Realidad o ficción (privado Cyneid y Lothar)

Tras el encuentro con la marine decidí quedarme en la ciudad, puede que no resultara tan aburrida después de todo, y menos con la noticia de que el asesino había sido capturado. Ahora la isla parecía tener algo más de vida, varios barcos de recreo habían llegado y la gente salía más a la calle. Gracias a ello los espectáculos callejeros y en las tabernas se intensificaron y por tanto las cosas que ver.

Esa noche tocaba visitar una taberna en la que un trovador local contaría historias, cantaría alguna épica canción y podríamos beber todos. Llegaba con media hora de adelanto como siempre, no podía evitar hacerlo, era superior a mí. La taberna aún no tenía mucha gente y el camarero se alegró al verme llegar.

-Bienvenido caballero, ¿Qué puedo servirle?

-Póngame una buena jarra de cerveza, pensaba que esto estaría más lleno de gente por la actuación.

-Bueno, después de la mala época en la que la gente no se atrevía a salir, aún le cuesta hacerlo. Yo no soy quien para reprochárselo, pero poco a poco esto se normaliza y locales como el mío vuelven a tener vida.

-Qué razón tiene, espero que actuaciones como esta le ayuden. -Le dije tras coger la jarra llena, quedándome sentado en la barra a la espera de que llegara más gente.

La tarde se presentaba bastante aburrida, el trabajo escaseaba y mi moral estaba bastante por los suelos, igual la idea de salir de Loguetown había sido la peor que había tenido, en estos momentos era lo que mas me parecía, aun así no iba a desesperar, estaba convencido de que encontraría algún trabajo pronto, o por lo menos mas me valía, había que poner a rodar la maquinaria, no obstante tenia que hacer algo, así que empece a pasear por la isla.

-No hay mucha gente por estos lares- Pensé para mis adentros, la verdad es que el centro estaba bastante vació, se podía ver algun mercader que otro intentando vender sus productos con bastante ahinco, pero por lo demás parecía una ciudad fantasma.

A lo lejos, en una pared, pude deslumbrar lo que era un cartel, bastante destrozado pero legible, el mismo hablaba sobre una actuación en la taberna al caer el sol, supuse que toda la gente del lugar iria allí, lo que significaba algo de trabajo, así que sin mas dilación intente encontrar la susodicha taberna, no me llevo mucho tiempo ya que estaba prácticamente al lado, simplemente tuve que girar un par de calles.

Al entrar en la taberna las espectativas de gente y aglomeración se fueron al garete, no había mucha gente, aunque también yo había ido bastante pronto, aun quedaba tiempo, me dije para para consolarme mientras iba directo a la barra, me senté y pedí algo de beber.

-Tabernero, ponme una cerveza-Le dije dando un pequeño golpe a la barra, el tabernero se sorprendió y se puso a ello, en cuanto me trajo la cerveza, le pregunte si esta noche habría algo mas de ambiente, o iba a ser simplemente esto.

-Pues todo dependerá señor, con la mala época que ha pasado esta isla la gente no se atreve ni siquiera a salir de sus casas, y es una pena porque mi negocio se va a pique, así que esperemos que mejore.

-Bueno, solo quiero que venga gente esta noche, los demás días me dan igual-le dije al tabernero, al acabar, di un trago a mi cerveza y me acomode en el taburete, esperando.

La gente comenzaba a llegar, unos más educados que otros, pero bueno, no podía esperar otra cosa. Lo divertido y bueno de nuestra especie es eso, la diversidad, la variedad en pensamientos y actuaciones ante un mismo problema o tema. Cuando la actuación estaba a punto de empezar, la taberna no estaba llena hasta la bandera, pero si tenía bastante gente. El trovador comenzó con una historia antigua, sobre monstruos y caballeros. A la gente le dio igual, hacia tanto que no salía de casa que estaban entusiasmados.

Al mío había entrado un joven antes que el resto de gente, bastante desinteresado con el sustento del posadero. No parecía ser nadie del pueblo, aunque claro, no podía asegurarlo al cien por cien. Entre la multitud se acercó un hombre con gabardina hasta mí. Estaba haciendo el efecto contrario al deseado al llevar dicha prenda, pues se había vuelto el centro de atención. Cuando estuvo a mi lado me enseñó un cartel de se busca, un pirata con recompensa. Al parecer había llegado hace poco a la isla y querían una captura rápida y silenciosas.

-Tabernero, aquí tiene. Siento no poder quedarme a ver el resto del espectáculo. – Dicho lo cual me levanté y salí del local acompañado por el hombre de la gabardina. Una vez fuera le comenté. - La próxima vez usa algo más acorde al lugar donde vayas a entregar el mensaje, has sido el centro de atención ahí dentro, y yo por salir contigo.

La cerveza iba bajando poco a poco y la función solo acababa de empezar, la verdad no estaba siendo muy divertida, solo era un trovador de poca monta al fin y al cabo, aunque lo mejor estaba por venir, de repente un hombre con una gabardina entrego un papel de se busca, era básicamente lo que estaba esperando, y lo tenia delante de mis narices, nada mas entregarlo se fue, acompañado por un hombre, parecían ser amigos o algo parecido, aunque eso no me importaba mucho, con rapidez, bebí lo ultimo que me quedaba de mi cerveza, cogí el cartel de se busca y salí a la calle.

Al salir a la calle, pude ver como los dos hombres de antes estaban hablando, no obstante me dio un poco igual y les llame:

-Eh vosotros, he visto el cartel que ha dejado el de la gabardina, solo quiero que me des información para poder capturar a este tío-Dije mientras le mostraba el cartel- No tengo intención de estar toda mi vida en esta isla, así que si es información veraz y buena mejor, antes podre acabar con el y largarme de aquí.

Un chico de cabello negro salió del bar exigiéndonos la información acerca del hombre de la recompensa. Al parecer, se pensaba largar de la isla con ella, lo que no me parecía mal. Por lo que no iba a pasar era por recibir órdenes de un crio. Sostuve el cartel delante de él, haciéndolo invisible, para luego hacer un gesto como si se hubiera esfumado y meter las manos en los bolsillos.

-Por estas te decía lo de la discreción, vete antes de liarla más. – Le susurré al hombre de la gabardina. Luego mirando al chico moreno a los ojos le dije. - ¿Por qué habría de compartir la información que tengo contigo? Me lo podría pensar si me das buenas razones y rebajas el tono ese que traes, no me gusta que me den ordenes si no son mis superiores directos. Tienes dos minutos antes de que me esfume sin ti para convencerme.

Era un desafío en toda regla, me serviría para comprobar cuales los impulsos de aquel chico, que por lo pronto ya era bastante egoísta y autoritario en apariencia. Según su reacción compartiría con él al sujeto del cartel o no, en definitiva, el dinero solo era un incentivo para capturarlos, lo que me interesaba era demostrar que era el mejor.

El chico me lanzo un desafió directo, ¿convencerle?, no sabia con quien estaba hablando, lo mire de arriba abajo con un tono de superioridad y le dije:

-No tengo porque convencerte de nada, si quieres me das esa información, si no lo encontrare por mi cuenta, aunque claro, si no me ayudas y te interpones entre mi recompensa y yo tendremos serios problemas, ahora eres tu el que decide, y sera mejor que lo decidas cuanto antes, cada minuto perdido es un minuto que tiene para escapar de la isla, no me conviene perder tiempo.

Mientras se decidía, me cruce de brazos y me apoye en la pared del la taberna, la noche estaba bastante cerrada y la gente seguia en la taberna, escuchando a aquel juglar, impresionante que la gente aguante tanto esa basura, aunque con lo que había pasado era normal que necesitasen algo de entretenimiento, aunque fuera del malo.

Lo peor de todo es que empezaba a hacer frio, y el sueño ya se apoderaba de mi, no dude en dar unas palmadas para espabilar al chico:

-Venga, ¿te decides o que?

Escuché al joven, que parecía ser aún más terco y mandón que antes. Parecía ser algún tipo de caza recompensas matón de tres al cuarto, lo que hizo sonreír por dentro. Mantuve la cara de seriedad, aunque ya sabía que iba a hacer con aquel chico, y sería muy divertido. Nadie que me amenazara dejaría de llevarse su merecido, y aquel chico sería humillado.

-No sabes lo que dices. Si me tocas, el gobierno pondrá recompensa a tu cabeza. Y creo que no lo pillas, te podría ganar con una sola mano. Veras lo que vamos a hacer, te voy a dejar el cartel aquí, y me voy a ir por el tipo. Tú, lo miraras, no sabrás por dónde empezar y finalmente me veras entregarlo sin poder hacer nada para evitarlo.

Tras decir aquello, suelto el papel, volviéndome invisible y despegando hacía donde me habían comunicado que se movía aquel criminal. El cazador seguramente se quedará con cara de tonto al verme desaparecer de aquella manera. Además, haciéndolo así, ocultaba mi dirección y por tanto una pista para el chico. Se me había pasado por la mente hacer desaparecer el cartel, pero hubiera sido de más de cruel.