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¿Te dedicas a los negocios? Oh, yo le vendo cabezas al Gobierno [Privado - Pegasus, Yumiko, Zero e Ivan] Empty ¿Te dedicas a los negocios? Oh, yo le vendo cabezas al Gobierno [Privado - Pegasus, Yumiko, Zero e Ivan] {Sáb 14 Oct 2017 - 20:49}

Salió de la librería con la cartera considerablemente más vacía y unos cuantos libros nuevos bajo el brazo. Había merecido la pena de todos modos, era una buena inversión con los negocios en que estaba metido ahora. Una akuma no mi correctamente identificada era muchísimo más valiosa que una al azar, pues habría gente interesada en adquirir esa en concreto. Aparte uno de los problemas de las frutas del diablo era el no saber qué poder vas a adquirir hasta haberlas consumido, problemas que él había evitado yendo tras una concreta. No podía esperar que la enciclopedia fuese totalmente exacta, pero el problema sería de quien consumiera la akuma si no estaba correctamente identificada. Él se lavaba las manos en aquel aspecto; de todos modos en las subastas de los bajos fondos nunca tenía su aspecto real. Además de comprar la enciclopedia y un tomo de datos generales sobre akumas no mi se había cogido un par de manuales de historia universal para continuar con su formación. Necesitaba seguir estudiando para cumplir con sus objetivos y aunque iba a buen ritmo, aún había mucho conocimiento ignoto. Necesitaba las bases antes de empezarse a desentrañar los misterios del pasado él mismo.

Dressrosa era una isla muy interesante con una arquitectura peculiar y una cultura muy llamativa. Los sonido de la música local llamaron su atención y se planteó comprarse una de esas guitarras. Sin embargo desde que había empezado a estudiar historia había dejado la música un poco de lado. Era una lástima, pero los días no eran lo bastante largos como para dedicarse tanto a estudiar y a cazar y dirigir sus negocios como a una simple afición. En fin, iba a tener toda la eternidad por delante, así que podría mejorar como músico una vez tuviese más tiempo libre y hubiese cumplido otros objetivos. Había años de sobra por delante siempre y cuando nadie le matara. De todos modos nada le impedía disfrutar igualmente de la habilidad de otros músicos y aprovechó también para comprar un tocadiscos y varios vinilos encargando que llevaran todo a su navío. Estaba disfrutando bastante de la visita a la ciudad, sólo enturbiada por el maldito calor y la luz del sol. Desde que había consumido la akuma no le resultaba agradable ni cuando llevaba la sortija lunar. Tampoco estaba del todo tranquilo sabiendo que Zero andaba solo por la ciudad, pero esperaba que Yumiko se encargase de tener al guepardo controlado.

Mientras paseaba por un barrio de aspecto caro lleno de gente bien vestida (o eso parecía, dentro de lo poco que sabía Ivan de aquella sociedad) vio un local del que salía un delicioso olor a marisco y a salado. El elegante cartel ponía "El Pegaso Plateado." Su estómago rugió con fuerza, como queriendo reforzar el hecho de que debía entrar. Sin nada mejor que hacer, decidió entrar. Desde que Legim había sido apresado la isla ya no era un paraíso de la piratería, así que no había encontrado ninguna cabeza por la ciudad que le interesara cazar. Tampoco se había esforzado especialmente a decir verdad, pues no estaba allí con intenciones de montar un espectáculo. Todo lo que le interesaba de Dressrosa en aquel momento eran las reuniones de los bajos fondos donde había adquirido en las subastas sus dos preciosidades que pensaba revender al doble de precio del que había pagado. En cuanto entró pudo comprobar que se trataba efectivamente de un local de etiqueta, percatándose demasiado tarde que no iba vestido para la ocasión. Iba con su gabardina roja, pantalones anchos a juego, botas negras y Vanator a la espalda, además de mitones de cuero. Salvo por el anillo plateado de su mano derecha, todo su aspecto gritaba que no pintaba nada allí. Rápidamente un camarero se le acercó.

- ¿Tiene usted reserva, caballero? Y me temo que debo informarle que no puede entrar armado.

Ivan enarcó una ceja, algo molesto. ¿Se atrevía aquel gusano a decirle lo que tenía que hacer? No sería tan petulante ni le dirigiría era mirada de desprecio a su aspecto si supiera quién era y lo que podría hacerle. Se obligó a recordarse que no estaba allí para armar ningún jaleo y que tenía sentido que en un lugar como aquel tomasen aquella precauciones. Contuvo su rabia y exhibiendo su mejor sonrisa, ejerció su Fascinación sobre él para lograr que le dejara en paz.

- Vamos caballero, compréndame, acabo de llegar de un largo viaje por alta mar y estoy hambriento. Y como un pudiente cazador de recompensas, pretendo comer en el mejor sitio posible para poder probar las delicias locales. Además, esta es un arma de gran valor y entenderá que no quiera deshacerme de ella... si hay algún problema al respecto puedo ocultarla para que no tenga problemas con sus superiores ni causar ningún revuelo entre los clientes.

El hombre por un momento exhibió un gesto de confusión, para luego responder a su sonrisa y decir:

- Claro, discúlpeme señor. Por aquí, tenemos una mesa libre junto a la ventana.

Contento de haber logrado su objetivo, siguió al camarero y se sentó en la mesa, poniendo los libros a su lado. Mientras esperaba a que le trajeran la carta, abrió la enciclopedia y se puso a pasar páginas rápidamente, fijándose únicamente en las imágenes.


Última edición por Ivan Markov el Mar 17 Oct 2017 - 20:42, editado 1 vez
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¿Te dedicas a los negocios? Oh, yo le vendo cabezas al Gobierno [Privado - Pegasus, Yumiko, Zero e Ivan] Empty Re: ¿Te dedicas a los negocios? Oh, yo le vendo cabezas al Gobierno [Privado - Pegasus, Yumiko, Zero e Ivan] {Sáb 14 Oct 2017 - 21:20}

Parecía otro día normal y corriente en el restaurante de "El Pegaso plateado", donde lo mejor de lo mejor de cada casa se reunía a tomar una buena comida acompañada de los mejores vinos, o mismamente, tomar postres de todo tipo acompañados de café o té. La verdad es que el restaurante siempre estaba lleno, y los clientes disfrutaban de la compañía y los trabajadores procuraban atender con la mejor de las caras.
La rutina de ese día no se vio  enturbiada  tras la llegada de un cliente poco "habitual", pues su vestimenta no se asemejaba en absoluto de la permitida en aquel establecimiento, pero, sien embargo se le ofreció una mesa junto a la ventana del establecimiento, acompañado por uno de los camareros.

En aquel mismo momento, el jefe de servicio , un hombre de traje negro con  un micrófono en la mano subió a un pequeño escenario ubicado en la parte central del restaurante. Una vez allí se dirigió a los comensales.

-Buenas tardes Dressrosa, hoy parece que la comida ha gustado en demasía , pues estamos completos, aunque esto no sería posible sin ustedes, damas y caballeros distinguidos del lugar. El señor Pegasus les da como todos los días la bienvenida al establecimiento, y les ofrece su cortesía pagando las rondas de bebida y postres.

Los clientes aplaudieron las palabras del camarero, mientras que una bella mujer subía al escenario. Vestía un vestido "flamenco" propio y tradicional de Dressrosa, de estampado rojo y violeta. EL camarero prosiguió en su discurso.

-Ahora, damas y caballeros, por cortesía del Señor Pegasus, les ofrecemos un espectáculo típico de la isla, esperemos que lo disfruten, con ustedes, la bailaora Selena.

Los aplausos volvieron a tapar el ambiente del restaurante, y aquella muchacha comenzó a bailar en el escenario, acompañada por una música procurada por un guitarrista sentado detrás de ella y dos coristas.



Una vez finalizado el baile, los clientes aplaudieron más fervientes que nunca, y Selena mostró sus respetos a los clientes, pero en ese momento las puertas del restaurante se abrían de golpe. Parecía ser que había entrado alguien, un hombre alto, de cabellos plateados, que portaba un traje de dos piezas rojo abotonado con un cuello de chorrera cerrado por un lazo negro. Sus zapatos eran negros, estilizados  de punta. Este hombre llevaba las manos en los bolsillos de su pantalón y comenzó a caminar hacia el centro de la sala. Era ni más ni menos que Don Maximilion Pegasus, el dueño del restaurante y reputado personaje de la Isla. Los clientes impresionados no dijeron nada, tan solo callaron, y los camareros por el contrario mostraron caras de preocupación y terror. El camarero de la entrada se dirigió a él.

-Don Pegasus, que alegría verle - Decía con voz realmente temblorosa- Su mesa le está esperando, por favor pase pase y disfrute como siempre.


Don Pegasus caminó sin decir nada, con semblante serio hacia su mesa, callado. Una vez llegó a su mesa, se giró sobre sus talones y habló para la sala.

-Por favor damas y caballeros, lamento decirles que el postre y bebidas del final no son gratis como decían mis empleados hoy. - Las caras de los clientes se volvieron preocupadas e incómodas- Lamento decirles....que hoy....todo lo que coman correrá a mi cuenta, cortesía de la casa- Dijo Pegasus con una gran sonrisa en la cara, haciendo que sus clientes lo vitorearan.

"Como siempre, lo de siempre" Pensaba para mi. Tomé asiento en mi mesa, y me sirvieron mi vino de costumbre y mi bistec con arroz, que no perdonaba ningún día. Me dispuse a comer mientras algunos comensales me daban las gracias por la generosidad de invitarles a comer, a los que despaché rápidamente con una frase "Si ustedes disfrutan, yo también". Proseguí comiendo hasta que mis ojos detectaron que algo no estaba correcto. Miré hacia la ventana y observé a un hombre, que no iba vestido para la ocasión de entrar en mi establecimiento. Ordene que un camarero viniera, y  me explicara porque ese hombre estaba en mi restaurante.

-Tiene dinero mi señor- Dijo el camarero.

-Invitadle a mi mesa, y que  dos guardias se pongan en la entrada, pero que salgan por atrás, no quiero molestar a mis clientes.....-Dije sin quitar los ojos de él.

-Si mi señor- Dijo el camarero dirigiéndose a la mesa de aquel hombre.

-Caballero, el señor Don Pegasus  le invita a comer con él a su mesa ¿Me acompaña?-Dijo el camarero temeroso de que dijera que no al ofrecimiento de su jefe-
Yumiko Mei
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¿Te dedicas a los negocios? Oh, yo le vendo cabezas al Gobierno [Privado - Pegasus, Yumiko, Zero e Ivan] Empty Re: ¿Te dedicas a los negocios? Oh, yo le vendo cabezas al Gobierno [Privado - Pegasus, Yumiko, Zero e Ivan] {Sáb 14 Oct 2017 - 22:22}

     La luz del sol no me dejaba caminar felizmente por la ciudad, había menos árboles de lo que me gustaba y mucho ruido en la calle. Llevaba un rato desde que había perdido de vista al pelinegro, caminé mirando hacia un lado y al darme la vuelta el guepardo había desaparecido. Me toqué la cabeza por un momento y miré a mi alrededor, buscar iba a ser bastante más difícil que encontrar a Ivan, pensé para mis adentros. Con eso en mente seguí caminando por las calles y al intentar girar en una de las esquinas una niña chocó contra mi y cayó al suelo.

     -¿Estás bien?- Pregunté mientras le ayudaba a levantarse. Detrás de la niña pasó una mujer llevando una bolsa de madera con lo que parecían ser las compras, pan, zumo y algunos dulces.

     -¡Arriba Marta! ¡Tu eres fuerte!- Dijo la madre con una sonrisa y la niña saltó al escuchar eso.

     Por un segundo me quedé sorprendida, sonreí y seguí caminando. La mujer me sonrió de vuelta. Por el camino no pareció haber nada fuera de lo común, al menos no en cuanto a esta isla que era de todo menos común. Algunos ancianos bailando flamenco, una mujer cantándole a su pequeño jardín y un cocinero demostrando sus habilidades en plena calle, estaba haciendo estofado de ternera. Me acerqué a este último y con una sonrisa pedí probar esa deliciosa carne.

     -Aquí tiene señorita, no habrá probado una carne tan buena en su vida.- Dijo convencidísimo.

     Tomé un poco de estofado con la cuchara en el plato que me había ofrecido, nada más probarlo una explosión de sabores había alcanzado mi paladar. Estaba increíble, no había probado algo tan bueno desde que no pasaba por casa de mi madre, hacía ya unos seis o siete años. Me recordó momentos de mi infancia y la sensación era muy placentera. También me recordó que debía dejar de probar todo lo que daban en la calle, pues podría enamorarme y no parar.

     -¡Está delicioso! ¿Puedo comer más? - Dije mientras le ofrecía una bolsa con unos 2000 berries. El sabor podía más que mi fuerza de voluntad.

     -¡Claro que sí, tome cuanto quiera!- Dijo el señor en voz alta, intentando hacer escuchar su voz a los otros paseantes de la zona.

     Me quedé ahí comiendo, si por alguna casualidad veía de reojo a Zero saldría corriendo hacia él, pero no contaba con que eso pasase muy pronto. Por otro lado, aún no sabía el paradero de Ivan y estaba un poco perdida en la zona. Aún con todos esos pensamientos en la cabeza no podía dejar esa comida, estaba buenísima. Además, a mi lado había un espectáculo, un bufón se encontraba en la calle, haciendo trucos con cartas, montando un monociclo y otros cuantos números. Esto me recordaba aún más a mi familia, pues ellos eran artistas de circo, aunque lo hacían mucho mejor que ese bufón. Estaba empezando a sentirme fascinada por esta isla, las personas eran amables y calurosas, las calles no estaban ocupadas por el crimen continuamente y no tenía que estar continuamente en alerta, me sentía segura.
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¿Te dedicas a los negocios? Oh, yo le vendo cabezas al Gobierno [Privado - Pegasus, Yumiko, Zero e Ivan] Empty Re: ¿Te dedicas a los negocios? Oh, yo le vendo cabezas al Gobierno [Privado - Pegasus, Yumiko, Zero e Ivan] {Dom 15 Oct 2017 - 0:17}

El sitio era excelente y no se arrepintió de haberlo escogido. Al poco de haber entrado llegaron unos músicos y una bailarina que animaron la comida de los presentes con música y una hermosa danza. El vampiro dejó de prestar atención a la enciclopedia y observó el espectáculo, comiéndose con la vista a la bailarina... figuradamente claro, aunque no le hubiese importado hacerlo en un modo ligeramente más literal. Para cuando hubieron terminado ya llegó su camarero con la carta de comidas y la de vinos. Como solía hacer pidió un tinto de Toussant y en cuanto a la comida pidió de entrante gazpacho y de segundo un cordero asado. Repentinamente, mientras el camarero terminaba de tomar nota, el local se quedó en silencio. Ivan, que ya estaba volviendo a abrir su enciclopedia contuvo un suspiro de frustración. Sabía que no era sabio no prestar atención a un acontecimiento así pero quería continuar cuanto antes con la búsqueda. "Todo sería más sencillo si hubiese alguna herramienta para buscar en un libro exactamente lo que necesitas al momento." Alzó la vista y vio que había entrado un hombre alto con un traje rojo que parecía una gabardina. ¿Cómo no se asaba con ella puesta en una isla tan calurosa? Él vestía literalmente SOLO su gabardina (por encima de la cintura, claro), y además el tejido del manto de sombras no le daba tanto calor como una real. El tipo debía ser el dueño, pues comenzó a decir que los camareros habían informado mal y que el postre no era gratis.

- ¿Eh? ¿Era gratis y no me lo has dicho? - dijo, girándose al camarero con mala cara.

Se percató de que la expresión de terror de este no debía ser por sus palabras, aunque cuando se percató de lo que había dicho dio un respingo y se giró hacia él tratando de excusarse. No tuvo tiempo, pues el tipo de pelo plateado declaró que aquel día todo corría por su cuenta. Olvidando la falta del camarero, una sonrisa se dibujó lentamente en su rostro mientras sus ojos parecieron por un instante convertirse en el símbolo del berri. Con una sonrisa sacó su den den mushi y se apresuró a llamar a Yumiko.

- ¡Yumi! ¡¿Dónde estás?! ¡Ven rápido! Estoy en un restaurante caro y al dueño se le ha ido la olla. ¡Hoy todo es gratis! - prácticamente daba botes de alegría en la silla - Te diría que avises a Zero, pero entonces igual nos echan por arruinarles el negocio. Es en el barrio comercial, la calle que hay yendo hacia el palacio desde la plaza con la estatua del gladiador, no recuerdo el nombre. ¡Apura antes de que cambie de opinión!

Colgó y se guardó el den den mushi. Entonces se acercó al camarero que ya se alejaba y le dijo que cambiase el vino anotado por otro bastante más caro, también de Toussant. Este no le puso buena cara, pero Ivan hizo ojos ciegos y volvió a la mesa silbando alegremente. Se sentó a esperar dirigiendo de nuevo su atención a la enciclopedia. Encontró una foto que le llamó la atención y le echó un vistazo, pero no era la que buscaba. Chasqueó la lengua y siguió pasando páginas. Se percató de que algunas akumas no mi que salían en este carecían de imagen, algunas de estas tenían una vaga descripción de esta o ninguna en absoluto. Eso podía dificultar su tarea, pero tampoco iba a ser ningún quebradero de cabeza. Quería sacar beneficio de aquello, no comérselas. Estaba a su tarea cuando volvieron a interrumpirle por tercera vez. Frunciendo el ceño, cerró de golpe el libro y le dirigió una mirada furibunda al camarero.

- Pero vamos a ver, ¿a mí que rayos me importa que me llame fulanito o mengana? No es mi jefe ni nada parecido - suspiró y negó con la cabeza - ¿Quién carajo es ese tal Pegasus?

Mientras hablaba, rabioso, sus ojos azules comenzaron a teñirse de rojo y parecieron brillar con luz propia. El camarero, temblando de terror, cayó de rodillas balbuceando sin decir nada coherente y señaló a la mesa del tipo de pelo plateado. Ivan resopló, molesto, y se puso los libros bajo el hombro. A medida se calmaba sus pupilas fueron retomando su color natural. Iba a tener unas palabras con ese tal Pegasus. Por muy dueño que fuera del local, no le gustaba en absoluto que le dieran órdenes. Y las palabras del camarero habían sonado a orden velada. En realidad lo que más le había molestado era que no lo dejaran leer tranquilo, pero aquello había sido añadido que había funcionado como catalizador de su rabia. Se sentó en la mesa y apoyó pesadamente los libros, mostrando su sonrisa más falsa. Sabía perfectamente las normas de etiqueta para la situación, no por nada había sido criado como un noble, pero en aquel momento estaba lo bastante cabreado como para que le dieran igual. Es más, si molestaba al otro por su falta de modales, mejor. No había hecho nada para que le interrumpieran en sus tareas.

- Pegaso, ¿verdad? - comenzó, pronunciando mal el nombre a propósito - Ivan Roux, señor de la baronía de Roux del reino de Lvneel, cazador de recompensas y líder de los Cuchillas Negras. Me gustaría saber por qué habéis interrumpido mi lectura.

Pese a todo y lo inapropiado de su comentario para la situación, al fin y al cabo le había invitado a su mesa, su tono fue perfectamente correcto y educado. Si el otro entraba al trapo y respondía de una manera inadecuada pensaba desarmarlo dialécticamente y para eso debía ir allanando el terreno. Nadie le tocaba la moral y salía de rositas.
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¿Te dedicas a los negocios? Oh, yo le vendo cabezas al Gobierno [Privado - Pegasus, Yumiko, Zero e Ivan] Empty Re: ¿Te dedicas a los negocios? Oh, yo le vendo cabezas al Gobierno [Privado - Pegasus, Yumiko, Zero e Ivan] {Dom 15 Oct 2017 - 10:07}

Parecía que el invitado a mi mesa no le había gustado tal invitación, es más, parecía incluso forzado. ¡Que osadía!¡Comer conmigo debe de ser un honor  pardiez!. A pesar de que aquel hombre había tomado asiento frente a mi, mi enfado solo se acrecentó al escuchar la palabra Pegaso salir de su boca. ¡Como se atreve!, aunque una vez levanté mi mirada para mirarle la cara, mi enfado se esfumó más rápido que la huida de un pirata por un marine. Era ni más ni menos que Ivan.

Su presentación no hizo más que corroborar mis sospechas, y a pesar de que estaba algo preocupado, pues aquel hombre podía matarme sin pestañear, sabía que debía ser cauto, y mostrar serenidad. Así que, pasé por alto su ofensa ( los clientes y un guardaespaldas que estaban rodeando mi mesa comiendo el as adyacentes, tornaron su cara de desagrado ante el forastero), pero yo, solo procedí a beber un poco de vino y esbozar una leve sonrisa.

¿Te dedicas a los negocios? Oh, yo le vendo cabezas al Gobierno [Privado - Pegasus, Yumiko, Zero e Ivan] Fdfdfd10

Posé la copa  sobre la mesa, mientras que con la otra mano , la cual alcé al aire dando una señal a los músicos para que pusieran otra canción en el restaurante, con el objetivo , de que nuestra charla no fuera escuchada por os clientes, los cuales estarían pendientes del músico que comenzaba a subir al escenario acompañando de una bailarina con una rosa en la boca.




Procedí a apartar mi plato a un lado de la mesa y responder a aquel hombre mientras limpiaba cuidadosamente mi boca  con una servilleta de tela.

-Señor Ivan, puede que los comensales no le reconozcan, pues no son amigos de los rumores en esta isla. Pero yo, si lo he reconocido....pues no todos los días tengo a un  cazador en mi restaurante, y menos con esas vestimentas como puede comprender. Le ofrezco mis  disculpas por interrumpirle en su...¿lectura? -Dije echando un ojo a la cubierta del libro sobre la mesa- Pero me parecía un delito el no poder invitarle a mi mesa, cosa que no hago sin motivo alguno, no se crea. Aparte de su interés por el libro que posee y que espero dejarle pronto continuar leyendo, me interesaría hacer negocios con usted, pues es sabido, que usted debe de nadar en dinero, pues se que posee la suficiente fuerza como para reducir esta isla en ceniza si así se lo propusiera. Yo quisiera ofrecerle lo que esté en mi mano, siempre y cuando, salga beneficiado como vos, pues me dedico a temas....de dudosa legalidad,pero ¿quién está libre de pecado en este mundo , no?

Una vez acabada la actuación, los clientes aplaudieron nuevamente y continuaron sus comidas, otros pagaban y se retiraban del establecimiento, otros directamente pasaban a los postres, el local se iba vaciando lentamente. Así  que continué charlando.

-No pierdo nada haciéndole esta confesión, pues si me quisiera matar ya lo hubiera hecho.... quiero hacerme con el control de ciertos puntos estratégicos en este nuestro mundo, para, que  otras familias no me molesten en mi desarrollo por controlar ciertos sectores, no se si me  comprende.

Tomé un poco de vino y volví a retomar la charla.

¿Te dedicas a los negocios? Oh, yo le vendo cabezas al Gobierno [Privado - Pegasus, Yumiko, Zero e Ivan] Ssdsds10

-Esto se lo digo como caballero...ahora si me permite se lo diré con franqueza
- Cogí aire y mi tono se volvió más rudo- Se que le importa una mierda mis intenciones o objetivos, pero se que si hay un negocio que a usted le beneficie, no lo dejará escapar, es como yo en ese sentido. Si usted me ofrece la mano, la cogeré gustoso y ambos podemos hacer grandes cosas, pero, si por el contrario me rechaza...puede que muera hoy, pero le juro que  le seré un auténtico grano en el culo, incluso después de muerto....nada personal ya me entiende e- Dije volviendo a sonreír amablemente- Usted tiene poder e influencia, si logro mis objetivos, tendrá un poderoso aliado, pero con todas las consecuencias aplicadas al dicho de "no hay honor entre ladrones",respondiendo de este modo a que asumiré mis propias consecuencias.
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¿Te dedicas a los negocios? Oh, yo le vendo cabezas al Gobierno [Privado - Pegasus, Yumiko, Zero e Ivan] Empty Re: ¿Te dedicas a los negocios? Oh, yo le vendo cabezas al Gobierno [Privado - Pegasus, Yumiko, Zero e Ivan] {Dom 15 Oct 2017 - 23:27}

     Estaba comiendo tranquilamente ese delicioso estofado cuando de repente mi den den mushi empezó a sonar, estaba segura de que se trataba de Zero y su predisposición a perderse y meterse en problemas, aunque Deri podría haberlo guiado correctamente hasta mí. Pues no, no se trataba del pelinegro, el que estaba al otro lado era Ivan y estaba hablando bastante rápido, dijo algo de que había comida gratis en un restaurante, eso era increíble.

     -¡¿Comida gratis?! ¡Ahora mismo voy para allá!- Dije con una sonrisa muy entusiasmada. Aunque ya había comido bastante, no dejaría escapar la oportunidad de probar postres caros gratis, eso era un chollo, pensé.

     Me despedí del cocinero callejero y salí corriendo en dirección a la plaza de Kyros, al menos eso creía que era su nombre cuando el peliblanco mencionó una plaza con la estatua del gladiador. No tardé más de dos minutos en cruzar las diversas calles, unos cuantos giros a la derecha, algunas subidas a la parte alta de la ciudad y por fin daba con la estatua. Desde la plaza seguí la calle hacia el palacio y miré buscando el restaurante, unas cuantos metros más adelante di con lo que parecía un local de lujo. En la entrada había un señor bastante alto y fuerte, no sabía si me encontraba bien vestida para entrar, pero de seguro que no aceptaba que entrase con mis armas. Me puse mi capa verde antes de acercarme al restaurante y miré al hombre con una sonrisa.

     -Señorita, ¿tiene usted dinero para entrar aquí?- Dijo el hombre amablemente. A pesar de ser enorme su voz era de tenor, muy aguda.

     -Si, dispongo de suficientes fondos.- Respondí mientras mostraba una bolsa bastante cargada de berries, suponía que con unos veinte mil sería suficiente, aunque el peliblanco me había dicho que todo estaba gratis, esperaba que siguiese siendo así.

     Activé mi haki de observación nada más entrar en el restaurante y miré a mi alrededor, cerca de treinta o cuarenta personas, detecté casi al instante el aura del peliblanco y vi que se encontraba sentado junto a un hombre parecido, este tenía pelo plateado y traje rojo. La música sonaba en el ambiente y los clientes miraban entusiasmados a la bailarina del escenario, la verdad es que esos movimientos eran de lo más exótico, no había visto ningún baile como ese hasta llegar aquí, a Dressrosa.

     Mientras la señorita seguía dando espectáculo busqué una mesa cerca del peliblanco. En el camino, un hombre trajeado me intentó apartar, pero resistí y lo empujé, me miró extrañado y luego volvió a seguir mirando al escenario. Me senté finalmente en una mesa y saludé a Ivan, esperaba que me hubiese visto ya, me quité en ese momento la capucha e hice una señal para que el camarero se acercara. No tardó mucho en venir a la mesa.

     -Un zumo de naranja y un postre de cada, si la lista es muy larga póngame los primeros diez.- Dije seriamente, sabía que esa era la forma de hacer respetarse en un restaurante de ese calibre, mi madre me lo enseñó en una ocasión cuando era pequeña. Había que comportarse de forma seria y educada ante los nobles y los adinerados, aunque más de una vez incumplía con estas cosas.

     Después de un rato la música paró y la conversación de Ivan y el otro hombre se escuchó más de lo normal. No sabía de lo que estaban hablando, pero viendo la actitud de Ivan pude distinguir que estaba algo mosqueado. Me preparé para actuar en cualquier momento, pese a que los postres aún no habían llegado, si encontraba cualquier movimiento sospechoso actuaría sin rechistar, al fin y al cabo eramos compañeros y lo más importante era ayudarnos. Mientras miraba a mi alrededor y esperaba el postre, pude ver que el peliblanco llevaba consigo un libro, no recordaba haberlo visto leyendo, pero tampoco me había fijado mucho en sus placeres. Tenía curiosidad sobre el contenido del libro y esperaba que después de que terminase su conversación viniese a mi mesa a discutir, de mientras seguiría esperando el postre, atenta a cualquier acontecimiento. A medida que hablaban la clientela se iba, pero yo me había quedado en mi asiento, no iba a irme de ahí sin probar los postres gratis.
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¿Te dedicas a los negocios? Oh, yo le vendo cabezas al Gobierno [Privado - Pegasus, Yumiko, Zero e Ivan] Empty Re: ¿Te dedicas a los negocios? Oh, yo le vendo cabezas al Gobierno [Privado - Pegasus, Yumiko, Zero e Ivan] {Mar 17 Oct 2017 - 16:07}

De nuevo perdido, pero eso no importaba mucho. El luchador corría por aquellas calles con un rumbo fijo, su oponente. No tardó en localizarlo por fin. Un ratero que había osado robarle el bolso a una mujer mayor delante de él. La velocidad del moreno era considerable y no tardó mucho en alcanzarle. En cuanto lo hizo saltó por encima de él y en pleno aire estampó su puño contra la cabeza de aquel tipo, el cual quedó clavado en el suelo como si de un flamenco fuese. El bolso saltó por los aires y el luchador estiró su mano hasta cogerlo con facilidad. No tardó mucho en ver a la anciana caminar como podía tras ellos y eso le hizo sonreír. Entregó el objeto a su dueña, la cual lo agradeció de buena gana. Justo entonces se giró y vio a tres hombres mirándole. Uno de ellos ayudaba al ladrón. La banda de aquel payaso al parecer.

- ¿Ivan? Lo huelo…

Notó el olor del peliblanco justo en el restaurante de la derecha. Había sido una suerte poder llegar hasta aquella zona por sí mismo. También sintió el aroma de Yumiko, estaba agradecido al destino. Deri se había quedado durmiendo en el barco, por lo que estaba un poco solo. Justo entonces volvió a mirar a los tres tipos que atentaban contra él. Una sonrisa siniestra se formó en su rostro y entonces esperó a que fuesen hacia él con sus navajas y armas blancas. El puño de Zero partió los dientes del primero y su pierna las costillas del segundo. El tercero parecía el más fuerte e intentó golpearle en la cara con un puño americano. El guepardo paró el ataque con la palma de la mano y le miró a los ojos de forma seria. Parecía estar bastante mosqueado por la actitud de aquellas personas.

- Intentar robar a una persona mayor, tratar de matar al que la ha ayudado… ¡Escoria como vosotros no merece estar en este mundo! – Gritó con todas sus fuerzas.

El puño del luchador impactó de una forma bastante violenta en la mejilla de aquel tipo, la cual se hundió hacia dentro al mismo tiempo que sus ojos se volvían blancos. El cuerpo del asaltador fuerte atravesó la puerta del restaurante dónde debía estar Ivan. El hombre quedó tirado en un pasillo y totalmente fuera de juego. Zero entró en el local con el gesto serio y una mirada llena de odio. Delante de todos cogió del cuello al tipo lo miró a los ojos. Sabía que no le iba a escuchar, pero él lo diría de todas formas.

- Vuelve a intentar lo que has hecho hoy con tus amigos y la próxima vez me llevaré vuestras vidas, miserable. – Tras aquello lanzó el cuerpo a la calle como si fuese un saco de tomates.

Tras un suspiro detectó al líder y a la rubia. Caminó hasta Ivan y se dio cuenta de que estaba junto a otro hombre un poco raro. Se sentó en la silla de al lado como si con él no fuera la cosa y simplemente colocó ambas manos en la nuca.

- Un batido de fresa doble para mí. – Dijo al camarero más cercano y mirando a los presentes. – Siento el retraso.
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¿Te dedicas a los negocios? Oh, yo le vendo cabezas al Gobierno [Privado - Pegasus, Yumiko, Zero e Ivan] Empty Re: ¿Te dedicas a los negocios? Oh, yo le vendo cabezas al Gobierno [Privado - Pegasus, Yumiko, Zero e Ivan] {Miér 18 Oct 2017 - 23:15}

Parecía que al menos era lo bastante listo, o educado (o estúpidamente confiado) para no ofenderse. El tipo se limitó a sonreír y beber de su copa, mientras algunos clientes y un par de "gorilas" con pinta de guardaespaldas le echaban malas miradas. Poco a poco iba relajándose, pero aunque escucharía lo que el otro tuviera que decirle, no iba a permitir que simples presas tuvieran el descaro de ponerle esa cara. Los miró de soslayo mientras sus pupilas se volvían rojas por un momento. La reacción de los guardias fueron totalmente contrapuestas; uno se puso mortalmente pálido y desvió la mirada, sudando. El otro contuvo un grito de terror y comenzó a hiperventilar con los ojos casi saliéndosele de las cuencas, incapaz de apartar la mirada de él. Complacido por el resultado, Ivan desvió la mirada esbozando una media sonrisa. El camarero llegó entonces con su vino, echando sólo un poco para que lo catara. Alzó la copa y la olfateó, dando un sorbo. El sabor era excelente y la calidad era más que evidente. Le hizo un gesto de aceptación y el camarero dejó la botella en la mesa.

- Bien... contadme, señor Pegasus - dijo, de mejor humor.

Nuevamente la música volvió a empezar a un gesto del dueño. Ivan se acomodó en su silla y escuchó atentamente a sus palabras bebiendo a ratos pequeños tragos. Tampoco quería que se le subiera demasiado y llevaba sin comer desde... bueno, desde esa misma madrugada. Al fin y al cabo como él dormía durante las horas en que el sol estaba más alto (aquel día se había levantado antes) no acostumbraba a desayunar. El hombre fue cortés y agradable, aunque estaba pasándose haciéndole la pelota. Ni era tan famoso ni por asomo tan fuerte como para arrasar una isla del Nuevo Mundo... de momento. Igualmente por su carácter ególatra y orgulloso no pudo evitar que sus palabras cumpliesen su cometido y le agradaran, aunque supiera que eran mentira. Sin embargo era un poco descarado que cogiera y se pusiera a confesar tener negocios poco legales a un perfecto desconocido con el argumento de que "podría matarle." Era evidente que ambos tenían claro que Ivan no ganaba beneficio alguno con aquello. Así pues, o era un inútil por intentar engañarle (o por realmente creer aquello) o una serpiente taimada y astuta. Si realmente tenía esos negocios tal vez supiera algo de él por sus visitas al bajo mundo. Sin embargo siempre se había asegurado de no ser reconocido... Algo desconfiado, volvió a llevarse la copa a los labios.

- Le escucho, señor Pegasus. Comprendo sus palabras, sin embargo... soy un hombre más de acción que de discursos. Agradecería que vaya al grano y me proponga lo que sea que esté pensando. Pero como hombre de negocios comprenderá que sería juicioso hablarlo en privado. ¿Un reservado, tal vez?

En ese momento llegó Yumiko y se sentó a la mesa, pidiendo todos los postres de la carta y un zumo. Se había olvidado totalmente de que la había invitado... mierda. A esas alturas no le preocupaba demasiado ofender a Pegasus, pero tal vez se replantease el negocio si había "desconocidos." Así pues se apresuró a intervenir y dar una explicación a su presencia:

- Señor Pegasus, esta es Yumiko Mei, la Arquera Prodigio, jefa de operaciones de rastreo de los Cuchillas Negras. Tal vez hayáis oído hablar de ella. Discúlpela, seguramente no sabe quién es. Al fin y al cabo ninguno de los dos somos de esta isla. Yumi, este es Maximillion Pegasus, el dueño del restaurante. Podemos seguir discutiendo nuestros asuntos, no os preocupéis por su presencia. Confío en todos los miembros de mi gremio.

Hechas las presentaciones esperaba que no hubiese ningún problema más. A pesar de su desconfianza aquel hombre le intrigaba mucho. Parecía ambicioso, tal vez lo suficiente como para estar interesado en una propuesta... especial. Y al ser un hombre de negocios tendría dinero, lo que lo convertía en un buen candidato. En el peor caso si no podía pagarle siempre podía responder con sus propiedades, y él pensaba cobrárselas de buen gusto. Mientras hacía sus planes, de repente hubo un estruendo y la puerta del local reventó. El vampiro se levantó de golpe derribando su silla y se llevó la mano a la empuñadura de Vanator, alerta. Su piel palideció ligeramente, pero no por miedo, pues su mirada era claramente desafiante y fiera. Al ver a Zero entrar, relajó la pose y soltó el arma, suspirando pesadamente. ¿Por qué a él? ¿Justo ahora? Aquello sí que iba a echar por tierra las negociaciones. Fulminó con la mirada al guepardo mientras lo veía echar al tipo que había metido dentro y volvió a colocar la silla y sentarse. En el momento en que Zero llegó a su mesa, lo ignoró deliberadamente y se giró hacia Pegasus.

- No os preocupéis señor Pegasus, los gastos de la reparación correrán del bolsillo del señor Zero. Disculpad su brusca entrada si me hacéis el favor, es también miembro de mi gremio - a continuación añadió en un tono casi inaudible, impregnado de ira - Uno que va a pasarse la próxima semana fregando pasillos.
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¿Te dedicas a los negocios? Oh, yo le vendo cabezas al Gobierno [Privado - Pegasus, Yumiko, Zero e Ivan] Empty Re: ¿Te dedicas a los negocios? Oh, yo le vendo cabezas al Gobierno [Privado - Pegasus, Yumiko, Zero e Ivan] {Jue 19 Oct 2017 - 9:11}

Mi copa de vino ya estaba vacía nuevamente, así que con un gesto de mano, el guardaespaldas que estaba detrás de mi recogió la copa y me entregó un habano pequeño, sino, que encendí con un mechero que había sacado de mi bolsillo. Exhalé un poco del humo hacia el techo después de haberle dado una calada, pensativo. Parecía que el Señor Markov, por sus palabras, era hombre de acción y  no de palabras huecas. Eso me gustaba.

Procedía a continuar con la charla, sino fuera porque una dama nos había molestado en aquel momento...podía aguantar una osadía, pero dos, me era bastante difícil. Sin embargo mi rostro de enfado aparente se vio cambiado al de contento y vivaracho al conocer que era Yumiko, compañera de mi invitado inicial. Lo cual, suavizó las cosas.

-Por favor señorita tome lo que desee, invita la casa por supuesto- Dije exhalando humo nuevamente pero sin haberle quitado la mirada a Ivan, pues todo lo demás era banal para mi.

Ivan continuó exponiéndome sus pensamientos, y en cierto modo destacó algo obvio, necesitábamos estar solos para hablar de "esos temas ilegales" a pesar de que la idea no me convencía del todo, y menos con su compañera al lado. Pero la verdad, la suerte ya estaba echada, así que procedí.  Levanté mi mano hacia arriba, y con un chasquido de dedos, todo el restaurante , sin decir nada, dejó sus platos y comenzó a salir del mismo por la puerta principal poco a poco. Todo parecía normal, hasta que la puerta de mi establecimiento había sido reventada por otro hombre, cuyos modales dejaban demasiado que desear. Por si fuera poco, tuvo la osadía de sentarse en nuestra mesa sin que nadie lo hubiera invitado. La vena de mi frente se marcó y cuando iba a dar la orden de que los guardaespaldas lo expulsaran del lugar, Ivan dijo que pertenecía a su grupo particular, y que los gastos y destrozos ocasionados correrían de su parte. Los guardaespaldas se me quedaban mirando, pues sabían el grado de mi enfado, pero me contenía por la situación. Así que esbocé una sonrisa y continué hablando.

-No se preocupe Señor Zero.... le digo exactamente lo mismo que a sus compañeros...invita la casa.

El resto de clientes se habían marchado ya de la sala, quedando solo nosotros cuatros y los dos guardaespaldas. Pero, cuando se iba a cerrar la puerta, uno de los clientes vuelve a entrar, dirigiéndose a nuestra mesa. No estaba  el horno para bollos por mi parte, y menos cuando comenzó a hablarme.

-Don Pegasus, me he quedado muy disgustado por lo que sucedido aqui hoy, se junta con personajes de esta guisa, permite que le destrocen el  local, y permite que le traten como un cualquiera, dejando la imagen de la gente decente como nosotros a la altura del betún ...

Mi expresión facial cambió al momento.

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¿No le da verguenz...... -La voz del ricachón se había callado de repende, al sacar Pegasus una pistola de debajo de la mesa ( parecía que tenía una oculta a sus pies) y pegarle un tiro en la cabeza a aquel cliente insatisfecho, cayendo este, al suelo. Uno de los guardaespaldas se vio salpicado por la sangre de aquel tiro, pues se encontraba detrás del ricachón, y entre tartamudeo solo pudo decir:

-Vaya jefe.....tenga más cuidado.

Mi cara se tornó como de pena y lamento.

¿Te dedicas a los negocios? Oh, yo le vendo cabezas al Gobierno [Privado - Pegasus, Yumiko, Zero e Ivan] Ddfdf10

-Cierto Klin, he manchado la alfombra con el descuido vaya por Dios....coge una bolsa de plástico y haced lo de siempre.


En ese momento uno de los guardaespaldas se dirigieron a la cocina, y de allí a los dos minutos sacaron una bolsa para cadáveres de plástico negro, en la cual metieron al cadáver del richachón mientras otro guardaespaldas limpiaba con una fregona  la alfombra. Yo por mi parte me eché el flequillo para atrás, coloqué la pistola sobre la mesa y continué hablando.

-Señor Roux e invitados, disculpen esto, la gente últimamente no tienen modales, ni recuerdan cual es la posición de cada uno en esta isla...a veces, el león debe comerse alguna gacela para dejar constancia de que está ahí. Bien , como iba diciendo  y le exponía previamente....

Exhalo otra calada de humo al techo.

-Deseo afianzar mi poder completo en esta isla y poder tomar otras del Viejo Mundo, East, West, North y South Blue. Tengo demasiada competencia fuera del Nuevo Mundo como para poder atender todos los problemas. Sin embargo, soy un mero mortal, y para ello necesito  influencia y renombre, además, hay seres a los que una bala...-echo un vistazo a la cubierta del libro que Ivan había traído de reojo, pues conocía tan bien como todos aquel poder que transmitían las famosas Akuma no mi-...no les hace daño y gozan de un poder propio del demonio, tengo entendido...¿Usted recuerda la época del segundo rey de los piratas?¿Monkey D. Luffy?....Venció a un importante personaje de esta isla, cuyos orígenes son similares a los míos...igual le suena, aunque es historia para abuelos..Donquixote Doflamingo.

Me levanté de la mesa y me dirigí a el cuadro que tenía a mi espalda, que era un mapa de Dressrosa típico.

-Este hombre levantó un imperio criminal según tengo entendido, y ni el gobierno ni sus enemigos lograban saber si sus manos estaban detrás de "asuntos ilegales"...mi objetivo es retomar dicho imperio criminal bajo mi mando, pero para ello como le dije, necesito influencia, ayuda y sobre todo -Vuelvo a mirar la tapa del libro- Poder...Así que quizás podíamos llegar a un acuerdo usted y sus compañeros conmigo para que yo pueda realizar mi sueño y ustedes se vean beneficiados en los sentidos que deseen. La influencia en el resto del mundo sería algo bastante tentador, y sobre todo, cuando mi nombre de momento, es desconocido más allá de esta isla, lo que me da una notable ventaja sobre el gobierno y asuntos de dudosa legalidad. Para ser rápidos...si ustedes me ayudan a mi, yo intentaré ayudarles a ustedes en sus objetivos....ustedes ganan alguien desconocido que puede actuar por ustedes y yo gano  mi sueño .....¿estamos contentos?
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¿Te dedicas a los negocios? Oh, yo le vendo cabezas al Gobierno [Privado - Pegasus, Yumiko, Zero e Ivan] Empty Re: ¿Te dedicas a los negocios? Oh, yo le vendo cabezas al Gobierno [Privado - Pegasus, Yumiko, Zero e Ivan] {Jue 19 Oct 2017 - 22:59}

     La comida estaba en camino, pero al parecer cuando Ivan me distinguió decidió presentarme rápidamente al personaje que tenía delante. Me presentó como jefa de operaciones de reconocimiento, me hizo sentirme orgullosa, aunque sabía que esa posición no era tan grande como sonaba. Igualmente, el gremio seguía siendo muy pequeño como para que tuviéramos una jerarquía tan grande como algunas organizaciones. El peliblanco habló muy rápido, parecía tener ganas de terminar la presentación lo más rápido posible. Al final me dijo el nombre del otro comensal, Maximillion Pegasus, un nombre de lo más extraño y eso que había escuchado muchos nombres raros a lo largo de mis viajes.

     -¡Encantada de conocerle! Espero que los postres estén buenos. - Dije con una sonrisa mientras tomaba asiento al lado de ambos, no tenía pensado quedarme ahí mucho tiempo puesto que quería comer los postres y no me interesaba la política de Ivan. Sin embargo me quedaría por simple educación.

     Tras la breve presentación, el peliplateado hizo una señal y todos los clientes del restaurante se fueron, como si el fuese el rey y su orden fuese irrechazable. Tras irse la mayoría de la gente sentí con mi haki de observación algo contundente viniendo hacia nosotros. No me había equivocado, pues se trataba de una persona atravesando la pared y quedando en el suelo. Detrás del agujero apareció el pelinegro, Zero. Sonreí, estaba casi a punto de ponerme a reír, pero me contuve al ver la cara de Ivan y Pegasus, ambos estaban tan sorprendidos como enfadados, excepto Ivan, él no parecía sorprendido.

     -Hola Zero. ¿Dónde está Deri? Pensaba que estaba contigo, te dejé de buscar por eso.- Dije con una sonrisa algo dubitativa, no recordaba que lo hubiese dejado en el barco.

     Después de que Zero se sentase al lado de nosotros descaradamente volvió a entrar uno de los clientes que había dejado el local. Tenía una mueca de decepción y empezó a hablarle al peliplateado. Había bajado la guardia después de lo de Zero y no tenía mi haki de observación activado, no pude anticipar lo próximo que iba a pasar. El hombre se había quejado de que Pegasus se juntase con personas de nuestra calaña y que permitiese que destrozáramos su local. El peliplateado parecía muy molesto y justo cuando el cliente iba a decir algo más, Pegasus sacó una pistola y le disparó. No había anticipado eso en ningún momento y al ver eso quedé en un estado de shock por un segundo, pero no tardaría mucho en reaccionar tras ese parón.

     El hombre se puso la mano en la cabeza y vio que estaba sangrando, finalmente cayó al suelo desmayado, o muerto, eso dependía de donde le había dado la bala. Me levanté de mi silla con rapidez, tomé mi arco y disparé dos flechas de energía a los dos guardaespaldas sin pensármelo un momento. Las flechas iban dirigidas directas a las espinillas de ambos, estos se quedaron quietos y estaban a punto de caerse cuando las flechas alcanzaron sus piernas. Por último apunté una última flecha imbuida en haki de armadura a la cabeza de Pegasus, no iría a dejar que un personaje como él matase a un civil en mitad de su conversación y después siguiese contándonos planes sobre su vida. Al momento de apuntarle noté como mi arco y la flecha se imbuían en un aura de color rojo fuego, una de mis habilidades elementales. Eso quería decir que estaba muy enfadada y no tenía en plan dejar a ese sujeto salirse con la suya, si ahora era un cliente mañana podría ser su socio. Lo último que quería ahora era que Ivan y Zero estuviesen en peligro, el gremio ya me había acogido como una cazadora más y no iba a permitir que los dañasen.

     -¡¿Te parece normal lo que has hecho?!- Dije bastante enfadada, una situación que ninguno de los miembros del gremio había visto aún, al menos que yo recordase. -No pienso dejar que un hombre como tu ande cerca de mi jefe, por no decir que si fuese marine te arrestaría ahora mismo. Explícate o no serás capaz de reconocerte en ningún espejo, eso en el caso de que salgas de aquí de una pieza.- Dije enfadada, a pesar de ser una muy buena persona con casi todos, la guerra me había enseñado que los criminales hay que tratarlos con dureza. Había practicado hace tiempo a portarme de forma así, con un marine, su nombre en clave era Agente Spartaco. Pero eso fue diferente, ahí estaba actuando pero aquí me encontraba mostrando una naturaleza que aún no conocía de mi misma.

     Si me conseguían calmar, ya sea Ivan o Zero, aceptaría escuchar lo que quedaba por decir, pero eso era bastante difícil después de lo que había pasado. No sabía exactamente como iría a actuar a continuación, todo dependía de mis compañeros y la forma de comportarse de este sujeto que ya no deseaba ni mencionar. Si mis compañeros se volvían hostiles ante él peliplateado, podría estar seguro que de aquí no saldría de una pieza, no después de dispararle a un cliente sin razón alguna. El mundo necesitaba mejorar su justicia y a pesar de ser una simple cazadora quería ser parte de esa mejora. No habría disculpa que valiese por parte de Pegasus, al menos no en el estado en el que me encontraba.

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¿Te dedicas a los negocios? Oh, yo le vendo cabezas al Gobierno [Privado - Pegasus, Yumiko, Zero e Ivan] Empty Re: ¿Te dedicas a los negocios? Oh, yo le vendo cabezas al Gobierno [Privado - Pegasus, Yumiko, Zero e Ivan] {Vie 20 Oct 2017 - 3:09}

Zero sonrió ante las palabras de Ivan, ni de coña iba a limpiar. Había hecho lo correcto desde su punto de vista y una puerta de madera no era nada. Le había dado diez millones en la isla Gyojin, por lo que con eso bastaría de sobra. Se rascó un poco la cabeza y le dio un leve toque en el hombro al vampiro mientras le sonreía ¿Por qué? Era su amigo y lo quería mucho, simple. Vigilaría las juntas que tenía y le ayudaría ante todo. No solo era su compañero, era su guardaespaldas aunque a él no le gustase la idea y encima, lo veía como un hermanito mayor. Bostezó un poco y después de unos momentos esperó paciente a que llegase lo que había pedido. Se dio cuenta de la presencia de su compañera Yumiko y cuando escuchó su pregunta le dedicó una sonrisa amable mientras mostraba sus dientes.

- Creo que se quedó durmiendo en el barco, tenía sueño. Es posible que en una de las cámaras de abajo para que nadie se diese cuenta. – Dijo dándole también a ella un toque en el hombro en señal de compañerismo.

Asintió a las palabras del hombre de cabellos largos y cogió su batido de fresa. Bebió sintiendo el refrescante sabor y entonces pudo ver lo que se había formado. Un hombre entró llamándoles calaña y demás cosas, pero el luchador lo ignoró. De hecho, bostezó de forma maleducada para tocarle más la moral al ciudadano. Justo entonces cuando tenía su boca abierta escuchó el sonido del disparo que le hizo abrir los ojos como platos. Había sacado un arma de fuego, estúpida y cobarde a su parecer. Frunció el ceño de forma notoria y pudo ver el cuerpo del inocente caer. Se había pasado insultando, pero nadie se merecía una muerte así si no era una persona malvada. Aunque allí el único que parecía ser un cabrón era el tío de pelo largo. Escuchó las palabras de la arquera y al verla de aquel modo no pudo evitar darle la razón.

- ¿Tener dinero y matones te hace libre de matar inocentes? Ahora mismo yo podría acabar con tu vida sin sudar por ello, maldita basura. – Respondió con un tono bastante serio mientras lo fulminaba con la mirada. – ¿Y sí esa persona tenía una mujer y un hijo esperándole? Estoy seguro que un solo contacto mío es más importante para Ivan que tú, por lo que no voy a tolerar esto.

El hombre guepardo apretó tanto al batido con su mano derecha que la copa estalló en varios cristales que cayeron al suelo. El líquido mezclado con la sangre de Zero caía al suelo sin remedio y la fría mirada del luchador ahora estaba en aquellos tipos, a los cuales vigilaba con su haki de observación. Se colocó en pie y miró al tal Pegasus de forma seria.

- Soy Zero Lars, hijo de La Bestia, Drake. Sobrino de la pesadilla, Kedra “The Nightmare”. Actual guardián y guardaespaldas de los Cuchillas Negras. Yo mismo desciendo de criminales, pero no tenemos la osadía de matar a una persona inocente por un motivo tan absurdo como el tuyo, insecto. – Una vez dijo aquello, el guepardo estiró su mano derecha, la cual estaba sangrando, hacia Pegasus. De su palma empezó a formarse un pequeño destello morado de energía. – Debería freírte la cabeza por esto, pero voy a darte la opción de seguir viviendo.

Una vez dijo aquello lanzó una patada con toda su fuerza hacia la mesa, con la intención de lanzarla contra aquel tipo de pelo largo y sus dos gorilas. Los fulminó de nuevo e iluminó sus ojos en un tono verde esmeralda.

- ¡No tengáis los cojones de tocar el cuerpo! Dejadlo ahí. – Terminó de decir apretando ambos puños.

Ese tío podría jugársela a Ivan a la mínima que obtuviese lo que deseaba y no iba a fiarse de un criminal. Eran la basura de la basura y este en particular parecía del tipo que más odiaba.
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¿Te dedicas a los negocios? Oh, yo le vendo cabezas al Gobierno [Privado - Pegasus, Yumiko, Zero e Ivan] Empty Re: ¿Te dedicas a los negocios? Oh, yo le vendo cabezas al Gobierno [Privado - Pegasus, Yumiko, Zero e Ivan] {Vie 20 Oct 2017 - 19:54}

En apenas un instante toda la situación se fue al carajo. Sin embargo Ivan, alerta desde el momento en que Zero entró en el restaurante y percibiendo la rabia en la voz del peliplateado, fue capaz de reaccionar más rápido que el resto. Percibiendo las intenciones hostiles de Maximillion y gracias a su agilidad y reflejos, pudo anticiparse. Recubrió su mano de haki y agarró la bala al vuelo con un movimiento tan veloz que fue casi imperceptible. Sin embargo la pena por su osadía fue una dolorosa herida en la palma, aunque poco mayor que un rascazo. En pocos segundos se curaría así que no le dio importancia, pues tenía asuntos más urgentes. El hombre se había caído (probablemente del susto) y se había dado un golpe en la cabeza, aparentemente fuerte, pues se quedó quieto y un poco de sangre manchó la alfombra. Entonces se desató el pandemonium; Yumiko atacó a los dos guardaespaldas y Zero se encaró a Pegasus, rabioso. Haciendo un gesto con su mano generó una barrera de haki justo sobre la mesa, con lo que la patada de Zero sólo logró partir esta y reventar copas y botellas contra la defensa que había creado el vampiro.

- Calmaos todos - dijo en tono autoritario, enseñando la bala destrozada - No está muerto, sólo se ha caído.


Respiró hondo, conteniendo todas sus emociones. Estaba enfadado, muy enfadado. Primero con Zero por haber sido el causante de la ira de Pegasus. Segundo con el otro por haber sido tan imbécil como para cometer un acto criminal cuando estaban reunidos EN SU RESTAURANTE y aún encima de una manera totalmente innecesaria y gratuita. También le cabreaba que la reacción de Yumiko hubiese sido tan brusca y hubiese herido a los guardaespaldas del otro. Dirigió una mirada de furia a todos los presentes mientras sus pupilas se volvían rojas sin que este se diese cuenta siquiera.

- ¿Es que sois todos idiotas? - comenzó, en un tono inicialmente bajo - ¿Queréis mataros los unos a los otros por una gilipollez? Pegasus, pensé que tendrías más cabeza. ¿Crees que sería un buen comienzo para una relación de negocios un tiroteo en tu puto local? Podrían incriminarnos por esto. ¿O a caso crees que bastaría con hacer desaparecer el cadáver? Eres un puto principiante y un novato - le dirigió una mirada cargada de furia - Si lo hubieses matado, ¿cuántas personas crees que han escuchado el tiro en la calle, pedazo de subnormal? ¿Y cuántos testigos habrá de que un tipo ha entrado aquí, a los pocos segundos se ha escuchado un tiro? ¿Qué crees que pensaría esa gente cuando luego salga en el periódico que esa persona está desaparecida? ¿O la Marina cuando les interrogue? Más aún, ¿cómo cojones voy a fiarme de alguien tan necio como para pegar un tiro a alguien sólo porque tiene un mal día?

Mientras hablaba, su voz poco a poco iba sonando cada vez más grave y potente. El local comenzó a temblar y el suelo cerca del vampiro se agrietó. Su presencia comenzó a expandirse con toda la sala, asfixiante y sobrecogedora. Los cristales de las ventanas se agrietaron, cubiertos y platos cayeron de las mesas y las sillas se volcaron. Sin embargo, conocedor de la debilidad de Pegasus por la débil voz que percibía con su mantra, limitó la influencia de su haoshoku sobre él para no desmayarlo, limitándose a intimidarlo y dejarlo paralizado. No hizo lo mismo con los guardias, que cayeron inconscientes al momento echando espumarajos por la boca. Cuando terminó de hablar el local empezó a dejar de temblar. Con un suspiro, recogió sus libros y frunció el ceño al ver que la portada de uno se había manchado. Cogió una servilleta y se la pasó por encima, pero la mancha quedó igual. Depositó con rabia los tomos en otra mesa, haciendo que las patas crujieran por la fuerza. Luego volvió a su silla y se sentó en esta, con rostro neutro.

- Zero, Yumiko, salid del local y acompañad a ese hombre a un hospital - señaló al inocente, que les miraba aterrado y boquiabierto. Ivan le lanzó un par de fajos de billetes a los pies - Coge eso y no hables de lo que has visto aquí. Hay dos millones de berries. Ahora largaos, sé cuidarme solo y este individuo no es ningún desafío para mí. Y quiero no hagáis nada contra Pegasus. Yo me encargaré de él personalmente.

Su tono fue claramente de orden que no admitía réplica. Una vez se hubieron ido, se levantó de nuevo, agarró a los dos guardias inconscientes y los llevó hasta la puerta de la cocina, tirándolos dentro sin contemplaciones. A continuación se dirigió a la puerta principal del restaurante, cogió un cartelito de cerrado y lo puso en esta. Empezó a bajar cortinas hasta que quedaron totalmente aislados del exterior, en penumbra, sin hablar en ningún momento ni dirigirle ni una mirada a Pegasus. Cuando hubo acabado se acercó al mafioso con sus ojos carmesíes reluciendo en la oscuridad. Se sentó en la silla frente a él y aspiró su aroma. Aún tenía hambre... y olía lo bastante apetitoso como para hacer que se planteara seriamente eliminarle.

- ¿Sabes, Pegasus, lo fácil que me resultaría a mí hacer que desaparecieras y que nadie me ligase a tu asesinato? Y créeme que lo disfrutaría tras lo que has hecho, así que espero que me des buenas razones para no hacerlo. Eres algo que yo, pero veo que llevas en esto muy poco. La diferencia entre nosotros es la que hay entre un aprendiz de kendo y un maestro de kenjutsu, entre un matón de barrio bajo y un magnate del bajo mundo. Vienes con palabras grandilocuentes a pedir mi ayuda pero no ofreces nada a cambio salvo humo y promesas vacías, para luego poner en peligro mi puesto como un respetable cazador y el de mi gremio y demostrarme que no eres discreto ni de fiar. Te dejas llevar por tus emociones y eres inestable. ¿Realmente eres un aspirante a criminal o sólo un pobre hombre que ha recibido tantos palos que descarga su rabia contra el mundo? - negó con la cabeza y se levantó, comenzando a pasearse por el local - Este mundo está dividido en presas y cazadores. Muchos creen estar en la cima, pero sólo unos pocos pueden realmente decir ser cazadores. Un cazador es aquel con el suficiente poder y el carácter como para forjar su propio destino y decidir cómo quiero vivir y lo que quiere hacer. Las presas son todos los demás, escoria sin el poder ni el carácter - le dirigió una mirada enigmática - No tienes el carácter, pero eres ambicioso. No tienes el poder, pero quieres conseguirlo. Ahora dime, ¿por qué habría de dártelo cuando sé que en cualquier momento podrías volverte contra mí? ¿Por qué, Pegasus?

Paseó hasta detrás de la barra y cogió una botella de whisky sin importarle que no fuera suya. Ya la había pagado más que de sobra librándole de un marrón muy gordo. Le quitó le tapón y dio varios largos tragos, aguantando el escozor del alcohol en la garganta. Cuando se apartó al fin la botella de los labios dio un suspiro y volvió a mirar inquisitivamente al mafioso.

- Antes de que contestes, quiero que pienses cuidadosamente tu respuesta. No quiero que me sueltes un discursito ni te vayas por las ramas. Quiero la puta verdad y una oferta real. Si no me convence o creo que mientes, te mataré.

Tras eso dejó de ejercer su haoshoku sobre él, dejándolo libre para que hablara.

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¿Te dedicas a los negocios? Oh, yo le vendo cabezas al Gobierno [Privado - Pegasus, Yumiko, Zero e Ivan] Empty Re: ¿Te dedicas a los negocios? Oh, yo le vendo cabezas al Gobierno [Privado - Pegasus, Yumiko, Zero e Ivan] {Vie 20 Oct 2017 - 21:00}

Las acciones de los dos acompañantes me parecieron totalmente lógicas, pero ellos no sabían el porqué de mi repentino cambio de humor. Aquel hombre pagó por tener demasiada lengua, sin embargo debo reconocer que me sentí por un momento asustado ante las acciones de Yumiko con su arco y la ofensiva de Zero, a los cuales no les respondí  en el momento, pero cuando se dirigieron a mi si. A la primera le respondí con un " Claro que  se lo que he hecho" mientras que al segundo respondí " Si , me lo da.".

Eso había sido el menor de mis problemas, sobre todo, al ver la reacción de Roux. La verdad es que no se en que estaba pensando, estos no eran nativos de Dressrosa a los cuales se les puede manejar de forma mortal a mortal, estos extranjeros eran superiores. ¿Usuarios tal vez? Poco pude pensar  debido a la respuesta de Roux fue mucho más contundente...

Una sensación de terror comenzó a inundar mi cuerpo al ver aquellos ojos rojos enfocados en mi, rodeados de penumbra, pues el local había sido cerrado y las cortinas corridas. Me comenzaba a sentir realmente agobiado y hasta intenté aflojarme el lazo del cuello si no  fuera porque estaba demasiado asustado. Otro factor fue notar una rigidez en mi cuerpo como si aquel hombre me hubiera envasado al vacío. Era un usuario no cabía duda. Para mayor vergüenza el señor Roux comenzó a darme una lección moral sobre la vida...¿que sabrá él de mi? No me conoce, no conoce ni mi pasado ni mi sufrimiento, ni sepa por todo lo que he tenido que pasar. Pero  no me quedaba otra cosa que decirle la verdad.

Ahora que sus compañeros habían recibido la orden de dejarnos solos...esperaba que aquello llegara a mejor puerto si le hablaba con franqueza. Pues tras finalizar su discurso, Roux pareció permitirme poder hablar y exponerle mi parecer. Así que cogí saliva y me levanté del sitio intentando no hacer ningún gesto brusco hacia Roux.

-Bien señor Roux, le daré su respuesta...

Me dirigí hacia la chimenea principal, ahora apagada, donde había el cuadro de una joven mujer, de cabellos dorados, ojos azules y tez blanca agarrando una rosa roja con una vestido azul.

-Quiero poder, influencia, respeto, obediencia, lealtad pero sobre todo señor Roux, quiero venganza. El mundo es una mierda en constante movimiento, como un tablero de ajedréz, donde hay peones como yo y alfiles como usted...por desgracia este juego cambia a lo largo de los años, pero los jugadores siguen siendo los mismos -me quedé mirando el cuadro- Yo era un buen hombre Roux, honrado, trabajador que tenía unos ideales, hasta que, me robaron todo y me dejaron en la más absoluta miseria humana....si es cierto que tenía dinero, influencia  pero ¿era real ? La verdad es que fui descubriendo que no lo era y así fue  como comencé a buscar una alternativa de mi existencia...¿Como puedo ser más que los demás? ¿Como puedo dejar de ser un peón y evitar que el juego se repita? ¿Como evitar que los jugadores siempre hagan sus chanchullos y siempre ganen por encima de otros?, creo que la respuesta es el poder.

-Helena me enseñó a ser ambicioso en el buen sentido y lamento que ese sentimiento esté tomando caminos oscuros -Dije señalando el cuadro- Así que le diré su ...puta verdad como me pide.

Volví a mi sitio, me senté, crucé los brazos y comencé a hablar nuevamente.

-Quiero ser  rey, pero no de un país, pues esos no gobiernan realmente....quiero ser el que maneja cada moneda, cada rumor, cada bala y cada esperanza en las ciudades del nuevo y viejo mundo...quiero ser la razón para que mi apellido sea temido hasta por los Yonkou, quiero ser el motivo por el que la gente se alegra de ver salir el sol....quiero ser....ALGUIEN. -dije golpeando los puños contra la mesa impotente al pronunciar esta última palabra-

-Dicen que no soy un buen hombre y he comenzado hasta a creérmelo ,pero lucho por algo más que dinero, fama o gloria, lucho por el legado que ella quería para mi (Helena) Usted puede ayudarme a eso, lo sé, sin embargo quiere saber que le puedo ofrecer yo. Deme una oportunidad, y puedo ofrecerle información, ayuda e incluso en mi afán por controlar el mundo que hay detrás de lo "legal" , hacer que el apellido Pegasus pase a ser algo más que un recuerdo fúnebre y yo le daré ganancias de las islas en las que vaya tomando los negocios más importantes, si me ayuda con esto yo le puedo ofrecer pisos francos, información, beneficios asegurados, ausencia de marines etc....por decirlo rápido, la mafia le cubriría en todas sus acciones.

Cogí un poco de aire y continué hablando.

-Cierto, tiene razón ,soy un novato...nacido en cuna de oro sin que el mundo le hubiera dado las hostias adecuadas y usted es el primero que me da una. Pero si  de algo estoy seguro, y  es gracias a ella -Digo señalando el cuadro- Es que, si alguien te da confianza, no debes traicionarla, pues nadie muerde de la mano que le da de comer, y pago siempre mis deudas y recuerdo quien me ayuda, pues el mismo código que aplico a mis hombres, me lo aplico yo mismo. Y ese castigo es el que usted acababa de ver con ese hombre que se han llevado.
Tras acabar, cogí la botella de vino que había en una de las alacenas de la barra, y esta vez, la llené la copa hasta arriba, casi desbordada y me la bebí del tirón. Apoyé la copa vacía sobre la barra, nervioso, y espere con la mirada en Roux poder vivir para luchar otro día.
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¿Te dedicas a los negocios? Oh, yo le vendo cabezas al Gobierno [Privado - Pegasus, Yumiko, Zero e Ivan] Empty Re: ¿Te dedicas a los negocios? Oh, yo le vendo cabezas al Gobierno [Privado - Pegasus, Yumiko, Zero e Ivan] {Sáb 21 Oct 2017 - 13:51}

     Justo después de que terminase de decir lo que había dicho, Maximilion respondió con un "Claro que se lo que he hecho", eso no pudo hacer más que aumentar mi enfado, pero me quedé esperando a ver lo que estaba haciendo Zero. Este había hecho una pregunta también, que el peliplateado había respondido de la misma forma egocéntrica y moralmente incorrecta.  Creía que no estaba entendiendo su posición en aquel momento, pues podría haber muerto ahí mismo si Ivan quisiese que así fuera. Si no hubiese estado con el gremio en aquel momento ya estaría encarcelado, pero nos encontrábamos ahí por el peliblanco, esperaría sus órdenes. Y estas no tardaron mucho en venir, pero antes de eso pasaron bastantes cosas a la vez, por suerte pude ver toda la situación claramente. Zero intentó estampar la mesa contra la cabeza de Pegasus, pero esta se partió rápidamente cuando Ivan apuntó con sus manos a la misma, como si hubiese una fuerza invisible encima de la mesa, tiene que ser haki de armadura, pensé. Bajé mi arco después de eso y esperé a que el peliblanco empezase a hablar.

     Seguidamente Ivan cambió totalmente después de decirnos que nos calmásemos, pues el hombre seguía vivo. Sus ojos se tornaron de color rojo intenso y con solo mirarlos sentí un escalofrío recorriendo todo mi cuerpo, era un sentimiento de miedo intenso. Después de eso empezó a hablar de forma furiosa, y se dirigía principalmente al peliplateado ahí presente, concordé con todo lo que estaba diciendo, en gran parte al menos. No solo había intentado matar a alguien a plena luz del día y además con un agujero que daba a la calle, nos había puesto en peligro a todos, podríamos ser sospechosos de ser criminales y eso no era para nada divertido. Nunca había visto a Ivan con esa actitud, sentí bastante miedo pero no me alejé, era nuestro jefe y no nos iba a hacer daño a nosotros, pensaba continuamente.

     Su voz al final de su conversación se había tornado demasiado fuerte, parecía como si hablase por un megáfono y además a su alrededor el local estaba temblando. Miré por un momento al suelo y vi como se estaba agrietando, eso esa un poder de lo más extraño. Segundos después sentí como un aura extraña inundaba toda la sala, la pude sentir hace mucho tiempo pero no tan fuerte como ahora, se trataba del haki del rey, no esperaba que Ivan lo tuviese y menos aún que lo controlase de esa forma. Los dos guardaespaldas cayeron al suelo con la boca espumosa y no parecían volver a levantarse. Tenía miedo, como cuando una niña sabía que había hecho algo mal y esperaba el castigo, pero mi cara cambió cuando el peliblanco nos dio la orden a Zero y a mí a llevar al hombre a un hospital.

     -Gracias Ivan.-Dije con una sonrisa sin saber muy bien porque le había agradecido, pero sentía que debía hacerlo después de que arreglase ese marrón y fuese él quién se encargase de todo. mientras me iba con Zero y el hombre, esperaba que lo llevase Zero en el hombro, así que di por hecho que lo cogería él.

     Una vez fuera del local me acerqué a una de las casas que había y me puse a mirar las heridas del hombre, tenía conocimiento sobre hierbas curativas y algunas me quedaban, si solo se trataba de un golpe podría curarlo sin tener que ir a un hospital. No parecía nada grave, un golpe en la cabeza en la parte de atrás y algo de sangre debido a esto, no sería difícil de curar si no se trataba de hemorragia interna. Tomé uno de los botes pequeños que casi siempre llevaba conmigo, este contenía una crema de color verde claro y el olor que emanaba era una combinación entre menta y savia. Puse un poco de esta crema sobre la herida de la cabeza, esta crema era antiséptica y tenía como base menta, eucalipto y cerraría la herida rápidamente.

     -En cinco o diez minutos debería cerrarse la herida. No soy médica, así que no se si tiene alguna hemorragia interna, deberíamos llevarlo a un hospital para asegurarnos.- Dije con una sonrisa al pelinegro, mi actitud había cambiado desde que sabía que Ivan iba a ocuparse de ese sujeto, no podía seguir enfadada como antes. -No tengo ni idea de donde podría estar el hospital, será mejor que preguntemos.- Añadí con la misma sonrisa.

     Tras esto pregunté a uno de los ciudadanos por el hospital, me hizo varias señales extrañas que no comprendí del todo pero finalmente me indicó que estaba todo recto, hasta el palacio y siguiendo por al lado de esta a la derecha. Era bastante sencillo como para que no nos perdiésemos, así que empecé a caminar en esa dirección.

     -Me alegra saber que Ivan posee el haki del rey y es tan poderoso como su posición indica. ¿No crees Zero?- Dije mirando a Zero y esperando su respuesta.- Ese tal Pegasus no saldrá de una pieza de ahí, pude ver como la bala la había parado Ivan.- Añadí con una mirada orgullosa. Después de esto seguiría andando hasta el hospital, ahí tenía pensado dejar al cliente y buscar algo que hacer, quizás ir al barco o tomar algo, aunque ya no tenía hambre después de lo que había pasado.
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¿Te dedicas a los negocios? Oh, yo le vendo cabezas al Gobierno [Privado - Pegasus, Yumiko, Zero e Ivan] Empty Re: ¿Te dedicas a los negocios? Oh, yo le vendo cabezas al Gobierno [Privado - Pegasus, Yumiko, Zero e Ivan] {Mar 24 Oct 2017 - 7:18}

Al darse cuenta de que el tipo estaba vivo, el moreno lejos de relajarse continuó mirando al tipo. Cuando dijo que tenía derecho, estuvo a punto de estamparle su ataque en el pecho, pero esta vez usando el haki armamento, así Ivan no podría pararlo, pues usaría sus formas para ello. El error que tuvo fue el de no imbuir la mesa en haki, pero ya daba igual. Anuló su energía al ver que el vampiro tomaba cartas en el asunto y se mantuvo serio mientras notaba el mal rollo. El haki del rey de Ivan empezó a hacer de las suyas y notó la potente presencia de su colega en la sala. Notó algo asustada a la chica, pero él lejos de eso estaba bastante tranquilo. Sabía del terrible poder del peliblanco, pero nada que no hubiese visto en otras bestias mayores.

- Llámame cuando nos necesites, Ivan. – Mencionó el guepardo fulminando con la mirada al tal Pegasus y cogiendo el cuerpo del tipo acojonado.

El luchador entonces empezó a caminar hacia la salida, pero para demostrar el poco respeto que tenía, salió haciendo un agujero en la pared de una patada. Total, ya estaban las ventanas reventadas y no había puerta. Sonrió de forma arrogante y continuó caminando con la rubia mientras silbaba como un buen chico. Esperó a que ella atendiera al herido y él también lo examinó dándose cuenta de que no era nada grave, pues él sí era médico, de hecho, recordó decírselo a ella. Debía estar tan alterada que ni se acordó. Cuando lo dejaron en el hospital, el guepardo usó sus buenas habilidades para sacar los billetes de que Ivan le dio al tipo de su bolsillo de forma disimulada. No pensaba pagar por silenciar, viva la avaricia. Una vez hizo eso soltó un pequeño suspiro.

- Tengo conocimientos de medicina, no era nada, solo un susto. Y es normal que sea fuerte, las frutas mitológicas son aterradoras. – Mencionó sonriendo entonces. – Debo mejorar mi haki para que no me pare esas cosas, ese payaso se merecía que la mesa chocase en su boca. Aunque, apuesto a que sí saldrá de una pieza. Si Ivan no lo mató de primeras no creo que lo haga o lo hiera. – Apostó entonces mirando a la chica a los ojos.

El moreno se alejó de la zona y miró los billetes. Contó que había dos millones y suspiró. Maldito Ivan, dando el dinero de esa forma tan tonta. Ese tipo no abriría la boca por mero miedo. Tosió un poco y después de eso pensó en qué hacer. Ahora que habían sido echados por así decirlo, no había nada interesante que continuar haciendo, en ese momento se puso a pensar. El guepardo impactó su puño en una pared, agrietándola un poco y frunciendo el ceño. Su mano continuaba sangrando debido a que aplastó el vaso con la mano y se cortó. Habían sido echados, chasqueó la lengua y después de eso mostró sus afilados dientes.

- ¿Si volvemos nos echará? Dijo que quería hacerlo personalmente, pero le defendió de un golpe que no iba a ser mortal… ¿Por qué tanto lío por un hombre sin nombre ni poder? Me largo al barco, eres libre de venir, pero paso de seguir pisando el suelo de esta apestosa isla. – Mencionó bastante cabreado mientras empezaba a avanzar hacia el barco con el ceño fruncido y sin importarle las gotas de sangre que iba dejando a su paso.
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¿Te dedicas a los negocios? Oh, yo le vendo cabezas al Gobierno [Privado - Pegasus, Yumiko, Zero e Ivan] Empty Re: ¿Te dedicas a los negocios? Oh, yo le vendo cabezas al Gobierno [Privado - Pegasus, Yumiko, Zero e Ivan] {Miér 25 Oct 2017 - 13:05}

Escuchó sus palabras en silencio, poniendo un mueble delante del hueco que había dejado el bruto de Zero al irse. No le había gustado que le llamara alfil, ¿es que no había entendido nada de sus palabras? Él no era una pieza más en el tablero de juego, dado que no seguía los planes de nadie. ¿Podía decirse que actuara más como un engranaje más del sistema? Sí, cazaba criminales para el Gobierno, empleaba dinero y actuaba como un mercenario más. Sin embargo también era consciente, a diferencia de la mayoría de estúpidas presas, del mundo en el que vivía. Y sus planes no iban muy de acorde a los intereses de los poderes existentes, aunque estos no lo supieran. No vivía bajo las normas de nadie salvo las suyas propias. Por otra parte, aquel tipo... tenía el carácter, pero no el poder. Y el tenía la capacidad de darle lo segundo, pero la pregunta era si lo haría. Siguió escuchando atentamente a su discurso, valorando si debía matarlo o no. Mientras lo hacía cerró los ojos y se centró en su sentido del oído, escuchando las pulsaciones de su corazón. Sería su sangre la que le diría la verdad y le revelaría si iba a ser su almuerzo o su nuevo socio. Y entonces dijo exactamente las palabras que podían convencer a Ivan, y aunque su corazón latía rápido por sus evidentes nervios, su pulso no se alteró más al decirlas. Abrió lentamente los ojos y caminó hacia el retrato de la difunta esposa de Pegasus, observándola con curiosidad.

- ¿Estás dispuesto a mantener tus palabras?

Se sentó al lado de sus libros y metió la mano en un bolsillo de su gabardina, sacando dos frutas. Una parecía una pera, pero de color blanco con espirales rojas. La otra era una mandarina verde con las mismas espirales pero en amarillo. Miró fijamente a Pegasus con rostro solemne. Lo que le estaba ofreciendo era un poder más allá de la imaginación. Las akumas no mi eran sin duda la cumbre de las habilidades, lo máximo a lo que se podía aspirar. Convertirse en llamas, crear tormentas destructoras, obtener capacidades físicas sobrenaturales, hacer que hermanos se mataran entre sí... cada una de ellas tenía habilidades únicas y con un potencial ilimitado en las manos apropiadas. Ahora, ¿estaría el hombre dispuesto a pagar el precio? Porque no iba a ser barato. Si aceptaba aquello, Ivan se encargaría de dejarlo todo bien atado para ganarse una nueva pieza en su bando. Sacó un papel y una plumilla y se puso a escribir, con rostro serio. La penumbra no era un problema para él, aunque era posible que el peliplateado necesitara algo de luz para leer bien. Una vez acabó de escribir dejó el instrumento en la mesa y entrecruzó los dedos con expresión severa.

- Tengo dos akumas no mi y estoy dispuesto a cederte una. Para ello firmaremos un contrato... para el cual deberás llamar a un notario. Sin hacerlo legal para asegurarme de que cobraré la deuda con toda las de la ley no aceptaré. Sin embargo... - frunció el ceño - el contrato no será lo único que nos vincule. A partir de hoy jurarás ayudarme cuando lo necesite, nunca actuar contra mis intereses y no hacer nunca nada que pueda incriminarme a mí o a mi gente. Si lo haces vendré a matarte y créeme que ningún poder sobrenatural podrá protegerte... que el poder que esta te otorgue no se te suba a la cabeza. He matado a bastantes usuarios sin despeinarme.

Aunque era una exageración, sí que era cierto que diferentes usuarios de akuma no mi habían caído ante él. Tom Miller, aquel espadachín de gas, Ayla, Billeno... poseer una fruta del diablo no era suficiente para vencerle. El contrato que había redactado hacía referencia a la parte "legal" de su acuerdo. A grandes rasgos establecía que a cambio de pasar a tener posesión de la fruta, Pegasus pasaba a contraer una deuda por valor de 600.000.000 de berries con Ivan. Tendría que devolver dicha deuda en el plazo de seis años en pagos anuales de 100.000.000. En caso de no poder hacer frente a uno de los pagos debería ofrecer una de sus propiedades inmobiliarias como aval, que pasaría temporalmente al acreedor hasta que recibiera el dinero. De darse dos impagos consecutivos, todas las propiedades y capital de Pegasus pasarían a manos de Ivan como compensación por la deuda. Aunque estricto, consideraba que era un precio justo por lo que le estaba ofreciendo y le ayudaría a recuperarse del duro golpe económico que le habían supuesto las duras pujas en el mercado negro. Sus competidores habían pujado muy duro y al final habían tenido que comprarle la fruta al ganador de la subasta.

- Si te parece un trato apropiado, llama a un notario como te dije y firmemos. Por cierto, tengo hambre.

Se acomodó en la silla y abrió la enciclopedia de akumas no mi, continuando con la identificación, pasando páginas rápidamente mientras se fijaba en las imágenes. Malo sería que no lograra encontrar cuáles eran realmente, ¿no? En el peor caso, que Pegasus se tomara la fruta a ciegas. Fuese cual fuese, no iba a tener mejor oportunidad de obtener una.
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¿Te dedicas a los negocios? Oh, yo le vendo cabezas al Gobierno [Privado - Pegasus, Yumiko, Zero e Ivan] Empty Re: ¿Te dedicas a los negocios? Oh, yo le vendo cabezas al Gobierno [Privado - Pegasus, Yumiko, Zero e Ivan] {Miér 25 Oct 2017 - 14:45}

Parecía que la situación había sido salvada por los pelos, pero ello no provocó que mis nervios decidieran marcharse de mi cuerpo. A pesar de los nervios que pudiera aparentar, la verdad es que me había quedado bastante impresionado de que mis palabras hubieran calado en Roux. Por otro lado debía fingir normalidad, y por ello, decidí empezar con borrón y cuenta nueva, por lo que, alcé la mano y chasqueé los dedos.

A los pocos segundos un cocinero había salido de su puesto de trabajo en el restaurante, con las manos a la espalda dirigiéndose hacia mi, y sin mirar a Roux.

-¿En que puedo ayudarle Don Pegasus?.-Dijo aquel cocinero con tomo afable y educado.

- Lumiere, por favor tráenos unos nuevos servicios, una mesa y por favor sirvenos a mi y mi acompañante una Champotón, cosecha de 1710 por favor. Tomad la llave de la bodega, es muy valiosa para mi, no os demoréis- Dije ofreciendo una llave dorada guardada en mi bolsillo izquierdo.

Lumiere asintió con la cabeza y fue corriendo a la cocina, y a los pocos segundos, salió con una mesa que colocó entre Roux y yo. En dos carreras más nos trajo nuevos servicios, varias copas, varias velas que encendió para dar luminosidad a la mesa y un centro de flores y  a los pocos minutos de estar la mesa como una auténtica patena llegó con  la botella que  le pedí, la cual, abrió y nos sirvió a ambos en una copa por la mitad.

-Disfrutes los señores- Dijo Lumiere, retirándose a los pocos segundos, dejándonos de nuevo a mi y a Roux solos. Roux no tardó nada en preguntarme si cumpliría mi palabra, a lo que le respondí:

-Por supuesto que la mantengo, pues soy hombre de palabra aunque no se lo parezca, tengo mi código de honor a pesar de vivir en un mundo de ladrones- Dije mientras daba un sorbo a la copa.

Mis nervios parecieron irse por completo en el momento que Roux me ofrecía el poder que le había pedido, un poder que me permitiría hacerme un hueco en el mundo criminal,en el mundo ideal que tenía previsto hacer si lograba convencerle. Por suerte el me ofreció una especie de contrato. Las condiciones que me exponía eran del todo aptas, pues estaba seguro que él no iba a decepcionarme, a pesar  de cubrir sus acciones, esto me venía como anillo al dedo, pues seríamos socios, pero en la sombra.

Así que cogí un poco de aire y comencé a responder a aquel ofrecimiento.

-Acepto los términos, pues no te vincularán conmigo ni a mi contigo. Veo justo que se me reclame algo a cambio de tan generoso presente.

Una akuma no mi...vaya...hasta ahora solo en las leyendas del viejo y nuevo mundo se habían escuchado aquellas historias de frutas que otorgan poderes a los que las comen, pero privándoles de nadar y haciéndoles  débiles ante el kairoseki...un mal menor que me permitiría poder comenzar mi imperio, aunque comenzara bajo la influencia de tener un jefe, y una deuda que tenía  pensado saldar si o si.

A pesar de  que mi mente ya comenzaba a poner en marcha toda una maquinaria futura para mi y mi futuro vinculado a una habilidad aleatoria, no pude evitar despertar de mi sueño al solicitar Roux, un notario. Pues parecía que se haría dicho contrato en mi propio restaurante.

-Por supuesto, dadme un segundo y le haré llamar a uno conocido, trabaja aquí cerca, en la calle contigua- Volví a chasquear los dedos y  Lumiere se volvió a presentar ante nosotros al grito de ¿Si señor?.

-Lumiere- Dije con tono calmado y amable- LLamad al notario Jonh Evans por favor, decirle que acuda urgentemente a este establecimiento por Caracófono, no importa sus honorarios, le pagaré el doble si se presenta antes de 10 minutos, ah y se me olvidaba por favor servidle el plato estrella a mi invitado, pues tiene hambre, y eso en mi restaurante, no se puede permitir.

El cocinero asintió y comenzó a hacer la tarea ordenada por su jefe marchando a llamar primeramente al notario con el caracófono de la barra, y tras haber anunciado que venía como alma que lleva el Diablo volvió a la cocina a preparar la comida para su jefe e invitado.

- Bien señor Roux, sus condiciones parecen totalmente adecuadas, y por la cuenta que me trae, le pagaré hasta el último Berrie. Por mi parte no tendrá problema alguno, pues me ofrece un gran don, y está depositando confianza en mi o al menos conveniencia... así que asumo lo que usted propone en este contrato.-Dije mientras volvía a beber mientras observaba el documento que estaba bajo redacción.

-Solo espero una cosa, si bien me hipoteco con usted, esto no quiere decir que sea mi jefe, pero si alguien a quién le debo mucho. Le ayudaré en todo lo que me sea posible, no lo dude, siempre y cuando pueda hacer  negocios que no le molesten a usted ni le incriminen, al fin y al cabo, todos estamos ganando en este contrato ¿no cree ? Usted una mano más y yo el impulso que necesitaba para ser el nuevo Joker de Dressrosa, usted ya me entiende.

Al cuarto de hora, el notario hacía acto de presencia en el restaurante, saludando a Don Pegasus y lamentando la tardanza. A pesar de haber llegado tarde, me daba igual ¿que son 15 minutos? nada. Al mismo tiempo Lumiere nos servía el plato estrella de la casa . " Bogavante al estilo Dressrosa". Constaba de un bogavante troceado y abierto por la mitad con relleno de carne, verduras y una salsa suave de nueces por encima. Acompañado por varias patatas asadas, dando la forma de la isla de Dressrosa, como si la posición del Bogavante fuera una flor.

-Bienvenido Evans, siéntese con nosotros, nos disponíamos a comer. Señor Roux, el señor Evans, notario. Señor Evans el señor Roux, mi invitado.-Dije mientras acababa la copa de vino y Lumiere me la llenaba.

Evans se dirigió a Roux- ¿En que puedo ayudarle?
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¿Te dedicas a los negocios? Oh, yo le vendo cabezas al Gobierno [Privado - Pegasus, Yumiko, Zero e Ivan] Empty Re: ¿Te dedicas a los negocios? Oh, yo le vendo cabezas al Gobierno [Privado - Pegasus, Yumiko, Zero e Ivan] {Miér 25 Oct 2017 - 18:46}

     Zero no parecía estar del todo seguro que el otro iba a recibir, pero yo seguía confiando en que Ivan iba a hacer lo correcto, si lo correcto era darle su merecido no dudaría de él. En el hospital me dijo que era médico, cosa que ya se me había olvidado y llevaba tiempo viajando con él e Ivan, sonreí sin saber que decir. También mencionó que el cliente se encontraba bien, solo un poquito asustado, confié en sus palabras y pensé que ya no sería necesario hacer nada más, a pesar de ello lo dejamos en el hospital, ahí sabrían cuidarlo hasta que viniesen a por él, de mencionar la mínima cosa sobre el gremio volvería y le daría una lección. Al fin y al cabo nosotros no eramos los que le habíamos hecho daño y es lo último que quería en este momento, problemas.

     -Iré a dar una vuelta por la ciudad y volveré al barco. Ivan probablemente no nos quiera de vuelta ahí hasta que termine su trabajo, ya nos avisará. - Dije con una sonrisa despidiéndome.

     Después de esto me sumergí entre la multitud y seguí caminando por la ciudad lo que parecían ser unos diez minutos, no tenía un rumbo fijo, aunque quería ver que tipo de plantas había en la isla no era lo que más me apetecía. Me preguntaba si tendrían alguna tienda de proyectiles o armas por la zona y justo cuando lo pensé, giré en una esquina y di con ella, una magnificente cristalera con al menos cien armas detrás, entre ellas destacaban sobretodo las guadañas. Entré sin pensar mucho sobre el peligro de entrar armada a una tienda de armas. Una vez dentro era todavía más grande que por fuera, cuatro grandes escudos colgaban de las cuatro paredes y en cada uno de ellos había una guadaña de un color y material diferente, al menos eso pude distinguir a simple vista. Me imaginé por un segundo como sería luchar con una guadaña y un escudo y solté una carcajada. El dueño se dio cuenta y vino a hablarme al instante, no pareció tomárselo muy bien.

     -¿Qué es lo que le hace tanta gracia señorita? Esas guadañas tienen más de cien años de antigüedad, no debería reírse de las obras de grandes herreros.- Dijo el hombre sin dejarme tiempo a explicárselo.

     -Lo siento, no era mi intención. Me había imaginado guerreros luchando con escudo y guadaña, eso es lo que me hizo gracia.- Respondí avergonzada, no era mi intención reírme de esas obras.

     -Jajaja, tiene usted razón eso es muy gracioso. Pero lo ha entendido usted mal, esos escudos representan las familias nobles de los guerreros que las usaban, si mira atentamente verá unos grabados en cada uno representando la casa a la que pertenecían.- Comentó el hombre riendo y parecía mucho más amable que antes. -Aunque no parece ser usted una luchadora con armas de filo, más bien es usted una arquera, tengo una colección que quizás le interese.- Añadió mirando a mi arco, un cúmulo de mecanismos que parecían formar un arco, solo los más experimentados en la física entenderían su funcionamiento, ni siquiera yo, su poseedora, comprendía su sistema de generación de flechas de energía.

     -Si, si que me interesa.- Dije con una sonrisa. El hombre al instante se puso en marcha y me hizo una señal de que le siguiese.

     Pasamos por varios pasillos desde los cuales se podía ver las habitaciones a través de las puertas entrecerradas. Había una sala con rifles antiguos, otra con nunchakus y puños de hierro, también había una con hachas y armas de estilo nórdico. La verdad que era increíble la variedad de armas que tenía ese hombre, de seguro iba a volver a ese establecimiento en un futuro, a menos que alguien lo destruyese, cosa que esperaba no pasase pronto. Tras movernos por dos pasillos y pasar al lado de ocho puertas el dueño abrió una puerta y me dejó entrar primero. Nada más entrar sentí el olor a cuero y quedé asombrada por la espectacularidad de la sala. En el techo colgaban varios trajes de materiales que no reconocía que parecían estar volando, detrás de estos trajes había unos hilos que los sujetaban en el techo. A la izquierda una estantería llena de puntas de flechas, había algunas que eran muy antiguas, pero la mayoría de los diseños coincidían en algo importante, la punta puntiaguda. En uno de los lados pude ver un traje completo de cuero, pero era de color rojo y no me convencía del todo, seguí mirando y asombrandome con la colección. En una de las paredes colgaba un arco hecho en madera y cubierto por unas hermosas lianas de color verde y ornamentadas con lirios, un diseño magistral.

     -¡Esta colección es increíble!- Dije asombrada. El hombre me dirigió una sonrisa y se quedó sentado en un sillón cerca de una de las estanterías mientras yo seguía mirando.

     Fue entonces que di con una pieza encantadora, unas flechas de color verde claro y con unos grabados de letras extrañas, esas letras me sonaban a algo que estuve leyendo hacia mucho, letras poneglyph. No estaba segura si eran iguales, pero me sonaban de algo que leí en un diario en una mina abandonada, si no, simplemente se trataba de un diseño muy parecido. Mis ojos estaban puestos en esas flechas y miré al dueño haciéndole una señal de que viniese.

     -Las agujas de la primavera, o las espinas de la madrugada, dependiendo de si eres enemigo o aliado. Así la llamaban los antiguos isleños del mar del sur, fue de ahí de donde saqué este set, pero por suerte para ti encontré unas treinta más. Son flechas que no se desgastan, las puntas están fabricadas en una aleación de oro y acero, tan ligero como el aire y a la vez tan devastador como un huracán.- Dijo el hombre con una sonrisa, sus ojos se tornaron al símbolo del dolar seguidamente, o eso pensé cuando le vi ansioso por vendérmelas a un precio desorbitado. Viente millones de berries, ese hombre estaba loco si creía que iba a gastar ese dineral en veinte flechas.

     -Te ofrezco diez mil berries, ya vi flechas de este estilo cuando estuve en Amazon Lily, no pienso pagar tanto.- Dije en tono cortante.

     -Diez millones, no pienso bajar por debajo de esto. Estas flechas son mucho más nobles que las de las bárbaras que viven en Amazon Lily.- Dijo el hombre sin pensar un momento el comentario que había hecho.

     -¿Bárbaras? Será usted el bárbaro, conocí en esa isla mujeres cien veces más exquisitas que las que viven en esta isla. Cien mil berries y me llevo quince flechas, si no acepta me encargaré yo misma de avisar a todo el mundo de su comentario.- Dije intentando chantajearle.

     -No creo que les importe, pero aceptaré la oferta por doscientos mil berries.- Dijo el hombre finalmente. El chantaje no pareció funcionar.

     -Acepto.- Dije finalmente con una sonrisa mientras le daba la cantidad acordada, me parecía un precio decente.

     -Es usted dura de timar señorita, espero que haga un buen uso de estas flechas.- Dijo el señor mientras me daba una bolsa con las quince flechas que habíamos acordado. Le devolví la bolsa y metí las flechas en el carcaj, esperaba pronto tener algo contra lo que probarlas.

     -Estarán en buenas manos.- Respondí con una sonrisa, seguidamente me despedí y salí del establecimiento, ahora tocaba pensar en que haría después.
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¿Te dedicas a los negocios? Oh, yo le vendo cabezas al Gobierno [Privado - Pegasus, Yumiko, Zero e Ivan] Empty Re: ¿Te dedicas a los negocios? Oh, yo le vendo cabezas al Gobierno [Privado - Pegasus, Yumiko, Zero e Ivan] {Miér 25 Oct 2017 - 21:43}

Esbozó una sonrisa al escuchar la contestación de Pegasus. No sólo había aceptado sus términos sin poner pega alguna, sino que al final sí que podría disfrutar de las delicias de aquel restaurante, y gratis. Sin embargo aún se había quedado con curiosidad sobre aquella sopa de tomate, el gazpacho, que había pedido al principio pero no había llegado a degustar por culpa de la inesperada intervención de Zero. Le hizo un gesto al cocinero antes de que se fuera y añadió a las palabras de su socio:

- Tráeme también un gazpacho como entrante.

Se giró hacia Maximillion y volvió a centrarse en su oído, escuchando sus latidos mientras este hablaba para intentar percibir algún intento de mentira. No lo halló y aunque no era una prueba concluyente se sentía satisfecho por el trato recibido. Volvió a su forma humana, adoptando su piel un color más sano y volviendo sus ojos a su color natural, el azul. Observó al empleado trabajar y cogió la copa sin reparos dándole un generoso trago, sin importarle que tanto alcohol fuese a acabar subiéndosele a la cabeza. Si las cosas se ponían feas en algún sentido, siempre podía pasar a su forma completa y sobreponerse. Tan sólo lamentaba que fuese blanco en lugar del delicioso tinto que Zero había destrozado, pero tampoco le hacía ascos ni mucho menos. No solía tener la oportunidad de degustar un cava de reserva tan bueno. Sonrió y vació el resto de su copa, volviendo a servirse una buena cantidad. No era lo más educado del mundo más aún tratándose de un vino tan caro, pero se lo merecía más que de sobra después del favor que iba a hacerle. Además, ahora que había sido descorchado había que aprovecharlo antes de que se echara a perder.

- Excelente vino, señor Pegasus - dijo tras otro trago - Si significa que me inviten a buena comida y  bebida, voy a acabar planteándome seriamente entrar en el negocio de las frutas - bromeó.

La verdad era que la idea de hacer dinero con la compraventa de akumas no mi era un negocio que le interesaba especialmente y pensaba sacarse una pequeña fortuna a base de ello. Así podría pagar sus deudas y quitarse un peso de encima, y con lo que sobrara equipar su futura base en Dark Dome. Preparar todo lo que tenía pensado iba a ser caro, muy caro... pero en el peor de los casos podía ponerse a hacer "recolección" de piratas menores en Paraíso para sacarse unos berries. El cocinero llegó y depositó frente a él un tazón de cerámica con una espesa masa rojiza. El vampiro lo cogió con ambas manos y lo olfateó inicialmente con precaución, algo menos convencido de que hubiese sido una buena idea. Visualmente no parecía demasiado apetitoso... era mejunje espeso que casi parecía sólido, aunque olía sorprendentemente bien, con un ligero acento ácido. Se lo llevó a la boca y dio un trago, sintiendo un escalofrío recorrer su espalda como respuesta al intenso sabor. Estaba terriblemente delicioso, tanto que comenzó a beberlo a grandes tragos arrepintiéndose al momento de no haberlo disfrutado más. Se relamió y dejó el tazón a medio beber en la mesa con un suspiro de satisfacción.

- Esto está genial, ¿está así de buena toda la comida de Dressrosa? Porque me voy a plantear seriamente contratar a un cocinero de aquí. Estoy harto de tomar arroz muy pasado y carne frita.

Las variedades gastronómicas brillaban por su ausencia a bordo. Ninguno de ellos era cocinero y les tocaba rifarse la tarea. Lei hacía buenos postres, pero solía quemar el resto de las comidas. Zero parecía que en cuanto a cocina todo lo que existiera fuera el arroz, y él aunque se defendía a medias no sabía demasiadas recetas y cada vez que experimentaba los resultados solían ser nefastos. Yumi era la mejor de ellos, pero seguía echándose de menos tener a un cocinero habilidoso y las escalas en tierra eran aprovechadas por todos para hincharse a comida decente en restaurantes donde hubiese ofertas, buffets o cualquier clase de rebaja a la que pudieran echar mano. Entre Zero y Deri (con buena ayuda del resto) ya habían logrado arruinar a varios negocios con buffets libres. Dio buena cuenta del resto del gazpacho mientras esperaban, llegando el notario justo a tiempo para el plato principal: un bogavante relleno. El vampiro se comió con los ojos el plato y tuvo que hacer un esfuerzo consciente para desviar la mirada hacia el recién llegado, saludándole con una inclinación de cabeza. Era un hombre ya entrado en años, con un bigote y una perilla canosos perfectamente recortados, traje elegante y un bombín que se quitó antes de sentarse, mostrando una cabellera aún entera pero con prominentes entradas.

- Encantado, señor Evans. El asunto que nos atañe es sencillo, probablemente no le resultará ningún problema para alguien de su profesión. Se trata de una compra en la que yo le fío al señor Pegasus el pago del total, permitiéndole pagar el precio, una suma total de 600.000.000 de berries en seis plazos anuales. Aquí están los detalles.

Le pasó el papel en que habían acordado los puntos del contrato. El notario lo cogió y se sacó unas pequeñas gafas doradas, leyendo el papel con el ceño ligeramente fruncido y murmurando para sí. Al cabo de un rato volvió a dejarlo sobre la mesa y miró a Ivan.

- ¿Del North Blue?

- ¿Cómo lo ha sabido? - arqueó una ceja, sorprendido.

- El tipo de caligrafía es propio de allí. Llevo años en esta profesión y he visto documentos de todas partes - cogió los cubiertos - ¿Les parece si comemos primero? Luego redactaré el documento por triplicado y procederemos a la firma.

Ivan aceptó gustoso, abalanzándose sobre su plato pero procurando mantener los modales. Estaba hambriento pese al cuenco de gazpacho y además el alcohol estaba empezando a subírsele un poco. Estaba acostumbrado a beber en buenas cantidades, pero tras las copas de tinto de antes, el whisky y ahora el cava comenzaba ya a estar algo "contentillo." Además al salir de su forma de vampiro y reiniciarse sus funciones vitales, el alcohol de antes había entrado en circulación. Tal vez no había sido tan buena idea coger esa botella de detrás de la barra...
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¿Te dedicas a los negocios? Oh, yo le vendo cabezas al Gobierno [Privado - Pegasus, Yumiko, Zero e Ivan] Empty Re: ¿Te dedicas a los negocios? Oh, yo le vendo cabezas al Gobierno [Privado - Pegasus, Yumiko, Zero e Ivan] {Miér 25 Oct 2017 - 22:33}

Parecía que la comida había sido del agrado de mis comensales, y  la verdad, no esperaba menos. El señor Roux estaba contento y con ello había cumplido mis expectativas ante un futuro provechoso para con él. A pesar del endeudamiento, algo que me preocupaba mas bien poco, pues conseguir el dinero no iba a ser un problema con este pequeño impulso que me daban ahora. Por otro lado parecía que la comida gustaba más de lo habitual, hasta tal punto, de que a Roux hizo el comentario sobre la comida de Dressrosa. Yo con la copa en la mano medio llena, sonreí mientras le respondía.

-Puede comer aquí cuando lo desee señor Roux, es mi invitado de honor a partir de hoy. Los cocineros de Dressrosa ponen empeño día y noche en hacer nuevas creaciones, pero estas siempre están vinculadas a la tradición de la isla. Por otro lado, ya le digo que nuestras comidas han cruzado océanos y alimentado a algún que otro marine, pirata o visitante ocasional. Este restaurante es lo que es gracias a mi difunto padre, sino fuera por él, el apellido Pegasus hubiera muerto. Pero ahora gracias a nuestra cooperación, le daré más vida que nunca.

Ahora me dirigía al señor Evans.

-Señor Evans, gracias por venir y espero que tras nuestra charla y disfrute de estos manjares, tenga a bien dar fe del contrato que se va a firmar hoy aquí entre mi huésped y yo. Le pagaré generosamente, pues se que anda ocupado. Nos conocemos desde hace años y estoy seguro que este contrato no saldrá de aquí ¿verdad? -Dije mirándole sonriente-

-Por supuesto Don, no lo dude. El señor Roux ya me ha expuesto todo lo necesario,
así que continuemos comiendo
- Dijo Evans llevándose un trozo de comida a la boca con el tenedor.

-Me alegra saberlo, pero también advierto de que no debemos demorarnos, pues se acerca la hora de mi visita al cementerio, y como bien sabe, debo asisitir. ¿Le apetece venir señor Roux? Es ciertamente un lugar oscuro, pero tranquilo, apacible,
francamente, a mi me da vida, al contrario que a los ciudadanos de Dressrosa


Comencé a comer acompañando a los dos hombres, mientras ellos charlaban, Lumiere  trajo a un músico, con cuatro brazos al establecimiento, parecía ser un gyogin, y les ordenó que tocara algo para amenizar la comida en el piano que había en la esquina del escenario. Yo por mi parte le di la siguiente orden.

-Piano duet.



El músico asintió con la cabeza y comenzó a tocar el piano mientras nosotros charlábamos y comíamos. No pude evitar escuchar que Roux era del North Blue, así que posé mi copa en la mesa y interrumpí la conversación.

-¿Así que procede usted del Viejo Mundo? Vaya, el mundo es un pañuelo, mi padre gustaba de ir al North Blue, pues decía que la gente de allí era más amable, trabajadora y honesta que en el resto de los demás mares. Quería jubilarse en dicho mar aunque lamentablemente, la muerte lo jubiló a él antes. Me agrada mucho que procedáis de un mar con tan buena reputación, al menos las noticias que tengo de él son buenas.


Parecía uqe mis palabras salían de la boca por decir algo, pues realmente, estaba pendiente del reloj que había junto a la chimenea, pues la hora de ir al cementerio se acercaba, y la hora de la comida, entre el anterior accidente y la charla, se había demorado.

-Y bien señor Roux ¿vendrá conmigo? Solo si lo desea, pues solo debo atender un asunto en camposanto y volveré en treinta minutos máximo. Discúlpeme mi ausencia, pero es algo que debo hacer todos los días, a pesar, de que estemos negociando.

Esperé sentado a ver la respuesta de mi invitado, deseaba  ir al cementerio a dejar la una rosa blanca que le dejaba todos los días sobre la tumba de mi amada Helena. Es cierto que estábamos disfrutando de una buena comida, pero yo siempre hacía esta rutina. Roux podía venir conmigo y luego firmar el acuerdo, o por el contrario, debía de aguantarme y esperar a cerrar el acuerdo primero y visitar a mi esposa más tarde.
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¿Te dedicas a los negocios? Oh, yo le vendo cabezas al Gobierno [Privado - Pegasus, Yumiko, Zero e Ivan] Empty Re: ¿Te dedicas a los negocios? Oh, yo le vendo cabezas al Gobierno [Privado - Pegasus, Yumiko, Zero e Ivan] {Miér 25 Oct 2017 - 23:21}

     Y así fue como me fui de la tienda, con doscientos mil berries menos pero quince flechas más rica, era hora de buscar algo que hacer por la ciudad y no ir de aquí para allá sin rumbo. Tomé como objetivo la montaña más alta de Dressrosa y me planteé probar mis nuevas flechas ahí arriba. Más que una montaña se trataba de una meseta que ocupaba bastante parte de la isla. Seguí caminando por las intrincadas calles de la ciudad y por fin encontré las escaleras que subían a la meseta, anteriormente utilizadas por la familia real para subir al castillo, en esta época empezaron a utilizar el ascensor de madera que hay en las proximidades a la parte del castillo, algunos se vuelven vagos con los años, pensé.

     El camino costó bastante, pero finalmente subí por los quinientos escalones hasta la meseta principal, ahí pude ver un enorme campo de girasoles cubriéndolo todo, sonreí y me senté a recobrar el aliento. Una suave brisa removía mi pelo y me hacía sentirme como en casa, como cuando era nada más que una niña y mi familia no sufría. Eso me dio un escalofrío y me levanté de golpe, aún quedaban muchas cosas por hacer hasta tener a mi familia en lugar seguro, quizás muchas más de las que había calculado en un principio. Me seguía preguntando si estaban seguros o ya habían perdido la esperanza, confiaba en lo primero, aunque no estaban tan seguros como yo quería.

     Una vez levantada seguí caminando por el denso y extenso campo de flores hasta alcanzar una zona más abierta y sin plantas, excepto hierba. Era un buen lugar para practicar tiro, en un lado había un muñeco de papel con forma de espantapájaros y al lado suficiente espacio como para alejarme y no acertar el cien por cien de los disparos. Me alejé unos doscientos metros y tomé una de las flechas para hacer la primera prueba. Ligera, suave y consistente, parecía una flecha perfecta y eso que llevaba tiempo sin tocar una flecha tan buena de madera. Últimamente utilizaba flechas metálicas y de energía, la suavidad de la madera me hacía recordar mis principios, cuando aún aprendía a disparar en el circo a las personas, digo manzanas que llevaban en la cabeza. Aún recuerdo haber fallado algunos tiros, por suerte nadie murió y me dejaron seguir practicando, era y sigue siendo mi deporte favorito, aunque ahora es más que eso, es mi forma de defensa y ataque.

     La flecha en mis manos se volvía como una pelota en la mano de un malabarista, como la espada en mano de un samurai, se sentía como una extensión de mi cuerpo y junto al arco me permitía alcanzar lugares que por mi misma no podía. Amaba la sensación de disparar y más aún de acertar, cogí la flecha, tensé la cuerda y apunté hacia la cabeza del espantapájaros. Disparé. La flecha llegó a la cabeza del muñeco y la atravesó, viajó una buena distancia más y pasó por encima de la meseta. Me puse la mano sobre la cabeza y salí corriendo tras la flecha, aunque probablemente no la alcanzaría. Esas flechas eran mucho más rápidas que las que usaba normalmente, tonta de mi por disparar con la misma fuerza. Ahora me tocaba buscarla en la ciudad y esperaba no haber causado ningún alboroto con el proyectil.

     Seguí corriendo y descendí por una de las laderas de la meseta, esta vez más bruscamente que cuando subí, caí unos cien metros y di tres volteretas en el suelo, no fueron suficientes y noté como mi espalda me empezó a doler de golpe. Me levanté, estiré todos mis huesos y verifiqué que no me había roto ningún hueso, seguía perfectamente, excepto porque ahora tendría un gran moratón en toda la parte derecha de la espalda, no creía que duraría más de una semana, pero la distancia de la que había saltado era bastante alta. Todo por no tener paciencia y usar las escaleras, pensé después en lo estúpido que había sido mi acto de fe al tirarme desde esa altura. Seguí caminando por las calles en busca de la flecha una vez abajo, pero solo vi personas caminar de forma normal y corriente. Miré hacia la meseta para ver en que dirección había disparado, pero no pude calcular bien y seguí caminando en línea recta, hasta que di con un grupo de personas alrededor de un agujero en una de las ventanas de un restaurante.

     -Paco, te juro que no hice nada. Una flecha vino volando desde la meseta y atravesó la ventana.- Dijo un hombre con cabello negro, ojos pequeños y un peinado muy corto.

     -¿Piensas que me voy a creer eso Mario? Eso díselo a tu mujer, pero tu vas a pasar este día en el calabozo. Sabes muy bien que eso es la casa de la familia Grout y que te matarán aquí mismo si te pillan. Te estoy haciendo un favor.- Dijo otro hombre vestido con un traje policial, en su mano tenía un cuaderno y en su cintura llevaba un palo de color negro, supuse que eso servía para aplicar la fuerza de la ley.

     -Vale, pero te juro que no fui yo.- Dijo Paco refunfuñando. En ese momento es cuando me acerqué a la casa y me di cuenta que el agujero era por culpa de mi flecha. Me callé y no dije nada, lo último que quería era problemas, así que seguí caminando como si no hubiese visto nada mientras silbaba, se me daba muy mal mentir.

     La gente no me prestó mucha atención, aunque el señor Mario se giró y me miró un poco extrañado siguió su camino llevando a Paco al calabozo. No me apetecía pasarme el día en un lugar oscuro y menos sin poder avisar a Ivan, así que decidí olvidarme de la flecha y buscar otra cosa que hacer, preferiblemente que no me metiese en problemas y no destrozase propiedades ajenas, pensé. Hora de visitar el paseo turístico, me habían comentado que tenían muchos juegos en esa zona y algunos payasos, podría pasarme el día entre esos personajes. ¿Qué estará haciendo Ivan con el peliplateado?, pensé mientras caminaba por la calle mirando más al cielo nuboso que a la acera.
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¿Te dedicas a los negocios? Oh, yo le vendo cabezas al Gobierno [Privado - Pegasus, Yumiko, Zero e Ivan] Empty Re: ¿Te dedicas a los negocios? Oh, yo le vendo cabezas al Gobierno [Privado - Pegasus, Yumiko, Zero e Ivan] {Dom 7 Ene 2018 - 16:53}

El cazador aceptó de buen grado las palabras de su anfitrión, haciéndole una leve inclinación de cabeza antes de seguir devorando su plato. Al final aquel viaje habría valido la pena aunque fuese sólo por aquel descubrimiento gastronómico y la generosa cantidad de alcohol que había tomado sin pagar ni un berrie. No tardó en dar cuenta de su plato, dando un suspiro de placer al terminar, dejando los cubiertos sobre este con una sonrisa. Estaba bastante relajado, en parte por culpa del alcohol, pero si se había permitido bajar la guardia era porque se creía en situación de hacerlo. ¿Qué podría hacerle Pegasus a él? Podía matarle en cualquier momento con una facilidad insultante, y el peliplateado ya debía ser plenamente consciente de ello. Además si sabía lo que le convenía, pactaría con él en lugar de intentar darle la puñalada. Silbando alegremente volvió a coger la enciclopedia mientras el notario trabajaba, continuando con su investigación. La suave música de fondo era bastante agradable y le ayudaba a concentrarse en su tarea, que por otro lado no era particularmente complicada. Con localizar una foto que coincidiera le bastaría.

- Deme sólo un par de minutos más y salimos, señor Pegasus. Me gustaría localizar antes su... premio.

Finalmente la suerte le sonrió. Una de las dos frutas, una pera azul de espirales negras, salía dibujada en el libro. Se detuvo en la página, sin dejar que su rostro delatara que había encontrado lo que buscaba. Si era lo bastante rara, tal vez le compensara quedársela y darle la otra... aunque eso dependería de cuál fuera. "Moso Moso no mi... guau, esta es una pequeña joya." Si le daba aquello, estaría convirtiéndole en un hombre increíblemente poderoso. Tal vez demasiado. ¿Quería darle algo así? Se relamió los labio, pensativo. Tenía tiempo de momento a darle vueltas... puede que prefiriera darle la otra. Aún no lo tenía claro porque era peligrosamente consciente de que aquella akuma podía ser un problema incluso para él. Sin embargo si se aseguraba de que Pegasus era un aliado fiel también podía ser una ayuda tener a alguien así a su lado. Sí, ¿por qué no? Todo dependería de la disposición del hombre a ayudarle y de lo fiable que fuera. "Podría convertirlo... entonces me aseguraría que no me la jugara. Sin embargo eso podría ponerlo en mi contra, y por lo de pronto ya sé de una persona que logró librarse de mi control. Si es que sigue viva." Apartó sus pensamientos de Galia sacudiendo la cabeza y cerró el libro, levantándose con un suspiro.

- Firmaremos a la vuelta el contrato pues. ¿Vamos?

Metió sus cosas en el interior de su gabardina. Por algún motivo ningún bulto quedaba cuando las guardaba por grandes que fueran. Notándose algo aturdido por el alcohol, decidió que era momento de cambiar de forma. Su piel volvió a palidecer, y sus fríos ojos azules relucieron y cambiaron al dorado. Al momento notó su cabeza mucho más despejada. Se dirigió a la puerta silbando y la abrió en un gesto elegante, dejando pasar primero a Pegasus con una inclinación y una sonrisa ligeramente burlona.

- ¿Señor?
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¿Te dedicas a los negocios? Oh, yo le vendo cabezas al Gobierno [Privado - Pegasus, Yumiko, Zero e Ivan] Empty Re: ¿Te dedicas a los negocios? Oh, yo le vendo cabezas al Gobierno [Privado - Pegasus, Yumiko, Zero e Ivan] {Dom 7 Ene 2018 - 17:18}

Parecía que las cosas al fin parecían tornarse a mi favor. Había ganado un poderoso aliado, pero también una gran deuda....tampoco sería problema pues un Pegasus siempre paga sus deudas...aunque sea a costa de la sangre de otros.

Mi invitado decidió acompañarme de buena gana la cementerio, a ver a mi esposa Helena como todos los días, algo que para mi era sagrado. Antes de salir cogí mi abrigo rojo, pues el clima a pesar de ser soleado siempre  prefería ir tapado. Me giré en el umbral de la puerta mirando a mi invitado ante su pregunta de retomar las negociaciones, o más bien, de cerrar el trato.

-Por supuesto, no lo dude.

Roux abrió la puerta para dejarme pasar, no esperaba menos la verdad puesto que se había bebido mis mejores vinos y degustado uno de los platos especiales de la casa. Salimos al pueblo, saludando a los habitantes que se fijaban en mi figura y la alababan a modo de : Tenga un buen día Don Pegasus! ! Es un placer verle Don! Gracias por el dinero del otro día Don!.

Aquellas alabanzas y muestras de afecto no cambiaron mi cara seria, puesto que mis ojos estaban enfocados en la floristería " Gallaecia" que hacía esquina con la entrada al camposanto, que se miraba ya en la lejanía. El encargado de la tienda al verme, levantó su mano y saludó a mi persona, y comenzó a hablar:

-¿Le pongo las rosas rojas de siempre no Señor Pegasus?Dijo el hombre sonriente mientras enseñaba unas preciosas rosas en el estante del fondo.

-No Damián, está vez quiero que me de unas rosas azules, es una ocasión especial. Toma te pagaré las del otro día y estas- Dije sacando unos berries y colocándolos en el mostrador.

-Estoy seguro que a la señorita Helena le encantarán- Dijo el amable tendero mientras me entregaba un ramo de rosas azules.

Una vez hecha la compra, procedí a entrar al cementerio abriendo la gran valla de hierro, la cual, oxidada emitió un ruido doloroso a los oídos. Caminé junto a mi acompañante hasta la cima de una colina, donde se levantaba un mausoleo con la efigie de piedra de  una bella dama, sujetando en sus manos en postura de rezo unas rosas rojas marchitas. En la lápida, a los pies de la efigie ponía lo siguiente:

"Aqui descansa Helena Pegasus Delacour, primera dama de la familia Pegasus......" El resto de la lápida con la fecha, estaba tapada por ramas, sin embargo el resto de la tumba estaba pulcra ¿Porque? Igual era buena idea que me preguntaran.
Me acerqué a las rosas marchitas y las cambié por las rosas azules, y mirando la efigie de Helena, comencé a hablar, a pesar de que Roux había venido conmigo.

-Buenas cariño, ha pasado otra semana, pero aquí estoy. Esta vez te he traido unas rosas azules y no rojas. Decías muchas veces que el azul simboliza cuando un ser querido emprende un viaje, y el rojo cuando alguien se queda. Mi hora ha llegado, y por ello vengo a despedirme de ti. Volveré no lo dudes,pues sería un mal marido si no volviera a verte. En el pueblo siguen hablando de ti, y francamente me siento celoso, siguen considerando que eres la cosa más bonita que ha pisado Dressrosa. Los ciudadanos me respetan, pero se que solo es por miedo....cariño, me espera un gran futuro, y castigaré a todos aquellos que osaron hacerte daños alguna vez,o que hayan puesto en peligro el apellido Pegasus. Espero que como siempre tanto en vida como en muerte, tengas fe en mi para lo que voy a hacer....porque no  será agradable. Hasta luego cariño volveré pronto.

Una vez dejadas las rosas, y tras haber "hablado" con Helena, puse mis manos en mis bolsillos, y caminé colina abajo hacia la salida del cementerio no sin antes preguntarle a mi invitado:

-No sabe cuanto le agradezco esta oportunidad señor Roux, volvamos a cerrar el acuerdo. A no ser que quiera preguntarme algo sobre esta escena. Como dije, es algo que debo hacer, por respeto a mi esposa.
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Mientras Pegasus se acercaba a la tumba, el vampiro se detuvo y se apoyó contra un mausoleo a la sombra. El cielo se había nublado en los últimos minutos así que el sol no le molestaba demasiado, además de que llevaba su sortija lunar puesta, pero igualmente la claridad diurna no era plato de su agrado. Además no necesitaba estar a su lado para escucharle tan claramente como si estuviesen al lado. Aún a cuatro metros escuchaba su respiración. Tampoco mantenía las distancias por compasión ni exactamente por respeto. Era más una cuestión de curiosidad; quería ver lo que hacía el hombre allí cada día y sabía que la gente tendía a actuar de una manera más natural si se respetaba su intimidad. Se cruzó de brazos y entrecerró los ojos, analizando cada una de sus palabras. Podía sacar en claro muchas cosas sobre él de aquella ominosa declaración de intenciones, pero aún más que eso, había obtenido exactamente lo que venía buscando: un motivo para confiar en Pegasus. Cuando este terminó, el vampiro retrocedió en silencio y desapareció entre las tumbas, alejándose rápidamente. Si encontraba rápido lo que buscaba, no tardaría demasiado. Y efectivamente pronto se topó con lo que buscaba; mientras se aproximaba a la caseta del enterrador, su rostro y ropas cambiaron, convirtiéndose en una hermosa mujer rubia vestida de viuda.

- Hora del trabajo.

Pocos segundos después volvía a salir, con una ligera sonrisa de triunfo. Había sido muy fácil, tal y como había esperado. Por mucho que el Nuevo Mundo guardase bastantes sorpresas y hubiese enemigos fuertes a la vuelta de cada esquina, no era así con toda la población ni mucho menos. Y el pobre encargado de aquel cementerio no tenía la suerte de pertenecer a ese privilegiado grupo. Pasó entre dos mausoleos, volviendo a ser él mismo en cuanto se aseguró de estar fuera de la vista de curiosos y salió de nuevo, ajustándose la gabardina. Convertirse en mujer le era demasiado ajeno e incómodo, principalmente por la falta de costumbre. Se aproximó de nuevo a la zona donde estaba el peliplateado, apareciendo en silencio total desde su espalda.

- ¿Me habíais echado de menos? - esbozó una sonrisa enigmática - Es hora, Pegasus. Hora de que rompas la crisálida y demuestres al mundo lo que vales. Te he escogido por buenas razones y aunque el nuestro sea un negocio, espero más que eso de ti. Espero obtener a un aliado... así que procura no fallarme.

Metió una mano en el interior de la gabardina y sacó la fruta, enseñándosela sin entregársela aún. A continuación desvió la mirada hacia la tumba de la fallecida durante un instante, para luego volver a mirar al hombre. Una sonrisa siniestra se dibujó en el rostro del cazador, mostrando sus afilados colmillos.

- Has demostrado pasión y fortaleza de espíritu. Respeto eso, lo admito. Un cazador posee fuerza tanto en su brazo como en su mente. Posees el carácter y yo puedo entregarte el poder... - una risa lúgubre escapó de sus labios - Qué puedo decir, soy un sentimental. Tengo interés por ver cómo de lejos serás capaz de llegar con este poder. Dime Maximillion, pues el engaño no es algo ajeno a ti, ¿alguna vez has deseado ser capaz de nublar la percepción de tus enemigos? ¿Emponzoñar sus mentes con tus mentiras y verles retorcerse en su agonía por tu causa? Lo que te ofrezco es eso... y mucho más.

Le tendió la fruta ensanchando su sonrisa:

- Come y renace como alguien nuevo.
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Ahi estaba mi Teotoburgo, mi Bahía de Cochinos, mi Marineford....todo lo que necesitaba era pegarle un mordisco. Tan abrumado me encontraba, que apenas había percibido la ausencia de mi invitado, del mismo modo, me extraño que el enterrador Willy no viniera a saludarme...estaría liado.

Roux me ofrecía una Akuma no mi, conocidas como las frutas del diablo. Otorgaban un gran poder a aquel que la consumía, pero poseía el defecto de que los usuarios eran débiles al kairoseki y al agua..un pequeño precio a pagar por un gran poder. Roux me había alagado, parecía que finalmente seríamos buenos socios y que sus ojos se posaban en mi no sólo como un peón, sino como un alfil.

Me dispuse a coger la fruta en mi mano, a observarla detenidamente. El acertijo de Roux solo hacía que mi curiosidad por comerla aumentara, pero era sabido, que si la mordía no había vueltra atrás..así que....le pegué un mordisco a aquella fruta.

-Está un poco ácida...pero no noto nada diferente -Dije mirando la fruta mordida- ¿Está seguro señor Roux de que ha funcionado?

Caminé unos pasos hacia la valla de la salida del cementerio, pero no logré llegar debido a que me empezaba a sentir mareado, tanto que tuve que apoyar la mano en una lápida.

-Roux espero de veras que funciones..volvamos al restaurante debo firmar el contrato.

A los pocos minutos regresamos al bar, y pidiendo una pluma a uno de mis camareros me dispuse a firmar el contrato, con el cual no sellaba solo mi vida, sino mi futuro. A pesar de firmar,mi mano temblaba un poco, y tuve que sentarme en la silla limpiándome el sudor que comenzaba a aparecer en mi frente.

-Roux sedme sincerco..¿Me habéis envenenado?- Dije con tono irónico- ¿Como se que ha funcionado?

Señale a un camarero y le pedí que me sirviera una copa de vino mientras intentaba recuperar la postura del mareo. Este me preguntó que vino deseaba y extendiendo mi mano señale a la estantería.

-Un Borgoña, Marcos, y rápido, el mareo lo quito con ese vino.

-Señor, el Borgoña se nos acabó ayer- Dijo el camarero extrañado al ver una botella en la estantería.

Volví a señalar la botella con mi mano y esta desapareció...como si de un espejismo se tratara. Mis ojos se pusieron como platos y me quedé mirando mis manos. Volví a señalar con la mano y la botella apareció nuevamente. Ante mi sorpresa solo pude mirar a Roux y decidle.

-No se muy bien que acabo de hacer, pero me gusta señor Roux y creo que usted  sabe que me ha pasado..-Dije  mientras miraba mis manos, mientras que el camarero se había quedado asustado ante lo que acaba de pasar.
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¿Te dedicas a los negocios? Oh, yo le vendo cabezas al Gobierno [Privado - Pegasus, Yumiko, Zero e Ivan] Empty Re: ¿Te dedicas a los negocios? Oh, yo le vendo cabezas al Gobierno [Privado - Pegasus, Yumiko, Zero e Ivan] {}

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