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[Misión Legendaria-País de Wano] ¡Alabad al Sol! Empty [Misión Legendaria-País de Wano] ¡Alabad al Sol! {Mar 14 Abr 2020 - 21:49}

Contratante: Kanima Zao

Descripción de la misión: Los habitantes de Wano han podido observar durante generaciones el ciclo del sol. Al alba saluda y, con el ocaso, se despide entre las olas… O eso solía hacer. Durante las últimas semanas la noche parece nunca llegar, y esto empieza a afectar a la vida de cada criatura en el archipiélago. Los animales mueren, las plantas empiezan a crecer descontroladamente y el aire poco a poco se va volviendo tóxico en una atmósfera cada vez más fría. Necesitamos ayuda.

Objetivo principal: Descubrir, a través de los datos con los que se cuentan, qué demonios está sucediendo en la isla. Del mismo modo, también es prioritario encontrar una forma de revertir la toxicidad del aire y salvar a personas y animales.

Objetivos secundarios: Investigar las plantas de la isla para descubrir qué las hace crecer tan deprisa de repente. Detener a los vándalos.

Premios: Kanima Zao es uno de los grandes maestros de esgrima de Wano, donde enseña a muy pocos discípulos seleccionados con esmero. Cualquiera que aporte una ayuda a este problema podrá aprender la técnica definitiva “Espada meteoro” o adaptar una de las técnicas de Mutoryu que Kanima controla, también definitiva.

Premio por objetivo secundario: Conocimiento único.

Datos: En ocasiones el sol parpadea, agotado, en medio de la noche, como si fuese un enorme ojo de fuego. Otras da un calor tan tórrido que no se puede ni salir a la calle, casi provocando que el agua se evapore. Respecto a las plantas, se sabe que se están hinchando como un cactus, pero van estando abombadas y resultan cada vez más fáciles de cortar, siendo su madera inútil. Aparte, parece que en ocasiones un grupo de gente va por las calles cuando debería ser noche rompiendo las ventanas de las casas, impidiéndoles dormir.
Zane D. Kenshin
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[Misión Legendaria-País de Wano] ¡Alabad al Sol! Empty Re: [Misión Legendaria-País de Wano] ¡Alabad al Sol! {Miér 15 Abr 2020 - 20:24}

Me encontraba tumbado sobre la cama, clavando la mirada en el techo esperando quedarme dormido, cuando uno de los caracoles que tenía situados en el escritorio comenzó a reverberar con fuerza. Eché un ojo y me percaté que era el que comunicaba directamente con mi abuelo, que se encontraba en el País de Wano. «¿Habrá ocurrido algo?», me pregunté un instante antes de levantarme y coger el aparato.

—Aquí Zane, ¿qué ocurre? ¿Os ha pasado algo?

Mi tono de voz era serio y preocupado. Su abuelo no era de las personas que llamaban por que sí. ¿Estaría bien él? Pese a su prefecto estado de forma, ya era un anciano y cualquier día podría enfermarse. ¿O tal vez le había pasado algo a Sakura y los niños? Era lo que más temí durante el segundo que tardó en contestarme.

—No te preocupes, hijo —me respondió mi abuelo. Sin embargo, esas cuatro palabras me preocuparon más. Era capaz de percibir por su voz que algo no estaba del todo bien. ¿Se habría peleado de nuevo con el padre de Sakura? ¿Tal vez Aiko y Eiji se habían puesto enfermos? Esas y una docena más de preguntas golpearon mi cabeza de pronto—. Me gustaría que vinieses unos días a la isla. Eso es todo. Últimamente están sucediendo sucesos extraños en la isla, y noto a Sakura y los niños un pelín asustados. Te necesitan.

—¿A qué te refieres con sucesos extraños?

—No me creerías si te lo dijeras.

—Sorpréndeme abuelo —le dije con tono jocoso—. Si lo haces te compro una de esas botellas de sake tan caras que tanto te gustan.

—Hace días que el sol no se pone. Los animales de la montaña bajan y lo destrozan todo, y pese a los esfuerzos de los enviados de Berthil creo que necesitaos a alguien que encuentre la raíz del problema. No eres muy listo, pero te has enfrentado a más sucesos extraños que nosotros que no hemos salido de la isla.

—Gracias por la parte que me toca —le dije—. Saldré esta misma noche y en dos días, más o menos, llegaré allí. Y dime, ¿cómo están Sakura y los niños? —le pregunté.

—Están bien. Estos días han decidido ir a casa los Miyamoto, y ya sabes lo obsesionado que está tu futuro suegro con la seguridad de su casa. Eso sí… No te recomiendo que vayas allí, al menos no sin avisar.

—¿Tienes miedo de que me manden a atacar sin avisar?

—Tengo miedo a tu respuesta si ocurre eso.

—Por cierto, te debo una botella de sake.

La llamada terminó un par de minutos después.

No pude evitar suspirar mientras miraba el reflejo de mi cara en el espejo de mi camarote. Yo había estado en islas que por su localización tenía estaciones enteras en la que no anochecía, pero eso se debía a la inclinación del planeta y su rotación alrededor del sol. ¿Habría cambiado la órbita del planeta sin que se dieran cuenta? No. Eso era imposible.

Me vestí con las ropas que había usado ese mismo día, agarré mis armas y salí por la puerta sin mirar, chocándome con alguno de los miembros de mi banda y tirándolo al suelo.
Therax Palatiard
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[Misión Legendaria-País de Wano] ¡Alabad al Sol! Empty Re: [Misión Legendaria-País de Wano] ¡Alabad al Sol! {Miér 15 Abr 2020 - 20:58}

Un golpe, un par de insultos, varias preguntas y allí estaban. Jamás había podido contemplar con sus ojos la tierra de los samuráis, aunque sabía perfectamente que su capitán procedía de ella. El pelirrojo y Therax se habían dado de bruces mientras el rubio se dirigía a su propio camarote, cuando Zane había abandonado el suyo precipitadamente y perfectamente armado. Contemplar el semblante serio del Descamisetado no era algo que fuese demasiado habitual, de modo que no había dudado en preguntar qué sucedía. Una reciente llamada de su abuelo era el motivo de su inquietud, demandando su presencia para solucionar un problema cuya naturaleza desconocía. El contramaestre no había tardado ni un instante en ponerse a su disposición, y allí se encontraban.

—¿Cuándo vas a presentarme a la señora D. Kenshin y los Zanecitos? —preguntó distraídamente al tiempo que se aproximaba a un cerezo. Su tronco se había hinchado hasta puntos que el domador creía imposibles, abombándose y dándole la apariencia de un globo a punto de estallar—. Pues sí que están pasando cosas raras aquí, sí —añadió en un susurro.

En teoría debían haber llegado al alba, pero semejante fenómeno no había acontecido. El sol ya se encontraba en lo más alto en el momento de su llegada y, pese a que ya llevaban varias horas en el territorio de Berthil, el astro rey no se había movido ni un milímetro de su posición. Lo que decía el abuelo de su capitán parecía verdad y es que, pese a que en ningún momento hubiese creído que les mentía, en cierto modo se había negado a creer que aquello fuera posible.

Therax resopló, agobiado por el calor que la enorme y distante esfera ígnea lanzaba sobre él. Se quitó con cuidado la chaqueta, dejando la capa de moda y el manto de Heimdall sobre sus hombros. La camisa celeste que vestía en aquella ocasión estaba empapada a consecuencia del sudor. Nunca le había gustado aquel tipo de clima. Él prefería el frío y el viento que constantemente acariciaban a las islas invernales.

—¿Podemos ir a ver a tu abuelo? Seguro que en persona puede contarnos lo que está pasando mejor que a través de un Den Den Mushi. —No es que ese motivo fuese mentira, pero lo que verdaderamente ansiaba era que el anciano —del que, por otro lado, había escuchado que gozaba de una salud y poderío físicos envidiables por cualquier persona joven— les ofreciese un trago de agua fresca; lo que fuese con tal de mitigar todo lo que pudiera el sofocante agobio.

La Capital de las Flores les recibió con calles desiertas cuando se adentraron en ella, aterrizando frente a la entrada para que los hombres que la custodiaban les permitieran el paso. Lo último que querían era levantar sospechas innecesarias en quienes ya tenían suficientes problemas. Los rayos de sol abrasaban los tejados de las tradicionales viviendas que flanqueaban los caminos, explicando por qué caminaban en soledad.

Una vez frente al hogar del patriarca D. Kenshin, Therax esperó a que el pelirrojo le llamase y aguardó pacientemente su momento. Tenía entendido que era un hombre, como no podía ser de otro modo dado su origen y edad, bastante apegado a las viejas costumbres. Eso le situaba en un vulnerable papel de invitado, lo que se sumaba al hecho de ser el subordinado del gañán de su nieto. La colleja se veía venir desde el South Blue, así que es esforzó por evitarla en la medida de lo posible.

No lo dudó a la hora de agachar la cabeza algunos centímetros en señal de respeto cuando, tras intercambiar algunas palabras con el veterano habitante de Wano, Zane le presentó. Les condujo hacia el interior de su hogar, pero ni siquiera ahí estaban a salvo de la mirada del perpetuo sol. No obstante, la taza de té de hierbas helado que les ofreció le brindó cierto descanso, el justo para escuchar atentamente sus palabras.
Zane D. Kenshin
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[Misión Legendaria-País de Wano] ¡Alabad al Sol! Empty Re: [Misión Legendaria-País de Wano] ¡Alabad al Sol! {Miér 15 Abr 2020 - 21:39}

La persona con la que había chocado no era otra que Therax, que como de costumbre había ido a lavarse los dientes antes de dormir. La mirada de odio que me recorrieron desde los tobillos hasta la mitad de mi cara cambiaron en el mismo momento en el que tuvimos contacto visual directo. No sabía que tenía de rara mi expresión en ese momento, pero fue la primera vez en mucho tiempo que el rubio me hablaba con tanta educación y respeto. Le explique todo lo que mi abuelo me había contado, y tardó ni un segundo en ofrecerse como compañero de viaje.

Estuvo a punto de negarme, dado que no quería dejar a la banda sin el segundo hombre más fuerte, pero también le había prometido a mi hijo Eiji que la próxima vez que lo visitara le iba a presentar a uno de mis compañeros.

—Está bien —le dije—. Vente. Yo ahora despertaré a Spanner y le diré que se encargue de todo hasta nuestra vuelta, mientras tanto ve preparando tus cosas. Allí tengo ropa que prestarte, pero dudo que quieras ponerte mi ropa interior por muy lavada que esté, ¿verdad?

Tardamos menos de lo que le había dicho a mi abuelo, y para mi asombro el viejo tenía razón: era de día. Sin embargo, el sol parecía estar iluminando solo la vieja isla de los espadachines, dado que a varias millas marinas de allí aún era de noche. «¿Qué demonios está pasando aquí?», pregunté para mis adentros, frunciendo el entrecejo y llevando la mano a la empuñadura de una de mis espadas.

No tardamos mucho en aterrizar a unos pocos metros de la entrada a capital de las flores. Therax parecía excesivamente acalorado. Nunca había soportado el calor, pero en llamarle exagerado no era una opción. La temperatura de la isla podía estar unos diez grados por encima de lo normal, tal vez más.

—Cuando te cambies de ropa creo yo —le respondí a Therax—. Creo que voy a tener que prestarte un kimono de verano. Eso o meterte en un horno para que termines de asarte.

Las calles de la capital estaban desiertas, a excepción de los guardias que estaban en la entrada desde que Dexter adoptó bajo su bandera la protección de la isla; ahora bajo la bandera de Berthil. Les saludé y continué hacia la casa de mi abuelo. Daba miedo ver lo solitarias que estaban las calles para ser la hora que era.

En otra ocasión hubiera escogido el camino largo, repleto de vida y comercios para que Therax contemplara la belleza de Wano, pero esa vez decidió que era mejor ir por el camino más corto. Al llegar golpeé en la puerta. Mi abuelo nos abrió, y no pude fijarme en ver sus ojeras.

—Hola —Fue lo primero que le dije—. Este es Therax, mi contramaestre. Te veo un poco… «hecho mierda» —pensé—, cansado.

—Es imposible dormir con tanta claridad y este calor tan insano —dijo su abuelo, para luego acompañarlos a la sala de estar.

Allí nos ofreció algo de té verde con hielo. Era una bebida que detestaba, pero que Therax disfrutó como si hubiera sido su última cena.

Yo no era conocido por ser una persona con unos modales muy exquisitos, pero dentro de Wano, sobretodo en casa de mi abuelo, debía hacer uso de todas las enseñanzas de protocolo y saber estar que me habían enseñado a lo largo de los años, así que me senté sobre mis talones, de rodillas y con la espalda recta.

—Jovencito —dijo mi abuelo, llamando la atención de Therax—. ¿Qué manera es esa de sentarse? ¿Voy a tener que enseñarte modales a ti también?

—No me seas rancio, abuelo —le dijo—. De esta forma solo os sentáis aquí, que parece que el concepto de silla os molesta.

—¡Un respeto a las tradiciones de la tierra de origen de tus ancestros!

Y sin comerlo ni beberlo, me dio un capón con extra de haki de armadura para que doliera el doble. Ni siquiera me quejé, porque de hacerlo era capaz de darme otro. Mi abuelo era una persona muy agradable, podría decirse que era hasta pacífica, pero cuando no dormía era un tirano digno de ser relatado en una novela.

—Veo a tu amigo un pelín acalorado —comentó, mientras bebía de su vaso de té—. Creo que lo mejor será que nos demos un baño de agua fría y hablemos allí, ¿os parece?

—Por mi perfecto —le dije.

—¿Preparado para disfrutar de una de las mejores tradiciones wanenses? —le preguntó, a sabiendas de que su abuelo, seguramente, le pidiera al rubio que le frotara la espalda.
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[Misión Legendaria-País de Wano] ¡Alabad al Sol! Empty Re: [Misión Legendaria-País de Wano] ¡Alabad al Sol! {Jue 16 Abr 2020 - 1:35}

Therax pudo sentir ese capón como suyo; casi pudo notar cómo la voluntad del abuelo de Zane le taladraba el cráneo y hacía vibrar su cuerpo hasta los talones. Apenas necesitó un instante para sentarse tal y como se encontraba el pelirrojo. Clavó las rodillas en el suelo, unió los pies y se sentó sobre sus talones. ¿Cómo demonios podían sentarse así siempre?

Aquello del baño y las tradiciones de Wano pilló al rubio por sorpresa. ¿A qué demonios se refería? Cuando quiso darse cuenta, el anciano le pedía que... que... que le frotase la espalda. ¿¡En qué estaba pensando!? Dirigió un rápido vistazo a su capitán, que disfrutaba sumergido en una suerte de pequeña piscina. El gesto del Descamisetado no dejaba de resultar divertido, pero una velada advertencia en sus ojos le instaba a que no osase rehusar la... ¿propuesta? de su abuelo.

Mojó el paño en el cubo de madera que había junto al hombre, que a su vez se había sentado frente a él y le ofrecía la espalda. La sensación al pasar el trapo por ella era tremendamente similar a hacerlo sobre una piedra. La misma dureza. La misma aspereza y rigidez de la madre naturaleza. El tiempo había hecho mella en aquel anciano, pero podía comprender perfectamente por qué Zane le guardaba tanto respeto.

Lo cierto era que no conocía en absoluto en qué consistía aquel ritual, tradición o como lo quisieran llamar, así que simplemente se dedicó a dejarse llevar por las indicaciones de los dos samuráis. De un modo u otro, cuando todo hubo concluido no pudo evitar sentir cierto alivio. Sabía que sería temporal, que más tarde o más temprano volvería a ser engullido por la flama del misterioso sol que iluminaba Wano.

No se vistió con su ropa, sino que hizo uso de un kimono que sus anfitriones le dejaron. Desconocía si era del propio Zane o si era algún atuendo de su abuelo que con el tiempo había caído en desuso. Un haori fino y de un impoluto color blanco cubría su torso, combinado con un hakama de un discreto celeste al que fijó sus sables.

—Bueno, creo que deberíamos entrar en materia —dijo el hombre—. Hace unos días, tal vez semanas, porque sin noche alguna es difícil contarlos, el sol dejó de ponerse. Eso de por sí ya sería un problema, pero no es el único. Las plantas han comenzado a engordar como nunca había visto antes y han dejado de ser útiles para quienes las cultivan. Ya se han perdido varias cosechas y, por mucho que intentemos averiguar qué sucede, no lo conseguimos. Los hombres de Berthil también han intentado indagar al respecto, pero han obtenido los mismos resultados. Casi al mismo tiempo, unos grupos de bandidos han comenzado a hacer incursiones. Asaltan los comercios, las casas de los más pobres y de los más ricos por igual. Tampoco sabemos qué buscan.

—¿Y nunca había ocurrido nada similar? —inquirió el contramaestre.

—¿Crees que esto es algo que suceda más de una vez en la vida? Es algo que ni los más viejos habíamos visto y ya no sabemos qué más hacer. Por eso te llamé, Zane, porque la gente en Wano está desesperada y necesitamos ayuda de fuera.

—¿Sabéis dónde se esconden los bandidos?

—No, pero los animales también han bajado de las montañas y han llegado a lugares donde nunca se habían adentrado. Las hemos recorrido muchas veces, pero no hemos sido capaces de encontrar nada que explique por qué más allá de ese maldito sol y el calor que está arruinando su hogar. Tal vez vosotros tengáis más suerte, pero no puedo seros de más ayuda.
Zane D. Kenshin
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[Misión Legendaria-País de Wano] ¡Alabad al Sol! Empty Re: [Misión Legendaria-País de Wano] ¡Alabad al Sol! {Vie 17 Abr 2020 - 16:22}

Nada más meterme en la bañera pude notar como mis energías descendieron progresivamente hasta dejarme casi agotado, pero la sensación de notar el agua fría sobre mi piel era algo que, pese a que nivel anímico me dejaba muy tocado, me trasladaba a una época tan lejana que parecía un sueño. Aquellas tardes nadando en las aguas cercanas a las costas del archipiélago Shabaody junto a mi padre, los baños con mi madre… Algo que echaba de menos, la verdad.

Sin embargo, llegó el momento que había estado esperando desde que el abuelo propuso darnos un baño, y era ver las habilidades del pobre de Theraxito como enjabonador. Mi abuelo era de esas personas que medía a la gente por la pulcritud en con la que enjabonaba y enjuagaba la espalda de otro. El rubio no se negó, pero la situación era tan cómica que iba a recordárselo durante toda la vida. Yo era incapaz de borrar la sonrisa burlona que tenía dibujada en el rostro al contemplar aquel escenario. «Es perfecto», me dije antes de que mi abuelo me llamara.

—Hijo, no seas mal educado y frótale la espalda a tu amigo —me pidió—. Y luego te froto yo la tuya.

El baño había sido tan refrescante como revitalizante, así que una vez me seque fui directo a mi habitación para coger algo de ropa para prestarle a Therax, mientras este esperaba en una de las habitaciones que de invitados de la casa. Me vestí con un hakama verde, una camisa blanca y holgada, así como con un haori de color azul marino. Me calcé mis getas y me colgué las espadas al cinto que rodeaba mi cintura. Me fijé en que tenía el pelo algo largo, así que agarré un trozo de tela que tenía en uno de los cajones y me hice una coleta alta, como la de los samuráis.

El abuelo nos esperaba en la sala de estar, con algo de sake frío y unas pastas rellenas de masa de soja dulce.

—¿Y los maleantes no tenían ningún signo distintivo de alguna de las familias de la periferia? —pregunté, mientras cogía una pequeña pasta.

—No —respondió, para después beber del pequeño vaso de cerámica—. Al parecer, muchos de ellos ni siquiera eran de Wano.

—¿Extranjeros? —inquirí ligeramente extrañado.

Wano era una tierra preciosa y encantadora, repleta de gentes amables, pero al estar bajo el estricto control del shogún y bajo el ojo observador de un emperador del mar, rara vez la isla era frecuentada por criminales extranjeros que no quisieran la peor de las condenas. A no ser que fuerna unos insensatos; que todo era posible.

—Eso es lo que dice Torao, que es uno de los pocos que han visto por encima a esa gente.

—¿Estás insinuando lo que yo creo?

—Efectivamente —dijo—. Ya le avisé a Sakura que ibas a ir al mediodía a verla a ella y a los críos, así como para hablar con su padre. Te pido que seas respetuoso, ¿entendido? Pese a que has accedido a casarte dentro de unos meses, aún sigues sin agradarle después de preñarle a la niña, sobretodo a su madre.

—¿Querías conocer a mis chavales? —me dirigí a Ther, cogiendo el vaso de sake y bebiéndomelo de un trago—. Pues bébete eso y al lío.

La familia Miyamoto era una de las más honorables de Wano desde hacía varias generaciones, viviendo en la mejor zona de toda la capital, a pocos metros del palacio del shogun. Apenas tardamos quince minutos en llegar. Me paré en la puerta para respirar hondo, ya que el corazón me palpitaba a mil por hora.

—Si ves que el anciano me saca una katana o sientes ligera animadversión contra mi persona no te alarmes —le dije a Therax, poniendo mi mano sobre su hombro—. Es algo normal.

Golpeé en su puerta con la mano, tan fuerte que pudo oírse en toda la zona delantera de su casa. La distribución era muy parecida a la casa de mi abuelo: una gran casa de una única planta, con una gran sala de estar, una cocina con comedor, tres baños amplios, cinco habitaciones y dos grandes jardines —uno trasero con un precioso estanque y otro delantero con una explanada en la que el viejo Miyamoto entrenaba todas las mañanas—. Volví a pegar en la puerta, y finalmente la abrió Sakura.

Al verla mi corazón se aceleró y comenzó a bombear sangre a una velocidad que no era normal. Las pupilas se me dilataron y una sonrisa se dibujó en mi rostro. Estaba más bella que nunca, con ese cabello de color rubio dorado posado sobre su hombro en una gruesa trenza y esos ojos ambarinos tan brillantes como penetrantes. Se le notaba cansada, pero eso no quitaba que estuviera preciosa.

—Ha pasado un tiempo, ¿eh? —le dije, mientras reducía la distancia que había entre nosotros y le daba un cariñoso abrazo, seguido de beso.

Había olvidado lo suaves y cálidos que eran sus labios, y el cosquilleo que me entraba en distintas regiones de mi cuerpo al estar con ella. La miré a los ojos durante un buen rato, sonriendo como un pazguato, hasta que el carraspeo de una voz me hizo volver a la realidad.

—¡Uy! —me disculpé—. Chiqui este es Therax, mi amigo y contramaestre —le presenté, haciendo un ademán con la mano—. Therax, esta es Sakura, mi prometida y la madre de mis pequeños. Que a todo esto…, ¿dónde están?

—Un placer, Therax —dijo ella—. Están dormidos. Mi padre encargó compró a unos vendedores extranjeros el otro día unos paneles opacos que ha puesto sobre las telas de la persiana para bloquear la luz del exterior, y las ha instalado en la habitación de los peques.

—Yo te lo dije en su día… Las persianas de tela tan fina no servían para tapar la luz. Pero claro, Zane solo dice tonterías —comenté con ligera ironía.

Fuimos directo a la sala de estar de la casa, donde nos esperaban Torao Miyamoto y su esposa, Masumi, sentados alrededor del kotatsu. Esperaba que con el calor que había estuviera apagado, y así era.

—Buenas tardes, Zane —me dijo el señor Miyamoto.

—Buenas tardes —le dije, haciendo una pequeña reverencia con la cabeza—. Señora Miyamoto, esta tan guapa como siempre, ¿todo bien?

Sin embargo, pese a mis intentos de empezar de buenas maneras aquella reunión tan solo recibí desprecio por parte de ambos, sobretodo de la madre. «Mal vamos, tú», me dije a mi mismo, mientras que suspiraba sin poder hacer nada para remediarlo.

—¿Queréis algo de beber? —Nos preguntó Sakura—. ¿Sake? ¿Algo de té frío?

—Si no es mucha molestia me gustaría tomar algo de té —le dije, aunque prefería tomar algo de Sake para hacer aquella tensa velada algo más ligera.

—Bueno —el señor Miyamoto llamó la atención de todos. Era un hombre alto, delgado y fuerte, de gesto sereno y mirada penetrante—. Intuyo que has venido por los sucesos que están aconteciendo en nuestro preciado país, ¿me equivoco?

—En absoluto —le dije—. Mi abuelo me llamó para tener un punto de vista distinto sobre lo que está ocurriendo en la isla. Además, he traído a uno de mis mejores hombres para investigar este asunto.

Sakura trajo las bebidas y el ambiente pareció relajarse un poco. Las miradas de odio hacia mi persona se vieron reducidas a simples gestos de desprecio. «Algo es algo», me dije.

—¿Y bien? —le pregunté—. Cuénteme todo.

—No sabría decirte. Una tarde hace algunas semanas vimos que el sol no se ponía por ningún lado y los animales empezaron a volverse locos. Los dioses de la montaña bajaron a la ciudad y comenzaron a destrozarlo todo dos días después. Pudimos contenerlos, pero supuso la baja de muchos de nuestros más nobles hombres —A cada palabra podía verse rabia y tristeza en su mirada, que estaba completamente apuntando a ninguna parte, como si estuviera evocando cada uno de los sucesos que le había ocurrido ese día—. Hace cuatro días, mientras volvía de comprar algunas cosas en la ciudad, me topé con un grupo de sujetos. Iban vestidos de forma extraña, así que primero intuí que eran de la compañía de teatro, que les gusta mucho las crónicas de Earthland, un libro que trajeron los hombres de Dexter en su día y se hizo muy famoso. En fin, volviendo al tema que nos concierne. Pero luego me fije en que iban armados con un armamento que no era de aquí. Se notaba a leguas que era de buena calidad, pero no son las típicas armas que forjamos en nuestra tierra. Así que supuse que eran extranjeros. Intente seguirlos, pero eran demasiado rápidos. Por lo que pude intuir, después de seguir sus huellas se fueron a Ringo.

—¿A la zona del cementerio maldito?

—Sí.

—¿Alguien más sabe esto?

—Lo comuniqué al Shogun, pero la gente de Wano es muy supersticiosa y no han querido indagar más de lo que deberían.

—Vosotros como siempre —comenté.

—¿Qué pasa con nosotros? —intervino la madre, furiosa.

—Nada, nada —dije—. Solo es una forma de hablar. Yo no creo en supersticiones.

—Ni tampoco en tradiciones, ni en el honor de la familia, ¿verdad? —inquirió con ligero retintín.

—No obstante, mi buen amigo Kanima Zao vendrá dentro de una hora más o menos. Él ha ido recopilando datos durante estos días por toda la isla, que probablemente os sirva de ayuda.
Therax Palatiard
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[Misión Legendaria-País de Wano] ¡Alabad al Sol! Empty Re: [Misión Legendaria-País de Wano] ¡Alabad al Sol! {Vie 17 Abr 2020 - 21:16}

La tensión que se respiraba en la casa del señor Miyamoto se podía palpar. La familia de la futura esposa de Zane parecía no tragar al prometido de su hija, lo que se plasmaba en indiferencia cuando no miradas plagadas de odio y desprecio. El pelirrojo le había comentado el ambiente que podría encontrar, así que decidió intentar obviarlo y centrarse en el motivo de la conversación que nacía ante él.

—Todo un placer —sonrió Therax, haciendo gala de su encanto natural para caer en gracia a quien no tardaría en convertirse en parte de su familia. ¿¡Qué demonios!? Ella ya lo era, y sus hijos también. No se lo pensó. No se paró a meditar si aquello sería acertado o no; simplemente se acercó a darle un fuerte abrazo y regalarle un ‘bienvenida a la familia’.

Sakura, pues así se llamaba la afortunada —o no tanto—, no tardó en entrar en la estancia en la que había tenido lugar el recibimiento por parte del cabeza de familia y su esposa. Un tradicional vaso, tan sencillo como funcional, albergó el té frío que Therax se apresuró a apurar. Cualquier bebida que pudiese refrescarle era bien recibida. Casi al mismo tiempo, el padre de la rubia comenzó a narrarles lo que acontecía en Wano desde su propio punto de vista. No aportó mucha información más allá de la que ya les había brindado el patriarca D. Kenshin, exceptuando que él había sido capaz de ver a los bandidos.

La puerta de la residencia no tardó en avisar de que alguien esperaba fuera. Sakura se levantó y fue a recibir al invitado de su padre, que no era otro que su amigo Kanima Zao. Era un sujeto alto y exageradamente musculoso. La ausencia completa de pelo en cabeza o rostro —cejas incluidas— le concedían cierto aire peligroso, como si se tratase de alguien criado en las peores zonas de Wano. Claro que aquello no dejaba de ser una simple apreciación por parte del espadachín, una opinión sin fundamento alguno basada en los prejuicios y la apariencia del sujeto.

—Supongo que ya les habrás puesto al día, ¿no? —preguntó, ya sentado, una vez se hubieron hecho las presentaciones—. Seguí a esos rufianes hasta Ringo tras una de sus incursiones. Era un grupo bastante numeroso, de unos quince hombres, y juro por los dioses que no podían ser de aquí. Ni siquiera sabían cómo llevar un kimono en condiciones, como ese amigo tuyo. —Señaló al rubio, que miró su atuendo y el de los demás en busca del fallo—. Sea como sea, las armas que llevaban dejaban claro que sabían lo que hacían. Creedme, no son unos forajidos al uso.

—¿Y fue capaz de averiguar dónde se encuentran? —preguntó el rōnin alado, obteniendo una severa mirada.

—No llegué a ver su guarida, pero atravesaron el antiguo cementerio sin ningún tipo de respeto, pisando tumbas y destruyendo criptas por igual. ¿Quiénes se han creído que son? —estalló, golpeando la mesa con su puño para luego pedir disculpas al señor Miyamoto con la mirada—. Intenté llegar hasta el final, pero allí había más gente. Mientras los seguía pude escuchar cómo varios grupos más se acercaban a mí desde diferentes posiciones y tuve que retirarme. Pensaba probar suerte de nuevo la próxima vez que aparecieran, pero vosotros habéis llegado antes. Aun así, estoy convencido de que planeaban llegar hasta el otro lado del cementerio. No sé qué habrá allí, pero seguro que es la clave de todo lo que está sucediendo en Wano recientemente.

Todo estaba dicho. La tradicional cortesía de los habitantes del lugar provocó que no se fuesen tan pronto como a Therax le hubiera gustado, pero encajó las costumbres locales lo mejor que pudo y no abrió la boca para quejarse. Habló cuando se le solicitó, asegurándose de dejar a su capitán en el mejor lugar posible y haciendo gala de toda la educación que pudo reunir.

Antes de irse, inclinó la cabeza ante los presentes y se despidió uno por uno. No sabía si aquello era apropiado, pero esperaba que, al menos, fuesen capaces de apreciar mínimamente los esfuerzos de un foráneo poco o nada familiarizado con su cultura.

—Pues tú dirás por dónde está ese condenado cementerio —comentó el rōnin alado en el exterior una vez Zane hubo llegado hasta su posición. No sabía qué le incomodaba más, si el sofocante calor que amordazaba cada poro de su piel o la encorsetada actitud que se obligaba a mantener ante los conocidos del futuro Emperador del Mar.
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[Misión Legendaria-País de Wano] ¡Alabad al Sol! Empty Re: [Misión Legendaria-País de Wano] ¡Alabad al Sol! {Lun 20 Abr 2020 - 1:29}

La mirada acusadora de mi futura suegra parecía estar clavándome un puñal en el pecho cada vez que se posaba sobre mí. Tenía que respetar que era la madre de mi prometida, pero a cada minuto que pasaba me iba mosqueando más y más… Finalmente, llegó Kanima Zao. Era un hombre espectacular, muy musculoso y de pelo en pecho; de esos que ya no quedaban.

Kanima relató con todo lujo de detalles todo lo acontecido el día que fue tras los extranjeros que estaban habitando la isla. Vestían como la gente de Wano, pero se comportaban como las nobles gentes de aquí. ¿En serio Berthil había pasado por alto algo como eso? En fin.

—Muchas gracias, Kanima.

—De nada —me dijo—. Gracias a ti por venir desde tan lejos.

El plan consistía en solucionar todo rápido y lo antes posible, pero entonces dos pequeñas criaturas irrumpieron en el salón al grito de “papá”. Al verme, me recibieron con un gran abrazo de bienvenida. Daba gusto sentir sus cabecitas sobre mi pecho, el dulce olor a vainilla del gel que usaba Sakura con ellos cuando los bañaba, ver sus preciosos ojos claros brillantes de la emoción…

Les presenté a Therax como su tío, algo de lo que el rubio pareció enorgullecerse.

—Spanner te va a matar cuando le diga que los conociste primero —le dije, guiñándole un ojo.

A regañadientes, dado que mi querida suegra no quería, nos quedamos a comer. Preparo arroz blanco acompañado de una rica pechuga de pollo rebozada, alubias cocidas con una yema de huevo por encima y algunas verduras salteadas. Una comida digna de un noble. Me hubiese gustado repetir, pero dudo que me lo hubiera permitido.

Horas más tarde, aún con el maldito astro rey sobre nuestras cabezas, pusimos rumbo hacia Ringo. Como no quería que Therax muriera por el camino, le dije de atravesar la capital de las flores volando, para aterrizar en la región nevada del cementerio. Allí, la nieve estaba derritiéndose, pero el clima era mucho más templado.

—Quizás se esconden aquí por el calor, ¿no crees? —le pregunté, mientras fijaba mi mirada el otro lado del puente. A lo lejos de se veían algunas personas, así que use mi vista de pájaro para observarlos mejor. Eran hombres vestidos con kimonos, sentados sobre una lápida—. Algo me dice que son ellos…, ¿algún plan o a mi estilo?

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[Misión Legendaria-País de Wano] ¡Alabad al Sol! Empty Re: [Misión Legendaria-País de Wano] ¡Alabad al Sol! {Lun 20 Abr 2020 - 20:06}

El tito Therax... No sonaba del todo mal para el rubio. Además, con ese estatus quizás podría apartar a los niños del camino de la gañanería que su padre había decidido recorrer hacía mucho tiempo. De cualquier modo, en un entorno tan tradicional demostrar una excesiva confianza con ellos quizás no fuese lo más apropiado. Se presentó con una sonrisa, procurando que sus anfitriones no clavasen en él las miradas de desprecio que le habían dirigido a quien los había engendrado.

—Que lo intente —replicó el espadachín sin perder su sonrisa. Tal vez estuviera midiendo cada una de sus palabras frente al señor Miyamoto y su esposa, pero descartar de pleno la posibilidad que sugería Zane a modo de broma era algo que no podía dejar de hacer.

La reunión se alargó, incluyendo cena y sobremesa. Kanima Zao continuó hablando sobre los intrusos, añadiendo percepciones subjetivas que realmente no aportaban información útil para la investigación que los piratas deberían hacer. De cualquier modo, toda impresión podía resultar aprovechable de cara al futuro. Que su actividad era organizada y dirigida había quedado manifiestamente claro y, del mismo modo, que hubiesen llegado junto al perpetuo sol reflejaba su relación con el mismo.

A ojos de Therax, descubrir qué demonios sucedía con ellos se antojaba crucial para resolver todos los problemas que habían estado azotando Wano. Para ello, como no podía ser de otro modo, no podían interrumpir por el momento la actividad que estaban desarrollando en la tierra de los samuráis.

—Puede ser —respondió Therax—. Aunque se esté derritiendo muy rápido —Apartó con el pie la menguada capa de nieve, sacando a relucir la yerma tierra oculta por ella—, supongo que la nieve debe absorber parte del calor. Aun así, esto sigue siendo un infierno —añadió, agradeciendo que le hubiesen prestado un fino kimono que le permitía no sucumbir ante las altas temperaturas . Por un momento envidió la naturaleza ígnea del suzaku, que debía estar moviéndose en aquel entorno como pez en el agua—. Me parece que deberíamos ser discretos, al menos por ahora, e intentar averiguar dónde se esconden y quién los lidera. Deben habernos visto llegar —continuó, haciendo un imperceptible gesto con la cabeza en dirección a los bandidos—, así que resultaría sospechoso que nos fuésemos sin más. Vamos a visitar a nuestros muertos, ¿te parece?

Cruzó el puente junto a su capitán, ignorando las inquisitivas miradas que les dirigían los forajidos y encaminándose hacia una tumba aleatoria. La lápida frente a la que se detuvo correspondía a alguien con un apellido de leyenda: Kozuki Dango. Se arrodilló, preguntándose qué habría llevado a aquel hombre al final de sus días. ¿La vejez? ¿Una letal enfermedad? ¿Alguna batalla o disputa por el honor al que tanta importancia se le daba allí? Y lo más importante, ¿por qué se le había asignado un lugar marginal, apartado del lugar de honor que los nichos de los nobles y personas influyentes solían ocupar?

Cuando estimó que había pasado un tiempo prudencial —y confiando en que no les hubiesen reconocido, lo que no hubiera sido para nada descabellado— volvió a cruzar el puente que servía de acceso al cementerio y caminó hasta que los bandidos no fueron divisables a lo lejos.

—Intentemos flanquearles —sugirió, aguardando para ver si su capitán veía con buenos ojos su idea. Dieron un amplio rodeo en torno al cementerio, siendo la primera línea de criptas distinguible como una diminuta mancha en la distancia. Que con su aguda vista no fuesen más que eso reflejaba la distancia a la que se movían de la zona caliente, si es que podía llamarse así dadas las circunstancias. ¡Todo era caliente en Wano!

Los grupos de alborotadores fueron haciéndose cada vez más numerosos. Caminaban en grupos entre las lápidas, bebiendo y profanando el lugar sagrado con su desconsiderada actitud. Por otro lado, el notable grosor que había adquirido la vegetación les proporcionaba la cobertura perfecta, permitiéndoles permanecer a salvo de miradas indiscretas. Se encontraban suficientemente lejos como para que no les viesen, pero toda precaución era bien recibida y cualquier elemento que les permitiese ocultarse necesario.

—Un momento —susurró el espadachín tras un buen trecho caminando. No debía quedar demasiado para llegar al otro extremo del cementerio, y los rumores que llegaban a sus oídos lo confirmaban. Respiró hondo, dejando que el viento transportase hasta sus oídos los lejanos murmullos de la zona. Eran voces humanas, pero aún debían encontrarse bastante lejos—. Viene un grupo de personas, pero no sé cuántas.

En aquel momento entendió por qué Kanima Zao se había dado la vuelta al llegar a cierto punto. Con la vigilancia que habían organizado en torno a la zona era tremendamente fácil ser descubierto, puede que incluso demasiado.

—¿Qué hacemos, Zane? Tenemos que apañárnoslas para llegar hasta el final y ver de dónde viene todo este problema. Yo digo que les embosquemos y les dejemos fuera de combate antes de que puedan avisar. Si conseguimos hacerlo sin armar escándalo, tal vez podamos continuar sin levantar sospechas. Supongo que tardarán un tiempo en darse cuenta de que les falta gente, y más todavía en comprobar quiénes son y qué estaban haciendo.
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[Misión Legendaria-País de Wano] ¡Alabad al Sol! Empty Re: [Misión Legendaria-País de Wano] ¡Alabad al Sol! {Miér 22 Abr 2020 - 19:25}

—La verdad es que no tengo muchas ganas de ello… —le respondí, mientras intentaba recordar el lugar exacto en el que se encontraba la tumba de mi difunto padre. Intenté recordar el camino que tracé aquel día junto a mi abuelo, y a mi mente vino una imagen del lugar concreto. Sin embargo, no estaba preparado para volver a ir hacia aquel lugar. Simplemente, se dejó llevar por el rubio y acabamos frente a la tumba de alguien desconocido.

Therax se arrodilló, y yo hice lo mismo justo después. Cerré los ojos y concentré el sentido de mi oído en los hombres que estaban al otro lado. No era capaz de escuchar todo lo que hablaban, pero uno de ellos dijo algo sobre unas mascarillas. «¿Para qué coño querrán máscaras?», me pregunté antes de abrir los ojos y volver a irnos por donde volvimos. Nuestro ritmo era pausado, tan tranquilos que desde lejos parecíamos dos familiares muy afectados por la muerte de nuestro ser querido.

—Vayamos por el sendero lateral, desde allí los árboles nos harán de escudo —dije—. No creo que estén muy pendientes a la maleza, sobretodo porque es una entrada que hace muchos años que no se usa.

Caminamos por la antigua vereda lateral, cuya nieve era un gran charco que mojaba nuestros pies a cada paso. La entrada estaba cerrada, pero no dudé en usar mi haki de armadura para romper el candado desde dentro sin mucho esfuerzo.

—Sí, lo sé —comenté en voz baja, al ver como Therax me miraba extrañado—. Cuando acabemos esto te enseñaré a hacerlo a ti también.

Abrimos la puerta y avanzamos agazapados por el bosquejo que rodeaba esa parte del cementerio. Todo parecía estar bien, pero mi vista se fue para una familia de zorro rojo Wanense, que estaban tirados sobre la nieve con un color verdoso muy extraño. Iba a pedirle que a Therax que los examinase, cuando su mano, con poca delicadeza, se posó en mi cara al intentar decirme que parara.

—Tú eres el del mantra, ¿no? —le pregunté—. Haz lo tuyo.

Entonces, usé mi vista de pájaro para intentar ve cuantos hombres eran. Se trataban de solo tres personas, y venían por el oeste. Tal y como me habían dicho mi suegro y Kanima, iban vestidos como gente de Wano, pero no eran de allí. Uno iba armado con dos pistolas, otro con una cimitarra y el último con una cadena. Mientras reculaba, contemplé como un pequeño pajarillo caía contra el suelo, estando de un color verdoso como el del zorro. Eso me hizo pensar que algo estaba mal en el ambiente, pero no tenía tiempo de hablarlo con Therax. Así que, seguido por mi instinto como derrochador de haki del rey, concentré mi voluntad sobre el hombre de las pistolas, que cayó inconsciente en el momento.

—Creo que eso puede darnos algo de tiempo —le dije a Therax, mientras los hombres daban media vuelta cargado con sus amigos—. A tus nueve —le dije—. Coge esa familia de zorros y llévatelo para examinarlos. Yo, mientras tanto, cogeré el pajarillo que ha caído por allí y veré si hay más animalejos. Nos vemos en casa de mi abuelo en media hora. Ve volando si es necesario.
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[Misión Legendaria-País de Wano] ¡Alabad al Sol! Empty Re: [Misión Legendaria-País de Wano] ¡Alabad al Sol! {Miér 22 Abr 2020 - 22:11}

—Ya son muchas cosas las que tienes que enseñarme —replicó el domador, recordando las incontables veces que le había hecho promesas como aquélla para, finalmente, dejar que todo se difuminase sin traducirse en una lección real. Fuera como fuese, no era momento para reproches.

A la presencia del grupo que había detectado previamente comenzaron a sumarse más, aunque bastante más distantes. Tal vez no fuese el momento de continuar hacia delante. Siguió la mirada de Zane, descubriendo que, una vez más, había hecho uso de su voluntad para abatir a uno de los bandidos. «Si me diesen un berri cada vez que hace eso podría vivir siete vidas sin dar un palo al agua», se quejó en su fuero interno.

Los forajidos comenzaron a replegarse, pero, probablemente, aquello no sería más que la calma que precediese a la tormenta. La prioridad por el momento era investigar lo que estaba sucediendo, por lo que permanecer allí podría resultar contraproducente.

—De acuerdo —respondió, cogiendo en sus brazos a la madre de la familia de zorros rojos y a una de las crías. De cualquier modo, agradecería abandonar la zona durante un tiempo. El ambiente estaba enrarecido, muy cargado y… no sabía describirlo. En cualquier otra ocasión, probablemente habría asociado aquello a una simple percepción subjetiva, pero el contexto no empujaba a ello. Con el sol perpetuo iluminando sus cabezas, el grosor de las plantas y los animales muertos, despreciar una apreciación por vana que fuese podía ser un grave error.

Zane se quedaría algo más de tiempo, cubriendo la retaguardia y recogiendo algo más de información. Emprendió la retirada, desenvainando a Hi no Tamashii para cortar una voluminosa rama de un excesivamente grueso cerezo que encontró en su camino. «El sol, los bandidos, los animales y las plantas», se dijo. «El sol y los bandidos tendrán que esperar, pero de esto puedo ocuparme ya».

No voló inicialmente, sino que esperó a interponer suficiente distancia entre él y el cementerio. Una vez creyó estar a salvo de miradas indiscretas, surcó el aire a escasa altura para llegar cuanto antes a la casa del patriarca D. Kenshin.

Una vez allí, llamó a la puerta y esperó a que le abriesen. Con toda la educación que fue capaz de reunir dado su interés en analizar a los animales cuanto antes, preguntó dónde podía establecerse para hacerlo. Una zona del jardín trasero, bastante apartada de cualquier elemento que pudiese resultar dañado o perjudicado de algún modo, fue la designada.

Mientras desenvainaba de nuevo el tantō, puso al día al anciano sobre lo que habían encontrado en el camino. Del mismo modo, justificó la presencia de los animales en su hogar al tiempo que empleaba la hoja candente para abrir su vientre.

—Los encontramos muertos en el camino que rodea el cementerio —explicó—. No tenían heridas de ningún tipo ni marcas que orientasen hacia alguna enfermedad. Si sólo fuese uno no habría problema, pero eran muchos, y no sólo zorros. Zane tiene que estar a punto de llegar. Tal vez traiga más.

En las entrañas de las bestias no había nada que resaltase. La ausencia de heridas internas, sangrados o roturas descartaba el origen traumático de la muerte. Lo más llamativo era el curioso tono que el hígado de la zorra había adquirido. Aquello no era un hígado normal; no hacía falta ser médico para verlo.

Incluso después de la llegada del pelirrojo, pasó varias horas analizando cada centímetro de la anatomía de aquellos seres. No disponía del equipo apropiado ni las instalaciones idóneas, pero aun así podía apañárselas bastante bien.

***

—Las plantas no son mi terreno, así que no puedo decir qué les ha pasado —comentó al Descamisetado y su abuelo mientras se lavaba las manos—. En cuanto a los animales, todo indica que han muerto intoxicados, envenenados o algo por el estilo. En estas condiciones no puedo decir mucho más. Sea lo que sea, se ha depositado en varios órganos hasta lograr que dejen de funcionar. Hay una teoría que dice que la explicación más sencilla suele ser la correcta y que, si con ella puedes explicar todo lo que sucede, lo más probable es que sea acertada. Si hacemos caso a eso, podríamos sospechar que el motivo de que los animales hayan muerto sin más es el mismo que explica el crecimiento de las plantas. La relación con el sol y los bandidos es evidente, así como con el extraño aire que se respira en la isla. ¿No lo notáis? —Imaginaba que sí, pero siempre era más productivo poner las ideas de todos en común—. En espera de poder volver al cementerio para averiguar qué está pasando allí, tal vez podríamos investigar acerca del sol. Por lo que nos habéis contado, parpadea de vez en cuando y, bueno, mientras veníamos pudimos comprobar que sólo ilumina Wano. Es una fuente de luz distinta del sol, eso está claro, y si sólo ilumina esta no puede estar a demasiada altura… Zane, ¿y si te acercas a comprobar qué demonios es esa cosa?
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[Misión Legendaria-País de Wano] ¡Alabad al Sol! Empty Re: [Misión Legendaria-País de Wano] ¡Alabad al Sol! {Vie 24 Abr 2020 - 19:45}

La discreción nunca había sido mi mejor cualidad, pero intentaba ser lo más cauteloso posible mientras buscaba a aquel pajarillo. Me puse de rodillas y comencé a rebuscar entre las hojas, las heces de animales y la nieve medio derretida. Era una mezcla bastante asquerosa que casi me hace vomitar del asco.

Para mi sorpresa, me topé con más de un animal muerto, todos en el mismo estado que los zorros, aunque algunos de ellos parecían estar pudriéndose por dentro desde hacía días. No supe si fue buena idea cogerlos o no, pero lo hice. Me quité el haori e hice con él una especie de bolsas, atando sus mangas y cogiéndolo a modo de saco. Metí en él un gato inflado y verdoso, un par de pájaros y algún tipo de roedor. «Con esto creo que tendrá suficiente para tener distintas muestras», me dije haciendo un último nudo al haori.

Volví a clavar mi vista sobre los extranjeros, aumentando su precisión y alcance gracias al poder que me otorgaba la fruta. Los extranjeros parecían asustados, mientras que dos de ellos comenzaban a discutir por alguna razón que era incapaz de escuchar. Podría haberme acercado, incluso haber usado mi mantra para escuchar más detenidamente que estaban hablando, pero incluso yo sabía que eso era arriesgar demasiado.

«Vais a tener suerte hoy», comenté para mis adentros antes de dar media vuelta e irme de allí. Caminé hasta que me alejé del cementerio, para luego hacer brotar mis alas y dirigirme a la casa de mi abuelo.

Allí se encontraba Therax, haciendo lo que podía con los pocos materiales que había traído y que poseía mi abuelo. Dejé sobre una mesa el haori, para luego darme una dicha rápida y vestirme de nuevo.

—¿Has averiguado algo? —le pregunté, cruzándome de brazos y apoyándome sobre la pared—. Sinceramente no lo noto —le respondí, inhalando una gran cantidad de aire y soltándola justo después.

La idea de mi contramaestre era que fuera volando a ver que era la luz que habíamos visto desde la lejanía. Por lo que pude vislumbrar cuando nos acercábamos estaba a mucha altura, ya que abarcaba toda la isla y cientos de metros más.

—¿Ya quieres acabar conmigo? —le pregunté a Therax, mientras ponía rumbo a la puerta de salida—. Te llamaré si veo algo extraño. Así que contesta rápido o te dejaré sin diversión.

Alcé mis alas y eché a volar tan rápido como pude. Aquella luz golpeaba con fuerza, así que opté por alejarme del epicentro que era la capital e intentar ascender por las afueras. La luz era muy intensa, pero en su interior podía verse algo extraño, aunque no lograba saber que era. Antes de poder acercarme a ella, pese a que el calor que emitía casi me abrasaba la piel, alguien me disparó y me rozó el hombro. Cerré los ojos e intenté concentrarme, tratando de saber de donde procedían aquellas balas. No obstante, no era capaz de saber de dónde procedía el tirador, pero era capaz de sentir la voluntad de quien las disparaba a medida que se acercaba hacia mí. Esquive la primera, para luego bloquear con mi espada la segunda y la tercera. La dirección de la procedían era la misma, del noreste de la isla, es decir, de cerca de Ringo.

Las balas continuaban rozándome, pero en ese momento a mi mente vino la fábula del cazador y el palomo. No recordaba exactamente como era, pero el palomo se dejó cazar para que el cazador lo llevara a su casa y luego devorarlo lenta y dolorosamente; aunque a medida que pensaba en la historia recordó que era un zorro y no un palomo. Después de todo era raro ver un palomo devorando a un cazador.

Cogí el den den mushi y llamé a Therax. Tardó un par de segundos, pero lo cogió.

—¿Has escuchado la fábula del cazador y el zorro? —le pregunté, mientras me dejaba dar en un hombro con una bala, que me atravesó el deltoides haciéndome sentir un fuerte dolor. Tras eso, comencé a caer en picado hasta la zona de ringo, intentando controlar la velocidad para no darme la hostia del año—. Pues coge la vibre card y búscame, que seguramente vaya a meterme en líos como siempre.

Dicho aquello, me dejé disparar de nuevo en una de las alas y me estrellé contra ringo, haciendo desvanecer las alas y quedándome en mi forma humana. Pasados unos segundos en los que remoloneé, acelerando mi factor regenerativo, fui rodeado por dos docenas de hombres y mujeres apuntándome con distintas armas.

—¿Hola? —pregunté, mientras levantaba las manos.
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[Misión Legendaria-País de Wano] ¡Alabad al Sol! Empty Re: [Misión Legendaria-País de Wano] ¡Alabad al Sol! {Sáb 25 Abr 2020 - 20:30}

Tosió varias veces seguidas a consecuencia de lo cargado del ambiente. ¿Cómo podía ser Zane incapaz de percibirlo? Había realizado varias autopsias más, aprovechando los animales que el pelirrojo le había llevado. Se había tomado todo el tiempo necesario, analizando cada milímetro de sus cuerpos en busca de cualquier indicio que arrojase más luz sobre el asunto —resultaba paradójico que la buscase teniendo en cuenta que el principal problema en Wano era un sol constante e inmisericorde--.

Allí no disponía de los medios idóneos para su investigación, pero la Medicina era una disciplina tan antigua como sabia. Los antiguos, que habían desarrollado su profesión sin microscopios ni placas en los que ver de cerca el mundo oculto que les rodeaba, siempre se habían guiado por signos indirectos que guiaban sus diagnósticos. Eso era lo que buscaba.

Que habían sido envenenados era algo que había quedado patente enseguida, pero necesitaba más para conducir la situación. El contexto era la siguiente: plantas engrosadas de forma absurda, animales muertos y una fuente de luz a todas luces tóxica y perpetua. A cualquiera con un mínimo de cultura general no se le escaparía que la energía lumínica que emitía aquel sol no era normal, pues, de serlo, el crecimiento de los vegetales habría sido desorbitado, pero no antinatural —al menos bajo su punto de vista, ya que podía equivocarse perfectamente—. ¿Y si no era un nuevo sol sin más? ¿Y si su naturaleza escondía algo que se les escapaba?

Usó su mano a modo de visera antes de dirigir la vista hacia los cielos. ¿Qué ocultaba? ¿Quién era el responsable de aquello? El Den Den Zane que guardaba en su bolsillo vibró, interrumpiendo sus pensamientos con su particular y gañán 'burupburup'. Un instante después de que lo alzase —o había sido antes... daba igual— para colocarlo frente a sus ojos, un disparo violentó la tranquilidad del ambiente. La voz de Zane llegó hasta sus oídos mientras el viento rugía a su alrededor. ¿Estaba cayendo o surcaba el aire a gran velocidad? ¿Acaso había sido él el objetivo del proyectil?

Las palabras que le dirigió su capitán le sacaron de cualquier duda. Era arriesgado, de acuerdo, pero no se le ocurría un modo más rápido de llegar al núcleo del problema que estaban afrontando. Un '¿hola?' fue lo último que escuchó antes de que la conversación se cortase y el molusco cerrase los ojos.

«Genial», se quejó en su fuero interno. El Descamisetado volvía a meterse en líos y le tocaba a él ir a deshacer el entuerto. Nada que se saliese de la norma, por otro lado. El patriarca D. Kenshin no se encontraba demasiado lejos, pues, como todo hombre de tradicionales costumbres —y un poco de sentido común—, no estaba demasiado cómodo con el hecho de que su jardín se hubiese convertido en una sala de autopsias improvisada. No lucía demasiado preocupado por la seguridad de su nieto, pero Therax se apresuró a aplacar cualquier duda:

—Siempre es así —dijo al tiempo que extraía una Vibre Card de uno de sus bolsillos—. Si fuese una persona al uso llevaría años muerto, pero estaremos de acuerdo en que no es alguien demasiado normal. Ahora, si me disculpa, con su permiso voy a ir a recogerlo.

Therax se inclinó hacia delante en señal de respeto y abandonó la residencia familiar, encaminándose de nuevo hacia Ringo. Las lápidas comenzaron a apreciarse a lo lejos antes de que su figura fuese detectable. En aquella ocasión se olvidó del disimulo y la sutileza, pues, con Zane capturado —aunque fuese voluntariamente—, su presencia en Wano había sido revelada.

Wirapuru y Yuki-onna segaron cuantas vidas fueron necesarias para llegar al extremo del cementerio más alejado del puente que servía de acceso. Un campamento había sido organizado en la zona, repleto de tiendas de campaña que sin duda servían de alojamiento para los bandidos y criminales que estaban atemorizando a la gente de la tierra de los samuráis.

Esperaba alguna clase de resistencia allí, a las puertas del centro neurálgico de la actividad vandálica, pero, sorprendentemente, nadie salió a plantarle cara. Entendía que, tal y como ellos mismos habían apreciado en el pasado, parte de los asaltantes se encontrarían patrullando los alrededores, pero aquello superaba con creces sus expectativas.

Miró el trozo de papal que se deslizaba en su mano, señalando hacia una carpa algo mayor que las demás que se erguía tras todas las demás. «Conque ahí te tienen», se dijo, adentrándose en el asentamiento con paso firme y cauto. «A ver por quién te has dejado atrapar y cómo demonios ha organizado todo este caos». Jadeaba considerablemente; en parte por el despliegue físico que se había visto obligado a hacer —los adversarios que había encontrado a su paso habían sido más duros de roer de lo que en un primer momento hubiese podido pensar— y en parte por la creciente toxicidad del aire.
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[Misión Legendaria-País de Wano] ¡Alabad al Sol! Empty Re: [Misión Legendaria-País de Wano] ¡Alabad al Sol! {Lun 27 Abr 2020 - 20:29}

Los hombres me trataron como una ramera en los barrios bajos de Jaya, aunque más bien me dejé tratar de esa manera. Me dejé desarmar por ese grupo permití que me golpearan en la cara y que me esposaran con grilletes de kairoseki de una calidad bastante pobre.

Sentí en mis carnes como mis fuerzas se vieron reducidas, y al perder el poder de mi fruta del diablo pude sentir un gran malestar en el estómago, un sabor metálico en la garganta y una ligera dificultad para respirar. «¿Sería eso a lo que se estaba refiriendo Therax cuándo me decía que notaba algo raro?», me pregunté, mientras era llevado a una especie de carpa situada en el extremo más oriental de la región nevada de la isla de Wano.

Era una carpa bastante grande, con muchas literas y una sola letrina.

—¿En serio todos compartís ese baño tan minúsculo? —pregunté, riéndome justo después.

Yo nunca había sido un preso modélico, y mucho menos cuando la gente que había a mi alrededor era más débil que yo. Sin embargo, siempre me he considerado un recluso bastante tocapelotas; y en esa ocasión no iba a ser menos. Comencé a reírme de un hombre de piernas extremadamente cortas y muy cabezón, era algo así como un enano de la tribu de los brazos largos. Pero eso no le hizo mucha gracia a uno de los cabecillas de aquel grupo, que no dudó en golpearme en la nuca con fuerza. Y lentamente, fui perdiendo la conciencia hasta que todo se convirtió en oscuridad.

Cuando desperté todo estaba hecho un asco, podía escuchar el choque de unas armas en las afueras de la carpa, disparos y gritos de batalla. Todo me daba ligeras vueltas, pero entonces a mi lado, aterrizo de mala manera uno de mis tripulantes favoritos.

—¿Así es como salvas a la gente? —le pregunté a Therax, que estaba tumbado de una forma que los fisioterapeutas, seguramente, no recomendaban—. Al menos habrás cogido mis espadas, ¿verdad?
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[Misión Legendaria-País de Wano] ¡Alabad al Sol! Empty Re: [Misión Legendaria-País de Wano] ¡Alabad al Sol! {Miér 29 Abr 2020 - 0:20}

—¡Gilipollas! —exclamó una voz desconocida desde la carpa de mayor tamaño—. ¿Quién coño se ha creído que es? En cuanto el jefe acabe con él me lo cargo, eso seguro.

Therax arqueó la ceja, consciente de que aquel individuo que había despertado el odio de los bandidos probablemente fuese su capitán. Con él se cumplía a la perfección eso de “si te secuestran, los secuestradores tendrían que pagarnos para devolverte”. «Ni en mis mejores sueños», se lamentó, liberando un suspiro de resignación antes de levantarse. Se había sentado sobre un pesado barril de madera para recuperar el aliento, clavando a Wirapuru y a Yuki-onna frente a él.

—Vamos a por el pollo a la brasa —susurró, levantándose de nuevo y recuperando sus armas. En su mente no dejaba de rondar la duda que se había asentado en lo más profundo de su ser: ¿qué podía hacer para mitigar o hacer desaparecer los efectos que el falso sol había producido sobre los animales y las plantas? Aquello se antojaba como algo crucial. La opción de llegar hasta el causante y obligarle a revelar los detalles de aquel extraño fenómeno estaba ahí, pero nadie aseguraba que fuese fácil o que el hombre —o la mujer— estuviese allí siquiera.

La gran carpa presidía una suerte de plaza que los forajidos habían dibujado al colocar las tiendas de campaña. En un lateral de la misma, a unos pasos del asentamiento de mayor tamaño, las espadas de Zane aguardaban a ser recuperadas.

Nada que supusiese demasiada complicación en principio, pero media docena de criminales pululaban por la zona a modo de guardia de honor del lugar. Tal vez en otro contexto el rubio habría revelado su posición, presentándose para permitir que un enfrentamiento justo diese comienzo. Mas el pelirrojo estaba cautivo y la prioridad estaba clara.

Avanzó a gran velocidad hacia el primero de ellos, segando su cuello antes de que tuviese tiempo de reaccionar. El segundo alcanzó a frenar su corte, interponiendo una larga lanza metálica en el camino para proteger su torso. Los cuatro restantes, sorprendidos inicialmente, no tardaron en lanzarse a por él enarbolando hachas y espadas. Therax dejó que se aproximasen hasta un punto en el que se sintiesen seguros y confiados y, justo cuando estimó que el momento había llegado, el viento nació a su alrededor con una fuerza inusitada.

Dos de los sujetos fueron repelidos por la ferocidad del vendaval, mientras que la última pareja consiguió sobreponerse e intentar herirle con sus armas. El espadachín se alejó con un ágil salto, situándose a escasos metros de la carpa —que quedó a su espalda— y a apenas una estirada de brazo de las katanas de su capitán.

Ya se ocuparía de ellos más adelante. Simplemente quería asegurarse una posición ventajosa y segura que le permitiese recuperar los sables del Descamisetado sin ser apuñalado por la espalda. Se disponía a hacerlo y entrar en la tienda, pero un susurro a sus espaldas le alertó de que aquellos no serían los únicos oponentes que encontrase. Una alabarda segó el aire hacia su cabeza, pero, estirando un brazo un instante antes, el rubio alcanzó a asir los sables de Zane y apartarse por poco de la trayectoria. Si no podía acceder por la puerta, lo haría desde arriba. Dos alas nacieron en su espalda, permitiendo que se elevase hacia las alturas. No obstante, un disparo sonó antes de que una bala lacerase su costado. Therax se precipitó hacia la lona de la gran carpa, rasgándola con la espada que no había guardado para tomar las armas de su capitán. Aterrizó con estrépito al lado del pelirrojo, levantándose a continuación y haciendo como si nada hubiese sucedido.

—¿Quién te ha visto y quién te ve? —bromeó el rōnin alado al tiempo que le tendía sus armas—. ¿Puedes apañarte con las esposas o te echo una mano? —La pregunta estaba ahí, pero un considerable griterío había nacido en el exterior, revelando que se había extendido la voz de alarma. Del mismo modo, cinco de los sujetos que había dejado con vida ya se habían adentrado en la tienda de mayor tamaño y esgrimían sus armas con evidente actitud ofensiva. En caso de que Zane demandase alguna ayuda o acción por su parte, no dudaría en realizarla antes de ponerse manos a la obra con los bandidos.
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[Misión Legendaria-País de Wano] ¡Alabad al Sol! Empty Re: [Misión Legendaria-País de Wano] ¡Alabad al Sol! {Jue 30 Abr 2020 - 21:37}

—No podré usar mi fruta, pero no creo que tengan inconveniente en moverme con las esposas. No te preocupes —le dije. Estaba aprensado de tal forma que un pilar de aquella carpa hacía que tuviera los brazos elevados y detrás de mi cabeza. Simplemente, haciendo acopio de todas mis fuerzas, flexioné mis codos aún más hacia atrás y los llevé hacia adelante rompiendo la madera de la viga—. Aunque si me ataras las espadas a cinturón de rapidez…

Unos segundos después, tras escuchar un gran barullo, la carpa fue invadida por cinco sujetos. Eran de complexión fuerte, aspecto poco cuidado y de belleza cuestionable para cualquier canon conocido. Realmente, daba cierto reparo mirarlos fijamente por temor a tener pesadillas o que se contagie la fealdad. Finalmente, ya con mis preciados sables en su sitio, desenfundé a Izanami, y la cogí con ambas manos.

—¿Cómo puede moverse? —preguntó no de ellos—. Si antes parecía que se estaba muriendo de la angustia.

—Es lo que tiene usar espadas de kairoseki de mala calidad —comenté en voz alta, mientras me impulsaba sobre él—. Que si las usas en gente como yo tan solo reducen mi poder en algo más de un veinte por ciento.

Y con un veloz movimiento ascendente, tracé una diagonal que lo envió por los aires. Traspasó la tela de la carpa creando un gran agujero que dejaba entrar aún más el calor de aquel maldito sol. Tras eso, se aproximó hacia el siguiente y realizó dos movimientos, un ataque lateral a media altura, seguida de una estocada en el estómago.

—Dime, Ther —llamé la intención del rubio—. ¿Has averiguado algo más? —le pregunté, notando una fuerte presencia que venía del exterior.

No pude evitar fruncir el entrecejo e intentar centrar mi mantra sobre ella. Si la comparaba con la fuerza que emanaban los cinco que acabábamos de derrotar, era como comparar un niño de apenas diez años con un adulto hecho y derecho en cuestión de fuerza. Estaba enfadado, y eso tampoco era buena señal. Traté de localizar al hombre que me había puesto las esposas, pero no estaba.

—Oye…, ¿no habrás visto a un sujeto paticorto y con los brazos muy largos? —le pregunté—. Con una cabeza casi tan grande como la de Marc. Es que algo me dice que voy a tener que necesitar quitarme las esposas.

Y entonces, una poderosa onda de choque vino con una rapidez asombrosa, levantando la carpa y todo lo que había en su interior lanzándolo por los aires, yo incluido. Esa no la había visto venir, y acabé surcando los cielos de forma forzosa hasta que caí sobre la derretida nueve del suelo del cementerio. Bajo mi culo se encontraban tres lápidas rotas, y no muy lejos mi amigo el descompensado.

—Vaya…, ¿a quién tenemos por aquí? —le pregunté sonriente, mientras me levantaba con ligeros dolores.
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[Misión Legendaria-País de Wano] ¡Alabad al Sol! Empty Re: [Misión Legendaria-País de Wano] ¡Alabad al Sol! {Vie 1 Mayo 2020 - 19:55}

Un crack precedió a la rotura del poste al que habían atado al pelirrojo. Le gustaba demasiado el teatro, pero Therax no le recriminó su actitud y optó por la vía más práctica: devolver sus sables a su cintura. Ya podría darle una colleja más adelante. Por su parte, el espadachín no tardó en desenvainar la espada que había enfundado previamente.

―¿Seguro que no quieres que intente quitarte eso? ―preguntó, aunque cuando el Descamisetado se refirió al material de las esposas le quedó claro que no era muy buena idea acercarse a ellas. El rubio imitó a su capitán, lanzándose al ataque para abatir con maestría a otros dos sujetos antes de recuperar su posición―. He analizado a todos los animales y he pensado bastante al respecto ―explicó al tiempo que se aproximaba a su capitán para evitar que les separasen durante el enfrentamiento―. Todos los fenómenos extraños que suceden en Wano han aparecido junto a ese sol, por lo que debe ser el causante de todos nuestros problemas. Creo que podemos entender que no es un sol en miniatura, sino que es algo diferente, aunque no puedo saber qué sin acercarme. Si te digo la verdad, no creo que eso vaya a suceder. De todos modos, una sustancia extraña que no puedo identificar al no tener los medios necesarios se ha ido depositando en los órganos de muchos de los animales, acabando con sus vidas. Del mismo modo, sé que no es un sol en miniatura porque las plantas crecen de una forma extraña. Es decir, no hay que ser botánico para entender que, si fuese una luz normal, las plantas habrían crecido mucho, pero no mal. Los troncos se han engrosado de forma absurda y la madera ha pasado a ser inútil. Los animales no tenían marcas de ningún tipo y pulmones e hígado eran los órganos más afectados, por lo que la causa de su muerte debe ser algo que han inhalado, algo que flota en el ambiente y sale de esa cosa. Eso explica también la atmósfera enrarecida que parece rodearlo todo. ¿Qué te parece? Sólo me queda saber qué demonios es esa cosa para saber cómo revertir sus efectos... o intentarlo.

Planeaba continuar hablando, pues aquellos bandidos debían saber algo y llevarse a uno para interrogarle al respecto podría darles la clave. Sin embargo, la aparición de una imponente presencia enmudeció al espadachín. Zane había arqueado una ceja, lo que demostraba que él también era consciente de que la situación se acababa de complicar.

―Sí, había un tipo así fuera, pero no sé dónde... ―La carpa saltó por los aires al recibir el poderoso impacto de una onda de choque. Aquello sólo podía proceder del tipo que aún no se había presentado ante ellos. Therax salió disparado, viéndose envuelto en la lona y colisionando contra una tienda de campaña de dimensiones considerablemente menores. Cuando finalmente consiguió abandonar su prisión de tela, se encontró con que el enjuto tipo al que el Descamisetado se había referido se encontraba entre ambos. No le prestó la menor atención, sino que se levantó y encaró al rival que había hecho acto de presencia.

Era un sujeto de estatura media y complexión atlética, aunque no demasiado musculoso. Su cabello anaranjado se elevaba hacia las alturas para concederle a su cabeza el aire de una llama, mientras que unos intensos ojos amarillos observaban alternativamente y con fijeza a los Hermanos de la Tormenta.

―¿Se puede saber qué demonios hacéis vosotros aquí? ―preguntó con voz áspera y calmada―. Éste es mi territorio y sólo yo y mis chicos podemos estar aquí.

―Te estábamos buscando ―respondió el rubio en tono desafiante―. Tienes que explicarnos un par de cosas. ―Y se lanzó a por él con un veloz movimiento, trazando sendos cortes oblicuos que el sujeto evadió con cierta dificultad. Aun así, ni el menor rasguño adornaba su cuerpo cuando el domador detuvo su ofensiva. Quedaba claro que aquel sujeto estaba hecho de otro material.

Sonrió, generando a continuación una nueva onda de choque tan poderosa como la primera. Therax estaba sobre aviso, así que clavó los pies en la tierra, flexionó las rodillas e interpuso a Wirapuru y Yuki-onna en la trayectoria de la onda. Sus pies crearon un par de surcos en la mezcla de nieve derretida y barro, pero se mantuvo firme.

―El mismo movimiento no te va a funcionar dos veces ―le reprendió, generando una gran ráfaga de aire que, sin clemencia, avanzó a toda potencia hacia el más que probable cabecilla de los forajidos.
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[Misión Legendaria-País de Wano] ¡Alabad al Sol! Empty Re: [Misión Legendaria-País de Wano] ¡Alabad al Sol! {Dom 3 Mayo 2020 - 19:30}

Aún tenía la espada en mis manos, así que no dudé en usar mi destructiva aura sobre el entorno que me rodeaba. Algunas lápidas se agrietaron de la propia presión que llegué a ejercer. Clave mis ojos sobre los de mi extraño captor, cuya mirada me decía que tenía miedo de mí.

A medida que me aproximaba a él, lentamente reculaba hacia atrás para volver a agrandar la distancia que nos separaba. En mi cara se dibujó una sonrisa y decidí llegar a un acuerdo con él.

—Si me das la llave de las esposas, prometo que no te haré daño —le dije, mientras con suavidad y ligero esfuerzo guardaba la espada en su funda—. En cambio, si decides no liberarme te quitaré las llaves por las malas y lo último que verás será como te corto la cabeza.

En ese momento, continué usando mi haki del rey para que en su mente pudiera ver la forma más terrorífica en la que un samurái podía asesinar a alguien; en este caso a él mismo.

—Eres un monstruo —me dijo, sacando las llaves del bolsillo muy tembloroso—. Me das más miedo que él.

—¿Más miedo que quien? —le pregunté.

—Que nadie —respondió, lanzándome la llave y yéndose corriendo de allí.

—¿Adiós? —comenté en voz alta, mientras cogía la llave del suelo.

Abrí las esposas como pude, lanzándolas muy lejos de allí, tan lejos como fuera posible. Tardé unos segundos, pero lentamente era capaz de notar como mi cuerpo iba recobrando las fuerzas que habían mermado en el momento en el que me dejé atrapar. La piel de mi cuerpo fue recobrando la mhelanina que parecía haber perdido, otorgándome de nuevo un color muy salubre. Casqueé los dedos y una llama salió de mi mano. «Creo que es hora de ayudar al Theraxito», me dije a mi mismo, mientras veía como el guaperas de la banda combatía contra un mostrenco. Fue en ese momento, cuando el extraño sol que invadía toda la tierra de mis ancestros se apagó durante un instante, para luego volver a brillar con la misma incesante intensidad de antes.

En un instante, me impulsé hacia nuestro contrincante y desenfundé a Izanami a escasos centímetros de él, creando una fuerte onda cortante a medida que trazaba un arco con mi brazo. Fue un ataque sorpresa, tan rápido que no pudo reaccionar. La onda lo envió varios metros hacia el bosquejo que rodeaba aquella región de Wano, pero eso no había acabado ahí.

El hombre se levantó pasados un par de segundos, aunque su aspecto era completamente distinto. Su cuerpo había crecido hasta superar los tres metros de altura, con una cara que se asemejaba más a un lagarto que a un hombre. Con tres cuernos: dos en los extremos de la frente y otro más pequeño en la nariz. Su piel se tornó de un gris oxidado, y se abalanzó sobre nosotros creando una especie de barrera de energía a su alrededor. Ante aquello, hice brotar mis alas y me elevé por los aires. Pese a la altura, pude sentir como la fuerza bruta de aquella bestia era capaz de alterar el ambiente.

—Creo que lo hemos enfadado —comenté, mientras desenfundaba la novena hoja fiordiana
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[Misión Legendaria-País de Wano] ¡Alabad al Sol! Empty Re: [Misión Legendaria-País de Wano] ¡Alabad al Sol! {Lun 4 Mayo 2020 - 2:23}

―Eso parece ―comentó el rubio al tiempo que alzaba ambas espadas. Zane había sido más inteligente, optando por apartarse de su trayectoria para evitar cualquier golpe. Therax, por su parte, resistió el envite. Eso le hubiera gustado decir, y lo hubiera hecho de no ser por el imponente poderío físico que la criatura demostraba. Parecía ser una bestia llegada de otro tiempo, obsequiada con una fuerza que había quedado olvidada mucho tiempo atrás.

El rubio salió despedido, colisionando con la estatua que presidía un considerablemente grande sepulcro familiar. La piedra del ángel que velaba por los muertos se agrietó a su paso, quedando éste reducido a unos pies. «¿Y quién es este tío?», se preguntó al tiempo que volvía a ponerse en pie. Su haori había sido cortado en dos puntos justo frente a sus hombros como consecuencia de los tenaces cuernos que exhibía aquel sujeto. Unas gotas de sangre lo manchaban, lo que provocó que chasquease la lengua. Iba a tener que pedirle disculpas al abuelo de Zane cuando viese semejante estropicio. Esperaba que no fuese una reliquia familiar ni nada por el estilo.

―Yo también sé hacer esas cosas, ¿sabes? ―espetó Therax tras volver a entrar en su campo de visión. El enfado se veía a la perfección en su rostro, aunque se esforzó por controlarse y hacer gala de la imperturbable calma que habitualmente le caracterizaba. «¿Cuándo vas a aprender a tomarte estas cosas en serio desde el principio?», se reprendió.

Un chasquido en el aire precedió a las chispas que comenzaron a rodear a Wirapuru y a Yuki-onna. Nacían del acero para, acto seguido, morir en el suelo y ceder su lugar a un nuevo rayo. Dos alas nacieron en su espalda, reflejando el anuncio que el rōnin alado había realizado anteriormente.

―Ahora me toca a mí. ¡Estoy bien, Zane! ―exclamó al tiempo que se lanzaba al ataque. Daba por hecho que su capitán sabría que algo como aquello ni siquiera se acercaría a ser capaz de dejarle fuera de combate, pero no estaba de más informar de su situación. Dos veloces ráfagas de viento golpearon sus alas, hinchándolas como si de velas de un barco se tratasen.

Se desplazó hasta un lateral del reptil antes de que éste tuviese tiempo de reaccionar como correspondía. Él también se había visto sorprendido por la magnitud de sus habilidades, lo que se reflejó en la sorpresa de su rostro. Los aceros impactaron al unísono en su costado, pagándole con la misma moneda el ataque había dirigido a su portador hacía unos segundos.

La bestia aterrizó con gran estrépito sobre los restos de la gran carpa, levantando a su paso una lluvia de barro y nieve derretida. La suciedad del terreno salpicó a Therax, que empleó el dorso de su mano para eliminarla de su rostro y así no perder visibilidad.

―No le he hecho nada ―informó antes de que aquella cosa se irguiese de nuevo, revelando, efectivamente, que no había sufrido el menor daño―. Esa cosa que le rodea le protege. ―Había notado perfectamente cómo aquella energía se deformada y disipaba en gran medida la potencia de su corte, transformándolo en un impacto más propio de una gran maza. Las escamas que cubrían su cuerpo ni siquiera habían resultado arañadas, lo que definitivamente calificaba a aquel hombre como un oponente al que no debían tomar a la ligera―. ¿Quieres más?

Repitió el gesto, pero en aquella ocasión el reptil alcanzó a interponer los cuernos de su cabeza en la trayectoria de sus sables, frenándolos pese a ceder parcialmente ante su empuje. Un leve crujido señaló al rubio que una de las prolongaciones óseas se había visto afectada por su ofensiva. Aplicó su voluntad sobre los filos de sus almas, que adquirieron un negruzco brillo metálico que terminó por arrebatar al enemigo uno de sus cuernos.

―Mucho mejor ―sentenció, apartándose con celeridad para protegerse de su próxima acometida.
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[Misión Legendaria-País de Wano] ¡Alabad al Sol! Empty Re: [Misión Legendaria-País de Wano] ¡Alabad al Sol! {Mar 5 Mayo 2020 - 19:21}

«Y luego me dice a mí que intente no castigar tanto mi cuerpo en los combates», me dije mientras observaba la batalla que Therax estaba teniendo con aquel extraño hombre reptil. Era una mezcla de humano con un bicho que nunca había visto, y eso que había tratado con animales extraños. Una vez, hacía ya como cuatro o cinco años, me batí en duelo con un hombre con la zoan de ornitorrinco. Un buen hombre, aunque aún mejor combinación de animales.

—Sí, sí —le dije—. Todo tuyo.

Realmente, no sabía si se refería a que quería atacar él primero o bien que iba a devolverle a aquel hombre la hostia que le había dado. Asimismo, me quedé observando durante un rato como Therax combatía con aquella mole de escamas y musculo. Me parecía mentira ver todo lo que había mejorado. Ya no era ese chiquillo que deambulaba por Arabasta con sus espadas y sus perretes, el cual evitaba los enfrentamientos que medían la fuerza y jugaba a esquivar y golpear. No obstante, si jugara a eso seguramente ganaría, aunque era algo que tendría que descubrir él solo.

—Prueba en la zona blanda —le dije, mientras propagaba toda mi voluntad sobre el metal de mis espadas, antes de comenzar a descender hasta colocarme en la parte trasera de nuestro contrincante—, o usa haki.

Todo lo que tenía de fuerte parecía tenerlo de persona de poco alcance intelectual, pues parecía haberse olvidado de que éramos dos. Rápidamente, como si de un picador de Dressrosa me tratase, le clave ambas katanas en la espalda, más o menos a la altura de las dorsales. El hombre emitió un alarido de angustia que me hizo sentir mal durante un segundo, aunque no tardó mucho en cesar ese sentimiento. En el momento en el que saqué mis espadas, se volteó y me golpeó en la cara con tanta fuerza que me tiró al suelo.

«¿Pero qué coño le han dado de comer a este tío?», me pregunte poco antes de volver a la carga.

Me abalancé con todas mis fuerzas contra aquel sujeto, trazando un espadazo tras otro a distintas alturas. Era fuerte y resistente, pero no era rápido. Podría decirse que era un poco torpe, así que me aproveche de ello.

—Ve preparando eso —le dije a Ther, para luego comenzar a danzar alrededor de nuestro contrincante, a poco más de medio metro de altura, yendo de izquierda a derecha, colocándome sobre él y atacándole por la espalda. Le daba pequeñas incisiones que, pese a ser heridas no muy graves, lentamente parecían estar haciéndole desangrarse con cada golpe. Podría decirse que estaba dejándolo hecho un colador.

—¡Ahora! —grité, para alejarme de allí todo lo posible.
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[Misión Legendaria-País de Wano] ¡Alabad al Sol! Empty Re: [Misión Legendaria-País de Wano] ¡Alabad al Sol! {Miér 6 Mayo 2020 - 3:40}

Zane no tardó en reincorporarse a la lucha, plantándose a espaldas de aquella cosa para pasar al ataque. No obstante, el que antes era un sujeto de cabello anaranjado resultó ser un hueso duro de roer. Tanto era así que acertó a propinarle un contundente golpe que el rubio no hubiera querido para sí. Entonces llegó la orden. «¿Eso? ¿Qué es eso?», se preguntó, incapaz de adivinar a qué se refería su capitán. No obstante, quedaba claro que pensaba en algo capaz de tumbar de una vez por todas a aquel sujeto.

Alzó a Yuki-onna, colocándola horizontalmente y dejando que el viento rugiera a su alrededor. Éste comenzó a soplar con una fuerza inusitada en la punta del sable, ridiculizando al brillo que los rayos de aquel maldito sol arrancaba al acero. Una resplandeciente esfera blanca comenzó a tomar forma, silbando con la potencia de un huracán y albergando un poder destructivo mucho mayor.

―¡Ahora!

Y ahora fue. Bueno, entonces. Levante abandonó el lugar donde se había estado concentrando. Adquirió la forma de una violenta y blanquecina columna de viento que crecía en paralelo al suelo. El pelirrojo quedó fuera de la trayectoria, de modo que cuando el reptil fue consciente de lo que sucedía no le quedó margen de reacción. El vendaval condensado atravesó la suerte de armadura que la misteriosa energía formaba en torno a él. No le fue fácil en absoluto, pero un chasquido no tardó en informar de que la habilidad de Therax había tocado su cuerpo. Un nuevo crujido indicó que, consiguiendo vencer su tenaz resistencia en el último momento, Levante había perforado su anatomía.

La sangre nació del orificio generado en el torso de la bestia. Era de un diámetro considerable, pero insuficiente para acabar rápidamente con su vida. Aun así su muerte llegaría más tarde o más temprano. El espadachín lo supo en cuanto se acercó al sujeto, que había recuperado su apariencia humana y jadeaba con esfuerzo. Sus ojos amenazaban con abandonar las órbitas que los contenían a consecuencia de la angustia.

―Sólo tú puedes decidir si quieres ahorrarte el sufrimiento, que será mucho, o prefieres agonizar durante horas ―dijo con voz calmada. Él sabía que probablemente no sería capaz de dejar que aquel hombre sufriese tanto. El Descamisetado tampoco estaría muy convencido de la veracidad de su afirmación, pero aquel hombre no le conocía en absoluto. La fama que se había granjeado a lo largo de los años era la de un infame pirata que surcaba los mares bajo las órdenes de Zane D. Kenshin. No cabía esperar que un hombre medianamente piadoso se escondiese tras esa imagen, que alguien tan perseguido por el Gobierno Mundial pudiese tenerle aprecio a la vida ajena. Envainó a Wirapuru y a Yuki-onna y extrajo a Hi no Tamashii como señal de que cumpliría su palabra―. ¿Y bien?

―B... ―comenzó a decir el sujeto al tiempo que señalaba al permanente sol―. Bo... ―Mas el aire se resistía a abandonar su garganta con normalidad. Dio comienzo a un balbuceo que cada vez era más comprensible. Therax le observaba con un gesto que pretendía reflejar frialdad, pero ansiaba que aquel hombre enunciase lo que tuviera que decir para poner fin a su agonía.
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[Misión Legendaria-País de Wano] ¡Alabad al Sol! Empty Re: [Misión Legendaria-País de Wano] ¡Alabad al Sol! {Jue 7 Mayo 2020 - 23:29}

Al ver la cara de Therax durante un momento pensé que no iba a tener un “eso” entre sus habilidades, dado que todo el mundo tenía uno. Spanner tenía su desplazamiento rápido dando espadazos, Marc queso caliente, Nailah su abrumador encanto, Vile su mala sangre, y Nox…, bueno, él era simpático. Sin embargo, su primera impresión fue errónea. Su tercero de abordo pudo reducir por si solo aquel sujeto, que se encontraba sobre el frío suelo de Ringo.

Descendí hasta estar a su lado, escuchando lo que tenía que decir aquel hombre. Expulsé aire por mi nariz, mientras daba golpecitos con el pie sobre el suelo y posaba una de mis espadas en el hombro y con la otra le apuntaba en la frente. No quería hacer daño a ese tipo, pero saber que por culpa de ese dichoso sol artificial estaban enfermando los animales y las plantas de Wano me hacía pensar que en poco tiempo también lo harían las personas, y no podía dejar que eso sucediera.

—Habla ya o te juro por dios que no volverás a ver luz del día —le dije, usando mi presencia para intimidarlo hasta el punto de hacerle temblar de miedo—. ¿Y bien?

—Bo… —dijo—. ¡BOMBA! —gritó con sus últimas fuerzas.

En ese momento pude escuchar un pitido procedente de la cabeza de aquel sujeto. Agarré a Therax, envolviéndome en haki de armadura e intenté alejarme de allí. La explosión me mando lejos de allí, y el fuego quemó parte de mis ropajes, mas no me hicieron nada que no pudiera curar con mi fuego curativo.

—¿Estás bien? —le pregunté a Therax, sin quitarme de encima suya—. Esto es tan incómodo como íntimo, ¿no te parece? ¿Quieres un besito?

Después de bromear, me eché a un lado y me quedé mirando al aquel sol durante un rato, colocando la mano para que hiciera algo de sombra sobre mis ojos. Pude ver algo en su interior, algo así como una línea ondulada que brillaba aún más.

—¿Y si la destruimos? —le pregunté—. El problema está en que si es muy grande caerá sobre la isla, y no tenemos dinero suficiente para pagarle los arreglos al gitano de Berthil.

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[Misión Legendaria-País de Wano] ¡Alabad al Sol! Empty Re: [Misión Legendaria-País de Wano] ¡Alabad al Sol! {Vie 8 Mayo 2020 - 3:26}

―Sí, eso, bomba. Un momento, ¿cómo que bomba? ―Pero ya era tarde. un pitido había comenzado a nacer de la cabeza de aquel sujeto e, instantes después, detonó. Lo último que el rubio alcanzó a ver fue cómo Zane se movía a toda velocidad, interponiéndose entre él y el molesto sujeto. Ambos salieron volando como consecuencia de la explosión, aterrizando el capitán pirata sobre su contramaestre―. Hazlo y te corto las alas ―amenazó, sonriendo antes de que el pelirrojo se apartase.

Era en situaciones como aquélla que se reforzaba su convencimiento acerca de su futuro junto al Descamisetado. Tal vez tuviese una capacidad de sanar sus heridas que rayaba lo obsceno, pero el instinto de supervivencia era algo que no desaparecía así como así. Pese a ello, no había dudado en interponer su cuerpo para protegerle de cualquier daño cuando él había sido cogido por sorpresa y sin ninguna defensa viable. Si aquel tipo no era digno de convertirse en el Rey de los Piratas, ¿quién lo era? No, Therax se encargaría de llevarle hasta la cúspide y velar para que nadie osase intentar hacerle descender.

―Para eso tendríamos que saber si es posible. ―Destruir el sol sonaba a una acción que trascendía hasta las más heroicas epopeyas, ésas que ensalzaban la figura de simples mortales que osaban enfrentarse a los dioses por puro convencimiento y a base de férrea voluntad―. Aunque bien pensado, nos hemos quedado sin pista alguna que seguir y no se me ocurre qué otra cosa podríamos hacer. Venga, intentémoslo. No te preocupes por que caiga sobre la isla; se me ha ocurrido una cosa.

Y es que el principal problema que encontraba el rubio era que sospechaba que no sería capaz de acercarse a la gran esfera ígnea. Las gotas de sudor resbalan por su cara sin descanso, en parte por el esfuerzo realizado y en parte por la adrenalina del momento. Sin embargo, la causa primigenia de su trasudación no era otra que el infernal calor que desprendía aquella cosa.

―No creo que pueda acercarme lo suficiente a eso como para romperlo, pero sí puedo quedarme a una distancia prudencial y recoger los trocitos, si es que hay de eso. Ya sabes, con un tornado ―dijo al tiempo que hacía un gesto en dirección a las alas que ya habían desaparecido―. No eres el único con algún que otro as bajo la manga, ¿sabes? ―bromeó al tiempo que su figura comenzaba a mutar. Su altura creció, alcanzando los dos metros de altura mientras una capa de plumas comenzaba a recubrir su cuerpo. Su cabeza adoptó la forma de la de un águila y dos nuevas alas brotaron en su espalda. Un precioso plumaje grisáceo pasó a adornar su cabeza y extremidades, siendo el resto de un discreto color blanquecino.

Sirocco tendría que prestarle su fuerza si querían que aquella empresa tuviese éxito. Esperó a que Zane alzase el vuelo y le siguió de cerca, deteniéndose a una distancia de no menos de quinientos metros de aquella esfera de luz y calor. No obstante, apenas doscientos metros la separaban de la vertical que la unía al suelo. El calor allí era sofocante, insoportable incluso, pero creía poder aguantar un cierto tiempo; lo justo hasta que Zane averiguase si su poco elegante pero extremadamente práctica solución era viable. Desde allí tendría margen de reacción para gestionar cualquier consecuencia que se pudiese desatar.
Zane D. Kenshin
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[Misión Legendaria-País de Wano] ¡Alabad al Sol! Empty Re: [Misión Legendaria-País de Wano] ¡Alabad al Sol! {Sáb 9 Mayo 2020 - 23:50}

—¿Cuándo he insinuado yo tal cosa? —le pregunté con cierta ironía, contemplando como se convertía en un hombre pollo, mientras me cuestionaba porque parecía haber perdido plumaje en la zona de su cabeza. Lo cierto era que siempre tenía algo nuevo que mostrarle a la banda, pero porque siempre me encontraba en líos que me hacían improvisar y tener que sacar algo nuevo para poder superar el muro que se ponía frente a mis narices.

No tuve que decirle nada a Therax, tan solo sonreír y aferrarme con fuerza a los mangos de mis katanas. Alcé el vuelo, todo lo que pude, manteniéndome alejado del fuerte calor que emitía aquel dichoso sol artificial. Me alejé lo suficiente como para tener una perspectiva global de aquella cosa, y dejé que mi aura destructiva brotara de mi cuerpo como nunca lo había hecho, canalizándola en las hojas de mis espadas. Un color negro tiño su gris casi al mismo tiempo. Sabía que armas de baja calidad no eran capaz de aguantar tanto poder, pero lo que tenía en mis manos eran exquisitas obras maestras, realizadas por fantásticos artesanos. Una de ellas, la novena hoja fiordiana, era seguramente una obra del propio Dexter. Fue capaz de construirme una espada con un trozo de hierro y su pecho, así que no quería imaginar lo que podía hacer ese narcisista con una forja y un martillo. Mientras que la otra, mi querida Izanami, había sido fabricada hacía ya varias eras por un maestro artesano de Wano. Dos obras grandes armas capaces de albergar cualquier poder.

Dancé al son del viento, girando sobre mi propio eje para aumentar la fuerza de mi ataque, y lancé dos ondas cortantes cargadas con toda mi voluntad con la intención de destruir aquel sol. El corte fue limpio, atravesando el material del que estuviera hecho en cuanto tomo contacto. Hubo una especie de explosión, y comenzó a caer al suelo. Fue en ese momento, cuando usé mi haki del rey como nunca lo había hecho. Daba igual el material, tenía que volverlo polvo, y así lo intente con todo lo que pude. El resto, en ese momento, dependía únicamente de Therax.
Therax Palatiard
Ju senshi
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[Misión Legendaria-País de Wano] ¡Alabad al Sol! Empty Re: [Misión Legendaria-País de Wano] ¡Alabad al Sol! {Dom 10 Mayo 2020 - 0:42}

¿Cristal? No podía ser. ¿Qué demonios era aquello? Zane se acercó bastante más que el rubio, aunque fue cauto y no se aproximó más de lo razonable. Las ondas cortantes fueron lanzadas y el aire vibró a su alrededor con una potencia inusitada que pareció distorsionar el mismísimo espacio. El brillo se apagó súbitamente, revelando algo que el rubio no esperaba encontrar. No obstante, no era momento de detenerse a hacer conjeturas.

Therax hizo que el viento se agitase con furia por debajo de los restos que comenzaban a precipitarse desde las alturas. Un huracán cobró forma gracias al poder de Sirocco, albergando en su interior cada uno de los relucientes trozos que caían. Una vez se aseguró de que nada quedase fuera del vendaval lo hizo descender con lentitud y cuidado, haciéndolo empequeñecer poco a poco hasta que desapareció a ras de suelo.

Una montaña de cristal se presentó frente a él, revelando el misterio que escondían los extraños sucesos que habían estado asolando Wano. Agitó las esquirlas y, como si el montículo quisiese terminar de confirmar la naturaleza de aquel extraño sol, un largo fragmento de lo que parecía ser alambre abandonó el cúmulo. ¿Una bombilla? El espadachín no se lo creía, así que miró a su capitán para ver si veía e interpretaba lo mismo que él. Aquello sólo podía responder a dos causas: un extraño artefacto autónomo desarrollado por a saber qué prodigio de la ciencia o un poco común poder, uno asemejable al que tenía la mayoría de los Hermanos de la Tormenta.

―Creo que esto explica muchas cosas. Ese chisme no da una luz normal y a saber qué ha arrojado sobre el terreno. Con el fin de su existencia y la capacidad de la naturaleza para limpiarse debería haberse solucionado el problema de las plantas y de los animales, así como el sofocante calor y el aire tan cargado que se respira. Es una suerte que no haya habido humanos afectados. No hay nada que hacer con las bestias que ya han caído, pero el organismo del resto debería ser capaz de depurar lo que sea que se ha depositado en ellos. En cuanto a las plantas, no son mi fuerte, pero pienso que sin la influencia de esta luz artificial podrán seguir creciendo con normalidad. Tendrán que desprenderse de esos troncos y ramas hinchados e inservibles, pero todo es cuestión de darle tiempo al tiempo.

Le hubiera gustado concebir una solución más inmediata, pero aquello escapa por completo da su ámbito de conocimiento. Tal vez el cerebrito de Spanner, que tenía la mala costumbre de saber de todo, podría aportar información más sólida y verídica. Aun así, con la conservadora tradición que imperaba en Wano dudaba que tuviesen medios para hacer frente a un daño tan... artificial.

―Creo que deberíamos ir a hablar con tu abuelo, tu suegro y Kanima Zao para explicarles lo que hemos descubierto, ¿no te parece? De cualquier modo, me gustaría saber de dónde ha salido esta cosa. Podría ser algún tipo de invención, pero cada vez me parece menos probable ―comentó, hablando más para sí mismo que para su capitán―. Hasta donde yo sé estas cosas necesitan de una fuente de electricidad y no veo nada que pueda actuar como batería. Ni una como tal ni un dial ni nada. ―Empleaba sus sables para remover el cúmulo de fragmentos de cristal, confirmando su hipótesis―. Creo que esto es obra de alguien, y sólo puede ser una persona que, al igual que tú o yo, se haya comido una fruta un tanto peculiar.

Y tan peculiar.
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