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Parecía ser otro día sombrío en Cactus Island. La villa estaba tranquila dentro de lo normal considerándose que estaba plagada de piratas y la paz significaba estar borracho o de burdeles. Las canciones piratas se escuchaban desde el exterior de las tabernas mientras que en su interior se celebraban las victorias por sus botines robados. Al caer la noche, el panorama no fue diferente puesto que los últimos navíos de maleantes habían ancado y se disponían a descargar sus mercancías en el puerto. Los aparejadores, botadores y marineros andaban de un lado hacia otro cargando cajas, cuerdas, municiones entre otras cosas para reabastecer los navíos tras una larga jornada de robos y saqueos. Caía la medianoche, y la luna ya estaba llena en aquella isla cementerio. El agua del mar calmada desde hace unas horas, comenzaba a embravecerse en la lejanía donde comenzaba a verse unas velas.
Los piratas, borrachos y entretenidos en sus juergas habituales no se dieron cuenta de lo que se les aproximaba ¿Acaso debían?¿ Quién iba a estar mirando hacia el mar pudiendo mirar hacia el burdel?. Los pocos piratas que quedaban en el puerto estaban durmiendo en las hamacas de sus barcos anclados o tirados en los poyetes del puerto con una botella en la mano.
Los piratas, borrachos y entretenidos en sus juergas habituales no se dieron cuenta de lo que se les aproximaba ¿Acaso debían?¿ Quién iba a estar mirando hacia el mar pudiendo mirar hacia el burdel?. Los pocos piratas que quedaban en el puerto estaban durmiendo en las hamacas de sus barcos anclados o tirados en los poyetes del puerto con una botella en la mano.
Las velas en la lejanía se iban acercando cada vez más hacia el puerto, y a cada metro que se aproximaban,el horizonte dejaba ver más y más juegos de velas hasta dejar ver un flota al completo. En la vela mayor la insignia B era el símbolo característico de una amenaza que durmió durante años...La armada conocida como "Navy B". Esta flota, compuesta por 35 navíos estaba dirigida por el Almirante Shiru, mi padre. Mis dos hermanos Baiko y Biko comandaban los extremos de la flota que se dirigía rauda al muelle. Yo por mi parte estaba junto a mi padre en el buque insignia " Yamato". Mi padre no tardó en darme órdenes, unas órdenes, que odiaba acatar pero que debía de obedecer por el bien de la familia. Hice trasbordo en una de las fragatas menores, y esta, se adelantó a la flota para llegar la primera al puerto. Yo estaba en el castillo de proa de brazos cruzados, llevando mi vestido corto azul atado por un pañuelo celeste en el cuello mientras peinaba mi pelo hacia el lateral, dejando ver mi ceja rizada izquierda...por exigencias de padre como siempre.
Shiru desde el Yamato preparó la orden de abrir fuego contra la isla, mientras que otras fragatas se pusieron a nuestra popa para hacer un desembarco completo mientras nos daban apoyo desde la retaguardia. Cuando Shiru iba a dar la orden de abrir fuego, su caracófono sonó:
-Espero que sea importante Nayelis, no tenemos mucho tiempo hasta que se den cuenta de nuestra presencia- Dijo Shiru un tanto molesto con su hija.
-Déjamelo a mi padre, se que estás ansioso por tomar los botines para tu campaña, pero creo que con que nos presentemos mis hermanos y yo en tierra será más que suficiente- Dije confiada.
-Si eso supone ahorrar municiones y efectivos...adelante. Tenéis veinte minutos y si no lo lográis...aparte de llevar el castigo oportuno me habréis decepcionado- Dijo Shiru tajante.
-¿Te he fallado alguna vez padre?- Dije jocosa.
-Pues muévete y adelantate...tus hermanos irán detrás tuyo con un retardo de 10 minutos. Si logras los botines en 9 minutos el mérito es tuyo- Dijo antes de colgar.
Shiru desde el Yamato preparó la orden de abrir fuego contra la isla, mientras que otras fragatas se pusieron a nuestra popa para hacer un desembarco completo mientras nos daban apoyo desde la retaguardia. Cuando Shiru iba a dar la orden de abrir fuego, su caracófono sonó:
-Espero que sea importante Nayelis, no tenemos mucho tiempo hasta que se den cuenta de nuestra presencia- Dijo Shiru un tanto molesto con su hija.
-Déjamelo a mi padre, se que estás ansioso por tomar los botines para tu campaña, pero creo que con que nos presentemos mis hermanos y yo en tierra será más que suficiente- Dije confiada.
-Si eso supone ahorrar municiones y efectivos...adelante. Tenéis veinte minutos y si no lo lográis...aparte de llevar el castigo oportuno me habréis decepcionado- Dijo Shiru tajante.
-¿Te he fallado alguna vez padre?- Dije jocosa.
-Pues muévete y adelantate...tus hermanos irán detrás tuyo con un retardo de 10 minutos. Si logras los botines en 9 minutos el mérito es tuyo- Dijo antes de colgar.
"Siempre tan atento..." Pensaba para mi irónica. Parecía que las leyendas de los Vinsmoke le había perturbado la cabeza más habitual. Si bien la navy B quería ser la nueva Germa 66....mi padre estaba haciéndolo a pasos agigantados. Ya era tan capullo como lo fue Jugde en su momento. Así que la fragata se aproximó al puerto como un buque más, y bajé sin problema alguno al muelle de carga. Todos los navíos piratas estaban anclados allí, y sus tripulaciones emborrachándose en las tabernas de la villa. Los pocos que estaban en los barcos estaban durmiendo la mona. Miré mi reloj- pulsera y calculé el tiempo antes de la llegada de mis dos hermanos, pero en un descuido, pude ver como un marinero estaba meando por la borda en uno de los navíos atracados medio dormido. Cuando vio la fragata con la insignia de B en su palo mayor, sus ojos se abrieron como platos. Y en un espasmo de terror intentó gritar para dar la alarma al puerto.
Rápidamente y exhalando un leve suspiro como de molestia, saqué una pequeña daga de mi sandalia y rápidamente la lancé contra aquel borracho, clavándosele esta en e cuello y ahogando su grito. Debía ser más cuidadosa. Los tripulantes de la fragata de mi padre que me acompañaban, unos 12 comenzaron a ir con cierto sigilo a los barcos más cercanos. Primero los desvalijarían y matarían a los que están en las hamacas durmiendo, y luego ,sabotearían los navíos. Un trabajo limpio y sencillo. Yo por mi parte me adentré en el puerto hasta la entrada de la villa, observando la zona para que nadie nos viera, y en caso de hacerlo, correría la misma suerte que el borracho.
Nailah
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Nailah escuchó con atención la melodía que se expandía por todo el lugar. La pirata estaba sentada en las escaleras de la taberna que había en el puerto con una botella de ron en la mano. A su lado se encontraban más piratas disfrutando de aquella canción que llegaba al corazón de todas las personas que buscaban la libertad en el ancho mar. Tesoros, aventuras y los deseos que más añoraban las personas como ellos se encontraban en aquella canción cantada por varias piratas. Cuando la canción había terminado todos levantaron sus botellas a modo de brindis.
Cactus Island no era un lugar hecho para piratas, era una lugar extraño en el que sus montañas parecían espigas adornadas con lápidas. Nailah tenía curiosidad por explorarlas alguna vez y descubrir los misterios que entrañaban. Aun así, estaba conforme con entrar alguna taberna en donde se mostrara tanta hospitalidad con los enemigos del gobierno. Desde que el valor por su cabeza había aumentado, ya no pasaba tan desapercibida como antes y aunque no le preocupara en absoluto lo que pudiera pasar, últimamente pensaba demasiado en ello, sobre todo si su padre y su madrastra verían los carteles con su cara.
Cuando todo el festín había terminado y la mayoría de borrachos se habían quedado dormidos, Nailah dejó la botella en el suelo y se levantó entre tambaleos. Estuvo unas semanas viajando sola, desde que había abandonado a Syxel y también a Zane tras lo de Gray Rock, pero pronto se reuniría con él en Sabaody.
Avanzó a saltos por las tablas de madera, intentando no pisar a nadie y miró hacia el mar. Todo estaba en perfecta calma, quizás demasiada. El mar a ratos parecía picado, pero Nailah ignoró lo que se avecinaba. Abandonó la taberna para irse por la parte de atrás y caminó un rato entre callejones para despejarse un poco después de tanta fiesta. Sin embargo, cuando llegó a la calle principal se encontró algo que no esperaba.
-Pero qué... - Masculló.
Se acercó hasta el cuerpo tendido y vio como toda la sangre se desparramaba por toda el suelo. Arqueó las cejas y miró a los lados, ¿cómo una isla tan hospitalaria contenía este tipo de asesinatos? La pirata se levantó y se apartó del cuerpo. Recordaba su rostro de estar en la taberna, pero para ella no era nadie importante. No se iba a meter en temas de justicia que a ella no le concernían. La vida de otras personas le daba exactamente igual.
Nailah abandonó aquella zona sigilosamente y se dirigió hacia el interior del pueblo, de camino a la posada en la que pasaría la noche para emprender de nuevo su viaje mañana por la mañana.
Cactus Island no era un lugar hecho para piratas, era una lugar extraño en el que sus montañas parecían espigas adornadas con lápidas. Nailah tenía curiosidad por explorarlas alguna vez y descubrir los misterios que entrañaban. Aun así, estaba conforme con entrar alguna taberna en donde se mostrara tanta hospitalidad con los enemigos del gobierno. Desde que el valor por su cabeza había aumentado, ya no pasaba tan desapercibida como antes y aunque no le preocupara en absoluto lo que pudiera pasar, últimamente pensaba demasiado en ello, sobre todo si su padre y su madrastra verían los carteles con su cara.
Cuando todo el festín había terminado y la mayoría de borrachos se habían quedado dormidos, Nailah dejó la botella en el suelo y se levantó entre tambaleos. Estuvo unas semanas viajando sola, desde que había abandonado a Syxel y también a Zane tras lo de Gray Rock, pero pronto se reuniría con él en Sabaody.
Avanzó a saltos por las tablas de madera, intentando no pisar a nadie y miró hacia el mar. Todo estaba en perfecta calma, quizás demasiada. El mar a ratos parecía picado, pero Nailah ignoró lo que se avecinaba. Abandonó la taberna para irse por la parte de atrás y caminó un rato entre callejones para despejarse un poco después de tanta fiesta. Sin embargo, cuando llegó a la calle principal se encontró algo que no esperaba.
-Pero qué... - Masculló.
Se acercó hasta el cuerpo tendido y vio como toda la sangre se desparramaba por toda el suelo. Arqueó las cejas y miró a los lados, ¿cómo una isla tan hospitalaria contenía este tipo de asesinatos? La pirata se levantó y se apartó del cuerpo. Recordaba su rostro de estar en la taberna, pero para ella no era nadie importante. No se iba a meter en temas de justicia que a ella no le concernían. La vida de otras personas le daba exactamente igual.
Nailah abandonó aquella zona sigilosamente y se dirigió hacia el interior del pueblo, de camino a la posada en la que pasaría la noche para emprender de nuevo su viaje mañana por la mañana.
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Precisión
Intelecto
Agudeza
Instinto
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Las primeras cajas con los botines y armamentos de los buques piratas comenzaron a ser trasladados a la fragata con sumo cuidado. Mientras tanto, la flota de Shiru esperaba impaciente para atacar la isla a pesar de que no dispararía ni un solo tiro mientras yo siguiera en la isla y le diera luz verde. Así que continué adelantándome hacia el interior de la villa por el camino principal, donde, tendría una mejor visión de si algún "curioso" intentara volver al puerto y dar la alarma. A lo lejos pude ver una silueta pero esta se alejaba del puerto, rumbo a las taberna local. Miré mi reloj y quedaban apenas unos 5 minutos mientras que nuestros hombres seguían saqueando y saboteando los barcos anclados. Uno de los marineros vino corriendo hasta mi y hizo el saludo militar.
-Nayelis-Sama, hemos saboteado 4 de 10 buques pero necesitamos más tiempo. Uno de esos barcos no había descargado toda su mercancía y había dejado unos guardias en el pañol, los hemos matado, pero no creo que tengamos todo listo para dentro de cinco minutos...necesitamos tiempo- Dijo preocupado.
Solo pude suspirar ante esa incompetencia, y sin dejar de mirar la calle principal le respondí:
- Tenéis 20 minutos hasta que vuelva aquí. Si para cuando regrese no habéis desvalijado los navíos restantes y matado a sus guardias bajo las bodegas...responderéis ante mi padre , y creedme, que no será más benevolente que yo. Id.-Dije seria mientas sacaba mi caracófono para llamar a mi padre.
-Padre, la operación debe demorarse 20 minutos. Intentaré ganar tiempo en la taberna local, que Biko y Baiko ayuden a su llegada a mis hombres para sabotear y desvalijar los navíos restantes. Nos quedan 6, y no puedo decir con certeza cuantas armas hay puesto que estoy dirigiéndome hacia la taberna.
-Nayelis tienes esos 20 minutos, pero no me decepciones más. Sabotear, robar y largaros antes de que los piratas se den cuenta. Tápate con una capa o algo similar, no queremos que te vean. Es una orden.
-¿Ocultarme? Por favor padre, ahora el que muestra debilidad eres tu. Si alguien pretende hacerle algo a una de tus almirantes ¿crees que no podré darle su merecido? Además si están entretenidos conmigo no podrán estar pendientes del puerto.-Dije un tanto molesta.
-Me da igual como lo hagas, tienes 20 minutos, si no competáis la misión en ese tiempo, daré la orden de abrir fuego contra el pueblo. No nos iremos con las manos vacías.-Dijo Shiru con su tono déspota habitual.
-Tomo nota- Dije mientras le colgaba.
Así que me dirigí calle arriba. No tardé mucho en ver una taberna llamada "La Hija del Capitán" en la que entré, y como temía, aquello estaba llenos de borrachos. En un principio no se dieron cuenta de mi presencia, pues mucha gente entraba a todas horas a mamarse. Sin embargo, algunos se dieron cuenta de mi presencia. Tomé asiento junto a la mesa que estaba junto a la ventana cercana a la salida. Crucé mis piernas y esperé a que el tabernero me atendiera.
No tardaron mucho aquellos borrachos que me habían reconocido en acercarse a mi mesa. Eran 3 piratas siendo el primero alto y barbudo, el segundo esmirriado y con una cimitarra desenfundada en su mano, mientras que el tercero, llevaba una pistola que desenfundó apuntándome a la frente. El resto de la taberna se calló al momento, mientras que puse una cara fingida de preocupación.
-¿Ahora también venís por estos lares Nayelis?-Preguntó el que me apuntaba a la frente- ¿Donde está el desgraciado de tu padre? Maldita desgraciada, destruiste mi hogar hace un año...me robásteis mi buque y masacrasteis a mi tripulación.
Conocía a aquel pistolero pues era Jane Boy, un pirata al que mi padre le había arrancado hasta el alma y lo había condenado a vagar por las tabernas por un poco de ron. Sabía perfectamente donde me estaba metiendo, y en vista de que solo me habían reconocido 3 me ayudaba bastante. Asi que tocada empezar el show.
-¡Señor perdone pero que hace!-Dije fingiendo miedo-¡ Creo que se está confundiendo de persona!. ¡Soy una extranjera en la isla, tan solo veníamos de paso para reponer suministros junto a nuestro capitán para lanzarnos a la mar mañana para saquear rutas mercantes!¡Por favor no me mate, me acaban de reclutar esta tarde!.
Si algo era conocido ,era el código de la hermandad de la costa, y que aquellos piratas atacaran a otra "pirata" perteneciente a una tripulación independiente, provocaría problemas entre ambas tripulaciones...y eso era algo que solían evitar. El resto de la taberna se quedó mirando mal a los 3 hombres que me amenazaban mientras que ellos seguían amenazándome.
-No mientas puta, si la perra faldera de " B" está aquí esta isla está condenada. No dejaré que destruyáis esta isla como lo hicisteis atrás con mi hogar- Dijo amagando con apretar el gatillo.
-Por favor está borracho, siéntese y déjeme por favor- Dije asustada. Mientras tanto en mi interior pensaba: Como sigas molestando, padre me apaleará...y no quiero más cicatrices...y si para ello tengo que reventarte la boca lo haré.
-Nayelis-Sama, hemos saboteado 4 de 10 buques pero necesitamos más tiempo. Uno de esos barcos no había descargado toda su mercancía y había dejado unos guardias en el pañol, los hemos matado, pero no creo que tengamos todo listo para dentro de cinco minutos...necesitamos tiempo- Dijo preocupado.
Solo pude suspirar ante esa incompetencia, y sin dejar de mirar la calle principal le respondí:
- Tenéis 20 minutos hasta que vuelva aquí. Si para cuando regrese no habéis desvalijado los navíos restantes y matado a sus guardias bajo las bodegas...responderéis ante mi padre , y creedme, que no será más benevolente que yo. Id.-Dije seria mientas sacaba mi caracófono para llamar a mi padre.
-Padre, la operación debe demorarse 20 minutos. Intentaré ganar tiempo en la taberna local, que Biko y Baiko ayuden a su llegada a mis hombres para sabotear y desvalijar los navíos restantes. Nos quedan 6, y no puedo decir con certeza cuantas armas hay puesto que estoy dirigiéndome hacia la taberna.
-Nayelis tienes esos 20 minutos, pero no me decepciones más. Sabotear, robar y largaros antes de que los piratas se den cuenta. Tápate con una capa o algo similar, no queremos que te vean. Es una orden.
-¿Ocultarme? Por favor padre, ahora el que muestra debilidad eres tu. Si alguien pretende hacerle algo a una de tus almirantes ¿crees que no podré darle su merecido? Además si están entretenidos conmigo no podrán estar pendientes del puerto.-Dije un tanto molesta.
-Me da igual como lo hagas, tienes 20 minutos, si no competáis la misión en ese tiempo, daré la orden de abrir fuego contra el pueblo. No nos iremos con las manos vacías.-Dijo Shiru con su tono déspota habitual.
-Tomo nota- Dije mientras le colgaba.
Así que me dirigí calle arriba. No tardé mucho en ver una taberna llamada "La Hija del Capitán" en la que entré, y como temía, aquello estaba llenos de borrachos. En un principio no se dieron cuenta de mi presencia, pues mucha gente entraba a todas horas a mamarse. Sin embargo, algunos se dieron cuenta de mi presencia. Tomé asiento junto a la mesa que estaba junto a la ventana cercana a la salida. Crucé mis piernas y esperé a que el tabernero me atendiera.
No tardaron mucho aquellos borrachos que me habían reconocido en acercarse a mi mesa. Eran 3 piratas siendo el primero alto y barbudo, el segundo esmirriado y con una cimitarra desenfundada en su mano, mientras que el tercero, llevaba una pistola que desenfundó apuntándome a la frente. El resto de la taberna se calló al momento, mientras que puse una cara fingida de preocupación.
-¿Ahora también venís por estos lares Nayelis?-Preguntó el que me apuntaba a la frente- ¿Donde está el desgraciado de tu padre? Maldita desgraciada, destruiste mi hogar hace un año...me robásteis mi buque y masacrasteis a mi tripulación.
Conocía a aquel pistolero pues era Jane Boy, un pirata al que mi padre le había arrancado hasta el alma y lo había condenado a vagar por las tabernas por un poco de ron. Sabía perfectamente donde me estaba metiendo, y en vista de que solo me habían reconocido 3 me ayudaba bastante. Asi que tocada empezar el show.
-¡Señor perdone pero que hace!-Dije fingiendo miedo-¡ Creo que se está confundiendo de persona!. ¡Soy una extranjera en la isla, tan solo veníamos de paso para reponer suministros junto a nuestro capitán para lanzarnos a la mar mañana para saquear rutas mercantes!¡Por favor no me mate, me acaban de reclutar esta tarde!.
Si algo era conocido ,era el código de la hermandad de la costa, y que aquellos piratas atacaran a otra "pirata" perteneciente a una tripulación independiente, provocaría problemas entre ambas tripulaciones...y eso era algo que solían evitar. El resto de la taberna se quedó mirando mal a los 3 hombres que me amenazaban mientras que ellos seguían amenazándome.
-No mientas puta, si la perra faldera de " B" está aquí esta isla está condenada. No dejaré que destruyáis esta isla como lo hicisteis atrás con mi hogar- Dijo amagando con apretar el gatillo.
-Por favor está borracho, siéntese y déjeme por favor- Dije asustada. Mientras tanto en mi interior pensaba: Como sigas molestando, padre me apaleará...y no quiero más cicatrices...y si para ello tengo que reventarte la boca lo haré.
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