Rezvan Markov
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Akuma no mi
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La bestia feral que tengo delante cae tras una cuchillada en el otro costado. Las dagas tienen algo raro, la herida del ser parece estar en un estado parecido a la congelación. No puedo entretenerme mucho observando pues más de sus compañeros siguen llegando. Al fondo se ve la muralla caer bajo el ataque de lo que parecen gusanos gigantes. Esas cosas podrían tragarse de golpe a un montón de enemigos al emerger a la superficie, ¿Por qué usarlas en la muralla y no en la batalla? Sin duda serían enemigos formidables para derrotar y darían mucho honor a quien las derrotara.
Estaba casi decidid a intentar llegar hasta las mismas para probar mis nuevas dagas, cuando una gran explosión desató el infierno. Lo primero fue la cegadora luz que me hizo taparme con el brazo los ojos tratando de pararla. Luego, la onda de choque que me lanzó hacía atrás un par de metros. A causa de la misma un dolor me subió por la espalda desde el culo. Y para finalizar la lluvia de fragmentos que me produjo varios cortes poco profundos por diferentes zonas del cuerpo. Cuando mis ojos comienzan a acostumbrarse de nuevo a la normalidad me veo envuelto en una gran nube de polvo.
A mi alrededor escucho multitud de sonidos, en su mayoría silbidos de piedras que aún están cayendo. Aunque otro de ellos comienza a alzarse, unido al inicio de un temblor de tierra. No es un temblor normal, es más bien como si muchas cosas pesadas golpearan el suelo muy de seguido. Cuando el polvo comienza a disminuir, muestra a los responsables del sonido y el temblor, unos animales acorazados. Esas monstruosidades cargan desde el cráter hacía los soldados de Sarka como las olas irrumpen en los rompeolas. Me levanto despacio, esperando la llegada por la zona de alguna de esas criaturas. De llegar, trataría de esquivarla y clavar una daga en ella.
Estaba casi decidid a intentar llegar hasta las mismas para probar mis nuevas dagas, cuando una gran explosión desató el infierno. Lo primero fue la cegadora luz que me hizo taparme con el brazo los ojos tratando de pararla. Luego, la onda de choque que me lanzó hacía atrás un par de metros. A causa de la misma un dolor me subió por la espalda desde el culo. Y para finalizar la lluvia de fragmentos que me produjo varios cortes poco profundos por diferentes zonas del cuerpo. Cuando mis ojos comienzan a acostumbrarse de nuevo a la normalidad me veo envuelto en una gran nube de polvo.
A mi alrededor escucho multitud de sonidos, en su mayoría silbidos de piedras que aún están cayendo. Aunque otro de ellos comienza a alzarse, unido al inicio de un temblor de tierra. No es un temblor normal, es más bien como si muchas cosas pesadas golpearan el suelo muy de seguido. Cuando el polvo comienza a disminuir, muestra a los responsables del sonido y el temblor, unos animales acorazados. Esas monstruosidades cargan desde el cráter hacía los soldados de Sarka como las olas irrumpen en los rompeolas. Me levanto despacio, esperando la llegada por la zona de alguna de esas criaturas. De llegar, trataría de esquivarla y clavar una daga en ella.
- Sarka:
- Sentir la explosión, prepararme para la llegada de los animales acorazados.
Vilya sûlceleb
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Al parecer las cosas iban tomando forma a pesar de que cada vez más gente se reunía con nosotros. Mucha gente, demasiada a mi aparecer, pero aun así debía admirar la capacidad de convocación de aquel hombre. Y parecía que estábamos reuniendo a marines, revolucionarios piratas y mercenarios en un mismo lugar sin que se mataran entre ellos. Sin duda, esto era algo para no recordarles, sino, se quedaría sin trabajo muy rápido. Los últimos en llegar parecían estar algo perdidos y no habían sido asignados a ningún grupo aún.
-Yo estoy de acuerdo con lo que has propuesto. – Le dije a Dexter levantando la mano. Luego me giré hacía Madara. – Espero que sepas donde esta Beros, y que les dejes claro que si destruyen la base se las tendrán que ver contigo, en ella esta nuestra recompensa. – Le comuniqué al jefe mientras trepaba a su espalda y me ponía cerca del cuello del dragón negro. – Si quieres invitar a la pelirroja hazlo, te conozco demasiado como para saber que ya le has echado el ojo, así tendré alguien para hablar en el viaje. Y puede que algo más después de acabar con el pretor.
Nunca había sido mujer de un hombre, o mujer. Conocía muy bien al mercenario como para saber que ya se habría fijado en la preciosa joven. Además, estaba casi segura que el polvo que le había prometido tenía algo que ver con que el Shichibukai no hubiera abierto su enorme bocaza para soltarle algún piropo. Además de mí, se tenían que unir en la espalda del dragón la armadura con la moto y el mapache. Este último despertaba mi interés casi tanto como el murciélago. ¿Dónde estaría el murciélago? Puede que sus ganas de cazarlo se vieran recompensadas si seguía fiel a Zilda y trataba de detenerlos de alguna forma.
-Yo estoy de acuerdo con lo que has propuesto. – Le dije a Dexter levantando la mano. Luego me giré hacía Madara. – Espero que sepas donde esta Beros, y que les dejes claro que si destruyen la base se las tendrán que ver contigo, en ella esta nuestra recompensa. – Le comuniqué al jefe mientras trepaba a su espalda y me ponía cerca del cuello del dragón negro. – Si quieres invitar a la pelirroja hazlo, te conozco demasiado como para saber que ya le has echado el ojo, así tendré alguien para hablar en el viaje. Y puede que algo más después de acabar con el pretor.
Nunca había sido mujer de un hombre, o mujer. Conocía muy bien al mercenario como para saber que ya se habría fijado en la preciosa joven. Además, estaba casi segura que el polvo que le había prometido tenía algo que ver con que el Shichibukai no hubiera abierto su enorme bocaza para soltarle algún piropo. Además de mí, se tenían que unir en la espalda del dragón la armadura con la moto y el mapache. Este último despertaba mi interés casi tanto como el murciélago. ¿Dónde estaría el murciélago? Puede que sus ganas de cazarlo se vieran recompensadas si seguía fiel a Zilda y trataba de detenerlos de alguna forma.
- Gatitos, Madara lee:
- Ver cómo sigue llegando gente. Aceptar el plan de Dexter y hablar con Madara. Desvariar.
Pyros Silver
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Akuma no mi
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Ahí estábamos, los Crimson Wolves se iban a juntar con el Vicealmirante Al Naion para, seguramente, tener un poco más de seguridad. No era mala idea, tener de nuestro lado a un vicealmirante era un factor muy importante a tener en cuenta. De todas formas, aún me encontraba un poco perturbada por el comportamiento de Tobi… menuda estaca llevaba entre los pantalones, con eso podría partir piedras si usara el Tekkai o el Haki de armadura.
No pude evitar sonrojarme un poco ante tal escena y me puse las manos en la cara para evitar ver “eso”. Me puse a mirar hacia otro lado. Mientras el vicealmirante y Kimura conversaban, me dispuse a hacer un poco de ejercicio para tranquilizarme un poco. “- Unos buenos abdominales me ayudarán a despejarme la mente y a disipar la imagen de antes”- pensé mientras empecé a realizar una serie de abdominales.
Para cuando quise darme cuenta, tanto yo como los demás estábamos cayendo al suelo a una velocidad importante.- ¿¡Pero qué demonios?!- grité a pleno pulmón mientras me preparaba para lo peor. “- ¿Es así como voy a morir? Aún no puedo morir, hay muchas cosas que debo hacer, personas que salvar. Quiero volver a ver al capitán Logan-“pensé mientras me negaba a morir de aquella forma tan repentina. Menos mal que nos habíamos juntado con el vicealmirante Naion, ya que este creó un tobogán de hielo de la nada para salvarnos de una mortal caída. Cuando ya estábamos todos en el suelo preguntándonos donde estábamos y como habíamos acabado allí de esa extraña forma, una voz profunda y de pocos amigos se expandió por todo el lugar.
Temerosa de que algo o alguien nos fuera a atacar, desenvainé mi espadón y me puse en guardia aguardando las siguientes órdenes. Al otro lado de la calle aparecieron lo que parecían ser unos drones blancos equipados con armas, o eso parecía. El capitán Kimura se dirigió hacia ellos para eliminarlos por orden del vicealmirante mientras el resto se quedaba atrás dándole apoyo. Pobres drones, no duraron nada.
No pude evitar sonrojarme un poco ante tal escena y me puse las manos en la cara para evitar ver “eso”. Me puse a mirar hacia otro lado. Mientras el vicealmirante y Kimura conversaban, me dispuse a hacer un poco de ejercicio para tranquilizarme un poco. “- Unos buenos abdominales me ayudarán a despejarme la mente y a disipar la imagen de antes”- pensé mientras empecé a realizar una serie de abdominales.
Para cuando quise darme cuenta, tanto yo como los demás estábamos cayendo al suelo a una velocidad importante.- ¿¡Pero qué demonios?!- grité a pleno pulmón mientras me preparaba para lo peor. “- ¿Es así como voy a morir? Aún no puedo morir, hay muchas cosas que debo hacer, personas que salvar. Quiero volver a ver al capitán Logan-“pensé mientras me negaba a morir de aquella forma tan repentina. Menos mal que nos habíamos juntado con el vicealmirante Naion, ya que este creó un tobogán de hielo de la nada para salvarnos de una mortal caída. Cuando ya estábamos todos en el suelo preguntándonos donde estábamos y como habíamos acabado allí de esa extraña forma, una voz profunda y de pocos amigos se expandió por todo el lugar.
Temerosa de que algo o alguien nos fuera a atacar, desenvainé mi espadón y me puse en guardia aguardando las siguientes órdenes. Al otro lado de la calle aparecieron lo que parecían ser unos drones blancos equipados con armas, o eso parecía. El capitán Kimura se dirigió hacia ellos para eliminarlos por orden del vicealmirante mientras el resto se quedaba atrás dándole apoyo. Pobres drones, no duraron nada.
- Balt:
- Avergonzarme por la "cosa" de Tobi, hacer ejercicio, caer del cielo, ser salvada por Al, asustarme por la voz, ponerme en guardia, ver como Kimura ataca a los drones
Deathstroke
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Dexter no comentó nada sobre mi plan, pero imaginé que no le había parecido mal del todo cuando pidió que le dejasen dirigir la estrategia y dividió al grupo en varios escuadrones de ataque, en cuatro para ser precisos. Por mi parte era evidente que no me opondría a un plan de capitán, rara vez salían mal aunque fuesen una locura. El grupo en el que me había asignado, estaba dirigido por Krauser, un revolucionario que nos había ayudado a rescatar a Rocket de Impel Down, no le había visto mucho en acción, pero si fue y salió de allí con vida era claramente fuerte, más que yo por lo que notaba con el mantra, junto a nosotros irían más a los parecía que Krauser conocía. Tras hablar Krauser con ellos, se acercó a mí silbando en una actitud poco seria, apoyó una mano en mi hombro y me saludó.
-Bueno, no me puedo quejar, ¿y tú? – le dije con confianza dándole unas palmaditas en el hombro – espero que no te hayas oxidado desde entonces.
Al hacer esto me di cuenta que aún tenía la pulsera de Zilda, estaba desconectada y dado lo que iba a hacer decidí romperla dándole un fuerte golpe, Krauser dio la orden de ponerse en marcha y tomo dirección Sur, dado que iríamos corriendo decidí pasar a mi forma híbrida pues era más cómodo, en vez de ir en cabeza junto a Krauser me rezagué hasta ir el último del grupo y así saber cuántos éramos, vistos los integrantes me concentré y les hablé usando la telepatía.
-No os asustéis, soy Deathstroke, durante el desarrollo de la misión mantendré activada esta comunicación no la podrán interceptar, actuaré como centro coordinador, Krauser las ordenes me las transmites a mí y yo las comunico, podéis hacerlo sin ni siquiera abrir la boca eso jugará en nuestro favor. Bien, ¿alguna duda u objeción?.
-Bueno, no me puedo quejar, ¿y tú? – le dije con confianza dándole unas palmaditas en el hombro – espero que no te hayas oxidado desde entonces.
Al hacer esto me di cuenta que aún tenía la pulsera de Zilda, estaba desconectada y dado lo que iba a hacer decidí romperla dándole un fuerte golpe, Krauser dio la orden de ponerse en marcha y tomo dirección Sur, dado que iríamos corriendo decidí pasar a mi forma híbrida pues era más cómodo, en vez de ir en cabeza junto a Krauser me rezagué hasta ir el último del grupo y así saber cuántos éramos, vistos los integrantes me concentré y les hablé usando la telepatía.
-No os asustéis, soy Deathstroke, durante el desarrollo de la misión mantendré activada esta comunicación no la podrán interceptar, actuaré como centro coordinador, Krauser las ordenes me las transmites a mí y yo las comunico, podéis hacerlo sin ni siquiera abrir la boca eso jugará en nuestro favor. Bien, ¿alguna duda u objeción?.
- resumen SAGRADA ORDEN TEMPLARIA DE LOS MININOS ARDIENTES::
- escuchar el plan de Dexter, saludar a Krauser, romper la pulsera de Zilda que ya estaba desconectada, ponerme en camino con los demás a la base de Zilda yendo el último para saber cuantos somos, hablar con todos a la vez telepáticamente
Ai Nanasaki
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Escuchó las palabras de Krauser y no tenía ninguna forma de objetar nada. Respondió con un sí y luego colgó. Se quedó callada y apoyada en el árbol. ”Supongo que es todo. Me debo ir de aquí” – pensó mientras miraba por última vez el cielo de aquella isla. ¿Qué tanto iba a afectar esa decisión en su relación con Krauser? No quería perderlo por aquella estupidez y estaba claro que debería esforzarse al máximo si quería que volviera a confiar en él. Sus opciones solo se reducían a una: irse de aquel lugar y llegar a Baltigo. ¿Los barcos seguirían cerca de la isla o se los habrían llevado? Sin ninguno de ellos iba a ser imposible largarse de aquel lugar.
– Es mi culpa, después de todo – se levantó, guardó su den den mushi y se estiró. – Suficiente descanso. Sé que Krauser y el resto van a estar bien – quizá era por sus sentidos mejorados o simplemente era su instinto, pero tenía un pésimo sentimiento. – Solo ignóralo, debes irte, Ai.
Había una ruta un tanto segura, solo debía seguir el río y, eventualmente, llegaría al mar y si tenía suerte, llegaría a algún barco… Solo esperaba no encontrar resistencia. No tenía las ganas de luchar y mucho menos tener que desenfundar sus espadas. ”Debí haberme traído un mapa o algo por el estilo” – se dijo con una falsa sonrisa. Nunca se había esperado que Al se uniera y que, por un momento, la hiciera dudar de sus ideales y de lo que creía. ¿Lo volvería a encontrar o solo sería un encuentro de una vez? Si seguían sus caminos y creciendo, quizá lo volvía a encontrar. ¿Qué predominaría en aquella ocasión? Suspiró con calma mientras caminaba siguiendo el río, evitaría encontrarse con alguien e incluso usaría su haki, olfato y oídos para hacerlo posible.
– Es mi culpa, después de todo – se levantó, guardó su den den mushi y se estiró. – Suficiente descanso. Sé que Krauser y el resto van a estar bien – quizá era por sus sentidos mejorados o simplemente era su instinto, pero tenía un pésimo sentimiento. – Solo ignóralo, debes irte, Ai.
Había una ruta un tanto segura, solo debía seguir el río y, eventualmente, llegaría al mar y si tenía suerte, llegaría a algún barco… Solo esperaba no encontrar resistencia. No tenía las ganas de luchar y mucho menos tener que desenfundar sus espadas. ”Debí haberme traído un mapa o algo por el estilo” – se dijo con una falsa sonrisa. Nunca se había esperado que Al se uniera y que, por un momento, la hiciera dudar de sus ideales y de lo que creía. ¿Lo volvería a encontrar o solo sería un encuentro de una vez? Si seguían sus caminos y creciendo, quizá lo volvía a encontrar. ¿Qué predominaría en aquella ocasión? Suspiró con calma mientras caminaba siguiendo el río, evitaría encontrarse con alguien e incluso usaría su haki, olfato y oídos para hacerlo posible.
- Resumen Balt:
- Seguir el curso del río para intentar salir de la isla. Ignorar el sentimiento negativo y solo irse.
Zack Suky
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Como era de esperar aquellas estatuas reventaron con una gran explosión, haciendo un espectáculo de fuegos artificiales digno de ver, aunque un resultado bastante molesto a la par que inquietante. Un terrible pitido residual se quedó molestándome, como el típico mosquito que no te deja dormir la noche que más cansado estás, y para colmo caí desde las espaldas de Sarah por culpa de la onda expansiva dándome así un fuerte golpe en el culo.
- Me cago en la pu... - comencé con toda la intención del mundo de acordarme de las madres de quien las hubiese fabricado, pero de repente una visión maravillosa a la par que inquietante cortó mi improperio de raíz.
Algo se quedó clavado peligrosamente a escasos centímetros de mi entrepierna, mientras que varios pedazos de engranajes y otras piezas caían por doquier. Cuando pude enfocar la vista tras dejar de bizquear, por mirar aquello tan fijamente y de cerca, me percaté de que era mi arma.
-Maravilloso - pensé aliviado mientras me incorporaba y la desincrustaba del suelo. Fijándome en que estado se encontraba la hoja, preocupado por mi creación, luego ya me fijé en como estaban mis compañeros y en el alrededor mientras me sacudía el polvo una vez más del pelo.
- ¿Qué es eso? - susurré mientras me acercaba a un gran trozo de metal que brillaba con un tono maravilloso. Podría estar lleno de hollín, pero para mí tenía una pinta preciosa o al menos más que la ciudad que nos rodeaba, que estaba en un aspecto horroroso.
Primero me encendí un cigarro, tranquilizando un poco así los nervios de lo sucedido con el néctar del tabaco, y luego agarré con la mano libre el trozo de metal satisfecho con su peso. Si conseguía salir de esta maldita guerra de una pieza, pensaba fundirlo y hacer algo bonito con él, puede que incluso algún obsequio que tenía pendiente si su calidad lo merecía.
Entonces el sonido de una gran explosión nos hizo reaccionar, volviéndonos a poner en situación, y tras recuperarnos unos segundo más reanudamos la marcha en dirección de donde provenían los ruidos. Ya iba conociendo a mi capitán y sabía que para él encuentro de las estatuas no había sido más que un pasatiempo y ya no pararía hasta encontrar un reto de verdad, aunque nos arrastrase a los demás con él.
- Me cago en la pu... - comencé con toda la intención del mundo de acordarme de las madres de quien las hubiese fabricado, pero de repente una visión maravillosa a la par que inquietante cortó mi improperio de raíz.
Algo se quedó clavado peligrosamente a escasos centímetros de mi entrepierna, mientras que varios pedazos de engranajes y otras piezas caían por doquier. Cuando pude enfocar la vista tras dejar de bizquear, por mirar aquello tan fijamente y de cerca, me percaté de que era mi arma.
-Maravilloso - pensé aliviado mientras me incorporaba y la desincrustaba del suelo. Fijándome en que estado se encontraba la hoja, preocupado por mi creación, luego ya me fijé en como estaban mis compañeros y en el alrededor mientras me sacudía el polvo una vez más del pelo.
- ¿Qué es eso? - susurré mientras me acercaba a un gran trozo de metal que brillaba con un tono maravilloso. Podría estar lleno de hollín, pero para mí tenía una pinta preciosa o al menos más que la ciudad que nos rodeaba, que estaba en un aspecto horroroso.
Primero me encendí un cigarro, tranquilizando un poco así los nervios de lo sucedido con el néctar del tabaco, y luego agarré con la mano libre el trozo de metal satisfecho con su peso. Si conseguía salir de esta maldita guerra de una pieza, pensaba fundirlo y hacer algo bonito con él, puede que incluso algún obsequio que tenía pendiente si su calidad lo merecía.
Entonces el sonido de una gran explosión nos hizo reaccionar, volviéndonos a poner en situación, y tras recuperarnos unos segundo más reanudamos la marcha en dirección de donde provenían los ruidos. Ya iba conociendo a mi capitán y sabía que para él encuentro de las estatuas no había sido más que un pasatiempo y ya no pararía hasta encontrar un reto de verdad, aunque nos arrastrase a los demás con él.
- Sarka:
- -Recuperar mi arma y coger el trozo de metal, para luego seguir a Arribor hacia el interior de la ciudadela
Bizvan
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Akuma no mi
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* Vista al frente, no te rías, no te rías. *por poco solté una fuerte carcajada causada por los comentarios del vicealmirante. Puede que la imagen de nuestra flota se encontrara muy mal y el que comenzara a reírme descontroladamente no afectaría más de lo ya conseguido, aun así me esforcé por mantener una expresión seria mientras realizaba el saludo de la marina.
Después de unos minutos que parecieron eternos para mí, se decidió que era momento de continuar, pero esta vez bajo las órdenes de Al Naion. No tenía problemas con seguir las indicaciones de otro marine, siempre y cuando el capitán se encontrara de acuerdo con eso, y parecía que Kimura se encontraba más que dispuesto a hacerlo.
Repentinamente una sensación extraña comenzó a manifestarse en mi cuerpo, era parecido a un cosquilleo, para luego sentir dolor en mis músculos como si una corriente eléctrica me hubiese atravesado durante unos segundos.-¿¡Qué carajo… -cuando me di cuenta me encontraba en plena caída, no, no era el único, todos nos encontrábamos en el aire.
La imagen del suelo acercándose rápidamente cambió a la de hielo, seguido de un fuerte golpe causando que se me entumiera el trasero y un “Auch” se me escapara. El vicealmirante nos había salvado de una muerte segura.* Eso fue bastante conveniente. *claro que me refería a la sensación de alivio del frio sobre mi trasero adolorido… Ah, sí, también por ese extraño tobogán que nos ayudó a desplazarnos con mayor velocidad.
Al terminar con el viaje sobre el hielo llegamos a otro lugar. Una muralla podía apreciarse y parecía que nos rodeaba.* ¿Estamos en la ciudad? *una voz llamó mi atención haciéndome llevar mi mano a la empuñadura de mi espada y tomando una posición a la defensiva.
No parecía que el dueño de la voz se presentara en este momento, por lo cual cuando Al comenzó a dar indicaciones presté atención, aunque estas sólo parecían estar dirigidas principalmente para Kim, quien respondió de manera afirmativa para luego desaparecer.* Eso es nuevo.
No había mucho que pudiera hacer en este momento, así que solo me limite a desenvainar mi espada para estar preparado ante un posible ataque enemigo, ademas de estar listo para seguir las órdenes del vicealmirante.
Después de unos minutos que parecieron eternos para mí, se decidió que era momento de continuar, pero esta vez bajo las órdenes de Al Naion. No tenía problemas con seguir las indicaciones de otro marine, siempre y cuando el capitán se encontrara de acuerdo con eso, y parecía que Kimura se encontraba más que dispuesto a hacerlo.
Repentinamente una sensación extraña comenzó a manifestarse en mi cuerpo, era parecido a un cosquilleo, para luego sentir dolor en mis músculos como si una corriente eléctrica me hubiese atravesado durante unos segundos.-¿¡Qué carajo… -cuando me di cuenta me encontraba en plena caída, no, no era el único, todos nos encontrábamos en el aire.
La imagen del suelo acercándose rápidamente cambió a la de hielo, seguido de un fuerte golpe causando que se me entumiera el trasero y un “Auch” se me escapara. El vicealmirante nos había salvado de una muerte segura.* Eso fue bastante conveniente. *claro que me refería a la sensación de alivio del frio sobre mi trasero adolorido… Ah, sí, también por ese extraño tobogán que nos ayudó a desplazarnos con mayor velocidad.
Al terminar con el viaje sobre el hielo llegamos a otro lugar. Una muralla podía apreciarse y parecía que nos rodeaba.* ¿Estamos en la ciudad? *una voz llamó mi atención haciéndome llevar mi mano a la empuñadura de mi espada y tomando una posición a la defensiva.
No parecía que el dueño de la voz se presentara en este momento, por lo cual cuando Al comenzó a dar indicaciones presté atención, aunque estas sólo parecían estar dirigidas principalmente para Kim, quien respondió de manera afirmativa para luego desaparecer.* Eso es nuevo.
No había mucho que pudiera hacer en este momento, así que solo me limite a desenvainar mi espada para estar preparado ante un posible ataque enemigo, ademas de estar listo para seguir las órdenes del vicealmirante.
- Resumen Balt M10:
- -Llegar hasta la ciudad. -Prepararme para pelear en caso de ser necesario y seguir las indicaciones del hombre de hielo.
Aki D. Arlia
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Se había sorprendido, qué duda cabía. Sin embargo, me mandó con el grupo de los dragones. No le di importancia, seguramente tuviera sus razones. Y a mi me iba igual de bien que el otro. Sonriéndole con candidez, me di la vuelta y me acerqué a la extraña compañía.
Él había hablado de un mapache, aunque no lo di localizado. El resto de los integrantes lo formaban el tal Madara, una jovencita y... y un tipo extraño con una moto enorme y una especie de oveja rosa. Fluffle, le llamó. Lo cierto es que era adorable. Ante mis ojos, Madara comenzó a transformarse. Ganó peso, altura y tamaño. Su cuerpo de cubrió de escamas y en apenas unos segundos un imponente dragón se alzaba frente a mi. Se agachó, dejando que nos subiéramos a su grupa. Woah, eso era viajar en primera clase. Podría volar, por supuesto, pero era mucho mejor presumir de haber montado un dragón.
Bleyd no parecía opinar como yo. Mucho debía confiar en su moto si creía que podía seguirle el ritmo al portentoso animal. Parecían conocerse, quizás era yo la que la subestimaba. Pero era imposible no tener recelos. De todas maneras el que tardara en seguirnos no me molestaba, cuanta menos gente más Beros para mi.
- Mi nombre es Aki D. Arlia, por cierto. Encantada, todos. Me temo que tendréis que aguantarme un rato.- Comenté con una enorme sonrisa.
Salté a la grupa de la criatura. La chica se me había adelantado y apoyaba sus manos en el cuello del dragón. Al escuchar lo que le susurraba sonreí. Así que por eso se había limitado a mirar. Me adelanté un poco, acomodándome en la grupa mientras me acercaba a ella. Lo cierto es que era hermosa, aunque de un aspecto exótico. Pero claro, no era ni de lejos lo más extraño que había visto. Me incliné sobre ella y le posé la mano en el hombro, susurrándole tentadora:
- Te he oído, pequeña. Eso tendremos que discutirlo en cuanto acabe la guerra... discutirlo larga y profundamente.
Acto seguido, me eché hacia atrás y me agarré bien mientras el dragón despegaba. Oh, por fin iba a tener más diversión. No era como si le hubiera hecho una promesa, pero desde luego no era algo que pudiera dejar pasar como si no hubiera ocurrido. Era mucho más divertido seguir el juego al extraño par y ver hasta donde iban. Sin embargo, los asuntos de dormitorio podían esperar un poco. Ahora lo importante era ir y conseguir que Beros les rindiese como mínimo pleitesía, rogando por su vida mientras les besaba los pies. ¿Eso era, no?
Él había hablado de un mapache, aunque no lo di localizado. El resto de los integrantes lo formaban el tal Madara, una jovencita y... y un tipo extraño con una moto enorme y una especie de oveja rosa. Fluffle, le llamó. Lo cierto es que era adorable. Ante mis ojos, Madara comenzó a transformarse. Ganó peso, altura y tamaño. Su cuerpo de cubrió de escamas y en apenas unos segundos un imponente dragón se alzaba frente a mi. Se agachó, dejando que nos subiéramos a su grupa. Woah, eso era viajar en primera clase. Podría volar, por supuesto, pero era mucho mejor presumir de haber montado un dragón.
Bleyd no parecía opinar como yo. Mucho debía confiar en su moto si creía que podía seguirle el ritmo al portentoso animal. Parecían conocerse, quizás era yo la que la subestimaba. Pero era imposible no tener recelos. De todas maneras el que tardara en seguirnos no me molestaba, cuanta menos gente más Beros para mi.
- Mi nombre es Aki D. Arlia, por cierto. Encantada, todos. Me temo que tendréis que aguantarme un rato.- Comenté con una enorme sonrisa.
Salté a la grupa de la criatura. La chica se me había adelantado y apoyaba sus manos en el cuello del dragón. Al escuchar lo que le susurraba sonreí. Así que por eso se había limitado a mirar. Me adelanté un poco, acomodándome en la grupa mientras me acercaba a ella. Lo cierto es que era hermosa, aunque de un aspecto exótico. Pero claro, no era ni de lejos lo más extraño que había visto. Me incliné sobre ella y le posé la mano en el hombro, susurrándole tentadora:
- Te he oído, pequeña. Eso tendremos que discutirlo en cuanto acabe la guerra... discutirlo larga y profundamente.
Acto seguido, me eché hacia atrás y me agarré bien mientras el dragón despegaba. Oh, por fin iba a tener más diversión. No era como si le hubiera hecho una promesa, pero desde luego no era algo que pudiera dejar pasar como si no hubiera ocurrido. Era mucho más divertido seguir el juego al extraño par y ver hasta donde iban. Sin embargo, los asuntos de dormitorio podían esperar un poco. Ahora lo importante era ir y conseguir que Beros les rindiese como mínimo pleitesía, rogando por su vida mientras les besaba los pies. ¿Eso era, no?
- Balt:
- Subirme a la grupa, responder a Vilya y pues desvariar.
Mist D. Spanner
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Spanner bajó lentamente las escaleras, preocupado por lo que su capitán pudiera hacerle a la estructura de aquella edificación, cuando escuchó ruidos tras la puerta. “¿Qué estará pasando allá arriba?”. Pensaba el pelimorado, aferrándose con fuerza al mango de su katana. Durante un instante pensó en subir y ayudar a su capitán, pero sabía que aquello no era buena ida, pues era alguien muy independiente en la batalla.
En cuanto llegó a la planta baja, algo chocó con fuerza contra el suelo. Al mirarlo pudo ver que era el hombre que estaba junto a Zane. Así que, sin pensarlo dos veces, se acercó a él y le chavó la katana en el pecho con fuerza, retorciéndola a la hora de sacarla. Mientras tanto, el pelirrojo bajaba por el agujero del techo.
-Creo que es hora de irnos, Zane –sugirió.
En cuanto llegó a la planta baja, algo chocó con fuerza contra el suelo. Al mirarlo pudo ver que era el hombre que estaba junto a Zane. Así que, sin pensarlo dos veces, se acercó a él y le chavó la katana en el pecho con fuerza, retorciéndola a la hora de sacarla. Mientras tanto, el pelirrojo bajaba por el agujero del techo.
-Creo que es hora de irnos, Zane –sugirió.
- Meln:
- Bajar a la planta baja y rematar al hombre
Vinnie Estacado
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El mafioso pasó el bastón de una mano a la otra, mientras observaba detenidamente cada detalle del mismo. Era extraño como algo como aquello podía atraerle tanto.
Los desolladores seguían buscando a Jin y se alejaron de Vinnie. Éste, mientras tanto, dudó durante unos segundos que hacer. Pero tomó el camino contrario, no quería tener nada que ver con los otros.
Los desolladores seguían buscando a Jin y se alejaron de Vinnie. Éste, mientras tanto, dudó durante unos segundos que hacer. Pero tomó el camino contrario, no quería tener nada que ver con los otros.
- Spoiler:
- Ir por el lado contrario de los desolladores
Hayden Ashworth
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Corría y corría, apenas sin darse cuenta de lo que estaba a su alrededor. Estaba muy acostumbrado a volar a velocidades inimaginables para los mortales, pero hacerlo sobre la superficie terrestre era algo distinto. Tenía que estar muy atento sobre donde pisaba, pues un movimiento en falso podría hacer que se comiera el suelo; y eso no tenía que ser muy agradable.
Poco tiempo después, el dracónido llego al lugar donde estaba Dexter y el resto de la troupe. Volvió a su forma híbrida normal y en su espalda volvieron a surgir dos grandes alas de una tonalidad parecida a la de latón. Se acercó al yonkou hasta colocarse frente a él.
-¿Qué ocurre? –preguntó con decisión.
Poco tiempo después, el dracónido llego al lugar donde estaba Dexter y el resto de la troupe. Volvió a su forma híbrida normal y en su espalda volvieron a surgir dos grandes alas de una tonalidad parecida a la de latón. Se acercó al yonkou hasta colocarse frente a él.
-¿Qué ocurre? –preguntó con decisión.
- Resumen Balt:
- Correr a toda velocidad hacia Dexter.
Volver a la forma híbrida normal y preguntar como va la cosa
Rocket Raccoon
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Rocket surcaba los cielos en los brazos de Hinori, apoyado sobre sus protuberancias como si de un cojín se tratase. A él nunca le había gustado que le cogieran de esa forma. No era una mascota, él era un ser único y no dependía de nadie; pero era cómodo. No tardaron mucho en llegar a tierra firme, saltando de los brazos de la muchacha casi de inmediato.
Dexter estaba trazando un plan junto a un grupo de personas. Algunas conocidas y otras no, pero parecían muy poderosas. El mapache atendió con todos sus sentidos, grabando en su mente todos los detalles del plan. Acabado el discursito, posó su arma sobre el hombro y se aproximó a Madara, un ouka shichibukai que haría equipo con él; quien se disponía a subirse a una moto.
Dexter estaba trazando un plan junto a un grupo de personas. Algunas conocidas y otras no, pero parecían muy poderosas. El mapache atendió con todos sus sentidos, grabando en su mente todos los detalles del plan. Acabado el discursito, posó su arma sobre el hombro y se aproximó a Madara, un ouka shichibukai que haría equipo con él; quien se disponía a subirse a una moto.
- Resumen:
- Llegar volando junto a Hinori y escuchar el plan de Dexter.
Irse con Madara
Liv L Astrid
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Comencé a avanzar hacia el norte en busca de lo que había destruido la gran muralla, pero pude hacerlo con tranquilidad, era una batalla, y de pronto se escuchó un poderoso estruendo cerca de la posición en la que me encontraba, a la vez un temblor bajo mis pies. Todo era un maldito caos incluso sin estar dentro de una batalla, al que hizo que de nuevo trozos de la muralla cayesen cerca de mi posición, haciendo uso de la habilidad del Kami-e y a mi habilidad ayudada con la akuma fui esquivando todos los trozos de roca que caían mientras iba avanzando hacia el Sur hasta el lugar donde se había destruido por primera vez la muralla, después de eso iría hacia el Oeste. De vez en cuando caía algún trozo demasiado cerca de mí que me hacía frenar en mi avance, desenfundé fløyen av gudene y con ella fui protegiéndome de las rocas usando el arma para cortarlas o desviarlas de su trayectoria.
-Deberías ir más despacio, no sabes que es lo que te vas a encon… ¡CUIDADO! – me gritó de pronto Trece cuando vio caer una roca que por poco cae sobre mi cabeza.
-Estate tranquila por eso – le contesté golpeando una roca de tamaño medio con el hacha para apartarla de mi camino – en cuanto vea los ejércitos iré con más precaución, pero primero hay que llegar.
No miré a Trece pero estaba claramente cabreada con mi decisión, posiblemente tuviese razón, como muchas veces, pero no tenía ganas de hacerle caso, tenía ganas de combatir un poco.
-Y que planeas hacer, están en combate ambos ejércitos, imagino que ya no podrás dejar Zal aunque lo supliques – se me había olvidado ese detalle, con tanta destrucción como había habido, además de mis ganas por combatir.
-Supongo que tendré que luchar por Zal en esta batalla, pero no apruebo sus métodos para conseguir aliados, y en cuanto pueda les dejaré – le contesté sin pensar demasiado en las cosas.
-Deberías ir más despacio, no sabes que es lo que te vas a encon… ¡CUIDADO! – me gritó de pronto Trece cuando vio caer una roca que por poco cae sobre mi cabeza.
-Estate tranquila por eso – le contesté golpeando una roca de tamaño medio con el hacha para apartarla de mi camino – en cuanto vea los ejércitos iré con más precaución, pero primero hay que llegar.
No miré a Trece pero estaba claramente cabreada con mi decisión, posiblemente tuviese razón, como muchas veces, pero no tenía ganas de hacerle caso, tenía ganas de combatir un poco.
-Y que planeas hacer, están en combate ambos ejércitos, imagino que ya no podrás dejar Zal aunque lo supliques – se me había olvidado ese detalle, con tanta destrucción como había habido, además de mis ganas por combatir.
-Supongo que tendré que luchar por Zal en esta batalla, pero no apruebo sus métodos para conseguir aliados, y en cuanto pueda les dejaré – le contesté sin pensar demasiado en las cosas.
- Resumen Zal:
- esquivar más rocas que caían de la muralla por culpa de la explosión avanzar hacia el Sur hasta donde se destruyó la muralla por 1ª vez, después avanzar hacia el Oeste hacia la batalla.
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La joven mostró una sonrisa amable cuando escuchó que iba en el mismo grupo que Dexter. Krauser no le desagradaba para nada, el señor del fuego le daba miedo y el otro hombre era enorme y eso la ponía de los nervios. Ella estaría muchísimo mejor con su capitán. Fue una de las primeras en alzar la mano cuando dijo que debían votar si estaban de acuerdo. Ahora podría ir junto a su líder para ver lo que ocurría en la zona oscura. Soltó un pequeño suspiro y después se quedó a su derecha todo el tiempo. La verdad es que el grupo que se había formado era enorme. Mostró una sonrisa amplia y después rio suavemente.
Se ha había quedado tranquila tras ver que las heridas del dragón no eran recientes, pues entonces mataría a todos los miembros de Zilda sin piedad. También había vuelto a ver su potente zona abdominal, la cual era increíble y hacía a la morena sentirse un poco rara. No era justo que el dragón estuviese tan bueno y fuese tan guapo. Además de una persona amable y cien por cien noble. Se quedó en todo momento a su lado mientras avanzaba tranquilamente con ambas manos en los bolsillos. Ya estaba pensando en una buena receta de pollo.
Un esqueleto se acercó a ellos entonces, alegando cosas sobre direcciones y volar. A la morena le pareció bastante mono, pues nunca había visto a una persona similar. Simplemente le dedicó una sonrisa y esperó a que el yonkou hablase. Si él lo hacía todo estaría solucionado y de paso ella también podría enterarse sobre a donde se dirigían. Una tal nube que nombró aquel tipo no parecía ser muy amigable. Tal vez debían de pasar por cosas que ella desconocía, aunque las iría viendo sobre la marcha en ese caso.
Se ha había quedado tranquila tras ver que las heridas del dragón no eran recientes, pues entonces mataría a todos los miembros de Zilda sin piedad. También había vuelto a ver su potente zona abdominal, la cual era increíble y hacía a la morena sentirse un poco rara. No era justo que el dragón estuviese tan bueno y fuese tan guapo. Además de una persona amable y cien por cien noble. Se quedó en todo momento a su lado mientras avanzaba tranquilamente con ambas manos en los bolsillos. Ya estaba pensando en una buena receta de pollo.
Un esqueleto se acercó a ellos entonces, alegando cosas sobre direcciones y volar. A la morena le pareció bastante mono, pues nunca había visto a una persona similar. Simplemente le dedicó una sonrisa y esperó a que el yonkou hablase. Si él lo hacía todo estaría solucionado y de paso ella también podría enterarse sobre a donde se dirigían. Una tal nube que nombró aquel tipo no parecía ser muy amigable. Tal vez debían de pasar por cosas que ella desconocía, aunque las iría viendo sobre la marcha en ese caso.
- Sagrada orden de los minimos en llamas:
- Babear con Dexter y mirar al esqueleto (?)
Tobías Thorn
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Al parecer entre aquel grupo de personas se encontraba uno de mis superiores dentro de la Agencia. El Lobo era bastante conocido dentro de nuestras filas, aunque por una extraña razón sólo lo saludé con un inclinamiento ligero de cabeza. Una parte dentro de mi mente me decía que debía hablar con él e informarlo de algo, pero otra parte de ella sólo tenía ojos para Kim y su espectacular porte. ¡Qué hombre!
El chico rubio también se acercó a nuestra posición, el que decían que era el vicealmirante, mientras decía no sé qué de una salchicha y varias cosas más... quizás tuviese hambre, pero me daba igual, ya que rápidamente se puso a hablar con Kim y me dejó seguir mirando el paisaje que ofrecían los rasgos del pelirrojo.
Estaba tan fijo en mi objetivo que no me di cuenta de lo que estaba pasando hasta que no noté una sensación de vértigo subir por el estómago. Sin saber como ni porqué me encontraba flotando en el aire, bueno, más bien cayendo al vacío. Me preparé para usar mis habilidades e intentar ayudar a mis nakamas en la caída y que saliesen ilesos, pero cuando me quise dar cuenta unos toboganes con el mismo aspecto que el puente que habíamos cruzado momentos antes nos transportaron hacia el suelo.
Al parecer habíamos encontrado al constructor, aunque realmente me importaba poco, ya que por suerte o por desgracia Kimura y yo bajamos por el mismo tobogán. Haciendo que mi mente, que por fin parecía aclararse, se volviese a distraer cuando nuestros cuerpos estaban tan próximos. El calor que emanaba el marine hacía un contraste estremecedor con el del hielo de la estructura, cosa que hizo que mi erección se mantuviese en su sitio, por no mencionar que caímos de una forma bastante prometedora. Hubiese entrelazado mis dedos entre sus cabellos carmesís, pero la parte de mi mente que ya funcionaba me ordenaba que me estuviese quieto.
-¿Qué mierdas me está pasando? - volvía a preguntarme otra vez a la par que me obligaba a mirar a mi alrededor y a alejar de mi mente al marine. - ¿Y cómo hemos llegado aquí?
Estábamos en el interior de lo que parecía ser una gran ciudadela amuralla, la cual ahora se encontraba en un estado nefasto. Varios de mis compañeros sacaron sus armas cuando escuchamos aquella lejana voz, preparándose ante cualquier amenaza, mientras que por otro lado el vicealmirante asumía el control de la situación. Ordenó a Kimura que avanzase, haciendo que me entrasen unas ganas terribles de irme tras él, pero entonces el rubio sacó un violín y me dirigió unas palabras a mí directamente que no supe muy bien como interpretar. Me dispuse a contestarle, pero entonces el magnífico Kim me interrumpió y echó a correr mientras desaparecía ante los ojos de todos los presentes. Intentaba ver cualquier atisbo de él cuando me fijé en dos objetos voladores que no me gustaron nada.
-Mantente en alerta pequeña - dije tras acercarme a Yoshi mientras me ponía en alerta terminando de despejar la cabeza y recordando donde me encontraba.
Como el rubio no había dado nada más que órdenes a Kimura, me acordé de las formaciones que nuestro capitán había diseñado para nosotros y esperaba que ellos hicieran lo mismo. Una parte de mí deseaba que comenzásemos a hacer algo ya, porque no quería pensar en todo lo que me había pasado y que pensarían mis nakamas de ello. ¿Cómo iba a explicarlo?
El chico rubio también se acercó a nuestra posición, el que decían que era el vicealmirante, mientras decía no sé qué de una salchicha y varias cosas más... quizás tuviese hambre, pero me daba igual, ya que rápidamente se puso a hablar con Kim y me dejó seguir mirando el paisaje que ofrecían los rasgos del pelirrojo.
Estaba tan fijo en mi objetivo que no me di cuenta de lo que estaba pasando hasta que no noté una sensación de vértigo subir por el estómago. Sin saber como ni porqué me encontraba flotando en el aire, bueno, más bien cayendo al vacío. Me preparé para usar mis habilidades e intentar ayudar a mis nakamas en la caída y que saliesen ilesos, pero cuando me quise dar cuenta unos toboganes con el mismo aspecto que el puente que habíamos cruzado momentos antes nos transportaron hacia el suelo.
Al parecer habíamos encontrado al constructor, aunque realmente me importaba poco, ya que por suerte o por desgracia Kimura y yo bajamos por el mismo tobogán. Haciendo que mi mente, que por fin parecía aclararse, se volviese a distraer cuando nuestros cuerpos estaban tan próximos. El calor que emanaba el marine hacía un contraste estremecedor con el del hielo de la estructura, cosa que hizo que mi erección se mantuviese en su sitio, por no mencionar que caímos de una forma bastante prometedora. Hubiese entrelazado mis dedos entre sus cabellos carmesís, pero la parte de mi mente que ya funcionaba me ordenaba que me estuviese quieto.
-¿Qué mierdas me está pasando? - volvía a preguntarme otra vez a la par que me obligaba a mirar a mi alrededor y a alejar de mi mente al marine. - ¿Y cómo hemos llegado aquí?
Estábamos en el interior de lo que parecía ser una gran ciudadela amuralla, la cual ahora se encontraba en un estado nefasto. Varios de mis compañeros sacaron sus armas cuando escuchamos aquella lejana voz, preparándose ante cualquier amenaza, mientras que por otro lado el vicealmirante asumía el control de la situación. Ordenó a Kimura que avanzase, haciendo que me entrasen unas ganas terribles de irme tras él, pero entonces el rubio sacó un violín y me dirigió unas palabras a mí directamente que no supe muy bien como interpretar. Me dispuse a contestarle, pero entonces el magnífico Kim me interrumpió y echó a correr mientras desaparecía ante los ojos de todos los presentes. Intentaba ver cualquier atisbo de él cuando me fijé en dos objetos voladores que no me gustaron nada.
-Mantente en alerta pequeña - dije tras acercarme a Yoshi mientras me ponía en alerta terminando de despejar la cabeza y recordando donde me encontraba.
Como el rubio no había dado nada más que órdenes a Kimura, me acordé de las formaciones que nuestro capitán había diseñado para nosotros y esperaba que ellos hicieran lo mismo. Una parte de mí deseaba que comenzásemos a hacer algo ya, porque no quería pensar en todo lo que me había pasado y que pensarían mis nakamas de ello. ¿Cómo iba a explicarlo?
- Balt:
- -Más pensamientos sersis y transportarnos dentro de la muralla. Comenzar a recuperar la compostura y mantenerme en alerta tras los acontecimientos.
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De la nada estaban en pleno aire, el rubio alzó una ceja quedando un poco confuso. Era algo que no se esperaba que pasase, pero no dudó mucho en soltar una carcajada que indicaba que se estaba divirtiendo y todo. Se relamió despacio y entonces procedió a caer, hasta que finalmente el marine rubio hizo una especie de tobogán de hielo. Taiga quedó sentado y riéndose mientras se deslizaba hasta el suelo. La cosa era bastante divertida y ahora sabía que los poderes de Al eran sorprendentes. Se llevó la mano derecha a la mejilla una vez bajaron y se quedó mirando a su alrededor. Todo parecía estar hecho un desastre considerable y aquello le hizo soltar un pequeño suspiro.
En ese momento su fino oído de lobo le dejó escuchar unas palabras que le hicieron mirar al resto un poco más serio. El hombre de hielo pareció dejarle el primer paso a Kimura, el cual le había respondido anteriormente. También había visto a Tobías responderle con un saludo de cabeza, por lo que se dio cuenta de que todo iba bien. Cuando escuchó la orden del marine rubio, se quedó al lado de él con toda la calma del mundo. Sus azulados ojos observaban la situación con toda la calma del mundo. Podía saber la posición del teniente gracias a su haki y su olfato. Le ayudaría en caso de problemas.
Estuvo atento a todo lo que ocurría y después se quedó mirando al supuesto Vice-Almirante de la marina, el cual iba armado con un violín. Parecía estar muy calmado y eso hizo que el chico lobo volviese a mirar al frente. Seguiría a aquella persona hasta que le molestase o encontrase cosas más interesantes, después de todo, todos ellos estaban en el mismo bando. Se rascó un poco la cabeza y después de unos momentos suspiró.
En ese momento su fino oído de lobo le dejó escuchar unas palabras que le hicieron mirar al resto un poco más serio. El hombre de hielo pareció dejarle el primer paso a Kimura, el cual le había respondido anteriormente. También había visto a Tobías responderle con un saludo de cabeza, por lo que se dio cuenta de que todo iba bien. Cuando escuchó la orden del marine rubio, se quedó al lado de él con toda la calma del mundo. Sus azulados ojos observaban la situación con toda la calma del mundo. Podía saber la posición del teniente gracias a su haki y su olfato. Le ayudaría en caso de problemas.
Estuvo atento a todo lo que ocurría y después se quedó mirando al supuesto Vice-Almirante de la marina, el cual iba armado con un violín. Parecía estar muy calmado y eso hizo que el chico lobo volviese a mirar al frente. Seguiría a aquella persona hasta que le molestase o encontrase cosas más interesantes, después de todo, todos ellos estaban en el mismo bando. Se rascó un poco la cabeza y después de unos momentos suspiró.
- Balt:
- Ver, oir y callar. Seguir a Al y observar la posicion de Kimura con mantra por si debo ayudarle en caso de máximo peligro.
Normas del Capítulo:
- Se podrá postear cuantas veces se desee, dejando tres mensajes entre envío y envío. Sin embargo, sólo se tendrá en cuenta el último de estos.
- Cada post debe ir acompañado de un Spoiler titulado como la facción a la que pertenecéis. En él debéis resumir el transcurso de vuestras acciones (incluyendo posts anteriores). Si un post no tiene resumen, no será tenido en cuenta a la hora de moderar.
- Se moderará cada 48-72 horas. Sin embargo, no se moderarán posts más allá de las 48.
- Se obtiene lo merecido según el riesgo y la calidad de las acciones.
- No se tendrá en cuenta la longitud de los posts a la hora de determinar la experiencia.
- Cada post debe tener un mínimo de 300 palabras.
- Si un post tiene más de quince faltas de ortografía por párrafo, no se tendrá en cuenta.
- A pesar de que ya no exista, el barco de Sons of Anarchy podría ser destruido de nuevo.
- Existe la ley del plot, pero no funciona si no sigues la personalidad de tu personaje. No va a haber avisos.
- La ley del plot no es a prueba de idiotas.
- Tres saltos consecutivos de turno implican la retirada del capítulo o la muerte del personaje, según si la situación era de riesgo o no.
- Mucha gente ha pedido despertar Haki del Rey. Sólo uno lo despertará. Trabajáoslo.
- El metarrol se paga con hierro.
- En general, si os portáis bien, se os recompensa. Si no... Bueno, no queréis saberlo. En serio, no queréis.
- En futuras moderaciones podrían añadirse normas según se vea necesidad.
- El mapa de la Isla será el siguiente:
- Mapa de la Isla:
- El espacio que se puede recorrer por moderación es el de un "Cuadradito". Si utilizáis Power Ups activamente podéis ir más deprisa, pero podríais cansaros.
- Mapa en malla:
- Balt está en blanco, Meln en Negro, Zilda en azul, Zal en verde y Sarka en rojo. En el centro de la Isla está la ciudad Imperial (el gran cuadrado blanco), y en amarillo las 35 centrales de Abastecimiento. Cada central tiene al lado un círculo que determina su pertenencia.
- Si nos hemos olvidado de algo, avisad por favor.
- Poned, por favor, vuestras coordenadas de destino en los Spoilers (no es obligatorio).
- Las acciones cerradas sólo cuando se os indique que podéis realizarlas, por favor.
- Cada Maná corresponde al gasto de una unidad energética, que todos compartís. El signo de girar implica que gastáis todo vuestro asalto en utilizar esa habilidad.
- Niveles y habilidades logradas durante este descanso podéis utilizarlas (no así los objetos).
Moderaciones Generales
- General Sarka y Zal:
- La batalla coge un color rojo cada vez más intenso. Tropas tanto de Sarka como de Zal cubren el suelo de tal modo que es imposible distinguir una brizna de hierba. Separados algunos en pedazos, desangrados la mayoría, los supervivientes continúan en una pelea que no parece vaya a resolverse pronto.
Las bombas estallan y de vez en cuando aviones de color rojo sangre tiñen el cielo de negro hollín. Sólo resuenan los tambores de guerra, el rugir de los cañones y el entrechocar de las hachas. Viéndolo no sabría decirse qué bando es más animal, pues entre montañas de fuego incineran los cadáveres y a los moribundos que quedan entre ellos. El peso de la guerra, el olor penetrante y desagradable a carne quemada y a muerte penetra en los que aún luchan, y tanto Sarka como Zal reviven sus esfuerzos con el vigor que parecía faltarles.
Las tropas caen, mueren y algunas estallan, pero llegan más a sustituirlas, y según el epicentro de la batalla se acerca, los combates son, si cabe, más encarnizados. La contienda se salda con muchas vidas, y las zarpas de Ruk detienen cada avanza de Grum, ahora lanzado a una ofensiva casi desesperada. Con su espada, ahora envuelta en llamas, hace retroceder un par de pasos a la bestia que gobierna Zal.
-¡Siempre fuiste un necio, Ruk! Obsesionado con la fuerza- chocan las armas-, con el poder- una de las uñas del pretor salta, rota por el ímpetu renovado de Grum-. No sé cómo confié en tu liderazgo una vez. ¡Púdrete lejos de Encuentro!
Mientras el señor de Sarka asesta el golpe, un látigo de electricidad roza un ala del mutante, distrayéndole lo justo para que media mano sea sajada de un golpe. Tras un aullido terrible de dolor, el terror se infunde en lo más hondo de los corazones del enemigo, y Grum tiembla de miedo mientras Ruk se prepara para darle fin.
- General Balt y Meln:
- Llegó el fuego y más tarde la plata. Todo en el campo sucumbió a la luz que traía la muerte. Era cegador, un espectáculo que no muchos serían capaces de soportar, y que sin duda nadie quería tener que presenciar. Las nubes negras se disiparon, dejando bajo ellas un rastro de muerte y podredumbre que impregna el ambiente. Es un olor dulzón y desagradable, meloso y húmedo. Sangre coagulada, carne pútrida y un suelo tan negro como el alma de quien provocó la miasma.
En los aledaños de la ciudad el combate tornó en un curso opuesto. Mientras la devastación de Meln se extendía por la costa, los aliados de Balt iban llegando uno tras otro hasta que la ofensiva final llegó. Sangre y acero buscaron saciar su sed en una tormenta con forma de dragón, que impacta de lleno haciendo un terrible cráter en el lugar. Allí no queda nada de ella, tan sólo el recuerdo…
- General Zilda:
- Los dirigentes de Zilda continúan su avance hacia el centro de Ciudad Imperial, dejando Droides sonda allá por donde pasan. Se nota la tensión en sus rostros apenas expresivos, y la crispación se deja oír en sus voces.
-¿Eso ha llegado hasta los traidores?- pregunta Beros, con un ligero temblor en el labio. Está enfadado.
-No señor. El satélite muestra que está a trescientos metros, pero empiezan a abandonar el lugar de reunión.
-Actívalo ya-desu.
Moderaciones Grupales
- T9. Galia Markov:
- -¿Cómo puede ser que seáis conocedora de la moderna ciencia?- en ese momento del abismo resuena una voz, que grita “¡Es una bruja!”-. Bruja o no, tenéis derecho a pasar.
Avanzas por el puente, y a medio camino éste se rompe. Caes al suelo con alguna magulladura, y a tu alrededor hay un montón de pueblerinos que gritan “¡Bruja, Bruja!”. Algunos van armados con horcas y antorchas, pero otros llevan túnicas raídas negras, una zanahoria y una especie de embudo. Sólo la moderna ciencia sabe para qué quieren eso. Por cierto, hay una salida cerca, aunque no sé si llegarás.
- T9. Ryuken:
- Ves a Galia perderse en la distancia a través del puente, y al hombre que sonríe como si hubiera cazado una bruja. Qué hombre tan raro. De nuevo, repite su cantinela:
-¡Alto! Si por el puente deseáis pasar, tres preguntas habréis de contestar- qué pesao, pero qué pesao. Mátalo ya, hostia-. ¿Cómo os llamáis? ¿Cuál es la longitud promedio de un fémur de trece centímetros? Y la última, ¿Qué vive en una piña debajo del mar?
- X8. Aomine Daikiri:
- Entras a esa parte de la cueva, y te das cuenta de que en plena siesta (o tal vez hibernación) hay un enorme oso pardo bastante gordete. Lo importante no es esto, sino que sorprendentemente se encuentra poco cargado, por lo que debe haber alguna salida cerca. Por cierto, escuchas voces en un susurro preguntándose por dónde habrá ido ese hijo de puta. Ése eres tú.
- T9. Haru:
- Aterrizas en un pasillo de color violeta, bastante psicodélico. Cada paso que das parece que avanzas en una espiral constante, aunque eso parece ser por las tonalidades de las paredes que, ahora que te fijas, no son monocromáticas. Delante de ti hay un punto de luz blanza, aunque si miras atrás la pared se vuelve completamente azul y... Bueno, parece que ya no hay marcha atrás.
- T9. Spanner, Zane:
- En fin, aquí no tenéis mucho más que hacer, y vuestro camino al Oeste espera. Las riquezas de la capital están ahí muertas de risa, y Haru necesita pagarse unas clases de historia. Bueno, y Zane de disciplina, y Spanner de abrir puertas… Vaya trío.
- Q9. Kai, Gusi, Xemnas, Misa, Kodama, Joseph, Danio, Jack, Heaten, Alwyn, Kedra, su puta madre y luego la vecina transexual del octavo derecha:
- Jack, llegas tarde. Para cuando tu discurso inicia la posición de Yoai es poco más que un agujero perfectamente esférico. Sin embargo, Ballarad parece que no te ha pasado por alto.
Cuando el ataque brutal combinado de todos culmina, no queda rastro de Yoai. Ballarad se muestra satisfecha y sonríe.
-Gracias a todos, amigos de Balt- dice, con su delicada voz de soprano melódico-. No sé quiénes sois la mayoría, pero si deseáis formar parte de mi cohorte sois bienvenidos por ese leal acto de servicio. Sólo tenéis que terminar con esos herejes.
Señala a Gusi con su espada, mostrando de repente un semblante serio y carente de emociones. Luego destina su dedo a Jack.- Alwyn:
- Tú ves esto desde la distancia, así que si no te acercas no lo das escuchado.
-Una vez que hayáis purgado a esa escoria, podemos continuar nuestro camino hacia el trono de Encuentro- termina, dirigiéndose a su carro, con un aura de soberbia a su alrededor. Parece casi disfrutar de esta victoria.
- Q9. Gusi:
- Estás en el suelo, lamentándote de haber fallado, cuando ves a Yoai en lo alto de la muralla, perfectamente viva y coleando. Bueno, algo asustada, pero seguro que eso puedes solucionarlo. ¿Qué cómo ha pasado esto? Pues verás…
- Copiloto de vuelo:
- El usuario puede designar un personaje objetivo que no se resista, y darle la habilidad de volar. Sin embargo, está supeditado a la voluntad de Gusi, por lo que sólo podrá volar si ninguno se niega a ello. Si el Usuario se desconcentra, el copiloto asciende de forma descontrolada.
Pero ahora tienes problemas más importantes, como enfrentarte a los machacas de Balt y tal.
- X7. Vinnie el Buenazo:
- Estás en medio de un bosque, ¿Te apetece hacer algo divertido? Quémalo, y contenta a Samedi. O también puedes buscar una batalla donde alimentar a esa cosa rara, claro.
- R7. Maximillian:
- ¿Ves la nube de muerte y destrucción a tu alrededor? ¡Sal de ahí, maldita sea! ¿Dónde está tu instinto de supervivencia? Todo está muriendo a tu alrededor, yo no me quedaría mucho más.
- N5. Ai Nanasaki:
- En tu regreso ves cómo una gran cantidad de tropas heridas van regresando a la base, y tú estás delante de donde te separaste de la Quimera. El puente está casi disuelto y sería muy peligroso pasar, igual deseas dar un rodeo… O prefieres desobedecer una vez más a Krauser. Total, tu situación no puede empeorar, ¿No?
- T9. Ichizake:
- Cuando te apartas de la baldosa… Vaya, parece que no sucede nada. Sin embargo, esos dos empiezan a rezagarse, ¿No? De seguir avanzando, en cualquier caso, estás ante una encrucijada. De frente hay luz, de la derecha se escuchan gritos de “brujería”, y del otro lado por el momento silencio.
- P12. Gera y Dafne:
- Gera, cuando estás examinando con total concentración ese bote de pepinillos caducados, escuchas ruidos a tu espalda. En la puerta, cuando te acercas puedes ver cómo Dafne camina con aire melancólico por las calles.
Dafne, crees ver el reflejo de Gera por ahí, en un edificio. ¿Quieres ir y comprobarlo? La otra opción es saludar a esa araña mecánica de la que salen voces monótonas y algo enfadadas.
- J13 Rezvan y Kotaro:
- Kotaro, notas que los soldados no te hacen mucho caso. Están tensos y atentos a la batalla, defendiendo y atacando como pueden. La lucha se vuelve encarnizada por momentos y aun estando algo alejado escuchas los gritos de Grum y Ruk. Mientras deambulas entre los soldados oyes un sonido a tu espalda. Dos de los extraños y acongojadores rinocerontes cargan contra ti. Rezvan, otro de ellos te ha mirado y se dispone a hacer lo mismo.
- H12 Zero:
- El gusano se acurruca en tu hombro y mientras hablas,se va quedando dormido con tus caricias. Notas su agradable peso y calidez mientras caminas. Terminas de hablar y te das cuenta de que en realidad aún no te ha cogido el teléfono. Te pareció oírle, pero el pitido sigue ahí. Vaya, qué inconveniente. ¿Seguirás esperándole?
- K13 Corvo:
- Nuevamente, una lluvia de fuego de artillería se desencadena justo sobre los rinocerontes, allí a dónde has apuntado. Son recios y soportan el ataque. Varios terminan heridos, algunos muertos en el campo de batalla. Uno de ellos arrastra a varios soldados en su caída, no sabrías ni decir de qué bando. Todo está cubierto de humo y sangre por doquier. Los rinocerontes siguen avanzando, algunos mutilados, otros heridos y otros cubiertos de sangre ajena.
- J12 Meneror y Ban Midou:
- Cuando activas el dispositivo, una segunda lluvia de bombas cae sobre las enormes bestias. Ya algo tocadas de la ofensiva anterior –Corvo – varios terminan por morder el polvo y dificultar el paso a los soldados de ambos bandos con sus cadáveres. Midou, no distingues el humo de tu puro del del campo de batalla y su olor se confunde con el de las vísceras. Sobre vuestras cabezas, apenas unos metros, los aviones de batalla sobrevuelan el campo. Es peligroso permanecer ahí.
- L12 Arribor y Zack:
- Penetráis en la ciudadela. El lugar está asolado, otra guerra tuvo lugar antes y solo quedan los restos. Hay pocos edificios aquí y allá, la mayoría a medio destruir o abandonados. Algunos no son más que montones de escombros. Reina un silencio sepulcral.
- L13 Maki, Teravan y Yarmin:
- Teravan, Maki se interpone entre tú y el bicho. Yarmin, el hombre mantis te mira fijamente y se te acerca. Se te acerca mucho, puedes ver tu reflejo en sus ojos. Parpadea, curiosamente, y entonces se da la vuelta. Comienza a alejarse despacito, con cierto ritmo. De repente, proveniente de la izquierda notáis ruidos y la pared se cae al suelo revelando otros dos hombres insecto, por lo visto escarabajos, en medio de una encarnizada pelea. Se les han enredado las antenas de lo cerca que están y no dejan de golpearse y cortarse el uno al otro.
- P13 Raghersir:
- Al abrir la puerta te encuentras en un pequeño bunker en forma de L. Está equipado con los muebles mínimos y necesarios y aunque tiene pinta de abandonado la luz parpadea y se enciende, dejándote examinar el pendiente. Sin embargo, el siseo es cada vez más persistente. Algo se te acerca. De repente, una criatura asoma por la esquina del bunker.
- K14 Venom:
- Venom, te subes al rinoceronte y cargas contra el ejército enemigo. Estás rodeado del resto de bestias y soldados de Zal. Sin embargo, algo ocurre. De repente, se abre sobre vosotros fuego de artillería. El fuego cruzado pasa rozándote y el campo de batalla se vuelve un lugar todavía más siniestro. Para colmo, cuando la oleada termina una segunda lluvia de bombas cae sobre vosotros. Tu rinoceronte es herido y terminas en el suelo cuando el mastodonte se tropieza por la herida en la pierna. Deberías hacer algo.
- L13 Corinna:
- Te adentras en la ciudad. Al apartarte de las tropas, pronto el rumor de la batalla a lo lejos se convierte parte del paisaje. Paisaje que por cierto, está bastante desolado. Hay edificios semidestruidos aquí y allá, además de escombros, pero se nota que la guerra ha causado estragos. No hay rastro de Venom.
- L13 Tsang Yue:
- Te alejas en dirección al a ciudad. Paisaje que por cierto, está bastante desolado. Hay edificios semidestruidos aquí y allá, además de escombros, pero se nota que la guerra ha causado estragos. A lo lejos ves a una muchacha, aunque no parece ser la de antes.
- K14 Liv:
- Llegas a la batalla entre Zal y Sarka. El ambiente es denso, hay cuerpos y sangres por doquier y la lucha es encarnizada. Los rinocerontes de Zal atraviesan el campo de batalla, las bombas caen aquí y allá y en resumen, que es un puto infierno y hay gente peleando y matándose y cosas.
- T13. Team Quimera:
- Os movilizáis en cuanto la orden es dada y comenzáis a avanzar a paso ligero camino a la central. Ya que hay algunos que vienen de su base es buena idea que les sigáis. Por cierto, podéis notar varias presencias conocidas sobrevolándoos. Si alzais la cabeza veréis a Madara sobrevolándoos. ¿Por qué va hacia la base si Beros debe estar camino de la ciudad imperial? Sería buena idea llamarle para que cambie de rumbo. Por cierto, empezáis a escuchar un sonido mecánico entre la maleza y de repente un silbido. Vuestro grupo queda dividido al momento por un cable metálico, agarrado a un árbol por una cuchilla en forma de oz. Siguiendo el cable con la mirada veréis que proviene de una máquina el doble de grande que un humano normal.
- T13. Team Dragón:
- Os movilizáis en cuanto la orden es dada y comenzáis a avanzar a paso ligero camino a la central. Yendo todos sobre Madara, quien debe estar bastante fatigado con tanto peso encima. Tanto que ni se ha percatado de que tiene a Krauser debajo y quizás se haya equivocado de dirección. Pero con algo de suerte alguien de otro grupo se habrá percatado y os llamara para avisaros de que por ahí no es y que deis media vuelta. ¿Vaya racha llevas, eh Aki? Por cierto, unos discos voladores comienzan a rodear al dragón y a disparar.
- Team Zafiro (con Aslaug y Zuko):
- Os ponéis camino a la ciudad imperial, encontrándoos con Zuko en el camino, quien ha llegado como si le hubieran invitado, Bueno, eso facilita las cosas, pero… ¿cómo lo ha sabido? ¿Telepatía? Como sea… la nube aún no se dispersa, y se sigue moviendo, pero los vientos parecen haber decidido no querer ir hacia vosotros. Oh, por si no os habías dado cuenta, antes llegó una chica de prendas un tanto rudimentarias, con una lanza. Bueno, una más en el grupo, aunque no sabéis si esta os seguirá o se mantendrá en su sitio. Habláis y os ponéis en camino a la ciudad imperial, a la que no tardáis demasiado en llegar, topándoos con un muro bastante grueso que retumba a ratos, como si peligrara a... Veis que una parte se empieza a agrietar, levemente, pero no lo suficiente para que caiga ni un guijarro desprendido.
- T12. Milena y Elya:
- Elya, intentas llamar a la misteriosa pelirroja, pero esta parece no escucharte, tal vez sea por estar contra el suelo y la dificultad para respirar y hablar que la presión te produce, aunque esta termina cuando la joven acaba con la última de las bestias. Te sientes liberada y seguramente te quieras dejar caer para recuperar el aliento. Pero tienes prisa.
- R13. Hucha-chan:
- El pájaro cae pero parece que otros dos bajan en picado a atacarte. Por cierto, la Vivre Card se dirige ahora hacia la ciudad imperial… Prácticamente Milena y tu capitán han elegido el mismo Rumbo. Animo…
- R12. ALERTA, R12:
- Oís un sonido muy, muy, MUY JODIDAMENTE MOLESTO y que parece cuanto menos, peligroso. Yo me largaría cagando hostias.
- M10 Al, Yoshi, Taiga, Alice, Kaito y los Crimson Wolves:
- Kimura se desaparece ante vuestros ojos y poco después los drones aparecen cortados en pedacitos, completamente inútiles. Seguís a Al y pronto el hombre portador de ese portentoso chorro de voz hace su aparición. Es un hombre grande, musculoso, el epíteto de la belleza escrito en su cara. Porta un cuchillo jamonero. Corretea de aquí para allá, no roza a Kimura de milagro. Se frena en seco al veros.
-EH. VOSOTROS. ¿DÓNDE ESTÁN LOS OTROS? SÉ QUE HAN ACTIVADO LA CENTRAL.
Hm. Parece que solo puede gritar, pobrecito.- Spoiler:
- R16. Adam:
- Poco a poco las tropas de Zal comienzan a superaros y a acercarse. Pese a que logras retener a algunos, en general llegan a avanzar. El caminante que pasa por encima de tu cabeza tiende una escalerilla de mano, yo la cogería. En el interior parece haber dos hombres que os esperan para la evacuación.
- M4 Kasai y Nostariel:
- Albert sonríe quedamente, aunque en lugar de mirarte a ti parece mirar a lo lejos. El juglar, sin embargo, te mira fijamente. - ¿Consejo? Oh… sigue tu alma, chico. Pero no dejes que esta se interponga en tu camino. Las guerras… no se ganan con… el corazón. ¿O era con el manzano? Vaya…
Nosta, cielo, algo ha debido sentarte mal. Caes al suelo sin hacer un solo ruido, desmayada. Albert se te acerca y te pasa una mantita blanca por encima. Qué amable, espera, ¿De dónde la ha sacado?
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Xemnas mostró una sonrisa calmada al ver que la situación había salido a la perfección. Todo estaba bien, pero no entendió aquellas palabras del marine hacia su persona. No había atacado a nadie salvo a la pretora y eso le hizo quedar un poco confuso. El chico además se dio cuenta de que parecía apoyar a los hombres de Meln, pero fue algo que le dio lo mismo. Era un compañero de la marina y eso era que le importaba. Soltó un pequeño suspiro y ocultó su enorme arma en la funda, caminando hacia Gusi con una actitud calmada y una sonrisa amable en todo momento.
- ¿Yo? Lo lamento compañero, pero yo no te he atacado en ningún momento. Me temo que te has confundido de persona. – Terminó de decirle al mismo tiempo que le sacaba la lengua de forma amable.
Acto seguido las palabras de la pretora de Balt llegaron a sus oídos y eso le hizo alzar una ceja. Lo primero que hizo fue colocarse frente a Gusi, dándole la espalda y estirando los brazos en forma de cruz mientras mostraba una sonrisa. A continuación soltó una pequeña carcajada y dirigió una mirada desafiante hacia la mismísima pretora, la cual parecía estar montándose en una especie de carro.
- Me temo que Gusi y Jack no van a ser tocados. Cualquiera que intente atacarles deberá pasar por encima de mi cadáver. Soy el Vice-Almirante Xemnas y no voy a permitir que nadie dañe a mis amigos.
Una vez dijo aquello se le ocurrió la magnífica idea de desenvainar de nuevo su espadón, realizando un terrible sonido metálico. Su expresión se puso un poco seria y después se quedó mirando a Gusi con una sonrisa tranquila, después observó a Jack con toda la calma del mundo.
- ¿Cómo estáis, chicos? – Mencionó al mismo tiempo que miraba de nuevo a la pretora en busca de saber lo que iba a pasar.
- ¿Yo? Lo lamento compañero, pero yo no te he atacado en ningún momento. Me temo que te has confundido de persona. – Terminó de decirle al mismo tiempo que le sacaba la lengua de forma amable.
Acto seguido las palabras de la pretora de Balt llegaron a sus oídos y eso le hizo alzar una ceja. Lo primero que hizo fue colocarse frente a Gusi, dándole la espalda y estirando los brazos en forma de cruz mientras mostraba una sonrisa. A continuación soltó una pequeña carcajada y dirigió una mirada desafiante hacia la mismísima pretora, la cual parecía estar montándose en una especie de carro.
- Me temo que Gusi y Jack no van a ser tocados. Cualquiera que intente atacarles deberá pasar por encima de mi cadáver. Soy el Vice-Almirante Xemnas y no voy a permitir que nadie dañe a mis amigos.
Una vez dijo aquello se le ocurrió la magnífica idea de desenvainar de nuevo su espadón, realizando un terrible sonido metálico. Su expresión se puso un poco seria y después se quedó mirando a Gusi con una sonrisa tranquila, después observó a Jack con toda la calma del mundo.
- ¿Cómo estáis, chicos? – Mencionó al mismo tiempo que miraba de nuevo a la pretora en busca de saber lo que iba a pasar.
- Balt:
- Proteger a Gusi, decirle que yo no he sido y dirigirme a la pretora defendiendo a Jack y Gusi
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La máscara de la armadura se retiró, mostrando el rostro iracundo de Kai. No se había acabado... había percibido perfectamente con su haki de observación la presencia de Yoai alejarse rápidamente hacia la ciudad. Se giró y la vio sobre las murallas... ¿tan veloz era? No, parecía estar confundida y asustada. Frunció el ceño y se giró rápidamente hacia el resto, dispuesto a alertarlos de ello, cuando la expresión de la pretora de Balt atrajo su atención. ¿Cómo podía regodearse de aquella manera una persona que se suponía que era la paladina del Bien? Cada vez tenía más claro que las palabras de Dexter eran ciertas y hasta el último de los pretores de aquella isla eran seres crueles que no merecían ostentar el trono de Síderos. Apretó su puño metálico, notando cómo su pulso se aceleraba por la rabia. Entonces la pretora sentenció a Jack y a Gusi a muerte. Con una mirada desafiante, se interpuso entre la mujer y sus compañeros.
- ¡Marines! ¡Aliados de la Justicia! - dijo, sin dejar de mirar a Ballarad. Entonces alzó la mano y señaló a la parte superior de las murallas - ¡Yoai, la pretora de Meln, sigue viva! Como Vicealmirante, no, como compañero os ordeno y os pido que vayáis a detenerla.
Dirigió por un instante una mirada a Kodama, esperando que le reconociera y decidiera confiar en él. Acto seguido se giró hacia Ballarad, con una expresión fría y seca. La armadura se retiró totalmente de sus brazos, piernas y cabeza, dejando sólo su torso cubierto. Pronto se libraría de ella... era un aparato muy útil, pero si iba a combatir dando el 100% sólo le estorbaría. Llamas de color rojo oscuro comenzaron a brotar de sus extremidades y cabeza, oscilando rápidamente. A un momento crecían varios centímetros y al siguiente eran apenas un brillo rojizo en su piel. Sus músculos comenzaron a tensarse, y sus ojos a brillar en un tono rojizo siniestro. A su alrededor el ambiente comenzó a caldearse y el aire a vibrar con intensidad, mientras un sonido contundente y fuerte se escuchaba por la zona al ritmo de las vibraciones. Alzó la mano y señaló a la pretora, centrando sus ojos en los suyos.
- ¡Pretora Ballarad, líder de los ejércitos de Balt! En nombre de la Justicia y las gentes de Síderos, yo te acuso de conspirar para provocar la actual guerra que ha devastado el hogar y la vida de este pueblo. Has traicionado la confianza que tu pueblo y toda esta gente depositó en ti.
Frunció el ceño y el fuego en torno a él comenzó a arder con más intensidad, decreciendo de nuevo al instante. Estaba generando enormes cantidades de Fuego del Averno y absorbiéndolo al momento, tratando de forzarse a entrar en modo Inner Demon. Sabía las consecuencias y el peligro de emplear aquel poder y de forzarse a entrar en ese modo de aquella manera... pero estaba dispuesto a aceptarlas. Apretó los puños y centró toda su voluntad, todo su deseo de Justicia, de defender a Gusi y a Jack de aquella tirana... frunció el ceño y apretó los dientes, liberando toda su determinación en una poderosa onda de haki dirigida a Ballarad. A su alrededor el suelo comenzó a temblar y agrietarse, mientras la vibración del aire se volvía incluso más intensa. Entonces dijo, a media voz "retírate" y la armadura comenzó a replegarse hasta convertirse en una mochila metálica. Quitándosela, la lanzó a los pies de Jack y le dijo:
- Hazme un favor y cuídame eso.
Totalmente desnudo, comenzó a tensar sus músculos mientras gruñía. Sus pupilas se volvieron doradas y su cuerpo comenzó a crecer al aumentar brutalmente su masa muscular. El fuego que antes surgía de sus extremidades ahora comenzó a envolverle y surgir de todo su cuerpo a la vez, cubriéndole a modo de armadura de fuego... no, sería más apropiado decir que todo él era una enorme llama rojiza con forma humana. Poco a poco sentía su conciencia poco a poco desvaneciéndose, mientras su Demonio Interior despertaba. Esbozó una sonrisa triste, mientras el rostro de Émile aparecía en su mente. "Este es el poder con el que me maldijiste... pero le daré un uso justo. Por el Émile que yo conocí, por el chico amable y alegre que me enamoró... usaré tu legado para un buen fin, a cualquier precio." Frunció el ceño, mientras sentía el poder creciendo en su interior, junto con su rabia. Percibió una presencia acercándose velozmente hacia él, una conocida. ¿Kedra? Miró a su espalda, a todos los presentes, y gritó:
- ¡Largaos todos de aquí! Pronto no podré contenerme y no quiero haceros daño. Sólo ella debe morir hoy... Kedra, si valoras en algo nuestra rivalidad, no interfieras. Ella es mi presa - señaló a Yoai - Puedes quedarte con ella. Es la líder de Meln.
Se giró hacia la mujer y apretó el puño, mientras la llamas se reavivaban más. Ballarad había logrado hacer que despertase su verdadera voluntad de luchar. Mientras le quedara un hálito de vida, haría todo lo que estuviera en su mano por detenerla y acabar con su legado de tiranía y maldad. "Nadie amenaza a mis compañeros. Te detendré con el poder de mis puños, pretora." Su pelo comenzó a llamear como si estuviera hecho de fuego y entonces comenzó a hablar. Al hacerlo parecía que lo hiciera con dos voces a la vez, la suya y otra similar pero más grave y profunda.
- Vas a tener que esforzarte un poco más que con la niña, pretora. ¡En guardia
- ¡Marines! ¡Aliados de la Justicia! - dijo, sin dejar de mirar a Ballarad. Entonces alzó la mano y señaló a la parte superior de las murallas - ¡Yoai, la pretora de Meln, sigue viva! Como Vicealmirante, no, como compañero os ordeno y os pido que vayáis a detenerla.
Dirigió por un instante una mirada a Kodama, esperando que le reconociera y decidiera confiar en él. Acto seguido se giró hacia Ballarad, con una expresión fría y seca. La armadura se retiró totalmente de sus brazos, piernas y cabeza, dejando sólo su torso cubierto. Pronto se libraría de ella... era un aparato muy útil, pero si iba a combatir dando el 100% sólo le estorbaría. Llamas de color rojo oscuro comenzaron a brotar de sus extremidades y cabeza, oscilando rápidamente. A un momento crecían varios centímetros y al siguiente eran apenas un brillo rojizo en su piel. Sus músculos comenzaron a tensarse, y sus ojos a brillar en un tono rojizo siniestro. A su alrededor el ambiente comenzó a caldearse y el aire a vibrar con intensidad, mientras un sonido contundente y fuerte se escuchaba por la zona al ritmo de las vibraciones. Alzó la mano y señaló a la pretora, centrando sus ojos en los suyos.
- ¡Pretora Ballarad, líder de los ejércitos de Balt! En nombre de la Justicia y las gentes de Síderos, yo te acuso de conspirar para provocar la actual guerra que ha devastado el hogar y la vida de este pueblo. Has traicionado la confianza que tu pueblo y toda esta gente depositó en ti.
Frunció el ceño y el fuego en torno a él comenzó a arder con más intensidad, decreciendo de nuevo al instante. Estaba generando enormes cantidades de Fuego del Averno y absorbiéndolo al momento, tratando de forzarse a entrar en modo Inner Demon. Sabía las consecuencias y el peligro de emplear aquel poder y de forzarse a entrar en ese modo de aquella manera... pero estaba dispuesto a aceptarlas. Apretó los puños y centró toda su voluntad, todo su deseo de Justicia, de defender a Gusi y a Jack de aquella tirana... frunció el ceño y apretó los dientes, liberando toda su determinación en una poderosa onda de haki dirigida a Ballarad. A su alrededor el suelo comenzó a temblar y agrietarse, mientras la vibración del aire se volvía incluso más intensa. Entonces dijo, a media voz "retírate" y la armadura comenzó a replegarse hasta convertirse en una mochila metálica. Quitándosela, la lanzó a los pies de Jack y le dijo:
- Hazme un favor y cuídame eso.
Totalmente desnudo, comenzó a tensar sus músculos mientras gruñía. Sus pupilas se volvieron doradas y su cuerpo comenzó a crecer al aumentar brutalmente su masa muscular. El fuego que antes surgía de sus extremidades ahora comenzó a envolverle y surgir de todo su cuerpo a la vez, cubriéndole a modo de armadura de fuego... no, sería más apropiado decir que todo él era una enorme llama rojiza con forma humana. Poco a poco sentía su conciencia poco a poco desvaneciéndose, mientras su Demonio Interior despertaba. Esbozó una sonrisa triste, mientras el rostro de Émile aparecía en su mente. "Este es el poder con el que me maldijiste... pero le daré un uso justo. Por el Émile que yo conocí, por el chico amable y alegre que me enamoró... usaré tu legado para un buen fin, a cualquier precio." Frunció el ceño, mientras sentía el poder creciendo en su interior, junto con su rabia. Percibió una presencia acercándose velozmente hacia él, una conocida. ¿Kedra? Miró a su espalda, a todos los presentes, y gritó:
- ¡Largaos todos de aquí! Pronto no podré contenerme y no quiero haceros daño. Sólo ella debe morir hoy... Kedra, si valoras en algo nuestra rivalidad, no interfieras. Ella es mi presa - señaló a Yoai - Puedes quedarte con ella. Es la líder de Meln.
Se giró hacia la mujer y apretó el puño, mientras la llamas se reavivaban más. Ballarad había logrado hacer que despertase su verdadera voluntad de luchar. Mientras le quedara un hálito de vida, haría todo lo que estuviera en su mano por detenerla y acabar con su legado de tiranía y maldad. "Nadie amenaza a mis compañeros. Te detendré con el poder de mis puños, pretora." Su pelo comenzó a llamear como si estuviera hecho de fuego y entonces comenzó a hablar. Al hacerlo parecía que lo hiciera con dos voces a la vez, la suya y otra similar pero más grave y profunda.
- Vas a tener que esforzarte un poco más que con la niña, pretora. ¡En guardia
- Orden de los gatos en llamas/Equipo mono. Los que estéis en la pelea, leed:
- - Avisar al resto de que Yoai sigue viva.
- Desafiar a Ballarad.
- Prepararme para el combate
- Avisar al resto de que se alejen
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El abrazo a lo mejor fue lo que hizo al lobo negro sonreír de lado, de hecho, no tardó mucho en corresponderlo de forma calmada. Acto seguido pudo ver cómo todo el mundo empezaba a largarse cada uno por su lado. El cadejo entonces entrecerró los ojos despacio y se montó en aquella cosa. Debía ayudar a su rival de la marina, el puto Kai. Soltó un suspiro e hizo al ser empezar a moverse a toda velocidad hacia la posición elegida. Aquella cosa era simplemente genial. No tardó mucho en empezar a divisar lo que parecía ser el punto donde estaba el hombre de fuego. Su haki de observación pudo detectar su gran poder fácilmente y en menos de unos dos minutos llegó a aquella zona. Sus ojos dorados se fijaron en la enorme cantidad de personas que había en la zona. Pudo reconocer a Xemnas y a unos cuantos más, pero eso le dio lo mismo. Su rival estaba imbuido en fuego y no tardó en decirle aquellas palabras.
- Llevo todo el puto día aburrido y sin luchar. Me temo que no puedo contentar tu petición por mucho que te respete como oponente. – Entonces escuchó lo otro que le dijo a continuación. – Mmm… Ahora has hablado mi idioma.
Kedra dirigió su mirada hacia aquella chica que parecía una jodida menor de edad, pero si se trataba de la líder de Meln, no iba a dejarla hacer de las suyas. El lobo negro conocía los trucos oscuros debido al cabrón de Jin y no solía fiarse de nadie. Fue entonces cuando el luchador se quedó mirando al resto de personas que había en la zona. Los poderes de muchos eran increíbles, pero aparte de Kai, no había nadie que pudiese igualarle. En ese momento ordenó al pequeño ser mecánico subir la muralla y a continuación bajó de él. Sus dorados orbes quedaros fijos en la pretora y a continuación una terrorífica aura oscura salió del luchador. El lobo expandió el poder del miedo a toda aquella zona para que todos quedasen temblando ante él y temieran sus palabras.
- Digo lo mismo que Kai. Si alguien interfiere en mi comida, lo mataré. Si alguien me ataca a traición, lo mataré y si alguien trata de pararme, lo mataré. – En cuanto dijo aquellas palabras se quedó mirando a la chica que tenía frente a sus ojos. – Si te rindes por las buenas, no te mataré.
Una vez dijo aquellas palabras, todo su cuerpo empezó a tomar un color negro metálico increíble y la luna de su pecho se extendió totalmente. El lobo ahora parecía una especie de bestia de un color totalmente oscuro. Su cuerpo musculoso empezó a temblar mientras una terrible aura de oscuridad le invadía totalmente. Su haki perfecto estaba activado y pensaba terminar con aquello cuanto antes. Su haki de observación también podía servirle durante la batalla y por ello lo mantuvo activado. El lobo oscuro entonces se relamió despacio y sin pensárselo empezó a canalizar energía en su pucho derecho. Lentamente, la mano del pirata fue tomando la forma de la cabeza de un dragón rojo. Aquella aura se trataba de una poderosa onda de choque retenida, la cual estaba a punto de ser liberada. Sin previo aviso se lanzó a por la chica, tratando de estamparle aquel puño en el centro del pecho. Le diese o no, trataría de meterle una poderosa patada en la cabeza, y seguiría con una ráfaga de puñetazos violentos al rostro y al torso en sí. Finalmente remataría el combo con un violento rodillazo buscando la barbilla.
Le diese o no, retrodecería un poco al mismo tiempo que su mirada se tornaba seria y el color de sus ojos cambiaba a uno rojizo. Aquella aura del terror continuaba activada, pues trataba de dejar a Yoai temblando y también al resto de personas para que no se metiesen. Parecía ser bastante precavido y por supuesto, su haki armadura era para evitar ataques lejanos a traición. Por ese mismo motivo también se movía lentamente de un lado a otro sin quedarse quieto. Xemnas no era de fiar con sus malditos ideales de justicia.
- Zal [LEED EL GRUPO Q9]:
- Llegar y tras escuchar a Kai ponerme frente a Yoai sobre la muralla, amenazar a todo el mundo con no meterse pues la chica es mi presa. Usar el poder del miedo sobre todo el área.
Nivel 60: Personas de su nivel o 3 por encima le temerán bastante, teniendo síntomas como tartamudeos o temblor.
Ataques a Yoai:
Haki armadura perfecto.
Haki observación Superior
Yami Moon: Kedra ha entrenado su energía alrededor de su tatuaje, este le da la capacidad de entenderse por el cuerpo volviendo su piel negra y dándole una poderosa defensa
Power Ups Pasivos: Velocidad X3 / Resistencia X7 / Fuerza X12 /
Soul of Dragón: Acumulando su energía en una extremidad, esta toma un aura de color rojo en forma de dragón, cuando golpea, su fuerza es bestial y esta DESCARGA una poderosa onda de choque que suma la fuerza del usuario más la fuerza de la onda de choque al golpear.
Caracteristicas raciales: Nivel 50: Aumentan en x50 x25 y x25.
Multiplicando su fuerza base 12 x 3 del haki armadura x 50 de fuerza (en completa, estoy en humana, seria un cuarto) (este ultimo en torno a un humano normal) una fuerza muy grande (?)
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El terrible fuego empezó a surgir a varios lados de aquel marine, el cual observaba el terreno de batalla con el ceño fruncido. Todo parecía empezar a cernirse en el caos, hasta que sus ojos divisaron a los enemigos de Sarka. Su ceño se frunció y lo siguiente que hizo fue agarrarse fuerte a la enorme bestia que poseía bajo él. Tosió con algo de fuerza y después de unos momentos empezó a planear su estrategia. Fue entonces cuando se colocó en pie sobre la bestia y se mantuvo serio al mismo tiempo que analizaba su próximo ataque. Todo aquello hasta que unas explosiones mayores continuaron invadiendo la zona, al mirar al cielo pudo ver una especie de humo junto a un chico castaño que portaba una camisa blanca. El pelirrojo frunció el ceño apretó sus dientes.
- Maldito… – Mencionó creyendo que era el causante.
Una explosión mayor a la anterior hizo que su bestia cayese al suelo herida y por lo tanto él también lo hizo. El marine notó aquel golpe dolerle bastante y lo siguiente que hizo fue fruncir el ceño mientras trataba de reponerse de la caída. No tardó mucho en ponerse en pie, observando toda la destrucción que se había formado a su alrededor. No se lo pensó ni un momento más y entonces miró hacia el ejército enemigo. La serpiente roja abrió la boca de forma exagerada, mostrando dos colmillos increíblemente finos y afilados. Sus orbes pasaron a ser los de una víbora y de repente rugió de una forma impresionante. Su objetivo era acojonar a las tropas enemigas. Entonces pudo ver a una chica peliblanca cerca de él. Se quedó mirándola fijamente y después de unos momentos salió corriendo por Sarka.
Sus orbes pasaron de un color azulado como el cielo a un tono rojo como la sangre. Apretó los puños haciendo que las venas de sus brazos se marcasen y a continuación empezó a reír de forma enfermiza. Demasiado le habían tocado los huevos con las explosiones. Su velocidad en carrera era bastante buena y no tardó en llegar hasta un grupo de enemigos. Impactó su puño contra el aire formando una violenta onda de choque que salió despedida contra aquellos imbéciles armados. Les diese o no, se lanzaría a por ello con veloces movimientos. Sus puños t piernas se moverían a una velocidad increíble tratando de derrotar a sus oponentes.
- ¡Break soul! – Gritó al mismo tiempo que trataba de impactarle los nudillos en el centro de la cara a uno de ellos.
- Maldito… – Mencionó creyendo que era el causante.
Una explosión mayor a la anterior hizo que su bestia cayese al suelo herida y por lo tanto él también lo hizo. El marine notó aquel golpe dolerle bastante y lo siguiente que hizo fue fruncir el ceño mientras trataba de reponerse de la caída. No tardó mucho en ponerse en pie, observando toda la destrucción que se había formado a su alrededor. No se lo pensó ni un momento más y entonces miró hacia el ejército enemigo. La serpiente roja abrió la boca de forma exagerada, mostrando dos colmillos increíblemente finos y afilados. Sus orbes pasaron a ser los de una víbora y de repente rugió de una forma impresionante. Su objetivo era acojonar a las tropas enemigas. Entonces pudo ver a una chica peliblanca cerca de él. Se quedó mirándola fijamente y después de unos momentos salió corriendo por Sarka.
Sus orbes pasaron de un color azulado como el cielo a un tono rojo como la sangre. Apretó los puños haciendo que las venas de sus brazos se marcasen y a continuación empezó a reír de forma enfermiza. Demasiado le habían tocado los huevos con las explosiones. Su velocidad en carrera era bastante buena y no tardó en llegar hasta un grupo de enemigos. Impactó su puño contra el aire formando una violenta onda de choque que salió despedida contra aquellos imbéciles armados. Les diese o no, se lanzaría a por ello con veloces movimientos. Sus puños t piernas se moverían a una velocidad increíble tratando de derrotar a sus oponentes.
- ¡Break soul! – Gritó al mismo tiempo que trataba de impactarle los nudillos en el centro de la cara a uno de ellos.
- Zal:
- Mirar a Ban creyendo que fue el culpable y gruñirle, mirar a Liv fijamente con los ojos en un color rojo y despues correr por el ejercito de Sarka. Tratar de reventar a todos los posibles con ondas, puñetazos y patadas.
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Todo estaba correcto y ya solo debían irse hacia su objetivo. El demonio de la niebla trotaba junto al grupo completo con una mirada calmada en todo momento. Aquellos momentos le habían servido para relajarse un poco y de paso ganar algo de aliento. El grupo que disponía era magnifico al tener al comandante de Dexter, a su equipo y un marine. Tal vez podrían dar más por culo del que pensaba. En todo momento estuvo calmado y tranquilo. Entonces se dio cuenta de un pequeño detalle. El puto dragón iba sobre ellos y aquello le hizo alzar una ceja. Ese capullo debía de estar en su mundo o directamente quería destrozar más cosas de lo común. El asesino entonces se comunicó con Deathstroke por medio de aquel poder tan especial que ahora había conectado en sus mentes.
- ¿Me haces el favor de decirle al mercenario que no es por aquí? – Entonces soltó un pequeño suspiro mientras avanzaba.
Una especie de cable dividió el grupo en dos y eso hizo al oficial de la rebelión fruncir el ceño. Se fijó en que parecía ser un robot de unos tres metros y medio quizás. Tenía un tamaño considerable, pero debía ser un imbécil de Zilda. Soltó un pequeño suspiro al saber que no debían perder mucho el tiempo con él. Entonces Krauser sacó su machete de kairouseki y trató de partir el cable que los dividía de un violento corte. Lo lograse o no se quedaría mirando a Osuka. Le dedicó una sonrisa ladeada y entonces se quitó uno de sus guanteletes especiales, el derecho. El arma creada por él con aquellas tres cuchillas parecía brillar. Se la lanzó a su compañero suavemente y por la parte que no cortaba. Él podía estar bien usando solo uno.
- Lo siento robot… Pero aquí mi Demonio plateado va a ocuparse de ti. – Mencionó en voz alta al mismo tiempo que le guiñaba el ojo al sargento. Era el momento de que uno de sus mejores hombres se divirtiese un poco. – Cualquier cosa háblame por el DDM. Cuando termines continúa rumbo a Zilda.
El demonio entonces comenzó a trotar de nuevo rumbo a la base de aquellos capullos. Su mirada era calmada, pues sabía que Osuka estaba más que listo. Quería convertirlo sin duda en uno de los mejores hombres de la rebelión. A la chica pez y a Edward aún tenía que entrenarlos personalmente. Sumisu contaba con la ventaja de poseer el haki gracias a las semanas que estuvo junto al demonio entrenando.
- Muéstrale quién eres, Osu… – Pensó para sí mismo de forma calmada.
- ¿Me haces el favor de decirle al mercenario que no es por aquí? – Entonces soltó un pequeño suspiro mientras avanzaba.
Una especie de cable dividió el grupo en dos y eso hizo al oficial de la rebelión fruncir el ceño. Se fijó en que parecía ser un robot de unos tres metros y medio quizás. Tenía un tamaño considerable, pero debía ser un imbécil de Zilda. Soltó un pequeño suspiro al saber que no debían perder mucho el tiempo con él. Entonces Krauser sacó su machete de kairouseki y trató de partir el cable que los dividía de un violento corte. Lo lograse o no se quedaría mirando a Osuka. Le dedicó una sonrisa ladeada y entonces se quitó uno de sus guanteletes especiales, el derecho. El arma creada por él con aquellas tres cuchillas parecía brillar. Se la lanzó a su compañero suavemente y por la parte que no cortaba. Él podía estar bien usando solo uno.
- Lo siento robot… Pero aquí mi Demonio plateado va a ocuparse de ti. – Mencionó en voz alta al mismo tiempo que le guiñaba el ojo al sargento. Era el momento de que uno de sus mejores hombres se divirtiese un poco. – Cualquier cosa háblame por el DDM. Cuando termines continúa rumbo a Zilda.
El demonio entonces comenzó a trotar de nuevo rumbo a la base de aquellos capullos. Su mirada era calmada, pues sabía que Osuka estaba más que listo. Quería convertirlo sin duda en uno de los mejores hombres de la rebelión. A la chica pez y a Edward aún tenía que entrenarlos personalmente. Sumisu contaba con la ventaja de poseer el haki gracias a las semanas que estuvo junto al demonio entrenando.
- Muéstrale quién eres, Osu… – Pensó para sí mismo de forma calmada.
- Team Quimera:
- Decirle a Death que informe a Madara de que va mal. Tratar de cortar el cable con el machete de kairo, dejar a Osu combatir uno contra uno con el robot y continuar corriendo a la base.
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El enorme dragón avanzaba tranquilamente hacia la base de Zilda, pues el tal Beros debía de estar en aquella dirección. Fue entonces cuando se dio cuenta de que la pelirroja había subido a bordo. Su alerta de robo se alarmó cuando escuchó decirle aquellas palabras a la arquera. Encima no le habían invitado a aquel morboso encuentro lésbico soñado por el devastador. La bestia no pudo evitar alzar la voz al mismo tiempo que movía sus alas lentamente, pero de forma bastante eficaz.
- Qué cabronas. Oe oe, aquí o disfrutamos todos o no hay polvo. Me cago en mi primo Victor… – No tenía primos llamados así, pero bueno.
En ese momento notó una voz en su cabeza ¿En serio por allí no era? Pues al parecer se había equivocado de sitio. Soltó un enorme suspiro y el enorme reptil alado trató de girar, pero se dio cuenta de que estaba rodeado por una especie de platillos que empezaron a dispararle entonces. El mercenario llevaba una enorme cantidad de pasajeros a bordo y por ello alzó una ceja. Lejos de esquivarlos o proteger a los de arriba, se estuvo quieto en todo momento, dejando que las balas fuesen directas a sus compañeros. Justo entonces mostró una sonrisa siniestra al mismo tiempo que se relamía.
- ¡Impakuto!
Las balas chocaron con “algo” a escasos metros de llegar a los demás. Unas costillas azuladas se formaron de la nada, formando una especie de escudo que rodeó al dragón. A continuación aquel escudo que protegía a todos comenzó a crecer. En poco tiempo las personas que Madara llevaba estaban dentro de una especie de humanoide de siete metros que los cuidaba en su interior. Era de color azulados, poseía dos katanas y dos cuernos salían de su barbilla. Ellos podían ver lo que ocurría fuera. El terrible ser empezó a rugir al mismo tiempo que comenzaba a lanzar ondas cortantes hacia aquellos objetos. El mercenario por su parte abrió la boca, dejando escapar un cañonazo de ácido de color verde, que iba directo hacia aquellas cosas.
- ¡Hahahahahahaha! ¡Vamos, dadme más caña! – Gritó empezando a reírse de forma enfermiza.
El enorme dragón comenzó a volar hacia ellos, tratando de cargarse los que quedaban con su afilada cola terminada en una cuchilla. Pudiese hacerlo o no, saldría volando rumbo a la ciudad central tras haber terminado su tarea. El enorme ser azul que cubría a todos los pasajeros dentro de él desapareció de la nada, dejando un rastro de polvo azulado. Fue entonces cuando el Shichibukai alzó un momento la voz para que todos pudiesen escucharlo.
- Vehículos Uchiha Madara siempre seguros, señores. – Entonces continuó dirigiéndose hacia la ciudad central.
- Qué cabronas. Oe oe, aquí o disfrutamos todos o no hay polvo. Me cago en mi primo Victor… – No tenía primos llamados así, pero bueno.
En ese momento notó una voz en su cabeza ¿En serio por allí no era? Pues al parecer se había equivocado de sitio. Soltó un enorme suspiro y el enorme reptil alado trató de girar, pero se dio cuenta de que estaba rodeado por una especie de platillos que empezaron a dispararle entonces. El mercenario llevaba una enorme cantidad de pasajeros a bordo y por ello alzó una ceja. Lejos de esquivarlos o proteger a los de arriba, se estuvo quieto en todo momento, dejando que las balas fuesen directas a sus compañeros. Justo entonces mostró una sonrisa siniestra al mismo tiempo que se relamía.
- ¡Impakuto!
Las balas chocaron con “algo” a escasos metros de llegar a los demás. Unas costillas azuladas se formaron de la nada, formando una especie de escudo que rodeó al dragón. A continuación aquel escudo que protegía a todos comenzó a crecer. En poco tiempo las personas que Madara llevaba estaban dentro de una especie de humanoide de siete metros que los cuidaba en su interior. Era de color azulados, poseía dos katanas y dos cuernos salían de su barbilla. Ellos podían ver lo que ocurría fuera. El terrible ser empezó a rugir al mismo tiempo que comenzaba a lanzar ondas cortantes hacia aquellos objetos. El mercenario por su parte abrió la boca, dejando escapar un cañonazo de ácido de color verde, que iba directo hacia aquellas cosas.
- ¡Hahahahahahaha! ¡Vamos, dadme más caña! – Gritó empezando a reírse de forma enfermiza.
El enorme dragón comenzó a volar hacia ellos, tratando de cargarse los que quedaban con su afilada cola terminada en una cuchilla. Pudiese hacerlo o no, saldría volando rumbo a la ciudad central tras haber terminado su tarea. El enorme ser azul que cubría a todos los pasajeros dentro de él desapareció de la nada, dejando un rastro de polvo azulado. Fue entonces cuando el Shichibukai alzó un momento la voz para que todos pudiesen escucharlo.
- Vehículos Uchiha Madara siempre seguros, señores. – Entonces continuó dirigiéndose hacia la ciudad central.
- Team Dragón:
- Quejarme sobre lo de Aki a Vilua en modo gorron exigente (?) invocar mi defensa en el lomo y proteger a todos de los tiros, liarma a ondas cortantes, acido y hostias con los platillos manteniendo el escudo en ellos. Alejarme sin saber si los he roto tras escuchar de Deathtroke que por ahi no es e ir rumbo a ciudad central.
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