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El sol ilumina de nuevo la cubierta del barco que os lleva hasta vuestro siguiente destino. Han pasado ya tres días, y tus compañeros de viaje parecen estar algo más revueltos de lo habitual, quizá porque saben algo que tú no.
Sklan, vuestro jefe directo, ha ordenado que nadie esté en contacto con cualquier otro agente salvo con él, pero pese a ello, el resto de agentes parece reunirse a altas horas de la madrugada a charlar entre ellos.
Nadie te ha contado nada de por qué has tenido que montar, tampoco por qué no lucís la bandera del gobierno sino una enorme cebolla metida en un tubo, ni por qué no podéis hablar los unos con los otros.
De repente, alguien empieza a tocar todas las puertas de vuestros camarotes individuales. Todos empezáis a salir y Sklan se dirige hacia vosotros.
- Nadie sabe por qué estáis aquí, pero eso va a cambiar ahora mismo. Quedan dos días para que lleguemos a nuestro destino, y todos iréis pasando por mi despacho, allí os contaré los detalles que necesitaréis saber -hace un barrido con la mirada a todos, percatándose de que falta un agente aún-. A ver, el de la habitación 7… Volved a llamarlo.
Uno de tus compañeros empieza a llamar, cada vez más sonoramente, hasta que alguien sale por la puerta. El tipo es bastante menudo y sale quitándose las legañas del ojo derecho mientras bosteza.
- ¿Qué ocurre? -pregunta sin parecer darse cuenta de que Sklan está presente- ¿A qué viene tanto alboroto?
Sklan carraspea un poco, intentando que fije su mirada en él, pero sin mucho éxito. El peculiar hombre menudo parece no darse cuenta de quién es.
- Como iba diciendo, empezaré a contaros todo. El orden será alfabéticamente. Vildam… Espera -dice esto último murmurando- Pero quién cojones me ha tocado los papeles… -su malhumor parece ir en aumento y, tras unos segundos agónicos, cree tenerlo todo ordenado todo de nuevo-. A ver, como decía… Anders D Thawne, te quiero en quince minutos en mi despacho. Para los despistados… mi despacho está abajo, en la bodega. Quien suba, irá llamando a otro compañero, y así hasta que acabemos. ¡Vamos! -dice esto último golpeando sonoramente las palmas, tras lo cual todos tus compañeros se meten a toda velocidad en sus habitaciones, salvo el despistado al cual habéis tenido que llamar varias veces, que parece no darse cuenta de nada.
Por cierto, cuando habéis estado todos fuera te has dado cuenta de que sois ocho agentes contándote a tí mismo, a ello hay que sumarle tu jefe, lo que hace un total de nueve.
Sklan, vuestro jefe directo, ha ordenado que nadie esté en contacto con cualquier otro agente salvo con él, pero pese a ello, el resto de agentes parece reunirse a altas horas de la madrugada a charlar entre ellos.
Nadie te ha contado nada de por qué has tenido que montar, tampoco por qué no lucís la bandera del gobierno sino una enorme cebolla metida en un tubo, ni por qué no podéis hablar los unos con los otros.
De repente, alguien empieza a tocar todas las puertas de vuestros camarotes individuales. Todos empezáis a salir y Sklan se dirige hacia vosotros.
- Nadie sabe por qué estáis aquí, pero eso va a cambiar ahora mismo. Quedan dos días para que lleguemos a nuestro destino, y todos iréis pasando por mi despacho, allí os contaré los detalles que necesitaréis saber -hace un barrido con la mirada a todos, percatándose de que falta un agente aún-. A ver, el de la habitación 7… Volved a llamarlo.
Uno de tus compañeros empieza a llamar, cada vez más sonoramente, hasta que alguien sale por la puerta. El tipo es bastante menudo y sale quitándose las legañas del ojo derecho mientras bosteza.
- ¿Qué ocurre? -pregunta sin parecer darse cuenta de que Sklan está presente- ¿A qué viene tanto alboroto?
Sklan carraspea un poco, intentando que fije su mirada en él, pero sin mucho éxito. El peculiar hombre menudo parece no darse cuenta de quién es.
- Como iba diciendo, empezaré a contaros todo. El orden será alfabéticamente. Vildam… Espera -dice esto último murmurando- Pero quién cojones me ha tocado los papeles… -su malhumor parece ir en aumento y, tras unos segundos agónicos, cree tenerlo todo ordenado todo de nuevo-. A ver, como decía… Anders D Thawne, te quiero en quince minutos en mi despacho. Para los despistados… mi despacho está abajo, en la bodega. Quien suba, irá llamando a otro compañero, y así hasta que acabemos. ¡Vamos! -dice esto último golpeando sonoramente las palmas, tras lo cual todos tus compañeros se meten a toda velocidad en sus habitaciones, salvo el despistado al cual habéis tenido que llamar varias veces, que parece no darse cuenta de nada.
Por cierto, cuando habéis estado todos fuera te has dado cuenta de que sois ocho agentes contándote a tí mismo, a ello hay que sumarle tu jefe, lo que hace un total de nueve.
- Nota:
Sientete libre de narrar cualquier situación más ampliamente que yo, ya sea porque lo haga de pasada o lo creas necesario.
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Aquella misión estaba siendo, hasta el momento, la más extraña desde que entre al Cipher Pol. Mis superiores me habían ordenado subir a un barco sin comunicarme el lugar al que se dirigía ni la tarea que debía realizar allí. Además, nuestra embarcación no lucía en el mástil la bandera del Gobierno Mundial, sino algo que parecía una cebolla metida en un tubo, lo que contribuía a aumentar esa sensación tan rara que tenía.
Para colmo, el oficial al mando, de nombre Sklan, había ordenado que el resto de Agentes no tuviéramos contacto entre nosotros. Al parecer, solo estábamos autorizados a hablar con él. Sin embargo, al parecer mis compañeros no hacían mucho caso de dichas instrucciones, pues se reunían de madrugada y hablaban entre ellos. No me interesaba mucho socializar a escondidas durante el viaje, así que no me había unido a ninguna de aquellas reuniones clandestinas.
Mientras me encontraba absorto en mis pensamientos, alguien llamó a mi puerta. Salí de mi camarote para ver que todos mis compañeros estaban también llegando desde sus respectivas habitaciones. Frente a nosotros, Sklan nos explicó que por fin íbamos a conocer los motivos de aquel viaje, lo que hacíamos en ese barco. Eso sí, nos lo contaría uno por uno en su despacho.
De repente, se dio cuenta de que faltaba uno de nosotros, y mandó llamar a su puerta. De ella salió, entre bostezos y desperezándose, un tipo bajito sin mucha pinta de Agente del Gobierno que, para más inri, pareció no reconocer siquiera a nuestro superior. Daba la sensación de estar tremendamente desorientado. Lo que me llamó la atención fue que, contando con aquel extraño tipo, éramos un total de ocho agentes, el mismo número que Agencias existían en el Cipher Pol, y nuestro superior hacía el número nueve. Como la división secreta de nuestra organización. Supuestamente, alguien de mi rango no debía conocer esta información, ya que era de alto secreto. Sin embargo, yo era una excepción dada mi ascendencia. De hecho, fue el propio líder del CP9 quien me habló de dicha agencia cuando me habló sobre mi antepasado, el misterioso Rob Lucci, gracias al cual obtuve los poderes de mi Fruta del Diablo. Desde entonces, me había propuesto cuando tuviera tiempo regresar a la mansión familiar y registrarla a fondo para intentar averiguar algo más sobre la vida de aquel ancestro, de quien solo sabía dos cosas. Que había sido una de las mayores leyendas del Cipher Pol, y que había sido uno de los pocos en enfrentarse al famoso Monkey D Luffy y llevarlo al borde de la muerte.
Finalmente, Sklan anunció que acudiríamos a conocer los detalles de la misión por orden alfabético, lo que me dejaba como el primero en enterarme. Debía estar en 15 minutos en su despacho, que se encontraba, a diferencia de los demás, en la bodega. Dicho esto, dio dos palmadas y todos mis compañeros, salvo el despistado, se metieron de nuevo en sus camarotes. Yo hice lo propio y me di la vuelta, pero antes de entrar establecí un vínculo telepático con el extraño inquilino de la habitación 7. Al estar nuestras habitaciones cerca, podía leer su mente incluso desde dentro de la mía. Por tanto, en cuanto estuve en mi camarote comencé a intentar indagar en los pensamientos de aquel extraño hombrecillo sin que se diese cuenta. Mi curiosidad innata me había impulsado a hacer aquello, ya que había demasiadas cosas raras en aquella misión y en aquel "agente" (porque tampoco estaba seguro de que lo fuera).
Buscaría cosas concretas como su nombre, si era o no miembro del Cipher Pol (y en caso negativo, quién era), si sabía algo más que yo sobre los demás pasajeros de nuestro barco, ya fuera el capitán o los demás agentes (dado que probablemente se habría reunido con ellos por las noches), o si conocía algún detalle sobre el motivo de nuestro viaje.
Si no encontraba nada sospechoso que me hiciera replantearme si bajar o no a hablar con Sklan, iría a entrevistarme con él tras haber inspeccionado la mente de aquel hombre. También iría si no lograba entrar en ella (aunque dudaba que fuese lo suficientemente fuerte como para impedirme el acceso). Sin embargo, si averiguaba algo que me hiciera pensar que iba a caer en una trampa, tendría que pensar detenidamente mi siguiente paso.
Para colmo, el oficial al mando, de nombre Sklan, había ordenado que el resto de Agentes no tuviéramos contacto entre nosotros. Al parecer, solo estábamos autorizados a hablar con él. Sin embargo, al parecer mis compañeros no hacían mucho caso de dichas instrucciones, pues se reunían de madrugada y hablaban entre ellos. No me interesaba mucho socializar a escondidas durante el viaje, así que no me había unido a ninguna de aquellas reuniones clandestinas.
Mientras me encontraba absorto en mis pensamientos, alguien llamó a mi puerta. Salí de mi camarote para ver que todos mis compañeros estaban también llegando desde sus respectivas habitaciones. Frente a nosotros, Sklan nos explicó que por fin íbamos a conocer los motivos de aquel viaje, lo que hacíamos en ese barco. Eso sí, nos lo contaría uno por uno en su despacho.
De repente, se dio cuenta de que faltaba uno de nosotros, y mandó llamar a su puerta. De ella salió, entre bostezos y desperezándose, un tipo bajito sin mucha pinta de Agente del Gobierno que, para más inri, pareció no reconocer siquiera a nuestro superior. Daba la sensación de estar tremendamente desorientado. Lo que me llamó la atención fue que, contando con aquel extraño tipo, éramos un total de ocho agentes, el mismo número que Agencias existían en el Cipher Pol, y nuestro superior hacía el número nueve. Como la división secreta de nuestra organización. Supuestamente, alguien de mi rango no debía conocer esta información, ya que era de alto secreto. Sin embargo, yo era una excepción dada mi ascendencia. De hecho, fue el propio líder del CP9 quien me habló de dicha agencia cuando me habló sobre mi antepasado, el misterioso Rob Lucci, gracias al cual obtuve los poderes de mi Fruta del Diablo. Desde entonces, me había propuesto cuando tuviera tiempo regresar a la mansión familiar y registrarla a fondo para intentar averiguar algo más sobre la vida de aquel ancestro, de quien solo sabía dos cosas. Que había sido una de las mayores leyendas del Cipher Pol, y que había sido uno de los pocos en enfrentarse al famoso Monkey D Luffy y llevarlo al borde de la muerte.
Finalmente, Sklan anunció que acudiríamos a conocer los detalles de la misión por orden alfabético, lo que me dejaba como el primero en enterarme. Debía estar en 15 minutos en su despacho, que se encontraba, a diferencia de los demás, en la bodega. Dicho esto, dio dos palmadas y todos mis compañeros, salvo el despistado, se metieron de nuevo en sus camarotes. Yo hice lo propio y me di la vuelta, pero antes de entrar establecí un vínculo telepático con el extraño inquilino de la habitación 7. Al estar nuestras habitaciones cerca, podía leer su mente incluso desde dentro de la mía. Por tanto, en cuanto estuve en mi camarote comencé a intentar indagar en los pensamientos de aquel extraño hombrecillo sin que se diese cuenta. Mi curiosidad innata me había impulsado a hacer aquello, ya que había demasiadas cosas raras en aquella misión y en aquel "agente" (porque tampoco estaba seguro de que lo fuera).
Buscaría cosas concretas como su nombre, si era o no miembro del Cipher Pol (y en caso negativo, quién era), si sabía algo más que yo sobre los demás pasajeros de nuestro barco, ya fuera el capitán o los demás agentes (dado que probablemente se habría reunido con ellos por las noches), o si conocía algún detalle sobre el motivo de nuestro viaje.
Si no encontraba nada sospechoso que me hiciera replantearme si bajar o no a hablar con Sklan, iría a entrevistarme con él tras haber inspeccionado la mente de aquel hombre. También iría si no lograba entrar en ella (aunque dudaba que fuese lo suficientemente fuerte como para impedirme el acceso). Sin embargo, si averiguaba algo que me hiciera pensar que iba a caer en una trampa, tendría que pensar detenidamente mi siguiente paso.
- Datos:
- - Puedo leer la mente de cualquier personaje de mi nivel (48) o inferior, aunque para users necesito permiso (no es el caso). Puedo hacerlo con hasta 3 personas a la vez, y a una distancia máxima de 30 metros.
- No he puesto nada sobre asistir a las reuniones clandestinas de mis compañeros porque he interpretado que era algo que ya había pasado y que no podía ir.
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”Parece que hay un intruso por aquí"
Una maquiavélica voz diciendo estas palabras y acompañada de una extravagante carcajada que parece infinita inunda tu mente cuando intentas leer la del compañero de la habitación siete. Tras proseguir intentándolo y después de la dichosa voz, no logras averiguar nada más. Es como si la fortaleza mental de aquél tipo fuera muy superior a lo que parecía su fortaleza física en un principio.
Quizá las apariencias engañan.
Puede que tengas más suerte con alguno de tus otros compañeros. Antes de que puedas siquiera pensar si es lo que realmente quieres, un sobre aparece debajo de tu puerta. Está cerrado con un sello con el mismo logo que viste en la bandera, y parece contener un único folio debido a su grosor.
En el remite puedes leer que viene a tu atención, aunque si te fijas, hay una errata en tu apellido, está escrito como ”Thanwe”.
La caligrafía tiene distintos detalles que la hacen bastante vistosa, y a tu remite, además, hay que añadirle una frase que viene subrayada.
“No juegues conmigo”
Es tu decisión si abrirla o no, pero si te fijas, entre pitos y flautas ya han pasado diez minutos, por lo que sino quieres llegar tarde, deberías ir saliendo ya.
Si decides salir, al abrir la puerta te darás cuenta de cómo en todas las puertas hay un sobre similar al tuyo en el suelo, de repente, notas una ligera corriente de aire y, tras ella, todas las puertas se llaman al instante.
Vas a tener que salir rápido si no quieres que todo el mundo sospeche de ti.
¿Qué está ocurriendo?
Una maquiavélica voz diciendo estas palabras y acompañada de una extravagante carcajada que parece infinita inunda tu mente cuando intentas leer la del compañero de la habitación siete. Tras proseguir intentándolo y después de la dichosa voz, no logras averiguar nada más. Es como si la fortaleza mental de aquél tipo fuera muy superior a lo que parecía su fortaleza física en un principio.
Quizá las apariencias engañan.
Puede que tengas más suerte con alguno de tus otros compañeros. Antes de que puedas siquiera pensar si es lo que realmente quieres, un sobre aparece debajo de tu puerta. Está cerrado con un sello con el mismo logo que viste en la bandera, y parece contener un único folio debido a su grosor.
En el remite puedes leer que viene a tu atención, aunque si te fijas, hay una errata en tu apellido, está escrito como ”Thanwe”.
La caligrafía tiene distintos detalles que la hacen bastante vistosa, y a tu remite, además, hay que añadirle una frase que viene subrayada.
“No juegues conmigo”
Es tu decisión si abrirla o no, pero si te fijas, entre pitos y flautas ya han pasado diez minutos, por lo que sino quieres llegar tarde, deberías ir saliendo ya.
Si decides salir, al abrir la puerta te darás cuenta de cómo en todas las puertas hay un sobre similar al tuyo en el suelo, de repente, notas una ligera corriente de aire y, tras ella, todas las puertas se llaman al instante.
Vas a tener que salir rápido si no quieres que todo el mundo sospeche de ti.
¿Qué está ocurriendo?
- Nota:
Ninguna acción que te de es cerrada, por lo que si estimas que así es, coméntamelo. Lo digo principalmente por las charlas de tus compañeros, a las cuales te podrías haber unido, pero es cierto que no lo dejé nada claro.
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Para mi sorpresa, aquel tipo era mucho más fuerte de lo que aparentaba, ya que no era un tarea ni mucho menos sencilla para nadie evitar mi entrada en su mente. El hecho de que ese hombre bajito, con apariencia de ser tan poca cosa, tuviera tal poder me intrigó aún más. Sin embargo, no tuve tiempo de darle más vueltas, ya que en ese preciso instante un sobre apareció por debajo de la puerta del camarote.
No pude evitar fijarme en que el sello era idéntico a la bandera que ondeaba en el mástil. Quizá fuese el símbolo de una unidad especial del Cipher Pol, o tal vez el escudo de algún noble. Incluso cabía la remota posibilidad de que perteneciera a un Tenryuubito. Pero no podía darle más vueltas a aquello. Rápidamente, salí de la habitación mientras leía el remite. En él figuraba mi nombre, aunque incomprensiblemente mal escrito, además de una frase: "No juegues conmigo".
Una vez fuera, me di cuenta de que había un sobre delante de cada una de las puertas. Pero, al contrario que el mío, estaban fuera de las habitaciones. Algo muy extraño ocurría. Tal vez el tipo bajito había tenido algo que ver, ya que las cartas habían llegado justo después de intentar entrar en su mente. Aunque no cuadraba, ya que era imposible que hubiera tenido tiempo de escribirlas, pero no podía descartarlo tampoco.
En ese momento sentí una fugaz brisa. En cuanto pasó, todas las puertas de los camarotes sonaron al tiempo, como si alguien hubiese llamado a todas a la vez. Lo más rápido que pude, activé mi Haki de Observación tratando de detectar si había alguien más en cubierta que hubiera podido hacer aquello, y usé el Soru para meterme de nuevo en mi habitación. Una vez hecho esto, saldría de nuevo a cubierta, actuando como si no hubiera visto nada más que la extraña carta.
En cuanto todos mis compañeros hubieran salido de sus camarotes, preguntaría si alguien sabía qué había pasado, y observaría detenidamente sus rostros mientras mantenía el Haki de Observación activo. Escogería a los tres cuya actitud me pareciese menos de fiar (excluyendo al bajito de antes), y me adentraría en sus mentes, tratando de averiguar los mismos datos que había intentado sonsacar antes del cerebro del tipo bajito.
Después, me aseguraría de que no era tarde para ir a hablar con el capitán. Mientras seguía indagando en sus mentes, me despediría de ellos anunciando que iba a ver a Sklan y me dirigiría a su despacho, apurando hasta el último momento antes de entrar en él o de llegar a la distancia límite de mis vínculos (30 metros) para tratar de obtener toda la información útil posible.
Una vez hecho esto, si nada de lo que pudiese averiguar (si es que averiguaba algo) me decía que no era buena idea, entraría al camarote de Sklan dispuesto a entrevistarme con él.
No pude evitar fijarme en que el sello era idéntico a la bandera que ondeaba en el mástil. Quizá fuese el símbolo de una unidad especial del Cipher Pol, o tal vez el escudo de algún noble. Incluso cabía la remota posibilidad de que perteneciera a un Tenryuubito. Pero no podía darle más vueltas a aquello. Rápidamente, salí de la habitación mientras leía el remite. En él figuraba mi nombre, aunque incomprensiblemente mal escrito, además de una frase: "No juegues conmigo".
Una vez fuera, me di cuenta de que había un sobre delante de cada una de las puertas. Pero, al contrario que el mío, estaban fuera de las habitaciones. Algo muy extraño ocurría. Tal vez el tipo bajito había tenido algo que ver, ya que las cartas habían llegado justo después de intentar entrar en su mente. Aunque no cuadraba, ya que era imposible que hubiera tenido tiempo de escribirlas, pero no podía descartarlo tampoco.
En ese momento sentí una fugaz brisa. En cuanto pasó, todas las puertas de los camarotes sonaron al tiempo, como si alguien hubiese llamado a todas a la vez. Lo más rápido que pude, activé mi Haki de Observación tratando de detectar si había alguien más en cubierta que hubiera podido hacer aquello, y usé el Soru para meterme de nuevo en mi habitación. Una vez hecho esto, saldría de nuevo a cubierta, actuando como si no hubiera visto nada más que la extraña carta.
En cuanto todos mis compañeros hubieran salido de sus camarotes, preguntaría si alguien sabía qué había pasado, y observaría detenidamente sus rostros mientras mantenía el Haki de Observación activo. Escogería a los tres cuya actitud me pareciese menos de fiar (excluyendo al bajito de antes), y me adentraría en sus mentes, tratando de averiguar los mismos datos que había intentado sonsacar antes del cerebro del tipo bajito.
Después, me aseguraría de que no era tarde para ir a hablar con el capitán. Mientras seguía indagando en sus mentes, me despediría de ellos anunciando que iba a ver a Sklan y me dirigiría a su despacho, apurando hasta el último momento antes de entrar en él o de llegar a la distancia límite de mis vínculos (30 metros) para tratar de obtener toda la información útil posible.
Una vez hecho esto, si nada de lo que pudiese averiguar (si es que averiguaba algo) me decía que no era buena idea, entraría al camarote de Sklan dispuesto a entrevistarme con él.
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Tu haki de observación no es lo suficientemente rápido como para detectar a nadie, pero sí que notas una presencia alejándose hasta cubierta a una velocidad cada vez menor, donde terminas por perderla.
Seguidamente usas tu soru, saliendo del embrollo con total éxito. Al salir de nuevo por la puerta, todo el mundo coge los sobres y tú finges hacer lo mismo. Te fijas en ellos y ves como agachan la cabeza, alguno lanza una mirada acusadora al resto de agentes, pero nadie parece hablar. Hasta que tú preguntas.
El tipo de la habitación siete se ríe y se marcha, dejando el sobre fuera, a tu alcance. Quizá sea buena idea cogerlo y ver qué mensaje le han dedicado a él. O puede que no.
Al activar tu técnica para leer la mente del resto, la fijas en el agente de la habitación dos y en el de la cuatro, seguido del de la seis. Sólo éste último te es sincero, mientras que el resto mienten sobre lo que pone en sus sobres.
El tipo de la habitación seis te comenta, cabizbajo, que su sobre le inculpa de haberse quedado con dinero de tres de sus misiones, algo que te niega, siendo éste el único momento en el que levanta la cabeza. Su nombre es Antoine, y parece ser un agente de menor rango que tú.
Por otro lado, el de la habitación cuatro te comenta que en su sobre pone que debe ser el primero en visitar a Sklan, tras lo cual te pregunta si te importa. Sin embargo, logras descifrar leyendo su mente lo que realmente pone sin muchos problemas; ”Deshazte de todos”. Indagando algo más, logras obtener su nombre, Jimmy. Su rango no consigues sacarlo, ni siquiera sabes si pertenece a la organización.
Finalmente, el hombre de la habitación dos, un hombre bastante corpulento y fornido, te comenta que en su sobre sólo hay indicaciones para llegar a la bodega. Sin embargo, su nerviosismo le delata y, tras un par de segundos, no resiste la tentación de leer textualmente para sus adentros el contenido total del escrito. Algo que gracias a tu técnica, te sirve para descifrar el mensaje del tipo. ”Alguien te va a intentar matar hoy mismo. Ándate con ojo.”. Logras también obtener su nombre, Kler, o Cler, no sabes como se escribe, pero si su pronunciación. También su rango, ligeramente por encima del tuyo.
Debes decidir cómo actuar, pero ya vas bastante mal en cuanto al tiempo se refiere, y encima tienes a Jimmy, que quiere, por alguna razón, hablar antes que tú con tu superior.
Seguidamente usas tu soru, saliendo del embrollo con total éxito. Al salir de nuevo por la puerta, todo el mundo coge los sobres y tú finges hacer lo mismo. Te fijas en ellos y ves como agachan la cabeza, alguno lanza una mirada acusadora al resto de agentes, pero nadie parece hablar. Hasta que tú preguntas.
El tipo de la habitación siete se ríe y se marcha, dejando el sobre fuera, a tu alcance. Quizá sea buena idea cogerlo y ver qué mensaje le han dedicado a él. O puede que no.
Al activar tu técnica para leer la mente del resto, la fijas en el agente de la habitación dos y en el de la cuatro, seguido del de la seis. Sólo éste último te es sincero, mientras que el resto mienten sobre lo que pone en sus sobres.
El tipo de la habitación seis te comenta, cabizbajo, que su sobre le inculpa de haberse quedado con dinero de tres de sus misiones, algo que te niega, siendo éste el único momento en el que levanta la cabeza. Su nombre es Antoine, y parece ser un agente de menor rango que tú.
Por otro lado, el de la habitación cuatro te comenta que en su sobre pone que debe ser el primero en visitar a Sklan, tras lo cual te pregunta si te importa. Sin embargo, logras descifrar leyendo su mente lo que realmente pone sin muchos problemas; ”Deshazte de todos”. Indagando algo más, logras obtener su nombre, Jimmy. Su rango no consigues sacarlo, ni siquiera sabes si pertenece a la organización.
Finalmente, el hombre de la habitación dos, un hombre bastante corpulento y fornido, te comenta que en su sobre sólo hay indicaciones para llegar a la bodega. Sin embargo, su nerviosismo le delata y, tras un par de segundos, no resiste la tentación de leer textualmente para sus adentros el contenido total del escrito. Algo que gracias a tu técnica, te sirve para descifrar el mensaje del tipo. ”Alguien te va a intentar matar hoy mismo. Ándate con ojo.”. Logras también obtener su nombre, Kler, o Cler, no sabes como se escribe, pero si su pronunciación. También su rango, ligeramente por encima del tuyo.
Debes decidir cómo actuar, pero ya vas bastante mal en cuanto al tiempo se refiere, y encima tienes a Jimmy, que quiere, por alguna razón, hablar antes que tú con tu superior.
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Mi Mantra tan solo me permitió notar en el último momento una leve presencia cada vez más lejana. No había sido lo bastante rápido. Por suerte, sí lo fui para meterme en mi camarote y salir de nuevo junto a los demás, sin que ninguno pudiera pensar nada raro de mí. De hecho, por segunda vez el tipo de la habitación 7 quedó como el más extraño, pues simplemente soltó una carcajada, dejó caer su sobre al suelo y se marchó de vuelta a su camarote.
Aproveché entonces para, mientras los demás leían sus cartas, abrir la mía y comprobar si había algo más escrito en ella. Cuando pregunté al resto al respecto, fijé mi telepatía en los números dos, cuatro y seis, quienes me pareció que actuaban más sospechosamente. La respuesta del último de ellos, Antoine, era sincera al parecer, y lo que me dijo no me intrigó demasiado. Los otros dos, sin embargo, mentían. Además, sus mensajes resultaban mucho más pertubadores. El tipo de la habitación dos, un agente ligeramente superior a mí en rango, había recibido una amenaza de muerte. Pero lo que más me inquietó fue el mensaje recibido por Jimmy, el inquilino del camarote número cuatro. El mensaje, por lo que parecía, le exhortaba a matarnos a todos. No obstante, eso no fue lo único en aquel tipo que me dio mala espina, sino también que no logré averiguar si pertenecía o no al Cipher Pol y, sobre todo, que insistió en ser el primero en acudir a hablar con Sklan.
En ese momento, me agaché para recoger el sobre del número 7 y meterlo en el bolsillo de mi pantalón. Si había algo escrito en la parte externa, lo vería rápidamente mientras lo guardaba. Tras esto, diría a Jimmy:
- Lo siento, compañero, pero no sabemos quién ha escrito esa carta. Lo que sí sabemos a ciencia cierta es que nuestro superior en persona dijo que debía de ser yo el primero en ir a verle, y es lo que voy a hacer, me da igual lo que ponga en ese sobre. Ni tú ni yo queremos arriesgarnos a incumplir sus órdenes por lo que ponga en un estúpido papel.
El vínculo telepático con mi interlocutor seguiría activo para poder ver mejor sus intenciones y sus posibles mentiras. Si no lograba convencerle y veía que hacía ademán de dirigirse hacia el camarote de Sklan, echaría mano del Soru para asegurarme llegar antes que él. Si por el contrario cedía, iría hasta allí procurando no llegar tarde. De una u otra forma, mantendría mi Haki de Observación activo en todo momento. Había muchas cosas en aquella situación que no me gustaban, y no iba a confiarme lo más mínimo.
Aproveché entonces para, mientras los demás leían sus cartas, abrir la mía y comprobar si había algo más escrito en ella. Cuando pregunté al resto al respecto, fijé mi telepatía en los números dos, cuatro y seis, quienes me pareció que actuaban más sospechosamente. La respuesta del último de ellos, Antoine, era sincera al parecer, y lo que me dijo no me intrigó demasiado. Los otros dos, sin embargo, mentían. Además, sus mensajes resultaban mucho más pertubadores. El tipo de la habitación dos, un agente ligeramente superior a mí en rango, había recibido una amenaza de muerte. Pero lo que más me inquietó fue el mensaje recibido por Jimmy, el inquilino del camarote número cuatro. El mensaje, por lo que parecía, le exhortaba a matarnos a todos. No obstante, eso no fue lo único en aquel tipo que me dio mala espina, sino también que no logré averiguar si pertenecía o no al Cipher Pol y, sobre todo, que insistió en ser el primero en acudir a hablar con Sklan.
En ese momento, me agaché para recoger el sobre del número 7 y meterlo en el bolsillo de mi pantalón. Si había algo escrito en la parte externa, lo vería rápidamente mientras lo guardaba. Tras esto, diría a Jimmy:
- Lo siento, compañero, pero no sabemos quién ha escrito esa carta. Lo que sí sabemos a ciencia cierta es que nuestro superior en persona dijo que debía de ser yo el primero en ir a verle, y es lo que voy a hacer, me da igual lo que ponga en ese sobre. Ni tú ni yo queremos arriesgarnos a incumplir sus órdenes por lo que ponga en un estúpido papel.
El vínculo telepático con mi interlocutor seguiría activo para poder ver mejor sus intenciones y sus posibles mentiras. Si no lograba convencerle y veía que hacía ademán de dirigirse hacia el camarote de Sklan, echaría mano del Soru para asegurarme llegar antes que él. Si por el contrario cedía, iría hasta allí procurando no llegar tarde. De una u otra forma, mantendría mi Haki de Observación activo en todo momento. Había muchas cosas en aquella situación que no me gustaban, y no iba a confiarme lo más mínimo.
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El tipo te mira de manera bastante reacia al principio, pero acaba accediendo a tu petición.
- Está bien, ve tú. Pero si esta carta viene de Sklan, serás el único responsable -finalizó y tras ello volvió a entrar a su habitación, dando un sonoro portazo.
El resto de agentes hicieron lo propio y, ayudándote de tu mantra, notaste como todo volvía a la normalidad. Aunque quizá todo lo que estaba pasando no tenía nada de normal. Tu carta está vacía, al igual que parece estarlo la del agente de la habitación siete. Sin embargo, notas que su papel es mucho más grueso y rugoso que el tuyo. Parece como si tuviera distintos tipos de texturas.
Tras un par de minutos a un paso algo más elevado de lo que acostumbrabas, terminas llegando a la bodega, donde se supone que estaría Sklan. Desde la lejanía notas como Jimmy tiene un gran sentimiento de culpa por no haber conseguido llegar a tu superior antes que tú. No eres capaz de obtener más información. Puede que quisiera empezar matándole a él, o puede que sólo quisiera chivarse.
De cualquier modo, Sklan hace acto de presencia y te invita a pasar a su despacho. En él hay montones de papeles y un par de sillas junto a una mesa. Detrás de esta hay una algo más cómoda, que es donde se sienta él.
- Toma asiento -dice apartando una pila de papeles-. Cualquiera diría que la vida de un agente es aburrida -comenta mirando todos los papeles de su mesa-, y a veces tendría mucha razón. En fin, vamos a lo que vamos.
Sklan se levanta y le ves de cerca. Mide en torno a dos metros y tiene una masa muscular superior a la media, pero no demasiado destacable. Su cabellera rubia parece más elegante si lo miras desde atrás.
-Bien, ahora ya está todo listo -tras hacer algo de fuerza, tira de una cuerda y te deja ver un mapa de una isla-. Este es nuestro destino, el motivo por el cual os hemos llamado. Seguramente no te suene… Pero esta isla se llama Yousai Toshi. En ella hay tres sectores principales. El Alto -señala al norte-, el medio -hace lo propio con el central- y, por último, el bajo -finaliza apuntando al de la zona inferior-. Nos jugamos mucho en esta misión… Y por eso hemos traído a ocho hombres. Cada uno de vosotros destaca en algo, y ahora, os mediréis unos contra otros por dos puestos. Y esos dos puestos, os llevarán a infiltraros en una misión que aún es secreta. Pese a que únicamente queremos conseguir información, no está demás que vaya gente lo suficientemente capacitada como para poder huir si la cosa se pone chunga. Si consigues ser una de esas dos personas… Te diré de qué trata.
El rubio decide abrir un cajón y sacar un sobre de él. Curiosamente, el sobre tiene el mismo estampado que el que te dejaron por debajo de la puerta.
- Y ahora, te leeré las normas. Todo consistirá en una maratón una vez lleguemos a la isla. Iremos de uno en uno hasta este punto -señaló una especie de casa de acogida dentro del sector bajo-, allí podremos introducirnos a través de unas compuertas en una sala de entrenamiento, habilitada para quince personas y la cual posee un cuadrilátero. Y allí… Nos demostraréis vuestra valía. Haremos unos cuadrantes, pelearéis todos contra todos y, finalmente, los dos con más cantidad de puntos, conocerán la misión y se infiltrarán. Os contaremos el sistema de puntuación en cuanto lleguemos a la isla. Mientras tanto, sólo necesitas saber que si agredes a cualquier agente, quedarás descalificado. ¿Alguna pregunta?
- Está bien, ve tú. Pero si esta carta viene de Sklan, serás el único responsable -finalizó y tras ello volvió a entrar a su habitación, dando un sonoro portazo.
El resto de agentes hicieron lo propio y, ayudándote de tu mantra, notaste como todo volvía a la normalidad. Aunque quizá todo lo que estaba pasando no tenía nada de normal. Tu carta está vacía, al igual que parece estarlo la del agente de la habitación siete. Sin embargo, notas que su papel es mucho más grueso y rugoso que el tuyo. Parece como si tuviera distintos tipos de texturas.
Tras un par de minutos a un paso algo más elevado de lo que acostumbrabas, terminas llegando a la bodega, donde se supone que estaría Sklan. Desde la lejanía notas como Jimmy tiene un gran sentimiento de culpa por no haber conseguido llegar a tu superior antes que tú. No eres capaz de obtener más información. Puede que quisiera empezar matándole a él, o puede que sólo quisiera chivarse.
De cualquier modo, Sklan hace acto de presencia y te invita a pasar a su despacho. En él hay montones de papeles y un par de sillas junto a una mesa. Detrás de esta hay una algo más cómoda, que es donde se sienta él.
- Toma asiento -dice apartando una pila de papeles-. Cualquiera diría que la vida de un agente es aburrida -comenta mirando todos los papeles de su mesa-, y a veces tendría mucha razón. En fin, vamos a lo que vamos.
Sklan se levanta y le ves de cerca. Mide en torno a dos metros y tiene una masa muscular superior a la media, pero no demasiado destacable. Su cabellera rubia parece más elegante si lo miras desde atrás.
-Bien, ahora ya está todo listo -tras hacer algo de fuerza, tira de una cuerda y te deja ver un mapa de una isla-. Este es nuestro destino, el motivo por el cual os hemos llamado. Seguramente no te suene… Pero esta isla se llama Yousai Toshi. En ella hay tres sectores principales. El Alto -señala al norte-, el medio -hace lo propio con el central- y, por último, el bajo -finaliza apuntando al de la zona inferior-. Nos jugamos mucho en esta misión… Y por eso hemos traído a ocho hombres. Cada uno de vosotros destaca en algo, y ahora, os mediréis unos contra otros por dos puestos. Y esos dos puestos, os llevarán a infiltraros en una misión que aún es secreta. Pese a que únicamente queremos conseguir información, no está demás que vaya gente lo suficientemente capacitada como para poder huir si la cosa se pone chunga. Si consigues ser una de esas dos personas… Te diré de qué trata.
El rubio decide abrir un cajón y sacar un sobre de él. Curiosamente, el sobre tiene el mismo estampado que el que te dejaron por debajo de la puerta.
- Y ahora, te leeré las normas. Todo consistirá en una maratón una vez lleguemos a la isla. Iremos de uno en uno hasta este punto -señaló una especie de casa de acogida dentro del sector bajo-, allí podremos introducirnos a través de unas compuertas en una sala de entrenamiento, habilitada para quince personas y la cual posee un cuadrilátero. Y allí… Nos demostraréis vuestra valía. Haremos unos cuadrantes, pelearéis todos contra todos y, finalmente, los dos con más cantidad de puntos, conocerán la misión y se infiltrarán. Os contaremos el sistema de puntuación en cuanto lleguemos a la isla. Mientras tanto, sólo necesitas saber que si agredes a cualquier agente, quedarás descalificado. ¿Alguna pregunta?
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Por suerte, mi capacidad dialéctica fue suficiente para convencer a Jimmy de que yo debía bajar primero. Sin embargo, mi Haki de Observación me decía que no estaba para nada conforme por ello, y que sentía incluso culpabilidad por no ir antes que yo. Aquello no me daba nada buena espina, así que no podía despistarme ni un solo segundo. Por mi cabeza pasaba hasta la posibilidad de que aquel tipo no fuese realmente del Cipher Pol, sino un pirata o, peor aún, un revolucionario infiltrado entre nosotros. Y, dada la naturaleza de la carta que había recibido, tal vez contase con un aliado en el barco. Así que tomé la decisión de mantener mi Mantra activo en todo momento, incluso mientras hablara con Sklan, por si volvía a sentir aquella fugaz presencia que había dejado los sobres y llamado a las puertas.
El resto de los agentes se tranquilizaron, y entonces comencé a dirigirme a la bodega. Comprobé que tanto mi carta como la destinada al extraño agente de la habitación siete estaban vacías, aunque me fijé en que la suya era más gruesa y rugosa, como si estuviera compuesta por distintos materiales. Desde luego, entre Jimmy y el agente de la siete, los motivos para permanecer alerta eran muchos.
Una vez en la bodega, Sklan me invitó a pasar a su despacho. En él se acumulaban papeles, hasta el punto de que mi superior hizo un comentario sobre lo tedioso la burocracia, en un claro intento por romper el hielo antes de entrar en materia. Se trataba de un hombre que me sacaba casi dos cabezas (al menos en mi forma humana), fuerte y con el pelo rubio.
En ese momento, descubrió lo que parecía el mapa de una isla. Me explicó que su nombre era Yousai Toshi, que era el lugar al que nos dirigíamos, y me habló brevemente sobre su distribución territorial. Seguidamente, me comentó que se trataba de una misión de infiltración de elevada importancia y que, debido a ello, habían seleccionado a ocho agentes, de los cuales solo los dos que demostraran ser más aptos serían finalmente elegidos para llevarla a cabo. Al parecer, una vez en la isla nos dirigiríamos de uno en uno a una especie de piso franco donde los agentes nos enfrentaríamos entre nosotros, compitiendo por las dos plazas para la misión. Hasta entonces, la única norma era no agredir a ningún compañero.
A decir verdad, la explicación de Sklan me pareció bastante rara. Si querían elegir a los dos candidatos idóneos entre nosotros ocho, ¿por qué no hacerlo directamente en Ennies Lobby en lugar de sobre el terreno? No entendía demasiado bien qué motivos podían tener nuestros superiores para hacerlo de ese modo. Además, estaban aquellas extrañas cartas, y la sospechosa actitud de Jimmy y del misterioso agente de la habitación siete. Sin embargo, tampoco me fiaba de Sklan, ya que no sabía nada sobre él. Por lo tanto, cuando se interesó por saber si tenía algo que preguntarle, le dije:
- Si, señor. Si la misión es tan importante, no entiendo el por qué de realizar la elección de los agentes sobre el terreno, donde cualquier imprevisto podría comprometer nuestro cometido. En mi humilde opinión Ennies Lobby habría sido una mejor opción para ello. Por otro lado, quisiera saber si el resto de agentes elegidos son de total confianza y probada lealtad al Gobierno Mundial, ya que, al no haber podido conocerlos, no he podido asegurarme de ello. Que, por cierto, esa prohibición de contacto entre nosotros me ha sorprendido bastante. Entiendo perfectamente que sea preferible entre espías evitar la aparición de lazos personales, pero por mi parte si tengo que trabajar junto a otro agente preferiría que fuera alguien en quien sé que puedo confiar, tanto por sus habilidades como por su lealtad al Gobierno. Y, por último, no tengo intención de agredir a ningún compañero, pero me gustaría saber que, si alguno de ellos me atacara, no sería descalificado por defenderme.
Durante su respuesta, utilizaría mis dotes como psicólogo para analizar detalladamente sus palabras y gestos, combinándolo con mi Mantra. Si detectaba algo que empezara a parecerme sospechoso, crearía un vínculo telepático con él para intentar entrar en su mente. Si era capaz de hacerlo, seguramente me resultaría muy útil y, si no lo lograba, no había forma de que mi superior averiguase lo que había intentado hacer, así que prácticamente no había riesgos. Sin embargo, si no veía nada sospechoso respetaría su mente, al menos por el momento. Al fin y al cabo, era mi superior.
El resto de los agentes se tranquilizaron, y entonces comencé a dirigirme a la bodega. Comprobé que tanto mi carta como la destinada al extraño agente de la habitación siete estaban vacías, aunque me fijé en que la suya era más gruesa y rugosa, como si estuviera compuesta por distintos materiales. Desde luego, entre Jimmy y el agente de la siete, los motivos para permanecer alerta eran muchos.
Una vez en la bodega, Sklan me invitó a pasar a su despacho. En él se acumulaban papeles, hasta el punto de que mi superior hizo un comentario sobre lo tedioso la burocracia, en un claro intento por romper el hielo antes de entrar en materia. Se trataba de un hombre que me sacaba casi dos cabezas (al menos en mi forma humana), fuerte y con el pelo rubio.
En ese momento, descubrió lo que parecía el mapa de una isla. Me explicó que su nombre era Yousai Toshi, que era el lugar al que nos dirigíamos, y me habló brevemente sobre su distribución territorial. Seguidamente, me comentó que se trataba de una misión de infiltración de elevada importancia y que, debido a ello, habían seleccionado a ocho agentes, de los cuales solo los dos que demostraran ser más aptos serían finalmente elegidos para llevarla a cabo. Al parecer, una vez en la isla nos dirigiríamos de uno en uno a una especie de piso franco donde los agentes nos enfrentaríamos entre nosotros, compitiendo por las dos plazas para la misión. Hasta entonces, la única norma era no agredir a ningún compañero.
A decir verdad, la explicación de Sklan me pareció bastante rara. Si querían elegir a los dos candidatos idóneos entre nosotros ocho, ¿por qué no hacerlo directamente en Ennies Lobby en lugar de sobre el terreno? No entendía demasiado bien qué motivos podían tener nuestros superiores para hacerlo de ese modo. Además, estaban aquellas extrañas cartas, y la sospechosa actitud de Jimmy y del misterioso agente de la habitación siete. Sin embargo, tampoco me fiaba de Sklan, ya que no sabía nada sobre él. Por lo tanto, cuando se interesó por saber si tenía algo que preguntarle, le dije:
- Si, señor. Si la misión es tan importante, no entiendo el por qué de realizar la elección de los agentes sobre el terreno, donde cualquier imprevisto podría comprometer nuestro cometido. En mi humilde opinión Ennies Lobby habría sido una mejor opción para ello. Por otro lado, quisiera saber si el resto de agentes elegidos son de total confianza y probada lealtad al Gobierno Mundial, ya que, al no haber podido conocerlos, no he podido asegurarme de ello. Que, por cierto, esa prohibición de contacto entre nosotros me ha sorprendido bastante. Entiendo perfectamente que sea preferible entre espías evitar la aparición de lazos personales, pero por mi parte si tengo que trabajar junto a otro agente preferiría que fuera alguien en quien sé que puedo confiar, tanto por sus habilidades como por su lealtad al Gobierno. Y, por último, no tengo intención de agredir a ningún compañero, pero me gustaría saber que, si alguno de ellos me atacara, no sería descalificado por defenderme.
Durante su respuesta, utilizaría mis dotes como psicólogo para analizar detalladamente sus palabras y gestos, combinándolo con mi Mantra. Si detectaba algo que empezara a parecerme sospechoso, crearía un vínculo telepático con él para intentar entrar en su mente. Si era capaz de hacerlo, seguramente me resultaría muy útil y, si no lo lograba, no había forma de que mi superior averiguase lo que había intentado hacer, así que prácticamente no había riesgos. Sin embargo, si no veía nada sospechoso respetaría su mente, al menos por el momento. Al fin y al cabo, era mi superior.
- NOTA:
- - Profesión de Psicólogo a nivel 48+5=53.
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Sklan frunce el ceño ante tu pregunta. Probablemente porque no esperase ninguna. Notas como se concentra en tus preguntas mientras se sienta de nuevo sobre la silla. Intenta hablar un par de veces, pero tus nuevas preguntas le cortan.
- Entiendo tu preocupación, eso lo primero. Bien, vamos por partes. Lo primero… Es algo normal que te pueda parecer más sencillo elegir directamente a los dos integrantes que vayan a realizar la misión antes de venir, pero como comprenderás, cada decisión que se toma tiene un porqué, y no es cuestión tuya cuestionarlo. De todos modos, gracias por tu sugerencia -espeta esto último de manera un tanto frívola-. Respecto al resto de tus compañeros, son todos agentes del gobierno. Hay dos que pertenecen a un CP en concreto, y el resto tienen rangos similares al tuyo. Todos han probado su lealtad, ¿Tienes alguna información que deba saber? -se te queda mirando con una fijación extraña, quizá esté intentando leerte la mente. O simplemente sea su cara de interrogatorio. Tras unos segundos y esperando tu respuesta, procede de nuevo.- Si no os hemos dejado juntaros, ha sido por una simple razón. Como bien comentas, no queremos que tengáis ningún vínculo. Ya no sólo por la misión, si no por lo que viene ahora. Y la segunda, ver hasta qué punto estáis comprometidos con las reglas que os ponemos. Sólo dos personas han superado esta mini-prueba. Tú eres uno de ellos. Te puedo hacer un adelanto, y es que en la prueba que te he comentado, tendréis una pequeña ventaja. Finalmente, y para no extenderme más -fija su mirada en el reloj y realiza una pequeña mueca de sorpresa-, obviamente no te sancionaremos por defenderte. Pero como bien sabrás, una defensa no debería provocar sangre, ni huesos rotos en tu rival. Siempre y cuando no lesiones a nadie, no serás descalificado.
Tras la charla, se levanta y te invita a salir agarrándote del hombro.
- Por cierto, el siguiente es Claus. Su habitación es… Ah, sí. La siete. Si por algún casual no se encuentra en su habitación, vuelve aquí y llamaremos al siguiente.
- Entiendo tu preocupación, eso lo primero. Bien, vamos por partes. Lo primero… Es algo normal que te pueda parecer más sencillo elegir directamente a los dos integrantes que vayan a realizar la misión antes de venir, pero como comprenderás, cada decisión que se toma tiene un porqué, y no es cuestión tuya cuestionarlo. De todos modos, gracias por tu sugerencia -espeta esto último de manera un tanto frívola-. Respecto al resto de tus compañeros, son todos agentes del gobierno. Hay dos que pertenecen a un CP en concreto, y el resto tienen rangos similares al tuyo. Todos han probado su lealtad, ¿Tienes alguna información que deba saber? -se te queda mirando con una fijación extraña, quizá esté intentando leerte la mente. O simplemente sea su cara de interrogatorio. Tras unos segundos y esperando tu respuesta, procede de nuevo.- Si no os hemos dejado juntaros, ha sido por una simple razón. Como bien comentas, no queremos que tengáis ningún vínculo. Ya no sólo por la misión, si no por lo que viene ahora. Y la segunda, ver hasta qué punto estáis comprometidos con las reglas que os ponemos. Sólo dos personas han superado esta mini-prueba. Tú eres uno de ellos. Te puedo hacer un adelanto, y es que en la prueba que te he comentado, tendréis una pequeña ventaja. Finalmente, y para no extenderme más -fija su mirada en el reloj y realiza una pequeña mueca de sorpresa-, obviamente no te sancionaremos por defenderte. Pero como bien sabrás, una defensa no debería provocar sangre, ni huesos rotos en tu rival. Siempre y cuando no lesiones a nadie, no serás descalificado.
Tras la charla, se levanta y te invita a salir agarrándote del hombro.
- Por cierto, el siguiente es Claus. Su habitación es… Ah, sí. La siete. Si por algún casual no se encuentra en su habitación, vuelve aquí y llamaremos al siguiente.
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Sklan respondió a mis preguntas con aparente sinceridad, sin darme ningún motivo para sospechar de él. Sin embargo, no pareció hacerle mucha gracia que yo cuestionara la idoneidad de sus métodos, aunque eso no hizo que su respuesta fuese menos educada en absoluto. Además, la mayoría de los motivos que me dio tenían, a mi juicio, bastante sentido. Al parecer, mis superiores no tenían ninguna duda sobre la lealtad de ninguno de los agentes seleccionados, lo que, no obstante, no hacía que yo dejase de tenerlas. Me agradó saber que la orden de no tener contacto entre nosotros era además una prueba, que solo otro agente más a parte de mí había superado. Habría apostado lo que fuera a que se trataba del extraño tipo de la habitación siete.
Tras esto, mi superior me invitó a salir de su despacho y me comunicó a quién debía avisar para que bajara después. Casualidad o no, se trataba del agente del camarote número siete, cuyo nombre era Claus.
Salí de allí y me dirigí a cubierta, caminando con precaución y manteniendo mi Haki de Observación activo por si las moscas. Si no había incidencias en el camino lo primero que haría sería llamar a la puerta de Claus. Si no contestaba, probaría de nuevo con más fuerza, diciéndole que debía bajar a ver a Sklan. Si aún así nadie respondía, supondría que no se encontraba en la habitación y bajaría de nuevo para que mi superior me diera el próximo nombre.
Si Claus respondía y me hacía caso, me quedaría en mi habitación meditando y haciendo algo de ejercicio, pero con el Mantra activo para prevenir posibles sorpresas.
Tras esto, mi superior me invitó a salir de su despacho y me comunicó a quién debía avisar para que bajara después. Casualidad o no, se trataba del agente del camarote número siete, cuyo nombre era Claus.
Salí de allí y me dirigí a cubierta, caminando con precaución y manteniendo mi Haki de Observación activo por si las moscas. Si no había incidencias en el camino lo primero que haría sería llamar a la puerta de Claus. Si no contestaba, probaría de nuevo con más fuerza, diciéndole que debía bajar a ver a Sklan. Si aún así nadie respondía, supondría que no se encontraba en la habitación y bajaría de nuevo para que mi superior me diera el próximo nombre.
Si Claus respondía y me hacía caso, me quedaría en mi habitación meditando y haciendo algo de ejercicio, pero con el Mantra activo para prevenir posibles sorpresas.
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Caminando por el pasillo, te percatas del mal estado de la madera en los laterales. Sin darle mucha más importancia, acabas llegando hasta la puerta de la habitación siete. Tras llamar un par de veces, el curioso tipo de nombre Claus sale y, tras tus palabras, ves como se marcha en dirección a la bodega sin decirte nada. Si te fijas detenidamente, verás que tiene el suéter alrevés.
Tras ello, entras en tu habitación y meditas con tranquilidad. Todo transcurre con la más absoluta de las paces, oyendo únicamente puertas abrirse y cerrarse, lo que supones que es la gente entrando y saliendo de sus habitaciones.
Por fin llegáis a la isla. Pese a las previsiones de Sklan, tardáis medio día más por una mala noche de temporal.
Durante el trayecto has pasado el tiempo tranquilamente, sin ningún impedimento, realizando tus tareas. No podías tener contacto con ningún agente, salvo los cordiales saludos y poco más.
Al llegar, Sklan forma una fila india con todos y explica qué hacer.
- Me voy contigo -dice señalándote-, y el orden será el mismo que el que tuvisteis al entrar a mi despacho. Salid de aquí con un intervalo de cinco minutos cada uno, y que no os hagáis de notar.
Todos tenéis unos ropajes viejos para no dar la nota en el sector bajo. Al llegar a la casa puedes notar un olor un tanto peculiar y desagradable. La forma de la casa no tiene nada curioso, pero al entrar, accedeis a través de una chimenea hasta el sótano. Sklan se queda arriba primero, por lo que te deja vía libre para examinar. Poco a poco van llegando todos los demás.
El sótano es espacioso, tiene una habitación con gasas y material médico, así como algún que otro aparato de medicina. También, si accedes al fondo, ves un largo pasillo que da pié a unas habitaciones ligeramente más pequeñas que las del barco. Solo que ahora no hay ocho, si no diez. También hay un par de baños y, justo en el centro de la sala, un ring de boxeo de unas dimensiones de tres por tres.
Cuando todos estáis reunidos, Sklan sube al ring para dar un nuevo discursito. No sin antes cerciorarse, pasando lista, de que todos estáis presentes.
- Bien. Las reglas van a ser bastante sencillas. Combates 1vs1, somos 8, por lo que cada uno tendrá que librar 7 combates. Lograrán acceder a la misión los dos con más puntos. ¿Y cómo se repartirán los puntos? Os preguntaréis -hace una pausa para avanzar hasta tocar una de las cuerdas del cuadrilátero-. Pues bien sencillo. El ganador tendrá tres puntos si gana por KO. Si no hay KO, se elegirá ganador en función del combate. El perdedor tendrá 0 puntos si pierde por KO, y uno si pierde por nuestro criterio. Dicho esto, os tendré que decir que nadie verá ningún combate que no sea el suyo, por lo que quien salga por esa puerta mientras alguien está combatiendo -señala a la puerta del largo pasillo-, perderá tres puntos. Dicho esto, el primer combate será entre… -mira entre sus papeles- Anders y Jimmy. Subid aquí. El resto marchaos. Oh, se me olvidaba. Os prohibimos comunicaros entre vosotros, y sólo dos lo habéis conseguido. Anders y Claus. Ambos contaréis con 3 puntos extra en esta ronda.
Sklan os explica que serán cuatro minutos peleando y su criterio de calificación. Cada golpe tiene una puntuación de 5 puntos, mientras que uno en el rostro son 10. Usar akuma no mi resta 10 puntos por golpe y 5 por uso (transformación = 1 uso, moldear un material en caso de logia, otro, etc), mientras que usar técnicas del gobierno aumenta 10 puntos su valor por defensa efectiva y 5 por ataque exitoso. Aunque, obviamente, el cuenteo lo llevará él, es importante saberlo.
Cuando los dos estáis enfrente el uno del otro, Sklan toca la campana y el combate empieza con ésta.
Tras ello, entras en tu habitación y meditas con tranquilidad. Todo transcurre con la más absoluta de las paces, oyendo únicamente puertas abrirse y cerrarse, lo que supones que es la gente entrando y saliendo de sus habitaciones.
***
Por fin llegáis a la isla. Pese a las previsiones de Sklan, tardáis medio día más por una mala noche de temporal.
Durante el trayecto has pasado el tiempo tranquilamente, sin ningún impedimento, realizando tus tareas. No podías tener contacto con ningún agente, salvo los cordiales saludos y poco más.
Al llegar, Sklan forma una fila india con todos y explica qué hacer.
- Me voy contigo -dice señalándote-, y el orden será el mismo que el que tuvisteis al entrar a mi despacho. Salid de aquí con un intervalo de cinco minutos cada uno, y que no os hagáis de notar.
Todos tenéis unos ropajes viejos para no dar la nota en el sector bajo. Al llegar a la casa puedes notar un olor un tanto peculiar y desagradable. La forma de la casa no tiene nada curioso, pero al entrar, accedeis a través de una chimenea hasta el sótano. Sklan se queda arriba primero, por lo que te deja vía libre para examinar. Poco a poco van llegando todos los demás.
El sótano es espacioso, tiene una habitación con gasas y material médico, así como algún que otro aparato de medicina. También, si accedes al fondo, ves un largo pasillo que da pié a unas habitaciones ligeramente más pequeñas que las del barco. Solo que ahora no hay ocho, si no diez. También hay un par de baños y, justo en el centro de la sala, un ring de boxeo de unas dimensiones de tres por tres.
Cuando todos estáis reunidos, Sklan sube al ring para dar un nuevo discursito. No sin antes cerciorarse, pasando lista, de que todos estáis presentes.
- Bien. Las reglas van a ser bastante sencillas. Combates 1vs1, somos 8, por lo que cada uno tendrá que librar 7 combates. Lograrán acceder a la misión los dos con más puntos. ¿Y cómo se repartirán los puntos? Os preguntaréis -hace una pausa para avanzar hasta tocar una de las cuerdas del cuadrilátero-. Pues bien sencillo. El ganador tendrá tres puntos si gana por KO. Si no hay KO, se elegirá ganador en función del combate. El perdedor tendrá 0 puntos si pierde por KO, y uno si pierde por nuestro criterio. Dicho esto, os tendré que decir que nadie verá ningún combate que no sea el suyo, por lo que quien salga por esa puerta mientras alguien está combatiendo -señala a la puerta del largo pasillo-, perderá tres puntos. Dicho esto, el primer combate será entre… -mira entre sus papeles- Anders y Jimmy. Subid aquí. El resto marchaos. Oh, se me olvidaba. Os prohibimos comunicaros entre vosotros, y sólo dos lo habéis conseguido. Anders y Claus. Ambos contaréis con 3 puntos extra en esta ronda.
Sklan os explica que serán cuatro minutos peleando y su criterio de calificación. Cada golpe tiene una puntuación de 5 puntos, mientras que uno en el rostro son 10. Usar akuma no mi resta 10 puntos por golpe y 5 por uso (transformación = 1 uso, moldear un material en caso de logia, otro, etc), mientras que usar técnicas del gobierno aumenta 10 puntos su valor por defensa efectiva y 5 por ataque exitoso. Aunque, obviamente, el cuenteo lo llevará él, es importante saberlo.
Cuando los dos estáis enfrente el uno del otro, Sklan toca la campana y el combate empieza con ésta.
- Puntos:
- Anders: 3 -.
- Antoine: 0 -.
- Claus: 3 -.
- Jimmy: 0 -.
- Kler: 0 -.
- Marco: 0 -.
- Steing: 0 -.
- Vildam: 0 -.
- Anders: 3 -.
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Agilidad
Destreza
Precisión
Intelecto
Agudeza
Instinto
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Akuma no mi
Varios
Tras enviar a Claus a hablar con Sklan, me fui a mi camarote a descansar. El resto del viaje transcurrió sin nada reseñable, salvo una pequeña tormenta que nos hizo retrasarnos medio día. Tras esto, llegamos a la isla. En ese momento, nuestro superior nos colocó a los ocho en fila, siguiendo el mismo orden en que habíamos bajado a verle, lo que me situaba de nuevo en primer lugar. Sklan y yo partimos y, tras nosotros, los demás debían ir saliendo de uno en uno cada cinco minutos.
Cuando llegamos a la casa, no encontré a primera vista nada extraño en ella, más allá de un olor ligeramente molesto. A través de una chimenea, accedí al sótano siguiendo las indicaciones de mi superior, que se quedó arriba esperando a los demás. Aproveché aquel rato para explorar todo el piso detalladamente, en busca de posibles sorpresas desagradables. Tal vez se me pueda acusar de paranoico, y no sin cierta razón, pero siempre he sido de los que piensan que es mejor prevenir que curar. Hablando precisamente de curar, en una de las primeras habitaciones había bastante material médico, que seguramente nos sería útil si, como me había parecido entender a Sklan, las pruebas consistían en enfrentamientos. Había también diez habitaciones, lo que hizo que me quedara en pensando en la posibilidad de que alguien más fuese a acompañarnos allí, pues los agentes éramos ocho y, aún sumando a nuestro superior, seguía sobrando una. También había dos baños, y lo que más llamó mi atención: un pequeño ring de boxeo. Por sus dimensiones, parecía pensado para dificultar la huida y los esquives en favor del intercambio de golpes.
Una vez estuvimos todos allí, Sklan subió al ring y nos explicó el funcionamiento de nuestra prueba, que básicamente consistía en combates uno contra uno en los que el uso de habilidades de Akuma no mi estaba sancionado, y las técnicas propias del Cipher Pol otorgaban ventaja. Aunque viendo el pequeño tamaño del ring, el Soru y el Geppou quedaban casi descartados salvo en situaciones muy concretas, y el Rankyaku tampoco resultaría excesivamente útil en distancias tan cortas. Así pues, lo mejor sería basar mi estilo de lucha en las tres técnicas restantes.
En el primer combate debía enfrentarme a Jimmy, el agente que más me había inquietado desde lo ocurrido con las cartas debido a su comportamiento. El punto positivo era que cuando intenté entrar en su mente en el barco lo logré, lo que significaba que, al menos a priori, no era más fuerte que yo. Teniendo en cuenta el sistema de puntuación, se me ocurrió que sería un buen momento para practicar el Tekkai y el Shigan, ya que se me habían ocurrido formas de mejorar mi dominio de estas dos técnicas.
Así que subí al ring, activé mi Haki de Observación, centrándolo por completo en mi oponente, y me concentré en el dominio de mi propio cuerpo. Mi conocimiento del Semei Kikan me permitía fundirme con mi organismo, y controlarlo hasta niveles insospechados para la inmensa mayoría de las personas. Había comenzado a darme cuenta de ello durante mi primer entrenamiento en Ennies Lobby con Tobías, y me había terminado de quedar claro con las enseñanzas del viejo Henry en Drum. Con concentración, calma y esfuerzo, podía dominar a la perfección mi cuerpo, modificándolo en función de mis necesidades.
En cuanto la campana sonó, comencé a moverme despacio lateralmente, primero a un lado y después a otro, buscando provocar a Jimmy para que se lanzase a atacarme. Cuando mi Mantra me avisara de su acometida, me endurecería mediante el Tekkai y dejaría que me golpeara. Esperaba que no contara con alcanzarme y se sorprendiera al hacerlo. En cuanto notase que el impacto había pasado, desharía la técnica e intentaría pillarle desprevenido, lanzando un Shigan al costado que hubiera quedado más desprotegido. Sin embargo, trataría de imprimir al movimiento de mi brazo la mayor velocidad posible, intentando para ello aplicar mi Kami-e Kempo a dicha técnica.
Tuviera éxito o no, seguiría en guardia y con mis sentidos y el Haki de Observación totalmente centrados en mi adversario.
Cuando llegamos a la casa, no encontré a primera vista nada extraño en ella, más allá de un olor ligeramente molesto. A través de una chimenea, accedí al sótano siguiendo las indicaciones de mi superior, que se quedó arriba esperando a los demás. Aproveché aquel rato para explorar todo el piso detalladamente, en busca de posibles sorpresas desagradables. Tal vez se me pueda acusar de paranoico, y no sin cierta razón, pero siempre he sido de los que piensan que es mejor prevenir que curar. Hablando precisamente de curar, en una de las primeras habitaciones había bastante material médico, que seguramente nos sería útil si, como me había parecido entender a Sklan, las pruebas consistían en enfrentamientos. Había también diez habitaciones, lo que hizo que me quedara en pensando en la posibilidad de que alguien más fuese a acompañarnos allí, pues los agentes éramos ocho y, aún sumando a nuestro superior, seguía sobrando una. También había dos baños, y lo que más llamó mi atención: un pequeño ring de boxeo. Por sus dimensiones, parecía pensado para dificultar la huida y los esquives en favor del intercambio de golpes.
Una vez estuvimos todos allí, Sklan subió al ring y nos explicó el funcionamiento de nuestra prueba, que básicamente consistía en combates uno contra uno en los que el uso de habilidades de Akuma no mi estaba sancionado, y las técnicas propias del Cipher Pol otorgaban ventaja. Aunque viendo el pequeño tamaño del ring, el Soru y el Geppou quedaban casi descartados salvo en situaciones muy concretas, y el Rankyaku tampoco resultaría excesivamente útil en distancias tan cortas. Así pues, lo mejor sería basar mi estilo de lucha en las tres técnicas restantes.
En el primer combate debía enfrentarme a Jimmy, el agente que más me había inquietado desde lo ocurrido con las cartas debido a su comportamiento. El punto positivo era que cuando intenté entrar en su mente en el barco lo logré, lo que significaba que, al menos a priori, no era más fuerte que yo. Teniendo en cuenta el sistema de puntuación, se me ocurrió que sería un buen momento para practicar el Tekkai y el Shigan, ya que se me habían ocurrido formas de mejorar mi dominio de estas dos técnicas.
Así que subí al ring, activé mi Haki de Observación, centrándolo por completo en mi oponente, y me concentré en el dominio de mi propio cuerpo. Mi conocimiento del Semei Kikan me permitía fundirme con mi organismo, y controlarlo hasta niveles insospechados para la inmensa mayoría de las personas. Había comenzado a darme cuenta de ello durante mi primer entrenamiento en Ennies Lobby con Tobías, y me había terminado de quedar claro con las enseñanzas del viejo Henry en Drum. Con concentración, calma y esfuerzo, podía dominar a la perfección mi cuerpo, modificándolo en función de mis necesidades.
En cuanto la campana sonó, comencé a moverme despacio lateralmente, primero a un lado y después a otro, buscando provocar a Jimmy para que se lanzase a atacarme. Cuando mi Mantra me avisara de su acometida, me endurecería mediante el Tekkai y dejaría que me golpeara. Esperaba que no contara con alcanzarme y se sorprendiera al hacerlo. En cuanto notase que el impacto había pasado, desharía la técnica e intentaría pillarle desprevenido, lanzando un Shigan al costado que hubiera quedado más desprotegido. Sin embargo, trataría de imprimir al movimiento de mi brazo la mayor velocidad posible, intentando para ello aplicar mi Kami-e Kempo a dicha técnica.
Tuviera éxito o no, seguiría en guardia y con mis sentidos y el Haki de Observación totalmente centrados en mi adversario.
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Jimmy te mira con semblante serio. Quizá consciente de la posible venganza que podía llevar a cabo por no haberle dejado ir antes. Al sonar la campana, Jimmy permanece quieto en su lugar moviendo únicamente la cabeza y siguiendo tus pasos. No parece tener intención de atacarte, o quizá eso es lo que quiere hacerte creer.
Utilizando Soru se pone a tu espalda antes de que puedas darte cuenta y, cuando se dispone a efectuar un golpe se topa con tu Tekkai. A juzgar por su cara no se había topado nunca con un Tekkai de tal dureza. Tu reacción ante su golpe no se hace esperar, usando Shigan a una gran velocidad. De hecho, incluso te sorprendes de su velocidad durante una décima de segundo. El golpe impacta en tu rival, que se encorva ligeramente a la par que da un salto hacia atrás. Si te fijas, puedes ver que le has hecho un boquete de sangre, aunque Jimmy intenta tapárselo, quizá para no herir su propio orgullo.
Durante un par de segundos el combate parece pararse, y es Jimmy quien vuelve a tomar la iniciativa. Da un par de pasos hacia tí y, cuando parece que va a golpearte, se impulsa sobre el propio aire para dar un salto y realizar una patada descendente hacia tu rostro, seguidamente se disipa para aparecer justo en tu espalda de nuevo usando Soru, donde empieza a utilizar sendos Shigans, hasta un total de cuatro, dirigidos a distintos puntos de tu espalda, dos en la parte superior y dos en la inferior.
Pese a que el combate acaba de empezar, la libreta de Sklan ya va por la mitad. Tu superior parece no perderse ni un momento de vuestra lucha, llegando incluso a utilizar soru para posicionarse en distintos puntos de la superficie, siempre sin interferir lo más mínimo en vuestro combate.
Utilizando Soru se pone a tu espalda antes de que puedas darte cuenta y, cuando se dispone a efectuar un golpe se topa con tu Tekkai. A juzgar por su cara no se había topado nunca con un Tekkai de tal dureza. Tu reacción ante su golpe no se hace esperar, usando Shigan a una gran velocidad. De hecho, incluso te sorprendes de su velocidad durante una décima de segundo. El golpe impacta en tu rival, que se encorva ligeramente a la par que da un salto hacia atrás. Si te fijas, puedes ver que le has hecho un boquete de sangre, aunque Jimmy intenta tapárselo, quizá para no herir su propio orgullo.
Durante un par de segundos el combate parece pararse, y es Jimmy quien vuelve a tomar la iniciativa. Da un par de pasos hacia tí y, cuando parece que va a golpearte, se impulsa sobre el propio aire para dar un salto y realizar una patada descendente hacia tu rostro, seguidamente se disipa para aparecer justo en tu espalda de nuevo usando Soru, donde empieza a utilizar sendos Shigans, hasta un total de cuatro, dirigidos a distintos puntos de tu espalda, dos en la parte superior y dos en la inferior.
Pese a que el combate acaba de empezar, la libreta de Sklan ya va por la mitad. Tu superior parece no perderse ni un momento de vuestra lucha, llegando incluso a utilizar soru para posicionarse en distintos puntos de la superficie, siempre sin interferir lo más mínimo en vuestro combate.
- Puntos:
- Anders: 3 -.
- Antoine: 0 -.
- Claus: 3 -.
- Jimmy: 0 -.
- Kler: 0 -.
- Marco: 0 -.
- Steing: 0 -.
- Vildam: 0 -.
- Anders: 3 -.
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A pesar de que mi oponente utilizó el Soru para tratar de pillarme por la espalda, la dureza de mi Tekkai le sorprendió. Además, ejecuté el Shigan a tal velocidad que logré penetrar la piel de mi adversario, que se encogió y saltó hacia atrás.
Mientras Jimmy se tapaba la herida causada por mi ataque, el combate pareció detenerse durante un momento. Nada más lejos de la realidad, pues pronto mi rival se lanzó nuevamente hacia mí. Cuando estaba a punto de atacar, en lugar de eso se impulsó hacia arriba mediante el Geppou, y trató de caer sobre mí con una patada descendente. Por suerte, mi Haki de Observación me permitió prever su ataque y, gracias a la extraordinaria agilidad que mi Kami-e Kempo me otorgaba, pude girar sobre mí mismo lateralmente y evitar así el feroz golpe. Sin embargo, Jimmy no detuvo su ataque, pues rápidamente volvió a utilizar el Soru para colocarse a mi espalda como había hecho antes. La rapidez de su acometida hizo que el Tekkai fuese de nuevo mi último recurso para evitar recibir daños, concentrado al máximo en volver mi cuerpo lo más duro posible.
Fuera cual fuera el resultado de esto, intentaría a continuación mantener el Tekkai activo y buscaría dejar mi cuerpo libre de sus ataduras. Trataría de hacer que fluyera libre, basándome en cómo había logrado perfeccionar mi Kami-e, para tratar de conseguir moverme sin desactivar la técnica endurecedora.
Al principio, me llenaría de satisfacción al ver cómo lograba mover los brazos, pero pronto esa alegría pasaría a decepción al comprobar que, una vez levanté y adelanté el pie derecho dispuesto a dar un paso, el izquierdo no se movió de su sitio y caí de frente al suelo. Por suerte, al tener el Tekkai activo no me hice daño, pero la escena resultó bastante ridícula.
Entonces desactivaría el Tekkai y recuperaría la verticalidad. Una vez hecho esto decidiría pasar a la ofensiva, y lanzar hacia mi oponente un Rankyaku. No obstante, la intención de mi ataque no sería causar daños, sino que actuaría como una mera distracción. Usaría el Soru para avanzar agachado justo tras la onda que acababa de lanzar y trataría de realizar un Shigan a la misma velocidad, o incluso más si podía, que antes, pero esta vez usando cuatro dedos de mi mano derecha (todos menos el pulgar). Este golpe iría dirigido al gemelo izquierdo de mi adversario, buscando reducir drásticamente su movilidad o, quién sabe, tal vez hasta impedirle moverse, lo que significaría mi victoria.
Mientras Jimmy se tapaba la herida causada por mi ataque, el combate pareció detenerse durante un momento. Nada más lejos de la realidad, pues pronto mi rival se lanzó nuevamente hacia mí. Cuando estaba a punto de atacar, en lugar de eso se impulsó hacia arriba mediante el Geppou, y trató de caer sobre mí con una patada descendente. Por suerte, mi Haki de Observación me permitió prever su ataque y, gracias a la extraordinaria agilidad que mi Kami-e Kempo me otorgaba, pude girar sobre mí mismo lateralmente y evitar así el feroz golpe. Sin embargo, Jimmy no detuvo su ataque, pues rápidamente volvió a utilizar el Soru para colocarse a mi espalda como había hecho antes. La rapidez de su acometida hizo que el Tekkai fuese de nuevo mi último recurso para evitar recibir daños, concentrado al máximo en volver mi cuerpo lo más duro posible.
Fuera cual fuera el resultado de esto, intentaría a continuación mantener el Tekkai activo y buscaría dejar mi cuerpo libre de sus ataduras. Trataría de hacer que fluyera libre, basándome en cómo había logrado perfeccionar mi Kami-e, para tratar de conseguir moverme sin desactivar la técnica endurecedora.
Al principio, me llenaría de satisfacción al ver cómo lograba mover los brazos, pero pronto esa alegría pasaría a decepción al comprobar que, una vez levanté y adelanté el pie derecho dispuesto a dar un paso, el izquierdo no se movió de su sitio y caí de frente al suelo. Por suerte, al tener el Tekkai activo no me hice daño, pero la escena resultó bastante ridícula.
Entonces desactivaría el Tekkai y recuperaría la verticalidad. Una vez hecho esto decidiría pasar a la ofensiva, y lanzar hacia mi oponente un Rankyaku. No obstante, la intención de mi ataque no sería causar daños, sino que actuaría como una mera distracción. Usaría el Soru para avanzar agachado justo tras la onda que acababa de lanzar y trataría de realizar un Shigan a la misma velocidad, o incluso más si podía, que antes, pero esta vez usando cuatro dedos de mi mano derecha (todos menos el pulgar). Este golpe iría dirigido al gemelo izquierdo de mi adversario, buscando reducir drásticamente su movilidad o, quién sabe, tal vez hasta impedirle moverse, lo que significaría mi victoria.
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Ante la rápida reacción de tu rival te ves obligado a usar tu tekkai de nuevo, aunque no es tan exitoso como en la primera ocasión, ya que en esta sufres un contundente golpe en la parte superior de la espalda fruto del shigan de Jimmy.
Quizá no has sido todo lo rápido que debías, aunque solo has recibido uno de los cuatro golpes.
Tras ello, tu fracaso al intentar caminar con tekkai activado es evidente, lo que no te esperas es que al levantarte Jimmy esté a un palmo de tí, propinándote una patada sobre el rostro que te hace caer hacia atrás. Sin duda esos serán unos puntos valiosos para Jimmy.
Finalmente, tu Rankyaku es contestado con uno de igual potencia proveniente de tu contrincante. Ambas ondas de choque golpean en el aire y forman una pequeña corriente de viento que desorienta durante unas milésimas a Jimmy. Tú, sin embargo, al estar plenamente concentrado en el combate y gracias a tu haki de observación, llegas hasta él sin problemas, golpeándole a a la par que se intenta defender con Tekkai, pero éste no basta y acabas creándole cuatro boquetes algo menos profundos que el primero, tras lo cual se ve obligado a hincar una rodilla e, inmediatamente, os veis obligados a parar.
-¡Tiempo! -comenta Sklan entrando al cuadrilátero- Muy bien, chicos. Al no haber KO, darme un minuto para sumar los puntos
Jimmy no deja de mirarte ni por un segundo, pero pronto Sklan se vuelve a dirigir a vosotros, esta vez para daros el veredicto.
- Ha sido una batalla compleja de valorar, pero mis anotaciones me hacen indicar un 95-60 en favor a… ¡Anders!
Finaliza indicándonos donde se encuentra la ducha y llamando al resto de participantes.
Tras un nuevo día, van llamando a tus compañeros para una nueva tanda de peleas. Sigues sin saber qué ha pasado en el resto de combates. Solo sabes tú puntuación y la de tu rival.
De repente, en la penúltima tanda, os llaman a ti y a un tal Vildam. Al salir este por la puerta te das cuenta que probablemente sea el tipo más alto de la competición. Su tamaño ronda los dos metros y medio y su peso debe estar en torno a los cuento kilos.
Al llegar al cuadrilátero puedes observar algunas gotas de sangre en él.
-¿Listos? -comenta Sklan una vez estáis ambos subidos y cada uno en una parte del cuadrilátero- ¡Ya!
Y la campana vuelve a sonar.
Aunque esta vez quien coge las riendas es Vildam, que se acerca hacia ti a la par que ves como su brazo derecho se cubre por completo de una película negra y, tras ello, usa shigan dos veces a una velocidad muy sorprendente para alguien de sus dimensiones, yendo el primero a tu yugular y el segundo al pecho. Inmediatamente después agarra tu cuello con la intención de tirarte al suelo.
Quizá no has sido todo lo rápido que debías, aunque solo has recibido uno de los cuatro golpes.
Tras ello, tu fracaso al intentar caminar con tekkai activado es evidente, lo que no te esperas es que al levantarte Jimmy esté a un palmo de tí, propinándote una patada sobre el rostro que te hace caer hacia atrás. Sin duda esos serán unos puntos valiosos para Jimmy.
Finalmente, tu Rankyaku es contestado con uno de igual potencia proveniente de tu contrincante. Ambas ondas de choque golpean en el aire y forman una pequeña corriente de viento que desorienta durante unas milésimas a Jimmy. Tú, sin embargo, al estar plenamente concentrado en el combate y gracias a tu haki de observación, llegas hasta él sin problemas, golpeándole a a la par que se intenta defender con Tekkai, pero éste no basta y acabas creándole cuatro boquetes algo menos profundos que el primero, tras lo cual se ve obligado a hincar una rodilla e, inmediatamente, os veis obligados a parar.
-¡Tiempo! -comenta Sklan entrando al cuadrilátero- Muy bien, chicos. Al no haber KO, darme un minuto para sumar los puntos
Jimmy no deja de mirarte ni por un segundo, pero pronto Sklan se vuelve a dirigir a vosotros, esta vez para daros el veredicto.
- Ha sido una batalla compleja de valorar, pero mis anotaciones me hacen indicar un 95-60 en favor a… ¡Anders!
Finaliza indicándonos donde se encuentra la ducha y llamando al resto de participantes.
***
Tras un nuevo día, van llamando a tus compañeros para una nueva tanda de peleas. Sigues sin saber qué ha pasado en el resto de combates. Solo sabes tú puntuación y la de tu rival.
De repente, en la penúltima tanda, os llaman a ti y a un tal Vildam. Al salir este por la puerta te das cuenta que probablemente sea el tipo más alto de la competición. Su tamaño ronda los dos metros y medio y su peso debe estar en torno a los cuento kilos.
Al llegar al cuadrilátero puedes observar algunas gotas de sangre en él.
-¿Listos? -comenta Sklan una vez estáis ambos subidos y cada uno en una parte del cuadrilátero- ¡Ya!
Y la campana vuelve a sonar.
Aunque esta vez quien coge las riendas es Vildam, que se acerca hacia ti a la par que ves como su brazo derecho se cubre por completo de una película negra y, tras ello, usa shigan dos veces a una velocidad muy sorprendente para alguien de sus dimensiones, yendo el primero a tu yugular y el segundo al pecho. Inmediatamente después agarra tu cuello con la intención de tirarte al suelo.
- Resultados 1era Ronda:
- Anders: 2 - 1 Jimmy
- Antoine: 0 - 3 Claus
- Kler: 2 - 1 Vildam
- Marco: 1 - 2 Steing
- Anders: 2 - 1 Jimmy
- Puntos:
- Anders: 3 + 2 = 5
- Antoine: 0 + 0 = 0
- Claus: 3 + 3 = 6
- Jimmy: 0 + 1 = 1
- Kler: 0 + 2 = 2
- Marco: 0 + 1 = 1
- Steing: 0 + 2 = 2
- Vildam: 0 + 1 = 1
- Anders: 3 + 2 = 5
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En esa ocasión mi Tekkai no había sido lo suficientemente resistente, y noté un fuerte dolor en el espacio entre mis espaldas cuando uno de los Shigan de Jimmy traspasó en parte mi defensa. Para colmo, mi rival aprovechó mi error al intentar moverme con el Tekkai para asestarme una fuerte patada en la cara me lanzó hacia atrás.
Cuando me puse en pie y lancé mi Rankyaku, él hizo lo propio, colisionando ambas ondas. Mi oponente, ligeramente desorientado, no esperaba que yo llegase tras mi técnica, y mi Shigan cuádruple logró acertarle de pleno. Tras esto, Jimmy hincó la rodilla, y dimos el combate por finalizado con victoria a los puntos para mí.
Mientras me duchaba después de la pelea, comencé a reflexionar sobre lo ocurrido en el ring, y lo que debía hacer en los próximos enfrentamientos. El hecho de haber empezado con tres puntos, sumado a haber ganado la primera batalla, me ponía en bastante buena situación. Sin embargo, no podía confiarme. Debía continuar practicando la dureza y la capacidad de movimiento de mi Tekkai, pero no podía permitir que eso volviese a jugar en mi contra como había ocurrido antes. Cuanto más fuerte fuese el oponente, más peligroso sería volver a quedarme vendido como me había ocurrido antes, aunque claro, tratándose de agentes del Cipher Pol, todos teníamos mucha más fuerza de lo normal.
El día siguiente me volvieron a llamar para que acudiese al cuadrilátero. En aquella ocasión mi rival era el más grande y, en apariencia, fuerte de quienes nos encontrábamos allí, y respondía al nombre de Vildam. Me sacaba más de medio metro de altura, y debía de pesar cuatro veces lo que yo. Contra aquel mastodonte no iba a poder andarme con tonterías, pues un error como el del día anterior podía costarme la derrota. No pude evitar fijarme en que había algunas gotas de sangre sobre su cuerpo, de lo que deduje que el castigo del primer combate había sido más severo para él que para mí. Active mi Mantra y me preparé para el comienzo de las hostilidades.
En cuanto sonó la campana, se lanzó hacia mí mientras volvía negro su brazo. Aquello me dio mala espina, pues tenía pinta de ser peligroso. Tal vez un Haki de Armadura de nivel superior al mío, o algún tipo especial de Tekkai. Dudaba que mi técnica endurecedora pudiese soportar adecuadamente un ataque con aquel brillo negro activado, por lo que cuando lanzó dos veloces Shigan usé mi Kami-e Kempo para, sutilmente, desplazar primero mi cuello, y después todo mi torso lo justo para esquivarlos, aprovechando incluso el aire que se movía junto a sus ataques para facilitar mi movimiento, acompañándolo.
Lo que no pude evitar fue que aquella mole me agarrara del cuello. Su velocidad de movimientos era realmente sorprendente para su tamaño, a decir verdad. Al parecer su intención era tirarme al suelo, pero rápidamente golpeé el aire con ambos pies usando toda mi fuerza. Mi intención era, mediante el Geppou, provocar un desplazamiento de ambos hacia delante y ligeramente hacia arriba que hiciera que mi oponente perdiese ligeramente el equilibrio. Cuando le viera trastabillar, intentaría golpearle con un Shigan. Pero no se trataría de uno normal, pues dado su tamaño me era imposible llegar hasta su cuerpo con mi mano mientras me agarraba del cuello. Para poder librarme de él, tendría que llevarlo a cabo con el pie, algo que nunca hasta aquel momento había hecho.
A pesar de lo complicado de la situación, dejé durante un breve pestañeo mi mente en blanco, permitiendo que mi cuerpo actuara por instinto y rompiese sus límites. Aplicando la fluidez y velocidad de movimientos de mi Kami-e Kempo, y concentrando toda la fuerza de mi cuerpo en la punta de mi pie, para tratar de realizar con éste la mortífera técnica que normalmente se realizaba con un único dedo de la mano. Tenía bastante confianza en que funcionara. Además, si no lo hacía recibiría un buen golpe contra el suelo, y me resultaría bastante difícil revertir la situación y ganar el combate.
Cuando me puse en pie y lancé mi Rankyaku, él hizo lo propio, colisionando ambas ondas. Mi oponente, ligeramente desorientado, no esperaba que yo llegase tras mi técnica, y mi Shigan cuádruple logró acertarle de pleno. Tras esto, Jimmy hincó la rodilla, y dimos el combate por finalizado con victoria a los puntos para mí.
Mientras me duchaba después de la pelea, comencé a reflexionar sobre lo ocurrido en el ring, y lo que debía hacer en los próximos enfrentamientos. El hecho de haber empezado con tres puntos, sumado a haber ganado la primera batalla, me ponía en bastante buena situación. Sin embargo, no podía confiarme. Debía continuar practicando la dureza y la capacidad de movimiento de mi Tekkai, pero no podía permitir que eso volviese a jugar en mi contra como había ocurrido antes. Cuanto más fuerte fuese el oponente, más peligroso sería volver a quedarme vendido como me había ocurrido antes, aunque claro, tratándose de agentes del Cipher Pol, todos teníamos mucha más fuerza de lo normal.
El día siguiente me volvieron a llamar para que acudiese al cuadrilátero. En aquella ocasión mi rival era el más grande y, en apariencia, fuerte de quienes nos encontrábamos allí, y respondía al nombre de Vildam. Me sacaba más de medio metro de altura, y debía de pesar cuatro veces lo que yo. Contra aquel mastodonte no iba a poder andarme con tonterías, pues un error como el del día anterior podía costarme la derrota. No pude evitar fijarme en que había algunas gotas de sangre sobre su cuerpo, de lo que deduje que el castigo del primer combate había sido más severo para él que para mí. Active mi Mantra y me preparé para el comienzo de las hostilidades.
En cuanto sonó la campana, se lanzó hacia mí mientras volvía negro su brazo. Aquello me dio mala espina, pues tenía pinta de ser peligroso. Tal vez un Haki de Armadura de nivel superior al mío, o algún tipo especial de Tekkai. Dudaba que mi técnica endurecedora pudiese soportar adecuadamente un ataque con aquel brillo negro activado, por lo que cuando lanzó dos veloces Shigan usé mi Kami-e Kempo para, sutilmente, desplazar primero mi cuello, y después todo mi torso lo justo para esquivarlos, aprovechando incluso el aire que se movía junto a sus ataques para facilitar mi movimiento, acompañándolo.
Lo que no pude evitar fue que aquella mole me agarrara del cuello. Su velocidad de movimientos era realmente sorprendente para su tamaño, a decir verdad. Al parecer su intención era tirarme al suelo, pero rápidamente golpeé el aire con ambos pies usando toda mi fuerza. Mi intención era, mediante el Geppou, provocar un desplazamiento de ambos hacia delante y ligeramente hacia arriba que hiciera que mi oponente perdiese ligeramente el equilibrio. Cuando le viera trastabillar, intentaría golpearle con un Shigan. Pero no se trataría de uno normal, pues dado su tamaño me era imposible llegar hasta su cuerpo con mi mano mientras me agarraba del cuello. Para poder librarme de él, tendría que llevarlo a cabo con el pie, algo que nunca hasta aquel momento había hecho.
A pesar de lo complicado de la situación, dejé durante un breve pestañeo mi mente en blanco, permitiendo que mi cuerpo actuara por instinto y rompiese sus límites. Aplicando la fluidez y velocidad de movimientos de mi Kami-e Kempo, y concentrando toda la fuerza de mi cuerpo en la punta de mi pie, para tratar de realizar con éste la mortífera técnica que normalmente se realizaba con un único dedo de la mano. Tenía bastante confianza en que funcionara. Además, si no lo hacía recibiría un buen golpe contra el suelo, y me resultaría bastante difícil revertir la situación y ganar el combate.
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La indudable fuerza de Vildam conjuntada con su excelente velocidad te está poniendo en más de un aprieto. Sus primeros ataques fallan, aunque consigue golpearte con el lateral de la mano en sendos intentos, pero no te conllevará más que un pequeño escozor unos segundos.
Tras ello, te agarra del cuello y, pese a que te resistes, consigue alzarte un metro sobre el suelo. Cuando su semblante se vuelve más duro y parece estar a punto de lanzarte contra el suelo, te impulsas e intentas realizar el shigan con el dedo del pie. Pese a que a primera vista golpeas duramente la boca del estómago de tu rival, parece no conllevar demasiado castigo en éste, que acaba lanzándote y te das de bruces contra el suelo.
Cuando te incorporas, ves cómo tu rival se toca la zona del impacto. Quizá no fué lo suficientemente fuerte como para hacerle sangrar, pero sin duda le llevará unos minutos reponerse en su totalidad del golpe.
Por tu parte, el golpe que has recibido ha sido mayormente en el costado derecho. Si te fijas, ves como Vildam ha tomado una posición defensiva y está inclinado ligeramente, también puedes observar cómo sonríe. Quizá tiene demasiada fé en su tekkai, aunque viendo su tamaño, puede que tenga razones para creerlo.
Tras ello, te agarra del cuello y, pese a que te resistes, consigue alzarte un metro sobre el suelo. Cuando su semblante se vuelve más duro y parece estar a punto de lanzarte contra el suelo, te impulsas e intentas realizar el shigan con el dedo del pie. Pese a que a primera vista golpeas duramente la boca del estómago de tu rival, parece no conllevar demasiado castigo en éste, que acaba lanzándote y te das de bruces contra el suelo.
Cuando te incorporas, ves cómo tu rival se toca la zona del impacto. Quizá no fué lo suficientemente fuerte como para hacerle sangrar, pero sin duda le llevará unos minutos reponerse en su totalidad del golpe.
Por tu parte, el golpe que has recibido ha sido mayormente en el costado derecho. Si te fijas, ves como Vildam ha tomado una posición defensiva y está inclinado ligeramente, también puedes observar cómo sonríe. Quizá tiene demasiada fé en su tekkai, aunque viendo su tamaño, puede que tenga razones para creerlo.
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- Anders: 2 - 1 Jimmy
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- Kler: 2 - 1 Vildam
- Marco: 1 - 2 Steing
- Anders: 2 - 1 Jimmy
- Puntos:
- Anders: 3 + 2 = 5
- Antoine: 0 + 0 = 0
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- Anders: 3 + 2 = 5
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A pesar de mi Kami-e Kempo, la velocidad de los Shigan de mi adversario fue tal que, aunque logré evitarlos, el dorso de su mano me golpeó de pasada en ambas ocasiones. Sin embargo, esos dos leves impactos no iban a suponer ningún problema.
Cuando me agarró del cuello e intenté coger impulso y desequilibrarle mediante el Geppou, para después ejecutar un improvisado Shigan con el pie, la jugada salió bastante bien, ya que logré golpearle con fuerza. No obstante, mi rival no pareció verse excesivamente afectado, pues me lanzó contra el suelo igualmente.
Caí dolorosamente sobre mi costado derecho, que dolía bastante. Cuando me puse en pie, me fijé en que mi oponente había adoptado una postura defensiva, esperando que yo tomara la iniciativa. En ese momento, mascullé: - Demon Cure - y, rápidamente, el golpe en mi costado comenzó a sanar [Manual Micaiah]. Fijé tanto la vista como el Mantra en la mole que tenía enfrente. Parecía confiado, como si creyera que era capaz de parar cualquiera de mis golpes. Tal vez eso significara que poseía un poderoso Tekkai, así que debía demostrarle que el mío lo era más aún.
Desaparecí de su vista usando el Soru, apareciendo de nuevo frente a él. Sin pararme un solo instante, comencé a dar vueltas a su alrededor mediante el Soru buscando despistarle. Tras cuatro vueltas, cuando me encontraba a su espalda, me impulsé hacia arriba mediante el Geppou, giré en el aire para situarme con los pies hacia arriba y la cabeza hacía abajo, y volví a impulsarme dispuesto a caer a toda velocidad sobre él. Mientras caía, dejé que mi mente se sumiera en la nada más absoluta, suprimiendo todo control de ésta sobre mi cuerpo, y sintiendo todas y cada una de mis células. Centré todas mis energías en endurecer al máximo mis brazos, reuniendo toda la fuerza y la tenacidad de mi cuerpo en ellos, y canalizándola de forma que se reforzaran hasta un punto prácticamente inconcebible. Entonces los impulsé hacía delante para golpear a mi rival desde arriba, usando tanto la fuerza de mis extremidades superiores como la que me otorgaba la velocidad de mi caída. Buscaba conseguir una forma de Tekkai concentrado, que al focalizarse solo en esa parte de mi cuerpo aumentara su dureza. Estaba casi seguro de que, si lo conseguía, mi oponente no tendría mucho que hacer por muy resistente que fuese su Tekkai.
Cuando me agarró del cuello e intenté coger impulso y desequilibrarle mediante el Geppou, para después ejecutar un improvisado Shigan con el pie, la jugada salió bastante bien, ya que logré golpearle con fuerza. No obstante, mi rival no pareció verse excesivamente afectado, pues me lanzó contra el suelo igualmente.
Caí dolorosamente sobre mi costado derecho, que dolía bastante. Cuando me puse en pie, me fijé en que mi oponente había adoptado una postura defensiva, esperando que yo tomara la iniciativa. En ese momento, mascullé: - Demon Cure - y, rápidamente, el golpe en mi costado comenzó a sanar [Manual Micaiah]. Fijé tanto la vista como el Mantra en la mole que tenía enfrente. Parecía confiado, como si creyera que era capaz de parar cualquiera de mis golpes. Tal vez eso significara que poseía un poderoso Tekkai, así que debía demostrarle que el mío lo era más aún.
Desaparecí de su vista usando el Soru, apareciendo de nuevo frente a él. Sin pararme un solo instante, comencé a dar vueltas a su alrededor mediante el Soru buscando despistarle. Tras cuatro vueltas, cuando me encontraba a su espalda, me impulsé hacia arriba mediante el Geppou, giré en el aire para situarme con los pies hacia arriba y la cabeza hacía abajo, y volví a impulsarme dispuesto a caer a toda velocidad sobre él. Mientras caía, dejé que mi mente se sumiera en la nada más absoluta, suprimiendo todo control de ésta sobre mi cuerpo, y sintiendo todas y cada una de mis células. Centré todas mis energías en endurecer al máximo mis brazos, reuniendo toda la fuerza y la tenacidad de mi cuerpo en ellos, y canalizándola de forma que se reforzaran hasta un punto prácticamente inconcebible. Entonces los impulsé hacía delante para golpear a mi rival desde arriba, usando tanto la fuerza de mis extremidades superiores como la que me otorgaba la velocidad de mi caída. Buscaba conseguir una forma de Tekkai concentrado, que al focalizarse solo en esa parte de mi cuerpo aumentara su dureza. Estaba casi seguro de que, si lo conseguía, mi oponente no tendría mucho que hacer por muy resistente que fuese su Tekkai.
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Logras sanar parcialmente las heridas del golpe y preparas tu nuevo ataque.
La confianza de Vildam en su tekkai parecía tan evidente que ni si quiera se movió cuando te dirigías a él. Con un sonoro grito se preparó para el golpe a la par que caías sobre su cuerpo, realizando un golpe que poco a poco fue hundiendo a tu rival. Primero notaste como si golpeases contra un muro y, pese a tu intento, éste no cedía. Pero finalmente y muy lentamente fuiste hundiendo aquella enorme mole en una más y más diminuta y, justo cuando parecía que podrías terminar venciéndole, Sklan entra a separaros al haber acabado el tiempo.
- Esta es de las más igualadas que llevamos… 71 a 65. A favor de… ¡Anders!
Caballerosamente, Vildam te tiende la mano a la par que te felicita por tu extraordinaria actuación.
- Es el turno de… ¡Claus y Anders! -comenta la voz de Sklan desde la lejanía.
Cuando llegas al ring no hay nadie aún. Durante unos segundos la espera se hace tediosa, hasta que por fín aparece por la puerta tu rival. Al llegar éste al ring, Sklan se baja y ayuda a subir a Claus, que empieza a andar alrededor de las cuerdas, tocándolas durante dos vueltas para después situarse enfrente de tí.
- Tú eres el de la habitación de al lado. ¿Leíste mi carta al final? -su pregunta no es interrumpida por la campana de milagro, la cual suena y hace un sonoro eco.
Claus permanece inmóvil con los ojos cerrados. Aunque, a decir verdad. ¿Los había abierto en algún momento?
La confianza de Vildam en su tekkai parecía tan evidente que ni si quiera se movió cuando te dirigías a él. Con un sonoro grito se preparó para el golpe a la par que caías sobre su cuerpo, realizando un golpe que poco a poco fue hundiendo a tu rival. Primero notaste como si golpeases contra un muro y, pese a tu intento, éste no cedía. Pero finalmente y muy lentamente fuiste hundiendo aquella enorme mole en una más y más diminuta y, justo cuando parecía que podrías terminar venciéndole, Sklan entra a separaros al haber acabado el tiempo.
- Esta es de las más igualadas que llevamos… 71 a 65. A favor de… ¡Anders!
Caballerosamente, Vildam te tiende la mano a la par que te felicita por tu extraordinaria actuación.
***
- Es el turno de… ¡Claus y Anders! -comenta la voz de Sklan desde la lejanía.
Cuando llegas al ring no hay nadie aún. Durante unos segundos la espera se hace tediosa, hasta que por fín aparece por la puerta tu rival. Al llegar éste al ring, Sklan se baja y ayuda a subir a Claus, que empieza a andar alrededor de las cuerdas, tocándolas durante dos vueltas para después situarse enfrente de tí.
- Tú eres el de la habitación de al lado. ¿Leíste mi carta al final? -su pregunta no es interrumpida por la campana de milagro, la cual suena y hace un sonoro eco.
Claus permanece inmóvil con los ojos cerrados. Aunque, a decir verdad. ¿Los había abierto en algún momento?
- Resultados 1era Ronda:
- Anders: 2 - 1 Jimmy
- Antoine: 0 - 3 Claus
- Kler: 2 - 1 Vildam
- Marco: 1 - 2 Steing
- Anders: 2 - 1 Jimmy
- Resultados 2da Ronda:
- Anders: 2 - 1 Vildam
- Jimmy: 0 - 3 Claus
- Marco: 3 - 0 Antoine
- Kler: 0 - 3 Steing
- Anders: 2 - 1 Vildam
- Puntos:
- Anders: 3 + 2 + 2 = 7
- Antoine: 0 + 0 + 0= 0
- Claus: 3 + 3 + 3= 9
- Jimmy: 0 + 1 + 0 = 1
- Kler: 0 + 2 + 0 = 2
- Marco: 0 + 1 + 3 = 4
- Steing: 0 + 2 + 3 = 5
- Vildam: 0 + 1 + 1= 2
- Anders: 3 + 2 + 2 = 7
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Durante unos brevísimos momentos temí que mi ataque no surtiera efecto y mi rival lo soportara. No obstante, para mi alivio logré comenzar a hundirle en el suelo. Sin embargo, justo en ese momento Sklan paró el combate, privándome de lo que parecía una segura victoria por KO. Me daba rabia, pues a pesar de ser el vencedor sumaba un punto menos que si hubiese noqueado a mi adversario. Éste aceptó su derrota con humildad y felicitándome. Me agradó bastante, no era habitual esa muestra de educación, así que le di la mano y me despedí de él cortésmente.
El día siguiente, cuando oí mi nombre, me dirigí raudo al cuadrilátero, dispuesto a derrotar a mi nuevo oponente. Se trataba de Claus, el extraño y pequeño agente de la habitación siete, el único a parte de mí que partía con tres puntos de ventaja sobre los demás al comenzar la prueba. Cuando subí al ring él todavía no había llegado. Finalmente, mi rival hizo acto de presencia. Una vez hubo subido con ayuda de Sklan, me reconoció como el de la habitación de al lado, y me preguntó si había leído su carta. - ¿Cómo sabía que yo había cogido su carta si se había ido antes de que lo hiciera? - pensé. Tal vez él fuese quien las había dejado todas, y tuviera algún poder especial. Al fin y al cabo, de los cuatro agentes a cuyas mentes había intentado acceder, la suya había sido la única con la que no lo había coseguido. Eso significaba que era muy fuerte, así que debía ir a por todas.
El sonido de la campana me sacó de mis pensamientos, y centré mi Mantra en Claus, dispuesto a adivinar sus acciones, así como tratando de averiguar si su aura me recordaba o no a la leve presencia que noté irse tras dejar las cartas. Mi pequeño oponente tenía los ojos cerrados, cosa harto extraña tratándose de un combate, pero que no podía hacer que me confiara, ya que tal vez fuera un truco.
Lo primero que hice fue lanzar un Rankyaku en su dirección con cada pierna. Con esto pretendía evaluar su capacidad de respuesta a mis ataques. Después, me movería hacia mi izquierda con el Soru, trazando una especie de arco hasta llegar a donde mi rival se encontrase en esos momentos. Buscaría sorprenderle con mi velocidad, y lanzar un Shigan con los cinco dedos de mi mano derecha. Esta técnica iría dirigida a su hombro más cercano a mí, y trataría de imprimirle toda la velocidad y fuerza que pudiera, usando para ello el Kami-e Kempo en mi brazo.
Consiguiera o no acertarle, retrocedería de nuevo con mi Soru, y esperaría su ataque.
El día siguiente, cuando oí mi nombre, me dirigí raudo al cuadrilátero, dispuesto a derrotar a mi nuevo oponente. Se trataba de Claus, el extraño y pequeño agente de la habitación siete, el único a parte de mí que partía con tres puntos de ventaja sobre los demás al comenzar la prueba. Cuando subí al ring él todavía no había llegado. Finalmente, mi rival hizo acto de presencia. Una vez hubo subido con ayuda de Sklan, me reconoció como el de la habitación de al lado, y me preguntó si había leído su carta. - ¿Cómo sabía que yo había cogido su carta si se había ido antes de que lo hiciera? - pensé. Tal vez él fuese quien las había dejado todas, y tuviera algún poder especial. Al fin y al cabo, de los cuatro agentes a cuyas mentes había intentado acceder, la suya había sido la única con la que no lo había coseguido. Eso significaba que era muy fuerte, así que debía ir a por todas.
El sonido de la campana me sacó de mis pensamientos, y centré mi Mantra en Claus, dispuesto a adivinar sus acciones, así como tratando de averiguar si su aura me recordaba o no a la leve presencia que noté irse tras dejar las cartas. Mi pequeño oponente tenía los ojos cerrados, cosa harto extraña tratándose de un combate, pero que no podía hacer que me confiara, ya que tal vez fuera un truco.
Lo primero que hice fue lanzar un Rankyaku en su dirección con cada pierna. Con esto pretendía evaluar su capacidad de respuesta a mis ataques. Después, me movería hacia mi izquierda con el Soru, trazando una especie de arco hasta llegar a donde mi rival se encontrase en esos momentos. Buscaría sorprenderle con mi velocidad, y lanzar un Shigan con los cinco dedos de mi mano derecha. Esta técnica iría dirigida a su hombro más cercano a mí, y trataría de imprimirle toda la velocidad y fuerza que pudiera, usando para ello el Kami-e Kempo en mi brazo.
Consiguiera o no acertarle, retrocedería de nuevo con mi Soru, y esperaría su ataque.
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Claus sigue sin moverse. Es tan extraño que incluso parece un clon. Las ondas cortantes despedidas hacia él están a punto de impactar de lleno, pero justo en el último momento se desplaza lateralmente, poniendo su pie derecho encima de una de las cuerdas del ring e impulsándose hacia la contraria a gran velocidad, donde apareces tú.
-Aun no me has contestado -murmura a la par que adopta una pose ofensiva, encorvando el cuerpo y flexionando ampliamente las rodillas. Pero el detalle más notorio es su mano, la cual luce una posición similar a una garra de un animal. Con ella es capaz de parar tu shigan y, lo que más te llama la atención es la perfección de su defensa, la cual ya no sólo es exitosa, si no que ha sido capaz de chocar cada uno de sus dedos con los tuyos, provocándote un leve dolor temporal. La dureza que le ha impreso a su mano es, sin duda, gracias a su entrenamiento de tekkai.
Seguidamente, con una clara decisión, Claus agarra la muñeca derecha y pega un tirón hacia sí mismo, con la intención de darte un rodillazo en la boca del estómago. Seguidamente, desaparece. A priori es soru, pero ni siquiera notas su presencia, algo demasiado extraño.
Entonces, como por arte de magia, aparece enfrente de ti y realiza un gancho ascendente hacia tu mandíbula, seguido de un barrido con la pierna dando media vuelta. Probablemente si encajas el primer golpe salgas despedido y el segundo no tenga efecto.
-Te queda 1 minuto para intentar ganarme -vuelve a murmurar. Aún sigue con los ojos cerrados. ¿Será un juego para él?
-Aun no me has contestado -murmura a la par que adopta una pose ofensiva, encorvando el cuerpo y flexionando ampliamente las rodillas. Pero el detalle más notorio es su mano, la cual luce una posición similar a una garra de un animal. Con ella es capaz de parar tu shigan y, lo que más te llama la atención es la perfección de su defensa, la cual ya no sólo es exitosa, si no que ha sido capaz de chocar cada uno de sus dedos con los tuyos, provocándote un leve dolor temporal. La dureza que le ha impreso a su mano es, sin duda, gracias a su entrenamiento de tekkai.
Seguidamente, con una clara decisión, Claus agarra la muñeca derecha y pega un tirón hacia sí mismo, con la intención de darte un rodillazo en la boca del estómago. Seguidamente, desaparece. A priori es soru, pero ni siquiera notas su presencia, algo demasiado extraño.
Entonces, como por arte de magia, aparece enfrente de ti y realiza un gancho ascendente hacia tu mandíbula, seguido de un barrido con la pierna dando media vuelta. Probablemente si encajas el primer golpe salgas despedido y el segundo no tenga efecto.
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Mientras iba hacia Claus, no pude evitar percatarme en que había algo extraño en él. No se movió lo más mínimo hasta que mi Rankyaku estuvo prácticamente a su altura. En ese momento se desplazó muy ligeramente, lo justo para impulsarse contra la cuerda y rebotar. Sin darle un solo respiro, aparecí a su lado, pero uso el Tekkai mientras se movía para detener con sus dedos los míos. Aquello me sorprendió, no esperaba un uso tan avanzado de esa técnica por su parte. Acto seguido, me agarró de la muñeca y tiró hacia él, propinándome un rodillazo en el abdómen, y al momento desapareció.
Mi Haki de Observación no parecía ser capaz de avisarme. Estaba desconcertado, no sabía qué estaba haciendo aquel tipo para evitar eso. Cuando apareció de nuevo frente a mi, no tuve tiempo más que de murmurar: - Tekkai -. Para mi sorpresa, mi cuerpo no se endureció en absoluto, y recibí un puñetazo ascendente de Claus en toda su potencia.
Salí despedido. Al levantarme, la sangre manaba de mi boca debido al golpe recibido, y sentía un dolor sordo en toda la mandíbula. Aquel tipo no se parecía en nada a los dos agentes a los que me había enfrentado antes. Quedaba claro que era mucho más poderoso que ninguno de ellos, por lo que iba a tener que esforzarme al máximo si quería vencerle. Para colmo, mi Tekkai no funcionaba. Sospechaba que esto era culpa del ataque con el que había derrotado a mi anterior oponente. Debía de haber gastado todo mi Tekkai en él y ahora necesitaba recuperarlo.
La frase de mi oponente me sacó de aquellos pensamientos. Parecía tomarse todo como un juego, pero no iba a caer en su trampa. Yo no era ningún descerebrado que se deja provocar y pierde la compostura. Al contrario, si por algo he destacado siempre es por mi capacidad para mantener la mente fría en momentos de tensión, y debía seguir haciéndolo.
Después de los golpes recibidos tenía que remontar bastantes puntos si quería ganar el combate. Aún sabiendo que era posible que mi Mantra siguiese sin servirme contra aquel tipo, lo mantuve centrado en él por si acaso. Después, escuchando en mi cabeza las palabras del viejo Jerry, dejé la mente en blanco. Iba a dejar que mi cuerpo se moviese únicamente por instintos, maximizando el control del Semei Kikan al permitir que cada célula interactuase libremente con las demás, y que cada milímetro de mi cuerpo funcionara al mismo tiempo de forma independiente, y sin embargo ligada al resto, en perfecta simbiosis.
Comencé a desplazarme mediante el Soru siguiendo una trayectoria errática, sin ningún patrón detectable de movimientos. Tras unos diez segundos, trataría de llegar hasta la espalda de mi oponente y ejecutaría dos Shigan con cada mano, liberando mi Kami-e Kempo en todo su potencial, de forma que mis brazos se movieran a tal velocidad que los cuatro ataques fueran realizados en menos de una décima de segundo en total. Era una rapidez de movimientos realmente difícil de lograr, pero sabía que podía hacerlo, ya que había entrenado muchísimo mi Kami-e para permitir que partes concretas de mi cuerpo pudieran desplazarse así.
Lo consiguiera o no, trataría de poner de nuevo algo de distancia entre nosotros y me prepararía para tratar de esquivar mediante dicho Kempo los ataques que mi rival me lanzara.
Mi Haki de Observación no parecía ser capaz de avisarme. Estaba desconcertado, no sabía qué estaba haciendo aquel tipo para evitar eso. Cuando apareció de nuevo frente a mi, no tuve tiempo más que de murmurar: - Tekkai -. Para mi sorpresa, mi cuerpo no se endureció en absoluto, y recibí un puñetazo ascendente de Claus en toda su potencia.
Salí despedido. Al levantarme, la sangre manaba de mi boca debido al golpe recibido, y sentía un dolor sordo en toda la mandíbula. Aquel tipo no se parecía en nada a los dos agentes a los que me había enfrentado antes. Quedaba claro que era mucho más poderoso que ninguno de ellos, por lo que iba a tener que esforzarme al máximo si quería vencerle. Para colmo, mi Tekkai no funcionaba. Sospechaba que esto era culpa del ataque con el que había derrotado a mi anterior oponente. Debía de haber gastado todo mi Tekkai en él y ahora necesitaba recuperarlo.
La frase de mi oponente me sacó de aquellos pensamientos. Parecía tomarse todo como un juego, pero no iba a caer en su trampa. Yo no era ningún descerebrado que se deja provocar y pierde la compostura. Al contrario, si por algo he destacado siempre es por mi capacidad para mantener la mente fría en momentos de tensión, y debía seguir haciéndolo.
Después de los golpes recibidos tenía que remontar bastantes puntos si quería ganar el combate. Aún sabiendo que era posible que mi Mantra siguiese sin servirme contra aquel tipo, lo mantuve centrado en él por si acaso. Después, escuchando en mi cabeza las palabras del viejo Jerry, dejé la mente en blanco. Iba a dejar que mi cuerpo se moviese únicamente por instintos, maximizando el control del Semei Kikan al permitir que cada célula interactuase libremente con las demás, y que cada milímetro de mi cuerpo funcionara al mismo tiempo de forma independiente, y sin embargo ligada al resto, en perfecta simbiosis.
Comencé a desplazarme mediante el Soru siguiendo una trayectoria errática, sin ningún patrón detectable de movimientos. Tras unos diez segundos, trataría de llegar hasta la espalda de mi oponente y ejecutaría dos Shigan con cada mano, liberando mi Kami-e Kempo en todo su potencial, de forma que mis brazos se movieran a tal velocidad que los cuatro ataques fueran realizados en menos de una décima de segundo en total. Era una rapidez de movimientos realmente difícil de lograr, pero sabía que podía hacerlo, ya que había entrenado muchísimo mi Kami-e para permitir que partes concretas de mi cuerpo pudieran desplazarse así.
Lo consiguiera o no, trataría de poner de nuevo algo de distancia entre nosotros y me prepararía para tratar de esquivar mediante dicho Kempo los ataques que mi rival me lanzara.
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Claus se lleva la mano derecha a una posición cercana a la nariz, desde donde se percata de la sangre.
- Hmmm… Sklan, ¿estás por aquí? -pregunta sin moverse mientras te reincorporas.
- Justo a tu espalda -responde Sklan sorprendido, ya que estaba en el mismo lugar que hacía unos minutos-, ¿Quieres algo?
- Creo que ya le he hecho sangre. ¿Podemos parar el combate?
- No -comenta firmemente con el semblante serio-. Las normas están claras, finaliza por tiempo o KO.
- O muerte -espeta de mal humor Claus-, es innecesario, pero vale.
Claus parece haberse preocupado por algo, o esa es la sensación que transmite con sus preguntas y comentarios, pero no es algo que se pueda saber a ciencia cierta, dada su peculiaridad.
Sin embargo, tú decides optar por una nueva ofensiva, lo cual confunde a Claus, que permanece inmóvil mientras usas soru de manera efectiva. Sin embargo, gracias a tu haki de observacion eres capaz por primera vez de detectar lo que Claus iba a hacer en su defensa, anticipándote y dándole de lleno con el shigan de tu mano derecha, el cual alcanza el costado derecho de su cuerpo. Sin embargo, un seco y ágil golpe de Claus sobre tu muñeca izquierda produce un sonoro crujido en el hueso que te hace pensar que éste se ha roto. Sin embargo no notas tanto dolor como si eso hubiera pasado, por lo que quizá simplemente se te ha dislocado. De cualquier manera, no vas a poder usar la mano izquierda durante lo que queda de combate y no sabrás el alcance del golpe hasta que no te atiendan.
Tras alejarte, Claus hace un par de movimientos con las puntas de los pies que emulan que estuviese bailando claqué, lo cual hace que empiecen a salir despedidas ondas cortantes por todos lados. Las propias ondas producidas chocan entre sí y salen despedidas a mayor velocidad y de manera más aleatoria, por lo que prever su trayectoria se hace mucho más complicado. Las cuerdas del cuadrilátero se van cortando en pedazos y los muros de piedra del recinto hacen que las ondas reboten. ¿De qué estarán hechos? Finalente, vuelve a desaparecer usando soru, aunque esta vez detectas su presencia cada medio segundo, algo que no te vale del todo.
- Tu minuto -oyes a tu izquierda- ya pasó -ahora a la derecha.
De repente, aparece de nuevo frente a tí, aunque esta vez agachado, desde donde dirige un shigan a tu rodilla derecha para posteriormente impulsarse e intentarte propinar un cabezazo en el rostro.
- Hmmm… Sklan, ¿estás por aquí? -pregunta sin moverse mientras te reincorporas.
- Justo a tu espalda -responde Sklan sorprendido, ya que estaba en el mismo lugar que hacía unos minutos-, ¿Quieres algo?
- Creo que ya le he hecho sangre. ¿Podemos parar el combate?
- No -comenta firmemente con el semblante serio-. Las normas están claras, finaliza por tiempo o KO.
- O muerte -espeta de mal humor Claus-, es innecesario, pero vale.
Claus parece haberse preocupado por algo, o esa es la sensación que transmite con sus preguntas y comentarios, pero no es algo que se pueda saber a ciencia cierta, dada su peculiaridad.
Sin embargo, tú decides optar por una nueva ofensiva, lo cual confunde a Claus, que permanece inmóvil mientras usas soru de manera efectiva. Sin embargo, gracias a tu haki de observacion eres capaz por primera vez de detectar lo que Claus iba a hacer en su defensa, anticipándote y dándole de lleno con el shigan de tu mano derecha, el cual alcanza el costado derecho de su cuerpo. Sin embargo, un seco y ágil golpe de Claus sobre tu muñeca izquierda produce un sonoro crujido en el hueso que te hace pensar que éste se ha roto. Sin embargo no notas tanto dolor como si eso hubiera pasado, por lo que quizá simplemente se te ha dislocado. De cualquier manera, no vas a poder usar la mano izquierda durante lo que queda de combate y no sabrás el alcance del golpe hasta que no te atiendan.
Tras alejarte, Claus hace un par de movimientos con las puntas de los pies que emulan que estuviese bailando claqué, lo cual hace que empiecen a salir despedidas ondas cortantes por todos lados. Las propias ondas producidas chocan entre sí y salen despedidas a mayor velocidad y de manera más aleatoria, por lo que prever su trayectoria se hace mucho más complicado. Las cuerdas del cuadrilátero se van cortando en pedazos y los muros de piedra del recinto hacen que las ondas reboten. ¿De qué estarán hechos? Finalente, vuelve a desaparecer usando soru, aunque esta vez detectas su presencia cada medio segundo, algo que no te vale del todo.
- Tu minuto -oyes a tu izquierda- ya pasó -ahora a la derecha.
De repente, aparece de nuevo frente a tí, aunque esta vez agachado, desde donde dirige un shigan a tu rodilla derecha para posteriormente impulsarse e intentarte propinar un cabezazo en el rostro.
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Desde luego, el tipo al que me estaba enfrentando era realmente extravagante. Hizo varias preguntas a Sklan sobre si al haberme hecho sangrar se podía dar por terminado el combate. La verdad era que sonaba preocupado, aunque no entendía por qué. Su actitud al mismo tiempo me producía una gran curiosidad y una mayor aún desconfianza.
Mi ataque esta vez sí que logró su objetivo, pues uno de mis Shigan se hundió profundamente en el costado de mi oponente. Sin embargo, éste reaccionó con gran celeridad, y asestó un golpe en mi muñeca derecha aprovechando mi propio acierto. Sentí un chasquido, seguido de un agudo dolor. En aquel momento no podría averiguar con exactitud la gravedad del impacto sobre mi articulación, pero tenía muchas dificultades para mover la mano, así que tendría que apañármelas sin ella el resto del combate.
Una vez me alejé, mi oponente hizo unos extraños movimientos de pies, que recordaban vagamente a alguna clase de baile. Mi Haki de Observación me avisó de que estaba a punto de ocurrir algo peligroso, por lo que hice que un aura oscura surgiera alrededor de mi cuerpo, para así poder moverme más rápido. De repente, una especie de ondas cortantes comenzaron a salir disparadas en todas direcciones. Parecían Rankyakus, pero mi oponente no había hecho ningún movimiento con el que, que yo supiera, pudieran lanzarse. Además, dichas ondas cortaron las cuerdas del ring, y rebotaban entre sí y en las paredes, de forma que resultaban realmente peligrosas, incluso para mi adversario. Consciente de que no iba a poder evitarlas todas ni siquiera gracias a mi Kami-e Kempo, y de que mi Tekkai probablemente siguiera sin funcionar, recubrí todo mi cuerpo en Haki de Armadura, y comencé a lanzar Rankyakus lo más rápido que pude y cubriendo el mayor ángulo posible para tratar de detener cuantas más ondas mejor. Confiaba en poder para la mayoría, y en atenuar el impacto de las que me dieran con mi Haki.
Una vez el ataque parase, me pondría de nuevo en guardia. Cuando mi rival comenzara a desaparecer y anunciara que mi minuto había pasado, esperaría hasta que llegara hasta mí. Esperaba que mi Haki de Observación y mis reflejos me permitieran usar la increíble agilidad y velocidad de movimientos del Kami-e Kempo para, primero, abrir mi pierna derecha, cargar mi peso en ella y flexionarla para intentar que el Shigan de mi oponente hendiera únicamente el aire. Después, doblaría mi torso hacia atrás, buscando que su cabezazo ascendente pasara de largo y, una vez mi adversario se encontrase en la parte final de dicho ataque, terminar de dejarme caer hacia atrás, apoyando las manos en el suelo al tiempo que lanzaba mi pierna izquierda hacia arriba, ejecutando un Shigan con ella dirigido a su estómago, e imprimiéndole toda la fuerza y velocidad que fuese capaz. Además, usaría Haki de Armadura para hacer mi ataque aún más devastador.
Mi ataque esta vez sí que logró su objetivo, pues uno de mis Shigan se hundió profundamente en el costado de mi oponente. Sin embargo, éste reaccionó con gran celeridad, y asestó un golpe en mi muñeca derecha aprovechando mi propio acierto. Sentí un chasquido, seguido de un agudo dolor. En aquel momento no podría averiguar con exactitud la gravedad del impacto sobre mi articulación, pero tenía muchas dificultades para mover la mano, así que tendría que apañármelas sin ella el resto del combate.
Una vez me alejé, mi oponente hizo unos extraños movimientos de pies, que recordaban vagamente a alguna clase de baile. Mi Haki de Observación me avisó de que estaba a punto de ocurrir algo peligroso, por lo que hice que un aura oscura surgiera alrededor de mi cuerpo, para así poder moverme más rápido. De repente, una especie de ondas cortantes comenzaron a salir disparadas en todas direcciones. Parecían Rankyakus, pero mi oponente no había hecho ningún movimiento con el que, que yo supiera, pudieran lanzarse. Además, dichas ondas cortaron las cuerdas del ring, y rebotaban entre sí y en las paredes, de forma que resultaban realmente peligrosas, incluso para mi adversario. Consciente de que no iba a poder evitarlas todas ni siquiera gracias a mi Kami-e Kempo, y de que mi Tekkai probablemente siguiera sin funcionar, recubrí todo mi cuerpo en Haki de Armadura, y comencé a lanzar Rankyakus lo más rápido que pude y cubriendo el mayor ángulo posible para tratar de detener cuantas más ondas mejor. Confiaba en poder para la mayoría, y en atenuar el impacto de las que me dieran con mi Haki.
Una vez el ataque parase, me pondría de nuevo en guardia. Cuando mi rival comenzara a desaparecer y anunciara que mi minuto había pasado, esperaría hasta que llegara hasta mí. Esperaba que mi Haki de Observación y mis reflejos me permitieran usar la increíble agilidad y velocidad de movimientos del Kami-e Kempo para, primero, abrir mi pierna derecha, cargar mi peso en ella y flexionarla para intentar que el Shigan de mi oponente hendiera únicamente el aire. Después, doblaría mi torso hacia atrás, buscando que su cabezazo ascendente pasara de largo y, una vez mi adversario se encontrase en la parte final de dicho ataque, terminar de dejarme caer hacia atrás, apoyando las manos en el suelo al tiempo que lanzaba mi pierna izquierda hacia arriba, ejecutando un Shigan con ella dirigido a su estómago, e imprimiéndole toda la fuerza y velocidad que fuese capaz. Además, usaría Haki de Armadura para hacer mi ataque aún más devastador.
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- - Ámbito Oscuridad: x3 a Velocidad durante 2 posts.
- Ambos Hakis Entrenados.
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Al usar tu haki logras que los cortes de aquellas ondas sean mucho más leves, además de que, al usar tu Rankyaku logras para alguna que otra onda más.
Sin embargo, tu rival es tan ágil que por poco recibes el golpe sin siquiera verlo. Pero no, tu agilidad te permite evadir el primer shigan, y usando tu Kami-e Kempo, te encorvas hacia atrás lo suficiente como para evadir el cabezazo, el cual notas pasar por tu frente.
- Vaya… -oyes murmurar al tipo- Voy a tener que esforzarme si quiero…
Pero sus palabras son cortadas de raíz con tu patada, la cual efectúa un shigan de una intensidad mucho mayor que el primero que realizaste en el anterior combate. Éste se hunde en la boca del estómago de tu rival, el cual amortigua parcialmente el golpe como buenamente puede.
Claus da un par de saltos hacia atrás a la otra parte del cuadrilátero, ojeando cualquier posible movimiento que realices. Y entonces, una pícara sonrisa se dibuja en su cara. ¿Qué estará pensando?
- Sklan, quedan treinta segundos, ¿verdad?
- Exactamente, sí.
- Perfecto, gracias.
Y entonces, Claus desaparece. Tu haki te dice que está dando vueltas por toda la sala, ya no sólo por el cuadrilátero, aunque lo detectas de manera irregular. ¿Acaso se va a dedicar a dar vueltas hasta que pasen los treinta segundos?
Nada más lejos de aquella oscura intención. Delante de tu cara, con los ojos cerrados y un semblante frío aparece Claus, hundiendo su mano derecha en tu estómago y la izquierda en tu hombro derecho, a la par que sus dedos se oscurecen y susurra la palabra “shigan”.
Sin embargo, tu rival es tan ágil que por poco recibes el golpe sin siquiera verlo. Pero no, tu agilidad te permite evadir el primer shigan, y usando tu Kami-e Kempo, te encorvas hacia atrás lo suficiente como para evadir el cabezazo, el cual notas pasar por tu frente.
- Vaya… -oyes murmurar al tipo- Voy a tener que esforzarme si quiero…
Pero sus palabras son cortadas de raíz con tu patada, la cual efectúa un shigan de una intensidad mucho mayor que el primero que realizaste en el anterior combate. Éste se hunde en la boca del estómago de tu rival, el cual amortigua parcialmente el golpe como buenamente puede.
Claus da un par de saltos hacia atrás a la otra parte del cuadrilátero, ojeando cualquier posible movimiento que realices. Y entonces, una pícara sonrisa se dibuja en su cara. ¿Qué estará pensando?
- Sklan, quedan treinta segundos, ¿verdad?
- Exactamente, sí.
- Perfecto, gracias.
Y entonces, Claus desaparece. Tu haki te dice que está dando vueltas por toda la sala, ya no sólo por el cuadrilátero, aunque lo detectas de manera irregular. ¿Acaso se va a dedicar a dar vueltas hasta que pasen los treinta segundos?
Nada más lejos de aquella oscura intención. Delante de tu cara, con los ojos cerrados y un semblante frío aparece Claus, hundiendo su mano derecha en tu estómago y la izquierda en tu hombro derecho, a la par que sus dedos se oscurecen y susurra la palabra “shigan”.
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