¿Una mañana tranquila? [Rol moderado lvl 2][Adam]

Suspira, un largo lamento que es seguido de su acusación expresada como lenguaje no verbal. Me culpa a mí de su respuesta emocional… Ese es el gran problema de la sociedad.
Está cansado, tan cansado como yo… pero él está influenciado por las emociones que le empujan. ¿Me convertiría en algo parecido a él si… fuera “normal”? ¿Qué podría  hacer para remediar un estado tan…?

Se levanta para acabar con todo. Yo soy el todo, mi todo, al fin y al cabo.

- No tiene sentido seguir- ¿Alguna vez lo ha tenido?-, Adam Smith- cambia de utensilio, esta vez es un corto y pesado machete para seccionar huesos más grandes.- Eres el primero que logra aburrirme- ¿Cree que esto es aburrido o es que se niega a ver la información que le daña?-y me obliga a matarle. Aunque, antes de acabar con tu vida, te contaré un poco de mí y mi historia…

Vuelve a sentarse, acomodando su estructura como un sabio bonachón que va a contar un cuento a un niño pequeño y estúpido.

- Soy parte del ejército revolucionario… O lo era cuando era un poco más joven. Les apoyo traficando con armas, drogas, inteligencia… Mi mundo es el bajo mundo, aquel que nadie quiere ver, pero que todo el mundo sabe que existe- sonríe mientras sus ojos se distienden en un placer inconmensurable y sus comisuras se curvan-. Alguien como tú, tan lógico, tan frío…, tan inhumano, no sirve para un mundo como este. Ni siquiera logras controlar el poder que tienes en tu interior. Eres un inútil, alguien que busca razones a cualquier cosa.

Se levanta más enérgico que antes. Podría intentar discutirle, podría intentar hacerle entrar en razón... ¿pero, para qué? No voy a obtener resultados, no así. Puedo ver que coge la silla para girarse con la suficiente violencia como para romperla sobre mí. El impacto me arrebata el aliento.

Me duele, aunque no tanto como esperaba. La sangre es muy “escandalosa”. La visión de los trozos de madera engarzados en mi piel no hace sino exagerar el daño que me ha tenido que provocar. El cóctel de narcóticos que produce mi cuerpo me embota cada vez más. ¿Cuánto duraré consciente?

Lame su cuchillo, regocijándose de nuevo en su emoción. ¿Por qué la gente lame sus armas? Es antihigiénico, contraproducente en cualquier acción que no sea buscar la teatralidad… Quizás pueda ser útil si tu saliva es venenosa… En fin…
- Me llamaste violento…, pero no lo era. El mundo transforma a la gente y él me transformó. Solo tuviste mala suerte…-¿Ahí falta un “la”, o no?- De toparte con un loco más que este mundo absorbe. Adiós, Adam Smith.

Su brazo se alza en la amenaza de un movimiento mortal. No importa lo que haga, realmente. No importa que intente mover mi brazo para intentar soltar la atadura, cubriéndome del ataque. Podría cortármelo en dos con la misma eficiencia que con la pequeña sierra.

Lo intento, de todas formas… aunque esté cansado.

El salpicón me obliga a cerrar los ojos mientras noto como me mancha en una línea. ¿Por qué no siento nada? Abro los ojos para ver la muerte de otro que no soy yo… Mitsuki me ha salvado. ¿Por qué?
- Desde el momento en que te vi, supe que serías un problema- dice con tranquilidad-. Pero nunca imaginé que llegarías a esto. Aunque bueno, supongo que es misión completa.
Debió dejarme morir… debió…
Se me va la cabeza… Tengo que decirlo…  DILO.

- Busca a un médico… Soy AB positivo…

Things:

La dama suspira, su rostro muestra clemencia, reproche y empatía. Hace mucho que no me miran de esa manera; sólo suelo obtener miradas de desagrado cuando muestro mi verdadero yo.
Me libera con suavidad de las ataduras y me lleva hasta la mesa sobre la que me derrumbo. Deambula por la estancia, pero mis ojos están demasiado cansados para ver qué esta haciendo.  Cuando termina de traer los bártulos mi idea se completa; va a atenderme.

¿Pero qué clase de cirugía va a hacerme si siquiera ha velado por que no me desangrara antes? Intentaría huir, pero me detengo. Si no me atiende estoy seguro de que moriré, prefiero aferrarme a la posibilidad de un milagro.

Soy débil.

- Yo soy médica. Desde un principio estaba preparada para ayudarte- dice, sin perder la compostura; con una profesionalidad… impecable.
Cuando empieza la cirugía no evito, como harían muchos, el mirar directamente la herida. No he experimentado lo que otros llaman “Asco”, no como ellos. Los guantes se mueven ágiles sobre la herida, reconectando los vasos sanguíneos con una precisión mecánica. Cose, capa por capa, sin parecer costarle el que todas sean del mismo color rojizo. Es una de esas destrezas que se ganan con la experiencia, con los errores, con la dedicación día tras día.

Día, tras día, tras día, tras día…

- Él era mi objetivo. También soy del Cipher Pol. Solo estaba reuniendo información y pruebas. Con todo lo que dijo y fue confesando…, su sentencia era tan sólo cosa de tiempo- No miente, toda su mente está concentrada en rematar su trabajo. Me mira, diluyéndose el rostro tranquilo en un mar de confusión, miedo, cariño…- Nunca nadie había hecho lo que hiciste. ¿Exponerte de esa forma? Eres un total novato.¿No viste las señales de peligro? ¿O… las viste pero decidiste ignorarlas?

¿Qué debería contestarle? ¿Vale mi verdad, mi esencia, un dedo? Respiro mientras noto como las fuerzas dejan de perderse gracias al preciado líquido rojo al que me ha conectado.

- Creo que encontrarle un sentido a tu forma de ser es inútil… Aun así, debo preguntar. ¿Por qué eres así?- da la última puntada y deja los utensilios en la bandeja metálica.-. Por favor, habla con palabras sencillas, que alguien pueda entender.
Ese fue uno de los grandes problemas.

¿Cómo voy a entender vuestra realidad cuando no comparto la misma base de referencia? ¿Cómo puede alguien cuyos sentimientos están diluidos en un remedio homeopático? Siquiera pienso estas cosas tal y como la voz en mi cabeza se representa, hace mucho que me obligué a pensar como vosotros lo hacéis. Debía aprender con el constante esfuerzo de eliminar mi “yo”. Me teméis, teméis las verdades que digo… Cuando la gente te teme es mucho más difícil seguir con vida; conseguir recursos; ser útil.

Comienza a recoger, tranquila, descansada mientras deja que su cuerpo pueda dejar de ser quien no es. Ahora no tiene que soportar el constante esfuerzo de una máscara impuesta.
Yo tengo que hacerlo.
Me mira, mira a un cadáver para luego mirar al otro.
- Una vez acabe la transfusión puedes irte. No hagas movimientos bruscos con tu dedo y trata de no meterte en problemas.
Necesita de una respuesta positiva para seguir con su esfuerzo, para que no se haga tan pesado…, para poder repetirlo día tras día, tras día… tras día…

- Gracias, Mitsuki- digo, sin mostrar ninguna expresión ante sus ojos azules.

¿Por qué eres así?:

- Mitsuki…- empiezo a sonreír... ¿Para qué voy a compartir mi abismo? Ella me ha salvado, no sería correcto darle una carga inconmesurable.-… simplemente pienso demasiado- y es verdad-. ¿Puedo ayudarte, cuando esté un poquito mejor, con lo que sea que te quede por hacer? Supongo que habrá que desmantelar la red de información, espionaje y tal que hubiese tenido montada aquí el don viejito… Y a mí se me dan particularmente bien los códigos- extiendo mi sonrisa hasta que mis carrillos se ponen duros.

Sonríe, aunque la preocupación sigue estando ahí. A todos nos gusta saber que somos queridos, útiles, necesarios…, lo racionalicemos o no.