes pero espera, ¿y sentarte tú en las mías? Yo si te dejo. Pero espera.- gritaba Gusi mientras iba detrás del Santa que empezó a correr despavorido dejando caer su gorrito con pompón sobre la nieve. Gusi lo cogió y aparto la nieve que se había pegado a él, después se lo puso en la cabeza y volvió a la parada de bus. Se desplomó sobre el asiento de madera húmeda y cruzo los brazos como si estuviera enfadado, mientras observaba como cada vez había menos gente (seguramente marchándose a sus casas) y su compañero no terminaba de llegar.

Desembarqué en el puerto sur de la isla, amarré mi pequeño bote y una vez con todas mis pertenencias a cuestas me adentré en la isla. Me fijé que a cada paso que daba más frío tenia, mi indumentaria no estaba preparada para este tipo de clima por no andar de que andaba descalza sobre la nieve y a mitad de camino ya no sentia los pies. Fue todo un alivio para mi cuando llegué al pueblo y encontré una pequeña tienda de ropa con un montón de prendas de invierno y mis pies chillaron de alegria al ver un par de botas calentitas.
Al entrar en la tienda la propietaria se acercó a mi y me ofreció un chocolate caliente al ver que estaba helada y me regaño por no venir más abrigada tal como lo habria hecho una madre, no pude evitar que sus actos me conmovieran.
Salí del establecimiento con un abrigo mullido de color morado, unos pantalones largos de algodón y unas botas de lana tambien moradas y con los rebordes blancos, ahora si estaba preparada para la misión que me habían encargado.

Ni siquiera había terminado de aliarme con la banda de los Crimson cuando Kimura me dió una pequeña misión, tenia que ir a ayudar a uno de los miembros de la tripulación en la isla de navidad, practicamente salté de alegria la isla de navidad era uno de mis pequeños sueños.
Ahora por fin me encontraba allí y me paraba en cada escaparate navideño, examinaba cada adorno que había por las casas y por las calles y me queda absorta viendo como ya iba anocheciendo y se encendian las luces de todo el pueblo, las luces tenian distintas formas, vi una con forma de bastón de caramelo, de bola de navidad, de árbol, de copo de nieve era todo tan maravilloso.
Me obligué a mi misma a centrarme había quedado con mi compañero que según Kimura se llamaba Gusi hacia cinco minutos en la plaza de la ciudad, debajo del árbol gigante de navidad pero yo aún seguía en la ciudad examinando todo lo que veía así que muy a mi pesar aceleré un poco el paso.

Al llegar a la ciudad los comercios se multiplicaron y toda mi atención la acaparó una pasteleria impresionante adornada con abetos en miniatura hechos de chocolate, azucar glass espolvoreado en forma de nieve, galletas en forma de estrellas de navidad... sin poder resistirme a la tentación entré y me llevé una bolsa entera de galletas en forma de hombres de Genjibre nunca las había comido pero algo tan bonito no podia estar malo. Salí de la tienda y aceleré el paso ya llegaba quince minutos tarde a la cita.
Por fin hice mi aparición en la plaza principal, en su centro se alzaba un árbol de navidad gigante pero debajo de él no había nadie, revisé el papel que me habían dado, sin duda aquel era el lugar giré sobre mi misma para ver un poco mejor toda la plaza, no quedaba ya mucha gente reunida allí así que me fue más fácil localizar a un peliblanco con un gorro de navidad y una extravagante chaqueta de cuero rojo, siguiendo la descripción física que me habian dado no podía ser otro que mi compañero.

Me acerqué a él y me le quedé mirando un rato, después me decidí a hablar y asegurarme de que efectivamente era mi compañero.
-Perdona... ¿Eres Gusi de los Crimson Wolves?- Esperaba que me contestara que si pues no había nadie más que coincidiera con la descripción y no sabía que más podía hacer para encontrar a mi compañero.

El gorro de Santa empezó a caerse poco a poco hacía el rostro del marine, ocultando su mirada como si fuera un Mexicano en Arabasta. Los minutos pasaban y el marine seguía enfadado por no entender porque un vagabundo maloliente no quería sentarse en su regazo, el cual estaba bien duro de hacer tantas sentadillas. Al final poco a poco fue cogiendo el sueño y se quedó sumergido en un profundo sueño, mientras el tiempo pasaba hasta la llegada de su compañero.

Mientras estaba sumido en su sueño, en el cual era un calvo que vencía a los enemigos de un solo golpe y tenía un discípulo que era un ciborg rubio muy apuesto, un fuerte olor a panadería de pueblo hizo que poco a poco se despertara. De repente la voz aguda de una mujer hizo que se despertara por completo y se diera cuenta de que tenía aquel asqueroso gorro en su cara, el cual visto desde dentro dejaba mucho que desear a una buena higiene. Sin duda había conocido poco una lavadora.

El marine se apartó el gorro de la cara y encontró a una joven de estatura media mirándole fijamente, pero la atención de Gusi se fue al fuerte olor a galletas que desprendía la bolsa de la joven. El marine la miró de arriba abajo, deteniéndose un par de veces en la bolsa, y lo primero que pensó fue que era una fan.-Si, soy yo. Que deseas joven ¿un autógrafo?- dijo Gusi educadamente y medio dormido, mientras sacaba papel y boli y hacía un desagradable garabato en él. Sin duda si se hubiera quedado allí toda la noche habría acabado cogiendo la gripe o algo peor, menos mal que la joven le despertó. Pero de repente Gusi recordó que estaba haciendo en aquel lugar, estaba esperando a un nuevo compañero. Volvió a mirar de arriba a abajo a la joven y sus pensamientos no paraban de negarle que ella no pudiera ser, después miro por encima de la joven al resto de la plaza y por el lugar no parecía encontrarse nadie.

Era imposible que Kimura le hubiera mandado a aquella chiquilla que era poco más alto que el cuándo se alisto en la marina. Además que a simple vista no se le veía que llevara ningún arma, ya que un enorme abrigo morado ocultaba casi todo su cuerpo. Sin duda aquella jovencita debía ser alguna mensajera de su compañero verdadero. Tal vez estaría esperándole en otro lugar y había mandado a aquella joven a buscar al marine. Sin duda el ingenuo marine aun esperaba un fornido bárbaro en aquel momento.

-¿Quien se supone que eres?- dijo Gusi ya para romper el hielo y que la joven le diera la información que necesitaba.

Visto de cerca aquel joven tenia una apariencia bastante extraña y muy llamativa, iba vestido con un traje rojo que parecia estar hecho de cuero y le quedaba muy apretado realmente con el sombrero de navidad y en aquel ambiente casi parecia otro papa noel más solo que un papa noel adulto sacado de algun club de mala fama en el que celebrasen la navidad.
Habia permanecido recostado pero al oir mi voz se incorporó, no sabia si estaba dormido, reflexionando o que puesto que el extraño sombrero le tapaba la cara. Cuando se incorporé y pude verle la cara confirme que era casi más extraño que de como me había parecido antes pues sus ojos se parecian mucho a los de un gato y su sonrisa a los de una calavera o cualquier monstro de alguna historia infantil de estas que se usan para asustar a los niños, era una especie de ¿Monstruo de navidad? aunque la verdad es que no parecia mala persona además según tenia entendido era un Marine y además pertenecia a la banda así que no tenia ningún motivo para snetirme intimidad o mucho menos que me diese miedo.

Él me trató como si fuese una de "sus fans" y me garabateó una especie de autografo en una hoja, realmente me planteé seriamente si de verdad aquel tipo tenia fans. Iba a decirle que no era su fan si no su compañera pero captó mi atención el que estuviese mirandome todo el rato de arriba a bajo, sobre todo miraba fijamente la bolsa con galletas que me había parado a comprar, consideré que lo mas educado era ofrecerle uno ya que se suponia que ibamos a ser compañeros y además me había retrasado mucho en nuestra cita pero antes de que pudiera ofrecerselas él me interrumpio algo mas serio y brusco que antes.

-Soy Yoshi.- Me presenté contestando a su pregunta y llendo derecha al grano. -Y soy la compañera que te ha enviado Kimura.- Añadí por que seguramente por mi nombre tampoco sabría quien era ¿Acaso no le habían dicho nada de nada de quien iba a acompañarle? si así era a lo mejor aquella situación era un poco violenta dado que supuse que no era lo que una persona espera cuando te dicen que te han asignado un compañero para una peligrosa misión así que para andarme sobre seguro puse mi mejor sonrisa, abrí la bolsa de galletas y se la ofrecí.
-Son galletas de Jengibre recien hechas ¿Quieres?-
Después de haber roto un poco el hielo pensaba preguntarle por la misión que nos habian encomendado pues solo me habian dicho lo básico y lo demás simplemente "Ya te lo indicaran" la verdad pensaba terminar rápidamente aquel trabajo y luego dedicar mi tiempo a explorar una isla tan fantástica, maravillosa y excepcional como aquella.

Gusi no pudo evitar quedarse boquiabierto al escuchar las palabras de aquella joven. Como era posible que el cabrón de Kimura le hubiera asignado a una chiquilla para esa misión. Seguro que era por la broma de la caca falsa que le puso en su cama. Pero el marine se recompuso y decidió tomarse aquello como un reto, aunque esperaba que la joven no fuera mucho lastre y acabara muerta o herida en la misión. Además de primeras parecía amable, pues de varias miradas directas a su bolsa esta decidió compartir unas cuantas con Gusi.

- Que nombre más peculiar, nunca lo había escuchado.- decía mientras introducía la mano en la bolsa y cogía un par de galletas, además de otro par que ocultaba en la manga con sus artes de espía.  Se llevó la galleta a la boca y arranco la cabeza del pequeño hombre de jengibre. El marine empezó a saborearla y a sentir un agradable sabor a canela y azúcar, solo le faltaba ponerse a gemir y aquello parecería un anuncio de champú.

-Est...ann..mmmuu...bbue...nnn...as.- o algo así se entendió cuando intento hablar con la boca llena. Después las trago de golpe, algo que casi le hace asfixiarse delante de su nueva compañera, y con un desagradable ruido se las trago. Produciéndole un dolor de garganta horrible.- Bueno, vamos a dejar de hacer el tonto y ponernos manos a la obra antes de que la tormenta sea más fuerte.- dijo mientras caminaba a través de la nieve esperando que Yoshi le siguiera. La nieve empezó a caer con más fuerza y a los pocos minutos no llegarían a ver nada si no se resguardaban rápido.  

-¿Podrías decirme que habilidades tienes? Ósea, ¿usas algún arma o eres usuaria de alguna akuma?- decía siguiendo una calle ladera arriba. Parecía que cada vez le costaba más andar y la nieve iba aumentando. -Creo que deberíamos ir a mi hostal hasta que amaine la tormenta. Allí podré explicarte mejor la misi...- la nieve empezaba a caer de lado y se le metía en la boca, impidiéndole hablar. El marine le hacía gestos con la mano para que le siguiera, pero la tormenta parecía una cortina blanca que apenas les dejaba verse entre ellos. Gusi agarró el brazo de Yoshi y la introdujo dentro de lo que parecía ser un almacén abandonado.

-Aquí estaremos a salvo hasta que amaine la tormenta.- Gusi miró a su alrededor en busca de alguna silla u objeto para sentarse, pero todo lo que había allí era demasiado viejo y polvoriento. Se acercó a unas cajas que parecían resistentes y pasó la mano un par de veces para quitar la enorme cantidad de polvo que tenían. Cuando Gusi se miró la mano se dio un susto pues se le había quedado de un color negruzco por la suciedad, pero al menos la caja estaba limpio y apoyo en ella su flamante culo.

Hizo un gesto teatral para que Yoshi también tomara asiento y en ese momento vio como pasaban un par de ratas por el lugar. Gusi se quedó callado esperando que la joven no se pusiera a chillar desesperada como hacían el resto de chicas, aunque lo más probable que a lo largo de la noche las ratas acabarían atacándola por el olor a galletas de jengibre que desprendía e inundaba la estancia. Una vez la joven se colocó Gusi empezó a explicarla la misión como si fuera un narrador de aventuras.

-Según el informe, en esta isla navideña se encuentra una fábrica que trafica con armas para los revolucionarios. Hasta hace poco tenían engañados a los marines diciendo que simplemente creaban juguetes para sus regalos, pero gracias a la información de Kimura hemos podido descubrir que esas falacias eran mentira.-Gusi se puso a toser como un viejo.- Ui, perdón. Nuestro objetivo es capturar a los mandamás del cotarro. Si la misión se nos va de las manos y no podemos con ellos, pasaríamos al plan B. Que consiste en destruir la fábrica entera.- de repente Gusi tenía una galleta en la boca, seguramente una de las que se había escondido, y producía un ruido muy desagradable en toda la habitación.-¿All..ggunnaa...pre...gunta?.-decía con la boca llena.

Al principio parecia sorprendido de que alguien como yo fuese su compañera, no digo nada pero durante unos segundos su cara fue un poema. Debo admitir que se lo tomó muy bien, no hizo ningún comentario al respecto simplemente alagó mi nombre y después su expresión volvió a lo que imaginé que seria su expresión normal.
Aceptó mi invitación y cogió un puñadito de hombres de Jengibre y se les metió en la boca, no pude evitar reirme al ver como intentaba hablar bien con toda esa montonada de comida en la boca. Yo tambien decidí probar una y la verdad es que tenian un sabor espectacular, eran muy crujientes y esponjosas y practicamente se derretian en la boca cuando las comias, era todo un espectáculo.

Empezamos a caminar por las calles de la ciudad antes de que la nieve empezara a caer con más intensidad, Gusi me pregunto sobre que habilidades tenia, normalmente no era dificil de averiguar pero había escondido el arco y el carcaj debajo de mis ropas de invierno para que no se estropeara la madera con la nieve.
-Soy arquera, mi especialidad es el tiro con arco.- Le expliqué y un poco decaida le conteste. -No tengo akuma la verdad.- Las había descubierto hacia ya bastante y parecia que todo el mundo tenia una menos yo lo que a la hora de luchar me solia dejar en bastante desventaja, aún así no habia tenido oportunidad de hacerme con ninguna por su rareza y lo codiciadas que estaban.

Seguimos caminando hasta que la nieve lo cubrió todo, Gusi propuso ir a su posada pero parecia que antes de llegar ahí la nieve nos habría devorado enteros. Realmente era una escena maravillosa, la nieve caía con fuerza hinundandolo todo, los árboles estaban cubiertos de nieves y los tejados de las casas y cada rincón de las aceras, nunca había visto tanta nieve junta y me dejó simplemente paralizada, si no hubiese sido por que mi compañero me agarró del brazo y me obligó a refugiarme con el en una especie de almacen abandonado me habría quedado allí hasta la mañana siguiente y posiblemente hubiese muerto de congelación por la noche.
-Parece un buen refugio.- Comenté no de forma sarcastcia la verdad aunque no era un gran palacio no hacía mucho frio y la nieve no podía entrar, para mi aquello era más que suficiente. Gusi se sentó en una caja y yo en el suelo a su lado.

Después de comerse una galleta de Jengibre que aún desconozco de donde pudo salir ya que no acercó la mano a mi bolsa en ningún momento comenzó a hablar y explicar la misión mientras yo comía feliz galletitas, parecia una abuela contandole a su nieta las correría de su juventud la vispera de navidad solo que en vez de una casa acojedora y bien adornada enfrente de una chimena estabamos en un alamcen lleno de polvo con un montón de cajas y mis amigas las ratas.

Terminó de hablar y después de vovler a comerse otra galleta "En serio ¿Donde guardaba tantas?" me miró para ver si tenia alguna pregunta. Parecia bastante simple la verdad, me había esperado algo más emocionante pero bueno era una misión oficial de la marina, del mismisimo gobierno así que tampoco podia esperar mucho más-Mmm no creo que ninguna me hubiese gustado algo más original como... enfrentarnos a un pinguino gigante de color verde pero esta bien.- Dije dando mi aprobado a la msiión mientras comia otra galleta. :face:
-Una cosa.- Pregunté quitandome la cazadora y dejando ver por fin mi arco, mi carcaj y mi mochila, de esta última extraje una libreta y una pequeña pluma. -¿Donde se encuentra el almacén?- Parecia una periodista haciendo una importante entrevista y apuntandolo todo en la agenda.-¿Y Realizaremos la misión mañana a primera hora, por la noche o simplemente a medio día?- Ya había medio asumido que nos quedariamos a dormri en ese almacén aunque no me hacia ninguna gracia, echaba mucho de menos el chocolate caliente que me había ofrecido antes la señora de la tienda, estaba tan rico.

Gusi subió la ceja muy arriba al escuchar las palabras de Yoshi. ¿Qué esperaba algo más original? Pero que pasaba por la mente de esa chica. Aquello era una misión muy importante para desarticular una banda de traficantes de armas y ella esperaba ¿un pingüino gigante? La cara de Gusi tenía que parecer un libro abierto al escuchar tal cosa, y eso que él era el bufón de la habitación.

El marine se puso en pie y se acercó a la puerta para comprobar cómo iba la tormenta mientras contestaba a las preguntas de Yoshi.

-No sé dónde se localizan. Pero en esta isla solo hay tres fábricas de esa envergadura y son fáciles de localizar por la enorme cantidad de humo que echan. Desde mi habitación se pueden ver con facilidad, aunque claro tendremos que esperar a que amaine.-Gusi cerró la puerta y se quedó observando el arco de Yoshi. Lo cogió con la mano esperando que la joven no se molestase.- Creo que ya sé porque Kimura te ha elegido como mi compañera. Yo soy bueno cuerpo a cuerpo, me vas a venir muy bien para cubrirme la retaguardia.- Gusi dejo el arma en el suelo y se puso a rebuscar por el almacén.

-Me gustaría acabar con la misión esta misma noche. Antes de venir he descubierto que esta noche va a ver seis tormentas de nieve cada media hora. Es un fenómeno extraño, pero no ayudara para infiltrarnos sin ser vistos y para escapar si lo necesitáramos. De todas maneras no queda mucho para que se acabe esta primera tormenta.- Gusi parecía desaparecer entre los cachivaches que por allí había y aparecer en la otra punta de la habitación sin saber muy bien como había llegado a ese lugar. Al cabo de un rato, y de verle un par de veces con los pies en alto, apareció de entre los objetos, lleno de polvo y suciedad. Tiro una serie de objetos delante de Yoshi y la miro como un niño pequeño enseñando sus juguetes de Navidad.

-He encontrado cuatro raquetas viejas que podemos usar para ir por la nieve con mayor facilidad. Podemos atarla a nuestros pies con estos cordones viejos de un par de botas. También he encontrado un peluche de un unicornio rosa que pensé que te haría ilusión tener.- Gusi la acercó el peluche y este parecía tener un olor muy desagradable, además de un par de arañas que asomaban de su cuerpo mullido.

Gusi volvió a asomarse por la puerta, la cual costaba un poco de abrir por la cantidad de nieve que se estaba formando en el exterior, y se acercó corriendo a Yoshi mientras se ataba una raqueta a su zapato.-Deberíamos darnos prisa antes de que empiece la tormenta otra vez con fuerza. Mi habitación está a dos calles de aquí. Corre date prisa.- decía Gusi mientras se ataba todo lo deprisa que podía aquellas malditas raquetas. Al terminar salió a la calle y con sorpresa vio que la nieve había subido hasta la altura de sus rodillas. Después apoyo uno de los pies por encima de la nieve, y al comprobar que con ellos no se hundía, se puso a andar en dirección a su habitación. La tormenta no parecía haber cesado, pero al menos se podía ver a través de ella. Gusi agarró la mano de Yoshi para que no se desorientara y comprobó lo poco que pesaba aquella joven. Llegaron en menos de cinco minutos y entraron en un portal muy antiguo y pintoresco como toda la ciudad. Lleno de luces, regalos y Santa Claus por todos lados. Gusi se acercó a la recepción, en la cual parecía no haber nadie e hizo un gesto a Yoshi para que le acompañara.

Subieron como seis pisos por unas escaleras estrechas hasta llegar a la habitación de Gusi. Una vez dentro el marine fue rápido a encender una pequeña estufa que a los pocos minutos empezó a calentar la pequeña estancia. El lugar no era más grande que el almacén, con una cama y escasos muebles que la confortaban. Después el marine se puso a preparar chocolate caliente encima de la estufa de leña. A continuación puso dos tazas enormes en una mesa redonda y fue corriendo a coger la cafetera de chocolate caliente para servírselo a Yoshi.

-Espero que te guste el chocolate caliente. Por cierto, tengo algo que enseñarte.- Gusi se fue corriendo y de debajo de su cama saco un baúl de un tamaño algo pequeño. Lo puso en la mesa redonda y lo abrió teatralmente, mostrando a Yoshi sus dos frutas del demonio.- Esto señorita que tiene ante usted son, dos frutas del demonio. No tengo ni idea de que poderes tendrán. Puedes coger una si quieres, yo no puedo consumirlas. Simplemente las tengo como colección. Y ya que eres miembro de los Crisom Wolves, tienes todo el derecho a tener una si quieres. Tómalo como un regalo del Segundo al mando-Gusi cogió su taza de chocolate y se acercó al cristal de lo que parecía ser un balcón, desde el cual se puso a observar la tormenta. Pero lo que el marine estaba observando realmente era las nubes negras que formaban las chimeneas de las fábricas colindantes.

Gusi tras poner varias muecas bastante graciosas que no sabía muy bien el por qué de ellas se levantó y una vez de pies caminando por todo el almacen respondió a mis preguntas mientras yo le escuchaba atentamente desde el suelo.
Entre lo que me dijo no había cosas muy interesantes por que ni siquiera él sabia cual de las tres fábricas que habia en la ciudad eran, así que nos tocaria registrarlas todas y con toda aquella nieve, realmente no me parecia un gran plan pero tampoco se me ocurría ningun otro así que simplemente tuve que aguantarme.
Después de la decepción de aquellas palabras Gusi empezó a divagar sobre mi, mis habilidades y porque Kimura nos había emparejado en aquella misión realmente sus razones eran bastante razonables, posiblemente tuviese razón a mi me seria más fácil cubrirle a él y él a mi y viceversa.

Después de sus divagaciones por fin me dió detalles útiles de la misión que me apresuré a apuntar. Primero de todo realizariamos la misión esta noche, Segundo teniamos seis descansos entre ventisca y ventisca para realizarla, es decir para averiguar en que fabrica era, entrar acabar con todo y salir.
Mientras yo apuntaba todo aquello y dividia los tiempos Gusi desapareció entre la montaña de jugetes abandonados del almacen. Según mis calculos utilizariamos esta media hora para volver al hotel, el segundo, tercer y cuarto descanso servirian para identificar y entrar en la fabrica y el quinto para salir. El último descanso le dejé por decirlo de alguna manera de reserva por si la planificación principal fallaba.

Estaba terminando de apuntar todo esto cuando Gusi volvió a aparecer de entre las cajas con un montón de trastos viejos que me enseñó ilusionado. Había dos pares de raquetas que según él nos atariamos a los pies para andar sobre la nieve atandonos con unos cordones de zapato que tambien había rescatado y por último había encontrado ¡Un unicornio Rosa! -¡Es genial! ¡Gracias!- Le dije ilusionada por su regalo, podia estar en mal estado y oler muy mal además de tener unos pequeños inquilinos que me apresuré a quitar con mi arco antes de que me diese un ataque pero al fin y al cabo era un regalo precioso y después de un par de lavados y remendados quedaria como nuevo.

Apremiada por Gusi me apresuré a ponerme las raquetas como él habia echo, después de volver a ponerme el abrigo mullido y equiparme el arco y todas mis demás pertenencias me pusé detras suyo a la puerta del almacen dispuesto a seguirle hasta su hotel ahora que habia amainado un poco la tormenta.
Aunque al principio tenia mis dudas de que aquellas raquetas funcionaran la verdad es que fue un buen apaño y conseguí seguirle sin mucha dificultad por entre la nieve, bueno tambien es que me agarró de la muñeca para que no me perdiera cosa que agradecí bastante.

Una vez en la habitación de Gusi todo pareció mucho más calmado, decidimos ponernos comodos hasta que pudiesemos volver a salir y así además nos organizabamos para la noche que nos aguardaba.
Gusi encendió la estufa mientras yo me quitaba el abrigo y dejaba el arco y mi mochila en el suelo de la habitación, después empecé a lavar el unicornio rosa en el lavabo anexo a la habitación y decidí dejarle allí a remojo.
Después de un rato el peliblanco apareció de nuevo con dos tazas de chocolate, una para él y otra para mi.
-¡Claro que me gusta, muchisimas gracias!- Le dije agradecida de corazón mientras saboreaba el chocolate, lo que me gustaba aquel brebaje, podria comerlo siempre.

Me senté en una de las sillas que habia mientras él rebuscaba entre sus cosas algo que quería enseñarme, no tenia ni idea de que podía enseñarme pero esperé paciente tomandome mi chocolate. Para mi sorpresa puso en la mesa un pequeño cofre que contenia ni nada más ni nada menos que... ¡Dos frutas del diablo!, nunca las había visto de cerca pero ya se encargó Gusi de presentarmelas.
La de la izquierda tenia una extraña forma que me recordaba a un cruce entre una esfera y una especie de espiral, era de color amarillo y tenia pequeños puntos negros; la de la derecha por su parte tenia una preciosa forma de estrella pero no era amarilla si no de un color anaranjado con un tono verde como si no estuviese bien madura.
-¿De verdad son akumas?- Dije observandolas con curiosidad y casi sin atrever a tocarlas. -Y... ¿Puedo comerme una?- Aquello era aún más extraño, por lo que habia dicho el no podía consumirlas lo que supuse que él ya tenia una pero aún así... un regalo de ese calibre no se veía todos los días.
-No se que decir, es demasiado puedes ganar mucho dinero con ellas.- Dije insegura sin creermelo del todo aunque cogiendo la akuma con forma de estrellas y acercandomela a la boca.
-¿La muerdo y ya está?- Le pregunté sin saber muy bien como era el procedimiento.

Gusi contemplaba como la tormenta se disipaba de nuevo mientras volvía a sorber su taza de chocolate caliente. Algo rondaba por la cabeza del marine y se le reflejaba en el rostro. Después volvió a prestar atención a Yoshi, contestándola con una sonrisa en su cara.

-Claro que son akumas. Me costó un poco conseguirlas, pero no te preocupes si quieres consumir una. Hay mucha gente que las codicia y son difíciles de proteger.-Gusi se sentó en frente de Yoshi y la miro con una cara extraña.- No me interesa el dinero. Estas frutas las estaba guardando para los Crisom. Siempre es bueno tener aliados con grandes poderes. Por qué tu eres una nakama fiel, ¿verdad?- la voz de Gusi cambio, creando una tonó ronco y desgastado. Como si de un mafioso se tratara.- Con solo morder la fruta ya adquirirás sus cualidades, no tienes porque comértela entera. Solo tengo que decir que el sabor es desagradable, hasta el punto de que se te pueden caer un par de dientes. Después de ingerirla tu cuerpo tardara un tiempo a acostumbrarse a las cualidades mágicas que estará a punto de experimentar. Por lo que tendrás fuertes mareos, diarrea aguda y una terrible mal obsesión por lamer mesas de madera.- Gusi lo decía tan serio y convencido que parecía que aquella situación era real. Tal vez aquella no era la mejor manera de utilizar a sus habilidades de persuasión, pero tomar el pelo a un compañero nuevo era tan típico como el hecho de estornudar con los ojos cerrados.

Gusi se puso en pie con el rostro muy serio.- Ahora es tu elección comértela o no.- el marine se acercó de nuevo a la cristalera del balcón y lo abrió de par en par. Una fuerte onda de aire y viento frio inundo la pequeña habitación, haciendo que entraran algunos copos de nieve. De repente el rostro de Gusi cambio por completo, con una sonrisa de oreja a oreja.-Es broma. Solo notaras un mal sabor al probarla. Voy a hacer unas cosas, espérame aquí. Cierra la puerta del balcón, por favor.

De repente Gusi echó a correr y salto por encima de la valla del balcón. El cuerpo del marine debería haber caído precipitado contra el suelo, pero en vez de eso se puso a levitar por el aire. Sobrevoló a toda velocidad acercándose con cuidado a las espesas nubes de humo negro que salían de las fábricas. Las dos primeras fábricas no parecían ser las correctas, pues en ninguna estaba el símbolo de una calavera con un gorro de Navidad. Un símbolo muy peculiar para esa isla. Para asegurarse sobrevoló hacía la última fabrica y allí encontró el enorme símbolo. Con cuidado sobrevoló alrededor del área para sacar un plano de la base y volvió a su hotel todo lo rápido que pudo.

En los minutos que había estado volando la tormenta volvió a empezar con fuerza, haciendo que en varias ocasiones perdiera el control y se chocara contra algún edificio. Al final cuando apenas podía ver, consiguió llegar hasta su balcón. Dio una serie de golpecitos para que Yoshi le abriera, pues la joven le había hecho caso y había cerrado la puerta, y una vez que lo hizo entro corriendo a calentarse a la estufa. Pues todo su cuerpo tenía una leve escarcha por encima.-Uff...no pensé que estas tormentas serían tan fuertes.- dijo algo sofocado como si hubiera venido de correr.

-Tienes un papel, tengo que hacer un plano de la fábrica antes de que se me olvide.- el marine estuvo calentándose hasta que Yoshi le diera lo que necesitaba. Una vez tuvo todo, se sentó en la mesa redonda, y se puso al lado de Yoshi para que le prestara atención.- El lugar es cuadrado (el marine dibujo un cuadrado grande), tiene cuatro torres en cada esquina (el marine dibujo cuatro cuadritos en cada pico) con un guardia por lo menos. Creo con tus habilidades podríamos acabar con ellos fácilmente.- después dejo el lápiz en la mesa.- No he conseguido ver nada más. La tormenta estaba empeorando y los tejados estaban llenos de nieve. Lo bueno que ya sé cuál es la fábrica concreta. Deberíamos esperar a que la tormenta  amaine y poner en marcha algún plan.- Gusi se tumbó en la cama para estirarse, después miro a Yoshi con cara dudosa.- ¿Te has comido alguna fruta? Y, si tienes algún plan es el momento de sugerirlo. Tenemos unos treinta minutos hasta que amaine la tormenta.

Realmente aquel muchacho era un buen hombre de eso no cabía duda, tal vez extravagante y peculiar e inclsuo a veces un poco frío pero era amable y cuidaba de cada uno de sus nakamas, realmente era una gran persona. -¡Por supuesto que soy una fiel nakama!- dije bien alto y con voz entre medio militar y medio ofendida de poner aquello en duda.
Su voz cambió de tono y empezó a relatar todas las cosas malas que me podrian pasar después de comer la akuma, mi cara fue de total espanto y casi me planteé echarme para atrás en mi decisión de comerla, ¿De verdad merecia la pena pasar por todo aquello? aunque claro visto de otra manera los poderes que me concederia serian simplemente magnificos pero no me gustaba el sabor de las mesas.

Retiré la fruta que me iba a meter en la boca dudosa de que hacer y una gran rafaja sacudió mi pelo, cuando me giré para ver que pasaba y me encontré la ventana abierta a Gusi sonriendo de oreja a oreja -Es broma. Solo notaras un mal sabor al probarla.- Me dieron ganas de matarlo me lo habia creido todo y habia estado dudando y poniendome en lo peor.
El peliblanco me dijo que iba a hacer unas cosas y que cerrara la ventana ¿No podía cerrarla él? Pues no y cuando se tiro por ella me quedo claro por qué. Pegué un chillido y corrí hacia la ventana pero para mi sorpresa me le encontré flotando y perdiendose entre la nieve; con que por eso no podía consumir más akumas aquello era seguro obra de una fruta del diablo. Cuando por fin me recuperé del Shock hice lo que él me había dicho y cerré la ventana, no me apetecia congelarme.

Estaba sola en la habitación con dos frutas del diablo delante mio a mi entera disposición, me senté y recogí la fruta del diablo que me iba a meter en la boca. "Ahora o nunca" y aún un poco contrariada por las palabras de Gusi cerré los ojos y le dí un enorme mordisco a la fruta con forma de estrella. Sabía horrible a una mezcla entre tierra mojada, queso cabra del más fuerte del mercado con un regustillo a ácido sulfúrico; me obligué a tragarlo, abrí los ojos y esperé... pero no pasó nada.
No noté nada extraño en mi cuerpo tan solo unas ganas horribles de vomitar, bueno al final lo de que tardaría tiempo en hacer efecto iba a ser verdad.

Oí unos ruidos en la ventana y me levanté rapidamente, Gusi había vuelto. Me apresuré a abrir la ventana para dejarle pasar y el entró tiritando de frío directo a la estufa. Le dí una toalla y un pcoo de chocolate caliente que habia sobrado para que se calentase.
Rebusqué entre mis cosas hasta sacar mi pequeña libreta y una pluma, se lo dí todo como me habia pedido y comenzó a garabatear un plano de la fábrica, no me lo podía creer aquello si que era eficiencia, había descubierto que fábrica era y como estaba distribuida en menos de media hora. Me concentré en seguir lo que decia sin perder detalle como una buena alumna aplicada.
Cuando terminó me preguntó si tenia algún plan.
-Puedo librarte de dos guardias de las torres, lo suficiente para que podamos entrar en la fábrica por una de las puertas, luego simplemente tendremos que encontrar a los dueños, ¿Sabes como son?.- Le pregunté sin levantar la vista del mapa, no había visto nada más en la fábrica ni a su alrededor pero no perdía nada por preguntarle. -¿Por casualidad no viste ningún edificio alto al lado de la fabrica no? me vendría bien para hacer un mejor tiro a los guardas.-
Faltaba menos de media hora para partir así que preparé el arco, las flechas y las cosas que supuse que iba a necesitar.
-Ah y si me comí la fruta en forma de estrella pero todavia no ha pasado nada.- Dije encogiendome de hombros indiferente aunque tenia un poco de miedo de lo que podía pasarme por haberla comido o peor, que no hubiese funcionado y no me pasase nada.

Gusi miraba fijamente una telaraña del techo mientras contestaba a Yoshi.- La verdad que se muy poco de esta misión y debido a la fuerte tormenta no me fije si había edificios altos alrededor. Aunque se me ocurre una cosa- el marine puso una cara algo disgustada.- No te preocupes por la akuma, yo hasta que no me caí por un acantilado no descubrí mis poderes. Espero que a ti no te ocurra lo mismo - la dio unos golpecitos en el hombro para que se animara.- ¿Ya estas lista para la acción? Aún queda unos minutos hasta que amaine. Puedes comer algo, darte un baño o echarte un rato. Lo que quieras. Yo iré al baño, no puedo empezar una misión con las tripas revueltas .- dijo el marine muy amablemente. El marine se levantó de la cama y cogió una especie de periódico o revista y se introduzco en el baño. No cabe decir lo que fue a hacer, pero por el bien de Yoshi mejor no entrar a aquel diminuto cuarto.

Al cabo de unos eternos minutos el marine salió algo sudoroso del cuarto de baño y se puso un abrigo más mullido por encima. Hizo un gesto con la cabeza a Yoshi para que le acompañara. Al salir de la habitación el marine cerró la puerta con llave y bajo raudo a la planta baja. Como parecía ser más ágil que Yoshi tardo menos de un minuto en bajar, y al final de las escaleras esperaba a la joven inclinado de espaldas.

-Súbete a mi espalda. Iremos más rápido y podré conseguir algo de altura para que tengas mayor cobertura.- una vez se dispuso, salió del hotel sobrevolando a escasos centímetros de la nieve. Unos niños que habían salido a jugar se sorprendieron al ver al marine no hundirse en la nieve y más llevando a alguien encima. Después de pasar unas calles en las que apenas había gente, el marine se puso a coger cada vez más altura, superando a la mayoría de las casas. Una vez cogió bastante altura, agarró el cuerpo de Yoshí con fuerza y voló recto hacía una de las cortinas de humo negro que se veían por encima de las casas. El aire era frio y hacía que le lloraran los ojos, pero a los pocos minutos llegaron a una de las torretas de la fábrica. Gusi hizo una seña a Yoshi para que disparase, pues estaban a una altura y distancia en la que el guardia no podía verlos. El marine se mantuvo todo lo firme que pudo en el aire, para no molestar a su compañera.

Cuando Yoshi derribo al enemigo, este se cayó al suelo o se deshizo, se acercaron levitando hacía la torreta. Entraron por ella y en el suelo encontraron una montaña de polvo muy sospechosa, pues el cadáver del guardia había desaparecido. Gusi miro extrañado a Yoshi y con los dedos la indicó que estuviera alerta.- Todo esto me huele muy mal. Ten cuidado.- el marine empezó andar con sigilo mientras bajaba por las escaleras de la torre y se introducía en el interior de la fábrica. Pasaron unos pasillos llenos de oscuridad y silencio, hasta llegar a una enorme habitación que parecía ser el lugar donde deberían estar las maquinas. Pero allí no había nada, solo un enorme paquete de regalo en medio de la sala.

-Quédate aquí para cubrirme. Si ves a alguien sospechoso clávale una flecha entre los ojos.- la voz de Gusi era más seria de lo normal y estaba claro que estaba muy enfadado por la situación. El marine avanzó hacía el paquete y lo abrió con cuidado. Al quitar la cinta, una risa grabada empezó a sonar, la caja se abrió entera y dio a la luz una majestuosa  bomba. Gusi corrió veloz a por Yoshi y la agarró del brazo con fuerza antes de salir levitando a toda velocidad.

El marine observaba como el techo era de cristal y le iba a doler un montón tener que atravesarlo con la cabeza. Pero en ese momento, la bomba estallo, y una fuerte onda rompió los cristales del techo e hizo que los dos Crisom salieran impulsados por los aires. De repente la mano de Yoshi se resbaló y su cuerpo salió disparado en dirección contraria a la del marine. Gusi intentó levitar para salvarla, pero la onda expansiva no le dejaba maniobrar en el aire, solo dar vueltas y vueltas sin control.

Al cabo de unos minutos, el marine consiguió tener el control de su cuerpo en el aire, pero por más que buscaba con la mirada a su compañera no conseguía encontrarla. El pánico empezó a apoderarse de su cuerpo y empezó a ponerse terriblemente nervioso. Esperaba que la fruta que la había entregado la hubiera salvado de la explosión y de la caída, pero no era capaz de localizarla. La explosión había dejado un paisaje de destrucción y caos a su alrededor.

Gusi bajo rápido al suelo y se puso a ayudar a los civiles heridos, los cuales algunos gritaban de dolor y terror, como buen marine que era. Una vez que todos estuvieran a salvo, ya tendría tiempo para encontrar a su compañera. Lo peor de todo, es que estaba a punto de empezar otra tormenta que podría ocultar los cadáveres provocados por la explosión. Aquello fue una trampa, pero no siempre las misiones salen como esperas.  Lo bueno que solo parecía haber un par de heridos y las casas de alrededor parecían haber soportado la explosión de la fábrica. Solo le faltaba encontrar a su compañero antes de que la tormenta los sepultara.

Gusi intentó tranquilizarme por el hecho de que todavia la fruta no me hubiese transformado ni hubiese sentido nada raro, aunque la verdad es que mucho no me tranquilizo, no quería tener que caerme por un precipicio para desatar mis poderes como a el le había pasado.
Me informó que todavia quedaba tiempo para emprender la misión y que en ese tiempo podia hacer lo que quisiera que él iba al baño y... no quise saber más pero sufria por mi pequeño peluche que estaba arremojo en el lavabo así que antes de que entrara Gusi le reocgí le guarde en una toalla para secarle, después le deje todo el baño para él.
Como no tenia nada que hacer me recosté en la cama y jugeté con mi unicornio ya no olía mal, no tenia arañas y parecia estar como nuevo, no podía referirme a aquel precioso peluche siempre como "mi unicornio rosa" necesitaba un nombre. Así que pasé todo el tiempo que quedaba escribiendo nuevos nombres en la agenda y tachando los que iba descartando, finalmenet cuando Gusi salió del baño yo seguia sin elegir nombre para mi particular mascota, aunque ya tenia algunas ideas en la cabeza.

Ya equipada con mi mochila (con el unicornio sin nombre dentro) mi arco y mi carcaj, esta vez por encima del abrigo para poder disponer de ellos más facilmente, salimos de la habitación del hotel. En vez de usar las rudimentarias raquetas como medio de transporte por la nieve Gusi decidió hacer gala de sus extraordinarios poderes y levitar por encima de la nieve conmigo cogida a caballito. Me sentia como una niña pequeña viendo toda la nieve que caía el día antes de navidad pero ya no era una niña pequeña y tenia trabajo por hacer, de esto me di cuenta cuando dejamos la gente atras y Gusi comenzó a coger altura.
Era una sensación maravillosa, nunca había sentido que volaba, que dejaba el suelo, la gente e incluso los tejados de las casas más bajas debajo de mi, a mis pies. Quería seguir subiendo más y más y volando como veía hacer a los pajaros todos los días, aquel había sido mi sueño durante tanto tiempo.

Nuevamente el peliblanco me trajo a la realidad parandose en seco al lado de la fábrica, yo habría querido ascender más y más pero el viaje había terminado allí. A esa altura como bien habia calculado mi compañero era más fácil disparar a mis objetivos, con mucho cuidado de no caerme recogí el arco de mi espalda y lo cargé con una flecha, disparé y fallé. No había tenido encuenta el aire que hacía por la ventisca que se intensificaba más allí arriba, volví a intentarlo, cargé de nuevo el arco, fije la dirección y teniendo en cuenta el aire, disparé y el hombre cayó... supongo que muerto si mis cálculos eran correctos le había atravesado el corazón.
Descendimos hasta la torre y... aquello era muy extraño, el cuerpo del guarda no estaba, solo había un pequeño montón de polvo negro y al lado se encontraba la flecha que había disparado, la recogí del suelo alerta.
Gusi pensó lo mismo que yo, aquello tenia muy mala pinta y no me gustaba ni un pelo pero no teniamos otra opción.

Dentró de la fábrica estaba todo oscuro costaba imaginarse que aquello estuviese en funcionamiento, todo estaba tan a oscuras que parecia que no hubiese electricidad y para colmo no se oía ni un alma, se supone que las fábricas son muy bulliciosas pero el cementerio era más movido que aquel almacén. Aún así mantuve el arco cargado y preparado para disparar en cualquier momento, podía tratarse de una emboscada, una trampa o vete a saber qué y tenia que estar preparada para cualquier situación. Recorrimos pasillos y pasillos a oscuras hasta que enfrente de nosotros apareció un enorme regalo amarillo atado con un lazo rojo.
Gusi se adelantó a abrirlo y me dijo que el cubriera y le esperara, aquello no podía ser nada bueno iba a decirle que no tocara nada pero ya era demasiado tarde, el paqueta se abrió y todo se tornó en un caos.

Un enorme estallido surgió de dentro del paquete y la explosión se llevó con ella toda la fábrica, a mi comapñero y por supuesto a mi. El peliblanco me sujetó por la muñeca, estabamos dando vueltas y nos elevabamos mucho en el aire pero, él podia volar, con él estaria segura; pero para mi desgracia no pude aguantar agarrada a él y nos separamos y yo empecé a ascender hacia la luna a toda velocidad y a caer en picado, todo a mi alrededor se tornaba en una humadera negra, todo daba vueltas a mi alrededor, el suelo se acercaba hacia mi peligrosamente y entonces en un frenético impulso de supervivencia me colgé el arco a la espalda y extendí las manos.
Estaba suspendida en el aire, boca abajo y practicamente asfixiandome por el humo de la bomba pero estaba viva, no había llegado a estrellarme, cuando miré mis dos "manos" me di cuenta de porqué seguía viva, tenia alas y estaba flotando.
Mis alas eran blancas y parecian llenas de plumas muy sedosas, mandé que se movieran y para mi sorpresa lo hicieron aunque no como yo quería del todo, me propulsaron muy lejos de la explosión por encima de toda la humadera, de las casas, de todo, ahora si tenia el mundo debajo de mis pies.

Fuera ya de la nube de humo negra comprobé que no solo tenia alas si no tambien unas pequeñas garras de pájaro donde tenian que estar mis pies y seguramente un montón de transformaciones más que no podía apreciar prueba de ello es que notaba mi rostro raro, mi boca se snetia extraña aunque no sabia decir por qué. Después de hacer unas cuantas pruebas de vuelo y conseguir medianamente manejar mis alas emprendí la tarea de buscar a Gusi.
El muchacho se encontraba allí, atendiendo a los heridos por suerte no parecia haber muertos y habia muy poca gente alrededor de la fabrica así que aunque la misión habia fracasado, no habia daños graves que lamentar. Una vez comprobé que mi compañero había atendido a todos descendí en picado y por pura suerte conseguí engancharle de la chaqueta con mis patas.
-Creo que estaba vez me toca a mi llevarte a ti.- Dije riendome mientras nos dirigiamos a los limites de la isla, nuestro tarbajo había terminado, habia resultado un desastre nuestra primera misión juntos de eso no cabia duda, pero ahora no me cabia duda de que en el futuro ibamos a volar muy alto.

El marine atendía rápido a los civiles, ayudándolos a entrar en las casas más cercanas para resguardarse. Cuando todos estaban a salvo, sin daños graves, el marine volvió raudo a las instalaciones de la fábrica destruida en busca de su compañera. El marine buscaba con la mirada por todos lados, pero parecía que el cuerpo de su compañera se hubiera carbonizado o algo peor. De repente algo lo agarró de la chaqueta y empezó a levitar sin él activar sus poderes.

El marine se quedó un poco extrañado al escuchar la voz de su compañera en la espalda. Con su poder dio un giro en el aire y consiguió deshacerse de lo que sea que le estuviera agarrando. Al incorporarse se encontró con una especie de pájaro muy extraño que movía las alas tremendamente deprisa. El marine no comprendía nada y saco a toda velocidad su escopeta, de la parte de atrás del pantalón, y apunto a aquel ser que estaba enfrente suya.

-¿Qué cojones eres?- dijo el marine con la voz enfadada, pero entonces diviso algo entre las alas de aquel ser. Era el arco y el carcaj de Yoshi. No podía creérselo, ¿aquel animal parlante era su compañera? Una vez que el pájaro lo confirmo, el rostro de Gusi se llenó de alegría y casi se pone a llorar.

-No podemos irnos de la isla. La tormenta está aumentando y lo único que podríamos tener es un accidente. Será mejor que volvamos a mi hotel.- decía Gusi mientras se tapaba la cara con la mano para que los copos de nieve no le molestaran.- ¿Por qué no echamos una carrera?- Nada más decir eso el marine salió disparado por el cielo a toda velocidad. El marine volaba rápido, pero las habilidades de Yoshi parecían estar equilibradas con las de su compañero. A los pocos minutos llegaron a la entrada del hotel y Gusi la dio un fuerte abrazo por haber despertado su akuma. La misión había sido un fracaso, pero estaba demasiado alegre de que su compañera no estuviera muerta. Subieron corriendo por las escaleras y Gusi se puso a calentar chocolate caliente, mientras preparaba otra cosa.

-La misión ha sido un fracaso y lo peor es que no hemos podido sacar más información para continuar. Me parece que Kimura se va a enfadar mucho cuando se entere.- dijo Gusi preocupado por la situación. Después empezó a sonar una campanita y el marine fue rápido a sacar algo de un pequeño horno. Cuando se acercó para enseñárselo a Yoshi, mostro un suculento pastel de chocolate que daba ganas de comérselo con la mirada.-Bueno, como no has tenido una fiesta de iniciación. Felicidades, Yoshi. Por haber entrado en los Crisom Wolves.- el marine empezó a cortar la tarta y de ella salían unos aromas que hacían que se te cayera la baba.- Puedes quedarte en la habitación hasta que amaine todas las tormentas. Ya mañana nos dirigiremos al puerto para irnos con los Crisom.

En medio de la travesia el marine se soltó de mi y se dió la vuelta volando con sus poderes, parecia contrariado y sacó a toda velocidad una escopa, no iba a dispararme ¿Verdad?
Enfadado y bruco me pregunto que quien era, estaba claro que no me habia conocido. Sonreí pero por alguna razón intuia que no se notaba en mi cara la sonrisa aunque no sabia bien por qué. -Soy Yoshi, tranquilizate no te voy a comer.- Le dije divertida, realmente estaba muy feliz de haber podido transformarme y sobre todo de poder volar como lo estaba haciendo en aquel momento, me dió la sensación de que ahí arriba era imposible de que estuviese triste. Cuando Gusi se entero de la noticia parecia tan feliz como yo, juraria que hasta se le cayó una lagrimita pero era dificil decirlo con certeza.

Me dijo que no podiamos salir ahora de la isla por la tormenta y la verdad es que tenia razón, los vientos se estaban haciendo cada vez más fuertes y con mi pequeño bote seria imposible salir de aquella isla en esas condiciones. El peliblanco propuso como alternativa quedarnos en su hotel hasta que pudiesemos salir, asnetí con mi cabeza mostrando que estaba conforme.
Una vez con el rumbo fijo mi compañero propuso hacer una carrera, no podía gustarme más la idea sería un ejercicio excelente para practicar, divertirnos y sobre todo para volar. -Una, dos... !EH!- Gusi salió disparado antes de que yo pudiese dar la señal y me apresuré a aumentar la velocidad para alcanzarle. Así los dos estuvimos volando por el cielo un rato, estabamos muy igualados y era increible que lo que hacia menos de una hora me había parecido una locura, que aquel chico pudiese volar por el cielo ahora lo estaba haciendo con la misma facilidad que él.

Aterrizamos en el suelo enfrente del hotel realmente habiamos quedado en tablas, pero lo divertido que habia sido valia todas las victorias del mundo. Me dió un abrazo euforico, no me lo esperaba pero le abracé tambien feliz de tener un compañero tan bueno como él y de por fin tener unos poderes extraordinarios.
Ibamos a entrar en el hotel cuando me miré las manos, seguian desaparecidas y con alas en su lugar. -Eh tengo un problema... no se destransformarme.- dije contrariada y como no encontramos una solución mejor me tire al suelo y me puse a rodar por la nieve.
Mis huesos quedaron completamente helados pero gracias al frío que hacia mi cuerpo de alguna manera volvió a su estado normal, tendria que practicar aquello más adelante.

Entré con Gusi corriendo por las escaleras del hotel saltando los peldaños de dos en dos con intención de calentarme lo más rápido posible. Una vez allí nos sentamos al lado de la estufa para calentarnos y simplemente nos pusimos a hablar.
El marine destacó el hecho de que la misión habia fracaso y que Kimura no estaria nada contento por aquello, un escalofrió me recorrió la espalda y no era por el frío si no por que no queria ver al capitan cabreado.
De todas formas no era motivo para lamentarse ahora, ya tendriamos tiempo para pensar en ello más adelante.
El peliblanco sirvió una gran tarta de chocolate que tenia una pinta extraordinaria, realmente mentiria si no dijera que me sorprendió el hecho ya no de que hubiese sido capaz de hacer una exquisited como aquella si no directamente que supiera cocinar, no iba con su estilo. -Gracias, creo que ha sido una de las mejores decisiones que he tomado nunca.- Le contesté a su felicitación por haber entrado en la banda y después ataque a la tarta, esta se derritió en mi paladar y dios mio podría pasarme el día comiendo aquello.

-Ah casi se me olvida, mira.- Saqué el unicornio rosa de dentro de la mochila.- Ya esta como nuevo, va a ser mi nuevo compañero fiel y se llamara ¡Presidente purpurina! ¿No te parece fabuloso?- Y me reí con una sonora carcajada.
Pasamos la noche riendo, comiendo y bromeando y aunque la misión habia sido un fracaso absoluto los dos estabamos demasiado felices para que nos importara un poco, si duda alguna había sido el comienzo perfecto para una gran amistad.