Entrenando por miedo al futuro || Privado Dark, Galhard

―Felicidades Galhard ―dijo Dark en voz alta―. Ahora que eres un contraalmirante, tengo algo que enseñarte.

Agarró aire y le enseñó su forma verdadera, el mismo físico que compartía cuando tenía veintisiete años. Si era un marine tenía que sonarle de verdad: el del famoso vice-almirante que una vez fue, el hombre que purgó Jaya de piratas. Se llevó las manos a la cadera y resopló pesadamente. Era una de las primeras veces que usaba la polimorfia para el cambio permanente, y ahora parecía más mayor que Galhard de verdad. Se llevó las manos a las mangas del kimono y le dedicó una sonrisa a su compañero. Estar con la forma en la que cayó a los siete mares le hacía sentirse increíblemente él. Los marines y cazadores deberían de reconocerle por fin más que su nombre ya que, a pesar de no tener el brazo dracónico, compartía los mismos rasgos físicos.

La cosa no era simplemente esa: su compañero había sido recientemente ascendido a contra-almirante. Estaba muy orgulloso de él, hasta el punto de querer abrazarlo y darle mil felicidades por todos los lados. Pero iba a hacerlo de una forma mejor: ¡¿por qué un contraalmirante era un negado en el uso del haki?! Él ascendió a vice-almirante directamente, pero joder, era una de las personas más fuertes del mundo. Galhard a pesar de ser fuerte a su manera, no había visto su haki destacar de ninguna forma. Y se sabía de sobras de que en la Marine pedían de requisitos tener un control sobre el haki notable. Agarró a su compañero de la camisa y lo tiró hacia el interior de la isla, agitando el puño algo cabreado.

―Te voy a dar de hostias, contra-almirante Galhard. ―Exclamó mientras volaba hacia la isla―. Te pienso dar de hostias hasta en el carné. Así es como desperté el haki de armadura, y así es como lo despertarás tú.

Se acercó a Galhard y le soltó dos guantazos. Le dolía pegar a su amigo, pero tenía que aprender a protegerse. Y lo mejor es que hasta que no estuviese lo suficientemente herido no le diría cómo controlarlo. Así lo hizo Akane con él, y fue de lo más efectivo. Solo tardó un día en dominarlo. La cuestión es que él no se iba a quedar impune: iba a desarrollar más allá de sus límites también el busoshoku. Y Dangerous Island era la isla más peligrosa del nuevo mundo, por lo que era la idónea.

La verdad es que Galhard estaba bastante feliz por su meteórico ascenso dentro de la marina, no tardaría en llegar el día donde volvería a su isla natal a enfrentar a su padre como este mismo le dijo que harían una vez fuese un marine de rango alto, durante el viaje no entendía el porque Dark tenía tanto énfasis en ir a aquella isla ¿A caso había algún tesoro digno de ir a aquella isla donde los monstruos daban mucha pereza de enfrentar?.

Una vez desembarcaron en la isla Dark adquirió un extraño comportamiento y apariencia.

-Espera... ¿Esa es? Sí, esa es la apariencia que en los libros de la marina salía junto a tu nombre, Dark.- El otrora cadete pudo ver la cara de felicidad de su compañero hasta que de forma abrupta cambió a una de enfado y tomando a Gal de su ropa lo lanzó al interior de la isla.

-Oye... ¿¡Pero qué!?- Exclamó mientras Dark no tardó en seguirlo, una vez allí le profirió una amenaza que acabó siendo cierta y empezó a golpearle.

La verdad es que Galhard estaba confuso con todo aquello, no acababa de entender las intenciones de su amigo y se preguntaba si había hecho algo que pudiese haber molestado a Dark, después de todo aquel flan en la nevera no tenía el nombre de nadie. Los golpes le dolían cosa mala pero parecía que eso solo era el inicio pues Dark no estaba usando su haki de armadura contra él, lo máximo que podía hacer el marine en esos momentos era tratar de tanquear los golpes lo mejor que podía.

-¿Pero que mosca te ha picado dark? ¿Buscas bronca o qué?- No es como si tampoco Gal pudiese hacer mucho, era como si un gato trataba de pelear contra un tigre, la diferencia de poderes era abisal.

―¿Bronca? No, busco que seas más fuerte, Galhard. Mi maestra me enseñó de esta forma ―dijo mientras de un movimiento ágil de mano le encajaba otra bofetada―. De hecho fue mucho peor por su parte, porqueeeee ―elevó la mano para intentar soltarle otro puñetazo― estaban las espadas involucradas... ―Se separó de él y agarró aire―. Tienes que notar la necesidad de defenderte, llevarla un nivel más allá. Vas a necesitar unos días pero conmigo como maestro te aseguro que vas a ser uno de los marines más fuertes que pueda ofrecer la institución. Obsérvame. Cómo agarro aire y cómo materializo mi voluntad ―le dijo mientras hacía lo que decía, mostrando su brazo totalmente negro―. La cosa es esta, Galhard. Voy a pegarte hasta que te desmayes. Tendrás unos moratones cuando te levantes, pero estoy muy seguro de que acabarás despertándolo. O eso o el mantra. Me da igual.

Tuvo que girarse brevemente sobre su eje para mirar a un animal gigante que venía hacia ellos. Las dos miradas se cruzaron y notó que algo raro pasaba. No solo que se resistía a su voluntad de conquistador: sino que era ridiculamente fuerte. La cosa es que había dominado su forma híbrida y de forma natural era muchísimo más fuerte. Así que se acercó hacia éste y lo agarró de la cola, empezando a girarlo y lanzándolo lejos. Resopló pesadamente y volvió corriendo hacia Galhard, dirigiéndole otro puñetazo. Estaba intentando tener un control de la fuerza más que razonable para no romperle nada, ya que realmente no tenía intenciones de lastimarlo. Pero tenía que hacerlo. Y gracias a verle de esa forma, pudo recordarse brevemente a él mismo entrenando con Akane. Esbozó una sonrisa y le dirigió dos puñetazos más: de forma muy precisa y a la altura de los hombros.

―Que tu voluntad sea una armadura que tú mismo te puedas poner. O mañana lamentarás haber nacido cuando te levantes con unas heridas de la hostia. ¡Vamos, Galhard! ―Exclamó en voz alta―. Pégame a mí. Lo más fuerte que puedas ―aclaró mientras endurecía sus puños y los colocaba en guardia―. Vamos a ver si me puedes hacer daño. Si me haces gemir de dolor hoy cenas. Si no no comerás. ¡Adelante!

-Mmm... Veo que mi padre se tomaba enserio mis entrenamientos si dices eso y no se desquitaba...- Dijo Gal mientras escuchó las palabras de Dark y este último mandó volando lejos a aquel animal que había querido interrumpir lo que el moreno quería que Gal aprendiese.

-Daré lo mejor de mi, nunca tuve tiempo de entrenar esas cosas junto a Arthur, Jack o Al, la marina los ha tenido realmente ocupados estos días así que eso ha entorpecido el crecimiento, agradezco tu gesto, visto así creo que este entrenamiento era el que mi padre me quiso dar en su día pero estuvo ocupado también, es ahora o nunca.- El marine se incorporó y suspiró la posición de batalla de Dark era dura y no le veía ningún vacío por donde atacar así que debería lanzarse como pudiese.

¿¡EH?! ¡Pero si justamente llevamos desde la merienda sin comer nada! ¿Que clase de tortura es esa?- Dijo perdiendo un poco la compostura ignorando la advertencia de los moratones y centrando solo su atención en la comida.

-¿Quieres mi mejor golpe? Pues allé voy...- Sin mediar más palabra Gal aprovechó su ágil movimiento de pies y se impulsó hacia un lado para atacar desde una dirección transversal a Dark, un buen directo con la mano adelantada era lo mejor que podía hacer, si este golpe era esquivado o bloqueado un gancho con la izquierda a la cara seguiría el primer movimiento.

Abrió los ojos mientras Galhard empezaba a hacer sus movimientos. No había usado el mantra, pero aún así le daba aquel mal presentimiento tan característico. Afirmó su posición y siguió con los ojos la trayectoria del contra-almirante, adaptando su cuerpo y elevando su antebrazo para rozarlo con el de su contrincante sin siquiera modificar su postura. Había desviado el primer golpe, pero uno segundo llegaba al momento. Un ágil gancho de izquierda que le impresionó por una décima, agarrando aire y quedándose en el sitio para golpear el antebrazo de Galhard en la misma trayectoria y agarrarlo con sus manos. Torció sus brazos y lo tiró al suelo con una llave.

―La verdad es que mi aikido estaba hasta oxidado ―exclamó mirando en el suelo a su compañero.

Empezó a crujir su cuello y se quitó la parte de arriba del kimono, elevando los brazos y dejándolos fijos en una postura de artes marciales. En el pasado había practicado varios tipos de estos, especializándose en el aikido para contraatacar. Ahora iba a llegar el momento de si la voluntad de Galhard era realmente la que esperaba que fuese. Lo veía y se veía a él mismo reflejado cuando era joven. Aquello le hacía recordar los buenos momentos que pasó con Akane, agarrando aire y endureciendo aún más sus brazos. No sabía por qué, pero aquella sensación de nostalgia le hacía sentirse más fuerte.

―Si sigues así no cenarás, Galhard.

Para estar oxidado la llave fue un éxito contra Galhard el cual no tardó en tomar distancia mientras Dark se acomodaba el kimono.

-Aikido ¿Eh? Siempre fue el antítesis de las artes marciales que yo practiqué, la obsesión de mi padre de buscar un arte marcial contundente llevó a que ambos entrenásemos junto con un brazos largos y un piernas largas buscando entre las diferencias físicas de esas dos razas un equilibrio técnico para un humano. Una mezcla entre el kempo de los brazos largos y el Jao kun do... En fin, menos cháchara por mi parte y más acción, lamentar mis lagunas de memoria no me va a hacer recordar, ejercitarme sí.- Cuando se aseguró de que Dark estaba preparado trató de esta vez de golpear con sus piernas, sabía que aún con su velocidad sus movimientos serían fácilmente predecibles para el mantra de Dark pero debía dar todo cuanto podía ofrecer.

Esta segunda vez tomó mucho más impulso, y lanzó una fuerte patada hacia el torso de dark mientras cerró su guardia acercando sus manos a la cabeza, una vez retornase de la patada haría un péndulo con las piernas y si Dark se acercaba golpearía con un fuerte cozado con la derecha.

-Veremos que tal paras esto- En caso de que ninguno de los dos golpes funcionase Gal se cercenaría de reaccionar rápido para no caer atrapado en los brazos de Dark y golpear la cabeza o los hombros de Dark con una patada voladora descendiente.

"Yo sé que puedo hacer más que esto. He visto otras personas usar el haki de armadura y sé que puedo llevarlo más lejos. Recuerda lo que te dijo Akane, recuerda todo lo que una vez fuiste." pensó mientras cerraba los ojos y aumentaba su nivel, dependiendo totalmente de la vista verdadera de su mantra para esquivar a Galhard. Esta vez aumentaría la presencia de su haki de armadura, pero recordando la persona que una vez fue. Gracias a entrenar a alguien que le recordaba a él mismo, algo se agitaba en su interior. Y Galhard era una persona que le había motivado mucho anteriormente. Estaba muy mal por la muerte de su primogénita y estaba cansado del mundo. Pero aquel joven le hacía recuperar sus motivaciones y mirar el lado bueno de las cosas.

Vio que el marine empezaba a aumentar su ritmo. Era interesante que el estilo marcial que conocía fuese una contraparte del suyo, pero el problema real es que el aikido era un estilo de defensa y contraataque. Gracias a aquello le mantenía siempre en una posición ventajosa ante el chaval, el cual muy seguramente sabía que no tendría ni una oportunidad. Pero el problema no era que pudiese o no, esa situación no era una competición. Era que se esforzase hasta el punto de despertar su haki. Por eso mismo seguiría evadiéndolo con facilidad, y aquello mismo hizo: sin ningún tipo de dificultad, esquivó todo aquello con simples movimientos ágiles. Parecía que era imposible darle, y encima con los ojos cerrados. Pero cuando estaba volando hacia abajo, decidió dejarse golpear una sola vez. Aquello lo animaría y lo motivaría para seguir luchando. Se dejó dar colocando la frente y se cayó hacia atrás, rectificando su postura y elevándose volando.

"Dios santo. Ahora entiendo por qué podía golpear a Akane a veces. Se dejaba... Golpear." pensó mientras sonreía por lo bajo. Aquella patada voladora, la había sentido de una forma distinta. De hecho la frente le estaba sangrando totalmente. ¿Acaso el marine había despertado el haki de armadura ahí? ¿O simplemente le había soltado una patada muy fuerte? No lo sabía. Pero sabía que se estaba esforzando.

―Te has ganado una buena cena ―exclamó mientras se llevaba la mano a la frente―. Ahora cazo algún animal y lo asamos. ¿Vale?

Galhard se sorprendió de haber podido golpear a Dark con su mejor patada, incluso en su mente se dibujaba cual iba a ser el siguiente movimiento en caso de fallar o ser atrapado, el marine dio unos saltos hacia atrás y abandonó la pose de batalla.

Con algo de preocupación miró la cabeza de Dark, la patada le había hecho sangrar y aunque fuese un entrenamiento eso hacía que Galhard se sintiese mal y algo culpable por ello pero las palabras de su compañero le reconfortaron, Dark no era alguien que diese halagos por nada y extrañamente su rostro dibujaba felicidad.

De su chaqueta sacó un par de vendajes, desde la odisea en la niebla había aprendido lo impredecible que algo podía volverse y decidió aprovisionarse bien para que en caso de heridas no tuviese que echar mano de romperse la ropa para vendar.

-Dirás cazamos y no te moverás de aquí hasta que no te haya limpiado y tapado esa herida, puede que sea un rasguño pero mejor cuidarla ahora que no después- Dijo mientras tomaba Dark y le trataba la herida, sus conocimientos sobre primeros auxilios eran más que suficientes para ello.

-Bien... Ahora cazar ¿Y después?...- Preguntó mientras se miraba la pierna, no había notado nada especial por el momento al hacer aquella patada

―Galhard, ¿recuerdas que se me sanan las heridas en un momento, no? ―Le dijo mientras se reía y se dejaba poner la venda―. Pero gracias igualmente. La verdad es que me recuerdas mucho a mí ―se acomodó el flequillo y miró hacia el fondo―. Después de la carrera me di cuenta de que podía diferenciar con exactitud los animales de las personas, así que no tardaremos en pillar algo para cenar. De hecho... Lo pillarás tú. Espera aquí ―exclamó mientras se elevaba en el cielo y volaba hacia otro lado.

Tras un rato, soltó delante de Galhard lo que parecía ser un hipopótamo. No eran criaturas demasiado peligrosas, pero tenía una mala leche de cojones. Se quedó mirando en el aire de brazos cruzados casi estando a noventa grados y esperó. Si llegaba a tener algún tipo de problema contra el mamífero bajaría y lo reventaría de un puñetazo a su máxima potencia. Sino dejaría que su amigo pelease solo y viese si lo podía tumbar. Hacían falta muchas hostias para despertar el haki de armadura, así que tendría que asegurarse de que Galhard se las diese. Al fin y al cabo un cabezazo de un animal de ese calibre tenía que doler.

―Galhard, si te va a matar o comer me lo cargo, ¡suerte!

Él mismo se puso en posición de meditación mientras volaba. Necesitaba sentirse como cuando era joven, como cuando le enseñó todo su maestra. Cerró los ojos e imaginó una pequeña escena delante de ella. Estaba siendo apalizado brutalmente, pero se sentía vivo y con ganas de seguir entrenando. La cuestión era que su haki de armadura estaba en una barrera que no iba a subir por formas convencionales, por lo que tenía que limitarse a experimentar y tener introspección con él mismo. Quizás así entendería cómo hacerlo evolucionar hasta el punto de dominarlo.

Galhard vio como Dark traía un hipopótamo, no un hipopótamo normal, un puto hipopótamo en esteroides. El marine recordó su infancia y de como había leído diversos libros de animales y donde los hipopótamos pese a ser herbívoros solían causar muchas muertes humanas. La cosa podría dar miedo a cualquiera pero Gal era y es idiota y la barriga le llamaba más que la coherencia.

-Mmm... ¿Me pregunto a que sabrá ese bicho? ¿Le mato a golpes o saco la espada? Supongo que golpes...- Repitió la misma patada que usó contra Dark golpeando la cabeza de aquel hipopótamo que corría hacia él.

El bicho si bien se quejó del dolor no tardó en enfurecerse más y embestir a Galhard que rodó por el suelo y el marine se incorporó golpeando con su puño derecho el morro de aquel animal que produjo un choque de fuerzas que hizo retroceder a los dos.

Parecía que aquel animal y Galhard estaban a la par de fuerza, lo que extendería el combate, quizás Dark debería intervenir para acortar el tiempo.

No sabía por qué pero algo ocurrió. Notó que podía hacer algo superior. Que notaba más fuerza salir a través de él. Juntando sus recuerdos con la experiencia con Galhard le hacía más fuerte. Miró a sus brazos y los vio de un negro azabache, y entendió que lo que había estado usando siempre no era endurecimiento de verdad. Esto lo era. Pero soltó una bocanada de aire y se deshizo. No parecía poder controlarlo pero algo dentro de él se removía. Suspiró y miró hacia abajo, volviendo a intentar usar aquello contra el hipopótamo, que casualmente impactó en éste y le reventó el cráneo contra el suelo. Miró mal a Galhard y deshizo aquel negro de su brazo, notando pesadez en éste. Tenía que tener algo para que le cansase tanto, y era muy seguro de que no lo tuviese todavía dominado.

―Bueno Galhard, eso queda así. ―Dijo mientras elevaba la mano y salía una columna de fuego que consumía el cadáver del hipopótamo y lo hacía al momento―. Coge la espada y corta un cacho, pero está muy duro. Así que vuelvo a repetírtelo. Intenta materializar tu voluntad sobre el arma. Estoy seguro de que te ayudará a cortarlo mucho más fácil si realmente lo logras. Si no lo cortas con haki, no cenas ―dijo mientras endurecía a Extorquendo Mundi y le pegaba una rebanada al animal, quitando la piel y comiendo directamente del muslo―. Y está bastante bueno. Creo.

No sabía si era el hambre o él, pero sentía que tenía que seguir recordando lo que le decía Akane. Quizás el hambre les movitaría a los dos para progresar en su entrenamiento.

La pelea entre el hipopótamo y Gal había dejado al marine bastante agotado, Dark bajó hasta al suelo donde remató al Hipopótamo y lo comenzó a cocinar.

El olor de aquella bestia siendo cocinada hizo que el estomago del marine gruñese mientras al mismo se le hacía la boca agua, sabía bien que la clave para que una carne estuviese buena era que el animal estuviese ejercitado y por tanto la grasa del animal repartida por el cuerpo haciendo que tuviese un efecto marmoleo y esa carne como pudo apreciar por el corte de Dark lo tenía y debía cortar rápido pues de lo contrario la carne se volvería blanda y Dark no admitiría ese corte.

Tras la orden de su compañero desenfundó el Orgullo de Calipso, miró la hoja con atención, si bien la había limpiado a consciencia no había tenido tiempo de llevar tal espada a un artesano que le diese un repaso y quizás la carne cortada con ella podía intoxicar pero sin más dilación se concentró lo más que pudo y trató de cortar una de las piernas restantes del animal con su sable, el cual rebotó ante el golpe.

La hoja del mismo era durable, su antiguo sable se habría partido sin dudar ante tal resultado y Gal con más cuidado esta vez trató de intentar de nuevo sin resultado.

Al cadete le costó al menos diez intentos hasta que al final pudo cortar la pierna de aquel animal y acto seguido la acercó al fuego para cocinarla. Estaba tan impaciente por comer que no le dio mucha importancia a su logro.

-Uff... Pensaba que me iba a quedar sin cenar hoy...- Dijo alegremente mientras miraba con hambre la carne que se estaba cocinando, el corte había sido limpio, mucho más de lo que habrían sido los anteriores que podían observarse en lo que quedaba de pierna en el torso del animal pues aunque no la habían cortado del todo habían logrado traspasar un poco aquella gruesa piel.

-No sabía que fueses tan buen maestro Dark... ¿Donde aprendiste todo esto? Estoy seguro que tuviste un buen mentor aunque si fuiste autodidacta es toda una medalla que colgarse- Comentó el marine mientras retiraba la carne del fuego, la despellejaba y empezaba a devorarla mientras una cara de horror se dibujaba en él, la había dejado demasiado tiempo al fuego.

Soltó una carcajada cuando empezó a comer su amigo. Sin lugar a dudas le recordaba mucho a él. La mejor motivación era la de no cenar, al fin y al cabo. Él se encontraba pegándose un buen banquete con el hipopótamo. La carne era bastante extraña pero no podía decir que no. Le hubiese gustado echarle sal, pero le repelía desde que comió la fruta del diablo, así que tenía que conformarse y reducir el consumo. Le iría bien hasta su tensión, así que tampoco tenía mucha queja. Escuchó a su compañero y le dedicó una sonrisa. Se sentía agradecido de que le elogiase, ya que para él estaba siendo importante. Había entrenado a cadetes en la marine cuando era vice-almirante, pero no de una forma como a Galhard. Era como un hermano pequeño para él, por lo que verlo crecer como guerrero lo enorgullecía. Aunque no hubiese podido contra el animal, claro.

―La base de mis conocimientos bélicos fueron de mi maestra Akane. Ella me enseñó el principio en el cual yo mismo comencé a mejorar. Exceptuando el haki del rey. Ese haki lo tuve que mejorar yo solo, sin ayuda de nadie. Akane me enseñó únicamente a despertar el mantra y la armadura. La mejora, tanto como el endurecimiento o la concentración han sido logros que he entrenado yo mismo.

Si había cortado la pierna o no con haki quedó un poco en el aire, ya que al ver que fallaba tantas veces giró la cabeza para pegarle otro mordisco al muslo. Pero lo había hecho, así que no podía decirle que no. Parecía hambriento y se había llevado una buena paliza, así que en el próximo día lo forzaría aún más. Improvisaron un lecho de hojas y se quedó montando guardia por si venían más animales. No necesitaba dormir tanto, por lo que se tiraría el resto de la noche con su introspección personal y después dormiría un par de horas por el día cuando se despertase Galhard.

―Venga bro, a dormir. Ocho horitas y sigo pegándote ―exclamó guiñándole un ojo―. Y gracias por el cumplido. Eres un buen alumno tú.

Galhard escuchó con atención lo que dijo Dark, sus palabras estaban bañadas en nostalgia, realmente Dark había vivido más del doble que él así que debía estar lleno de misterios e historias por contar, en el tiempo que pasaron juntos en la carrera Dark se abrió un poco contando algunas anécdotas pero Gal estaba seguro que eso no eran más que solo una pequeña fracción de todo lo vivido por el moreno. Sabía que preguntarle más sobre su maestra podía herirlo así que esperaría que poco a poco él le contase sobre ella.

-Debía apreciarte mucho si se preocupó tanto por ti, agradezco el hecho de que trates de hacer de mi alguien útil, desde que me uní a la marina no he parado de comprobar que tan grande es el mundo y que tan pequeña es mi fuerza en comparación, gracias por darme la oportunidad de crecer en ese aspecto, no te defraudaré.- Gal se acomodó sobre el lecho de hojas, no era algo cómodo pero era mejor que algunas hamacas que la marina facilitaba a los soldados para dormir en las travesías marítimas, sus ojos empezaban a cerrarse.

-Recuerda de descansar tu también o los golpes que puedas darme mañana no serán tan fuertes como para hacerme crecer- Río levemente mientras se hacía una bola entre el lecho de hojas y caía dormido.

―Gracias por preocuparte y el halago, Galhard. Poco a poco te iré contando. Akane era una persona increíble.

Siguiendo el mismo procedimiento, unos días pasaron. Galhard se tiraba todo el día recibiendo guantazos, puñetazos y demases. Dark se dejaba recibir algún que otro golpe también. La cosa era que los dos estaban creciendo como personas: no solamente Galhard se estaba haciendo más fuerte, sino que Dark había logrado mejorar su haki de armadura también. Entrenar a lo bruto ya no le servía, necesitaba conocer su interior de mejor forma y extender el dominio de su voluntad a otros lugares. Era algo difícil, pero sostenible. Se sentía mejor con él mismo y había logrado en cierta parte dejar una parte de su dolor atrás. Sin embargo sabía que podía mejorar más, pero por lo menos lo hacía con un tipo de entrenamiento distinto. Habían logrado hacer un pequeño campamento improvisado en el que estaban seguros de que les atacasen por la noche. Los monstruos de la isla Dangerous eran un tanto... Peligrosos, por lo que debían guardar bien sus espaldas.

Se levantó y se estiró, llevándose la mano a la boca y después al estómago. Se dirigió hasta una taza y le echó unos granos de café al agua, bulléndola por abajo con una llama generada en su mano. Le preparó otro a Galhard y también unas tortitas en una piedra con avena molida. No es que pudieran conseguir cosas mucho mejores por ahí, pero no podía hacer más. Levantó a su amigo y le ofreció las tortitas junto a un café.

―Vamos Galhard, llevamos unos días ya. ¿Cómo llevas esas heridas? Estoy seguro de que hasta estás más fuerte, campeón ―le dijo antes de elevar los puños y endurecerlos―. ¿Listo?

Los días habían pasado de forma lenta y dolorosa, Galhard con este entrenamiento sentía como le dolían músculos que ni conocía que tenía, quizás después de todo aquella pareja de oficiales que iban a entrenarle junto con Oppen no mentían con su entrenamiento aunque se quedase en un intento pero la verdad es que prefería mucho más entrenar en esta isla con Dark, no era lo mismo la confianza que su amigo le trasmitía que la extraña actitud de aquel cp y aquel marine que ahora se sorprendería de ver su rango.

El olor del café transportó a un vendado y ojeroso Galhard al mundo real nuevamente, era sorprendente la habilidad de Dark de no solo recolectar alimentos y preparar comidas en un ambiente tan campestre como esta isla si no que la misma calidad de aquellos ingredientes era elevada, casi que podría decirse que Galhard aguantaba esos días gracias a los nutrientes de tales platos y que sin ellos y con comida normal no habría resistido tanto y su condición sería peor.

Tomó la taza de café mientras agradecía Dark, aquel café que preparó Dark siguiendo los consejos que Arthur le había dado a él y que había compartido con su compañero superaban a los hechos por el otrora cadeta, sentía como la energía corría por su cuerpo nuevamente aunque este estuviese más cubierto de vendajes que una momia.

-Mírame Dark, soy Kenzo- Dijo mientras se reía y acababa aquellas tortitas de avena.-Gracias por la comida, hoy es otro día para darlo todo estoy listo para seguir el entrenamiento... Tengo curiosidad sobre los ejercicios que tocarán hoy... La verdad construir nuestro campamento aquí fue en sí un gran entrenamiento, sobretodo cuando descubrimos que aquellas águilas gigantes anidaban aquí... Los huevos que tenían en su nida... que festín resultaron ser y como dolieron los picotazos que nos daban- Reía el marine mientras estiraba los brazos, pendiente de que su compañero le diese instrucciones.

―Hahahaha, tranquilo, no nos van a picar más. Están asadas. ¿Pero y lo buenas que estaban? ―Le dijo pensando en lo bueno que estaban las aves de Dangerous―. El entrenamiento será simple. Creo que estás preparado de verdad. Estos días he visto algo extraño en ti y creo que a veces usas el busoshoku sin querer. Por eso mismo te voy a pegar el último empujón. No sirve ya de más pegarte, ahora lo único que puedo decirte es que cierras los ojos y sigas mi voz. Ponte en mi posición.

Tomó un poco de espacio y le enseñó su típica pose de meditar, una vez le copiase le observaría atentamente y empezaría a decirle lo que tenía que hacer. La cosa es que él a su vez estaría también intentando mejorar su propio control. Estos días de relajación con Galhard... Bueno, claro, relajación para el moreno. Su haki ya no podía aumentar a base de hostias. Aumentaba conforme exteriorizaba su voluntad de forma correcta, incluso notando que con el paso del tiempo el endurecimiento le costaba menos de mantener. De hecho, empezaba a sentirse bastante bien con todo el tema del entrenamiento, y sabía que necesitaría un par de días solo para llegar a su límite actual. Volvió a endurecer sus brazos y empezar a mover el endurecimiento de un lado para otro, aprovechando el gasto de haki para poco a poco aumentar su poder. Después se acercó a Galhard y empezó a guiarle.

―Coge aire lentamente ―le ordenó―. Empezaremos por ahí. Después tienes que soltar el aire. ¿Notas esa sensación? Intenta que tu voluntad se materialice de esa forma. Como si el viento recubriese lo que quieras cubrir con la armadura. Pero ese viento eres tú. Notarás un pequeño chispazo, casi como un calor característico y escucharás un pequeño sonido que es el del busoshoku generándose. Lo primero será una armadura invisible, después con mucho más entrenamiento llegarás al endurecimiento como yo. ¡Ánimo!

La verdad es que todo aquello que estaba en la isla era peligrosamente delicioso, Gal se preguntaba cual sería el impacto ambiental a la isla que su entrenamiento aquí causaría pero culpa de esos animales y vegetales de estar tan buenos pensó.

El marine observó como su compañero meditaba ¿Por cuanto tiempo lo había hecho anteriormente? Esa pose se veía muy natural en él, contrastaba con los momentos de locura que ambos llegaban a tener en medio de algunas misiones pero eso le demostraba al contraalmirante que Dark había depositado plena confianza en él así como a la inversa.

Cuando Dark terminó su meditación guió a Gal para hacer lo mismo a un nivel más de principiante. Siguiendo los pasos que su compañero le indicaba empezó a meditar tratando de sentir aquel chispazo, si bien tardó unos minutos en canalizar su voluntad hasta que su cuerpo empezó a sentir un reconfortante calor, notaba sus articulaciones más fuertes, incluso el dolor que sentía por las heridas dejó de importar, abrió los ojos y tomó lo que quedaba del café.

-Ieeeeeeeeh ¡ESPARTACO!- Gal golpeó uno de los arboles cercanos derribando al mismo de un solo puñetazo -¡SANGRE! ¡Me transformo!- Golpeó otro árbol haciendo el mismo efecto -¡Energía! Estoy a tope Dark, estoy a tope- Lanzó el cuenco de café vacío -¡A tope estoy! ¡A TOPE! ¡Vamos Dark! ¡Vamos! ¡¡POR LA MARINA!!- Dijo un completamente fuera de sí Galhard mientras un rinoceronte corría hacia ellos.

Galhard se animó de tal forma que logró sacar el haki de armadura. De hecho fue extrañamente impresionante. Sabía que el castaño ya había despertado previamente y solo le había guiado a usarlo. Seguramente dentro de poco podría empezar a hacer un recubrimiento más potente. La cosa más importante era que podría tocar a los logia o a proyecciones intangibles de las frutas del diablo. Además de que haría más daño, claro. Aunque llevar el recubrimiento hasta las armas ya sería otro problema.

―¡Síiiii lo has hecho! ¡Lo hiciste! ―Gritó mientras se transformaba en forma completa y cargaba de espíritu y haki su puño―. ¡Vamos Galhard coño! ¡Vamos!

Le soltó tal puñetazo al rinoceronte que estalló en una masa de vísceras y sangre. De hecho de tal potencia del puñetazo salió volando como varios cientos de metros hacia delante. Se metió en las sombras y volvió al lado de su compañero, quitando la forma completa y agitándose la sangre de encima. De hecho Galhard también estaba totalmente ensangrentado.

―¿Te apetece estofado? ―Le comentó intentando contener la risa mientras miraba hacia la masa viscosa.

Se acercó a una olla en el campamento y empezó a recoger pedazitos de la carne interior del rinoceronte. Él ya había entrenado de sobras y lo único que haría en esos días sería agotar su haki de armadura hasta casi desmayarse y volver a repetir el proceso. La cosa era que le faltaba una cosa extra: repetir una de sus técnicas de la pika pika no mi. Después de comer se dedicaría activamente a hacerlo mientras Galhard seguía entrenando su haki.

Aquella explosión de vísceras devolvió a Gal a sus cabales, suerte que en estos días de la isla Galhard había guardado en el campamento su chaqueta y lucía su torso desnudo, aunque ahora lleno de sangre.

-Suena a plan, el rinoceronte tiene buenas proteínas y seguro que sabe bien... Además los cuernos de rinoceronte tienen un precio elevado en el mercado y este en cuestión es bastante grande-Exclamó el marine mientras recogía el cuerno de aquel animal, quizás por suerte podría quedárselo y venderlo a buen precio en algún lado.

Gal ayudó a Dark a reunir los trozos de carne del animal y sacó una olla grande que habían improvisado, un buen entrenamiento sería encontrar algunos vegetales y setas para acabar de adornar el estofado puesto que madera después del "rampage" del marine tenían de sobras.

-¿Algún ingrediente que quieras para cocinar?- Comentaba mientras recogía los troncos y los llevaba al campamento. -Una vez reunamos todo podemos seguir el entrenamiento- Dijo tras acomodarlo todo.

-¿Algún entrenamiento que se pueda hacer mientras se recoge comida?- Preguntó Gal mientras pensaba que ingredientes podrían quedar bien.

―Si quieres venderlo tú... ―exclamó mientras miraba qué podían echarle―. Bueno, no sé por qué, pero me he vuelto terrible cocinando al recuperar la memoria. Menos los cafés, claro. Así que le echaremos si encontramos cebollas, zanahorias... Algo de tomillo... Ehm...

Bajó la cabeza algo confuso. Pero si él era un cocinero experto. Quizás sería algo de la amnesia pero no sabía qué echarle al estofado. Igualmente escuchó atentamente a su compañero mientras recogían lo que citó. Era algo alocado entrenar mientras recogían verduras. Podía salir una aberración de ahí, pero... Quizás era hasta una buena idea. Se juntó al lado del marine y endureció su piel con el hai, indicándole con la cabeza que crease la armadura invisible.

―Ahora te quedas así hasta que te desmayes o estés a punto. Así conocerás tu límite y podrás expandirlo poco a poco ―le comentó mientras miraba una ristra de cebolletas algo decepcionado.

Una vez tuvieron los ingredientes, los limpió con agua de un río que no había demasiado lejos y empezó a agitar la olla con la espada. No tenía nada más a mano, así que tenía que conformarse con aquello. La verdad es que realmente su haki en estos días había aumentado muchísimo. Podía estar muchisimo rato con el endurecimiento activo, bastante más que antes. Y Galhard también progresaba rápidamente. Dark estaba muy orgulloso de él.

Gal se mantuvo en la posición que Dark le ordenó, trataba de mantener el haki de armadura mientras lo hacía, los minutos pasaban y no podía evitar pensar que sería una lástima que aquel estofado no contase con alguna seta que potenciase el sabor debido a la falta de salsa de soja.

Tras ver que aquellos pensamientos podían nublar su vista decidió dejarlos a un lado y centrarse más en mantener su haki e incluso tratar de hacerlo más notorio aunque aquello pudiese repercutir en su cuerpo. Si bien sabía que las prisas eran malas no había pasado tanto tiempo deambulando por los Mares para simplemente quedarse con un entrenamiento que no fuese profundo.

Dark desapareció de su vista, más bien todo su entorno lo hizo mientras se concentraba más y más en su haki, su alrededor quedó en silencio, un silencio que sólo era roto por la respiración de todo aquello que le rodeaba, quizás tanto concentrarse y la intervención de su broche de amatista habían hecho que su entrenamiento de armadura se mezclase con su mantra ya despierto.


Varias horas pasaron hasta que un olor se abrió paso en aquel mundo de sólo respiración y calor corporal quizás el estofado de Dark estaba en proceso pero antes de poder hacer nada más Gal cayó desplomado por el esfuerzo que aquel entrenamiento había suponido.

Notó la presencia de Galhard debilitarse. Se limpió las manos con un trapo y se acercó hacia él, agarrándolo con cuidado y llevándolo hasta al lado de la fogata, donde lo colocó como si de una caja llena de vidrios se tratase. Se cruzó de brazos y volvió una vez más a la olla donde se encargó de dejar reposar el estofado apagando el fuego con la mano. Tendría que haberlo supervisado un poco mejor ya que era una locura absoluta haber hecho eso. Se había desplomado literalmente de haber abusado del haki, cosa la cual no le había pasado nunca a él. Entendió que a lo mejor estaba en una situación un tanto peliaguda al haber sido ascendido a un rango tan alto. Seguramente sabía que tenía que estar a la altura así que decidió que esa noche lo dejaría descansar.

Tapó la olla y se sentó al lado del castaño, empezando a gruñir por lo bajo y a concentrarse totalmente. Si Galhars se esforzaba tanto él no sería menos, ya que le estaba animando. No quería llegar hasta el punto de desmayarse por lo peligrosa que era la isla pero si no que pareciese que te habías tomado cinco gramos de opio. Ese era el punto que quería llegar y el que sabía que su haki avanzaría. Al fin y al cabo con la introspección que llevaba días realizando se notaba mucho más fuerte. Dejo fluir el endurecimiento de un lugar para otro, poco a poco, hasta que acabó perdiendo la consciencia encima de Galhard tras pasar una hora.

Las horas pasaron y aún con el agradable aroma del estofado las bestias por alguna razón no se habían aventurado a adentrarse en el campamento de los dos aventureros, quizás porque planeaban un ataque más adelante o porque las constantes bajas en la población de animales de la isla los había puesto en alerta hasta el punto de querer evitarlos.

Fuese como fuese Gal y Dark disfrutaron de una reparadora sesión de sueño que se extendió durante 12 horas. Tras ese tiempo Galhard empezó a moverse y tras un sonoro bostezo pudo regresar del sueño para darse cuenta que Dark se encontraba encima suyo.

El marine sonrió, desde que habían llegado a la isla Dark no sólo se había entregado al máximo en su entrenamiento si no que se había asegurado de que ambos estuviesen fuera de peligro, el moreno se merecía un señor descanso antes de proseguir el entrenamiento así que con delicadeza Galhard acomodó a Dark y fue a buscar un poco de fruta por las cercanías. Tenían el estofado pero sería de mala educación que él lo empezase sin avisarle.

Una vez fuera encontró a un gorila que comía plátanos, Gal intentó coger algunos pero la bestia lejos de guardar distancia como los demás decidió enfrentarle. El combate se extendió por varios minutos hasta que gal haciendo uso de su sable le propinó un buen corte en la dura piel y musculacion del gorila que no tardó en retirarse, quizás había logrado usar haki en aquel corte pero su intención no fue matar al simio si no ahuyentarlo .

Tras ello Galhard tomó unos cuantos plátanos y una piña que encontró de camino y se dirigió hacia el campamento mientras comía uno de los bananos que había recogido, toda la fruta que sobrase podría servir de postre.

Una vez allí acomodó la fruta y se sentó a esperar que Dark se despertarse.

Se levantó bostezando. Observó a Galhard y un montón de fruta y lo único que pudo hacer fue sonreír.

—Dios santo, me siento como... Como totalmente renovado —le comentó a Galhard mientras se estiraba.

La verdad es que no había tenido el descanso suficiente. Entre cuidar del campamento, entrenar a Galhard, limpiar la zona de animales peligrosos, hacer guardias... Por suerte no les habían atacado. Había dejado una hoguera bastante grande a propósito para ahuyentar a posibles bestias. Una vez comieron fruta y el estofado de ayer volvió a estirarse y extendió los brazos, endureciéndolos otra vez. Crujió su cuello y levantó las manos al cielo, empezando a crear fuego por encima de él. La verdad es que le costaba mantener las dos cosas a la vez, pero no era para nada una mala idea combinar dos entrenamientos.

Una vez la bola bajó, la dejó en la mano como una pequeña canica y la tiró en arco hacia arriba, explotando con una potencia increíble. Cosa la cual no le gustó, porque era de la forma que lo hacía él ahora. Así que se limitó a seguir intentándolo a pesar de drenarle una energía increíble. Tenía que ver cómo lo hacía para poder darle más fuerza y efecto a la bola de tal froma que pudiese expandirse el radio. Pero no sabía cómo, la verdad. Llegaba a hacer la bola y controlarla sin dificultad gracias al haber tenido una habilidad muy parecida con la pika pika no mi, bakuhatsu. Pero con el fuego parecía actuar distinto.

—Galhard, gracias por la fruta y vigilar esto un poco. Pero ya sabes qué tienes que hacer, ¿no? —Le preguntó soltándole un guiño—. Tu haki está aumentando a un paso increíble. Sigue así y saldremos de esta isla en unas semanas.