Zack Suky
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Akuma no mi
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No habíamos hecho más que llegar a la planta superior cuando los problemas nos abordaron de forma abrupta. Durante unos segundos me sentí a bordo del barco de la banda en mitad de una tormenta, a la espera de recibir el aterrador embiste de una ola traicionera y sentir la inevitable presión ejercida sobre el timón... Aunque no tardé en volver a la realidad y darme cuenta que el causante de tal alboroto era un primo de Kaito con una mala ostia de cojones.
Nunca antes había tenido que enfrentarme contra un habitante del mar. Normalmente, y siempre que no sea necesario, no me gusta enfrascarme en peleas en las que no tengo nada ventaja... Y alguien con poder sobre el agua se me antojaba de lo peor. A veces era una mierda haber consumido una akuma, más si era tan ridícula como la mía, pero por suerte su atención estaba centrada en el pulpo y podría centrarme en apuñalarlo por la espalda... O al menos esa era la idea hasta que me giré y vi un cuchillo flotante que me quería apuñalar.
-¿¡Qué coño!? - espeté mientras esquivaba la errática puñalada.
Varias teorías cruzaron mi cabeza en busca de una explicación mientras agarraba mi espada con las dos manos en postura defensiva, interponiendo toda su envergadura entre el arma voladora y yo mientras esperaba solucionar el enigma... Aunque este se resolvió por sí solo cuando frente a mí apareció un animal humanoide de ojos saltones. También podía ser un usuario zoan al igual que yo, pero fuese cual fuese el caso ahora mismo me daba igual.
- Si no sabes usar eso... Suéltalo y no perdemos el tiempo ninguno de los dos - comencé mientras comenzaba a andar en torno a él, intentando rodearlo para poder observar el combate que estaba discurriendo a nuestro lado pero sin dejar de apuntar con la punta de mi arma hacia él, ya que no quería verme atrapado por algún ataque acuático traicionero ni me fiaba del bicho invisible. - ¿No prefieres que vayamos a ver cómo el resto se destruye? Dudo que te paguen lo suficiente como para echar tu vida a perder... Así que suelta eso y déjate de tonterías - volví a insistir mientras me centraba en cada gesto que pudiese delatarlo... Aunque no estaba seguro de poder hacerlo.
Primero intentaría hacer lo mismo que con el asesino. Hablar e intentar distraerlo, o incluso convencerlo de que había más alternativas que una lucha infructuosa, haciendo que pensase que todo era una chorrada y que así bajase la guardia para poder atacarlo cuando menos se lo esperase. Desde luego no era lo más honrado... Pero la honradez ni te mantiene vivo ni da de comer, por lo que pensaba usar cualquier artimaña y engaño necesario para sobrevivir.
Nunca antes había tenido que enfrentarme contra un habitante del mar. Normalmente, y siempre que no sea necesario, no me gusta enfrascarme en peleas en las que no tengo nada ventaja... Y alguien con poder sobre el agua se me antojaba de lo peor. A veces era una mierda haber consumido una akuma, más si era tan ridícula como la mía, pero por suerte su atención estaba centrada en el pulpo y podría centrarme en apuñalarlo por la espalda... O al menos esa era la idea hasta que me giré y vi un cuchillo flotante que me quería apuñalar.
-¿¡Qué coño!? - espeté mientras esquivaba la errática puñalada.
Varias teorías cruzaron mi cabeza en busca de una explicación mientras agarraba mi espada con las dos manos en postura defensiva, interponiendo toda su envergadura entre el arma voladora y yo mientras esperaba solucionar el enigma... Aunque este se resolvió por sí solo cuando frente a mí apareció un animal humanoide de ojos saltones. También podía ser un usuario zoan al igual que yo, pero fuese cual fuese el caso ahora mismo me daba igual.
- Si no sabes usar eso... Suéltalo y no perdemos el tiempo ninguno de los dos - comencé mientras comenzaba a andar en torno a él, intentando rodearlo para poder observar el combate que estaba discurriendo a nuestro lado pero sin dejar de apuntar con la punta de mi arma hacia él, ya que no quería verme atrapado por algún ataque acuático traicionero ni me fiaba del bicho invisible. - ¿No prefieres que vayamos a ver cómo el resto se destruye? Dudo que te paguen lo suficiente como para echar tu vida a perder... Así que suelta eso y déjate de tonterías - volví a insistir mientras me centraba en cada gesto que pudiese delatarlo... Aunque no estaba seguro de poder hacerlo.
Primero intentaría hacer lo mismo que con el asesino. Hablar e intentar distraerlo, o incluso convencerlo de que había más alternativas que una lucha infructuosa, haciendo que pensase que todo era una chorrada y que así bajase la guardia para poder atacarlo cuando menos se lo esperase. Desde luego no era lo más honrado... Pero la honradez ni te mantiene vivo ni da de comer, por lo que pensaba usar cualquier artimaña y engaño necesario para sobrevivir.
Mientras hablas sus ojos de camaleón se mueven de un lado a otro, y si bien nunca llegan a mirarte parece que tiene toda su atención puesta en ti. Cuando terminas chasquea la lengua y lanza su daga al aire para luego volver a cazarla por el mango. Dice que no con la cabeza y entonces vuelve a hacerse invisible. Sin embargo, te das cuenta de que su invisibilidad no es perfecta, pues tan solo esta adquiriendo el color de lo que tiene detrás de forma instantánea y totalmente alineados a tu perspectiva, haciendo que parezca invisible. Si te fijas bien eres capaz de ver sus movimientos, aunque tal vez así sea difícil predecirlos bien.
Su lengua sale disparada a la velocidad de una bala, dispuesta a llegar hasta tu pecho. Si sabes algo de los camaleones sabrás que sus lenguas son increíblemente pegajosas, y que lo mismo lo que quiere no es golpearte precisamente, sino atraparte y arrastrarte hacia su posición para poder apuñalarte sin problemas.
Su lengua sale disparada a la velocidad de una bala, dispuesta a llegar hasta tu pecho. Si sabes algo de los camaleones sabrás que sus lenguas son increíblemente pegajosas, y que lo mismo lo que quiere no es golpearte precisamente, sino atraparte y arrastrarte hacia su posición para poder apuñalarte sin problemas.
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El bicho de ojos saltones mostró ante mis palabras la misma comprensión que Franklyn cuando le decía que no se metiese mis herramientas en la boca. No sabía cuantas veces lo había tenido que golpear para que escupiese una llave fija o un destornillador... Aunque no era momento de olvidarme que estaba enfrente de un contrincante por muy estúpido que pareciese. Además no hacía falta ser muy inteligente para apuñalar a alguien... Y menos cuando eres capaz de hacerte invisible como el cabrón que tenía enfrente, o al menos prácticamente invisible como pude comprobar tras fijarme detenidamente en la zona en la que estaba.
Era una sensación rara el seguirlo con la vista, era como si estuviese mirando el típico efecto óptico que forma el calor en la calzada o como si lo estuviese haciendo a través de un riachuelo de agua cristalina. Era parecida a una especie de ondulación aérea u algo así, aunque si era sincero, a lo que se pareciese me daba igual. Lo importante era que podía intuir donde estaba por ese efecto óptico... Aunque no tardé en darme cuenta que tanto esmero por saber donde estaba fue inútil, ya que su siguiente movimiento me quedó clara su posición al querer atraerme hacia él.
Gracias a mis reflejos pude ver como el apéndice venía hacia mí con una velocidad pasmosa, por lo que rápidamente mi cerebro comenzó a funcionar a toda máquina. Podía intentar cortar el músculo antes de que me golpease, o incluso simplemente interponer el filo de mi espada en la trayectoria y dejar que él solo se cortase, pero no tardé en darme cuenta que mis planes tenían un fallo... Y era que simplemente no era lo suficiente rápido para hacer nada de eso, por lo que la lengua del tío asqueroso pasó rozando el filo de mi arma e impactó en mi pecho metálico de lleno.
El golpe me sorprendió más que dolió, pero fue lo suficiente desconcertante como para comenzar su tirón hacia él sin que pudiese hacer nada. Una vez más mi cabeza puso en marcha la maquinaria y comenzó a buscar una nueva salida, una rápida que me mantuviese alejado de él hasta que pensase como lidiar con él para ser posible... Pero entonces pasó algo que nunca pensé que fuese posible y una pequeña silueta translúcida de Arribor apareció sobre uno de mis hombros mientras el tiempo parecía ralentizarse un instante.
- Vaya vergüenza Zack - comenzó a decir. -Siempre haces lo mismo y nos quedas en ridículo ante el resto de piratas. Me da hasta vergüenza decir que eres miembro...
Normalmente las palabras del tuerto no solían molestarme lo más mínimo. Era yo quien solía picardearlo a él, pero el maldito pirata astral había dado justo donde me dolía. Era una espinita que solo había confesado alguna vez a algún camarero desdichado que no le quedaban más cojones que escucharme durante alguna de mis borracheras. Aunque si creía que eso iba a ser lo peor estaba equivocado, ya que otro mini Arribor apareció en el otro hombro descojonándose.
- Sí, Zack - comenzó este con un tono cargado de burla. - Estás hecho todo un mariconazo. Hasta Callum tenía más pelotas tú.
Antes de darme cuenta siquiera mi cuerpo estaba ya transformándose en mi Speed Point mientras un enfado terrible me recorría de punta a punta. Seguía avanzando hacia el camaleón por su tirón, pero ya no me importaba. No quería huir ni buscar la forma más cobarde de solucionar las cosas, sino que quería ser por una vez como el atolondrado de mi capitán y enfrentarlo todo de frente. Demostrando así que era tan fuerte y hábil como cualquiera de los presentes, por lo que mientras mi cuerpo iba cambiando de tamaño, y antes de que mis manos se transformasen por completo en letales garras, intenté clavar a Lengua demoníaca en el suelo y me lancé a por el ser de frente a toda velocidad, dirigido e impulsado por su propio arrastre y con la intención de atravesarle el cráneo desde la boca con una de mis manos convertida ya en garra, mientras que con la otra intentaría defenderme de una posible puñalada por su lado.
Confiaba que fuese fácil acertar, puesto que me arrastraba hacia ella con su propio músculo, al igual que confiaba en mis reflejos y velocidad para poder interceptarlo si intentaba apuñalarme como era de esperar. Estaba seguro de que mis garras aguantarían incluso contra un buen acero, además de que esperaba haberlo sorprendido al haberme lanzado contra él, en vez de resistirme, y que esto me me proporcionase un despiste por su parte que fuese fatal.
Una vez más estaba dejando muchas cosas al azar en vez de predemitarlo bien antes... Pero estaba harto de todas esa mierda y por una vez quería sentirme un verdadero Sin Corazón.
-Esta va por ti... ¡Mamonazo! - grité mientras recordaba al bastardo parcheado.
Era una sensación rara el seguirlo con la vista, era como si estuviese mirando el típico efecto óptico que forma el calor en la calzada o como si lo estuviese haciendo a través de un riachuelo de agua cristalina. Era parecida a una especie de ondulación aérea u algo así, aunque si era sincero, a lo que se pareciese me daba igual. Lo importante era que podía intuir donde estaba por ese efecto óptico... Aunque no tardé en darme cuenta que tanto esmero por saber donde estaba fue inútil, ya que su siguiente movimiento me quedó clara su posición al querer atraerme hacia él.
Gracias a mis reflejos pude ver como el apéndice venía hacia mí con una velocidad pasmosa, por lo que rápidamente mi cerebro comenzó a funcionar a toda máquina. Podía intentar cortar el músculo antes de que me golpease, o incluso simplemente interponer el filo de mi espada en la trayectoria y dejar que él solo se cortase, pero no tardé en darme cuenta que mis planes tenían un fallo... Y era que simplemente no era lo suficiente rápido para hacer nada de eso, por lo que la lengua del tío asqueroso pasó rozando el filo de mi arma e impactó en mi pecho metálico de lleno.
El golpe me sorprendió más que dolió, pero fue lo suficiente desconcertante como para comenzar su tirón hacia él sin que pudiese hacer nada. Una vez más mi cabeza puso en marcha la maquinaria y comenzó a buscar una nueva salida, una rápida que me mantuviese alejado de él hasta que pensase como lidiar con él para ser posible... Pero entonces pasó algo que nunca pensé que fuese posible y una pequeña silueta translúcida de Arribor apareció sobre uno de mis hombros mientras el tiempo parecía ralentizarse un instante.
- Vaya vergüenza Zack - comenzó a decir. -Siempre haces lo mismo y nos quedas en ridículo ante el resto de piratas. Me da hasta vergüenza decir que eres miembro...
Normalmente las palabras del tuerto no solían molestarme lo más mínimo. Era yo quien solía picardearlo a él, pero el maldito pirata astral había dado justo donde me dolía. Era una espinita que solo había confesado alguna vez a algún camarero desdichado que no le quedaban más cojones que escucharme durante alguna de mis borracheras. Aunque si creía que eso iba a ser lo peor estaba equivocado, ya que otro mini Arribor apareció en el otro hombro descojonándose.
- Sí, Zack - comenzó este con un tono cargado de burla. - Estás hecho todo un mariconazo. Hasta Callum tenía más pelotas tú.
Antes de darme cuenta siquiera mi cuerpo estaba ya transformándose en mi Speed Point mientras un enfado terrible me recorría de punta a punta. Seguía avanzando hacia el camaleón por su tirón, pero ya no me importaba. No quería huir ni buscar la forma más cobarde de solucionar las cosas, sino que quería ser por una vez como el atolondrado de mi capitán y enfrentarlo todo de frente. Demostrando así que era tan fuerte y hábil como cualquiera de los presentes, por lo que mientras mi cuerpo iba cambiando de tamaño, y antes de que mis manos se transformasen por completo en letales garras, intenté clavar a Lengua demoníaca en el suelo y me lancé a por el ser de frente a toda velocidad, dirigido e impulsado por su propio arrastre y con la intención de atravesarle el cráneo desde la boca con una de mis manos convertida ya en garra, mientras que con la otra intentaría defenderme de una posible puñalada por su lado.
Confiaba que fuese fácil acertar, puesto que me arrastraba hacia ella con su propio músculo, al igual que confiaba en mis reflejos y velocidad para poder interceptarlo si intentaba apuñalarme como era de esperar. Estaba seguro de que mis garras aguantarían incluso contra un buen acero, además de que esperaba haberlo sorprendido al haberme lanzado contra él, en vez de resistirme, y que esto me me proporcionase un despiste por su parte que fuese fatal.
Una vez más estaba dejando muchas cosas al azar en vez de predemitarlo bien antes... Pero estaba harto de todas esa mierda y por una vez quería sentirme un verdadero Sin Corazón.
-Esta va por ti... ¡Mamonazo! - grité mientras recordaba al bastardo parcheado.
- Cosas usadas y otros datos:
- Características:
Característica Clave: Resistencia 6
Características Principales: Reflejos 6 - Velocidad 4
Características Secundarias: Pericia 4 - Poder de destrucción 2
- Características de akuma, tabla y transformación:
Las Zoan normales aportan una mejora física de hasta un x5 repartido entre las características a nivel 50. Staff tiene derecho a enmendar las tablas.
Aumentan su resistencia y velocidad. Cuando Zack usa otra de sus transformaciones estos PU se ven sumados.
Nivel 50: Aumenta su Resistencia x3 y su velocidad x2- SPEED POINT::
Zack mantiene un aspecto similar a la de su forma híbrida, pero con algunas diferencias, encoge unos treinta centímetros para ser más rápido, por otro lado sus brazos se alargan esos treinta centímetros y sus garras de tejón se hacen más grandes. Las uñas adquieren un tamaño de quince centímetros cada una con una tenacidad de equivalente al acero y afiladas como cuchillos, siendo capaz de cortar materiales de hasta dicha tenacidad. Zack gana un x2 en velocidad.
Marcas personales: Tras la guerra de Síderos ha adquirido una extraña peculiaridad, habiendo adquirido su piel las cualidades del hierro y un tono de piel bastante peculiar(Gris cielo) . Dándole un aspecto aún más enfermizo a simple vista.
La sorpresa hace que se vuelva visible de nuevo, sin embargo en cuanto saltas la lengua se desprende de ti y enseguida vuelve a desaparecer de tu vista. No intenta apuñalarte, pero tu ataque sigue adelante y golpea... nada. Parece que en tu rabia te has desconcentrado un poco más de lo necesario y no te ha sido tan fácil como antes ver su posición. Si te giras verás que un poco de sangre parece estar goteando... ¿Del aire? Vaya, parece que has conseguido hacerle algo con tus garras antes de que se aparte. No tarda en cubrirse la herida para evitar que lo localices, pero la zona se ve enseguida marcada por una pequeña mancha roja. Siempre y cuando no la pierdas de vista...
La lengua sale disparada de nuevo, esta vez hacia tu cabeza, pero parece que esta vez su intención más que enganchar es golpear como si de un puñetazo se tratara, a una velocidad bastante alta. A su vez, el camaleón se abalanza hacia delante para encajar una puñalada justo tras el lengüetazo.
La lengua sale disparada de nuevo, esta vez hacia tu cabeza, pero parece que esta vez su intención más que enganchar es golpear como si de un puñetazo se tratara, a una velocidad bastante alta. A su vez, el camaleón se abalanza hacia delante para encajar una puñalada justo tras el lengüetazo.
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Mi feroz ataque terminó en nada, bueno, tampoco en nada nada, porque si analizaba un momento la situación podía sacar un par de detalles en claro. El primero es que estaba realmente jodido, no era solamente porque había dejado mi arma principal clavada en el suelo a unos cuantos metros de distancia, sino que la invisibilidad del bicho había mejorado dificultando discernir bien donde estaba; mientras que el segundo era que mientras mantuviese la transformación activa mis otras armas no servían para nada.
Aunque por otro lado, tras analizar la situación una segunda vez, también comprobé que había un par de detalles buenos que podía usar a mi a favor si actuaba rápido, los cuales paradójicamente residían en el segundo de mis problemas. Al mirarme las garras vi un pequeño brillo carmesí en ellos que me indicó que mi ataque no había sido tan inútil, al igual que me recordaba que no estaba tan desarmado. Así que tras desechar los malos pensamientos de la cabeza me centré en los buenos, usando primero la pista de la sangre para ayudarme a encontralo y levantando las manos a media altura preparado para actuar.
-¡Te pillé! - pensé exultante cuando vi durante un instante el irrecocible color de la sangre. Fue solo un momento, pero el cual no dudé en usar para intentar centrar mi mantra sobre él. Esperaba que con este pudiese anticiparme a sus movimientos a pesar de su invisibilidad, al igual que sino confiaba en que la modalidad del mismo me ayudase a saber donde estaba por su arma. Esta vez no es que me interase el arma en sí, que también, mi metalefilia o como se pudiese diagnosticar era innevitable, pero lo que me importaba era que si podía oler el cuchillo con el que me quería apuñalar, podría saber más o menos donde estaba... Aunque una vez más, consiguiese presentir o no al camaleón el resultado terminaría siendo el mismo.
Una vez más no había sido lo suficientemente rápido para reaccionar a la veloz lengua del camaleón por mucho que lo hubiese previsto. Para eso ya era demasiado tardé, por lo que recibí el impacto en toda la frente. La fuerza del golpe consiguió tumbarme de espaldas en la fría piedra mientras todo me daba vueltas durante un instante, aunque aún así un pensamiento de Arribor descojonado al verme caer así cruzó mi mente. Uno en el que el muy cabronazo nunca perdería la oportunidad de recordármelo y ridiculizarme por ello. Uno con el que podría encabronarme cada vez que quisiera... Pero a su vez el mismo que me cabreó y consiguió que mi mente se centrase en una cosa, ayudándome a reaccionar velozmente tras la caída. Era un tipo bastante resistente a pesar de mi esbelto cuerpo, sumado a la propia resistencia que me otorgaba mi akuma y pelaje de metal; así que aunque no hubiese podido centrar mi mantra sobre él para preever la puñalada que quería darme, sí que me esperaría algo así por su parte y rápidamente comencé a rodar para evitar un ataque por su parte.
Si conseguía escapar del último ataque del camaleón me levantaría lo más rápido posible, intentando saber donde estaba por su presencia, olor o silueta; para acto seguido lanzarme a toda velocidad a por él mientras mis iris normalmente carmesís se tornaban dorados. Mi intención esta vez no era simplemente atacarlo brutalmente, sino usar mis garras para intentar apuñalarlo un total de cuatro veces, dos ascendentes, como si realizase un doble gancho con la derecha, donde supusiese que tenía el vientre, otro a la altura del pecho con la zurda y un último de nuevo con la diestra en busca de la cabeza.
Por otro lado, sino conseguía averiguar su posición por ningún medio de los que disponía, me centraría en mantener la guardia alta, centrando y calmando mis sentidos para intentar preveer su siguiente ataque.
Aunque por otro lado, tras analizar la situación una segunda vez, también comprobé que había un par de detalles buenos que podía usar a mi a favor si actuaba rápido, los cuales paradójicamente residían en el segundo de mis problemas. Al mirarme las garras vi un pequeño brillo carmesí en ellos que me indicó que mi ataque no había sido tan inútil, al igual que me recordaba que no estaba tan desarmado. Así que tras desechar los malos pensamientos de la cabeza me centré en los buenos, usando primero la pista de la sangre para ayudarme a encontralo y levantando las manos a media altura preparado para actuar.
-¡Te pillé! - pensé exultante cuando vi durante un instante el irrecocible color de la sangre. Fue solo un momento, pero el cual no dudé en usar para intentar centrar mi mantra sobre él. Esperaba que con este pudiese anticiparme a sus movimientos a pesar de su invisibilidad, al igual que sino confiaba en que la modalidad del mismo me ayudase a saber donde estaba por su arma. Esta vez no es que me interase el arma en sí, que también, mi metalefilia o como se pudiese diagnosticar era innevitable, pero lo que me importaba era que si podía oler el cuchillo con el que me quería apuñalar, podría saber más o menos donde estaba... Aunque una vez más, consiguiese presentir o no al camaleón el resultado terminaría siendo el mismo.
Una vez más no había sido lo suficientemente rápido para reaccionar a la veloz lengua del camaleón por mucho que lo hubiese previsto. Para eso ya era demasiado tardé, por lo que recibí el impacto en toda la frente. La fuerza del golpe consiguió tumbarme de espaldas en la fría piedra mientras todo me daba vueltas durante un instante, aunque aún así un pensamiento de Arribor descojonado al verme caer así cruzó mi mente. Uno en el que el muy cabronazo nunca perdería la oportunidad de recordármelo y ridiculizarme por ello. Uno con el que podría encabronarme cada vez que quisiera... Pero a su vez el mismo que me cabreó y consiguió que mi mente se centrase en una cosa, ayudándome a reaccionar velozmente tras la caída. Era un tipo bastante resistente a pesar de mi esbelto cuerpo, sumado a la propia resistencia que me otorgaba mi akuma y pelaje de metal; así que aunque no hubiese podido centrar mi mantra sobre él para preever la puñalada que quería darme, sí que me esperaría algo así por su parte y rápidamente comencé a rodar para evitar un ataque por su parte.
Si conseguía escapar del último ataque del camaleón me levantaría lo más rápido posible, intentando saber donde estaba por su presencia, olor o silueta; para acto seguido lanzarme a toda velocidad a por él mientras mis iris normalmente carmesís se tornaban dorados. Mi intención esta vez no era simplemente atacarlo brutalmente, sino usar mis garras para intentar apuñalarlo un total de cuatro veces, dos ascendentes, como si realizase un doble gancho con la derecha, donde supusiese que tenía el vientre, otro a la altura del pecho con la zurda y un último de nuevo con la diestra en busca de la cabeza.
Por otro lado, sino conseguía averiguar su posición por ningún medio de los que disponía, me centraría en mantener la guardia alta, centrando y calmando mis sentidos para intentar preveer su siguiente ataque.
- Datos:
-Stats y transformación en el spoiler anterior.- CRAMPUS::
-Forma Pasiva: Sus iris adquieren un tono violeta durante la activación de la técnica.
-Forma Activa: Cuando Zack usa esta técnica su fuerza se ve incrementada un x1,5 durante dos turnos, aunque necesita otros dos de descanso para volver a usarlo.
- HAKI DE OBSERVACIÓN::
NIVEL 6 (VISIÓN):
Tier 6: Podría prever los ataques de una persona con una antelación de hasta tres segundos, o de hasta cinco personas con un segundo de antelación. Podría forzar esto para prever incluso al doble de gente, pero perdería la concentración al triple de velocidad.
- MODALIDAD::
- SENTIDO TEJONIL DESARROLLADO: :
- La obsesión del tejón ha aumentado junto la de esta habilidad, ya que ahora es capaz de sentir la calidad de las armas de una sola persona sin activar su mantra, aunque al activarlo no solo siente su calidad, si no todos los componentes de la que estén compuestas haciéndose así una idea de las habilidades que pueden tener.
El camaleón parece esquivar el primer zarpazo, pero al hacerlo se pone en la trayectoria directa del segundo, recibiéndolo de lleno. Tu tercer zarpazo choca con nada y, si ves a tu derecha, verás como flota la anterior herida sangrante y tres más en perpendicular. Por la posición de estas deduces que eso es su ojo. Puedes ver que la invisibilidad empieza a fallar, con ligeros cambios de color provenientes de las heridas. Al final, el camaleón dice "que le den" y se vuelve visible. Puedes ver como respira profundamente y como le has arrancado un ojo con el zarpazo. Parece enfadado.
Cruza los brazos frente a si y entonces ves como empieza a cambiar de forma. Se vuelve más alto, alcanzando los cinco metros. Su musculatura ha aumentado de forma considerable y en su cabeza salen duros cuernos.
—¡Horn point! —grita, con una grave voz. Ha perdido el cuchillo, parece.
Empieza a correr hacia delante dispuesto a arrollarte con sus cuernos. Parece un tipo muy pesado y fuerte ahora mismo.
Cruza los brazos frente a si y entonces ves como empieza a cambiar de forma. Se vuelve más alto, alcanzando los cinco metros. Su musculatura ha aumentado de forma considerable y en su cabeza salen duros cuernos.
—¡Horn point! —grita, con una grave voz. Ha perdido el cuchillo, parece.
Empieza a correr hacia delante dispuesto a arrollarte con sus cuernos. Parece un tipo muy pesado y fuerte ahora mismo.
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La euforia no tardó en recorrer mi cuerpo en cuanto vi como lo hacía la sangre por mi reptiliano enemigo. Era evidente que esta vez mi ataque había conseguido herirlo de gravedad, ocasiando que su invisibilidad se volviese inútil, así como profiriéndole unos feos cortes que sino se trataba acabarían por desgastarle de forma innevitable. Aunque no por eso podía confiarme, ya que era consciente de que apenas me quedaban unos segundos hasta que volviese a mi forma humana, perdiendo así el aumento de velocidad que estaba decantando la balanza a mi favor... La cual parecía que iba a echar de menos en cuanto desapareciese.
Mi enemigo comenzó a transformarse, momento que aproveché para alejarme unos pasos de él, hasta que adquirió un tamaño desproporcionado. Ni siquiera con mi Strong Point podía aspirar a alcanzar su complexión, por lo que rápidamente descarté el sobreesfuerzo que me ocasionaría intentar pasar a ella. Además dudaba que me valiese para algo. Mi fuerte no era la fuerza a pesar de que aún notaba el incremento de la misma gracias a mi canalización anterior, así que me centré en aprovechar en lo que sí era bueno y en lo que aún disponía.
Gracias al mantra presentí las intenciones del reptil antes de que comenzase su embiste, por lo que rápidamente comencé a idear un plan. Su ataque, por suerte, era simple, parecía querer arrollarme con ese cuerpo enorme y empalarme con los peculiares cuernos que le habían salido, así que tras sopesarlo un instante dejé que creyese que me había quedado congelado a la espera de recibir su brutal empujón.
Cada paso ocasionaba una pequeña vibración que hacía que mis bigotes temblasen al compás, haciendo que se levantase una pequeña voluta de polvo con cada estruendo y que amenazase una pequeña duda sobre lo que iba a hacer a continuación según se acercaba más y más hacia mí... O al menos hasta que llegó el momento, cuando le quedaban unos escasos tres pasos para llevarme por delante como si fuese un simple giñapo, y las dudas desaparecieron. No había hueco para estas en un momento crucial, así que tras desecharlas produciendo un fuerte gruñido me moví, amagando con la intención de moverme hacia el flanco donde aún tenía el ojo bueno, para acto seguido fintar y girar a toda velocidad hacia su lado ciego, con la intención de imitar a unos tipos que había visto una vez en un espectáculo en El Paraíso. Eran unos jóvenes que esquivaban unos enormes animales con cuernos realizando todo tipo de cabriolas, evadiéndolos en el último momento con lo que ellos denominaban recortes o lanzándose sobre ellos para sobrepasarlos con increíbles volteretas. Aún recordaba al enano que iba con ellos y que al muy torpe cogieron dándole un revolcón de mil demonios. Fue de lo más gracioso... Pero una parte de mi mente no pudo imaginarme a mí mismo siendo ese enano si me esquive fallaba.
Solo esperaba que el gran aumento de volocidad que me quedaba, junto a mis reflejos, me permitiesen no convertirme en el pequeño hombrecillo de este número, aunque si eso sucedía esperaba que mi excelente resistencia me ayudase a aguantar el impacto.
Si mi táctica salía bien no perdería el tiempo, intentando aprovechar el posible desconcierto de mi atacante que esperaba que hubiese pasado de largo unos cuantos metros por la inercia de su carrera para correr hacia donde había clavado mi espada cuando había comenzado el combate. Si llegaba a mi destino dejaría que mi transformación pasase y recogería mi arma en busca del familiar tacto de su empuñadura de madera. Una vez recuperados mis rasgos humanos y armado con mi mejor acero me preparé para atacar rápidamente al enorme reptil aprovechando su enorme tamaño a mi favor.
Daría unos pasos hacia delante, canalizando mi ámbito de destrucción sobre el filo de mi espada y acercándome a mi rango de acción, para cargar así mi cuerpo de la inercia suficiente para realizar un potente corte descendente que sesgaría el aire formando una onda cortante con mi preciada Lengua en dirección al pecho del camaleón, y que acompasaría con un giro de cadera y un juego de pies con el que realizaría una vuelta de trescientos sesenta grados con el que realizaría un corte horizontal aparentemente al aire, pero con la diferencia de que activaría a medio camino la habilidad de mi arma, extendiendo así su tamaño de forma desmesurada con la intención de cortar a mi enemigo por la mitad.
Por otro lado, sino había conseguido esquivarlo y me llevaba por delante confiaba en mi resistencia para no caer noqueado ante este y poder ponerme em pie para ir a buscar mi arma. Incluso con un poco de suerte si me llevaba por delante me dejaba cerca... Aunque sino pasaba nada de eso, simplemente adoptaría una postura defensiva y buscaría una nueva forma de sobreponerme ante mi aberrante enemigo.
Mi enemigo comenzó a transformarse, momento que aproveché para alejarme unos pasos de él, hasta que adquirió un tamaño desproporcionado. Ni siquiera con mi Strong Point podía aspirar a alcanzar su complexión, por lo que rápidamente descarté el sobreesfuerzo que me ocasionaría intentar pasar a ella. Además dudaba que me valiese para algo. Mi fuerte no era la fuerza a pesar de que aún notaba el incremento de la misma gracias a mi canalización anterior, así que me centré en aprovechar en lo que sí era bueno y en lo que aún disponía.
Gracias al mantra presentí las intenciones del reptil antes de que comenzase su embiste, por lo que rápidamente comencé a idear un plan. Su ataque, por suerte, era simple, parecía querer arrollarme con ese cuerpo enorme y empalarme con los peculiares cuernos que le habían salido, así que tras sopesarlo un instante dejé que creyese que me había quedado congelado a la espera de recibir su brutal empujón.
Cada paso ocasionaba una pequeña vibración que hacía que mis bigotes temblasen al compás, haciendo que se levantase una pequeña voluta de polvo con cada estruendo y que amenazase una pequeña duda sobre lo que iba a hacer a continuación según se acercaba más y más hacia mí... O al menos hasta que llegó el momento, cuando le quedaban unos escasos tres pasos para llevarme por delante como si fuese un simple giñapo, y las dudas desaparecieron. No había hueco para estas en un momento crucial, así que tras desecharlas produciendo un fuerte gruñido me moví, amagando con la intención de moverme hacia el flanco donde aún tenía el ojo bueno, para acto seguido fintar y girar a toda velocidad hacia su lado ciego, con la intención de imitar a unos tipos que había visto una vez en un espectáculo en El Paraíso. Eran unos jóvenes que esquivaban unos enormes animales con cuernos realizando todo tipo de cabriolas, evadiéndolos en el último momento con lo que ellos denominaban recortes o lanzándose sobre ellos para sobrepasarlos con increíbles volteretas. Aún recordaba al enano que iba con ellos y que al muy torpe cogieron dándole un revolcón de mil demonios. Fue de lo más gracioso... Pero una parte de mi mente no pudo imaginarme a mí mismo siendo ese enano si me esquive fallaba.
Solo esperaba que el gran aumento de volocidad que me quedaba, junto a mis reflejos, me permitiesen no convertirme en el pequeño hombrecillo de este número, aunque si eso sucedía esperaba que mi excelente resistencia me ayudase a aguantar el impacto.
Si mi táctica salía bien no perdería el tiempo, intentando aprovechar el posible desconcierto de mi atacante que esperaba que hubiese pasado de largo unos cuantos metros por la inercia de su carrera para correr hacia donde había clavado mi espada cuando había comenzado el combate. Si llegaba a mi destino dejaría que mi transformación pasase y recogería mi arma en busca del familiar tacto de su empuñadura de madera. Una vez recuperados mis rasgos humanos y armado con mi mejor acero me preparé para atacar rápidamente al enorme reptil aprovechando su enorme tamaño a mi favor.
Daría unos pasos hacia delante, canalizando mi ámbito de destrucción sobre el filo de mi espada y acercándome a mi rango de acción, para cargar así mi cuerpo de la inercia suficiente para realizar un potente corte descendente que sesgaría el aire formando una onda cortante con mi preciada Lengua en dirección al pecho del camaleón, y que acompasaría con un giro de cadera y un juego de pies con el que realizaría una vuelta de trescientos sesenta grados con el que realizaría un corte horizontal aparentemente al aire, pero con la diferencia de que activaría a medio camino la habilidad de mi arma, extendiendo así su tamaño de forma desmesurada con la intención de cortar a mi enemigo por la mitad.
Por otro lado, sino había conseguido esquivarlo y me llevaba por delante confiaba en mi resistencia para no caer noqueado ante este y poder ponerme em pie para ir a buscar mi arma. Incluso con un poco de suerte si me llevaba por delante me dejaba cerca... Aunque sino pasaba nada de eso, simplemente adoptaría una postura defensiva y buscaría una nueva forma de sobreponerme ante mi aberrante enemigo.
- Cosicas:
- ANAGUMA NO HITOKUCHI::
Forma Activa (Grado 4):
Zack tras activar su ámbito y canalizar energía en su arma, este es capaz de cortar objetos con una resistencia 9,5 en la escala Mohs.
- CABEZONERÍA::
A base de práctica y encabezonamiento, Zack ha conseguido formar ondas cortantes con sus armas de filo, las cuales se ven afectadas por sus ámbitos o cualquier otra técnica que sea compatible.
- LENGUA DEMONÍACA::
Nombre del objeto: Lengua Demoníaca.
Cualidades del material: Tenacidad, Dureza y Atermia Épicas.
Cualidades excepcionales: Es un objeto calidad Épico, por lo que es un objeto prácticamente indestructible y puede cortar los de calidad inferior a este, aunque este no es el verdadero poder que esconde en su interior:
-Lengua afilada: Gracias al extraño material con el que está fabricada este arma es capaz de alargar su hoja sin variar su peso lo más mínimo. Alcanzando un máximo de cincuentra metros de extensión a una velocidad de sesenta metros por segundo (La misma al contraerse).
-Tajo curvo: Otra habilidad que tiene, gracias a su peculiar material, es la de doblar su hoja cuando se encuentra en modo de extensión; aunque esta solo puede doblarse una vez. Si quiere volver a doblarse, antes debe enderezarse.
- Offrol:
- como ya he mencionado con mi otra cuenta. Siento la demora. Me ha sido imposible pasarme antes.
El enorme camaleón se sorprende al ver tu finta, sin poderse detener a tiempo. Sus pies derrapan por el suelo, levantando polvo e incluso rompiéndolo y levantando trozos de este. Parece estar muy enfadado, al ver como has perdido tu transformación e ibas hacia tu arma. Se cruje los nudillos.
—¿Me tomas el pelo? Estás enfrentándote a un Zoan, como tú, y lo que decides es salir de tu forma. ¿Me estás faltando al respeto, tejón?
Ruje y golpea el suelo. Parece que ha dejado atrás ese estilo de lucha discreto e invisible y se ha convertido en una especie de bruto. Una grieta se forma en el suelo donde ha golpeado, levantando una barrera de polvo directa hacia ti con la intención de bajarte la visibilidad y golpearte con algunas de las piedrecitas que salen disparadas.
—¡Pelea como un hombre, no como una rata!
—¿Me tomas el pelo? Estás enfrentándote a un Zoan, como tú, y lo que decides es salir de tu forma. ¿Me estás faltando al respeto, tejón?
Ruje y golpea el suelo. Parece que ha dejado atrás ese estilo de lucha discreto e invisible y se ha convertido en una especie de bruto. Una grieta se forma en el suelo donde ha golpeado, levantando una barrera de polvo directa hacia ti con la intención de bajarte la visibilidad y golpearte con algunas de las piedrecitas que salen disparadas.
—¡Pelea como un hombre, no como una rata!
Zack Suky
Fama
Recompensa
Características
fuerza
Fortaleza
Velocidad
Agilidad
Destreza
Precisión
Intelecto
Agudeza
Instinto
Energía
Saberes
Akuma no mi
Varios
Cuando el enorme camaleón pasó a escasos centímetros de mi cuerpo no pude evitar soltar un suspiro de alivio. Ya solo tenía que llegar hasta mi arma, dijese lo que dijese mi contrincante, y ensartarlo hasta que lo despiezase como un vulgar pollo en una carnicería... O al menos esa era la idea hasta que el suelo comenzó a temblar y vi lo que se me avecinaba justo en el último momento.
El muy cabronazo del camaleón había conseguido agrietar el suelo de forma abrupta, causando que una salva de rocas de todos los tamaños saliesen despedidas por doquier al mismo tiempo que una nube de polvo se levantaba entorpeciéndome la visión. Interpuse los brazos por delante de mi rostro formando una equis, llevándose estos, junto al pecho y el resto de cuerpo desprotegido, la peor parte de los golpes provenientes de las piedras, las cuales iban desde simples chinas a rocas como puños que producían un ruido de lo más peculiar al impactar en mi férreo cuerpo.
Apreté los dientes en un intento de parar el gruñido de dolor y enfado que comenzaba a escapárseme. Iba a ser la primera vez que comprobase si mi piel se amorataba como antes, y para colmo, encima tenía que escuchar al muy cabronazo llamarme rastrero cuando él me había atacado por la espalda mientras iba a por mi arma. Estaba apunto de no aguantar más y cagarme en todos los difuntos de su reptiliana familia cuando un pedrusco se coló entre mis brazos y me dio en toda la frente haciendo que perdiese pie mientras todo me daba vueltas durante un instante una vez más.
Cuando recuperé el sentido me percaté que estaba en el suelo otra vez. Me eché la mano a la cabeza y pude comprobar como la piedra me había abierto una brecha encima de la ceja que comenzaba a gotear sangre. Me levanté como pude, tragándome la vergüenza por haber caído de nuevo, y dejé que las últimas palabras de mi contrincante me empapasen causando que mi enfado fuese en aumento, haciendo que mi raciocinio comenzase a desdibujarse como al inicio del combate. Quizás fuese por el golpe en la cabeza y no tardarían en aparecer los mini Arribor para dar por culo otra vez, o quizás es que ya comenzaba a estar hasta las pelotas del jodido camaleón que no se desangraba y que parecía tener una resistencia similar a la mía... Aunque fuese cual fuese el caso, había llegado a mi límite mental y me sentía en ebullición.
-¿¡Quieres ver mi lado más animal hijo de perra¡? - grité desde la humareda mientras mis rasgos volvían a mutar, aunque esta vez de forma exagerada. Mi altura y musculatura crecieron hasta adquirir un aspecto de lo más imponente, aunque no equiparable al de mi enemigo, mientras que a mis dedos le crecían unas afiladas uñas al mismo tiempo que un tupido pelaje cubría casi todo mi cuerpo.
En el fondo una parte de mí sabía que mi fuerte no era la fuerza física y estaba siendo una vez más un demente por dejarme llevar a un terreno que no dominaba, pero a la parte de mí que estaba descontrolada todo ese razonamiento le daba igual y solo quería verse cubierta de la sangre del reptil.
-¡Pues vas a comprobarlo mientras te como aún con vida! - espeté mientras salía a toda velocidad de la polvareda en dirección al camaleón.
Mi intención era lanzarme directo a por él, usando mi gran velocidad en un intento de que no pudiese detenerme y saltar a por su rostro, intentando salvar los metros que nos separaban de altura con un potente salto y la firme intención de aferrarme a su rostro con mis afiladas uñas, para acto seguido soltar una de las manos y comenza a lanzarle potentes zarpazos al ojo sano buscando cegarlo completamente. Si con un poco de suerte conseguía tumbarlo con el empujón y el sobresalto del ataque no pararía de lanzarle zarpazos al rostro como un loco, mientras que si por otro lado conseguía cubrirse con alguno de sus brazos o lo que fuese, también intentaría desgarrárselo vilmente en un arranque de furia animal.
El muy cabronazo del camaleón había conseguido agrietar el suelo de forma abrupta, causando que una salva de rocas de todos los tamaños saliesen despedidas por doquier al mismo tiempo que una nube de polvo se levantaba entorpeciéndome la visión. Interpuse los brazos por delante de mi rostro formando una equis, llevándose estos, junto al pecho y el resto de cuerpo desprotegido, la peor parte de los golpes provenientes de las piedras, las cuales iban desde simples chinas a rocas como puños que producían un ruido de lo más peculiar al impactar en mi férreo cuerpo.
Apreté los dientes en un intento de parar el gruñido de dolor y enfado que comenzaba a escapárseme. Iba a ser la primera vez que comprobase si mi piel se amorataba como antes, y para colmo, encima tenía que escuchar al muy cabronazo llamarme rastrero cuando él me había atacado por la espalda mientras iba a por mi arma. Estaba apunto de no aguantar más y cagarme en todos los difuntos de su reptiliana familia cuando un pedrusco se coló entre mis brazos y me dio en toda la frente haciendo que perdiese pie mientras todo me daba vueltas durante un instante una vez más.
Cuando recuperé el sentido me percaté que estaba en el suelo otra vez. Me eché la mano a la cabeza y pude comprobar como la piedra me había abierto una brecha encima de la ceja que comenzaba a gotear sangre. Me levanté como pude, tragándome la vergüenza por haber caído de nuevo, y dejé que las últimas palabras de mi contrincante me empapasen causando que mi enfado fuese en aumento, haciendo que mi raciocinio comenzase a desdibujarse como al inicio del combate. Quizás fuese por el golpe en la cabeza y no tardarían en aparecer los mini Arribor para dar por culo otra vez, o quizás es que ya comenzaba a estar hasta las pelotas del jodido camaleón que no se desangraba y que parecía tener una resistencia similar a la mía... Aunque fuese cual fuese el caso, había llegado a mi límite mental y me sentía en ebullición.
-¿¡Quieres ver mi lado más animal hijo de perra¡? - grité desde la humareda mientras mis rasgos volvían a mutar, aunque esta vez de forma exagerada. Mi altura y musculatura crecieron hasta adquirir un aspecto de lo más imponente, aunque no equiparable al de mi enemigo, mientras que a mis dedos le crecían unas afiladas uñas al mismo tiempo que un tupido pelaje cubría casi todo mi cuerpo.
En el fondo una parte de mí sabía que mi fuerte no era la fuerza física y estaba siendo una vez más un demente por dejarme llevar a un terreno que no dominaba, pero a la parte de mí que estaba descontrolada todo ese razonamiento le daba igual y solo quería verse cubierta de la sangre del reptil.
-¡Pues vas a comprobarlo mientras te como aún con vida! - espeté mientras salía a toda velocidad de la polvareda en dirección al camaleón.
Mi intención era lanzarme directo a por él, usando mi gran velocidad en un intento de que no pudiese detenerme y saltar a por su rostro, intentando salvar los metros que nos separaban de altura con un potente salto y la firme intención de aferrarme a su rostro con mis afiladas uñas, para acto seguido soltar una de las manos y comenza a lanzarle potentes zarpazos al ojo sano buscando cegarlo completamente. Si con un poco de suerte conseguía tumbarlo con el empujón y el sobresalto del ataque no pararía de lanzarle zarpazos al rostro como un loco, mientras que si por otro lado conseguía cubrirse con alguno de sus brazos o lo que fuese, también intentaría desgarrárselo vilmente en un arranque de furia animal.
- Datos:
-Pus y otros datos en anteriores post.- Strong Point::
Su musculatura se ve incrementada dándole un gran incremento de fuerza y algo de resistencia por la zona con pelaje. Ganando así un x2 de Fuerza.
En lo referente al físico Zack crece hasta los tres metros de altura, los hombros se le ensanchan en proporción y le sale un fino pelaje, aunque resistente en la parte posterior de todo el cuerpo, mientras que en la parte delantera no le sale nada de pelaje. Sus manos se mantienen como las de un humano, a excepción de que las uñas son de tejón. En esta transformación carece de la cola y el hocico del animal perdiendo así su aumento olfativo y sus colmillos, pero sí que sus orejas de tejón se manifiestan al igual que las dos franjas de color blanco que cruzan gran parte de su cuerpo, van desde el nacimiento del pelo en la frente hasta la rabadilla uniéndose allí.
Tu ataque parece golpear. Te agarras a su rostro y cada zarpazo que das hace que de un paso atrás, hasta que cae al suelo de espaldas. Sigues atacando su rostro sin piedad y, cuando terminas, su rostro queda totalmente deformado y maltrecho por las heridas. No responde ni se mueve, pero no parece que esté muerto. Parece que has ganado.
La aguja tiembla y empieza a derrumbarse, lo mismo deberías buscar una forma de salir de allí antes de morir aplastado por la estructura.
[El combate ha terminado debido al fin del capítulo. Disculpa la demora en este último post. Puedes postear en el tema principal una última vez]
La aguja tiembla y empieza a derrumbarse, lo mismo deberías buscar una forma de salir de allí antes de morir aplastado por la estructura.
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