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Bleyd
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Fuerza : 5
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Velocidad : 5
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Destreza : 5
Precisión : 5
Intelecto : 5
Agudeza : 5
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Energía : 200
Saberes : -
Akuma no mi : -
Varios : ¿Algo que añadir? Ponlo aquí
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Fama : Desconocido
Mensajes : 1991
Fecha de inscripción : 09/01/2015
Ante mi se encuentra el almirante en jefe, ha estado escuchando mi historia durante las últimas horas. En este instante se dispone a dictar sentencia.
-En vista de los hechos, he de admitir su inocencia señor Bleyd.- Dejo escapar un suspiro de relajación al escuchar esas palabras- Sin embargo… Lo que ocurrió necesita un responsable, puesto que la destrucción de la base espacial fue cosa suya, a pesar de que fue para impedir un conflicto de mayor envergadura. No era decisión suya, voy a pedir su ingreso en prisión de Impel Down La Venganza, digamos que es un mero formalismo, algo que sin duda alguien como usted podrá superar en un muy corto espacio de tiempo. Eso servirá para calmar las malas lenguas. A su regreso tan solo deberá pagar los costes de su estancia, sus objetos personales le serán requisados y devueltos a su salida. ¿Tiene algo que decir?
-Gracias. Almirante en jefe.
Los marines en la sala me acompañan a la salida, abandono la habitación dejando al almirante en jefe con una sonrisa en su cara. He dejado a Fluffle a cuidado de Ellie, y he embarcado hacia la nueva prisión de Impel Down, parece ser que algún loco robo la prisión y la han modernizado para evitar eso. Por fortuna para mí, no se me trata mal en el viaje. Sí, resido en una celda, pero tengo libertad de movimiento por la cubierta del barco.
En pocos días llegaremos a nuestro destino y la tripulación me da bastante conversación. Me han explicado en qué consiste el primer nivel de la cárcel a donde voy dirigido. Según me comentan es una instalación de máxima seguridad, el primer piso es llamado el infierno de la burocracia, tan solo he de rellenar trescientos veintiún impresos y podre salir de allí.
La cárcel es una construcción imponente, y eso que solo se ve un cacho sobre la superficie del agua. La entrada es una enorme construcción de metal y piedra, numerosos barcos están anclados, está claro que la seguridad es enorme.
Los marines que me han llevado apenas bajan del barco, me ponen en manos de los guardas de la cárcel, junto con la documentación de los hechos y las acusaciones. Los guardias me guían con ninguna delicadeza hasta un ascensor, el aparato no es muy moderno que digamos, no está a la altura de los que use en la estación espacial.
Ante mi se extiende un espacio diáfano, tan solo taponado por colas ingentes de gente, que van de una ventanilla a otra, al lavabo o a por comida. Los guardas me quitan las esposas, me dan un bolígrafo y me empujan fuera del ascensor.
Esto más que una cárcel, parece un parque de atracciones, por la cantidad de colas que hay formadas, supongo que lo mejor es empezar en una. El tiempo pasa y la fila apenas avanza, después de lo que parece una espera eterna, llega mi turno en la ventanilla.
-Hola, vengo por los formularios de salida de prisión, si es tan amable.
-¡Oh! Alguien amable eso se ve poco por aquí, la verdad es que todo el mundo es muy desagradable no sé si me entiendes por fortuna para ti soy el tipo más majo que encontraras ya te darás cuenta de que conmigo todo fluye como el agua- El tipo hablaba a una velocidad endiablada y lo peor de todo no callaba…
-Disculpe pero si pudiera darme los formularios se lo agradecería y…
- Eso me recuerda a cuando se rodo una película en esta misma cárcel si la fuga de la prisión la llamaron y bla bla bla…
Mucho tiempo más tarde… tanto que el anterior escritor se canso y renuncio.
-Bueno hijo dime, ¿que necesitas?
-Necesito los formularios, para tramitar mi liberación.
-Um, lo siento mucho muchacho, eso tienes que ir a la ventanilla doce, pasillo Z. ¡Siguiente!
El tipo me hace a un lado, y quedo fuera de la cola, ahora he de dirigirme a la ventanilla doce. Suspiro mientras me pongo en marcha.
La ventanilla doce, está cerrada por lo que puedo leer en el cartel colgado en la ventanilla, la persona que ha de atenderla se fue a tomar un cafelito. Por fortuna a causa de eso no hay gente esperando. Aguardo con sufrida paciencia al retorno de la persona. Cinco minutos, diez, cuarenta, una hora después la ventanilla se abre.
-Hola, bienvenido a la ventanilla doce, si puedo hacer algo por usted, dude en decírmelo.
El tipo habla mirando un periódico con voz lenta y pasmosa, parando de hablar unos segundos cada tres palabras, como si se moviera a cámara lenta.
-Quisiera los formularios, para tramitar mi liberación.
-Si, como todos. -El tiempo transcurre mientras el tipo sigue mirando el periódico.
-¿Perdone? ¿Podría entregármelos?
-Si, como no. Espere, que acabe el crucigrama.
El tipo me desespera, así que opto por tomar una iniciativa más agresiva.
-Árbol que se cree marine de seis letras. Kodama.
El tipo se me vuelve con cara de mala gaita.
- Oiga, que tal sí, se, calla, qué mal, educado.
-También podría irme, si me entrega los formularios necesarios…
-Tenga, y ya. No, moleste.
La verdad ha resultado bastante fácil, hasta que le doy un vistazo a los formularios. Estos eran un galimatías incomprensible de preguntas. Nombre, delitos, numero de afiliado, Den Den mushi, tarjeta sanitaria, equipo de futbol, mejor almirante y un sinfín de tonterías y chorradas mas.
Me pongo en la fila del baño mientras comienza a rellenar las hojas. Lo hago lo mejor que puedo y tras una hora, puedo entrar al baño. La verdad es que no me fió de dormir aquí, tal vez alguien me robe los documentos para quedárselos. Por ello me coloco en la fila de la comida mientras continúo rellenando los papeles.
La fila transcurre con monotonía, la gente apenas habla, todos caminan mirando el suelo aburridos hasta el extremo y visiblemente cansados.
-¿Me pone un bocadillo de tortilla, por favor?
-Lo siento no me queda.
-¿De chorizo?
-Tampoco.
-¿Morcilla?
-Nop.
-¿Pan con pan?
-Comida de tontos, aquí tienes. Tonto.
El tipo me da media barra de pan vacía mientras se carcajea de mí… En fin menos da una piedra. Aunque este pan bien podría ser una. Mastico lo mejor que puedo el insípido y duro pan, rellenar el formulario me está costando una barbaridad, pero ya me queda poco.
Día seis.
Resulta que los documentos que me día han de ser presentados sin ralladuras y tachaduras, tuve que volver a repetir todo, pero después resulto que además del formulario, de la ventanilla doce, tenía que llevar el formato M80 que se obtenía en la ventanilla cinco. De allí pase a tener que pedir la formalidad administrativa ciento uno, el modulo agregado número diez y el teléfono de la chica de la ventanilla cuatro, para conseguir el acceso al despacho del director donde entregar todos los documentos.
-Adelante joven puede pasar.
-Gracias por atenderme señor director.
-¡Oh! Vamos no sea tan modesto. Aquí todos somos amigos déjeme ver.- El hombre me extiende la mano para que le entregue los papeles.- Ajam, bien, bien. Todo está correcto, tan solo hay un pequeño detalle. No me gusta la tinta azul, lo siento, tendrá que repetirlo. Guardia, acompañe al caballero de vuelta a la fila y proporciónele un bolígrafo negro.
Ante mi asombro el tipo me despacha, y el guarda me acompaña a las colas nuevamente, al tiempo que me otorga un bolígrafo de color negro.
Día diecisiete.
Finalmente después de dar más vueltas que un pirulo, de arrastrarme, hacer favores a los trabajadores, sobornar a un guardia y robar descaradamente un bocadillo en buen estado, vuelvo a encontrarme cara a cara con el director.
-¡OH! Así que has vuelto y con los documentos en tinta negra magnifico- El tipo los repasa poco a poco buscando cualquier fallo. Um todo parece correcto, vamos a ver donde he puesto el sello. Aquí esta, con este sello en el documento podrá partir de aquí como un hombre libre.
Puedo ver como unta el sello en tinta alza la mano y le pita el reloj.
-Vaya mira nada mas, que tarde es. Mi turno ya ha terminado. Que pasen una buena noche.
Ante mi estupefacción el tipo deja el sello en la mesa, coge su chaqueta y abandona la habitación dejándome en el despacho solo con el guarda. Nada más salir el de la habitación entra una mujer, de expresión dura, áspera y huraña. La mujer mira los documentos y niega con la cabeza.
-Estos son de la sucursal cuarenta y dos código H, necesita hacerlos según la nueva normativa trescientos doce. Fuera.
Me levanto de la silla llevándome mis documentos. Sin embargo esta vez he sido más listo que ellos. Me dirijo a la salida con la documentación sellada, no fue muy difícil robar el sello junto con una invitación a un evento de la marina cuando el director abandono la estancia. Ahora tan solo la libertad me espera y un descanso con cervezas.
-En vista de los hechos, he de admitir su inocencia señor Bleyd.- Dejo escapar un suspiro de relajación al escuchar esas palabras- Sin embargo… Lo que ocurrió necesita un responsable, puesto que la destrucción de la base espacial fue cosa suya, a pesar de que fue para impedir un conflicto de mayor envergadura. No era decisión suya, voy a pedir su ingreso en prisión de Impel Down La Venganza, digamos que es un mero formalismo, algo que sin duda alguien como usted podrá superar en un muy corto espacio de tiempo. Eso servirá para calmar las malas lenguas. A su regreso tan solo deberá pagar los costes de su estancia, sus objetos personales le serán requisados y devueltos a su salida. ¿Tiene algo que decir?
-Gracias. Almirante en jefe.
Los marines en la sala me acompañan a la salida, abandono la habitación dejando al almirante en jefe con una sonrisa en su cara. He dejado a Fluffle a cuidado de Ellie, y he embarcado hacia la nueva prisión de Impel Down, parece ser que algún loco robo la prisión y la han modernizado para evitar eso. Por fortuna para mí, no se me trata mal en el viaje. Sí, resido en una celda, pero tengo libertad de movimiento por la cubierta del barco.
En pocos días llegaremos a nuestro destino y la tripulación me da bastante conversación. Me han explicado en qué consiste el primer nivel de la cárcel a donde voy dirigido. Según me comentan es una instalación de máxima seguridad, el primer piso es llamado el infierno de la burocracia, tan solo he de rellenar trescientos veintiún impresos y podre salir de allí.
La cárcel es una construcción imponente, y eso que solo se ve un cacho sobre la superficie del agua. La entrada es una enorme construcción de metal y piedra, numerosos barcos están anclados, está claro que la seguridad es enorme.
Los marines que me han llevado apenas bajan del barco, me ponen en manos de los guardas de la cárcel, junto con la documentación de los hechos y las acusaciones. Los guardias me guían con ninguna delicadeza hasta un ascensor, el aparato no es muy moderno que digamos, no está a la altura de los que use en la estación espacial.
Ante mi se extiende un espacio diáfano, tan solo taponado por colas ingentes de gente, que van de una ventanilla a otra, al lavabo o a por comida. Los guardas me quitan las esposas, me dan un bolígrafo y me empujan fuera del ascensor.
Esto más que una cárcel, parece un parque de atracciones, por la cantidad de colas que hay formadas, supongo que lo mejor es empezar en una. El tiempo pasa y la fila apenas avanza, después de lo que parece una espera eterna, llega mi turno en la ventanilla.
-Hola, vengo por los formularios de salida de prisión, si es tan amable.
-¡Oh! Alguien amable eso se ve poco por aquí, la verdad es que todo el mundo es muy desagradable no sé si me entiendes por fortuna para ti soy el tipo más majo que encontraras ya te darás cuenta de que conmigo todo fluye como el agua- El tipo hablaba a una velocidad endiablada y lo peor de todo no callaba…
-Disculpe pero si pudiera darme los formularios se lo agradecería y…
- Eso me recuerda a cuando se rodo una película en esta misma cárcel si la fuga de la prisión la llamaron y bla bla bla…
Mucho tiempo más tarde… tanto que el anterior escritor se canso y renuncio.
-Bueno hijo dime, ¿que necesitas?
-Necesito los formularios, para tramitar mi liberación.
-Um, lo siento mucho muchacho, eso tienes que ir a la ventanilla doce, pasillo Z. ¡Siguiente!
El tipo me hace a un lado, y quedo fuera de la cola, ahora he de dirigirme a la ventanilla doce. Suspiro mientras me pongo en marcha.
La ventanilla doce, está cerrada por lo que puedo leer en el cartel colgado en la ventanilla, la persona que ha de atenderla se fue a tomar un cafelito. Por fortuna a causa de eso no hay gente esperando. Aguardo con sufrida paciencia al retorno de la persona. Cinco minutos, diez, cuarenta, una hora después la ventanilla se abre.
-Hola, bienvenido a la ventanilla doce, si puedo hacer algo por usted, dude en decírmelo.
El tipo habla mirando un periódico con voz lenta y pasmosa, parando de hablar unos segundos cada tres palabras, como si se moviera a cámara lenta.
-Quisiera los formularios, para tramitar mi liberación.
-Si, como todos. -El tiempo transcurre mientras el tipo sigue mirando el periódico.
-¿Perdone? ¿Podría entregármelos?
-Si, como no. Espere, que acabe el crucigrama.
El tipo me desespera, así que opto por tomar una iniciativa más agresiva.
-Árbol que se cree marine de seis letras. Kodama.
El tipo se me vuelve con cara de mala gaita.
- Oiga, que tal sí, se, calla, qué mal, educado.
-También podría irme, si me entrega los formularios necesarios…
-Tenga, y ya. No, moleste.
La verdad ha resultado bastante fácil, hasta que le doy un vistazo a los formularios. Estos eran un galimatías incomprensible de preguntas. Nombre, delitos, numero de afiliado, Den Den mushi, tarjeta sanitaria, equipo de futbol, mejor almirante y un sinfín de tonterías y chorradas mas.
Me pongo en la fila del baño mientras comienza a rellenar las hojas. Lo hago lo mejor que puedo y tras una hora, puedo entrar al baño. La verdad es que no me fió de dormir aquí, tal vez alguien me robe los documentos para quedárselos. Por ello me coloco en la fila de la comida mientras continúo rellenando los papeles.
La fila transcurre con monotonía, la gente apenas habla, todos caminan mirando el suelo aburridos hasta el extremo y visiblemente cansados.
-¿Me pone un bocadillo de tortilla, por favor?
-Lo siento no me queda.
-¿De chorizo?
-Tampoco.
-¿Morcilla?
-Nop.
-¿Pan con pan?
-Comida de tontos, aquí tienes. Tonto.
El tipo me da media barra de pan vacía mientras se carcajea de mí… En fin menos da una piedra. Aunque este pan bien podría ser una. Mastico lo mejor que puedo el insípido y duro pan, rellenar el formulario me está costando una barbaridad, pero ya me queda poco.
Día seis.
Resulta que los documentos que me día han de ser presentados sin ralladuras y tachaduras, tuve que volver a repetir todo, pero después resulto que además del formulario, de la ventanilla doce, tenía que llevar el formato M80 que se obtenía en la ventanilla cinco. De allí pase a tener que pedir la formalidad administrativa ciento uno, el modulo agregado número diez y el teléfono de la chica de la ventanilla cuatro, para conseguir el acceso al despacho del director donde entregar todos los documentos.
-Adelante joven puede pasar.
-Gracias por atenderme señor director.
-¡Oh! Vamos no sea tan modesto. Aquí todos somos amigos déjeme ver.- El hombre me extiende la mano para que le entregue los papeles.- Ajam, bien, bien. Todo está correcto, tan solo hay un pequeño detalle. No me gusta la tinta azul, lo siento, tendrá que repetirlo. Guardia, acompañe al caballero de vuelta a la fila y proporciónele un bolígrafo negro.
Ante mi asombro el tipo me despacha, y el guarda me acompaña a las colas nuevamente, al tiempo que me otorga un bolígrafo de color negro.
Día diecisiete.
Finalmente después de dar más vueltas que un pirulo, de arrastrarme, hacer favores a los trabajadores, sobornar a un guardia y robar descaradamente un bocadillo en buen estado, vuelvo a encontrarme cara a cara con el director.
-¡OH! Así que has vuelto y con los documentos en tinta negra magnifico- El tipo los repasa poco a poco buscando cualquier fallo. Um todo parece correcto, vamos a ver donde he puesto el sello. Aquí esta, con este sello en el documento podrá partir de aquí como un hombre libre.
Puedo ver como unta el sello en tinta alza la mano y le pita el reloj.
-Vaya mira nada mas, que tarde es. Mi turno ya ha terminado. Que pasen una buena noche.
Ante mi estupefacción el tipo deja el sello en la mesa, coge su chaqueta y abandona la habitación dejándome en el despacho solo con el guarda. Nada más salir el de la habitación entra una mujer, de expresión dura, áspera y huraña. La mujer mira los documentos y niega con la cabeza.
-Estos son de la sucursal cuarenta y dos código H, necesita hacerlos según la nueva normativa trescientos doce. Fuera.
Me levanto de la silla llevándome mis documentos. Sin embargo esta vez he sido más listo que ellos. Me dirijo a la salida con la documentación sellada, no fue muy difícil robar el sello junto con una invitación a un evento de la marina cuando el director abandono la estancia. Ahora tan solo la libertad me espera y un descanso con cervezas.
Aki D. Arlia
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Antes de nada, felicidades por las 1.500 palabras clavadas. Aún con esas me he desesperado para leerlo, enhorabuena.
Bien, lo de siempre. Un par de acentos perdidos, un par de comas que decidieron saltarse el día de trabajo. Nada grave, la verdad.
La próxima vez pon eso en cursiva, para no sacar del ritmo de la historia tan de repente. En fin, abres la carta del evento y cuál es tu sorpresa al averiguar que se está rifando un puesto de Almirante. Para allá que te vas de cabeza, bienvenido a la segunda fase.
Bien, lo de siempre. Un par de acentos perdidos, un par de comas que decidieron saltarse el día de trabajo. Nada grave, la verdad.
Mucho tiempo más tarde… tanto que el anterior escritor se canso y renuncio.
La próxima vez pon eso en cursiva, para no sacar del ritmo de la historia tan de repente. En fin, abres la carta del evento y cuál es tu sorpresa al averiguar que se está rifando un puesto de Almirante. Para allá que te vas de cabeza, bienvenido a la segunda fase.
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