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Desde que había ganado las elecciones a la alcaldía, la vida de "Dakuhebi no" Kirtash se había vuelto mucho más ajetreada. Teniendo que dividir su atención entre la ciudad que debía gobernar, la organización que lideraba y su verdadero trabajo como agente del Cipher Pol, se le acumulaban las tareas. Por suerte contaba con grandes subordinados en Hebi no Kiba, hombres capaces que no necesitaban de su constante supervisión para hacer que todo funcionase. Aún así, no eran escasas las tareas que se veía obligado a realizar él mismo.
Últimamente se estaba encontrando con varios obstáculos a la hora de expandir su influencia a otras islas, más allá de la capital del agua. Multitud de mafiosos, delincuentes y otra clase de personas relacionadas con el Bajo Mundo en dichos lugares rivalizaban con él, y se negaban a ser desplazados por la creciente influencia de Hebi no Kiba. En particular una banda bastante importante en Jaya, conocida como Kemono no Ago, estaba comportándose de forma muy beligerante y arruinando muchos de sus negocios allí. El problema era que no disponía del tiempo suficiente para viajar hasta allí y acabar con ellos, y el grupo de asesinos de Pol estaba aún en formación, así que en las últimas semanas el enmascarado había estado sopesando la posibilidad de contratar a un profesional. Pero no uno cualquiera, sino alguien que demostrase ser de fiar si se le pagaba bien y a la vez lo suficientemente poderoso como para llevar a cabo la tarea con solvencia. El problema era que resultaba difícil encontrar alguien así.
Por ello, valiéndose de la red de espionaje de Goodwin había lanzado el rumor en los bajos fondos de Water Seven de que Hebi no Kiba podría estar interesada en los servicios de un mercenario discreto y eficaz. Cada vez que alguien se mostraba interesado, el propio Dakuhebi se las ingeniaba para llegar hasta él y comprobar si era válido. No obstante, de los ocho candidatos que hasta ahora había tenido ninguno había mostrado ser lo suficientemente fuerte o discreto, y el líder de Hebi no Kiba empezaba a pensar que iba a acabar teniendo que sacrificar su valioso tiempo y acudir a Jaya personalmente.
Últimamente se estaba encontrando con varios obstáculos a la hora de expandir su influencia a otras islas, más allá de la capital del agua. Multitud de mafiosos, delincuentes y otra clase de personas relacionadas con el Bajo Mundo en dichos lugares rivalizaban con él, y se negaban a ser desplazados por la creciente influencia de Hebi no Kiba. En particular una banda bastante importante en Jaya, conocida como Kemono no Ago, estaba comportándose de forma muy beligerante y arruinando muchos de sus negocios allí. El problema era que no disponía del tiempo suficiente para viajar hasta allí y acabar con ellos, y el grupo de asesinos de Pol estaba aún en formación, así que en las últimas semanas el enmascarado había estado sopesando la posibilidad de contratar a un profesional. Pero no uno cualquiera, sino alguien que demostrase ser de fiar si se le pagaba bien y a la vez lo suficientemente poderoso como para llevar a cabo la tarea con solvencia. El problema era que resultaba difícil encontrar alguien así.
Por ello, valiéndose de la red de espionaje de Goodwin había lanzado el rumor en los bajos fondos de Water Seven de que Hebi no Kiba podría estar interesada en los servicios de un mercenario discreto y eficaz. Cada vez que alguien se mostraba interesado, el propio Dakuhebi se las ingeniaba para llegar hasta él y comprobar si era válido. No obstante, de los ocho candidatos que hasta ahora había tenido ninguno había mostrado ser lo suficientemente fuerte o discreto, y el líder de Hebi no Kiba empezaba a pensar que iba a acabar teniendo que sacrificar su valioso tiempo y acudir a Jaya personalmente.
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-En 5 minutos llegaremos a Blue Station, señor- una joven pelirroja, vestida con el uniforme de REMFE y con una gran libreta negra en su mano derecha, había entrado en el compartimento en el que me encontraba, demostrado una gran profesionalidad al no reaccionar a lo que estaba viendo en esos momentos-.
Solamente habían pasado 3 meses desde que había abandonado mi hogar, y todavía estaba acostumbrándome a la libertad y a los viajes en el Umi Resha. Todo eso, sumado a los rumores que había oído acerca de Water 7, hacía que quisiese ver la famosa isla cuanto antes con mis propios ojos y eso me había llevado a pegar la cara contra la ventana, deformando mi rostro de formas ridículas solo para tratar de ver la isla cuanto antes.
-Oooookeeeeey- respondí con mi particular tono alegre, mientras mantenía el rostro pegado a la ventana y oía como la puerta de mi compartimento se cerraba, dejándome nuevamente solo.
15 minutos después me encontraba saliendo de la gran estación, llevando en una mano mi maleta y usando la otra a modo de telescopio, apuntando con ella a todas las personas y lugares que me parecían interesantes, aunque acabó deteniéndose en una elegante mujer que caminaba tranquilamente a unos 80 metros de distancia.
-¡Bingo! -expresé alegre al ver que un pequeño circulo rojo rodeaba la cabeza de la mujer, revelando su cartel de recompensa y un texto que explicaba que era una ladrona, lo que revelaba que la lentilla que había "cogido prestada" en mi casa, funcionaba perfectamente.
Si algo había aprendido con mi familia es que las ratas se acaban juntando con las ratas y, en ese momento, me apetecía estar completamente rodeado de ratas. Afortunadamente no pasó mucho tiempo hasta que vi como mi elegante rata entraba en un pequeño bar, por lo que la seguí con mi característico caminar, entrando al bar con una gran sonrisa en el rostro y viendo como decenas de círculos rojos aparecían para señalar que había acertado con mi suposición.
-Este no es sitio para niños -el dueño y barman del bar, uno de los pocos sin recompensa sobre su cabeza, me miró de forma amenazadora mientras continuaba limpiando una gran jarra con un trapo que parecía que había sido usado para limpiar el suelo de ese sitio-. Vete antes de que te pase algo.
-Eso sería un autentico problema-respondí alegre, mientras me sentaba de un salto en uno de los altos taburetes, el cual empezó a tambalearse debido a mi brusco aterrizaje, haciendo que extendiese los brazos hacia la barra para mantener el equilibrio-. Pero no soy un niño- nada más decir eso, con el mismo tono alegre y sin perder la sonrisa, saqué velozmente a Blackstorm y empecé a hacer malabares y trucos con ambas manos, acabando la demostración lanzándolo al aire y dejando que se metiese por la manga de mi chaqueta, devolviéndolo con ello al lugar del que había salido.
-Shahahaha. Tienes valor para hacer eso en un sitio como este, pequeño. Me gustas- la mirada amenazadora había dejado paso a una de interés, como si me estuviese estudiando para determinar que era. Segundos después, mientras yo miraba la colección de botellas, volvió a dirigirse a mí, pero esta vez con un tono de voz mucho más bajo-. No sé si te interesara algo como esto, pero se rumorea que hay un alto cargo de la ciudad que requiere los servicios de alguien que sea bueno con las armas y haga trabajos "especiales" a cambio de una cantidad de dinero. Creo que entiendes lo que quiero decir.
-Alto y claro.
No había pasado ni una hora en Water 7 y por el momento ya lo estaba pasando mucho mejor que en otras islas. Solo faltaba conocer a los que querían contratar a alguien así y ver si valía la pena. Aunque antes tocaba vaciar la jarra de cerveza que me había puesto delante el dueño del local y ver si sabía algo más.
Solamente habían pasado 3 meses desde que había abandonado mi hogar, y todavía estaba acostumbrándome a la libertad y a los viajes en el Umi Resha. Todo eso, sumado a los rumores que había oído acerca de Water 7, hacía que quisiese ver la famosa isla cuanto antes con mis propios ojos y eso me había llevado a pegar la cara contra la ventana, deformando mi rostro de formas ridículas solo para tratar de ver la isla cuanto antes.
-Oooookeeeeey- respondí con mi particular tono alegre, mientras mantenía el rostro pegado a la ventana y oía como la puerta de mi compartimento se cerraba, dejándome nuevamente solo.
15 minutos después me encontraba saliendo de la gran estación, llevando en una mano mi maleta y usando la otra a modo de telescopio, apuntando con ella a todas las personas y lugares que me parecían interesantes, aunque acabó deteniéndose en una elegante mujer que caminaba tranquilamente a unos 80 metros de distancia.
-¡Bingo! -expresé alegre al ver que un pequeño circulo rojo rodeaba la cabeza de la mujer, revelando su cartel de recompensa y un texto que explicaba que era una ladrona, lo que revelaba que la lentilla que había "cogido prestada" en mi casa, funcionaba perfectamente.
Si algo había aprendido con mi familia es que las ratas se acaban juntando con las ratas y, en ese momento, me apetecía estar completamente rodeado de ratas. Afortunadamente no pasó mucho tiempo hasta que vi como mi elegante rata entraba en un pequeño bar, por lo que la seguí con mi característico caminar, entrando al bar con una gran sonrisa en el rostro y viendo como decenas de círculos rojos aparecían para señalar que había acertado con mi suposición.
-Este no es sitio para niños -el dueño y barman del bar, uno de los pocos sin recompensa sobre su cabeza, me miró de forma amenazadora mientras continuaba limpiando una gran jarra con un trapo que parecía que había sido usado para limpiar el suelo de ese sitio-. Vete antes de que te pase algo.
-Eso sería un autentico problema-respondí alegre, mientras me sentaba de un salto en uno de los altos taburetes, el cual empezó a tambalearse debido a mi brusco aterrizaje, haciendo que extendiese los brazos hacia la barra para mantener el equilibrio-. Pero no soy un niño- nada más decir eso, con el mismo tono alegre y sin perder la sonrisa, saqué velozmente a Blackstorm y empecé a hacer malabares y trucos con ambas manos, acabando la demostración lanzándolo al aire y dejando que se metiese por la manga de mi chaqueta, devolviéndolo con ello al lugar del que había salido.
-Shahahaha. Tienes valor para hacer eso en un sitio como este, pequeño. Me gustas- la mirada amenazadora había dejado paso a una de interés, como si me estuviese estudiando para determinar que era. Segundos después, mientras yo miraba la colección de botellas, volvió a dirigirse a mí, pero esta vez con un tono de voz mucho más bajo-. No sé si te interesara algo como esto, pero se rumorea que hay un alto cargo de la ciudad que requiere los servicios de alguien que sea bueno con las armas y haga trabajos "especiales" a cambio de una cantidad de dinero. Creo que entiendes lo que quiero decir.
-Alto y claro.
No había pasado ni una hora en Water 7 y por el momento ya lo estaba pasando mucho mejor que en otras islas. Solo faltaba conocer a los que querían contratar a alguien así y ver si valía la pena. Aunque antes tocaba vaciar la jarra de cerveza que me había puesto delante el dueño del local y ver si sabía algo más.
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- Señor, el dueño de "La Doncella Dormida" me acaba de hacer llegar un mensaje diciendo que ha llegado alguien a la isla, un joven con apariencia de niño que parece hábil con los cuchillos y que se ha mostrado dispuesto a llevar a cabo ciertos trabajos a cambio de un buen pago. ¿Queréis que le mande venir?
- Gracias, Goodwin, pero no será necesario. Yo mismo iré a hacerle una visita. Ya me he cansado de aspirantes que luego resultan ser unos inútiles.
La verdad era que la red de contactos del Supervisor de Información de Hebi no Kiba funcionaba a las mil maravillas. No había rincón en la ciudad que escapara al alcance de sus ojos y oídos, y contaba con confidentes prácticamente en cada esquina. Uno particularmente útil era George, el dueño de un antro llamado "La Doncella Dormida", frecuentado por la peor calaña de la ciudad. Dada la cantidad de delincuentes y rufianes que allí solían dejarse los cuartos, era un lugar peligroso y muy poco recomendable, pero también una casi inagotable fuente de información sobre lo que se movía en los bajos fondos. Si un recién llegado había sido lo suficientemente valiente para entrar allí y admitir sin tapujos que estaría dispuesto a asesinar a alguien a cambio del precio adecuado solo cabían dos posibilidades: o era un loco suicida, o se sabía lo suficientemente poderoso como para no temer a quienes allí pasaban el rato. Ahora era el momento de averiguar cuál de las dos era la correcta, y en esa ocasión sería el propio Dakuhebi quien lo hiciera. Quería obtener aquella información de primera mano.
Así, se agazaparía en el tejado de la taberna, inmóvil, esperando que el chico saliese. El mensaje del posadero incluía una descripción bastante detallada, por lo que no tenía dudas de que le reconocería. Cuando lo hiciese, lo primero que haría sería fijar su mantra en él, estudiándole, mientras le seguía desde los tejados durante unos minutos. Después, cuando el chico estuviese deambulando por algún callejón oscuro y solitario (características que la mayoría de calles de esa zona de la ciudad cumplían) se abalanzaría sobre él a gran velocidad y trataría de inmovilizarle por la espalda agarrándole ambos brazos. Eso sí, cuando el joven intentase zafarse, soltaría su presa dejándole pensar que había logrado escapar por su cuenta. Su intención no era otra que hacerle creer que le atacaban para que mostrase sus capacidades. Al fin y al cabo, no había mejor forma de medir sus habilidades que observarlas detenidamente en primera persona.
- Gracias, Goodwin, pero no será necesario. Yo mismo iré a hacerle una visita. Ya me he cansado de aspirantes que luego resultan ser unos inútiles.
La verdad era que la red de contactos del Supervisor de Información de Hebi no Kiba funcionaba a las mil maravillas. No había rincón en la ciudad que escapara al alcance de sus ojos y oídos, y contaba con confidentes prácticamente en cada esquina. Uno particularmente útil era George, el dueño de un antro llamado "La Doncella Dormida", frecuentado por la peor calaña de la ciudad. Dada la cantidad de delincuentes y rufianes que allí solían dejarse los cuartos, era un lugar peligroso y muy poco recomendable, pero también una casi inagotable fuente de información sobre lo que se movía en los bajos fondos. Si un recién llegado había sido lo suficientemente valiente para entrar allí y admitir sin tapujos que estaría dispuesto a asesinar a alguien a cambio del precio adecuado solo cabían dos posibilidades: o era un loco suicida, o se sabía lo suficientemente poderoso como para no temer a quienes allí pasaban el rato. Ahora era el momento de averiguar cuál de las dos era la correcta, y en esa ocasión sería el propio Dakuhebi quien lo hiciera. Quería obtener aquella información de primera mano.
Así, se agazaparía en el tejado de la taberna, inmóvil, esperando que el chico saliese. El mensaje del posadero incluía una descripción bastante detallada, por lo que no tenía dudas de que le reconocería. Cuando lo hiciese, lo primero que haría sería fijar su mantra en él, estudiándole, mientras le seguía desde los tejados durante unos minutos. Después, cuando el chico estuviese deambulando por algún callejón oscuro y solitario (características que la mayoría de calles de esa zona de la ciudad cumplían) se abalanzaría sobre él a gran velocidad y trataría de inmovilizarle por la espalda agarrándole ambos brazos. Eso sí, cuando el joven intentase zafarse, soltaría su presa dejándole pensar que había logrado escapar por su cuenta. Su intención no era otra que hacerle creer que le atacaban para que mostrase sus capacidades. Al fin y al cabo, no había mejor forma de medir sus habilidades que observarlas detenidamente en primera persona.
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Tras la primera jarra de cerveza compartida con George, el dueño de la taberna, pude notar como el resto de "feligreses" habían dejado de lado su actitud hostil y habían vuelto a centrarse en sus asuntos. Aunque ya me había quedado con el rostro y la recompensa de cada uno de los presentes y, en el futuro, quizá me pasaría a hacerles una pequeña visita, ya que había más de uno al que me gustaría torturar para saber si sus gritos de dolor cuadraban con sus rostros.
-¡Sayonaraaaa!- tras un par de horas de risas y varios trucos de magia, los cuales me sirvieron para recibir unos cuantos aplausos y pagar las bebidas, había llegado la hora de salir a investigar la ciudad y ver si oía otros rumores. Era hora de decir adiós, por lo que abandoné ese antro mientras me despedía de todos los presentes, con una gran sonrisa en el rostro y zarandeando exageradamente mi brazo derecho mientras cruzaba de espaldas la entrada del local.
Nada más salir a la calle pude notar como el sol había empezado a esconderse y como las farolas habían empezado a encenderse en aquel oscuro sector de Water 7. Otra persona quizá habría tenido miedo de encontrarse a esas horas en una zona como esa, pero yo me encontraba tranquilo y seguía manteniendo mi comportamiento infantil, el cual se podía apreciar al ver como usaba mi maleta como si fuese un patinete, cruzando las calles de aquella zona mientras dejaba el característico sonido de las ruedas sobre la acera.
Pero ese agradable paseo no iba a continuar por siempre y, lamentablemente, mientras cruzaba una oscura y estrecha calle situada entre dos bloques de pisos, sentí como algo me empujaba bruscamente por la espalda, tirándome al suelo y dejando mi maleta tirada a un par de metros. Mi acto reflejo fue el de tratar de usar las manos para amortiguar el impacto y utilizarlas como apoyo para alejarme del agresor, pero este me había sujetado ambos brazos por las muñecas, situándolas a mi espalda e inmovilizándome, haciendo que un rasguño apareciese a la altura de mi pómulo derecho tras impactar contra el pavimento.
Con esa simple pregunta y una gran sonrisa, di por terminado mi monologo, esperando a que mi oponente iniciara la ofensiva para poder encontrar la abertura que, por el momento, no había podido encontrar.
-¡Sayonaraaaa!- tras un par de horas de risas y varios trucos de magia, los cuales me sirvieron para recibir unos cuantos aplausos y pagar las bebidas, había llegado la hora de salir a investigar la ciudad y ver si oía otros rumores. Era hora de decir adiós, por lo que abandoné ese antro mientras me despedía de todos los presentes, con una gran sonrisa en el rostro y zarandeando exageradamente mi brazo derecho mientras cruzaba de espaldas la entrada del local.
Nada más salir a la calle pude notar como el sol había empezado a esconderse y como las farolas habían empezado a encenderse en aquel oscuro sector de Water 7. Otra persona quizá habría tenido miedo de encontrarse a esas horas en una zona como esa, pero yo me encontraba tranquilo y seguía manteniendo mi comportamiento infantil, el cual se podía apreciar al ver como usaba mi maleta como si fuese un patinete, cruzando las calles de aquella zona mientras dejaba el característico sonido de las ruedas sobre la acera.
Pero ese agradable paseo no iba a continuar por siempre y, lamentablemente, mientras cruzaba una oscura y estrecha calle situada entre dos bloques de pisos, sentí como algo me empujaba bruscamente por la espalda, tirándome al suelo y dejando mi maleta tirada a un par de metros. Mi acto reflejo fue el de tratar de usar las manos para amortiguar el impacto y utilizarlas como apoyo para alejarme del agresor, pero este me había sujetado ambos brazos por las muñecas, situándolas a mi espalda e inmovilizándome, haciendo que un rasguño apareciese a la altura de mi pómulo derecho tras impactar contra el pavimento.
-No habéis tardado mucho en aparecer- pese a la situación, continuaba manteniendo mi tono alegre y despreocupado, en el que no había el más ligero ápice de miedo-, pero las formas son un poco bruscas- continué, liberando una descarga de electricidad negra de mi cuerpo y consiguiendo con ello que el agresor liberase su agarre, dándome la oportunidad de alejarme de él y ponerme de pie, desenfundando velozmente a Blackstorm y lanzándole al rostro otro de mis cuchillos, apreciando instantes después como aquel sujeto no tenía recompensa sobre su cabeza-. No he podido ver como has llegado aquí, pero me sorprende más que no tengas recompensa sobre tu cabeza y eso me da mal rollo, ya que no sé por donde puedes salir- todo indicaba que ese sujeto venia de parte de los que buscaban los servicios de un mercenario, pero, pese a eso, no encontraba ninguna posible abertura que me permitiese atacar y sólo podía permanecer en guardia, con Blackstorm en mi mano derecha y con un cuchillo oculto en mi manga izquierda-. ¿Quiéres empezar ya a bailar?
Con esa simple pregunta y una gran sonrisa, di por terminado mi monologo, esperando a que mi oponente iniciara la ofensiva para poder encontrar la abertura que, por el momento, no había podido encontrar.
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La manera de intentar liberarse del chico fue, cuanto menos, curiosa. Por suerte, al tener planeado ceder en su agarre, la negra descarga creada por él no alcanzó al calvo. Rápido como una gacela, el joven se alejó al tiempo que lanzaba un afilado cuchillo en dirección al asaltante. Gracias al mantra y a sus sobrenaturales reflejos a este le resultó sencillo esquivarlo con una simple inclinación lateral de la cabeza.
Para entonces el supuesto mercenario ya había desenfundado otro cuchillo que, al menos en apariencia, era bastante más especial que el anterior. Su voz sonaba sorprendentemente tranquila teniendo en cuenta que acababa de ser atacado por sorpresa, lo que delataba gran temple y escasa tendencia a perder los estribos ante situaciones difíciles. Además lo que dijo sobre el hecho de que el asaltante no tuviese recompensa por su cabeza fue extraño. ¿Cómo lo sabría? ¿Dispondría de alguna clase de base de datos de consulta rápida sobre delincuentes conocidos? Parecía una hipótesis plausible, más que ninguna otra que se le ocurriese, aunque nunca había oído hablar de algo así. De poseerla, el valor como aliado de aquel chico crecería sensiblemente. De todas formas, entre que la máscara de serpiente hacía imposible ver su rostro y que cuando adoptaba la identidad de Kirtash Thawne siempre transformaba sus facciones para evitar ser reconocido en caso de perderla, estaba seguro que su verdadero yo no había sido descubierto.
El peliblanco parecía ansioso por empezar a combatir, y el enmascarado, que precisamente buscaba probar sus habilidades, respondió a ese deseo. Primero apuntó a su hombro izquierdo y, moviendo su dedo índice a una velocidad tal que dejó de ser visible durante un instante creó una especie de bala de aire comprimido. Acto seguido, le diese o no, usaría el Soru para desplazarse tan rápido que los ojos del asesino no pudiesen seguirle hasta su derecha. Una vez allí, descargaría una patada no demasiado fuerte ni veloz, ya que su verdadero objetivo no era causar daño, sobre las costillas del joven.
Para entonces el supuesto mercenario ya había desenfundado otro cuchillo que, al menos en apariencia, era bastante más especial que el anterior. Su voz sonaba sorprendentemente tranquila teniendo en cuenta que acababa de ser atacado por sorpresa, lo que delataba gran temple y escasa tendencia a perder los estribos ante situaciones difíciles. Además lo que dijo sobre el hecho de que el asaltante no tuviese recompensa por su cabeza fue extraño. ¿Cómo lo sabría? ¿Dispondría de alguna clase de base de datos de consulta rápida sobre delincuentes conocidos? Parecía una hipótesis plausible, más que ninguna otra que se le ocurriese, aunque nunca había oído hablar de algo así. De poseerla, el valor como aliado de aquel chico crecería sensiblemente. De todas formas, entre que la máscara de serpiente hacía imposible ver su rostro y que cuando adoptaba la identidad de Kirtash Thawne siempre transformaba sus facciones para evitar ser reconocido en caso de perderla, estaba seguro que su verdadero yo no había sido descubierto.
El peliblanco parecía ansioso por empezar a combatir, y el enmascarado, que precisamente buscaba probar sus habilidades, respondió a ese deseo. Primero apuntó a su hombro izquierdo y, moviendo su dedo índice a una velocidad tal que dejó de ser visible durante un instante creó una especie de bala de aire comprimido. Acto seguido, le diese o no, usaría el Soru para desplazarse tan rápido que los ojos del asesino no pudiesen seguirle hasta su derecha. Una vez allí, descargaría una patada no demasiado fuerte ni veloz, ya que su verdadero objetivo no era causar daño, sobre las costillas del joven.
- Cosas:
- - Tobu Shigan Bachi: El entrenamiento continuo del Rokushiki ha dado como resultado que Thawne haya aprendido a lanzar su Shigan, de forma que crea una especie de bala de aire comprimido desde su dedo. Su velocidad es la de una bala estándar (unos 330 m/s) y su potencia es similar. Su alcance es de 50 metros, aunque que acierte o no está determinado por la puntería del usuario. Puede ejecutar tantos como su Tier de Agilidad le permita.
- Haki de Observación Magnífico (doble sintonía y ambas aptitudes a Tier 9).
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El asaltante enmascarado no demostraba ninguna flaqueza y, en cuanto le ofrecí el empezar la pelea, no dudo un sólo instante en iniciar su ofensiva, aunque lo hizo de una manera un poco extraña y únicamente me apuntó con su dedo indice. Antes de que me diese cuenta de lo que sucedía, sentí como mi hombro izquierdo se tiraba hacia atrás bruscamente, como si algo hubiese impactado con fuerza en esa zona, de la cual estaba empezando a salir sangre.
Había visto una gran cantidad de estilos de pelea mientras trabajaba a las ordenes de mi familia, pero lo más cercano a esto solo lo había escuchado una vez en una historia de mi padre. Desgraciadamente, el asaltante no me dio ni un instante de respiro para pensar. Antes de que mi hombro izquierdo volviese a su posición inicial, el enmascarado había recorrido la distancia que nos separaba en un parpadeo, lanzándome una patada directa a mis costillas, atacando por mi flanco derecho.
Ese sujeto sabía como pelear. Al haber recibido el impacto en mi hombro izquierdo, mi torso se había girado hacia ese lado y en esos momentos todo mi lado derecho era un punto ciego, por lo que recibí de lleno la patada en mis costillas. El impacto no tenía demasiada fuerza y el dolor fue inexistente, pero eso no evitó que aprovechase la situación para usar la fuerza de la patada para impulsarme y alejarme rodando, aprovechando para lanzarle al pecho mi otro cuchillo y así dejar mi mano izquierda libre.
Cuando detuve mi recorrido, me había alejado unos 5 metros del asaltante y me encontraba mirándole por el rabillo del ojo, de rodillas y con la mano derecha agarrando el cuchillo y apoyada en el suelo. Aunque la mano que de verdad importaba era la que se encontraba oculta en el interior de mi chaqueta, agarrando la 9mm y apuntando con ella al cuerpo del enmascarado mientras usaba los poderes de mi akuma no mi para potenciar la pistola.
Instantes después, mientras la sangre continuaba cayendo de mi hombro, apreté el gatillo del arma. El retroceso del arma era casi nulo y el silenciador haría que el ruido del disparo fuese muchísimo menor, por lo que la única molestia que me causaría disparar en esas circunstancias seria que mi ropa acabaría con un agujero de bala.
Tras ese primer disparo trataría de ponerme de pie velozmente, intentando seguir con la vista al enmascarado y vaciándole el cargador mientras reía de la emoción y mantenía preparado a Blackstorm por si se acercaba cuerpo a cuerpo.
Había visto una gran cantidad de estilos de pelea mientras trabajaba a las ordenes de mi familia, pero lo más cercano a esto solo lo había escuchado una vez en una historia de mi padre. Desgraciadamente, el asaltante no me dio ni un instante de respiro para pensar. Antes de que mi hombro izquierdo volviese a su posición inicial, el enmascarado había recorrido la distancia que nos separaba en un parpadeo, lanzándome una patada directa a mis costillas, atacando por mi flanco derecho.
Ese sujeto sabía como pelear. Al haber recibido el impacto en mi hombro izquierdo, mi torso se había girado hacia ese lado y en esos momentos todo mi lado derecho era un punto ciego, por lo que recibí de lleno la patada en mis costillas. El impacto no tenía demasiada fuerza y el dolor fue inexistente, pero eso no evitó que aprovechase la situación para usar la fuerza de la patada para impulsarme y alejarme rodando, aprovechando para lanzarle al pecho mi otro cuchillo y así dejar mi mano izquierda libre.
Cuando detuve mi recorrido, me había alejado unos 5 metros del asaltante y me encontraba mirándole por el rabillo del ojo, de rodillas y con la mano derecha agarrando el cuchillo y apoyada en el suelo. Aunque la mano que de verdad importaba era la que se encontraba oculta en el interior de mi chaqueta, agarrando la 9mm y apuntando con ella al cuerpo del enmascarado mientras usaba los poderes de mi akuma no mi para potenciar la pistola.
Instantes después, mientras la sangre continuaba cayendo de mi hombro, apreté el gatillo del arma. El retroceso del arma era casi nulo y el silenciador haría que el ruido del disparo fuese muchísimo menor, por lo que la única molestia que me causaría disparar en esas circunstancias seria que mi ropa acabaría con un agujero de bala.
Tras ese primer disparo trataría de ponerme de pie velozmente, intentando seguir con la vista al enmascarado y vaciándole el cargador mientras reía de la emoción y mantenía preparado a Blackstorm por si se acercaba cuerpo a cuerpo.
- Cositas:
- Glock 17 con silenciador (común):
Velocidad de la bala: 375 m/s.
Munición: 9mm.
Cadencia de fuego: 400 BPM
Capacidad del cargador: 17 balas + 1 en la recamara.
Hito Hito no mi: modelo Ángel
Nivel 1: Valar empieza a aprender como funciona su akuma no mi y descubre que sus heridas se curan con una mayor rapidez. También descubre que es capaz de sintonizarse con un objeto y potenciar sus habilidades (aumenta 1 grado la calidad del equipo)
PD: No se como quedarían los stats del arma tras aumentarle 1 grado la calidad y pasando de común a infrecuente.
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La bala de aire comprimido impactó en su objetivo, y la sangre brotó del hombro izquierdo del peliblanco, que pareció abrumado por la velocidad del enmascarado. Sin embargo, tuvo la suficiente habilidad para aprovechar la fuerza de patada lateral que siguió al disparo para rodar velozmente por el suelo y poner distancia de por medio al tiempo que lanzaba nuevamente un cuchillo.
En esa ocasión el alcalde decidió no esquivar el ataque, sino simplemente evitar sufrir daños debido a él. Activando su poderoso Tekkai, dejó que el arma arrojadiza impactara en su pecho y rebotase sin hacerle el más mínimo daño. Cuando su oponente terminó el movimiento, el mantra del calvo le avisó de lo que estaba por venir. Una táctica ingeniosa, sin duda, pero inútil ante alguien con su excelso dominio del Haki de Observación. Viendo venir la bala, el agente se agachó doblando su cuerpo hacia atrás en una posición casi imposible. Si no hubiese hecho movimientos similares en tantas ocasiones anteriormente, se había sentido como en una película de ciencia-ficción.
Poco después el chico comenzó a disparar una y otra vez como un loco. Desde luego, si algo quedaba claro era que no tenía ningún reparo en acabar con una vida. Pero en esta ocasión Dakuhebi no se movió. De nuevo, dejó que todas las balas rebotasen en su cuerpo, haciendo gala del poder de su Tekkai. De todos modos, no era tan extraño que alguien con el poder suficiente pudiese imitar las técnicas del Cipher Pol a su propio estilo y, además, un cazarrecompensas no debería siquiera haber oído hablar de ellas, por lo que deducir de su forma de luchar su condición de agente resultaba una quimera.
Una vez el cargador del chico estuvo vacío, el enmascarado decidió dar por finalizado el breve combate. Al fin y al cabo, ya había visto suficiente. Velocidad de reacción, capacidad de improvisación, ninguna preocupación por el honor en la batalla y ausencia total de reparos a la hora de quitar una vida. Había encontrado lo que buscaba, al menos en parte. Ahora faltaba comprobar si fuera del combate el pequeño peliblanco tenía también lo necesario. Así que, con voz calmada y profunda, dijo:
- Ya es suficiente, chico. Mi intención no era dañarte, sino simplemente comprobar tus habilidades. Creo que has expresado interés en realizar ciertos trabajos para gente poderosa a cambio de una adecuada remuneración. ¿Es así?
Si contestaba afirmativamente, las siguientes palabras del asaltante serían:
- En ese caso, acude esta noche a las doce a la mansión de "Dakuhebi no" Kirtash, líder de Hebi no Kiba y alcalde de la ciudad. Allí hablaremos y discutiremos cuantos detalles sean necesarios.
Y dicho esto, el enmascarado dio un veloz pisotón al aire y desapareció de allí por encima de los tejados, a una velocidad similar a la utilizada en la aproximación previa durante el combate.
En esa ocasión el alcalde decidió no esquivar el ataque, sino simplemente evitar sufrir daños debido a él. Activando su poderoso Tekkai, dejó que el arma arrojadiza impactara en su pecho y rebotase sin hacerle el más mínimo daño. Cuando su oponente terminó el movimiento, el mantra del calvo le avisó de lo que estaba por venir. Una táctica ingeniosa, sin duda, pero inútil ante alguien con su excelso dominio del Haki de Observación. Viendo venir la bala, el agente se agachó doblando su cuerpo hacia atrás en una posición casi imposible. Si no hubiese hecho movimientos similares en tantas ocasiones anteriormente, se había sentido como en una película de ciencia-ficción.
Poco después el chico comenzó a disparar una y otra vez como un loco. Desde luego, si algo quedaba claro era que no tenía ningún reparo en acabar con una vida. Pero en esta ocasión Dakuhebi no se movió. De nuevo, dejó que todas las balas rebotasen en su cuerpo, haciendo gala del poder de su Tekkai. De todos modos, no era tan extraño que alguien con el poder suficiente pudiese imitar las técnicas del Cipher Pol a su propio estilo y, además, un cazarrecompensas no debería siquiera haber oído hablar de ellas, por lo que deducir de su forma de luchar su condición de agente resultaba una quimera.
Una vez el cargador del chico estuvo vacío, el enmascarado decidió dar por finalizado el breve combate. Al fin y al cabo, ya había visto suficiente. Velocidad de reacción, capacidad de improvisación, ninguna preocupación por el honor en la batalla y ausencia total de reparos a la hora de quitar una vida. Había encontrado lo que buscaba, al menos en parte. Ahora faltaba comprobar si fuera del combate el pequeño peliblanco tenía también lo necesario. Así que, con voz calmada y profunda, dijo:
- Ya es suficiente, chico. Mi intención no era dañarte, sino simplemente comprobar tus habilidades. Creo que has expresado interés en realizar ciertos trabajos para gente poderosa a cambio de una adecuada remuneración. ¿Es así?
Si contestaba afirmativamente, las siguientes palabras del asaltante serían:
- En ese caso, acude esta noche a las doce a la mansión de "Dakuhebi no" Kirtash, líder de Hebi no Kiba y alcalde de la ciudad. Allí hablaremos y discutiremos cuantos detalles sean necesarios.
Y dicho esto, el enmascarado dio un veloz pisotón al aire y desapareció de allí por encima de los tejados, a una velocidad similar a la utilizada en la aproximación previa durante el combate.
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El poderío físico de mi atacante estaba a años luz del mío. Sus reflejos y agilidad eran tales que había podido esquivar mi primer disparo con una facilidad pasmosa, colocando su cuerpo en una posición sobrehumana. Por otro lado, el asaltante debía tener una piel en extremo resistente ya que no había podido hacerle ni un rasguño.
Afortunadamente, el asaltante había visto lo suficiente y, tras haberle vaciado todo mi cargador, alzó su calmada y profunda voz para revelar sus verdaderas intenciones, demostrando que estaba en lo correcto con lo que había pensado previamente.
-Estas en lo correcto- respondí, con mi característico tono alegre mientras me ponía de cuclillas y miraba con curiosidad al asaltante, pensando que alguien con sus capacidades no debería necesitar a ningún asesino.
Tras la confirmación, el enmascarado me dio unas ultimas indicaciones, revelándome quien era el contratante y a que lugar tenía que ir para continuar con las negociaciones. Una vez revelados estos detalles, el misterioso sujeto desapareció del callejón con la misma rapidez con la que había aparecido.
-Interesante- dije pensativo en voz alta tras ponerme de pie, enfundando a Blackstorm y recargando mi pistola mientras me dirigía hacia los cuchillos que estaban en el suelo, recogiéndolos y guardándolos junto a la pistola mientras pensaba en lo inútiles que habían sido en aquella ocasión y en que todavía me quedaba mucho camino por recorrer.
Antes de ponerme en marcha y abandonar aquel callejón, abrí mi maleta y procedí a cambiar la agujereada y ensangrentada ropa por un nuevo conjunto igual de extravagante. Para entonces, la herida que me había provocado el enmascarado en el hombro ya había dejado de sangrar y, en un par de horas, ya no habría señal alguna de lo sucedido.
Varias horas después, a las 23:57, me encontraba en la mansión del alcalde de la ciudad, paseando sin mi maleta por sus elegantes estancias, mientras era acompañado por el mayordomo, un hombre elegante y cuyos modales me recordaban a los criados que tenía en mi hogar. De no haber estado viviendo en una mansión y rodeado de lujos, todo lo que estaba viendo me habría impresionado, pero para mí no era nada del otro mundo y, mientras caminaba con los brazos detrás de mi nuca, mi mirada estaba fija en el mayordomo, imaginando varios métodos de tortura que le harían perder esa elegante compostura.
-¡Con permisoooo! -exclamé en voz alta una vez llegamos a la puerta del despacho de "Dakuhebi no" Kirtash, abriendo con energía las puertas, entrando delante del mayordomo y avanzando un par de pasos para, justo después, detenerme y mirar a los presentes, con mi gran sonrisa todavía dibujada en mi rostro y esperando a que ellos diesen el primer paso.
Afortunadamente, el asaltante había visto lo suficiente y, tras haberle vaciado todo mi cargador, alzó su calmada y profunda voz para revelar sus verdaderas intenciones, demostrando que estaba en lo correcto con lo que había pensado previamente.
-Estas en lo correcto- respondí, con mi característico tono alegre mientras me ponía de cuclillas y miraba con curiosidad al asaltante, pensando que alguien con sus capacidades no debería necesitar a ningún asesino.
Tras la confirmación, el enmascarado me dio unas ultimas indicaciones, revelándome quien era el contratante y a que lugar tenía que ir para continuar con las negociaciones. Una vez revelados estos detalles, el misterioso sujeto desapareció del callejón con la misma rapidez con la que había aparecido.
-Interesante- dije pensativo en voz alta tras ponerme de pie, enfundando a Blackstorm y recargando mi pistola mientras me dirigía hacia los cuchillos que estaban en el suelo, recogiéndolos y guardándolos junto a la pistola mientras pensaba en lo inútiles que habían sido en aquella ocasión y en que todavía me quedaba mucho camino por recorrer.
Antes de ponerme en marcha y abandonar aquel callejón, abrí mi maleta y procedí a cambiar la agujereada y ensangrentada ropa por un nuevo conjunto igual de extravagante. Para entonces, la herida que me había provocado el enmascarado en el hombro ya había dejado de sangrar y, en un par de horas, ya no habría señal alguna de lo sucedido.
Varias horas después, a las 23:57, me encontraba en la mansión del alcalde de la ciudad, paseando sin mi maleta por sus elegantes estancias, mientras era acompañado por el mayordomo, un hombre elegante y cuyos modales me recordaban a los criados que tenía en mi hogar. De no haber estado viviendo en una mansión y rodeado de lujos, todo lo que estaba viendo me habría impresionado, pero para mí no era nada del otro mundo y, mientras caminaba con los brazos detrás de mi nuca, mi mirada estaba fija en el mayordomo, imaginando varios métodos de tortura que le harían perder esa elegante compostura.
-¡Con permisoooo! -exclamé en voz alta una vez llegamos a la puerta del despacho de "Dakuhebi no" Kirtash, abriendo con energía las puertas, entrando delante del mayordomo y avanzando un par de pasos para, justo después, detenerme y mirar a los presentes, con mi gran sonrisa todavía dibujada en mi rostro y esperando a que ellos diesen el primer paso.
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El alcalde se hallaba en su despacho, sentado en su cómoda silla mientras leía varias propuestas de distintos ciudadanos para mejorar aspectos de la ciudad que encontraban no del todo adecuados cuando las puertas se abrieron de golpe y una figura conocida apareció entre ellas. Su descaro le agradó, pues mostraba iniciativa y una personalidad fuerte, pero también le hizo pensar que debía ser cauto a la hora de confiar tareas delicadas a aquel chico, ya que parecía tener cierta tendencia a salirse del guión establecido.
- Bienvenido, te estaba esperando. Acércate, por favor.
La negra máscara de serpiente contrastaba con el elegante traje carmesí, del mismo color que guantes y zapatos. Una impoluta capa azabache coronaba el llamativo atuendo del político, que vestía siempre con una elegancia digna del más refinado de los nobles.
- Aunque ya nos conocemos, me presentaré. Mi nombre es Kirtash, más conocido como Dakuhebi.Soy el líder de Hebi no Kiba, la organización que controla el comercio en el Bajo Mundo de esta isla, y pronto de la gran mayoría de la primera mitad del Grand Line. Además de eso, soy el Alcalde y Protector de Water Seven. ¿Quién eres tú, chico?
Dicho esto, el calvo esperaría la respuesta de su interlocutor, analizando al detalle su comportamiento. Cada sílaba, cada mínimo gesto... todo era importante a la hora de juzgar adecuadamente a una persona. Una vez terminase de presentarse, el mafioso iniciaría su proposición:
- Si estás aquí es porque quieres escuchar mi propuesta de colaboración. Pues bien, aquí está. Mi organización tiene intereses comerciales actualmente en Jaya. No sé si conoces el lugar, es una isla en la que el yugo del Gobierno Mundial es débil, por no decir prácticamente inexistente, y frecuentado por multitud de delincuentes de la peor calaña. Pues bien, hay una organización allí que se dedica a la venta de madera en lugares de dudosa legalidad, y que se niega a compartir el pastel con nosotros. Acabaría con ellos, pero la alcaldía es una tarea exigente a la que debo dedicar mucho tiempo, así que no puedo permitirme ir hasta allí personalmente. Es por eso que necesito que alguien se haga cargo de dicho cometido. La misión es sencilla, acabar con Bryan y Bob Myers, los hermanos que dirigen la organización. Existe una recompensa de diez millones de berries sobre la cabeza de cada uno, y mi oferta es la siguiente. Acaba con sus vidas de forma discreta, y yo mismo te pagaré los veinte millones íntegros. Después de eso, podrás si quieres llevar sus cadáveres al Gobierno Mundial para cobrar su recompensa, o al menos la parte que se dignen a darte.
Una pequeña pausa en el discurso del alcalde creó un momento de reflexión, unos instantes que esperaba su interlocutor aprovechase para valorar su oferta y pensar si le resultaba o no provechosa. Poco después, tomó de nuevo la palabra, diciendo:
- Y por qué, te preguntarás, está dispuesto un tipo que no me conoce de nada a desembolsar una cantidad así a cambio de un trabajo que, si no fuese por la falta de tiempo, podría llevar a cabo él mismo sin problemas. Pues bien, la respuesta es sencilla. Sin ellos, su organización se desmembrará, y mis hombres no se encontrarán con ningún impedimento para expandir el negocio, lo que generará sustanciosos beneficios para la compañía. ¿Qué opinas, joven cazarrecompensas?
- Bienvenido, te estaba esperando. Acércate, por favor.
La negra máscara de serpiente contrastaba con el elegante traje carmesí, del mismo color que guantes y zapatos. Una impoluta capa azabache coronaba el llamativo atuendo del político, que vestía siempre con una elegancia digna del más refinado de los nobles.
- Aunque ya nos conocemos, me presentaré. Mi nombre es Kirtash, más conocido como Dakuhebi.Soy el líder de Hebi no Kiba, la organización que controla el comercio en el Bajo Mundo de esta isla, y pronto de la gran mayoría de la primera mitad del Grand Line. Además de eso, soy el Alcalde y Protector de Water Seven. ¿Quién eres tú, chico?
Dicho esto, el calvo esperaría la respuesta de su interlocutor, analizando al detalle su comportamiento. Cada sílaba, cada mínimo gesto... todo era importante a la hora de juzgar adecuadamente a una persona. Una vez terminase de presentarse, el mafioso iniciaría su proposición:
- Si estás aquí es porque quieres escuchar mi propuesta de colaboración. Pues bien, aquí está. Mi organización tiene intereses comerciales actualmente en Jaya. No sé si conoces el lugar, es una isla en la que el yugo del Gobierno Mundial es débil, por no decir prácticamente inexistente, y frecuentado por multitud de delincuentes de la peor calaña. Pues bien, hay una organización allí que se dedica a la venta de madera en lugares de dudosa legalidad, y que se niega a compartir el pastel con nosotros. Acabaría con ellos, pero la alcaldía es una tarea exigente a la que debo dedicar mucho tiempo, así que no puedo permitirme ir hasta allí personalmente. Es por eso que necesito que alguien se haga cargo de dicho cometido. La misión es sencilla, acabar con Bryan y Bob Myers, los hermanos que dirigen la organización. Existe una recompensa de diez millones de berries sobre la cabeza de cada uno, y mi oferta es la siguiente. Acaba con sus vidas de forma discreta, y yo mismo te pagaré los veinte millones íntegros. Después de eso, podrás si quieres llevar sus cadáveres al Gobierno Mundial para cobrar su recompensa, o al menos la parte que se dignen a darte.
Una pequeña pausa en el discurso del alcalde creó un momento de reflexión, unos instantes que esperaba su interlocutor aprovechase para valorar su oferta y pensar si le resultaba o no provechosa. Poco después, tomó de nuevo la palabra, diciendo:
- Y por qué, te preguntarás, está dispuesto un tipo que no me conoce de nada a desembolsar una cantidad así a cambio de un trabajo que, si no fuese por la falta de tiempo, podría llevar a cabo él mismo sin problemas. Pues bien, la respuesta es sencilla. Sin ellos, su organización se desmembrará, y mis hombres no se encontrarán con ningún impedimento para expandir el negocio, lo que generará sustanciosos beneficios para la compañía. ¿Qué opinas, joven cazarrecompensas?
- Aclaración:
- Off rol, si aceptas el trato para cumplir el cometido tendrías que realizar un diario o moderado en el que asesines a estos dos hombres en Jaya, y en las peticiones pedir beneficios mensuales de 5 millones de berries para mí (por la expansión de los negocios de Hebi no Kiba que generaría). Esto requiere tan solo nota 5. Lógicamente, podrás pedir otras cosas para tí en dicho diario o moderado, eso ya como tú veas. Una vez cumplido, procederé a pagarte los 20 millones de berries en efectivo.
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Nada más entrar en aquella elegante estancia, pude reparar en que allí sólo nos encontrábamos yo, el mayordomo y el enmascarado que me había asaltado en el callejón y del cual desconocía el nombre. Aquello, como era normal, no me extrañó. Muchos altos cargos preferían dejar esos turbios asuntos a sus empleados y así no correr riesgo alguno.
Tras ofrecerme que me acercara, hice una burda reverencia al mayordomo y me dirigí con una gran sonrisa al asiento situado justo delante del enmascarado, sentándome de cuclillas en el borde del mismo y estudiando la estancia en la que nos encontrábamos, aunque la sorpresa que me lleve segundos después, hizo que toda mi atención se centrase en el enmascarado al mismo tiempo que le miraba impresionado tras saber que era el alcalde.
-¡Wow! Mola- dije alucinado mientras miraba directamente a la mascara con mi eterna sonrisa en el rostro-. Bueno. Yo soy Valar Morghul, el segundo de 3 hijos del líder de una familia de asesinos del West Blue. Tengo 19 años y estuve desde los 9 hasta los 17 siendo torturado por ordenes de mi propia familia con el objetivo de prepararme. A los 17 años maté a uno de mis torturadores y mi padre vino a buscarme, dando inicio a mi entrenamiento como asesino, el cual duró cerca de un año debido a que abandoné mi hogar al poco de cumplir 18 años- mientras relataba mi pasado, mi tono permanecía igual de alegre que siempre, revelando que las torturas y el asesinato formaban parte de mí y no me afectaban en absoluto-. En cuanto a mis habilidades viste un poco en el callejón y el sigilo, aunque parezca increíble, y la agilidad son mis puntos fuertes. También tengo un gran dominio con los cuchillos y, como extra, no tengo ningún tipo de escrúpulo- el alcalde de la ciudad me había revelado detalles muy importantes y, siendo mi primera reunión importante de trabajo, quería corresponder a su sinceridad con una dosis de la mía, aunque obviamente no iba a revelar todos mis ases bajo la manga en aquella primera presentación.
Tras ese primer intercambio de información, el alcalde procedió a revelar cual sería mi encargo, momento en el que aproveche para tirarme de la costura de mis labios mientras me quedaba con toda la información y empezar a idear varios planes de ataque, aunque todos ellos fallaban en un punto importante y, por mucho que pensase, no encontraba un método para solventarlo usando únicamente mis recursos y tendría que buscar en muchos sitios para poder encontrar el modo de llegar a Jaya. Salvo ese pequeño inconveniente, ese era un trabajo perfecto para mi y, aunque el alcalde me estaba contando los motivos del porqué los quería muertos, yo no necesitaba de ninguna motivación más allá del dinero para acabar con sus vidas.
-Es un buen trato- inicié unos segundos después, tras asimilar toda la información que me había revelado Kirtash y soltar la costura de mi labio-. Sólo tengo dos peticiones para poder completar el trabajo en el menor tiempo posible. La primera es que el llegar a Jaya puede suponer un problema aun mayor que el asesinato, aunque, si me proporcionas un método de transporte, eso dejará de ser un problema y tardarás menos tiempo en tener tus negocios en Jaya. La segunda petición es monetaria y se debe a que en Jaya podría llegar a necesitar algo de dinero para abastecer mi equipo o para conseguir información. Ahora mismo no me sobran los berries y, con un adelanto del 5% del pago final, podría sortear más rápido los inconvenientes- tras lanzar mi segunda petición hice una breve pausa para que Kirtash las considerase, aprovechando esos breves segundos para rascarme la nariz de forma inocente-. Como puedes ver, las dos peticiones son sólo para agilizar todo y conseguir terminar con la misión lo mas rápido posible. Obviamente puedo realizar el trabajo sin estas dos peticiones, pero, seguramente, tardaría un par de semanas más. Accedas o no a las peticiones, tienes a un nuevo asesino para este trabajo- concluí, alargando mi brazo para estrecharle la mano y formalizar el trato.
Tras ofrecerme que me acercara, hice una burda reverencia al mayordomo y me dirigí con una gran sonrisa al asiento situado justo delante del enmascarado, sentándome de cuclillas en el borde del mismo y estudiando la estancia en la que nos encontrábamos, aunque la sorpresa que me lleve segundos después, hizo que toda mi atención se centrase en el enmascarado al mismo tiempo que le miraba impresionado tras saber que era el alcalde.
-¡Wow! Mola- dije alucinado mientras miraba directamente a la mascara con mi eterna sonrisa en el rostro-. Bueno. Yo soy Valar Morghul, el segundo de 3 hijos del líder de una familia de asesinos del West Blue. Tengo 19 años y estuve desde los 9 hasta los 17 siendo torturado por ordenes de mi propia familia con el objetivo de prepararme. A los 17 años maté a uno de mis torturadores y mi padre vino a buscarme, dando inicio a mi entrenamiento como asesino, el cual duró cerca de un año debido a que abandoné mi hogar al poco de cumplir 18 años- mientras relataba mi pasado, mi tono permanecía igual de alegre que siempre, revelando que las torturas y el asesinato formaban parte de mí y no me afectaban en absoluto-. En cuanto a mis habilidades viste un poco en el callejón y el sigilo, aunque parezca increíble, y la agilidad son mis puntos fuertes. También tengo un gran dominio con los cuchillos y, como extra, no tengo ningún tipo de escrúpulo- el alcalde de la ciudad me había revelado detalles muy importantes y, siendo mi primera reunión importante de trabajo, quería corresponder a su sinceridad con una dosis de la mía, aunque obviamente no iba a revelar todos mis ases bajo la manga en aquella primera presentación.
Tras ese primer intercambio de información, el alcalde procedió a revelar cual sería mi encargo, momento en el que aproveche para tirarme de la costura de mis labios mientras me quedaba con toda la información y empezar a idear varios planes de ataque, aunque todos ellos fallaban en un punto importante y, por mucho que pensase, no encontraba un método para solventarlo usando únicamente mis recursos y tendría que buscar en muchos sitios para poder encontrar el modo de llegar a Jaya. Salvo ese pequeño inconveniente, ese era un trabajo perfecto para mi y, aunque el alcalde me estaba contando los motivos del porqué los quería muertos, yo no necesitaba de ninguna motivación más allá del dinero para acabar con sus vidas.
-Es un buen trato- inicié unos segundos después, tras asimilar toda la información que me había revelado Kirtash y soltar la costura de mi labio-. Sólo tengo dos peticiones para poder completar el trabajo en el menor tiempo posible. La primera es que el llegar a Jaya puede suponer un problema aun mayor que el asesinato, aunque, si me proporcionas un método de transporte, eso dejará de ser un problema y tardarás menos tiempo en tener tus negocios en Jaya. La segunda petición es monetaria y se debe a que en Jaya podría llegar a necesitar algo de dinero para abastecer mi equipo o para conseguir información. Ahora mismo no me sobran los berries y, con un adelanto del 5% del pago final, podría sortear más rápido los inconvenientes- tras lanzar mi segunda petición hice una breve pausa para que Kirtash las considerase, aprovechando esos breves segundos para rascarme la nariz de forma inocente-. Como puedes ver, las dos peticiones son sólo para agilizar todo y conseguir terminar con la misión lo mas rápido posible. Obviamente puedo realizar el trabajo sin estas dos peticiones, pero, seguramente, tardaría un par de semanas más. Accedas o no a las peticiones, tienes a un nuevo asesino para este trabajo- concluí, alargando mi brazo para estrecharle la mano y formalizar el trato.
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Morgul... El apellido del chico resultaba familiar al alcalde. Había escuchado rumores en los bajos fondos sobre una reputada familia de asesinos del West Blue. Si quien tenía ante él era uno de sus miembros, resultaba más interesante como aliado de lo que había pensado. Los genes que portaba le dotaban de un descomunal potencial, solo hacía falta saber si era capaz de exprimirlo. En caso afirmativo llegaría a ser un sicario cuyos servicios serían muy cotizados. Además, el mantra le decía que había algo especial en él, algo que no era capaz de identificar pero que le diferenciaba de la inmensa mayoría de la gente.
Su contrapropuesta, si es que se puede llamar así a aceptar el trabajo pero solicitar un par de concesiones previas, fue curiosa. A Kirtash le agradó en parte, pues mostraba seguridad en sus capacidades para llevar a cabo la encomienda, así como inteligencia en la previsión de posibles eventualidades. Así, el político decidió aceptar, al menos en parte. Habría cubierto las dos peticiones, pero en aquel momento no disponía de medios de transporte para llevar al joven hasta Jaya. Mirando fijamente al peliblanco, Dakuhebi tomó la palabra con voz grave y firme:
- Está bien, recibirás un adelanto de un millón de berries, correspondiente a un cinco por ciento del precio fijado. Sin embargo, en este instante no dispongo de barcos para llevarte a Jaya, por lo que deberás realizar el viaje por tu cuenta. Cuando vuelvas tendrás los otros diecinueve millones, además de la decisión de hacer con los dos cadáveres lo que te plazca.
El calvo hizo una pausa en su discurso, permitiéndose observar las reacciones de su interlocutor. Tras un par de segundos de silencio, habló de nuevo.
- Debes saber, no obstante, que si en un plazo de dos meses no me has traído los cuerpos sin vida de ambos hermanos Myers me consideraré engañado por ti. Y créeme, ninguno de los dos queremos que eso ocurra, Valar.
Su contrapropuesta, si es que se puede llamar así a aceptar el trabajo pero solicitar un par de concesiones previas, fue curiosa. A Kirtash le agradó en parte, pues mostraba seguridad en sus capacidades para llevar a cabo la encomienda, así como inteligencia en la previsión de posibles eventualidades. Así, el político decidió aceptar, al menos en parte. Habría cubierto las dos peticiones, pero en aquel momento no disponía de medios de transporte para llevar al joven hasta Jaya. Mirando fijamente al peliblanco, Dakuhebi tomó la palabra con voz grave y firme:
- Está bien, recibirás un adelanto de un millón de berries, correspondiente a un cinco por ciento del precio fijado. Sin embargo, en este instante no dispongo de barcos para llevarte a Jaya, por lo que deberás realizar el viaje por tu cuenta. Cuando vuelvas tendrás los otros diecinueve millones, además de la decisión de hacer con los dos cadáveres lo que te plazca.
El calvo hizo una pausa en su discurso, permitiéndose observar las reacciones de su interlocutor. Tras un par de segundos de silencio, habló de nuevo.
- Debes saber, no obstante, que si en un plazo de dos meses no me has traído los cuerpos sin vida de ambos hermanos Myers me consideraré engañado por ti. Y créeme, ninguno de los dos queremos que eso ocurra, Valar.
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En cuanto escuche al alcalde de Water 7 decir que aceptaría darme el 5% de la recompensa, lo suficiente como para costearme los gastos de la misión, mi rostro se iluminó con una sonrisa aun mayor. Desgraciadamente no todo iba a ser bueno. Al parecer no tenía métodos de llevarme a Jaya, por lo que tendría que apañarmelas sólo y usar mi ingenio para encontrar una forma de ir y otra de volver.
Mientras Kirtash hacia una breve pausa en su monologo, yo me limite a pensar como podría solucionar ese pequeño contratiempo mientras cruzaba los brazos y me sentaba con las piernas cruzadas. Por otro lado, la meditación no duró mucho y el alcalde interrumpió mis pensamientos, revelando una actitud que me gustaba y consiguiendo con unas simples palabras que una sensación de peligro recorriese mi columna.
-Tranqui, jefe. Antes de que pasen los 2 meses tendrás sobre tu mesa la cabeza de los dos hermanos y libertad para hacer lo que quieras en Jaya- respondí, levantándome con un grácil salto de mi silla y aterrizando justo detrás de la misma, aprovechando el impulso para empezar a acercarme a la puerta, en la que estaba esperando pacientemente el mayordomo de Kirtash, el cual ya había abierto la puerta y estaba esperando mi salida-. En menos de 2 meses nos volveremos a ver- prometí antes de salir por la puerta con mi característico caminar, pensando mientras tanto el modo de viajar a Jaya e ignorando al mayordomo que estaba siguiendo mis pasos.
20 minutos después me encontraba deambulando por las desiertas calles de Water 7. Antes de abandonar la mansión de Kirtash, el mayordomo me entregó mi maleta y un maletín con el millón de berries acordado, por lo que no tendría problemas en encontrar un sitio donde dormir y donde pensar como resolver la problemática del viaje.
Mientras Kirtash hacia una breve pausa en su monologo, yo me limite a pensar como podría solucionar ese pequeño contratiempo mientras cruzaba los brazos y me sentaba con las piernas cruzadas. Por otro lado, la meditación no duró mucho y el alcalde interrumpió mis pensamientos, revelando una actitud que me gustaba y consiguiendo con unas simples palabras que una sensación de peligro recorriese mi columna.
-Tranqui, jefe. Antes de que pasen los 2 meses tendrás sobre tu mesa la cabeza de los dos hermanos y libertad para hacer lo que quieras en Jaya- respondí, levantándome con un grácil salto de mi silla y aterrizando justo detrás de la misma, aprovechando el impulso para empezar a acercarme a la puerta, en la que estaba esperando pacientemente el mayordomo de Kirtash, el cual ya había abierto la puerta y estaba esperando mi salida-. En menos de 2 meses nos volveremos a ver- prometí antes de salir por la puerta con mi característico caminar, pensando mientras tanto el modo de viajar a Jaya e ignorando al mayordomo que estaba siguiendo mis pasos.
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