Entre carpinteros anda la cosa (Moderado 2 Gusi)

Nada más adentrarme en la habitación, un olor a sexo inundo mis fosas nasales, un olor que conocía muy bien. Me quede paralizado, como un animal a punto ser atropellado y observé la estampa. Un montón de mujeres desnudas, o con falta de ropa, rodeando a un hombre sobre una enorme cama. Espere unos segundos, para confirmar que todos estaban dormidos y  volví a cerrar la puerta con cuidado. Una oleada de celos recorrió mi cuerpo ¿Cómo podía ser que aquel tipo tuviera tantas mujeres para el solo? Unas ganas enormes de golpearle hicieron que mis puños se cerraran con rabia, pero me abofeteé en la cara (despacio para no hacer ruido) para concentrarme y seguir con la misión.

Me puse a levitar, pasando por encima de todas las ropas y botellas que había por el suelo, mientras atravesaba esa habitación llena de lujuria. Llegué al otro extremo del cuarto, sin dejar de observar por si alguno de los bellos durmientes daba señales de despertarse y me coloque delante de un armario y escritorio lleno de papeles. Me puse como loco a buscar entre esos informes, mientras de vez en cuando volteaba la vista para observar que todo iba con calma. Registre todo lo que pude, hasta el más mínimo cajón o indicio de algún doble fondo, hasta que llegue a una de las puertas del armario. Registre todo su interior hasta llegar a una que estaba extrañamente cerrada por un candado.

Decidí probar suerte con la llave del bolsillo y encontrar por fin aquel fastidioso informe, además de poder encontrar alguna información o objeto que pudiera serme útil para el futuro. Una vez registrara todo, me asomaría por la ventana en busca de una posible opción de escapada alternativa.

No parece que encaje en el cajón, al menos no en ese. Puede que la llave que buscas este en la ropa esparcida por el suelo, peor quien sabe cuánto más permanecerán en ese estado. En caso de buscarla la encontraras en el pantalón más cercano a la cama. Dentro del mismo encontraras varios papeles, que parecen importantes, pero no son los que buscas. Si pasas de buscarla y sales de la habitación todo sigue tranquilo, sin ruidos ni gente por el pasillo.

Maldita sea. No era capaz de encontrar lo que estaba buscando, o por lo menos nada relacionado con un enorme barco del gobierno. Todo aquello eran papeles absurdos, bueno, absurdos para mí, ya que no era lo que buscaba. Cuando llegue al armario cerrado intenté con calma abrirlo con las llaves que había robado del guardia, pero parecía que la suerte no estaba de mi parte y mis intentos fueron vanos. Miré toda la habitación, en busca de la llave o de que alguno de los inquilinos que estaban allí siguieran dormidos. Casi por instinto masculino me quede mirando fijamente unos senos femeninos que se habían mostrado al caerse una de las sabanas. Eran tan bonitos y jugosos a simple vista que no pude evitar empalmarme levemente.

Unas ganas insaciables me daban de estrujar aquella parte del cuerpo que parecía tan blandita y esponjosa que, me abofeteé varías veces la cara, para centrarme y volver a la realidad de la misión. Me concentré en buscar la ropa del hombre, pues seguro que era el dueño de ese armario cerrado. No fue difícil encontrar su chaqueta y pantalones, pues todo el resto de ropa era pequeñita o de colores llamativos. Levité con cuidado por encima y cogí mis objetivos sin hacer ruido, sacando un paquete de llaves de la parte trasera del pantalón. Fui levitando lo más deprisa que pude a la parte del armario y con suerte lo conseguí abrir. Saque todos los papeles que había dentro y los solté encima de la mesa para observarlos con mayor facilidad, mientras cada diez segundos me volteaba para comprobar que todos seguían durmiendo.

Después de pasar cinco minutos releyendo informes absurdos, aunque con un matiz de importancia para aquel hombre, decidí coger uno de los informes que le comprometían con asuntos turbios y me lo guarde en la chaqueta como un as en la manga en el caso de que me pillaran. Volví a levitar, esta vez más alto, casi por el techo, por el simple hecho de que si alguno de los allí presentes se despertaba le costaría más encontrarme. Cuando llegué a la puerta, me asomé con cuidado por ella y salí al exterior del pasillo en busca de la siguiente habitación que me pudiera ayudar a buscar ese maldito informe secreto.

El pasillo sigue desierto, y por suerte, nadie se despertó mientras te abofeteabas. Puede que la siguiente vez no tengas tanta suerte. Si miras a los lados ves varias puertas. A tu izquierda una puerta doble como la del piso de abajo. Frente a ti otra puerta de madera normal y por detrás de las escaleras por las que llegaste, una puerta que debe dar a algún balcón sobre el jardín y otra que no sabes a donde va. No escuchas ruidos provenientes de ninguna, y aunque te acerques a ellas y pegues la oreja no percibes nada. En la que da al jardín, que es de cristal, puedes ver un balcón pequeño con algún tiesto y un par de sillas, seguramente para relajarse en noches de calor. Tu elijes que puerta abrir, o si volver abajo.

Maldita sea, volvía otra vez al comienzo, al menos parecía que nadie de la habitación anterior se había percatado de mi presencia. ¿Quién iba a pensar que en aquel estúpido escritorio no iba a encontrar nada que me sirviera? Pues parece que el destino si lo tenía claro. Mis nervios se apoderaban de mí a cada minuto, era como buscar una aguja en un pajar y no hacía otra cosa que dar palos de ciegos por el lugar. Tenía que encontrarlo rápido o a alguien que supiera encontrarlo. Me arranque uno de los botones del traje de guardia que llevaba y lo lancé al aire, hice el amago de cogerlo, pero lo deje caer para que rodara por el suelo y con algo de suerte me diera la dirección que debía tomar. El botón rodo por el suelo, haciendo un diminuto ruido, hasta que desistió y decidió quedarse parado en medio del pasillo. Lo mire durante largo tiempo, planteando si hacer caso a mi suerte e ir en esa dirección o hacer todo lo contrario e ir en dirección contraria. Después de pensarlo unos largos minutos, me decante por la doble puerta que había en el pasillo. Me coloque firme frente a ella y como si fuera un guardia de la zona me adentre en ella, abriéndola de par en par, sin preocuparme de lo que hubiera en el interior.

La encuentra que te encuentras es bastante curiosa, pues al abrir delante de ti hay un pequeño espacio con mesas y muchos restos de comida y bebida de la que puedes coger si gustas. Además, puedes ver como una barandilla te separa del abismo hasta el piso de abajo. El comedor que viste por la ventana sigue igual, con todos durmiendo la mona sobre las mesas. Al parecer estos tipos viven así, o, al menos, esa impresión te da a ti. ¿Puede que te hayas confundido de profesión? Bueno, da igual, el rectángulo tiene otra doble puerta justo al lado contrario por donde tú has entrado. En frente, tres puertas normales y no parece verse a nadie más por allí patrullando. Parece que vas a tener libertad de movimientos.

Nada más abrir la puerta, una oleada de fragancias de alcohol y comida inundaron mis fosas nasales, haciendo que mi tripa rugiera por unos segundos. Me di un puñetazo en el estomago, para que dejara de hacer ruido y me acerque a una de las mesas repletas de comida. Cogí un par de suculentos manjares que se podían degustar en frío y los devore en un santiamén. No podía decir que me había llenado, pero me satisfarían por unos minutos, solo cabía esperar que no me sentaran mal y acabará en el servicio como al pobre guardia que noqueé.

Me asomé por la barandilla, observando cómo los tipos del piso de abajo seguían durmiendo la mona y disfrutando de lo que parecía ser un agradable sueño. Seguí caminando por la pasarela, sin mucho más que hacer y adentrándome con sigilo en la puerta más cercana. Sin en ese lugar no encontraba nada, iría de puerta en puerta hasta encontrar algo que me fuera útil. Si al final no encontraba nada de utilidad en ese lugar, tendría que bajar al piso de abajo y torturar a algún pobre dormilón para que me diera la información que necesitaba, algo que por el momento no me agradaba lo más mínimo.

Spoiler:

Abres las puertas simples tras la recogida de los aperitivos. Son habitaciones normales con guardias dormidos en las camas con una o más mujeres a su lado, o sobre ellos. Dentro de ellos no encuentras nada si solo haces un registro básico como parece que tienes intención. La suerte sigue de tu lado y nadie se despierta tirándote zapatos a la cabeza por mirón. Tus tripas rugen un poco, pero será que el olor de la comida las anima y no has comido lo suficiente.

Cuando llegas a la puerta doble, y la abres, algo te hace quedarte parado en el umbral. Un tipo de casi tres metros de altura, totalmente desnudo hace ejercicio en medio de la lujosa habitación. En la gran cama, pegada a la pared derecha, cinco mujeres, de gran belleza y totalmente desnudas descansan en la cama mirando a su hombre. Al fondo, puedes ver una armadura espectacular, con buenos remates y filigranas de oro. Parece que acabas de dar con el jefazo. Cuando abres la puerta para de hacer las flexiones y te mira, estará esperando que le cuentes porque has interrumpido su ejercicio, o más bien, porque has irrumpido en su cuarto sin llamar. Yo me daría prisa en inventarme algo o puedes tener problemas.