-¿Y qué tienes pensado hacer?- preguntó Jenny, mirándolo a través de unas gafas que no le había visto nunca. ¿Se las habría pedido un cliente o simplemente le habrían diagnosticado astigmatismo? Siempre notó que veía un poco mal, pero conociéndola capaz era de estar satisfaciendo algún extraño fetiche.
-Es bastante sencillo- respondió, ojeando el contenido del sobre que Fred le había enviado. También tenía una pequeña caja sobre el escritorio. En ella, impresas con un precioso satinado, las palabras “Identidad Secreta”. Bajo el rótulo una cara sonriente dibujada, con una bufanda al cuello y un pequeño pastelillo sobre la cabeza.
Con cierta curiosidad la abrió, sin sorprenderse en absoluto de lo que había en su interior. Por fin habían llegado sus encargos. La careta-sonrisa de Arthur, el antifaz y la magdalena para Leiren, la bolsa gigante de azúcar con dos huecos para los ojos de Jack… Ah, y los cuernos de Xemnas. Danio no necesitaba identidad secreta, por lo que simplemente le había comprado un sombrero y un monóculo. Además estaba su bufanda, de color rosa fosforescente, porque si algo había aprendido de Krauser era que cuanto más obvio fuese el disfraz menos reparaba la gente en él. No quería decirlo, pero era un genio.
-¿Qué te parece, Jen?- preguntó una vez puesta la bufanda alrededor de su boca, cubriéndole el rostro de nariz para abajo, pero nada más.
-Oh dios mío, Al. ¿Dónde te has metido? Aquí sólo hay un extraño superhéroe que nunca antes había conocido- respondió, leyendo de una tarjeta sin ningún atisbo de emoción-. En serio, ¿Crees que la gente es estúpida o algo?
-¿Conoces a Kimura Hayate?- preguntó, y Jennifer negó con la cabeza-. Pues eso.
-Pero…
-De peros nada. Reparte los disfraces, yo tengo algo que hacer.
-Al…
-Soy la justicia- dijo, abriendo la ventana-. Yo soy la noche- ignoró el hecho de que eran las tres de la tarde-. Soy bat…. Scarfguy.
Mientras caía en picado por el cuartel pensó varias cosas. Una de ellas que no podía volar. Que podría acabar su vida en un instante… Y no mucho más. Terminó tocando el suelo en unos cinco segundos. Caprichos de la gravedad y tal, el cuartel no era tan alto al fin y al cabo. Se estampó contra el patíbulo, pero por cuestiones ajenas a la trama no se hizo ninguna herida. Tal vez a causa de su resistencia inhumana, quizás porque era de hielo, o podía ser que un halo de justicia lo protegiese mientras llevaba EL TRAJE.
Llamó a la puerta de aquel hombre. Hacía más de un año que no lo veía, pero sabía que lo encontraría allí. Los rumores abundaban en Jaya, y la información era el superpoder de aquel villano. ¿Por qué estaba utilizando jerga de superhéroe? Tal vez fuera porque era idiota, o porque tenía mucho tiempo libre. O… Tal vez EL TRAJE lo envolvía en un halo de justicia que afectaba a su lenguaje.
No respondían. Derribó la puerta con Justicia, que era como había decidido llamar a su espada mientras llevase EL TRAJE. Avanzó por la oscura estancia, atento a cualquier rastro de su enemigo. Como la maldad, era un hombre cobarde, pero eso no tenía nada que ver en aquel momento. Al parecer no le había abierto porque no oía los golpes en la puerta desde la ducha. Desgraciadamente, no se dio cuenta de eso hasta que fue demasiado tarde para evitar ver al anciano desnudo. Qué grima.
-¡Al!- gritó, sin impresionarse-. Si venías a matarme podrías haber esperado diez minutos. ¿Acaso no sabes que los viejos pasamos mucho tiempo en…
-¡No soy Al Naion, villano, soy Scarfguy! Aunque reconozco que Al Naion es muy atractivo- respondió-. Hace tiempo plantaste la semilla del rencor en el corazón de un hombre, y esa semilla dio frutas de venganza.
-Y por eso ahora vienes a vengarte, ¿No?
-¡Silencio! Las semillas de los frutos de la venganza fueron sembrados de nuevo, y abonados con justicia- dijo, muy teatralmente-. Y se repitió el proceso durante innumerables generaciones de frutas vengadoras, hasta que se pudo hacer el caldo de la justicia. Sazonado con… Venganza.
-Ahá. Y por eso me quieres matar.
-Déjame terminar mi brillante historia de heroicidad, ¿Vale?- frunció el ceño, y el desnudo anciano asintió-. Un hombre devoró el caldo de la justicia, y de sus heces abonamos la última generación de plantas de la justicia.
-Venganza.
-Eso he dicho. ¡Y ahora, contempla cómo toda tu vida de crimen llega a su fin! Mi sagrada espada será la que se manche para limpiar tus pecados del…
No llegó a terminar su discurso, pues una esponja mojada le dio en la cara, quitándole la bufanda del golpe.
-¡Cómo te atreves a mostrar al mundo mi identidad secreta!- gritó, volviéndosela a colocar correctamente-. ¡Pagarás por esta afrenta!
Y lo ensartó con su espada. Sin embargo, se había quedado con ganas de terminar su brillante y repetitivo discurso, por lo que cargó el cadáver de James, el asesino de su amigo, al hombro, y entró a una taberna cualquiera.
-¡Escuchadme villanos!
-¡Es usted un héroe, Scarfguy!- le dijo el alcalde de una ciudad muy lejana a Jaya, sin ninguna relación a las capturas realizadas hacía unos días-. Merece usted más que las llaves de la ciudad.
-Sí, lo merezco. Pero sólo soy un humilde servidor de la justicia, y no puedo aceptar ni siquiera ese sustancioso cheque- dijo, guardándoselo en EL TRAJE.
-Habitualmente… Si alguien dice eso, no coge el dinero.
-¿Ah, no?- preguntó.
-No.
¡Maldición! El alcalde había sido muy rápido y metió la mano en EL TRAJE, destruyendo ante el mundo su identidad secreta. Ahora todos los habitantes de Anytown conocían quién era.
-¡Al Naion! ¡Has sido tú desde el principio!
-No soy Al Naion- respondió él, volviendo a colocarse la bufanda-. Soy la espada en la oscuridad, el escudo que protege los reinos de los hombres. Soy la Justicia. Soy Scarfguy.
Y cayó el telón. Todos los niños del hospital aplaudieron como locos. Lo que no sabían es que todo estaba basado en hechos reales.
-Es bastante sencillo- respondió, ojeando el contenido del sobre que Fred le había enviado. También tenía una pequeña caja sobre el escritorio. En ella, impresas con un precioso satinado, las palabras “Identidad Secreta”. Bajo el rótulo una cara sonriente dibujada, con una bufanda al cuello y un pequeño pastelillo sobre la cabeza.
Con cierta curiosidad la abrió, sin sorprenderse en absoluto de lo que había en su interior. Por fin habían llegado sus encargos. La careta-sonrisa de Arthur, el antifaz y la magdalena para Leiren, la bolsa gigante de azúcar con dos huecos para los ojos de Jack… Ah, y los cuernos de Xemnas. Danio no necesitaba identidad secreta, por lo que simplemente le había comprado un sombrero y un monóculo. Además estaba su bufanda, de color rosa fosforescente, porque si algo había aprendido de Krauser era que cuanto más obvio fuese el disfraz menos reparaba la gente en él. No quería decirlo, pero era un genio.
-¿Qué te parece, Jen?- preguntó una vez puesta la bufanda alrededor de su boca, cubriéndole el rostro de nariz para abajo, pero nada más.
-Oh dios mío, Al. ¿Dónde te has metido? Aquí sólo hay un extraño superhéroe que nunca antes había conocido- respondió, leyendo de una tarjeta sin ningún atisbo de emoción-. En serio, ¿Crees que la gente es estúpida o algo?
-¿Conoces a Kimura Hayate?- preguntó, y Jennifer negó con la cabeza-. Pues eso.
-Pero…
-De peros nada. Reparte los disfraces, yo tengo algo que hacer.
-Al…
-Soy la justicia- dijo, abriendo la ventana-. Yo soy la noche- ignoró el hecho de que eran las tres de la tarde-. Soy bat…. Scarfguy.
Mientras caía en picado por el cuartel pensó varias cosas. Una de ellas que no podía volar. Que podría acabar su vida en un instante… Y no mucho más. Terminó tocando el suelo en unos cinco segundos. Caprichos de la gravedad y tal, el cuartel no era tan alto al fin y al cabo. Se estampó contra el patíbulo, pero por cuestiones ajenas a la trama no se hizo ninguna herida. Tal vez a causa de su resistencia inhumana, quizás porque era de hielo, o podía ser que un halo de justicia lo protegiese mientras llevaba EL TRAJE.
Varios chana nana ná después…
Llamó a la puerta de aquel hombre. Hacía más de un año que no lo veía, pero sabía que lo encontraría allí. Los rumores abundaban en Jaya, y la información era el superpoder de aquel villano. ¿Por qué estaba utilizando jerga de superhéroe? Tal vez fuera porque era idiota, o porque tenía mucho tiempo libre. O… Tal vez EL TRAJE lo envolvía en un halo de justicia que afectaba a su lenguaje.
No respondían. Derribó la puerta con Justicia, que era como había decidido llamar a su espada mientras llevase EL TRAJE. Avanzó por la oscura estancia, atento a cualquier rastro de su enemigo. Como la maldad, era un hombre cobarde, pero eso no tenía nada que ver en aquel momento. Al parecer no le había abierto porque no oía los golpes en la puerta desde la ducha. Desgraciadamente, no se dio cuenta de eso hasta que fue demasiado tarde para evitar ver al anciano desnudo. Qué grima.
-¡Al!- gritó, sin impresionarse-. Si venías a matarme podrías haber esperado diez minutos. ¿Acaso no sabes que los viejos pasamos mucho tiempo en…
-¡No soy Al Naion, villano, soy Scarfguy! Aunque reconozco que Al Naion es muy atractivo- respondió-. Hace tiempo plantaste la semilla del rencor en el corazón de un hombre, y esa semilla dio frutas de venganza.
-Y por eso ahora vienes a vengarte, ¿No?
-¡Silencio! Las semillas de los frutos de la venganza fueron sembrados de nuevo, y abonados con justicia- dijo, muy teatralmente-. Y se repitió el proceso durante innumerables generaciones de frutas vengadoras, hasta que se pudo hacer el caldo de la justicia. Sazonado con… Venganza.
-Ahá. Y por eso me quieres matar.
-Déjame terminar mi brillante historia de heroicidad, ¿Vale?- frunció el ceño, y el desnudo anciano asintió-. Un hombre devoró el caldo de la justicia, y de sus heces abonamos la última generación de plantas de la justicia.
-Venganza.
-Eso he dicho. ¡Y ahora, contempla cómo toda tu vida de crimen llega a su fin! Mi sagrada espada será la que se manche para limpiar tus pecados del…
No llegó a terminar su discurso, pues una esponja mojada le dio en la cara, quitándole la bufanda del golpe.
-¡Cómo te atreves a mostrar al mundo mi identidad secreta!- gritó, volviéndosela a colocar correctamente-. ¡Pagarás por esta afrenta!
Y lo ensartó con su espada. Sin embargo, se había quedado con ganas de terminar su brillante y repetitivo discurso, por lo que cargó el cadáver de James, el asesino de su amigo, al hombro, y entró a una taberna cualquiera.
-¡Escuchadme villanos!
Varios chana nana ná después…
-¡Es usted un héroe, Scarfguy!- le dijo el alcalde de una ciudad muy lejana a Jaya, sin ninguna relación a las capturas realizadas hacía unos días-. Merece usted más que las llaves de la ciudad.
-Sí, lo merezco. Pero sólo soy un humilde servidor de la justicia, y no puedo aceptar ni siquiera ese sustancioso cheque- dijo, guardándoselo en EL TRAJE.
-Habitualmente… Si alguien dice eso, no coge el dinero.
-¿Ah, no?- preguntó.
-No.
¡Maldición! El alcalde había sido muy rápido y metió la mano en EL TRAJE, destruyendo ante el mundo su identidad secreta. Ahora todos los habitantes de Anytown conocían quién era.
-¡Al Naion! ¡Has sido tú desde el principio!
-No soy Al Naion- respondió él, volviendo a colocarse la bufanda-. Soy la espada en la oscuridad, el escudo que protege los reinos de los hombres. Soy la Justicia. Soy Scarfguy.
Y cayó el telón. Todos los niños del hospital aplaudieron como locos. Lo que no sabían es que todo estaba basado en hechos reales.
Hayden Ashworth
Fama
Recompensa
Características
fuerza
Fortaleza
Velocidad
Agilidad
Destreza
Precisión
Intelecto
Agudeza
Instinto
Energía
Saberes
Akuma no mi
Varios
9/10, he echado en falta un Chico Maravilla, puede que algún que otro payaso.
La verdad, está bastante bien. Divertido y merecedor de una invitación, así que... Pasas a la siguiente fase del evento. ¿Cómo? Así:
Dos días después de tu gran heroicidad, llegan dos notas a tu despacho. Una de ellas es una invitación firmada por el mismísimo Almirante en jefe, ofreciéndote la oportunidad de ganarte un ascenso con todas las de la ley.
La otra está firmada por un tal Uberman, y te pide que te unas a su gremio de superhéroes conocido como "La Asociación de la justicia". No se yo cual de los dos es más importante.
La verdad, está bastante bien. Divertido y merecedor de una invitación, así que... Pasas a la siguiente fase del evento. ¿Cómo? Así:
Dos días después de tu gran heroicidad, llegan dos notas a tu despacho. Una de ellas es una invitación firmada por el mismísimo Almirante en jefe, ofreciéndote la oportunidad de ganarte un ascenso con todas las de la ley.
La otra está firmada por un tal Uberman, y te pide que te unas a su gremio de superhéroes conocido como "La Asociación de la justicia". No se yo cual de los dos es más importante.
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