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Bajo las mismas estrellas. Secretos de arena y riqueza en la Ciudad del Desierto [Libre] Empty Bajo las mismas estrellas. Secretos de arena y riqueza en la Ciudad del Desierto [Libre] {Sáb 17 Feb 2018 - 12:19}

El Shandian, agotado, se dejó caer finalmente sobre la playa. Aquella noche, Ummak se mostraba más pensativo y melancólico de lo normal. En algún lugar bajo el mismo manto de estrellas e iluminado por la tenue luz de la luna, debía de encontrarse su hermano Eric. Aquello le enfureció. Su continuo fracaso ponía de manifiesto que no estaba cumpliendo con sus deberes de heredero. Su hermano siempre había sido un tipo contemplativo y de pocas palabras y, pese a su repentina marcha, Ummak estaba convencido de que su exilio formaba parte de algún plan divino que los dioses le habían mostrado. Creía conocerlo bien ¿Por qué sino abandonaría a su familia? ¿Por qué debilitar al Clan del Lobo cuando este se encontraba en sus horas más aciagas? Él no era chaman, ni un líder, tan solo era un guerrero de Shandora y desconocía tantas cosas…

- Estúpido sabelotodo. Tú lugar no está con los dioses, está entre tu pueblo – maldijo en un perfecto shandianii. Intentando quitárselo de la mente.

Cerró los ojos y respiró hondo. Soltó el aire despacio y volvió de nuevo su vista al cielo nocturno. Se preguntaba que habría sido de Aslaug durante aquellos cuatro años. Hacerle pasar por lo mismo una segunda vez… Estaba acostumbrado a distanciarse cuando las relaciones llegaban a su fin. Nunca sufría la agonía del remordimiento o el dolor; cortaba los vínculos y seguía con su vida. No había lugar para la debilidad entre los guerreros de Shandora. No tenía por qué ser distinto con ella y, sin embargo, sentía como le faltaba el aire. Intentó desechar también los recuerdos sobre su hermana, pero volvían como polillas revoloteando hacia luz.

Después de lo que pareció una eternidad, el agotamiento finalmente pudo con él y se quedó profundamente dormido. Sus facciones se relajaron y, durante unas horas, Ummak volvió a parecer ese chico pacífico y sensible que con tanto empeño ocultaba. Fue un sueño reparador como hacía meses que no tenía, sin embargo, no fueron precisamente los rayos del sol quienes lo despertaron. Unas voces desconocidas le despertaron. Se trataban sin duda de hombres del Mar Azul.

Aun perduraba la noche, una agotada luna amenazaba con preciarse desde el insondable firmamento. Alargó su mano hacia Kamihageshii, su lanza. Pero al hacerlo se percató de que no estaba en el lugar donde la había dejado. Se levantó como un resorte del suelo, poco le importó que la mitad de su cara se encontrará recubierta de arena. Tan solo tenía ojos para el Kamihageshii, pero este ya no se encontraba allí. Tampoco había rastro de su Burn Board.

“¡¿Me han robado?!” – pensó con incredulidad. Ummak apretó los dientes y una vena de su frente se hinchó peligrosamente, marcando hasta el punto que le estaba frustrando aquello. Instintivamente, su pelo comenzó a crecer y a trenzarse formando un único mechón. El cual comenzó a restallar ruidosamente, de forma similar a como haría un látigo, cuyos ecos comenzaron escucharse a lo largo y ancho de la playa.
Kazuo Tanaka
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Bajo las mismas estrellas. Secretos de arena y riqueza en la Ciudad del Desierto [Libre] Empty Re: Bajo las mismas estrellas. Secretos de arena y riqueza en la Ciudad del Desierto [Libre] {Dom 18 Feb 2018 - 21:38}

La noche era joven y el detective lo sabía. Estaba en esos antros de mala muerte, las famosas tabernas, pasando su tiempo libre. Se encontraba sentado en la última mesa del local, viendo a todos los que estaban presentes. Como una ocasión muy única y especial, había conseguido que su capitán le diera permiso para salir y despejarse. Aunque también era más probable que solo lo hizo para deshacerse de él un tiempo y poder descansar. Daba igual el motivo, él no iba a perder el tiempo y ya estaba buscando a alguien con quién pasar la noche. ”El nombre, en todo caso, no me causa mucha emoción. ¿Quién carajos le pone La Serpiente de Arena a un bar?” – pensó mientras bebía de su cerveza. Kazuo fumó de su cigarrillo y dejó la colilla en el cenicero correspondiente que estaba en su mesa.

– Oh… – murmuró con una sonrisa. Elevó su mirada y ahí la vio, sentada en la barra, completamente sola. Lo primero que le llamó su emoción fue ver su hermosa cabellera rubia jugando con el suave viento del aire acondicionado del lugar. El joven detective terminó, de un trago, lo que le quedaba de cerveza y empezó a caminar hacia ella. Por el camino, había encendido otro cigarrillo. Se sentó a su lado y miró sus bellas facciones. Sus ojos eran de un verde esmeralda que nunca había visto antes. – ¿Me permites invitarte a un trago? – Le preguntó.

– ¿Por qué debería aceptarle un trago a un extraño? – Le respondió la joven sin mirarlo a los ojos.

– Bueno… Solo soy alguien que esta de paseo, no busco mucha cosa y quizás solo busco una pequeña, pero linda amistad en esta isla – dijo con toda la honestidad del mundo. – Además, ¿no crees que es peligroso estar en estos sitios de mala muerte sola? – Le comentó.

– Querido, por mi no te debes preocupar – la mujer tomó una ligera pausa. Lo miró directo a los ojos y le dedicó una suave sonrisa. – Es más, tú eres el que va a tener problemas si sigues haciendo lo que sea que intentes hacer. – La vio dejar una hermosa pistola sobre la barra y como es que lo apuntaba con ella. Esa era la señal de que esta noche, iba a acabar solo.

– Esta bien, esta bien. Tú ganas, preciosa. – Le comentó con un tono algo decepcionado. Dejó un par de berries sobre la barra, pagando lo que había consumido y dejando un pequeño extra para pagar lo de la chica también y salió de la taberna.

Empezó a caminar rumbo a la playa, el único lugar que, extrañamente, no había visitado. Había escuchado algunos rumores de que una banda estaba empezando a hacer algunos estragos en la isla, pero nada que le llamara la atención. Eran, según los habitantes de la isla, traficantes de cosas robadas. ¿Qué cosas? No tenía idea, pero tampoco le interesaba lo suficiente como para meter sus narices dónde no le llamaban. Siguió su rumbo en silencio, la noche seguía siendo cálida y un paseo a orillas del mar nunca venía mal. Por el camino se había terminado su cigarrillo, así que no fumaría hasta dentro de un rato. Al llegar a la playa escuchó algo que le llamó la atención. Un sonido similar a un látigo y sonaba bastante fuerte. ”Me pregunto qué será” – siguió aquel ruido y no tardó mucho en llegar a… ¿Una persona? Lo primero que le llamó la atención fue su pelo rojo ceniza. Era un poco más alto que él y eso era un tanto preocupante, más si se tenía en cuenta lo que hacía con su cabello. Su expresión corporal era bastante tensa, como si fuera a saltar al primer idiota que se le cruzara en su camino. ¿Sería buena idea quedarse allí? Solo había una forma de saberlo.

– ¿Necesitas ayuda? – Le preguntó.
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Bajo las mismas estrellas. Secretos de arena y riqueza en la Ciudad del Desierto [Libre] Empty Re: Bajo las mismas estrellas. Secretos de arena y riqueza en la Ciudad del Desierto [Libre] {Mar 20 Feb 2018 - 23:43}

Sentía que había perdido la noción del tiempo. Los minutos caminando por el árido desierto pasaban a ser horas, dando paso a los últimos rayos del atardecer, los cuáles se iban escondiendo tímidamente tras una llamativa cordillera que se imponía al final del horizonte.

Ni siquiera sabía porque había venido a parar a semejante lugar. Me encontraba hambriento, desorientado, y como ya era costumbre en los últimos meses tras el incidente de Jaya...sin rumbo. Cada paso que daba sobre la fría arena devolvía a mi mente cuál diapositivas las vivencias de Arabasta, lugar con el que guardaba cierta similitud aquella isla.

En aquel momento en el que el cansancio me desesperaba, cuando decidí rendirme y dejar de caminar al percatarme de que la noche comenzaba a cernirse sobre mí, clavé una rodilla en el suelo y me tambaleé lentamente, pensando que caería en medio de la fría arena, dejando a manos del destino mi suerte.
Pero para mi sorpresa, el tacto de mi mano notó algo yaciente en medio de la nada, era..era..una robusta valla de madera, de no mucha altura, probablemente me hubiese llegado hasta el ombligo si hubiese estado de pie.
En medio de la confusión del momento, intenté palpar a ciegas con ambas manos de que se trataba aquel obstáculo, pero algo me detuvo...se trataba de un sonido muy característico, mas concretamente del mugido de una vaca. Unas manchas blanquecinas resaltaron en medio de la oscuridad tan solo a un par de pasos de mi.

-¿Una...vaca?-Dije tocándome mi estómago con ambas manos, sincronizado con el rugido hambriento y aterrador de este.

-Vaca...vaca...vaquita...acércate pequeña..tengo unos caramelos muy sabrosos aquí en el bolsillo.-No sabía si el hambre me estaba empezando a hacer delirar, pero seguro que mi cara de depredador ambiento y baboso hubiese asustado a cualquiera.

-Vamos...no voy a matarte joder, solo quiero un poco de leche.-
Intenté alargar el brazo por debajo de la valla hasta la posición de las ubres del animal, que acto seguido me dio la espalda y con una de sus pezuñas me lanzó un buen pellizco de arena a la cara, mugiendo mas fuerte que antes.

-¡¡Que clase de formas son esas¡¡!!Te cortaré las ubres, puta egoísta!!-Me tapé raudo la boca con una mano al ver que estaba alzando el tono de voz demasiado. Sin darle mas vueltas al asunto, me limpié la arena de la cara con la manga de mi desgastada gabardina, y decidido, apoyé la planta de mi pie derecho en la parte mas alta de la valla con tal de impulsarme y saltarla.

-Leche...leche...lecheci-¡¡YIAAAAAAAA!!-
Grité de dolor al notar una fuerte descarga eléctrica que emergía desde la planta de mi pie hasta la coronilla, cayendo inmediatamente después al suelo, con los ojos en blanco y emanando un ligero humillo gris por la boca.

En medio de la conmoción , a medida que mis ojos se abrían lentamente y mis oídos emitían un potente tinnitus, me percaté de como unos pequeños focos de luz tenue se iban acercando desde la lejanía, cada vez mas cerca de mi posición, dejando tomar forma humana a aquellas figuras, y con ello , adivinalo....sí, efectivamente, problemas.

-¡¡Los cobras están aquí!!-Comentaron cuándo se encontraban lo suficientemente cerca para saber que me encontraba allí. Me encontraba aún incorporándome del suelo en el momento en el que comenzaron a correr hacia mi, armados con hoces y otras herramientas comunes de agricultores.
-Ehhh...esperen un momento..yo solo... yo so...-- ¡¡Al ladrón!!-Su voz sobresalió por encima de la mía, que aún salía débil debido a la conmoción.

-¡¡YIAAAAAAAA¡¡-Mis ojos salieron de sus órbitas al ver como un cuchillo de cocina me pasaba rozando el flequillo. Comencé a correr con todas las fuerzas que me quedaban, jadeando y sin mirar atrás con la esperanza de despistar a mis decididos perseguidores.
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