Galhard
Fama
Recompensa
Características
fuerza
Fortaleza
Velocidad
Agilidad
Destreza
Precisión
Intelecto
Agudeza
Instinto
Energía
Saberes
Akuma no mi
Varios
Pese al festivo ambiente de la isla de Dressrosa el joven cadete Galhard no había tenido ni un momento de descanso desde que desembarcó. Sin duda su brigada era peculiar en todos los sentidos y aunque el nombre aludía a cierta indisciplina de sus miembros la verdad es que poseían distintos protocolos que debían cumplir (Por lo menos los reclutas). Después de una larga introducción Galhard tuvo un poco de tiempo libre durante el atardecer.
El recluta pensó que sería una buena idea perderse por las calles de la ciudad donde se encontraba el cuartel para familiarizarse con el entorno, la cultura local y lo que era más importante, la gastronomía. Si bien estaba curtido en no caer presa de las falsas recomendaciones de sitios para comer con precios inflados y comida de dudosa calidad el joven no sabía por donde comenzar, así que decidió poner rumbo de nuevo hacia el puerto pues quizás desde allí podría encontrar alguna cantina con un precio que su sueldo le permitiese pagar, la vida de bajo salario era dura, más cuando había vivido entre algodones.
-Mmm... Veamos, las calles principales tienen pinta de ser un robo, las callejuelas invitan a que te dejen hecho un colador pero quizás allí hay si encontraré el local perfecto... Creo que hice bien en dejar la ropa de trabajo en el cuartel y solo llevar la identificación en el bolsillo.- Decía en voz baja el marine mientras se adentraba por un callejón colindante con la avenida que nacía del puerto.
Se llevó las manos al bolsillo y mientras silbaba observaba con atención la curiosa arquitectura de los edificios que no solo estaba presente en los edificios más llamativos de la ciudad si no que también en los más recónditos habitáculos del lugar. Tras caminar por unos largos minutos dio con una taberna, la cual, no parecía estar tan decrepita como las que habían salido a su paso hasta el momento pero tampoco se veía un lugar de lujo.
-Bien, creo que este lugar será el adecuado para llenar el estomago, estoy cansado de la comida del barco <
Atravesó la puerta de madera, que tuvo días mejores y entró buscando una mesa libre, el dueño del local le miró con una expresión mustia "Otro guiri con ganas de tocar las narices, espero que no monte un pollo si se emborracha" debió pensar mientras se acicalaba el bigote.
-¿En que puedo ayudarle? Si no piensa consumir pueda volver por donde ha venido, si de lo contrario quiere un trago no monte alboroto o le cobraré un suplemento- Dijo el tabernero con voz cansada
-Eh... No no, me gustaría saber cual es el menú y cenar algo ¿hay espacio libre?
El tabernero soltó un suspiro mientras se rascaba la sien -Dime ¿A caso ves que este lugar esté a rebosar de gente? Claro que hay sitio... Ahora te traeré la carta, siéntate allí y no armes mucho ruido, no quiero que molestes a mis clientes
Desde luego que la paciencia y la cortesía no eran la virtud de ese hombre, algo que chocaba con lo que hasta ahora había visto de la ciudad, sin pensar demasiado en ello tomó asiento en una vieja mesa y esperó a que volviese el hombre con la carta.
-Me gustaría comer ese tipo de plato que lleva arroz y marisco...¿Paella le llamaban?- Gahard se estiró mientras vio al tabernero acercase a toda prisa
Como si de una palabra tabú se tratara el hombre con una expresión más agria que la anterior exclamó-Esto es un lugar decente aquí no hacemos arroz con cosas, la paella no lleva marisco, lleva pollo, conejo y verduras y no hace falta que decidas que comer, vas a comer eso y te va a gustar, inculto Las mejillas del tabernero se tornaron rojas mientras las venas de su sien se hicieron notorias.
-Eh...S-si... Lo siento- Galhard se resignó mientras agachaba la cabeza a modo de disculpa, como si hubiese insultado a la madre de ese hombre. Al menos no tendría que preocuparse por decidir nada más y si llevaba carne sería mejor que los insulsos peces que había comido durante la travesía.
Acabó de estirarse y esperó a que el camarero le llevase su comida mientras observaba a los distintos y escasos clientes que ocupaban las otras mesas del lugar.
El recluta pensó que sería una buena idea perderse por las calles de la ciudad donde se encontraba el cuartel para familiarizarse con el entorno, la cultura local y lo que era más importante, la gastronomía. Si bien estaba curtido en no caer presa de las falsas recomendaciones de sitios para comer con precios inflados y comida de dudosa calidad el joven no sabía por donde comenzar, así que decidió poner rumbo de nuevo hacia el puerto pues quizás desde allí podría encontrar alguna cantina con un precio que su sueldo le permitiese pagar, la vida de bajo salario era dura, más cuando había vivido entre algodones.
-Mmm... Veamos, las calles principales tienen pinta de ser un robo, las callejuelas invitan a que te dejen hecho un colador pero quizás allí hay si encontraré el local perfecto... Creo que hice bien en dejar la ropa de trabajo en el cuartel y solo llevar la identificación en el bolsillo.- Decía en voz baja el marine mientras se adentraba por un callejón colindante con la avenida que nacía del puerto.
Se llevó las manos al bolsillo y mientras silbaba observaba con atención la curiosa arquitectura de los edificios que no solo estaba presente en los edificios más llamativos de la ciudad si no que también en los más recónditos habitáculos del lugar. Tras caminar por unos largos minutos dio con una taberna, la cual, no parecía estar tan decrepita como las que habían salido a su paso hasta el momento pero tampoco se veía un lugar de lujo.
-Bien, creo que este lugar será el adecuado para llenar el estomago, estoy cansado de la comida del barco <
Atravesó la puerta de madera, que tuvo días mejores y entró buscando una mesa libre, el dueño del local le miró con una expresión mustia "Otro guiri con ganas de tocar las narices, espero que no monte un pollo si se emborracha" debió pensar mientras se acicalaba el bigote.
-¿En que puedo ayudarle? Si no piensa consumir pueda volver por donde ha venido, si de lo contrario quiere un trago no monte alboroto o le cobraré un suplemento- Dijo el tabernero con voz cansada
-Eh... No no, me gustaría saber cual es el menú y cenar algo ¿hay espacio libre?
El tabernero soltó un suspiro mientras se rascaba la sien -Dime ¿A caso ves que este lugar esté a rebosar de gente? Claro que hay sitio... Ahora te traeré la carta, siéntate allí y no armes mucho ruido, no quiero que molestes a mis clientes
Desde luego que la paciencia y la cortesía no eran la virtud de ese hombre, algo que chocaba con lo que hasta ahora había visto de la ciudad, sin pensar demasiado en ello tomó asiento en una vieja mesa y esperó a que volviese el hombre con la carta.
-Me gustaría comer ese tipo de plato que lleva arroz y marisco...¿Paella le llamaban?- Gahard se estiró mientras vio al tabernero acercase a toda prisa
Como si de una palabra tabú se tratara el hombre con una expresión más agria que la anterior exclamó-Esto es un lugar decente aquí no hacemos arroz con cosas, la paella no lleva marisco, lleva pollo, conejo y verduras y no hace falta que decidas que comer, vas a comer eso y te va a gustar, inculto Las mejillas del tabernero se tornaron rojas mientras las venas de su sien se hicieron notorias.
-Eh...S-si... Lo siento- Galhard se resignó mientras agachaba la cabeza a modo de disculpa, como si hubiese insultado a la madre de ese hombre. Al menos no tendría que preocuparse por decidir nada más y si llevaba carne sería mejor que los insulsos peces que había comido durante la travesía.
Acabó de estirarse y esperó a que el camarero le llevase su comida mientras observaba a los distintos y escasos clientes que ocupaban las otras mesas del lugar.
Elya Edelweiss
Fama
Recompensa
Características
fuerza
Fortaleza
Velocidad
Agilidad
Destreza
Precisión
Intelecto
Agudeza
Instinto
Energía
Saberes
Akuma no mi
Varios
Le habían destinado a Dressrosa dos días atrás. Pasaría allí dos semanas, sirviendo de refuerzo a la brigada local y ayudando en lo que fuera necesario. Mientras recogía sus escasas pertenencias y subía al barco que le habían indicado, Elya pensó por primera vez que empezaba a estar un poco cansada. La marina le gustaba. El trabajo... no tanto. Había mucho papeleo y mucho avisar a los superiores, rara vez era capaz de escoger su destino o su papel en un conflicto. No habían sido pocas las veces en que cuestionaba una orden que le había sido dada, aunque por supuesto no había dicho nada. No era su lugar, aunque... quizá quería que lo fuera. Suspiró y bajó del barco en cuanto tocó puerto, sin entretenerse. Cavilar no arreglaba los problemas, actuar si. De momento, completaría su estancia en Dressrosa y entretanto pensaría en su siguiente paso.
Llegó al cuartel y le enseñaron su habitación, su puesto y sus funciones. Patrullar, informar de cualquier cosa fuera de lo normal y personarse donde le indicaran en caso de ser necesario. Tedioso, pensó. Y no se había equivocado. En los dos días que llevaba ahí no había sucedido nada interesante. Lo bueno era que sus turnos de patrulla le habían dado la oportunidad de ver la ciudad. Dressrosa estaba llena de color y parecía haber una fiesta diferente en cada esquina. La temperatura, algo más alta de a lo que estaba acostumbrada, se agradecía también. No solía pasar frío, pero apreciaba una brisa cálida. Era agradable.
Ese día tenía un par de horas sueltas antes de su siguiente turno y un sano agujero en el estómago. Silenciosa como era su costumbre, se apartó de las calles principales y husmeó entre las partes más olvidadas de la ciudad en busca de un rincón en el que le dieran algo de comer. Pasados unos minutos, le llamó la atención una taberna pequeña y con pinta de vieja, pero bastante limpia. Le pareció acogedora, así que entró sin dudarlo.
Se acercó a la barra y aguardó unos segundos mientras el tabernero la miraba de arriba abajo con bastante poco decoro. Elya no se lo reprochaba. No vestía el típico uniforme de los marines, aunque utilizara sus colores. En realidad, vestía poca ropa y bastante ajustada; prefería tener libertad de movimientos asegurada. A cambio, le tocaba esperar a que algunas personas asimilasen su presencia. El hombre le preguntó receloso qué hacía allí; parecía convencido de que o se había perdido o le estaban gastando una broma.
- Me gustaría algo de comer, por favor. Aguardaré por allá.
No se quedó a ver su reacción, si no que buscó una esquina y se sentó a una mesa examinando el local para pasar la espera. No pasó mucho hasta que el tabernero apareció de vuelta y dejó caer un enorme plato lleno de arroz, carne y algunas cosas que no era capaz de identificar en la mesa. Se fue, dándole la espalda sin decirle nada más, pero como ya tenía su comida a la marine no le importó.
Estaba riquísimo. Durante unos minutos se olvidó del mundo, disfrutando cada bocado con verdadero apetito. La sacaron de su trance, inevitablemente, los gritos del tabernero. Un pobre recién llegado estaba recibiendo toda la angustia que el hombre se guardaba en el pecho. Por fortuna, el hombre había optado por seguirle la corriente en lugar de alimentar a la bestia y la cosa no escaló, aunque podía oír los refunfuños del tabernero mientras se alejaba. Elya miró su propio plato, dedujo que era lo mismo que iban a traerle y se apiadó un poco.
- No te preocupes; está delicioso se llame como se llame.
Le miró componiendo una pequeña sonrisa y aprovechó para contemplarle un momento. Le sonaba de algo, aunque no era capaz de identificarle. ¿Quizá se lo había encontrado por las calles? ¿Tal vez en el cuartel? Quizá un nombre le daría una pista.
- Soy Elya, por cierto. Bienvenido a Dressrosa.
Llegó al cuartel y le enseñaron su habitación, su puesto y sus funciones. Patrullar, informar de cualquier cosa fuera de lo normal y personarse donde le indicaran en caso de ser necesario. Tedioso, pensó. Y no se había equivocado. En los dos días que llevaba ahí no había sucedido nada interesante. Lo bueno era que sus turnos de patrulla le habían dado la oportunidad de ver la ciudad. Dressrosa estaba llena de color y parecía haber una fiesta diferente en cada esquina. La temperatura, algo más alta de a lo que estaba acostumbrada, se agradecía también. No solía pasar frío, pero apreciaba una brisa cálida. Era agradable.
Ese día tenía un par de horas sueltas antes de su siguiente turno y un sano agujero en el estómago. Silenciosa como era su costumbre, se apartó de las calles principales y husmeó entre las partes más olvidadas de la ciudad en busca de un rincón en el que le dieran algo de comer. Pasados unos minutos, le llamó la atención una taberna pequeña y con pinta de vieja, pero bastante limpia. Le pareció acogedora, así que entró sin dudarlo.
Se acercó a la barra y aguardó unos segundos mientras el tabernero la miraba de arriba abajo con bastante poco decoro. Elya no se lo reprochaba. No vestía el típico uniforme de los marines, aunque utilizara sus colores. En realidad, vestía poca ropa y bastante ajustada; prefería tener libertad de movimientos asegurada. A cambio, le tocaba esperar a que algunas personas asimilasen su presencia. El hombre le preguntó receloso qué hacía allí; parecía convencido de que o se había perdido o le estaban gastando una broma.
- Me gustaría algo de comer, por favor. Aguardaré por allá.
No se quedó a ver su reacción, si no que buscó una esquina y se sentó a una mesa examinando el local para pasar la espera. No pasó mucho hasta que el tabernero apareció de vuelta y dejó caer un enorme plato lleno de arroz, carne y algunas cosas que no era capaz de identificar en la mesa. Se fue, dándole la espalda sin decirle nada más, pero como ya tenía su comida a la marine no le importó.
Estaba riquísimo. Durante unos minutos se olvidó del mundo, disfrutando cada bocado con verdadero apetito. La sacaron de su trance, inevitablemente, los gritos del tabernero. Un pobre recién llegado estaba recibiendo toda la angustia que el hombre se guardaba en el pecho. Por fortuna, el hombre había optado por seguirle la corriente en lugar de alimentar a la bestia y la cosa no escaló, aunque podía oír los refunfuños del tabernero mientras se alejaba. Elya miró su propio plato, dedujo que era lo mismo que iban a traerle y se apiadó un poco.
- No te preocupes; está delicioso se llame como se llame.
Le miró componiendo una pequeña sonrisa y aprovechó para contemplarle un momento. Le sonaba de algo, aunque no era capaz de identificarle. ¿Quizá se lo había encontrado por las calles? ¿Tal vez en el cuartel? Quizá un nombre le daría una pista.
- Soy Elya, por cierto. Bienvenido a Dressrosa.
Galhard
Fama
Recompensa
Características
fuerza
Fortaleza
Velocidad
Agilidad
Destreza
Precisión
Intelecto
Agudeza
Instinto
Energía
Saberes
Akuma no mi
Varios
Galhard al fin encontraba una voz amable entre tanta hostilidad que el tabernero había mostrado, se trataba de una joven de aspecto algo llamativo, su piel morena y sus ropas darían a pensar que provenía de alguna región cálida pero la gélida apariencia de los cabellos de la muchacha chocaban con ello, si la intuición no le fallaba debían venir del mismo mar.
-¡Oh! Tu también lo pediste veo, si es así me quedo más seguro de mi decisión, que ganas de probarlo... La comida del cuartel no es precisamente una exquisitez... Decía el cadete mientras sonreía a la chica.
Elya... ¡Bonito nombre! Yo soy Galhard, recién llegué como nuevo miembro de la brigada de marines que tiene su centro de mando en esta isla ¿Y tu? ¿Estás de viaje por aquí?... Si mi instinto no falla ¿Eres del mismo mar que yo verdad? ¿Del North Blue? Si no, no me explico porqué me eres familiar
El recluta tenía la fea manía de coser a preguntas a las personas que acababa de conocer pero más que por cotilla lo hacía con una emoción infantil cosa que a alguna gente les podía llegar a molestar más y a otros aliviar.
Desde el fondo el tabernero llevaba una paella enorme y su voz llegó hasta donde los dos marines se encontraban.
-¿Quieres dejar de gritar pequeño calamar con pintas de delincuente? ¡Nano! ¡Que esto no es la plaza del pueblo aquí la gente viene a comer, callar y dejar dinero! Tienes suerte que estoy más orgulloso de mi receta de paella que de mis propios hijos che, que si no te escupía en ello, siéntete afortunado por ello y deja de charrar por los codos y molestar a mis clientes-
Galhard le miró con los ojos entrecerrados, en su mente era más probable que ese carácter molestase más a los clientes que sus preguntas aunque a juzgar por la risa de los que estaban en la barra parecía que era habitual y su carácter aunque rudo era familiar.
-Oh, perdón, perdón, solo me emocioné un poco. Ya sabe, no siempre encuentras gente con quien hablar y menos aún que parezca del mismo lugar que uno mismo. Prometo no hablar tan fuerte y apreciar su paella.
La situación era cuanto menos divertida, los otros comensales ahogaban sus carcajadas entre dientes como podían mientras la frente del tabernero se inflaba más y más.
-¡Oh! Tu también lo pediste veo, si es así me quedo más seguro de mi decisión, que ganas de probarlo... La comida del cuartel no es precisamente una exquisitez... Decía el cadete mientras sonreía a la chica.
Elya... ¡Bonito nombre! Yo soy Galhard, recién llegué como nuevo miembro de la brigada de marines que tiene su centro de mando en esta isla ¿Y tu? ¿Estás de viaje por aquí?... Si mi instinto no falla ¿Eres del mismo mar que yo verdad? ¿Del North Blue? Si no, no me explico porqué me eres familiar
El recluta tenía la fea manía de coser a preguntas a las personas que acababa de conocer pero más que por cotilla lo hacía con una emoción infantil cosa que a alguna gente les podía llegar a molestar más y a otros aliviar.
Desde el fondo el tabernero llevaba una paella enorme y su voz llegó hasta donde los dos marines se encontraban.
-¿Quieres dejar de gritar pequeño calamar con pintas de delincuente? ¡Nano! ¡Que esto no es la plaza del pueblo aquí la gente viene a comer, callar y dejar dinero! Tienes suerte que estoy más orgulloso de mi receta de paella que de mis propios hijos che, que si no te escupía en ello, siéntete afortunado por ello y deja de charrar por los codos y molestar a mis clientes-
Galhard le miró con los ojos entrecerrados, en su mente era más probable que ese carácter molestase más a los clientes que sus preguntas aunque a juzgar por la risa de los que estaban en la barra parecía que era habitual y su carácter aunque rudo era familiar.
-Oh, perdón, perdón, solo me emocioné un poco. Ya sabe, no siempre encuentras gente con quien hablar y menos aún que parezca del mismo lugar que uno mismo. Prometo no hablar tan fuerte y apreciar su paella.
La situación era cuanto menos divertida, los otros comensales ahogaban sus carcajadas entre dientes como podían mientras la frente del tabernero se inflaba más y más.
Elya Edelweiss
Fama
Recompensa
Características
fuerza
Fortaleza
Velocidad
Agilidad
Destreza
Precisión
Intelecto
Agudeza
Instinto
Energía
Saberes
Akuma no mi
Varios
En realidad Elya no había pedido el plato en concreto. Había muy pocas comidas que no le gustaran y siempre estaba dispuesta a probar otras nuevas. Por ello, cuando viajaba, solía dejar sus comidas y cenas a elección del patrón o patrona de cafeterias o restaurantes pequeños. A base de prueba y error, no había sido muy complicado comprobar que la comida casera siempre sabía mejor que cualquier otra, sobretodo comprada con la del cuartel. Además, llegar y pedir a elección del dueño era mucho más sencillo que escoger un plato y si bien Elya tenía sus favoritos, prefería guardarlos para fechas especiales.
Volcó su atención en el desconocido. Era un marine, igual que ella, no le había costado nada revelarlo. Tampoco le había costado nada atosigarla a preguntas, pero por suerte para él estaba tomándose su tiempo para saborear el plato y no le incomodaba responderlas. Sabía por experiencia que no todo el mundo poseía un par de migajas de paciencia y apreció en silencio su ímpetu.
- Efectivamente, mi casa es el North Blue. Hace bastante desde que salí, la verdad. Me alegro de conocer a alguien de allí, aunque estoy convencida de que no nos hemos visto antes.
Le dio un par de vueltas a lo que había dicho. ¿Una brigada con centro de mando en Dressrossa? Por desgracia, solo se le ocurría una.
- Oh, diosa, estás a las órdenes del Al-mirante. - Lo pronunció así, ligeramente separado, pese a que cada célula en su cuerpo le pedía que no lo hiciera. Miró a su improvisado compañero de reojo y preguntó intentando fingir que en realidad no le interesaba la respuesta: - ¿Ha dejado de lado las bufandas?
Le encantaría oír una contestación afirmativa, pero dudaba que existiera siquiera esa posibilidad. Lo cierto es que de entre todo lo que sabía del Al-mirante, lo que había oído y lo que había contemplado, las bufandas eran sin duda lo que más recordaba. Para Elya no había otra circunstancia que resumiera tan perfectamente el horrible y controlado caos que era esa persona. Se alegraba de que estuviera de lado de la ley. Sin embargo, estar a sus órdenes constantemente... Elya se estresaba de solo pensarlo. Compadecía un poco a Galhard, pero creyó que era de mala educación comentárselo.
El tabernero les interrumpió, trayendo una segunda paella que olía a gloria, igual que la primera. Cuando se acercó, Elya aprovechó para aclarar la situación.
- Descuide, no es molestia ninguna. Acabamos de descubrir que somos compañeros de trabajo.
Se giró hacia Galhard, para aclararle:
. Soy recluta, todavía no me han asignado a ninguna brigada. Me han destinado unas semanas a esta isla, aunque de momento no ha ocurrido nada relevante. Si te digo la verdad, tengo la sensación de que me mandan de aquí para allá por cumplir, porque de lo contrario no entiendo mi papel aquí.
Pinchó la última gamba en su paella y se la comió de un bocado. Pese a estar un poco molesta, el dulce sabor del bicho la animó. Rebañó con cierto decoro los restos de su plato y le hizo un gesto al tabernero, dispuesta a pedirle su mejor postre casero.
Volcó su atención en el desconocido. Era un marine, igual que ella, no le había costado nada revelarlo. Tampoco le había costado nada atosigarla a preguntas, pero por suerte para él estaba tomándose su tiempo para saborear el plato y no le incomodaba responderlas. Sabía por experiencia que no todo el mundo poseía un par de migajas de paciencia y apreció en silencio su ímpetu.
- Efectivamente, mi casa es el North Blue. Hace bastante desde que salí, la verdad. Me alegro de conocer a alguien de allí, aunque estoy convencida de que no nos hemos visto antes.
Le dio un par de vueltas a lo que había dicho. ¿Una brigada con centro de mando en Dressrossa? Por desgracia, solo se le ocurría una.
- Oh, diosa, estás a las órdenes del Al-mirante. - Lo pronunció así, ligeramente separado, pese a que cada célula en su cuerpo le pedía que no lo hiciera. Miró a su improvisado compañero de reojo y preguntó intentando fingir que en realidad no le interesaba la respuesta: - ¿Ha dejado de lado las bufandas?
Le encantaría oír una contestación afirmativa, pero dudaba que existiera siquiera esa posibilidad. Lo cierto es que de entre todo lo que sabía del Al-mirante, lo que había oído y lo que había contemplado, las bufandas eran sin duda lo que más recordaba. Para Elya no había otra circunstancia que resumiera tan perfectamente el horrible y controlado caos que era esa persona. Se alegraba de que estuviera de lado de la ley. Sin embargo, estar a sus órdenes constantemente... Elya se estresaba de solo pensarlo. Compadecía un poco a Galhard, pero creyó que era de mala educación comentárselo.
El tabernero les interrumpió, trayendo una segunda paella que olía a gloria, igual que la primera. Cuando se acercó, Elya aprovechó para aclarar la situación.
- Descuide, no es molestia ninguna. Acabamos de descubrir que somos compañeros de trabajo.
Se giró hacia Galhard, para aclararle:
. Soy recluta, todavía no me han asignado a ninguna brigada. Me han destinado unas semanas a esta isla, aunque de momento no ha ocurrido nada relevante. Si te digo la verdad, tengo la sensación de que me mandan de aquí para allá por cumplir, porque de lo contrario no entiendo mi papel aquí.
Pinchó la última gamba en su paella y se la comió de un bocado. Pese a estar un poco molesta, el dulce sabor del bicho la animó. Rebañó con cierto decoro los restos de su plato y le hizo un gesto al tabernero, dispuesta a pedirle su mejor postre casero.
Galhard
Fama
Recompensa
Características
fuerza
Fortaleza
Velocidad
Agilidad
Destreza
Precisión
Intelecto
Agudeza
Instinto
Energía
Saberes
Akuma no mi
Varios
El joven cadete escuchó atento a su compañera, no solo había acertado de que ella era del North Blue si no que también conocía también a Al Naion.
-Puuues, sobre lo de las bufandas... Hace nada en enies lobby batió su record de bufandas puestas en su cuello, el almirante de la flota nos ha llamado para una reunión importante, seguro que quiere felicitarnos por alguna razón.
Tomó su tiempo para saborear el plato que le habían servido, la verdad es que el manjar de la taberna compensaba el mal humor del tabernero y la modesta decoración del lugar.
Mmm... Yo tuve mucha suerte al entrar en esta brigada durante lo ocurrido en la aguja y bueno, pensé que Zay sería reclutado como mascota de la brigada... Podría recomendarte a Arthur o Al por si quieres entrar junto con nosotros
Dijo el cadete algo animado mientras miraba lo que quedaba de paella en su plato y bebía poco después un traje de cola que le había servido el tabernero. La idea que planteaba Galhard aunque en sus oídos sonaba estupenda en la mente de cualquier persona con dos dedos de frente sonaría como una propuesta horrible.
-Puuues, sobre lo de las bufandas... Hace nada en enies lobby batió su record de bufandas puestas en su cuello, el almirante de la flota nos ha llamado para una reunión importante, seguro que quiere felicitarnos por alguna razón.
Tomó su tiempo para saborear el plato que le habían servido, la verdad es que el manjar de la taberna compensaba el mal humor del tabernero y la modesta decoración del lugar.
Mmm... Yo tuve mucha suerte al entrar en esta brigada durante lo ocurrido en la aguja y bueno, pensé que Zay sería reclutado como mascota de la brigada... Podría recomendarte a Arthur o Al por si quieres entrar junto con nosotros
Dijo el cadete algo animado mientras miraba lo que quedaba de paella en su plato y bebía poco después un traje de cola que le había servido el tabernero. La idea que planteaba Galhard aunque en sus oídos sonaba estupenda en la mente de cualquier persona con dos dedos de frente sonaría como una propuesta horrible.
Elya Edelweiss
Fama
Recompensa
Características
fuerza
Fortaleza
Velocidad
Agilidad
Destreza
Precisión
Intelecto
Agudeza
Instinto
Energía
Saberes
Akuma no mi
Varios
Elya se estremeció al escuchar las palabras '' batió su record de bufandas puestas en su cuello'', sin poder evitarlo. Asintió con la cabeza intentando disimular. Estaba segura, segurísima, de que fuera lo que fuera lo que el almirante de flota quería decirles, no tenía que ver con las bufandas. Sin embargo, no podía negar que era un logro impresionante.
-Te felicito, bueno, os felicito. Espero que el almirante os otorgue buen reconocimiento, no dudo que… os lo merecéis.
El tabernero apareció en ese momento con su postre. En una copa de cristal algo desgastada había dos enormes bolas de helado adornadas con sirope de chocolate, nata y un par de cerezas. Apartó las cerezas y atacó la comida con elegancia y ansia a partes iguales. El frío le llenó la boca, haciéndole esbozar una discreta sonrisa. De verdad tenían buena comida en ese lugar, estaba encantada. O lo estaba, hasta que se atragantó al escuchar su ofrecimiento. Posó la cuchara y se tapó la boca con la mano durante unos segundos, mientras recuperaba la compostura. Podía notar por su tono que lo decía de buena fe, pero la idea de volver a trabajar codo con codo con ese individuo, bajo su supervisión para más inri… no, por favor. Prefería una existencia tranquila.
-No tienes de qué preocuparte, en serio. Trabajo mejor sola, en realidad. Estoy segura de que pronto llegará mi oportunidad.
Pensó a toda prisa mientras retomaba su helado, un poco menos dulce que antes. Tenía que distraerle, parecía buena persona y no quería arruinar su idea de él gracias a malos recuerdos. Debían cambiar de tema.
-Ahora que lo pienso, no tengo nada que hacer en un par de horas. Si te apetece acompañarme al cuartel, podríamos entrenar juntos un rato. Todavía no he visto la sala de entrenamientos que tienen aquí, podría ayudar tener a alguien para adaptarme.
-Te felicito, bueno, os felicito. Espero que el almirante os otorgue buen reconocimiento, no dudo que… os lo merecéis.
El tabernero apareció en ese momento con su postre. En una copa de cristal algo desgastada había dos enormes bolas de helado adornadas con sirope de chocolate, nata y un par de cerezas. Apartó las cerezas y atacó la comida con elegancia y ansia a partes iguales. El frío le llenó la boca, haciéndole esbozar una discreta sonrisa. De verdad tenían buena comida en ese lugar, estaba encantada. O lo estaba, hasta que se atragantó al escuchar su ofrecimiento. Posó la cuchara y se tapó la boca con la mano durante unos segundos, mientras recuperaba la compostura. Podía notar por su tono que lo decía de buena fe, pero la idea de volver a trabajar codo con codo con ese individuo, bajo su supervisión para más inri… no, por favor. Prefería una existencia tranquila.
-No tienes de qué preocuparte, en serio. Trabajo mejor sola, en realidad. Estoy segura de que pronto llegará mi oportunidad.
Pensó a toda prisa mientras retomaba su helado, un poco menos dulce que antes. Tenía que distraerle, parecía buena persona y no quería arruinar su idea de él gracias a malos recuerdos. Debían cambiar de tema.
-Ahora que lo pienso, no tengo nada que hacer en un par de horas. Si te apetece acompañarme al cuartel, podríamos entrenar juntos un rato. Todavía no he visto la sala de entrenamientos que tienen aquí, podría ayudar tener a alguien para adaptarme.
Galhard
Fama
Recompensa
Características
fuerza
Fortaleza
Velocidad
Agilidad
Destreza
Precisión
Intelecto
Agudeza
Instinto
Energía
Saberes
Akuma no mi
Varios
A juzgar por la rápida declinación de la oferta debía conocer en persona a Al, supongo que una escuadra como la de ellos debía ser agotador para alguien que estuviese medianamente cuerdo, solo hay que ver en el estado de resignación al cual había caído Arthur.
-Estoy seguro de ello, al lugar donde acabes destinada va a tener suerte, de todos modos trabajar por solitario tiene sus ventajas- Sonrió mientras miraba su plato ya vacío, si bien el plato estaba delicioso el tabernero no había sido muy generoso con la cantidad, eso le traía recuerdos de los recargados restaurantes que tanto le gustaban a su madre donde servían una cantidad ridícula de comida bajo la premisa de lo bueno breve dos veces bueno.
-Te compro la idea de entrenar, si te soy sincero me siento algo oxidado, como si llevase casi medio año sin pelear-
El tabernero trajo al cadete una copa igual que su compañera, en una copa si cabe aún más gastada, el helado estaba exquisito eso sí. El tabernero les hizo un gesto con su reloj, invitando al duo, de forma poco sutil, a marchar del local y pagar.
-Bueno, vayamos a entrenar entonces, el camino del cuartel aquí nos ayudará a bajar la comida para cuando nos pongamos a ello ¿Cual es tu estilo de pelea?-
Galhard se veía animado, tanto que no reparaba en las calles de su alrededor mientras hablaba con Elya.
-Estoy seguro de ello, al lugar donde acabes destinada va a tener suerte, de todos modos trabajar por solitario tiene sus ventajas- Sonrió mientras miraba su plato ya vacío, si bien el plato estaba delicioso el tabernero no había sido muy generoso con la cantidad, eso le traía recuerdos de los recargados restaurantes que tanto le gustaban a su madre donde servían una cantidad ridícula de comida bajo la premisa de lo bueno breve dos veces bueno.
-Te compro la idea de entrenar, si te soy sincero me siento algo oxidado, como si llevase casi medio año sin pelear-
El tabernero trajo al cadete una copa igual que su compañera, en una copa si cabe aún más gastada, el helado estaba exquisito eso sí. El tabernero les hizo un gesto con su reloj, invitando al duo, de forma poco sutil, a marchar del local y pagar.
-Bueno, vayamos a entrenar entonces, el camino del cuartel aquí nos ayudará a bajar la comida para cuando nos pongamos a ello ¿Cual es tu estilo de pelea?-
Galhard se veía animado, tanto que no reparaba en las calles de su alrededor mientras hablaba con Elya.
Elya Edelweiss
Fama
Recompensa
Características
fuerza
Fortaleza
Velocidad
Agilidad
Destreza
Precisión
Intelecto
Agudeza
Instinto
Energía
Saberes
Akuma no mi
Varios
Asintió con amabilidad ante lo que le decía. Entrenar era, pues, y por lo visto no era la única que lo agradecería. Ella en realidad intentaba entrenar cada día, pero hoy todavía no había tenido oportunidad y comenzaba a tener bastantes ganas. El ejercicio no solo le servía para fortalecer su cuerpo, si no para liberar su mente. Cuando se centraba en un entrenamiento no pensaba en nada más y una vez terminado, mientras se secaba el sudor o se relajaba en la ducha, la vuelta a la realidad era como el despertar de un sueño. Su respiración se acompasaba ella sola, su cuerpo estaba más alerta y ella misma parecía mirar el mundo que le rodeaba con otros ojos.
Se levantó con presteza y se apresuró a pagar la comida. Incluyó una generosa propina no porque creyera que el dueño se la merecía, sino porque la comida había estado deliciosa y era buena idea aplacarle si tenía intención de volver. Y la tenía, sin ninguna duda.
Salieron a la calle y echaron a caminar en dirección al cuartel con tranquilidad. Las calles estaban vacías y el sol calentaba los adoquines e iluminaba los edificios. Todo el ambiente era muy acogedor. Elya sonrió y ante la pregunta de Galhard, alzó su arma y la colocó en horizontal delante de ambos, balanceándola en el medio con tan solo tres dedos.
-La tengo desde hace años. Puedo defenderme sin ella, claro, pero la adoro. Puedo asentarla en el suelo para montarme y atacar de una patada o utilizarla para tener algo de distancia con quien combata. Por supuesto, un golpe de la piedra o un corte con este extremo no son una amenaza pequeña precisamente. De todas formas… siempre intento desarmar y reducir antes de nada. Si la pelea puede terminar con una persona en esposas y los dos intactos… mejor que mejor. Si eso no es posible, creo que jugar al desgaste es lo más óptimo. No me gusta herir a nadie sin motivo.
De un pequeño golpecito, lanzó el arma unos centímetros hacia arriba y cerró sus dedos en torno al medio, agarrándola y devolviéndola a su postura vertical para apartarla y seguir caminando.
-¿Y vos? ¿Qué preferís a la hora de combatir?
Se levantó con presteza y se apresuró a pagar la comida. Incluyó una generosa propina no porque creyera que el dueño se la merecía, sino porque la comida había estado deliciosa y era buena idea aplacarle si tenía intención de volver. Y la tenía, sin ninguna duda.
Salieron a la calle y echaron a caminar en dirección al cuartel con tranquilidad. Las calles estaban vacías y el sol calentaba los adoquines e iluminaba los edificios. Todo el ambiente era muy acogedor. Elya sonrió y ante la pregunta de Galhard, alzó su arma y la colocó en horizontal delante de ambos, balanceándola en el medio con tan solo tres dedos.
-La tengo desde hace años. Puedo defenderme sin ella, claro, pero la adoro. Puedo asentarla en el suelo para montarme y atacar de una patada o utilizarla para tener algo de distancia con quien combata. Por supuesto, un golpe de la piedra o un corte con este extremo no son una amenaza pequeña precisamente. De todas formas… siempre intento desarmar y reducir antes de nada. Si la pelea puede terminar con una persona en esposas y los dos intactos… mejor que mejor. Si eso no es posible, creo que jugar al desgaste es lo más óptimo. No me gusta herir a nadie sin motivo.
De un pequeño golpecito, lanzó el arma unos centímetros hacia arriba y cerró sus dedos en torno al medio, agarrándola y devolviéndola a su postura vertical para apartarla y seguir caminando.
-¿Y vos? ¿Qué preferís a la hora de combatir?
Galhard
Fama
Recompensa
Características
fuerza
Fortaleza
Velocidad
Agilidad
Destreza
Precisión
Intelecto
Agudeza
Instinto
Energía
Saberes
Akuma no mi
Varios
El cadete miró con curiosidad y asombro como Elya movía su arma con habilidad, no había visto un arma como esa desde que empezó sus aventuras y tenía ganas de ver la destreza de su compañera en acción. Sonrío al escuchar la naturaleza amable del estilo de combate de la marine, encontrar a alguien que lejos de herir buscaba reducir a una persona era algo noble que Galhard deseaba implementar en su forma de pelea.
Elya le devolvió la pregunta, Gal tras unos segundos de meditación respondió sacando su viejo y gastado sable.
-Bueno, la verdad es que mi padre se esmeró mucho en procurar que fuese hábil en distintos tipos de armas con filo, lanzas, espadas... Tradición familiar aunque esa misma tradición se centró más en el uso del sable, mi padre se jacta de ser el mejor espadachín de su isla y una cicatriz en mi hombro puede dar fe de ello, si bien mi compañera no es tan bonita e interesante como la que tienes me sirvió para escapar de varios apuros, después de todo salí de mi isla desarmado y la encontré en una playa camino al cuartel donde me uní a la marina así que para mí junto con mi mascota, Yodo, que está en el cuartel con las demás mascotas de la brigada son mis compañeros iniciales de aventura... Aunque me temo que no tardará en llegar el día en que esta vieja espada deba retirarse de la batalla, por más que su aleación sea buena está mucho más allá de poder usarse sin riesgo a romperse-. Dijo mientras miraba de arriba a abajo la desgastada hoja del sable que como bien decía había tenido días mejores-También, aunque en menor medida fui entrenado en combate cuerpo a cuerpo, pero estoy realmente oxidado con ello, mis maestros eran buenos pero... Sus técnicas son un poco difíciles de aplicar en mi anatomía, no es como que pueda dar golpes como alguien de la tribu de los brazos largos o patadas como los de la tribu de piernas largas- Tras ello soltó una alegre risa y continuó -Amigos de mi padre que decidieron instalarse con él en la isla donde vivía. Si quieres cuando lleguemos al cuartel podemos hacer dos rondas, una cuerpo a cuerpo y otra con armas, seguro que hay alguna espada de madera allí o alguna que no suponga un riesgo de lesión o corte aunque estoy seguro que aún usando mi arma inicial me sería difícil hacerte daño sin acabar yo igual- Mientras hablaban poco a poco el cuartel de dressrosa, así como la torre Alvenger podían verse cada vez más cerca, aquellos edificios aunque peculiares se adaptaban al entorno refinado de la isla.
-¡Bien! Ya casi llegamos, la verdad, estoy impaciente por medirme contigo, si de algo puedo ponerme una medalla es de juzgar el potencial de la gente.- Ambos marines entraron a la zona donde el cuartel y la torre se encontraban y fueron saludados por un par de soldados que se encontraban haciendo una patrulla.
Elya le devolvió la pregunta, Gal tras unos segundos de meditación respondió sacando su viejo y gastado sable.
-Bueno, la verdad es que mi padre se esmeró mucho en procurar que fuese hábil en distintos tipos de armas con filo, lanzas, espadas... Tradición familiar aunque esa misma tradición se centró más en el uso del sable, mi padre se jacta de ser el mejor espadachín de su isla y una cicatriz en mi hombro puede dar fe de ello, si bien mi compañera no es tan bonita e interesante como la que tienes me sirvió para escapar de varios apuros, después de todo salí de mi isla desarmado y la encontré en una playa camino al cuartel donde me uní a la marina así que para mí junto con mi mascota, Yodo, que está en el cuartel con las demás mascotas de la brigada son mis compañeros iniciales de aventura... Aunque me temo que no tardará en llegar el día en que esta vieja espada deba retirarse de la batalla, por más que su aleación sea buena está mucho más allá de poder usarse sin riesgo a romperse-. Dijo mientras miraba de arriba a abajo la desgastada hoja del sable que como bien decía había tenido días mejores-También, aunque en menor medida fui entrenado en combate cuerpo a cuerpo, pero estoy realmente oxidado con ello, mis maestros eran buenos pero... Sus técnicas son un poco difíciles de aplicar en mi anatomía, no es como que pueda dar golpes como alguien de la tribu de los brazos largos o patadas como los de la tribu de piernas largas- Tras ello soltó una alegre risa y continuó -Amigos de mi padre que decidieron instalarse con él en la isla donde vivía. Si quieres cuando lleguemos al cuartel podemos hacer dos rondas, una cuerpo a cuerpo y otra con armas, seguro que hay alguna espada de madera allí o alguna que no suponga un riesgo de lesión o corte aunque estoy seguro que aún usando mi arma inicial me sería difícil hacerte daño sin acabar yo igual- Mientras hablaban poco a poco el cuartel de dressrosa, así como la torre Alvenger podían verse cada vez más cerca, aquellos edificios aunque peculiares se adaptaban al entorno refinado de la isla.
-¡Bien! Ya casi llegamos, la verdad, estoy impaciente por medirme contigo, si de algo puedo ponerme una medalla es de juzgar el potencial de la gente.- Ambos marines entraron a la zona donde el cuartel y la torre se encontraban y fueron saludados por un par de soldados que se encontraban haciendo una patrulla.
Elya Edelweiss
Fama
Recompensa
Características
fuerza
Fortaleza
Velocidad
Agilidad
Destreza
Precisión
Intelecto
Agudeza
Instinto
Energía
Saberes
Akuma no mi
Varios
Escuchó con atención la historia detrás del arma del marine. Al mirar al pobre sable gastado, le invadió una especie de respeto. Era cierto que parecía a punto de romperse a nada de forzarlo y aún así, lo llevaba con él. Claramente le tenía cariño al arma y aunque parecía poco óptimo guardar un arma así, admiraba esa lealtad. Cada cosa tenía su historia y él había elegido honrar la del viejo sable.
-Nunca he conocido a un brazos largos o piernas largas. ¿Cómo son? -Había oído las leyendas, claro, pero con los rumores nunca se sabía cuánto había de verdad y cuanto de exageración. Y Galhard no solo los había conocido, si no que había estudiado con ellos. Incluso aunque no pudiera utilizar sus técnicas, estaba segura de que un entrenamiento así curtía a la persona. Le envidiaba, pero no en el mal sentido. Una pelea cuerpo a cuerpo y una con armas parecía sin duda un arreglo más que bueno para ambos. Nunca estaba de más afinarse en lo que no se les daba bien, sin importar qué fuera esto.
Llegaron al cuartel y tras saludar a un par de soldados, no tardaron en alcanzar la zona de entrenamiento. Como habían acordado, Elya dejó su lanza a un lado y se colocó en posición tras atarse el pelo en una coleta. El combate cuerpo a cuerpo no era exactamente su especialidad y sus manos echaban de menos la lanza, pero estaba dispuesta a probarse. Una vez ambos estuvieron listos, asintió a Galhard y se abalanzó sobre él sin cortarse. Su intención era saltar en mitad de la carrera y aterrizar con una patada sobre su pecho, tirándole al suelo. De lograrlo, tendría margen de maniobra para poder hacerle una llave y reducirlo.
O al menos, ese era el plan.
-Nunca he conocido a un brazos largos o piernas largas. ¿Cómo son? -Había oído las leyendas, claro, pero con los rumores nunca se sabía cuánto había de verdad y cuanto de exageración. Y Galhard no solo los había conocido, si no que había estudiado con ellos. Incluso aunque no pudiera utilizar sus técnicas, estaba segura de que un entrenamiento así curtía a la persona. Le envidiaba, pero no en el mal sentido. Una pelea cuerpo a cuerpo y una con armas parecía sin duda un arreglo más que bueno para ambos. Nunca estaba de más afinarse en lo que no se les daba bien, sin importar qué fuera esto.
Llegaron al cuartel y tras saludar a un par de soldados, no tardaron en alcanzar la zona de entrenamiento. Como habían acordado, Elya dejó su lanza a un lado y se colocó en posición tras atarse el pelo en una coleta. El combate cuerpo a cuerpo no era exactamente su especialidad y sus manos echaban de menos la lanza, pero estaba dispuesta a probarse. Una vez ambos estuvieron listos, asintió a Galhard y se abalanzó sobre él sin cortarse. Su intención era saltar en mitad de la carrera y aterrizar con una patada sobre su pecho, tirándole al suelo. De lograrlo, tendría margen de maniobra para poder hacerle una llave y reducirlo.
O al menos, ese era el plan.
Galhard
Fama
Recompensa
Características
fuerza
Fortaleza
Velocidad
Agilidad
Destreza
Precisión
Intelecto
Agudeza
Instinto
Energía
Saberes
Akuma no mi
Varios
Escuchó la pregunta de su compañera y una respuesta automática salió de sus labios.
-Altos, excesivamente altos, más que el almirante Al Una gran altura daba fuerza adicional en las peleas y aquello les daba una ventaja natural sobre los humanos convencionales -Si bien en cuanto a cuerpo los piernas largas tienen más similitudes con nosotros los que son de brazos largos, salvo Kenzo si no contamos que es difícil saber que esconden sus vendas, suelen tener un aspecto algo distinto en cuanto a la forma de la cara y sobretodo cuentan con un codo extra en cada brazo...- Meditó unos instantes, quizás lo mencionado había sido poco decoroso pero era la mejor forma de describir esas características a quien no los había visto, Kenzo ocultaba bien esa característica por lo que si Elya había coincidido con él probablemente le habría costado darse cuenta de ello.
Ambos se prepararon para el combate dejando él su abrigo y espada alejados del ring y cuando dieron la señal Elya salió a gran velocidad contra él, Galhard esperaba que Elya tuviese una posición más defensiva por tal de conocer sus movimientos y su súbito ataque le atrapó desprevenido por lo que el impacto fue directo cayendo al suelo, sabía que no podía quedarse quieto pese al dolor que sentía en el pecho o sería vulnerable así que aprovechando el movimiento de caída para rodar hacia atrás, quedando en cuclillas. Elya no perdía el tiempo y parecía buscar una llave que diese fin al combate.
Galhard no era especialmente bueno usando llaves de reducción o luxando pues las técnicas que le habían enseñado eran de golpes rápidos así que aprovechando la biología de su cuerpo mientras se levantaba de aquella posición usó la biomecánica del movimiento para lanzar un uppercut si el golpe fallaba se desplazaría a un lateral para ganar algo de distancia.
-Altos, excesivamente altos, más que el almirante Al Una gran altura daba fuerza adicional en las peleas y aquello les daba una ventaja natural sobre los humanos convencionales -Si bien en cuanto a cuerpo los piernas largas tienen más similitudes con nosotros los que son de brazos largos, salvo Kenzo si no contamos que es difícil saber que esconden sus vendas, suelen tener un aspecto algo distinto en cuanto a la forma de la cara y sobretodo cuentan con un codo extra en cada brazo...- Meditó unos instantes, quizás lo mencionado había sido poco decoroso pero era la mejor forma de describir esas características a quien no los había visto, Kenzo ocultaba bien esa característica por lo que si Elya había coincidido con él probablemente le habría costado darse cuenta de ello.
Ambos se prepararon para el combate dejando él su abrigo y espada alejados del ring y cuando dieron la señal Elya salió a gran velocidad contra él, Galhard esperaba que Elya tuviese una posición más defensiva por tal de conocer sus movimientos y su súbito ataque le atrapó desprevenido por lo que el impacto fue directo cayendo al suelo, sabía que no podía quedarse quieto pese al dolor que sentía en el pecho o sería vulnerable así que aprovechando el movimiento de caída para rodar hacia atrás, quedando en cuclillas. Elya no perdía el tiempo y parecía buscar una llave que diese fin al combate.
Galhard no era especialmente bueno usando llaves de reducción o luxando pues las técnicas que le habían enseñado eran de golpes rápidos así que aprovechando la biología de su cuerpo mientras se levantaba de aquella posición usó la biomecánica del movimiento para lanzar un uppercut si el golpe fallaba se desplazaría a un lateral para ganar algo de distancia.
Elya Edelweiss
Fama
Recompensa
Características
fuerza
Fortaleza
Velocidad
Agilidad
Destreza
Precisión
Intelecto
Agudeza
Instinto
Energía
Saberes
Akuma no mi
Varios
El puñetazo le cogió por sorpresa. Llegó desde abajo y le sacudió toda la mandíbula. Tuvo suerte de no morderse la lengua, pero por unos instantes toda su visión se volvió negra. Vio puntitos blancos bailar frente a ella y tuvo que parpadear un par de veces para hacer que desaparecieran. Serenarse le costó un poco más. Dolía, pero podía con ello. Era una buena técnica, lo reconocía. Se lo apuntaría, estaba convencida de que sería útil en algún momento.
Se había apartado un poco de ella, por lo que se levantó también y esta vez aguardó un poco antes de atacar. No era alguien que se lanzara sin pensar y ahora que el shock de la iniciativa se había ido apresurarse a darle otro golpe no funcionaría. En lugar de ello subió los brazos, cubriéndose el pecho y midiendo los movimientos del otro marine, preparándose para lo que pudiera hacer. Al final, le pareció encontrar un hueco en su defensa y se lanzó sin vacilar.
Quería agarrarle una muñeca y tirar de él hacia delante, para darle en el hombro contrario con su otro brazo. Era algo complejo, pero también inesperado. No creía que fuera a caer al suelo con ese golpe, pero tampoco lo necesitaba. Si funcionaba, añadiría un barrido con el pie para darle en el talón y desestabilizarle. Si lograba hacerle caer, aprovecharía para ponerle un pie en el pecho, simbolizando su victoria. Al fin y al cabo, el objetivo no era hacerle daño, tan solo… practicar. Llegaría el momento en el que todas las palizas como esta fueran de utilidad y quería estar preparada.
Se había apartado un poco de ella, por lo que se levantó también y esta vez aguardó un poco antes de atacar. No era alguien que se lanzara sin pensar y ahora que el shock de la iniciativa se había ido apresurarse a darle otro golpe no funcionaría. En lugar de ello subió los brazos, cubriéndose el pecho y midiendo los movimientos del otro marine, preparándose para lo que pudiera hacer. Al final, le pareció encontrar un hueco en su defensa y se lanzó sin vacilar.
Quería agarrarle una muñeca y tirar de él hacia delante, para darle en el hombro contrario con su otro brazo. Era algo complejo, pero también inesperado. No creía que fuera a caer al suelo con ese golpe, pero tampoco lo necesitaba. Si funcionaba, añadiría un barrido con el pie para darle en el talón y desestabilizarle. Si lograba hacerle caer, aprovecharía para ponerle un pie en el pecho, simbolizando su victoria. Al fin y al cabo, el objetivo no era hacerle daño, tan solo… practicar. Llegaría el momento en el que todas las palizas como esta fueran de utilidad y quería estar preparada.
Galhard
Fama
Recompensa
Características
fuerza
Fortaleza
Velocidad
Agilidad
Destreza
Precisión
Intelecto
Agudeza
Instinto
Energía
Saberes
Akuma no mi
Varios
El problema del estilo de pelea de Galhard era eso, en combates de exhibición o entrenamiento sin una protección adecuada podían hacer daño, la diferencia entre la naturaleza de el estilo de Elya, más reductivo a la de Galhard más lesivo hacían que el de Elya fuese más polivalente y eficaz para reducir a una persona con el menor daño posible frente a uno que buscaba castigar a su rival, algo que le sabía mal pero por respeto entre artistas marciales no podía permitir mostrar duda en un combate aunque no quisiese hacerle daño en el proceso.
La guardia de Elya era adecuada, su protección de la parte superior de su cuerpo evitaba que Galhard pudiese encontrar un hueco para golpearla con un puñetazo, cuando este iba a optar por lanzar una patada a la pierna de la marine se abalanzó tratando de tomar su muñeca, realmente no esperaba un movimiento así, tomando al marine por sorpresa el golpe en su hombro contrario. Por instinto habría esperado un golpe en el mismo lugar donde le había dado la patada anterior o incluso una parte delicada como la mandíbula o el cuello, ese golpe evitaba de que el por aquel entonces cadete pudiese contraatacar con un codazo de su brazo atrasado mientras además aún tenía su muñeca derecha agarrada.
Un último golpe en su tobillo le desestabilizó, no sin antes lanzar un cabezazo a Elya, tras ello no tardó en caer al suelo, si el cabezazo no le confería el tiempo suficiente para salir del apuro y levantarse antes de que Elya acabase la faena podía dar el asalto por perdido. Fuese cual fuese el resultado de estos movimientos, Galhard estaría dispuesto a aprender de Elya esos movimientos y aprender a reducir como ella había demostrado. Esa actuación que había tenido Elya en combate dejaban en claro que si bien había dicho que el cuerpo a cuerpo no era su punto fuerte su mente estaba curtida para defenderse en situaciones adversas para la marine.
La guardia de Elya era adecuada, su protección de la parte superior de su cuerpo evitaba que Galhard pudiese encontrar un hueco para golpearla con un puñetazo, cuando este iba a optar por lanzar una patada a la pierna de la marine se abalanzó tratando de tomar su muñeca, realmente no esperaba un movimiento así, tomando al marine por sorpresa el golpe en su hombro contrario. Por instinto habría esperado un golpe en el mismo lugar donde le había dado la patada anterior o incluso una parte delicada como la mandíbula o el cuello, ese golpe evitaba de que el por aquel entonces cadete pudiese contraatacar con un codazo de su brazo atrasado mientras además aún tenía su muñeca derecha agarrada.
Un último golpe en su tobillo le desestabilizó, no sin antes lanzar un cabezazo a Elya, tras ello no tardó en caer al suelo, si el cabezazo no le confería el tiempo suficiente para salir del apuro y levantarse antes de que Elya acabase la faena podía dar el asalto por perdido. Fuese cual fuese el resultado de estos movimientos, Galhard estaría dispuesto a aprender de Elya esos movimientos y aprender a reducir como ella había demostrado. Esa actuación que había tenido Elya en combate dejaban en claro que si bien había dicho que el cuerpo a cuerpo no era su punto fuerte su mente estaba curtida para defenderse en situaciones adversas para la marine.
Elya Edelweiss
Fama
Recompensa
Características
fuerza
Fortaleza
Velocidad
Agilidad
Destreza
Precisión
Intelecto
Agudeza
Instinto
Energía
Saberes
Akuma no mi
Varios
Esta vez, estaba preparada. Recibió el cabezazo de lleno, pero en lugar de entrar en pánico, se forzó a caer hacia delante. Aterrizó más o menos como planeaba, con su pie sobre el pecho de Galhard y ella más o menos acurrucada encima. Gruñó, le dolía la cabeza y estaba bastante convencida de que le iba a salir un chichón interesante, pero por lo menos había cumplido su propósito. Tras mirarle y aguardar un par de segundos, se apartó y le echó una mano para ayudarle a levantarse.
-Esto ha sido… educativo, la verdad. Sabe moverse, lo reconozco. Quizá debería aprender de usted y ser un poco más agresiva.
Se planteó si hacer una pausa o continuar con el plan y agarrar sus armas. En realidad todavía tenía algo de tiempo y había disfrutado el intercambio. Todavía estaba procesando cómo había ocurrido todo, pero quería algo más. Fue a agarrar su lanza y apoyada en ella le preguntó al marine:
-¿Listo para la segunda ronda?
Esta vez, dejaría que atacase el primero. Se quedaría en guardia y a la espera, pues quería ver qué hacía una vez que tomaba la iniciativa.
-Esto ha sido… educativo, la verdad. Sabe moverse, lo reconozco. Quizá debería aprender de usted y ser un poco más agresiva.
Se planteó si hacer una pausa o continuar con el plan y agarrar sus armas. En realidad todavía tenía algo de tiempo y había disfrutado el intercambio. Todavía estaba procesando cómo había ocurrido todo, pero quería algo más. Fue a agarrar su lanza y apoyada en ella le preguntó al marine:
-¿Listo para la segunda ronda?
Esta vez, dejaría que atacase el primero. Se quedaría en guardia y a la espera, pues quería ver qué hacía una vez que tomaba la iniciativa.
Galhard
Fama
Recompensa
Características
fuerza
Fortaleza
Velocidad
Agilidad
Destreza
Precisión
Intelecto
Agudeza
Instinto
Energía
Saberes
Akuma no mi
Varios
Con el pie de Elya en su pecho el asalto había acabado en favor de ella y la verdad, aunque fuese de entrenamiento y siguiesen peleando en estas condiciones podía notar que quitar su pie de allí le costaría un severo dolor en esa zona, lo que llevaría a quedar con más facilidad otra vez en la misma posición. Había sido un combate divertido, si bien no se arrepentía del resultado sí lo hacía por su perdida de practica, después de todo si algo le gustaba a Galhard en un combate amistoso es estar en la mejor forma posible para darle un desafío digno a su rival.
—Lo mismo he de decir— Sonrío satisfecho —Pese a ser un estilo de pelea al cual no parecías estar acostumbrada a enfrentar has sabido mantener la cabeza fría y llevarme a tu terreno. Después de estos asaltos estaría genial compartir consejos y técnicas, aprender a ser más defensivo y a hacer agarres efectivos me ayudaría a aprender a escaparme mejor de ellos— En cuanto Elya apartó su pie de él se incorporó y tomó un sable de practica de allí, usar su sable era mala idea por la posibilidad que se rompiese y Elya o él acabasen heridos por un trozo de metal volador.
—Faltaría más, estoy listo— Se puso en guardia, iernas ligeramente flexionadas, dibujando una ele con la posición de los pies para repartir el peso del cuerpo y fortalecer el centro de gravedad del cuerpo, con la punta roma del sable apuntando a los ojos de Elya. Sabía que una arma blanca de su estilo siempre estaba en una ligera desventaja contra una lanza. No solo tenía mucho más rango si no que la naturaleza de la misma cubría un sin fin de ataques de punta y laterales, debía ganar distancia en todo momento y no centrarse en solo la punta de la lanza, un ataque podía venir desde la totalidad del palo.
Sabía que debía propiciar que ella iniciase un ataque y desde allí iniciar un acercamiento aprovechando los segundos pero sería descortés por su parte esperar dos veces a que ella tomase la iniciativa así que pese a saber la mala idea que era escoger un sable como arma para enfrentar una lanza trató de aprovechar su agilidad y velocidad para poder sobrepasar esa desventaja, por cortesía aún así trataría de no agarrar la lanza de Elya aunque fuese lo conveniente.
Tras unos breves segundos de análisis decidió optar por un movimiento algo básico de esgrima, alejado eso sí de lo que solía aplicarse en sables.
Hizo un impulso con su pierna atrasada y tras un breve desplazamiento en línea recta lanzó un fondo rápido hacia Elya, no sabía si ese golpe daría a la marine o si esta lo trataría de esquivar o bloquear pero en su mente ya se dibujó su segundo paso el cual, fue recoger su cuerpo y hacer pasos hacia atrás, saliendo de la distancia de toque que la lanza podía ofrecer a Elya sin moverse y cerrar su guardia. Tanto tiempo sin pelear contra un rival a la altura lo habían oxidado pero la sensación de pelear nuevamente había despertado sentimientos que le hacían sentirse vivo.
—Lo mismo he de decir— Sonrío satisfecho —Pese a ser un estilo de pelea al cual no parecías estar acostumbrada a enfrentar has sabido mantener la cabeza fría y llevarme a tu terreno. Después de estos asaltos estaría genial compartir consejos y técnicas, aprender a ser más defensivo y a hacer agarres efectivos me ayudaría a aprender a escaparme mejor de ellos— En cuanto Elya apartó su pie de él se incorporó y tomó un sable de practica de allí, usar su sable era mala idea por la posibilidad que se rompiese y Elya o él acabasen heridos por un trozo de metal volador.
—Faltaría más, estoy listo— Se puso en guardia, iernas ligeramente flexionadas, dibujando una ele con la posición de los pies para repartir el peso del cuerpo y fortalecer el centro de gravedad del cuerpo, con la punta roma del sable apuntando a los ojos de Elya. Sabía que una arma blanca de su estilo siempre estaba en una ligera desventaja contra una lanza. No solo tenía mucho más rango si no que la naturaleza de la misma cubría un sin fin de ataques de punta y laterales, debía ganar distancia en todo momento y no centrarse en solo la punta de la lanza, un ataque podía venir desde la totalidad del palo.
Sabía que debía propiciar que ella iniciase un ataque y desde allí iniciar un acercamiento aprovechando los segundos pero sería descortés por su parte esperar dos veces a que ella tomase la iniciativa así que pese a saber la mala idea que era escoger un sable como arma para enfrentar una lanza trató de aprovechar su agilidad y velocidad para poder sobrepasar esa desventaja, por cortesía aún así trataría de no agarrar la lanza de Elya aunque fuese lo conveniente.
Tras unos breves segundos de análisis decidió optar por un movimiento algo básico de esgrima, alejado eso sí de lo que solía aplicarse en sables.
Hizo un impulso con su pierna atrasada y tras un breve desplazamiento en línea recta lanzó un fondo rápido hacia Elya, no sabía si ese golpe daría a la marine o si esta lo trataría de esquivar o bloquear pero en su mente ya se dibujó su segundo paso el cual, fue recoger su cuerpo y hacer pasos hacia atrás, saliendo de la distancia de toque que la lanza podía ofrecer a Elya sin moverse y cerrar su guardia. Tanto tiempo sin pelear contra un rival a la altura lo habían oxidado pero la sensación de pelear nuevamente había despertado sentimientos que le hacían sentirse vivo.
Elya Edelweiss
Fama
Recompensa
Características
fuerza
Fortaleza
Velocidad
Agilidad
Destreza
Precisión
Intelecto
Agudeza
Instinto
Energía
Saberes
Akuma no mi
Varios
Le halagaba, por supuesto. No solía pelear cuerpo a cuerpo, pero siempre intentaba dar lo mejor de sí misma y ver que daba resultados lógicamente le agradaba. Además, Galhard estaba resultando ser tremendamente humilde y amable. No entendía del todo cómo había acabado en la misma brigada que alguien como Al, pero se alegraba de que estuviera allí. Parecía alguien que podía ayudar a balancear a ese hombre y sabía de primera mano que hacía falta.
-Estaré encantada de ayudarle y enseñarle un par de llaves. La verdad es que creo que si la marina ofreciera más entrenamiento restrictivo en lugar de completamente ofensivo… nuestras victorias tendrían más peso. Hay demasiadas muertes innecesarias y me gustaría cambiar eso en la medida de lo posible.
Elya no era idiota. Había visto mundo, aunque no fuera mucho. Entendía la clase de personas que podía haber ahí fuera y sabía que muchas veces, la respuesta era la violencia, aunque solo fuera porque se trataba también de la pregunta. El caso no era ese, si no cómo se utilizaba. No creía que la muerte resolviera nada y sabía que muchos oficiales se tomaban ese asunto un tanto… a la ligera. No quería convertirse en ellos.
De una forma u otra, se alegró de volver a tener su lanza entre las manos. Asintió al ver que él cogía uno de los sables de entrenamiento; no quería que por error su querido sable se rompiera en un simple entrenamiento.
Apreció por un instante la pose que tenía. Claramente poseía experiencia en el arte de la esgrima y del combate con espadas. Su guardia era perfecta y su postura segura. Aguardó su ataque, preguntándose por donde venía. Cuando atacó de frente, se apresuró a girar la lanza en sus manos para que el mango enfrentase la hoja. Logró colocarla contra la parte plana y aunque eso no bloqueaba el ataque, le permitió hacer fuerza para frenarlo y poder echarse a un lado para esquivarlo.
Galhard retrocedió y a la vez, imitando la pose de sus pies, Elya avanzó. Como él, decidió emplear un ataque sencillo, de frente. Se planteó por un instante utilizar el extremo afilado de su lanza, pero cambió de idea en el último segundo y mientras se acercaba, la giró sobre su cabeza un par de veces, hasta finalizar atacándole en el pecho con la piedra que había en el otro extremo de la lanza, tratando de desestabilizarle y hacerle trastabillar.
-Estaré encantada de ayudarle y enseñarle un par de llaves. La verdad es que creo que si la marina ofreciera más entrenamiento restrictivo en lugar de completamente ofensivo… nuestras victorias tendrían más peso. Hay demasiadas muertes innecesarias y me gustaría cambiar eso en la medida de lo posible.
Elya no era idiota. Había visto mundo, aunque no fuera mucho. Entendía la clase de personas que podía haber ahí fuera y sabía que muchas veces, la respuesta era la violencia, aunque solo fuera porque se trataba también de la pregunta. El caso no era ese, si no cómo se utilizaba. No creía que la muerte resolviera nada y sabía que muchos oficiales se tomaban ese asunto un tanto… a la ligera. No quería convertirse en ellos.
De una forma u otra, se alegró de volver a tener su lanza entre las manos. Asintió al ver que él cogía uno de los sables de entrenamiento; no quería que por error su querido sable se rompiera en un simple entrenamiento.
Apreció por un instante la pose que tenía. Claramente poseía experiencia en el arte de la esgrima y del combate con espadas. Su guardia era perfecta y su postura segura. Aguardó su ataque, preguntándose por donde venía. Cuando atacó de frente, se apresuró a girar la lanza en sus manos para que el mango enfrentase la hoja. Logró colocarla contra la parte plana y aunque eso no bloqueaba el ataque, le permitió hacer fuerza para frenarlo y poder echarse a un lado para esquivarlo.
Galhard retrocedió y a la vez, imitando la pose de sus pies, Elya avanzó. Como él, decidió emplear un ataque sencillo, de frente. Se planteó por un instante utilizar el extremo afilado de su lanza, pero cambió de idea en el último segundo y mientras se acercaba, la giró sobre su cabeza un par de veces, hasta finalizar atacándole en el pecho con la piedra que había en el otro extremo de la lanza, tratando de desestabilizarle y hacerle trastabillar.
Galhard
Fama
Recompensa
Características
fuerza
Fortaleza
Velocidad
Agilidad
Destreza
Precisión
Intelecto
Agudeza
Instinto
Energía
Saberes
Akuma no mi
Varios
Galhard se percató de la insistencia de su compañera en atacar a su pecho ¿Tan expuesto lo dejaba? ¿O trataba de golpearle en un lugar poco lesivo? Pensó durante un segundo mientras girando con levedad su torso evitaba el ensarte de la piedra de aquella lanza.
Realmente si el combate seguía así acabaría con más experiencia sí, pero con un más que notable dolor de pecho.
Aprovechando la extensión de Elya al golpear de aquella forma con la lanza y aunque se arriesgaba a poder recibir un golpe lateral de aquella arma que superaba en rango de golpe a la suya decidió tratar de golpear la mano de su compañera con suavidad pero usando la suficiente fuerza de impacto para hacer que liberase la lanza de esa misma mano, desestabilizando los movimientos que podría hacer la marine.
Después de todo una parte que mucha gente solía pasar por alto a la hora de golpear a alguien usando un arma eran sus manos y aunque aquello podía resultar muy lesivo con un arma que no fuese de entrenamiento era una forma rápida y eficaz de reducir a un combatiente.
De todos modos el marine sabía que debía mantenerse pegado a ella en estos momentos, la ventaja que le confería a Elya la distancia solo disminuía levemente en distancias cortas pero tampoco volvía a la lanza de ella menos peligrosa por lo que decidió hacerse fuerte en esa distancia y tratar de golpear la otra mano de su compañera.
Realmente si el combate seguía así acabaría con más experiencia sí, pero con un más que notable dolor de pecho.
Aprovechando la extensión de Elya al golpear de aquella forma con la lanza y aunque se arriesgaba a poder recibir un golpe lateral de aquella arma que superaba en rango de golpe a la suya decidió tratar de golpear la mano de su compañera con suavidad pero usando la suficiente fuerza de impacto para hacer que liberase la lanza de esa misma mano, desestabilizando los movimientos que podría hacer la marine.
Después de todo una parte que mucha gente solía pasar por alto a la hora de golpear a alguien usando un arma eran sus manos y aunque aquello podía resultar muy lesivo con un arma que no fuese de entrenamiento era una forma rápida y eficaz de reducir a un combatiente.
De todos modos el marine sabía que debía mantenerse pegado a ella en estos momentos, la ventaja que le confería a Elya la distancia solo disminuía levemente en distancias cortas pero tampoco volvía a la lanza de ella menos peligrosa por lo que decidió hacerse fuerte en esa distancia y tratar de golpear la otra mano de su compañera.
Elya Edelweiss
Fama
Recompensa
Características
fuerza
Fortaleza
Velocidad
Agilidad
Destreza
Precisión
Intelecto
Agudeza
Instinto
Energía
Saberes
Akuma no mi
Varios
Se había confiado. El toque a su mano le cogió desprevenida y la lanza resbaló, alcanzando a Galhard en el costado y haciendo que Elya se distrajera. El segundo golpe debería habérselo esperado, pero el marine fue rápido y en cuestión de segundos ella se encontraba desarmada, la lanza en el suelo. Asintió mientras la recogía, reconociendo la jugada.
-Debería aprender a mirar más allá de mis narices; buena estrategia.
Iba a decirle de ponerse de nuevo en guardia y comenzar otra vez, pero algo les interrumpió. El pequeño den den mushi que Elya llevaba consigo a todas partes comenzó a sonar, haciendo que la peliblanca frunciera el ceño. Se disculpó con Galhard y cogió al animal, llevándoselo a la oreja.
Lo colgó unos minutos después, algo fastidiada. Otro traslado, de urgencia. Cómo no, no era como si tuviera una vida más allá de las misiones. Ni podría tenerla, a este paso.
-Lo lamento, pero me han llamado para que me acerque al puerto. Por lo visto salgo en el siguiente barco, ni siquiera me han dicho a dónde me toca ir. Siento tener que interrumpir la sesión, estaba siendo de lo más educativa.
Era una pena tener que interrumpir su combate, pero no había forma de evitarlo. El deber llamaba y aunque le fastidiara, sabía que la mayoría de las veces era por un bien mayor. Tras disculparse una vez más, salió del área de entrenamiento con la lanza de nuevo donde pertenecía, entre sus manos. Se apresuró a llegar al puerto y tras dar un par de vueltas encontró el barco en el que se suponía debía subirse. Unos minutos después, habían zarpado. Mientras ayudaba al capitán a colocar el rumbo adecuado, se dio cuenta de que necesitaba un descanso. Estaba empezando a guardar algo de rencor por sus iguales y a todas luces eso no era algo positivo.
Se dijo que tan solo una misión más. Una última y pediría unas vacaciones, sí o sí. Quería ayudar, por eso se había alistado, pero no podía hacerlo si era tratada como una máquina y no paraba quieta ni un segundo. Tenía que ser la mejor versión de sí misma si quería devolver eso al mundo. La rabia no le ayudaría a conseguir un mejor futuro.
Se prometió a sí misma encontrar a Galhard en otro momento y compensarle por el combate interrumpido. Había sido una molestia para ambos, pero dado que ambos trabajaban en la marina, estaba segura de que lograría que sus caminos se cruzaran de nuevo.
-Debería aprender a mirar más allá de mis narices; buena estrategia.
Iba a decirle de ponerse de nuevo en guardia y comenzar otra vez, pero algo les interrumpió. El pequeño den den mushi que Elya llevaba consigo a todas partes comenzó a sonar, haciendo que la peliblanca frunciera el ceño. Se disculpó con Galhard y cogió al animal, llevándoselo a la oreja.
Lo colgó unos minutos después, algo fastidiada. Otro traslado, de urgencia. Cómo no, no era como si tuviera una vida más allá de las misiones. Ni podría tenerla, a este paso.
-Lo lamento, pero me han llamado para que me acerque al puerto. Por lo visto salgo en el siguiente barco, ni siquiera me han dicho a dónde me toca ir. Siento tener que interrumpir la sesión, estaba siendo de lo más educativa.
Era una pena tener que interrumpir su combate, pero no había forma de evitarlo. El deber llamaba y aunque le fastidiara, sabía que la mayoría de las veces era por un bien mayor. Tras disculparse una vez más, salió del área de entrenamiento con la lanza de nuevo donde pertenecía, entre sus manos. Se apresuró a llegar al puerto y tras dar un par de vueltas encontró el barco en el que se suponía debía subirse. Unos minutos después, habían zarpado. Mientras ayudaba al capitán a colocar el rumbo adecuado, se dio cuenta de que necesitaba un descanso. Estaba empezando a guardar algo de rencor por sus iguales y a todas luces eso no era algo positivo.
Se dijo que tan solo una misión más. Una última y pediría unas vacaciones, sí o sí. Quería ayudar, por eso se había alistado, pero no podía hacerlo si era tratada como una máquina y no paraba quieta ni un segundo. Tenía que ser la mejor versión de sí misma si quería devolver eso al mundo. La rabia no le ayudaría a conseguir un mejor futuro.
Se prometió a sí misma encontrar a Galhard en otro momento y compensarle por el combate interrumpido. Había sido una molestia para ambos, pero dado que ambos trabajaban en la marina, estaba segura de que lograría que sus caminos se cruzaran de nuevo.
Galhard
Fama
Recompensa
Características
fuerza
Fortaleza
Velocidad
Agilidad
Destreza
Precisión
Intelecto
Agudeza
Instinto
Energía
Saberes
Akuma no mi
Varios
—He de agradecerte, tras tus ataques he llegado a la conclusión que exponía demasiado el torso a la hora de pelear, debería corregir mi postura, realmente me servirá de mucho esto— Dijo parando mientras Elya tomaba de nuevo su lanza.
—Una lástima, habría sido muy divertido seguir pero las ordenes de arriba no pueden rechazarse, estoy seguro que volveremos a vernos y cuando ello ocurra tendremos más cosas que poder practicar y enseñarnos Elya. Ha sido un placer tenerte de compañera en estos dos asaltos.— Dijo con cortesía mientras tendía su mano a Elya.
No pudo hacer más que contemplar desde la torre Alvenger como su compañera se marchaba en un barco, al menos ya era más de lo que él solía tener en sus viajes.
—Bueno, supongo que tocará entrenar por mi cuenta, que Arthur y los demás no puedan decir que he estado de juerga.— Murmuró mientras volvía a la zona de entrenamiento, tratando de corregir su postura para evitar exponer tanto el pecho.
Realmente debía pensar en algún entrenamiento que fuese más efectivo de hacer en solitario, después de todo si volvía a enfrentarse a Elya no quería quedarse atrás en combate. —Meh... ¿Donde habré dejado mi diario con los apuntes que hice cuando entrenaba con mi padre?— Dijo para él mismo mientras hacía un fondo.
—Una lástima, habría sido muy divertido seguir pero las ordenes de arriba no pueden rechazarse, estoy seguro que volveremos a vernos y cuando ello ocurra tendremos más cosas que poder practicar y enseñarnos Elya. Ha sido un placer tenerte de compañera en estos dos asaltos.— Dijo con cortesía mientras tendía su mano a Elya.
No pudo hacer más que contemplar desde la torre Alvenger como su compañera se marchaba en un barco, al menos ya era más de lo que él solía tener en sus viajes.
—Bueno, supongo que tocará entrenar por mi cuenta, que Arthur y los demás no puedan decir que he estado de juerga.— Murmuró mientras volvía a la zona de entrenamiento, tratando de corregir su postura para evitar exponer tanto el pecho.
Realmente debía pensar en algún entrenamiento que fuese más efectivo de hacer en solitario, después de todo si volvía a enfrentarse a Elya no quería quedarse atrás en combate. —Meh... ¿Donde habré dejado mi diario con los apuntes que hice cuando entrenaba con mi padre?— Dijo para él mismo mientras hacía un fondo.
Contenido patrocinado
Fama
Recompensa
Características
fuerza
Fortaleza
Velocidad
Agilidad
Destreza
Precisión
Intelecto
Agudeza
Instinto
Energía
Saberes
Akuma no mi
Varios
Permisos de este foro:
No puedes responder a temas en este foro.