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[Diario Evento] Yo me sentiría ofendida de ser tú. Empty [Diario Evento] Yo me sentiría ofendida de ser tú. {Sáb 23 Sep 2017 - 18:38}

Aclaración:

Tras varios días de viaje y varias paradas por el camino, el submarino había llegado finalmente al Archipiélago Shabaody.

Yoru planeaba varios metros por encima de los árboles más altos, oteando el lugar con gesto infantil y emocionado. Era la primera vez que salía de su isla de origen, y estaba muy entusiasmado con la idea de ver mundo.

- Bueno, señoritas, han llegado ustedes a su destino -anunció Hayakawa, con cierta sorna en la voz.

Mientras las gemelas se encargaban de recoger todas sus posesiones y llevarlas a tierra firme, Haruka se acercó a su nuevo socio.

- ¿Qué tienes pensado hacer ahora? -se interesó.

- Oh, yo siempre tengo trabajo que hacer. He estado aplazando una tarea pendiente durante quizá demasiado tiempo -su rostro parecía cansado, y su mirada melancólica-. Así que no te preocupes por mí. ¿Y qué hay de ti? Llegas a la isla con casi un par de meses de antelación, ¿no?

Haruka estrechó la mano que Hayakawa le ofrecía y le dedicó una sonrisa pícara.

- Me voy a ir de compras.

Tras despedirse del hombre trajeado, se dirigieron a la zona de turismo, repleta de tiendas y con un enorme centro comercial. Allí, Haruka se dejó guiar por sus compañeras para escoger el que sería su nuevo atuendo favorito y, mientras se tomaban un descanso de las compras en la terraza de una cafetería, se toparon con Zane.
El joven había crecido considerablemente y parecía más musculoso y fuerte que un par de años atrás. Aunque Haruka no era la indicada para resaltar a los demás sus cambios físicos, precisamente.
El pollo ardiente resultó tener un hermanastro en la isla, que se ofreció a acogerlos a todos en una de sus propiedades generosamente. La dragona pensó que aquel chico le caía bien desde el primer momento, pero luego lo conoció.
Por algún motivo que no terminaba de comprender, el muchacho parecía obsesionado con perseguirla por toda la mansión, fingir que casualmente se encontraba con ella e intentar entablar conversación, pero sólo conseguía crispar los nervios de la asesina.

Debido a la incomodidad que le producía la presencia de aquel tipo en la mansión, no le quedaba más remedio que huir en cuanto tenía ocasión, y pasar todo el tiempo posible fuera. Porque no podía tratar mal a su anfitrión, después de todo, tenía que morderse la lengua.

En una de esas escapadas, mientras sobrevolaba la isla sobre el lomo de Yoru, divisó al pelirrojo en la lejanía y aterrizó cerca del lugar. El muchacho iba acompañado de Therax, y parecía hacerle señas a alguien.

- ¡Luka! –el pollo en llamas llamaba al gyojin, que salía trajeado de un casino-. ¿Te vienes a dar una vuelta y a darnos de hostias un rato? Que estoy casando de tanto beber.

Haruka frunció el ceño en señal de escepticismo. ¿De dónde había sacado ese pez el traje y por qué estaba rodeado de mujeres? Probablemente había una historia medianamente interesante detrás de aquello. Y, de todas maneras, cualquier actividad que no incluyese ir a la mansión era una buena opción.
Así que se bajó de Yoru y echó a caminar hacia ellos.

- ¡Eso! –exclamó-. ¡Vamos a fastidiarnos las costillas en lugar del hígado! -se situó frente a ellos seguida del dragón negro, que captaba las miradas de todos los transeúntes-. O quizá deberíamos dar una vuelta. Me interesa saber de dónde ha sacado el traje el señor Gyojin Torpe -sugirió, mirándolo de arriba abajo para luego sonreír con lo que probablemente era fingida amabilidad.

Para su sorpresa le hicieron caso, y echaron a caminar por la isla mientras intercambiaban anécdotas, sin rumbo aparente. El pelirrojo recordó entonces un local que solía visitar en sus tiempos mozos, y los arrastró hacia allí con la excusa de tomar algo.

- Al final nos fastidiamos el hígado como de costumbre... -murmuró, casi para sí, antes de entrar al local.

Pero la taberna no estaba regentada por quien Zane esperaba. Y la mujer de la barra no parecía tener intención de hacer nuevos amigos.

Mirai emitió un suspiro, al ver que todos los presentes se levantaban con intención de atacarlos. ¿Es que acaso no sabían quién era Zane? ¿Acaso no sabían quién era ella? Aquella taberna estaba repleta de idiotas. Porque dudaba que estuviese repleta de gente poderosa capaz de hacerles daño. Esos ya se habían marchado al Nuevo Mundo hacía tiempo.

El gyojin se pidió una mesa con toda la ilusión del mundo, y Therax se dirigió en dirección contraria, así que Haruka se quedó con las mesas del medio del local.

- Muy buenas tardes. Lamento informarles que el menú del día solo tiene dos opciones: congelado o a la brasa -sonrió, tras escuchar el comentario jocoso de Luka, soltando chispas con una mano mientras creaba una estaca de hielo en la otra.

No le costó noquear con sus manos desnudas a aquella panda de gañanes, que cayeron como moscas porque estaban borrachos y ni siquiera se movían con soltura. Casi se le cae uno encima, y se vio obligada a empujar su peso muerto contra la mesa, que se rompió por el impacto y noqueó al gordo pirata. Con todos sus enemigos noqueados, se apartó el pelo del rostro, y dirigió su mirada a la falsa tabernera. Se abrió paso a saltos por las mesas y los cuerpos inconscientes hasta llegar a la barra y la observó con gesto amenazador.

- Le sugeriría amablemente que se busque otra taberna -le dijo la muchacha, acercando su rostro al de la señora.

- ¿Y si me niego? -soltó la anciana, desafiante.

- Vamos Haruka, déjala –le dijo Therax entonces-. La señora está may… -no le dio tiempo a terminar la frase, porque Mirai le dio un golpecito en la nariz con un dedo, provocando que la anciana se convulsionase y se deslizase hasta el suelo, abatida-. Bueno, nada. ¿Qué le has hecho?

- Le he dado un poquito de chispa -sonrió Haruka, apartándose de la barra para ver regresar a su capitán, acompañado de un anciano que probablemente sería el tal Vic.

A continuación se sentó en uno de los taburetes de la barra y se cruzó de piernas, para aceptar el trago que su compañero le ofrecía y escuchar la historia sin intervenir. Pudo ver la cara de Yoru pegada al cristal de una de las ventanas, desde el exterior. Por su tamaño, el animal no podía entrar por una puerta normal y corriente, y había tenido que quedarse fuera.

- Bueno, así que hay una reunión de piratas y no han invitado al último Supernova de Grand Line. Yo me sentiría ofendida de ser tú, Zane. Así que... si tú vas, yo también tengo que ir. Ahora que Spa... -se mordió la lengua y carraspeó- Ahora que no tienes subcapitán que te pare los pies, tendré que encargarme yo, y asegurarme de que no haces tonterías. Pero dejadme avisar a las gemelas primero... No les gustará que las deje aquí tiradas... -comentó la muchacha con el vaso en la mano, antes de darle el último trago.
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