Napolean
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Akuma no mi
Varios
Las malas lenguas de los bajos fondos del paraíso tenían sus ojos y oídos puestos en un evento que iba a suceder en la zona oculta de Eriu Land, una isla famosa por su comercio de alcohol. Es por eso, que el joven Mitch Buerganor, que aspiraba a convertirse en un criminal, le ofreció sus servicios a capo de segunda categoría llamado Billy para poder llegar. Él era un hombre regordete, vestido con un traje gris oscuro con líneas más claras, camisa y corbata; con un sombrero a juego con su vestimenta.
Se encontraba en un barco con tanto parches de metal que era difícil ver la madera que había tras ellos, situado a pocas leguas marinas de la isla, que se podía vislumbrar en su proa. Billy había ordenado a sus hombres echar el ancla, así que el barco estaba parado en mitad del mar, siendo azotado por un fuerte viento que lo balanceaba con brusquedad, mientras que hacía un llamamiento.
-¡Hijos míos! -alzó la voz, que era demasiado aguda para alguien de ese tamaño y aspecto-. Amigos del sector que trabáis conmigo de nuevo, y otros que trabajáis para mi por primera vez. Una vez lleguemos a la isla, si alguien os pregunta, sois parte de mi organización, ¿entendido? Estáis aquí no para hacer fortuna, eso luego os lo conseguiré yo, sino para hacer ver que mi organización sigue siendo más prospera que el año pasado. Y quien sabe, quizás después de estos dos días os admita en mi familia.
-¿A qué viene esto? -preguntó en voz baja, dejándose apoyar sobre unos barriles-. Valiente parguela.
Se encontraba en un barco con tanto parches de metal que era difícil ver la madera que había tras ellos, situado a pocas leguas marinas de la isla, que se podía vislumbrar en su proa. Billy había ordenado a sus hombres echar el ancla, así que el barco estaba parado en mitad del mar, siendo azotado por un fuerte viento que lo balanceaba con brusquedad, mientras que hacía un llamamiento.
-¡Hijos míos! -alzó la voz, que era demasiado aguda para alguien de ese tamaño y aspecto-. Amigos del sector que trabáis conmigo de nuevo, y otros que trabajáis para mi por primera vez. Una vez lleguemos a la isla, si alguien os pregunta, sois parte de mi organización, ¿entendido? Estáis aquí no para hacer fortuna, eso luego os lo conseguiré yo, sino para hacer ver que mi organización sigue siendo más prospera que el año pasado. Y quien sabe, quizás después de estos dos días os admita en mi familia.
-¿A qué viene esto? -preguntó en voz baja, dejándose apoyar sobre unos barriles-. Valiente parguela.
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