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Duro como el bambú - Privado/Pasado [Itkovian & Ruffo] - Página 2 Empty Re: Duro como el bambú - Privado/Pasado [Itkovian & Ruffo] {Sáb 8 Jun 2019 - 15:44}

Su extraño compañero apreció aceptar la comida rápidamente, algo imprudente pero comprensible, suerte que esta vez no había actuado de mala fe. No siempre era así. El chico devoró la ración de una forma vertiginosa, el por su parte se limitó a dar buena cuenta de la suya propia, con más tiento y mimo todo hay que decirse.

Tan pronto como su compañero comió la ración, este se quedó dormido. Una lástima pues habría aprovechado para charlar con alguien en un idioma con él se manejará, no le quedaba otro que el salvaje, aunque sabría sacarle jugó a la noche, después de todo no hacía ni dos días desde la última vez que pegaba ojo y al parecer esta iba a ser otra noche de insomnio. Sacó la bitácora del bolsillo y comenzó a leer todo lo referente a la cultura de la isla, si bien el autor no había profundizado mucho en el mismo, sí que había extraído algunos comportamientos producto de la observación y convivencia con los mismos.

-Pim pam, trucu trucu- que venía a decir algo como si les podía guiar al poblado a la mañana siguiente.

El caníbal se quedó pensativo durante unos segundos, posiblemente debido a la contradicción que suponía ser un guardián y el tener un nuevo señor. Algo terminé de resolver apuntillando que debía dar una ofrenda a su chaman o jefe tribal, que para el caso venía siendo lo mismo. Esto terminó por decantar la balanza a mi favor ante el pobre ignorante, pero poco podía esperar de una cultura que continuaba lidiando y adorando a bestias animales de tales dimensiones.

La noche trascurrió leyendo y realizando preguntas puntuales que me surgían de la bitácora, añadiendo yo ciertas anotaciones a medida que iba respondiendo el aborigen, a mitad de la noche sacó papel de liar, un poco de tabaco, confeccionando así un pequeño pitillo el cual prendió acercándolo al fuego de la hoguera que aún prendía, aprovechando para alimentarla un poco más con los excedentes de las ramas traídas por el bello durmiente.

No fue hasta un rato más tarde cuando finalmente despache al aborigen, percatándome de que al parecer no dormiría hasta que yo se lo ordenara. Una vez que el hombre se tumbó a descansar, continúe ojeando la bitácora, repasando mis propias anotaciones y realizando una serie de dibujos y apuntes en mi propio diario, reflejando ciertas impresiones, así como lo transcurrido en el transcurso del día. Ya me encargaría de transcribir todo aquello a mi regreso a Goa, el cual esperaba que no fuera dentro de mucho, aunque todo apuntara lo contrario.

Levantándose, y una vez habiéndose asegurado de que yacía en sueño profundo salió a la entrada de la cueva a dar las últimas caladas del tercer pitillo de la noche, pensando en casi mes transcurrido desde su última instancia en la principal ciudad del este, más teniendo que la última vez apenas había estado unas horas. Visto de esa forma hacía ya casi cuatro meses desde los que no pisaba su nuevo hogar.

-Cuatro meses es mucho tiempo- musitó mientras exhalaba una nube de humo, mientras miraba la luna lo vigilaba desde lo alto de la noche.

No fue hasta pasadas unas horas cuando se percató de ciertos sonidos que lo sacaron de lleno de su reino de fantasía, estaba a punto de amanecer. Tan pronto como se percató de los mismo se fue para el interior de la caverna, despertando al caníbal en el acto y preguntándole si esperaba visita. Este algo soñoliento lo negó referenciando algo referente al honor y algo como comenzaba a acostumbrarse no entendía. Mi compañero sobresaltado se levantó al ver la inesperada compañía, arrojándome una piedra en el proceso.

-Tranquilo- dije mientras detenía la piedra con mi mano izquierda por puro acto reflejo -Te recuerdo que están de ayuno- bromeé mientras esperaba que los hombres denotando una actitud hostil, terminarán de gritar los improperios, o lo que diantres estuvieran gritando.

No fue hasta la explicación de lo ocurrido por parte del guardián y una extensa conversación el grupo accedió a llevarnos al poblado sin terminar de garantizarnos si se me permitiese una audiencia con el líder caníbal.

-Recoge tus cosas, debemos marcharnos con este grupo- dijo sin dar muchas explicaciones.


Última edición por William White el Mar 5 Nov 2019 - 20:34, editado 1 vez
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Duro como el bambú - Privado/Pasado [Itkovian & Ruffo] - Página 2 Empty Re: Duro como el bambú - Privado/Pasado [Itkovian & Ruffo] {Mar 16 Jul 2019 - 12:07}

Arqueé una ceja, no demasiado seguro acerca de lo idóneo de lo que proponía Will. ¿Cómo que nos íbamos? ¿Adónde? Esos tipos eran caníbales bien alimentados, ¡no se lo pensarían antes de cocinarnos a fuego lento! ¡Y eso suponiendo que se molestasen en asarnos! ¿Había perdido el juicio? Fuera como fuere, lo cierto era que él se las podía ingeniar para comunicarse con nuestros invitados. ¿O acaso eran anfitriones? Eso daba igual. Yo no podía entender nada de lo que decían y, pese a encontrarme allí, era totalmente ajeno a la situación.

Por otro lado, el que hacía las veces de intérprete mostraba una actitud tranquila y confiada, al menos en apariencia. Eso me tranquilizó en parte, aunque no demasiado. Me levanté lentamente, asegurándome de tener tiempo suficiente para meditar qué debía hacer. La opción de dar un par de tortas y salir corriendo estaba ahí, pero quizás fuese demasiado arriesgada.

-De acuerdo, pero desapareceré en cuanto hagan el menor gesto raro o sospechoso -respondí, procurando que mi expresión no diese a entender mi mensaje.

Efectivamente, nos pusimos en marcha junto a nuestros visitantes. Uno de ellos caminaba ante nosotros, haciendo las veces de guía y mostrándonos el camino a seguir. El otro, por el contrario, se encontraba permanentemente a nuestra espalda. No tenía demasiado claro si pretendía protegerlas de una potencial amenaza o asegurarse de que no nos escabullésemos entre la vegetación.

De un modo u otro, casi agradecí no haberme escapado conforme nos adentrábamos en lo más profundo del bosque. La vegetación era cada vez más tupida e insondable. Cañas de bambú gruesas como alcornoques ocupaban la mayor parte del limitado paisaje, mientras que otras especies vegetales, insignificantes al lado de los primeros, ocupaban como podían los pocos espacios libres.

Absorto en lo salvaje del entorno, me di de bruces con la espalda del consumido nativo que habíamos encontrado en primer lugar. Todos se habían detenido frente a un cumulo de viviendas construidas a partir del material que caracterizaba a la isla, empleando piedras para fijar algunas estructuras en determinadas ocasiones. No sabía cómo demonios habíamos llegado hasta allí, pues había hecho todo el camino sumergido en una inútil reflexión.

Uno de los indígenas, especialmente corpulento y cubierto de abalorios de toda clase, dio un paso al frente y pronunció unas palabras de modo solemne. El tumulto que asistía a nuestra llegada -y en cuya presencia yo acababa de reparar- guardó un silencio sepulcral.

-¿Se puede saber qué dice? -pregunté en voz baja a Will.
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Duro como el bambú - Privado/Pasado [Itkovian & Ruffo] - Página 2 Empty Re: Duro como el bambú - Privado/Pasado [Itkovian & Ruffo] {Mar 23 Jul 2019 - 22:20}

A mi compañero no le hacía la menor gracia tener que acompañar a aquellos hombres, ciertamente a mi tampoco, pero aquello era un mero trámite, uno para empezar a explotar aquellos bosques y comenzar a dar una buena salida aquel codiciado y exótico bambú e incrementar mis arcas un poco más si podía.

-Tranquilo, no espero menos- respondí al moreno, cuya preocupación iba en aumento y no era para menos, seguramente en el caso de que no pudiera balbucear lo más básico de su idioma no podría tampoco.

El primero de nuestros regordetes acompañantes se puso delante, dejando me ver su imponente espalda y ese pelo trenzado y recogido con aquellos abalorios hechos de huesos de dudosa proveniencia no era muy tranquilizador que digamos. Eso en conjunto con unas muñequeras de bambú y unos taparrabos hechos con las hojas de estos conformaban su vestimenta actual. El otro, de aspecto similar, nos escoltaba por atrás, como asegurándose de que no nos escapáramos. Con mucho tiento cogí un fruto y lo fui desgajando como si de un entretenimiento banal se tratará, más no era así, no era otra cosa que un rastro a seguir en caso de que las cosas se pusieran problemáticas.

Poco a poco la vegetación se hizo más espesa, hasta el punto de que no permitía entrar apenas unos miseros rayos de sol, multitud de animales pequeños correteaban por las copas de los sauces llorones que ahí crecían, eso sumado a la sensación de humedad y bochorno me advertía de que el poblado debía estar cerca de algún tipo de lago o manantial.

-Muku tucu- dije a mi nuevo sirvo, solicitándole que intercediera por nosotros ante el ofrecimiento que iba a hacer a su líder -Salu, hurem- dije prometiéndole grandes recompensas para su pueblo en caso de cumplir y servirme bien.

Tras la afirmación del indígena, llegamos el poblado, el cual se encontraba delante de una llamativa montaña, de la cual brotaba una gigantesca cascada que formaba un lago a los pies de esta. Por su lado el poblado no distaba mucho de lo uno que podía esperar, chozas a base de piedras, bambú, paja y algún conglomerado rojizo que seguramente tuviera como base la arcilla. No tardamos en exceso en abrirnos paso hasta el centro del poblado, llamando la atención de un sinfín de indígenas, en especial los más pequeños, los mayores por el contrario, nos miraban con recelo e incluso relamiéndose.

-Si esto se tuerce realmente va a salir mal- pensé para mis adentros, mientras de reojo revisaba la empuñadura de mi espada, rezando por no tener que salir del lugar abriéndose paso con ella.
El jefe tribal nos aguardaba, sentado en una especie de trono hecho a base de cáñamo y hueso, incluso algún cráneo humano. Pero el aspecto del líder era mucho más intimidante que el de su trono. Este rondaría los dos metros, un bigardo que había desarrollado cada musculo de cuerpo hasta el extremo, era el más rápido y el más fuerte de los allí presentes, y así lo reflejaban sus tatuajes y marcas. Su cara por contario no era muy agraciada, no distinguiéndose mucha de la de un cerdo, aunque que sabrían aquellos morenos de lo que había más allá de sus infinitos bosques de bambú.

-Arrodíllate- me limité a decir a nuestro compañero -Para ellos es como una especie de dios-justifiqué con tono severo, haciéndolo y mostrándole como debía hacerlo sin que resultara una ofensa para el jefe tribal.

-Hag, salm trucu trucu, dali pabli- arranqué en un discurso en el que agradecía la recibida y ofrecía ciertos regalos al jefe, una gran cantidad de baratijas las cuales había robado en un puesto de Baristan.

Acto seguido, le indiqué a mi fiel guardián que hiciera entrega de una pequeña muestra de la bolsa. El indígena obedeció al pie de la letra y mientras continuaba con la mirada baja observé de reojo como la inicial indiferencia y recelo del jefe tribal se convertía en un interés y curiosidad crecientes, no tardo demasiado en quedar fascinado por los complejos mecanismos y los brillos de las distintas baratijas que iban desde relojes de hojalata, hasta abalorios con las más falsa de las gemas. Aunque lo más le llamó la atención fue algo de lo que le hice entrega posteriormente, los bigotes de la bestia a la que nos habíamos enfrentado antes, un símbolo de paz, liderazgo y buena fortuna.

Tras un rato boceando el hombre nos permitió levantarnos y, sentándose de nuevo en su trono, dio unas palmadas al aire. Tras unos segundos el poblado entero exploto en jolgorio, tal como me dijo nuestro acérrimo guía, el poblado tenía a partir de hoy dos nuevos integrantes.


Última edición por William White el Mar 5 Nov 2019 - 20:34, editado 1 vez
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Duro como el bambú - Privado/Pasado [Itkovian & Ruffo] - Página 2 Empty Re: Duro como el bambú - Privado/Pasado [Itkovian & Ruffo] {Sáb 24 Ago 2019 - 0:11}

Clavé la rodilla sin dudarlo, tan veloz como temeroso de cómo podría interpretar nuestro anfitrión que no lo hiciera. Lo cierto era que la solemnidad con la que habíamos sido recibidos había logrado impresionarme. Ese hecho, unido al portentoso tamaño y tono muscular del líder de aquella tribu, lograba hacer mella en mí y casi hacía desaparecer por completo mi habitual falta de cuidado.

Will comenzó a hacer uso de aquella condenada lengua demoníaca que tantos dolores de cabeza me estaba dando y, justo después, silencio. Los segundos que duró se me hicieron eternos, comportándose cada uno de ellos de forma anómala al tiempo que mi corazón se aceleraba. Se estiraban y retorcían, prologándose hacia la eternidad ¿Quién podía asegurarme que ninguno de los allí presentes iba a acabar conmigo de un golpe en la nuca, como se haría con un cerdo antes de llevarlo al matadero?

Tragué saliva justo antes de que el líder comenzase a vociferar como si no hubiera un mañana. ¿Nos estaba sentenciando acaso? ¿Nos presentaba ante los suyos como espíritus malignos que habían ido a perturbar su paz? ¿Acaso les anunciaba que seríamos su cena? El condenado moreno debía estar entendiéndolo todo, pero no parecía tener la más mínima intención de darme una pista acerca de lo que sucedía.

Mis ojos reposaban en el suelo que había frente a mí y, con todo el disimulo que me sentía capaz de demostrar, traté de visualizar el rostro de mi compañero. Los vítores interrumpieron mi maniobra, pues la seriedad había dejado paso al jolgorio. Unos timbales comenzaron a sonar a nuestras espaldas, percutidos por tres mujeres repletas de tatuajes y pinturas de lo más variopinto.

—¿Se puede saber qué está pasando? —inquirí, incapaz de tranquilizarme hasta que Will me informó sobre los últimos acontecimientos. Lo cierto era que no tenía el menor interés en pertenecer a aquella aldea; ni siquiera como un miembro honorífico o en lo que fuese que acabábamos de convertirnos. No obstante, tal vez pudiese aprovechar la situación.

Tras dar una sonora palmada en la espalda a mi pálido acompañante, me dispuse a mezclarme entre la gente que comenzaba a beber por doquier. Identifiqué el lugar que debía hacer las veces de almacén y, una vez estuve seguro de que no había problema en que me acercase a él, ofrecí una jarra de la extraña bebida que nos habían ofrecido al tipo que lo custodiaba. Había llegado allí con la intención de llevarme una muestra del famoso bambú que reinaba en la isla, y lo haría siempre que me fuera posible.
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Duro como el bambú - Privado/Pasado [Itkovian & Ruffo] - Página 2 Empty Re: Duro como el bambú - Privado/Pasado [Itkovian & Ruffo] {Jue 5 Sep 2019 - 18:39}

El chico me dio una palmadita en la espalda antes de desaparecer en la multitud. El chico pese a su nerviosismo inicial, algo natural teniendo en cuenta las circunstancias, había demostrado tener mucha sangre fría. En resumen, parecía alguien bastante practico y resuelto a la hora de actuar, algo que escaseaba en el mundo en el que me encontraba, puede que si todo salía bien le hiciera una oferta al muchacho.

Fuera como fuese, yo ahora debía encargarme de asuntos más importantes, debía camelarme al jefe tribal a lo largo del banquete. Pero en vez de avasallarlo a él directamente primero, conseguí reunir a un pequeño grupo de curiosos. Tras una elocuente historia inventada sobre exploraciones y viajes de la más irrisorios y fantástico que uno podía echarse a la cara conseguí comenzar a captar el interés del jefe, el cual ojeaba alerta desde la distancia, puede que la cabeza del saco de músculos diera para un par de cosas más aparte de machacar cráneos.

Por otra parte, que el aborigen guardián no escatimara en detalles a la hora de explicar nuestra pelea fue de ayuda, ya que esta dio verosimilitud a toda la sarta de mentiras que acababa de decir. Impresionando por igual a cazadores como a los escasos artesanos y talladores. Fue en una de estas charlas cuando el jefe tribal me hizo llamar, ya que había llegado a sus oídos alguna de las maravillas que había al otro lado del mar, para ellos el más cotidiano de los objectos era una nueva maravilla inimaginable. Y qué yo, un extranjero pretendiera dárselo a cambio de su abundante y común bambú les resultó tremendamente generoso de mi parte.

No fue así cuando me detuve a explicar el bambú que quería, puede que los hombres no entendieran nada del mundo exterior, pero si sabían de algo, eso era el bambú. Y eso no fue todo, el intercambio sería de una forma numérica poco ortodoxa ya que aquellos simios carecían de cualquier tipo de unidad de medida, pero poco importaba mientras pudiera llevar un barco con algunas baratijas y regresar con uno cargado de bambú. Por el momento me limité a explicarle que me iría en unos días a por más tesoros, pero que necesitaría mucho bambú para traerlos de vuelta, mientras pudiera cumplir con el primer encargo, el resto no corrían prisa, ya podría encargarme de montar una buena ruta comercial sobre la marcha y encontrar un administrador competente.

Y fue así como pasaron las horas, escuchando y preguntando a los nativos, tomando notas sobre las descripciones y las leyendas populares, si quería que esa gente trabajará para mi debía conocerlos a fondo y las anotaciones de O’Connell tan solo rascaban la superficie de una sociedad mucho más desarrollada de lo que aparentaba.

Aunque la mayor sorpresa del día me la dio mi particular y obsesivo guardián me suplicó acompañarme en mis viajes, al parecer ya había hablado con su líder l cual había considerado adecuado el mismo, tal vez pensando que sería una especie de rito hacia la madurez o que el mismo curtiría al chico, o simplemente quería una versión de los suyos del otro lado del charco.
-Tú nombre es muy complicado de pronunciar -inquirí a mi guardián sin esperar ningún tipo de réplica -Salg dan dan, Clarance- rebauticé al caníbal a la vez que le prometía que le llevaría en mi próximo viaje.

Tras eso, los indígenas nos indicaron la cabaña donde pasaríamos la noche, a si como nos prometieron una especie de guía por todo el poblado, por mi parte espere despierto hasta que llegará mi compañero.

-¿Qué tal la jornada?- le pregunté con tono divertido mientras esperaba algún tipo de explicación, después de todo puede que solamente se hubiera estado divirtiendo con una indígena, aunque le veía algo verde y pudoroso para ello.



A la mañana siguiente tal como nos habían prometido se nos enseño el poblado, las casas a base de bambú, hojas secas y raíces, aquellas estrafalarias plataformas y escaleras que discurrían sinuosamente por el risco donde se encontraba la llamativa cascada y aquel peligroso puente de cuerda que tan poca tranquilidad le transmitía.

-Si este hecho de ese bambú sin duda aguantara el peso- pensé para mis adentros mientras cruzaba el puente siguiendo la espalda del jefe, el cual voceaba la historia de su pueblo.

Una vez cumplidas las formalidades, el líder nos escoltó hasta la costa donde procedió a darnos unos regalos de despedida, unas grandes cestas con semillas y una serie de troncos de bambú de los más profundo de sus bosques. Tras cargar todas las mercancías con ayuda de Clarance y el temeroso Binks, y darle un efusivo abrazo a “mi jefe”, zarpamos de la isla.

-¿Estás seguro?- insistí a mi compañero por última vez -Me vendría bien un tipo como tu que se maneja tan bien – comenté tras lanzarle la oferta de que me acompañara en lo que restaba mi viaje por el este, prometiéndole que podría llevarle hasta la brillante ciudad de Goa.

Y aunque tras un mes de viaje terminé regresando a la isla para terminar de apuntalar y construir el aserradero, esa ya es otra historia.
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Duro como el bambú - Privado/Pasado [Itkovian & Ruffo] - Página 2 Empty Re: Duro como el bambú - Privado/Pasado [Itkovian & Ruffo] {Jue 26 Sep 2019 - 23:35}

Mi intención desde el primer momento era ganarme su confianza para, con algo de suerte, conseguir que me dijese cómo podía llevarme parte de aquel extraordinario bambú. Aunque, a decir verdad, comenzaba a dudar seriamente de si tanto sacrificio realmente merecería la pena.

El vigilante se mostró dubitativo al principio, pero cualquier reticencia desapareció al contemplar por encima de mi hombro el jolgorio que se había formado. Me arrebató la jarra de las manos como un preso sediento y bebió su contenido como si éste le fuese a regalar años de vida. Tuve que hacer innumerables viajes para llenar la jarra y, de paso, su estómago. Hilillos del brebaje se iban haciendo cada vez más gruesos conforme se evidenciaba el estado de embriaguez de mi nuevo amigo. Su nombre, como no podía ser de otro modo, era impronunciable para mí. No obstante, evocaba al ruido que probablemente nacería al atragantarse con un hueso de aceituna y hacer gárgaras a la vez.

Fuera como fuere, la comunicación no era fácil y las señas que le hacía muchas veces no eran suficientes. En consecuencia, pasé buena parte de la jornada gesticulando hasta comprender que su posición como guardián le daba derecho a disponer de parte de las existencias de bambú para su uso personal. Sin embargo, tantos años desempeñando la misma labor habían conducido a que ya no supiese qué hacer con él. Mi reacción inmediata fue levantarme de la piedra que me había ofrecido como asiento para volver con más alcohol. Debía hacer lo que fuera para ganarme el favor de ese hombre.

***

—Sí, tengo que volver a Isla Navideña antes de pensar qué hacer con mi vida —respondí a Will, reafirmándome en mi negativa. Tenía que reconocer que había llegado a tentarme. Difícilmente podría encontrar algo que me permitiese ver tanto mundo como el me prometía, pero tenía un compromiso y debía cumplirlo.

A mi espalda, una rústica plataforma de bambú sujeta a mis hombros con dos cuerdas servía de sustento para la mayor columna de bambú que se hubiera visto nunca. Mi figura era ridícula a su lado, tanto que me resultaba difícil caminar con ella, pero debía hacerlo. A fin de cuentas eso era lo que me había llevado a aquella condenada isla repleta de pandas asesinos, ¿no?
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Duro como el bambú - Privado/Pasado [Itkovian & Ruffo] - Página 2 Empty Re: Duro como el bambú - Privado/Pasado [Itkovian & Ruffo] {}

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