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Ashlyn Blake
Fama
Recompensa
Características
fuerza
Fortaleza
Velocidad
Agilidad
Destreza
Precisión
Intelecto
Agudeza
Instinto
Energía
Saberes
Akuma no mi
Varios
Le gustaba aquel hombretón, no podía negar lo que era más que evidente. Había disfrutado del sexo, había tomado una copa, se había fumado un puro y además le iban a pagar por el animalito que tenía atado y listo para entregar. Metió el dinero en su bolsillo y sonrió satisfecha, antes de que aquel vaquero se escapara se acerco de nuevo a él y le quito el puro de la boca para meterlo en su boca — este me lo quedo y para ti, esto — saco de su bolsillo una tarjetita, se saco el puro de la boca y dio un beso en la tarjeta dejando sus labios rojos bien marcados y se lo guardo al pirata en el chaleco.
— Si alguna vez necesitas una cazadora, ya sabes donde encontrarme — y tras darle un azote en la nalga derecha, dejo que el vaquero por fin saliera por la puerta. Luego se giro a ver al sheriff aun con el puro en la boca y sonriendo ladinamente dejo salir el humo. Suspiro y mientras se cruzaba de brazos espero que el hombre diera el veredicto de si esos piratejos eran o no parte de la banda de Billy. No tardo mucho en recibir la confirmación y el precio por sus cabezas así que ahora aparte de los diez millones que acababa de pagarle el CP por su presa iba a cobrar un poco más por esos idiotas.
Aquellos cinco desgraciados le iban a suponer diez milloncitos más, por que valían dos millones por cabeza y eso era algo que Ash agradecía enormemente sobretodo por que el vaquero había dejado claro que había sido ella quien se había librado de ellos. Eso lograría que los lugareños siguieran murmurando sobre ella durante unos cuantos meses más, por que seamos sinceros, en aquella dichosa isla nadie era ajeno a quien era Ash. Todos conocían a esa maldita mujer, esa zorra que se había colado en su mundo y que desde niña había supuesto un dolor de cabeza, pero que ahora era un mal menor, teniendo en cuenta que les libraba de los maleantes que querían aprovecharse del pueblo y sus gentes, en el fondo, los cabrones deberían estar agradecidos.
El sheriff la llevo entonces al cuartel para hacerle entrega del dinero que había ganado con los piratas de Billy y conforme con el trabajo que había realizado aquel día se marcho sin más. No necesitaba nada más por el momento, ahora mismo quería descansar en su casa, en aquel lugar al que sin serlo del todo, llamaba hogar y donde estaría un par de días para arreglar y ajustar sus armas y sus enseres para continuar con la cacería. Por que un depredador, nunca tiene suficientes presas.
— Si alguna vez necesitas una cazadora, ya sabes donde encontrarme — y tras darle un azote en la nalga derecha, dejo que el vaquero por fin saliera por la puerta. Luego se giro a ver al sheriff aun con el puro en la boca y sonriendo ladinamente dejo salir el humo. Suspiro y mientras se cruzaba de brazos espero que el hombre diera el veredicto de si esos piratejos eran o no parte de la banda de Billy. No tardo mucho en recibir la confirmación y el precio por sus cabezas así que ahora aparte de los diez millones que acababa de pagarle el CP por su presa iba a cobrar un poco más por esos idiotas.
Aquellos cinco desgraciados le iban a suponer diez milloncitos más, por que valían dos millones por cabeza y eso era algo que Ash agradecía enormemente sobretodo por que el vaquero había dejado claro que había sido ella quien se había librado de ellos. Eso lograría que los lugareños siguieran murmurando sobre ella durante unos cuantos meses más, por que seamos sinceros, en aquella dichosa isla nadie era ajeno a quien era Ash. Todos conocían a esa maldita mujer, esa zorra que se había colado en su mundo y que desde niña había supuesto un dolor de cabeza, pero que ahora era un mal menor, teniendo en cuenta que les libraba de los maleantes que querían aprovecharse del pueblo y sus gentes, en el fondo, los cabrones deberían estar agradecidos.
El sheriff la llevo entonces al cuartel para hacerle entrega del dinero que había ganado con los piratas de Billy y conforme con el trabajo que había realizado aquel día se marcho sin más. No necesitaba nada más por el momento, ahora mismo quería descansar en su casa, en aquel lugar al que sin serlo del todo, llamaba hogar y donde estaría un par de días para arreglar y ajustar sus armas y sus enseres para continuar con la cacería. Por que un depredador, nunca tiene suficientes presas.
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