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[Sexta Ronda] Zane D. Kenshin vs. Dexter Black Empty [Sexta Ronda] Zane D. Kenshin vs. Dexter Black {Dom 3 Mayo 2020 - 21:56}

[Sexta Ronda] Zane D. Kenshin vs. Dexter Black JuZPcxr

¡Comienza el de menor nivel!

Descripción aproximada de la arena del torneo:

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[Sexta Ronda] Zane D. Kenshin vs. Dexter Black Empty Re: [Sexta Ronda] Zane D. Kenshin vs. Dexter Black {Lun 4 Mayo 2020 - 16:44}

—¡VAMOS! ¡AL FIN!

El pelirrojo no fue capaz de contener la emoción en el momento en el que Lord William, después de haberse recreado como el ostentoso showman que había demostrado ser, dijo que su siguiente combate iba a ser nada más y nada menos que contra Dexter Black. A lo largo de las distintas jornadas se había enfrentado a todo tipo de combatientes, cada uno con algo que le hacía completamente un rival digno de ser llamado monstruo; incluso Lysbeth le había dado una pequeña lección de baile, ¿pero qué mujer no sabía bailar mejor que cualquier hombre? Sin embargo, ninguno de ellos le había llevado al límite de sentir que se había topado contra un muro imposible de destruir, de mirar a la muerte a los ojos y decirle que ese no iba a ser el día que lo llevara con él.

Aún faltaban dos días para el encuentro, pero tenía mucho que preparar. Dando un largo paseo por la bahía de la isla se dirigió a su barco, para una vez allí dirigirse a su camarote. Se deshizo del tutú y la chupa de cuero, arrojándolos al fondo del armario, y sacó sus prendas de batalla. Las tenía preparadas para su pase a la final, pero aquella sexta ronda era más que una simple final; o eso es lo que el pirata sentía. Colgado sobre una percha se encontraba una funda de tela negra, en cuyo interior reposaba un traje tradicional del país de Wano, compuesto por un haori celeste, que le daba el cargo honorífico de miembro del shinsenguni, un hakama de color blanco, unas botas finas de color negro, dos pañuelos de distinto tamaño y sus protectores recién arreglados. Sobre la cama posó sus dos sables —la novena hoja fiordiana e Izanami—, y su tanto. Comprobó que no tuvieran desperfecto alguno, para luego aplicarle aceite protector y pasarle un paño de algodón seco para limpiarla. Sus filos estaban impecables, algo que pudo comprobar al dejar caer una hoja de papel sobre ellos, que sin esfuerzo se cortaba por la mitad.

No se atrevió a salir del barco hasta el día del encuentro, llegando incluso a no probar ni una gota de alcohol. Ante esto, Therax, su fiel contramaestre, le hizo unas pruebas para comprobar que no estuviera enfermo en contra de su voluntad. Todas dieron negativas, como era de esperar.

—Solo estoy concentrándome, cansino —le dijo, refunfuñando—. Tengo que estar en perfectas condiciones si quiero ganar al dragón.

—Parece que te han metido un palo por el culo —le respondió Therax, que parecía algo preocupado por su capitán—. Mientras no te rompa la espalda de nuevo, todo debería ir bien.

—Por eso mismo, Ther.

—Nunca creí que fuera a decirte esto, pero tomémonos una copa juntos anda. Necesitas relajarte, y nada mejor que el whisky de Eriu Land para ello.

Y así fue como el pelirrojo se emborrachó la noche antes del combate contra Dexter Black.

Al llegar al estadio la gente estaba eufórica. Se oían rumores de que muchas personas había comprado entradas en la reventa por un precio hasta cien veces superior al coste original. La aguda voz de la persona que se encargaba de la megafonía se clavó en su cabeza durante un buen rato, haciendo que maldijera al estúpido del rubio y todos sus ancestros.

—Que sí, que sí… —masculló, mientras ponía rumbo a la arena de combate—. Que ya voy…

«Debería haberme tomado otro café antes de venir», se dijo, mientras cruzaba el umbral del campo de batalla. Era un estadio tan grande como los anteriores, y con una estética que recordaba a una guerra. Un campo de batalla de arena, piedra y barro, con algunas zanjas repartidas en las zonas exteriores y un millar de armas rotas esparcidas por todo el lugar.

Se aproximó al centro del estadio y allí cerró los ojos hasta sentir el aura de Dexter. Una vez estuviera frente a él iba a sonreírle, clavar sus heterocromados ojos sobre los suyos y decirle algo que llevaba tiempo queriendo hacer.

—¿No se suponía que te ibas a hacer el muerto un tiempo? —le dijo en voz alta, en un instante en el que el público se había callado y las primeras gradas seguramente le habrían escuchado—. Que manía tienes con quitarme el protagonismo —bromeó, haciendo temblar el suelo del estadio con su voluntad, mientras desenfundaba sus espadas—. Cuando quieras, Dexter Black.
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[Sexta Ronda] Zane D. Kenshin vs. Dexter Black Empty Re: [Sexta Ronda] Zane D. Kenshin vs. Dexter Black {Lun 4 Mayo 2020 - 19:38}

Cuando se levantó el día que, de nuevo, debía combatir, Dexter miró de frente al sol. Refulgía con más fuerza que nunca, tanta que no pudo sostener el choque más de un par de segundos antes de que en sus ojos se formase aquella aureola oscura que tardó varios minutos en irse. Todo lo que se encontraba bajo el cielo reflejaba aquel poder inenarrable, aquella luz blanca que reinaba sobre todas las cosas. Podía ver los tallos de las flores de un verde casi chillón, y los pétalos de las rosas con un color rojo más intenso que el de la sangre fresca; la corteza gris de los árboles se volvía negra en cada pliegue, y todo lo que se iba alejando de su mirada más de un par de metros parecía fundirse en una lona completamente plana. ¿Había despertado ya? Parecía que no, que seguía en un extraño sueño, pero cada día en aquella isla era igual: Demasiado perfecto, demasiado vivo, demasiado irreal.

También era irreal la idea de encontrarse con la única persona conocida que podía hacerle sombra, y al mismo tiempo la más irresponsable de todo el torneo -tal vez descontando a la mujer de cabello blanco que había casi matado a Ivan sin querer. Había visto ese combate varias veces por si tenía que enfrentarse a esa chica, Katharina, y por lo que entendía formaban parte ambos de la misma banda. No se imaginaba a Zane, ni siquiera con todas las temeridades que le había visto cometer, de intentar cometer un asesinato en medio de un torneo. De hecho, pensar que intentase matar a su compañero solo hacía más improbable la situación. Casi agradeció no tener que enfrentarse a esa mujer; no sabía si podría resistir sus embates, pero sí estaba seguro de que ella intentaría que él no pudiese resistir los suyos. Y, la verdad, aun sabiendo que no habría muerto allí, sí sabía que no podrían sobrevivir los dos si se enfrentaba a un enemigo tan imprudente.

Zane había incendiado un bosque durante su segunda batalla. Desde que se habían enfrentado en Gray Rock había mejorado mucho, pero todavía estaba lejos de hacerle frente. Confiaba demasiado en su fruta y hacía uso de un poder desmesurado; no podía, estaba seguro, aguantar combates demasiado largos. No había aprendido a respirar adecuadamente, ni tampoco la humildad que un pirata de su talla necesitaba para mantenerse allí donde había llegado. Y no debía confundirse humildad con inseguridad, dado que estaba convencido de que el pelirrojo devastaba a todos sus enemigos buscando una victoria aplastante por miedo a darles una oportunidad de mostrar su poder. Tal vez él, en medio de una guerra, también se comportaría así; tal vez...

Desde el balcón en su suite, Dexter veía a la gente caminando al estadio donde debían pelear. Algunos lo saludaban, otros le hacían una foto y algunas señoras tapaban los ojos a sus hijas, no queriendo que vieran la cola del dragón. Aquello le recordó que estaba desnudo, así como el poco tiempo que le quedaba antes de deber enfrentarse a Zane D. Kenshin. Se había comprometido a hacerle limpiar con los dientes el estropicio organizado en el bosque, pero la sustitución de las cenizas por un cementerio de armas hacía que fuese un poco más peligroso. No dudaba que se mereciese bañar la cara en un río de espadas oxidadas y salir de la arena hecho un alfiletero, pero resultaba un castigo algo desproporcionado. O quizá, como la última vez que habían peleado, era justo lo que necesitaba. De hecho era casi poético, peleando sobre armas rotas el ave de fuego sin katana contra el dragón que se la había roto.

En cualquier caso, pasara lo que pasase, aquel sería su último combate. Había decidido participar con la simple intención de seguir el camino incierto que el destino le deparaba, y lo había logrado: Se había medido con Arthur y Therax, había encontrado a Aki y había entendido, sin lugar o arrojo de duda, que Bleyd estaba completamente loco hasta un punto peligroso. Si seguía en el torneo, ganase o perdiese, se enfrentaría de nuevo a dos de los cuatro: Zane, Aki, Ivan o Arthur. Era un hecho que tanto Arthur como Zane habían ganado a pulso su puesto en la semifinal, y o bien Aki o Ivan lograrían poner un pie en ella; tal vez si Ivan pasaba debiera honrarle con un combate serio, pero al mismo tiempo hacerlo sería robarle todas sus opciones. Probablemente él fuese de los más débiles en aquel torneo de monstruos, por muy fuerte que fuese en comparación al resto del mundo. Sí, lo mejor era retirarse y dejarlo estar.

Aquel día decidió no ponerse poncho. Por primera vez en mucho tiempo se puso ropa interior, unos boxers ajustados que evitarían el príncipe se moviese como un péndulo lascivo mientras combatían. Vistió un traje de tres piezas, como en los viejos tiempos, con pantalón, camisa blanca y chaleco. Su corbata era azul, ya que el rojo había muerto con Alice.

Remangó la camisa y se ajustó Rubí y Zafiro, las únicas armas junto con Nadia que pensaba llevar aquel día, y dedicó más tiempo del que estaba dispuesto a admitir a trenzar todo su cabello como una larga cola de caballo que adornó con piezas de lustrosa plata en cada concatenación. Se puso también la Mano de plata, el guantelete que había heredado mucho tiempo atrás, asegurándose de quitarle el polvo con mucho cuidado. No lo había utilizado en todo el torneo, y debía lucir bien en aquel momento. No podía dejar que nadie pensase que no estaba cuidando hasta el último detalle. Al fin y al cabo, era su último combate.

Tentado de coger un abrigo, finalmente salió de vuelta al balcón. Bastón en mano, camisa remangada y determinación en la mirada. Subió de un único paso a la baranda y se dejó caer hacia el suelo, virando su trayectoria apenas a unos dos metros de la calle justo después de haber desplegado sus alas.

Aprovechó aquella inercia para subir tranquilamente hacia los cielos, aunque tampoco voló muy alto. Quería que lo viesen, y a medida que iba recorriendo el aire sobre las avenidas, su cuerpo se iba estilizando hasta formar el de una gran sierpe con escamas de zafiro y larga cola brillante como la de un cometa helado.

Surcó los vientos aleteando poco a poco, lo justo para elevarse más y más a medida que se acercaba al estadio, y voló en círculos alrededor de una nube mientras la hacía crecer, cargándola de estática y preparándola para llover. Sabía que si una de las llamaradas de Zane le golpeaba sería insuficiente un poco de agua para solucionarlo, pero siempre reportaba una ayuda a la hora de enfrentar a su rival tener algo de lo que tirar. Además, era una bella forma de decirle a todos que Dexter Black había llegado.

Cuando la nube fue casi negra y el chisporroteo azulado de los relámpagos saltaba de lado en lado, excitando cada vez más la ya inestable tormenta que se gestaba, el dragón comenzó a descender. Bajo el cielo negro apenas era una silueta iluminada tenuemente solo visible cada vez que la electricidad recorría el perímetro de aquella inexorable oscuridad. Afortunadamente el lugar estaba iluminado y a medida que se acercaba la sombra tornó penumbra y el zafiro volvió a relucir como la más majestuosa de las joyas.

Aterrizó cuidadosamente retomando su forma humana para encontrarse con Zane, que lo increpó. Que si no se iba a hacer el muerto, que si nunca le dejaba el protagonismo, que si cuando quisiera... Ah, que estaba de broma. Pues menos mal que no había correspondido a aquel desplante con una bofetada o iba a ser una conversación un tanto tensa después. En cualquier caso, antes de responder decidió prestar atención a cada movimiento y prenda del pollo mayor: Un traje tradicional de Wano, de haori celeste -aquello significaba algo, aunque no recordaba el qué- y portaba dos espadas, una de las cuales conocía muy bien; la hoja fiordiana que él mismo había forjado, esa espada que estaba seguro el pirata sabría utilizar, aunque no sabía si sabría ser completamente digno de ella. Mucha ropa de Wano, pero al final no había aprendido nunca templanza, paciencia ni virtud. Y se aseguró de hacérselo saber.

- Mientras sigas siendo un novato saltando a mi mesa estarás a mi sombra -le respondió con sorna, girando a Nadia entre sus dedos.

Zane le había dado la oportunidad de empezar, y no iba a desaprovecharla. El espadachín tal vez esperase el tradicional golpe de prueba, pero Dexter sabía que, independientemente de la fuerza utilizada, podría resistirlo. Optó por impulsarse hacia delante en un paso instantáneo hasta acabar detrás de él, descargando tras ello un poderoso golpe con la cabeza del bastón contra su costado, liberando al mismo tiempo la carga que estaba reposando tranquilamente en el interior de Zafiro.

Pero no acabó ahí.

El movimiento debería haber parado en algún momento, pero tan solo era una distracción para hacerle levantar las espadas y, en el momento de despiste, agarrarle la cabeza y estampársela sin piedad contra la rodilla, dejando que resbalase por el exterior de esta y castigando, aquella vez sí, su pecho con una fortísima caída de Nadia sobre él.
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[Sexta Ronda] Zane D. Kenshin vs. Dexter Black Empty Re: [Sexta Ronda] Zane D. Kenshin vs. Dexter Black {Mar 5 Mayo 2020 - 18:53}

Las corrientes de aire cambiaron súbitamente, dándole una vuelta al paradisiaco tiempo atmosférico que parecía tener esa isla del nuevo mundo. Frente a él, imponente como de costumbre, aterrizó Dexter. Su aspecto era imponente como de costumbre, aunque esa vez le notaba algo más distendido, podría decirse que estaba algo relajado. ¿Tendría algo que ver que el mundo no estuviera en peligro? Era probable. El pelirrojo contó en su cabeza todas las veces que había tenido el placer y el suplicio de compartir el escenario con él. A ojo habían sido un total de cinco ocasiones, y se atrevería a apostar su precioso cabello rojizo a que únicamente en esa el mundo no corría ningún peligro; al menos que él supiera.

—¿Y lo fresquito que se está? —le respondió sonriente, sin apartar la mirada del viejo emperador del nuevo mundo.

El nimbo que cubrió el estadio apenas dejaba entrar el fulgor del sol, que se encontraba en su cumbre como astro rey. Luego, un estruendoso trueno que iluminó el rostro de ambos combatientes, que al mismo tiempo pareció indicar el comienzo de aquel combate que tanto estaba esperando el pelirrojo.

Y fue en ese momento cuando Dexter realizó su primer movimiento. Se desplazó a una velocidad que el ojo común, seguramente, no era capaz de acompañar, pasando por su lado tan veloz como el rayo, pero con más sutilidad que un miembro del gobierno mundial al no escucharse sonido alguno. Ante eso, el pirata giró sobre sí mismo justo antes de que le atizara con su bastón. Esa era la primera vez que veía a Dexter combatir con un arma, ¿era una nueva forma de luchar o acaso era tan diestro en armas como cuerpo a cuerpo? Realmente eso daba igual, pues hacía que ese combate tuviera algo distinto al anterior. Asimismo, arqueó su brazo hasta tener un ángulo de noventa grados y lo retrasó, parando la embestida en seco con el brazal que le protegía el antebrazo.

Sabía que esa no era toda la fuerza de su contrincante, pero aun así el choque hizo que le temblara todo el cuerpo durante el mismo instante en el que un fuerte calambrazo le atravesó el cuerpo en un instante. Era capaz de notar como la electricidad le atravesaba, entumeciendo sus músculos, abrasándole la piel y haciendo que se quedara paralizado durante un instante en el que le agarraron de la cabeza, le dieron un rodillazo en la frente y lo dejaron tirado en el suelo. ¿Y qué pudo hacer el pelirrojo ante eso? Cubrirse el tren superior completamente de haki de armadura endurecido para mitigar los daños. Una defensa simple, pero efectiva.

—Eso, amigo mío, sí que no lo vi venir —le dijo, apartando el palo de metal de su pecho de un manotazo e impulsándose con fuego a ras de suelo para alejarse del dragón.

El cuerpo del pirata se envolvió completamente de unas llamas doradas, otorgándole un aspecto más divino que terrenal. Las quemaduras de su cuerpo fueron desapareciendo, mientras que los daños internos producidos por la descarga también fueron mitigándose. Su fuego zarco no emitía calor alguno, es más, no sabía si llamarlo fuego era la mejor forma de denominar dicha habilidad, pero lo cierto era que sin ella lo más seguro es que ese combate hubiera acabado en muy poco tiempo.

Tan rápido como fue notando que su cuerpo se encontraba ligeramente mejor, se abalanzó rápidamente contra el dragón, haciendo un desplazamiento lateral en el momento en el que estuviera a dos metros de él, al mismo tiempo que lanzaba un fuerte fogonazo. Del mismo modo, aprovecharía el desplazamiento para atacarle por su flanco derecho, trazando una diagonal con mi zurda con tanta fuerza como para ser capaz de prolongar la hoja por el mismo aire, y luego propinarle una estocada ardiente en el abdomen.
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[Sexta Ronda] Zane D. Kenshin vs. Dexter Black Empty Re: [Sexta Ronda] Zane D. Kenshin vs. Dexter Black {Mar 5 Mayo 2020 - 22:57}

El ataque había resultado mejor de lo esperado. Claro que lo que se esperaba era al pollo apartándose en el último segundo de su agarre y devolviéndole, tal vez, alguna clase de tajo con una de sus hojas. Pero no. Había detenido con pericia el golpe de su bastón, claro que sí, pero se había dejado cegar por los ojos azules de Nadia sin reparar en la descarga que se cernía sobre él desde la brillante gema de Zafiro. El olor a piel chamuscada fue desagradable, pero no dejó que eso lo detuviese. Y aunque no debía negar que sintió la tentación de dejarle una profunda calva arrancándole parte del cuero cabelludo, había optado por estampar su frente contra su rodilla.

Cualquier otra cabeza se habría abierto como una nuez, pero ni se equivocaba al decir que solo Zane D. Kenshin estaba a su altura ni cuando pensaba que cualquier daño, por grave que fuese, sería sanado por sus llamas curativas. De hecho, así había sido cuando, una vez tirado frente a él, tan solo utilizó Haki para evitar un golpe que le debería haber partido el esternón y segundos después, tras un intento de apartar su arma que apenas la movió milímetros -suficiente para alejarla de su pecho y salir de ahí, siendo honestos- se había levantado y dejado envolver por unas extrañas llamas doradas que empezaron a restaurar su cuerpo. Dexter sonrió mientras los ajados pedazos de piel carbonizada iban supliéndose con parches de una blanca y nueva, como si mudase. Aquello también le servía para confirmar una teoría, y es que el Suzaku poseía una avernal tolerancia al dolor. Tal vez ni siquiera hubiese sufrido con la operación que él había necesitado.

Dio un paso atrás, otorgándole el respiro que necesitaba en lugar de buscar su punto débil tan temprano. Zane tenía una debilidad muy evidente de la que no solía ser consciente, y tal vez nunca lo hubiese sido. Él, en parte, también la padecía, pero hacía tiempo que había aprendido a guarnecerla bajo toda la protección de la que podía dotarla. También había aprendido a atacar de forma meditada y cuidadosa, no alocada y agresiva en exceso. Aunque debía reconocer que el fogonazo era una buena idea, tanto como intento de cegarlo así como ataque; una llamarada que se dirigía a su cara y lo obligaba a elegir entre defenderse del ave o de su fuego. Pero Dexter sabía algo que, tal vez, Zane habría esperado que no supiese: El fuego era volátil.

Sí, lo iba a pasar mal. Sí, el fuego era siempre un peligro, pero no representaba tanto riesgo comparado con no prestar total y absoluta atención al espadachín, así que optó por cerrar los ojos y, dejando que su olfato y el Haki de observación lo guiaran, se puso en guardia para evadirlo.

Sintió la piel de su rostro carcomerse con el calor, aunque no llegó a perder los párpados, y frenó el primer tajo con la palma de su mano de plata, el guantelete que, sabía, iba a necesitar contra él. Con la estocada, sin embargo, le costó decidirse. Si no fuese por la peligrosa trayectoria a través de su abdomen habría podido encontrar la forma de atrapar la espada dejándose dar, pero el riesgo para su cuerpo era superlativo si no trataba de evitarlo. Por otro lado, dejar que le atravesase la mano tenía más inconvenientes que ventajas, empezando por que debería haber soltado el bastón y seguido porque si le dejaba entrar en algo tan delicado como la mano podía pasar el resto del combate sin ser capaz de utilizarla; y ya había tenido bastante de eso con Arthur, sus manos debían mantenerse lo más íntegras dentro de lo posible o el combate se iba a complicar demasiado.

Sabiendo que no iba a poder evitarlo por completo trató de minimizar los daños posicionándose correctamente, y si bien la hoja cortó su carne con suma facilidad no penetró más de un par de centímetros con un recorrido casi nulo. Para personas como ellos, al final del día, simple rasguño.

No obstante, siempre que alguien realizaba un golpe tan agresivo dejaba un hueco abierto. Y si bien sabía que se recuperaría muy rápido de aquel movimiento, él no perdió oportunidad de asestarle un golpe en el costado con toda la fuerza que pudo concentrar una vez estuvo lo suficientemente cerca. Tras ello dio un salto atrás y se preparó para su próximo ataque, meditando profundamente su siguiente movimiento. ¿Más rayos? ¿Un golpe más fuerte? Seguro que eso a Zane le encantaría, seguir regenerándose como un loco mientras él se cansaba intentando hacerle una herida que perdurase más de unos segundos en su cuerpo... ¿Qué debía hacer?

Su piel iba mudando poco a poco mientras los segundos pasaban, dejando parches de piel blanca en las zonas más graves al tiempo que se mantenían como manchas enrojecidas en las quemaduras más leves. Dexter dedicó ese tiempo a observar a Zane, previendo sus reacciones, deduciendo sus respuestas. Era peligroso llegar al cuerpo a cuerpo con él, pero del mismo modo él podía ganarle en la distancia gracias a la extensión de Nadia. Aunque era una opción arriesgada. Por suerte, el pelirrojo llevaba dos grandes pararrayos en las manos, por lo que tampoco tenía que apuntar mucho.

Movió su mano derecha y un viento leve comenzó a moverse tras él, reforzándose a medida que avanzaba, cargado de estática que su mano iba liberando poco a poco hasta que ambos estuvieron rodeados de un remolino de rayos que se retroalimentaban. Seguro que Zane, acostumbrado como estaba a ser el portador de devastadores tornados, no esperaba aquello. Tampoco que todos confluyeran en su bastón y, tras vaciar de carga aquella corriente, liberarla toda a la vez como si de un martillazo se tratara.

La electricidad salió por todas partes, descontrolada. Rebotaba contra las paredes de viento; algunos rayos se disipaban y otros iban derechos hacia el pirata. Y, con el primero de ellos, también había ido él como una bala para estamparle un puñetazo en el estómago, en una carga suicida que estaba seguro también le haría daño a él. Pero valía la pena si Zane se llevaba la peor parte.
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[Sexta Ronda] Zane D. Kenshin vs. Dexter Black Empty Re: [Sexta Ronda] Zane D. Kenshin vs. Dexter Black {Jue 7 Mayo 2020 - 22:45}

Su primera toma de contacto, si bien no había sido un éxito rotundo, había resultado mejor de lo que cualquiera hubiera esperado. Pese a que acababa de empezar, su cuerpo emitía de forma completamente aleatoria, pequeñas llamas alrededor de su cuerpo de forma intermitente. Realmente no era gran cosa, y lo más probable es que una persona si un ojo muy acostumbrado a fijarse en detalle tan ínfimos se diera cuenta. Sin embargo, allí estaban.

Las llamas doradas que envolvían su cuerpo se habían disipado, dejándolo en casi perfecto estado de forma. Sentía un ligero dolor interno, pero era normal después de semejantes golpes, mas ya no había heridas algunas. Sus heterocromados ojos se clavaron sobre los de su oponente, para luego hacerle un pequeño repaso a su cuerpo. «También se ha curado», se dijo al ver como sus habilidades curativas iban haciendo efecto, pese a que conservaba pequeñas notas de enrojecimiento en su piel.

Dexter realizó un elegante ademán con su brazo diestro, y de forma casi instantánea una corriente de aire comenzó a desplazarse en su retaguardia. Instintivamente dio un paso hacia adelante, pisando un arma medio rota que mezclaba colores rojizos con azules y verdosos, por lo que retrasó su pie y se aferró con fuerza a las empuñaduras de sus espadas. Aquel pequeño vendaval relampagueaba, y eso no era buena señal. El pirata era consciente que su haki no iba a protegerlo de un elemento tan devastador como era el rayo, pues ya había podido comprobar en sus carnes que no era una buena idea; a menos que quisiera convertirse en pollo frito.

Sus manos empezaron a emitir una energía de color blanquecina que, rápidamente, cubrieron completamente sus espadas emitiendo un brillo algo inusual, casi al mismo tiempo que el cetro del viejo emperador del nuevo mundo concentraba toda la electricidad. La distancia entre ambos era reducida, pero la suficiente como para que el pirata, aprovechando sus habilidades como bailarín, comenzara a girar sobre sí mismo mientras también giraba sus espadas. A su alrededor emergió una especie de cúpula de energía espiritual que logró bloquear los rayos que el dragón controlaba, para inmediatamente después recibir un fuerte golpe que rompió su barrera de energía espiritual —Myoga—, reduciendo su fuerza, pero sin impedir que fuera golpeado. El golpe le dio a la altura del oblicuo mayor de su abdomen derecho, estrellándolo contra el muro lateral del campo de batalla. El golpe fue tremendo, haciendo colapsar una pequeña parte de la estructura de aquella sección de las gradas.

La gente huía despavorida, llamándolos locos desconsiderados. Era extraño que en las situaciones más extrañas los sentidos se agudizaban más, ya fuera por puro instinto de supervivencia, o porque después de haber comido piedra —literalmente— tu mente se centra en otra cosa.

Aprovechando la polvareda creada, el pirata cuerpo del pirata comenzó a metamorfosearse en el híbrido perfecto entre el demonio alado que yacía en su interior y un ser humano, mientras que su cuerpo se envolvía de una energía espiritual de color azulada que se materializaba en forma de armazón clásico de samurái alrededor de su cuerpo. Su Dansetsu no Samurai era de un tono azulado, y quizás demasiado llamativa, pero a él le gustaba.

Sin decir palabra alguna, usando su vista de pájaro, localizó a Dexter. No le gustaba nada el ambiente tan lúgubre de aquel manto nivel que había convocado, así que creó un agujero que dejaba entrar el sol y el buen tiempo la arena de combate. Esa no era una batalla cualquiera, sino aquella que diría si estaba verdaderamente preparado para tomar el trono que su amigo, en ese momento contrincante, había dejado atrás por razones que no tenían nada que ver con ese encuentro. Era una batalla entre el fuego y la electricidad. Entre el todopoderoso dragón y el emergente suzaku. Entre amigos y rivales; al menos para Zane.

Flexionó sus piernas y se impulsó hacia Dexter, para atacarlo de frente; o esa era la impresión que quería darle. En cuanto estuviera frente a él, a una distancia de apenas unos diez metros lanzaría una doble onda cortante, de forma simultánea, aprovechando la misma fuerza del ataque para elevarse hacia arriba, agitar sus alas y envolverle de un fuego tan intenso que sería capaz de derretir hasta el oro, mientras descendía sobre él para darle un doble espadazo desde arriba.
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[Sexta Ronda] Zane D. Kenshin vs. Dexter Black Empty Re: [Sexta Ronda] Zane D. Kenshin vs. Dexter Black {Vie 8 Mayo 2020 - 12:10}

Si no fuese porque había visto a Zane sonreír tranquilamente tras los golpes iniciales habría pensado que eso debía doler, pero el pelirrojo tenía una tolerancia increíble. No sabía si era capaz de sobreponerse o simplemente no lo sentía, pero en cualquier caso era una habilidad peligrosa con la que debía tener mucho cuidado. Si bien el pelirrojo podía no ser tan fuerte como él, que su cabeza tal vez no procesase los estímulos del dolor como tal le confería un margen de resistencia mucho mayor, dado que, incluso pudiendo sobrevivir a un bombardeo, a él un simple corte seguía escociéndole. Aunque se sobrepusiera, para él existía un margen de colapso en algún punto que, aun sin conocerlo, temía vislumbrar.

Como era de esperar, Zane se levantó. Tras él la gente aplaudía, mientras sobre el pollo -detalle interesante de mencionar: había atravesado un par de metros de muro de contención- parte del público huía despavorido, gritando aterrado en una mezcla de confusión y miedo. Algunos proferían chillidos extrañamente racionales, llegando a escuchar Dexter un claro "desconsiderados" que le hizo soltar una carcajada, aunque no se dejó distraer completamente. El combate no había terminado y su cara aún dolía: No podía seguir encajando llamaradas, cosa que tanto el pirata como él sabían, razón por la que habría que ser tonto para, con semejante ventaja, no utilizarla.

Por eso recondujo su viento hacia el cementerio de armas, seleccionando entre los flujos de céfiro hojas limpias de cuchillos y espadas, evitando mangos y empuñaduras, haciendo que se arremolinasen en un círculo de aire entre ambos, pero muy cerca de él. Aquello estaba a punto de cobrar importancia, y mientras Zane terminaba de tomar la forma de un ave antropomórfica para envolverla en una armadura de samurái Dexter se agachó para coger una única empuñadura, que no sumó al torbellino que ya era casi más metal que aire, ahora solidificado por el toque de su mano.

El impulso de las ondas atravesó el improvisado escudo, pero no importaba demasiado. Aceptó los cortes en sendos hombros, debilitados tras atravesar el viento y el metal, clavándose en su piel apenas hasta formar una visible cruz apenas sangrante. La importancia de aquel escudo no residía tanto en lo que podía proteger, sino en lo que era capaz de arruinar.

Dejó de contener su Haki del rey y el metal poco a poco fue volviéndose polvo, calentándose por efecto del roce entre partículas y cargándose a fuerza de la estática. Cuando Zane cargó contra él, Dexter interpuso una masa de metal en polvo caliente y cargado entre ambos. Como metal desmenuzado era cortante, aunque dudaba que eso hiciese daño al pirata. En un principio había previsto sus llamaradas y pretendía formar un escudo, pero en su lugar había optado finalmente por, en cuanto las espadas se dirigían a él y su fuego lo cubría por completo, dejar que fuesen sus hojas las que quedasen inutilizadas. Con suerte, sería relativamente fácil.

Descargó electricidad desde sus manos y boca, aumentando aún más la temperatura de su idea hasta casi fundirla, pretendiendo enfundar las espadas de Zane en una masa de metales de baja calidad. Seguramente sus hojas no se fundirían, y más tarde podría quitárselo, pero si funcionaba habría conseguido obligar a su amigo a una lucha sin armas. Y, a puñetazo limpio, estaba seguro de que podría hacerle frente.

Para evitar ser ensartado por la simple fuerza del ave golpeó con su bastón para desviarle las armas, recibiendo un fuerte golpe a la altura del cuello que, fuera porque había ido bien su estratagema o porque recibió el impacto de la parte roma, solo le dejó un importante moretón. En cualquier caso se hizo a un lado para evitar cualquier forma de contra y mantuvo fija la vista en él, expectante.

Aquella jugarreta tenía una debilidad: Zane podía darse cuenta de que tenía mucha mayor facilidad para fundir todo aquel metal, además de resistencia al calor. Y aunque Dexter podía tratar de magnetizarlo para ejercer un leve control sobre él, siempre estaría en desventaja al no poder tocarlo, atravesarlo ni, a fin de cuentas, ser capaz de enfriarlo. A Zane le daba igual luchar en medio de metal fundido, pero para él planteaba una terrible desventaja. "A no ser...".

Desechó por un momento aquello. Era arriesgado y difícil, formando en su lugar un brazo adamantino que se replicó en diez copias de sí mismo, ilusiones todas. Sin embargo, todas podían hacer uso de aquella materialización de la voluntad. Las diez golpearon el suelo con furia, generando marcas de color violeta por todo el suelo, y Dexter se envolvió de un animus de viento de unos cuatro metros, evitando así tocar directamente el fuego de Zane. Era la primera vez que generaba un exoesqueleto de viento, y no se sentía del todo bien. Había aprendido a extender sus puñetazos y a saltar sobre el aire, pero era nuevo para él formar todo un armazón a su alrededor y se sentía algo torpe. No obstante corrió contra el pirata y trató de hacerle una llave para, manteniéndolo quieto en el lugar, un par de espinas de amatista lo ensartasen. Zane podía sobrevivir a aquello, y si conseguía tumbarlo contra el suelo tampoco lo soltaría hasta que le costase respirar.
Zane D. Kenshin
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[Sexta Ronda] Zane D. Kenshin vs. Dexter Black Empty Re: [Sexta Ronda] Zane D. Kenshin vs. Dexter Black {Sáb 9 Mayo 2020 - 21:58}

La abrumadora presencia del dragón se expandió por todo el estadio, haciendo que casi el total de los espectadores cayeran inconscientes por ello; quedando tan solo muy pocos con los ojos abiertos. Ante aquello, el pirata no pudo evitar sonreír, pues lo más seguro es que le fueran a culpar a él de eso. «Matas una vez a un gato y te llaman mata gatos. Duermes a tres o cuatro pesados en una guerra y ya te llaman flipao del haki», se dijo, mientras lo observaba desde una distancia prudencial, suspendido a algo más de un metro y medio de altura.

No se había dado cuenta hasta ese momento, pero tenía pequeños cortes repartidos por todo su emplumado cuerpo. No supo cómo le había atacado, pero la sangre brotaba por diminutas heridas que, pese a ser completamente superficiales, habían traspasado las partes más enjutas de la armadura que le otorgaba su Dansetsu no Samurai, mas no tardarían algo más de unos segundos en cerrarse; o eso era lo que esperaba. De mismo modo, la energía que también envolvía sus sables había sido cubiertos por metal candente, algo que no le gustó nada. Era consciente que con quitar materialización de energía de sus armas era suficiente como para quitar esa capa de metal de baja calidad, pero tenía otro plan muy distinto.

A su alrededor, abarcando un amplio radio de dos metros, formó un circulo de fuego azulado que aumento la temperatura del ambiente a niveles sobrehumanos, tales que una persona normal sería incapaz de soportar. Sin embargo, él no tenía en frente a alguien normal, así que no tenía que preocuparse por hacerle daño. Debido a eso, el metal que cubría sus espadas comenzó a derretirse, cayendo diminutas gotas al suelo. Así mismo, como si de una mala pesadilla se tratase, emergieron de la nada una decena de Dexters, haciendo que su mente evocara una pesadilla que había tenido hacía varios años, que en resumen consistía en muchos dragones y una espalda que se rompía y se curaba constantemente. ¿Habría sido eso alguna especie de premonición? El pirata esperaba que no. A lo largo del torneo se había enfrentado a otros capaces de crear dobles, y al igual que con el calvo era incapaz de saber cuál era el auténtico. Sabía de las habilidades de su oponente, pero no por ello era capaz de sobreponerse a ellas.

—Su puta madre —masculló para sus adentros, adoptando una pose defensiva con la guardia baja, mientras agitaba sus alas.

Todos golpearon el suelo de forma simultánea, haciendo que brotaran en el suelo una gran cantidad de pinchos de color violeta. Eran grandes, demasiado grandes, y algo en su interior le decía que no era buena idea acercarse a ello. Rápidamente, giró sobre sí mismo, estando el metal que rodeaba su armadura de energía espiritual en estado candente, para darle a todos los clones y saber dónde estaba el auténtico. Pero cuando lo supo, ya era tarde. El único solido se abalanzaba sobre él a gran velocidad, trató de cogerlo y haciendo acopio de su fuego se impulsó hacia un lado, con la mala fortuna de ser atravesado por una de aquellos pinchos. Sintió como se le clavaba en la parte baja de la espalda, chocando contra el hueso de su pelvis y haciendo que gritara de dolor, aunque su mente tan solo podía pensar que había estado a pocos centímetros del ojo que no ve la luz; y eso sí que habría sido una putada.

Aplicando fuego en la parte trasera de su cuerpo a modo de “cohete”, se elevó hacia el cielo. Miró el clavo y pudo contemplar su sangre, incluso sus ropas estaban manchadas de rojo; aunque eso era muy lógico si le habían herido. Notaba molestias al moverse, incluso estando en los cielos, pero sabía que si quería tener alguna ventaja tenía que hacer que el dragón se elevara también. ¿Y qué mejor invitación que una onda cortante de gran calibre? Estaban todos y cada uno de los Dexters en el suelo, y junto a ellos el original. Seguramente fuera el que estaba más cerca del pincho que casi lo había desvirgado, pero también podría haberse entremezclado con los otros.

En el aire comenzó a danzar como pudo, notaba mucho dolor con cada movimiento, que se trasladaba tanto a la pierna como a la espalda, pasando también por el abdomen. Eran movimientos dignos del peor de los bailarines de ballet, mientras que una energía de color rosada envolvía su cuerpo, así como sus espadas. Llegados a cierto punto, con una pirueta, hizo un movimiento circular con sus brazos y lanzó la que, seguramente, fuera una de sus ondas cortantes más destructivas. Estas tratarían de girar a gran velocidad en círculos, atravesando a todos y cada uno de sus contrincantes, mientras se cerraban sobre el campo y cortaba todo lo que se encontraran por delante. Ese era el poder del Okama Samurai Kenpo: Okama Mugetsu.
Gareth Silverwing
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[Sexta Ronda] Zane D. Kenshin vs. Dexter Black Empty Re: [Sexta Ronda] Zane D. Kenshin vs. Dexter Black {Mar 12 Mayo 2020 - 17:03}

Buenas, soy Arthur y esta tarde les atenderé sirviendo sonrisas y lágrimas a partes iguales. Tienen el salero a un lado por si les no les satisface el menú de hoy, así que podrán solicitar que les aderecen de nuevo esta moderación. A estas alturas y, tratándose de vosotros, creo que ya estáis más que familiarizados con los criterios de moderación, así que voy a pasar a exponer mi conclusión.

Victoria bélica: Combate inconcluso. 0 Puntos.

Narración y estilo: Ambos habéis realizado el combate con una narrativa entretenida, os habéis ceñido a vuestro estilo y habéis respetado la psicología de vuestro personaje, hasta el punto de hacer progresar la relación entre estos. Es ese pequeño detalle el que me ha llamado más la atención. Me gustaría dejar este apartado en un empate, pero Zane ha pegado un par de veces un patinazo que ha hecho que pierda en este apartado. Puede que no te hayas dado cuenta, pero ha habido un par de veces que cambiabas de primera a tercera persona en medio de la narración. Por lo tanto 2 puntos para Dexter.

Originalidad y entorno: No voy a mentir, si bien amos habéis hecho un uso más escénico del entorno, es Dexter quien ha marcado la diferencia con su defensa, al crear esa nube de polvo metálico y fragmentos de armas para estorbar a Zane y tratar de anular sus espadas. 2 Puntos para Dexter.

Asunción de daños: Sin objeciones en este apartado. Buen trabajo. 0 Puntos.

Pulcritud de escritura: Ambos habéis tenido post bastante largos y, por lo general, bien escritos. Pero como dice el dicho "Quien tiene boca se equivoca". Zane, le tengo que dar de nuevo la ventaja a Dexter, su escritura ha sido impoluta, mientras que han sido pequeños gazapos los que te han perjudicado, como olvidarte de poner el plural en alguna palabra o un par de acentos que he contado que faltan. Son fallos que, en este caso, quiero atribuir a una escritura algo apresurada, ni de lejos graves, pero sí los suficientes como para marcar una diferencia. 1 Punto para dexter.

Faltas: Ninguna que tenga que señalar.

Resultado: Ganador Dexter, obtiene 3 puntos de cara a la clasificación.
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