El Encuentro [Capítulo]

La chica soltó un último corte violento antes de terminar con sus combos de velocidad. Soltó entonces un pequeño suspiro y ocultó su arma. Las bestias yacían muertas en el suelo y fue entonces cuando de un chasquido de dedos anuló el increíble aumento de gravedad. Una sonrisa ladeada se formó en su rostro lleno de sangre. Estiró su lengua lamiendo aquel rojizo líquido carmesí y después de unos momentos sintió una extraña sensación. Hacía tiempo que no sentía algo tan increíble recorrerla. Debía ser sin duda su antigua ella, disfrutando de la sangre ajena en las batallas. Algo que había ido olvidando por culpa de Uchio. Soltó un pequeño suspiro enfundando su nueva arma y mirándola con detenimiento, parecía ser increíblemente hermosa.

Justo entonces pudo ver a una chica que parecía haber estado expuesta a su gravedad. Se acercó a ella sin darse cuenta de que estaba allí, pues cuando peleaba se olvidaba de todo. No le había hecho nada malo y por ello la pelirroja estiró su mano hacia ella. Trató de ayudarla a levantarse en caso de que aceptase. Se dio cuenta de que era de piel oscura y aquello le extrañó un poco, pues nunca había visto a una persona así. Se fijó en sus ojos durante unos momentos y finalmente le habló en un tono calmado y tranquilo.

- Lo lamento, no me di cuenta de que había una persona en los alrededores. Esas bestias me atacaron y solo pensé en terminar rápido con ellas. Milena Slicerin, científica del gobierno mundial. – Dijo en un tono serio presentándose.

Se mantuvo callada y observando a la chica a la espera de que le contestase. Al menos le debía aquello por haberla pillado en el poder de su gravedad sin haberse dado cuenta de ello. Se llevó la mano derecha a la mejilla y se las rascó un poco mientras observaba a la joven de forma simple. Parecía ser que había más personas en aquella isla, más de las que ya pensaba que habían.

Ex Meln:

El asesino continuó caminando lo más rápido y silencioso que podía, con el ceño ligeramente fruncido y sintiéndose un poco mejor. Al menos el estar moviéndose sin pelear ni usar técnicas parecía estar ayudando un poco. Su único ojo entonces detectó una fuente de calor mayor y en poco tiempo se dio cuenta de que se trataba de un enorme oso dormido. Ladeó la cabeza despacio y después se quedó mirándolo fijamente. Una idea enfermiza se le pasó por la cabeza. Según tenía información de su poder, el demonio que él tenía, podía restablecer salud mediante el acto sexual. Entonces fue cuando observó al oso con otros ojos, o más bien ojo. Estaba tumbadito, dormido e indefenso. Jin caminó un poco hacia él con una sonrisa siniestra, acercándose por detrás.

- No… – Terminó pensando.

Sabía que esa no era la solución y entonces escuchó las palabras de aquellos cabrones que continuaban detrás de él. Esperaba que se muriesen de una buena vez. El ambiente parecía distinto por aquella zona y decidió continuar avanzando. Debía de haber una jodida salida cerca y de esa forma quizás podría salir de una vez de la cueva y de paso derrumbar la entrada para dejarlos atrapados. Avanzó lo más rápido que pudo mientras continuaba observando todo a su alrededor y confiando plenamente en su haki de observación. Apretó el puño derecho al mismo tiempo que empezaba a cabrearse. Se estaba pensando la opción de liarse a guadañazos con aquellos cabrones. No necesitaba mucho más que su haki armadura y una mano que pudiese moverse rápidamente.

- ¿Hijo de puta? No, soy el hijo de la oscuridad… – Pensó para sí cuando los escuchó.

De nuevo continuó caminando mientras poco a poco en su rostro se iba formando una sonrisa algo LADEADA, y de paso se relamió despacio. Era el momento de salir de la jodida cueva, encontrar un puto barco y largarse de una buena vez de la isla. Esperaba que esos imbéciles no hubiesen tirado por su camino casualmente estando el de que olía también a lobos.

- A chuparla… – Terminó de decir en su mente mientras avanzaba.

Meln Jin Surfero especial:

Mi mirada busco desesperada el cuerpo de Yoai, dejándome paralizado y con una impotencia sobrenatural ante la enorme bola de fuego que se precipitaba sobre ella, pero algo ocurrió, algo que no sabía explicar. Sentí con todas mis fuerzas como movía el cuerpo de Yoai y la ponía a salvo, pero ¿la había movido o simplemente era un deseo inevitable por querer ponerla a salva ante una muerte inminente?

De repente, una fuerte onda caliente hizo darme cuenta que el fin había llegado, dejándome completamente destrozado (moralmente), con gran nudo en la garganta dejándome desesperado mientras miraba al suelo, sin atreverme a mirar el lugar donde había visto por última vez a Yoai. Empecé a llorar dentro de mi armadura, sintiendo como cada gota se estrellaba contra mi casco y mis labios temblaban de arriba abajo, aguantando con todas mis fuerzas ponerme a llorar desesperadamente. En ese momento, una voz me hizo alzar la vista. Era Xennas, o eso creía yo, pues nunca antes le había visto y solo había oído hablar cosas de él, como su apariencia, “un tipo rubio, con largas patillas, que no se había peinado en su vida”. Cada palabra que decía aquel hombre me hacía sentir un dolor en el corazón y una culpa en lo más profundo de mi corazón. Me incline, en símbolo de disculpa.- Lo siento mucho, señor.- dije entre lagrimas, dificultando un poco lo que decía.

Estaba destrozado por la muerte de Yoai, pero algo dentro de mí seguía gritándome con fuerza que estaba viva, pero ¿cómo podía creer tal cosa? Con dureza mire en la dirección donde había sentido que transportaba el cuerpo de Yoai y, por encima del hombro de Xennas, la vislumbre encima de la muralla. Mi corazón y mi mente se quedo en un estado de confusión y placer al mismo tiempo ¿Realmente era ella o era una simple ilusión en una vana desesperación por no asimilar su muerte?¿Me estaba volviendo loco?¿Sería esto lo que hablaban los psicólogos de la marina al avisarnos de posible traumas mentales ante la muerte de alguien querido? Pero las palabras de Kai me confirmaron mis dudas, dejándome desesperado y ansioso por correr hacía ella, pero mi cuerpo estaba petrificado, observándola con miedo el no poder volver a protegerla, de sentir y ver como muere de nuevo.

Pero poco a poco la situación se fue formando extraña y confusa, por no decir surrealista. Ballarad ordenó a los allí presentes que acabaran conmigo y con Jack, aquel tipo que no sabía en qué momento había llegado, recordando lo mal que me caía y lo mal que me lo hizo pasar en el torneo. Después de aquella palabras de la pretora, los marines se pusieron a defendernos, tanto a mí como al tipo harapiento de Jack, sintiendo algo de paz en mi ser. A los pocos minutos, Kai empezó a enfurecerse o a transformase en un ser extraño, algo que daba miedo con solo verlo. Al observarlo no pude evitar ver el enorme cráter que había provocado el ataque de Kai y lo peligroso que sería mantenerse cerca suya, con lo que sea que estuviera haciendo con el fuego. Pero aquella paz y miedo fue fulminada al observar como un tipo que nunca había visto se precipitaba a atacar a Yoai ante las palabras de Kai, haciendo que mis pensamientos se centraran en Yoai y en nada más.

-Xennas, señor. Por favor, ayúdeme a salvar a Yoai.- mis palabras sonaban entre cortadas en mi boca.- Me infiltre en Meln por orden de mi superior Kimura, con el objetivo de buscar información del bando enemigo, pero a lo largo de todo ese tiempo he podido comprender que Yoai no tiene un corazón tan oscuro como piensa todo el mundo. Por favor, ayúdeme. Como marine, mi objetivo es salvar a todo el mundo que lo necesite, incluido una pretora confusa con el corazón dañado por el pasado.- estiré mis brazos, en forma de L, a la espera de que Xennas aceptara mis peticiones y llevarle a toda velocidad volando a la posición de Yoai.- Señor, deme la orden y le llevare volando lo más rápido posible a su posición. Déjeme protegerla y le prometo que mi vida estará en sus manos para siempre.- un destello de Kimura enfadado hizo que me diera un escalofrío por el cuerpo.

Meln- Leer Xennas!!:

Para cuando las criaturas llegan a mí ya están demasiado debilitadas como para que proporcionen un combate justo. Me limito a realizar ejecuciones. Los cuerpos llenos de metal y heridas se tambalean torpes pero aún ávidos de combate. Me cuesta atravesar sus anchas capas de piel y músculo para acceder a los puntos vitales clave.

Impido que lleguen a mis hombres como puedo, pateando las rodillas y saltando a sus cuellos antes de que sus moribundas manos se cierren sobre mí y terminen con mi vida. ¿Para qué? La mole sigue avanzando, no frenamos su inexorable avance. Avanzan sin miedo, con la pasión de llegar al combate para machacar, triturar y aplastar con sus primitivas, y extremadamente eficientes, armas.

La sangre es espesa y negra, hiede a hierro y a muerte; me mancha los brazos y me empapa los guantes, se pega a mis zapatos mientras retrocedo sobre los enormes cadáveres de los caídos. Tenemos que salir de aquí antes de que se les acabe la munición a mis hombres.
El palanquín mecánico avanza desde el oeste, y nos brinda una cuerda de salvamento.
- Vamos, vamos, vamos. – apremio a mis hombres mientrs agarro la escalinata para ir subiendo por ella hasta la seguridad que ofrece la plataforma mecánica. Allí un par de soldados nos terminan de ayudar a subir con un agarre a nuestras espaldas y un posterior empuje.
Que alto está esto.
Revisar acciones y información de la misión… Falla detectada. Incongruencia:
E/W > W/E
Superposición de lenguaje e imagen, corrección realizada para futuros eventos.

- Hombres, necesito un informe de la localización de los explosivos antes de la activación como huida- les exijo, esperando una clara respuesta de la localización de los mismos, usando a ser posible el mapa de mi muñeca como referencia.-. Aunque estemos en mayor seguridad que en el suelo la guerra no ha acabado, si disponen de la seguridad para seguir disparando asegúrense que ninguna criatura se acerca a las patas del vehículo- me giro hacia los dos hombres que no actúan bajo mis órdenes-. Necesito una dirección a donde se dirija este vehículo.

Resumen Zilda Adam A donde quiera que vaya el vehículo en el que me monto:

Por fin había llegado a lo que tanto había estado buscando, la batalla. Todo era tal y como me imagina por lo menos en su mayoría, las tropas de Zal arremetían e impedían el avance a de las de Sarka las cuales me pareció que usaban armas extrañas y posiblemente profanas. Comencé a avanzar de forma un poco más cauta, pero seguía avanzando corriendo hacia la encarnizada batalla.

-Podrías quitarte esa sonrisa de estúpida de la cara ¿no? – me dijo Trece a mi lado.

Era cierto, no me había dado cuenta de la sonrisa que me había aparecido en la cara, y no sabía por qué era, pero una cosa me era segura no la conseguía borrar con toda la velocidad que podía gracias a mi akuma me fui deslizando entre las tropas de Zal avanzando hacia la vanguardia. Por un momento me distraje, pues me di cuenta de que un tipo pelirrojo me miraba fijamente, tras eso fue directo a por los soldados de Sarka “¿acaso me está retando?, pues a competir” pensé mientras se me marcaba más la sonrisa.

Portaba el hacha en mi mano derecha, pero dadas las circunstancias del reto la decidí guardar y usar las espadas que las conocía mejor. Tan rápido como pude me colé entre los soldados de Zal y de otro atravesé las líneas de Sarka donde con un rápido giró realicé con una espada un corte a la altura de las rodillas de los soldados y lo continué con otro a la altura del cuello. La sangre brotó de estos creando siguiendo el filo de la espada, el olor que sentí en ese momento me inundó por completo las fosas nasales, un olor a sangre, mezclado con el del acero de las armas, la tierra que se movía al caer un cuerpo y el metal de las armaduras de los soldados de Sarka. Seguí mis movimientos con una embestida contra el soldado que me quedase más cerca para seguir con mi arremetida mientras una explosión creada por un arma profana se producía en el lugar en el que había estado hacia un momento.

-¡LLEVO CUATRO! – grité intentándome hacer oír entre el caos para que el pelirrojo me escuchase.

resumen Zal:

Fuimos avanzando hacia la base sin embargo con el mantra pude notar la presencia de gente que había estado en la reunión, ¿acaso alguien no se había enterado del plan? Miré hacia arriba y pude ver el equipo dragón, bueno al dragón cargando al resto del equipo, en la misma dirección que nosotros, en ese momento recibí la orden de Krauser de que avisase al mercenario de que no debía ir en esta dirección para encontrar a Beros, por lo que me centré en Madara y me comuniqué con él por telepatía.

-Shichibukai Madara, soy Deathstroke, tu parte es ir a por Beros. No a la base, si me permites que te comente una cosita, es posible que esté de camino a la ciudad, recuerda lo que dijo ese tal Bleyd en la reunión sobre el trono, sin duda estará pensando en sentarse mientras todo el mundo cree que está protegido en su base.

En ese momento nuestro grupo recibió un ataque que no esperé al estar distraído hablando con Madara, por suerte no recibimos ningún daño. Parecía ser que una máquina nos había atacado con una hoz unida a un cables que ahora estaba en un árbol, en ese momento me paré y desenfundé el bo para luchar pero el revolucionario dejó al cargo de la pelea a otro mientras los demás continuábamos en dirección a la base, “si nos hubiésemos enfrentado todos a la vez no creo que hubiese durado demasiado así había una posibilidad de perder a un compañero, pero confío en tu juicio Krauser, espero que no te equivoques” pensé mientras seguí avanzando pero antes de irme contacté con la persona que lucharía contra la máquina que nos había atacado.

-Es una máquina, con estropearle los circuitos lo deberías de detener, pero al ser algo de Zilda ándate con cuidado, no sé qué clase de armas le pueden haber puesto, suerte – y aumenté el ritmo hasta alcanzar al resto del grupo.

resumen Team Quimera:

Mi sonrisa se disipó al instante. “Eso no luce bien”, pensé mientras observaba la gran nube negra que se acercaba. Debajo de ella, los hombres caían sin vida. Algo dentro de mí despertó mi sentido de alerta. Me desembaracé de mi asombro y reaccioné lo más rápido que podía, corriendo en dirección suroeste por donde antes había visto a la pareja y otros más marcharse. Detrás de mí un grupo de soldados de Balt habían perdido sus espadas y ahora corrían a unos metros de mi posición. Por un momento me vi tentado a usar el poder de mi akuma para librarme de una situación complicada, pero me contuve.

-Solo espero que ningún enemigo me haya seguido – me dije a mi mismo mientras me quitaba el casco que llevaba encima.

Podía escuchar gritos detrás de mí. No quería mirar hacia atrás para no ponerme nervioso con lo estuviera pasando. Cadáveres de soldados estaban regados en el camino que seguía y el olor a sangre llegaba de todos lados.

BALT:

Tarde, había llegado tarde a darle mi discursito a Yoai, solté un suspiro resignado por este hecho, con lo que me había esforzado en quedar como alguien serio y resultaba que ya daba igual, parecía ser que tras el espectáculo de luces de Kai y Xemmas la pretora se había marchado. Entonces habló otra mujer que había estado luchando contra Yoai, parecía ser la pretora de Balt, bueno, no había sido a Yoai pero al menos le había llegado el mensaje a una pretora, esta agradeció la ayuda de mis nakamas por luchar contra la pretora de Meln y ahora quería que acabasen conmigo, supuse que por mi gran discurso y contra Gusi por ayudar a Yoai. Gusi seguía convencido de que su pretora era buena.

-Chico, estás ciego, perdona que te lo diga – le dije a Gusi mientras me acercaba a él y le ponía una mano en el hombro en señal de apoyo – no literalmente, claro, ciego de amor, he de decirte que alguien que destruye toda vida a su paso no es buena, y si encima te dan las evidencias de ello… dejé la frase inacabada a propósito, que él la entendiese como quisiese.

Me acerqué a la posición de Kai un poco pues había empezado con otro juego de luces que parecía más peligroso que el anterior, se me pasó una cosa por la cabeza y dije porqué no hacerlo, metí la mano en mi interior y saqué un chuletón de ternera que tenía, lo clavé a un palo de azúcar y lo acerqué a Kai para que se hiciese. Una vez me pareció que estaba en su punto, y dado el calor que desprendía no tardó mucho le coloqué cinco caramelos de color amarillo encima, le darían sabor a limón que le darían un buen resultado. Lo coloqué en un plato hecho de azúcar y levitando se le acerqué a la boca de Kai para que se lo comiese justo cuando él me lanzó a los pies una mochila y me pidió que la guardase.

-De acuerdo Llamita – le contesté mientras la metía en una caja hecha de azúcar y según la cerraba la endurecía todo lo que podía – Nurufufufu, nurufufufu, pero no te cabrees hombre, que te va a dar algo – luego presté atención el que iban a ir a por Yoai – Disculpad, el piratita ese y Kodama, intentad no matarla, nos puede dar información útil.

Seguidamente me preparé para apoyar desde la distancia a mi compañero, para ello cree una lanza de azúcar y la endurecí todo lo que pude, luego esperé a que empezase la fiesta.

resumen Meln:

Que pasaba hoy con el hecho de que siempre iba a estar acompañados de un marine, ahora que el vicealmirante ya no estaba, se había metido en el grupo alguien de menor rango, un teniente. A Osu seguían sin gustarle que hubiese marines en el grupo, no tenía nada en contra de ellos pero algo le hacía no tener un no sé qué hacia la marina. Por otra parte se uno de los comandantes del Yonkou, Deathstroke, que de alguna manera podía contactar con todos mediante telepatía. Solo esperaba que no pudiera leerle la mente o cosas por el estilo.

La cosa no comenzaba muy bien ya que el Shichibukai ya empezó a irse por otra dirección en la que no debía.

- Madre mía, como todos los Shichibukais sean así, me da hasta penita y todo el Gobierno.- pensó, aunque no sabría si era pensar, ya Deathstroke podría escucharlo.

De la nada apareció un gancho que dividió el grupo en dos y que no le dio a nadie de milagro. Al final de este, había un robot de un tamaño considerable, parecido al de un semigigante. Por un momento, el demonio plateado creía que iban a ventilarse esa máquina entre todos, pero Krauser parecía tener otros planes. Le dio un guantelete bastante intimidante, que inmediatamente se puso en su mano derecha mientras que en la izquierda aun tenia una de sus Thunder Lion, y le indico que se encargará del robot mientras el resto mientras el resto seguían hacia Zilda.¿Era una manera de ponerle a prueba o simplemente confiaba en las habilidades del sargento? No había día en el que tito Krau no le sorprendía.

Mientras el grupo se iba yendo, Osu empezó a estirar los brazos mirando fijamente. Últimamente le tocaba luchar con gente grande, aunque nunca se había peleado con un robot.

- Muy bien lata andante… Si fueras un hombrecillo cualquiera solo te daría una paliza, pero… como eres una simple maquina… -. Su mirada se volvió terrorífica y su sonrisa daba miedo. - ¡No voy a contenerme en nada!

EQUIPO QUIMERA DE LA ORDEN DE LOS GATITOS:

Un dolor intenso empezó a recorrer el interior del chico rubio. No por el hecho de que a Kai se le hubiese ido la cabeza o hubiese llegado el demonio de Kedra. Las palabras de Gusi le estaban haciendo sentir algo mal por él. Un jodido teniente con lágrimas y pidiéndole aquello. El ceño del chico se frunció un poco y después soltó un enorme suspiro. Por unos momentos pensó que querían matar a Misa y él mismo actuaría como el peliblanco. El alma del rubio se estaba quebrando al ver a un compañero de aquella forma. Encima pudo ver a Kodama lanzarse por Kedra, un puto suicidio. El marine conocía las técnicas de fuego del cadejo y su monstruoso haki armadura, el árbol iba a caer si hacía el chalado. La fuerza del lobo negro era exagerada con narices. Pudo ver al lobo además atacar a Yoai de una forma violenta.

Soltó un suspiro al mismo tiempo que de repente miraba a Gusi y le dedicaba una sonrisa amable. A continuación le levantó el pulgar en señal de afirmación, pensaba ayudarle. Lo que no le gustó fue aquella proposición de su vida en las manos de él. Xemnas era una persona increíblemente fiel y ayudaría a Al hasta el último momento sin irse con otros. Entonces fue cuando soltó una pequeña risa amable y contestó al teniente.

- Tu vida es solo tuya. No pienso dejar a un compañero en apuros en solitario. Le daré una oportunidad a la pretora, pero solo por ti. – Le indicó agarrándole del otro y dejándole subirlo. Le indicó a la rubia con la mano que se quedase allí.

Una vez estuvo en lo alto, se separó de Gusi dándole un toque en el hombro. Caminó hasta ponerse entre Kedra y la pretora, frunciendo el ceño. Por unos momentos había olvidado sus ideales de justicia. Entonces desenvainó su enorme espadón y golpeó el suelo de forma violenta con él. Un trozo de la piedra se agrietó entonces. El rubio alzó su arma y aumentó el poder de su aura, haciendo que sus ojos tomaran un leve brillo azulado.

- ¡Alto todo marine inferior al rango de Vice-Almirante! – Gritó de forma sonora. Era una jodida orden directa y eso iba también por Kodama. – ¿Qué coño somos los marines? ¡¿Putos bárbaros?! Se supone que somos la jodida justicia de los mares. Voy a ser bastante claro con lo que voy a decir ahora y para mis queridos uniformados, es una orden directa. – Esperaba que de aquella forma los marines le hicieran caso. – Kodama, estate quieto. Podrás liarte a hostias con el cadejo tras la guerra, aunque cuidado con sus juegos… posee fuego. También te pediré que no ataques a Yoai. Kedra… Si te atreves a continuar atacando a la pretora o se te ocurre dañar al capitán Kodama, daré la orden de ataque. Por muy fuerte que seas, no podrás con seis marines al mismo tiempo. – Sus palabras fueron bastante serias. Lo que hizo a continuación fue girarse y mirar a Yoai a los ojos (si continuaba viva). – Muy bien, pretora. Da gracias a Gusi de que continuas viva. Te lo voy a pedir solo una vez. Para a tus tropas ahora mismo y da fin a la guerra contra Balt. Miles de personas inocentes están muriendo por vuestras gilipolleces. A cambio te prometo que no habrá daños físicos contra ti y se hablaran las cosas con calma entre todos los presentes.

El rubio no tardó mucho en volver a mirar a las personas que allí había. Ojeó a Kodama despacio, después a Kedra, a su chica, a Gusi, a Joseph, a Jack y por último a Kai. Su mirada por una vez era bastante seria y a continuación se pasó la mano derecha por la frente, limpiándose el sudor. Debía admitir que le estaba costando hablar para todo el mundo. Lo siguiente que hizo fue mirar de nuevo a la pretora de Meln.

- Si no colaboras, me temo que me dolerá por mi soldado, pero el árbol te va a cortar en pedazos, el lobo te va a partir los huesos y es posible que el loco de fuego te queme después. Estás sola contra miles de personas. Gusi te está dando la oportunidad de vivir y además siente algo por ti ¿Ves a aquella joven rubia? – – Indicó a Misa con el dedo. – Es mi chica y daría la vida por ella. De modo que entiendo a mi colega albino. Te pido de verdad que consideres estas palabras o de lo contrario… No podré parar a mis hombres. – Xemnas se acercó a Kodama entonces, colocándose cerca para protegerlo si el cadejo le atacaba. Entonces le dedicó una sonrisa amable. – Este tío de aquí puede parecer un tronco cascarrabias, pero sé que es un buen tipo. No lo toméis en cuenta por sus amenazas, tan solo cumple su deber. – De nuevo caminó por la muralla hasta quedar en una posición intermedia. – Lo voy a decir todo de nuevo, pero resumido ¡La batalla de Balt y Meln ha terminado! Si alguien osa ignorar mis palabras, la marina actuará por su propia cuenta. Esta es la orden de un Vice-Almirante y espero que nadie pase de mi cara.

Xemnas entonces dirigió una mirada hacia donde estaba el chico ardiente luchando con la otra pretora y entonces soltó un pequeño suspiro. Sabía que no iban a poder pararlo y tan solo esperaba que no matase a la mujer y que al menos la dejase inconsciente.

- ¡Pretora de Balt! ¡Todo esto también va para ti, o te rindes o me temo que mi colega te va a quemar un poco! – Una vez terminó el discurso se quedó pendiente de todos, en especial de Yoai, de Kedra y de los enemigos.  

Balt:

TODO QUISQUI DE LA GUERRA DE LAS PRETORAS DE BALT Y MELN, LEED.:

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La chica soltó un enorme quejido cuando aquel puente que había bajo sus pies cayó al suelo, quedando algo dolorida por el golpe. Ella se esperaba la muerte, pues la situación era extraña. No entendía quién era aquella persona que le gritó lo de bruja. Allí abajo pudo ver que eran bastantes y encima armados. Se sintió ofendida cuando la llamaron así y al ver sus intenciones se puso algo nerviosa. Al parecer había acertado y no tenía ni idea de cómo. Soltó un pequeño suspiro y se sintió rodeada. Pudo ver una salida, pero quizás algo lejos. Fue entonces cuando la chica soltó un enorme gruñido, haciendo que le temperatura bajase hasta los menos veinte grados. A continuación desenfundó su nueva espada y apuntó con ella hacia unos cuantos hombres al azar.

- Muy bien, acusadores. Si alguno se acerca a mí, lo cortaré en dos ¿Quién se atreve entonces, malditos cobardes? – Se notaba muy molesta con ellos.

Lentamente fue aproximándose hacia la salida con una mirada seria y paso firme. Esperaba poder salir de aquel sitio, pero entonces un ruido llamó su atención. Su compañero de la revolución aterrizó en el suelo. Sus ojos se abrieron como platos ¿En serio se había tirado a lo loco y sin pensar? Ahora debería cuidarle también por si le decían brujo o algo por el estilo. Soltó un suspiro y después de unos momentos tragó algo de saliva.

- Si intentáis seguirnos, os juro que usaré mis terribles poderes de bruja para condenar vuestras almas al más oscuros de los infiernos.

Joder, con aquella cara era imposible tomarla en serio. La chica resultaba adorable incluso enfadada, aunque el mero hecho de que la temperatura hubiese bajado tanto esperaba que funcionase lo justo como para que los dejaran irse. Ella continuaría caminando hacia la salida de forma tranquila.

Meln:

Kotaro alzó una ceja al ver que los imbéciles de sus aliados no le respondían como era debido. Decidió pasar olimpiacamente de ellos y soltó un suspiro mientras pensaba qué hacer. Lo primero que se le ocurrió en su mente fue liarse a cortes con todos, pero sin duda no era lo correcto. Se relamió despacio y lo siguiente que hizo fue ajustarse su propio sombrero. Le quedaba demasiado genial y ocultaba su mata de pelos despeinados. Soltó una pequeña risita para sí mismo y lo siguiente que hizo fue cerrar los ojos unos momentos. Escuchó un sonido extraño que le hizo ladear la cabeza.

Cuando miró tras él, pudo ver a dos jodidos monstruos enormes ir hacia él. Eran como si fuesen rinocerontes, pero mucho más bestias. El moreno se quedó confuso al no saber lo que hacer, pero decidió ser un poco más listo de la cuenta. Tenía el plan perfecto y lo ejecutaría aferrándose a la más noble de las tradiciones que solían hacer los piratas. Huir. El moreno empezó a correr hacia Ruk y Grum mientras se descojonaba por el camino entre risas. Esperaba llevar las bestias hacia allí y de paso visitar a los dos enormes magantos que se estaban liando a guantazos.

- Que vienen… Que vienen… ¡Jajajajajaja!

Kotaro se estaba partiendo de risa mientras mantenía los ojos entrecerrados y avanzaba rápidamente con los monstruos detrás. Esperaba que algunos de los pretores los parase, él por su parte continuaría corriendo hacia ellos y trataría de pasar por el lado mientras se mantenía calmado. No solía estar en situaciones así, pero esos bichos daban miedo y algo le decía que sus agujas no iban a hacerles mucho. Tal vez podía dejarlos ciegos, pero eso podía ser peligroso y quizás demasiado arriesgado. Prefirió su sucio y precioso plan de correr con una sonrisa en los labios.

- Tasketé... - Diría con una voz enfermiza.

Sarka:

La armadura de ese maldito seguidor de Meln resulta más dura de lo que pensaba, y a pesar de recibir el impacto directo de mi rifle, se levanta aparentemente sin heridas. Dejando eso de lado, pues ya está rodeado de gente vestida del blanco de Balt miro hacía donde debía estar la pretora de Meln. En su lugar solo veo un cráter humeante, parece que con eso esta parte de la guerra ha terminado y ahora solo faltan cuatro pretores más. Cuando vuelvo a mirar hacía el grupo, a ver qué pasaba con aquel ser embutido en armadura me doy cuenta que algo no va bien. Reduzco el zoom para ver algo mejor la zona.

La pretora se aleja del cráter, pero el resto siguen en sus posiciones. Incluso alguno parece seguir en modo combate. Hay varios individuos, que, incluso llevando las armaduras blancas que los identifican como compañeros de facción, tienen pinta de enfrentarse a la pretora. Poco después uno señala hacía la muralla. Dirijo mi atención hacia la misma, tardando un poco en encontrar a mi presa inicial, la jefa enemiga. Detrás de la misma, en la muralla también aparece un tipo que no parece tener buenas intenciones, y que reconozco por los carteles como un pirata muy buscado. Una idea aparece en mi mente, podría intentar a cavar con dos pájaros de un tiro.

Despego mi cara de la mirilla y saco un cargador de debajo del uniforme. Mi intención es usar balas antiblindaje para con el mismo disparo atravesar a la pretora y al pirata. Una vez hecho el cambio de cargadores, guardando el anterior donde estaba el nuevo, vuelvo a centrarme en la muralla. Ahora además de los otros dos hay un hombre árbol con las vestiduras de Balt. No está metido en medio, y su ataque me puede dar ventaja. Vuelvo a ajustar el viento y distancia, las bala de ahora es más lenta y pesada, y el viento puede haber cambiado. Tras asegurarme que todo está correcto, busco el ángulo para que la bala tenga a los dos en trayectoria y disparo. De nuevo el retroceso me hace pasar a forma elemental, aunque intento volver rápidamente a ver si he conseguido darle a alguno de los dos.

Sniper Balt:

La combinación de fuerzas había dejado un cráter en el suelo justo donde aquella ¿Mujer?, no estaba seguro de poderla llamar así después de lo visto en el campo de batalla, había estado. Un poco más allá, al lado de Xemmas, otro que también debía ser marine lloraba amargamente por la pérdida de la bruja. La tranquilidad duró poco, Balarad quería las cabezas de los dos marines que no habían ayudado a acabar con Yoai, cosa que no pasaría. Kai fue el que interrumpió todo aquello, señalando la dirección en la que el enemigo había escapado del ataque combinado. Al parecer, había acabado en la muralla sana y salva de algún modo.

Tras esto todo comenzó a descontrolarse, Kai encarándose a la pretora de Bald, Kodama lanzándose a por la de Meln que ahora también estaba amenazada por un pirata con mucha recompensa y el resto, flipándolo. Aunque al final fue Xemmas el que puso algo de cabeza a todo el asunto. Coincidía en casi todo lo que el vice-almirante estaba diciendo, aunque me costara reprimir mis ganas de aplastar a aquel demonio con cuerpo de niña. Aunque en el discurso de mi compañero me pareció muy arriesgado, desvelar su unión personal con la marine. Ahora cualquiera de las dos jefas de facción intentaría aprovecharse de ello, y más sabiendo que era un rango alto dentro de la marina.

Di unos cuantos pasos hacía la chica, quedando entre ella y las posibles amenazas, estaba dispuesto a respaldar a Xemmas en esto. Y ya que ponía darle algo de cobertura a su chica para que no fuera un blanco tan fácil, ni de tanto valor al haber dos hombres con el mismo rango que las pretoras supieran. No estaba seguro de si Kai había desvelado su rango, pero sería una buena baza a ocultar hasta que fuera el momento adecuado.

-Para los que no me conozcan soy el Vice-almirante Danio, secundo todo lo dicho por mi compañero Xemmas. Balarad, si de verdad eres tan devota de la justica y la luz, baja las armas y ayúdanos a esclarecer todo lo sucedido. La batalla y la guerra tan larga puede que te hallan cegado en parte dictando sentencia sobre hombres que ni han luchado como si fueran asesinos de masas. Esa no es la justicia verdadera, no es la justicia real, solo venganza personal. Tomate unos minutos para reflexionar todo lo que has pasado y cuál es la realidad. Kai, no la chamusques si baja las armas, no atacamos enemigos rendidos.

Balt, lucha de pretoras y marines por doquier+kedra:

Algo raro acababa de pasar, esta vez habían caído dos ráfagas de fuego de artillería. La primera, potente como había sido la anterior que había lanzado y una segunda algo más floja. Era posible que con cada uso el colgante adquiriera más potencia, pero también cabía la posibilidad de que algún compañero usara también su colgante. De ser así, al fin había encontrado a alguien con cabeza junto a ellos. Aunque debía dejar estos pensamientos para otro momento, una de las sierpes aún le miraba y no era buena señal. Comencé a alejarme en dirección a la carga de los rinocerontes. Al hacerlo volando no tenía muchos problemas con que cargaran contra él, o eso esperaba.

Cuando estuvo cerca de los mismo, mandé a la N1 aterrizar y agarrar a uno de aquellos bichos. Era grande y pesada, unido a sus propulsores esperaba que lo consiguiera. Estaba seguro de que sufriría bastante con esa prueba, pero me daría el tiempo suficiente para usar los laser de la otra armadura ASCI sobre la bestia que detuviera. Por mi parte, usaría los misiles de hombro de mi armadura, acabando así con mi existencia de misiles. Tendría que buscar la forma de aumentar el número que podía transportar. Igual que optimizar el consumo de los láseres, tras los disparos mi otro juguete quedaría por debajo del cincuenta por ciento de batería.

Cabía la posibilidad de que la sierpe tratara de seguirme, lo que sería gracioso, pues seguramente acabara con varios de los animales al emerger. Por si acaso, puse a uno de los drones Apache en modo vigilancia del suelo. Los del control se Sarka me llamarían idiota, o pensarían que se había estropeado el dron, pero no tenían todos los datos como yo. De notar algo raro en suelo, me movería hacía atrás tan rápido como pudiera, no entraba en mis planes ser comida de bicho gigante.

Sarka Bomber:

Algo distraída y ausente me paro junto a mis compañeros cerca de un nutrido grupo de gente. Sigo en mi mundo, pensando en nada y con los ojos mirando al cielo. Me encuentro en otro brote d lo que me pasara en la ciudad amurallada. Había contraído alguna enfermedad rara en esa isla, o simplemente era el estrés de mi primera guerra y de que tanta gente pudiera ahora relacionarme con la revolución. En cualquier caso, tenía que salir de ese estado. Mientras no lo hiciera no sería útil a mis compañeros, y no quería hacer enfadar más al jefe.

Cuando al fin me despeje me entere de que debíamos ir a la base de Zilda y tomarla tratando de destruir pocas cosas. Esa petición me resulto de lo más curiosa, pero como me había perdido el resto de la reunión no quise preguntar. Comenzamos a movernos en la dirección indicada junto a algunos nuevos miembros. Otro marine y un pirata, lo que hacía aquella situación de lo más interesante. Un enorme dragón sobrevolaba nuestras cabezas, si era un enemigo estábamos muy jodidos, las historias sobre los mismos no eran demasiado alentadoras. Aunque, al parecer estaba en nuestro equipo, pero tenía otra dirección que tomar.

Cuando el dragón hubo cambiado de dirección, parecía que todo seguiría sin sustos, pero somos la quimera, el camino tranquilo no es nuestro camino. Una enorme maquina apareció frente a nosotros, dejando encargado Krauser a Osu para acabar con ella. Cuando el resto reanudamos la marcha vi pararse al pirata un momento junto al demonio, esperé también para darle un regalo antes de seguir. En cuanto el pirata se fue, me acerqué a Osu y poniéndole la mano encima del hombro lo bendije.

-Osu aprovecha bien este regalo, no suelo usarlo con nadie, pero seguro que ahora te viene bien. Destroza esa cosa. -Le dije mientras me alejaba corriendo para alcanzar al resto.

Team quimera:

Osu esto es a ti: