Página 2 de 2. • 1, 2
Ivan Markov
Fama
Recompensa
Características
fuerza
Fortaleza
Velocidad
Agilidad
Destreza
Precisión
Intelecto
Agudeza
Instinto
Energía
Saberes
Akuma no mi
Varios
La burbuja de oscuridad comenzó a deshacerse, mostrando un escenario que podría ser desolador para otros, pero hermoso para alguien como Ivan. Algo más de una veintena de cadáveres destrozados reposaban sobre el suelo ensangrentado, en una macabra escena que parecía salida de las pesadillas más enfermas de un artista retorcido. En cierto modo le recordaba a un cuadro que había en el castillo de Derian, sobre una masacre que había causado él mismo. Aunque el arte oscuro y sangriento le agradaba, siempre le había parecido un poco excesivo, especialmente por el hecho de que hubiese hecho retratar algo que había provocado él mismo. Por otro lado... tal vez en su futura residencia en Dark Dome podría plantearse conseguir algún cuadro similar. Sería un buen comienzo para las noches, una copa de sangre leyendo alguna novela con música suave de piano de fondo y una buena colección de cuadros y obras de artes decorando la sala... sí, era una buena escena, pero aquel no era momento para deseos y ensoñaciones. Aunque hubiese sido una tregua temporal, no se fiaba del tipo con cara de jabalí ni del gyojin. Ambos estaban cubiertos de la sangre de sus enemigos y había una buena cantidad de cadáveres en torno a ellos. Los observó con desconfianza mientras sus últimas heridas terminaban de cerrarse, cuando algo plateado llamó su atención.
- Vaya, vaya...
Con una sonrisa, bajó rápidamente al suelo y se agachó, recogiendo la daga. Hubiese preferido la katana, pero no le apetecía discutir de nuevo con el gigantón que ya le había echado un ojo. La verdad es que nunca había pensado seriamente en participar en esa reunión, pero... ¿por qué no? Era un desafío más que interesante. Por lo de pronto siempre podría cobrar las cabezas de los oficiales de los Piratas de la Tormenta más tarde, o conseguir cazar a un pirata o dos tras todo aquello. Al fin y al cabo la ciudad se había convertido en un hervidero de criminales (más incluso de lo que solía) y aunque necesitaba el dinero la emoción de la aventura y de enfrentar a rivales dignos le llamaba mucho más que ratear una o dos cabezas de piratas débiles (al fin y al cabo los fuertes estaban rodeados todos por sus bandas y aunque era osado, no era un suicida). Observó con cautela el filo plateado del arma, agradeciendo que no fuese totalmente de este material o no podría haberla recogido. Se la ajustó al cinturón y desenvainó a Vanator, comenzando a pasearse entre los cadáveres silbando una melodía animada mientras cortaba cabezas y se las metía en el interior de la capa.
- Bueno, ha sido un placer. Nos veremos de nuevo en la ciudad.
Al instante siguiente no seguía en el campo ensangrentado con ellos, sino en el aire con el suelo convertido en manchones borrosos bajo él. El vuelo hasta Mock Town no duró más que unos segundos y de hecho estuvo a punto de pasarse de largo de la ciudad. Volviendo un poco sobre sus pasos (¿o sobre su vuelo?) fue hasta el restaurante y bajó frente a este. Con un suspiro se ajustó la gabardina y se dispuso a entrar. ¿Cuántos habrían llegado ya?
- Un arroz tres delicias y sake del West Blue - dijo en voz alta mientras abría la puerta, con un tono alegre.
- Vaya, vaya...
Con una sonrisa, bajó rápidamente al suelo y se agachó, recogiendo la daga. Hubiese preferido la katana, pero no le apetecía discutir de nuevo con el gigantón que ya le había echado un ojo. La verdad es que nunca había pensado seriamente en participar en esa reunión, pero... ¿por qué no? Era un desafío más que interesante. Por lo de pronto siempre podría cobrar las cabezas de los oficiales de los Piratas de la Tormenta más tarde, o conseguir cazar a un pirata o dos tras todo aquello. Al fin y al cabo la ciudad se había convertido en un hervidero de criminales (más incluso de lo que solía) y aunque necesitaba el dinero la emoción de la aventura y de enfrentar a rivales dignos le llamaba mucho más que ratear una o dos cabezas de piratas débiles (al fin y al cabo los fuertes estaban rodeados todos por sus bandas y aunque era osado, no era un suicida). Observó con cautela el filo plateado del arma, agradeciendo que no fuese totalmente de este material o no podría haberla recogido. Se la ajustó al cinturón y desenvainó a Vanator, comenzando a pasearse entre los cadáveres silbando una melodía animada mientras cortaba cabezas y se las metía en el interior de la capa.
- Bueno, ha sido un placer. Nos veremos de nuevo en la ciudad.
Al instante siguiente no seguía en el campo ensangrentado con ellos, sino en el aire con el suelo convertido en manchones borrosos bajo él. El vuelo hasta Mock Town no duró más que unos segundos y de hecho estuvo a punto de pasarse de largo de la ciudad. Volviendo un poco sobre sus pasos (¿o sobre su vuelo?) fue hasta el restaurante y bajó frente a este. Con un suspiro se ajustó la gabardina y se dispuso a entrar. ¿Cuántos habrían llegado ya?
- Un arroz tres delicias y sake del West Blue - dijo en voz alta mientras abría la puerta, con un tono alegre.
- resumen:
- - Recojo la daga.
- Corto las cabezas de los piratas para cobrar luego las recompensas.
- Me voy volando a Mock Town.
- Entro en el restaurante pidiendo comida.
Balagus
Fama
Recompensa
Características
fuerza
Fortaleza
Velocidad
Agilidad
Destreza
Precisión
Intelecto
Agudeza
Instinto
Energía
Saberes
Akuma no mi
Varios
Apenas hubimos abandonado la nube de tinieblas, bramé con victorioso júbilo. Depositando a mi compañero en el suelo, descubrí mis dos hachas, abandonadas una en el suelo y otra habiendo partido un cadáver en dos. Inmediatamente las recogí, guardando con ello mi lanza, y me giré sobre mis talones, sólo para descubrir que la oscuridad se había desvanecido, y que en su interior albergaba una carnicería de proporciones dantescas.
De buen grado me hubiera quedado a admirar semejante campo de batalla, sin embargo, un reflejo en la sangre derramada quiso llamarme la atención. Entre los cadáveres, clavada en el suelo y cubierta del líquido carmesí, se podía ver una espada con un brillo especial y un número grabado en su empuñadura. Y no muy lejos de nuestra posición.
Muy cierto era que no me interesaba el puesto de un Yonkou, y tampoco creía que Silver estuviera preparado para ostentarlo, pero me intrigaba saber qué clase de retos y amenazas implicarían la siguiente fase de aquella pantomima. Con un par de pasos, me acerqué hasta el arma en cuestión, enfundé las mías propias, y la sacudí para limpiarla un poco.
Aquel artefacto era, para mí, poco más que un cuchillo largo y fino, extremadamente ligero y difícil de manejar por el tamaño de su mango, pero no dejé que mi mente cediera al desprecio y la envolví en un buen trozo de piel basta que aún llevaba conmigo y me la llevé de allí. Helkan, desde el aire, también pareció ver algo más pues descendió y recogió un objeto diminuto y brillante de entre el queso de Marc.
"Esa forma de luchar y proceder... Sin duda es un cazador, pero no uno normal.", pensé, recordando nuestro combate. "Ni honorable. Toma las vidas y la dignidad de los hombres abusando del terror.". En mi mente, la idea de que Helkan fuera un pirata de verdad perdía solidez a un ritmo vertiginoso. Más aún cuando comenzó a decapitar cuerpos indiscriminadamente con su negra espada.
Con un gesto, indiqué al cansado Luka que viniera conmigo. Cojeando un poco del lado derecho, en cuyo costado tenía los cuatro balazos de mi lucha anterior más algunos cortes del reciente tumulto, alcancé a Marc, aún visiblemente agitado, y le tranquilicé con unas palmadas en la espalda. Finalmente, nos acercamos hasta Silver, que controlaba con firmeza a su nuevo "prisionero".
Quise preguntarle sobre nuestro siguiente movimiento, pero mi capitán se me adelantó, dándome malas nuevas y fijando un nuevo objetivo con urgencia.
- Bueno, otro entuerto letal más en el que nos metemos... -Sentencié, resignado, mientras Silver abandonaba el lugar rápidamente.- Luka, si sabes tratar heridas, puede que luego necesite un remiendo.
Y dicho esto, comencé a correr en pos de mi jefe, haciendo señas a mi congénere y al gyojin para que no se quedaran atrás.
De buen grado me hubiera quedado a admirar semejante campo de batalla, sin embargo, un reflejo en la sangre derramada quiso llamarme la atención. Entre los cadáveres, clavada en el suelo y cubierta del líquido carmesí, se podía ver una espada con un brillo especial y un número grabado en su empuñadura. Y no muy lejos de nuestra posición.
Muy cierto era que no me interesaba el puesto de un Yonkou, y tampoco creía que Silver estuviera preparado para ostentarlo, pero me intrigaba saber qué clase de retos y amenazas implicarían la siguiente fase de aquella pantomima. Con un par de pasos, me acerqué hasta el arma en cuestión, enfundé las mías propias, y la sacudí para limpiarla un poco.
Aquel artefacto era, para mí, poco más que un cuchillo largo y fino, extremadamente ligero y difícil de manejar por el tamaño de su mango, pero no dejé que mi mente cediera al desprecio y la envolví en un buen trozo de piel basta que aún llevaba conmigo y me la llevé de allí. Helkan, desde el aire, también pareció ver algo más pues descendió y recogió un objeto diminuto y brillante de entre el queso de Marc.
"Esa forma de luchar y proceder... Sin duda es un cazador, pero no uno normal.", pensé, recordando nuestro combate. "Ni honorable. Toma las vidas y la dignidad de los hombres abusando del terror.". En mi mente, la idea de que Helkan fuera un pirata de verdad perdía solidez a un ritmo vertiginoso. Más aún cuando comenzó a decapitar cuerpos indiscriminadamente con su negra espada.
Con un gesto, indiqué al cansado Luka que viniera conmigo. Cojeando un poco del lado derecho, en cuyo costado tenía los cuatro balazos de mi lucha anterior más algunos cortes del reciente tumulto, alcancé a Marc, aún visiblemente agitado, y le tranquilicé con unas palmadas en la espalda. Finalmente, nos acercamos hasta Silver, que controlaba con firmeza a su nuevo "prisionero".
Quise preguntarle sobre nuestro siguiente movimiento, pero mi capitán se me adelantó, dándome malas nuevas y fijando un nuevo objetivo con urgencia.
- Bueno, otro entuerto letal más en el que nos metemos... -Sentencié, resignado, mientras Silver abandonaba el lugar rápidamente.- Luka, si sabes tratar heridas, puede que luego necesite un remiendo.
Y dicho esto, comencé a correr en pos de mi jefe, haciendo señas a mi congénere y al gyojin para que no se quedaran atrás.
Página 2 de 2. • 1, 2
Permisos de este foro:
No puedes responder a temas en este foro.