Carmelo B.Volpi
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Energía
Saberes
Akuma no mi
Varios
Johota, una isla que no me llamaba nada la atención, todas las personas en el North Blue sabían de el maltrato que los jerarcas le hacían a sus peones en las minas, pero el gobierno mundial afirmaba que eso no era cierto y siempre encubría sus actos. Si no fuera por necesidad de provisiones, nunca pararía en una isla de ese porte, pero no tenía opción, si quería continuar hacia el Paraíso, debía pasar por allí. El único lugar en el que podía dejar mi barco sin ningún inconveniente era en el puerto del lado este, por lo que puse rumbo hacia allí. Quizás incluso podía conseguir algo de información sobre mi hermano en esa isla, quien sabe, quizás ya había estado ahí y alguien lo reconoció, por suerte tenía su papel de se busca en mis bolsillos, el cual tenía su foto y a pesar de que era viejo, su rostros era el mismo.
Desembarqué en el puerto mencionado previamente y luego de amarrar mi bote a uno de los postes del muelle, pisé tierra firme una vez más. Una parte de mí estaba emocionada ya que hacía ya 10 días que no me movía de mi bote y eso llegaba a ser muy cansador, incluso cuando te gusta el mar. Tenía mucho calor, quizás fuera por mi camisa negra, supuestamente para que el calor del sol te pegue menos debes llevar ropa blanca, pero yo siempre me confundía. Mis pantalones también eran negros y mis zapatos iguales, no podía creer que me había vestido así, parecía que iría a un velorio. Recién en ese momento me percaté de eso, por lo que simplemente me saqué la camisa negra, la dejé en mi bote y me llevé una remera blanca que tenía mis iniciales en la espalda. Ciertamente el calor me atacaba menos que antes, el truquito de la remera funcionaba a la perfección, otro dato interesante para el futuro.
Avancé por un camino de tierra que empezaba en el muelle y terminaba en algún lugar cercano a las minas. No era un lugar convencional, por lo que posiblemente no había tabernas como la que acostumbro visitar, pero quizás había algún puesto de comida o algo así donde podría comprar provisiones para mi viaje. Por lo que continué caminando por el camino en busca de algo interesante que atrajera mi vista.
Desembarqué en el puerto mencionado previamente y luego de amarrar mi bote a uno de los postes del muelle, pisé tierra firme una vez más. Una parte de mí estaba emocionada ya que hacía ya 10 días que no me movía de mi bote y eso llegaba a ser muy cansador, incluso cuando te gusta el mar. Tenía mucho calor, quizás fuera por mi camisa negra, supuestamente para que el calor del sol te pegue menos debes llevar ropa blanca, pero yo siempre me confundía. Mis pantalones también eran negros y mis zapatos iguales, no podía creer que me había vestido así, parecía que iría a un velorio. Recién en ese momento me percaté de eso, por lo que simplemente me saqué la camisa negra, la dejé en mi bote y me llevé una remera blanca que tenía mis iniciales en la espalda. Ciertamente el calor me atacaba menos que antes, el truquito de la remera funcionaba a la perfección, otro dato interesante para el futuro.
Avancé por un camino de tierra que empezaba en el muelle y terminaba en algún lugar cercano a las minas. No era un lugar convencional, por lo que posiblemente no había tabernas como la que acostumbro visitar, pero quizás había algún puesto de comida o algo así donde podría comprar provisiones para mi viaje. Por lo que continué caminando por el camino en busca de algo interesante que atrajera mi vista.
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