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Nayelis
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Akuma no mi
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La mañana brillaba en aquel pequeño archipiélago de Sabaody, y sus gentes, se dedicaban a hacer sus habituales rutinas y cometidos en la plaza mayor de la ciudad principal. Había logrado pagarme el pasaje gracias a unos trabajos realizados en otras islas. Cuando desembarqué el puerto de la isla principal me dirigí hacia el centro de la villa, concretamente a su bulliciosa plaza mayor donde los comerciantes vendían todo tipo de productos.
Yo portaba mi atuendo habitual de vestido negro de cuello abierto y un tocado de color negro que recogía mi pelo y lo ocultaba, dejando solo a la vista, los dos cuernos que me caracterizaban. Además una vara de roble negro con una piedra de color verde en su parte superior adornaba mi mano izquierda. Los ojos esmeralda parecían dos luceros en la lejanía mientras que mis alas de pájaro a la espalda tocaban casi el suelo al estar replegadas.
Mi aspecto no traía pocas miradas indiscretas, es más, todos me miraban por algún que otro motivo, cosa que me preocupaba pero a la ver me alentaba a ignorarlos y continuar caminando. Me dirigí a uno de los tenderetes de la plaza y comencé a ver la mercancía de joyas de uno de los tenderos. El tendero por su parte reculó un poco al verme , sabiendo por mi parte, que no le agradaba mi aspecto al ser una "humana" muy rara en aspecto. No le di importancia ya que estaba habituada, pero si me quedé mirando un colgante con la forma de cruz que me había llamado la atención. Lo cogí por la cadena y lo alcé mientras lo contemplaba como absorta.
-¿Cuánto vale?-dije con un tono seco pero amable mientras miraba al tendero.
-Mil doscientos berries señorita- respondió un tanto cortado.
Saqué de mi pequeña bolsa la cantidad exigida mientras la plaza seguía mirándome y pagaba al tendero. Tras eso me guardé el colgante en el bolsillo de mi vestido negro. Me giré y comencé a caminar hacia la taberna local, que según tenía entendido, estaba en el puerto, y no en la ciudad.
Según iba caminando hacia los muelles, tres hombres enfrente mía se detuvieron. Parecían ser los típicos marineros que estaban esperando fuera de la taberna o los que se habían quedado sin dinero para pagarse las rondas. Uno de ellos, el más alto y fornido se dirigió a mi.
-Vaya, parece que otro bicho raro ha llegado a la ciudad.
Me detuve y me quedé mirándole fijamente, atrayendo nuevamente miradas de los caminantes de la zona...quizás de alguien más.
Yo portaba mi atuendo habitual de vestido negro de cuello abierto y un tocado de color negro que recogía mi pelo y lo ocultaba, dejando solo a la vista, los dos cuernos que me caracterizaban. Además una vara de roble negro con una piedra de color verde en su parte superior adornaba mi mano izquierda. Los ojos esmeralda parecían dos luceros en la lejanía mientras que mis alas de pájaro a la espalda tocaban casi el suelo al estar replegadas.
Mi aspecto no traía pocas miradas indiscretas, es más, todos me miraban por algún que otro motivo, cosa que me preocupaba pero a la ver me alentaba a ignorarlos y continuar caminando. Me dirigí a uno de los tenderetes de la plaza y comencé a ver la mercancía de joyas de uno de los tenderos. El tendero por su parte reculó un poco al verme , sabiendo por mi parte, que no le agradaba mi aspecto al ser una "humana" muy rara en aspecto. No le di importancia ya que estaba habituada, pero si me quedé mirando un colgante con la forma de cruz que me había llamado la atención. Lo cogí por la cadena y lo alcé mientras lo contemplaba como absorta.
-¿Cuánto vale?-dije con un tono seco pero amable mientras miraba al tendero.
-Mil doscientos berries señorita- respondió un tanto cortado.
Saqué de mi pequeña bolsa la cantidad exigida mientras la plaza seguía mirándome y pagaba al tendero. Tras eso me guardé el colgante en el bolsillo de mi vestido negro. Me giré y comencé a caminar hacia la taberna local, que según tenía entendido, estaba en el puerto, y no en la ciudad.
Según iba caminando hacia los muelles, tres hombres enfrente mía se detuvieron. Parecían ser los típicos marineros que estaban esperando fuera de la taberna o los que se habían quedado sin dinero para pagarse las rondas. Uno de ellos, el más alto y fornido se dirigió a mi.
-Vaya, parece que otro bicho raro ha llegado a la ciudad.
Me detuve y me quedé mirándole fijamente, atrayendo nuevamente miradas de los caminantes de la zona...quizás de alguien más.
Bô Thyjo
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Un fuerte dolor taladraba mi cabeza al canto de las gaviotas que poblaban aquella extraña isla. No sabía dónde me encontraba ni apenas recordaba el cómo me había podido haber desplazado hasta allí, pero sabía con certeza que todo había comenzado en Ohara, y es que en la víspera del día de la boda de un residente de aquella isla su grupo de amigos había montado una fiesta en su honor, imagino que fue el alcohol... ¿O quizá fueron las miraditas de la stripper que habían contratado lo que me llevó hasta este entuerto? No sé exactamente cómo comenzó, pero tenía claro que esa stripper me estaba tirando la caña y que iba a demostrarle que podía beber más que nadie allí.
A partir de aquí imagino que ya todos sabéis el resto, una noche como cualquier otra... Un baile de borrachos, una pelea que acaba con el prometido muerto, una stripper que se va dejándome el mástil bien duro, una pelea con los borrachos de los amigos por haberle reventado la cabeza al otro... Y finalmente dormí envuelto de sangre y varios moratones, aunque lo hice en la bodega del barco pirata de alguien importante, no sé de quién, pero eso no es un dato relevante, ya que he amanecido arrojado en el puerto con mis pertenencias y ni rastro del pirata.
Después de haber permanecido durante algunos minutos, mirando a mi alrededor sin prestarle atención a nada más que a la extraña arquitectura de aquel lugar, de pronto mi mente comenzó a cobrar parte de consciencia y pude vislumbrar con relativa claridad la figura de un pájaro... ¿Con caderas? ¿Con aspecto de mujer...? ¿Aquella persona era una especie de Greed pero versión femenino? Todas las preguntas formuladas se encontraron con la misma respuesta. Me importaba más bien poco quién fuese, aunque se tratase de una versión femenina de Greed, yo iría y contemplaría aquello por mi propia cuenta.
Me incorporé del suelo y busqué con rapidez a quien se encargase de dirigir aquel puerto, un hombrecillo pequeño me pareció la opción más grata, lo enganché de la nuca y le exclamé las siguientes palabras.
- ¡Tú! ¡Vigila mi barca y mis pertenencias!-
Dicho esto arrojé con relativa fuerza al hombre contra la chalupa que desde luego no me pertenecía y tampoco descubriría su dueño hasta que él abrió la boca.
- P... ¡Pero si esta es mi chalupa!-
Exclamó en un tono que inmediatamente lo relacioné con lo que diría un niño chico, un niño pequeño que tenía hambre de una hostia. Me cambié las prendas a la vista de todos, sin importancia por lo que pudiesen decir, y me atuendé con mi ropa de civil. Arrojé mis dos guantes, mi ropa de combate ensangrentada, y las demás pertenencias sobre el hombre que había en la chalupa, tan solo me quedé con la vara de combate "Bō Thyjo", que me serviría como soporte hasta que se me pasara la papa, y entonces fue cuando llegó la hostia, le propiné un golpe en seco con la vara en toda la frente que pareció doblarle la nariz y hacerle daño, pues había comenzado a sangrar.
- ¡Su barco! ¡SU BARCO!-
Exclamó en un tono de voz que me resultó casi alegre.
- ¡Y ahora esa es MÍ cartera!-
El pobre hombre de la barca me arrojó la bolsa de oro que tenía disponible, bolsa que tomé en pleno aire y guardé en un lugar seguro, por el peso que tenía suponía que había en su interior diez mil berries.
- Con ese dinero pensaba comprarle un detalle a mi esposa para la boda...-
Confesó el hombre, siendo esta la segunda boda que estropeaba en el día de hoy. Me marché pues de aquel lugar, después de haber dado un increíble espectáculo sobre dominación, desnudo público, y robo intimidatorio frente a todos los presentes, los que no pensaron en ningún momento en llamar a la marina, no vaya a ser que encima les pegase también a ellos.
- ¡Más te vale que la ropa esté limpia y todo en perfecto estado a mi vuelta! ¡O te arrancaré esa piel de porcino a tiras!-
Exclamé yendo en dirección de la mujer pájaro que cada vez veía con mayor claridad, relamiéndome los labios con levedad una vez la tuve cerca, siendo consciente de que tres inútiles estaban cerca de ella y al menos uno de ellos fijaba su mirada en el cuerpo de la muchacha. ¡Aquel hombre me quería llevar la competencia! ¡Y ESO NO SE LO PODÍA TOLERAR A NADIE! Así que fue aquello lo que provocó que de un portentoso golpe de vara en la mejilla los apartase abruptamente hacia un lateral cual fichas de dominó, arrojándolos contra las cajas de pescado recién llegadas del puerto. Ninguno de ellos pareció cuestionar mi arremetida, más bien me pareció que su mirada lo único que transmitía era un... "¿A qué ha venido eso?"
-¡Doncella salvada!-
Exclamé frente a la aún desconocida Verelizth.
- ¡Y aceptaré que me invite a una pinta por ello!-
Volví a exclamar amigablemente frente a ella, tratando de mantener la mirada fija en la ajena para no desviarla hacia su canalillo.
A partir de aquí imagino que ya todos sabéis el resto, una noche como cualquier otra... Un baile de borrachos, una pelea que acaba con el prometido muerto, una stripper que se va dejándome el mástil bien duro, una pelea con los borrachos de los amigos por haberle reventado la cabeza al otro... Y finalmente dormí envuelto de sangre y varios moratones, aunque lo hice en la bodega del barco pirata de alguien importante, no sé de quién, pero eso no es un dato relevante, ya que he amanecido arrojado en el puerto con mis pertenencias y ni rastro del pirata.
Después de haber permanecido durante algunos minutos, mirando a mi alrededor sin prestarle atención a nada más que a la extraña arquitectura de aquel lugar, de pronto mi mente comenzó a cobrar parte de consciencia y pude vislumbrar con relativa claridad la figura de un pájaro... ¿Con caderas? ¿Con aspecto de mujer...? ¿Aquella persona era una especie de Greed pero versión femenino? Todas las preguntas formuladas se encontraron con la misma respuesta. Me importaba más bien poco quién fuese, aunque se tratase de una versión femenina de Greed, yo iría y contemplaría aquello por mi propia cuenta.
Me incorporé del suelo y busqué con rapidez a quien se encargase de dirigir aquel puerto, un hombrecillo pequeño me pareció la opción más grata, lo enganché de la nuca y le exclamé las siguientes palabras.
- ¡Tú! ¡Vigila mi barca y mis pertenencias!-
Dicho esto arrojé con relativa fuerza al hombre contra la chalupa que desde luego no me pertenecía y tampoco descubriría su dueño hasta que él abrió la boca.
- P... ¡Pero si esta es mi chalupa!-
Exclamó en un tono que inmediatamente lo relacioné con lo que diría un niño chico, un niño pequeño que tenía hambre de una hostia. Me cambié las prendas a la vista de todos, sin importancia por lo que pudiesen decir, y me atuendé con mi ropa de civil. Arrojé mis dos guantes, mi ropa de combate ensangrentada, y las demás pertenencias sobre el hombre que había en la chalupa, tan solo me quedé con la vara de combate "Bō Thyjo", que me serviría como soporte hasta que se me pasara la papa, y entonces fue cuando llegó la hostia, le propiné un golpe en seco con la vara en toda la frente que pareció doblarle la nariz y hacerle daño, pues había comenzado a sangrar.
- ¡Su barco! ¡SU BARCO!-
Exclamó en un tono de voz que me resultó casi alegre.
- ¡Y ahora esa es MÍ cartera!-
El pobre hombre de la barca me arrojó la bolsa de oro que tenía disponible, bolsa que tomé en pleno aire y guardé en un lugar seguro, por el peso que tenía suponía que había en su interior diez mil berries.
- Con ese dinero pensaba comprarle un detalle a mi esposa para la boda...-
Confesó el hombre, siendo esta la segunda boda que estropeaba en el día de hoy. Me marché pues de aquel lugar, después de haber dado un increíble espectáculo sobre dominación, desnudo público, y robo intimidatorio frente a todos los presentes, los que no pensaron en ningún momento en llamar a la marina, no vaya a ser que encima les pegase también a ellos.
- ¡Más te vale que la ropa esté limpia y todo en perfecto estado a mi vuelta! ¡O te arrancaré esa piel de porcino a tiras!-
Exclamé yendo en dirección de la mujer pájaro que cada vez veía con mayor claridad, relamiéndome los labios con levedad una vez la tuve cerca, siendo consciente de que tres inútiles estaban cerca de ella y al menos uno de ellos fijaba su mirada en el cuerpo de la muchacha. ¡Aquel hombre me quería llevar la competencia! ¡Y ESO NO SE LO PODÍA TOLERAR A NADIE! Así que fue aquello lo que provocó que de un portentoso golpe de vara en la mejilla los apartase abruptamente hacia un lateral cual fichas de dominó, arrojándolos contra las cajas de pescado recién llegadas del puerto. Ninguno de ellos pareció cuestionar mi arremetida, más bien me pareció que su mirada lo único que transmitía era un... "¿A qué ha venido eso?"
-¡Doncella salvada!-
Exclamé frente a la aún desconocida Verelizth.
- ¡Y aceptaré que me invite a una pinta por ello!-
Volví a exclamar amigablemente frente a ella, tratando de mantener la mirada fija en la ajena para no desviarla hacia su canalillo.
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Los marineros se alejaron ante el golpetazo de aquel muchacho. ¿Podrían recriminarle algo? Perfectamente pero mi mirada hacia ellos de carácter inquisitorial les daba las suficientes indirectas para que aquellos tipos se largaran sin decir nada más que un breve : " Pollito" en referencia a las intenciones del muchacho.
Me quedé mirándole mientras arqueaba la ceja izquierda ante su comentario de "Doncella rescatada". No le di demasiada importancia, así que pasé por su lado mientras caminaba calle abajo. A su comentario de invitarle a una pinta le respondí sin detenerme mientras arrastraba las puntas de mis alas por el suelo.
-Le invitaré a un pinta, pero no por meterse en mi camino y molestarme, pues estaba todo controlado, pero no creo que se deba dar más espectáculo- dije increpándole mientras le señalaba con mi vara disimuladamente hacia el resto de personas que no paraban de mirarnos.
Mientras caminaba hacia la taberna del muelle tal y como estaba previsto le pregunté:
- ¿Y como debo llamar a mi "salvador"?- dije irónica mientras miraba como la gente continuaba mirándonos.
Me quedé mirándole mientras arqueaba la ceja izquierda ante su comentario de "Doncella rescatada". No le di demasiada importancia, así que pasé por su lado mientras caminaba calle abajo. A su comentario de invitarle a una pinta le respondí sin detenerme mientras arrastraba las puntas de mis alas por el suelo.
-Le invitaré a un pinta, pero no por meterse en mi camino y molestarme, pues estaba todo controlado, pero no creo que se deba dar más espectáculo- dije increpándole mientras le señalaba con mi vara disimuladamente hacia el resto de personas que no paraban de mirarnos.
Mientras caminaba hacia la taberna del muelle tal y como estaba previsto le pregunté:
- ¿Y como debo llamar a mi "salvador"?- dije irónica mientras miraba como la gente continuaba mirándonos.
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Chasqueé la lengua con fiereza a la par que desvié la mirada hacia el maldito tipo que había osado llamarme "pollito", mi mirada fue suficiente para hacerles entender que no estaba bien de la cabeza, los tres se marcharon quizá por no querer perder el tiempo conmigo, aunque para mí fue por intimidación.
No pude ver su arqueo de ceja hasta que volví a fijar mi mirada en la ajena, y aquello fue el motivo por el que alzase ambas cejas a modo de sorpresa, aquella mujer no parecía estar agradecida por la labor de salvación que acababa de realizar yo, quizá no era más que estaba perdiendo mis grandes dotes de ligoteo.
Después de aquel incómodo silencio roto por la voz de la mujer pájaro, comprendí que no era el tipo de chica con el que trataba de manera común, ella disponía de mayor carácter, pero también una forma de hablar que me resultaba... Elegante. Lo más notorio de sus palabras fue el hecho de que quisiese invitarme a una pinta.
Caminé pues junto con ella, dirigiendo la mirada a cada ser que caminaba por las calles, cual gato curioso en una casa que no conoce, pues a fin de cuentas ese era el gran dilema, no sabía en qué jodido punto del mundo estaba, y debía de volver lo más pronto posible para darle de comer a Greed, porque estaba claro que aquella mujer no se trataba de él, dado que al parecer no me lo había traído en aquel viaje.
Después de escuchar sus últimas palabras mientras que en mi cabeza me seguía quebrando la idea de no saber como salir de allí, decidí responder a su pregunta.
- Mi nombre es Kaworu, Kaworu Nagisa, y soy un marinero libre que partió en busca de vivir aventuras desde Ohara y llegó por casualidades de la vida a esta isla.
¿Cuál es tu nombre, mujer pájaro? Si se me permite llamarte así, claro.-
Dejé que ella me guiase por las calles a la par que trataba de hablarle con el máximo respeto posible.
No pude ver su arqueo de ceja hasta que volví a fijar mi mirada en la ajena, y aquello fue el motivo por el que alzase ambas cejas a modo de sorpresa, aquella mujer no parecía estar agradecida por la labor de salvación que acababa de realizar yo, quizá no era más que estaba perdiendo mis grandes dotes de ligoteo.
Después de aquel incómodo silencio roto por la voz de la mujer pájaro, comprendí que no era el tipo de chica con el que trataba de manera común, ella disponía de mayor carácter, pero también una forma de hablar que me resultaba... Elegante. Lo más notorio de sus palabras fue el hecho de que quisiese invitarme a una pinta.
Caminé pues junto con ella, dirigiendo la mirada a cada ser que caminaba por las calles, cual gato curioso en una casa que no conoce, pues a fin de cuentas ese era el gran dilema, no sabía en qué jodido punto del mundo estaba, y debía de volver lo más pronto posible para darle de comer a Greed, porque estaba claro que aquella mujer no se trataba de él, dado que al parecer no me lo había traído en aquel viaje.
Después de escuchar sus últimas palabras mientras que en mi cabeza me seguía quebrando la idea de no saber como salir de allí, decidí responder a su pregunta.
- Mi nombre es Kaworu, Kaworu Nagisa, y soy un marinero libre que partió en busca de vivir aventuras desde Ohara y llegó por casualidades de la vida a esta isla.
¿Cuál es tu nombre, mujer pájaro? Si se me permite llamarte así, claro.-
Dejé que ella me guiase por las calles a la par que trataba de hablarle con el máximo respeto posible.
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Todo iba "normal" a pesar de tener a aquella lapa siguiéndome. De hecho, no tendría el mayor problema en tomar algo con él sino fuera porque tuvo que dirigirse a mi como más odiaba especialmente...mujer pájaro Me paré en seco ante aquellas palabras y con rostro serio y sin pestañear le dije.
-Vuelve a decirme eso, y juro que lo máximo que tendrás de mi será un mal recuerdo...así que si gustas, y para que esto sea menos difícil llámame Verelizth.
Tras decir aquello continué caminando hasta que divisé la taberna a lo lejos. A los pocos minutos llegaríamos y tomaríamos asiento dentro del local. No estaba especialmente lleno debido a la hora tan temprana que era.
El tabernero no tardó en aparecer y tomarnos nota, para mi pedí una cerveza en jarra pequeña y esperaba que Kaworu pidiera lo que quisiera. Mientras esperábamos a que las bebidas llegaran comencé a mirar al resto de presentes a la par que mis alas se movían un poco pero sin desplegarse debido a que me encontraba nerviosa. Finalmente me dirigí a mi compañero.
-Así tu eres mi galante caballero de armadura plateada...aunque no veo que seas ni caballero...ni portes armadura alguna- dije con tono amable antes de pasar a uno serio mientras le clavaba la vista- ¿Porqué me has ayudado? No te lo he pedido...y dudo que me hayas ayudado por mera compasión porque eso nunca me ha pasado...así que explícate.
-Vuelve a decirme eso, y juro que lo máximo que tendrás de mi será un mal recuerdo...así que si gustas, y para que esto sea menos difícil llámame Verelizth.
Tras decir aquello continué caminando hasta que divisé la taberna a lo lejos. A los pocos minutos llegaríamos y tomaríamos asiento dentro del local. No estaba especialmente lleno debido a la hora tan temprana que era.
El tabernero no tardó en aparecer y tomarnos nota, para mi pedí una cerveza en jarra pequeña y esperaba que Kaworu pidiera lo que quisiera. Mientras esperábamos a que las bebidas llegaran comencé a mirar al resto de presentes a la par que mis alas se movían un poco pero sin desplegarse debido a que me encontraba nerviosa. Finalmente me dirigí a mi compañero.
-Así tu eres mi galante caballero de armadura plateada...aunque no veo que seas ni caballero...ni portes armadura alguna- dije con tono amable antes de pasar a uno serio mientras le clavaba la vista- ¿Porqué me has ayudado? No te lo he pedido...y dudo que me hayas ayudado por mera compasión porque eso nunca me ha pasado...así que explícate.
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Pensaba que aquella descripción le sería algo común, dado que era literalmente de lo que se trataba, una mujer pájaro, aunque al parecer mis palabras no cayeron en gracia. Chasqueé la lengua de nuevo con fiereza empezando a sentirme algo incómodo por la situación, dejando en aquel momento de tirarle la caña a la mujer, debido entre otras cosas a que no parecíamos ser compatibles, además, jamás había podido olvidar a la tan atractiva Erika que había conocido en el pasado, una hermosa rubia que bebió conmigo, bailó y desapareció para siempre después de que robasen el trofeo... Una triste historia.
Después de escuchar las palabras de la ya con nombre Verelizth decidí permanecer callado durante un tiempo más, sencillamente no pude responder nada ante ello. Fue ella quien rompió el silencio tras pedir una pequeña jarra de cerveza, y fui yo quien esta vez decidí actuar con prudencia sustituyendo el alcohol, al cual era débil, por una bebida más rebajada en él, un "Apple three bills" sería mi elección, me dejé llevar por el hecho de que llevase licor de manzana, sin caer en la cuenta de que el segundo ingrediente del cóctel se trataba de absenta.
Así pues pedí en la barra mi cóctel en un vaso pequeño y después respondí algo más relajado por las nuevas palabras de mi acompañante a la broma que ella misma había hecho, quizá para romper la primera mala impresión por parte de ambos.
- Así es, soy un caballero de armadura plateada, que la vida le arrancó la armadura, me quitó la espada, me mató al caballo y me arrebató el título de caballero. Así que ahora me atuendo de noble...-
Dije a la par que le hacía una seña para que se fijase en mis elegantes prendas.
- Y actúo como un civil porque es al final en lo que me he convertido.-
Después de aquellas palabras la joven dijo otras y respondí esta vez de manera más seria que la anterior, pues al parecer quería explicaciones, algo que odiaba realizar.
- Te he ayudado porque me ha apetecido, realmente no me importaste en el momento en el que te vi, no puedo asegurarte que me importes ahora, ni tampoco puedo asegurarte que me importes en un futuro.
Me encantan las peleas, he visto a tres gorilas con ganas de robar o de violentar a alguien, y como estoy tan lejos de mi isla natal es mejor pegarle a un bandido que a un civil. ¿No lo crees?-
Indiqué con completa seguridad en mis palabras y acto seguido el tabernero me sirvió mi bebida.
- Aparte, estoy seguro de que podrás ayudarme en algo importante.-
Dije antes de finalizar dándole un pequeño sorbo a la bebida que me habían servido.
Después de escuchar las palabras de la ya con nombre Verelizth decidí permanecer callado durante un tiempo más, sencillamente no pude responder nada ante ello. Fue ella quien rompió el silencio tras pedir una pequeña jarra de cerveza, y fui yo quien esta vez decidí actuar con prudencia sustituyendo el alcohol, al cual era débil, por una bebida más rebajada en él, un "Apple three bills" sería mi elección, me dejé llevar por el hecho de que llevase licor de manzana, sin caer en la cuenta de que el segundo ingrediente del cóctel se trataba de absenta.
Así pues pedí en la barra mi cóctel en un vaso pequeño y después respondí algo más relajado por las nuevas palabras de mi acompañante a la broma que ella misma había hecho, quizá para romper la primera mala impresión por parte de ambos.
- Así es, soy un caballero de armadura plateada, que la vida le arrancó la armadura, me quitó la espada, me mató al caballo y me arrebató el título de caballero. Así que ahora me atuendo de noble...-
Dije a la par que le hacía una seña para que se fijase en mis elegantes prendas.
- Y actúo como un civil porque es al final en lo que me he convertido.-
Después de aquellas palabras la joven dijo otras y respondí esta vez de manera más seria que la anterior, pues al parecer quería explicaciones, algo que odiaba realizar.
- Te he ayudado porque me ha apetecido, realmente no me importaste en el momento en el que te vi, no puedo asegurarte que me importes ahora, ni tampoco puedo asegurarte que me importes en un futuro.
Me encantan las peleas, he visto a tres gorilas con ganas de robar o de violentar a alguien, y como estoy tan lejos de mi isla natal es mejor pegarle a un bandido que a un civil. ¿No lo crees?-
Indiqué con completa seguridad en mis palabras y acto seguido el tabernero me sirvió mi bebida.
- Aparte, estoy seguro de que podrás ayudarme en algo importante.-
Dije antes de finalizar dándole un pequeño sorbo a la bebida que me habían servido.
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No pude evitar esbozar una sonrisa al escuchar sus palabras en lo referente al caballero de armadura plateada. Decidí darle una oportunidad, pero eso no implicaba que confiara en él en absoluto.
A pesar de todo lo que me contaba y de la información que me iba mostrando, no pude evitar sentir cierta empatía por aquel hombre, a pesar de que no me creía en absoluto que me había ayudado porque "quería". Finalmente mostró sus cartas.
-Ya decía yo que me ibas a ayudar por algo. Dime mi buen amigo ¿Porqué iba a ayudarte? Te "agradezco" la ayuda que me has prestado sin que lo pidiera...y ahora nos encontramos aquí. Creo que estas sobrestimando tus dones ¿no crees?.
Los dos marineros de antes habían vuelvo a la zona, y concretamente, habían entrado en la taberna buscando a alguien...a nosotros. Parecía que su compañero habia quedado grogi y no pudo acompañarles, pero estos dos entraron con ganas de bronca y ya me veía los problemas a leguas.
-Quizás quieras contarme tu plan con presteza -dije sin quitarles la vista de encima desde mu asiento.
Uno de los dos consiguió vernos entre los clientes y le hizo un aceno a su compañero para que se dirigiera hacia nosotros. Ambos se acercaron a nuestra mesa y uno de ellos se puse detrás de Kaworu agarrando su silla mientras que el otro se ponía entre Kawo y yo.
-Disculpen, pero creo que le han pegado a mi compañero antes y creo que no se han dado cuenta de con quién se han metido-dijo mientras cogía mi vara con un rápido movimiento y ponía sus posaderas sobre la mesa tirando nuestros pedidos. Yo me quedé mirando a aquel hombre gordo que tenía mi vara entre sus mugrosas manos.
-Dame la vara...-le dije con un tono amenazante y seco sin quitarle la vista.
-¿O que?- dijo con tono burlesco- ¿Me vas a picotear?
Miré a Kaworu como indicándole que se encargara del que tenía detrás, que yo me encargaría de aquel idiota.
A pesar de todo lo que me contaba y de la información que me iba mostrando, no pude evitar sentir cierta empatía por aquel hombre, a pesar de que no me creía en absoluto que me había ayudado porque "quería". Finalmente mostró sus cartas.
-Ya decía yo que me ibas a ayudar por algo. Dime mi buen amigo ¿Porqué iba a ayudarte? Te "agradezco" la ayuda que me has prestado sin que lo pidiera...y ahora nos encontramos aquí. Creo que estas sobrestimando tus dones ¿no crees?.
Los dos marineros de antes habían vuelvo a la zona, y concretamente, habían entrado en la taberna buscando a alguien...a nosotros. Parecía que su compañero habia quedado grogi y no pudo acompañarles, pero estos dos entraron con ganas de bronca y ya me veía los problemas a leguas.
-Quizás quieras contarme tu plan con presteza -dije sin quitarles la vista de encima desde mu asiento.
Uno de los dos consiguió vernos entre los clientes y le hizo un aceno a su compañero para que se dirigiera hacia nosotros. Ambos se acercaron a nuestra mesa y uno de ellos se puse detrás de Kaworu agarrando su silla mientras que el otro se ponía entre Kawo y yo.
-Disculpen, pero creo que le han pegado a mi compañero antes y creo que no se han dado cuenta de con quién se han metido-dijo mientras cogía mi vara con un rápido movimiento y ponía sus posaderas sobre la mesa tirando nuestros pedidos. Yo me quedé mirando a aquel hombre gordo que tenía mi vara entre sus mugrosas manos.
-Dame la vara...-le dije con un tono amenazante y seco sin quitarle la vista.
-¿O que?- dijo con tono burlesco- ¿Me vas a picotear?
Miré a Kaworu como indicándole que se encargara del que tenía detrás, que yo me encargaría de aquel idiota.
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Después de haber probado por primera vez aquella bebida había notado una extraña sustancia en ella que me aturdía con levedad, suerte que el buche que había pegado había resultado ser pequeño, pero eso no evitó que una gran sonrisa se formarse en mis labios, producto de una leve ebriedad.
Imaginaba que obtener la ayuda de aquella mujer no sería fácil, pero debido que lo que necesitaba no era demasiado dificultoso, yo mismo podía ejecutar lo necesario, tan solo necesitaba saber dónde me encontraba exactamente y la dirección a la que debía de ir.
No sabía leer y eso solía traerme problemas similares al de la copa que había en aquel momento en la mesa, tenía claro que no podía fallar en la dirección que tomaría con el barco o eso podría significar algo muy malo.
Después de saber de la presencia de aquellos hombres, que ante todo no me intimidaban, escuché las palabras de Verelizth y respondí de inmediato a ellas.
- Debo de volver a Ohara, no sé en qué dirección está.-
Fue lo único que dije, lo siguiente que hice, aparte de ignorar las palabras de los presentes y de saber que había una presencia detrás mía, fue arrojar mi vara hacia el techo del local, estaba enfurecido porque se había roto mi vaso y además debía de eliminar solo a uno en lugar de a los dos, aquello distrajo por unos segundos la atención del que se ubicaba a mi espalda, me impulsé con fuerza y le golpeé abruptamente con la silla en toda su barbilla, acto seguido me giré de golpe, llevé mis dedos hacia las narices del varón y de un rápido movimiento conseguí levantarlo por los aires y estamparlo tras una rápida y agresiva voltereta contra la mesa del de al lado, que gritó agónicamente por tal sobresalto. La vara cayó del cielo al mismo tiempo que levanté mi mano libre, tomé esta al vuelo, y la coloqué aprisionando el cuello del hombre que se encontraba ahora a mi merced, el cual seguía acojonado por la facilidad con la que lo había podido levantarlo por completo tan solo agarrándolo por la nariz, una nariz que, por cierto, estaba doblada y bastante dañada.
Me burlé de él antes de realizar una acción que probablemente no se olvidaría jamás en la mente de ninguno de los presentes.
- Ahora es cuando tú haces lo mismo que mi compañera, y me pides que te devuelva lo que te voy a arrancar...-
La completa calma y seguridad en mis palabras hizo que los presentes supiesen con completa seguridad que estaban ante un mismísimo asesino a sangre fría, y el peor de los temores se hizo verdad. Estando ubicado en pie tras la cabeza del tipo, él trató de forcejear para apartar la vara de su cuello, pero un tirón seco y firme provocó que el tabique nasal terminase por ceder, y tras un horrible crujido que sobrecogió a las masas, la nariz fue separada de su rostro, llenando por completo la mesa de sangre, lo siguiente que continuó fue lo peor, todos los presentes excepto la mujer pájaro abrieron los ojos por completo y estos se pusieron blancos, de no haber asesinado al tipo que ella quería incapacitar con él también sucedería lo mismo, de cada uno salió una extraña forma gris que avanzó con velocidad hacia el cuerpo de Kaworu y se introdujo en él, todos excepto Verelizth y Kaworu resultaron muertos en la estancia.
Imaginaba que obtener la ayuda de aquella mujer no sería fácil, pero debido que lo que necesitaba no era demasiado dificultoso, yo mismo podía ejecutar lo necesario, tan solo necesitaba saber dónde me encontraba exactamente y la dirección a la que debía de ir.
No sabía leer y eso solía traerme problemas similares al de la copa que había en aquel momento en la mesa, tenía claro que no podía fallar en la dirección que tomaría con el barco o eso podría significar algo muy malo.
Después de saber de la presencia de aquellos hombres, que ante todo no me intimidaban, escuché las palabras de Verelizth y respondí de inmediato a ellas.
- Debo de volver a Ohara, no sé en qué dirección está.-
Fue lo único que dije, lo siguiente que hice, aparte de ignorar las palabras de los presentes y de saber que había una presencia detrás mía, fue arrojar mi vara hacia el techo del local, estaba enfurecido porque se había roto mi vaso y además debía de eliminar solo a uno en lugar de a los dos, aquello distrajo por unos segundos la atención del que se ubicaba a mi espalda, me impulsé con fuerza y le golpeé abruptamente con la silla en toda su barbilla, acto seguido me giré de golpe, llevé mis dedos hacia las narices del varón y de un rápido movimiento conseguí levantarlo por los aires y estamparlo tras una rápida y agresiva voltereta contra la mesa del de al lado, que gritó agónicamente por tal sobresalto. La vara cayó del cielo al mismo tiempo que levanté mi mano libre, tomé esta al vuelo, y la coloqué aprisionando el cuello del hombre que se encontraba ahora a mi merced, el cual seguía acojonado por la facilidad con la que lo había podido levantarlo por completo tan solo agarrándolo por la nariz, una nariz que, por cierto, estaba doblada y bastante dañada.
Me burlé de él antes de realizar una acción que probablemente no se olvidaría jamás en la mente de ninguno de los presentes.
- Ahora es cuando tú haces lo mismo que mi compañera, y me pides que te devuelva lo que te voy a arrancar...-
La completa calma y seguridad en mis palabras hizo que los presentes supiesen con completa seguridad que estaban ante un mismísimo asesino a sangre fría, y el peor de los temores se hizo verdad. Estando ubicado en pie tras la cabeza del tipo, él trató de forcejear para apartar la vara de su cuello, pero un tirón seco y firme provocó que el tabique nasal terminase por ceder, y tras un horrible crujido que sobrecogió a las masas, la nariz fue separada de su rostro, llenando por completo la mesa de sangre, lo siguiente que continuó fue lo peor, todos los presentes excepto la mujer pájaro abrieron los ojos por completo y estos se pusieron blancos, de no haber asesinado al tipo que ella quería incapacitar con él también sucedería lo mismo, de cada uno salió una extraña forma gris que avanzó con velocidad hacia el cuerpo de Kaworu y se introdujo en él, todos excepto Verelizth y Kaworu resultaron muertos en la estancia.
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Kaworu no se hizo esperar en su reacción para con aquel montón de mierda. La verdad es que por un segundo pensé que la cosa no iba a salir bien, pero me equivoqué al verlo doblar al hombre que tenía mi vara como si fuera un chicle mientras que el otro miraba con cara de espanto lo que acababa de hacer. Me había dejado a merced al otro tal y como estaba previsto.
Me levanté rápidamente de mi asiento y extendí las ala al completo golpeando con la izquierda al que quedaba en pie lanzándolo contra una de las vigas de la taberna haciendo un "crack" su columna al golpearse contra la misma.
Cogí aliento debido al esfuerzo que me había supuesto abrir las alas tan rápido. Pero tampoco pude centrarme en mi demasiado al ver como Kaworu le arrancaba la nariz a aquel tipo, y que encima el resto de la taberna se había quedado con los ojos blancos cayendo al suelo, como muertos. Algo salió de sus cuerpos y pasaron al cuerpo de Kaworu....no había duda, era un usuario. No pude evitar abrir los ojos como platos, pero tras eso solo pude decir con gesto pasivo.
-Vaya...vaya.
Me acerqué a Kaworu y le cogí la vara amablemente mientras miraba al suelo y me disponía a salir de la taberna.
-Creo que tenemos que hablar largo y tendido...cuéntame sobre lo que has hecho mientras nos largamos de aquí...o pronto vendrán las autoridades...¿Eres un usuario verdad?.
Me levanté rápidamente de mi asiento y extendí las ala al completo golpeando con la izquierda al que quedaba en pie lanzándolo contra una de las vigas de la taberna haciendo un "crack" su columna al golpearse contra la misma.
Cogí aliento debido al esfuerzo que me había supuesto abrir las alas tan rápido. Pero tampoco pude centrarme en mi demasiado al ver como Kaworu le arrancaba la nariz a aquel tipo, y que encima el resto de la taberna se había quedado con los ojos blancos cayendo al suelo, como muertos. Algo salió de sus cuerpos y pasaron al cuerpo de Kaworu....no había duda, era un usuario. No pude evitar abrir los ojos como platos, pero tras eso solo pude decir con gesto pasivo.
-Vaya...vaya.
- Vaya vaya.:
Me acerqué a Kaworu y le cogí la vara amablemente mientras miraba al suelo y me disponía a salir de la taberna.
-Creo que tenemos que hablar largo y tendido...cuéntame sobre lo que has hecho mientras nos largamos de aquí...o pronto vendrán las autoridades...¿Eres un usuario verdad?.
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Después de la realización de tal hazaña me mantuve algunos segundos en silencio, contemplando la nariz que había en mi mano, no era la primera que arrancaba y estaba seguro que no sería la última.
Por un momento me había olvidado de mi acompañante y me había dedicado a contemplar lo que yo mismo había hecho. Una veintena de personas, muertas, con una mueca de verdadero terror en lo que quedaba de su mirada. Un escalofrío recorrió mi espalda, aún no estaba acostumbrado a tal poder pues era verdad que lo había usado en otras ocasiones pero no con tanta gente.
Debo de reconocer que al ver aquel espectáculo del cual yo era culpable me sentía más cerca de los piratas que habían saqueado mi aldea natal que del pobre niño que había salido de allí con ansias de superviviencia y ambición, al parecer ya quedaba realmente poco de mi antiguo yo.
Después de aquel tiempo de auto-reflexión moral que casi lograron ablandarme el corazón, arrojé la nariz aún sangrante hacia el semblante del cadáver al que la había arrebatado, volví a ser consciente de la presencia de Verelizth.
Me giré para fijar mi mirada en ella y contemplé el cómo ella tomaba mi vara, aquello me pareció más una parodia erótica que una acción seria, pero me contuve la broma. Sencillamente desvié la mirada hacia el lugar en el que estaba la vara de ella, y después de apartarle la mía con relativa amabilidad de sus manos, tomé la ajena y la coloqué en su lugar.
Le di la espalda y me apresuré a hacer lo que debía de hacer con rapidez, pues era consciente de que existía cierto peligro por estar allí y me dirigí hacia el hombre que había asesinado con anterioridad, él parecía ser alguien rudo entre los marineros que acabábamos de ver, así que rebuscando en sus bolsillos encontré una llave que guardé a buen recaudo, esta acción pudo ser visible por la mujer.
- Así es, poseo una fruta del diablo, aunque no suelo utilizarla para combatir, me siento mejor empleando mi propia fuerza física.-
Dije con seguridad, me dirigí hacia la barra del bar y tomé la botella de licor de manzana que había allí, teniendo la suerte de que esta fuese sin alcohol. Finalmente me dirigí hacia la puerta del lugar para abandonar la estancia.
- Está claro que tendremos que hablar, mujer, tú me dirigirás hacia donde sepas que estaremos más tranquilos, y entonces me explicarás cómo pensabas enfrentarte a esos dos hombres sin mi ayuda.-
Bromeé con levedad.
Por un momento me había olvidado de mi acompañante y me había dedicado a contemplar lo que yo mismo había hecho. Una veintena de personas, muertas, con una mueca de verdadero terror en lo que quedaba de su mirada. Un escalofrío recorrió mi espalda, aún no estaba acostumbrado a tal poder pues era verdad que lo había usado en otras ocasiones pero no con tanta gente.
Debo de reconocer que al ver aquel espectáculo del cual yo era culpable me sentía más cerca de los piratas que habían saqueado mi aldea natal que del pobre niño que había salido de allí con ansias de superviviencia y ambición, al parecer ya quedaba realmente poco de mi antiguo yo.
Después de aquel tiempo de auto-reflexión moral que casi lograron ablandarme el corazón, arrojé la nariz aún sangrante hacia el semblante del cadáver al que la había arrebatado, volví a ser consciente de la presencia de Verelizth.
Me giré para fijar mi mirada en ella y contemplé el cómo ella tomaba mi vara, aquello me pareció más una parodia erótica que una acción seria, pero me contuve la broma. Sencillamente desvié la mirada hacia el lugar en el que estaba la vara de ella, y después de apartarle la mía con relativa amabilidad de sus manos, tomé la ajena y la coloqué en su lugar.
Le di la espalda y me apresuré a hacer lo que debía de hacer con rapidez, pues era consciente de que existía cierto peligro por estar allí y me dirigí hacia el hombre que había asesinado con anterioridad, él parecía ser alguien rudo entre los marineros que acabábamos de ver, así que rebuscando en sus bolsillos encontré una llave que guardé a buen recaudo, esta acción pudo ser visible por la mujer.
- Así es, poseo una fruta del diablo, aunque no suelo utilizarla para combatir, me siento mejor empleando mi propia fuerza física.-
Dije con seguridad, me dirigí hacia la barra del bar y tomé la botella de licor de manzana que había allí, teniendo la suerte de que esta fuese sin alcohol. Finalmente me dirigí hacia la puerta del lugar para abandonar la estancia.
- Está claro que tendremos que hablar, mujer, tú me dirigirás hacia donde sepas que estaremos más tranquilos, y entonces me explicarás cómo pensabas enfrentarte a esos dos hombres sin mi ayuda.-
Bromeé con levedad.
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Sin duda alguna aquel detalle no permaneció oculto a mis ojos pudiendo ver como Kaworu cogía aquella llave. No tenía muy claro para qué pero seguro que en su cabeza la idea funcionaba.
Mi vara era algo que respetaba más que a mi propia vida, y la verdad, agradecía que mi nuevo compañero tuviera el tacto de devolvérmela sin oposición alguna. Cuando acabó de beberse su licor en la barra salimos de aquel lugar mientras comenzábamos a hablar.
-¿Como funciona tu akuma? -le dije sin quitar de vista al camino que nos llevaba hacia los jardines del muelles que estaban lo suficientemente alejados de la taberna como para no levantar sospecha alguna.- He visto lo que ha salido de esa gente desde su cuerpo hacia el tuyo...¿que eran?.
En ese momento varios marines aparecieron torciendo la esquina y comenzaron a correr calle abajo en dirección a la taberna. Parecía que ya había sido dado el aviso de lo acontecido allí.
-Si, sígueme- dije acelerando el paso- Los jardines del muelle son un buen lugar.
Caminamos por cinco minutos cerca del muelle hasta llegar a los jardines, donde, nos sentamos en un pequeño banco de piedra junto a un estanque. Yo apoyé la vara contra el respaldo del banco de piedra, mientras que mantuve las alas replegadas, abarcando estas gran parte del asiento.
- Bien ¿de que quieres hablar Sr. Kaworu? Creo que tendremos que estar aquí por un tiempo hasta que la cosa de la taberna se enfríe...vaya día...Si me dicen que iba a conocer a un extraño y matar a media taberna...nunca hubiera venido.-dije con tono jocoso pasando al serio debido a que comenzaba a pensar en los problemas que nos venían encima.
Mi vara era algo que respetaba más que a mi propia vida, y la verdad, agradecía que mi nuevo compañero tuviera el tacto de devolvérmela sin oposición alguna. Cuando acabó de beberse su licor en la barra salimos de aquel lugar mientras comenzábamos a hablar.
-¿Como funciona tu akuma? -le dije sin quitar de vista al camino que nos llevaba hacia los jardines del muelles que estaban lo suficientemente alejados de la taberna como para no levantar sospecha alguna.- He visto lo que ha salido de esa gente desde su cuerpo hacia el tuyo...¿que eran?.
En ese momento varios marines aparecieron torciendo la esquina y comenzaron a correr calle abajo en dirección a la taberna. Parecía que ya había sido dado el aviso de lo acontecido allí.
-Si, sígueme- dije acelerando el paso- Los jardines del muelle son un buen lugar.
Caminamos por cinco minutos cerca del muelle hasta llegar a los jardines, donde, nos sentamos en un pequeño banco de piedra junto a un estanque. Yo apoyé la vara contra el respaldo del banco de piedra, mientras que mantuve las alas replegadas, abarcando estas gran parte del asiento.
- Bien ¿de que quieres hablar Sr. Kaworu? Creo que tendremos que estar aquí por un tiempo hasta que la cosa de la taberna se enfríe...vaya día...Si me dicen que iba a conocer a un extraño y matar a media taberna...nunca hubiera venido.-dije con tono jocoso pasando al serio debido a que comenzaba a pensar en los problemas que nos venían encima.
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Abandoné la taberna junto con ella, y entonces fue cuando el aluvión de preguntas comenzó a surgir, preguntas que no ansiaba responder, no me gustaba hablar demasiado sobre mi akuma, a ciencia cierta ni siquiera yo sabía como es que podía funcionar de aquella forma, era casi... Paranormal, un mundo que desconocía por completo, pero no era más paranormal que el hecho de haber cogido una llave que no sabía qué cerradura abría, tan solo sabía que la guardaría a buen recaudo.
Mientras caminábamos dirección hacia los jardines de los muelles traté de evitar cada pregunta de ella de la forma más amable posible.
- No sé cómo funciona... A veces me gustaría que el anterior poseedor, si es que existe uno, viniese y me lo explicase...-
Respondí a la primera pregunta.
- No sé lo que son, pero te puedo asegurar que no soy el dios de su religión.-
Respondí a la segunda, de nuevo evitando la explicación.
De pronto ella me dijo que le siguiera, no había prestado atención a los marines que se dirigían hacia la taberna, tan solo había prestado atención a unas palabras que resultaron no ser una pregunta y que me decían hacia dónde nos dirigiríamos.
Cinco minutos más tarde ella estaba sentada en un banco y yo apoyado contra un árbol frente a ella, y al parecer ambos caímos en el hecho de tener que dejar esperar un tiempo a que todo se calmase, quizá... catorce post más.
- Créame, señorita Verelizth, estoy tan acostumbrado a la sangre que era consciente que aquí o en Ohara el resultado habría sido el mismo, gente muerta, sé que es problema mío y que tengo suerte por no estar siendo buscado aún, aunque cierto es que muchas de las matanzas han sido en tabernas, pronto no me dejarán pasar a ninguna de ellas.-
Bromeé con levedad y poco después decidí alargar un poco más la conversación antes de ir directamente al tema transcendental.
- Me encantaría saber de qué raza eres y cuál es el mundo que te rodea.-
Indiqué con sinceridad.
Mientras caminábamos dirección hacia los jardines de los muelles traté de evitar cada pregunta de ella de la forma más amable posible.
- No sé cómo funciona... A veces me gustaría que el anterior poseedor, si es que existe uno, viniese y me lo explicase...-
Respondí a la primera pregunta.
- No sé lo que son, pero te puedo asegurar que no soy el dios de su religión.-
Respondí a la segunda, de nuevo evitando la explicación.
De pronto ella me dijo que le siguiera, no había prestado atención a los marines que se dirigían hacia la taberna, tan solo había prestado atención a unas palabras que resultaron no ser una pregunta y que me decían hacia dónde nos dirigiríamos.
Cinco minutos más tarde ella estaba sentada en un banco y yo apoyado contra un árbol frente a ella, y al parecer ambos caímos en el hecho de tener que dejar esperar un tiempo a que todo se calmase, quizá... catorce post más.
- Créame, señorita Verelizth, estoy tan acostumbrado a la sangre que era consciente que aquí o en Ohara el resultado habría sido el mismo, gente muerta, sé que es problema mío y que tengo suerte por no estar siendo buscado aún, aunque cierto es que muchas de las matanzas han sido en tabernas, pronto no me dejarán pasar a ninguna de ellas.-
Bromeé con levedad y poco después decidí alargar un poco más la conversación antes de ir directamente al tema transcendental.
- Me encantaría saber de qué raza eres y cuál es el mundo que te rodea.-
Indiqué con sinceridad.
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La verdad que el ambiente del jardín me tranquilizaba haciendo que mis alas, hasta ahora verticales a mi espalda se relajaran y descendieran un poco arrastrándose por el asiento de piedra, señal, de que estaba cómoda. Sin embargo no podía evitar sonreír de lado al escuchar todas las evasivas de Kaworu, pues este, o bien desconocía su poder o se fiaba tanto de mi como yo de él...que extraños compañeros hace el destino.
-¿Acaso en Ohara también padece de este tipo de problemas?- dije en alusión a la masacre de la taberna- Quizás no controla su poder del todo ¿no?
Kaworu parecía peligroso pero también amable y a pesar de que sus palabras eran suaves y casi de cercanía, no podía evitar pensar mal. Finalmente hizo la pregunta estrella, a la que yo, suspiré para respoderle.
-Tardaba en preguntármelo- dije mirando al cielo- La verdad es que no se ve mucha gente como yo por el mundo. Mi gente y yo somos humanos, como vosotros solo que....-señalé con mi dedo mis cuernos- Con ciertas diferencias....somos una especie pero a la vez no lo somos, sino más bien una rama de los humanos. No tenemos nada en especial salvo nuestros rasgos físicos...colmillos, orejas, cuernos y ...- callé al mirar mis alas con cierta pena.
Mi "raza" tenía alas de murciélago a modo de vestigio, pero yo las tenía de águila negra. Si Kaworu no conocía a los de mis rasgos quizás podía evitar hablar de las alas, a pesar de que estas eran casi más grandes que yo. En ese momento escuché como una ramita crujía en la lejanía.
-Viene alguien- dije seria.
Por fortuna o desgracia, uno de los aldeanos que pululaban por el muelle y que había visto previamente lo sucedido en la taberna al vernos escapar de ella llegó con un grupo de 12 marines armados con mosquetes.
-¡La de los cuernos y el del abrigo!¡Ellos mataron a la gente de la taberna!-dijo mientras nos señalaba.
Miré a Kaworu esperando que pudiera hacer lo mismo de la última vez, pero esta vez, que me dejara a un marine y al aldeano vivo. Señalé al aldeano con mi vara y a un marine random.
-Esos para mi.-dije a Kaworu.
-¿Acaso en Ohara también padece de este tipo de problemas?- dije en alusión a la masacre de la taberna- Quizás no controla su poder del todo ¿no?
Kaworu parecía peligroso pero también amable y a pesar de que sus palabras eran suaves y casi de cercanía, no podía evitar pensar mal. Finalmente hizo la pregunta estrella, a la que yo, suspiré para respoderle.
-Tardaba en preguntármelo- dije mirando al cielo- La verdad es que no se ve mucha gente como yo por el mundo. Mi gente y yo somos humanos, como vosotros solo que....-señalé con mi dedo mis cuernos- Con ciertas diferencias....somos una especie pero a la vez no lo somos, sino más bien una rama de los humanos. No tenemos nada en especial salvo nuestros rasgos físicos...colmillos, orejas, cuernos y ...- callé al mirar mis alas con cierta pena.
Mi "raza" tenía alas de murciélago a modo de vestigio, pero yo las tenía de águila negra. Si Kaworu no conocía a los de mis rasgos quizás podía evitar hablar de las alas, a pesar de que estas eran casi más grandes que yo. En ese momento escuché como una ramita crujía en la lejanía.
- Al escuchar ese ruido a lo lejos:
-Viene alguien- dije seria.
Por fortuna o desgracia, uno de los aldeanos que pululaban por el muelle y que había visto previamente lo sucedido en la taberna al vernos escapar de ella llegó con un grupo de 12 marines armados con mosquetes.
-¡La de los cuernos y el del abrigo!¡Ellos mataron a la gente de la taberna!-dijo mientras nos señalaba.
Miré a Kaworu esperando que pudiera hacer lo mismo de la última vez, pero esta vez, que me dejara a un marine y al aldeano vivo. Señalé al aldeano con mi vara y a un marine random.
-Esos para mi.-dije a Kaworu.
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Sabía que aquella pregunta podría levantar con facilidad ampollas que no sería cómodo de levantar, lo sabía desde que le había llamado anteriormente de aquella forma y su respuesta fue negativa, sin embargo, sentía la misma curiosidad por su condición que ella por mi akuma, aunque como buen ser egoísta esperaba que ella me respondiese la verdad con relativa certeza.
Antes de escuchar sus palabras decidí responder a su pregunta.
- No, este poder no es el motivo de las matanzas, las otras las hice con mis propias manos.-
Aclaré, y poco después me terminé de centrar en escuchar y observar las diferentes zonas que ella me nombraba a medida que hablaba, dándole la razón en que dichas zonas eran ajenas al ser humano, y me di cuenta de que quizá aquella mujer y yo en el fondo no éramos tan diferentes, prácticamente de la misma raza y habiendo sido maltratados por la misma gente...
Su advertencia me mantuvo alerta, y los gritos del aldeano seguido del grupo de doce marines me dejaron clara la única opción que podía emplear, la huida, sin estar correctamente equipado con mis guantes de combate solo restaba mi habilidad marcial con la vara de combate.
Le transmití a mi compañera la acción que iba a realizar, pero solo cuando ya empecé a correr.
- ¡Estás tú que yo voy a pelear contra doce pavos!-
Exclamé alejándome de aquel punto a toda velocidad, huyendo en sentido contrario al de la horda de personas, deseando que la mujer realizase lo mismo, al menos si bajo mi punto de vista era inteligente.
Antes de escuchar sus palabras decidí responder a su pregunta.
- No, este poder no es el motivo de las matanzas, las otras las hice con mis propias manos.-
Aclaré, y poco después me terminé de centrar en escuchar y observar las diferentes zonas que ella me nombraba a medida que hablaba, dándole la razón en que dichas zonas eran ajenas al ser humano, y me di cuenta de que quizá aquella mujer y yo en el fondo no éramos tan diferentes, prácticamente de la misma raza y habiendo sido maltratados por la misma gente...
Su advertencia me mantuvo alerta, y los gritos del aldeano seguido del grupo de doce marines me dejaron clara la única opción que podía emplear, la huida, sin estar correctamente equipado con mis guantes de combate solo restaba mi habilidad marcial con la vara de combate.
Le transmití a mi compañera la acción que iba a realizar, pero solo cuando ya empecé a correr.
- ¡Estás tú que yo voy a pelear contra doce pavos!-
Exclamé alejándome de aquel punto a toda velocidad, huyendo en sentido contrario al de la horda de personas, deseando que la mujer realizase lo mismo, al menos si bajo mi punto de vista era inteligente.
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En el momento en que empezó a correr para escapar de los marines me quedé decepcionada. Miré para los marines y luego para Kaworu, o al menos a su espalda ya que era lo que veía en la lejanía. Volví a mirar a los marines y me encogí de hombros con una leve sonrisa como diciendo: " Que situación tan incómoda"
-Se acabó la fiesta chicos lo siento- dije extendiendo las alas provocando una corriente de aire que tiró a los dos marines que habían comenzado a acercarse a mi con intención de arrestarme. Tras eso, di un impulso al aire y salí dispara al cielo extendiendo las alas a media altura. Los marines se quedaron con la boca abierta mientras el aldeano les increpaba.
-¡¿Pero que coño miran disparen a esa cosa?!- dijo señalándome.
Los marines comenzaron a disparar varias ráfagas contra mi pero también intentando alcanzar a Kaworu. Yo por mi parte comencé a hacer evasivas en el aire y tirabuzones sin quitar la vista de Kaworu.
-Lentorro- dije suspirando y comenzando a bajar el vuelo en picado hacia él.
Cuando estaba sobre la cabeza de Kaworu le agarré por los hombros y lo levanté en el aire, alzando nuevamente el vuelo por encima de los edifcios del puerto.
-¡Agárrate a mi cintura y si tienes algo con lo que responder a su fuego te agradecería que lo usaras!¡Ah y agárrate fuerte!- dije antes de hacer un tirabuzón para descender por una de las callejuelas mientras los marines continuaban disparándonos desde lejos. Tan solo esperaba no golpear a Kaworu contra los edificios.
-Se acabó la fiesta chicos lo siento- dije extendiendo las alas provocando una corriente de aire que tiró a los dos marines que habían comenzado a acercarse a mi con intención de arrestarme. Tras eso, di un impulso al aire y salí dispara al cielo extendiendo las alas a media altura. Los marines se quedaron con la boca abierta mientras el aldeano les increpaba.
-¡¿Pero que coño miran disparen a esa cosa?!- dijo señalándome.
Los marines comenzaron a disparar varias ráfagas contra mi pero también intentando alcanzar a Kaworu. Yo por mi parte comencé a hacer evasivas en el aire y tirabuzones sin quitar la vista de Kaworu.
-Lentorro- dije suspirando y comenzando a bajar el vuelo en picado hacia él.
Cuando estaba sobre la cabeza de Kaworu le agarré por los hombros y lo levanté en el aire, alzando nuevamente el vuelo por encima de los edifcios del puerto.
-¡Agárrate a mi cintura y si tienes algo con lo que responder a su fuego te agradecería que lo usaras!¡Ah y agárrate fuerte!- dije antes de hacer un tirabuzón para descender por una de las callejuelas mientras los marines continuaban disparándonos desde lejos. Tan solo esperaba no golpear a Kaworu contra los edificios.
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La situación desde luego que era incómoda, sabía que mi retirada iba a resultar fructífera, pero lo que no me esperaba era el hecho de que aquella molesta mujer hubiese decidido comenzar a volar y agarrarme por los hombros. Miré hacia el cielo y lo primero que vi fue los cuernos de la mujer, motivo por el que chasqueé la lengua con fiereza, al instante bajé la mirada hacia el suelo y cuando fui consciente de la altura que estábamos cogiendo me abracé a su cintura con fuerza a la vez que gritaba...
- ¡Así no funciona la akuma! ¡Hostia puta! ¡¿Pero qué coño haces?! ¡Nos vamos a matar, nos vamos a matar!-
Al no estar acostumbrado a aquella altura comencé a ponerme nervioso, y el moverme demasiado lo que provocó que me llevase varios golpes contra los tejados de los edificios, haciendo a su vez que las tejas comenzasen a caer cual avalancha sobre el pequeño grupo de marines que nos querían dar caza, impidiéndoles ver por dónde íbamos.
- ¡Así no funciona la akuma! ¡Hostia puta! ¡¿Pero qué coño haces?! ¡Nos vamos a matar, nos vamos a matar!-
Al no estar acostumbrado a aquella altura comencé a ponerme nervioso, y el moverme demasiado lo que provocó que me llevase varios golpes contra los tejados de los edificios, haciendo a su vez que las tejas comenzasen a caer cual avalancha sobre el pequeño grupo de marines que nos querían dar caza, impidiéndoles ver por dónde íbamos.
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Sin quitar la vista de la "pista" de vuelo le respondí mientras los disparos quedaba cada vez más y más atrás.
-Si quieres te puedo soltar ¿donde prefieres? ¿Con los marines o contra el suelo?- dije antes de dar un giro por otra callejuela antes de volver a dirigirme a Kaworu.
-Hazte bola- y antes de que me preguntara a que me refería lo soltaría contra un carro de heno y yo aterrizaría a pocos metros de él.
Los disparos dejaron de escucharse y parecía que habíamos dado esquinazo a los marines por unos cuantos minutos, a pesar de que, ya toda la ciudad nos había visto. ¿Había sido una buena idea? No, pero ¿que demonios iba a hacer? ¿Dejar que nos balearan? va a ser que no.
Cuando replegué las alas me dirigí al carro de heno para ver si Kaworu estaba bien.
-Ey Kaworu ¿estás bien?¿ He apuntado bien al carro de heno? -dij antes de quedarme pensativa. ¿Me estaba empezando a preocupar por él?.
-Si quieres te puedo soltar ¿donde prefieres? ¿Con los marines o contra el suelo?- dije antes de dar un giro por otra callejuela antes de volver a dirigirme a Kaworu.
-Hazte bola- y antes de que me preguntara a que me refería lo soltaría contra un carro de heno y yo aterrizaría a pocos metros de él.
Los disparos dejaron de escucharse y parecía que habíamos dado esquinazo a los marines por unos cuantos minutos, a pesar de que, ya toda la ciudad nos había visto. ¿Había sido una buena idea? No, pero ¿que demonios iba a hacer? ¿Dejar que nos balearan? va a ser que no.
Cuando replegué las alas me dirigí al carro de heno para ver si Kaworu estaba bien.
-Ey Kaworu ¿estás bien?¿ He apuntado bien al carro de heno? -dij antes de quedarme pensativa. ¿Me estaba empezando a preocupar por él?.
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No era capaz de distinguir entre un disparo y un golpe de teja roto en el momento en el que me encontraba, ya que estas estaban estallando contra mi rostro.
Después de algunos giros de ala cual caza, y algunas palabras que no entendí debido a lo aturdido que estaba por el caótico impacto, la Verelizth me soltó de golpe estando yo abrazado a su cintura. Sentí mis manos resbalarse por sus piernas hasta que finalmente caí, en mitad de la caída hice el amago de nadar crol en mitad del aire, pese a que ni siquiera podía nadar en el mar por mi condición de usuario, aquello solo pareció alimentar más mi aerodinámica, puesto que caí en picado contra el carro de heno, haciendo que este estallase por los aires.
Algunos segundos más tarde y sin enterarme de sus preocupaciones, me incorporé de la bola de heno, resultando que había conseguido atrapar parte de este en el interior de mi boca, escupiéndolo a un lado nada más ver la imagen de la fémina frente a mí. Me sacudí las piernas y los brazos de aquella extraña sustancia, y tomé la vara que se había clavado a un lado, acto seguido me sonrojé y me enfadé por la humillación y caminé hacia el frente sin responderle, lo único que salió de mi boca fue un...
- Tenía que haberlos degollado y haberlos violado vivos a todos...-
Después de algunos giros de ala cual caza, y algunas palabras que no entendí debido a lo aturdido que estaba por el caótico impacto, la Verelizth me soltó de golpe estando yo abrazado a su cintura. Sentí mis manos resbalarse por sus piernas hasta que finalmente caí, en mitad de la caída hice el amago de nadar crol en mitad del aire, pese a que ni siquiera podía nadar en el mar por mi condición de usuario, aquello solo pareció alimentar más mi aerodinámica, puesto que caí en picado contra el carro de heno, haciendo que este estallase por los aires.
Algunos segundos más tarde y sin enterarme de sus preocupaciones, me incorporé de la bola de heno, resultando que había conseguido atrapar parte de este en el interior de mi boca, escupiéndolo a un lado nada más ver la imagen de la fémina frente a mí. Me sacudí las piernas y los brazos de aquella extraña sustancia, y tomé la vara que se había clavado a un lado, acto seguido me sonrojé y me enfadé por la humillación y caminé hacia el frente sin responderle, lo único que salió de mi boca fue un...
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Arqueé la ceja ante aquel comentario. Sin duda parecía más un borracho que un galante caballero de armadura plateada. Cogí mi vara y me dirigí a Kaworu nuevamente.
-De nada.
Procedí a seguirle a unos metros de distancia mientras le continuaba hablando.
-Parece que el caballero de armadura brillante no es tal. ¿Querías acaso morir abaleado? Oh no, mejor, ¿ ejecutado en una plaza pública por lo de la taberna? Yo no desde luego...y bien podía haberte dejado en tierra y que te cosieran como a un cerdo, pero por algún motivo me has caído bien...así que un gracias no estaría mal ¿no crees?- dije dándome la vuelta antes de adelantarle en el paso y ponerme frente a él.
-¿A donde irás? La marina no tardará en mirar este distrito.
Quizás me estaba preocupando más de lo normal por él, pero a pesar de que bien podía ignorarle y largarme por mi cuenta...no podía permitirme el lujo de que lo pillaran y me delatara. Lo que menos me apetecía era llevar un reward al cuello por culpa de su akuma.
-De nada.
Procedí a seguirle a unos metros de distancia mientras le continuaba hablando.
-Parece que el caballero de armadura brillante no es tal. ¿Querías acaso morir abaleado? Oh no, mejor, ¿ ejecutado en una plaza pública por lo de la taberna? Yo no desde luego...y bien podía haberte dejado en tierra y que te cosieran como a un cerdo, pero por algún motivo me has caído bien...así que un gracias no estaría mal ¿no crees?- dije dándome la vuelta antes de adelantarle en el paso y ponerme frente a él.
-¿A donde irás? La marina no tardará en mirar este distrito.
Quizás me estaba preocupando más de lo normal por él, pero a pesar de que bien podía ignorarle y largarme por mi cuenta...no podía permitirme el lujo de que lo pillaran y me delatara. Lo que menos me apetecía era llevar un reward al cuello por culpa de su akuma.
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Ella no era el motivo de mi cabreo, ni tampoco es que hubiese hecho nada malo más que hacerme descubrir un temor por las alturas, como primera experiencia no fue la más acertada, pero no le echaba las culpas a ella. El gran dilema fue el hecho de haber perdido la botella de licor, ya que en la caída aquella extraña sustancia se trataba del contenido de la botella, sí, habría reventado esta al estamparse contra el carro de heno, pero no diría el por qué se mostraba así.
- Pues a mí no me parece ya tan mala idea encontrármelos, siempre y cuando vengan dispersos y no en grupo, sin embargo, te agradezco la ayuda que me has otorgado, doncella.-
Dije con cierto tono de humor, y solo cuando ella ya me hubo adelantado.
- Aparte... Tengo que descubrir para qué sirve un artilugio que encontré antes... ¿Sabes de dónde fueron los matones que asesinamos en la taberna?-
Pregunté con verdadero interés en ello, ya que si había algo que me moviese más que nada era la avaricia.
- Pues a mí no me parece ya tan mala idea encontrármelos, siempre y cuando vengan dispersos y no en grupo, sin embargo, te agradezco la ayuda que me has otorgado, doncella.-
Dije con cierto tono de humor, y solo cuando ella ya me hubo adelantado.
- Aparte... Tengo que descubrir para qué sirve un artilugio que encontré antes... ¿Sabes de dónde fueron los matones que asesinamos en la taberna?-
Pregunté con verdadero interés en ello, ya que si había algo que me moviese más que nada era la avaricia.
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Negué con la cabeza ante aquella pregunta. Si bien era cierto que me había preguntado por aquel artilugio antes no me había parado a responderle por las circunstancias. Ahora teníamos al menos tiempo y podíamos hablar un poco y le agradecí con la cabeza que me diera las gracias.
- Cuéntame más sobre ese artilugio, quizás pueda ayudarte a resolver tus dudas ya que dudo que los otros dos matones de la taberna puedan ya decir algo a estas alturas.
Parecía que nuestra paz iba a ser quebrada en poco tiempo, pues parecía que ya habían dado la alarma en el resto de la ciudad y debíamos empezar a movernos para que al menos, estando en movimiento, fuera más difícil encontrarnos. Aunque bueno...un tipo con unas pintas extravagantes y una mujer con alas más grandes que ella en la espalda no era gente que pasara desapercibida.
-¿Donde lo encontraste? -pregunté de primeras mientras comenzaba a caminar calle abajo haciéndole una señal con el dedo para que me siguiera- No aflojes el paso y quizás podamos salir a las afueras de la ciudad sin demasiado problema, si ves a un marine solo, antes de atacarle, pasa por su lado como si nada...si nos reconoce noquéalo ¿Vale?.
- Cuéntame más sobre ese artilugio, quizás pueda ayudarte a resolver tus dudas ya que dudo que los otros dos matones de la taberna puedan ya decir algo a estas alturas.
Parecía que nuestra paz iba a ser quebrada en poco tiempo, pues parecía que ya habían dado la alarma en el resto de la ciudad y debíamos empezar a movernos para que al menos, estando en movimiento, fuera más difícil encontrarnos. Aunque bueno...un tipo con unas pintas extravagantes y una mujer con alas más grandes que ella en la espalda no era gente que pasara desapercibida.
-¿Donde lo encontraste? -pregunté de primeras mientras comenzaba a caminar calle abajo haciéndole una señal con el dedo para que me siguiera- No aflojes el paso y quizás podamos salir a las afueras de la ciudad sin demasiado problema, si ves a un marine solo, antes de atacarle, pasa por su lado como si nada...si nos reconoce noquéalo ¿Vale?.
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Rodé los ojos con levedad intentando que ella no viese esta acción. ¿De verdad que debía de mostrarle la llave de MÍ tesoro? Si le había dicho que era un artilugio en lugar de una llave era por algo... Sin embargo, un golpe de cruda realidad llegó a mí, y es que no conocía apenas nada sobre aquella isla más que una taberna enviudada, un hombrecillo que vigilaba mi recién adquirida chalupa, y un jardín con callejuelas llenas de marines, así que quizá la mejor opción fuese entregarle la ya mencionada, y eso hice, aunque con recelo.
Saqué la llave de mi bolsillo y se la entregué, a la par que comencé a caminar junto con ella, asintiendo ante la idea de noquear al primer marine que nos cruzásemos en caso de que nos reconociese.
- Imagino que debe de ser la llave de un almacén... Quizá con recursos...-
Indiqué sin apartar mi mirada de la llave que ahora podría estar en su poder si ella la tomaba.
Saqué la llave de mi bolsillo y se la entregué, a la par que comencé a caminar junto con ella, asintiendo ante la idea de noquear al primer marine que nos cruzásemos en caso de que nos reconociese.
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Me ofreció la llave a pesar de que me parecía que lo hacía a regañadientes. Sin duda parecía que podría abrir algo importante. ¿Un cofre? ¿ Una caja fuerte? ¿ Una simple puerta? Ni idea, pero no me importaba ayudar a Kaworu después de todo lo sucedido. Tras analizar la llave le respondí.
-Estas cosas no son mi especialidad, pero usando la lógica....si quizás sea la puerta de un almacén del puerto...la llave está comida por el salitre lo que refuerza mi teoría.-dije antes de devolvérsela.
-¿Vamos la puerto pues? Espero que no esté plagado de marines...con un poco de suerte todavía nos estén buscando por los jardines.-dije antes de agarrar a Kaworu por la cintura nuevamente y alzar el vuelo con él hasta el tejado de una de las casas cercanas a los almacenes del puerto soltándolo contra las tejas cuidadosamente.
-Vale ¿y ahora que?. -dije echando un vistazo a la zona desde la altura mientras replegaba las alas. Aquella llave podía ser o no de un almacén, pero solo esperaba estar en lo cierto, o al menos, que Kaworu supiera lo que hacer a continuación.
-Estas cosas no son mi especialidad, pero usando la lógica....si quizás sea la puerta de un almacén del puerto...la llave está comida por el salitre lo que refuerza mi teoría.-dije antes de devolvérsela.
-¿Vamos la puerto pues? Espero que no esté plagado de marines...con un poco de suerte todavía nos estén buscando por los jardines.-dije antes de agarrar a Kaworu por la cintura nuevamente y alzar el vuelo con él hasta el tejado de una de las casas cercanas a los almacenes del puerto soltándolo contra las tejas cuidadosamente.
-Vale ¿y ahora que?. -dije echando un vistazo a la zona desde la altura mientras replegaba las alas. Aquella llave podía ser o no de un almacén, pero solo esperaba estar en lo cierto, o al menos, que Kaworu supiera lo que hacer a continuación.
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Al ver como me devolvía la llave sentí una gran calma, poseer aquella llave era lo más importante en aquel momento. El salitre no me importaba, pues la besé de igual forma antes de guardarla en su pertinente lugar. Fue entonces cuando respondí a sus palabras.
- Si sospechas que está en el puerto... ¿Qué hacemos que no estamos poniendo rumbo ya para allá?-
Dije esto mientras notaba el batir de las alas y las manos de la mujer agarrándome por la cintura, sin poder evitar el fijar la mirada en la ajena, pensando inmediatamente "esto va a doler", aunque esta vez el viaje fue más breve y calmado , llegando incluso a disfrutar de la experiencia pese a que el trayecto resultase corto.
Una vez en el tejado y solo después de escuchar las últimas palabras de Verelizth dirigí mi mirada hacia alrededor, como intentando buscar una posibilidad que no tardó en llegar, un hombre vestido igual que los anteriores y... De hecho... ¡El mismo hombre que me llamó pollito estaba abajo! Tomé una teja que poseí con el alma de su compañero, le di la orden de "saluda a tu amigo" y la arrojé inmediatamente contra la pared, la teja pasó rápidamente tras él y exclamó un "¡Hola!" antes de romperse contra la pared, el hombre se dio media vuelta inmediatamente, momento en el que aproveché para abalanzarme sobre él cual batman y darle una potente patada contra la pared, acción que lo dejó prácticamente K.O al instante.
Miré a mi alrededor y me percaté de que la única persona que había en aquella callejuela no estaba mirando en aquel momento, pero sabía que no tardaría en hacerlo, así que enganché al tipo del hombro y lo rodeé por el cuello con uno de mis brazos, al darse la vuelta la persona fingí ser su amigo.
- ¡Joder! ¡Cuánto tiempo Óscar! ¡¿Ya te has vuelto a emborrachar?!-
El NPC falsamente llamado Óscar estaba medio atontado, y no pudo responder más que sonidos prácticamente inaudibles, daba gracias a que la persona no pudiese ver lo destrozada que tenía la cara nuestro querido compañero, ya que únicamente veía su espalda.
Me dirigí hacia lo que parecía ser un callejón inmediatamente, tratando de perder de vista a la persona, esperando que la mujer pájaro me encontrara allí.
- Si sospechas que está en el puerto... ¿Qué hacemos que no estamos poniendo rumbo ya para allá?-
Dije esto mientras notaba el batir de las alas y las manos de la mujer agarrándome por la cintura, sin poder evitar el fijar la mirada en la ajena, pensando inmediatamente "esto va a doler", aunque esta vez el viaje fue más breve y calmado , llegando incluso a disfrutar de la experiencia pese a que el trayecto resultase corto.
Una vez en el tejado y solo después de escuchar las últimas palabras de Verelizth dirigí mi mirada hacia alrededor, como intentando buscar una posibilidad que no tardó en llegar, un hombre vestido igual que los anteriores y... De hecho... ¡El mismo hombre que me llamó pollito estaba abajo! Tomé una teja que poseí con el alma de su compañero, le di la orden de "saluda a tu amigo" y la arrojé inmediatamente contra la pared, la teja pasó rápidamente tras él y exclamó un "¡Hola!" antes de romperse contra la pared, el hombre se dio media vuelta inmediatamente, momento en el que aproveché para abalanzarme sobre él cual batman y darle una potente patada contra la pared, acción que lo dejó prácticamente K.O al instante.
Miré a mi alrededor y me percaté de que la única persona que había en aquella callejuela no estaba mirando en aquel momento, pero sabía que no tardaría en hacerlo, así que enganché al tipo del hombro y lo rodeé por el cuello con uno de mis brazos, al darse la vuelta la persona fingí ser su amigo.
- ¡Joder! ¡Cuánto tiempo Óscar! ¡¿Ya te has vuelto a emborrachar?!-
El NPC falsamente llamado Óscar estaba medio atontado, y no pudo responder más que sonidos prácticamente inaudibles, daba gracias a que la persona no pudiese ver lo destrozada que tenía la cara nuestro querido compañero, ya que únicamente veía su espalda.
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Me había quedado impresionada por lo que Kaworu acababa de hacer. Parecía que no era tan bala perdida como me podía esperar en un primer momento. Ahora parecía que sus acciones eran más frían y pensadas con claridad que antes, cosa que agradecía...no quería más muertos a mis espaldas.
Pude ver como se llevaba a aquel pobre desgraciado a un callejón contiguo y yo les seguí por los tejados cuidadosamente hasta que vi que empotró a aquel idiota contra una pared, aprovechando yo para descender al callejón con un sigiloso aterrizaje y con la vara en una mano.
-Vale ya tienes a un idiota ¿Seguro que este sabrá algo? No me apetece tener que matar a nadie más de aquí a cinco horas en adelante ¿vale?. Haz lo que tengas que hacer y movámonos cuanto antes- dije antes de irme al final del callejón para hacer vigilancia activa.
-Si no nos encuentra la marina en unas horas se presentarán los peces gordos aquí y contra esos si que no podremos volar.-dije sin quitar vista de la calle.
Pude ver como se llevaba a aquel pobre desgraciado a un callejón contiguo y yo les seguí por los tejados cuidadosamente hasta que vi que empotró a aquel idiota contra una pared, aprovechando yo para descender al callejón con un sigiloso aterrizaje y con la vara en una mano.
-Vale ya tienes a un idiota ¿Seguro que este sabrá algo? No me apetece tener que matar a nadie más de aquí a cinco horas en adelante ¿vale?. Haz lo que tengas que hacer y movámonos cuanto antes- dije antes de irme al final del callejón para hacer vigilancia activa.
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