Shingetsu Nyx
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Para que esto salga bien, debemos empezar desde lo más alto [Privado Lily] {Dom 15 Abr 2018 - 22:04}
Aspiro con fuerza por la boca, llenando mis pulmones del aire más puro que he respirado en muchísimo tiempo. Supongo que es una de las ventajas de encontrarnos en este lugar del mundo. Quien podría decirlo... ¡Skypiea existe!.
Estoy parado sobre el borde de una nube sobre la cual puedo caminar, a varias decenas de kilómetros del suelo, flotando sobre el inmenso mar con una enorme extensión de "tierra blanca" a mis espaldas. Pese a todo, no estoy relajado, ni me veo capaz de disfrutar del momento tanto como me gustaría. La razón se encuentra a pocos metros de mí, aunque mi intranquilidad se debe más al motivo por el que estoy aquí que al que ella me acompañe.
- Por última vez... ¿Estás segura de esto? - pasando la mano entre mis cabellos, miro hacia atrás, observando a la joven que se encuentra justo a mis espaldas. Lily muestra una belleza extraña con el traje de la organización, que me despierta satisfacción e incomodidad a partes iguales - Una vez concluya esta misión ya no habrá marcha atrás, conocerás las bases prohibidas y solo podremos seguir adelante con el plan sin dudas en el camino. Aún puedo decir que te arrepentiste y huiste.
Me giro por completo, quedando cara a cara con ella, manteniendo sobre sus ojos una mirada completamente seria. Podría confiarla mi vida, ese no es el problema, también sé que está preparada... ¿Entonces por que vuelvo a preguntarla todo esto? Si fuera cualquier otra persona, no mostraría un nivel de preocupación ni remotamente cercano al que estoy expresándola; pero claro, no es "cualquier otra persona". Para empezar, es la razón principal por la que yo mismo me metí en este lió.
- Si tu respuesta sigue siendo afirmativa... Recluta Lily Adams, comienza tu primera misión e introducción final al Cipher Pol. Si sales viva, serás una de nosotros... Por supuesto, me encargaré de que así sea.
Una vez más, me encuentro con mi máximo superior y un miembro del consejo observándome con detenimiento. El primero tiene una mano sobre el rostro, ya demasiado habituado a los problemas que le suelo presentar - Y habiéndome comentado antes de la reunión que le parezco poco más que un gato, con mi manía de traerle cadáveres de pájaros e insectos con la ilusión de que a este algún día le produzca algo distinto a ganas de vomitar -. La segunda agente, me observa con lo que parece una mirada inquisidora y gesto pensativo. No me atrevería a apostar que mi proposición les haya parecido del todo bien
- Con todos el respeto que sabes que te proceso... Pero me debes esto Talio. Y lo sabes -. Mi rostro es duro, y por un momento creo ver un ápice de vergüenza y arrepentimiento en el suyo, pero es tan fugaz que podrían haber sido imaginaciones mías -. Es una recluta muy capaz y su poder dormido podría ser extremadamente útil para la organización.
La segunda agente en funciones observa a mi supervisor con duda en el rostro, claramente descolocada al no saber de que estoy hablando. Pero Talio tiene muy claro a que me refiero, y sabe que no le perdonaré si una situación similar se repitiera de nuevo. Es una estrategia sucia y rastrera por mi parte, soy completamente consciente de ello, pero no puedo dejar que exista la más mínima duda sobre la posibilidad de aceptar a Lily como recluta en prácticas. Además, con el mensaje de culpa trasmitido, también le he dicho en secreto al supervisor la que quiero que sea una de las condiciones.
- Muy bien -. Responde finalmente el otro hombre presente en la sala -. Por mi parte y si Alaisa está de acuerdo, se aceptará a la joven como una nueva recluta -. Hace un breve silencio, dejando que la duda se dibuje en su rostro por medio segundo... Ahora si he sido capaz de percibirla -. ¡Pero! Estará bajo tu tutela directa. Si falla, será culpa tuya, si se arrepiente, muere, no es válida o nos traiciona... En fin, creo que ves por donde voy. Espero que tengas tan buen ojo como crees Agente Shingetsu. De verdad que lo espero...
Se suceden varios segundos de completo silencio y finalmente la segunda agente presente asiente ante las palabras de su compañero, sin que sea capaz de percibir la más mínima variación emocional en su rostro. Ya es la segunda vez que me encuentro cara a cara con esta mujer y aún no se nada de ella. Solo soy consciente de que se encuentra por encima de Talio y ahora, gracias a mi supervisor, que se llama Alaisa. Pero su aura es lo suficientemente intimidadora como para no decir nada más, comprendiendo que debo agachar la cabeza y marcharme a comunicarle a lily la resolución a la que han llegado... Y eso hago.
...
- Así que en resumen, me han dejado a mi toda la tarea. Así que si fallamos será culpa mía y a ti te desecharán. Por otra parte, si te convierto en algo que merezca la pena será su logro y yo como mucho tendré doble ración para cenar. Hay cosas que no cambian sin importar el bando... -. Sonrío con cierta ironía, ocultando el carácter real de aquellas palabras, consciente de que la joven castaña ante mi las entenderá pese a su disfraz -. A partir de ahora voy a entrenarte en cuerpo y mente hasta que veamos si eres capaz de soportar nuestras técnicas sin venirte abajo. Pero antes debes alcanzar un estado óptimo... Por lo que empezaremos por lo más obvio, ¿diez vueltas alrededor de Marinefort? No... El primer paso será mucho peor para ti, lo se bien... Hoy nos sentaremos y no nos moveremos ni un solo centímetro de nuestra posición. Toca meditación intensiva.
Mi sonrisa es infinitamente más cruel de lo que muchos podrían pensar que merece un comentario como ese... Pero soy consciente que lo que la acabo de pedir es un infierno personal para ella.
Sacudo con tranquilidad lo que parecen restos de nube sólida, pegados a los bajos del pantalón. El aterrizaje ha sido algo más forzoso de lo que podría haber esperado en un primer instante, y como resultado he levantado parte del suelo. «Maldita sea... Se me sigue haciendo extraño pensar en esta cosa blanca como un suelo confiable». Y bien pensado, no debo ser el único impresionado con el entorno que nos rodea, por que llevo más de cinco minutos sin escuchar ninguna de las sátiras de Lynae... A estas alturas eso es un logro, ya que ha decidido usar mis dudas sobre todo lo referente a la situación actual para atacarme mentalmente sin descanso.
- Empecemos a movernos. Hay que descubrir si el Gobierno puede sacar algún tipo de ventaja de esta posición y comprobar que no haya nada demasiado peligroso para las islas que tenemos bajo nuestros pies.
Estoy parado sobre el borde de una nube sobre la cual puedo caminar, a varias decenas de kilómetros del suelo, flotando sobre el inmenso mar con una enorme extensión de "tierra blanca" a mis espaldas. Pese a todo, no estoy relajado, ni me veo capaz de disfrutar del momento tanto como me gustaría. La razón se encuentra a pocos metros de mí, aunque mi intranquilidad se debe más al motivo por el que estoy aquí que al que ella me acompañe.
- Por última vez... ¿Estás segura de esto? - pasando la mano entre mis cabellos, miro hacia atrás, observando a la joven que se encuentra justo a mis espaldas. Lily muestra una belleza extraña con el traje de la organización, que me despierta satisfacción e incomodidad a partes iguales - Una vez concluya esta misión ya no habrá marcha atrás, conocerás las bases prohibidas y solo podremos seguir adelante con el plan sin dudas en el camino. Aún puedo decir que te arrepentiste y huiste.
Me giro por completo, quedando cara a cara con ella, manteniendo sobre sus ojos una mirada completamente seria. Podría confiarla mi vida, ese no es el problema, también sé que está preparada... ¿Entonces por que vuelvo a preguntarla todo esto? Si fuera cualquier otra persona, no mostraría un nivel de preocupación ni remotamente cercano al que estoy expresándola; pero claro, no es "cualquier otra persona". Para empezar, es la razón principal por la que yo mismo me metí en este lió.
- Si tu respuesta sigue siendo afirmativa... Recluta Lily Adams, comienza tu primera misión e introducción final al Cipher Pol. Si sales viva, serás una de nosotros... Por supuesto, me encargaré de que así sea.
✧✦Previamente✦✧
Una vez más, me encuentro con mi máximo superior y un miembro del consejo observándome con detenimiento. El primero tiene una mano sobre el rostro, ya demasiado habituado a los problemas que le suelo presentar - Y habiéndome comentado antes de la reunión que le parezco poco más que un gato, con mi manía de traerle cadáveres de pájaros e insectos con la ilusión de que a este algún día le produzca algo distinto a ganas de vomitar -. La segunda agente, me observa con lo que parece una mirada inquisidora y gesto pensativo. No me atrevería a apostar que mi proposición les haya parecido del todo bien
- Con todos el respeto que sabes que te proceso... Pero me debes esto Talio. Y lo sabes -. Mi rostro es duro, y por un momento creo ver un ápice de vergüenza y arrepentimiento en el suyo, pero es tan fugaz que podrían haber sido imaginaciones mías -. Es una recluta muy capaz y su poder dormido podría ser extremadamente útil para la organización.
La segunda agente en funciones observa a mi supervisor con duda en el rostro, claramente descolocada al no saber de que estoy hablando. Pero Talio tiene muy claro a que me refiero, y sabe que no le perdonaré si una situación similar se repitiera de nuevo. Es una estrategia sucia y rastrera por mi parte, soy completamente consciente de ello, pero no puedo dejar que exista la más mínima duda sobre la posibilidad de aceptar a Lily como recluta en prácticas. Además, con el mensaje de culpa trasmitido, también le he dicho en secreto al supervisor la que quiero que sea una de las condiciones.
- Muy bien -. Responde finalmente el otro hombre presente en la sala -. Por mi parte y si Alaisa está de acuerdo, se aceptará a la joven como una nueva recluta -. Hace un breve silencio, dejando que la duda se dibuje en su rostro por medio segundo... Ahora si he sido capaz de percibirla -. ¡Pero! Estará bajo tu tutela directa. Si falla, será culpa tuya, si se arrepiente, muere, no es válida o nos traiciona... En fin, creo que ves por donde voy. Espero que tengas tan buen ojo como crees Agente Shingetsu. De verdad que lo espero...
Se suceden varios segundos de completo silencio y finalmente la segunda agente presente asiente ante las palabras de su compañero, sin que sea capaz de percibir la más mínima variación emocional en su rostro. Ya es la segunda vez que me encuentro cara a cara con esta mujer y aún no se nada de ella. Solo soy consciente de que se encuentra por encima de Talio y ahora, gracias a mi supervisor, que se llama Alaisa. Pero su aura es lo suficientemente intimidadora como para no decir nada más, comprendiendo que debo agachar la cabeza y marcharme a comunicarle a lily la resolución a la que han llegado... Y eso hago.
...
- Así que en resumen, me han dejado a mi toda la tarea. Así que si fallamos será culpa mía y a ti te desecharán. Por otra parte, si te convierto en algo que merezca la pena será su logro y yo como mucho tendré doble ración para cenar. Hay cosas que no cambian sin importar el bando... -. Sonrío con cierta ironía, ocultando el carácter real de aquellas palabras, consciente de que la joven castaña ante mi las entenderá pese a su disfraz -. A partir de ahora voy a entrenarte en cuerpo y mente hasta que veamos si eres capaz de soportar nuestras técnicas sin venirte abajo. Pero antes debes alcanzar un estado óptimo... Por lo que empezaremos por lo más obvio, ¿diez vueltas alrededor de Marinefort? No... El primer paso será mucho peor para ti, lo se bien... Hoy nos sentaremos y no nos moveremos ni un solo centímetro de nuestra posición. Toca meditación intensiva.
Mi sonrisa es infinitamente más cruel de lo que muchos podrían pensar que merece un comentario como ese... Pero soy consciente que lo que la acabo de pedir es un infierno personal para ella.
✧✦De vuelta al momento actual✦✧
Sacudo con tranquilidad lo que parecen restos de nube sólida, pegados a los bajos del pantalón. El aterrizaje ha sido algo más forzoso de lo que podría haber esperado en un primer instante, y como resultado he levantado parte del suelo. «Maldita sea... Se me sigue haciendo extraño pensar en esta cosa blanca como un suelo confiable». Y bien pensado, no debo ser el único impresionado con el entorno que nos rodea, por que llevo más de cinco minutos sin escuchar ninguna de las sátiras de Lynae... A estas alturas eso es un logro, ya que ha decidido usar mis dudas sobre todo lo referente a la situación actual para atacarme mentalmente sin descanso.
- Empecemos a movernos. Hay que descubrir si el Gobierno puede sacar algún tipo de ventaja de esta posición y comprobar que no haya nada demasiado peligroso para las islas que tenemos bajo nuestros pies.
- OFF:
- He procurado no describir tu aspecto más allá de un traje "clásico" del CP, por ahora toca ser fiel al uniforme (?). El resto queda a tu cuenta.
Lily Morgan
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Varios mechones salen despedidos, como si no fuesen capaces de sostenerse por más tiempo recogidos en la coleta alta, en cuanto pisamos tierra. Supongo que mi mente en estos momentos está un poco como el paisaje de Skypiea. Por una parte; conserva esa consistencia blanca y blandita, como si estuvieses caminando por encima de dóciles ovejas esponjosas. Pero existe un segundo lado, ¿más oscuro? No lo creo. Aunque eso no niega la existencia de que las apariencias engañan. Como si el maravilloso lugar de los ángeles estuviese cargado por corrompidos sentimientos terrenales.
Llevo mucho tiempo sabiendo que quería venir aquí. Entre mi equipaje guardo el libro que me proporcionó mi madre y del que estoy segura que podré encontrarle un sentido en Skypiea. Salto de una nube a otra como si esperase que la caída pudiese ser diferente por repetirlo una y otra vez. ¿Qué estaba pensando?
Las nubes son geniales, sin lugar a dudas. Miro a Nyx expectante, buscando su reacción y adivinar si a él también le parecen geniales. Alargo la mano con curiosidad hacia el suelo para acariciar su textura, pero me veo interrumpida por la intervención del peliblanco. Retiro la acción que aún no había iniciado y me abrazo con ambas manos el estómago.
– Tiene gracia porque mi primer instructor me preguntó lo mismo y lo cierto es que me arrepentí. –le comento con cierta inocencia, y en parte lo encuentro irónico ¿por qué se harán ese tipo de preguntas en las organizaciones? La respuesta es simple. Porque se espera una obediencia militar y a mí me dio por pensar demasiado. Los soldados no piensan, idiota. – No te preocupes, las reglas del juego están claras. Negro es el nuevo color. –Bromeo con una sonrisa entre los dientes a la par que estiro los brazos para mostrar las mangas del traje a medida. – Señor Shingetsu, a sus órdenes. –concluyo poniéndome firme en el sitio.
En un cuarto humilde con las piernas abrazadas por mis brazos aguardo al veredicto de los cargos superiores de Nyx. Esta no es una situación al uso, como tampoco lo ha sido mi estadía en las filas de La Revolución. «Pero es en las horas bajas, cuando la tenue luz nos alumbra con su sabiduría» o eso es lo que diría mi madre para definir lo que acontece al día de hoy. Al final la experiencia me ha ido mostrando las distintas piezas del tablero y sus razones de vivir. Pero con egoísmo yo solo he deseado una única cosa todo este tiempo. No me interesan las grandes guerras que se libran en el marco de la historia, la demostración de un despliegue de poder que es capaz de someter al resto. Mis batallas están en lo que le importa a la gente de la calle, en sus necesidades básicas. Su derecho a soñar y vivir con dignidad. Sé a quién debo pedirle explicaciones y por eso estoy en este cuarto.
La puerta se abre, impulsada como por un resorte imaginario me pongo en pie, el rostro de Nyx se torna enigmático por unos segundos. Pero me han aceptado. Asumo en silencio el mensaje completo por parte de mi reciente nuevo instructor. Un escalofrío recorre mi piel al hacerme consciente de la realidad en la que se convertirá mi día a día. Ojalá hubiese sentido esta bofetada la primera vez que me alisté, aunque solo fuese de palabra, en un propósito como este. No podría dar más las gracias por tener los ojos abiertos. Sonrío con timidez tras escuchar las directrices de Nyx.
– ¿M-meditar? ¿Como cuando te aburres mucho y te acabas preguntando si es posible que alguien manipule retorcidamente nuestros actos con palabras a través de un comando informático? Digo…–Muerdo mi labio. Tengo que acostumbrarme a obedecer y no seguir mostrando ese exceso de confianza en mi superior. Porque Nyx se acaba de convertir en eso, por mí. – Gracias por lo que has hecho. Te debo una. –Le miro con fijeza y gratitud. Es posible que esto haya cambiado cosas en su carrera como agente. –Intentaré dar lo mejor de mí y darme un pellizco si mi mente hace “miau-miau-miau” en el transcurso de esa meditación.-agrego con determinación.
Trago saliva sin añadir nada más a sus palabras. Para mí resulta obvio que un lugar como Skypiea es muy goloso para tener acceso a conocimientos de diversa índole. Pero seguramente Nyx se refiera a ventajas de otro tipo que deberé aprender como prioritarias para cuando deba hacer estas misiones en solitario. Cuando Nyx se da la vuelta, suelto una risita nerviosa y aprovecho para acariciar la superficie esponjosa. ¡Me apetecía tanto hacer esto! Debo cuidar estas tonterías cuando esté con otros agentes, y bueno con Nyx también si no quiero ser regañada.
– ¿Has pagado el peaje? ¿Hay alguna tarjeta especial a cargo del Gobierno? -le pregunto desde mi ignorancia. –Según tengo entendido, para poder estar aquí se debe abonar una suma alta…
Llevo mucho tiempo sabiendo que quería venir aquí. Entre mi equipaje guardo el libro que me proporcionó mi madre y del que estoy segura que podré encontrarle un sentido en Skypiea. Salto de una nube a otra como si esperase que la caída pudiese ser diferente por repetirlo una y otra vez. ¿Qué estaba pensando?
Las nubes son geniales, sin lugar a dudas. Miro a Nyx expectante, buscando su reacción y adivinar si a él también le parecen geniales. Alargo la mano con curiosidad hacia el suelo para acariciar su textura, pero me veo interrumpida por la intervención del peliblanco. Retiro la acción que aún no había iniciado y me abrazo con ambas manos el estómago.
– Tiene gracia porque mi primer instructor me preguntó lo mismo y lo cierto es que me arrepentí. –le comento con cierta inocencia, y en parte lo encuentro irónico ¿por qué se harán ese tipo de preguntas en las organizaciones? La respuesta es simple. Porque se espera una obediencia militar y a mí me dio por pensar demasiado. Los soldados no piensan, idiota. – No te preocupes, las reglas del juego están claras. Negro es el nuevo color. –Bromeo con una sonrisa entre los dientes a la par que estiro los brazos para mostrar las mangas del traje a medida. – Señor Shingetsu, a sus órdenes. –concluyo poniéndome firme en el sitio.
⇝Anteriormente⇜
En un cuarto humilde con las piernas abrazadas por mis brazos aguardo al veredicto de los cargos superiores de Nyx. Esta no es una situación al uso, como tampoco lo ha sido mi estadía en las filas de La Revolución. «Pero es en las horas bajas, cuando la tenue luz nos alumbra con su sabiduría» o eso es lo que diría mi madre para definir lo que acontece al día de hoy. Al final la experiencia me ha ido mostrando las distintas piezas del tablero y sus razones de vivir. Pero con egoísmo yo solo he deseado una única cosa todo este tiempo. No me interesan las grandes guerras que se libran en el marco de la historia, la demostración de un despliegue de poder que es capaz de someter al resto. Mis batallas están en lo que le importa a la gente de la calle, en sus necesidades básicas. Su derecho a soñar y vivir con dignidad. Sé a quién debo pedirle explicaciones y por eso estoy en este cuarto.
La puerta se abre, impulsada como por un resorte imaginario me pongo en pie, el rostro de Nyx se torna enigmático por unos segundos. Pero me han aceptado. Asumo en silencio el mensaje completo por parte de mi reciente nuevo instructor. Un escalofrío recorre mi piel al hacerme consciente de la realidad en la que se convertirá mi día a día. Ojalá hubiese sentido esta bofetada la primera vez que me alisté, aunque solo fuese de palabra, en un propósito como este. No podría dar más las gracias por tener los ojos abiertos. Sonrío con timidez tras escuchar las directrices de Nyx.
– ¿M-meditar? ¿Como cuando te aburres mucho y te acabas preguntando si es posible que alguien manipule retorcidamente nuestros actos con palabras a través de un comando informático? Digo…–Muerdo mi labio. Tengo que acostumbrarme a obedecer y no seguir mostrando ese exceso de confianza en mi superior. Porque Nyx se acaba de convertir en eso, por mí. – Gracias por lo que has hecho. Te debo una. –Le miro con fijeza y gratitud. Es posible que esto haya cambiado cosas en su carrera como agente. –Intentaré dar lo mejor de mí y darme un pellizco si mi mente hace “miau-miau-miau” en el transcurso de esa meditación.-agrego con determinación.
⇝Actualidad⇜
Trago saliva sin añadir nada más a sus palabras. Para mí resulta obvio que un lugar como Skypiea es muy goloso para tener acceso a conocimientos de diversa índole. Pero seguramente Nyx se refiera a ventajas de otro tipo que deberé aprender como prioritarias para cuando deba hacer estas misiones en solitario. Cuando Nyx se da la vuelta, suelto una risita nerviosa y aprovecho para acariciar la superficie esponjosa. ¡Me apetecía tanto hacer esto! Debo cuidar estas tonterías cuando esté con otros agentes, y bueno con Nyx también si no quiero ser regañada.
– ¿Has pagado el peaje? ¿Hay alguna tarjeta especial a cargo del Gobierno? -le pregunto desde mi ignorancia. –Según tengo entendido, para poder estar aquí se debe abonar una suma alta…
Shingetsu Nyx
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- Perdona, ¿que? - la observo sin saber demasiado bien de que habla, buscando a nuestro alrededor, hasta que finalmente veo una taquilla a cierta distancia. ¿Es ese el peaje al que se refiere? Hemos pasado por delante sin que nos detuvieran hace tan solo un instante- Espérame un momento.
Hay algo en todo esto que no termina de gustarme. Es cierto que Lily es por lo general alocada y soñadora, pero parece estar completamente segura de que hay que pagar un peaje para pasar al reino de los cielos. Por eso, optando por confiar en sus teóricos conocimientos, me dirijo de nuevo hacia el lugar señalado... Sorprendiendo a una mujer que parece estar rebobinando una cámara fotográfica, con la que presumiblemente nos ha sacado varias fotos.
- ¿Por que unas fotos? - pregunto sin elevar demasiado la voz.
No recibo una respuesta inmediata, en su lugar, la mujer me mira con cara de completa tranquilidad por unos segundos, y luego sigue en su labor como si no hubiera pasado nada. Solo se digna a responder varios segundos más tarde, con un tono completamente monótono y cordial.
- Si alguien pasa sin pagar se convierte en un criminal. Enviaré las fotos para que el pueblo os pueda juzgar como consideren oportuno. Es mi trabajo, joven. -. Mientras dice todo aquello, su semblante no varía en lo más mínimo.
- Comprendo... Es todo lo que quería saber, gracias.
La mujer inclina el rostro respetuosamente ante mis palabras, gesto que imito a la perfección antes de marcharme de nuevo hacia Lily, quien o ha decidido seguirme o ha optado por esperar... En cualquier caso, cuando llego a su lado, la lanzo un pequeño cartucho de color negro, de unos cinco centímetros de alto y forma de cilindro.
- Anda, ¿y los negativos?
La duda de la vigilante es comprensible. He procurado arrebatare cualquier captura de nuestras apariencias que tuviera en su poder. Para ello he usado mi agilidad y velocidad de manos incrementada, junto a un nuevo kempo que estoy intentando dominar poco a poco, cuya intención es equiparar la velocidad de mis movimientos a los del soru. Aún es débil y no serviría para el combate, pero por el momento es suficiente para engañar a un civil sin que sepa que ha ocurrido. Debo ir entrenando esta nueva aplicación en mis ratos libres, para poder tener un manejo óptimo si la situación llegara a ser peligrosa.
- Tendremos que ir con cuidado a partir de ahora. Es evidente que este lugar no se rige por las normas de una sociedad normal... - le comento a Lily con un deje cómico implícito - Ah, y una cosa más. Sé que durante toda tu instrucción te he tratado de una manera más fría, y seguirá siendo así mientras exista la posibilidad de que alguien no confiable nos mire, pero... - sonrío, acariciandoo su mejilla con delicadeza - Mientras estemos solos podemos ser nosotros mismos. No pienso renunciar a ti por una estúpida misión, ya lo sabes.
«¡Error, error, error! No existe una configuración apropiada para extraer energía de la glucosa. Se recomienda al huésped reducir su nivel de azúcar en sangre». Y ahí está, la delicada voz robótica de mi stalker mental favorita, utilizando una elección de palabras lo más "mecánicas" posibles, todo con tal de llamar la atención. Debería agradecer ser el único que puede escucharla. «Volviendo a un terreno más profesional. El movimiento que has hecho hace unos segundos ha sido rápido, pero estimo que se aflojaras el control sobre las articulaciones y te centraras en su flexibilidad, podrías aumentar su velocidad aún más».
Parece que va a ser un día largo.
Hay algo en todo esto que no termina de gustarme. Es cierto que Lily es por lo general alocada y soñadora, pero parece estar completamente segura de que hay que pagar un peaje para pasar al reino de los cielos. Por eso, optando por confiar en sus teóricos conocimientos, me dirijo de nuevo hacia el lugar señalado... Sorprendiendo a una mujer que parece estar rebobinando una cámara fotográfica, con la que presumiblemente nos ha sacado varias fotos.
- ¿Por que unas fotos? - pregunto sin elevar demasiado la voz.
No recibo una respuesta inmediata, en su lugar, la mujer me mira con cara de completa tranquilidad por unos segundos, y luego sigue en su labor como si no hubiera pasado nada. Solo se digna a responder varios segundos más tarde, con un tono completamente monótono y cordial.
- Si alguien pasa sin pagar se convierte en un criminal. Enviaré las fotos para que el pueblo os pueda juzgar como consideren oportuno. Es mi trabajo, joven. -. Mientras dice todo aquello, su semblante no varía en lo más mínimo.
- Comprendo... Es todo lo que quería saber, gracias.
La mujer inclina el rostro respetuosamente ante mis palabras, gesto que imito a la perfección antes de marcharme de nuevo hacia Lily, quien o ha decidido seguirme o ha optado por esperar... En cualquier caso, cuando llego a su lado, la lanzo un pequeño cartucho de color negro, de unos cinco centímetros de alto y forma de cilindro.
- Anda, ¿y los negativos?
La duda de la vigilante es comprensible. He procurado arrebatare cualquier captura de nuestras apariencias que tuviera en su poder. Para ello he usado mi agilidad y velocidad de manos incrementada, junto a un nuevo kempo que estoy intentando dominar poco a poco, cuya intención es equiparar la velocidad de mis movimientos a los del soru. Aún es débil y no serviría para el combate, pero por el momento es suficiente para engañar a un civil sin que sepa que ha ocurrido. Debo ir entrenando esta nueva aplicación en mis ratos libres, para poder tener un manejo óptimo si la situación llegara a ser peligrosa.
- Tendremos que ir con cuidado a partir de ahora. Es evidente que este lugar no se rige por las normas de una sociedad normal... - le comento a Lily con un deje cómico implícito - Ah, y una cosa más. Sé que durante toda tu instrucción te he tratado de una manera más fría, y seguirá siendo así mientras exista la posibilidad de que alguien no confiable nos mire, pero... - sonrío, acariciandoo su mejilla con delicadeza - Mientras estemos solos podemos ser nosotros mismos. No pienso renunciar a ti por una estúpida misión, ya lo sabes.
«¡Error, error, error! No existe una configuración apropiada para extraer energía de la glucosa. Se recomienda al huésped reducir su nivel de azúcar en sangre». Y ahí está, la delicada voz robótica de mi stalker mental favorita, utilizando una elección de palabras lo más "mecánicas" posibles, todo con tal de llamar la atención. Debería agradecer ser el único que puede escucharla. «Volviendo a un terreno más profesional. El movimiento que has hecho hace unos segundos ha sido rápido, pero estimo que se aflojaras el control sobre las articulaciones y te centraras en su flexibilidad, podrías aumentar su velocidad aún más».
Parece que va a ser un día largo.
Lily Morgan
Fama
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fuerza
Fortaleza
Velocidad
Agilidad
Destreza
Precisión
Intelecto
Agudeza
Instinto
Energía
Saberes
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Nyx se aleja hacia el puesto de peaje que hemos pasado hace tan solo unos instantes. ¿Debería acompañarle? Dicen que los agentes están instruidos en destrezas de labia que les hacen dignos conversadores profesionales. A lo mejor existe un protocolo de actuación para este tipo de casos con el que operar de una manera standard. Con disimulo, una vez él ha tomado ventaja, me voy acercando hacia ellos.
Pero todo apunta a que he llegado tarde porque Nyx vuelve de nuevo hacia mí. ¡Maldición, Lily, tienes que estar más atenta en tu instrucción! Algo sobrevuela la distancia que nos separa y en una demostración de reflejos –impropia de mí– lo atrapo, a la par que mis ojos conforman dos perfectos interrogantes sobre la figura de mi superior.
Se trata de algo cilíndrico, pequeño y… Vale, no ha dialogado con ella. La mejor manera de pasar desapercibido de un sitio es que no te vean bajo ningún precio. Es posible que para beneficiarse de esos chanchullos de los que hablan las malas lenguas, tengas que ser de una división o rango superior. Guardo el cartucho de negativos en uno de mis bolsillos y asiento en silencio para indicarle que «lo he entendido».
Siento cómo los pómulos emiten calor –a consecuencia de estar enrojecidos– tras el acercamiento inesperado de Nyx. Asiento varias veces llevando la cabeza arriba y abajo, lo cierto que es sí parecía que nuestra relación sería más sencilla a partir de alistarme en el Cipher Pol; salvo porque puedo verle más, la tildaría de todo lo contrario.
–Te prometí que no te decepcionaría, Nyx. –comento en un tono bajo, aclaro la voz y continuo– H-he venido con los deberes hechos. –tomo aire y recito– En esta isla el nivel de criminalidad es muy bajo y lejos de que pueda deberse a su condición “angelical” es porque han estado sometidos a un régimen autoritario durante mucho tiempo. No he podido averiguar por qué tipo de leyes se rigen actualmente, se dice que son algo más permisivos que en el pasado, pero deberíamos tener cuidado porque igual cosas a las que no les damos importancia podrían considerarse “ilegales”. –Mi rostro termina por convertirse en un perfecto tomate pensando en un contacto todavía mucho más cercano con Nyx.
Llevo las manos hacia los bolsillos, toso hacia un lado, e inicio la marcha bordeando los exteriores de la isla. Las construcciones resultan bastante llamativas a la vista desde lejos, sé que nos hemos venido de turismo y que tampoco podremos detenernos en pasar tiempo por las maravillosas tiendas de Lovely Street, pero sí me gustaría conocer donde se encuentra alguno de los templos de los Ángeles para preguntar- –en algún descanso– por el libro de mi madre.
– ¿Qué deberíamos hacer primero? -Clavo la mirada en Nyx- No te contengas si me tienes que pedir que haga ese "trabajo sucio" que se le pide siempre que hagan los novatos. L-lo entiendo. No te estorbaré, Nyx. Digo, Señor. ¿Señor Nyx? -No tengo ni la más remota idea de cómo dirigirme a él.
Pero todo apunta a que he llegado tarde porque Nyx vuelve de nuevo hacia mí. ¡Maldición, Lily, tienes que estar más atenta en tu instrucción! Algo sobrevuela la distancia que nos separa y en una demostración de reflejos –impropia de mí– lo atrapo, a la par que mis ojos conforman dos perfectos interrogantes sobre la figura de mi superior.
Se trata de algo cilíndrico, pequeño y… Vale, no ha dialogado con ella. La mejor manera de pasar desapercibido de un sitio es que no te vean bajo ningún precio. Es posible que para beneficiarse de esos chanchullos de los que hablan las malas lenguas, tengas que ser de una división o rango superior. Guardo el cartucho de negativos en uno de mis bolsillos y asiento en silencio para indicarle que «lo he entendido».
Siento cómo los pómulos emiten calor –a consecuencia de estar enrojecidos– tras el acercamiento inesperado de Nyx. Asiento varias veces llevando la cabeza arriba y abajo, lo cierto que es sí parecía que nuestra relación sería más sencilla a partir de alistarme en el Cipher Pol; salvo porque puedo verle más, la tildaría de todo lo contrario.
–Te prometí que no te decepcionaría, Nyx. –comento en un tono bajo, aclaro la voz y continuo– H-he venido con los deberes hechos. –tomo aire y recito– En esta isla el nivel de criminalidad es muy bajo y lejos de que pueda deberse a su condición “angelical” es porque han estado sometidos a un régimen autoritario durante mucho tiempo. No he podido averiguar por qué tipo de leyes se rigen actualmente, se dice que son algo más permisivos que en el pasado, pero deberíamos tener cuidado porque igual cosas a las que no les damos importancia podrían considerarse “ilegales”. –Mi rostro termina por convertirse en un perfecto tomate pensando en un contacto todavía mucho más cercano con Nyx.
Llevo las manos hacia los bolsillos, toso hacia un lado, e inicio la marcha bordeando los exteriores de la isla. Las construcciones resultan bastante llamativas a la vista desde lejos, sé que nos hemos venido de turismo y que tampoco podremos detenernos en pasar tiempo por las maravillosas tiendas de Lovely Street, pero sí me gustaría conocer donde se encuentra alguno de los templos de los Ángeles para preguntar- –en algún descanso– por el libro de mi madre.
– ¿Qué deberíamos hacer primero? -Clavo la mirada en Nyx- No te contengas si me tienes que pedir que haga ese "trabajo sucio" que se le pide siempre que hagan los novatos. L-lo entiendo. No te estorbaré, Nyx. Digo, Señor. ¿Señor Nyx? -No tengo ni la más remota idea de cómo dirigirme a él.
Shingetsu Nyx
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Señor... ¿Nyx? Sonrío débilmente, pareciendo estar dolido por sus palabras... Y entonces mi rostro queda oculto por un enorme bigote - formado por mi pelo, actualmente largo a causa de llevar unos meses sin cortarlo - y un bastón blanco, creado por mi akuma, en el que me apoyo mientras me tiemblan las piernas por la vejez, encorvando la espalda a causa del peso de los años.
- Se... ¿Señor? Ohhh, que mal... ¿es por mis canas?- La actuación dura solo unos segundos, haciendo desaparecer el bastón y mi falso bello facial con la misma rapidez con la que han aparecido. Me ha hecho una pregunta seria, que debería responder con igual seriedad -. Sinceramente, una de las razones por la que estamos aquí es por una clase de entrenamiento que no se te puede dar de ninguna otra manera - digo mientras doy dos toques en mi hombro -. Pero cuando lleguemos a ese punto ya serás una agente en pleno derecho -. Mientras termino de hablar, mi ropa empieza a cambiar de aspecto, pasando de un traje formal a vestimentas más callejeras. Es una misión de exploración e infiltración, no me conviene ir vestido de etiqueta.
Procuro no extenderme en mi comentario al respecto del último paso para hacerse un agente del C.P. Hace años, o incluso varias semanas, habría dudado de la capacidad de Lily para ser una soldado competente. Esto era así por sus convicciones, dado que siempre ha tenido buenas habilidades, pero la verdad es que en el tiempo que llevamos juntos desde la guerra... He sido capaz de contemplar algo que nunca antes había visto, una parte de ella que ha logrado escalofriante y atraerme a partes iguales. Quizás haya sido por el tiempo que ha pasado junto a la revolución, el gran impacto de la guerra de hace unos meses, o incluso su faceta de médium, que ha logrado ayudarla a habituarse a convivir con la muerte. Hay quien llama a ese tipo de mentalidad un don... Y aunque no me atrevería a tanto, lo que resulta evidente es que tiene instinto.
- No te preocupes - añado finalmente. Pasando a transformar progresiva la seriedad latente en mi tono a uno mucho más... Picante -. No te pediré hacer nada que se encuentre más allá de tus límites y si es necesario, yo mismo guiaré tus manos al camino correcto.
«Muy sutil...» La carga irónica del pensamiento emitido por Lynae es más que evidente.
Evito responder a la I.A. y examino el entorno que nos rodea. Edificios de construcción extraña, nubes por doquier y a lo lejos una selva de aspecto "normal". Según lo descrito en el libro que comenta Lily, gran parte de estas tierras antaño se encontraban a nivel del mar, lo que explicaría la diferencia estructural entre las dos mitades de la isla. Según tengo entendido, la mayoría de sus ciudadanos ahora viven en la zona "terrestre", habiendo unos pocos que se han mudado al terreno que hay en las nubes. «Lo ideal sería preguntar a los que viven en este sector por la distribución de la isla y manejar la sutileza para informarnos de su ejército. Tras ello podríamos adentrarnos para realizar un mapeado mas exhaustivo, anotar las ventajas del lugar... Y finalmente concederle a Lily su mayor deseo al venir aquí. Si está convencida de que este lugar puede potenciar sus habilidades, entonces mi labor como maestro es facilitar ese progreso». Pienso en todo ello con tranquilidad, mientras continúo oteando el horizonte con completa tranquilidad.
- Tengo hambre. Veamos si podemos encontrar alguna panadería.
- Se... ¿Señor? Ohhh, que mal... ¿es por mis canas?- La actuación dura solo unos segundos, haciendo desaparecer el bastón y mi falso bello facial con la misma rapidez con la que han aparecido. Me ha hecho una pregunta seria, que debería responder con igual seriedad -. Sinceramente, una de las razones por la que estamos aquí es por una clase de entrenamiento que no se te puede dar de ninguna otra manera - digo mientras doy dos toques en mi hombro -. Pero cuando lleguemos a ese punto ya serás una agente en pleno derecho -. Mientras termino de hablar, mi ropa empieza a cambiar de aspecto, pasando de un traje formal a vestimentas más callejeras. Es una misión de exploración e infiltración, no me conviene ir vestido de etiqueta.
Procuro no extenderme en mi comentario al respecto del último paso para hacerse un agente del C.P. Hace años, o incluso varias semanas, habría dudado de la capacidad de Lily para ser una soldado competente. Esto era así por sus convicciones, dado que siempre ha tenido buenas habilidades, pero la verdad es que en el tiempo que llevamos juntos desde la guerra... He sido capaz de contemplar algo que nunca antes había visto, una parte de ella que ha logrado escalofriante y atraerme a partes iguales. Quizás haya sido por el tiempo que ha pasado junto a la revolución, el gran impacto de la guerra de hace unos meses, o incluso su faceta de médium, que ha logrado ayudarla a habituarse a convivir con la muerte. Hay quien llama a ese tipo de mentalidad un don... Y aunque no me atrevería a tanto, lo que resulta evidente es que tiene instinto.
- No te preocupes - añado finalmente. Pasando a transformar progresiva la seriedad latente en mi tono a uno mucho más... Picante -. No te pediré hacer nada que se encuentre más allá de tus límites y si es necesario, yo mismo guiaré tus manos al camino correcto.
«Muy sutil...» La carga irónica del pensamiento emitido por Lynae es más que evidente.
Evito responder a la I.A. y examino el entorno que nos rodea. Edificios de construcción extraña, nubes por doquier y a lo lejos una selva de aspecto "normal". Según lo descrito en el libro que comenta Lily, gran parte de estas tierras antaño se encontraban a nivel del mar, lo que explicaría la diferencia estructural entre las dos mitades de la isla. Según tengo entendido, la mayoría de sus ciudadanos ahora viven en la zona "terrestre", habiendo unos pocos que se han mudado al terreno que hay en las nubes. «Lo ideal sería preguntar a los que viven en este sector por la distribución de la isla y manejar la sutileza para informarnos de su ejército. Tras ello podríamos adentrarnos para realizar un mapeado mas exhaustivo, anotar las ventajas del lugar... Y finalmente concederle a Lily su mayor deseo al venir aquí. Si está convencida de que este lugar puede potenciar sus habilidades, entonces mi labor como maestro es facilitar ese progreso». Pienso en todo ello con tranquilidad, mientras continúo oteando el horizonte con completa tranquilidad.
- Tengo hambre. Veamos si podemos encontrar alguna panadería.
Lily Morgan
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Como si de un transformista se tratase Nyx manipula su apariencia consiguiendo cautivar mi atención. ¿Cuándo ha aprendido a realizar esos trucos? Junto las piernas ejecutando un pequeño salto y asiento con firmeza ante la afirmación del entrenamiento. No se me ha olvidado el propósito por el que hemos venido hasta aquí en calidad de agentes.
Nyx –le llamo en un tono suave– quiero que me lleves al límite. La próxima vez que ocurra algo gordo quiero tener una oportunidad. Llevar el mejor barco existente y proteger a los civiles a cualquier precio. Pero si antes no estoy bien de aquí, –Señalo con mi dedo índice la cabeza– todo será en vano.
Si mis palabras han sonado un poco dramáticas, no era la intención. Quizás todavía esté en cierta fase de recuperación por lo que sucedió. Emito un largo suspiro dejando salir la tensión que por unos segundos se me ha cargado en los hombros. Resulta enigmático que, al iniciar los pasos en busca de la panadería que ha sugerido Nyx, el sonido esté atenuado al caminar.
–¿Sabes? Cuando éramos pequeños jamás imaginé que viviría tantas vidas en tan poco tiempo. –Remuevo el tatuaje, guardado como uno de mis mayores secretos y el cual permanece cubierto por el diseño del cuervo que hay en mi pecho, hasta el dorso de la mano. La señal de la esclavitud y que siempre recordará que el tiempo también me colocó temporalmente en el bando de los no tienen voz. –Debo mucho. Me gustaría entrenar algo que me permitiese tomar el control interior en los momentos de caos. Algo así como una opción de “congelar” el presente y dibujar otro camino. ¿Hay algo de eso en lo que me vas a enseñar? No me importa usar otros momentos para cumplir este objetivo si no es así.
La marca desaparece tras unos segundos de exposición de la mano para regresar a su lugar. Es posible que esto me haya hecho madurar en algunos aspectos. Tras desviar un par de pensamientos poco apropiados acerca de la guerra, estiro una sonrisa sincera. Mientras andamos las calles presentan cierta armonía; personas que pasean riendo de sus cosas, niños que corretean y tiendas de comestibles o de abastecimiento a nuestro alrededor. Espero a que Nyx encuentre alguna panadería que sea de su gusto para acompañarle. Quizás podría hacer unas preguntas a algún skypiean mientras mi superior sacia su apetito.
– Te espero en la puerta, Señor Nyx . –Le digo asomando tímidamente la lengua entre los labios sin llegar a sacarla. –Aprovecharé para preguntar por algunas direcciones de la isla.
En cuanto el peliblanco desaparece, busco con la vista el letrero de “bazar” y me apresuro en entrar. Echo un vistazo rápido por la tienda, algunos objetos resultan poco intuitivos en el reconocimiento de su utilidad. Como era de esperar no soy la única turista que deambula con expectación entre las baratijas. Una vez que el dependiente no está atendiendo a nadie me acerco con simpatía a su posición.
– Buenos días, señor. No me extraña que Skypiea atraiga a tantos curiosos, es una isla increíble. ¿Qué lugares me recomienda para meditar? He venido a pasar unos días tranquilos y no me gustaría molestar a nadie, ni ser molestada. Oh, y si hubiese alguna meditación guiada…
–Bueno, le recomiendo dar largos paseos por la Playa de los Ángeles le resultarán de lo más gratificante. Hace años en Upper Yard se congregaban la mayoría de nuestros sacerdotes. Pero al ser considerada como tierra sagrada, este lugar de culto no estaba reservado para los turistas. Es posible que por las inmediaciones alguno de ellos resida como ermitaño o como mínimo algún Shandian podría aportarle mayor información. Por favor, no olvide que tenemos un maravilloso Parque de Atracciones y no se quede sin probar nuestra famosa sopa de calabaza en el Pumkin Café.
Le agradezco con un ademan de cabeza su amabilidad y regreso hacia la puerta de la panadería para reunirme con Nyx. Le comentaré acerca de esta parte de la isla ya que puede encontrarlo interesante para sus planes. Me pregunto qué será eso de “Shandian”… ¿será alguna especie de sub-raza dentro de Los Ángeles? ¿Alguna denominación especial para algún cargo? A medida que descubro cosas de este lugar me fascina más.
-¿Saciaste tu hambre? -le pregunto en cuanto vuelvo a reunirme con el peliblanco.
Nyx –le llamo en un tono suave– quiero que me lleves al límite. La próxima vez que ocurra algo gordo quiero tener una oportunidad. Llevar el mejor barco existente y proteger a los civiles a cualquier precio. Pero si antes no estoy bien de aquí, –Señalo con mi dedo índice la cabeza– todo será en vano.
Si mis palabras han sonado un poco dramáticas, no era la intención. Quizás todavía esté en cierta fase de recuperación por lo que sucedió. Emito un largo suspiro dejando salir la tensión que por unos segundos se me ha cargado en los hombros. Resulta enigmático que, al iniciar los pasos en busca de la panadería que ha sugerido Nyx, el sonido esté atenuado al caminar.
–¿Sabes? Cuando éramos pequeños jamás imaginé que viviría tantas vidas en tan poco tiempo. –Remuevo el tatuaje, guardado como uno de mis mayores secretos y el cual permanece cubierto por el diseño del cuervo que hay en mi pecho, hasta el dorso de la mano. La señal de la esclavitud y que siempre recordará que el tiempo también me colocó temporalmente en el bando de los no tienen voz. –Debo mucho. Me gustaría entrenar algo que me permitiese tomar el control interior en los momentos de caos. Algo así como una opción de “congelar” el presente y dibujar otro camino. ¿Hay algo de eso en lo que me vas a enseñar? No me importa usar otros momentos para cumplir este objetivo si no es así.
La marca desaparece tras unos segundos de exposición de la mano para regresar a su lugar. Es posible que esto me haya hecho madurar en algunos aspectos. Tras desviar un par de pensamientos poco apropiados acerca de la guerra, estiro una sonrisa sincera. Mientras andamos las calles presentan cierta armonía; personas que pasean riendo de sus cosas, niños que corretean y tiendas de comestibles o de abastecimiento a nuestro alrededor. Espero a que Nyx encuentre alguna panadería que sea de su gusto para acompañarle. Quizás podría hacer unas preguntas a algún skypiean mientras mi superior sacia su apetito.
– Te espero en la puerta, Señor Nyx . –Le digo asomando tímidamente la lengua entre los labios sin llegar a sacarla. –Aprovecharé para preguntar por algunas direcciones de la isla.
En cuanto el peliblanco desaparece, busco con la vista el letrero de “bazar” y me apresuro en entrar. Echo un vistazo rápido por la tienda, algunos objetos resultan poco intuitivos en el reconocimiento de su utilidad. Como era de esperar no soy la única turista que deambula con expectación entre las baratijas. Una vez que el dependiente no está atendiendo a nadie me acerco con simpatía a su posición.
– Buenos días, señor. No me extraña que Skypiea atraiga a tantos curiosos, es una isla increíble. ¿Qué lugares me recomienda para meditar? He venido a pasar unos días tranquilos y no me gustaría molestar a nadie, ni ser molestada. Oh, y si hubiese alguna meditación guiada…
–Bueno, le recomiendo dar largos paseos por la Playa de los Ángeles le resultarán de lo más gratificante. Hace años en Upper Yard se congregaban la mayoría de nuestros sacerdotes. Pero al ser considerada como tierra sagrada, este lugar de culto no estaba reservado para los turistas. Es posible que por las inmediaciones alguno de ellos resida como ermitaño o como mínimo algún Shandian podría aportarle mayor información. Por favor, no olvide que tenemos un maravilloso Parque de Atracciones y no se quede sin probar nuestra famosa sopa de calabaza en el Pumkin Café.
Le agradezco con un ademan de cabeza su amabilidad y regreso hacia la puerta de la panadería para reunirme con Nyx. Le comentaré acerca de esta parte de la isla ya que puede encontrarlo interesante para sus planes. Me pregunto qué será eso de “Shandian”… ¿será alguna especie de sub-raza dentro de Los Ángeles? ¿Alguna denominación especial para algún cargo? A medida que descubro cosas de este lugar me fascina más.
-¿Saciaste tu hambre? -le pregunto en cuanto vuelvo a reunirme con el peliblanco.
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La sangre se me hiela con la misma rapidez en la que un escalofrío pone en punta cada uno de mis cabellos... La razón es la marca que aparece en la mano de Lily, el sello Tenryuubito ¿¡en que momento alguien se ha atrevido a hacerla algo así!? Debo obligarme a cerrar los ojos y usar mi control sobre el Rokushiki para forzar un pulso y respiración pausadas; ese no es el tipo de reacción que debería mostrar. Doy dos pasos hacia ella y la tomo con suma delicadeza de la mano, antes de que haga desaparecer su marca de la vergüenza, tras ello me inclino lentamente y deposito un beso justo al lado de la misma... No sobre el dibujo, si no sobre su piel; no es un signo de respeto o apoyo hacia la marca, si no a ella.
- La facultad de volver nuestros mayores tropiezos en la más afilada de las espadas... Es la característica más importante para un héroe -. Acaricio el dorso de la mano, entrecerrando los ojos mientras observo la marca -. Tarde o temprano seremos capaces de cambiar cosas como esta. Ah, y no te preguntaré lo ocurrido en ningún momento, pero estaré abierto a que me lo cuentes cuando estés dispuesta.
Suelto su mano con la misma delicadeza con la que la he tomado en un primer instante, guiñando un ojo con naturalidad, como si no acabara de ocurrir nada, como si no tuviera importancia. Ojala fuera lo peor que he visto en estos años, pero no se acerca a muchas de las atrocidades que he visto cometer a los Dragones Celestiales; la única diferencia es que se lo han hecho a ella y solo por eso alguien deberá pagar en el futuro, pero me alegra que consiguiera escapar de una situación tan injustamente precaria.
Procurando no distraerme mucho más, sigo mi camino hasta encontrarme con una pastelería de buen aspecto. Varias sillas y mesas refinadas en su terraza, que combinan colores crema y azules con un diseño altamente elegante; sombrillas de tonos similares, posiblemente para realzar el hecho de encontrarse en las nubes; y un sutil pero delicioso aroma que sale directamente desde el interior de la tienda, encontrado en el centro de un escaparate de tonalidades doradas y que usa como decoración poco más que un enorme repertorio de bollería artesana. En las sillas del exterior hay varias Skypianas sentadas tomando el té... Este es el lugar.
- Veré que puedo comprar, oh, y luego iremos a hacernos con un mejor modelito para ti... No conviene que parezcamos hombres de negro si no queremos respuestas forzadas o adulteradas -. matizo el sentido de las últimas palabras señalando mi vestimenta, ahora mucho más callejera y que posiblemente cambie por algo más acorde al estilo de la isla en cuanto pueda -. A donde fueres...
Elevo la mano a modo de despedida casual, dirigiéndome al interior de la panadería-pastelería, dejando que me atraiga el aromas de bollería horneada que flota en el aire... Mi estómago se mueve inquieto, pero no debo dejarme llevar por la emoción, después de todo, estoy aquí para hacer mi trabajo. Así que me paro en la puerta, tomo aire y paso a convertirme en el perfecto marujo de sonrisa feliz.
- ¡Buenos días! - El tono alegre de mi voz resuena delicadamente el local mientras la campanilla de la pastelería tintinea sobre mi cabeza, indicando mi entrada.
- Oh, un nuevo cliente, buenos días -. Quien me recibe es un hombre extrañamente musculado para ser panadero, tiene un bigote bien cuidado de brillos dorados y un sombrero y delantal con decorados de alas que le dan un aspecto un tanto... Peculiar.
Hago el amago de pasearme entre el escaparate, pensativo, con una mano acariciándome el mentón mientras observo cada uno de los dulces manjares con los ojos abiertos como platos, mostrando un brillo de entusiasmo fantasioso y casi infantil. Cada una de las creaciones del pastelero afecta a mis ojos como si fuera amor a primera vista... La mezcla de la nata y la vainilla entre las confitadas capaz de masa pastelera realzan un tipo de belleza culinaria que nunca he sido capaz de comprender, pero si de apreciar.
- Quiero, quieeero, quiero quiero... - digo dudando en tono cantarín, casi más empalagoso que los dulces que hay ante mi - Hmmm... ¿Que me recomiendas pastelero-chan?
El resto de la conversación está plagada de múltiples banalidades, elecciones de dulces que probar y elogios a las manos de aquel buen hombre... nada a lo que no esté acostumbrado considerando su clientela habitual, y ese es precisamente el punto de toda esta mentira. Aprecio el dulce como cualquier otra persona, pero no enloquezco por el mismo hasta los extremos mostrados. La única razón para todo el teatro que ocurre en los siguientes minutos de conversación, es que, al final de todo, logro salir del local enterado de cada uno de los cotilleos que se mueven entre las altas y medias esferas de la isla. Espionaje marujil táctico, un clásico.
En cuanto salgo de la pastelería, armado únicamente con una crepe de chocolate con nata, me encuentro de frente con Lily, quien parece haberse recorrido algunos negocios en busca de información turística para saber por donde movernos... No es lo que esperaba, pero me alegro de ver que empieza a comprender que el espionaje no siempre tiene por que ser agresivo.
- Yo he sacado varios rumores en claro - menciono aquello con actitud vaga, tomándome una pausa para morder la crepe y masticar con tranquilidad, asegurándome de que nadie a nuestro alrededor pueda escucharnos - Los últimos meses han ocurrido varios eventos que han alterado la relativa tranquilidad de esta isla. Para empezar, algunos piratas montaron algo de escándalo por sus calles, nada fuera de lo normal y a lo que no estén acostumbrados... Pero hace unos días llegaron varias personas que empezaron a hacer propaganda antigubernamental, lo que al parecer resulta un tema humorístico muy apreciado entre las mujeres de por aquí, quienes consideran que la mano derecha de su líder.... ¿Como era..? Ah si, "tiene un buen culo" - sonrío con tono humorístico y me encojo de hombros, nunca me aburriré de tener un primer contacto con la apariencia de mis enemigos por una opinión fortuita sobre su trasero o su potente halitosis -. Al parecer hace unos días abandonaron el lugar para encaminarse hacia el templo, conscientes de que una isla alejada de los tejemanejes del Gobierno no iba a hacer demasiado caso a su propaganda agresiva... De modo que, me atrevería a apostarme lo que me resta de Crepe a que tus antiguos socios se nos han adelantado en el ascenso a los cielos. ¿Como lo ves?
Una vez he terminado de informar a la iniciada, continúo devorando mi delicioso postre celestial - literalmente, lo he comprado en el cielo - mientras espero a que termine de asimilar la verdadera razón de por que estaba buscando un lugar como este.
- La facultad de volver nuestros mayores tropiezos en la más afilada de las espadas... Es la característica más importante para un héroe -. Acaricio el dorso de la mano, entrecerrando los ojos mientras observo la marca -. Tarde o temprano seremos capaces de cambiar cosas como esta. Ah, y no te preguntaré lo ocurrido en ningún momento, pero estaré abierto a que me lo cuentes cuando estés dispuesta.
Suelto su mano con la misma delicadeza con la que la he tomado en un primer instante, guiñando un ojo con naturalidad, como si no acabara de ocurrir nada, como si no tuviera importancia. Ojala fuera lo peor que he visto en estos años, pero no se acerca a muchas de las atrocidades que he visto cometer a los Dragones Celestiales; la única diferencia es que se lo han hecho a ella y solo por eso alguien deberá pagar en el futuro, pero me alegra que consiguiera escapar de una situación tan injustamente precaria.
Procurando no distraerme mucho más, sigo mi camino hasta encontrarme con una pastelería de buen aspecto. Varias sillas y mesas refinadas en su terraza, que combinan colores crema y azules con un diseño altamente elegante; sombrillas de tonos similares, posiblemente para realzar el hecho de encontrarse en las nubes; y un sutil pero delicioso aroma que sale directamente desde el interior de la tienda, encontrado en el centro de un escaparate de tonalidades doradas y que usa como decoración poco más que un enorme repertorio de bollería artesana. En las sillas del exterior hay varias Skypianas sentadas tomando el té... Este es el lugar.
- Veré que puedo comprar, oh, y luego iremos a hacernos con un mejor modelito para ti... No conviene que parezcamos hombres de negro si no queremos respuestas forzadas o adulteradas -. matizo el sentido de las últimas palabras señalando mi vestimenta, ahora mucho más callejera y que posiblemente cambie por algo más acorde al estilo de la isla en cuanto pueda -. A donde fueres...
Elevo la mano a modo de despedida casual, dirigiéndome al interior de la panadería-pastelería, dejando que me atraiga el aromas de bollería horneada que flota en el aire... Mi estómago se mueve inquieto, pero no debo dejarme llevar por la emoción, después de todo, estoy aquí para hacer mi trabajo. Así que me paro en la puerta, tomo aire y paso a convertirme en el perfecto marujo de sonrisa feliz.
- ¡Buenos días! - El tono alegre de mi voz resuena delicadamente el local mientras la campanilla de la pastelería tintinea sobre mi cabeza, indicando mi entrada.
- Oh, un nuevo cliente, buenos días -. Quien me recibe es un hombre extrañamente musculado para ser panadero, tiene un bigote bien cuidado de brillos dorados y un sombrero y delantal con decorados de alas que le dan un aspecto un tanto... Peculiar.
Hago el amago de pasearme entre el escaparate, pensativo, con una mano acariciándome el mentón mientras observo cada uno de los dulces manjares con los ojos abiertos como platos, mostrando un brillo de entusiasmo fantasioso y casi infantil. Cada una de las creaciones del pastelero afecta a mis ojos como si fuera amor a primera vista... La mezcla de la nata y la vainilla entre las confitadas capaz de masa pastelera realzan un tipo de belleza culinaria que nunca he sido capaz de comprender, pero si de apreciar.
- Quiero, quieeero, quiero quiero... - digo dudando en tono cantarín, casi más empalagoso que los dulces que hay ante mi - Hmmm... ¿Que me recomiendas pastelero-chan?
El resto de la conversación está plagada de múltiples banalidades, elecciones de dulces que probar y elogios a las manos de aquel buen hombre... nada a lo que no esté acostumbrado considerando su clientela habitual, y ese es precisamente el punto de toda esta mentira. Aprecio el dulce como cualquier otra persona, pero no enloquezco por el mismo hasta los extremos mostrados. La única razón para todo el teatro que ocurre en los siguientes minutos de conversación, es que, al final de todo, logro salir del local enterado de cada uno de los cotilleos que se mueven entre las altas y medias esferas de la isla. Espionaje marujil táctico, un clásico.
En cuanto salgo de la pastelería, armado únicamente con una crepe de chocolate con nata, me encuentro de frente con Lily, quien parece haberse recorrido algunos negocios en busca de información turística para saber por donde movernos... No es lo que esperaba, pero me alegro de ver que empieza a comprender que el espionaje no siempre tiene por que ser agresivo.
- Yo he sacado varios rumores en claro - menciono aquello con actitud vaga, tomándome una pausa para morder la crepe y masticar con tranquilidad, asegurándome de que nadie a nuestro alrededor pueda escucharnos - Los últimos meses han ocurrido varios eventos que han alterado la relativa tranquilidad de esta isla. Para empezar, algunos piratas montaron algo de escándalo por sus calles, nada fuera de lo normal y a lo que no estén acostumbrados... Pero hace unos días llegaron varias personas que empezaron a hacer propaganda antigubernamental, lo que al parecer resulta un tema humorístico muy apreciado entre las mujeres de por aquí, quienes consideran que la mano derecha de su líder.... ¿Como era..? Ah si, "tiene un buen culo" - sonrío con tono humorístico y me encojo de hombros, nunca me aburriré de tener un primer contacto con la apariencia de mis enemigos por una opinión fortuita sobre su trasero o su potente halitosis -. Al parecer hace unos días abandonaron el lugar para encaminarse hacia el templo, conscientes de que una isla alejada de los tejemanejes del Gobierno no iba a hacer demasiado caso a su propaganda agresiva... De modo que, me atrevería a apostarme lo que me resta de Crepe a que tus antiguos socios se nos han adelantado en el ascenso a los cielos. ¿Como lo ves?
Una vez he terminado de informar a la iniciada, continúo devorando mi delicioso postre celestial - literalmente, lo he comprado en el cielo - mientras espero a que termine de asimilar la verdadera razón de por que estaba buscando un lugar como este.
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Con los brazos cruzados escucho expectante lo que el charlatán panadero le ha estado contando. No doy crédito cuando me comenta que al parecer unos revolucionarios han llegado antes que nosotros a Skypiea. ¡¡Pero además el segundo al mando tiene buen culo!!
Atesoro mis cabellos con una extraña sonrisa perfilada en el rostro. Lo cierto es que las personas con las que me crucé cuando estaba entre sus filas, entraban dentro de la categoría de ciudadanos estándar. Mis superiores también se encontraban dentro de una media muy decepcionante– para quién espera un affair digno de cotilleos–. Pero el mundo es muy grande como para descartar una posibilidad así…
– Qué cosas… al parecer ahora en el cielo dejan entrar a cualquiera. –comento a la vez que dispongo mis brazos en jarras.
Realizo un fingido mohín y escruto el rostro de Nyx devolviéndole a mi expresión una sonrisa. Dejando el asunto del trasero de buenas dimensiones, esté podría ser el primer encuentro con los revolucionarios después de La Guerra . No he dejado de pensar en conceptos similares a los que ellos manejan, al menos en la teoría. En cambio, la práctica sí que he terminado por distanciarme significativamente.
Aventuro por la expresión del peliblanco que está esperando a que llegue a alguna conclusión antes de que prosigamos con nuestros propósitos. Repaso mentalmente el diálogo deteniéndome en “Propaganda anti-Gubernamental”… Entiendo el punto buscar aliados contra El Gobierno ¿pero en los Skypieans? No tiene ningún sentido, ya tuvieron su guerra civil y su naturaleza no es especialmente guerrera. Por tanto, eso quiere decir que existe un “pero”.
– ¿Una base? Por aquello que nadie mira hacia arriba… tendría sentido. –murmullo en tono bajo. –Baltigo ha sido atacada en el pasado. Encontrar nuevos puestos de abastecimiento debe ser un objetivo. –El silencio cubre mis intenciones por unos segundos. –Supongo que tendremos que recopilar datos sobre ellos, y no sé si tendrán algo que ver con esos “Shandians”. ¿Será suficiente con lo que me enseñaste?
Atesoro mis cabellos con una extraña sonrisa perfilada en el rostro. Lo cierto es que las personas con las que me crucé cuando estaba entre sus filas, entraban dentro de la categoría de ciudadanos estándar. Mis superiores también se encontraban dentro de una media muy decepcionante– para quién espera un affair digno de cotilleos–. Pero el mundo es muy grande como para descartar una posibilidad así…
– Qué cosas… al parecer ahora en el cielo dejan entrar a cualquiera. –comento a la vez que dispongo mis brazos en jarras.
Realizo un fingido mohín y escruto el rostro de Nyx devolviéndole a mi expresión una sonrisa. Dejando el asunto del trasero de buenas dimensiones, esté podría ser el primer encuentro con los revolucionarios después de La Guerra . No he dejado de pensar en conceptos similares a los que ellos manejan, al menos en la teoría. En cambio, la práctica sí que he terminado por distanciarme significativamente.
Aventuro por la expresión del peliblanco que está esperando a que llegue a alguna conclusión antes de que prosigamos con nuestros propósitos. Repaso mentalmente el diálogo deteniéndome en “Propaganda anti-Gubernamental”… Entiendo el punto buscar aliados contra El Gobierno ¿pero en los Skypieans? No tiene ningún sentido, ya tuvieron su guerra civil y su naturaleza no es especialmente guerrera. Por tanto, eso quiere decir que existe un “pero”.
– ¿Una base? Por aquello que nadie mira hacia arriba… tendría sentido. –murmullo en tono bajo. –Baltigo ha sido atacada en el pasado. Encontrar nuevos puestos de abastecimiento debe ser un objetivo. –El silencio cubre mis intenciones por unos segundos. –Supongo que tendremos que recopilar datos sobre ellos, y no sé si tendrán algo que ver con esos “Shandians”. ¿Será suficiente con lo que me enseñaste?
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«Esta chica es más especial de lo que podría parecer en un principio. Empiezo a comprender tu apego». Matiza Lynae en un tono que hace dudar si lo que acaba de decir es un elogio o una picardía.
Por mi parte, sonrío, orgulloso por la deducción táctica a la que ha llegado Lily por cuenta propia. Es cierto que cuando hablamos de guerras y rebeldes, siempre es importante desbloquear nuevas bases en distintos lugares del mundo; una base bien situada podría dar un futuro giro a la guerra, y no hay nada mejor que una base protegida en las alturas, cuya defensa sería esencialmente sencilla contra ejércitos invasores de gran calibre. Sin embargo, hay un pero y es el hecho de que una base también debe ser fácilmente accesible para el ejército que desee usarla. De lo contrario, sería fácil crear un cerco de contención para controlar la entrada y salida de aquellos perseguidos por la ley.
– Estás en lo correcto, aunque faltan detalles en tu deducción – dicho esto y antes de volver a hablar, devoro lo que resta de crepe, adoptando por unos instantes un semblante pensativo –. Te ha faltado mencionar lo conveniente que resulta tener justo debajo de nosotros la isla de Jaya. Es un nido de criminales de todos los niveles, especialmente piratas, por lo que los rostros más buscados de la revolución pasarían desapercibidos en su acceso y estancia en la misma, pudiendo ganar tiempo hasta su ascenso al cielo. De modo que, incluso si supiéramos de la existencia de una base revolucionaria, sería fácil perder su rastro por el camino. Eso sin mencionar lo inconveniente que sería dejar un destacamento fijo del gobierno en las cercanías, completamente expuesto a los ataques de cualquier loco que hubiera bebido demasiado en la taberna pirata.
No menciono el hecho de que, además de todo lo dicho, hemos podido contemplar con nuestros propios ojos que la revolución ha logrado hacerse con varios vehículos voladores; llegar hasta Skypiea utilizando alguno de sus nuevos ingenios no sería para nada descabellado.
Me pongo en pie dando la lección por termina, arrugando la servilleta que venía con el dulce una vez me he limpiado boca y manos con esta, lanzándola y acertando a una papelera cercana; es hora de continuar nuestra investigación. Lily ha demostrado iniciativa al buscar por su propia cuenta información sobre el lugar en el que nos encontramos, pero ha pecado de poco codiciosa, por lo que ahora vamos a partir directos hacia alguna tienda en la que podamos transformar su imagen a una más adecuada para este entorno y luego la introduciré directamente en el nido de víboras… Las mismas skypieans que le hablaron al panadero sobre el bello trasero de un revolucionario. Deben haber visto que dirección tomaron.
– Vamos a comprarte algo de ropa. Pese a tu rostro ingenuo y angelical, ese traje está dibujando en tu frente la palabra “Gobierno” –. Haciendo una pausa teatral, empiezo a sonreír con una más que evidente carga pícara, también adoptada por mi tono de voz para las siguientes palabras que la dedico –. ¿Qué tipo de ropa debería hacer llevar a mi querida Iniciada…? Tantas posibilidades…
Por mi parte, sonrío, orgulloso por la deducción táctica a la que ha llegado Lily por cuenta propia. Es cierto que cuando hablamos de guerras y rebeldes, siempre es importante desbloquear nuevas bases en distintos lugares del mundo; una base bien situada podría dar un futuro giro a la guerra, y no hay nada mejor que una base protegida en las alturas, cuya defensa sería esencialmente sencilla contra ejércitos invasores de gran calibre. Sin embargo, hay un pero y es el hecho de que una base también debe ser fácilmente accesible para el ejército que desee usarla. De lo contrario, sería fácil crear un cerco de contención para controlar la entrada y salida de aquellos perseguidos por la ley.
– Estás en lo correcto, aunque faltan detalles en tu deducción – dicho esto y antes de volver a hablar, devoro lo que resta de crepe, adoptando por unos instantes un semblante pensativo –. Te ha faltado mencionar lo conveniente que resulta tener justo debajo de nosotros la isla de Jaya. Es un nido de criminales de todos los niveles, especialmente piratas, por lo que los rostros más buscados de la revolución pasarían desapercibidos en su acceso y estancia en la misma, pudiendo ganar tiempo hasta su ascenso al cielo. De modo que, incluso si supiéramos de la existencia de una base revolucionaria, sería fácil perder su rastro por el camino. Eso sin mencionar lo inconveniente que sería dejar un destacamento fijo del gobierno en las cercanías, completamente expuesto a los ataques de cualquier loco que hubiera bebido demasiado en la taberna pirata.
No menciono el hecho de que, además de todo lo dicho, hemos podido contemplar con nuestros propios ojos que la revolución ha logrado hacerse con varios vehículos voladores; llegar hasta Skypiea utilizando alguno de sus nuevos ingenios no sería para nada descabellado.
Me pongo en pie dando la lección por termina, arrugando la servilleta que venía con el dulce una vez me he limpiado boca y manos con esta, lanzándola y acertando a una papelera cercana; es hora de continuar nuestra investigación. Lily ha demostrado iniciativa al buscar por su propia cuenta información sobre el lugar en el que nos encontramos, pero ha pecado de poco codiciosa, por lo que ahora vamos a partir directos hacia alguna tienda en la que podamos transformar su imagen a una más adecuada para este entorno y luego la introduciré directamente en el nido de víboras… Las mismas skypieans que le hablaron al panadero sobre el bello trasero de un revolucionario. Deben haber visto que dirección tomaron.
– Vamos a comprarte algo de ropa. Pese a tu rostro ingenuo y angelical, ese traje está dibujando en tu frente la palabra “Gobierno” –. Haciendo una pausa teatral, empiezo a sonreír con una más que evidente carga pícara, también adoptada por mi tono de voz para las siguientes palabras que la dedico –. ¿Qué tipo de ropa debería hacer llevar a mi querida Iniciada…? Tantas posibilidades…
Lily Morgan
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Al escuchar las deducciones complementarias de Nyx un fugaz recuerdo se cuela de improviso. Antes de la Guerra estuve en la Isla de Jaya con una mujer que debía saldar cuentas con los revolucionarios. No sería de extrañar que hubiese más “contratos” con otros piratas por algún que otro interés afín en contra del Gobierno. Tampoco resultaría descabellado pensar que, si la base quedase establecida como punto de referencia, la Isla de Jaya les puede proporcionar una cortina de humo formidable en caso de tener que salir de ella. Con muy poquito se puede iniciar una trifulca épica entre bandas piratas que de por sí no se aguantan. Y si ya les servimos agentes del Gobierno como aperitivo…
– Me faltan alas para ir a la moda Skypiean y aunque podría inventarme unas… seguiría resultando sospechosa. –Me encojo de hombros. – ¿Y si me visto de sacerdotisa? Al fin y al cabo, no es mentira que he venido por un turismo más espiritual.
Mi expresión se torna dubitativa y estresada. Odio las decisiones de este tipo, Nyx lo ha dicho. ¡¡Hay tantas posibilidades!! No soy capaz de elegir una con un criterio aceptable porque ¿cuál no es aceptable? ¡Yo no soy espía! Pero esto no va de ser espía ¿no? Esto solo tiene que ver con tener una apariencia corriente. Eso se me da bien. Camino, hablo y soy una persona corriente. Nada más. De manera inconsciente balbuceo en voz alta las opciones que se me van pasando por la cabeza.
– Podría ir de turista normal, pero ¿cómo es un turista prototípico? Podría ir de artista bohemia, eso siempre atrae al principio para entablar conversación y con un estilo de charla informal, también podría ir de operaria pero no conozco la maquinaria skypiean…
Algo dentro de mí grita: “Socorro” de forma desesperada. Cierro los ojos y termino contando mentalmente para relajarme. Si estuviese sola acabaría cometiendo alguna estupidez con una probabilidad de la que no es necesario hacer cálculos. Si El Gobierno tuviese más aprendices como yo hace años que el conflicto mundial estaría resuelto. Y no lo digo como algo orientado en el buen sentido. Tengo demasiadas esperanzas depositadas en este lugar como “crecimiento personal”, ahora solo queda encontrar alguna especie de Dios que ofrezca un mantra salvador de mí misma. Algo así como “Jerónimo” y puff todo solucionado sin sudores fríos.
– C-caminemos y veamos qué tiendas hay por Lovely Street, tienen muy buena fama. –agrego con mi mejor sonrisa, que se ve un poco forzada.
– Me faltan alas para ir a la moda Skypiean y aunque podría inventarme unas… seguiría resultando sospechosa. –Me encojo de hombros. – ¿Y si me visto de sacerdotisa? Al fin y al cabo, no es mentira que he venido por un turismo más espiritual.
Mi expresión se torna dubitativa y estresada. Odio las decisiones de este tipo, Nyx lo ha dicho. ¡¡Hay tantas posibilidades!! No soy capaz de elegir una con un criterio aceptable porque ¿cuál no es aceptable? ¡Yo no soy espía! Pero esto no va de ser espía ¿no? Esto solo tiene que ver con tener una apariencia corriente. Eso se me da bien. Camino, hablo y soy una persona corriente. Nada más. De manera inconsciente balbuceo en voz alta las opciones que se me van pasando por la cabeza.
– Podría ir de turista normal, pero ¿cómo es un turista prototípico? Podría ir de artista bohemia, eso siempre atrae al principio para entablar conversación y con un estilo de charla informal, también podría ir de operaria pero no conozco la maquinaria skypiean…
Algo dentro de mí grita: “Socorro” de forma desesperada. Cierro los ojos y termino contando mentalmente para relajarme. Si estuviese sola acabaría cometiendo alguna estupidez con una probabilidad de la que no es necesario hacer cálculos. Si El Gobierno tuviese más aprendices como yo hace años que el conflicto mundial estaría resuelto. Y no lo digo como algo orientado en el buen sentido. Tengo demasiadas esperanzas depositadas en este lugar como “crecimiento personal”, ahora solo queda encontrar alguna especie de Dios que ofrezca un mantra salvador de mí misma. Algo así como “Jerónimo” y puff todo solucionado sin sudores fríos.
– C-caminemos y veamos qué tiendas hay por Lovely Street, tienen muy buena fama. –agrego con mi mejor sonrisa, que se ve un poco forzada.
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La reacción de Lily y sus consiguientes comentarios hacen parecer que está a punto de comenzar a salir humo de su cabeza. Ante ese tipo de reacción, no puedo evitar relajarme y sonreír, alegre de que por el momento siga teniendo gran parte de su identidad completamente intacta.
Al final, cuando compruebo que va a tardar un rato en reiniciarse y mientras sigue hablando, me posiciono a su lado y la paso una mano por la espalda, comenzando a guiarla en dirección a las distintas tiendas del lugar… Deducción a la que llega ella misma cuando logra que su mente se enfríe. Para entonces ya estamos a medio camino y quizás sea el momento de darla otra pequeña lección sobre los tipos de infiltraciones que existen.
– Ropa de calle o de sacerdotisa… Cualquiera de esas dos opciones sería correcta – respondo pausadamente –. Infiltrarse, así como hacer dotes de espionaje, consiste en saber adaptarse a cualquier terreno y ambiente como si siempre hubieras pertenecido al mismo. Tu no posees esas habilidades, pero si muchas otras… y ahí está el truco. Un carpintero no necesitará fingir para infiltrarse en un muelle, ni una sacerdotisa actuar para que la acepten en un templo, igual que una belleza incuestionable tampoco tendrá problemas en vestirse de forma medianamente… Digamos creíble, y decir que está buscando a un chico con buen trasero. En ocasiones ni si quiera es necesario mentir; un buen ambiente, un poco de ese sonrojo tan característico… Y tu víctima ya creará su propia historia de amor, desamor y quizás embarazos fortuitos de una ingenua chiquilla. Nunca subestimes la simpleza de la mente humana.
Pese al tono pausado y calmado de mis palabras, soy perfectamente consciente de que las mismas deben estar alterando a Lily, y muy posiblemente el color de sus mejillas. Pero ese es parte del plan, que termina de completarse cuando nuestro paso se detiene ante una tienda de lencería y ropa bastante exuberante, dejando que mi rostro pase a ser el de más perverso, sonriente y pervertido de los demonios, con claras intenciones malignamente eróticas… Solo para reír tras ello, recuperando la normalidad en mi rostro y señalando la tienda que hay justo al lado de la misma, que vende todo tipo de ropa ceremonial.
– Ese es nuestro verdadero objetivo. Aunque no dudes que la primera opción tendría un efecto demoledor en la búsqueda de un hombre… Quizás incluso podríamos teñirte de rubia, con una diadema de neko y falda de maid. Sería espléndido –. Una vez más, vuelvo a reír con malicia.
Al final, cuando compruebo que va a tardar un rato en reiniciarse y mientras sigue hablando, me posiciono a su lado y la paso una mano por la espalda, comenzando a guiarla en dirección a las distintas tiendas del lugar… Deducción a la que llega ella misma cuando logra que su mente se enfríe. Para entonces ya estamos a medio camino y quizás sea el momento de darla otra pequeña lección sobre los tipos de infiltraciones que existen.
– Ropa de calle o de sacerdotisa… Cualquiera de esas dos opciones sería correcta – respondo pausadamente –. Infiltrarse, así como hacer dotes de espionaje, consiste en saber adaptarse a cualquier terreno y ambiente como si siempre hubieras pertenecido al mismo. Tu no posees esas habilidades, pero si muchas otras… y ahí está el truco. Un carpintero no necesitará fingir para infiltrarse en un muelle, ni una sacerdotisa actuar para que la acepten en un templo, igual que una belleza incuestionable tampoco tendrá problemas en vestirse de forma medianamente… Digamos creíble, y decir que está buscando a un chico con buen trasero. En ocasiones ni si quiera es necesario mentir; un buen ambiente, un poco de ese sonrojo tan característico… Y tu víctima ya creará su propia historia de amor, desamor y quizás embarazos fortuitos de una ingenua chiquilla. Nunca subestimes la simpleza de la mente humana.
Pese al tono pausado y calmado de mis palabras, soy perfectamente consciente de que las mismas deben estar alterando a Lily, y muy posiblemente el color de sus mejillas. Pero ese es parte del plan, que termina de completarse cuando nuestro paso se detiene ante una tienda de lencería y ropa bastante exuberante, dejando que mi rostro pase a ser el de más perverso, sonriente y pervertido de los demonios, con claras intenciones malignamente eróticas… Solo para reír tras ello, recuperando la normalidad en mi rostro y señalando la tienda que hay justo al lado de la misma, que vende todo tipo de ropa ceremonial.
– Ese es nuestro verdadero objetivo. Aunque no dudes que la primera opción tendría un efecto demoledor en la búsqueda de un hombre… Quizás incluso podríamos teñirte de rubia, con una diadema de neko y falda de maid. Sería espléndido –. Una vez más, vuelvo a reír con malicia.
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Parpadeo echando un vistazo a mi alrededor. No sabría cómo explicar nuestra llegada a Lovely Street si me preguntasen. ¿Debería preocuparme de estas lagunas? Las cuencas de los ojos se voltean como locos visualizando la cantidad de ropa que se exhibe en los escaparates. No soy una fanática de la moda, de hecho admitiría cierto grado de desastre en mi indumentaria de calle, pero son modelos agradables a la vista y poco comunes.
Escucho de fondo el razonamiento lógico que me ofrece el peliblanco y que al parecer también podría ir implícito en la conducta de espionaje. El color de las mejillas sube conforme sus alusiones se vuelven más personales. Agacho la cabeza como muestra de timidez esperando a que termine su discurso. Como el que espera a que pase el vendaval mirando por la ventana para saber cuándo salir. Pero mis pies se han detenido siguiendo a los de Nyx y lo han hecho delante de una lencería. ¡¡¿Pero en qué está pensando?!!
– ¿A-a-aquí? –tartamudeo.
Alzo la mirada con cierto recelo hacia Nyx esperando a su confirmación, pero su rostro contiene una malicia que creía desterrada para este tipo de misiones. Oh, maldición. ¿Querías una inocentada de novata? Pues sírvete dos tazas, querida. Las carcajadas del peliblanco indican el fin de la broma pero estoy segura de que mi expresión no se le va a olvidar tan fácil. Nuestro destino era desde el principio la tienda de retales y conjuntos de ceremonia. El caso es que con el tema de parecer creíble sumado al objetivo en el que debería “infiltrarme” hace que me plantee cosas.
– Muy gracioso. Podría añadirle una pistola e ir por ahí haciendo: “Pium–pium”. No, Nyx. Ahora en serio. Si quieres que hable con las chicas que hablan sobre culos y los puntúan, no sé si resultaré confiable si me presento ante ellas como una sacerdotisa. –Acaricio mi barbilla mostrando abiertamente mi actitud de duda. – Entiéndeme he conocido a algún que otro religioso sin tapujos a mostrar su debilidad carnal, y no es que yo no me considere una pervertida. Pero… si quieres que me sonroje y resulte muy natural, no tengo inconveniente en vestirme de ceremonia y hablar de culos.
Una risita traviesa se escapa de mis labios a la par que tomo la iniciativa para entrar en el establecimiento de ropa ceremonial. Cuando Nyx aceptó mi sugerencia de venir a Skypiea lo idealicé como un viaje de trabajo con responsabilidades y deberes. Pero igual sí que hay un poco de tiempo para la diversión sin que perjudique la prioridad de nuestra estancia.
Escucho de fondo el razonamiento lógico que me ofrece el peliblanco y que al parecer también podría ir implícito en la conducta de espionaje. El color de las mejillas sube conforme sus alusiones se vuelven más personales. Agacho la cabeza como muestra de timidez esperando a que termine su discurso. Como el que espera a que pase el vendaval mirando por la ventana para saber cuándo salir. Pero mis pies se han detenido siguiendo a los de Nyx y lo han hecho delante de una lencería. ¡¡¿Pero en qué está pensando?!!
– ¿A-a-aquí? –tartamudeo.
Alzo la mirada con cierto recelo hacia Nyx esperando a su confirmación, pero su rostro contiene una malicia que creía desterrada para este tipo de misiones. Oh, maldición. ¿Querías una inocentada de novata? Pues sírvete dos tazas, querida. Las carcajadas del peliblanco indican el fin de la broma pero estoy segura de que mi expresión no se le va a olvidar tan fácil. Nuestro destino era desde el principio la tienda de retales y conjuntos de ceremonia. El caso es que con el tema de parecer creíble sumado al objetivo en el que debería “infiltrarme” hace que me plantee cosas.
– Muy gracioso. Podría añadirle una pistola e ir por ahí haciendo: “Pium–pium”. No, Nyx. Ahora en serio. Si quieres que hable con las chicas que hablan sobre culos y los puntúan, no sé si resultaré confiable si me presento ante ellas como una sacerdotisa. –Acaricio mi barbilla mostrando abiertamente mi actitud de duda. – Entiéndeme he conocido a algún que otro religioso sin tapujos a mostrar su debilidad carnal, y no es que yo no me considere una pervertida. Pero… si quieres que me sonroje y resulte muy natural, no tengo inconveniente en vestirme de ceremonia y hablar de culos.
Una risita traviesa se escapa de mis labios a la par que tomo la iniciativa para entrar en el establecimiento de ropa ceremonial. Cuando Nyx aceptó mi sugerencia de venir a Skypiea lo idealicé como un viaje de trabajo con responsabilidades y deberes. Pero igual sí que hay un poco de tiempo para la diversión sin que perjudique la prioridad de nuestra estancia.
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– No soy quien para decidir que complementos lleves en tu cosplay, aunque más de una pistola posiblemente desentonaría – agrego ante su respuesta, con clarísima ironía implícita, antes de pasar a un tono más serio –. Y no es tan necesario que te centres en el objeto del deseo de las marujas… A fin de cuentas, en realidad no lo has visto; si por cualquier razón te tocara describirlo estarías en problemas.
No puedo dejar de percatarme de que estoy hablando con completa seriedad sobre culos… Me siento completamente estúpido e infantilizado, pero ajeno a la broma es cierto que nunca debe centrarse en detalles que desconozca. De hecho, nos la estamos jugando más de lo debido, porque ni si quiera sabemos la raza o color de pelo de alguno de nuestros perseguidos. Siendo así, voy a tener que supervisar su “infiltración” entre los ciudadanos y no podré hacerlo como un hombre joven que acompaña a la extraña sacerdotisa, rompería nuestra fachada… Solo me queda aceptar el destino impuesto.
– Entremos, voy a tener que acompañarte en todo momento para asegurarme de que sabes desenvolverte en una situación como esta –. No alargo más la tortura, tomándola del brazo y caminando hacia el interior de la tienda con naturalidad, volviendo a hablar, esta vez con un tono extrañamente más juguetón –. Sobre lo que está a punto de pasar... te lo explicaré más adelante, y si quieres te dejaré tocar. Pero ahora mismo debemos acabar con todo esto cuanto antes.
Justo a la vez que mi cuerpo empieza a cambiar drásticamente de aspecto, perdiendo varios centímetros, cambiando de tonalidad de cabello, ojos, piel… Y sexo; Ojos y cabellos de tono violeta claro, los segundos cayendo suelto a la altura de mis caderas; rostro fino y atractivo, muy femenino, con dos pequeñas marcas en forma de gota bajo el ojo derecho, nariz fina, labios suaves; constitución delgada pero entrenada y un busto y caderas marcados, pero no exuberantes… Además, Lynae ha adaptado las medidas de la ropa a mi nuevo físico. Todo ello asegurándome de que nadie mirara en nuestra dirección, claro.
– Luego te lo explico… –. Mi voz, pese a ser más aguda y femenina, dista un poco de ser completamente creíble, manteniendo matices de mi tono habitual. He empezado a entrenar la manipulación de la misma hace demasiado poco tiempo, pero estoy cerca de dominarlo –. Voy a hacerme pasar por tu guardiana, así podré observar de primera mano tu capacidad de improvisación sin hablar demasiado. Después de todo lo que te he enseñado deberías ser capaz de engañar al menos a unas marujas corrientes… Pero primero compremos algo de ropa.
Tiro con más fuerza de su brazo, adentrándonos con rapidez en la tienda ceremonial, estamos perdiendo demasiado tiempo en este barrio.
Al entrar puedo apreciar que es un negocio pequeño, pero con gran variedad de conjuntos y contenido… Entre los trajes ceremoniales y la ropa femenina más clásica, es el lugar perfecto para que Lynae copie algo de ropa femenina, para mis futuras infiltraciones como agente de género opuesto.
– Llama al gerente y cómprate un traje adecuado… mientras tanto me daré una vuelta por la tienda – susurro con dulzura, para que solo mi acompañante pueda escucharme –. Intenta no tardar demasiado, no falta mucho para que el grupo de mujeres mencionado por el panadero empiecen su paseo habitual. Vamos –. Nada más terminar de hablar la doy un beso en la mejilla, plenamente consciente de lo raro que puede resultar para ella, soltando su brazo y pasando a perderme entre los conjuntos y retales mientras Lynae los escanea uno a uno.
No puedo dejar de percatarme de que estoy hablando con completa seriedad sobre culos… Me siento completamente estúpido e infantilizado, pero ajeno a la broma es cierto que nunca debe centrarse en detalles que desconozca. De hecho, nos la estamos jugando más de lo debido, porque ni si quiera sabemos la raza o color de pelo de alguno de nuestros perseguidos. Siendo así, voy a tener que supervisar su “infiltración” entre los ciudadanos y no podré hacerlo como un hombre joven que acompaña a la extraña sacerdotisa, rompería nuestra fachada… Solo me queda aceptar el destino impuesto.
– Entremos, voy a tener que acompañarte en todo momento para asegurarme de que sabes desenvolverte en una situación como esta –. No alargo más la tortura, tomándola del brazo y caminando hacia el interior de la tienda con naturalidad, volviendo a hablar, esta vez con un tono extrañamente más juguetón –. Sobre lo que está a punto de pasar... te lo explicaré más adelante, y si quieres te dejaré tocar. Pero ahora mismo debemos acabar con todo esto cuanto antes.
Justo a la vez que mi cuerpo empieza a cambiar drásticamente de aspecto, perdiendo varios centímetros, cambiando de tonalidad de cabello, ojos, piel… Y sexo; Ojos y cabellos de tono violeta claro, los segundos cayendo suelto a la altura de mis caderas; rostro fino y atractivo, muy femenino, con dos pequeñas marcas en forma de gota bajo el ojo derecho, nariz fina, labios suaves; constitución delgada pero entrenada y un busto y caderas marcados, pero no exuberantes… Además, Lynae ha adaptado las medidas de la ropa a mi nuevo físico. Todo ello asegurándome de que nadie mirara en nuestra dirección, claro.
– Luego te lo explico… –. Mi voz, pese a ser más aguda y femenina, dista un poco de ser completamente creíble, manteniendo matices de mi tono habitual. He empezado a entrenar la manipulación de la misma hace demasiado poco tiempo, pero estoy cerca de dominarlo –. Voy a hacerme pasar por tu guardiana, así podré observar de primera mano tu capacidad de improvisación sin hablar demasiado. Después de todo lo que te he enseñado deberías ser capaz de engañar al menos a unas marujas corrientes… Pero primero compremos algo de ropa.
Tiro con más fuerza de su brazo, adentrándonos con rapidez en la tienda ceremonial, estamos perdiendo demasiado tiempo en este barrio.
Al entrar puedo apreciar que es un negocio pequeño, pero con gran variedad de conjuntos y contenido… Entre los trajes ceremoniales y la ropa femenina más clásica, es el lugar perfecto para que Lynae copie algo de ropa femenina, para mis futuras infiltraciones como agente de género opuesto.
– Llama al gerente y cómprate un traje adecuado… mientras tanto me daré una vuelta por la tienda – susurro con dulzura, para que solo mi acompañante pueda escucharme –. Intenta no tardar demasiado, no falta mucho para que el grupo de mujeres mencionado por el panadero empiecen su paseo habitual. Vamos –. Nada más terminar de hablar la doy un beso en la mejilla, plenamente consciente de lo raro que puede resultar para ella, soltando su brazo y pasando a perderme entre los conjuntos y retales mientras Lynae los escanea uno a uno.
- Apariencia:
- Usado:
- CaO CaO Kami-e: Nendo no karada (Cuerpo de Arcilla)
El usuario de la CaO-CaO, utilizando los conocimientos extraídos del moldeo físico de Semei Kikan y Kami-e (Similar al Seimei Kikan: Kami-e Bushin usado por los Zoan), ha aprendido a moldear su cuerpo como si fuera arcilla en las manos de un artista, apoyando el control del Rokutsiki en el moldeamiento de un material "arenoso" como es la cal en polvo. Su efecto base le permite alterar su forma física por completo. Moldeado de huesos; re-distribución de carne, grasa o músculos; cambio de color de cabello, ojos o piel; tamaño físico total o del cabello. La imitación y reproducción de aspectos está limitada a todo lo que podría hacer un espía de su nivel con tiempo y recursos, (por ejemplo no podrá imitar voces si no es lvl 50), con la ventaja del tiempo y la no limitación del modelo "base" (Huesos anchos, mandíbula pronunciada... Ausencia total de pechos). La conversión ocurrirá en un turno y requerirá un mínimo de dos turnos de separación entre cambio y cambio para poder volver a realizarse. No puede transformarse en especies humanoides gigantes o enanas (Excluidos por tanto gigantes, semi-gigantes y Tontatas).
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Decidido. Seré una sacerdotisa con inclinaciones pervertidas hacia la carne. En realidad, no pensaba hablar sobre el Culo sin conocerlo, pensaba sacar una de mis libretas y pedirles todo lujo de detalles a las marujas de la ciudad de los ángeles. Entre tanta información superficial esperaba que soltasen datos interesantes acerca de las personalidades revolucionarias. Pero por si acaso, prefiero asentir ante las correcciones de Nyx. Decir este tipo de cosas en voz alta podría perjudicar a mi informe como agente… o al concepto que tiene mi superior de mí.
Pero al tomarme del brazo, soy yo la que debe corregir el concepto que guardaba sobre el peliblanco. Los ojos se tornan blancos a la par que mi rostro palidece. ¡¡¿Qué diablos acaba de suceder?!! ¡¡Es una… es una mujer!! Nyx se ha transformado en una mujer preciosa de silueta refinada y aura misteriosa. ¿Desde cuándo él es ella? ¿Tengo que convertirme en Lilo para ser un agente? ¡Pero Lilo también es nombre de mujer!
– ¿Q-qué ha sido esa voz? –Un escalofrío recorre mi piel al escuchar el nuevo tono resultante de la voz de Nyx. –V-vale, ya entiendo por qué el peso de la conversación recaerá sobre mí.
Sin apartar una mirada cargada de perplejidad y duda ante la nueva apariencia del agente avanzo con dificultad por el interior de la tienda. Finalmente se desprende de mí propinándome un inesperado beso en la mejilla. Palidezco una vez más, pero con un nítido color rojo en las mejillas producto de su descaro. Tenemos demasiadas cosas de las que hablar. Una sonrisa turbia se dibuja en mi rostro soltando una risita aguda.
Camino por la tienda impulsada por una fuerza siniestra, hacía años que no tenía una dosis tan alta de perversión. Avanzo entre las telas de manera insegura, tropiezo un par de veces y al levantar adopto esa expresión idiota que te invita a continuar como si nada. Los maniquís muestran diferentes trajes ceremoniales acordes con las épocas del año, las festividades e incluso algunas deidades. Tras unos minutos regreso a la normalidad. Me pregunto qué habrá sido del conjunto tradicional familiar que guardaba mi madre en aquel armario sellado. Quizás la próxima vez que vaya por casa lo tome prestado.
Las telas de las primeras piezas parecen agradables al tacto, pero en el fondo se puede apreciar una sección algo más especializada. Además del clásico conjunto de Miko también venden amuletos o tablillas de la suerte. Observo por el rabillo del ojo que Nyx parece que ha encontrado algo, por lo que me alejo hacia el fondo de la tienda. Escojo una hakama roja y un sencillo kimono blanco. No considero que sea necesario comprar más adornos superfluos, a fin de cuentas, la imagen de toda sacerdotisa ha de transmitir humildad.
– Per…done…–alzo la voz a la par que miro hacia ambos lados buscando al dueño o dueña. –Me gustaría llevarme este conjunto, si no le importa también me lo llevaré puesto.
Una mujer mayor de corta estatura y un alto moño aparece con sus manos entrelazadas por el pasillo. Después de ayudarme con los atavíos inaccesibles para mí del traje, me conduce hasta el mostrador para realizar la transacción económica. Aprovecho el espejo del probador para colocar cintas rojas con pequeñas bolas blancas intercaladas en una trenza larga. De alguna manera todo esto me recuerda a esas ceremonias de las que tanto evitaba siendo niña.
– ¿Estás list-a? –le pregunto tras un pequeño parón para cambiarle el género. –No quiero llegar tarde a nuestra cita. Creo que no nos han presentado, ¿cómo te llamas? ¿Sabes dónde han quedado nuestras amigas?
Espero a su respuesta e inicio la marcha hacia el lugar en el que se reunirá nuestro objetivo.
Pero al tomarme del brazo, soy yo la que debe corregir el concepto que guardaba sobre el peliblanco. Los ojos se tornan blancos a la par que mi rostro palidece. ¡¡¿Qué diablos acaba de suceder?!! ¡¡Es una… es una mujer!! Nyx se ha transformado en una mujer preciosa de silueta refinada y aura misteriosa. ¿Desde cuándo él es ella? ¿Tengo que convertirme en Lilo para ser un agente? ¡Pero Lilo también es nombre de mujer!
– ¿Q-qué ha sido esa voz? –Un escalofrío recorre mi piel al escuchar el nuevo tono resultante de la voz de Nyx. –V-vale, ya entiendo por qué el peso de la conversación recaerá sobre mí.
Sin apartar una mirada cargada de perplejidad y duda ante la nueva apariencia del agente avanzo con dificultad por el interior de la tienda. Finalmente se desprende de mí propinándome un inesperado beso en la mejilla. Palidezco una vez más, pero con un nítido color rojo en las mejillas producto de su descaro. Tenemos demasiadas cosas de las que hablar. Una sonrisa turbia se dibuja en mi rostro soltando una risita aguda.
Camino por la tienda impulsada por una fuerza siniestra, hacía años que no tenía una dosis tan alta de perversión. Avanzo entre las telas de manera insegura, tropiezo un par de veces y al levantar adopto esa expresión idiota que te invita a continuar como si nada. Los maniquís muestran diferentes trajes ceremoniales acordes con las épocas del año, las festividades e incluso algunas deidades. Tras unos minutos regreso a la normalidad. Me pregunto qué habrá sido del conjunto tradicional familiar que guardaba mi madre en aquel armario sellado. Quizás la próxima vez que vaya por casa lo tome prestado.
Las telas de las primeras piezas parecen agradables al tacto, pero en el fondo se puede apreciar una sección algo más especializada. Además del clásico conjunto de Miko también venden amuletos o tablillas de la suerte. Observo por el rabillo del ojo que Nyx parece que ha encontrado algo, por lo que me alejo hacia el fondo de la tienda. Escojo una hakama roja y un sencillo kimono blanco. No considero que sea necesario comprar más adornos superfluos, a fin de cuentas, la imagen de toda sacerdotisa ha de transmitir humildad.
– Per…done…–alzo la voz a la par que miro hacia ambos lados buscando al dueño o dueña. –Me gustaría llevarme este conjunto, si no le importa también me lo llevaré puesto.
Una mujer mayor de corta estatura y un alto moño aparece con sus manos entrelazadas por el pasillo. Después de ayudarme con los atavíos inaccesibles para mí del traje, me conduce hasta el mostrador para realizar la transacción económica. Aprovecho el espejo del probador para colocar cintas rojas con pequeñas bolas blancas intercaladas en una trenza larga. De alguna manera todo esto me recuerda a esas ceremonias de las que tanto evitaba siendo niña.
– ¿Estás list-a? –le pregunto tras un pequeño parón para cambiarle el género. –No quiero llegar tarde a nuestra cita. Creo que no nos han presentado, ¿cómo te llamas? ¿Sabes dónde han quedado nuestras amigas?
Espero a su respuesta e inicio la marcha hacia el lugar en el que se reunirá nuestro objetivo.
- Miko:
- Tradicional y tal
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Desde el momento en que me separo de Lily no dejo de sentir como una emoción muy cercana al entusiasmo crece en mi mente, concretamente en la sección de la misma dedicada a Lynae. En parte entiendo el porqué de su intranquilidad, acabo de traer a un nanosimbionte con capacidad para replicar y adaptarse a una tienda con todo tipo de vestimentas distintas; para ella es como si la hubieran dado barra libre en una tienda de chucherías.
«No llames demasiado la atención… No absorbas ninguna prenda, sencillamente copia su estructura; no quiero tener que pagar por cada diseño que robemos». Hago una breve pausa, esperando a que la I.A. responda con alguno de sus cinismos a mi aviso… pero no pasa nada. «Lynae, ¿estas ahí?».
«Estaba ocupada clonando contenido. ¿Por qué nunca habíamos venido a sitios así? Lo más parecido a esto han sido los armarios del CP, y allí todo son trajes negros, sombreros, corbatas y más trajes sombreros y corbatas... pero con medidas de paloma. ¿Por qué tenéis uniformes para palomas?». Puedo percibir como el entusiasmo y la duda se reflejan en el tono que utiliza para replicarme mentalmente. Al parecer ya ha comenzado a copiar el aspecto y medidas de las ropas que nos rodean; de hecho, al prestar la suficiente atención, puedo ver como varios "hilos" salen de las mangas de Lynaey se conectan a varias vestimentas.
«Una isla indómita, la guerra, varias misiones, el entrenamiento de Lily… ¿En qué momento esperabas que nos fuéramos de compras?» Replico mientras aparento tener interés en un top de cuestionable comodidad; claro que, por las aberturas de la prenda que acaricio, no parece estar diseñada para resultar cómoda, si no para provocar más de una…
«Elección de contenido finalizada», interrumpe la I.A. con un pensamiento oportuno, marcando más de lo debido la pronunciación de la primera palabra. «He actualizado mi memoria con varias vestimentas femeninas de calle, prendas ceremoniales, pañuelos, bufandas, ropa elegante y ropa interior de dos tipos, cómoda y “de infiltración”». Juraría que eso es una manera de referirse a lencería fina… ¿Debería tomármelo como una broma o preocuparme por que haya decidido por si misma que voy a necesitarla en alguna misión futura? Solo de pensar las posibilidades un escalofrío me recorre la columna vertebral. «Si, no son prendas especialmente diseñadas para dar calor… Corrección, dado vuestro comportamiento social y genético podrían dar calor, pero no exactamente a quien las lleve puestas»,responde de manera inmediata ante mi reacción. Mierda, va en serio.
Lily vuelve justo a tiempo, sacándome de los horrores que comienzo a imaginar. Al girarme, puedo ver mi propio miedo reflejado en sus ojos, ¿tanto me he metido en el papel que me he acabado perdiendo en el mismo?
– Yo… ¿Sakura? Si, supongo que ese es mi nombre… – Respondo casi de inmediato y por instinto, sin poder evitar recurrir al nombre más obvio para con mi aspecto actual. Percatándome mientras las palabras aún flotan en el aire de la tonalidad perfectamente aguda, dulce, suave y completamente femenina, con la que he logrado imprimir a las mismas sin siquiera percatarme... ¿Tan afectada estoy? Un momento… ¿¡Afectada!?
«Creo haber escuchado como se rompía algo en el interior de tu mente», susurra Lynae con toda la malicia que es capaz de procesar.
«¿Quieres volverme loca? ¡No puedes decir esas cosas desde dentro de mi cabeza y esperar que no me afecte!» Oh dios… Incluso el tono mental con el que imagino mi voz se ha vuelto femenino… Pero supongo que es lo mejor. Ahora solo debo recordar que mi papel es el de una mujer fuerte cuya misión es defender a su sacerdotisa.
«Fuerte y bella, pero con el corazón de una princesa. Supongo que ciertas cosas no cambian, aunque si lo haga tu rostro». Y mientras la I.A. termina de hablar, siento que puedo escucharla reírse desde algún rincón recóndito de mi mente.
Juro que encontraré la manera de vengarme por esto… Pero ahora debo centrarme en nuestro cometido. Así que sigo a Lily hacia el exterior de la tienda, aprovechando el primer momento en el que nadie me mire para que Lynae cambie su aspecto por el de una vestimenta mucho más adecuada y ceremonial, un kimono de combate con cierto toque elegante que parece adoptar forma de chaqueta por el final y extrañamente... escotado, de tonos rosáceos y con líneas decorativas de color azul; acompañando el mismo con una máscara ritual blanca decorada con líneas trazos rojos. (La vestimenta usada en la imagen de la transformación).
- Estoy l-lista mi señora... – le digo a Lily, invitándola a ir delante –. Según el panadero las m–mujeres estarán yendo hacia la pastelería en estos momentos, directas desde el norte. Debemos interceptarlas en esa ruta. Estaré detrás de ti, sin apartar la vista de tu espalda… ¡Es decir! No, no… Me refiero a que te cubro las espaldas sacerdotisa –. No puede ser, ¡soy adorable!
«No llames demasiado la atención… No absorbas ninguna prenda, sencillamente copia su estructura; no quiero tener que pagar por cada diseño que robemos». Hago una breve pausa, esperando a que la I.A. responda con alguno de sus cinismos a mi aviso… pero no pasa nada. «Lynae, ¿estas ahí?».
«Estaba ocupada clonando contenido. ¿Por qué nunca habíamos venido a sitios así? Lo más parecido a esto han sido los armarios del CP, y allí todo son trajes negros, sombreros, corbatas y más trajes sombreros y corbatas... pero con medidas de paloma. ¿Por qué tenéis uniformes para palomas?». Puedo percibir como el entusiasmo y la duda se reflejan en el tono que utiliza para replicarme mentalmente. Al parecer ya ha comenzado a copiar el aspecto y medidas de las ropas que nos rodean; de hecho, al prestar la suficiente atención, puedo ver como varios "hilos" salen de las mangas de Lynaey se conectan a varias vestimentas.
«Una isla indómita, la guerra, varias misiones, el entrenamiento de Lily… ¿En qué momento esperabas que nos fuéramos de compras?» Replico mientras aparento tener interés en un top de cuestionable comodidad; claro que, por las aberturas de la prenda que acaricio, no parece estar diseñada para resultar cómoda, si no para provocar más de una…
«Elección de contenido finalizada», interrumpe la I.A. con un pensamiento oportuno, marcando más de lo debido la pronunciación de la primera palabra. «He actualizado mi memoria con varias vestimentas femeninas de calle, prendas ceremoniales, pañuelos, bufandas, ropa elegante y ropa interior de dos tipos, cómoda y “de infiltración”». Juraría que eso es una manera de referirse a lencería fina… ¿Debería tomármelo como una broma o preocuparme por que haya decidido por si misma que voy a necesitarla en alguna misión futura? Solo de pensar las posibilidades un escalofrío me recorre la columna vertebral. «Si, no son prendas especialmente diseñadas para dar calor… Corrección, dado vuestro comportamiento social y genético podrían dar calor, pero no exactamente a quien las lleve puestas»,responde de manera inmediata ante mi reacción. Mierda, va en serio.
Lily vuelve justo a tiempo, sacándome de los horrores que comienzo a imaginar. Al girarme, puedo ver mi propio miedo reflejado en sus ojos, ¿tanto me he metido en el papel que me he acabado perdiendo en el mismo?
– Yo… ¿Sakura? Si, supongo que ese es mi nombre… – Respondo casi de inmediato y por instinto, sin poder evitar recurrir al nombre más obvio para con mi aspecto actual. Percatándome mientras las palabras aún flotan en el aire de la tonalidad perfectamente aguda, dulce, suave y completamente femenina, con la que he logrado imprimir a las mismas sin siquiera percatarme... ¿Tan afectada estoy? Un momento… ¿¡Afectada!?
«Creo haber escuchado como se rompía algo en el interior de tu mente», susurra Lynae con toda la malicia que es capaz de procesar.
«¿Quieres volverme loca? ¡No puedes decir esas cosas desde dentro de mi cabeza y esperar que no me afecte!» Oh dios… Incluso el tono mental con el que imagino mi voz se ha vuelto femenino… Pero supongo que es lo mejor. Ahora solo debo recordar que mi papel es el de una mujer fuerte cuya misión es defender a su sacerdotisa.
«Fuerte y bella, pero con el corazón de una princesa. Supongo que ciertas cosas no cambian, aunque si lo haga tu rostro». Y mientras la I.A. termina de hablar, siento que puedo escucharla reírse desde algún rincón recóndito de mi mente.
Juro que encontraré la manera de vengarme por esto… Pero ahora debo centrarme en nuestro cometido. Así que sigo a Lily hacia el exterior de la tienda, aprovechando el primer momento en el que nadie me mire para que Lynae cambie su aspecto por el de una vestimenta mucho más adecuada y ceremonial, un kimono de combate con cierto toque elegante que parece adoptar forma de chaqueta por el final y extrañamente... escotado, de tonos rosáceos y con líneas decorativas de color azul; acompañando el mismo con una máscara ritual blanca decorada con líneas trazos rojos. (La vestimenta usada en la imagen de la transformación).
- Estoy l-lista mi señora... – le digo a Lily, invitándola a ir delante –. Según el panadero las m–mujeres estarán yendo hacia la pastelería en estos momentos, directas desde el norte. Debemos interceptarlas en esa ruta. Estaré detrás de ti, sin apartar la vista de tu espalda… ¡Es decir! No, no… Me refiero a que te cubro las espaldas sacerdotisa –. No puede ser, ¡soy adorable!
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Nyx ha perfilado mucho mejor su voz casi hasta puedo creerme que se llame Sakura. La miro por el rabillo del ojo, caminando detrás de mí, con un kimono bastante sencillo y discreto. Es como tener a alguien completamente diferente por compañero; sus ademanes, su expresión facial, su caminar… Ojalá tuviésemos más tiempo, con él daría rienda suelta a mi curiosidad para conocer mejor esta habilidad. Es como una dulce hermanita pequeña.
Dirijo mis pasos con rumbo hacia la pastelería en la que le han informado que acudirían. No puedo evitar llevar mirada hacia atrás con más frecuencia de la que me gustaría. Su nueva apariencia es como hipnótica, un abracadabra y ese tipo de cosas. Varias veces me desvío sin querer del rumbo en las que debo ser reconducida de nuevo. Asiento con vergüenza, pero en menos de diez minutos me vuelve a suceder. ¡Compórtate, Lily, eres una espía!
Una vez en la ruta estipulada, un grupo de féminas caminan alegremente siguiendo nuestra dirección. Deben ser ellas. Inclino la cabeza levemente hacia abajo y continuo con la marcha habitual que estábamos llevando. Si algo he comprobado, por las numerosas visitas que mi madre recibía, es que a muchas mujeres están interesadas en recibir bendiciones amorosas para que el ser amado se fije en ellas. Supongo que podría aprovecharme de ello para entablar conversación, aunque la última palabra en estos casos siempre la tienen los dioses.
– Es posible que debamos tomar un poco de ocio, Sakura. ¿Te apetece comer algo? –comento en un tono de voz perfectamente audible para las mujeres que tenemos delante. No desvío la mirada hacia mi acompañante, continúo mostrándome en una actitud reservada. – Ha sido un día agotador, desconocía que pudiese haber tantas jóvenes en edad casadera en Skypiea. –Prosigo, sin esperar respuesta por parte de Sakura. –Pero qué tendrá ese hombre… Y sí, no me lo digas. Tiene culo. ¿Cuántas veces habrán repetido eso?
He lanzado la caña y alguna de las mujeres se ha volteado intrigada para mirarnos. Luego se ha vuelto hacia sus amigas y han continuado con la conversación. Como el que no quiere la cosa seguiré sus pasos hasta la pastelería y por el momento las tentaré con aquello de tener a un “oráculo de los dioses” a tan solo unos metros. Si algo le gusta al marujeo es la adivinación, la especulación y esas chorradas místicas. Seré como esos muñecos parlantes que dicen: «Pruébame». Las miradas hacia nosotras crecen seguidas por un murmullo cada vez más alto. Hora de recoger la caña…
– Los Dioses estarán atareados con tantas peticiones. Pero en estas cosas nunca se sabe, igual todavía no ha salido la pareja adecuada con la que hacer las uniones. –le comento en un tono resignado.
El grupo de mujeres finalmente se detiene para esperarnos, es evidente que quiere consultarnos algo. Y creo que no cabe dudas que será algo relacionado con el amor. Por suerte es algo que sí puedo hacer por ellas, aunque en el camino nos llevemos toda la información que necesitamos.
–Por favor, ¿seríais tan amables de acompañarnos? –nos increpa una de ellas al pasar por su lado –No hemos podido evitar escuchar vuestra conversación y… nos gustaría hacer una consulta. Os invitamos a lo que queráis tomar a cambio. –Su rostro refleja amabilidad e interés.
Adopto una expresión dubitativa y me quedo mirando a Sakura para hacer el paripé. Claro que vamos a aceptar, pero si se le da tensión al asunto, estarán más receptivas a dar más detalles acerca de lo que saben. Puesto que el beneficio que esperan es todavía mayor; enamorar a un completo extraño.
Dirijo mis pasos con rumbo hacia la pastelería en la que le han informado que acudirían. No puedo evitar llevar mirada hacia atrás con más frecuencia de la que me gustaría. Su nueva apariencia es como hipnótica, un abracadabra y ese tipo de cosas. Varias veces me desvío sin querer del rumbo en las que debo ser reconducida de nuevo. Asiento con vergüenza, pero en menos de diez minutos me vuelve a suceder. ¡Compórtate, Lily, eres una espía!
Una vez en la ruta estipulada, un grupo de féminas caminan alegremente siguiendo nuestra dirección. Deben ser ellas. Inclino la cabeza levemente hacia abajo y continuo con la marcha habitual que estábamos llevando. Si algo he comprobado, por las numerosas visitas que mi madre recibía, es que a muchas mujeres están interesadas en recibir bendiciones amorosas para que el ser amado se fije en ellas. Supongo que podría aprovecharme de ello para entablar conversación, aunque la última palabra en estos casos siempre la tienen los dioses.
– Es posible que debamos tomar un poco de ocio, Sakura. ¿Te apetece comer algo? –comento en un tono de voz perfectamente audible para las mujeres que tenemos delante. No desvío la mirada hacia mi acompañante, continúo mostrándome en una actitud reservada. – Ha sido un día agotador, desconocía que pudiese haber tantas jóvenes en edad casadera en Skypiea. –Prosigo, sin esperar respuesta por parte de Sakura. –Pero qué tendrá ese hombre… Y sí, no me lo digas. Tiene culo. ¿Cuántas veces habrán repetido eso?
He lanzado la caña y alguna de las mujeres se ha volteado intrigada para mirarnos. Luego se ha vuelto hacia sus amigas y han continuado con la conversación. Como el que no quiere la cosa seguiré sus pasos hasta la pastelería y por el momento las tentaré con aquello de tener a un “oráculo de los dioses” a tan solo unos metros. Si algo le gusta al marujeo es la adivinación, la especulación y esas chorradas místicas. Seré como esos muñecos parlantes que dicen: «Pruébame». Las miradas hacia nosotras crecen seguidas por un murmullo cada vez más alto. Hora de recoger la caña…
– Los Dioses estarán atareados con tantas peticiones. Pero en estas cosas nunca se sabe, igual todavía no ha salido la pareja adecuada con la que hacer las uniones. –le comento en un tono resignado.
El grupo de mujeres finalmente se detiene para esperarnos, es evidente que quiere consultarnos algo. Y creo que no cabe dudas que será algo relacionado con el amor. Por suerte es algo que sí puedo hacer por ellas, aunque en el camino nos llevemos toda la información que necesitamos.
–Por favor, ¿seríais tan amables de acompañarnos? –nos increpa una de ellas al pasar por su lado –No hemos podido evitar escuchar vuestra conversación y… nos gustaría hacer una consulta. Os invitamos a lo que queráis tomar a cambio. –Su rostro refleja amabilidad e interés.
Adopto una expresión dubitativa y me quedo mirando a Sakura para hacer el paripé. Claro que vamos a aceptar, pero si se le da tensión al asunto, estarán más receptivas a dar más detalles acerca de lo que saben. Puesto que el beneficio que esperan es todavía mayor; enamorar a un completo extraño.
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Una vez empezamos a andar soy capaz de recobrar la compostura por completo, metiéndome, ahora sí, en el papel de una correcta guardiana. Con paso firme y seguro, pero felino y femenino, con las manos ocultas entre las mangas de mi ropaje, en posición serena y tranquila.
No tardamos demasiado en cruzarnos con las mujeres en cuestión, momento que aprovecho para hacerle un gesto a Lily, indicándola que debe tratarse de estas mismas… O eso o hemos tenido demasiada mala suerte. En cuanto estamos a una distancia prudencial, Lily comienza a hablar de un montón de aspectos espirituales de los que, sinceramente, no tengo ni el más remoto conocimiento. Así que intento seguirla el ritmo como puedo, esperando no meter demasiado la pata.
– Los placeres carnales o visuales suelen ser un motivo común para desear la unión de dos almas… No es su labor juzgar esto sacerdotisa – ¿o si lo es? Procuro no pensar demasiado en ello, manteniendo en todo momento un tono de voz adecuado y respetuoso –. Podríamos comer algo si es lo que desea, parece necesitar un descanso.
Con esto, la labor de una conversación completamente casual está perfectamente perfilada. Ha sido suficiente como para llamar la atención de las mujeres a las que seguimos con discreción, que parecen estar con el oído puesto en nuestras palabras… ¿Pero y ahora qué? Sigo sin saber nada de este mundo, así que solo me queda confiar en los conocimientos y capacidad de desenvolverse de Lily.
– ¿Ah… no todo está decidido? – es lo mejor que se me ocurre decir a sus últimas palabras. ¿De verdad los dioses pasan supuestamente tanto tiempo con los emparejamientos…? Ya les vale –. Entonces, aunque la situación parezca idílica ¿siempre existe la posibilidad de que otra persona llegue a lograr su afecto?
No hay espacio para que mi compañera me responda, porque en lugar de ello las mujeres ante nosotros realizan una acción de acercamiento. «Así que este es el poder de una sacerdotisa… Impresionante. No ha hecho falta una trama intrincada, solo una vaga promesa de amor, ¿tan fácil es?». Todo esto va a darme algo en lo que pensar durante los próximos minutos.
De cualquier modo, mi papel ahora debe ser el de una guardiana silenciosa. Hasta donde tengo entendido, la escolta de una sacerdotisa nunca debe decidir por su propia cuenta las acciones o dirección de su protegida, a excepción de que la misma o su imagen estén en peligro; no deja de ser un papel similar al de un agente del CP a quien le toque escoltar a un noble.
– Haré lo que vos decidáis mi señora… – susurro con cariño hacia mi protegida –. Aunque no la vendría mal descansar.
Y ya está, hasta nuevo aviso mi papel aquí ha terminado. ¿Cómo se desenvolverá Lily para sacar la información que necesitamos de estas mujeres? No deja de sorprenderme la extraña expectación que me está generando la situación en la que nos encontramos.
No tardamos demasiado en cruzarnos con las mujeres en cuestión, momento que aprovecho para hacerle un gesto a Lily, indicándola que debe tratarse de estas mismas… O eso o hemos tenido demasiada mala suerte. En cuanto estamos a una distancia prudencial, Lily comienza a hablar de un montón de aspectos espirituales de los que, sinceramente, no tengo ni el más remoto conocimiento. Así que intento seguirla el ritmo como puedo, esperando no meter demasiado la pata.
– Los placeres carnales o visuales suelen ser un motivo común para desear la unión de dos almas… No es su labor juzgar esto sacerdotisa – ¿o si lo es? Procuro no pensar demasiado en ello, manteniendo en todo momento un tono de voz adecuado y respetuoso –. Podríamos comer algo si es lo que desea, parece necesitar un descanso.
Con esto, la labor de una conversación completamente casual está perfectamente perfilada. Ha sido suficiente como para llamar la atención de las mujeres a las que seguimos con discreción, que parecen estar con el oído puesto en nuestras palabras… ¿Pero y ahora qué? Sigo sin saber nada de este mundo, así que solo me queda confiar en los conocimientos y capacidad de desenvolverse de Lily.
– ¿Ah… no todo está decidido? – es lo mejor que se me ocurre decir a sus últimas palabras. ¿De verdad los dioses pasan supuestamente tanto tiempo con los emparejamientos…? Ya les vale –. Entonces, aunque la situación parezca idílica ¿siempre existe la posibilidad de que otra persona llegue a lograr su afecto?
No hay espacio para que mi compañera me responda, porque en lugar de ello las mujeres ante nosotros realizan una acción de acercamiento. «Así que este es el poder de una sacerdotisa… Impresionante. No ha hecho falta una trama intrincada, solo una vaga promesa de amor, ¿tan fácil es?». Todo esto va a darme algo en lo que pensar durante los próximos minutos.
De cualquier modo, mi papel ahora debe ser el de una guardiana silenciosa. Hasta donde tengo entendido, la escolta de una sacerdotisa nunca debe decidir por su propia cuenta las acciones o dirección de su protegida, a excepción de que la misma o su imagen estén en peligro; no deja de ser un papel similar al de un agente del CP a quien le toque escoltar a un noble.
– Haré lo que vos decidáis mi señora… – susurro con cariño hacia mi protegida –. Aunque no la vendría mal descansar.
Y ya está, hasta nuevo aviso mi papel aquí ha terminado. ¿Cómo se desenvolverá Lily para sacar la información que necesitamos de estas mujeres? No deja de sorprenderme la extraña expectación que me está generando la situación en la que nos encontramos.
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Con la confirmación explícita de Sakura se formaliza la aceptación a la propuesta de la mujer. Asiento lentamente con el tronco superior y me vuelvo de forma respetuosa hacia la desconocida que se ha convertido en anfitriona. Caminamos a la par hasta que nos integramos dentro del grupo, una vez reunidas se procede con las presentaciones pertinentes. Estoy segura de que no recordaré de ningún nombre, pero por suerte, cuento con una ayudante para que me los vaya chivando.
Pasamos al interior de la pastelería. Es un local de amplias ventanas, luminoso y cuyas mesas y asientos tienen forma de nube. Las mesas que están ocupadas en su mayoría son jovencitas que charlan tomando pastas de forma amistosa. Le comento amablemente a nuestra anfitriona que tanto mi acompañante como yo tomaremos lo mismo que tome ella. De esta manera no pecaremos de cometer un acto recíproco que no esté a la altura del suyo.
Al sentarnos en la mesa el centro de las miradas está puesto en nosotras. Espero con paciencia a que alguna de ellas se lance con algún comentario mientras me detengo a observarlas más de cerca. Tienen una belleza bastante corriente, en general, pero resultan atractivas con esa piel tan perlada y esas alitas a la espalda. Deben rondar la misma edad, acercándose a la tercera década. El servicio del establecimiento es rápido y en cuestión de unos minutos nuestro pedido ya está en la mesa.
–Señorita Lilianne, nos alegra tenerte entre nosotras. –La más bajita de todas y de pelo corto moreno se decide a romper el silencio. –¿Es cierto que muchas chicas te han pedido bendiciones de amor?
Tras escuchar la directa pregunta de su amiga el resto se mira entre sí. En sus miradas puede leerse que se morían de ganas por lanzarla tanto como la morena.
–Cumplo con la voluntad de los dioses, si a eso te refieres. –la replico con suavidad mostrando una amplia sonrisa sin mentirle. –¿También estáis interesadas en esos temas? –añado de forma perspicaz.
De nuevo las miradas recorren la mesa, acompañadas por alguna que otra risa nerviosa. Tomo el bollo entre mis dedos y lo hago pedacitos para ir degustándolo.
–No te creas, hasta hace no mucho no había mucho por lo que pedir a los dioses. –Esta vez quien decide tomar la palabra es una mujer delgada de aspecto cuidado y cabellos castaños. –Pero desde que llegó él a la isla… creo que gira en torno al 70% de nuestras conversaciones.
–¿70%? –replica una tercera sorprendida. Posee unos labios carnosos y grandes ojos verdes. –Para mí es un 99%. –añade guiñando un ojo con picardía.
Eso parece animar al resto que comienzan a hablar entre ellas con comentarios que parecen acompañar anécdotas recientes. Desvío la mirada unos segundos con el temor de que nos descentremos del tema principal. Esbozo una expresión complaciente y me animo a poner orden.
–Calma, calma, chicas. –Acompaño mis palabras con un suave movimiento de manos que invita a retomar el ritmo de la conversación anterior. –No me estoy enterando de nada. ¿Podríais contarme desde el principio?
Una de ellas nos cuenta una historia parecida a la que Nyx ha escuchado antes, adornada por detalles superfluos en los que por alguna extraña razón la mano derecha del líder revolucionario derrocha encanto a raudales. Aportan un pequeño detalle importante y es que al parecer se llama Fredd, o al menos así se hace llamar en la isla. En cuanto escucho esto emito un sonoro resoplido en el que aprovecho para dirigirme a Sakura.
–Anda querida, saca una de mis libretas de registro porque creo que ya veo por donde va esto… –Le insto a mi guardiana para que tome apuntes de los detalles que considere de esta conversación. O si no se necesita, puede hacer el teatrillo claro está. –Este repentino interés amoroso se debe a él, ¿me equivoco? Parecéis buenas chicas, ¿no os estáis precipitando? Yo no me enamoraría de un buen culo sin saber más datos de él. No sé… qué zonas frecuenta, quienes son sus amigos, intereses comunes…
–Sabemos que le gusta el Pumpkin Café con sus amigos y allí a veces también te dan charlas sobre lo que está pasando fuera de la isla. Sus amigos parecen un poco más brutos, no sé, Kantarie dijo que una vez le pareció verlos armados. Pero es normal porque es super injusto lo que está pasando fuera… –corrobora una cuarta mujer rubia que no había intervenido hasta ahora. –¡¡Es tan sexy que tenga que estar escondido en el bosque para que no le encuentren!! A mí me consuela saber que nadie ha ido a su campamento… eso es que no ha encontrado todavía nadie que le atraiga lo suficiente.
–Podría estar con alguna Shandian…–añade la morena bajita.
–¡Venga ya! Eso no te lo crees ni tú, Mariann. –le increpa su amiga.
–Y eso ¿por qué? –la invito a seguir, y de paso conocer qué diantres es eso de Shandian.
–Nadie se iría con una de esos salvajes de cuerpo pintado. No sé, a lo mejor sí… Pero la cuestión es que mientras no esté comprometido hay esperanza.
–¿Pero vive muy cerca de las Shandian?- le insisto.
–Por lo poco que sé, yo diría que sí. Su campamento está cerca del Templo Blanco y por esa zona solían vivir los Shandian.
–Sé que había dicho que no quería hacer más por hoy, chicas. Pero haré un esfuerzo, me he sentido cómoda charlando con vosotras. –Creo que tenemos información más que suficiente para planificar un acercamiento. Tomo de la bolsa uno de los pinceles finos además de un poco de tinta. –Sakura por favor dame unas cuantas hojas sueltas, haré unas bendiciones más para estas chicas tan majas antes de que se nos haga demasiado tarde. Registra las peticiones en la libreta si no te importa con el nombre y la fecha.
En el trozo de papel escribo los kanjis que corresponden a este tipo de bendiciones amorosas. Junto las manos y recito en voz baja unos mantras para completar el proceso. Las indico que deben ser ellas quienes lleven sus hojas al templo de Aizen-Dios del Amor entre otras cosas- y colocarlas colgadas con un lazo rojo en el lado que está reservado para las peticiones. Me despido agradecida por su hospitalidad de todas e invito a Sakura a que abandonemos el lugar. Una vez fuera, con la suficiente lejanía de la pastelería emito un sonoro suspiro. La verdad es que no ha resultado tan complicado como creía, quizás porque no es algo muy distinto a lo que habría hecho si esas chicas hubiesen acudido a mí con una tarea así en primer lugar.
–¿Qué te ha parecido? –le pregunto a Sakura buscando su rostro. –¿Cuál es el siguiente paso?
Pasamos al interior de la pastelería. Es un local de amplias ventanas, luminoso y cuyas mesas y asientos tienen forma de nube. Las mesas que están ocupadas en su mayoría son jovencitas que charlan tomando pastas de forma amistosa. Le comento amablemente a nuestra anfitriona que tanto mi acompañante como yo tomaremos lo mismo que tome ella. De esta manera no pecaremos de cometer un acto recíproco que no esté a la altura del suyo.
Al sentarnos en la mesa el centro de las miradas está puesto en nosotras. Espero con paciencia a que alguna de ellas se lance con algún comentario mientras me detengo a observarlas más de cerca. Tienen una belleza bastante corriente, en general, pero resultan atractivas con esa piel tan perlada y esas alitas a la espalda. Deben rondar la misma edad, acercándose a la tercera década. El servicio del establecimiento es rápido y en cuestión de unos minutos nuestro pedido ya está en la mesa.
–Señorita Lilianne, nos alegra tenerte entre nosotras. –La más bajita de todas y de pelo corto moreno se decide a romper el silencio. –¿Es cierto que muchas chicas te han pedido bendiciones de amor?
Tras escuchar la directa pregunta de su amiga el resto se mira entre sí. En sus miradas puede leerse que se morían de ganas por lanzarla tanto como la morena.
–Cumplo con la voluntad de los dioses, si a eso te refieres. –la replico con suavidad mostrando una amplia sonrisa sin mentirle. –¿También estáis interesadas en esos temas? –añado de forma perspicaz.
De nuevo las miradas recorren la mesa, acompañadas por alguna que otra risa nerviosa. Tomo el bollo entre mis dedos y lo hago pedacitos para ir degustándolo.
–No te creas, hasta hace no mucho no había mucho por lo que pedir a los dioses. –Esta vez quien decide tomar la palabra es una mujer delgada de aspecto cuidado y cabellos castaños. –Pero desde que llegó él a la isla… creo que gira en torno al 70% de nuestras conversaciones.
–¿70%? –replica una tercera sorprendida. Posee unos labios carnosos y grandes ojos verdes. –Para mí es un 99%. –añade guiñando un ojo con picardía.
Eso parece animar al resto que comienzan a hablar entre ellas con comentarios que parecen acompañar anécdotas recientes. Desvío la mirada unos segundos con el temor de que nos descentremos del tema principal. Esbozo una expresión complaciente y me animo a poner orden.
–Calma, calma, chicas. –Acompaño mis palabras con un suave movimiento de manos que invita a retomar el ritmo de la conversación anterior. –No me estoy enterando de nada. ¿Podríais contarme desde el principio?
Una de ellas nos cuenta una historia parecida a la que Nyx ha escuchado antes, adornada por detalles superfluos en los que por alguna extraña razón la mano derecha del líder revolucionario derrocha encanto a raudales. Aportan un pequeño detalle importante y es que al parecer se llama Fredd, o al menos así se hace llamar en la isla. En cuanto escucho esto emito un sonoro resoplido en el que aprovecho para dirigirme a Sakura.
–Anda querida, saca una de mis libretas de registro porque creo que ya veo por donde va esto… –Le insto a mi guardiana para que tome apuntes de los detalles que considere de esta conversación. O si no se necesita, puede hacer el teatrillo claro está. –Este repentino interés amoroso se debe a él, ¿me equivoco? Parecéis buenas chicas, ¿no os estáis precipitando? Yo no me enamoraría de un buen culo sin saber más datos de él. No sé… qué zonas frecuenta, quienes son sus amigos, intereses comunes…
–Sabemos que le gusta el Pumpkin Café con sus amigos y allí a veces también te dan charlas sobre lo que está pasando fuera de la isla. Sus amigos parecen un poco más brutos, no sé, Kantarie dijo que una vez le pareció verlos armados. Pero es normal porque es super injusto lo que está pasando fuera… –corrobora una cuarta mujer rubia que no había intervenido hasta ahora. –¡¡Es tan sexy que tenga que estar escondido en el bosque para que no le encuentren!! A mí me consuela saber que nadie ha ido a su campamento… eso es que no ha encontrado todavía nadie que le atraiga lo suficiente.
–Podría estar con alguna Shandian…–añade la morena bajita.
–¡Venga ya! Eso no te lo crees ni tú, Mariann. –le increpa su amiga.
–Y eso ¿por qué? –la invito a seguir, y de paso conocer qué diantres es eso de Shandian.
–Nadie se iría con una de esos salvajes de cuerpo pintado. No sé, a lo mejor sí… Pero la cuestión es que mientras no esté comprometido hay esperanza.
–¿Pero vive muy cerca de las Shandian?- le insisto.
–Por lo poco que sé, yo diría que sí. Su campamento está cerca del Templo Blanco y por esa zona solían vivir los Shandian.
–Sé que había dicho que no quería hacer más por hoy, chicas. Pero haré un esfuerzo, me he sentido cómoda charlando con vosotras. –Creo que tenemos información más que suficiente para planificar un acercamiento. Tomo de la bolsa uno de los pinceles finos además de un poco de tinta. –Sakura por favor dame unas cuantas hojas sueltas, haré unas bendiciones más para estas chicas tan majas antes de que se nos haga demasiado tarde. Registra las peticiones en la libreta si no te importa con el nombre y la fecha.
En el trozo de papel escribo los kanjis que corresponden a este tipo de bendiciones amorosas. Junto las manos y recito en voz baja unos mantras para completar el proceso. Las indico que deben ser ellas quienes lleven sus hojas al templo de Aizen-Dios del Amor entre otras cosas- y colocarlas colgadas con un lazo rojo en el lado que está reservado para las peticiones. Me despido agradecida por su hospitalidad de todas e invito a Sakura a que abandonemos el lugar. Una vez fuera, con la suficiente lejanía de la pastelería emito un sonoro suspiro. La verdad es que no ha resultado tan complicado como creía, quizás porque no es algo muy distinto a lo que habría hecho si esas chicas hubiesen acudido a mí con una tarea así en primer lugar.
–¿Qué te ha parecido? –le pregunto a Sakura buscando su rostro. –¿Cuál es el siguiente paso?
Shingetsu Nyx
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Todo ocurre rápido... Demasiado rápido como para que comprenda lo que acaba de pasar. «Estoy acostumbrada a las conversaciones acaloradas entre hombres, e incluso a las superfluas e interesadas entre hombres y mujeres, pero... un momento ¿acostumbrada?» Emito un profundo suspiro, que por un momento parece distraer a las mujeres que nos rodean, espero que al menos lo tomen por un acto de… ¿feminidad? «Supongo que está bien que mi propia psique piense en mi de forma femenina mientras esté así… Aunque me encuentro completamente perdida, ¿son así todas las conversaciones femeninas? Al menos no están hablando de su periodo…»
«Machirulo…». Replica Lynae al instante. Y todo sea dicho, puede que esta vez me merezca la puya que ha lanzado.
Sin embargo, no puedo evitar seguir completamente perdida con todo lo que ocurre a mi alrededor. Si, he sacado una libreta; si, estoy anotando nombres y datos que, por alguna razón que no entiendo, surgen con la facilidad de una conversación casual sobre traseros, manos hábiles y… ¿Mujeres con poco más que pintura cubriéndolas? Un nuevo suspiro, que por suerte esta vez encaja completamente con el momento, pareciendo que me dejo llevar por el romanticismo. «Nunca había pensado que pudiera existir tal visión de objetos románticos hacia ciertos hombres. Creía que solo ellos eran los “bárbaros” por tratar como tales a las mujeres… pero, al parecer, la única diferencia es que la sección femenina es lo suficientemente cuidadosa como para no hacerlo demasiado visible, ni acompañarlo de algún “unga unga” de paso.
– Parece un hombre peligroso… – comento con completa naturalidad, sorprendida por el tipo de reacciones que obtengo en las miradas que se posan sobre mí. Saben que es peligroso, y eso les encanta –. Ya veo… Perdonad, seguiré callada –. Las mujeres dan miedo.
Sin embargo, debo reconocer que todo está saliendo a pedir de boca. Es cierto que el grupo de “jovencitas” – porque cada una de ellas está cerca de tener una quincena en cada muslo – tiende a irse por las ramas de una manera antinatural, o que al menos lo es fuera del mundo que yo conocía, pero están dándole a Lily todo tipo de datos a tal velocidad que casi me es imposible anotarlos. Está claro que yo soy el profesor, pero debo prestar atención a lo que está ocurriendo aquí, si aprendo a replicar este efecto con naturalidad… Si, debo hacerlo; hacerse pasar por una dama no es solo poner voz fina y adecuar los movimientos, debo comprender su “lore” oculto… ¡Qué horror!
– Oh, ¿eso es todo? – pregunto con una incredulidad para nada fingida. A estas alturas creía que la información no dejaría de salir nunca, casi me ha decepcionado… Casi –. Te sigo sacerdotisa.
Y me levanto con la disposición de salir de aquel sitio cuanto antes, casi apurada por las circunstancias. Para variar por una vez… he de decir que ha sido demasiado extraño contemplar el despiece que se ha hecho de la mercancía masculina, y lo fácil que ha sido integrarse al adaptarse al mismo. Aún me queda mucho por aprender.
Es así como, sin siquiera percatarme, me encuentro caminando a varios metros del lugar de encuentro, siguiendo con relativa tranquilidad a Lily, que parece bastante orgullosa por cómo ha llevado la situación ahí atrás. Y debe estarlo, me ha dejado sin palabras.
– Eh, Lily… – interrumpo nuestra marcha tirándola de la manga de su vestido ceremonial –. Esto que acaba de ocurrir… ¿Es lo normal? Quiero decir… ¿Tú me ves continuamente como…? – prefiero no terminar la frase, si, mejor cambiamos de tema –. Perdona, trabajo, pongámonos serias de nuevo. Excelente trabajo por cierto.
Y sin decir nada más, me masajeo los ojos cerrados con la diestra, tratando de volver a un estado mental base, uno más adecuado para el agente Nyx. Con este mismo objetivo, busco algún recoveco oculto a la vista de los peatones para cambiarme de nuevo.
«Te ha visto demasiada gente, será raro que ahora la acompañe un hombre». El rostro se me curva ante las palabras de Lynae, mostrando un gesto amargo, como si acabara de tragarme una mosca… Evidentemente tiene razón, es solo que me siento increíblemente vulnerable tras todo lo ocurrido, pero debo aguantar hasta que nos alejemos algo más.
– Vale, propongo que pensemos si debemos ir a su lugar habitual de reunión o si nos infiltramos directamente en el territorio Shandians. Quizás ellos sepan algo más – en cuanto empiezo a pensar en los planes de acción, mi mente vuelve a su estado calmado con rapidez –. Ambas tienen ventajas, pero recomendaría primero ir a ver a los Shandians… No nos conviene acercarnos al grupo revolucionario sin conocer sus planes, y además, nuestro principal objetivo no era apresarlos, si no investigar el terreno… Lo segundo sería un bonus, pero no nos conviene arriesgar la misión principal por una chuchería de relativa importancia.
Miro a Lily y espero su respuesta. Es ahora, parada en medio de la nada, cuando me percato de que tengo las mejillas ligeramente enrojecidas por la vergüenza; ¿cuánto tiempo llevó así?
«Machirulo…». Replica Lynae al instante. Y todo sea dicho, puede que esta vez me merezca la puya que ha lanzado.
Sin embargo, no puedo evitar seguir completamente perdida con todo lo que ocurre a mi alrededor. Si, he sacado una libreta; si, estoy anotando nombres y datos que, por alguna razón que no entiendo, surgen con la facilidad de una conversación casual sobre traseros, manos hábiles y… ¿Mujeres con poco más que pintura cubriéndolas? Un nuevo suspiro, que por suerte esta vez encaja completamente con el momento, pareciendo que me dejo llevar por el romanticismo. «Nunca había pensado que pudiera existir tal visión de objetos románticos hacia ciertos hombres. Creía que solo ellos eran los “bárbaros” por tratar como tales a las mujeres… pero, al parecer, la única diferencia es que la sección femenina es lo suficientemente cuidadosa como para no hacerlo demasiado visible, ni acompañarlo de algún “unga unga” de paso.
– Parece un hombre peligroso… – comento con completa naturalidad, sorprendida por el tipo de reacciones que obtengo en las miradas que se posan sobre mí. Saben que es peligroso, y eso les encanta –. Ya veo… Perdonad, seguiré callada –. Las mujeres dan miedo.
Sin embargo, debo reconocer que todo está saliendo a pedir de boca. Es cierto que el grupo de “jovencitas” – porque cada una de ellas está cerca de tener una quincena en cada muslo – tiende a irse por las ramas de una manera antinatural, o que al menos lo es fuera del mundo que yo conocía, pero están dándole a Lily todo tipo de datos a tal velocidad que casi me es imposible anotarlos. Está claro que yo soy el profesor, pero debo prestar atención a lo que está ocurriendo aquí, si aprendo a replicar este efecto con naturalidad… Si, debo hacerlo; hacerse pasar por una dama no es solo poner voz fina y adecuar los movimientos, debo comprender su “lore” oculto… ¡Qué horror!
– Oh, ¿eso es todo? – pregunto con una incredulidad para nada fingida. A estas alturas creía que la información no dejaría de salir nunca, casi me ha decepcionado… Casi –. Te sigo sacerdotisa.
Y me levanto con la disposición de salir de aquel sitio cuanto antes, casi apurada por las circunstancias. Para variar por una vez… he de decir que ha sido demasiado extraño contemplar el despiece que se ha hecho de la mercancía masculina, y lo fácil que ha sido integrarse al adaptarse al mismo. Aún me queda mucho por aprender.
Es así como, sin siquiera percatarme, me encuentro caminando a varios metros del lugar de encuentro, siguiendo con relativa tranquilidad a Lily, que parece bastante orgullosa por cómo ha llevado la situación ahí atrás. Y debe estarlo, me ha dejado sin palabras.
– Eh, Lily… – interrumpo nuestra marcha tirándola de la manga de su vestido ceremonial –. Esto que acaba de ocurrir… ¿Es lo normal? Quiero decir… ¿Tú me ves continuamente como…? – prefiero no terminar la frase, si, mejor cambiamos de tema –. Perdona, trabajo, pongámonos serias de nuevo. Excelente trabajo por cierto.
Y sin decir nada más, me masajeo los ojos cerrados con la diestra, tratando de volver a un estado mental base, uno más adecuado para el agente Nyx. Con este mismo objetivo, busco algún recoveco oculto a la vista de los peatones para cambiarme de nuevo.
«Te ha visto demasiada gente, será raro que ahora la acompañe un hombre». El rostro se me curva ante las palabras de Lynae, mostrando un gesto amargo, como si acabara de tragarme una mosca… Evidentemente tiene razón, es solo que me siento increíblemente vulnerable tras todo lo ocurrido, pero debo aguantar hasta que nos alejemos algo más.
– Vale, propongo que pensemos si debemos ir a su lugar habitual de reunión o si nos infiltramos directamente en el territorio Shandians. Quizás ellos sepan algo más – en cuanto empiezo a pensar en los planes de acción, mi mente vuelve a su estado calmado con rapidez –. Ambas tienen ventajas, pero recomendaría primero ir a ver a los Shandians… No nos conviene acercarnos al grupo revolucionario sin conocer sus planes, y además, nuestro principal objetivo no era apresarlos, si no investigar el terreno… Lo segundo sería un bonus, pero no nos conviene arriesgar la misión principal por una chuchería de relativa importancia.
Miro a Lily y espero su respuesta. Es ahora, parada en medio de la nada, cuando me percato de que tengo las mejillas ligeramente enrojecidas por la vergüenza; ¿cuánto tiempo llevó así?
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Por unos instantes me ha parecido entrever que el rostro de Sakura se estremecía. Es cierto que en la pastelería no he prestado demasiada atención a sus reacciones. He estado demasiado absorta en esa pandilla de gallinas cluecas en época de celo y en lo que podían aportar a la misión. Pero, supongo que, por muchas misiones intrincadas en las que haya podido estar antes como agente, sumergirte en el submundo del salseo requiere de cierta inmunización.
–Por lo que han dejado caer entre sus comentarios, esos Shandian parecen un núcleo de la población bastante primitivo. Lo que por una parte me alivia… –me sincero relajando los hombros. –Si tomamos como extra el detenerlos, lo más probable es que estén haciendo ya pequeños “trapicheos” en ese café. Al menos, a eso se dedicaban en la Zona sin Ley de Sabaody. Quizás sea más interesante dejarles hacer cosas, para que resulte más sencillo recabar las pruebas cuando sea el momento.
Las mejillas de Sakura están cubiertas por un tinte rojizo que reconozco bastante bien. Alzo la mano y acaricio uno de sus mofletes con suavidad para tratar de tranquilizarla. Al menos a mí me funciona.
–Por lo de antes… –dejo escapar un pequeño suspiro– Sabes que probablemente sea una de las personas que peor se le da tratar con personas. Pero mi madre me enseñó que una sacerdotisa debe ser lo que los dioses y los demás necesiten en el momento que la llaman. –Tuerzo el morro a la vez que desvío la mirada con timidez. – Reconozco que no soy de piedra, precisamente. Pero no dejaré que nadie te desmenuce como a un corderito de carnicería. Nunca. –Llevo la mirada hacia la suya, aparto la mano y sonrío de una forma siniestra incluso para mí.
No sé si he conseguido tranquilizarla o he generado todo lo contrario con mis palabras. Lo importante es que sigamos centrados en la misión, por lo que compruebo entre mis anotaciones el rumbo hacia Upper Yard que me ha indicado el señor del bazar. Guardo de nuevo la libreta e inicio los pasos camino del gran bosque. Al principio no podía dejar de mirarla, cautivada por el cambio, pero la verdad es que trabajar con Sakura es bastante cómodo. Es tan tierna y educada… Admito que si hubiese tenido la imagen de Nyx me habría sentido más cohibida para acariciarle la mejilla.
–Lo bueno de esta vestimenta es que al estar rodeados de templos, es algo natural que los visitemos y preguntemos por ellos. Y qué mejor que preguntar a alguien de la zona ¿no? –me animo con una sonrisa amable a añadir mientras nos acercamos a nuestro destino.
–Por lo que han dejado caer entre sus comentarios, esos Shandian parecen un núcleo de la población bastante primitivo. Lo que por una parte me alivia… –me sincero relajando los hombros. –Si tomamos como extra el detenerlos, lo más probable es que estén haciendo ya pequeños “trapicheos” en ese café. Al menos, a eso se dedicaban en la Zona sin Ley de Sabaody. Quizás sea más interesante dejarles hacer cosas, para que resulte más sencillo recabar las pruebas cuando sea el momento.
Las mejillas de Sakura están cubiertas por un tinte rojizo que reconozco bastante bien. Alzo la mano y acaricio uno de sus mofletes con suavidad para tratar de tranquilizarla. Al menos a mí me funciona.
–Por lo de antes… –dejo escapar un pequeño suspiro– Sabes que probablemente sea una de las personas que peor se le da tratar con personas. Pero mi madre me enseñó que una sacerdotisa debe ser lo que los dioses y los demás necesiten en el momento que la llaman. –Tuerzo el morro a la vez que desvío la mirada con timidez. – Reconozco que no soy de piedra, precisamente. Pero no dejaré que nadie te desmenuce como a un corderito de carnicería. Nunca. –Llevo la mirada hacia la suya, aparto la mano y sonrío de una forma siniestra incluso para mí.
No sé si he conseguido tranquilizarla o he generado todo lo contrario con mis palabras. Lo importante es que sigamos centrados en la misión, por lo que compruebo entre mis anotaciones el rumbo hacia Upper Yard que me ha indicado el señor del bazar. Guardo de nuevo la libreta e inicio los pasos camino del gran bosque. Al principio no podía dejar de mirarla, cautivada por el cambio, pero la verdad es que trabajar con Sakura es bastante cómodo. Es tan tierna y educada… Admito que si hubiese tenido la imagen de Nyx me habría sentido más cohibida para acariciarle la mejilla.
–Lo bueno de esta vestimenta es que al estar rodeados de templos, es algo natural que los visitemos y preguntemos por ellos. Y qué mejor que preguntar a alguien de la zona ¿no? –me animo con una sonrisa amable a añadir mientras nos acercamos a nuestro destino.
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Sonrío con clara ironía cuando menciona la parte de recabar pruebas sobre su culpabilidad... En realidad no sería necesario, bastaría con demostrar que son parte de la revolución y que tenían planes secretos para encarcelarlos, así funciona el gobierno, sin testigos, sin oposición. Ya se encargarían nuestros expertos interrogadores de sacarles toda la información sobre sus planes más adelante. Pero prefiero no decir nada al respecto, quiero mantener esa faceta de ilusión y esperanza en ella, al menos por el momento.
– Si, podremos atraparlos cuando haya pruebas de que hacen algo indebido o fuera de la ley. No quiero que la guerra llegue a un lugar alejado como este – añado con tono conciliador y completamente sincero –. Bastantes islas se encuentran afectadas, y esta gente ya tiene sus propios problemas.
Y luego me quedo helada ante su respuesta con respecto a la reunión de chicas de hace un momento. No esperaba para nada que decidiera regalarme una caricia casual, suele ser mucho más tímida al respecto, es porque mi apariencia la resulta más… ¿Agradable? No sé qué opinar al respecto. Sin embargo, y dado que ya ha pasado un rato desde que me he sentido rodeada por el peligro, no puedo evitar terminar riendo con picardía ante sus gestos y sus palabras. Cualquier persona sin confianza en sus aptitudes ahora mismo estaría temblando, no es difícil intuir la amenaza hacia quien ose hacer su trabajo, pero la verdad es que, al venir de ella, me resulta adorable.
– Vale… Ya te dejaré jugar luego con lo que ves como más te apetezca… parece que te da menos vergüenza; pero ahora volvamos a centrarnos – me permito sonreír con malicia durante mi pausa, aprovechando para guiñarla un ojo con un toque seductor –. Tomemos la ruta más directa hacia los Shandian y su… ¿Bosque? Supongo que tendrán alguna aldea, aunque dudo que podamos entrar sin más.
Encogiéndome de hombros, cruzo los brazos y adopto una expresión pensativa, mientras dirijo mi mirada al cúmulo de nubes columnas y lejanos árboles que empieza a partir de lo que parece una “carretera celestial”. Antes de entrar a la isla investigamos lo suficiente como para conseguir algún que otro mapa, única razón por la que sé que camino debemos tomar, pero… ¿Nos conviene? Hay relatos antiguos, historias sobre como los visitantes de la isla celestial eran en ocasiones atacados por sus habitantes o por su estricta ley en el pasado, pero nada indica que pueda ser así en el presente. «Claro que, para empezar, en cuanto entramos en esta isla intentaron tomarnos fotos para colocarnos como criminales de la misma, y esto solo por no conocer sus leyes». Sea como sea, debemos tener cuidado.
– Vamos Lily, alquilemos un transporte capaz de llevarnos por ese río. No sé tú, pero yo estoy harta de ir andando a todos sitios, me gustaría relajarme durante parte de nuestra visita – digo haciendo alusión a nuestro ascenso a Skypiea, comenzando a caminar hacia lo que parece un puesto de barcazas de alquiler –. Vamos, seguro que tienen diseños que no has visto nunca antes, ¿no quieres saber cómo lo hacen para ir por las nubes?
– Si, podremos atraparlos cuando haya pruebas de que hacen algo indebido o fuera de la ley. No quiero que la guerra llegue a un lugar alejado como este – añado con tono conciliador y completamente sincero –. Bastantes islas se encuentran afectadas, y esta gente ya tiene sus propios problemas.
Y luego me quedo helada ante su respuesta con respecto a la reunión de chicas de hace un momento. No esperaba para nada que decidiera regalarme una caricia casual, suele ser mucho más tímida al respecto, es porque mi apariencia la resulta más… ¿Agradable? No sé qué opinar al respecto. Sin embargo, y dado que ya ha pasado un rato desde que me he sentido rodeada por el peligro, no puedo evitar terminar riendo con picardía ante sus gestos y sus palabras. Cualquier persona sin confianza en sus aptitudes ahora mismo estaría temblando, no es difícil intuir la amenaza hacia quien ose hacer su trabajo, pero la verdad es que, al venir de ella, me resulta adorable.
– Vale… Ya te dejaré jugar luego con lo que ves como más te apetezca… parece que te da menos vergüenza; pero ahora volvamos a centrarnos – me permito sonreír con malicia durante mi pausa, aprovechando para guiñarla un ojo con un toque seductor –. Tomemos la ruta más directa hacia los Shandian y su… ¿Bosque? Supongo que tendrán alguna aldea, aunque dudo que podamos entrar sin más.
Encogiéndome de hombros, cruzo los brazos y adopto una expresión pensativa, mientras dirijo mi mirada al cúmulo de nubes columnas y lejanos árboles que empieza a partir de lo que parece una “carretera celestial”. Antes de entrar a la isla investigamos lo suficiente como para conseguir algún que otro mapa, única razón por la que sé que camino debemos tomar, pero… ¿Nos conviene? Hay relatos antiguos, historias sobre como los visitantes de la isla celestial eran en ocasiones atacados por sus habitantes o por su estricta ley en el pasado, pero nada indica que pueda ser así en el presente. «Claro que, para empezar, en cuanto entramos en esta isla intentaron tomarnos fotos para colocarnos como criminales de la misma, y esto solo por no conocer sus leyes». Sea como sea, debemos tener cuidado.
– Vamos Lily, alquilemos un transporte capaz de llevarnos por ese río. No sé tú, pero yo estoy harta de ir andando a todos sitios, me gustaría relajarme durante parte de nuestra visita – digo haciendo alusión a nuestro ascenso a Skypiea, comenzando a caminar hacia lo que parece un puesto de barcazas de alquiler –. Vamos, seguro que tienen diseños que no has visto nunca antes, ¿no quieres saber cómo lo hacen para ir por las nubes?
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–¿Un transporte? –. Comento, aunque por mi reacción bien podría parecer que me han echado un cubo de agua fría por encima. Es algo evidente, ¿por qué en Skypiea no iban a tener un transporte que les facilitase las travesías de un lado a otro de la isla? –¡Cómo no he caído antes! –Llevo ambas manos hacia el rostro palmeando mis mejillas.
Me giro hacia Sakura con entusiasmo denotándose por un brillo especial en los ojos. Adoro conocer nuevas culturas, pero si además tiene que ver con los artilugios que ellos emplean, realmente me emociono. Muerdo el labio inferior para evitar que salga despedido un grito histérico y me cuesta horrores no dar algún salto que otro, tal y como haría una niña pequeña a la que le han prometido un juguete nuevo.
En parte, y una parte muy pequeña, puedo contrarrestar esta emoción si me centro en las palabras anteriores al uso de un transporte. «¿A qué se referirá con eso de que podré jugar con esa apariencia como quiera? No sé en qué estará pensando, pero en cualquier momento va a sangrarme la nariz. Yo lo sé, y mis fosas nasales no avisarán.»
Ante nuestros ojos se descubre un pequeño stand de madera con un letrero enorme que reza de la siguiente manera: “Alquiler de Wavers”. Justo detrás hay unas embarcaciones con un diseño que resulta como poco curioso. Es una pequeña barca con un timón cuyo sistema de dirección recuerda al de las motos. Sin poder evitarlo me dirijo directamente hacia los barquitos para observarlos más de cerca, pasando olímpicamente del dueño del stand.
–¡Fíjate! La propulsión es delantera y trasera. –Me agacho para escudriñar al detalle el mecanismo. – ¿Cómo hará para mantenerse sobre su eje y navegar sobre esta superficie?
Se escucha un carraspeo fuerte. Un señor de mediana edad, calvo y con alas a la espalda se ha colocado justo detrás de mí. Debo suponer que no le está haciendo demasiada gracia mi acercamiento hacia su producto. Esbozo una sonrisa de oreja a oreja y señalo directamente a mi acompañante para que negocie los términos de la transacción con ella. De esta forma puedo disponer de un poco más de tiempo para seguir intuyendo el mecanismo de esta preciosidad.
Me giro hacia Sakura con entusiasmo denotándose por un brillo especial en los ojos. Adoro conocer nuevas culturas, pero si además tiene que ver con los artilugios que ellos emplean, realmente me emociono. Muerdo el labio inferior para evitar que salga despedido un grito histérico y me cuesta horrores no dar algún salto que otro, tal y como haría una niña pequeña a la que le han prometido un juguete nuevo.
En parte, y una parte muy pequeña, puedo contrarrestar esta emoción si me centro en las palabras anteriores al uso de un transporte. «¿A qué se referirá con eso de que podré jugar con esa apariencia como quiera? No sé en qué estará pensando, pero en cualquier momento va a sangrarme la nariz. Yo lo sé, y mis fosas nasales no avisarán.»
Ante nuestros ojos se descubre un pequeño stand de madera con un letrero enorme que reza de la siguiente manera: “Alquiler de Wavers”. Justo detrás hay unas embarcaciones con un diseño que resulta como poco curioso. Es una pequeña barca con un timón cuyo sistema de dirección recuerda al de las motos. Sin poder evitarlo me dirijo directamente hacia los barquitos para observarlos más de cerca, pasando olímpicamente del dueño del stand.
–¡Fíjate! La propulsión es delantera y trasera. –Me agacho para escudriñar al detalle el mecanismo. – ¿Cómo hará para mantenerse sobre su eje y navegar sobre esta superficie?
Se escucha un carraspeo fuerte. Un señor de mediana edad, calvo y con alas a la espalda se ha colocado justo detrás de mí. Debo suponer que no le está haciendo demasiada gracia mi acercamiento hacia su producto. Esbozo una sonrisa de oreja a oreja y señalo directamente a mi acompañante para que negocie los términos de la transacción con ella. De esta forma puedo disponer de un poco más de tiempo para seguir intuyendo el mecanismo de esta preciosidad.
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- Esto... sí. Yo venía para... esto... - Aoi & Iulio [Privado - Pasado]
- Esto no puede acabar bien... [Rol moderado lvl 4][Kimura - Kasan]
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- [Privado][Pasado] Un alto en el camino. [Privado: Azuka & Nocturne93]
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