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En algún sitio había que empezar - Privado/Pasado [Lenka & Iulio] Empty En algún sitio había que empezar - Privado/Pasado [Lenka & Iulio] {Jue 28 Sep 2017 - 21:01}

-¡Muévete de una vez! -El grito del capitán Kensington me devolvió a la cruel y extenuante realidad. El "Monkey D. Garp", uno de los buques de adiestramiento de la Marina, había atracado en Sakura. El motivo era que habíamos recibido la orden de atrapar a Zacharias "Woodleg" Morrison. Era un pirata local que llevaba varios meses acosando varias poblaciones cercanas, provocando que su cabeza adquiriese el valor de diez millones de berries.

Recientemente había sido localizado y atacado en alta mar, pero había conseguido escabullirse y se había escapado del barco de la Marina que le había identificado. Sabiendo que su tripulación se encontraba debilitada, los altos cargos habían optado por encomendarle su captura al capitán Kensington y sus hombres.

Yo, haciendo honor al noble arte del escaqueo, había intentado quitarme de en medio alegando un descomunal dolor de barriga que me impedía dar dos pasos fuera de la cama. Por desgracia para mí, el capitán casi siempre iba un paso por delante de mí. Unos minutos después de que el pelotón encargado de la búsqueda abandonase el barco, unos secos y violentos golpes en la puerta de mi camarote me sacaron de mis ensoñaciones.

-¡Cualquier día te abro un parte disciplinario, pedazo de gandul! -exclamó al tiempo que intentaba darme una colleja. Una pequeña mueca de frustración asomó en su rostro cuando su mano desnuda atravesó mi cuello sin más, pero en seguida se recompuso-. ¡Vamos, fuera de aquí! Ya estás buscando al sargento Bottombu y uniéndote a él. Como en cinco minutos no me comunique por el den den mushi que estás a su lado se te va a caer el pelo, puedes tenerlo por seguro. -Acto seguido, haciendo uso de su Haki de armadura, me agarró del uniforme y me llevó a empujones hacia la cubierta del barco. Una vez allí, me dio un último impulso que me precipitó hacia la pasarela que conducía a tierra firme.

-Voy, voy -dije mientras me aseguraba de mantener el equilibrio para no caer al mar. Cuando por fin puse el pie en la isla, me giré durante un instante para ver si mi superior seguía allí. Y allí estaba, clavando una mirada tan colérica como fingida en mí. Todos en el barco sabíamos que aquella forma de actuar no era más que una pose, pero eso no impedía que los golpes fuesen igual de dolorosos y los gritos igual de escalofriantes. «¿Por dónde empiezo?», me pregunté mientras me ponía en marcha.

No había demasiada gente en el puerto, pero las pocas personas que se podían ver caminaban a toda velocidad de un lado a otro. El esfuerzo que ponían en cumplir con sus labores casi era contagioso, de modo que podía notar cómo el cansancio se apoderaba poco a poco de mí. «No. Como se enteren de que te has ido por ahí te puedes buscar un buen lío», me reprendí al verme contemplando unos mullidos sofás en el interior de una cafetería.

Conseguí resistirme a mis impulsos en tres establecimientos más, pero cuando me paré frente al cuarto un celestial olor a bollería recién hecha me atrajo cual imán. «Sólo una paradita», me convencí y, unos instantes después, una campana indicaba que un nuevo cliente había accedido al local.

Apenas si había cuatro personas en el interior de la confitería. Era algo que no terminaba de explicarme; ¿qué clase de mortal podía resistirse a tan suculento aroma? Fuera como fuere, no pensaba dejar marchar la oportunidad de degustar las ensaimadas exhibidas en el mostrador.

-Dame tres de esas, por favor -indiqué, estampando uno de mis dedos en el cristal-. Y un café solo -añadí tras meditarlo unos segundos. Tal vez así consiguiese despertarme un poco y librarme de la tunda del capitán Kensington. De cualquier modo, mi alto en el camino no podría demorarse mucho. Había que encontrar a ese maldito "Woodleg". «Podría indicarme el camino o algo, ¿no? Sería menos molesto para los dos», me quejé en mi fuero interno.
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En algún sitio había que empezar - Privado/Pasado [Lenka & Iulio] Empty Re: En algún sitio había que empezar - Privado/Pasado [Lenka & Iulio] {Mar 3 Oct 2017 - 10:15}

-Furfur.... Recuerdamé por qué hemos decidido parar aquí...- Me quejé mientras mis cabellos caían sobre mi rostro y mis manos se aferraban con fuerza a la andrajosa capa que llevaba sobre los hombros, tratando de evitar que mi calor corporal se escapase. Por muy demonio que fuese, no dejaba de tener un cuerpo que funcionaba como el de cualquier humano. Algo molesto, mi pequeño amigo me contestó que era porque yo dije que no había visto nunca la nieve. El me mostró la dirección a un lugar que debería estar nevado y, así fue. Los copos caían constantemente, y el suelo estaba enterrado bajo capas de hielo y nieve. Mi primera reacción al ver esto fue como la de una niña pequeña y he de admitir que me avergüenzo un poco de ello. A pesar de que mi apariencia sea la de una adolescente, tengo ya una edad.

Nos pasamos un buen rato jugando en la nieve. Y con nos pasamos me refiero a mí, ya que aún no había encontrado la forma de hacer que Furfur se materializase frente a mis narices. Lo único que lograba era verle a veces, como una sombra al lado de la mía al hablar. Y no estaba segura de que fuese del todo real. Como fuera, no de eso va esta historia. Sino del hecho de que, tras varias horas jugando, el frío empezó a hacer mella en mí. Al darme cuenta, lo primero que hice fue tomar mi capa y echarmela por encima, frotar mis brazos y piernas para tratar de recuperar el calor. No me había dado cuenta de que mi piel estaba levemente azulada hasta ese momento. "Creo que has estado jugando demasiado...Necesitas entrar en calor rápido". Me indicó el demonio y, sin darme tiempo a contestar, me forzó a tomar la apariencia angelical que él usaba a veces para engañar a la gente. Supuse que lo hizo para poder ir más rápido a alguna ciudad. Aunque también podía estar pensando en que así resistiría mejor a las temperaturas. Al fin y al cabo, de ese modo ya no era humana.

Es así como acabé a las afueras de una ciudad portuaria, transformandome de nuevo en una niña de apariencia desaliñada y pobre, demasiado cansada para dar un solo paso. -Este cuerpo es una molestia...- Murmuré, mientras me forzaba a dar otros dos pasos al frente. Con suerte, podría usar esa apariencia pobretona en mi ventaja. Pensé en la suerte que sería que una persona de a pie, un ciudadano normal y corriente, me acogiese en su casa y poder cenar bien. Y pensando en eso, acabé por tropezarme y caer sobre algo que no era nieve. ¿Una persona?
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En algún sitio había que empezar - Privado/Pasado [Lenka & Iulio] Empty Re: En algún sitio había que empezar - Privado/Pasado [Lenka & Iulio] {Mar 3 Oct 2017 - 17:32}

Engullí las ensaimadas como si llevase meses sin probar bocado. Pude notar cómo algunos clientes me miraban con cara de asombro y, del mismo modo, era plenamente consciente de que una camarera me miraba con gesto divertido. No obstante, me dio igual y degusté aquellos manjares con la voracidad de un oso.

Pese a tener un tamaño considerable, tras cinco minutos no quedaban ni las migas. Entonces pedí la cuenta y, después de dejar sobre la mesa el importe indicado, me bebí el café de un sorbo y me levanté. «Servir el café en esas tazas tan ridículas debería ser un delito», me dije mientras cerraba la puerta a mis espaldas.

Comencé a caminar, pensando en cuántos millones de berries se debería valorar la cabeza de las sabandijas que lo hacían y, súbitamente, un golpe seco contra mi espalda me obligó a detenerme. Como si el impacto hubiese puesto en marcha un mecanismo oculto, una idea apareció en mi mente como por arte de magia: "Quiero más ensaimadas".

Me di la vuelta para ver cuál era la el motivo de mi sorpresa. Tirada en el suelo, una niña de lo más escuálido había creado un hueco en la nieve con su forma. «Vaya, que blanco está todo», pensé por un instante. De tan absorto como me había encontrado desde que bajara del barco no había reparado apenas en mi entorno. ¡Caminaba sobre nieve! La emoción se esfumó en seguida, en cuanto razoné que me encontraba en el Reino de Sakura y que eso era lo normal allí.

-¿Te encuentras bien? -pregunté una vez hube vuelto a la realidad. En un primer momento pensé en quedarme quieto, pero caí en la cuenta de que lo mínimo que se esperaba de un marine era que ayudara a levantarse a quien se había caído. Haciendo un cansado gesto, me incline un poco hacia la chica y le tendí la mano. «Está muy delgada... debería comer algo», pensé al tiempo que comenzaba a esbozar una sonrisa. Sin saberlo, se había convertido en la excusa perfecta para volver a por una de aquellas ensaimadas. Su apariencia no hacía pensar que pudiera pagarse una comida decente-. Me he metido en tu camino, ¿verdad? Eso no puede ser... ¡Te invito a una ensaimada en compensación!

Una vez se hubiese levantado, aceptando o no mi ayuda, comenzaría a caminar de vuelta a la confitería esperando que me siguiera. ¿Quién podría resistirse a no de aquellas exquisiteces? Necesitaba otra de aquellas ensaimadas; aunque sólo fuera una más.
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En algún sitio había que empezar - Privado/Pasado [Lenka & Iulio] Empty Re: En algún sitio había que empezar - Privado/Pasado [Lenka & Iulio] {Jue 12 Oct 2017 - 21:33}

La nieve estaba fría, demasiado, y el haberme caído en ella no ayudaba a mi posible hipotermia. Pero no podía permitirme morir de frío, no me había pasado siglos encerrada e intentando liberarme para acabar así. Tenía muchas cosas por hacer todavía. Es por eso que, cuando la persona que chocó contra mí me tendió su mano para ayudarme a levantarme la sujete con fuerza. Al contrario que la mía, estaba caliente. Era agradable, aunque sería más agradable si el calor llegase a algo más que la palma de mi mano. -Gracias.- Contesté dibujando una débil sonrisa. Estaba adormilada, así que no me era necesario fingir para que me tomase por una niña indefensa. Me levante y le seguí al establecimiento.

Al entrar en la confitería, noté como me golpeaba el calor de la chimenea y el dulce olor de la comida recién horneada. El lugar era acogedor y estaba preparado para que sus clientes pudieran sentarse y relajarse huyendo del clima exterior. Y eso hice, una vez salí de mi ensimismamiento corrí a sentarme en un enorme y esponjoso sofá de color canela. Aunque más que sentarme salte en este y me tumbe, casi como haría un gato o una niña pequeña. Al no aparentar más de catorce años tampoco importaba. Cerré los ojos complacida mientras notaba como mi tez volvía a ser blanca en vez de azul y mi sangre volvía a fluir cálida por mi cuerpo. De hecho, estaba tan a gusto en ese instante que poco me faltó para quedarme dormida... De no ser por una cosa. "Sigo teniendo hambre". Pensé y Furfur asintió.

"Aunque comas esa tal ensaimada, dudo que te sacies...¿Qué quieres hacer?"

"Supongo que después puedo ir a por el plato fuerte". Le contesté en mi cabeza, antes de reincorporarme para sentarme como una persona de verdad, aprovechando para pasar los ojos por la estancia y fijarme con más detenimiento en lo que había ahí. No eran muchas las personas que rondaban el lugar. Sonreí inocentemente. Ya sabía que iba a comer después.
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En algún sitio había que empezar - Privado/Pasado [Lenka & Iulio] Empty Re: En algún sitio había que empezar - Privado/Pasado [Lenka & Iulio] {Vie 13 Oct 2017 - 13:15}

«Estupendo, viene», pensé al ver que la chica me seguía. Por un momento me había temido que no lo haría, y en ese caso no tendría una excusa para comerme otra ensaimada. Podría haber ido a por ella de todos modos, claro, pero entonces nada habría podido acallar la voz del capitán Kensington en mi mente. "¡Ve a por el criminal, vago! ¡Y busca a tu superior de una vez!", gritaría. No pude evitar sentir un escalofrío al pensar en el soberano sopapo que me caería si mi superior se enteraba de lo que estaba haciendo.

Entre tanto pensamiento, me sorprendí frente a la puerta de la confitería de la que había salido hacía unos minutos. En cuanto la abrí, la niña salió corriendo y se tiró sobre uno de los sofás. «Pues sí que está necesitada, sí», me dije mientras la veía volar en dirección a su asiento. En lugar de ir hacia la mesa que había elegido, me acerqué al mostrador y pedí cuatro más de aquellas deliciosas ensaimadas.

Antes de volver con la niña me quedé unos segundos quieto, dejando que el irresistible olor de aquellos manjares colmase mis fosas nasales. No podía esperar, pero tendría que hacerlo. Al fin volví junto a la niña, que seguía allí sentada y observaba al resto de los clientes. No eran muchos, desde luego, pero el número no era nada desdeñable teniendo en cuenta el frío que hacía en el exterior. ¿Quién querría salir de casa con ese clima? «Pues yo, que tengo que ir a buscar a un tipo que se apoda "Woodleg"», me quejé en mi fuero interno.

-Bueno, ¿tú cómo te llamas? -dije nada más sentarme en el sofá que se enfrentaba al que ella había decidido ocupar-. Te has caído por mi culpa y te voy invitar a la mejor ensaimada que probarás en tu vida... Lo mínimo es que sepa tu nombre -reí al tiempo que dirigía una mirada impaciente a la confitera.

Respondiera o no, seguiría preguntándole acerca de ella: cómo había llegado hasta allí, si se encontraba sola, si había algún motivo concreto para su estancia... El único objetivo sería tratar de hacer que el rato fuera lo menos incómodo posible y, de paso, intentar hacer callar a mi estómago hasta que llegasen las gloriosas ensaimadas.

Cuando llegaron, no me lo pensé y engullí las dos que me correspondían. Había estado muy charlatán hasta ese momento, sí, pero no volví a abrir la boca para hacer algo que no fuera comer en cuanto las pusieron ante mis ojos. Dejé otras dos en el plato para ella, rezando porque la muchacha se las comiera. Estaba lleno, y no quería tener que hacer hueco para no dejar ninguna.

-Bueno, yo tengo que irme -dije tras tomarme unos minutos para reposar la comida-. Tengo un malo que atrapar y un jefe que me hará limpiar un barco entero si no lo hago -comenté, levantándome al mismo tiempo. «Mentira, tienes que encontrar al sargento Bottombu», me dije. No me caía demasiado bien ese tipo, así que trataría de encontrar al tal "Woodleg" por mis propios medios. Asentí convencido antes de dejar sobre la mesa el dinero justo para pagar las ensaimadas y, acto seguido, me levanté y me dirigí hacia la puerta. «¿Dónde estás, Zacharias?», pensé, rogando por no tener que desplazarme demasiado para encontrar al maldito pirata.
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En algún sitio había que empezar - Privado/Pasado [Lenka & Iulio] Empty Re: En algún sitio había que empezar - Privado/Pasado [Lenka & Iulio] {Lun 16 Oct 2017 - 20:06}

-Me llamo Len...ka ¿Y usted, señor?- Contesté y mi voz sonó en mi cabeza durante varios segundo, extraña. Notaba mi nariz taponada a causa del congestionamiento. Lo más probable era que me hubiera resfriado. Arrugué la nariz y busque sobre la mesa algo con lo que sonarme. Sería desagradable tener que utilizar mi propia capa para hacerlo. Una vez hecho esto sería yo quien preguntase al albino y, al mismo tiempo, seguiría contestando a sus preguntas. Un tanto estúpidas. ¿A quién le importaba que una niña estuviese por la calle paseando? ¿Y si vivía ahí qué? No entendía a los humanos.

-¿Y usted señor, como se llama?- Pregunte, tras lo que me dedique a hablarle sobre mi como si fuese una niña nativa de la ciudad que se había marchando de casa tras una riña con sus padres y no había pensado en llevarse más ropa que su capa. -Fue un tanto estúpido por mi parte sabiendo el frío que hace siempre.- Admití dándome un toque en la cabeza con la mano al tiempo que sacaba la lengua. -Supongo que debería volver a casa cuando terminase de comer.- Añadí justo al tiempo que la camarera de antes salía de la cocina, con una bandeja llena de humeantes confites, dirigiéndose a nuestra mesa. Cuando llegase, aprovecharía para pedir una bebida caliente, aprovechándome de la amabilidad de la persona que me había invitado a comer. Le miraría con timidez y murmuraría que olía a chocolate caliente antes de llevar la mano al estómago. "si cuela cuela". Pensé.

Después del numerito me dispuse a comerme mi parte también. Aunque comer es un termino demasiado fino. Viendo el hambre que tenía, palabras como engullir se ajustaban más al acto que estaba realizando. No necesité ni dos bocados para terminarme la primera ensaimada.

Una vez ambos hubieramos terminado de comer, el hombre dijo que tenía que irse. Momento en que aproveche para preguntar qué tenía que hacer. Solo por curiosidad.
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En algún sitio había que empezar - Privado/Pasado [Lenka & Iulio] Empty Re: En algún sitio había que empezar - Privado/Pasado [Lenka & Iulio] {Mar 17 Oct 2017 - 20:08}

-Iulio -había sido mi respuesta al preguntarlo Lenka y, por si fuera poco, había conseguido sacarme una taza de chocolate caliente. Sabía que me estaba cogiendo el brazo cuando le había ofrecido la mano, pero la diferencia en el precio no sería tanta como para dejar a la enclenque niña sin su bebida caliente. «Vamos, no seas exagerado. Sólo quiere un poco de chocolate, ni que te estuviera pidiendo la vida», me recriminé tras pensar aquello.

Por otro lado, la mocosa había engullido las ensaimadas de un modo similar a mí: como si le fuese la vida en ello... Aunque, viendo su aspecto, cualquiera podría pensar que así era. «¡Cómo zampa!», me dije. A punto estuve de retarla a comprobar quién era capaz de ingerir más, pero en seguida me retracté. Mi modesto sueldo no bastaría para tapar el agujero que esa apuesta generaría en mi bolsillo hasta bastante tiempo después.

-Pues a atrapar a un pirata -dije mientras me paraba junto a la mesa. No pensaba detenerme, pero la morena me había preguntado y lo mínimo que podía hacer era darle una respuesta-. Lo llaman "Woodleg", pero su nombre de verdad es Zacharias. ¿Ves este uniforme tan feo? Espero poder cambiarlo algún día por uno más bonito, pero significa que tengo que hacer cosas tan trabajosas como ésa -comenté distraídamente mientras alzaba un poco las manos y me giraba levemente para que pudiera ver mi indumentaria de recluta.

No obstante, una de las parejas que había en la confitería alzó su vista hacia mí cuando me oyeron pronunciar esas palabras. Tal vez lo había dicho demasiado alto, algo que no era buena idea... más aún encontrándome solo y sin refuerzos. Una idea se apareció en mi mente al ser consciente de las suspicaces miradas que me dirigían. No tenía ni idea de dónde podría encontrar al tal "Woodleg", y no tenía ni ganas ni intención de ir en busca del sargento Bottombu. Sí, probar suerte con los dos clientes era la opción que más me atraía.

-Y bueno, yo me tengo que ir ya... Si no mis jefes se enfadarán conmigo -comenté, abandonando el local para desaparecer entre dos casas cercanas. Una vez estuve seguro de que nadie de la confitería podría ver cómo me detenía, me di la vuelta para vigilar la entrada del local en espera de que ambos salieran. Sí, los seguiría para ver adónde me conducían.
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En algún sitio había que empezar - Privado/Pasado [Lenka & Iulio] Empty Re: En algún sitio había que empezar - Privado/Pasado [Lenka & Iulio] {Jue 2 Nov 2017 - 0:10}

"Hmmm... Así que un pirata". Pensé mientras en mi rostro se mostraba una leve sonrisilla. -Vaya bien, Iulio-san.- Dije, observando como se marcha mientras alzaba una mano. Aún me quedaba chocolate caliente y era una pena desperdiciarlo, por lo que la comida esperaría a después. "Eso es un poco irónico. Normalmente lo último que se toma es el postre". Escuché comentar a Furfur en mi mente. Me pareció ver su reflejo en el espeso líquido oscuro. Ciertamente, los humanos solían comer el plato fuerte primero, pero no podía arriesgarme con ese hombre presente. Tal vez no conociese tanto del mundo como me gustaría, pero sabía lo que simbolizaba la marina. Un grano en las posaderas.

Esperé, con calma. No necesitaba apurarme, solo disfrutar del calor y el dulce aroma que embriagaba el local. La única pena fue que dos de las personas ahí presentes decidieron marcharse antes de que terminara, pero tenía que mantener la línea, así que estaba bien. En cuanto la campanilla que había en la puerta sonó por última vez, me levanté de mi sitió para ir a girar el cartel de "abierto" a "cerrado". Al voltearme, en mi rostro ya no debía mostrarse ninguna inocencia. Sonreí mostrando levemente tos dientes mientras mis ojos refulgían con el crepitar del fuego que mantenía el ambiente caldeado. Tenía ya preparado el cuchillo oxidado que llevaba conmigo a todas partes y que, apesar de su estado, resultaba un arma bastante útil al emplearlo junto a las habilidades de Furfur.

Todo pasó en un parpadeo, el tiempo que tardé en transformarme en "angelito" y atravesar la garganta al cliente que quedaba, distraído y leyendo el periódico. Un charco de sangre se formó en el suelo, pero el hombre no hizo más ruido que el que haría un saco de patatas al caer sobre la mesa y precipitarse con su peso, contra el suelo. O así hubiera sido de no ser porque la vajilla en que estaba servido su desayuno cayó y se rompió contra el suelo, poniendo sobre aviso a las meseras. Una pena que no les diera tiempo a reaccionar.

Pasó como mínimo una hora antes de que saliese del local, con energías renovadas, ropa de abrigo y un aspecto menos enfermizo. La ropa me iba grande pero no sería un gran problema. También había obtenido algo de dinero de la caja fuerte y el hombre ahí sentado... Unos mil berries en total y, con suerte, podría conseguir algo más. No es como si me interesasen esas cosas, pero necesitaba más herramientas que un cuchillo desgastado. Tal vez pudiera capturar (y asesinar) al pirata del que hablaba el peliblanco.

Con esa idea comencé a barrer las calles del lugar.
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En algún sitio había que empezar - Privado/Pasado [Lenka & Iulio] Empty Re: En algún sitio había que empezar - Privado/Pasado [Lenka & Iulio] {Sáb 4 Nov 2017 - 0:29}

Al salir del local, los tipos permanecieron en la puerta durante unos minutos. Hablaban con gesto serio, pero nada parecía indicar que pudiesen guardar relación con "Woodleg" por el momento. «Tal vez se hayan sorprendido al oírme hablar de él», me dije. A fin de cuentas, aunque no llegase muy lejos, el nombre del pirata era conocido en las islas cercanas. Por mucho que la recompensa por su cabeza no fuese ni de lejos de las más elevadas, para la población general seguía siendo un temible y peligroso pirata del que no querían oír hablar.

Comenzaba a convencerme de que aquélla era la explicación más probable cuando una mujer se acercó a la pareja. Se aproximó desde el lado de la calle en el que yo me encontraba, pero el hecho de que me encontrase oculto en el callejón que formaban las dos casas que me flanqueaban impidió que me viera... o al menos eso esperaba yo. Avanzaba hacia los dos hombres de espaldas a mí, dejando que la cola alta en la que se recogía su cabello anaranjado se bambolease tras ella.

Habló en el mismo inaudible tono de voz que sus compañeros, y el trío permaneció junto a la confitería durante unos minutos más. La mujer había logrado captar mi atención y había conseguido que me quedara algo más de tiempo allí, pero mi interés volvía a decaer a pasos agigantados. Parecía que al final iba a tener que realizar una verdadera investigación en la zona para encontrar al dichoso Zacharias. «No podía ser un pirata de esos que van llamando la atención pase lo que pase, no», me quejé.

Di mi primer paso fuera del callejón pero, cuando mi pie izquierdo estaba a punto de volver a hundirse en la nieve, el grupo comenzó a moverse. El perfil de la pelinaranja cuyo rostro no había podido ver hasta el momento se me hizo inconfundible. El capitán Kensington únicamente nos había enseñado dos carteles de "Se busca" al informarnos sobre la banda de "Woodleg". Uno era el suyo propio, mientras que el otro era el de la mujer que se hallaba ante mí. Sobre su cabeza había una recompensa de cinco millones de berries, y en la foto usaba un pañuelo anudado a su frente. «Sí que es fácil engañarte, Iulio», me reprendí en mi fuero interno mientras dejaba que se alejaran un poco.

En cuanto estimé que la distancia que me separaba de ellos era aceptable, emprendí la marcha y me dispuse a seguirlos. Habían sido unos veinte minutos exageradamente tediosos para el poco tiempo que suponían en realidad, pero las mirada delatoras que me había dirigido la pareja de hombres en la confitería me habían dado la clave.

Sabía que el capitán Kensington no aprobaría que decidiese actuar por mu cuenta, pero la aversión que sentía por el sargento Bottombu llegaba a ser superior al miedo a la reprimenda del principal mando del "Monkey D. Garp". En aquel momento fui consciente de que me arrepentiría de esa reflexión, pero la decisión estaba tomada.

Seguí al trío de piratas camuflados hasta el exterior del pueblo. Una vez llegaron, no se detuvieron, sino que continuaron avanzando y se adentraron en el bosque que nacía más allá de los límites de la población. Las ramas y hojas de los pinos servían como paraguas para quien quisiese caminar bajo ellos, impidiendo que una gran cantidad de nieve se acercase al suelo siquiera.

Me alejé más aún de ellos. No podía dar pie a delatarme por un fallo tan estúpido como aquél. Allí sería difícil perderlos, ya que el murmullo que surgía de su conversación era lo suficientemente potente como para permitirme seguirlos si los perdía de vista. El periplo terminó cuando se detuvieron frente a una antigua y destartalada choza de cazadores. ¿Se encontraría "Woodleg" allí dentro? Lo averiguaría, pero antes debía dejar que los piratas se introdujesen en la cabaña para tener margen de movimiento.
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En algún sitio había que empezar - Privado/Pasado [Lenka & Iulio] Empty Re: En algún sitio había que empezar - Privado/Pasado [Lenka & Iulio] {Sáb 2 Dic 2017 - 20:25}

Pocas cosas surgían según iba investigando. Caminaba un ratito y me detenía para concentrarme en un punto concreto, buscando ver que había pasado recientemente en ese lugar, o quién, mejor dicho. Esta era una de las muchas habilidades de Furfur y, sin embargo, era a la que menos provecho había aprendido a sacar. Pero poco a poco iba entendiendo como funcionaba. Pude ver algunas imagenes de mujeres caminando y conversando, al peliblanco antes de cruzarse conmigo... Incluso a una figura corriendo de forma rápida hacía alguna dirección, pero nada de eso me daba ninguna pista... Aunque había algo que si lo haría. La nieve.

Con una sonrisa miré lo que había bajo mis pies. Había dejado de nevar cuando Iulio, como se hizo llamar el albino y ella, salieron del café en el que habían descansado, así que solo podía haber huellas suyas y mías propias. Con esa idea en mente, regresé a la entrada de la tienda. "parece que me equivoqué". Tuve que admitir con decepción, al ver el borrón en la nieve. "Bien, hora de pasar al plan B". Exclamé, antes de transformarme en lo que parecía un ángel de bucles dorados y ojos celestes. Me elevé en el cielo y comencé a ojear la isla desde lo alto, llegando a observar justo el instante en que unas pequeñas figuras salían a pie de la ciudad, adentrándose en el bosque. -Bingo.- Murmuré antes de ponerme en marcha hacia la misma dirección. Por suerte, con la velocidad que podía alcanzar volando, no tardaría mucho en alcanzarles.
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En algún sitio había que empezar - Privado/Pasado [Lenka & Iulio] Empty Re: En algún sitio había que empezar - Privado/Pasado [Lenka & Iulio] {Lun 4 Dic 2017 - 22:16}

Los dos hombres entraron tras la mujer en la modesta construcción. Aun así, decidí esperar unos minutos antes de aproximarme a una de las ventanas. Se encontraba entreabierta, dejando que el inconfundible olor de un guiso saliese al exterior en forma de humo. Por desgracia para mí, mi barriga rugió con fuerza. Tanta que pensé que se habría escuchado en... bueno, mis referencias en cuanto a otras islas no eran las mejores, pero muy lejos.

Debido a la tensión del momento, no pude evitar contener la respiración. No obstante, enseguida me relajé al comprobar que un tenue murmullo acompañaba al vapor hacia el exterior. Como era lógico, mi hambre no me había delatado y los piratas conversaban como si nada... o al menos eso quería creer yo.

Sin embargo, por mucho que me esforzase era incapaz de entender qué decían. Únicamente lograba captar algunas palabras aisladas que no hacían sino confirmar mis sospechas, como "Woodleg", "Marina" y "refugio". Maldiciendo mi suerte por no poder escuchar mejor, decidí dirigirme lentamente hacia la puerta. Tal vez desde allí pudiera entender lo que decían y, de paso, me serviría para ganar tiempo y plantear una plan de actuación decente. «Son tres contra uno», me dije. ¿Qué clase de estrategia podía ayudar a salvar esa ventaja? Lo cierto era que no se me ocurría ninguna, más aún teniendo en cuenta que se suponía que yo era el cazador y no el cazado.

-Creo que es hora de que le demos la bienvenida a nuestro invitado -comentó una voz de repente en el interior de la choza. Por un momento supliqué porque no se refiriese a mí, pero enseguida descarté esa posibilidad. ¿Quién más podría haber allí a excepción de mí? Nadie, pero ¿cómo demonios sabían que me encontraba allí? ¿Habrían sido capaces de oír el hambriento rugido de mi estómago? No, eso sería absurdo.

Unos apresurados pasos en mi dirección me obligaron a dejar de reflexionar sobre aquello. Me alejé de la puerta de un salto y, unos instantes después, ésta se abrió para dejar paso al trío que había seguido hasta allí. Uno de los sujetos, de piel morena y cabeza rasurada, se crujió los nudillos al tiempo que esbozaba una sonrisa de diversión. El otro, un tipo pálido, llevó la mano derecha a una espada que adornaba su cintura. No la llevaba en la cafetería, así que debía haberla cogido del interior de la cabaña.

La mujer de pelo anaranjado se encontraba un paso por detrás de ambos. Tenía los brazos cruzados delante de su cuerpo, dejando caer al mismo tiempo todo su peso sobre la pierna izquierda.

-Quil -dijo en voz baja la jefa. Unos instantes después, el de tez oscura dio un salto y aterrizó a unos tres metros de mí. Sus pies se hundieron unos centímetros en la nieve, emulando la marca que habían dejado los míos unos segundos antes. «Si acabo rápido con él tendré una mínima oportunidad», reflexioné, dándome cuenta de que si el enfrentamiento se alargaba los otros intervendrían.

El tal Quil se abalanzó sobre mí, lanzando un puñetazo en dirección a mi abdomen en cuanto se encontró lo suficientemente cerca. Por mi parte, en cuanto pude intuir sus intenciones salté hacia él para que sus nudillos chocaran con mi rodilla. Al parecer no se esperaba un movimiento como aquél, porque pude percibir el chasquido de su mano. Al mismo tiempo, empleé la pierna libre para lanzar una patada lateral a su cabeza. Pretendía impactar con todas mis fuerzas en su sien. Tal vez así consiguiese noquearlo y cumplir con mi propósito.

Sin embargo, el pirata de la banda de "Woodleg" logró agacharse en el último momento. Al volver a pisar tierra -o nieve, mejor dicho- di rápidamente un salto hacia un lado, buscando con ello poner espacio entre mi oponente y yo. Quil sacudía la mano que había chocado contra mi rodilla, momento que aproveché para observar a sus compañeros. Ninguno parecía tener intención de moverse, por lo que tendría otra oportunidad para abatir a mi contrincante.
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En algún sitio había que empezar - Privado/Pasado [Lenka & Iulio] Empty Re: En algún sitio había que empezar - Privado/Pasado [Lenka & Iulio] {Jue 7 Dic 2017 - 19:12}

Tardé más de lo que esperaba en alcanzar al grupito, más por tener que maniobrar entre los árboles, con cuidado de no chocarme contra algún tronco. Lo último que necesitaba era causar una aparición estúpida, con nieve cayendo desde las ramas y tapándome por completo. De hecho, no pensaba hacer ninguna entrada. ¿Para qué? Me era de mayor utilidad dejar al marine ocuparse de ellos o, mejor dicho, ver como acababa la cosa.

De aquella forma, acabé  a varios metros del cielo, en lo que parecía un descampado, contemplando la escena de lo que parecía el comienzo de un combate. El albino se encontraba encarando a tres criminales, o eso deduje yo por lo que me comentó estando en el restaurante, sin embargo, ninguno de esos coincidían con la imagen mental que tenía del cabecilla. "Puede que sean subordinados de este". Me dije a mi misma mientras en silencio, me desplazaba hasta quedar sobre el tejado de la casa, pudiendo observar mejor la situación. No sabía que tan fuerte era el marine, pero estaba en desventaja numérica, como mínimo. ante mí ahora se planteaban dos opciones. Podía intervenir para ayudarle o dejar que las cosas se sucedieran sin mover ni un dedo. Si bien consideraba que no le debía nada al tal Iulio, como se había presentado, era cierto que yo sola tampoco podría hacer frente a los tres y, si quería un mínimo de beneficio, como información para ir a capturar a su jefe, tendría que dejar fuera de combate a sus subordinados. "Bien, creo que le ayudaremos por esta vez, Furfur". Comenté en mi mente justo antes de que una pequeña nube se formase sobre la cabeza de los dos que habían quedado más atrás.

El viento comenzó a soplar levemente, helado y el cielo se vio oscurecido por el uso de los poderes del demonio. yo cerré los ojos y dejé que mi voluntad fuese traspasada al fenómeno climático que había generando, haciendo que un único rayo cayese de este. Normalmente, un ataque así era inútil en medio de un combate en el que el adversario pudiese ver mis movimientos, pero con una distracción. A no ser que tuvieran alguna forma de predecirlo, golpearía en mayor o menor medida a todo lo que hubiera bajo mi nube.

Si funcionaba, tocaría esperar a ver como acababa la cosa y, aprovechar para tomar lo que me fuera útil de la situación antes de marcharme.
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En algún sitio había que empezar - Privado/Pasado [Lenka & Iulio] Empty Re: En algún sitio había que empezar - Privado/Pasado [Lenka & Iulio] {Sáb 9 Dic 2017 - 1:44}

Tomé la decisión de moverme antes de que los espectadores decidiesen pasar a la acción. No dejaba de rumiar la idea de que en cualquier momento podrían atacarme por la espalda, pero no tenía otra opción más que tratar de reducir su número. Mi pie izquierdo cortó el aire en dirección a su costado y, por un momento, creí que algo tan simple como aquello había surtido efecto.

Noté cómo impactaba contra su parrilla costal, mas mi júbilo se esfumó en cuanto cerró su brazo en torno a mi tobillo. Apretando con fuerza para que no fuese capaz de liberarme, giró sobre sí mismo para lanzarme contra uno de los árboles que bordeaban el claro. Por mi mente pasó la idea de tratar de asumir mi forma elemental. Si el tipo no había usado Haki –lo cual era lo más lógico-, debería ser capaz de zafarme de su agarre. Con toda seguridad no se esperaría un movimiento así y la iniciativa pasaría a ser mía.

Sin embargo, opté por no hacerlo. Apenas era el primer enemigo al que me enfrentaba y no podía permitirme el lujo de mostrarle todas mis cartas. No. Debía ser capaz de llegar hasta el maldito Zacharias “Woodleg” valiéndome por mí mismo. Una vez lo tuviese ante mí –si es que llegaba a tenerlo- podría mostrarle los secretos que había guardado para él.

Fuera como fuere, me estampé de pleno contra uno de los centenarios troncos de la zona y –cómo no- un chasquido en mi espalda me indicó que no sería buena idea volver a pasar por lo mismo. Liberé un gemido de dolor al chocar… o al menos eso creí, porque un estruendo proveniente de la cabaña eclipsó mi queja. ¿Qué demonios había sido aquello?

Caí pesadamente sobre la nieve después del golpe, y un manto blanco procedente de las hojas que había sobre mí me cubrió. Cuando terminé de sacudirme después de levantarme, pude ver lo que había sucedido. Mi oponente miraba en dirección a la cabaña, justo hacia el lugar que hasta hacía poco ocupaban sus compañeros de tripulación. ¿Qué demonios había sucedido?

Creía haber percibido un destello en el momento del golpe, pero lo había achacado a una percepción extraña por mi parte. No obstante, el estado de los piratas dejaba claro que no había sido así. De cualquier modo, el tiempo no hacía pensar que un rayo pudiese haber caído desde las alturas. «Cosas más raras se han visto», me dije, tratando de recordar algún motivo por el que pudieran caer descargas de una manera tan aleatoria y gratuita.

Por desgracia, el que se había convertido en mi único contrincante volvió a la realidad y retomó el combate. Maldiciendo por lo bajo por las molestias que me estaba causando, di un par de pasos al frente antes de ponerme en guardia. Venía con ánimos renovados y una firme decisión reflejada en su rostro: acabar conmigo. No sería suficiente… por lo menos eso quería creer yo.

El pirata comenzó a encadenar una serie de golpes con la intención de acabar conmigo enseguida. La mayoría de ellos eran puñetazos dirigidos a las zonas que dejaba descubiertas al interceptar los anteriores. De vez en cuando trataba de sorprender con alguna patada o rodillazo lanzado a destiempo pero, después del golpe recibido en el primer intento, sus intenciones se hicieron más que predecibles.

En una de esas patadas, aproveché para dar un paso hacia delante y golpear con mi codo el centro su pecho, obligándole a retroceder unos pasos. Aquel fue todo el espacio que necesité, ya que me dio tiempo para coger aire e iniciar la ofensiva. Lancé un puñetazo en dirección a su cara, el cual logró bloquear usando su antebrazo. Sin embargo, con la otra mano logré impactar en el estómago de mi rival, que se dobló sobre sí mismo a causa de la sorpresa y el dolor.

Estaba donde quería, y no podía permitirme perder tiempo ni fuerzas con él. Conforme su cara se aproximaba al suelo, sujeté su cabeza con mis manos y alcé la rodilla con toda la violencia que fui capaz. El crujido fue tan fuerte que, por un momento, pensé que yo también había sufrido algún daño.

Por suerte, cuando el cuerpo de mi enemigo cayó desplomado e inspeccioné mi pierna, no encontré nada más allá de un leve dolor en la zona con la que le había golpeado. «Vamos allá», pensé al tiempo que alzaba la cabeza para contemplar la choza.

Dentro debía encontrarse “Woodleg”, aunque lo cierto era que no estaba del todo seguro de si quería que así fuera. Había conseguido derrotar a uno de sus subordinados sin demasiada dificultad, sí, pero no sabía qué podía esperar de él. Con precaución –pero tratando de aparentar firmeza y confianza- crucé el umbral de la desvencijada puerta de madera. Una cazuela reposaba en una esquina de la única habitación, y de su interior emanaba el olor que había llamado mi atención anteriormente.

Sin embargo, algo atrajo mi atención y expulsó de mi mente el suculento aroma y el hambre que éste me producía. A unos metros de distancia de la olla había un hombre que no podía ser otro que el capitán pirata. No obstante, si bien su cara era reconocible, parecía que varias décadas habían pasado por él. Tenía los ojos hundidos y la piel apergaminada. Además, había perdido la mayor parte de la masa muscular de la que hacía gala en el cartel que me habían mostrado. ¿Cuánto tiempo podía haber pasado desde que fuese localizado por la Marina? Algunas semanas tal vez, pero el modo en que se había consumido no terminaba de encajar.

-Zacharias “Woodleg” Morrison –dije en un tono aún confundido, obteniendo como respuesta una sonrisa resignada y un asentimiento. En consecuencia, opté por no decir nada más. Me acerqué a él con paso lento y cuidadoso, alerta a cualquier movimiento brusco que pudiera hacer, mas no hizo ni el más leve gesto.

Me agaché despacio para quitar la manta que le cubría hasta el cuello y, como si llevase esperando aquella oportunidad desde que viera mi suelta en la puerta, agitó un esquelético brazo en mi dirección. Asía un cuchillo de pequeñas dimensiones, más propio de una comida que de una batalla, pero iba dirigido con la intención asesina de seccionarme el cuello.

Milagrosamente, logré apartarme en el último momento. A pesar de ello, un hilo de sangre brotó del corte superficial que había recibido y manchó el blanco de mi uniforme. Casi lo agradecí. Nunca me había gustado la ropa que nos hacían llevar.

En cuanto me supe a salvo, golpeé la mano del pirata y le obligué a soltar el arma. Entonces fue cuando reparé de verdad en su estado. Había perdido el brazo izquierdo, así como la pierna del mismo lado. Además, una herida en el abdomen con un aspecto horrible indicaba que se había infectado en algún momento tras la batalla con la Marina. No sabía si se estaría curando o no, pero el hecho era que mi función era llevármelo de allí y entregarlo. «¡Si me ha intentado matar!», me reprendí al darme cuenta de que casi sentía lástima por aquel despojo.

Fuera como fuere, era mi misión capturar a aquel criminal y así lo haría. Tras asegurarme de que no guardaba ninguna sorpresa más, até su única mano al pie que le quedaba y me dirigí a amordazar a sus subalternos. No podría llevarlos a todos al “Monkey D. Garp”, pero llevaría primero al capitán pirata y, una vez en el puerto, el capitán Kensington mandaría a más hombres a custodiar al resto de criminales.

-Espero librarme de limpiar el barco una temporada –dije en tono distraído.

-Muérete.

-Y que el sargento Bottumbu se lleve una buena reprimenda por no haber hecho bien su trabajo –continué, ignorando su mordaz comentario.
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