Ivan Markov
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El hombre corrió entre los árboles, jadeando y con una expresión de terror. El brazo derecho le colgaba inerte y ensangrentado, y se tambaleaba de vez en cuando. Del hombro le asomaba la empuñadura de una daga, con la hoja totalmente hundida en su carne. En medio de su carrera, llegó a un claro que parecía en calma. Pero no se detuvo. A pesar de que no podía escucharlo ni lo veía por ningún lado, percibía que "él" seguía persiguiéndole. Siguió corriendo pese al cansancio y las heridas, totalmente en pánico, mientras una sombra bordeaba el claro a una velocidad muy superior. Cuando llegó al final del mismo se lo encontró de frente, como salido de su peor pesadilla: alto, de pelo blanco plateado, piel pálida como el alabastro y ojos dorados. Sonrió, mostrando dos largos colmillos, y avanzó hacia él espada en mano. El herido dio un grito de terror y retrocedió varios pasos.
- ¿Qué te ocurre? Ya no eres tan valiente como antes - se burló Ivan.
El vampiro amplió su sonrisa. Había llegado a aquella isla por un chivatazo mientras perseguía a aquel tipo. Se llamaba Broz y era un asesino en serie por el que se ofrecía la nada desdeñable recompensa de 4.000.000 de berries. A falta de algo mejor que hacer, y con ganas de una buena cacería, había salido a darle caza. Zero le había confirmado nada más llegar que estaba por la zona, percibiendo el aroma de un humano en el lugar, pero le había pedido que le dejase aquello a él. Estaba anocheciendo, y con la caída del sol sus fuerzas aumentaban... y su hambre también. Adquiriendo su forma completa, había rastreado y perseguido al criminal, hostigándolo con fugaces e inesperados ataques desde la nada, convirtiendo su estancia en la isla en un infierno. Y ahora al fin lo tenía frente a él... el fin de la cacería había llegado. Se relamió con hambre.
- Ríndete... esto se ha acabado para ti. Podríamos acabar sin que sufras más, ¿sabes?
- ¡Aléjate de mí, monstruo!
El asesino intentó darse media vuelta y huir, pero así como se giró, Ivan llegó junto a él y lo agarró por la daga que tenía clavada. Su presa intentó zafarse, tirando con desesperación y gritos de dolor. ¿Así que quería quitarse la daga? Él lo ayudaría. Le apoyó la pierna en la espalda y apretó con fuerza mientras tiraba del arma. La sangre salpicó el suelo, y el hombre volvió a gritar antes de caer al suelo, temblando. El vampiro lamió con fruición la sangre de la saga, embriagado por el aroma, y se aproximó al tipo. Lo cogió por el cuello y lo levantó, con una mirada cruel y fría.
- ¿Qué te ocurre? Ya no eres tan valiente como antes - se burló Ivan.
El vampiro amplió su sonrisa. Había llegado a aquella isla por un chivatazo mientras perseguía a aquel tipo. Se llamaba Broz y era un asesino en serie por el que se ofrecía la nada desdeñable recompensa de 4.000.000 de berries. A falta de algo mejor que hacer, y con ganas de una buena cacería, había salido a darle caza. Zero le había confirmado nada más llegar que estaba por la zona, percibiendo el aroma de un humano en el lugar, pero le había pedido que le dejase aquello a él. Estaba anocheciendo, y con la caída del sol sus fuerzas aumentaban... y su hambre también. Adquiriendo su forma completa, había rastreado y perseguido al criminal, hostigándolo con fugaces e inesperados ataques desde la nada, convirtiendo su estancia en la isla en un infierno. Y ahora al fin lo tenía frente a él... el fin de la cacería había llegado. Se relamió con hambre.
- Ríndete... esto se ha acabado para ti. Podríamos acabar sin que sufras más, ¿sabes?
- ¡Aléjate de mí, monstruo!
El asesino intentó darse media vuelta y huir, pero así como se giró, Ivan llegó junto a él y lo agarró por la daga que tenía clavada. Su presa intentó zafarse, tirando con desesperación y gritos de dolor. ¿Así que quería quitarse la daga? Él lo ayudaría. Le apoyó la pierna en la espalda y apretó con fuerza mientras tiraba del arma. La sangre salpicó el suelo, y el hombre volvió a gritar antes de caer al suelo, temblando. El vampiro lamió con fruición la sangre de la saga, embriagado por el aroma, y se aproximó al tipo. Lo cogió por el cuello y lo levantó, con una mirada cruel y fría.
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Por fin se había deshecho de aquellos malditos reclutas. Venom les había dicho ver al criminal que buscaban corriendo en una dirección y haber fingido un esguince para retirarse. Claramente los había mandado al lado contrario por el que había escuchado los pasos de aquel tipo, si es que era él. No le gustaba el compañerismo y mucho menos compartir los méritos con los demás. El pelirrojo ya estaba trotando despacio por aquel bosque. Su mirada mostraba ganas de combatir y sus azulados ojos estaban muy abiertos. Iba a ser muy divertido darle caza a ese pobre hombre. De todas formas, para mejorar sus ingresos y ascenso era necesario realizar aquello. Mancharse las manos con la sangre de sucios criminales le encantaba. Ya estaba incluso planeando la muerte del Joker, al cual no atacó por disponer de armas de fuego y con controlar él mismo su poder en ese momento.
Ahora que tenía un mejor control del poder de su fruta, quería explotarlo al máximo. Iba vestido con una camiseta negra de manga larga, un chaleco verde acolchado, unos pantalones y unas sandalias de madera. No llevaba ningún arma a la vista. Llevaba puestos unos guantes negros. En su cabeza podía verse una cinta de metal con el símbolo de la marina. Su piel pálida y su cabello rojizo le daban un aspecto tétrico. Después de unos momentos pudo escuchar algo de jaleo. Se frenó en seco al ver a un tipo muy raro atacar a… ¡El jodido criminal! Ni de coña pensaba dejar que se lo llevase. Apretó los puños con rabia y se quedó observando el espectáculo. Fue entonces cuando aquel peliplateado cogió del cuello a ese insecto y lo elevó. Era el momento perfecto. Debía asegurarse de callar a dicho delincuente antes de que sus gritos llamaran a los reclutas.
Venom miró un momento su bolsillo y acarició el Den den mushi, le había parecido notarlo vibrar, pero se dio cuenta de que fue una falsa alarma. Entonces corrió lo más rápido que pudo hacia la posición de aquel tipo y sin pensárselo saltó con una agilidad sobrehumana. Trató de conectar una patada aérea en la cabeza del delincuente y partirle el cuello. Si lo lograba sonreiría de lado, si no era así, mostraría una expresión seria. Aterrizó en el suelo y rodó un momento para evitar el golpe de la caída, pues el salto había sido considerable. A continuación clavó sus azulados ojos en aquel hombre que tenía frente a sus ojos y le dedicó una sonrisa siniestra.
- Mis felicitaciones por haber ayudado a la captura de este peligroso fugitivo, señor. Estaré más que encantado de liberarle de tan pesada carga. – Mencionó al mismo tiempo que se relamía despacio. Su lengua era algo más larga de lo normal.
Venom esperaba que ese tipo le diese el cuerpo al ver el emblema de su frente, aunque con la poca luz que había ya… A lo mejor ni se fijaba. Por su parte no pensaba decir que era marine, tan solo si la situación lo requería. El luchador entonces dio un par de pasos hacia aquel tipo del cabello plateado y mantuvo su expresión fría de siempre.
- Esos ojos… – Dijo entonces mostrando una sonrisa que no expresaba nada bueno. Veía un brillo que le gustaba en ellos. – ¿Quién eres? – Sí, sin él presentarse antes, viva la expresión “qué morro tienes”.
Ahora que tenía un mejor control del poder de su fruta, quería explotarlo al máximo. Iba vestido con una camiseta negra de manga larga, un chaleco verde acolchado, unos pantalones y unas sandalias de madera. No llevaba ningún arma a la vista. Llevaba puestos unos guantes negros. En su cabeza podía verse una cinta de metal con el símbolo de la marina. Su piel pálida y su cabello rojizo le daban un aspecto tétrico. Después de unos momentos pudo escuchar algo de jaleo. Se frenó en seco al ver a un tipo muy raro atacar a… ¡El jodido criminal! Ni de coña pensaba dejar que se lo llevase. Apretó los puños con rabia y se quedó observando el espectáculo. Fue entonces cuando aquel peliplateado cogió del cuello a ese insecto y lo elevó. Era el momento perfecto. Debía asegurarse de callar a dicho delincuente antes de que sus gritos llamaran a los reclutas.
Venom miró un momento su bolsillo y acarició el Den den mushi, le había parecido notarlo vibrar, pero se dio cuenta de que fue una falsa alarma. Entonces corrió lo más rápido que pudo hacia la posición de aquel tipo y sin pensárselo saltó con una agilidad sobrehumana. Trató de conectar una patada aérea en la cabeza del delincuente y partirle el cuello. Si lo lograba sonreiría de lado, si no era así, mostraría una expresión seria. Aterrizó en el suelo y rodó un momento para evitar el golpe de la caída, pues el salto había sido considerable. A continuación clavó sus azulados ojos en aquel hombre que tenía frente a sus ojos y le dedicó una sonrisa siniestra.
- Mis felicitaciones por haber ayudado a la captura de este peligroso fugitivo, señor. Estaré más que encantado de liberarle de tan pesada carga. – Mencionó al mismo tiempo que se relamía despacio. Su lengua era algo más larga de lo normal.
Venom esperaba que ese tipo le diese el cuerpo al ver el emblema de su frente, aunque con la poca luz que había ya… A lo mejor ni se fijaba. Por su parte no pensaba decir que era marine, tan solo si la situación lo requería. El luchador entonces dio un par de pasos hacia aquel tipo del cabello plateado y mantuvo su expresión fría de siempre.
- Esos ojos… – Dijo entonces mostrando una sonrisa que no expresaba nada bueno. Veía un brillo que le gustaba en ellos. – ¿Quién eres? – Sí, sin él presentarse antes, viva la expresión “qué morro tienes”.
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Lo percibió llegar. Sus veloces pasos sobre la hierba, su olor... retrocedió de un salto y tiró el criminal a un lado, poniéndose en guardia. Alzó la espada y la empuñó con ambas manos, con brillo de rabia en la mirada. Su agresor era un hombre alto y pelirrojo, vestido con un chaleco verde y que portaba el símbolo de la Marina en un protector en la frente. Así que un marine... ¿qué diablos estaba haciendo allí? Estaban en territorio de Hallstat, no del Gobierno. Eso implicaba, entre otras cosas, que podría cargárselo si le tocaba la moral sin convertirse en un criminal. Especialmente porque allí no había testigos. Correspondió a la sonrisa del tipo con una expresión fría e impasible, habiendo ocultado ya su ira. Lo vigiló con cuidado, y decidió darle unos segundos de cortesía a ver si se explicaba antes de asesinarlo y destrozar su cuerpo.
- Mis felicitaciones por haber ayudado a la captura de este peligroso fugitivo, señor. Estaré más que encantado de liberarle de tan pesada carga.
Arqueó una ceja, sorprendido y sin creerse lo que acababa de escuchar. ¿Realmente se pensaba que iba a regalarle una presa, así de buenas a primeras? Notó que Broz intentaba huir, y sin pararse mucho a mirarlo, se acercó un par de pasos hacia él y lo noqueó de una patada en la sien. Después le dedicó una mirada de esas que si mataran, el tipo ya hubiese sido desintegrado como poco. Había muchas cosas que le molestaran, pero que le interrumpiesen cuando estaba a punto de alimentarse... ¿y aun encima pretendía quedarse con su recompensa? Iba a matar a ese desgraciado y alimentarse con sus tripas.
- No doy mi nombre a la escoria. Caza tus propias presas.
De repente comenzó a correr a una velocidad endiablada hacia el tipo, más rápido que un atleta olímpico. Cuando se hubo aproximado bastante, enarboló su espada y trazó tres veloces cortes, creando ondas cortantes azules en forma de media luna. Estas avanzaron hacia el tipo una por su frente, otra por su derecha y otra por su izquierda, dejando un surco en el suelo. Era su Media Luna, una de sus técnicas con la espada, aprendida de Thelor.
- Esto no es territorio del Gobierno, así que aquí no eres más que un extranjero, marine. Es más, intentas robar su presa a un noble... y pagarás por ello.
- Mis felicitaciones por haber ayudado a la captura de este peligroso fugitivo, señor. Estaré más que encantado de liberarle de tan pesada carga.
Arqueó una ceja, sorprendido y sin creerse lo que acababa de escuchar. ¿Realmente se pensaba que iba a regalarle una presa, así de buenas a primeras? Notó que Broz intentaba huir, y sin pararse mucho a mirarlo, se acercó un par de pasos hacia él y lo noqueó de una patada en la sien. Después le dedicó una mirada de esas que si mataran, el tipo ya hubiese sido desintegrado como poco. Había muchas cosas que le molestaran, pero que le interrumpiesen cuando estaba a punto de alimentarse... ¿y aun encima pretendía quedarse con su recompensa? Iba a matar a ese desgraciado y alimentarse con sus tripas.
- No doy mi nombre a la escoria. Caza tus propias presas.
De repente comenzó a correr a una velocidad endiablada hacia el tipo, más rápido que un atleta olímpico. Cuando se hubo aproximado bastante, enarboló su espada y trazó tres veloces cortes, creando ondas cortantes azules en forma de media luna. Estas avanzaron hacia el tipo una por su frente, otra por su derecha y otra por su izquierda, dejando un surco en el suelo. Era su Media Luna, una de sus técnicas con la espada, aprendida de Thelor.
- Esto no es territorio del Gobierno, así que aquí no eres más que un extranjero, marine. Es más, intentas robar su presa a un noble... y pagarás por ello.
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El pelirrojo notó que su patada impactaba en el aire y eso le hizo alzar una ceja en pleno vuelo. Ese tipo era más rápido de lo que se esperaba el pelirrojo y después de unos momentos se relamió despacio. No estaba ante un simple idiota y encima parecía haberse enfadado. No solo le había llamado basura, encima se atrevía a usar su rango como excusa. “Noble… como si eres un tenryubito, insecto”. Pensó para sí al mismo tiempo que de su rostro surgía una sonrisa irónica. Mantuvo las manos en los bolsillos todo el tiempo y después de unos momentos dio unos leves pasos hacia su oponente.
- Deberías relajarte un poco. La marina solo cumple su trabajo y que yo sepa, solo intenté echarte una mano, chico. De todas formas… No voy a esconderme detrás de un rango como el de un noble, soy más de valerme por mí mismo.
No podía evitar hablar en un tono demasiado confiado y tranquilo. Si bien había derrotado a la capitana Misa con ingenio y en velocidad mental, iba a tener que emplear más que aquello. No se esperaba que aquel hombre usase armas de filo. Lo siguiente que hizo fue formar una sonrisa enfermiza. Cuando aquel tipo corrió a aquella velocidad a por él, decidió utilizar sus propias habilidades. Colocó ambos pulgares en el suelo y una leve humareda le rodeó. En poco tiempo surgieron dos bestias. No intimidaban mucho, pues eran dos gatos algo más grandes de la cuenta. Eran de color morado y además de aquello tenía un tercer ojo en la frente. Estuvo preparado para enfrentarlo de cerca pese a su arma, pero fue entonces cuando observó aquellas ondas ir directo hacia él.
- Qué rápido…
Susurró al mismo tiempo que retrocedía dando pasos grandes hacia atrás. Los dos gatos demoníacos rugieron con fuerza como si de bestias se tratasen y de repente de lanzaron contra las ondas. La única que ignoraron fue la de la izquierda, pero porque su dueño estaba más pegado a la derecha. La explosión cortante que se desencadenó hizo que algunos fragmentos de aquella energía llegasen hasta el luchador. Algunos cortes superficiales aparecieron en sus brazos y en su mejilla derecha. El usar sus bestias como sacrificio había funcionado. Una sonrisa se formó de nuevo en su rostro. Se relamió despacio lamiendo aquellas gotas de su propia sangre. Cuando la pequeña humareda desapareció, los dos gatos estaban partidos en pedazos. El marine chasqueó los dedos haciéndolos desaparecer y entonces le dedicó una mirada siniestra a aquella persona.
- Demasiado violento para estar comenzando, noble-kun. – Mencionó en un tono burlesco.
Venom entonces apretó el puño derecho y sin pensárselo salió corriendo a toda velocidad hacia su oponente. Cuando estuviese a unos dos metros, daría un rápido quiebro a la derecha y trataría de darle una rápida y potente patada en el rostro. A medio camino el noble se daría cuenta de que era un amago y retiraría aquella pierna, tratando de darle una patada con la pierna contraria en la rodilla derecha de aquel hombre. Le diese o no, su golpe produciría una onda de choque con la que estaría dispuesto a lanzarles por los aires. Además, una vez realizara aquella patada, si ese tipo tenía buen oído, podría escuchar un silbido parecido al que realizaba el viento en los días feos. Tras terminar aquel ataque, la serpiente roja se echaría hacia atrás y colocaría de nuevo los pulgares en el suelo.
- Veamos ¿Qué puedo invocar ahora?
Dijo en un tono siniestro. Esperaba que su fuerza sobrehumana hubiese hecho mella en la rótula de aquel tipo. No tenía el poder que disponía en forma completa, pero sí un cuarto de éste. De nuevo, volvió a sonreír de forma ladeada.
- Deberías relajarte un poco. La marina solo cumple su trabajo y que yo sepa, solo intenté echarte una mano, chico. De todas formas… No voy a esconderme detrás de un rango como el de un noble, soy más de valerme por mí mismo.
No podía evitar hablar en un tono demasiado confiado y tranquilo. Si bien había derrotado a la capitana Misa con ingenio y en velocidad mental, iba a tener que emplear más que aquello. No se esperaba que aquel hombre usase armas de filo. Lo siguiente que hizo fue formar una sonrisa enfermiza. Cuando aquel tipo corrió a aquella velocidad a por él, decidió utilizar sus propias habilidades. Colocó ambos pulgares en el suelo y una leve humareda le rodeó. En poco tiempo surgieron dos bestias. No intimidaban mucho, pues eran dos gatos algo más grandes de la cuenta. Eran de color morado y además de aquello tenía un tercer ojo en la frente. Estuvo preparado para enfrentarlo de cerca pese a su arma, pero fue entonces cuando observó aquellas ondas ir directo hacia él.
- Qué rápido…
Susurró al mismo tiempo que retrocedía dando pasos grandes hacia atrás. Los dos gatos demoníacos rugieron con fuerza como si de bestias se tratasen y de repente de lanzaron contra las ondas. La única que ignoraron fue la de la izquierda, pero porque su dueño estaba más pegado a la derecha. La explosión cortante que se desencadenó hizo que algunos fragmentos de aquella energía llegasen hasta el luchador. Algunos cortes superficiales aparecieron en sus brazos y en su mejilla derecha. El usar sus bestias como sacrificio había funcionado. Una sonrisa se formó de nuevo en su rostro. Se relamió despacio lamiendo aquellas gotas de su propia sangre. Cuando la pequeña humareda desapareció, los dos gatos estaban partidos en pedazos. El marine chasqueó los dedos haciéndolos desaparecer y entonces le dedicó una mirada siniestra a aquella persona.
- Demasiado violento para estar comenzando, noble-kun. – Mencionó en un tono burlesco.
Venom entonces apretó el puño derecho y sin pensárselo salió corriendo a toda velocidad hacia su oponente. Cuando estuviese a unos dos metros, daría un rápido quiebro a la derecha y trataría de darle una rápida y potente patada en el rostro. A medio camino el noble se daría cuenta de que era un amago y retiraría aquella pierna, tratando de darle una patada con la pierna contraria en la rodilla derecha de aquel hombre. Le diese o no, su golpe produciría una onda de choque con la que estaría dispuesto a lanzarles por los aires. Además, una vez realizara aquella patada, si ese tipo tenía buen oído, podría escuchar un silbido parecido al que realizaba el viento en los días feos. Tras terminar aquel ataque, la serpiente roja se echaría hacia atrás y colocaría de nuevo los pulgares en el suelo.
- Veamos ¿Qué puedo invocar ahora?
Dijo en un tono siniestro. Esperaba que su fuerza sobrehumana hubiese hecho mella en la rótula de aquel tipo. No tenía el poder que disponía en forma completa, pero sí un cuarto de éste. De nuevo, volvió a sonreír de forma ladeada.
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Frunció el ceño y se relamió al captar el aroma de la sangre derramada... aquella no era sangre humana. Podía captar la diferencia fácilmente gracias a sus agudos sentido y a que, como vampiro, estaba demasiado acostumbrado a aquellos sutiles matices. Así pues, aquel tipo no debía ser humano, lo que explicaría ese extraño... ¿rugido? Había parecido más el chillido de un gato enfadado. Eso o poseía una zoan como él, lo que haría aquel combate mucho más interesante. La humareda se disipó, mostrando los cadáveres destrozados de dos gatos monstruosos y al tipo casi intacto. Casi... tenía algunos cortes en su rostro y brazos. Ivan esbozó una media sonrisa, mientras sentía el hambre creciendo en su interior. Envainó la espada y metiendo la mano bajo su gabardina desenfundó dos dagas. No iba a matarlo rápidamente, no... jugaría con él e iría lisiándolo poco a poco antes de devorarlo.
- Bien... veo que quieres hacerlo por las malas.
Su rival parecía el típico combatiente cuerpo a cuerpo. No tenía ninguna oportunidad contra él. Por mucho que golpeara su cuerpo e intentara noquearle, se regeneraría una y otra vez, mientras que él seguiría acumulando heridas hasta morir. El tipo se le acercó a una buena velocidad... aunque era evidentemente más lento que él. Bien, iría preparando sus trucos aprovechando la falta de velocidad del pelirrojo. De repente dos filos de energía transparentes surgieron de sus armas, aumentando su rango notoriamente. En la oscuridad de la noche el filo aumentado sería casi imperceptible, dificultando que su rival pudiera esquivar los golpes con facilidad. Vio llegar al marine y realizar su giro, ante lo que se puso en guardia. En lugar de reaccionar apartándose, lanzó un corte a la pierna que estaba en el aire, al tiempo que con la otra arma le trataba de dar una puñalada en el hombro izquierdo.
- Débil y sucia presa...
El ataque del otro había sido una finta... mala elección, muy mala. Su táctica le había dejado en una situación desventajosa. De haber querido matarlo, podría haberlo hecho ya, pero prefería primero hacerle sufrir. Con una presteza y agilidad sobrehumanas, se movió en torno al marine mientras este volvía a recuperar el equilibrio y posar la pierna, lanzando cortes a diferentes partes de su cuerpo: la pierna sobre la que se apoyaba, el costado derecho, el brazo de ese mismo lado... trató de situarse a su espalda y lanzarle un corte en diagonal del homóplato izquierdo a la cadera derecha. Su rival trató de darle nuevamente una patada, pero volvió a apartarse a un lado y tratar de acuchillarle la pierna. Sin embargo esta vez sintió y escuchó una fuerte corriente de viento procediente del golpe... ¿una onda? Había hecho bien en apartarse. Se alejó de un salto y observó con una mirada fría al tipo.
- Ni siquiera mereces que pelee en serio, presa - dijo, en un tono inhumamente impasible.
- Bien... veo que quieres hacerlo por las malas.
Su rival parecía el típico combatiente cuerpo a cuerpo. No tenía ninguna oportunidad contra él. Por mucho que golpeara su cuerpo e intentara noquearle, se regeneraría una y otra vez, mientras que él seguiría acumulando heridas hasta morir. El tipo se le acercó a una buena velocidad... aunque era evidentemente más lento que él. Bien, iría preparando sus trucos aprovechando la falta de velocidad del pelirrojo. De repente dos filos de energía transparentes surgieron de sus armas, aumentando su rango notoriamente. En la oscuridad de la noche el filo aumentado sería casi imperceptible, dificultando que su rival pudiera esquivar los golpes con facilidad. Vio llegar al marine y realizar su giro, ante lo que se puso en guardia. En lugar de reaccionar apartándose, lanzó un corte a la pierna que estaba en el aire, al tiempo que con la otra arma le trataba de dar una puñalada en el hombro izquierdo.
- Débil y sucia presa...
El ataque del otro había sido una finta... mala elección, muy mala. Su táctica le había dejado en una situación desventajosa. De haber querido matarlo, podría haberlo hecho ya, pero prefería primero hacerle sufrir. Con una presteza y agilidad sobrehumanas, se movió en torno al marine mientras este volvía a recuperar el equilibrio y posar la pierna, lanzando cortes a diferentes partes de su cuerpo: la pierna sobre la que se apoyaba, el costado derecho, el brazo de ese mismo lado... trató de situarse a su espalda y lanzarle un corte en diagonal del homóplato izquierdo a la cadera derecha. Su rival trató de darle nuevamente una patada, pero volvió a apartarse a un lado y tratar de acuchillarle la pierna. Sin embargo esta vez sintió y escuchó una fuerte corriente de viento procediente del golpe... ¿una onda? Había hecho bien en apartarse. Se alejó de un salto y observó con una mirada fría al tipo.
- Ni siquiera mereces que pelee en serio, presa - dijo, en un tono inhumamente impasible.
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Los movimientos de Venom era bastante agiles y rápidos debido a su arte marcial y su capacidad de combate, pero debía admitir que aquel idiota sabía jugar bien sus cartas. El chico tuvo que agacharse, saltar, rodar a los lados y todo para tratar de evitar los cortes. Pese a que él creía evitar las dagas, tenía cortes en algunas zonas y eso le hizo quedar confuso. Tras salir despedido hacia atrás al cabo de unos momentos, notó su respiración agitada. Tenía otro corte en la otra mejilla, su pierna derecha algunos más, la izquierda también y por si fuera poco, unos pocos más en la espalda y el torso. No eran mortales, pero podrían decirse que eran de nivel medio, por lo que la serpiente sangraba de forma considerable. El pelirrojo clavó una rodilla en el suelo al sentir el dolor recorrerle. Miró con furia a aquella persona y después apretó los puños.
- Malditas armas de filo… No hay nadie que me eche huevos a puñetazos… Supongo que debo empezar a utilizar las tonfas que me recomendaron… – Mencionó al mismo tiempo que caía al suelo bocabajo y con los ojos blancos.
Parecía inconsciente, pero algo raro comenzó a pasar. Su boca se desencajó como si le hubiesen partido la mandíbula y de ella empezó a salir algo rojizo. En poco tiempo, Venom salió de su propia boca en una escena asquerosa y tétrica. Era como si se hubiese vomitado así mismo. El luchador se colocó en pie, lleno de fluidos verdosos y blancos y con sus heridas parcialmente curadas. Había rebajado un grado todos los cortes, cerrándose estos un poco y siendo leves en lugar de medios. De esa forma podría usar la pierna bien y no sangraría tanto. Los fluidos bajaban por su rostro y su cuerpo de forma exagerada y el chico miraba a su oponente con el ceño fruncido. El espectáculo había sido grotesco, pero ahora pensaba derrotar a su oponente de una buena vez.
- Grr…
Venom empezó a recubrirse de escamas totalmente y a crecer hasta los tres metros y medio. En poco tiempo se formó un hombre serpiente de tres cabezas. Tan solo la del medio tenía pelo y parecía poder hablar, pues empezó a reír de forma enfermiza. Sus ojos eran rojizos y las demás cabezas los tenían dorados. La bestia rugió con fuerza por las otras dos cabezas, las cuales eran iguales a la original, pero con más rasgos de serpiente y con colmillos más afilados. El monstruo entonces alzó la mano hacia arriba y pronunció unas palabras.
- Futón: ¡Estilo del viento!
El monstruo se recubrió de un aura blanca y sus pies empezaron a ser rodeados por corrientes de aire. Ahora se movía a una velocidad similar a la de siempre, pero con diez metros por segundo más rápido. Entonces fue cuando abrió la boca del medio, metiendo su mano en ella y sacando una especie de espada, Kusanagi. Aquella preciosidad tenía una buena calidad y aunque no sabía usarla, un estacazo con mala leche podría darlo cualquiera. Entonces trató de desplazarse hacia él a toda velocidad y lanzarle un potente corte al pecho. Le diese o no, trataría de darle otro en el brazo izquierdo y finalmente impactó su puño libre en el aire, formando una nueva onda de choque que saldría despedida hacia su rival. Le diese o no, el monstruo saldría volando hacia las alturas, quedando a unos quince metros de alto y mirando a su objetivo desde arriba.
- Tal vez me he metido en un buen lío… ¡Pero voy a derrotarte! Dijo con una voz inhumana también.
- Malditas armas de filo… No hay nadie que me eche huevos a puñetazos… Supongo que debo empezar a utilizar las tonfas que me recomendaron… – Mencionó al mismo tiempo que caía al suelo bocabajo y con los ojos blancos.
Parecía inconsciente, pero algo raro comenzó a pasar. Su boca se desencajó como si le hubiesen partido la mandíbula y de ella empezó a salir algo rojizo. En poco tiempo, Venom salió de su propia boca en una escena asquerosa y tétrica. Era como si se hubiese vomitado así mismo. El luchador se colocó en pie, lleno de fluidos verdosos y blancos y con sus heridas parcialmente curadas. Había rebajado un grado todos los cortes, cerrándose estos un poco y siendo leves en lugar de medios. De esa forma podría usar la pierna bien y no sangraría tanto. Los fluidos bajaban por su rostro y su cuerpo de forma exagerada y el chico miraba a su oponente con el ceño fruncido. El espectáculo había sido grotesco, pero ahora pensaba derrotar a su oponente de una buena vez.
- Grr…
Venom empezó a recubrirse de escamas totalmente y a crecer hasta los tres metros y medio. En poco tiempo se formó un hombre serpiente de tres cabezas. Tan solo la del medio tenía pelo y parecía poder hablar, pues empezó a reír de forma enfermiza. Sus ojos eran rojizos y las demás cabezas los tenían dorados. La bestia rugió con fuerza por las otras dos cabezas, las cuales eran iguales a la original, pero con más rasgos de serpiente y con colmillos más afilados. El monstruo entonces alzó la mano hacia arriba y pronunció unas palabras.
- Futón: ¡Estilo del viento!
El monstruo se recubrió de un aura blanca y sus pies empezaron a ser rodeados por corrientes de aire. Ahora se movía a una velocidad similar a la de siempre, pero con diez metros por segundo más rápido. Entonces fue cuando abrió la boca del medio, metiendo su mano en ella y sacando una especie de espada, Kusanagi. Aquella preciosidad tenía una buena calidad y aunque no sabía usarla, un estacazo con mala leche podría darlo cualquiera. Entonces trató de desplazarse hacia él a toda velocidad y lanzarle un potente corte al pecho. Le diese o no, trataría de darle otro en el brazo izquierdo y finalmente impactó su puño libre en el aire, formando una nueva onda de choque que saldría despedida hacia su rival. Le diese o no, el monstruo saldría volando hacia las alturas, quedando a unos quince metros de alto y mirando a su objetivo desde arriba.
- Tal vez me he metido en un buen lío… ¡Pero voy a derrotarte! Dijo con una voz inhumana también.
- Datos:
- Fuerza y resistencia X15 Sobre un humano normal.
Ambito Viento [futón]: Venom de forma pasiva provoca silbidos cada vez que pega un golpe, haciendo un ruido molesto debido al movimiento del viento. Como parte activa de este ámbito, el luchador puede provocar durante dos post, corrientes de aire sobre la planta de sus pies que le impulsan por los aires y a ras de suelo. Por el aire tiene la misma velocidad que la que puede emplear en tierra, mientras que en tierra se mueve a 1O m/s más rápido de lo que pueda en ese momento. Una vez pasan esos dos post, puede volver a hacerlo tras otros dos.
Post restantes para muda disponible: 7
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Qué asco, ¿se estaba... vomitando a sí mismo? "Creo que he perdido el hambre" pensó, arrugando la nariz al percibir el desagradable olor que desprendían aquellos líquidos que cubrían al marine. En todo caso, aquello al menos haría esa cacería algo más interesante y le permitiría usar otras de sus armas. Mientras el pelirrojo terminaba de salir de su viejo cuerpo, Ivan lanzó al aire una de sus dagas y se llevó la otra a la boca, sosteniéndola por el mango. Entonces desenfundó su revolver y lo abrió, dejando el tambor al descubierto. No tenía intención de usar munición convencional... ya que había decidido no comerse a su rival, eso significaba que podía jugar sucio, de una manera bastante literal. Rápidamente colocó seis balas en el tambor del arma, la cerró y preparó el percutor. Tras eso miró a su enemigo y entrecerró los ojos. ¿Qué diablos... estaba cambiando de aspecto?
- Zoan - musitó, con la daga aún entre los dientes.
Eso explicaba cosas. Bueno, un combate entre zoans sería interesante como poco. Pero aún así, crecer un poco y sacar cabezas extra no le iba a dar ventaja sobre él. Entonces el tipo gritó algo de un futón y empezó a correr más rápido que antes. ¿Futón? ¿Los futones no eran un tipo de cama? ¿Intentaba distraerlo o algo? Frunciendo el ceño, alzó el brazo libre y de este comenzó a salir una nube de murciélagos directa hacia su enemigo. Estos no eran animales, si no manifestaciones de energía pura que le cortarían con sus afiladas alas. Mientras tanto, en otra grotesca exhibición de mal gusto, el tipo se sacó una espada por la boca. ¿Es que no podía pelear sin dar tanto jodido asco? Iba a hacer un favor al mundo matando a ese horrendo ser que invocaba gatos deformes y vomitaba cosas. En cuanto llegó junto a él preparó un corte súper obvio, que Ivan esquivó con una elegante inclinación hacia atrás. Estaba claro que no tenía ni idea de combatir con armas de filo, con lo que pelear con una era cuanto menos un suicidio. Esquivó su otro golpe fácilmente y alzó el revólver aprovechando que el marine aún estaba completando el movimiento de la espada, disparándole a bocajarro hacia el abdomen. Pero entonces el otro hizo un movimiento con su mano libre, y notó un fuerte golpe en todo el cuerpo que lo mandó volando hacia atrás varios metros. Algo dolorido, se levantó mirándolo con frialdad.
- Está claro que no eres más que una sucia presa... ¿eso es todo?
El pelirrojo no lo sabía, pero su ataque guardaba dos secretos. El primero eran las balas: no había empleado munición normal, sino tóxica. Si había logrado alcanzarle, pronto comenzaría a lamentar haberse enfrentado a él cuando las toxinas comenzaran a dañar su cuerpo. El segundo era la daga que había lanzado al aire. Esta aún no había caído... su rival seguramente pensaría que por la oscuridad de la noche simplemente no había visto donde estaba, pero en realidad esta seguía en el aire, sobrevolándoles. Pronto haría uso de ella... pero aún no. Seguía sin querer matarlo tan pronto. La noche era joven y aún podría durarle unos minutos... o más.
- Zoan - musitó, con la daga aún entre los dientes.
Eso explicaba cosas. Bueno, un combate entre zoans sería interesante como poco. Pero aún así, crecer un poco y sacar cabezas extra no le iba a dar ventaja sobre él. Entonces el tipo gritó algo de un futón y empezó a correr más rápido que antes. ¿Futón? ¿Los futones no eran un tipo de cama? ¿Intentaba distraerlo o algo? Frunciendo el ceño, alzó el brazo libre y de este comenzó a salir una nube de murciélagos directa hacia su enemigo. Estos no eran animales, si no manifestaciones de energía pura que le cortarían con sus afiladas alas. Mientras tanto, en otra grotesca exhibición de mal gusto, el tipo se sacó una espada por la boca. ¿Es que no podía pelear sin dar tanto jodido asco? Iba a hacer un favor al mundo matando a ese horrendo ser que invocaba gatos deformes y vomitaba cosas. En cuanto llegó junto a él preparó un corte súper obvio, que Ivan esquivó con una elegante inclinación hacia atrás. Estaba claro que no tenía ni idea de combatir con armas de filo, con lo que pelear con una era cuanto menos un suicidio. Esquivó su otro golpe fácilmente y alzó el revólver aprovechando que el marine aún estaba completando el movimiento de la espada, disparándole a bocajarro hacia el abdomen. Pero entonces el otro hizo un movimiento con su mano libre, y notó un fuerte golpe en todo el cuerpo que lo mandó volando hacia atrás varios metros. Algo dolorido, se levantó mirándolo con frialdad.
- Está claro que no eres más que una sucia presa... ¿eso es todo?
El pelirrojo no lo sabía, pero su ataque guardaba dos secretos. El primero eran las balas: no había empleado munición normal, sino tóxica. Si había logrado alcanzarle, pronto comenzaría a lamentar haberse enfrentado a él cuando las toxinas comenzaran a dañar su cuerpo. El segundo era la daga que había lanzado al aire. Esta aún no había caído... su rival seguramente pensaría que por la oscuridad de la noche simplemente no había visto donde estaba, pero en realidad esta seguía en el aire, sobrevolándoles. Pronto haría uso de ella... pero aún no. Seguía sin querer matarlo tan pronto. La noche era joven y aún podría durarle unos minutos... o más.
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El puñetazo pareció ser el único buen resultado de su ataque y pese a todo, pudo ver aquella arma de fuego que sacó el cabrón de su rival. En un movimiento rápido gracias a sus asombrosos reflejos, puedo evitar el tiro en el estómago, pero lo había recibido en las costillas. La bala pasó rozando, pero la potencia fue suficiente como para que el surco que realizó fuese considerable. Ese tipo de ataques eran los más asquerosos para Venom, pero de todas formas no pudo evitar mostrar una sonrisa ladeada. Al fin alguien que le ponía contra las cuerdas. Encima tenía algunos cortes por los brazos y hombros, pues aquellos putos murciélagos le habían impactado levemente. Se llevó la mano derecha a la zona herida y pudo ver algo de sangre. Fue entonces cuando chasqueó los dedos y un aura verdosa sanó un poco su balazo [Micaiah] lo justo para que pudiese moverse. Estaba empezando a perder más sangre de la cuenta y aquello no le gustaba. Empezó a jadear un poco por el dolor y después de aquello clavó sus ojos en su oponente.
- Bravo, noble. Ese truco sucio ha estado a la altura de una sucia rata y debo decir que me ha encantado. Ahora pienso mostrarte mi verdadero poder. Enhorabuena por ser el primero en forzarme a esto.
Venom no tenía más curaciones y debía admitir que estaba en líos. Las heridas que se hiciera en ese momento no podrían ser curadas hasta un buen rato y el balazo había sido más grave de lo que pensaba. Entonces aprovechando su elemento de viento se lanzó a por su rival a una velocidad impresionante. Descendía del cielo hacia él, pero sabía de sobra que tenía que tener muchísimo cuidado con la jodida pistola. Cuando estuvo a punto de llegar hacia él, se cubrió el pecho con los brazos, echó la cabeza de en medio a un lado y trató de estamparse contra Ivan. Algo raro pasó en ese ataque. Antes del impacto, el monstruoso ser cambió a su forma completa. Un monstruo de seis metros de alto, ocho cabezas largas como serpientes y ocho terribles colas fue el resultado. Trató de estamparlo contra el suelo y reventarlo. Le diese o no, cinco de sus colas saldrían disparadas hacia el capullo, tratando de enroscarlo, obviamente no todas al mismo tiempo, por turnos más bien. Quería atraparlo.
El enorme monstruo alzó las cabezas, las cuales eran de ojos dorados y de serpiente. Solamente una tenía un extraño cabello rojizo, la cual empezó a reír un poco al mismo tiempo que observaba a su oponente. Hizo que una de las cabezas se colocara encima y otra debajo, ocultándose entre ellas y dejando otras tres algo adelantadas. Todo para evitar un tiro en la cabeza. La bestia era impresionante y esperaba que sus colas hubiesen atrapado a su rival. Si no era así, simplemente se relamería despacio mientras pensaba en qué hacer.
- Vas a besar el puto sue…
El monstruo escupió un poco por la cabeza principal y después de unos momentos frunció el ceño mientras unos leves sudores invadían su cuerpo ¿Habían sido los murciélagos? ¿Quizás la bala? El enorme monstruo rugió con fuerza al sentirse incómodo. Iba a tener que derrotar a su oponente cuanto antes y por ello se preparó, moviendo dos de sus colas a su alrededor de forma amenazante.
- ¡Grrrr!
- Bravo, noble. Ese truco sucio ha estado a la altura de una sucia rata y debo decir que me ha encantado. Ahora pienso mostrarte mi verdadero poder. Enhorabuena por ser el primero en forzarme a esto.
Venom no tenía más curaciones y debía admitir que estaba en líos. Las heridas que se hiciera en ese momento no podrían ser curadas hasta un buen rato y el balazo había sido más grave de lo que pensaba. Entonces aprovechando su elemento de viento se lanzó a por su rival a una velocidad impresionante. Descendía del cielo hacia él, pero sabía de sobra que tenía que tener muchísimo cuidado con la jodida pistola. Cuando estuvo a punto de llegar hacia él, se cubrió el pecho con los brazos, echó la cabeza de en medio a un lado y trató de estamparse contra Ivan. Algo raro pasó en ese ataque. Antes del impacto, el monstruoso ser cambió a su forma completa. Un monstruo de seis metros de alto, ocho cabezas largas como serpientes y ocho terribles colas fue el resultado. Trató de estamparlo contra el suelo y reventarlo. Le diese o no, cinco de sus colas saldrían disparadas hacia el capullo, tratando de enroscarlo, obviamente no todas al mismo tiempo, por turnos más bien. Quería atraparlo.
El enorme monstruo alzó las cabezas, las cuales eran de ojos dorados y de serpiente. Solamente una tenía un extraño cabello rojizo, la cual empezó a reír un poco al mismo tiempo que observaba a su oponente. Hizo que una de las cabezas se colocara encima y otra debajo, ocultándose entre ellas y dejando otras tres algo adelantadas. Todo para evitar un tiro en la cabeza. La bestia era impresionante y esperaba que sus colas hubiesen atrapado a su rival. Si no era así, simplemente se relamería despacio mientras pensaba en qué hacer.
- Vas a besar el puto sue…
El monstruo escupió un poco por la cabeza principal y después de unos momentos frunció el ceño mientras unos leves sudores invadían su cuerpo ¿Habían sido los murciélagos? ¿Quizás la bala? El enorme monstruo rugió con fuerza al sentirse incómodo. Iba a tener que derrotar a su oponente cuanto antes y por ello se preparó, moviendo dos de sus colas a su alrededor de forma amenazante.
- ¡Grrrr!
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Le apuntó con el revólver, sin variar su gélida expresión. ¿Compararlo con una rata? Era él el que había intentado robarle su presa. Entrecerró los ojos y bajó el arma al verlo saltar hacia él. ¿Qué diablos pretendía? Ya había demostrado ser avasalladoramente más veloz y ágil que él. Rápidamente se echó hacia atrás rodando, alejándose unos tres metros, cuando notó un temblor en la tierra al caer el marine... pues el ser que había caído en el suelo ya no era un hombre serpiente, si no una aberración reptiliana con ocho cabezas y ocho colas. No pudo evitar fijarse en que una de ellas tenía pelo, denotando que era la original. Alzó el arma para apuntar a esta, cuando las colas se abalanzaron sobre él tratando de aprisionarle en un caos de extremidades. Rápidamente se echó a un lado y comenzó a rodar, saltar y esquivar, sólo para lograr que un golpe en el pecho lo derribara. Ignorando el dolor, se levantó de un salto y echó a correr, alejándose del alcance de las colas.
- Monstruo... - dijo, con una mezcla de aversión y desprecio - No ha nacido bestia que no pueda cazar. Tú no serás la excepción.
Era evidente que aquel ser estaba fuera de las capacidades de un humano corriente... pero confiaba en las suyas. Al fin y al cabo, él poseía una akuma del mismo nivel de poder. Desenvainó la espada con la zurda, mostrando una mirada determinada y fiera. Comenzó a avanzar al paso hacia la serpiente, disparando las cinco balas restantes en el tambor contra la criatura. Acto seguido enfundó y empuñó el arma a dos manos alzándola por encima de su cabeza y trazando un corte en su dirección, generando una onda cortante en forma de media luna contra el cuerpo de la bestia. Una media sonrisa se dibujó en su rostro mientras lo hacía, mientras sus ojos brillaban con malicia. Comenzaba a divertirse bastante con aquella cacería, pues aunque presa, era una digna de su poder. Ni siquiera estaba teniendo que esforzarse suficiente como para usar su haki, pero aún así estaba comenzando a sentir la emoción de la cacería.
- Pronto comprenderás mi superioridad, presa. Si te rindes, tal vez me plantee perdonarte la vida... me gustaría ver cómo de fuerte puedes llegar a ser en un futuro y volver a enfrentarme a ti. Pero antes, te dejaré un regalito.
Todo el rato había estado atacando hacia las cabezas de su derecha, buscando que bajase la guardia respecto a otros ataques... por ejemplo uno que pudiese venir desde un punto ciego, a una zona indefensa. Por ser más concretos, cierta daga voladora que había quedado olvidada. En aquel momento el arma bajó velozmente trazando un arco hacia la derecha de la cabeza principal, directa al ojo. Esperaba pillarlo por sorpresa y darle con el ataque. Dejarle sin ojos sería un buen recordatorio para el futuro, para que no se olvidara de él. Se rió con suavidad, en un tono sádico y malévolo.
- No tienes ni una oportunidad, escoria.
- Monstruo... - dijo, con una mezcla de aversión y desprecio - No ha nacido bestia que no pueda cazar. Tú no serás la excepción.
Era evidente que aquel ser estaba fuera de las capacidades de un humano corriente... pero confiaba en las suyas. Al fin y al cabo, él poseía una akuma del mismo nivel de poder. Desenvainó la espada con la zurda, mostrando una mirada determinada y fiera. Comenzó a avanzar al paso hacia la serpiente, disparando las cinco balas restantes en el tambor contra la criatura. Acto seguido enfundó y empuñó el arma a dos manos alzándola por encima de su cabeza y trazando un corte en su dirección, generando una onda cortante en forma de media luna contra el cuerpo de la bestia. Una media sonrisa se dibujó en su rostro mientras lo hacía, mientras sus ojos brillaban con malicia. Comenzaba a divertirse bastante con aquella cacería, pues aunque presa, era una digna de su poder. Ni siquiera estaba teniendo que esforzarse suficiente como para usar su haki, pero aún así estaba comenzando a sentir la emoción de la cacería.
- Pronto comprenderás mi superioridad, presa. Si te rindes, tal vez me plantee perdonarte la vida... me gustaría ver cómo de fuerte puedes llegar a ser en un futuro y volver a enfrentarme a ti. Pero antes, te dejaré un regalito.
Todo el rato había estado atacando hacia las cabezas de su derecha, buscando que bajase la guardia respecto a otros ataques... por ejemplo uno que pudiese venir desde un punto ciego, a una zona indefensa. Por ser más concretos, cierta daga voladora que había quedado olvidada. En aquel momento el arma bajó velozmente trazando un arco hacia la derecha de la cabeza principal, directa al ojo. Esperaba pillarlo por sorpresa y darle con el ataque. Dejarle sin ojos sería un buen recordatorio para el futuro, para que no se olvidara de él. Se rió con suavidad, en un tono sádico y malévolo.
- No tienes ni una oportunidad, escoria.
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El enorme monstruo miraba con rabia al hombre que tenía bajo sus colas. Sus movimientos eran agiles y no tardó en evadir sus extremidades llevándose únicamente un golpe en el pecho y cayendo de espaldas. La enorme criatura rugió con fuerza mientras le miraba de forma sádica. Las ocho cabezas le sacaban la lengua y más de una trataba de buscar oportunidad de ataque. En ese momento los ojos de Venom se abrieron algo más de la cuenta al darse cuenta de que sacaba un arma de fuego. Las colas se metieron en una especie de bloqueo que protegería la cabeza principal. Notó el dolor de los proyectiles en las colas y la sangre salpicando el suelo. Soltó un quejido de dolor y acto seguido observó aquella onda cortante. Metió de por medio una cola tratando de bloquearla.
Un pedazo de aquella cola cayó al suelo. El grito de Venom fue mayor, pero esta vez era su turno. El enorme monstruo escuchó las palabras del peliblanco y entonces hizo que todas las cabezas fueran a por él al mismo tiempo salvo la original. En mitad del camino se frenaron en seco. Un chorro de sangre cayó al suelo y un enorme rugido se escuchó entonces ¿Qué había pasado? La cabeza principal había sufrido algo… Venom tan solo supo que de repente no podía ver por el ojo derecho. La sangre manaba de su globo ocular y no tardó en caer al suelo empezando a arrastrarse de un lado a otro. Era posible que pudiese llevarse a Ivan por delante si no tenía cuidado, pues su tamaño era enorme.
Tras unos momentos el enorme monstruo dejó de rodar al mismo tiempo que una cortina de humo le rodeaba. En poco tiempo volvió a la forma humana, quedando bocarriba y con la mano derecha sobre su “ojo”. Soltó un enorme grito de dolor y acto seguido miró con furia al peliblanco. Se colocó en pie de la mejor forma posible y entonces colocó su mano izquierda en el suelo mientras escupía sangre. Una humareda rojiza se formó y dos enorme perros demonio se formaron. Eran de un color blanco y con tres ojos rojizos. Las bestias rugieron con fuerza y corrieron hacia el peliblanco. Entonces a medio camino explotaron en humo. Venom escupió algo de sangre y clavó una rodilla en el suelo. Era la primera vez que luchaba con su forma completa e invocaba varias cosas. Eso sumado a los balazos y los cortes le hicieron quedarse sin energía.
- Maldito seas… No entiendo de donde sale tanto poder… ¡Esto no va a quedar así!
Gritó con rabia mientras clavaba su único ojo en el cazador. La sangre bajaba de su hombro a los nudillos y de ahí al suelo. Soltó un pequeño gruñido y acto seguido respiró con algo de dificultad. Si pudiese mantener aquella forma más tiempo estaba seguro de que podría haberle molestado más. Tenía que encontrar armas que se adecuaran a su estilo. Las tonfas serían su opción. Primero se aseguró de quedarse bien con la cara de aquel hombre. Continuó con la rodilla clavada en el suelo y después lo miró.
- Grr…
Un pedazo de aquella cola cayó al suelo. El grito de Venom fue mayor, pero esta vez era su turno. El enorme monstruo escuchó las palabras del peliblanco y entonces hizo que todas las cabezas fueran a por él al mismo tiempo salvo la original. En mitad del camino se frenaron en seco. Un chorro de sangre cayó al suelo y un enorme rugido se escuchó entonces ¿Qué había pasado? La cabeza principal había sufrido algo… Venom tan solo supo que de repente no podía ver por el ojo derecho. La sangre manaba de su globo ocular y no tardó en caer al suelo empezando a arrastrarse de un lado a otro. Era posible que pudiese llevarse a Ivan por delante si no tenía cuidado, pues su tamaño era enorme.
Tras unos momentos el enorme monstruo dejó de rodar al mismo tiempo que una cortina de humo le rodeaba. En poco tiempo volvió a la forma humana, quedando bocarriba y con la mano derecha sobre su “ojo”. Soltó un enorme grito de dolor y acto seguido miró con furia al peliblanco. Se colocó en pie de la mejor forma posible y entonces colocó su mano izquierda en el suelo mientras escupía sangre. Una humareda rojiza se formó y dos enorme perros demonio se formaron. Eran de un color blanco y con tres ojos rojizos. Las bestias rugieron con fuerza y corrieron hacia el peliblanco. Entonces a medio camino explotaron en humo. Venom escupió algo de sangre y clavó una rodilla en el suelo. Era la primera vez que luchaba con su forma completa e invocaba varias cosas. Eso sumado a los balazos y los cortes le hicieron quedarse sin energía.
- Maldito seas… No entiendo de donde sale tanto poder… ¡Esto no va a quedar así!
Gritó con rabia mientras clavaba su único ojo en el cazador. La sangre bajaba de su hombro a los nudillos y de ahí al suelo. Soltó un pequeño gruñido y acto seguido respiró con algo de dificultad. Si pudiese mantener aquella forma más tiempo estaba seguro de que podría haberle molestado más. Tenía que encontrar armas que se adecuaran a su estilo. Las tonfas serían su opción. Primero se aseguró de quedarse bien con la cara de aquel hombre. Continuó con la rodilla clavada en el suelo y después lo miró.
- Grr…
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Con una mueca, dio un salto hacia atrás para evitar el embate de las cabezas, pero la enorme mole de una lo golpeó en el trayecto y lo mandó rodando por el suelo. Gruñó, enfadado, y se levantó tambaleándose. "No parece que me haya herido de gravedad..." pensó, revisando su cuerpo. Parecía que simplemente el impacto lo había aturdido y entumecido un poco. Sin embargo había merecido la pena el haberse expuesto tanto. Frente a él el pelirrojo se afanaba por mantenerse en pie, cubriéndose un ojo con la mano. ¿Había alcanzado la daga su objetivo? Con una sonrisa sádica, se relamió de placer al escuchar su grito de dolor y sustrajo a Valak. Se le había ocurrido una idea de lo más divertida... y el marine ya no estaba en condiciones para resistirse. Este intentó un último ataque a la desesperada, convocando a dos de sus fieras. "¿Es que quiere morir de agotamiento?" sonrió, complacido por su inevitable victoria. Su rival no lo había hecho mal, había demostrado ser una presa digna de ser cazada... tanto que no podía evitar pensar en que sería interesante cazarle de nuevo en un futuro. Por otro lado dejar vivo a un marine al que había atacado no era la mejor de las ideas. No había cometido ningún delito dado que estaban fuera de los dominios del Gobierno y al haber atacado el otro a un noble, tenía derecho a hacer lo que quisiera con él. Se acercó con una sonrisa fiera y dijo:
- Bueno, bueno, hasta aquí has llegado marinerito. Dime, ¿cuál es tu nombre?
Al llegar junto a él fue a apoyarle la daga sobre su cuello, y de lograrlo presionaría suavemente hasta cortar superficialmente su piel. De la herida no brotaría sangre, sino que la daga la iría absorbiendo y almacenando una pequeña cantidad de esta en su interior. Su idea era que pensara que simplemente lo hacía para mantenerlo en jaque, pues al fin y al cabo no estaba haciendo nada que pudiera llamar la atención. La cantidad del rojizo líquido que obtendría era mínima, ni notaría la pérdida, si bien sí el escozor del corte. Su idea era luego meterla en un vial; pretendía no olvidar nunca el olor de la sangre de aquel hombre. Pero ese no era todo su plan. Volvió a lamerse los labios, conteniendo su sed y recordándose que aquel hombre le valía más vivo.
- Te propongo lo siguiente: te perdonaré la vida y... olvidaremos este asunto. En cierta medida, al menos. Digamos que me has interesado, marine. Eres una presa digna de cazarse y cuando tu poder aumente quiero volver a luchar contra ti. Quién sabe, tal vez incluso te vuelvas un auténtico cazador.
Manteniendo su sonrisa, retiró el filo y se alejó unos pasos. No merecía la pena ni mantener la guardia. Aquel tipo estaba casi en las últimas. En caso de que hubiese evitado que apoyara el arma de alguna manera, le lanzaría un veloz corte al brazo derecho con la mera intención de herirle y extraerle la sangre que deseaba. Esperaba no tener que llegar a eso, pues dificultaría las negociaciones y mantener la cabeza fría para evitar devorarlo vivo. "No pasa nada... pronto tendré otro aperitivo con el que calmar la sed." se dijo, recordando el criminal al que había capturado antes. Casi se había olvidado cuál había sido el motivo de la disputa.
- ¿Qué me dices, marine? Dejemos de lado a qué facciones pertenecemos, hagámonos más fuertes y volvamos a luchar en un futuro. Yo quiero ver a dónde puedes llegar, y estoy seguro de que tú querrás una... oportunidad de revancha - dijo, recreándose en las últimas palabras.
- Bueno, bueno, hasta aquí has llegado marinerito. Dime, ¿cuál es tu nombre?
Al llegar junto a él fue a apoyarle la daga sobre su cuello, y de lograrlo presionaría suavemente hasta cortar superficialmente su piel. De la herida no brotaría sangre, sino que la daga la iría absorbiendo y almacenando una pequeña cantidad de esta en su interior. Su idea era que pensara que simplemente lo hacía para mantenerlo en jaque, pues al fin y al cabo no estaba haciendo nada que pudiera llamar la atención. La cantidad del rojizo líquido que obtendría era mínima, ni notaría la pérdida, si bien sí el escozor del corte. Su idea era luego meterla en un vial; pretendía no olvidar nunca el olor de la sangre de aquel hombre. Pero ese no era todo su plan. Volvió a lamerse los labios, conteniendo su sed y recordándose que aquel hombre le valía más vivo.
- Te propongo lo siguiente: te perdonaré la vida y... olvidaremos este asunto. En cierta medida, al menos. Digamos que me has interesado, marine. Eres una presa digna de cazarse y cuando tu poder aumente quiero volver a luchar contra ti. Quién sabe, tal vez incluso te vuelvas un auténtico cazador.
Manteniendo su sonrisa, retiró el filo y se alejó unos pasos. No merecía la pena ni mantener la guardia. Aquel tipo estaba casi en las últimas. En caso de que hubiese evitado que apoyara el arma de alguna manera, le lanzaría un veloz corte al brazo derecho con la mera intención de herirle y extraerle la sangre que deseaba. Esperaba no tener que llegar a eso, pues dificultaría las negociaciones y mantener la cabeza fría para evitar devorarlo vivo. "No pasa nada... pronto tendré otro aperitivo con el que calmar la sed." se dijo, recordando el criminal al que había capturado antes. Casi se había olvidado cuál había sido el motivo de la disputa.
- ¿Qué me dices, marine? Dejemos de lado a qué facciones pertenecemos, hagámonos más fuertes y volvamos a luchar en un futuro. Yo quiero ver a dónde puedes llegar, y estoy seguro de que tú querrás una... oportunidad de revancha - dijo, recreándose en las últimas palabras.
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El pelirrojo cayó al suelo mientras cerraba el ojo despacio. Estaba realmente agotado y no podía dar ni un maldito paso. Frunció el ceño notando el olor de aquel hombre acercarse despacio. No podía creerse que hubiese perdido y menos después de haber pisoteado a un dragón él solo. Trató de levantarse, pero le era imposible. Clavó su ojo azulado en aquel tipo que estaba ya sobre él y no tardó mucho en chasquear la lengua. Entonces le preguntó su nombre y no tardó mucho en ladear la cabeza. Si quería saberlo no iba a callárselo, por lo que simplemente abrió la boca y respondió.
- Slicerin D. Venom.
Mencionó despacio. El pelirrojo notó la daga en su cuello y no tardó mucho en mantenerse quieto mientras mostraba una sonrisa sádica. Pensaba morir de aquella forma, pero entonces el corte no fue para tanto y aquel tipo se retiró. Ladeó un poco la cabeza y entonces le miró a los ojos de forma seria. Notaba un dolor impresionante en la zona en la que tenía que estar su ojo. Escupió a un lado y estuvo atento a lo que dijo aquel tipo. De modo que deseaba verle llegar mucho más alto… Pues eso iba a tener. El marine ladeó unos momentos la cabeza y entonces abrió la boca mostrando unos colmillos más afilados de lo normal.
- Acepto tu propuesta, noble. Voy a mostrarte lo que es el infierno en cuanto haya terminado con mi entrenamiento. Hasta el momento, disfruta de tus ojos, me llevaré uno en un futuro. – Dijo al mismo tiempo que fruncía el ceño.
Estaba claro que iba a vengarse cortándole un ojo, o mejor, llevándoselo y colocándoselo él. Eso le serviría muchísimo más. Movió un poco la mano derecha y no tardó en tomar su comunicador del bolsillo. Empezó a llamar y a continuación esperó la señal. No daban signos de vida y eso le hizo chasquear la lengua. Ya volvería a llamar si era necesario. Por el momento soltó un enorme suspiro y acto seguido sonrió de forma siniestra.
- ¿Tampoco merezco saber tu nombre? Me gustaría poder recordar al tipo al que debo derrotar por un nombre en lugar de un título. – Terminó de decir al mismo tiempo que se relamía despacio.
Esperaba que esta vez sí le dijese su nombre en lugar de negárselo. No quería ir por ahí diciendo “debo vencer al noble” se merecía que le llamase por su nombre. Aquello era una muestra de respeto de Venom, aunque quisiera partirle las piernas. Él llamaba a todo el mundo por su apellido, pues nadie era digno de que los llamase por el nombre. El vampiro parecía ser digno.
- Slicerin D. Venom.
Mencionó despacio. El pelirrojo notó la daga en su cuello y no tardó mucho en mantenerse quieto mientras mostraba una sonrisa sádica. Pensaba morir de aquella forma, pero entonces el corte no fue para tanto y aquel tipo se retiró. Ladeó un poco la cabeza y entonces le miró a los ojos de forma seria. Notaba un dolor impresionante en la zona en la que tenía que estar su ojo. Escupió a un lado y estuvo atento a lo que dijo aquel tipo. De modo que deseaba verle llegar mucho más alto… Pues eso iba a tener. El marine ladeó unos momentos la cabeza y entonces abrió la boca mostrando unos colmillos más afilados de lo normal.
- Acepto tu propuesta, noble. Voy a mostrarte lo que es el infierno en cuanto haya terminado con mi entrenamiento. Hasta el momento, disfruta de tus ojos, me llevaré uno en un futuro. – Dijo al mismo tiempo que fruncía el ceño.
Estaba claro que iba a vengarse cortándole un ojo, o mejor, llevándoselo y colocándoselo él. Eso le serviría muchísimo más. Movió un poco la mano derecha y no tardó en tomar su comunicador del bolsillo. Empezó a llamar y a continuación esperó la señal. No daban signos de vida y eso le hizo chasquear la lengua. Ya volvería a llamar si era necesario. Por el momento soltó un enorme suspiro y acto seguido sonrió de forma siniestra.
- ¿Tampoco merezco saber tu nombre? Me gustaría poder recordar al tipo al que debo derrotar por un nombre en lugar de un título. – Terminó de decir al mismo tiempo que se relamía despacio.
Esperaba que esta vez sí le dijese su nombre en lugar de negárselo. No quería ir por ahí diciendo “debo vencer al noble” se merecía que le llamase por su nombre. Aquello era una muestra de respeto de Venom, aunque quisiera partirle las piernas. Él llamaba a todo el mundo por su apellido, pues nadie era digno de que los llamase por el nombre. El vampiro parecía ser digno.
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Ivan esbozó una media sonrisa cruel y se relamió el labio superior. Todas aquellas amenazas no lo asustaban en absoluto, más bien al contrario. Sólo le hacían desear más que llegara el día en que volvieran a enfrentarse y tener un combate que hiciese temblar los mismísimo pilares de la tierra. Aquel ser... no, aquel hombre, Venom, sería una presa digna. Un cazador convertido en la presa de otro. No había caza más excitante que la de seres poderosos, la de rivales capaz de plantar cara y plantear un desafío real. Con una suave risa, lanzó la daga al aire y apartó su capa a un lado, dejando que cayera entrando limpiamente en la vaina. Se acercó al criminal inconsciente y lo cogió el brazos, observándolo con una mirada calculadora. Estaba intentando decidir si sería buena idea alimentarse de él y cuánta sangre podría beber sin matarlo. "Por otro lado, no tengo que entregarlo vivo" pensó, esbozando una sonrisa aviesa. Podía escuchar la sangre recorriendo sus venas, su corazón latiendo, el calor que desprendía su cuerpo... era demasiado tentador.
- Itadakimasu - dijo, antes de hincarle los colmillos en el cuello.
La sensación como siempre fue arrolladora, salvaje y desquiciantemente placentera. Era como entregarse a sus instintos más primitivos, dejar de lado su parte humana y ceder a la bestia, disfrutando del mero acto de alimentarse como si se tratara de la más adictiva de las drogas. Era algo que vivía en todo su esplendor: el sabor metálico inundando su boca, el sonido de los latidos apagándose lentamente, el calor abandonando el cuerpo... era la sinfonía de la muerte cobrándose a su presa. Acabó tan repentinamente que por un instante Ivan se quedó ligeramente aturdido. Retiró los colmilos y suspiró, relamiéndose la sangre a continuación mientras sus ojos destellaban con intensidad. Hasta aquel momento no se había dado cuenta de cuánta sed tenía realmente. Se cargó el cadáver al hombro y miró de lado a Venom, desafiante.
- Ivan Roux. Volveremos a vernos, marine.
Acto seguido se giró y se alejó caminando tranquilamente, en dirección a su barco. Había sido una visita verdaderamente satisfactoria; se había cobrado una presa que le valdría un buen botín de más un millón de berries y además había conseguido un nuevo objetivo. Dio un pequeño rodeo para evitar al grupo de, presumiblemente, marines que percibía en las cercanías y comenzó a avanzar algo más rápido, impaciente por ponerse en rumbo al cuartel más cercano. Tras aquella visita tal vez se iría de vacaciones a alguna ciudad del North Blue. Se lo había ganado, y además, ¿de qué le servía el dinero si no lo gastaba?
- Itadakimasu - dijo, antes de hincarle los colmillos en el cuello.
La sensación como siempre fue arrolladora, salvaje y desquiciantemente placentera. Era como entregarse a sus instintos más primitivos, dejar de lado su parte humana y ceder a la bestia, disfrutando del mero acto de alimentarse como si se tratara de la más adictiva de las drogas. Era algo que vivía en todo su esplendor: el sabor metálico inundando su boca, el sonido de los latidos apagándose lentamente, el calor abandonando el cuerpo... era la sinfonía de la muerte cobrándose a su presa. Acabó tan repentinamente que por un instante Ivan se quedó ligeramente aturdido. Retiró los colmilos y suspiró, relamiéndose la sangre a continuación mientras sus ojos destellaban con intensidad. Hasta aquel momento no se había dado cuenta de cuánta sed tenía realmente. Se cargó el cadáver al hombro y miró de lado a Venom, desafiante.
- Ivan Roux. Volveremos a vernos, marine.
Acto seguido se giró y se alejó caminando tranquilamente, en dirección a su barco. Había sido una visita verdaderamente satisfactoria; se había cobrado una presa que le valdría un buen botín de más un millón de berries y además había conseguido un nuevo objetivo. Dio un pequeño rodeo para evitar al grupo de, presumiblemente, marines que percibía en las cercanías y comenzó a avanzar algo más rápido, impaciente por ponerse en rumbo al cuartel más cercano. Tras aquella visita tal vez se iría de vacaciones a alguna ciudad del North Blue. Se lo había ganado, y además, ¿de qué le servía el dinero si no lo gastaba?
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Venom observó la terrible escena en la que aquel tipo mordía el jodido cuello de su presa y empezaba a tomar su sangre de forma voraz. Su ojo se abrió algo más de la cuenta al darse cuenta de semejante espectáculo. De modo lo podía confirmar… ¿Un jodido vampiro? Aquello tenía que ser una broma. No había oído de nadie que poseyera semejante poder quitando al antiguo Rey de Hallstat. El pelirrojo no pudo evitar sentir la ira crecer en su interior, un deseo de venganza y de mostrarle a la sanguijuela que la serpiente era superior. Todos sus combates últimamente eran con seres mitológicos al parecer, pero aquel se llevaba la parte gorda, necesitaba vencerlo de alguna manera.
- Muy bien, Ivan… Algún día los papeles quedaran invertidos y pasarás a ser un simple trapo viejo pisoteado, tan solo espera ese día. – Dijo entre risas cuando se fue.
El marine hizo un esfuerzo para levantarse y por suerte lo logró. Quedaba poco para volver a curarse un poco con su técnica especial. Se frotó un poco las manos y empezó a caminar despacio mientras tomaba el comunicador. Por fin sus hombres contestaron a la llamada y pudo pedir ayuda al mismo tiempo que escupía a un lado. Pondría una excusa imbécil como que un grupo cualificado de cincuenta asesinos le había asaltado o algo por el estilo. No pensaba hablar de aquel hombre, pues la venganza era entre ellos y la marina no debía meter las narices. Se relamió despacio y después continuó riendo un poco.
- Debo empezar cuanto antes…
Terminó de susurrar mientras avanzaba hacia la zona en la que los olores de los marines se distinguían. Debía volver a su laboratorio y terminar de fabricar los medicamentos especiales. Sumado a sus técnicas demoníacas, serían esenciales para la derrota del vampiro. También debía lograr armas y de paso darle una paliza al dragón plateado para sentirse mejor. Terminó de soltar una carcajada y finalmente divisó a los suyos. Colocó su cinta algo más baja por el lado izquierdo para que tapase su ojo cortado y después suspiró despacio.
- Muy bien, Ivan… Algún día los papeles quedaran invertidos y pasarás a ser un simple trapo viejo pisoteado, tan solo espera ese día. – Dijo entre risas cuando se fue.
El marine hizo un esfuerzo para levantarse y por suerte lo logró. Quedaba poco para volver a curarse un poco con su técnica especial. Se frotó un poco las manos y empezó a caminar despacio mientras tomaba el comunicador. Por fin sus hombres contestaron a la llamada y pudo pedir ayuda al mismo tiempo que escupía a un lado. Pondría una excusa imbécil como que un grupo cualificado de cincuenta asesinos le había asaltado o algo por el estilo. No pensaba hablar de aquel hombre, pues la venganza era entre ellos y la marina no debía meter las narices. Se relamió despacio y después continuó riendo un poco.
- Debo empezar cuanto antes…
Terminó de susurrar mientras avanzaba hacia la zona en la que los olores de los marines se distinguían. Debía volver a su laboratorio y terminar de fabricar los medicamentos especiales. Sumado a sus técnicas demoníacas, serían esenciales para la derrota del vampiro. También debía lograr armas y de paso darle una paliza al dragón plateado para sentirse mejor. Terminó de soltar una carcajada y finalmente divisó a los suyos. Colocó su cinta algo más baja por el lado izquierdo para que tapase su ojo cortado y después suspiró despacio.
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