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Katharina von Steinhell
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Estaba teniendo severas dificultades al enfrentarse a ese hombre, puesto que aún no comprendía sus verdaderos poderes. Había descartado que fuera un usuario de alguna paramecia al poder transformar su cuerpo y levantar cadáveres. Tampoco podía tratarse de un usuario logia, no había un solo elemento de la naturaleza que permitiera tal cosa. La última opción era también la menos agradable, pues indicaba que se trataba de una zoan mitológica como su excapitán o el bueno de Therax. En su antigua banda había un par de usuarios con poderes que rozaban las leyendas. Tenía la impresión de que su oponente estaba en dos planos al mismo tiempo. Tenía una habilidad sobrenatural para evitar sus ataques haciendo desaparecer su cuerpo. Y no solo debía estar pendiente de Karthus, sino también de los esqueletos y zombis que continuaban apareciendo. Su compañero estaba haciendo un gran trabajo al deshacerse de varios de ellos, pero no era suficiente.
La guadaña enemiga rasgó el costado derecho de la bruja, esta vez derramando sangre y causando un agudo dolor. Se vio obligada a crear una capa de hielo para detener la hemorragia. Su espada envuelta en llamas cercenó la cabeza de un esqueleto y luego giró sobre sus talones para cortar a la mitad a un zombi. Retrocedió para esquivar el ataque enemigo y luego contraatacó, imbuyendo su espada en haki. Una vez más su oponente desapareció, haciendo que el arma pasase de largo. Pero Katharina había reconocido ya un patrón muy evidente. Sin siquiera voltearse lanzó una daga de hielo ennegrecida hacia atrás, escuchó un gruñido y entonces sonrió. Cuando por fin se dio vuelta se llevó la grata sorpresa de que su enemigo había sido herido en el pecho.
—Tienes una habilidad muy molesta, pero tu estilo es demasiado repetitivo.
—Sabía que, si te dejaba continuar sin intervenir, acabarías causando más problemas de los calculados. Me ocuparé de ti antes de que el Cipher Pol llegue y me quite la gloria.
La guadaña enemiga rasgó el costado derecho de la bruja, esta vez derramando sangre y causando un agudo dolor. Se vio obligada a crear una capa de hielo para detener la hemorragia. Su espada envuelta en llamas cercenó la cabeza de un esqueleto y luego giró sobre sus talones para cortar a la mitad a un zombi. Retrocedió para esquivar el ataque enemigo y luego contraatacó, imbuyendo su espada en haki. Una vez más su oponente desapareció, haciendo que el arma pasase de largo. Pero Katharina había reconocido ya un patrón muy evidente. Sin siquiera voltearse lanzó una daga de hielo ennegrecida hacia atrás, escuchó un gruñido y entonces sonrió. Cuando por fin se dio vuelta se llevó la grata sorpresa de que su enemigo había sido herido en el pecho.
—Tienes una habilidad muy molesta, pero tu estilo es demasiado repetitivo.
—Sabía que, si te dejaba continuar sin intervenir, acabarías causando más problemas de los calculados. Me ocuparé de ti antes de que el Cipher Pol llegue y me quite la gloria.
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De reojo miré a mi compañera, estaba teniendo algunos problemas y la verdad quería acabar con estos enemigos lis rápido posible, para darle algo de apoyo, aunque no sabía si sería de gran ayuda, puesto que la diferencia de poder entre ella y yo llegaba a ser algo abrumadora. Tenía que concentrarme puesto que había 3 enemigos más delante y el espectro invocaba más cada dos por tres. Puse en tensión mis músculos y me concentré en lo que la voz en mi cabeza me decía para lanzarme encima de mis 3 próximos enemigos. Dejé fluir mi electro por mis dagas y corrí hacia aquellos esqueletos, intenté que mis movimientos fueran fluidos tal y había entrenado. Me deslice entre los dos primeros enemigos, cortándolos con cada una de mis dagas y con el tercero vi una oportunidad me lancé encima de él apuntando mis dos dagas hacia él y haciendo que impactasen en su pecho, convirtiéndolo en polvo.
El cansancio empezaba a hacer un poco mella en mi, pues no estaba acostumbrado a utilizar tan de seguido mi electro, además de que el utilizar esas voces sin entrenarlas antes, ponía en tensión mi cuerpo haciendo que agotara más rápido. Mientras yo acabe con aquellos, la invocación de Kath y ella misma habían acabado con más de la mitad de la horda, lo cual comparado conmigo parecía que no hubiera echo gran cosa. Aun así no parecía ir mal la cosa, pero para mi desgracia aparecieron otros tantos enemigos más, esta vez tenía conmigo 4 esqueletos y 4 zombis, lo cual estos últimos aún no me había enfrentado. A este paso me sería imposible darle apoyo a la pirata, pero el animo no decaería dado que esto suponía una gran experiencia en combate.
Volví a concentrarme en las voces y me ocupé de los cuatro esqueletos sin problemas, lo difícil eran los zombis dado que era la primera vez que me enfrentaba a ellos, le eche un ojo a lo que hacía Kath y me fijé que les cortaba la cabeza así que decidí probarlo. Me lancé a por el primero sin pensarlo mucho, esquive su primer ataque gracias a las voces de mi cabeza y lancé un corte, el cual no cortó por completo la cabeza de aquel zombi, y al ver aquello lancé otro corte con la otra daga cortando por completo la cabeza de aquella cosa, no sin antes recibir un puñetazo de eso en el costado dejándome casi sin aliento, de rodillas en el suelo. Aun me quedaban tres mas y me empezaba a encontrar bastante cansado.
El cansancio empezaba a hacer un poco mella en mi, pues no estaba acostumbrado a utilizar tan de seguido mi electro, además de que el utilizar esas voces sin entrenarlas antes, ponía en tensión mi cuerpo haciendo que agotara más rápido. Mientras yo acabe con aquellos, la invocación de Kath y ella misma habían acabado con más de la mitad de la horda, lo cual comparado conmigo parecía que no hubiera echo gran cosa. Aun así no parecía ir mal la cosa, pero para mi desgracia aparecieron otros tantos enemigos más, esta vez tenía conmigo 4 esqueletos y 4 zombis, lo cual estos últimos aún no me había enfrentado. A este paso me sería imposible darle apoyo a la pirata, pero el animo no decaería dado que esto suponía una gran experiencia en combate.
Volví a concentrarme en las voces y me ocupé de los cuatro esqueletos sin problemas, lo difícil eran los zombis dado que era la primera vez que me enfrentaba a ellos, le eche un ojo a lo que hacía Kath y me fijé que les cortaba la cabeza así que decidí probarlo. Me lancé a por el primero sin pensarlo mucho, esquive su primer ataque gracias a las voces de mi cabeza y lancé un corte, el cual no cortó por completo la cabeza de aquel zombi, y al ver aquello lancé otro corte con la otra daga cortando por completo la cabeza de aquella cosa, no sin antes recibir un puñetazo de eso en el costado dejándome casi sin aliento, de rodillas en el suelo. Aun me quedaban tres mas y me empezaba a encontrar bastante cansado.
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Considerando las capacidades de su compañero lo estaba haciendo realmente bien, lidiando poco a poco con los cadáveres vivientes que se le acercaban por todos lados. Bueno, que tuviera la ayuda de Bobby-chan simplificaba mucho las cosas y es que la mayoría de los no muertos iban a por él. Barría con estos con facilidad usando sus poderosos y largos tentáculos. Partía por la mitad a los que no resistían la fuerza del impacto. Sin embargo, no todo era color de rosas. Las espadas, las garras e incluso los colmillos comenzaban a hacer mella en las defensas de la Aberración. Si no tuviera una fuente prácticamente ilimitada de la cual alimentarse y recomponer su cuerpo, seguramente habría perdido la batalla hacía mucho. Era una criatura obediente y muy fuerte, sí, pero estaba lejos de ser invencible.
El fantasmagórico hombre blandió su guadaña y de esta salió una onda cortante que la bruja pudo reconocer: Rankyaku. En cuestión de milésimas de segundo entendió que, si esquivaba en vez de bloquear, una técnica tan poderosa como esa haría colapsar el edificio. Como su enemigo podía moverse entre paredes le daba igual que el techo se le viniera encima, pero no era el caso de los asaltantes. Así que interpuso ambas espadas formando una equis y resistió la onda cortante. Chasqueó la lengua y frunció el ceño cuando sintió un agudo dolor recorrer sus brazos. Perdió momentáneamente a su oponente de vista, quien apareció en su flanco derecho. Había usado el Soru del CP. Se agachó justo a tiempo para evitar ser cortada por la mitad y contraatacó, lanzando un tajo ascendente que se deslizó por el cuerpo etéreo de su contrincante sin producirle daño alguno. ¿Por qué no podía alcanzarlo si estaba usando haki de armadura? ¡Maldita sea! Definitivamente era una habilidad muy molesta.
—Usas las habilidades del Cipher Pol y tienes miedo de que llegue y te roben la gloria… ¿Quién eres realmente? ¿Y por qué custodias este Poneglyph? —le preguntó con los ojos puestos en Karthus, quien comenzó a reírse burlescamente.
—Katharina von Steinhell, ostentas una recompensa de 875 millones de berries por crímenes de piratería, asesinato a nobles e investigación de documentos ilegales. Es información que cualquier miembro del CP maneja. Una vez te derrote, porque definitivamente lo haré, reconocerán mis habilidades y podré seguir custodiando los sitios sagrados de este mundo. ¡Jamás permitiré que tus sucias garras mancillen la voluntad de Dios!
Grandioso, estaba peleando contra un fanático religioso. Cómo los odiaba. La buena noticia era que solían hablar más de la cuenta y ahora tenía lo necesario para suponer que era un miembro del Cipher Pol, uno que se encargaba especialmente de la protección de los Poneglyph. O algo así había entendido. En fin, era momento de dejar las estupideces a un lado y ponerse seria. Sus ojos emitieron un destello azul hielo y el maná fluyó por sus venas para materializar su verdadera aura. Casi en un instante el suelo bajo sus pies se congeló y su cuerpo comenzó a desprender una especie de bruma celeste. Le advirtió a su compañero que, si quería conservar la vida, se mantuviese lo más alejado de ella. Era consciente de que casi ninguna criatura viva podía soportar las bajas temperaturas que despedía su aura. Y tarde o temprano acabaría congelando toda la estancia, así que debía apresurarse.
Su enemigo soltó otra Rankyaku, aunque esta vez más poderoso y veloz. La bruja contestó con sus dos espadas y luego se abalanzó hacia él. El hombre rio, pensando que podría hacer lo mismo de siempre. Y efectivamente fue así. Sus espadas se deslizaron por su cuerpo sin llegar a hacerle daño, pero estas dejaron una estela de hielo que afectó su forma etérea, causándole un gran dolor corroborado en un aullido agudo. Karthus abrió los ojos de par en par, inyectados en sangre. Rugió furioso y contraatacó con su guadaña, pero sus movimientos eran lentos y predecibles. La espadachina se defendió hábilmente y lanzó una ráfaga de viento cortante congelado que atravesó el cuerpo inmaterial de su oponente sin llegar a cortarle, pero helándolo al punto de que la escarcha comenzaba a pronunciarse en su horripilante túnica.
El fantasmagórico hombre blandió su guadaña y de esta salió una onda cortante que la bruja pudo reconocer: Rankyaku. En cuestión de milésimas de segundo entendió que, si esquivaba en vez de bloquear, una técnica tan poderosa como esa haría colapsar el edificio. Como su enemigo podía moverse entre paredes le daba igual que el techo se le viniera encima, pero no era el caso de los asaltantes. Así que interpuso ambas espadas formando una equis y resistió la onda cortante. Chasqueó la lengua y frunció el ceño cuando sintió un agudo dolor recorrer sus brazos. Perdió momentáneamente a su oponente de vista, quien apareció en su flanco derecho. Había usado el Soru del CP. Se agachó justo a tiempo para evitar ser cortada por la mitad y contraatacó, lanzando un tajo ascendente que se deslizó por el cuerpo etéreo de su contrincante sin producirle daño alguno. ¿Por qué no podía alcanzarlo si estaba usando haki de armadura? ¡Maldita sea! Definitivamente era una habilidad muy molesta.
—Usas las habilidades del Cipher Pol y tienes miedo de que llegue y te roben la gloria… ¿Quién eres realmente? ¿Y por qué custodias este Poneglyph? —le preguntó con los ojos puestos en Karthus, quien comenzó a reírse burlescamente.
—Katharina von Steinhell, ostentas una recompensa de 875 millones de berries por crímenes de piratería, asesinato a nobles e investigación de documentos ilegales. Es información que cualquier miembro del CP maneja. Una vez te derrote, porque definitivamente lo haré, reconocerán mis habilidades y podré seguir custodiando los sitios sagrados de este mundo. ¡Jamás permitiré que tus sucias garras mancillen la voluntad de Dios!
Grandioso, estaba peleando contra un fanático religioso. Cómo los odiaba. La buena noticia era que solían hablar más de la cuenta y ahora tenía lo necesario para suponer que era un miembro del Cipher Pol, uno que se encargaba especialmente de la protección de los Poneglyph. O algo así había entendido. En fin, era momento de dejar las estupideces a un lado y ponerse seria. Sus ojos emitieron un destello azul hielo y el maná fluyó por sus venas para materializar su verdadera aura. Casi en un instante el suelo bajo sus pies se congeló y su cuerpo comenzó a desprender una especie de bruma celeste. Le advirtió a su compañero que, si quería conservar la vida, se mantuviese lo más alejado de ella. Era consciente de que casi ninguna criatura viva podía soportar las bajas temperaturas que despedía su aura. Y tarde o temprano acabaría congelando toda la estancia, así que debía apresurarse.
Su enemigo soltó otra Rankyaku, aunque esta vez más poderoso y veloz. La bruja contestó con sus dos espadas y luego se abalanzó hacia él. El hombre rio, pensando que podría hacer lo mismo de siempre. Y efectivamente fue así. Sus espadas se deslizaron por su cuerpo sin llegar a hacerle daño, pero estas dejaron una estela de hielo que afectó su forma etérea, causándole un gran dolor corroborado en un aullido agudo. Karthus abrió los ojos de par en par, inyectados en sangre. Rugió furioso y contraatacó con su guadaña, pero sus movimientos eran lentos y predecibles. La espadachina se defendió hábilmente y lanzó una ráfaga de viento cortante congelado que atravesó el cuerpo inmaterial de su oponente sin llegar a cortarle, pero helándolo al punto de que la escarcha comenzaba a pronunciarse en su horripilante túnica.
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La advertencia de Kath me hizo cambiar de estrategia, pude sentir como la bruja desprendía un aura mucho mas poderosa de lo que había sentido jamás, no podía seguir peleando melé, no quería congelarme y enfrentar a esos monstruos con las dagas y mi poder actual era prácticamente imposible para mi. Así que decidí hacer lo que mejor se me daba, la puntería. Aún me quedaban 3 cartuchos en el cargador del fusil, pero no podía imbuirle el electro, eso necesitaba demasiado tiempo y no disponía de el. Se me paso por la cabeza que si no tenia que utilizar el electro podría hacer los tres disparos seguidos. Sin mas dilación me di la vuelta y eché a correr hacia la entrada. Guarde mis dagas en la espalda y fui descolgando según iba llegando a la entrada.
Nada más llegar a la entrada del pasillo, me giré y apunté a la cabeza del zombi mas cercano a mi persona, sin el electro no tenia la misma potencia, pero esperaba que el agujero que dejaba la bala fuera mas que suficiente para matar, o por lo menos derribar a la criatura. Introduje el primer cartucho en la recamara, respire hondo y mientras soltaba el aire por mi boca lentamente, apreté el gatillo realizando el disparo, el cual impactó en la frente del primer enemigo, haciendo un agujero en el que cabria mi puño. Eso hizo desplomar a la criatura, fue más efectivo de lo que esperaba, haciéndome tener algo de esperanza de salir con vida de allí. Realicé los dos siguientes, haciendo caer a los 2 que faltaban, dándome por fin algo de tiempo para recargar el fusil y dar algo de apoyo a Kath.
Saque el cargador vació e introduje el ultimo que me quedaba. Solo tenia cinco disparos mas para dar apoyo, después de eso poco más podría hacer, dado que mi electro estaba también por agotarse. Esperaba que fuera lo suficiente para acabar con el enemigo.
Nada más llegar a la entrada del pasillo, me giré y apunté a la cabeza del zombi mas cercano a mi persona, sin el electro no tenia la misma potencia, pero esperaba que el agujero que dejaba la bala fuera mas que suficiente para matar, o por lo menos derribar a la criatura. Introduje el primer cartucho en la recamara, respire hondo y mientras soltaba el aire por mi boca lentamente, apreté el gatillo realizando el disparo, el cual impactó en la frente del primer enemigo, haciendo un agujero en el que cabria mi puño. Eso hizo desplomar a la criatura, fue más efectivo de lo que esperaba, haciéndome tener algo de esperanza de salir con vida de allí. Realicé los dos siguientes, haciendo caer a los 2 que faltaban, dándome por fin algo de tiempo para recargar el fusil y dar algo de apoyo a Kath.
Saque el cargador vació e introduje el ultimo que me quedaba. Solo tenia cinco disparos mas para dar apoyo, después de eso poco más podría hacer, dado que mi electro estaba también por agotarse. Esperaba que fuera lo suficiente para acabar con el enemigo.
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El hombre fantasmagórico, suspendido en el aire como si la gravedad no hiciese efecto en él, fulminó a la bruja con la mirada. Comenzó a chirriar los dientes al mismo tiempo que una masa deforme brotaba de sus oídos, fosas nasales e incluso de los dedos para poco a poco ir formando un clon. Y el jodidamente molesto sonido agudo se intensificó. Cuando usó el mantra se llevó la desafortunada sorpresa de que las presencias eran exactamente iguales, siendo imposible reconocer al verdadero del falso. Tuvo que dejar toda reflexión a un lado para dedicarse a esquivar los poderosos y veloces ataques que provenían desde todos lados. Cada choque entre aceros soltaba un chirrido metálico acompañado de unas chispas anaranjadas y rojas. Por si fuera poco, los enemigos empezaron a aparecer y desaparecer en distintos lugares de la estancia. Sus cuerpos titilaban de manera distorsionada, como si en realidad pertenecieran a otra dimensión. Fue en ese momento que Katharina comprendió la habilidad de Karthus: era un hombre-fantasma. Usaba el ectoplasma para manipular cadáveres, podía atravesar paredes sin ninguna restricción y flotaba haciendo caso omiso a las leyes de la física. A diferencia de los usuarios logia, Hellfire transportaba su cuerpo etéreo a otra dimensión, permitiéndole esquivar ataques físicos independiente de si fueran imbuidos en haki. Sin embargo, el frío era harina de otro costal; sobre todo porque el de la bruja provenía del Reino de los Muertos.
El enemigo se había vuelto increíblemente rápido, dando la impresión de que se teletransportaba de un lugar a otro. Y no solo él se había vuelto más poderoso causa de la herida que le había hecho, sino también los cadáveres andantes. Estos ahora eran más resistentes, fuertes y veloces. Karthus se deslizaba por la estancia, blandiendo su enorme guadaña como si no pesase más que una pluma. Le estaba resultando complejo esquivar y bloquear cada movimiento enemigo, recibiendo cortes superficiales que en cualquier momento se transformarían en profundos. Imbuyó ambas espadas en haki para protegerse del ataque que venía desde arriba, pero el arma de Karthus simplemente ignoró todo lo que tocó, incluso el propio cuerpo de la bruja. No obstante, esta sintió un profundo dolor como si hubiera sido cortada a la mitad, cayendo sobre sus rodillas y jadeando cansadamente.
—Mi Guadaña Espectral corta el espíritu de la persona y no su cuerpo físico. ¡Es como si te desgarrase el alma!
Así que era eso, ¿eh? Lástima por su oponente que el espíritu de la bruja era absurdamente poderoso y haría falta cortarlo un millar de veces para que cayese rendido. Y estaba a punto de demostrarlo. Al mismo tiempo que su oponente alzaba una vez más la guadaña para apresurar el fin del combate, dos proyectiles envueltos en electricidad atravesaron su cuerpo. Por mucho que fuese inmune a ataques físicos los elementos seguían afectándole; punto a tener en cuenta. Agradeció internamente la intervención de su compañero, quien le dio el tiempo necesario para desplegar su devastadora voluntad, envolviéndose en un manto de sombras que danzaban como llamas vivas. Los cadáveres vivientes que se acercaron a Katharina cayeron como trapos al suelo. Fuera lo que fuera que tuvieran dentro era incapaz de soportar la presencia de la bruja. Enajenado, Karthus se abalanzó junto a su clon en un desesperado intento de frenar a su enemiga, pero las aperturas en su defensa estaban a simple vista. Alzó ambas espadas imbuidas en el frío del otro mundo, cortando por la mitad a uno de los cuerpos y trazando una línea perfectamente vertical de la ingle hasta la boca del estómago. El espectro soltó un grito desgarrador mientras el clon desaparecía.
—¡Tú…! ¡Te maldigo! ¡Una pirata como tú no puede haber heredado la voluntad de Dios! ¡NO PUEDE!
La bruja soltó una sonrisa arrogante y volvió a atacar, pero su oponente voló rápidamente hacia el techo de la tumba, desapareciendo en ella. Joder, si dejaba ir a ese miembro del CP el Gobierno Mundial sabría que ella había estado en presencia de un Poneglyph. Ambas auras desaparecieron al mismo tiempo que caía de rodillas. Tenía múltiples heridas en todo el cuerpo y, si bien ninguna era mortal, molestaban un montón.
El enemigo se había vuelto increíblemente rápido, dando la impresión de que se teletransportaba de un lugar a otro. Y no solo él se había vuelto más poderoso causa de la herida que le había hecho, sino también los cadáveres andantes. Estos ahora eran más resistentes, fuertes y veloces. Karthus se deslizaba por la estancia, blandiendo su enorme guadaña como si no pesase más que una pluma. Le estaba resultando complejo esquivar y bloquear cada movimiento enemigo, recibiendo cortes superficiales que en cualquier momento se transformarían en profundos. Imbuyó ambas espadas en haki para protegerse del ataque que venía desde arriba, pero el arma de Karthus simplemente ignoró todo lo que tocó, incluso el propio cuerpo de la bruja. No obstante, esta sintió un profundo dolor como si hubiera sido cortada a la mitad, cayendo sobre sus rodillas y jadeando cansadamente.
—Mi Guadaña Espectral corta el espíritu de la persona y no su cuerpo físico. ¡Es como si te desgarrase el alma!
Así que era eso, ¿eh? Lástima por su oponente que el espíritu de la bruja era absurdamente poderoso y haría falta cortarlo un millar de veces para que cayese rendido. Y estaba a punto de demostrarlo. Al mismo tiempo que su oponente alzaba una vez más la guadaña para apresurar el fin del combate, dos proyectiles envueltos en electricidad atravesaron su cuerpo. Por mucho que fuese inmune a ataques físicos los elementos seguían afectándole; punto a tener en cuenta. Agradeció internamente la intervención de su compañero, quien le dio el tiempo necesario para desplegar su devastadora voluntad, envolviéndose en un manto de sombras que danzaban como llamas vivas. Los cadáveres vivientes que se acercaron a Katharina cayeron como trapos al suelo. Fuera lo que fuera que tuvieran dentro era incapaz de soportar la presencia de la bruja. Enajenado, Karthus se abalanzó junto a su clon en un desesperado intento de frenar a su enemiga, pero las aperturas en su defensa estaban a simple vista. Alzó ambas espadas imbuidas en el frío del otro mundo, cortando por la mitad a uno de los cuerpos y trazando una línea perfectamente vertical de la ingle hasta la boca del estómago. El espectro soltó un grito desgarrador mientras el clon desaparecía.
—¡Tú…! ¡Te maldigo! ¡Una pirata como tú no puede haber heredado la voluntad de Dios! ¡NO PUEDE!
La bruja soltó una sonrisa arrogante y volvió a atacar, pero su oponente voló rápidamente hacia el techo de la tumba, desapareciendo en ella. Joder, si dejaba ir a ese miembro del CP el Gobierno Mundial sabría que ella había estado en presencia de un Poneglyph. Ambas auras desaparecieron al mismo tiempo que caía de rodillas. Tenía múltiples heridas en todo el cuerpo y, si bien ninguna era mortal, molestaban un montón.
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La pelea de entre la pirata y el fantasma estaba siendo bastante dura a mis ojos, apenas podía conseguir un buen disparo para ayudarla. Concentre el electro que me queda en el fusil, como máximo podría llega a hacer dos, después de eso no podría volver a utilizar en un buen tiempo. Los movimientos del fantasma eran demasiado rápidos para mi vista, casi ni podía ver la lucha de aquellas dos personas o mejor dicho debía decir titanes. Estaba agotado, el uso de aquellas voces suponía mucho esfuerzo para mi, pero no podía darme por vencido. Volví a ponerme en tensión y me empece a concentrar esas voces que me indicaban los movimientos de aquel fantasma. Apenas podía adelantarme un cuarto de segundo sus próximos movimientos. -¡Dios guau!- grité, mantener el electro y las voces era demasiado dado mi agotamiento físico y mental. Encontré el momento justo y realicé los dos disparos lo mas rápido que pude, uno detrás del otro. El primero era el que mas electro llevaba, en el segundo puse lo que me restaba que no era mucho.
Los disparos atravesaron al fantasma, dejando a este paralizando a este un instante. Pudiendo así Kath darle un buen golpe, después del cual huyo como un perro con el rabo entre las piernas. Con lo que desaparecieron los esqueletos y zombis que quedaban la sala, yo termine cayendo de rodillas agotado, con la respiración acelerada. Hacia tiempo que no estaba tan desgastado, de echo diría que ni en los entrenamientos había acabado tan echo polvo. Como pude arranque el trozo de manga que me habían cortado los esqueletos anteriormente y me lo até como pude a modo de venda en la herida para que dejara de sangra, de la cual seguramente necesitaría puntos en un corto periodo de tiempo. En cuanto terminé me senté en suelo, apoyando la espalda en la pared y poniendo el fusil sobre mis piernas.
-Todo bien guau- le dije a Kath levantando la mano derecha con el pulgar hacia arriba.
Los disparos atravesaron al fantasma, dejando a este paralizando a este un instante. Pudiendo así Kath darle un buen golpe, después del cual huyo como un perro con el rabo entre las piernas. Con lo que desaparecieron los esqueletos y zombis que quedaban la sala, yo termine cayendo de rodillas agotado, con la respiración acelerada. Hacia tiempo que no estaba tan desgastado, de echo diría que ni en los entrenamientos había acabado tan echo polvo. Como pude arranque el trozo de manga que me habían cortado los esqueletos anteriormente y me lo até como pude a modo de venda en la herida para que dejara de sangra, de la cual seguramente necesitaría puntos en un corto periodo de tiempo. En cuanto terminé me senté en suelo, apoyando la espalda en la pared y poniendo el fusil sobre mis piernas.
-Todo bien guau- le dije a Kath levantando la mano derecha con el pulgar hacia arriba.
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Descansó con la espalda apoyada en el montón de monedas doradas que brillaban ante la luz de las antorchas. Tenía el cuerpo cansado y las heridas le escocían. Menos mal su oponente había sido un imbécil que enloqueció al sentir su poderosa voluntad, confundiéndola con la de un dios o algo por el estilo. Le preocupaba lo que esa lengua escandalosa pudiera decirle al Alto Mando, si es que este le prestaba oído. Ciertamente era un agente fuerte y hábil, pero su comportamiento dejaba mucho que desear. Fue una estúpida al dejarle huir. Era casi un hecho ya innegable que el Gobierno Mundial se enterase de que la bruja había encontrado un Poneglyph. Bueno, mientras este no supiera que era capaz de traducirlos y descifrar los misterios del Siglo Vacío aún podría navegar medianamente tranquila los mares del Nuevo Mundo. Sí, había una ostentosa recompensa por su cabeza, pero podía aumentar considerablemente solo por poseer conocimientos estrictamente prohibidos por el país más poderoso del mundo entero.
Cuando hubo descansado un poco y recuperado el aliento, se incorporó y sacó un bonito bolígrafo con inscripciones de plata. Se acercó a la enorme piedra y pasó sus dedos por el detallado relieve que formaban las letras. Ya sin dilatar más el asunto, comenzó a copiar todas las palabras en una hoja amarillenta y gruesa. Su compañero andaba de suerte porque, además de llevarse un gran botín que seguramente no habría recibido de no ser por su colaboración, saldría de la tumba sabiendo lo que era un Poneglyph. Sí, era información compleja y peligrosa que no debía divulgarla tan a la ligera, pero ya había visto esa piedra, así que simplemente le explicó lo que sabía. Los Poneglyph eran enormes piedras indestructibles que expresaban distintas cuestiones: la localización del One Piece, la historia del Siglo Vacío e incluso hablaban sobre las Armas Ancestrales.
Buscó entre los tesoros alguna cosa que pudiera ser más interesante que el resto y, tras inspeccionar aburridamente el montón de monedas, halló una misteriosa caja con un anillo en su interior. Como le pareció bonito se lo guardó en el bolsillo, y luego le encargó a Bobby-chan que se ocupase de todo lo pesado. Se contactaría con el Bajo Mundo para conseguir el dinero resultante de tal expedición y continuaría su viaje.
—No tengo idea de quién te dio ese mapa, pero tuviste mucha suerte al contar con alguien como yo. Venga, salgamos de esta tumba.
Cuando hubo descansado un poco y recuperado el aliento, se incorporó y sacó un bonito bolígrafo con inscripciones de plata. Se acercó a la enorme piedra y pasó sus dedos por el detallado relieve que formaban las letras. Ya sin dilatar más el asunto, comenzó a copiar todas las palabras en una hoja amarillenta y gruesa. Su compañero andaba de suerte porque, además de llevarse un gran botín que seguramente no habría recibido de no ser por su colaboración, saldría de la tumba sabiendo lo que era un Poneglyph. Sí, era información compleja y peligrosa que no debía divulgarla tan a la ligera, pero ya había visto esa piedra, así que simplemente le explicó lo que sabía. Los Poneglyph eran enormes piedras indestructibles que expresaban distintas cuestiones: la localización del One Piece, la historia del Siglo Vacío e incluso hablaban sobre las Armas Ancestrales.
Buscó entre los tesoros alguna cosa que pudiera ser más interesante que el resto y, tras inspeccionar aburridamente el montón de monedas, halló una misteriosa caja con un anillo en su interior. Como le pareció bonito se lo guardó en el bolsillo, y luego le encargó a Bobby-chan que se ocupase de todo lo pesado. Se contactaría con el Bajo Mundo para conseguir el dinero resultante de tal expedición y continuaría su viaje.
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