Uno más a la familia {Priv. Alistar}

Los dedos de Alistar, entrelazados entre los cabellos del animal, se detuvieron en seco cuando le hizo aquella pregunta. Temblaron un poco. No contestó, provocando un silencio incómodo hasta que la chica volvió a hablar, explicando que había sitio para él en aquel barco. Por si fuera poco, el animal empezó a mover la cola y se separó de su compañero, yendo con Brianna tras escuchar aquella idea. Ya sabía que al lobo no le hacía ninguna gracia el moverse como vagabundos, intentando ahogar las penas de una vida muerta en alcohol. Pero... ¿Cómo podía?

La mujer lo había visto. Había visto sus colmillos, sus garras, su pelo... Había visto su espada desgarrar la carne, cortar cabezas. Había oído su voz comandar a una bestia enorme cometer un asesinato. ¿Por qué confiaba tanto en él? Ni siquiera Alistar confiaba tanto en si mismo. Una bestia, un monstruo... Una criatura que, si bien era fiel a sus amigos, si bien era alguien que luchaba hasta el final por proteger aquello que consideraba que necesitaba dicha protección, ya había demostrado ser incapaz de ello. Sin embargo, le hizo pensar...

¿Se había ido de Greenlyn porque se había rendido o porque buscaba la fuerza necesaria para volver y terminar el trabajo? Estaba convencido de que era lo primero, pero... Si quisiera matarse de verdad podría haberse tirado al mar. Ya no estaba tan seguro. Se giró y miró a Brianna. Los ojos del licántropo eran amarillos y tenían un brillo animal, depredador. Sin embargo, y aunque esto Alistar no lo aceptaba, había humanidad y sinceridad en los mismos. Tal vez Brianna, un alma gentil y buena, era aquello que necesitaba proteger para conseguir la fuerza suficiente, para recuperar su determinación. Pero...

—No quiero hacerte daño... —dijo, resistiendo un quiebre de voz.

Brianna esperaba que Alistar aceptara, aquel hombre había demostrado ser un buen hombre que la había salvado y que además poseía un don natural para la música. Ella como compositora que era podía entender perfectamente el idioma de la música, lo que esta quería transmitir, los sentimientos que quien tocaba le volcaba incluso sin querer. Para ella no era complicado adivinar todo eso y sabía que aquel hombre no quería seguir estando solo. Que buscaba algo que hacer, una misión en la vida tal vez, unos compañeros, alguien que le ayudara a no sentirse solo. Por su parte Brianna estaría más que encantada de contar con más gente en la que confiar y en aquel momento Alistar era un buen candidato.

— ¿Por que ibas a hacerme daño? Confió en ti Alistar, se que eres un buen hombre y aunque tú no confíes en ti mismo, yo lo haré por ti — le dedico una dulce sonrisa mientras sus dedos continuaban jugueteando entre el pelo de Kodlak. Riendo con cierta diversión se agacho lo suficiente para abrazar al lobito y enterrar su cara entre su ahora sedoso y suavecito pelo. — Ademas, quiero que Kodlak también se quede, es adorable y nunca había visto un lobito tan guapo como él — le acariciaba y le daba mimitos y desde esa postura miro a Alistar de nuevo sin perder la sonrisa.

— Por favor, quédate, estoy segura de que podemos ser buenos compañeros — realmente quería ayudarle y quería que él la ayudara a ella. Después de todo, una amistad y una buena relación trataba de eso, poder ayudarse mutuamente y disfrutar de una mutua compañía. Alistar era un buen hombre y al igual que ella no merecían continuar sufriendo así que ¿por que no viajar juntos y ayudarse mutuamente? Al menos para ella era un buen plan que estaba dispuesta a llevar a cabo y esperaba que aquel hombre estuviera dispuesto también.

Sus palabras llegaron a él. Lo estaba considerando seriamente. Después de todo... todavía no había dicho que no. ¿Por qué no? Quería decir que no, quería negarse, en cambio tan solo confirmó sus miedos. ¿Por qué? Tal vez quería que Brianna le afirmase que no tenía nada que temer. Tal vez esperaba que la mujer lo convenciese. Pero... El miedo seguía allí. Ni siquiera sabía si temía tan solo el daño físico que pudiese ocasionarle. ¿Qué pasaba si, por accidente, acababa cargando ella con sus pesares? Con su carga, una carga que ella no merecía. El licántropo suspiró y se sentó de nuevo donde hasta hace un rato había estado tocando el laúd.

Se miró las manos. Al exterior parecían limpias, recién lavadas en la bañera. Lejos de la suciedad que hasta hace unas horas portaban. Pero Alistar veía algo, algo que el agua y el jabón no podían lavar: Sangre. Años y meses de sangre en sus manos. En sus garras y en su espada. Fuese por el motivo que fuese, una muerte es una muerte. Pero era incapaz de defender sin matar. Era como si... como si su lado lupino exigiese dicha sangre. Se pasó la mano por la nuca, pensando. Entonces miró a Brianna, que en aquel instante le parecía el ser humano más dulce y hermoso que podría encontrarse.

—Mi vida está dominada por la sangre y el hierro, Brianna. La bestia que viste, si voy contigo, la volverás a ver. Puede que incluso más grande, más peluda y más monstruosa. Todo aquel que está cerca de mí acaba salpicado por la sangre, ya sea mía o de otros. A veces... incluso la suya propia —dijo, suspirando de nuevo y mirando a un lado—. Pero... Prometo por mi vida, la cual has salvado y por ende te pertenece, que jamás permitiré que una sola gota de sangre te toque. —Volvió a mirarla—. Acepto, Brianna. Iré contigo.

Esperaba que Alistar terminase aceptando, después de todo era una buena idea que viajaran juntos. Él no tenía donde ir, Brianna necesitaba ayuda con quienes la perseguían y teniendo en cuenta que Ivan no podía estar con ella veinticuatro siente pues Alistar podría ser su guardaespaldas. Además de eso, Alistar podría viajar con ellos, tener compañeros y no estar solo y eso era siempre bueno. Sonrió con ternura escuchando sus palabras hasta que sonrió nuevamente con una sonrisa un poco más grande que antes. Estaba de lo más contenta cuando escucho el si final del lobo.

Se acerco a él y de nuevo tomó sus manos con ternura — perfecto, entonces desde ahora eres uno más de la familia — sonriendo soltó sus manos y luego abrazó fuerte a Kodlak con mucha ternura acariciando ese pelito adorable y sedoso que tenía el lobo. — ¿Has oído Kodlak? os quedáis con nosotros — realmente Brianna estaba contenta y se notaba, se notaba en sus sonrisas y en como mimoseaba al precioso animal. Pensó entonces en que seguramente tendría que reformar un poco una de las habitaciones para poder meter allí un cuarto para Alistar, eso o hacer una pequeña reforma y crear una nueva.

— Tendré que hacer un poco de reforma en el barco, pero me alegra mucho que hayas decidido quedarte — en algún momento tendría que darle una explicación completa sobre su problema, después de todo no le había contado toda la historia sobre su pasado y sobre lo que habían hecho esos piratas con ella, pero por el momento así estaba bien. Ahora habían conseguido ser compañeros y una buena familia, por lo que lo demás vendría después, estaba segura de que poco a poco confiarían los unos en los otros lo suficiente como para poder contar sus historias, sus pasados, sin necesidad de que se convierta en una obligación y se convierta en algo que hagan por puro gusto.