Hola, busco mejoras (Privado, Pasado Zord-Nayelis)

Decían que Water Seven era la isla por excelencia de la construcción naval donde todo el mundo encargaba los barcos más grandes y resistentes. Shiru, mi padre, me había enviado alli, como era costumbre en él, para que adquiriera u robar los planos de los nuevos navío que saldrían al mercado en el plazo de un año. Si lograba hacerme con ellos, la flota de Shiru estaría actualizada y sería todavía más difícil de atacar. LLegué en un barco mercante por la mañana y el sol apretaba lo suficiente para que los trabajadores de los astilleros sudaran como pollos en Agosto. Por suerte yo con mi vestido azul corto con pañuelo al cuello y sandalias de tacón no padecía mucho calor. Mis órdenes eran claras, esperar a la noche y robar los planos del nuevo buque de guerra de la corporación Galley que se encontraban en el almacén de suministros navales de la ciudadela baja. Una vez robados, tenía que ir al puerto sur a entregar los planos a la fragata de vanguardia de mi padre " Blonde" para que llevara los planos al buque insignia de la Armada de mi familia "La Navy B", el Yamato.

Me dirigí a la taberna donde los estibadores y trabajadores de los astilleros iban a tomar el bocata a la hora de comer. Estaba segura de que allí se hablaba de todo y podría sonsacar o escuchar alguna información referente al almacén. Así que entré en la taberna y tomé asiento junto a la ventana cercana a la puerta, cuya vista daba directamente al almacén de la corporación Galley. El tabernero no tardó en atenderme, llevándose el trapo con el que limpiaba las jarras al hombro.

-¿Que quieres preciosa?- Dijo con amabilidad.

-Un zumo de uva por favor, que esté frío si es posible- Dije sin quitar vista de la ventana.

El tabernero asintió y se dirigió nuevamente a la barra para buscar mi pedido. Yo por mi parte comencé a intentar poner la oreja disimuladamente y a escuchar las conversaciones de los que me rodeaban. Y se podía escuchar de todo.

-¿Sabes que le pedí matrimonio a Miko?- Dijo un estibador de la barra.

-Este ron sabe a mierda, como se nota que estamos en la ciudad baja- Decía otro mientras apartaba su botella con disgusto de la mesa.

-Otro día de trabajo duro ¿eh Yoko?, cualquier día tu trabajo te hará vivir entre estanterías- Dijo un trabajador a su compañero mientras comían su bocata de atún cercano a mi. Parecía ser que el podría servirme, así que intenté afinar el oído.

-Que me vas a contar, aquí son más exigentes que en tiempos de Iceberg, y han pasado un siglo y medio. Los jefes están que no cagan con el nuevo pedido para la marina. Parece que han pedido un nuevo navío de guerra, y en el almacén estamos intentando reunir los materiales que los constructores nos piden.-Dijo antes de pegar un bocado a su bocata.

-¿Tan importante es?- Dijo el otro mientras bebía un poco de cerveza.

-Parece ser que si, es uno de esos barcos nuevos. Los planos que nos han dejado en el almacén nos dicen lo que debemos hacer y como colocar las piezas...pero requiere muchos recursos y tenemos que pedírselo a Sabaondy. La madera de los Manglares es escasa. Y esta noche tengo que ir a dejar un cargamento de hierro para hacer las placas de fondo...y no me apetece nada.- Dijo mientras se acababa el bocata.


"Bingo" Pensé para mi mientras bebía mi zumo.Parecía que podía hacer el trabajo para mi padre sin derramar sangre..algo que agradecía sumamente. Así que esperé que aquel hombre volviera al trabajo, para seguirle y charlar con él a solas...

La gente seguía llegando para comer y tomarse un desanso después de una mañana dura de trabajo. La taberna comenzaba a llenarse y empezaba a sentirme algo agobiada, así que, bebí rápidamente mi zumo no sin antes ver que alguien totalmente tapado por una capucha estaba en una zona de la taberna aislado.  Parecía no ser trigo limpio pero quien soy yo para decir eso, pues era la única mujer en un bar de obreros...se mascaba la tragedia. De hecho a los pocos minutos el tonto de turno, un gordinflón de camisa de asas blanca, casco amarillo  y barba de una semana se sentó a mi mesa sin pedírselo yo.

-Hola preciosa, estaba bebiendo con mis compañeros  y no he podido evitar fijarme en ti. ¿Que hace una chica como tu por aquí? ¿Eres extranjera? ¿O de la ciudadela alta? No suelen venir muchas como tu por aquí- Dijo en un tono baboso.

-Por favor, estaba tranquila y ya me iba- Dije sin quitar la vista del obrero que había dicho el paradero del almacén e ignoraba al que me hablaba. Cuando me iba a levantar el puso su brazo estirado para cortarme el paso.

-Venga, estoy siendo amable contigo. ¿No podríamos tomarnos algo antes de que vuelva al tajo?, eres preciosa y no quiero dejarte escapar.-Volvió a decir en un tono más baboso mientras sus ojos ya no miraban a los míos...

-Oh ¿es eso? Podías haberlo dicho antes -Dije mientras cogía el vaso donde  estaba mi zumo. Apenas quedaba un culín en él pero no dudé en hacer un movimiento rápido y lanzárselo a la cara. El obrero se quejó por unos segundos, y acto seguido me levanté e intenté salir por la puerta. El obrero me cogió de la otra mano y tiró hacia atrás para que no pudiera salir.

-Maldita puta me has puesto perdido, ahora te voy a enseñar la cortesía de Water Seven-Dijo mientras sacaba una pequeña navaja de su pantalón.

El resto de clientes miraban la escena callados, pues parecía que era una rutina diaria el acoso a jóvenes. Sin embargo uno de los obreros me reconoció.

-Es...Esa ceja rizada...pelo rubio...-Dijo mientras le caía una gota de sudor por la sien- Barthos, déjala que se vaya que no sabes quién es y vas a meterte en un problema grave, suéltala.

-Se lo que es, y es una puta sin modales- Dijo mientras continuaba enfocándome con la navaja.


"Ya me has cansado" Pensé para mi. Así que en un rápido movimiento estiré mi pierna y la giré contra la cara de aquel idiota. El golpe le dio en toda la cara, dejándole los ojos en blanco y lanzándolo contra las mesas del fondo. El golpe no parecía ser normal, pues este tuvo una potencia propia de un guerrero, no de una dama tan joven.

Tras dar el golpe, me estiré nuevamente el vestido y me aparté el flequillo dejando ver mi ceja rizada. Saqué una pequeña bolsa de monedas que lancé contra mi mesa y me giré para salir de la taberna.

-Por las mesas rotas- Dije refiriéndome al tabernero.

Parecía que tenía que esperar fuera a que los obreros que me interesaban se dirigieran a sus casas para sacarles la dirección del almacén. Mientras tanto dentro de la taberna, el obrero que había advertido a Barthos de no atacarme le dijo mientras le ayudaba a levantarse semi inconsciente:

-Esa amigo mío es Nayelis...hija de Shiru. Pertenece a la "Navy B". ¿Recuerdas el Germa 66? Ella, su familia y su armada es lo más parecido a ellos de lo que te puedes imaginar. Has sido un idiota Barthos...vamos al hospital anda.

Me apoyé contra la pared  de espaldas mientras tenía los brazos cruzados. Me quedé pensativa y algo molesta por lo sucedido. Parecía que aquel idiota me había dejado roja la muñeca...debí haberle cortado la bolsa viril cuando tuve ocasión pero no o hice porque dar más espectáculos no era apropiado. A los pocos segundos sonó mi caracófono.

-¿Si? -Dije algo seca y molesta.

-Uhhh hermanita, parece que alguien se ha levantado con el pie izquierdo hoy jue jue- Dijo la voz.

-Mira que eres estúpido Biko ¿Me has llamado solo para molestarme o es que a tu única neurona le cuesta asimilar tareas que no tengan que ver con pegar porrazos? -Dije jocosa.

-Pe...¿Pero COMO TE ATREVES MALDITA? Si no fueras mi hermana te patearía el trasero -Dijo con tono enfadado/indignado.

-¿La neurona te ha ardido ya?, lo siento hermanito -Dije provocándole- Cuando quieras te pateo el culo...como el sábado pasado.

-Tsk...A ver, escucha, padre está intranquilo. Quiere que le entregues esos planos cuanto antes y no puede esperar  a la noche. Arréglatelas..pero hazlo antes de que caiga el sol o me temo que padre te considerará débil- Dijo burlón.

-Como no...-Colgué.

"No quiere hijos, solo soldados...estoy cansada de esto" Pensé para mi. Me quedé  esperando en la puerta y vi salir al obrero que sabía donde estaba el almacén. Iba solo y se dirigía a la zona de almacenaje del puerto, imaginaba que, se iba a continuar sus labores. Me quedé observándole pero en la taberna nuevamente se escuchaba en su interior ruidos de pelea. ¿Debía entrar?  La verdad es que me la bufaba lo que me dijera mi hermano, puesto que iba a volver con esos planos si o si. Así que volví a entrar pero un hombre encapuchado salía de la taberna y se dirigía hacia el centro de la isla. No le di demasiada importancia, pero, una vez visto el estropicio que parecía haber causado demostraba que no era corriente. Me acerqué al tabernero para preguntarle.

-¿Ha sido el encapuchado?- Pregunté mientras el tabernero asentía.

Salí rauda hacia la puerta, y todavía podía ver a ese encapuchado en la lejanía. Comencé a caminar detrás de él manteniendo una distancia segura. La verdad es que si alguien asi había hecho aquello con semejante facilidad, sería digno de ayudarme. Un marine no era, eso estaba claro...¿Pirata? ¿Revolucionario? Si bien debía buscar los planos, mi padre siempre veía con buenos ojos el catalogar a "gente rara" para poder contactar con ella en un futuro para que se uniera al Navy B.

Continué caminando, pero no me ocultaba demasiado en la distancia. Pretendía que me viera.

Me quedé mirandole con una sonrisa inocente, como queriendo jugar con él. Habíamos llegado a una plaza bastante concurrida donde los aldeanos y trabajadores iban a hacer sus quehaceres diarios. A pesar de que las miradas eran obvias hacia nosotros dos, por suerte para mi, como mucho podría ser reconocida por alguien que hubiera estado en otras islas como Arabasta o Jaya.

-Parece que levantas curiosidades y no tan solo a mi -Dije cortándole su pregunta.

Me acerqué a él para luego señalarle un callejón que había en el lateral izquierdo de la plaza, entre una carnicería y un puesto de frutas. Podría haber buscado un lugar más apto para charlar, pero la verdad, lo que tenía que contarle no era nada convencional. A pesar de que no sabía quién era, me interesaba que una persona como él pudiera ayudarme en mi cometido aunque fuera tan solo de distracción. Así que entré en el callejón y me senté sobre una caja que había apilada en el lugar junto a otros, no sin antes, ver que no estuviera sucia.

-Si te tapas e porque no deseas que te vean, y la verdad, no tienes pinta de leproso -Me llevé mi dedo índice al mentón- Pero tampoco eres un marine ni un ciudadano..así que solo me dejas dos opciones, criminal o revolucionario ¿me equivoco?

Miré por unos segundos mi reloj, esperando que aquella reunión no nos llevara mucho, puesto que, quería robar esos planos cuanto antes.

-Se que todo esto te puede parecer raro, y sobre todo viniendo de una desconocida. Vi que eres fuerte y me gustaría pedirte ayuda, pero antes debemos conocernos un mínimo, por ello, te pregunto si puedo llamarte conocido o enemigo. Viendo tu actitud en la taberna con esos babosos, diría que tienes algún código moral ¿no?.

Crucé mis piernas, y mis brazos quedándome sentada apoyada contra la pared, con una sonrisa amable. Si el me estaba dispuesto a colaborar conmigo, le diría quien era.

Vaya, parecía que había sido más fácil de lo que esperaba y sin tener que usar mis encantos con él. Parecía que iba a ser un buena aliado temporal puesto que  parecía que teníamos algo en común: Los barcos.

Me comunicó que él era un guerrero, y que además, odiaba al gobierno mundial. Esto sin duda alguna suma puntos para mí puesto que podría ayudarme a robar los planos y podía alegar que había sido él dejando a mi familia limpia del crimen. Sin embargo, o al menos eso entendía, tenía bastante "respeto" al Clipher Pol y no deseaba que le vieran en la isla en caso de estar por ella.

-Bueno, realmente ambos estamos interesados en los navíos... -Dije mientras me levantaba de la caja para ir a la salida del callejón. El hombre se llamaba Zay por lo visto y me recalcó que lo de la taberna no fue por ser caballero, sino por una ofensa personal a la que no de di  importancia, hasta que metió a todos los humanos en el mismo saco, concretamente, en el de crueles.

-Vaya así que deduzco que no eres humano- Dije sonriente- Conmigo puedes estar tranquilo Zay, yo no profeso racismo alguno...es más, creo que algunas razas dan mil vueltas a la humana.

En ese momento dos marines pasaron por la entrada del callejón charlando, pero pasaron de largo en dirección a la ciudadela media. Di un leve suspiro y continué explicándole a Zay.

-Te agradezco la ayuda- Dije amistosa- Bien , seré sincera contigo...el almacén de Galley La que está junto a los muelles tienen guardados unos planos de unos nuevos navíos en los que mi familia está interesados en adquirir d una forma...ilegal. Esos planos vendrían muy bien para la armada de mi padre y provocaría un serio retardo en la fabricación naval marine. Digamos que si me hago con ellos, la tecnología marine quedará obsoleta unos meses, y esto permitirá a mi familia sacar ventaja para sus quehaceres.

Caminé nuevamente hacia él  quedándome a unos metros.

-Me llamo Nayelis, hija de Shiru de la Navy B. No provengo de ningún sitio realmente pues he nacido en el buque insignia de mi padre, el Yamato. Mi familia no tiene problemas con el Gobierno Mundial, pero si le gusta sacar tajada a sus espaldas y que la Marina le mendigue servicios a la armada de mi padre. Somos por así decirlo, los sucesores del Germa 66. Shiru tiene un total de 35 navíos bien equipados con los que asalta islas en nombre de unos y de otros, siempre al mejor postor. Sus hijos, entre los que estoy yo, somos sus almirantes. La autoridad no me conoce, salvo que vayas a Jaya donde ya me han visto actuar...digamos que a efectos prácticos, soy tan proscrita como tu.

Mis palabras se cortaron al escuchar que el Gobierno podría descubrirme si nos pillaban. Realmente nadie me conocía en esa isla y las probabilidades eran casi nulas de dejar a alguien vivo si me veía...además estaba Zay para cargar con el muerto si fuera necesario.

-Lo sé -Dije a los pocos segundos- De hecho pretendo que sea un robo rápido y fácil, pues tengo apenas unas horas para cumplir con esta misión Zay, o tendré problemas con mi padre. Por eso te necesito, porque visto lo visto en la taberna y tu odio al gobierno, creo que podemos colaborar satisfactoriamente.

Esperé su respuesta, a no ser que tuviera que preguntarme algo más por mi pasado. Pero una duda me atormentaba

-Puedo ver al menos tu cara?-Pregunté curiosa.

No le hice más preguntas, y la verdad, la curiosidad comenzó a desvanecerse en el momento en que aceptó la ayuda sin rechistar. Así que me dirigí hacia el almacén de los astilleros principales con mi nuevo compañero. El sol ya caía y los civiles y obreros del puerto cerraban sus respectivos trabajos un día más para irse a sus casas.

Cuando nos acercábamos al almacén objetivo pude ver que había dos marines haciendo guardia en la puerta principal. ¿Había alguna duda mas sobre la importancia de esos planos? Me parecía que no. Así que me escondí tras unas cajas  a pocos metros de la entrada y me quedé mirando a mi compañero.

-Esto es fácil, vuelvo ahora- Dije mientras comenzaba a caminar como coja mientras me tapaba con una mano el brazo como si estuviera herida- ¡Ayuda por favor!

Los marines, que estaban charlando entre ellos, escucharon los gritos y vinieron corriendo a socorrerme.

-¿Señorita está bien? - Dijo uno intentando agarrarme por un brazo mientras que el otro pasaba mi otro brazo por la espalda- Siéntese ¿que le ha pasado?.

Aquel hombre me intentó atracar- Dije cansada señalando donde estaba Zay escondido.

-Desgraciado, espere aquí, nosotros nos encargamos- Dijo el marine mientras comprobaba las balas de su mosquete.

No tuvieron mucho tiempo la verdad, porque en el momento en que me dieron la espalda cogí un tablón que había en el suelo junto a mi, y con un rápido ademán, golpeé a los dos marines en la cabeza cayendo estos a suelo inconscientes. Le hice una señal con el dedo a Zay para que se acercase mientras yo rebuscaba la llave de la puerta en las vestimentas de los marines, si la tenían.

-A veces las cosas más simples son las más eficaces-Dije mientras rebuscaba en la ropa. Logré encontrar una llave de color negro, así que supongo que era un ¡bingo! en toda regla.

-Zay puedes esconder a estos tipos detrás de aquellas cajas?, no conviene que los vean aquí tirados- Dije mientras intentaba usar la llave con el cerrojo.

-Dentro es muy probable que tengamos compañía, así que si se te ocurre algo para distraer a los de dentro será bienvenido..o por el contrario, igual solo estaban estos dos. ¿Que opinas? -Dije mientras el cerrojo de la puerta se abría a un giro de mi muñeca.

-¿Tu crees? Dejándolos inconscientes corremos un riesgo cierto, pero, al menos no mancharemos más de lo debido el suelo.

De nada sirvió que dijera aquello puesto que mi compañero no tardó en clavar su garra en el pecho de cada uno matándolos en el acto. Parecía ser que mi compañero no era humano..o tal vez era un monstruo. No lo sabía. Sin embargo no pude evitar escuchar lo de la experiencia, algo que me molestó en cierta manera.

-Me gusta evitar matar si es posible...bastante sangre tengo ya en las manos amigo- Le dije mientras me acercaba a la puerta- No eres humano ¿verdad?

Si bien nuestras opciones eran bastante amplias a la hora de entrar en el almacén...era bastante difícil optar por una infalible. Pero la idea de que mi  compañero se hiciera pasar por un reo nos venía realmente de perlas y nos garantizaría el factor sorpresa.

-Muy bien, me haré pasar por caza-recompensas y tu serás el pirata....¿Como debo llamarte ante los marines?- Dije curiosa- Tan sólo quiero los planos de los navíos, si quieres cebarte con los guardias, son todos tuyos.

Me acerqué a uno de los cadáveres que había escondido mi compañero tras una de las cajas, y, revisé sus vestimentas hasta que encontré unas esposas convencionales.

-Ponte esto y así al menos pasarás más desapercibido. Cuando quieras, iré detrás tuya.

Si entramos en el almacén veremos un total de 15 guardias en un gran pasillo lleno de estanterías. Al fondo hay dos guardias más, del tamaño de dos gorilas armados con porras de kairoseki. Parece que la cosa se va a poner divertida. El resto tienen armas convencionales y están puestos uno cada dos metros del siguiente.

-Me parece bien, simple..fácil de recordar- Dije mientras ponía mi mano por su espalda como si estuviera agarrándoles las muñecas mientras estaba "esposado".

Una vez listos, decidí abrir la puerta del almacén y al otro lado, lo que nos temíamos. Delante nuestra había lo que parecían estanterías jalonadas por un largo pasillo, y en el fondo dos gorilas custodiaban una mesa con lo que parecía una pequeña valija. Hay dos guardias a cada lado del pasillo, siendo un total de 12, 6 por cada lado. Esperaba más resistencia, pero parecía que la Marina se lo había tomado con bastante calma. Los marines del pasillo van armados con los típicos sables y mosquetes. Los dos gorilas por su parte llevan un arma similar a la de Smoker, por lo que, podrían ser de haki...pero no se sabrá hasta que nos golpeen.

Uno de los marines al vernos entrar se acercó a nosotros, y parándonos con la mano se dirigió a mi.

-Esta es una zona restringida ¿que hacen aquí? ¿Como es que les han dejado pasar?. Si no tienen una buena excusa me temo que deben irse- Dijo con tono seco.

-Es un pirata señor, lo encontré borracho en una taberna y apenas podía moverse por su propio pie y me dije "esta es la mía". Se que pagan bien por ellos y quería contribuir a ser una buena ciudadana. He ido a la comandancia pero estaba cerrada y los dos vigilantes...más borrachos que esta escoria- dije señalando al pirata.


-Así que, como vi a la Marina en la entrada de este almacén, pensé que podía entregárselo a ustedes y desentenderme de este asunto, con su correspondiente paga si fuera posible, tengo que comer ya sabe-Dije bromista.

El marine se quedó pensativo por unos segundos mientras el resto de guardias seguían con la vista al frente. A los pocos segundos respondió.

- Esto es muy poco ortodoxo la verdad, pero antes que dejar a un maleante suelto...ha hecho bien señorita. Nosotros nos encargaremos de esta basura. ¿Quién es? ¿Puede decirme el nombre del pirata o tendré que quitarle la capucha?- Dijo mientras iba a una mesa cercana a la entrada donde cogió unos papeles y boli- Necesito su nombre para ponerla como persona que ha cazado al pirata, y le daremos su recompensa mañana en la comandancia.

Mientras hablaba conmigo, dos marines se dirige hacia el pirata con el objetivo de llevárselo del almacén arrestado, mientras tanto yo, sin quitarle el ojo le dije.

-Cuando quieras amigo- dije mientras firmaba el documento con el nombre de Nayelis, haciendo que los ojos del marine se abrieran como platos y en un acto reflejo intentara sacar su pistola para apuntarme. Yo aprovechando la sorpresa le cogí de las muñecas mientras iba a apuntarme y activé el gatillo contra su propia barriga.

Zay había cambiado por completo su actitud, pasando de ser alguien tranquilo a alguien con serios problemas de auto control. Parece que las palabras del marine le habían calado hondo en su ser y le habían sentado peor que una puñalada. Hasta tal punto, que se cepilló en menos de lo que pude pestañear a ese marine cercenándole la cabeza...alertando al resto del almacén y comenzando la pelea.

A pesar de todo el revuelo, mi atención se centró en ver que Zay era un ¿gatete?...creo que los llamaban Minks. Nunca había visto uno pero la fama de esta raza estaba bien defendida por gente como Zay. Parecía que estaba haciendo equipo con un poderoso pirata...de ochenta millones nada menos. La próxima vez debía tener más cuidado en elegir aliados.

La furia de Zay iba en crechendo mientras los marines irían cayendo uno a uno ante él ,puesto que el mink, no reconocía ante su furia amigo de enemigo. Yo tiré al marine  al que había asesinado y me coloqué detrás de una de las estanterías para salir del rango de visión de Zay. Esto me recordaba a una película donde unos niños se escondían en una cocina de un lagarto grande. Con un poco de suerte, Zay acabaría con el resto de los marines allí presentes, pues lo dos gorilas armados con porras de kairoseki, comenzaron a correr en dirección a Zay al ver que este se había cargado a algunos marines.

Aproveché para ir por detrás de las estanterías del almacén para evitar meterme en la pelea y buscar un camino directo a la mesa del fondo del pasillo central. Si Zay volvía en si, podría coger la valija donde estaban los planos. Pero para mi desgracia, uno de los marines armados con un mosquete me vio corriendo a través de las estanterías e intentó apuntarme entre los huecos de las cajas que estaban colocadas en dichas estanterías. Disparó una vez fallando, haciendo que me cabreara. Así que pegué un salto contra la estantería para darle una patada y tirarla contra el marine.


La estantería cayó contra el marine, que soltó el mosquete en el momento que las cajas de la estantería lo cubrieron totalmente. Continué corriendo hacia la mesa del fondo, evitando que Zay o los gorilas centraran su atención sobre mi. No debería ser un problema, pues tras el espectáculo de Zay, creo que no era la prioridad ahora mismo de captura. A pesar de todo, esperaba que tanto ruido no llamara la atención de más marines u otras autoridades.

Parecía que tenía el camino libre para poder acabar de una vez con aquello y lograr mi ansiado objetivo. Por unos segundos pensé que lo habíamos logrado, pero, Zay estaba haciendo algo más raro aún. No tuve tiempo de respuesta debido a que estaba pendiente de lograr los planos, hasta tal punto estaba desprevenida, que no pude ver aquella garra que se lanzó contra mi cuello agarrándome.

¿Que demonios estaba haciendo? Sabía que Zay estaba actuando como un animal salvaje, pero ¿no sabe distinguir a un aliado? Parecía que estaba enajenado y no sabía el porqué. Tampoco me paré mucho debido a que intentaba soltarme de sus garras como podía. Pensé que iba a morir, hasta que, me llamó "mamá".

No tardó en soltarme, y acto seguido, me abrazó. No pude evitar quedar sorprendida ante aquello, puesto que había pasado de animal sanguinario a peluche en apenas unos segundos. También Zay parecía estar alucinando u algo por el estilo, a que, me dijo "que le perdonara".

No tardó mucho en despertar de aquel trance, y cuando vió que estaba abrazándome a mi después de haberme soltado el cuello me dejó libre.

-¿Que acaba de pasar aquí?-Dije mientras frotaba con mi mano mi cuello-Si me das un poco de aire y unos segundos para recuperarme del susto te lo agradecería.

Zay muy amable aunque pensaba que a modo más de disculpa que otra cosa dij ode acabar él con el resto de marines y tomar los planos. Yo asentí con la cabeza mientras recuperaba el aliento  y tosía un poco debido al agarre.

-Va...vale...acaba con ellos y luego hablaremos de esto- Dije mientras le señalaba los planos al fondo del pasillo junto a los dos guardias que lo custodiaban. Ahora mismo, los planos me daban igual...y quería saber que demonios había pasado en esos pocos segundos.

Parecía que el peligro se había acabado, y aquella situación tan incómoda había finalizado en el mismo momento en que Zay recobró la compostura. Al menos, pude obtener los planos que Zay me entregó una vez acabada la escaramuza. Ya me encargaría de revisarlos a bordo del Yamato...que era más seguro. Sin embargo no podía dejar de pensar en que estaba trabajando con un pirata, cosa que aborrecía, pero en esta ocasión hasta agradecí su ayuda.

Su historia tampoco se quedaba atrás en el sentido de ser una tragedia digna del mismo Sófocles. Y se ve, que le había dado en la fibra al haberle preguntado por su pasado, pues, no tuvo reparos en contarme toda la historia. Parecía que los mink a diferencia de lo que muchos piensan, eran seres con sentimientos y civilizados.

-No debes preocuparte Zay, te entiendo perfectamente créeme- Dije con tono amable- Hay cosas que no podemos cambiar, pero hay algo que si quisiera decirte, y es que, la venganza nunca es una buena acompañante.

Miré el montón de planos que me había entregado, como quien revisa las hojas de una revista.

-Bueno al menos tengo lo que necesitaba, eso si y que quede claro....no suelo hacer amistades a primera vista...y mucho menos en una misión. Pero me has caído bien también, a pesar de tu ataque de ira totalmente justificado. Pero yo también debo equilibrar la balanza ¿ no crees?.

Al momento le pegué una bofetada en su mejilla.

-Esto es para que lo recuerdes....estamos en paz.-Dije mientras le sonreía. - ¿Te apetece ir a una taberna y charlar un rato? Estos de aquí ya no se van a mover, y no me apetecería seguir aquí pasadas unas horas...esto se va a llenar de marines...y me gusta el anonimato- Dije mientras doblaba los planos como si fueran un prospecto y los sujetaba a mi cinturón.