Gera
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Tras un buen rato corriendo, Gera ve una puerta de metal por la que accede al otro lado de la muralla. Un puente se deja ver y la muchacha lo atraviesa llegando así a la gran ciudad. Lo cierto es que la impresionó, al menos lo que quedaba de ella.
Comenzó a caminar por la ciudad lo más rápido que pudo, buscando un laboratorio. El guardia le había dicho que quizá hubiese alguno, no perdía la esperanza de encontrarlo. Tras correr por las calles, entró en un edificio abandonado. Continuó su búsqueda, parecía ser el sitio idóneo para que hubiese un laboratorio. Dedicó un rato a inspeccionar salas hasta que llegó a una lo bastante parecida a lo que ella buscaba.
Era un lugar con varias mesas de metal, había tubos de ensayo y diferentes artilugios propios de un laboratorio. No había gran cosa en él pero puede que encontrase algo que le sirviese para crear diferentes remedios para aquellos heridos en la batalla. Se dirigió a una estantería que estaba al fondo de aquella sala y observó los diferentes botes que en ella había. Tenían viejas etiquetas que especificaba lo que había en cada uno de ellos. Sopló encima de uno de los botes quitando así el polvo que en él había pudiendo leer el nombre del extracto de planta que contenía.
No todos los nombres le sonaban pero aún así, buscó los que le pudiesen servir para crear remedios fáciles de transportar y aplicar. Sus dotes de curandera no la iban a dejar en evidencia ya que deseaba poder ayudar en la lucha lo antes posible.
Sin más dilación, continuó mirando todos los botes y colocó los que le servían encima de una de las mesas, además, buscó algún archivo en el que especificase las utilidades de aquello que ella no conocía. Podía ser que le sirviese y por su falta de conocimientos, lo dejase estar sin más. En ese momento pensó en Dafne, que bien le hubiese venido que la muchacha estuviese con ella.
Comenzó a caminar por la ciudad lo más rápido que pudo, buscando un laboratorio. El guardia le había dicho que quizá hubiese alguno, no perdía la esperanza de encontrarlo. Tras correr por las calles, entró en un edificio abandonado. Continuó su búsqueda, parecía ser el sitio idóneo para que hubiese un laboratorio. Dedicó un rato a inspeccionar salas hasta que llegó a una lo bastante parecida a lo que ella buscaba.
Era un lugar con varias mesas de metal, había tubos de ensayo y diferentes artilugios propios de un laboratorio. No había gran cosa en él pero puede que encontrase algo que le sirviese para crear diferentes remedios para aquellos heridos en la batalla. Se dirigió a una estantería que estaba al fondo de aquella sala y observó los diferentes botes que en ella había. Tenían viejas etiquetas que especificaba lo que había en cada uno de ellos. Sopló encima de uno de los botes quitando así el polvo que en él había pudiendo leer el nombre del extracto de planta que contenía.
No todos los nombres le sonaban pero aún así, buscó los que le pudiesen servir para crear remedios fáciles de transportar y aplicar. Sus dotes de curandera no la iban a dejar en evidencia ya que deseaba poder ayudar en la lucha lo antes posible.
Sin más dilación, continuó mirando todos los botes y colocó los que le servían encima de una de las mesas, además, buscó algún archivo en el que especificase las utilidades de aquello que ella no conocía. Podía ser que le sirviese y por su falta de conocimientos, lo dejase estar sin más. En ese momento pensó en Dafne, que bien le hubiese venido que la muchacha estuviese con ella.
- Balt:
- cruzar la muralla por la puerta gris, cruzar el puente, cotillear por la ciudad, encontrar un laboratorio, inspeccionar lo que había en él, buscar plantas y datos que le pudiesen servir y pensar en lo bien que le vendría Dafne para que la ayudase.
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Akuma no mi
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Mientras me dirijo hacía las sierpes con intención de hacerlas desaparecer, una explosión inmensa, seguramente F.R.A.N.C.I.S, provoca un gran fogonazo y una gran onda expansiva. El fogonazo me ciega durante unos segundos, durante los cuales la onda de choque nos golpea y me hace estrellarme contra el suelo, a mí, a los drones y las armaduras que me acompañaban. Los sistemas tardan unos segundos en recomponerse. Parece que la integridad de las armaduras no ha sufrido mayores consecuencias que unos cuantos bollos externos. Los drones, sin embargo, parecen haber sufrido daños algo mayores. Los dos drones Apache que me acompañan tiene dañados los sistemas de camuflaje, por lo que pierden parte de su ventaja táctica, aunque aún lo hubiera activado.
Los informes que me llegan de los Ares y Apache que se habían quedado en la refriega son mejores. Tan solo un par de los bélicos han perdido una de las dos armas, otro par tienen daños ligeros en los estabilizadores, haciendo complicado el apuntar, además de tener todos abolladuras por impacto. Ahora que están sin objetivos, sería un buen momento para traerlos a mi posición y usarlos de apoyo contra las sierpes, pero algo aparece en lugar de los soldados ferales. Unos monstruosos animales cargan a través del polvo contra las tropas de Sarka. “¿Qué mierda son esas cosas?” pienso mientras los marco como los nuevos objetivos.
“No sé si esto funcionara de nuevo, pero no pierdo nada probándolo” me digo mientras apunto con la runa a los nuevos enemigos y volviendo a pulsar el botón de la misma. Tras lo cual me vuelvo a elevar en el aire. Por la cámara de uno de los drones Apache veo como una de las sierpes se queda mirando en mi dirección, aunque ahora tengo objetivos más problemáticos que esos grandes animales que parecen no poder separarse mucho de la muralla, o al menos, de no haber recibido órdenes de hacerlo.
Los informes que me llegan de los Ares y Apache que se habían quedado en la refriega son mejores. Tan solo un par de los bélicos han perdido una de las dos armas, otro par tienen daños ligeros en los estabilizadores, haciendo complicado el apuntar, además de tener todos abolladuras por impacto. Ahora que están sin objetivos, sería un buen momento para traerlos a mi posición y usarlos de apoyo contra las sierpes, pero algo aparece en lugar de los soldados ferales. Unos monstruosos animales cargan a través del polvo contra las tropas de Sarka. “¿Qué mierda son esas cosas?” pienso mientras los marco como los nuevos objetivos.
“No sé si esto funcionara de nuevo, pero no pierdo nada probándolo” me digo mientras apunto con la runa a los nuevos enemigos y volviendo a pulsar el botón de la misma. Tras lo cual me vuelvo a elevar en el aire. Por la cámara de uno de los drones Apache veo como una de las sierpes se queda mirando en mi dirección, aunque ahora tengo objetivos más problemáticos que esos grandes animales que parecen no poder separarse mucho de la muralla, o al menos, de no haber recibido órdenes de hacerlo.
- Sarka:
- Comprobar daños en drones y armaduras. Marcar a los animales nuevos como objetivos con los comandos de la armadura y usar la runa a ver si funciona otra vez contra la masa de las criaturas que acaban de aparecer.
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Akuma no mi
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Avancé por el terreno durante unos metros, aún con el haki de observación activado, hasta que pude divisar unas figuras en la lejanía. Debían ser esos. Me detuve un segundo, obligando a Klaus a detenerse conmigo y mirarme con rostro inquisitivo, y sopesé mis posibilidades.
Las presencias desconocidas no se habían movido en exceso en todo ese tiempo. Quizá algo les impedía continuar su camino, o quizá estaban de cháchara en medio de la batalla. La cuestión es que a mí no me interesaba detenerme. Tenía que avanzar lo más rápidamente posible.
Ahora bien, para avanzar con rapidez, me convenía usar mi forma completa y pasarles por encima volando como un dragón. El problema era que eso llamaría la atención, y la gente empezaría a preguntarse quién es el dragón japonés que vuela sin alas. Y eso tampoco me interesaba especialmente. Por otro lado, en forma humana o híbrida avanzaría menos.
Pero podía usar otras cosas a mi favor.
Respiré hondo y activé el anpo, antes de echar a correr otra vez, seguida por Klaus en silencio. Seguidamente, activé el Shadow Clon y creé cinco clones de mí misma, que se movieron conmigo en todas direcciones al tiempo que me acercaba a... ¿era eso un puente?
Había varias personas allí, y un tipo parecía estar bloqueándoles el paso.
Confiando en que se quedarían sorprendidos al ver a sixtillizas idénticas acercándose a toda velocidad, intentaría saltar sobre la cabeza del tipo del puente aprovechando mis cualidades pasivas y sortearlo para aterrizar al otro lado y seguir mi camino a todo correr, sin desactivar todavía a los clones.
Las presencias desconocidas no se habían movido en exceso en todo ese tiempo. Quizá algo les impedía continuar su camino, o quizá estaban de cháchara en medio de la batalla. La cuestión es que a mí no me interesaba detenerme. Tenía que avanzar lo más rápidamente posible.
Ahora bien, para avanzar con rapidez, me convenía usar mi forma completa y pasarles por encima volando como un dragón. El problema era que eso llamaría la atención, y la gente empezaría a preguntarse quién es el dragón japonés que vuela sin alas. Y eso tampoco me interesaba especialmente. Por otro lado, en forma humana o híbrida avanzaría menos.
Pero podía usar otras cosas a mi favor.
Respiré hondo y activé el anpo, antes de echar a correr otra vez, seguida por Klaus en silencio. Seguidamente, activé el Shadow Clon y creé cinco clones de mí misma, que se movieron conmigo en todas direcciones al tiempo que me acercaba a... ¿era eso un puente?
Había varias personas allí, y un tipo parecía estar bloqueándoles el paso.
Confiando en que se quedarían sorprendidos al ver a sixtillizas idénticas acercándose a toda velocidad, intentaría saltar sobre la cabeza del tipo del puente aprovechando mis cualidades pasivas y sortearlo para aterrizar al otro lado y seguir mi camino a todo correr, sin desactivar todavía a los clones.
- Ámbitos:
Nivel 23:
Anpo (暗歩= Paso sombrío):
Habilidad que le permite a Haru caminar sin emitir sonido alguno. (Parte pasiva del ámbito).
Shikyoku ((肢曲= Eco rítmico):
El eco rítmico es una técnica basada en el Anpo. En movimiento, Haruka es capaz de crear imágenes residuales de sí misma a través del uso de un ritmo concreto de pasos. Es decir, es capaz de hacer aparecer una especie de “ecos” o “fantasmas” de sí misma, lo que dificulta saber cuál es la original, o dónde está.
Nivel 30: Sombra (Agilidad y discreción).
Kage Bunshin (影分身= Clones sombríos):
Esta habilidad es una expansión del eco rítmico. Haruka no sólo es capaz de caminar a tal velocidad y tal ritmo que crea ecos de sí misma, sino que es capaz de hacer que se muevan en distintas direcciones para confundir al enemigo. A menos que los ataques directamente o uses haki de observación, es difícil averiguar cuál es el original.
- Resumen Meln:
Ver a los revos a lo lejos, crear clones de mi misma y correr sin emitir sonido alguno para que no me diferencien de los clones, intentar sortear al tipo del puente para poder cruzar al otro lado.
Dexter Black
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Aquello, de pronto, se llenó. El esqueleto que había visto en Zilda se presentó e hizo un par de chistes malos, seguidos de su forma de plantear el conflicto. No era una mala idea, pero dada la creciente cantidad de aliados que iban apareciendo poco a poco, debía cambiar ligeramente su posicionamiento. El siguiente en hablar fue un tal Bleyd, que se refirió a él como "señor", aunque no le dio importancia. Demasiada gente lo llamaba de forma aduladora. Sin embargo, tenía información muy interesante, aunque había pocas probabilidades de que fuera cierto. Al fin y al cabo, de ser verdad que sentarse al trono en la gran ciudad imperial garantizaba el control de la isla aquel conflicto se habría resuelto con pequeñas escaramuzas y no una guerra a gran escala.
-Mi plan excluye competiciones, Madara- respondió con tranquilidad. Los nervios empezaban a invadirlo, pero debía mantenerse en un registro calmado mientras pudiera. Nada tenía por qué salir mal a pesar de la actitud pueril del Shichibukai y el espectáculo que estaba dando Kai con una caja-. Sin embargo en otro momento podrás tener tu revancha, perdedor- le sacó la lengua con sorna y una mirada un tanto maliciosa, riendo un poco. Una broma para calmar los nervios no estaba mal.
La llegada de Deathstroke marcó un antes y un después en la reunión, ya que fue precedido de una mesa y seguido de la propuesta más interesante hasta el momento. Pendiente de ser pulida, la idea de armar más grupos era por la que se debía de decantar. Sin embargo, asesinar a los pretores... Neutralizar a Beros, Yoai y Balarad era prioritario, pero insuficiente. Más allá de la cabeza de la hidra quedaba un grueso cuello detrás, del que si se despreocupaban surgirían más. Si neutralizaban a un Pretor debían tener la seguridad de que los ejércitos de cada facción quedaban descabezados, por lo que no llegaba con eso. Tenían que tomar cada base, o... Sí, era una buena idea. Dudaba que funcionase, pero era una buena idea.
-Kai, llévate esto- se aseguró de que antes de marcharse guardara uno de los I-den den mushies que llevaba encima. Era el de repuesto, aunque ahora tendría que guardar el principal con celo-. Y mantenme informado. Respecto a lo de varios equipos, me parece correcto. Con salvedades...
Se dio cuenta de repente. No había levantado la mano ni una sola vez, aunque ninguno había tomado esa idea. Era el fallo de las democracias, la gente no hacía caso a un líder que se imponía. Qué irónico sonaba de repente, pero era cierto. Había impuesto valores democráticos en lugar de establecer una cadena de mando y mantener a los de más bajo rango aparte. Habría resultado, además de cruel, contraproducente. Hasta las mentes más brillantes obviaban factores que otras podían ver con gran facilidad. Y de repente cayó en la cuenta de que acababan de cederle dos votos, con lo que la importancia del desempate volvía a él.
-Antes de continuar, y para que esto sea justo. ¿Alguno de los presentes ve mal que yo decida el futuro de esos votos?- preguntó-. No quiero resp...
Lo interrumpió Hinori con un abrazo, una disculpa y lo que casi pareció un intento de violación. Lo desnudó de cintura para arriba, haciendo que su chaquetón cayera al suelo y examinando cada ápice de piel. Esperaba que no se fijase en todas las cicatrices heredadas de los últimos dos años, y que los demás las obviasen. Eran demasiado perfectas para haberlas recibido en una batalla, y aunque casi desaparecidas no venía en absoluto bien para la imagen de "intocable" que lo precedía. Imagen que en aquel momento ayudaba a reunir gente, o eso creía.
Se quedó callado mientras volvía a vestir la camisa y Hinori hablaba con su subcapitán. ¿En serio no habían tenido contacto hasta el momento? Esa niña estaba muy cerrada en su mundo, tenía que encontrar una forma de hacerla relacionarse y salir de la cocina de vez en cuando. Hablando de salir, Kedra y Krauser llegaron casi al unísono. El Lobo Negro miró con ansia asesina por un instante a Madara, y el Oficial le chocó el puño. "Vale, si mis cicatrices los espantaban, Krauser los retiene", pensó con una risa interior que contuvo con dificultad. En fin, la tardanza de aquellos dos lo obligaba a dar un resumen de todo, así que debía empezar por el principio.
-Veamos... Lo primero, es que el propio Beros ha confirmado que ellos ahuspiciaron el golpe de Estado de Yoai, apoyados por Ballarad- comenzó a contar la historia de nuevo, desde cómo todo había comenzado hasta las incorporaciones de sus nuevos aliados, asegurándose de presentar a todos. Incluso al teniente Silver, que no había aportado nada. ¿Callado o simplemente tímido? También se acordó de explicarle el destino de las armas de guerra-. Al final nos hemos reunido un buen grupo de gente.
Algo invadió su mente. El Haki de observación detectó una presencia conocida, y supo que aún faltaba gente por llegar. Zuko estaba en el aire, y dudaba que le resultase difícil convencerlo de unirse al plan. Al fin y al cabo, la última vez que se vieron estaba deseoso de demostrar su valía.
-Bien, aún faltan algunos por llegar, pero vamos a ir intentando dar forma a este grupo- comenzó, aclarándose la voz antes de todo lo que iba a decir-. Vamos a formar cuatro equipos, a los que llamaremos Quimera- señaló a Krauser-, Dragón- Madara a continuación fue el indicado-, Mono- turno de Kai, aunque no estaba en ese momento-, y Zafiro. Adivinad quién entra en este último- dijo, señalándose con una estúpida sonrisa bastante fuera de lugar-. Dicho esto, la gente a la que he señalado va a liderar los equipos por dos razones principalmente. La primera, es que de los aquí reunidos son las personas más fuertes; esto significa que han sobrevivido para llegar a hacerse poderosos. Hacedles caso y os irá bien. El segundo motivo es que Krauser es probablemente el mejor espía vivo, aunque parezca difícil de creerlo con esas pintas- lo cierto era que ente el espadón y los dos metros destacaba bastante, por no decir mucho-. Madara es, con diferencia, el tipo más versátil a la hora de demoler, destruir, o simplemente llamar la atención. Respecto a Kai, los que lo conozcáis ya sabéis cómo es.
Respiró hondo, esperando una reacción de los demás, teniendo especial interés en lo que diría el esqueleto o el extraño mercenario de la moto.
-Krauser irá con su división, Deathstroke y Silver. Vuestro objetivo es capturar la base de Zilda sin daños materiales, o con pérdidas mínimas. Bleyd, Mapache y Vilya, con Madara. Vuestro objetivo es neutralizar a Beros a cualquier precio. Una vez lo hayáis logrado, o si hay alguna complicación, poneos en contacto con nosotros. El mapache lleva un I-den den mushi para comunicarse conmigo o cualquiera de la banda, así que no tendréis ningún problema con eso- a no ser que perdiera el aparato, aunque era casi improbable-. Kedra, tú has llegado muy rápido hasta aquí. Si eres capaz de seguir el olor de Kai, ve a darle cobertura. No sé cuánto tardará, pero únete a él y dile que en lugar de volver aquí os vais a ocupar de las tropas de Balt- hasta donde sabía, Balt poseía el ejército más organizado, por lo que era el más importante para disgregar-. Y los que venís conmigo, que sois Hinori y esqueleto, nos vamos a tener diversión sin límites en la Ciudad Imperial; si Bleyd está en lo cierto sólo tenemos que sentarnos en una silla y habremos ganado- comentó con cierta ironía, aunque estaba secretamente esperanzado. Todo sería mucho más fácil así-. Aunque no es tan fácil entrar en la Ciudad. Creo que no me olvido de nadie, ¿Cierto?
"Oh, cierto, me olvidaba de ese detalle".
-Bleyd, sí puedes quedarte con una sola cosa de la isla, sin problemas. Y lo que me olvidaba, ¿Estamos todos de acuerdo en seguir este plan?- Dexter alzó la mano. Fueran tres o sólo uno esperaba que la gente apoyara su plan. Al fin y al cabo, era un plan interesante. A partir de ese momento deberían seguir los planes de quien estuviera al mando en cada equipo, si es que se aceptaba. De lo contrario, tendrían que idear otro plan-. Votad rápido, chicos, mirad lo que se viene desde el Este.
Una vez el resultado fuese decidido empezaría a moverse. Si la idea se aceptaba, camino de Ciudad Imperial. De otro modo, un par de kilómetros al sur, para hablarlo lejos de esa sombra. Antes de ponerse en camino, de cualquier modo, daría un abrazo a Kedra.
-Gracias por haber venido- le diría antes de un golpecito en la espalda
-Mi plan excluye competiciones, Madara- respondió con tranquilidad. Los nervios empezaban a invadirlo, pero debía mantenerse en un registro calmado mientras pudiera. Nada tenía por qué salir mal a pesar de la actitud pueril del Shichibukai y el espectáculo que estaba dando Kai con una caja-. Sin embargo en otro momento podrás tener tu revancha, perdedor- le sacó la lengua con sorna y una mirada un tanto maliciosa, riendo un poco. Una broma para calmar los nervios no estaba mal.
La llegada de Deathstroke marcó un antes y un después en la reunión, ya que fue precedido de una mesa y seguido de la propuesta más interesante hasta el momento. Pendiente de ser pulida, la idea de armar más grupos era por la que se debía de decantar. Sin embargo, asesinar a los pretores... Neutralizar a Beros, Yoai y Balarad era prioritario, pero insuficiente. Más allá de la cabeza de la hidra quedaba un grueso cuello detrás, del que si se despreocupaban surgirían más. Si neutralizaban a un Pretor debían tener la seguridad de que los ejércitos de cada facción quedaban descabezados, por lo que no llegaba con eso. Tenían que tomar cada base, o... Sí, era una buena idea. Dudaba que funcionase, pero era una buena idea.
-Kai, llévate esto- se aseguró de que antes de marcharse guardara uno de los I-den den mushies que llevaba encima. Era el de repuesto, aunque ahora tendría que guardar el principal con celo-. Y mantenme informado. Respecto a lo de varios equipos, me parece correcto. Con salvedades...
Se dio cuenta de repente. No había levantado la mano ni una sola vez, aunque ninguno había tomado esa idea. Era el fallo de las democracias, la gente no hacía caso a un líder que se imponía. Qué irónico sonaba de repente, pero era cierto. Había impuesto valores democráticos en lugar de establecer una cadena de mando y mantener a los de más bajo rango aparte. Habría resultado, además de cruel, contraproducente. Hasta las mentes más brillantes obviaban factores que otras podían ver con gran facilidad. Y de repente cayó en la cuenta de que acababan de cederle dos votos, con lo que la importancia del desempate volvía a él.
-Antes de continuar, y para que esto sea justo. ¿Alguno de los presentes ve mal que yo decida el futuro de esos votos?- preguntó-. No quiero resp...
Lo interrumpió Hinori con un abrazo, una disculpa y lo que casi pareció un intento de violación. Lo desnudó de cintura para arriba, haciendo que su chaquetón cayera al suelo y examinando cada ápice de piel. Esperaba que no se fijase en todas las cicatrices heredadas de los últimos dos años, y que los demás las obviasen. Eran demasiado perfectas para haberlas recibido en una batalla, y aunque casi desaparecidas no venía en absoluto bien para la imagen de "intocable" que lo precedía. Imagen que en aquel momento ayudaba a reunir gente, o eso creía.
Se quedó callado mientras volvía a vestir la camisa y Hinori hablaba con su subcapitán. ¿En serio no habían tenido contacto hasta el momento? Esa niña estaba muy cerrada en su mundo, tenía que encontrar una forma de hacerla relacionarse y salir de la cocina de vez en cuando. Hablando de salir, Kedra y Krauser llegaron casi al unísono. El Lobo Negro miró con ansia asesina por un instante a Madara, y el Oficial le chocó el puño. "Vale, si mis cicatrices los espantaban, Krauser los retiene", pensó con una risa interior que contuvo con dificultad. En fin, la tardanza de aquellos dos lo obligaba a dar un resumen de todo, así que debía empezar por el principio.
-Veamos... Lo primero, es que el propio Beros ha confirmado que ellos ahuspiciaron el golpe de Estado de Yoai, apoyados por Ballarad- comenzó a contar la historia de nuevo, desde cómo todo había comenzado hasta las incorporaciones de sus nuevos aliados, asegurándose de presentar a todos. Incluso al teniente Silver, que no había aportado nada. ¿Callado o simplemente tímido? También se acordó de explicarle el destino de las armas de guerra-. Al final nos hemos reunido un buen grupo de gente.
Algo invadió su mente. El Haki de observación detectó una presencia conocida, y supo que aún faltaba gente por llegar. Zuko estaba en el aire, y dudaba que le resultase difícil convencerlo de unirse al plan. Al fin y al cabo, la última vez que se vieron estaba deseoso de demostrar su valía.
-Bien, aún faltan algunos por llegar, pero vamos a ir intentando dar forma a este grupo- comenzó, aclarándose la voz antes de todo lo que iba a decir-. Vamos a formar cuatro equipos, a los que llamaremos Quimera- señaló a Krauser-, Dragón- Madara a continuación fue el indicado-, Mono- turno de Kai, aunque no estaba en ese momento-, y Zafiro. Adivinad quién entra en este último- dijo, señalándose con una estúpida sonrisa bastante fuera de lugar-. Dicho esto, la gente a la que he señalado va a liderar los equipos por dos razones principalmente. La primera, es que de los aquí reunidos son las personas más fuertes; esto significa que han sobrevivido para llegar a hacerse poderosos. Hacedles caso y os irá bien. El segundo motivo es que Krauser es probablemente el mejor espía vivo, aunque parezca difícil de creerlo con esas pintas- lo cierto era que ente el espadón y los dos metros destacaba bastante, por no decir mucho-. Madara es, con diferencia, el tipo más versátil a la hora de demoler, destruir, o simplemente llamar la atención. Respecto a Kai, los que lo conozcáis ya sabéis cómo es.
Respiró hondo, esperando una reacción de los demás, teniendo especial interés en lo que diría el esqueleto o el extraño mercenario de la moto.
-Krauser irá con su división, Deathstroke y Silver. Vuestro objetivo es capturar la base de Zilda sin daños materiales, o con pérdidas mínimas. Bleyd, Mapache y Vilya, con Madara. Vuestro objetivo es neutralizar a Beros a cualquier precio. Una vez lo hayáis logrado, o si hay alguna complicación, poneos en contacto con nosotros. El mapache lleva un I-den den mushi para comunicarse conmigo o cualquiera de la banda, así que no tendréis ningún problema con eso- a no ser que perdiera el aparato, aunque era casi improbable-. Kedra, tú has llegado muy rápido hasta aquí. Si eres capaz de seguir el olor de Kai, ve a darle cobertura. No sé cuánto tardará, pero únete a él y dile que en lugar de volver aquí os vais a ocupar de las tropas de Balt- hasta donde sabía, Balt poseía el ejército más organizado, por lo que era el más importante para disgregar-. Y los que venís conmigo, que sois Hinori y esqueleto, nos vamos a tener diversión sin límites en la Ciudad Imperial; si Bleyd está en lo cierto sólo tenemos que sentarnos en una silla y habremos ganado- comentó con cierta ironía, aunque estaba secretamente esperanzado. Todo sería mucho más fácil así-. Aunque no es tan fácil entrar en la Ciudad. Creo que no me olvido de nadie, ¿Cierto?
"Oh, cierto, me olvidaba de ese detalle".
-Bleyd, sí puedes quedarte con una sola cosa de la isla, sin problemas. Y lo que me olvidaba, ¿Estamos todos de acuerdo en seguir este plan?- Dexter alzó la mano. Fueran tres o sólo uno esperaba que la gente apoyara su plan. Al fin y al cabo, era un plan interesante. A partir de ese momento deberían seguir los planes de quien estuviera al mando en cada equipo, si es que se aceptaba. De lo contrario, tendrían que idear otro plan-. Votad rápido, chicos, mirad lo que se viene desde el Este.
Una vez el resultado fuese decidido empezaría a moverse. Si la idea se aceptaba, camino de Ciudad Imperial. De otro modo, un par de kilómetros al sur, para hablarlo lejos de esa sombra. Antes de ponerse en camino, de cualquier modo, daría un abrazo a Kedra.
-Gracias por haber venido- le diría antes de un golpecito en la espalda
- Sagrada Orden Templaria de los Mininos ardientes:
- Hablo, respindo a todos, ideo un plan, lo expongo, y si no se vota lo que yo quiero me bajo a T14 para seguir debatiendo.
- Censo Sagrada Orden Templaria de los Mininos ardientes:
- Si lo continuáis le hacéis un favorazo a los Mods, chicos.
- Dexter Black
- Comic Sans
- Bleyd
- Silver
- Madara
- Deathstroke
- Kai
- Vilya
- Hinori
- Krauser
- Osuka
- Tenebrex
- Valia
- Kedra
- Dexter Black
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Había sido un camino de vuelta hacia el norte bastante raro. Por algún motivo había entrado en un estado parecido al de la semiinconsciencia montada sobre la criatura invocada por el marine con el que viajaba. Hypolita parecía haberlos seguido, y aunque cansada no parecía estar en mala forma para luchar. Ya cerca de las murallas de la ciudad, una explosión inmensa hizo que todo se volviera blanco y notara como su cuerpo chocaba contra la piedra. A su lado escucho un gemido de la pantera, afectada también por lo que hubiera sido aquello. Cuando fue recobrando la vista, todo paso del blanco al negro. Tardó unos segundos en darse cuenta de lo que pasaba. Su compañera se había puesto delante de su cabeza y daba lengüetazos en el brazo, limpiando un pequeño corte en el mismo. Con un fuerte abrazo a su pantera le agradeció sus cuidados, además de comprobar que no tenía lesiones.
Cuando al fin se pudo incorporar ya no veía a Venom por ningún lado, así que supuso que se había adentrado en la ciudad si ella. Cuando se levantó, notando todo el cuerpo dolorido por el golpe, no era nada serio, pero le dolería aún unos minutos más. Paso al interior de la ciudad por un gran agujero en la muralla, por el que aún entraba alguno de aquellos hombres ferales del ejercito de Zal. El sonido de la batalla cercana fuera de la ciudad le tentaba, peor con la creencia de que el marine estaba en la ciudad, se forzó a entrar a buscarlo en la misma.
Dentro todo era destrucción. Al fondo podía distinguir las tropas de su bando avanzando, pero ella tenía otra cosa que hacer antes de seguirlas al corazón de la urbe. Por lo que caminó en dirección noreste en busca de pistas sobre su compañero de viaje.
Cuando al fin se pudo incorporar ya no veía a Venom por ningún lado, así que supuso que se había adentrado en la ciudad si ella. Cuando se levantó, notando todo el cuerpo dolorido por el golpe, no era nada serio, pero le dolería aún unos minutos más. Paso al interior de la ciudad por un gran agujero en la muralla, por el que aún entraba alguno de aquellos hombres ferales del ejercito de Zal. El sonido de la batalla cercana fuera de la ciudad le tentaba, peor con la creencia de que el marine estaba en la ciudad, se forzó a entrar a buscarlo en la misma.
Dentro todo era destrucción. Al fondo podía distinguir las tropas de su bando avanzando, pero ella tenía otra cosa que hacer antes de seguirlas al corazón de la urbe. Por lo que caminó en dirección noreste en busca de pistas sobre su compañero de viaje.
- Zal:
- Caerse, notarse dolorida y entrar a la ciudad buscando a Venom.
Dafne
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Al fin estaba a un río de distancia de mi objetivo final. Tras haber corrido como una posesa por el bosque, comerme ramitas y pegarme unas buenas caídas contra el suelo, no sin antes maldecir en alto al árbol que había parido a aquella rama, logré estar a la orilla del río que me separaba de la gran muralla de la ciudad imperial, o al menos eso creía. A pesar de mi emoción no podía dejar de pensar en Gera, ¿Habría llegado sana y a salvo de los enemigos? ¿Habrá llegado ya a la ciudad?. Estas eran preguntas que constantemente me rondaban la cabeza, pero sin lugar a duda, mi mente ahora buscaba la forma de cruzar aquel río. Tal era mi fustración, que no me había dado ni cuenta de que había insultado a una rama, algo que yo respetaba por pertenecer a la madre natura, y que de estar tranquila, me pegaría una bofetada por tal insulto.
-Umm....¿como podría cruzar?.
Mi vista empezó a peinar la zona en busca de algún tronco caído o algo que me permitiera cruzar sin peligro alguno. Para mi fortuna pude ver un puente, en un estado normal, a pesar de eso, rezaba para que no se cayese. Me dirigí a él y con sumo cuidad coloqué mi pie izquierdo sobre las tabla, esta no cedió, por tanto fui pasito a pasito intentando cruzar, lenta pero segura.
-No te rompas, no te rompas, ay ay no te rompas.
Estaba francamente tensa, pues lo menos que me apetecía ahora era darme un chapuzón en el río, y a cada paso que daba este puente parecía que se fuera a desintegrar.
Al final logré cruzar el río a través de aquel puente, con sumo cuidado para, de una vez, llegar a las murallas de la ciudad corriendo con el poco aliento que me quedaba.
- ¡LO LOGREEEE!- En ese momento mi alarido dejó de sonar al ver la gran muralla delante mía. Una gota de sudor corrió por mi frente para preguntarme. ¿Como demonios entro ahora?. La respuesta era fácil, me dispuse a correr por la parte derecha de la muralla, siguiéndola para ver si de este modo encontraba una puerta, un guardia o una señal que me permitiera poder entrar en aquella ciudadela.
Estaba desesperada, pues necesitaba acceder al interior, encontrar un laboratorio y poder servir de alguna manera en esta maldita guerra y ser de utilidad a Balt. Así que corrí y corrí mientras pensaba. "Por favor que no sea la última en llegar " "Ojalá Kodama esté bien " "Gera espero que esté ahí dentro".
-Umm....¿como podría cruzar?.
Mi vista empezó a peinar la zona en busca de algún tronco caído o algo que me permitiera cruzar sin peligro alguno. Para mi fortuna pude ver un puente, en un estado normal, a pesar de eso, rezaba para que no se cayese. Me dirigí a él y con sumo cuidad coloqué mi pie izquierdo sobre las tabla, esta no cedió, por tanto fui pasito a pasito intentando cruzar, lenta pero segura.
-No te rompas, no te rompas, ay ay no te rompas.
Estaba francamente tensa, pues lo menos que me apetecía ahora era darme un chapuzón en el río, y a cada paso que daba este puente parecía que se fuera a desintegrar.
Al final logré cruzar el río a través de aquel puente, con sumo cuidado para, de una vez, llegar a las murallas de la ciudad corriendo con el poco aliento que me quedaba.
- ¡LO LOGREEEE!- En ese momento mi alarido dejó de sonar al ver la gran muralla delante mía. Una gota de sudor corrió por mi frente para preguntarme. ¿Como demonios entro ahora?. La respuesta era fácil, me dispuse a correr por la parte derecha de la muralla, siguiéndola para ver si de este modo encontraba una puerta, un guardia o una señal que me permitiera poder entrar en aquella ciudadela.
Estaba desesperada, pues necesitaba acceder al interior, encontrar un laboratorio y poder servir de alguna manera en esta maldita guerra y ser de utilidad a Balt. Así que corrí y corrí mientras pensaba. "Por favor que no sea la última en llegar " "Ojalá Kodama esté bien " "Gera espero que esté ahí dentro".
- Balt:
- Correr como una posesa, cruzar un puente y rezar para poder encontrar una entrada a la ciudad y poder llegar a un laboratorio para empezar a ser de utilidad para la guerra, antes de que la gran tormenta de guerreros llegue aquí., pero ante todo rezar para encontrarme con GERA
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Gerald se adelantó sin prestar más atención al viejo pirado y sus absurdas preguntas. Atravesó el puente sin mirar siquiera hacia abajo, aunque apretando el paso por si acaso Síderos le reservaba algún truco desagradable que incluyese una caída larga y un oscuro foso al fondo. Sin embargo no tuvo problemas para llegar al otro extremo y se tranquilizó bastante al pisar el suelo firme de nuevo. Solo entonces se dignó a mirar atrás y vio que sus dos acompañantes estaban siendo retenidos por el mismo anciano preguntón. Pensó en detenerse y esperarlos, pero no tardó en descartar esa idea. Ya le alcanzarían. Seguramente.
El espadachín se adentró en un lujoso pasillo más parecido a los palacios de los señores que Gerald había visitado en sus tiempos que a lo que había visto desde su llegada al país. ¿Era posible que solamente se esforzasen por dar buena imagen en el subsuelo? ¿O quizás se debía a la proximidad a la ciudad? Si es que realmente habían avanzado en esa dirección y no habían terminado perdidos por catacumbas inexploradas. Claro que toda impresión de belleza que los soles, serpientes y demás decoraciones pudiesen causar se vio enturbiada en cuanto el violinista se fijó en los cráneos que formaban el techo. Había conocido suficiente de ese lugar como para no cuestionar que fuesen reales.
Un único y diminuto punto de luz brillaba al final del largo pasillo. Las paredes de roca atrapaban el sonido de sus pasos y lo repetían con un eco burlón. Gerald observó cada rincón con aire suspicaz. No quería toparse con más arañas mecánicas ni de piedra, ni con soldados pútridos que contaminasen el suelo que pisasen.
Por desgracia, el destino le tenía reservadas otras sorpresas.
En cuanto oyó un "clic" casi imperceptible y notó que el suelo descendía ligeramente bajo su pie derecho, supo que algo iba mal. No se atrevió a moverse a pesar de que se puso instintivamente alerta. Sin embargo, no ocurrió nada. El suelo no se abrió bajo sus pies, no brotaron flechas de las paredes, ni una roca enorme rodó para aplastarle. La inesperada tranquilidad no le tranquilizó en lo más mínimo. Se preguntó qué pasaría si apartaba el pie de esa baldosa trampa.
Ya que ningún pensamiento esperanzador acudió a su mente, decidió resistir el impulso de apartarse de golpe. En su lugar, descolgó su espada, aún metida en su vaina, y la usó para sustituir la presión de su cuerpo, presionando con ella el suelo que pisaba. Si lo hacía bien, retrocedería un par de pasos y dejaría que la trampa se activase sin estar él en medio.
- Meln:
- Apartarse muy despacio, presionando con su espada la placa de presión según se aparta para que no se active la trampa. Retroceder un par de pasos para no estar en medio cuando eso pase.
Silver
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Antes de que pudiese darme cuenta, y tras una surrealista escena protagonizada por Kai, el vicealmirante se marchó a toda prisa, en ayuda de un amigo suyo según alcancé a oír antes de que desapareciese volando. Con su marcha, el único conocido que me quedaba entre los presentes era Sans, al que saludé desde la distancia para no interrumpir las conversaciones. Mientras la reunión continuaba, aún más gente se nos fue uniendo. A la mayoría no les conocía, las caras de algunos me resultaban familiares, aunque no lograba identificarlos. Pero hubo uno en concreto cuya llegada no pasó desapercibida: Krauser, antiguo almirante de la marina y actualmente una de las principales cabezas de la revolución. Había oído hablar mucho de “el demonio de la niebla”, aunque casi todo malo. De cualquier forma, no estaba allí para hacer amigos. Y si iba a colaborar con un Yonkou y un Shichibukai, ¿por qué no añadir al equipo al ejército revolucionario?
Terminadas las conversaciones iniciales, en las que nos presentamos y Dexter expuso su propuesta. Y tras hacerle el pirata un resumen de lo hablado al recién llegado Krauser y sus acompañantes, todos parecíamos estar de acuerdo con el plan. Así pues, habló de nuevo, proponiendo los grupos que debíamos formar y cuál sería el cometido de cada uno. En general todo parecía razonable, tanto los objetivos propuestos, como los integrantes de cada uno. Me tocó ir junto Krauser, sus compañeros y un tipo con una peculiar armadura al que llamó Deathstroke. He de reconocer que sentí cierta reticencia cuando le escuché, pero de nuevo me recordé a mí mismo porqué estaba ahí.
“Está bien Jack, ya es hora de que dejes las tonterías y espabiles”.
Bajé la vista un segundo, dirigiéndola a los restos de la pulsera de Zilda, que aún sostenía en la palma de la mano derecha. Decidido, cerré el puño ciborg, para acto seguido alzarlo. Siendo el primero, tras Dexter, en votar a favor de su plan. Una vez hubiese terminado la votación, me dirigiría a Krauser y le ofrecería la mano a modo de saludo.
- Teniente Jack Silver. Espero que podamos colaborar, por el bien de la gente que aún vive aquí.
Terminadas las conversaciones iniciales, en las que nos presentamos y Dexter expuso su propuesta. Y tras hacerle el pirata un resumen de lo hablado al recién llegado Krauser y sus acompañantes, todos parecíamos estar de acuerdo con el plan. Así pues, habló de nuevo, proponiendo los grupos que debíamos formar y cuál sería el cometido de cada uno. En general todo parecía razonable, tanto los objetivos propuestos, como los integrantes de cada uno. Me tocó ir junto Krauser, sus compañeros y un tipo con una peculiar armadura al que llamó Deathstroke. He de reconocer que sentí cierta reticencia cuando le escuché, pero de nuevo me recordé a mí mismo porqué estaba ahí.
“Está bien Jack, ya es hora de que dejes las tonterías y espabiles”.
Bajé la vista un segundo, dirigiéndola a los restos de la pulsera de Zilda, que aún sostenía en la palma de la mano derecha. Decidido, cerré el puño ciborg, para acto seguido alzarlo. Siendo el primero, tras Dexter, en votar a favor de su plan. Una vez hubiese terminado la votación, me dirigiría a Krauser y le ofrecería la mano a modo de saludo.
- Teniente Jack Silver. Espero que podamos colaborar, por el bien de la gente que aún vive aquí.
- SAGRADA ORDEN TEMPLARIA DE LOS MININOS ARDIENTES:
- Continúo escuchando todo lo que se diga. Destruyo la pulsera, y voto a favor del plan de Dexter. Luego me dirijo a Krauser para presentarme.
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A medida que íbamos hablando, más personas se iban acercando al grupo, incluso muchas más de las que podría haber contactado el Yonkou desde Zilda y a las cuales no reconocía. ¿En qué momento las había llamado? O tal vez para eso servía la columna de electricidad de antes... Sí, supongo que ahora que pienso en ello tiene más sentido esa explicación. El caso es que entre el ir y venir de tanta gente no pude prestarles atención a todos, si bien me quedé con absolutamente todos los detalles que pude de los que estuvieron bajo mi mirada.
"Hmm, así que Dexter el intocable no es tan intocable después de todo..." Pensé, al fijarme en las cicatrices de aspecto reciente que habían en su cuerpo. Aunque me escandalizaba un poco la costumbre que estaban tomando unos cuantos presentes por desnudarse, ese pedazo de información me pareció tan jugoso que merecía la pena ver un par de pectorales o dos por ella. "Aunque, en cierto modo, creo que ese hecho habla más en su favor que en su contra. Al fin y al cabo es difícil sentir simpatía por un *Dios Todopoderoso*, mientras que es fácil empatizar con otro ser humano tan frágil como uno mismo. Carisma más uno para ti, señor Black, apúntatelo en la hoja de personaje..." Terminé de pensar, ampliando subconscientemente mi sonrisa. ¿Aquello era un chiste interno o estaba rompiendo la cuarta pared? Ah, nusesabe. No intiendo, no hablo españolo.
Algunas referencias rápidas: Silver estaba al otro lado del grupo, pero me dirigió un breve saludo con la mano al cual no tardé en responder. Bleyd se había presentado después de mí, diciendo una serie de cosas de dudosa credibilidad, aunque perfectamente plausibles, por lo que decidí darle el voto de la duda. Kai... se fue después de su espectáculo. Y Madara intentó retar a Dexter a un combate allí mismo, aunque no era ni el momento ni el lugar. Dexter pareció coincidir con este silencioso pensamiento mío, pues le rechazó educadamente. Y muchos de los que llegaron después de mí eran revolucionarios con precio por su cabeza... ¿Pero quién era yo para juzgarles? Solo peleaban por unos ideales de libertad y bondad, no eran la clase de genocidas y psicópatas retorcidos que mi agencia busca y persigue, por lo que no me preocuparía demasiado por sus actividades de dudosa legitimidad siempre que no tuvieran también dudosa moralidad. El resto no hizo nada digno de mención para mí... bueno, salvo un tal Deathstroke.
Ignoré el hecho de que hubiera una mesa donde antes solo había aire, ya que con la llegada del pirata llegó también un plan alternativo. Madara había propuesto básicamente lo mismo que yo, pero ahora una nueva estrategia cobraba fuerza, y debía reconocer que no parecía del todo mala. Que coño, me parecía una idea genial, ¿por qué no lo había pensado antes?
- Si nos dividimos, evitamos tener a los grandes poderes todos juntos y vulnerables a algún tipo de sorpresa que los eliminara a la vez. - Me puse a mascullar en voz alta sin darme cuenta mientras miraba al suelo (bueno, la mesa) y me rascaba el cráneo, sin usar mi tono habitual. - Eso supondría unas pérdidas catastróficas. Además, al ser tantos, dividirnos no debería suponer una disminución muy grande de nuestra eficiencia, pudiendo abarcar todos los planes a la vez en lugar de esperar a que se completase uno para ejecutar los otros... Y con cada uno de estos grandes referentes para la historia actual al mando de su propia cuadrilla, las probabilidades de éxito se disparan...
Como parecía que la mayoría apoyaba el plan, procedieron a repartir los grupos de forma algo más específica. Me callé el último pensamiento, que fue dirigido al hecho de que tendría al hombre que pretendía estudiar mucho más cerca mío de esta forma, lo cual era otro plus. No encontrando ninguna razón para oponerme, alcé mi huesudo brazo mostrando aceptación por las proposiciones, mientras me acercaba a la pareja de piratas tranquilamente. Flubber se escurrió de mi hombro hasta ponerse a sobrevolar de forma indiscreta entre mis dedos, rozando la semi-dura textura de mi piel. Esta vez le dejé investigar a gusto, sin darle un chispazo, puesto que parecía que íbamos a estar juntos mucho más tiempo del que esperaba en un principio.
- No soy especialmente rápido... - Les dije. - Pero si hace falta levantar el vuelo puedo seguiros sin problemas. - Tenía que aclarar aquello, pues tenía constancia de las capacidades para levantar los pies del suelo que tenían aquellas dos personas frente a mí, y sería más cómodo dejar constancia desde un principio que no tenían que considerarme una carga. Aunque soy bastante ligero. - Dicho esto, ¿por dónde creéis que deberíamos empezar a movernos? La guerra no espera por nadie, y esa nube no me gusta nada... - Flubber reaccionó ante mis palabras retirándose al interior de mi manga de chaqueta, asomando tan solo lo justo para poder hacer sus ruiditos burbujeantes. - Y aquí a mi compañero parece que tampoco.
"Hmm, así que Dexter el intocable no es tan intocable después de todo..." Pensé, al fijarme en las cicatrices de aspecto reciente que habían en su cuerpo. Aunque me escandalizaba un poco la costumbre que estaban tomando unos cuantos presentes por desnudarse, ese pedazo de información me pareció tan jugoso que merecía la pena ver un par de pectorales o dos por ella. "Aunque, en cierto modo, creo que ese hecho habla más en su favor que en su contra. Al fin y al cabo es difícil sentir simpatía por un *Dios Todopoderoso*, mientras que es fácil empatizar con otro ser humano tan frágil como uno mismo. Carisma más uno para ti, señor Black, apúntatelo en la hoja de personaje..." Terminé de pensar, ampliando subconscientemente mi sonrisa. ¿Aquello era un chiste interno o estaba rompiendo la cuarta pared? Ah, nusesabe. No intiendo, no hablo españolo.
Algunas referencias rápidas: Silver estaba al otro lado del grupo, pero me dirigió un breve saludo con la mano al cual no tardé en responder. Bleyd se había presentado después de mí, diciendo una serie de cosas de dudosa credibilidad, aunque perfectamente plausibles, por lo que decidí darle el voto de la duda. Kai... se fue después de su espectáculo. Y Madara intentó retar a Dexter a un combate allí mismo, aunque no era ni el momento ni el lugar. Dexter pareció coincidir con este silencioso pensamiento mío, pues le rechazó educadamente. Y muchos de los que llegaron después de mí eran revolucionarios con precio por su cabeza... ¿Pero quién era yo para juzgarles? Solo peleaban por unos ideales de libertad y bondad, no eran la clase de genocidas y psicópatas retorcidos que mi agencia busca y persigue, por lo que no me preocuparía demasiado por sus actividades de dudosa legitimidad siempre que no tuvieran también dudosa moralidad. El resto no hizo nada digno de mención para mí... bueno, salvo un tal Deathstroke.
Ignoré el hecho de que hubiera una mesa donde antes solo había aire, ya que con la llegada del pirata llegó también un plan alternativo. Madara había propuesto básicamente lo mismo que yo, pero ahora una nueva estrategia cobraba fuerza, y debía reconocer que no parecía del todo mala. Que coño, me parecía una idea genial, ¿por qué no lo había pensado antes?
- Si nos dividimos, evitamos tener a los grandes poderes todos juntos y vulnerables a algún tipo de sorpresa que los eliminara a la vez. - Me puse a mascullar en voz alta sin darme cuenta mientras miraba al suelo (bueno, la mesa) y me rascaba el cráneo, sin usar mi tono habitual. - Eso supondría unas pérdidas catastróficas. Además, al ser tantos, dividirnos no debería suponer una disminución muy grande de nuestra eficiencia, pudiendo abarcar todos los planes a la vez en lugar de esperar a que se completase uno para ejecutar los otros... Y con cada uno de estos grandes referentes para la historia actual al mando de su propia cuadrilla, las probabilidades de éxito se disparan...
Como parecía que la mayoría apoyaba el plan, procedieron a repartir los grupos de forma algo más específica. Me callé el último pensamiento, que fue dirigido al hecho de que tendría al hombre que pretendía estudiar mucho más cerca mío de esta forma, lo cual era otro plus. No encontrando ninguna razón para oponerme, alcé mi huesudo brazo mostrando aceptación por las proposiciones, mientras me acercaba a la pareja de piratas tranquilamente. Flubber se escurrió de mi hombro hasta ponerse a sobrevolar de forma indiscreta entre mis dedos, rozando la semi-dura textura de mi piel. Esta vez le dejé investigar a gusto, sin darle un chispazo, puesto que parecía que íbamos a estar juntos mucho más tiempo del que esperaba en un principio.
- No soy especialmente rápido... - Les dije. - Pero si hace falta levantar el vuelo puedo seguiros sin problemas. - Tenía que aclarar aquello, pues tenía constancia de las capacidades para levantar los pies del suelo que tenían aquellas dos personas frente a mí, y sería más cómodo dejar constancia desde un principio que no tenían que considerarme una carga. Aunque soy bastante ligero. - Dicho esto, ¿por dónde creéis que deberíamos empezar a movernos? La guerra no espera por nadie, y esa nube no me gusta nada... - Flubber reaccionó ante mis palabras retirándose al interior de mi manga de chaqueta, asomando tan solo lo justo para poder hacer sus ruiditos burbujeantes. - Y aquí a mi compañero parece que tampoco.
- Resumen Orden Sagrada Templaria de los Gatitos Ardientes:
- Blablabla, divagaciones varias, voto a favor de los planes, me acerco a Dexter y Hinori y decido seguirles adonde sea que quieran ir, alentándolos a que nos vayamos con premura.
Joseph Leto
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El joven pelirrojo ve como los enemigos caen con suma facilidad ante sus ataques, siendo incapaces de resistir siquiera el primer ataque que lanza contra ellos. Al parecer los enemigos están mermados y pelear contra ellos no sería un gran problema, pero la niebla negra que se presenta en el ambiente no cree que permanecer en la zona sea una buena idea por lo que se pone en marcha rumbo a la muralla de la ciudad. Mientras se dirige a su destino ve como la guerra ha provocado la muerte de incontables personas, de un bando o de otro son vidas perdidas. En el momento en el que ve esa escena algo parece ocurrir en su mente mientras avanza, algo que nunca antes había notado. Una nueva personalidad está surgiendo y se está haciendo con el control de forma peculiar ya que las otras personalidades no parecen poder pelear contra ella. Esta nueva personalidad es retorcida ya que si bien vela por la vida humana no tiene piedad contra aquellos que promueven actos que desembocan en la muerte de cualquier ser.
Mientras se dirige al lugar ve como varios sujetos parecen llegar al mismo lugar, siendo estas el Vice-Almirante Danio y el otro es una especie de árbol viviente. Pese a que le resultan familiares solo Danio es seguro su aliado, pero en un momento, y el joven aún no sabe cómo, logra descubrir que el árbol también es un aliado suyo al pertenecer al bando de Balt. En un momento dado el árbol empieza a hablar y disculparse por tener prisa. Sin embargo, no tarda en cambiar de destino respecto a sus palabras al ver lo mismo que ve el joven Joseph, la batalla entre Ballarad, pretora de Balt, y lo que parecía ser una chica por su aspecto. El joven comandante no confía en nada de lo que ve, menos con la personalidad actual, por lo que vuelve a empuñar su fiel Cruz Pacificadora por si acaso. Antes de que se pueda mover ve como el árbol lanza una especie de torbellino a la niña y el gyojin se apoya en eso para poder atacarla más ferozmente. Antes de dirigirse al lugar ve como una especie de armadura o robot de color rojo pasa volando por encima suya y de su espalda saltan dos personas antes de que dicha silueta ataque a la niña.
Joseph no piensa ser menos, y sabe que si acaba con la líder del otro ejército la guerra y las muertes con casi total seguridad cesarían por lo que anclando bien su postura dispara otro misil dirigido a la rival de su líder desde esa posición antes de acercarse con una mirada serena pero seria y colocarse junto a Danio dispuesto a pelear
Vice-capitán Rerio, acabemos con esto para evitar más pérdidas en ambos bandos. Aunque no sea muy fuerte tengo una gran capacidad defensiva y puedo hacerme cargo de determinadas ofensivas sin mucha complicación, así que podemos atacar con un poco más de tranquilidad.
Mientras se dirige al lugar ve como varios sujetos parecen llegar al mismo lugar, siendo estas el Vice-Almirante Danio y el otro es una especie de árbol viviente. Pese a que le resultan familiares solo Danio es seguro su aliado, pero en un momento, y el joven aún no sabe cómo, logra descubrir que el árbol también es un aliado suyo al pertenecer al bando de Balt. En un momento dado el árbol empieza a hablar y disculparse por tener prisa. Sin embargo, no tarda en cambiar de destino respecto a sus palabras al ver lo mismo que ve el joven Joseph, la batalla entre Ballarad, pretora de Balt, y lo que parecía ser una chica por su aspecto. El joven comandante no confía en nada de lo que ve, menos con la personalidad actual, por lo que vuelve a empuñar su fiel Cruz Pacificadora por si acaso. Antes de que se pueda mover ve como el árbol lanza una especie de torbellino a la niña y el gyojin se apoya en eso para poder atacarla más ferozmente. Antes de dirigirse al lugar ve como una especie de armadura o robot de color rojo pasa volando por encima suya y de su espalda saltan dos personas antes de que dicha silueta ataque a la niña.
Joseph no piensa ser menos, y sabe que si acaba con la líder del otro ejército la guerra y las muertes con casi total seguridad cesarían por lo que anclando bien su postura dispara otro misil dirigido a la rival de su líder desde esa posición antes de acercarse con una mirada serena pero seria y colocarse junto a Danio dispuesto a pelear
Vice-capitán Rerio, acabemos con esto para evitar más pérdidas en ambos bandos. Aunque no sea muy fuerte tengo una gran capacidad defensiva y puedo hacerme cargo de determinadas ofensivas sin mucha complicación, así que podemos atacar con un poco más de tranquilidad.
- Balt. Danio, te he hablado:
- Reunirme con Kodama y Danio en Q9.
Ver la batalla entre las pretoras.
Ver como Kai aparece cual superman.
Disparar un misil a Yoai junto a los ataques de mis copañeros.
Situarme junto a Danio y hablarle.
Tenebrex
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-"¿Más alto que Osu?"-Pensó Edward.-"Guau, más de dos metro... que miedo ¿no? Menos mal que no es un enemigo... Por cierto, ¿que será "El Ojo"?"
La respuesta de Osuka le había hecho tener muchas dudas, pero sin duda lo más raro fue la frase de "no es una persona muy monocromática"... El rubio desconocía por completo si tenía algún doble sentido, hacía referencia a alguna broma o algún suceso que había ocurrido antes y él había olvidado o quién sabe a qué, sin embargo, la risa de Osu fue tranquilizadora, ya lo entendería.
De camino al punto de reunión, Edward se distrajo por un brillo proveniente de unos arbustos. Se separó unos segundos del grupo para comprobar que era y encontró un cadáver sujetando un cinturón cuya hebilla había provocado el destello. Al joven le podía la curiosidad, pero también el miedo, por lo que agarró el cinturón y salió corriendo tan rápido como pudo, alcanzando al grupo en un instante. El cinturón lo guardó para echarle un vistazo en otro momento.
Efectivamente, cuando llegaron estaba claro a qué se refería. Todos se fueron acercando tranquilamente mientras cruzaban miradas. El lugar estaba lleno de gente y parecía que ellos eran los últimos en llegar, por lo que Krauser pidió un resumen. Dexter, que parecía ser el que llevaba el cotarro, se encargó de las presentaciones y propuso una división en cuatro equipos: Quimera, Dragón, Mono y Zafiro.
-Madara... Madara...- Farfullaba Edward mientras se apretaba la frente con el índice y el pulgar. El nombre le sonaba de algo, pero cuando escuchó que él era el líder del equipo "Dragón" se dio cuenta de quién era Madara. -"¡Demonios! ¡El Shichibukai, Madara! ¡Un Yonkou y un Shichibukai justo delante de mí!"
El joven no cabía en sí de entusiasmo, pero intentó mantener las apariencias. Deathstroke y Silver, de los cuales solo sabía el nombre, formarían parte del equipo, al parecer. Ahora Dexter solo necesitaba que la gente votase si apoyaba o no el plan, a ellos les tocaba atacar a Zilda. Teniendo en cuenta que el demonio de la niebla era el "hermano" del Yonkou, era bastante obvio que iba a apoyarlo, así que Ed levantó la mano, pensando que todos harían lo mismo. En todo caso, si Krauser se oponía, sería para cambiar la configuración de los equipos, pero de seguro el plan tendría pocas variaciones, él no iba a separarse de sus hombres.
Silver se identificó como un Teniente... Un marine con un equipo de revolucionarios, que curioso. Dependiendo de la reacción de Krauser, Edward se presentaría a Silver. -Encantado, Jack, mi nombre es Edward- Dijo con una sonrisa amable.
La respuesta de Osuka le había hecho tener muchas dudas, pero sin duda lo más raro fue la frase de "no es una persona muy monocromática"... El rubio desconocía por completo si tenía algún doble sentido, hacía referencia a alguna broma o algún suceso que había ocurrido antes y él había olvidado o quién sabe a qué, sin embargo, la risa de Osu fue tranquilizadora, ya lo entendería.
De camino al punto de reunión, Edward se distrajo por un brillo proveniente de unos arbustos. Se separó unos segundos del grupo para comprobar que era y encontró un cadáver sujetando un cinturón cuya hebilla había provocado el destello. Al joven le podía la curiosidad, pero también el miedo, por lo que agarró el cinturón y salió corriendo tan rápido como pudo, alcanzando al grupo en un instante. El cinturón lo guardó para echarle un vistazo en otro momento.
Efectivamente, cuando llegaron estaba claro a qué se refería. Todos se fueron acercando tranquilamente mientras cruzaban miradas. El lugar estaba lleno de gente y parecía que ellos eran los últimos en llegar, por lo que Krauser pidió un resumen. Dexter, que parecía ser el que llevaba el cotarro, se encargó de las presentaciones y propuso una división en cuatro equipos: Quimera, Dragón, Mono y Zafiro.
-Madara... Madara...- Farfullaba Edward mientras se apretaba la frente con el índice y el pulgar. El nombre le sonaba de algo, pero cuando escuchó que él era el líder del equipo "Dragón" se dio cuenta de quién era Madara. -"¡Demonios! ¡El Shichibukai, Madara! ¡Un Yonkou y un Shichibukai justo delante de mí!"
El joven no cabía en sí de entusiasmo, pero intentó mantener las apariencias. Deathstroke y Silver, de los cuales solo sabía el nombre, formarían parte del equipo, al parecer. Ahora Dexter solo necesitaba que la gente votase si apoyaba o no el plan, a ellos les tocaba atacar a Zilda. Teniendo en cuenta que el demonio de la niebla era el "hermano" del Yonkou, era bastante obvio que iba a apoyarlo, así que Ed levantó la mano, pensando que todos harían lo mismo. En todo caso, si Krauser se oponía, sería para cambiar la configuración de los equipos, pero de seguro el plan tendría pocas variaciones, él no iba a separarse de sus hombres.
Silver se identificó como un Teniente... Un marine con un equipo de revolucionarios, que curioso. Dependiendo de la reacción de Krauser, Edward se presentaría a Silver. -Encantado, Jack, mi nombre es Edward- Dijo con una sonrisa amable.
- SAGRADA ORDEN TEMPLARIA DE LOS MININOS ARDIENTES:
- Pensar en las palabras de Osu, encontrar uno de los objetos de la loto (Cinturón Heikō), darme cuenta de quién es Madara y votar a favor del plan. Después saludo a Jack Silver si Krauser no se muestra antipático u hostil con él.
- Jack Silver, te saludo (?):
- Lee el resumen de arriba :y:
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La chica miró a su superior, ladeando la cabeza. Se le notaba algo... distinto. Casi daba la impresión de ser alguien medianamente confiable. Al parecer, aquella situación se debía a un engaño por parte de los pretores, cosa que no pareció impresionar mucho a la joven. "Por favor, viendo a la pretora era algo que saltaba a la vista. Es igualita a Kuro... Aunque su fachada es mucho más desagradable". Pensó para si misma, ante lo que Noise parecía estar de acuerdo. Un suspiro se escapó de sus labios. No quería irse a montar una revolución. Ella había ido a aquel lugar para divertirse matando sin que nadie pudiera echárselo en cara y a obtener algo de información sobre tecnología y experimentación con seres humanos. "Parece que tenías razón, Noise. Debimos alejarnos de esta persona cuando pudimos, pero sería demasiado obvio que no nos importa la marina ni el mal y nos pondría en peligro si nos vamso ahora... La próxima vez te haré caso antes."
Tras un rato de lo que para el chico debió ser una larga deliberación, la joven volvió a centrar su mirada en él y asintió con la cabeza, aunque supuso que él ni iba a esperar a su consentimiento. -Está bien, te haré caso por el momento. Aunque tampoco sabemos si las fuentes de tu compañero son autenticas.- Dijo antes de seguirle. Bueno, aunque cambiara de bando, su objetivo principal seguía siendo posible... Y el segundo podía lograrlo como recompensa al finalizar todo el conflicto. "Parece que aún se puede salvar algo...." La joven se detuvo en seco al ver aquello a lo que se dirigía Jack. -¿Qué... es eso?- Su rostro sereno se tornó en una cara de espando al ver al bicho con cara de reno y cuernos. -Espero que no... Me niego a ir montada en esa cosa.- Añadió, al ver como el chico creaba encima suya lo que parecía una silla de montar de azúcar. -No... Ni hablar. Nadie dijo nada de un bicho gigante. Yo voy andando.- Añadió cruzandose de brazos y retrocediendo varios pasos para alejarse de aquella cosa, aguantándose las ganas de gritar, agarrar su espada y hacerle a ese montón de patas lo que le hizo a la araña gigante de la otra central.
Seguramente el chico se preguntara a donde iría la chica si no sabía llegar a la batalla, y efectivamente, o lo sabía, pero ya encontraría el camino. Con tal de NO subirse a esa cosa.
Tras un rato de lo que para el chico debió ser una larga deliberación, la joven volvió a centrar su mirada en él y asintió con la cabeza, aunque supuso que él ni iba a esperar a su consentimiento. -Está bien, te haré caso por el momento. Aunque tampoco sabemos si las fuentes de tu compañero son autenticas.- Dijo antes de seguirle. Bueno, aunque cambiara de bando, su objetivo principal seguía siendo posible... Y el segundo podía lograrlo como recompensa al finalizar todo el conflicto. "Parece que aún se puede salvar algo...." La joven se detuvo en seco al ver aquello a lo que se dirigía Jack. -¿Qué... es eso?- Su rostro sereno se tornó en una cara de espando al ver al bicho con cara de reno y cuernos. -Espero que no... Me niego a ir montada en esa cosa.- Añadió, al ver como el chico creaba encima suya lo que parecía una silla de montar de azúcar. -No... Ni hablar. Nadie dijo nada de un bicho gigante. Yo voy andando.- Añadió cruzandose de brazos y retrocediendo varios pasos para alejarse de aquella cosa, aguantándose las ganas de gritar, agarrar su espada y hacerle a ese montón de patas lo que le hizo a la araña gigante de la otra central.
Seguramente el chico se preguntara a donde iría la chica si no sabía llegar a la batalla, y efectivamente, o lo sabía, pero ya encontraría el camino. Con tal de NO subirse a esa cosa.
- Meln(?):
- Hacer caso solo por no querer tener problemas en la marina luego, ni causarselos a Kuro, y dejar Meln, en teoría. NEGARSE a subirse encima del bicho gigante.
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Esperé cauteloso a que la pretora del bando contrario estuviera lo suficientemente despistada para lanzarla mi ataque cuando, de repente, una extraña sensación recorrió mi cuerpo (seguramente gases o algún otro gusano de Yoai), al igual que un extraño ruido similar a un enorme vibrador gigante(Gusi no conoce muchos ruido mecanicos). Ballarad parecía haberse percatado de lo mismo que yo, despistándose por un segundo y mirando al cielo ¿Qué estaría mirando? No le di importancia y lancé mi “látigo rayo” para atrapar su arma y con suerte electrocutarla, pero algo ocurrió. Una fuerte ventisca de aire caliente hizo que mi ataque se desviara y diera a uno de los soldados de Yoai, para después recibir aquella sensación de aire caliente en toda la cara, aunque debido a la máscara de la armadura no note casi nada. Separé las piernas sutilmente para no perder el equilibrio y me tapé la cara con la mano para evitar que el polvo me entrara en la boca.
Cuando el polvo se fue disipando, una voz femenina empezó a hablarme, diciendo mi nombre y dejándome algo confuso. Cuando pude vislumbrar quien me estaba hablando, me encontré cara a cara con una de mis superiores de la marina, Misa. Nada más verla comprendí porque le caía tan mal a Kimura, la pobre mujer tenía tal cara de amargada que parecía una profesora con almorranas, pero con una suculenta delantera. Mi cara fue de incredulidad, pues no tenía ni idea de donde había salido, solo me dejo una cosa clara, que si volvía a acatar a Ballarad tendría graves problemas con ella. Me quede completamente callado y en blanco, sin saber que decir o hacer, simplemente me quede mirándola sin comprender que estaba pasando y porque la defendía. A los pocos segundos, un ruido fuerte y penetrante me hizo voltearme para ver que ocurría. Por desgracia lo que vi hizo que se me congelara el corazón. Detrás de mí había un tipo rubio que no fui capaz de distinguir, pero eso no fue lo que me heló el alma, sino la imagen de un dragón plateado precipitándose con fuerza sobre mi amada Yoai.
Cuando quise darme cuenta mis piernas ya estaban corriendo en la dirección de mi pretora, sintiendo como el corazón se me salía por la boca y todo se ralentizaba a mi alrededor, mientras las lagrimas recorrían mi rostro, sintiendo una angustia nada agradable. ¿Por qué estaba corriendo?¿Por qué reaccioné así?¿Realmente me importaba Yoai? ¿Todo aquella misión de infiltración me había hecho enamorarme?¿Estoy enamorado?¿Qué comería mañana?¿Me había puesto una muda nueva antes de salir?... No sabía responder a todas esas preguntas que inundaron mi mente en apenas unos segundos, pero de lo que si estaba claro era que no quería que Yoai muriese. Mi corazón se desquebrajaba a cada paso, sintiendo como mi intentó de llegar a salvarla era en vano y que por muy rápido que fuera no podría llegar a protegerla, pues sinceramente parecía que se me había olvidado hasta andar (por no decir que ni me acordaba de que podía volar)
Intenté apartar con la mano, en la cual aun estaba el bicho que me había hecho tragar Yoai, a aquel chico rubio. Una vez conseguí que se apartara unos centímetros seguí avanzando, con la esperanza vana de poder hacer algo aún por salvar a Yoai. Pero aquella cosa estaba a escasos segundos de impactarla. -¡HUYE, YOAI!¡HUYEEEEEE!- grité con todas mis fuerzas antes de sentir un fuerte golpe en la armadura, que me hizo rebotar dentro de esta de un lado a otro, sintiéndome dolorido y confuso, como si me hubieran metido dentro de una batidora. Cuando termine de dar vueltas, mi cuerpo acabó bocabajo sobre el suelo, haciéndome levantar furioso, golpeando el suelo con el puño y dirigiéndome con el dedo sacado al tipo rubio.- ¿De qué cojones vas atacándome por la espalda?- grité furioso, olvidando por un nanosegundo que Yoai estaba a punto de morir, pero me quede helado al reconocer a aquel sujeto rubio, un superior de la marina.-Me cagón la …-susurré al darme cuenta de mi error.
Cuando el polvo se fue disipando, una voz femenina empezó a hablarme, diciendo mi nombre y dejándome algo confuso. Cuando pude vislumbrar quien me estaba hablando, me encontré cara a cara con una de mis superiores de la marina, Misa. Nada más verla comprendí porque le caía tan mal a Kimura, la pobre mujer tenía tal cara de amargada que parecía una profesora con almorranas, pero con una suculenta delantera. Mi cara fue de incredulidad, pues no tenía ni idea de donde había salido, solo me dejo una cosa clara, que si volvía a acatar a Ballarad tendría graves problemas con ella. Me quede completamente callado y en blanco, sin saber que decir o hacer, simplemente me quede mirándola sin comprender que estaba pasando y porque la defendía. A los pocos segundos, un ruido fuerte y penetrante me hizo voltearme para ver que ocurría. Por desgracia lo que vi hizo que se me congelara el corazón. Detrás de mí había un tipo rubio que no fui capaz de distinguir, pero eso no fue lo que me heló el alma, sino la imagen de un dragón plateado precipitándose con fuerza sobre mi amada Yoai.
Cuando quise darme cuenta mis piernas ya estaban corriendo en la dirección de mi pretora, sintiendo como el corazón se me salía por la boca y todo se ralentizaba a mi alrededor, mientras las lagrimas recorrían mi rostro, sintiendo una angustia nada agradable. ¿Por qué estaba corriendo?¿Por qué reaccioné así?¿Realmente me importaba Yoai? ¿Todo aquella misión de infiltración me había hecho enamorarme?¿Estoy enamorado?¿Qué comería mañana?¿Me había puesto una muda nueva antes de salir?... No sabía responder a todas esas preguntas que inundaron mi mente en apenas unos segundos, pero de lo que si estaba claro era que no quería que Yoai muriese. Mi corazón se desquebrajaba a cada paso, sintiendo como mi intentó de llegar a salvarla era en vano y que por muy rápido que fuera no podría llegar a protegerla, pues sinceramente parecía que se me había olvidado hasta andar (por no decir que ni me acordaba de que podía volar)
Intenté apartar con la mano, en la cual aun estaba el bicho que me había hecho tragar Yoai, a aquel chico rubio. Una vez conseguí que se apartara unos centímetros seguí avanzando, con la esperanza vana de poder hacer algo aún por salvar a Yoai. Pero aquella cosa estaba a escasos segundos de impactarla. -¡HUYE, YOAI!¡HUYEEEEEE!- grité con todas mis fuerzas antes de sentir un fuerte golpe en la armadura, que me hizo rebotar dentro de esta de un lado a otro, sintiéndome dolorido y confuso, como si me hubieran metido dentro de una batidora. Cuando termine de dar vueltas, mi cuerpo acabó bocabajo sobre el suelo, haciéndome levantar furioso, golpeando el suelo con el puño y dirigiéndome con el dedo sacado al tipo rubio.- ¿De qué cojones vas atacándome por la espalda?- grité furioso, olvidando por un nanosegundo que Yoai estaba a punto de morir, pero me quede helado al reconocer a aquel sujeto rubio, un superior de la marina.-Me cagón la …-susurré al darme cuenta de mi error.
- Meln:
- Quedarme impactado por la aparición de esos marines de la nada, frustrame por no poder salvar a Yoai, recibir un golpe muy fuerte y echar la culpa al sujeto rubio
Kaito Kazuki
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Tras presentarse uno de los presentes se presenta, el Vice-Almirante Al Naion, un nombre muy conocido en los mares, su fuerza es muy conocida entre los bajos fondos, por donde el joven cazador se pasea de cuando en cuando oculto para poder enterarse del paradero de algunos de los criminales que busca, la verdad es que esa estrategia le sirve pues con un poco de imaginativa logra pasar inadvertido. Tras presentarse le dice que puede acompañarlos si es capaz de seguirles el ritmo, algo que deja a Kaito pensativo. |~ ¿Qué habrá querido decir? ~| Piensa el espadachín hasta que se percata del motivo posible, el bastón, pero eso poco le importa, le dedica una sonrisa amable y sigue sus pasos camino a la ciudad, al fin parece ir hacia algún lugar en el que pueda hacer algo más que deambular por los territorios de la isla como un espíritu errante.
Pero los movimientos del grupo son interrumpidos nada más comenzar, tras unos míseros diez pasos el entorno se vuelve borroso, Kaito pierde la noción de ubicación, algo extraño en él. Todo parecía desdibujarse en su entorno, pero de pronto el joven espadachín nota algo aún más extraño que la sensación de que todo se desvaneciera y las cosquillas, algo frío bajo él, pero en cierto modo eso le salva la vida, al parecer el vicealmirante crea un tobogán de hielo que lleva a todos hasta el suelo a salvo.
Nada más tocar el suelo el cazador se endereza y observa todo a su alrededor, nada es como hace apenas unos segundos, al observarlo todo con detalle se percata de que se encuentra en el interior de la muralla, a pocos metros del comienzo de la ciudad. ¿Qué les habría llevado hasta allí? Una voz no muy amable, o eso parece, se escucha a una distancia medianamente cercana, la verdad es que el cazador no tiene plan de moverse solo de nuevo, desde que aquello comenzó el ir por su cuenta no le ha ido bien. De pronto una de las chicas de la comitiva se posiciona en modo de defensa, algo parece haber causado esa reacción, y al ver por los alrededores unos drones blancos armados hacen que Kazuki se prepare para lo que pueda pasar adoptando una postura defensiva con la mano firme en el bastón, que cuando necesitase volvería a ser una katana.
Pero los movimientos del grupo son interrumpidos nada más comenzar, tras unos míseros diez pasos el entorno se vuelve borroso, Kaito pierde la noción de ubicación, algo extraño en él. Todo parecía desdibujarse en su entorno, pero de pronto el joven espadachín nota algo aún más extraño que la sensación de que todo se desvaneciera y las cosquillas, algo frío bajo él, pero en cierto modo eso le salva la vida, al parecer el vicealmirante crea un tobogán de hielo que lleva a todos hasta el suelo a salvo.
Nada más tocar el suelo el cazador se endereza y observa todo a su alrededor, nada es como hace apenas unos segundos, al observarlo todo con detalle se percata de que se encuentra en el interior de la muralla, a pocos metros del comienzo de la ciudad. ¿Qué les habría llevado hasta allí? Una voz no muy amable, o eso parece, se escucha a una distancia medianamente cercana, la verdad es que el cazador no tiene plan de moverse solo de nuevo, desde que aquello comenzó el ir por su cuenta no le ha ido bien. De pronto una de las chicas de la comitiva se posiciona en modo de defensa, algo parece haber causado esa reacción, y al ver por los alrededores unos drones blancos armados hacen que Kazuki se prepare para lo que pueda pasar adoptando una postura defensiva con la mano firme en el bastón, que cuando necesitase volvería a ser una katana.
- Balt:
- Lo ocurrido en la moderación
Esperar a que el grupo se mueva
Prepararme para el combate por si acaso
-Bueno, si está ocupado dile sólo que es un enano. Eso lo hará pelear más en serio- "y pegarme una tunda si me coge", pensó. Por suerte, si realmente todas las interferencias que escuchaba eran producto de Arthur como picadora de carne aquel chinche no podía sino ser el catalizador perfecto para que su pequeño cuerpo de fiera liberase todo el potencial. O tal vez no, pero pelearía más en serio.
Se dispuso a caminar, aunque más invitados llegaron para unirse a la fiesta. Uno de ellos, el único al que reconoció, era un antiguo miembro de Kiritsu Ryodan que abandonó la flota por... Bueno, no sabía exactamente por qué, pero algún motivo tendría. Y creyó averiguarlo al escuchar su presentación. "¿Crimson Wolves? Por ese pedazo de mierda me dejaste", pensó. Lo cierto es que estaba algo celoso, lo había cambiado por eso. Ah, no. Por eso.
-Chico, ¿Te queda sangre en la cabeza?- dijo al pelinegro, una vez escuchó esa frase un tanto... Diría malinterpretable, pero no había nada que malinterpretar. ¿El Teniente Hayate ponía el culo en una relación homoerótica? No parecía esa clase de hombre, aunque había una química rara ahí. ¿Serían los Crying Puppies en vez de Crimson Wolves? Sería de mala educación preguntar, aunque tampoco le pareció tan mala idea-. No hay que llevar el arma desenfundada en medio de la guerra, o podría llegar algún perro y confundirla con una salchicha. Por cierto cachorrito Kimura, creo que quiere que tú seas ese perro.
Dio dos pasos hacia atrás. Bueno, más bien cinco, seis o siete incluso. Conocía de sobra a Arthur como para saber que los bajitos pelirrojos eran un verdadero peligro, y sabía que todo aquello no era suficiente. Al fin y al cabo ahí seguía, tan cerca, con su pelo rojo, su gravedad actuando en torno a él... Un momento, eso no debería estar pasando. ¿Por qué caían?
-Os vais a enfriar el culo, de nada- dijo con sorna mientras un tobogán de hielo aparecía para llevarlos seguros a... a abajo, vaya. Descendieron por él y descubrió dónde estaban al darse cuenta de la cercanía de aquella pared enorme: La muralla de la ciudad. Miró a su espalda para cerciorarse de que estaban en el interior, y la visión de los edificios consumidos por el tiempo y no por las armas fue una buena señal. Al fin y al cabo, habían sobrevivido para ver el paso del tiempo y no el de las bombas, aunque había atisbos de violencia sobre ellas.
En cualquier caso, estaban sanos y salvos a pesar de que... ¿Qué había pasado? Lo único en claro era una voz bastante molesta y muy poco amigable sonando a una gran distancia. Lo escuchó con su fino oído de músico, aunque la antinatural distancia que recorrió el berrido le erizó el vello.
-Vale, es hora de avanzar con discreción. No conozco las habilidades de ninguno de tus amigos, pero tú sabías ser discreto, ¿verdad?- comentó a Kimura, esperando una respuesta afirmativa y sacando el arco del violín de la funda. Lo siguiente sería el instrumento, aunque dada la orden que había inquirido, era mejor que el espía no supiera de sus intenciones para que no cuestionara sus métodos, aunque ahora que lo pensaba ya lo debía saber con lo que había cogido-. Tú delante, nosotros te cubrimos.
En una posición bastante impropia de la guerra, finalmente sacó el violín a pesar de todo, listo para tocar en contra de cualquier amenaza. Sí, tocar en contra de cualquier amenaza.
-Incluido tú- señaló a Tobías con el arco, complementando sus pensamientos. Ahora entendía por qué Kimura había abandonado la división.
Entonces el DDM sonó. ¿Sería Arthur? No, era Jack. Y con una noticia muy interesante. Los Pretores eran la causa de todo aquello.
-Gracias Jack. Si estás cerca de la ciudad nos veremos en breves- dijo, mirando hacia ambos lados, esperando que ninguna de las máquinas hubiera escuchado el ruido. Sin embargo, no colgó, esperando la respuesta del Capitán.
Se dispuso a caminar, aunque más invitados llegaron para unirse a la fiesta. Uno de ellos, el único al que reconoció, era un antiguo miembro de Kiritsu Ryodan que abandonó la flota por... Bueno, no sabía exactamente por qué, pero algún motivo tendría. Y creyó averiguarlo al escuchar su presentación. "¿Crimson Wolves? Por ese pedazo de mierda me dejaste", pensó. Lo cierto es que estaba algo celoso, lo había cambiado por eso. Ah, no. Por eso.
-Chico, ¿Te queda sangre en la cabeza?- dijo al pelinegro, una vez escuchó esa frase un tanto... Diría malinterpretable, pero no había nada que malinterpretar. ¿El Teniente Hayate ponía el culo en una relación homoerótica? No parecía esa clase de hombre, aunque había una química rara ahí. ¿Serían los Crying Puppies en vez de Crimson Wolves? Sería de mala educación preguntar, aunque tampoco le pareció tan mala idea-. No hay que llevar el arma desenfundada en medio de la guerra, o podría llegar algún perro y confundirla con una salchicha. Por cierto cachorrito Kimura, creo que quiere que tú seas ese perro.
Dio dos pasos hacia atrás. Bueno, más bien cinco, seis o siete incluso. Conocía de sobra a Arthur como para saber que los bajitos pelirrojos eran un verdadero peligro, y sabía que todo aquello no era suficiente. Al fin y al cabo ahí seguía, tan cerca, con su pelo rojo, su gravedad actuando en torno a él... Un momento, eso no debería estar pasando. ¿Por qué caían?
-Os vais a enfriar el culo, de nada- dijo con sorna mientras un tobogán de hielo aparecía para llevarlos seguros a... a abajo, vaya. Descendieron por él y descubrió dónde estaban al darse cuenta de la cercanía de aquella pared enorme: La muralla de la ciudad. Miró a su espalda para cerciorarse de que estaban en el interior, y la visión de los edificios consumidos por el tiempo y no por las armas fue una buena señal. Al fin y al cabo, habían sobrevivido para ver el paso del tiempo y no el de las bombas, aunque había atisbos de violencia sobre ellas.
En cualquier caso, estaban sanos y salvos a pesar de que... ¿Qué había pasado? Lo único en claro era una voz bastante molesta y muy poco amigable sonando a una gran distancia. Lo escuchó con su fino oído de músico, aunque la antinatural distancia que recorrió el berrido le erizó el vello.
-Vale, es hora de avanzar con discreción. No conozco las habilidades de ninguno de tus amigos, pero tú sabías ser discreto, ¿verdad?- comentó a Kimura, esperando una respuesta afirmativa y sacando el arco del violín de la funda. Lo siguiente sería el instrumento, aunque dada la orden que había inquirido, era mejor que el espía no supiera de sus intenciones para que no cuestionara sus métodos, aunque ahora que lo pensaba ya lo debía saber con lo que había cogido-. Tú delante, nosotros te cubrimos.
En una posición bastante impropia de la guerra, finalmente sacó el violín a pesar de todo, listo para tocar en contra de cualquier amenaza. Sí, tocar en contra de cualquier amenaza.
-Incluido tú- señaló a Tobías con el arco, complementando sus pensamientos. Ahora entendía por qué Kimura había abandonado la división.
Entonces el DDM sonó. ¿Sería Arthur? No, era Jack. Y con una noticia muy interesante. Los Pretores eran la causa de todo aquello.
-Gracias Jack. Si estás cerca de la ciudad nos veremos en breves- dijo, mirando hacia ambos lados, esperando que ninguna de las máquinas hubiera escuchado el ruido. Sin embargo, no colgó, esperando la respuesta del Capitán.
- Resumen Balt:
- Meterme con Tobías y con Kimura. Ordenar a Kimura que explore y prepararme para darle cobertura. Sí, con un violín.
Neo, guarra, no sé dónde estamos.
Yarmin Prince
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-Tranquilo, Teravan. Estoy seguro de que no nos hará nada a pesar de su aspecto- tuve que decirlo todo muy despacio para no tartamudear a tenor del susto. Lo cierto es que cuando me pasan esa clase de cosas no puedo evitar tener esas sensaciones tan desagradables. No porque la congoja me atenace, sino porque asustado se piensa peor. Pero bueno, calma, mente fría y tacto.
Un grito muy poco varonil salió de mis labios. Nunca admitiría ante Teravan que tenía razón, pero la tenía. Sin embargo, la aparente docilidad del animal (y con docilidad quiero decir que no saltó a abrazarnos con esas gigantescas guadañas según nos vio) hizo que me relajara un poco. O que por lo menos mi corazón volviera de la garganta a donde debía estar, acurrucado causándome una arritmia entre mis pulmones. En fin, vamos a calmarnos.
-Tranquilo, Maki- dije, intentando calmar las emociones de esa cosa (Molly, no a Augustus) con un sutil movimiento de la mano-. Teravan no quiere hacer daño a Molly. Sólo saca los cuchillos para comparar tamaños. ¿Por qué no te apartas para que puedan hacerlo?
Esperaba que aquella sugestión funcionase. Si había servido para calmar al bicho sería tan fácil como pedirle que se fuera, y si no sólo tenía que apretar el gatillo. no soy mucho de mancharme las manos, pero mi precisión en estos casos es muy buena, y mi brazo muy rápido. Sólo necesitaba una buena excusa y el hombre-mantis tendría un tiro entre ceja y ceja. Aunque si podía tenerlo de aliado lo lograría. ¡Es un hombre mantis! ¿Qué podría salir mal?
-Hola Molly, ¿Te apetece que te lleve a cazar comida?- saludé a la cosa, esperando una reacción positiva con mi sugestión. Si no, ya estaba listo para defenderme.
Un grito muy poco varonil salió de mis labios. Nunca admitiría ante Teravan que tenía razón, pero la tenía. Sin embargo, la aparente docilidad del animal (y con docilidad quiero decir que no saltó a abrazarnos con esas gigantescas guadañas según nos vio) hizo que me relajara un poco. O que por lo menos mi corazón volviera de la garganta a donde debía estar, acurrucado causándome una arritmia entre mis pulmones. En fin, vamos a calmarnos.
-Tranquilo, Maki- dije, intentando calmar las emociones de esa cosa (Molly, no a Augustus) con un sutil movimiento de la mano-. Teravan no quiere hacer daño a Molly. Sólo saca los cuchillos para comparar tamaños. ¿Por qué no te apartas para que puedan hacerlo?
Esperaba que aquella sugestión funcionase. Si había servido para calmar al bicho sería tan fácil como pedirle que se fuera, y si no sólo tenía que apretar el gatillo. no soy mucho de mancharme las manos, pero mi precisión en estos casos es muy buena, y mi brazo muy rápido. Sólo necesitaba una buena excusa y el hombre-mantis tendría un tiro entre ceja y ceja. Aunque si podía tenerlo de aliado lo lograría. ¡Es un hombre mantis! ¿Qué podría salir mal?
-Hola Molly, ¿Te apetece que te lleve a cazar comida?- saludé a la cosa, esperando una reacción positiva con mi sugestión. Si no, ya estaba listo para defenderme.
- Resumen Zal:
- Acojonarme, intentar hacerme amigo del bicho.
Aki D. Arlia
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Según avanzaba por el aire, mis recelos aumentaban. Un grupo de personas se arremolinaba en tierra... y no estaban peleando. Distinguía los uniformes de Balt, pero también los de otras facciones. ¿Un motín? ¿Hacia quién? Por un momento me planteé dar media vuelta y dar la voz de alarma, pero la idea me sonó tan ridícula que la descarté en el instante. Yo no le debía nada a la pretora, que parecía estar llena de secretos. Y a juzgar por la cantidad de gente seguramente ya se hubiera dado cuenta de que sus soldados se le escapaban de las manos. Avisarle podría llevarme a una jugosa recompensa pero... me obligaría a obedecer a la pretora hasta el fin del conflicto para que valiera la pena. Y tal y como estaban las cosas meterme en medio del grupo de gente me prometía mucha más diversión.
Al fin y al cabo, en la guerra y el amor todo vale por una razón; y esa razón no es otra que el placer. El placer de entretenerte, el placer por el placer, el placer de divertirte. O simplemente, por pasar un buen rato reventando cabezas.
Me posé entre el barullo, sin pasar a forma humana. Miré a mi alrededor, pero las únicas caras que me resultaban conocidas pertenecían a los guerreros de Balt. Reconocía algunos rostros, sin embargo. Algunos marines, el tal Krauser del que hablaba Karl y... el tipo con la sonrisa estúpida que se estaba señalando, ¿No era un yonkou? Oh, espera... De repente caí en la cuenta. Ese debía de ser el capitán de los Blue Rose Pirates. Ese que andaba pidiendo que pusieran su bandera en sitios inadecuados. La gente parecía escucharle, así que me crucé de brazos y esperé a ver si me enteraba de lo que estaba ocurriendo.
Formó varios grupos y les asignó misiones. Mientras le escuchaba de fondo, medité en cual me convenía unirme - evidentemente no me iba a quedar parada en mitad de la nada -. Si acompañaba al tal Kedra e iba a por las tropas de Balt, rompía todos mis puentes con ese bando. En cambio, si iba hacia Zilda... siempre podía guardarme un as en la manga y decirle a Yoai que había aprovechado para debilitar esa facción y conseguir información. Sí, eso podía ser buena idea. Aguardé a que estuviera libre y me acerqué al yonkou. Le posé la mano en el hombro para que me hiciera caso y fui directa al grano. No se me olvidaba lo que venía por el Este.
- Disculpa, me gustaría ser de utilidad y de paso asestarle un golpe a Zilda. Tanta tecnología... en fin. La quimera es mi animal de la suerte,- Comenté con una pequeña sonrisa.- pero no me importaría ir con el mapache y... bueno, y el resto de desconocidos.
Aguardaría su respuesta y se uniría directamente al grupo al que la asignara. Antes de irse, sin embargo, se daría la vuelta y señalándole añadiría pensativa.- Por cierto, tú eres el capitán de los Blue Rose, ¿Cierto? Mi nombre es Aki y me debes algo. Pero ya hablaremos con tiempo.
Al fin y al cabo, en la guerra y el amor todo vale por una razón; y esa razón no es otra que el placer. El placer de entretenerte, el placer por el placer, el placer de divertirte. O simplemente, por pasar un buen rato reventando cabezas.
Me posé entre el barullo, sin pasar a forma humana. Miré a mi alrededor, pero las únicas caras que me resultaban conocidas pertenecían a los guerreros de Balt. Reconocía algunos rostros, sin embargo. Algunos marines, el tal Krauser del que hablaba Karl y... el tipo con la sonrisa estúpida que se estaba señalando, ¿No era un yonkou? Oh, espera... De repente caí en la cuenta. Ese debía de ser el capitán de los Blue Rose Pirates. Ese que andaba pidiendo que pusieran su bandera en sitios inadecuados. La gente parecía escucharle, así que me crucé de brazos y esperé a ver si me enteraba de lo que estaba ocurriendo.
Formó varios grupos y les asignó misiones. Mientras le escuchaba de fondo, medité en cual me convenía unirme - evidentemente no me iba a quedar parada en mitad de la nada -. Si acompañaba al tal Kedra e iba a por las tropas de Balt, rompía todos mis puentes con ese bando. En cambio, si iba hacia Zilda... siempre podía guardarme un as en la manga y decirle a Yoai que había aprovechado para debilitar esa facción y conseguir información. Sí, eso podía ser buena idea. Aguardé a que estuviera libre y me acerqué al yonkou. Le posé la mano en el hombro para que me hiciera caso y fui directa al grano. No se me olvidaba lo que venía por el Este.
- Disculpa, me gustaría ser de utilidad y de paso asestarle un golpe a Zilda. Tanta tecnología... en fin. La quimera es mi animal de la suerte,- Comenté con una pequeña sonrisa.- pero no me importaría ir con el mapache y... bueno, y el resto de desconocidos.
Aguardaría su respuesta y se uniría directamente al grupo al que la asignara. Antes de irse, sin embargo, se daría la vuelta y señalándole añadiría pensativa.- Por cierto, tú eres el capitán de los Blue Rose, ¿Cierto? Mi nombre es Aki y me debes algo. Pero ya hablaremos con tiempo.
- Balt/Gaticos:
- Llegar, observar todo y ponderar mis opciones. Pedir acoplarse a un grupo contra Zilda.
- Censo Gatitos:
1.Dexter Black
2.Comic Sans
3.Bleyd
4.Silver
5.Madara
6.Deathstroke
7.Kai
8.Vilya
9.Hinori
10.Krauser
11.Osuka
12.Tenebrex
13Valia
14.Kedra
15.Zuko
16.Aki
Sasaki
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Heaten había rechazado a subirse al pequeño Rudolph y prefería ir andando, ¿acaso no le gustaba montar?, ahora daba lo mismo no tenía ganas de discutir, ni tenía ganas de intentar convencerla, en cuanto antes encontrase a Yoai antes pararía su guerra.
-Sigue recto en esa dirección es donde me dirijo, intenta no tardar demasiado, si voy solo necesitaré ayuda rápido – le dije señalando la dirección que tenía que seguir.
Sin más preámbulos espolee a Rudolph y me puse en camino hacia Yoai a gran velocidad con el extraño caminar de la criatura que era Rudolph, en ese momento recibí la contestación de Al, parecía que estaba cerca de la muralla de la ciudad y posiblemente iría hacia ella.
-Dan-cho, me dirijo a detener a la pretora de Meln, se que Kai, Xemmas y no sé si alguien más también han ido, no creo que tardemos demasiado, estoy cerca de la muralla también, espero que nos veamos pronto.
Justo al colgar la llamada me entró otra la cual era de Kai que me decía que fuese al punto de reunión que me había mencionado, pero ya era muy tarde, además lo más seguro era que necesitasen mi ayuda, no le contesté, simplemente colgué la llamada, “¿si sabes que no voy a hacer caso para que dices nada?” pensé mientras guardaba el Den Den Mushi. Poco más tarde de colgar llegué al lugar que me marcaba la brújula, según vi la situación pude ver un montón de ataques que se dirigían a la pretora.
-¡¡¡ALTO TODOS!!! – grité al ver que la mayoría de los presentes era marines - ¡¡¿ACASO A LOS MARINES NO OS ENSEÑARON QUE LO PRIMERO ES EL DIALOGO?!!, MATAR NO ES LA SOLUCIÓN, KAI, XEMMAS, DANIO DEBERÍAIS SABERLO – volví a gritar mientras avanzaba despacio y me preparaba activando la forma logia y el haki de observación – Yoai, este mensaje puede ser para cualquiera de los pretores de la isla, ninguno tiene el derecho a gobernar esta tierra después de lo visto, lo único que se está haciendo es destruir sus bienes y a su gente, además sin sentido alguno, por ello te pido que te rindas pacíficamente – sabía que esto era posiblemente imposible que lo hiciese, pero siempre había una pequeña posibilidad – este trato se lo daré a todos los pretores no solo a ti, seréis detenidos y juzgados, el cargo de la isla los rangos superiores de la marina se encargaran de decidirlo – cuando terminé de decir esto estaba a unos diez metros de Yoai, detuve a Rudolph y me preparé para su reacción.
-Sigue recto en esa dirección es donde me dirijo, intenta no tardar demasiado, si voy solo necesitaré ayuda rápido – le dije señalando la dirección que tenía que seguir.
Sin más preámbulos espolee a Rudolph y me puse en camino hacia Yoai a gran velocidad con el extraño caminar de la criatura que era Rudolph, en ese momento recibí la contestación de Al, parecía que estaba cerca de la muralla de la ciudad y posiblemente iría hacia ella.
-Dan-cho, me dirijo a detener a la pretora de Meln, se que Kai, Xemmas y no sé si alguien más también han ido, no creo que tardemos demasiado, estoy cerca de la muralla también, espero que nos veamos pronto.
Justo al colgar la llamada me entró otra la cual era de Kai que me decía que fuese al punto de reunión que me había mencionado, pero ya era muy tarde, además lo más seguro era que necesitasen mi ayuda, no le contesté, simplemente colgué la llamada, “¿si sabes que no voy a hacer caso para que dices nada?” pensé mientras guardaba el Den Den Mushi. Poco más tarde de colgar llegué al lugar que me marcaba la brújula, según vi la situación pude ver un montón de ataques que se dirigían a la pretora.
-¡¡¡ALTO TODOS!!! – grité al ver que la mayoría de los presentes era marines - ¡¡¿ACASO A LOS MARINES NO OS ENSEÑARON QUE LO PRIMERO ES EL DIALOGO?!!, MATAR NO ES LA SOLUCIÓN, KAI, XEMMAS, DANIO DEBERÍAIS SABERLO – volví a gritar mientras avanzaba despacio y me preparaba activando la forma logia y el haki de observación – Yoai, este mensaje puede ser para cualquiera de los pretores de la isla, ninguno tiene el derecho a gobernar esta tierra después de lo visto, lo único que se está haciendo es destruir sus bienes y a su gente, además sin sentido alguno, por ello te pido que te rindas pacíficamente – sabía que esto era posiblemente imposible que lo hiciese, pero siempre había una pequeña posibilidad – este trato se lo daré a todos los pretores no solo a ti, seréis detenidos y juzgados, el cargo de la isla los rangos superiores de la marina se encargaran de decidirlo – cuando terminé de decir esto estaba a unos diez metros de Yoai, detuve a Rudolph y me preparé para su reacción.
- resumen Meln:
- acceder a que Heaten no se suba a Rudolph, escuchar la contestación de Al, y el mensaje de Kai que es ignorado por completo, llegar al lugar e intentar poner orden y cordura a la situación
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La sonrisa de Madara se amplió de forma exagerada al ver a Kedra allí. El chucho había sobrevivido al triple ataque contra él y además había aumentado su poder. Su ex jefe parecía fulminarle con la mirada, pero él simplemente lo observaba calmado. Si quería morir, tan solo debía pedirlo. El trío “Darkness” solo quedaba él y Jin, Bisutomaru había sido asesinado. El dragón negro ignoró al cadejo y alzó una ceja cuando el yonkou le sacó la lengua llamándole perdedor. Una carcajada salió entonces de su boca cuando escuchó el plan completo. Los objetivos eran claros, erradicar y terminar con el capullo de Zilda. Para ello dispondría de su equipo, un mapache que había por zona y Bleyd. Le parecía perfecto de realizar. A continuación levantó su mano.
- Ya veremos quién es el perdedor cuando termine todo esto. Me vas a invitar a un pollo entero, chaval. Quitando eso, estoy de acuerdo con todo. – Dijo finalmente colocándose en pie.
El imponente dragón de dos metros y medio soltó un enorme rugido haciendo temblar la tierra y a continuación empezó a cambiar lentamente. Su cuerpo se volvió escamoso y su hocico se alargó. Unas enormes alas salieron de su espalda y a continuación una enorme cola con una cuchilla al final. La bestia estaba en su forma completa y quedó un enorme dragón que se alejó un poco del grupo para no estorbar por el tamaño. Escuchó las palabras de Bleyd y a continuación mostró una sonrisa impresionante, la cual acojonaba un poco al estar en aquella enorme forma.
- Todo el grupo dragón a mi espalda. Bleyd, aquí hay sitio para tu moto, pero ve como desees. Es el momento de terminar con esta idiotez.
El shichibukai se agachó todo lo posible, todo para que el resto de personas pudiesen montarse sobre él con calma. Su haki de observación detectó una presencia acercarse y entonces pudo ver a aquella belleza pelirroja. Estuvo a punto de soltar un comentario, pero no quería quedarse sin polvo con Vilya, por lo que simplemente alzó la voz.
- ¡El grupo dragón despega en diez segundos! Dijo por si Dexter asignaba a la chica a su grupo y de esa forma le diese tiempo a montar.
Pasara lo que pasara, el enorme ser oscuro se elevó en los cielos y salió disparado hacia Zilda. El objetivo era el tal Veros y Madara estaba preparado para ejecutar sus mejores técnicas. Podría proteger también al resto, pues se consideraba el tanque del equipo. Se relamió despacio y continuó avanzando.
- Ya veremos quién es el perdedor cuando termine todo esto. Me vas a invitar a un pollo entero, chaval. Quitando eso, estoy de acuerdo con todo. – Dijo finalmente colocándose en pie.
El imponente dragón de dos metros y medio soltó un enorme rugido haciendo temblar la tierra y a continuación empezó a cambiar lentamente. Su cuerpo se volvió escamoso y su hocico se alargó. Unas enormes alas salieron de su espalda y a continuación una enorme cola con una cuchilla al final. La bestia estaba en su forma completa y quedó un enorme dragón que se alejó un poco del grupo para no estorbar por el tamaño. Escuchó las palabras de Bleyd y a continuación mostró una sonrisa impresionante, la cual acojonaba un poco al estar en aquella enorme forma.
- Todo el grupo dragón a mi espalda. Bleyd, aquí hay sitio para tu moto, pero ve como desees. Es el momento de terminar con esta idiotez.
El shichibukai se agachó todo lo posible, todo para que el resto de personas pudiesen montarse sobre él con calma. Su haki de observación detectó una presencia acercarse y entonces pudo ver a aquella belleza pelirroja. Estuvo a punto de soltar un comentario, pero no quería quedarse sin polvo con Vilya, por lo que simplemente alzó la voz.
- ¡El grupo dragón despega en diez segundos! Dijo por si Dexter asignaba a la chica a su grupo y de esa forma le diese tiempo a montar.
Pasara lo que pasara, el enorme ser oscuro se elevó en los cielos y salió disparado hacia Zilda. El objetivo era el tal Veros y Madara estaba preparado para ejecutar sus mejores técnicas. Podría proteger también al resto, pues se consideraba el tanque del equipo. Se relamió despacio y continuó avanzando.
- Sagrada orden de los gatitos ardientes:
- Hablar con Dexter, ser el avión de mi equipo entero, incluida la moto, esperar a Aki por si se une al equipo dragón y haga lo que haga dirigirse hacia Zilda en forma completa son todos sobre mi lomo.
Tsang Yue
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La decisión de quedarse allí parece no ser la más adecuada, un pedazo de los escombros de la explosión cae a unos pocos metros del joven pelinegro levantando una gran humareda, lo que dificulta la visión de Tsang. Por suerte su capacidad de comunicarse con los espíritus le viene bien para ese momento. Aquellos seres le comunican el estado de su entorno, además también nota como el suelo comienza a vibrar bajo sus pies, algo que puede ser sinónimo de un gran peligro para su integridad. Ha logrado evitar una muerte horrible pero la verdad es que tiene que salir de allí cuanto antes, nunca se sabe si en la siguiente el escombro caiga sobre la cabeza del joven Tsang.
Sus pasos son raudos y veloces alejándose de aquella zona, pero buscando algo de acción, la verdad es que tiene ganas de algo de acción. Su mirada seria, casi fría, se fija en todo lo que le rodea, esperando encontrar alguna pista sobre el camino que debe tomar para encontrar algo que hacer, y rezando a los espíritus no encontrarse de nuevo con la bocazas de muchacha con la que había compartido camino hace un rato, su creencia de que la fuerza y valía solo se demuestran con daños a los demás choca demasiado con la creencia del clan del joven de que los espíritus y dioses están para ayudar a los que lo necesitan, no para causar conflictos entre personas. Además, seguro que de encontrarse nuevamente acabaría muy mal por una refriega entre ambos causada por la diferente creencia y opinión que tienen ambos agentes. Las ínfulas de aquella mocosa le parecen insoportables y no toleraría que le siguiera tratando mal solo por ser él un iniciado, el trato hacía tus subordinados determina la clase de líder que eres, y ella es una líder nefasta.
Sus pasos son raudos y veloces alejándose de aquella zona, pero buscando algo de acción, la verdad es que tiene ganas de algo de acción. Su mirada seria, casi fría, se fija en todo lo que le rodea, esperando encontrar alguna pista sobre el camino que debe tomar para encontrar algo que hacer, y rezando a los espíritus no encontrarse de nuevo con la bocazas de muchacha con la que había compartido camino hace un rato, su creencia de que la fuerza y valía solo se demuestran con daños a los demás choca demasiado con la creencia del clan del joven de que los espíritus y dioses están para ayudar a los que lo necesitan, no para causar conflictos entre personas. Además, seguro que de encontrarse nuevamente acabaría muy mal por una refriega entre ambos causada por la diferente creencia y opinión que tienen ambos agentes. Las ínfulas de aquella mocosa le parecen insoportables y no toleraría que le siguiera tratando mal solo por ser él un iniciado, el trato hacía tus subordinados determina la clase de líder que eres, y ella es una líder nefasta.
- Zal:
- Salir de la zona buscando algo de emoción y esperando no encontrarse con la muchacha de antes.
Elya Edelweiss
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De repente, frenó en seco. A lo lejos, en el cielo... algo lo cubría, algo que no era bueno. Su mirada se ensombreció mientras tragaba saliva. El azul se volvía negro y la extraña substancia se arremolinaba y ganaba terreno. No era una nube, las nubes no eran así. Eso lo sabía. Frustrada, cambió de dirección.
Sabía a dónde tenía que ir, pero no podía ir de cabeza a esa nube... no conocía lo que era, pero estaban en guerra. No haría que llovieran caramelos. Tenía que mantenerse a salvo, todavía no había sido capaz de prestar debido servicio. Ahora lamentaba que su pulsera se hubiera desactivado, tendría que actuar de cabeza. Por lo pronto, lo mejor era cambiar de dirección y quizás pudiera dar un rodeo cuando viera la velocidad de la extraña substancia.
Sin embargo, algo se interpuso en sus planes. Iba corriendo cuando oyó ruidos a lo lejos. Se puso en guardia empuñando su arma y aceleró hasta que el suelo abrazó su cara. ¿Qué...? ¿Qué demonios? Se incorporó sobre sus manos y rodillas, como buenamente pudo. Le pesaba el mundo sobre los hombros. Unos pasos más allá había una chica peleando contra un grupo de extrañas criaturas. Eran como osos, pero con un largo pico en lugar de fauces. Y ella, poderosa, se deslizaba entre ellos segando sus vidas. ¿Era ella la que causaba el efecto? A las criaturas parecía afectarles, pero la chica era liviana como una pluma. Qué extraño poder.
Intenté levantarme, apoyándome en mi arma. Intentaría que me viera, y de conseguirlo trataría de avanzar hacia ella con una mano levantada en son de paz. No parecía buena idea enemistarme con ella de repente.
Sabía a dónde tenía que ir, pero no podía ir de cabeza a esa nube... no conocía lo que era, pero estaban en guerra. No haría que llovieran caramelos. Tenía que mantenerse a salvo, todavía no había sido capaz de prestar debido servicio. Ahora lamentaba que su pulsera se hubiera desactivado, tendría que actuar de cabeza. Por lo pronto, lo mejor era cambiar de dirección y quizás pudiera dar un rodeo cuando viera la velocidad de la extraña substancia.
Sin embargo, algo se interpuso en sus planes. Iba corriendo cuando oyó ruidos a lo lejos. Se puso en guardia empuñando su arma y aceleró hasta que el suelo abrazó su cara. ¿Qué...? ¿Qué demonios? Se incorporó sobre sus manos y rodillas, como buenamente pudo. Le pesaba el mundo sobre los hombros. Unos pasos más allá había una chica peleando contra un grupo de extrañas criaturas. Eran como osos, pero con un largo pico en lugar de fauces. Y ella, poderosa, se deslizaba entre ellos segando sus vidas. ¿Era ella la que causaba el efecto? A las criaturas parecía afectarles, pero la chica era liviana como una pluma. Qué extraño poder.
Intenté levantarme, apoyándome en mi arma. Intentaría que me viera, y de conseguirlo trataría de avanzar hacia ella con una mano levantada en son de paz. No parecía buena idea enemistarme con ella de repente.
- Zilda - Milena, guapa, lee:
- Llegar a T13 y toparme con Milena y por consiguiente con el suelo.
Nocturne93
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No sabía por qué, pero cuando vi al vicealmirante directamente a los ojos, me resultó bastante familiar aquél rostro, no sabía decir dónde ni en qué situación le habría conocido, pero algo me decía que no era la primera vez que me topaba con él. Tal vez simplemente fuese que el cerebro me estaba jugando una mala pasada, al fin y al cabo su rostro es conocido, se trata de un vicealmirante, no sería la primera vez que le vería, le conociese o no.
La voz de otra persona me sacó de mis pensamientos, un tipo bastante alto y rubio se aproximó hacia mí presentándose como Taiga, un agente del gobierno. Lo primero que pensé es que habría sido más normal que conociese a Tobías antes que a mí, eso me extrañó un poco y no le encontré mucho sentido, no obstante se mostró bastante simpático, e incluso me tendió la mano. No dudé un solo instante y se la estreché a la vez que respondía a sus formalidades.
-Un placer Taiga -No sabía qué más decir, y lo cierto es que aunque hubiera pensando algo, Al Naion abrió la boca, haciendo que me distrajese de nuevo.
Las primeras palabras que dijo me hicieron sentir un tanto incómodo, al parecer no tardó en darse cuenta de la "situación" de Tobías, lo cual hizo que sin darme cuenta deshiciese mi saludo sin esperar la respuesta del vicealmirante, era el protocolo aguardar la respuesta, no obstante ni me di cuenta de mis propios actos, tan solo giré un poco la cabeza para mirar de reojo a Tobías. En efecto, y tal como me temía, aquella "tienda de campaña" seguía plantada. En cuanto habló de que Tobías parecía querer mi "salchicha". ¿Podía ser más incómoda la situación?
Definitivamente el destino es capaz de hacer todo eso y más todavía. Antes de darme cuenta me encontraba suspendido en el aire. No entendía lo que estaba ocurriendo, pero ahora mismo estaba cayendo al vacío. Miré a mi alrededor, mis camaradas estaban igual, y Al Naion y el resto de personas que había cerca también. Esto era surrealista. La voz de Al sonó avisándonos que nos íbamos a enfriar el culo.
No pude evitar retorcerme un poco en mitad del aire, era la segunda vez que caía al vacío hoy. Antes de darme cuenta estaba boca abajo besando un... ¿Tobogán de hielo? Alcé la cabeza, realmente la situación podría haber ido a peor, justo encima de mí, cayendo tan solo un poco por detrás de mí... Ahí estaba Tobías, abierto de piernas, el detalle era que no alcanzaba a verle la cara, no obstante era inconfundible. ¿Desde cuando a Tobías sentía atracción por los hombres? Además, no era el momento para hacer esas cosas.
Llegamos al suelo y caí en una postura un tanto incómoda, tenía las piernas medio retorcidas y la cabeza de lado. Cuando abrí los ojos entendí que la situación todavía podía haber ido a peor. Un par de centímetros más cerca y me saca un ojo. Me levanté corriendo y apartándome de Tobías. Disimulé lo penoso de aquella situación y me quedé mirando a mi alrededor. Una voz resonó, no debía estar demasiado lejos y por su tono no parecía ser muy amistoso.
Al comenzó a hablar de nuevo, esta vez se dirigía a mí y no a Tobías. Por segunda vez tuve la sensación de que ya le conocía de antes, esa forma de hablarme daba a entender que ya habíamos tenido algún tipo de trato anteriormente, además conocía algo de mis habilidades. ¿Cuándo diantres había ocurrido eso? Me decía que fuera como avanzadilla, y no pensaba defraudarle. Conforme lo dijo me quedé contemplando las calles, al fondo de esa en la que estábamos había como dos criaturas robóticas con lo que parecía ser rifles. Comenzaba la cacería. Desenfundé mis dos dagas y, sin apartar la mirada de esos dos robots, o lo que quiera que fueran, y con la parte más seria de mí, le dije unas palabras al vicealmirante.
-Así lo haré. Pero concentre su Kenbunshoku por favor. No tendrá problemas en seguirme.
Entonces comencé a dar pequeños pasos hacia adelante, haciendo acopio de todo el sigilo del cual podía disponer. A su vez concentraba la energía a mi alrededor y sobre mis dagas. Al principio poco a poco, después como un parpadeo mi imagen desapareció, continué avanzando hacia esos robots y cuando llegué a su posición liberé mi técnica de Tsuinkaze, así como mi bushoushoku, y ejecuté una serie de rápidos cortes en aquellos drones, tratando de destruir su circuíto así como toda su estructura.
Tras asegurarme de haber acabado con ellos gracias a mi bushou, y a la potencia extra del viento cortante, y por supuesto tras asegurarme de que el vicealmirante me tenía localizado, me dirigí hacia la zona donde había escuchado aquella voz enfurecida. Debía darme prisa, los efecto de Hoi desaparecerían pronto. Y si lograse cogerle desprevenido podría evitarnos problemas futuros al entrar en un confrontamiento directo. Desconocía si aquella voz provenía de un verdadero enemigo, pero lo que estaba claro era que buenas intenciones no parecía tener.
La voz de otra persona me sacó de mis pensamientos, un tipo bastante alto y rubio se aproximó hacia mí presentándose como Taiga, un agente del gobierno. Lo primero que pensé es que habría sido más normal que conociese a Tobías antes que a mí, eso me extrañó un poco y no le encontré mucho sentido, no obstante se mostró bastante simpático, e incluso me tendió la mano. No dudé un solo instante y se la estreché a la vez que respondía a sus formalidades.
-Un placer Taiga -No sabía qué más decir, y lo cierto es que aunque hubiera pensando algo, Al Naion abrió la boca, haciendo que me distrajese de nuevo.
Las primeras palabras que dijo me hicieron sentir un tanto incómodo, al parecer no tardó en darse cuenta de la "situación" de Tobías, lo cual hizo que sin darme cuenta deshiciese mi saludo sin esperar la respuesta del vicealmirante, era el protocolo aguardar la respuesta, no obstante ni me di cuenta de mis propios actos, tan solo giré un poco la cabeza para mirar de reojo a Tobías. En efecto, y tal como me temía, aquella "tienda de campaña" seguía plantada. En cuanto habló de que Tobías parecía querer mi "salchicha". ¿Podía ser más incómoda la situación?
Definitivamente el destino es capaz de hacer todo eso y más todavía. Antes de darme cuenta me encontraba suspendido en el aire. No entendía lo que estaba ocurriendo, pero ahora mismo estaba cayendo al vacío. Miré a mi alrededor, mis camaradas estaban igual, y Al Naion y el resto de personas que había cerca también. Esto era surrealista. La voz de Al sonó avisándonos que nos íbamos a enfriar el culo.
No pude evitar retorcerme un poco en mitad del aire, era la segunda vez que caía al vacío hoy. Antes de darme cuenta estaba boca abajo besando un... ¿Tobogán de hielo? Alcé la cabeza, realmente la situación podría haber ido a peor, justo encima de mí, cayendo tan solo un poco por detrás de mí... Ahí estaba Tobías, abierto de piernas, el detalle era que no alcanzaba a verle la cara, no obstante era inconfundible. ¿Desde cuando a Tobías sentía atracción por los hombres? Además, no era el momento para hacer esas cosas.
Llegamos al suelo y caí en una postura un tanto incómoda, tenía las piernas medio retorcidas y la cabeza de lado. Cuando abrí los ojos entendí que la situación todavía podía haber ido a peor. Un par de centímetros más cerca y me saca un ojo. Me levanté corriendo y apartándome de Tobías. Disimulé lo penoso de aquella situación y me quedé mirando a mi alrededor. Una voz resonó, no debía estar demasiado lejos y por su tono no parecía ser muy amistoso.
Al comenzó a hablar de nuevo, esta vez se dirigía a mí y no a Tobías. Por segunda vez tuve la sensación de que ya le conocía de antes, esa forma de hablarme daba a entender que ya habíamos tenido algún tipo de trato anteriormente, además conocía algo de mis habilidades. ¿Cuándo diantres había ocurrido eso? Me decía que fuera como avanzadilla, y no pensaba defraudarle. Conforme lo dijo me quedé contemplando las calles, al fondo de esa en la que estábamos había como dos criaturas robóticas con lo que parecía ser rifles. Comenzaba la cacería. Desenfundé mis dos dagas y, sin apartar la mirada de esos dos robots, o lo que quiera que fueran, y con la parte más seria de mí, le dije unas palabras al vicealmirante.
-Así lo haré. Pero concentre su Kenbunshoku por favor. No tendrá problemas en seguirme.
Entonces comencé a dar pequeños pasos hacia adelante, haciendo acopio de todo el sigilo del cual podía disponer. A su vez concentraba la energía a mi alrededor y sobre mis dagas. Al principio poco a poco, después como un parpadeo mi imagen desapareció, continué avanzando hacia esos robots y cuando llegué a su posición liberé mi técnica de Tsuinkaze, así como mi bushoushoku, y ejecuté una serie de rápidos cortes en aquellos drones, tratando de destruir su circuíto así como toda su estructura.
Tras asegurarme de haber acabado con ellos gracias a mi bushou, y a la potencia extra del viento cortante, y por supuesto tras asegurarme de que el vicealmirante me tenía localizado, me dirigí hacia la zona donde había escuchado aquella voz enfurecida. Debía darme prisa, los efecto de Hoi desaparecerían pronto. Y si lograse cogerle desprevenido podría evitarnos problemas futuros al entrar en un confrontamiento directo. Desconocía si aquella voz provenía de un verdadero enemigo, pero lo que estaba claro era que buenas intenciones no parecía tener.
- Técnicas:
- Hoi: Recubre todo su cuerpo de energía que actúa a modo de espejo, repeliendo la luz y causando un efecto de invisibilidad. Con esto puede desplazarse, hasta un máximo de dos posts, con un excelente sigilo y discreción.Enmascara su imagen, pero no puede enmascarar su presencia ni su olor. Podrá ser detectado por alguien capaz de guiarse por su olfato o alguien con un Kenbunshoku haki superior al suyo, a no ser que presente hostilidad, en tal caso podrá ser descubierto como si no estuviese utilizando la técnica.
Kazekaiho: Con un correcto control del ámbito de viento es capaz de impregnar sus ataques de éste elemento, incrementando la potencia, velocidad de ejecución y el rango del golpe. en ataques a distancia, con proyectiles o armas arrojadizas, es capaz de aumentar la velocidad y capacidad perforante del ataque en función del grado de control del elemento viento. en armas a melee es capaz de incrementar las dimensiones del arma con un recubrimiento de energía cortante de viento, también dependiendo del grado de control del ámbito.
Viento de Kamaitachi: El viento se vuelve más denso al concentrarse más en el control con la liberación, lo cual hace que dicho viento se vuelva más tangible. Esto se traduce en que el viento generado se vuelve cortante al tacto. Se produce algo parecido a pequeños filos por esa condensación en determinadas partes, generando dicho viento cortante.
Además, las dagas aumentan un 20% la efectividad del ámbito viento cuando se usan sobre ellas.
Bushoushoku haki: Nivel entrenado
- Resumen Balt:
- Pensar que a Al lo conozco de algo, pero sin saber de qué. Sentirme incómodo con Tobías, estar a punto de quedarme tuerto por su flauta travesera. Obedecer a Al Naion y mediante mi técnica de invisibilidad ir a destruir esos drones para evitar ser detectados y después ir en dirección a donde se ha escuchado esa voz.
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- Quimera en marcha. – Dijo una vez que levantó la mano indicando que estaba de acuerdo con todo y viendo que Edward también lo hizo.
Lo primero que hizo fue empezar a mirar a los demás con calma. Examinó las posibilidades de combate y lo que podría aportar cada uno a la misión de capturar la base sin daños. Su grupo lo conocía a la perfección. Sobre el segundo de Dexter conocía lo mínimo, pero si era su comandante, debía de ser una bestia. Lo primero que hizo fue estudiar bien sus auras para empezar a familiarizarse con ellos. Él no solía planear y por ello harían todo sobre la marcha. Lo primero que hizo fue comprobar sus armas y todo lo que iba a necesitar. Sus vendas también estaban bien colocadas y su armadura intacta. Soltó un pequeño suspiro y se preparó para dar la primera orden. Lo malo es que no sabía quién era Silver.
De repente el muchacho se presentó como un teniente y si no era de la rebelión, debía de ser de la marina. Compartía apellido con Dranser, pero no pensó que fuesen familiares. Era el segundo marine que se cruzaba en ese día tras haber visto al tal Al. Lejos de mirarle mal o advertirle nada, el demonio de la niebla estrechó su mano de forma amistosa. Su mirada se clavó en la de él y no le soltó la mano hasta que le dijo una simple cosita sin mucha importancia.
- Mientras estés bajo mi mando eres un hermano más. Bienvenido momentáneamente a la Quimera. Tu vida es la nuestra y la nuestra es la tuya. Será un placer colaborar. – Entonces le soltó la mano y le dedicó una sonrisa ladeada.
Lo siguiente que hizo fue acercarse a Deathstroke silbando y colocándole la mano en el hombro con toda la calma del mundo. Con él tenía un poco más de confianza por el mero hecho de pertenecer a la banda de Dexter.
- No te veía desde el ataque a Impel Down ¿Cómo estas, tronco? – Tras oír una respuesta miraría a todo el equipo Quimera. – ¡En marcha! – Gritó empezando a trotar a un ritmo medio hacia el Sur.
Lo primero que hizo fue empezar a mirar a los demás con calma. Examinó las posibilidades de combate y lo que podría aportar cada uno a la misión de capturar la base sin daños. Su grupo lo conocía a la perfección. Sobre el segundo de Dexter conocía lo mínimo, pero si era su comandante, debía de ser una bestia. Lo primero que hizo fue estudiar bien sus auras para empezar a familiarizarse con ellos. Él no solía planear y por ello harían todo sobre la marcha. Lo primero que hizo fue comprobar sus armas y todo lo que iba a necesitar. Sus vendas también estaban bien colocadas y su armadura intacta. Soltó un pequeño suspiro y se preparó para dar la primera orden. Lo malo es que no sabía quién era Silver.
De repente el muchacho se presentó como un teniente y si no era de la rebelión, debía de ser de la marina. Compartía apellido con Dranser, pero no pensó que fuesen familiares. Era el segundo marine que se cruzaba en ese día tras haber visto al tal Al. Lejos de mirarle mal o advertirle nada, el demonio de la niebla estrechó su mano de forma amistosa. Su mirada se clavó en la de él y no le soltó la mano hasta que le dijo una simple cosita sin mucha importancia.
- Mientras estés bajo mi mando eres un hermano más. Bienvenido momentáneamente a la Quimera. Tu vida es la nuestra y la nuestra es la tuya. Será un placer colaborar. – Entonces le soltó la mano y le dedicó una sonrisa ladeada.
Lo siguiente que hizo fue acercarse a Deathstroke silbando y colocándole la mano en el hombro con toda la calma del mundo. Con él tenía un poco más de confianza por el mero hecho de pertenecer a la banda de Dexter.
- No te veía desde el ataque a Impel Down ¿Cómo estas, tronco? – Tras oír una respuesta miraría a todo el equipo Quimera. – ¡En marcha! – Gritó empezando a trotar a un ritmo medio hacia el Sur.
- Sagrada orden:
- Resumen anterior: Llegar
Resumen actual: Hablar con Silver, Hablar con Deathstroke, empezar la marcha al sur.
Simo Baker
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Tal como había esperado en un primer momento aquel no era un simple agujero que atravesaba la muralla, era algo más. La emoción se empezó a apoderar de mí, había dado con algo que realmente merecía la pena. El túnel avanzaba hacia las profundidades de la tierra sin ninguna duda, lo cual comenzó a incitarme a pensar que podría estar ante el acceso a una serie de túneles subterráneos que podían recorrer la ciudad. Si estaba en lo cierto obtendría una ventaja inimaginable para aquellos con los que decidiese aliarme. Podríamos atacar cualquier punto y desvanecernos sin que nuestro enemigo supiese siquiera que estábamos allí. Me estaba haciendo muchas ilusiones, pero debía explorar mi hallazgo primero, al fin y al cabo podría no ser más que un callejón sin salida.
Noté como el camino iba cambiando de dirección, pero tras un instante de vacilación llegué a la conclusión de que me encontraba en lo cierto, me estaba moviendo por la ciudad. Tras un rato caminando el túnel finalmente se ensanchó bastante. Allí todo estaba lleno de telarañas, las cuales se iban haciendo cada vez más y más abundantes y molestas. Era una suerte tener el palo ardiente que había hecho para calentarme, no sólo porque iluminaba la zona bastante bien, si no porque además me valía para quemar las telarañas y poder avanzar sin quedarme pegado. Era una pena que estuviese comenzando a acabarse, más me valía encontrar algo para sustituirlo o iba a acabar quemándome la mano.
Llegado a cierto punto la cueva llegó a su fin. En él había una puerta metálica, la cual no parecía que fuese a poder abrir por la fuerza. Por un momento dudé que hacer, realmente quería seguir el camino, pero no tenía ni idea de cómo. Por otro lado, la estancia parecía estar abandonada hace mucho tiempo y había algo en el ambiente que me daba muy mala espina. Sólo había que ver lo lleno de telarañas y sustancias pegajosas que estaba todo, no era un buen sitio para estar.
Finalmente tomé mi decisión, iba a seguir costase lo que costase. Tranquilamente tomé aire concentré mi fuerza en el puño y golpeé la puerta. Esta se abolló pero no logré nada aparte de eso, o al menos no respecto a la puerta, porque en lo que respectaba al entorno sí se vio afectado. De las telarañas que había en el techo calló un esqueleto sobre mí, lo que cómo era de esperar me dio un buen susto. Rodé hacia atrás a la vez que soltaba la antorcha preparándome para lo que pudiera pasar. No tardé en darme cuenta que era un cadáver, por lo que me tranquilicé, un muerto no me iba a suponer un problema. Por desgracia, aunque el muerto no me fuese a hacer daño, ya me lo había hecho yo sólo. Al rodar por el suelo me había clavado algo en el brazo. Suspiré y me volví a incorporar a la vez que me arrancaba el pincho del brazo.
En un principio pensé que era un pendiente normal y corriente, cosa que cambió en apenas unos segundos, cuando este se puso a brillar. No tenía ni idea de que narices era pero no iba a tener tiempo de investigarlo. De entre las sombras comenzó a escucharse un fuerte siseo. Llevaba ya un rato escuchándolo, pero pensaba que sería alguna serpiente o algo así. Ahora, con lo alto que sonaba tenía claro que no era un animalillo corriente, no me convenía quedarme allí mucho tiempo si no quería tener problemas. Pinché la especie de pendiente brillante en una de las asas de mi mochila y me dispuse a continuar intentando forzar la puerta. Podía intentar correr en la dirección por la que había venido, pero las telarañas me ralentizarían demasiado y acabaría teniendo que enfrentarme a lo que fuera que estaba haciendo ese ruido tan amenazador. Para colmo la antorcha acabó de consumirse y se apagó, sin duda tendría que haber sido más cuidadoso. Al menos sabía dónde estaba la puerta por la tenue luz que emitía el pendiente. Estaba vez me concentré más que antes para asegurarme un golpe certero. Lancé mi puño con todas mis fuerzas hacia la puerta, momento en el que el pendiente brilló un poco más antes de apagarse completamente. Al golpear la puerta pareció como si esta hubiese estado abierta todo el tiempo, salí disparado hacia adelante empujándola como si nada.
Rápidamente cerré la puerta desde el otro lado otra vez y me dispuse a continuar mi camino. Esperaba acabar encontrando un sitio donde examinar mejor el pendiente. No cabía duda de que había tenido algo que ver en lo que acababa de suceder. Me preparé para activar la visión nocturna si era necesario y comencé a proseguir mi camino. No dejé de verle el lado bueno a lo que había pasado, si teníamos una buena distracción ese bicho serían una buena forma de proteger la entrada.
Noté como el camino iba cambiando de dirección, pero tras un instante de vacilación llegué a la conclusión de que me encontraba en lo cierto, me estaba moviendo por la ciudad. Tras un rato caminando el túnel finalmente se ensanchó bastante. Allí todo estaba lleno de telarañas, las cuales se iban haciendo cada vez más y más abundantes y molestas. Era una suerte tener el palo ardiente que había hecho para calentarme, no sólo porque iluminaba la zona bastante bien, si no porque además me valía para quemar las telarañas y poder avanzar sin quedarme pegado. Era una pena que estuviese comenzando a acabarse, más me valía encontrar algo para sustituirlo o iba a acabar quemándome la mano.
Llegado a cierto punto la cueva llegó a su fin. En él había una puerta metálica, la cual no parecía que fuese a poder abrir por la fuerza. Por un momento dudé que hacer, realmente quería seguir el camino, pero no tenía ni idea de cómo. Por otro lado, la estancia parecía estar abandonada hace mucho tiempo y había algo en el ambiente que me daba muy mala espina. Sólo había que ver lo lleno de telarañas y sustancias pegajosas que estaba todo, no era un buen sitio para estar.
Finalmente tomé mi decisión, iba a seguir costase lo que costase. Tranquilamente tomé aire concentré mi fuerza en el puño y golpeé la puerta. Esta se abolló pero no logré nada aparte de eso, o al menos no respecto a la puerta, porque en lo que respectaba al entorno sí se vio afectado. De las telarañas que había en el techo calló un esqueleto sobre mí, lo que cómo era de esperar me dio un buen susto. Rodé hacia atrás a la vez que soltaba la antorcha preparándome para lo que pudiera pasar. No tardé en darme cuenta que era un cadáver, por lo que me tranquilicé, un muerto no me iba a suponer un problema. Por desgracia, aunque el muerto no me fuese a hacer daño, ya me lo había hecho yo sólo. Al rodar por el suelo me había clavado algo en el brazo. Suspiré y me volví a incorporar a la vez que me arrancaba el pincho del brazo.
En un principio pensé que era un pendiente normal y corriente, cosa que cambió en apenas unos segundos, cuando este se puso a brillar. No tenía ni idea de que narices era pero no iba a tener tiempo de investigarlo. De entre las sombras comenzó a escucharse un fuerte siseo. Llevaba ya un rato escuchándolo, pero pensaba que sería alguna serpiente o algo así. Ahora, con lo alto que sonaba tenía claro que no era un animalillo corriente, no me convenía quedarme allí mucho tiempo si no quería tener problemas. Pinché la especie de pendiente brillante en una de las asas de mi mochila y me dispuse a continuar intentando forzar la puerta. Podía intentar correr en la dirección por la que había venido, pero las telarañas me ralentizarían demasiado y acabaría teniendo que enfrentarme a lo que fuera que estaba haciendo ese ruido tan amenazador. Para colmo la antorcha acabó de consumirse y se apagó, sin duda tendría que haber sido más cuidadoso. Al menos sabía dónde estaba la puerta por la tenue luz que emitía el pendiente. Estaba vez me concentré más que antes para asegurarme un golpe certero. Lancé mi puño con todas mis fuerzas hacia la puerta, momento en el que el pendiente brilló un poco más antes de apagarse completamente. Al golpear la puerta pareció como si esta hubiese estado abierta todo el tiempo, salí disparado hacia adelante empujándola como si nada.
Rápidamente cerré la puerta desde el otro lado otra vez y me dispuse a continuar mi camino. Esperaba acabar encontrando un sitio donde examinar mejor el pendiente. No cabía duda de que había tenido algo que ver en lo que acababa de suceder. Me preparé para activar la visión nocturna si era necesario y comencé a proseguir mi camino. No dejé de verle el lado bueno a lo que había pasado, si teníamos una buena distracción ese bicho serían una buena forma de proteger la entrada.
- Raghersir el explorador de las catacumbas(no tengo ni idea de en que dirección voy, pero voy :
- Avanzar por el tunel. Perder la antorcha, ganar mi objeto de lotería. Abrir la puerta huyendo de lo que pueda haber. Cerrar la puerta tras pasar. Encender mi visión nocturna si está muy oscuro. Continuar mi exploración esperando encontrar un sitio seguro e iluminado donde examinar el pendiente.
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