Just another morning [Brianna - Ivan] [Privado]

¿En qué momento había empezado a levantarse temprano? Menudo desperdicio, pasar la noche durmiendo... salió de la cabaña y observó la costa de Jaya bajo la luz del amanecer. Había alquilado una pequeña casa en las afueras para pasar allá un par de semanas con Brianna antes de seguir viajando. Había decidido enseñarle a defenderse por sí misma y a usar algún truco. Tal vez podía enseñarle el haki de observación. Podía serle bastante más útil que el de armadura dado que no era una persona robusta de cuerpo y dudaba que su estilo fuese a ser irse al cuerpo a cuerpo.

Una vez fuera de la casa se puso a coger latas y colocarlas encima de una valla. Luego calculó unos siete pasos largos desde esta y trazó una línea en el suelo. Esa podría ser una buena distancia para una novata para empezar a aprender a usar pistolas. Le había conseguido una de poco calibre para practicar, porque con sus desert eagle de calibre 50 iba a acabar dándose un tortazo con el retroceso. En realidad las armas de mano con calibres tan altos solo eran prácticas para gente con fuerza monstruosa como él, pues para una persona normal le hacía falta usar ambas manos y tenían tanto retroceso que no les era viable disparar una buena cadencia manteniendo la precisión.

Iba solo con unos pantalones cómodos. No le hacía falta mucho más mientras no fuesen a moverse de allí, y en Jaya el clima era bastante cálido. Lo único que llevaba a parte de eso era la sortija lunar en su mano derecha y la Hoja Negra, su nueva daga, al cinturón. Aunque estuviese en lo más parecido a unas vacaciones que podía tener, desarmado se sentía desnudo. Irónico dada su tendencia a ir mostrando su pecho al aire. Mientras esperaba a que Brianna saliera se sentó en el porche y cogió un botellín de cerveza que había sacado de la casa. Le quitó la chapa con la mano y le dio un buen trago, aliviado por el frescor de la bebida.

Estaba completamente dormida, gracias a Ivan hace tiempo que no tenía pesadillas aunque cuando él no estaba volvían a atormentar sus sueños. Por suerte ahora estaba Kodlak que solía acompañarla por las noches como si fuera un enorme peluche que la cuidaba cuando dormía. Gracias a eso al sentirse más segura y protegida las pesadillas eran menos terribles y más soportables. Se removió un poco al no sentir el cuerpo del vampiro junto a ella y lo busco por la cama con la mano. Al no sentirme allí suspiro y termino por levantarse adecentándose un poco.

No le costó demasiado encontrarlo, después de todo la cabaña no era muy grande y en cuanto paso por una ventana pudo verlo fuera. Bostezo levemente y salió para encontrarse con él. Se acercó y le abrazo por la espalda enterrando su cara en la espalda del vampiro — ¿Qué haces levantado tan temprano? — su voz sonaba aún algo adormilada mientras poco a poco se iba espabilado. El sol que iba saliendo poco a poco se estaba encargando de hacer de las suyas para terminar de conseguir que la mujer despertase.

Hacia tanto tiempo que no pasaba unos días con Ivan que se le hacía extraño, casi como si fuera un sueño del que obviamente no quería despertar. Sin embargo allí estaba, a su lado, podía sentirlo y eso la aliviaba bastante. Se notaba que le había echado mucho de menos y que ahora mismo no quería separase de su lado por nada del mundo.

La escuchó llegar antes de notar sus brazos. Sonrió tiernamente y dejó la botella en el marco de la ventana, para luego girarse hacia ella y devolverle el abrazo. La había echado muchísimo de menos. Era cierto que le gustaba la acción, no podía negarlo. Aquellos viajes con Dark le habían permitido estirar las piernas, enfrentarse a algunos rivales duros y reírse bastante. Pero las noches habían sido diferentes. Le faltaba su Luna para iluminarlas. La estrechó entre sus brazos y buscó sus labios con los suyos, acariciándoselos suave y cariñosamente. Tras eso, le susurró al oído:

- Te he echado de menos.

Tras apretar sus brazos una última vez, se apartó y le dedicó una sonrisa feliz y calmada. Sus manos pasaron por sus hombros al separarse, acariciándoselos. Olía un poco a lobo, tanto ella como la casa. No era que le desagradara tener a Alistar y a su compañero peludo por ahí, aunque una parte egoísta de él hubiese preferido tener a Brianna para sí sola. Sin embargo se sentía muy agradecido al hombre porque la hubiese cuidado en su ausencia. De todos modos en ese momento no parecía andar por la casa, o por lo menos su aroma no era muy reciente.

- Estaba pensando en que tal y como han ido las cosas últimamente, igual lo mejor sería enseñarte a protegerte. Hasta ahora hemos tenido suerte y o estaba yo, o Alistar, o lograste escabullirte. Sin embargo, no somos infalibles. Es posible que el día de mañana te sorprendan cuando no estemos cerca y tengas que valerte por ti misma.

No le gustaba demasiado tener que decirle algo así a Brianna, pero era la verdad. Las verdades eran duras, espinosas y difíciles de tragar, pero eran mejores que una mentira reconfortante. Y de todos modos, la idea de pasar tiempo con ella fuese entrenando o haciendo lo que fuera le resultaba muy atrayente.

- Podemos intentar pensar y ayudarte a aprender nuevas maneras de usar tu akuma no mi... también había pensado en enseñarte a usar una pistola, o, ¿has oído hablar del haki?

Sentir sus brazos rodeando su cuerpo la hizo suspirar de gusto y acurrucarse un poco más. Sin embargo cambio un poco la postura al sentir como Ivan buscaba sus labios. Cerró los ojos y correspondió disfrutando de aquel suave tacto tan agradable y tierno entre ambos. Sonrió en el momento en que le escuchó susurrar que la echaba de menos, ella también le había echado mucho de menos y así se lo hizo saber — yo también te eche mucho de menos Ivan, estaba preocupada, tantos días sin saber de ti… — no podía evitarlo, sabía que se exponía a muchos peligros y eso la ponía nerviosa.

Sin embargo confiaba en la fuerza y en las habilidades del vampiro, aún así era imposible que la mujer no se sintiera un poco ansiosa cuando no recibía noticias suyas. Ante sus palabras sintió un poco de miedo, pero lo entendía, sabía que tenía razón pues si Alistar no hubiera estado allí aquel día seguramente la hubieran terminando capturando y eso hubiese sido una completa catástrofe. Suspiro un poco y asintió algo más tranquila gracias a sus caricias — está bien, me parece una buena idea eso de entrenar, me vendría bien saber defenderme un poco aunque sea — no es que quisiera meterse en peleas pero al menos poder cuidarse si los albinos no estaban.

Y si, con albinos se podía referir tanto a Ivan, como a Alistar y sin olvidarnos de Kodlak que también era albino, un lobo, pero un lobo albino. Desde luego últimamente la rodeaban los albinos y tampoco se quejaban, por el momento todos habían sido muy buenos con ella. Ante su pregunta sobre el Haki arqueo una ceja sin saber muy bien que era eso — ¿Haki?— la verdad es que no tenía ni la menor idea de que hablaba. Nunca había escuchado sobre algo así y por lo tanto no podía darle una respuesta afirmativa a su compañero. La idea de entrenar su akuma y de encontrarle nuevos usos le gustaba mucho, lo de entrenar con una pistola ya no tanto, eso le daba un poco de miedo aunque suponía que no tenía por qué usarla salvo en casos de extrema emergencia o necesidad.

¿No sabía lo que era el haki? Por un lado supo que no debía sorprenderle, pues realmente la gente fuera de Grand Line no solía saber lo que era. Incluso dentro de Grand Line la gente normal no lo sabía. Sin embargo estaba tan acostumbrado a moverse en unos ambientes donde el haki era tan natural como respirar que parte de él se sorprendió de todos modos. Sin embargo era un buen punto por donde empezar el entrenamiento. Sonrió y le hizo un gesto para que le acompañara, saliendo del porche y dirigiéndose al pequeño terreno vallado en torno a la casa. Había un par de árboles frutales, césped y algunas flores silvestres.

- El haki es una energía natural que emana de todos los seres vivos. Es una manifestación de la fuerza de voluntad, de los deseos profundos y emociones. Teóricamente cualquier ser vivo puede desarrollarlo, aunque nunca he visto a un arbusto usarlo - sonrió divertido - pero sí he visto animales capaces de usarlo.

Apretó el puño derecho y alzó el brazo, concentrando su haki de armadura en este. Todo el antebrazo se volvió de color negro metálico, destellando bajo el sol.

- Hay tres formas de haki: busoushoku haki o de armadura, kenbunshoku haki o de observación y haoshoku haki o del rey. Este es el haki de armadura. Crea una protección en torno a ti o un objeto volviéndolo más resistente, pero también puede usarse para volver más potente un golpe. También es posible crear una barrera invisible cuando eres lo bastante hábil. Observa.

Desenfundó la Hoja Negra y la lanzó al aire, calculando para que cayese sobre él. Entonces alzó la mano hacia la daga y expandió su haki frente a él. Cuando el arma estaba a unos pocos centímetros de su mano, rebotó en el aire y cayó inofensivamente al suelo.

- Esto último no es algo que se aprenda a hacer de un día a otro. Me ha llevado años empezar a manifestar mi haki de armadura de esa manera, aunque nunca ha sido mi especialidad - recogió la Hoja y se la guardó - Luego está el haki de observación o visión. Es la capacidad de extender tus sentidos y percibir al resto de seres vivos con tu mente. Cada ser vivo tiene una "Voz" vital. Este haki lo que hace es escucharlas y diferenciar pequeñas de grandes, agresivas de calmadas e incluso puede avisarte de peligros inminentes mediante predicciones. Con la bastante habilidad puedes incluso aprender a percibir los rasgos de la personalidad del resto y sus emociones.

Se concentró y extendió su mente, percibiendo todo lo que les rodeaba. Cerró los ojos y fue buscando las Voces, centrándose en sus posiciones.

- Alguien está recorriendo el camino al otro lado de la colina - dijo sin abrir los ojos - Está cansado y se siente algo hastiado. No es un combatiente ni alguien fuerte. Probablemente un lugareño de camino al trabajo.

Ivan pareció sorprendido ante su negativa y por un momento se sintió un poco nerviosa tal vez, ¿Era algo que debía saber o que era de conocimiento general? Por el momento simplemente guardaría silencio y atendería a las indicaciones que le estaba dando Ivan sobre lo que eran los hakis. La verdad es que sonaban bastante interesantes y útiles y si era capaz de usar alguno definitivamente le vendría bastante bien para poder protegerse mejor de aquellos que quisieran hacerle cualquier tipo de mal. Podría protegerse o ver venir las intenciones de aquellos que se le acercarán, era algo que de alguna forma lograba llamar su atención bastante.

Al ver su demostración no le gusto mucho que lanzará la daga de es manera pero se sorprendió al ver que está no le hacía nada cuando él usaba su haki. Cuando le describió un poco más el haki de visión sintió qua ya había sentido algo así en algún momento. En el momento en que la carrera se ha Ia truncado un poco y se habían visto frente a un poderoso enemigo como fue Lula. Cuando aquel hombre la tenía casi atrapada ella sintió algo, una especie de voz o de impulso que le decía que debía apartarse. No sabía si aquello había sido haki o mero instinto de supervivencia pero al menos la ayudaba a entender de qué hablaba el vampiro.

— Ya veo, parece algo muy útil, pero ¿Crees que podré usarlo? Nunca había oído hablar de ello y la verdad es que no sé si tendré la capacidad necesaria para eso — aunque no era una mujer que se rindiera fácilmente y estaba dispuesta a entrenar hasta conseguirlo o hasta desfallecer en el intento por puro cansancio. Se preguntaba cual de esos hakis sería mejor para ella. Seguramente el de observación, parecía el más indicado o al menos el que mejor le vendría, si podía usarlo averiguaría quien se acercaba a ella con malas intenciones y quién quería ayudarla o no representaba una amenaza.

— Entonces…¿Quieres que probemos con eso? — no estaba segura de que tenía que hacer, pero esperaba que Ivan le diera unas directrices, después de todo había sido el quien se había ofrecido a entrenarla y en cierta forma eso le daba más confianza pues sabía que él se esforzaría tanto como ella para que aprendiera, por qué le importaba que se mantuviera a salvo y eso siempre era un punto a favor. Esperaba que aquel entrenamiento una vez finalizado diera sus frutos y consiguiera ser algo más resolutiva a la hora de defenderse de sus perseguidores.

- Aún queda uno del que no te he hablado - contestó con una sonrisa - El haki del rey es el más raro de los tres. Mientras que con el suficiente entrenamiento cualquiera puede usar el de armadura o el de visión, solo unos pocos tenemos la capacidad de usar el haki del rey. Tenerlo implica tener una fuerza de voluntad inquebrantable. Con el, se puede hacer huir a los animales, hacer que aquellos de voluntad inferior queden paralizados del miedo o se desmayen o incluso destruir el terreno a tu alrededor.

Miró a una roca cercana del tamaño de un perro. Levantó la mano derecha hacia ella y centró su voluntad, liberando una parte de su poder. Tuvo cuidado de limitarse a la zona de la roca para no afectar a Brianna. El suelo tembló y la piedra se agrietó y quebró en tres pedazos.

- Esto no es algo que se pueda enseñar a despertar. Si estás predestinada a tenerlo, un día lo descubrirás. Si llegase el caso, te mostraré cómo se usa. En cuanto a los otros... creo que probablemente el mejor para ti sería el kenbunshoku. Ten paciencia contigo, porque despertarlo lleva un tiempo. Ahora, cierra los ojos. Céntrate en tus otros sentidos e intenta percibir lo que te rodea. La sensación que deberías tener es de tu conciencia expandiéndose y percibiendo lo que te rodea...

En realidad no esperaba que lo lograse tan pronto, porque nadie despertaba un haki conscientemente. En su lugar pretendía forzarla a hacerlo tal y como le había enseñado Thelor: mediante la indefensión. Cuando él había tenido que aprender a usar el kenbunshoku, había entrenado vendado, enfrentándose en duelos de esgrima con su maestro sin usar los ojos. Era el haki que peor se le había dado al principio, así que había sido un entrenamiento duro y pesado. Siendo sinceros, se había llevado algunas heridas bastante dolorosas y feas, pero al final lo había logrado. Tras pensar en eso, sonrió para sí y cogió una piedra pequeña. Entonces la lanzó contra Brianna con muchísima suavidad... para sus estándares, claro. En realidad probablemente le dolería y haría un moretón si no la evitaba.

Al parecer el más potente de todos era el Haki del Rey, pero era un poder bastate más complejo de lo que parecía en un inicio. Era algo que no se podía entrenar o despertar por voluntad, más bien era algo que tenías o no tenías dentro y eso era algo realmente complicado de descubrir. Por su parte estuvo de acuerdo en la idea de que el haki que él había denominado como visión era el más adecuado para ella. Cerró los ojos y se concentró tal y como había dicho Ivan, no sabía que debía esperar o que debía empezar a sentir pero de nuevo le vino a la mente aquel momento en la carrera. ¿Era posible que ella hubiera sentido eso que él llama haki en ese momento?

Por ahora intentaba concentrar sus sentidos y ver si lograba percibir algo tal y como le había pedido el vampiro. Estaba relajada, pensó que lo mejor era estar serena y no pensar en nada tal vez de esa forma fuera más sencillo. De repente algo la hizo arrugar la nariz y apartarse de dónde estaba. De nuevo esa sensación, esa vocecita susurrándole que debía quitarse de dónde estaba o podría sufrir una herida o un golpe. Fue entonces que abrió los ojos y miro al albino intentando averiguar que había pasado exactamente y por qué su cuerpo se había movido solo de aquella manera.

— ¿Qué ha sido eso? ¿Qué ha pasado? — se la notaba bastante confundida y sorprendida. Aún no entendía del todo bien que era esa sensación que notaba y que la obligaba a moverse, lo sintió con Lula y lo había sentido ahora mientras mantenía los ojos cerrados. ¿Tal vez una amenaza se había lanzado a por ella? Pero no era posible ¿Verdad? Estaba allí sola con Ivan y él parecía tranquilo así que tenían que ser imaginaciones suyas. Seguramente se lo había imaginado por el echo de estar entrenando con él y las ganas de aprender cosas nuevas. Brianna era alguien muy activa a la hora de aprender y nunca tenía suficiente, le gustaba mucho esforzarse y conseguir resultados rápidos aunque a veces se excedía un poco.

Se sorprendió bastante al verla moverse instintivamente. ¿Se había imaginado sus intenciones? No, parecía tan sorprendida como él. Y tras tantos años, sabía reconocer el haki cuando lo veía. Ahora la pregunta era, ¿acababa de despertarlo o ya lo había hecho hace tiempo y no era consciente? Una piedrita desde luego no parecía un motivo para sacar a relucir por primera vez el kenbunshoku... salvo que Brianna tuviera un talento natural.

- Guau, no esperaba que lo lograses a la primera. Te lancé una piedra, pero la has esquivado, ¿no te has dado cuenta? - se encogió de hombros - Creo que es posible que ya hubieras despertado tu haki en algún momento pero no te hayas dado cuenta. En fin, es evidente que el kenbunshoku es lo tuyo, así que te enseñaré a usarlo en las próximas semanas.

Se acercó al porche y cogió una pistola de pequeño calibre que había dejado. La había comprado explícitamente para entrenar a Brianna. Se acercó a ella y se la entregó.

- Ya que tienes talento para el haki, ahora vamos a probar qué tal se te dan las pistolas. No creo que sean de tu agrado, pero está bien poder usarlas cuando las necesites.

Sacó su propia desert eagle y empezó a enseñarle cuáles eran las partes de una pistola, cómo se llamaban, para qué servían y cómo montarla, desmontarla, recargarla y limpiarla. Tras eso la llevó al pequeño ring de tiro que había preparado. Para una principiante era una distancia suficiente para que practicara. Unos cinco metros hasta los blancos.

- Intenta darle a las latas. Agarra la pistola con ambas manos. Debes alinear el alza, el punto de mira y tu objetivo. Un consejo: antes de disparar regula tu pulso conteniendo tu respiración y cuando estés lista, suelta el aire mientras aprietas el gatillo.

Al parecer por lo que decía Ivan, seguramente ya hubiera despertado el Haki en algún momento y estaba casi segura de cuando fue, aunque eso se lo contaría después. No parecía querer saberlo puesto que no le había preguntado y por el momento prefería centrarse en el entrenamiento así que seguiría sus indicaciones y sus instrucciones para poder continuar con la empresa que habían iniciado aquella mañana. Esperaba que el entrenamiento diera sus frutos, no quería decepcionar a Ivan demostrando que no podía valerse por si misma, aunque había cogido bastante confianza gracias a su paso por la carrera, se había dado cuenta de que era una persona bastante competente y que podía hacer más de lo que creía inicialmente.

Miro la pistola y la cogió, la verdad es que no estaba del todo segura de saber usarla, pero no se quejaría, simplemente prestaría atención a las palabras de Ivan para ir poco a poco aprendiendo sobre aquella arma. Fue asintiendo mientras él le mostraba todas las partes de la pistola y le decía como debía y como no debía utilizarla, también le explico como debería apuntar y después como se accionaba el gatillo. Brianna presto tanta atención que parecía que por un momento le iba a salir humito por la cabeza, pero era una chica aplicada y buscaba aprender cuanto antes todo lo que le contaba, aunque seguramente tendría que preguntar un par de veces más algunos de los nombres que le había dicho el vampiro. No le daba tiempo a quedarse con todo, pero estaba entusiasmada con la idea de ponerse a investigar después ciertos proyectiles de diferente estilo para aquella pistola.

¿Podría hacer una bala explosiva? ¿Tal vez una que suelte descargas eléctricas cuando toque al objetivo? Todo aquello se le iba acumulando en la cabeza y un montón de ideas le surgieron según iba meditando sobre el mar de posibilidades que se abría para ella. Pero dejo esas ideas de lado por un momento para luego mirar a su compañero y luego las latas — no me parece del todo bien que me tirases una piedra, pero te lo pasare por esta vez...  — le saco la lengua divertida y volvió a fijar su vista en las latas. — ¿Quieres que intente darle una lata? — cuando recibió su respuesta intento apuntar tal y como le había indicado el albino, respiro hondo y luego dejo de hacerlo y justo cuando dejo salir el aire apretó el gatillo y disparo.

Le devolvió una sonrisa traviesa y cruzó los brazos, observando cómo lo hacía. Tomó nota de cómo se posicionaba y empuñaba la pistola para luego corregirle y por ahora mantuvo el silencio. El disparo estuvo bien apuntado y dio a la lata, derribándola. Desde luego tenía bastante puntería de manera natural, no debería tener problemas en aprender a disparar bien. Aplaudió con una sonrisa.

- Eres una caja de sorpresas. Podrías llegar a ser una tiradora muy hábil si quisieras. De todos modos, ten cuidado con la manera en que sujetas la pistola, o el retroceso puede jugarte una mala pasada.

Se puso tras ella y le sujetó los brazos, colocándoselo en la posición correcta e indicándole cómo debía sujetar la pistola y la forma más eficiente de apuntar para minimizar el retroceso y poder volver a disparar de inmediato. Aprovechó para pegarse bastante a ella y acariciarle suavemente mientras le colocaba los brazos.

- Intenta darle a las dos que quedan sin perder mucho tiempo entre un disparo y otro. Si evitas que el retroceso te mueva mucho la pistola, puedes cambiar de objetivo y volver a disparar sin perder demasiado tiempo.

Espero a que terminara. No tenía intención de perder mucho tiempo en las pistolas; el haki requería más supervisión, mientras que si pillaba la idea de cómo usarlas podía seguir practicando en otros momentos. Con que le corrigiera de vez en cuando la forma de usarla y revisara sus progresos sería suficiente.

- Cuando acabes iremos al pueblo. Ya que ya tienes la capacidad de usar el haki de visión, voy a enseñarte a usarlo para percibir las intenciones de otros.

Le parecía la mejor opción para Brianna. Si podía percatarse de quiénes tenían malas intenciones hacia ella antes de que pudieran actuar, podía simplemente escabullirse por una puerta. También le enseñaría a usar el haki para percibir amenazas, claro, pero la doctora tenía una personalidad pacífica y probablemente preferiría antes aprender a evitar los conflictos que a meterse de cabeza en ellos. La observó con cariño y volvió a sonreír, esta vez con un gesto calmado y puro.

Por un momento se sintió emocionada cuando comprobó que había conseguido darle a la lata. No sabía si había sido pura suerte o si realmente había conseguido darle por que tenía buena puntería, pero estaba dispuesta a averiguarlo. Quería volver a disparar pero antes escucharía las explicaciones e indicaciones de Ivan, después de todo estaba allí para enseñarla y corregirla. Le indico entonces que disparase de nuevo, en esta ocasión intentando derribar las dos latas que quedaban e intentando tardar lo menos posible entre una y otra. Sobre ese tema ya no estaba tan segura, le había costado un poco apuntar al principio, pero intentaría hacerlo lo mejor posible.

Se preparo, cargo la pistola como le explico el vampiro y después se puso en posición apuntando primero a una lata. Suspiro un par de veces y disparo y después intento disparar a la otra, sin embargo le costo un poco apuntar y aún así el disparo tan solo rozo la lata. Tenía que mejorar un poco sus reflejos o al menos el movimiento a la hora de realizar varios disparos seguidos. Se giro a ver a Ivan con una carita triste y con unos ligeros pucheros. No esperaba acetar a todo a la primera, si fuera posible sería una mujer maravilla. Pero por el momento no daba indicios de serlo, excepto que era una chica bastante aplicada.

— Bueno, parece que esta vez se ha resistido — en aquel momento no sabía si debía devolverle la pistola a Ivan o quedarsela, se suponía que ahora era suya, pero como no sabía usarla bien aún no quería exponerse demasiado tampoco. Una vez que terminaron ese ejercicio se dispusieron a ir al pueblo así que ambos se arreglaron un poco para poder poner rumbo al interior de aquel lugar. Después de todo ella no podía ir en pijama y el vampiro no podía ir descamisado aunque, técnicamente iba muchas veces así por lo que no sería un gran cambio. Con cierto mimo cogió al vampiro de la mano para caminar hacía el pueblo, hacía tiempo que no estaba con él y quería estar cerca, cuanto más cerca mejor. Entrelazó sus dedos mientras sonreía, se la notaba contenta, realmente contenta de estar junto a Ivan en aquel momento y quería disfrutar al máximo de su tiempo juntos.

Cuando hizo pucheros, Ivan se acercó a ella y la estrechó entre sus brazos, dándole un gran beso en la frente. Tenía talentos, pero era impaciente. No podía esperar que todo le saliese bien al primer intento. Le acarició la espalda cariñosamente y le susurró al oído:

- Eh, tranquila. Lo haces muy bien. Era un ejercicio complicado para una novata y aún así ha logrado dar a una y rozar la otra.

Tras eso se fueron al interior de la cabaña para cambiarse e ir al pueblo. Ivan aprovechó para darle un pellizco en el culo mientras se cambiaba, con una sonrisa traviesa. Él por su parte se limitó a ponerse unos zapatos cómodos en lugar de las botas y una camisa blanca, aunque no se molestó en cerrarla. Por precaución, además de llevar la Hoja Negra al cinturón, se guardó una daga en la manga izquierda. Nunca iba desarmado si podía evitarlo. Sin embargo cualquier clase de preocupación se esfumó cuando salieron al camino y Brianna le agarró de la mano derecha. Sonrió cálidamente, contento.

- Me alegro de estar así contigo. De hecho... qué diablos. Hay tiempo a entrenar. ¿Quieres coger unas botellas de algo y tirarnos en la hierba fuera del pueblo?

La miró, feliz. Echaba de menos esos momentos con ella. El mes que pasaron viajando desde Hallstat habían sido perfecto. Tranquilos, sin grandes preocupaciones, simplemente disfrutando de la presencia del otro. Echaba de menos eso.

El abrazo de Ivan la hizo suspirar como una niñita completamente enamorada. Realmente le había echado de menos y aún no se creía que estuvieran juntos tras tantos días separados. Se acurruco un poco mientras sentía sus labios en su frente, aquel beso la hizo sonreír. Una vez estuvieron listos y se pusieron rumbo al pueblo Brianna dejo salir una risita cuando escucho la idea de su pareja. Definitivamente le parecía una idea maravillosa, que los dos pudieran tomarse un rato para estar los dos juntos sin nada más que hacer que disfrutar de su mutua compañía y del cariño que se profesaban el uno al otro.

Asintió sin perder la sonrisa mientras llegaban al pueblo — me parece una idea maravillosa, pero no intentes emborracharme Ivan Markov, no se como puede salir eso — dejó salir una dulce risa mientras sus pasos les guiaban hasta una tienda donde podían comprar algunos tentempiés y algo de beber para hacer un picnic en alguna zona de Jaya. Una vez dentro de la tienda dejo que sus ojitos se se movieran por todas partes mientras cogía unas bolsas de snacs y unos sándwiches. Dejo que Ivan cogiera la bebida aunque le miraba de reojo esperando que fuera bueno y no quisiera emborracharla. Brianna no era una persona que soportase demasiado bien el alcohol y la verdad es que prefería estar cuerda para disfrutar el tiempo a su lado.

Cualquiera que los viese no dudaría en que eran una parejita de lo más feliz. En cierta forma, Brianna desearía que Ivan siempre estuviera junto a ella, que pudieran disfrutar de una vida tranquila los dos juntos. Pero también sabía que él tiene sus aspiraciones y deseos, sueños que debe cumplir y por su parte, ella misma tiene unas metas y unos deseos que quiere cumplir. Por ese motivo evitaba decirle ese tipo de cosas al vampiro, sabía que escucharla decir esas cosas podría hacerle daño por que muy seguramente él sentía lo mismo pero tenía que contenerse para cumplir sus objetivos. Por ese motivo aprovechaba cada segundo que estaba a su lado para crear buenos recuerdos entre ambos.

Le sonrió traviesamente antes de entrar en la tienda, y se fue a ver las bebidas. Le tentaba la idea de coger alcohol, o incluso mejor, meterle alcohol en una botella que aparentase ser de otra cosa. Sin embargo decidió ser bueno. Estaban allí para pasar el tiempo juntos y divertirse. Echó un vistazo al estante, desordenado y con las botellas mezcladas. No tenía mucha idea de qué era cada cosa porque casi todo era casero y no tenía ninguna clase de marca o etiqueta, así que procedió a usar el olfato para identificar las bebidas. Al final acabó cogiendo dos botellas de zumo de manzana.

- Cóbrame todo - dijo al tendero.

Consideró que hubiese sido poco apropiado hacerle apagar a Brianna. Al fin y al cabo, era él el que tenía tantísimo dinero que no sabía qué hacer con él. Al menos hasta que tuviese Dark Dome. Llegado ese punto tendría más gastos que dinero hasta que hubiese logrado reformar la estructura de la ciudad hasta que cumpliese con sus objetivos. Y comprar un desayuno y dos botellas de zumo era menos que calderilla para él. Una vez el tendero le dijo el precio (apenas ochocientos berries), dejó un billete de mil en la mesa, cogió la bolsa con la mano izquierda, se cargó a Brianna al hombro derecho y salió de la tienda.

- Hala, nos vamos.

Sin hacer caso a probables quejas y con una sonrisa traviesa, se la llevó a cuestas hasta la colina. De un salto recorrió toda la distancia entre el pie de esta y un punto cercano a la cresta, aterrizando sobre una enorme roca. Aquel parecía un buen sitio. Dejó a la morena en el suelo y le robó un beso en la mejilla. Tras eso apoyó la bolsa en el suelo y se tumbó, cruzando las manos tras la nuca.

- ¿Y si jugamos a los acertijos? - le echó la lengua - Hablo sin boca y oigo sin oídos. No tengo cuerpo, pero vivo con el viento. ¿Qué soy?

Después de comprar los snaks y los sándwiches se reunió con Ivan para ver que había comprado para beber. Aunque siendo sinceros no se fiaba del todo, por que bueno, las botellas eran bastante opacas y no tenían ni una sola etiqueta para saber lo que contenían. Sin embargo no había vuelta atrás y tenía que fiarse del vampiro. Aunque si de algo estaba segura es de que Ivan jamás le haría daño, así que no tenía que temer nada cuando estaba a su lado. Dejo que el albino pagara lo que habían comprado y se dispuso a salir con él de la tienda. Sin embargo él tenía otros planes.

Se la cargo al hombro y se la llevo como si fuera un saco de patatas. Brianna no pudo hacer otra cosa más que reír ante aquella forma que tenía el vampiro de llevarla — Ivaaaan, ¿que va a pensar la gente si me llevas así? jejej parece un secuestro — pero como sabía que luchar contra él era imposible pues simplemente se dejo llevar para ver donde iban. Tras un salto el vampiro se colocó en lo alto de lo que parecía ser una colina y al fin la dejo bajar de su hombro. Brianna coloco las manos en su cintura como si fueran las asas de una vasija mientras lo veía tumbarse tan campante.

— Con que esas tenemos ¿verdad? — se rió y entonces se colocó encima suya justo antes de darle un beso en los labios y después acurrucarse a su lado. El sol golpeaba suavemente sus cuerpos mientras se acurrucaba ligeramente sobre él disfrutando de la tranquilidad. — Me gusta estar así contigo... — cerró por un momento los ojos mientras se acurrucaba. Escuchó aquella especie de acertijo que le había propuesto el vampiro y pareció meditarlo por un momento — veamos...habla sin boca y oye sin oídos...y tiene vida con el viento — repaso en su mente varias veces el acertijo y entonces sonrió. — ¿Podría ser...el eco? — espero una respuesta por parte del albino y entonces pensó ella en uno. — Entonces me toca, Tengo ciudades, pero no casas. Tengo montañas, pero no árboles. Tengo agua, pero no peces. ¿Qué soy yo? —. Ahora le tocaba adivinar al albino y Bri apoyada sobre su pecho le miro a la carita esperando a ver si lo acertaba.

Tras unos minutos en completo relax y mientras aún jugaban a los acertijos la doctora se levanto y cogió los sándwiches mientras se sentaba abriendo el paquete que habían comprado, quería ver que había para darle a escoger al vampiro. — Tenemos ensalada de cangrejo, ensalada de huevo, rosbif con salsa y alguna otra cosilla más ¿que te apetece? — le pico un poquito en el costado esperando una elección por parte del vampiro. Mientras ella se cogía uno de Rosbif por que solo de pensarlo se le había hecho la boca agua. Le apetecía algo rico de carne como el primer bocado y después ya pasaría a probar alguno de los que tenía relleno de ensalada. También tenían buena pinta pero eran mejor como segundo bocado, al menos eso es lo que ella pensaba o lo que a ella se le antojaba en ese momento. Le dedico una sonrisa al albino esperando su respuesta, se la notaba tremendamente feliz de estar con él.

Le devolvió el beso felizmente y la abrazó contra su pecho. Notó su propio corazón acelerarse y una sensación cálida invadirle. Contra todo pronóstico, a pesar de que era la segunda vez que se enamoraba, estar con Brianna era muy diferente a como lo había sido con Iliana. Con Bri todo era mucho más cálido, más maduro. Disfrutaban simplemente de la mutua presencia y podían estar cada uno haciendo sus cosas sin necesidad de estar todo el rato pendientes del otro, siendo felices solo con saber que el otro estaba ahí. En cambio con Iliana todo había sido más... adolescente, juvenil, inocente y obsesivo. Tal vez, probablemente, por eso había acabado tan mal. Porque tener a un padre psicópata y homicida que lo había matado como castigo era solo un plus de peligrosidad, evidentemente. Sonrió a su pesar y abrazó de nuevo a su chica contra sí mismo, quedando desterrados al momento todo los recuerdos del pasado con su dulce olor a lilas y grosellas.

- Podría estar así todo el día - contestó, acariciándole la cabeza.

A Brianna le costó adivinar su acertijo bastante menos de lo que había esperado. Rayos. Vale que la chica era un prodigio de lista, pero había creído escoger uno mínimamente enrevesado. Es decir, ¿quién era el loco que iba a relacionar que el eco, figuradamente, "escucha"? Luego ella lanzó su propio acertijo, que hizo a Ivan fruncir el ceño y darle vueltas a la cabeza. Al principio le hizo pensar en el cuerpo humano pero, ¿dónde encajaban ahí las ciudades? No, no cuadraba bien. Tenía que ser otra cosa. Mientras pensaba, la chica se incorporó y se puso a rebuscar entre la comida. Él se sentó también y cogió el sandwich de ensalada de cangrejo. En un lugar cálido como Jaya apetecía más algo fresco. Que vale, el rosbif no estaba caliente, pero comer algo pesado siempre daba más calor que una ensalada.

- Me quedo con este - contestó, guiñándole el ojo.

Mientras comía siguió dándole vueltas a la cabeza. ¿Dónde había ciudades, agua y montañas, pero no aquellas cosas que las componían o se encontraban en ellas? Evidentemente tenía que ser o algo que no contuviese agua, ciudades ni montañas sino algo que evocase a ello, o algo que las tuviera de manera abstracta. ¿Dónde podían encontrarse? En un libro. No... eso no era. En un libro podía encontrar también peces, árboles y casas. Algo más específico. ¿Un cartel? ¿Una enciclopedia? ¿Una tesis doctoral de geografía?

- Oh, ya lo tengo. Es un mapa.

Acabó el resto de su sandwich de un mordisco, engulléndolo y tragándolo casi sin masticar. Entonces esperó a que ella terminase el suyo, y con una sonrisa salvaje, se abalanzó sobre ella y rodaron colina abajo unos metros. Ivan detuvo la caída clavando una rodilla en el suelo y quedando encima suya.

- Ahora te tengo para mí - dijo, con cierta picardía. Y entonces la besó.

Se preguntaba como podía ser tan feliz en aquel momento, simplemente estando bajo el sol junto a Ivan, comiendo unos sándwiches y disfrutando del día juntos. Era algo tan sencillo y tan dulce, tan maravilloso. Brianna no necesitaba más realmente, tan solo un lugar al que llamar hogar, un sitio tranquilo donde disfrutar de su paz, su tranquilidad, sus amigos y su familia. Donde poder ayudar a al gente con sus conocimientos de medicina y disfrutar de momentos tranquilos como aquel tomando un chocolate caliente en la terraza. Una vida sencilla, demasiado incluso, pero después de lo que había vivido ¿quién podía culparla de querer estar tranquila?

Sonriendo asintió ante la respuesta de Ivan, si, aquel acertijo era un mapa. Sabía que su chico lo adivinaría rápido, después de todo el vampiro era alguien realmente inteligente y aunque disfrutaba haciendo tonterías tenía una mente ágil. Cuando se terminó el sándwich vio al vampiro abalanzarse sobre ella, pero fue demasiado tarde. Los dos rodaron colina abajo entre risas hasta que el vampiro los detuvo para quedar él sobre ella. — Siempre he sido tuya — fue un leve murmullo sobre sus labios antes de corresponder aquel beso que el albino le estaba dando.

Cerró los ojos y rodeo su cuello con los brazos para profundizar un poco más, dejando que su sabor y su aroma la llenaran por completo. Un suspiro tenue salio de sus labios en el momento en que se separaron un momento para recuperar el aliento. Brianna no espero mucho más para volver a besarle, lo quería tanto, lo había echado tanto de menos que ahora mismo no quería separarse de él. Sin embargo los silbidos de unos cuantos transeúntes la hicieron sonrojarse de los pies a la cabeza y ocultar su rostro en el pecho del albino totalmente avergonzada.

Se había olvidado de que estaban en la calle y eso había provocado que se avergonzase totalmente por sus acciones. Pero quería seguir besándolo, quería seguir entre sus brazos, no quería dejar que ese momento terminase — ¿volvemos a la cabaña? quiero estar contigo Ivan... — puede que el vampiro fuera mas lanzado y algo mas desvergonzado, pero Brianna seguía siendo Brianna y era complicado que aquella situación no le diera una vergüenza tremenda. Esperaba que el vampiro entendiese con que intenciones iba ese "estar contigo" que acababa de decirle.

El momento era casi ideal. Solos ellos dos, disfrutando el uno del otro, sintiendo sus cuerpos y amándose. Teniéndola tan cerca su olor se volvió intoxicante, embriagador. Sentía ganas de arrancarle la ropa allí mismo y tomarla sin pensarlo más. Sin embargo se tomó su tiempo. Dejó que sus labios fuesen los que hablasen por él, que su lengua acariciase la de ella en anticipación de lo que venía y sus manos recorrieron su cuello y sus pechos. Todo él estaba centrado en ella. No cabía nada más en su mente que el momento que estaba compartiendo con la mujer que amaba. Y entonces, tuvieron que fastidiarlo. Normalmente le hubiese dado igual, ¿qué más le daba a él que unos desconocidos le vieran? Eran irrelevantes antes de ser consciente de su presencia y seguían siéndolo ahora. Pero a Brianna sí que le molestó, y de eso fue consciente al sentir la vergüenza trasluciendo de su olor y los cambios en su respiración y la circulación en su rostro. Y aunque a él le diera igual, no iba a dejar que nadie la molestase a ella.

- Hay que tener agallas para interrumpirme. ¿Desde cuándo los corderos vienen a la mesa de los lobos? - dijo con tono de superioridad y desdén - Marchaos.

Mientras decía eso, apretó suavemente a Brianna contra su pecho aprovechando que se había pegado a él y miró fijamente a los dos visitantes indeseados. Por sus pintas tanto podían ser piratas como simplemente marineros de dudosa procedencia, pero eran claramente hombres de mar. Habría bastado con un Jäger Schau para mandarlos corriendo colina abajo aterrorizados, pero estaba peculiarmente molesto. No enfadado, unas hormigas no eran suficiente como para atraer hasta ese punto su atención. Así que liberó su haoshoku contra ellos en forma de una onda de choque que fue doblando las hierbas como si fuera una ola invisible mientras avanzaba hacia ellos. Los dos tipejos salieron volando y cayeron rodando todo el camino hasta el final de la colina. Probablemente al menos, en cuanto la hubo lanzado se despreocupó y volvió a mirar Brianna. A pesar de que les habían interrumpido, seguía sintiendo calor en ella, oliendo su excitación y notando su deseo.

- Claro - le hizo levantar la cabeza suavemente y le robó un beso - No vas a librarte de mí tan fácilmente.

Se separó de ella para levantarse y le tendió la mano con una sonrisa cálida y dulce, esa expresión que nunca le dedicaba a nadie que no fuese ella. Se dirigió con ella colina arriba a recoger las bolsas y volvieron hacia la cabaña. Por el camino se portó como un caballero (al menos, desde su punto de vista) conteniendo sus ganas de seguir y esperando pacientemente a estar dentro. Una vez hubieron cruzado el umbral, en el mismo momento en que dejó las bolsas en el suelo la rodeó entre sus brazos y volvió a besarla ardientemente.

Ivan parecía enfadado, realmente enfadado de que les hubiesen interrumpido de aquella forma. Por su parte ella también lo estaba, estaba siendo un momento mágico y aquellos dos curiosos habían interrumpido su momento. Sin embargo ella quería seguir a su lado, quería seguir besándolo, sintiendo sus caricias y esa forma tan dulce y apasionada que tenía de tocarla. Se levantó tomando su mano y sonriendo con dulzura en el momento en que el vampiro estuvo dispuesto a volver a la cabaña. Fue junto a él sin separarse ni un centímetro hasta que llegaron nuevamente a la cabaña en la que se estaban quedando.

Jaya no es que fuera una isla preciosa, pero con Ivan le daba igual el lugar en el que pudieran estar siempre y cuando estuviera con él. Una vez dentro, vio como soltaba las bolsas como si no fueran nada importante y se giraba para tomarla entre sus fuertes brazos para volver a unir sus labios. Brianna no pudo hacer otra cosa más que suspirar de gusto mientras rodeaba el cuello del vampiro y seguía los movimientos de sus labios. Cerró los ojos y se puso un poco de puntillas para profundizar un poco más aquel contacto. Su lengua algo ingenua aún fue en busca de la lengua contraria para que pudieran bailar al son de aquel beso que ambos compartían.

La mano derecha de la doctora entrelazó sus dedos entre los albinos cabellos de la nuca de su pareja. Poco a poco se sintió acorralada contra la puerta pues el cuerpo de Ivan la iba llevando hasta allí. En un momento se separo de sus labios, apenas unos centímetros permitiendo que aún siguieran rozándose para susurrarle unas palabras — te quiero Ivan, te amo y quiero...quiero ser tuya completamente en cuerpo y alma — aún le daba un poco de miedo aquello. Había pasado muchos años sufriendo aquellos terribles abusos sobre su persona, pero Ivan era su pareja, era el hombre que la había echo sentirse feliz nuevamente y confiaba en él completamente.

Quería que le enseñara lo que era sentirse una mujer amada, una mujer a la que su pareja la hace disfrutar. Disfrutar junto a él, sentirse completamente unida a él. Le miro a los ojos y en esta ocasión fue ella la que volvió a unir sus labios mientras se aferraba un poco más a su cuerpo. Se dejaría llevar, aprendería a disfrutar de lo que para ella se había convertido en un martirio en el pasado y quería que fuera con él, única y exclusivamente a su lado, entre sus brazos, bajo sus besos y sus caricias.