Corinna Athenais
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Nuevo encargo, nueva isla, nuevo compañero, esta vez la misión era pillar a un individuo con una buena recompensa por su cabeza. Según los de arriba tenía veinte millones, aunque los carteles aún ponía que quince. Debía ir hasta la isla donde nunca amanece, lo que me resultaba la mar de curioso y la vez deprimente. Hypolita sin embargo, parecía encantada con el cambio. Mi compañero debía llegar al puerto este de la ciudad, aunque si venia en transporte oficial seguro que se retrasaba.
Pasee por el paseo marítimo mientras iba al lugar, era curioso como todo brillaba en aquella ciudad, al menos en la parte más turística. Cuando atravesé una zona menos visitada, todo se volvía más oscuro, la gente más taciturna, más apagada. Muchos de ellos parecían indigentes y otros parecían adictos a alguna sustancia. Aunque hoy no estaba allí por eso no podía evitar ir apuntando mentalmente las zonas para volver más adelante y hacer algún registro.
Cuando llegué al puerto no había nadie, ni siquiera barcos, por lo que sospeché que todos se habían retrasado. Me senté en un banco con la pantera a mi lado, al menos no me sentía sola en ningún momento con ella cerca. Había tenido algunos problemas en el alojamiento, pero al final había conseguido que la aceptaran. Esperaba que el marine no tardara, aquella rata a la que veníamos a coger podría esfumarse en cualquier momento.
Pasee por el paseo marítimo mientras iba al lugar, era curioso como todo brillaba en aquella ciudad, al menos en la parte más turística. Cuando atravesé una zona menos visitada, todo se volvía más oscuro, la gente más taciturna, más apagada. Muchos de ellos parecían indigentes y otros parecían adictos a alguna sustancia. Aunque hoy no estaba allí por eso no podía evitar ir apuntando mentalmente las zonas para volver más adelante y hacer algún registro.
Cuando llegué al puerto no había nadie, ni siquiera barcos, por lo que sospeché que todos se habían retrasado. Me senté en un banco con la pantera a mi lado, al menos no me sentía sola en ningún momento con ella cerca. Había tenido algunos problemas en el alojamiento, pero al final había conseguido que la aceptaran. Esperaba que el marine no tardara, aquella rata a la que veníamos a coger podría esfumarse en cualquier momento.
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La noche parecía tener una pinta productiva y eso solo indicaba que aquel tipo iba a divertirse bastante. Sus pasos eran sigilosos y su aspecto tétrico como el mismísimo demonio. Su piel era blanca como la nieva, siendo bastante exagerado ese tono. El color de sus ojos era azul como el mar y su cabello rojo como la sangre. Vestía con una camiseta de manga larga de un tono oscuro. Por encima portaba un chaleco de color verde. En la parte inferior un pantalón largo del mismo color que la prenda superior. En su frente portaba un protector de acero con el símbolo de la marina. No llevaba nada más, pues su mochila con sus cosas estaba en otro lado de la isla. Si quería hacer una buena misión tenía que ir sin nada que le retrasase mucho.
Cierto era que se trataba de la primera vez que entraba en el Grand Line, pero no estaba nada nervioso. Sus manos iban en sus bolsillos y su mirada recta en todo momento. No sabía qué tipo de objetivo tendría ese día, pero su única información era la de dirigirse al puerto del Este. Ya llevaba un buen rato caminando y finalmente pudo ver el muelle. Una sonrisa siniestra se formó en su rostro y entonces comenzó a caminar hacia él. Se quedó un poco impresionado al ver allí a una pantera junto a una persona. Decidió pasar del tema y se colocó cerca, pero sin mirar a ninguno. Metió ambas manos en los bolsillos de nuevo y después se quedó mirando fijamente al mar. No sabía con quién iba a reunirse y lo mejor sería esperar a que hiciese acto de presencia. A lo mejor se trataba de la pantera, la cual podía ser un usuario camuflado.
El luchador miró entonces a la persona que estaba sentada, tratando de que esta se fijase en su protector y le identificase como miembro de la marina. Él por su parte trataría de hacer lo mismo y buscar alguna prueba que indicase que aquella persona y el animal eran los que buscaba. Su silencio no se rompió en ningún momento y su mirada fría como el hielo tampoco cambio ni un momento. Era curioso, pero le iba a poner una queja al instructor peliazul del cuartel del Este por no darle más datos. Ese capullo con musculatura exagerada debía de estar comiendo muchas gambas con todo el morro del mundo. No tenía derecho a llevarse unas amables palabras por parte de la serpiente roja.
Cierto era que se trataba de la primera vez que entraba en el Grand Line, pero no estaba nada nervioso. Sus manos iban en sus bolsillos y su mirada recta en todo momento. No sabía qué tipo de objetivo tendría ese día, pero su única información era la de dirigirse al puerto del Este. Ya llevaba un buen rato caminando y finalmente pudo ver el muelle. Una sonrisa siniestra se formó en su rostro y entonces comenzó a caminar hacia él. Se quedó un poco impresionado al ver allí a una pantera junto a una persona. Decidió pasar del tema y se colocó cerca, pero sin mirar a ninguno. Metió ambas manos en los bolsillos de nuevo y después se quedó mirando fijamente al mar. No sabía con quién iba a reunirse y lo mejor sería esperar a que hiciese acto de presencia. A lo mejor se trataba de la pantera, la cual podía ser un usuario camuflado.
El luchador miró entonces a la persona que estaba sentada, tratando de que esta se fijase en su protector y le identificase como miembro de la marina. Él por su parte trataría de hacer lo mismo y buscar alguna prueba que indicase que aquella persona y el animal eran los que buscaba. Su silencio no se rompió en ningún momento y su mirada fría como el hielo tampoco cambio ni un momento. Era curioso, pero le iba a poner una queja al instructor peliazul del cuartel del Este por no darle más datos. Ese capullo con musculatura exagerada debía de estar comiendo muchas gambas con todo el morro del mundo. No tenía derecho a llevarse unas amables palabras por parte de la serpiente roja.
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Los barcos seguían sin aparecer, llevaba ya allí un buen rato cuando escuché a alguien acercarse, alguien de pelo rojo sangre que caminaba tranquilamente. No le vi el uniforme, ni gorra ni emblema en la ropa como el mío de la coraza. Por lo que seguí mirando el mar, esperando al dichoso barco. Finalmente, me levante para ir hacia el muelle, pero por instinto miré al hombre tras de mí. Ahora pude verle claramente la bandana en la cabeza con el símbolo gubernamental. Sin duda el pude ver el emblema grabado en la coraza.
-Tú debes ser el marine al que espero, recluta Corinna, mi pantera Hypolita. Te esperaba en un barco que atracara aquí, ¿Qué ha pasado? ¿Te han informado del objetivo?- Mucho que decir, poco tiempo. Si me decía que no sabía de qué iba la misión continuaría.- Vamos caminando y te cuento. Tenemos que atrapar a un traficante de drogas, acusado también de varios asesinatos. –Le paso un cartel.- Ese es cartel viejo, ahora vale cinco millones más y es peligroso, se mueve por los barrios marginales. Ahora mismo está aquí por una venta, debemos averiguar dónde, pararla y capturarlo, vivo o muerto.
Esperaba no haber aburrido al otro marine con la charla, pero si los superiores no informan a los que dependen de ellos, estas misiones serían imposibles de realizar. En ese aspecto yo tenía suerte, puede que fuera por mi procedencia y la necesidad del gobierno de finalizar la adhesión de la Atlántida al mismo.
-Tú debes ser el marine al que espero, recluta Corinna, mi pantera Hypolita. Te esperaba en un barco que atracara aquí, ¿Qué ha pasado? ¿Te han informado del objetivo?- Mucho que decir, poco tiempo. Si me decía que no sabía de qué iba la misión continuaría.- Vamos caminando y te cuento. Tenemos que atrapar a un traficante de drogas, acusado también de varios asesinatos. –Le paso un cartel.- Ese es cartel viejo, ahora vale cinco millones más y es peligroso, se mueve por los barrios marginales. Ahora mismo está aquí por una venta, debemos averiguar dónde, pararla y capturarlo, vivo o muerto.
Esperaba no haber aburrido al otro marine con la charla, pero si los superiores no informan a los que dependen de ellos, estas misiones serían imposibles de realizar. En ese aspecto yo tenía suerte, puede que fuera por mi procedencia y la necesidad del gobierno de finalizar la adhesión de la Atlántida al mismo.
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El luchador entonces observó a la mujer colocarse en pie y acto seguido miró el escudo que tenía aquella coraza. Al parecer, se trataba de la persona que estaba buscando. Una sonrisa se formó en su rostro, aunque esta parecía sádica más que feliz. Últimamente solo se cruzaba con mujeres y eso empezaba a ser un poco raro para él, pero sinceramente, le daba lo mismo. También guardó en su memoria el nombre de aquella pantera. Le convenía acordarse de aquel tipo de datos si quería estar atento a sus ascensos y demás. Él mismo sabía que era bueno mantener a ciertos contactos en algunas ocasiones, aunque fuese un tío solitario. Se relamió tranquilamente de forma exagerada, dando una imagen tétrica de sí mismo, pero tampoco le importaba lo que dirían los demás. Él tenía su propia forma de ser y no pensaba cambiarla en ningún momento de su vida, no de momento…
- Pensé que era mejor atracar en otro sitio y venir a pie hasta aquí. No quiero que posibles espías nos chafen el plan de esta misión.
El pelirrojo tomó aquel cartel con cuidado, mirando tranquilamente el rostro de aquel imbécil. De modo que asesinato y drogas… Una basura que debía ser exterminada cuanto antes, al menos así pensó el luchador en ese momento. La vida de ese inútil ya estaba sobrando y si era necesario se ocuparía de terminar con su existencia. Se relamió de nuevo y escuchó las palabras de aquella chica que iba junto a él. En cuanto terminó la mujer, el recluta asintió con la cabeza y le devolvió el cartel. Empezó a crujir los huesos de sus nudillos al mismo tiempo que mostraba una sonrisa siniestra. Estaba deseando que la caza comenzara de una buena vez. Sentía que empezaba a sentirse vivo.
- Esta isla es enorme y yo nunca he estado en ella. Creo que habría que preguntar a la gente más necesitada a cambio de algo, estoy seguro de que no nos mentirían. También podemos hacernos pasar por clientes.
Mencionó en un tono frío mientras esperaba la respuesta de ella. De hecho, no tenía ni jodida idea del rango que ostentaba. A lo mejor era una recluta también, pero por el momento no iba a arriesgarse a liarla y la trataría como si fuera un sargento. Introdujo ambos manos en los bolsillos y continuó caminando tranquilamente. La presencia del animal no le molestaba, pero se le hacía muy raro. No pensaba que los demás se atreviesen a hablarles con semejante bestia al lado de ellos.
- Pensé que era mejor atracar en otro sitio y venir a pie hasta aquí. No quiero que posibles espías nos chafen el plan de esta misión.
El pelirrojo tomó aquel cartel con cuidado, mirando tranquilamente el rostro de aquel imbécil. De modo que asesinato y drogas… Una basura que debía ser exterminada cuanto antes, al menos así pensó el luchador en ese momento. La vida de ese inútil ya estaba sobrando y si era necesario se ocuparía de terminar con su existencia. Se relamió de nuevo y escuchó las palabras de aquella chica que iba junto a él. En cuanto terminó la mujer, el recluta asintió con la cabeza y le devolvió el cartel. Empezó a crujir los huesos de sus nudillos al mismo tiempo que mostraba una sonrisa siniestra. Estaba deseando que la caza comenzara de una buena vez. Sentía que empezaba a sentirse vivo.
- Esta isla es enorme y yo nunca he estado en ella. Creo que habría que preguntar a la gente más necesitada a cambio de algo, estoy seguro de que no nos mentirían. También podemos hacernos pasar por clientes.
Mencionó en un tono frío mientras esperaba la respuesta de ella. De hecho, no tenía ni jodida idea del rango que ostentaba. A lo mejor era una recluta también, pero por el momento no iba a arriesgarse a liarla y la trataría como si fuera un sargento. Introdujo ambos manos en los bolsillos y continuó caminando tranquilamente. La presencia del animal no le molestaba, pero se le hacía muy raro. No pensaba que los demás se atreviesen a hablarles con semejante bestia al lado de ellos.
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La verdad es que la iniciativa del marine fue bastante acertada, podría haber gente vigilándonos, aunque fuera poco probable, ¿Quién querría vigilar a dos reclutas que se encuentran en la noche? De cualquier modo, su siguiente idea también me pareció excelente, además, había visto gente así de camino al puerto. En lo referente a que no nos engañaran, no estaba tan segura como mi compañero, pero no teníamos muchas opciones.
-Muy bien, he pasado de camino por una zona con bastantes vagabundos y gente de aspecto necesitado, espero que nos sirvan de ayuda. Tengo bastante suelto como para darle a varios de ellos, recemos para que sea suficiente.
Guie al marine por las calles, hasta la zona más pobre que vi al ir hacía el puerto. Varios hombres se esfumaron rápidamente al vernos, seguramente sus actividades no fueran del todo legales. El primer necesitado al que no acercamos intentó escapar de nosotros también, pero Hypolita se interpuso en su ruta de huida.
-No venimos a hacerle daño señor, solo necesitamos cierta información. -Le enseñe el cartel. - Si nos ayuda lo ayudaremos, se aseguro.
-Muy bien, he pasado de camino por una zona con bastantes vagabundos y gente de aspecto necesitado, espero que nos sirvan de ayuda. Tengo bastante suelto como para darle a varios de ellos, recemos para que sea suficiente.
Guie al marine por las calles, hasta la zona más pobre que vi al ir hacía el puerto. Varios hombres se esfumaron rápidamente al vernos, seguramente sus actividades no fueran del todo legales. El primer necesitado al que no acercamos intentó escapar de nosotros también, pero Hypolita se interpuso en su ruta de huida.
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