Entrenando por miedo al futuro || Privado Dark, Galhard

—A seguir entrenando pues, no sé cuantos días llevamos ya aquí pero espero pasar los suficientes para dar la talla una vez volvamos a la civilización— Tras ello echó mano de su plato de estofado que no tardó en quedar vacío.

—Ni tan mal ese ataque, no me gustaría sufrirlo en mis carnes— afirmó contemplando la destrucción generada que no parecía convencer del todo al moreno.

Tras estirar su cuerpo volvió a la pose de meditación que Dark le enseñó, tratando de volver a canalizar el haki de armadura en su cuerpo. Esta vez, no tardó tanto tiempo como las veces anteriores en sentir como poco a poco su cuerpo se iba envolviendo en una armadura invisible. Esta vez el énfasis no se llevó lo mejor de él y trató de mantener la calma mientras seguía concentrado en su ejercicio, debía lograr un mejor control sobre su haki y sus emociones o de poco serviría todo el sacrificio.

Poco a poco mientras más meditaba más conseguía enfocar sus pensamientos en solo sentir el haki recubriendo su cuerpo, rechazando todo pensamiento más allá de ello. Si lograba que esta excepción se volviese regla a partir de ese día el avance habría sido adecuado.

El tiempo pasaba sin que el marine tuviese consciencia del mismo, en su mente solo había lugar para su ejercicio y le daba igual volver a desmayarse si con ello lograba progresar ni que fuese un poco más.

Observó de reojo y sonrió ante él. Estaba teniendo un buen progreso. Así que decidió llevarlo él también al mayor nivel que pudiese e intentar hacer bolas de fuego más grandes. El problema es que sentía que le drenaba demasiado, ya que al aumentar la cantidad era mucho más de lo que podía soportar. Pero sabía que con dedicación y esfuerzo podría llegar a hacer la bola cuatro o cinco metes más grande. Necesitaba el máximo de poder posible por si tenía que llegar a escapar de Impel Down y aquel era un lugar perfecto para entrenarlo.

—Galhard, tienes muy buen progreso —le comentó para animarle—. Sí, darás la talla de sobras. Vas a salir de aquí con el poder de un contra-almirante, te lo prometo —le comentó con una sonrisa.

Él volvió a lo suyo. Necesitarían por lo menos un par de semanas para seguir entrenándolo todo. Al fin y al cabo quería que tanto él como Galhard fueran personas totalmente distintas al salir de Dangerous. Le apetecía tener alguna aventura por aquella isla donde todo te intentaba matar, pero tampoco podía pedir más. Al fin y al cabo su objetivo principal era ascender y tener el poder de un yonkou. Así los podría apresar cuando volviese a la Marine si ganaba el juicio.

Tras varias horas haciendo ese entrenamiento Galhard empezó a sentirse agotado y mareado ¿Debía seguir pese a ello? se preguntaba el marine hasta que la sensación de pesadez de su cuerpo se hizo insoportable y el calor de su haki se desvaneció.

-C-creo que lo he agotado hasta dentro de... un buen rato-Dijo jadeante mientras levantó su mirada para ver la estela de destrucción que su compañero había dejado en la isla mientras practicaba sus técnicas, no pudo evitar preguntarse si en el mundo existiría alguna fruta que pudiese revertir este tipo de destrozos, así se podría luchar sin limitación en la mayoría de escenarios si alguien se dedicaba a reparar los desperfectos.

Dejo caer su espalda contra el suelo suavemente mientras miró al cielo, ahora no podía hacer más que esperar a que su cuerpo respondiese de nuevo pero eso mismo le serviría para tener consciencia de cuanto tiempo tardaba su cuerpo en recuperarse de tanto abuso.

-Los principios siempre son duros... Me pregunto que dirán Al, Arthur y Jack cuando me vuelvan a ver.- Dijo el marine mientras contaba los segundos para llevar control de su recuperación.

Él se encontraba ahora mejorando su técnica. Al fin y al cabo lo único que tenía que hacer era repeticiones sin cesar. Pero necesitaría por lo menos una semana para dominarla, más o menos. Por lo menos en el progreso que veía en aquel momento.

—La verdad es que... —intentó decirle mientras se concentraba para aumentar el radio de la explosión— haces bien... Descansando...

Fue a tirar la minibola pero le petó justo delante de él, lanzándolo varios metros hacia atrás y gritando de dolor. Tenía toda la cara y cuerpo chamuscados por delante, retorciéndose en el mismo sitio. El dolor era casi insostenible, obligándole a gritar una y otra vez.

—¡Quema, quema! —Gritó desesperado.

Fue a hacer el amago de tirarse al mar pero recordó que se ahogaría, así que simplemente se quedó boca arriba maldiciéndolo todo. Por lo menos hasta que pasó el rato para que se regenerasen las heridas. Se levantó jadeando y volvió a elevar las manos para generar la bola de fuego gigante. El concepto de la técnica lo tenía claro, pero el problema era la ejecución. Tenía que apretar el puño para que estallase pero estallaba sin hacer el movimiento. Estaba demasiado acumulada la energía, pero quizás podría intentar algo más ingenioso. Aunque lo haría después, ya que estaba muy resentido y le costaba generar fuego. Así que volvió a su pose de meditación y siguió entrenando su haki de armadura.

—Galhard, el descanso ha acabado. Vuelve a entrenar. —Le ordenó con un tono serio.

-A eso voy pero... No he podido ver como casi te chamuscas, he estado pensando que a veces cuando uno extiende demasiado los entrenamientos y no tiene nadie que le corrija y le observe es incapaz de darse cuenta de pequeños detalles, tu cuerpo está en calma pero la energía que usas para alimentar ese fuego no lo parece tanto, no tiene una armonía en la forma que se concentra e incluso diría que tu ímpetu por querer lograrlo está retrasando que puedas pulir la técnica haciendo que el estallido se ocasione antes de que quieras dar la orden con el cuerpo... Trata de usar la meditación que me enseñaste a mi y que estás usando ahora para encontrar una forma de armonizar esa energía, deja tensiones atrás...- Dijo Galhard mientras se acercaba a Dark, había visto la explosión y aunque ya se había acostumbrado a la regeneración de su compañero no pudo evitar preocuparse, sus ojos de todas formas se centraron en aquellas bolas de fuego que creaba, sentía que la temperatura no era uniforme y eso aceleraba la detonación.

-Tampoco es que sea un experto en ello, nunca he usado un ataque así pero me dio esa sensación, volveré al lío.- Gal tomó asiento bajo un árbol chamuscado y allí continuo su meditación, quizás mañana sería un buen día para pelear contra aquel gorila de nuevo.

Escuchó las correcciones de su compañero mientras fruncía el ceño y se levantaba. El fundamento de lo que decía no estaba mal, quizás ver desde fuera su técnica le ayudaría ligeramente. No había controlado del todo el calor o el volumen, por lo que tomaría su consejo y empezaría a practicar con ello. Total, ya había descansado suficiente. Así que una vez totalmente recto, levantó las manos y entendió lo que tenía que hacer. Así que se limitaría en entrenarlo durante una semana entera de la misma forma.

—Ehm... Pues creo que tienes razón... ¿A lo mejor? —Dijo casi inflándose de mofletes.

La noche empezaba a hacerse ya y el estofado se había acabado, por lo que se dirigió hacia otro lado para agarrar otro de los animales. De tanto ver la isla de un lado para otro al final acababa memorizándosela. Al fin y al cabo estaba en un punto alto y podía ver tanto los bosques como las civilizaciones, a pesar de las tormentas que solían haber. La cosa era... ¿Y si conquistaba esta isla? La verdad es que si afiliaba tal isla al gobierno mundial, seguramente se volvería a ganar la confianza de este.

Tras volver con otro animal ya cazado, lo soltó delante y volvió a elevar la mano para chamuscarlo. Una vez cenasen y descansasen repetirían los mismos entrenamientos durante una semana entera. Tanto él como Galhard iban a salir mamadísimos de ahí sin siquiera dudarlo. Al fin y al cabo, no había nada malo en separarse dos o tres semanas de la civilización. Quería ayudar al marine a elevar su haki de armadura hasta su límite y después el mantra. Parecía una tarea tediosa, pero estaba seguro de que a ese ritmo llegaría a su límite rápidamente.

Galhard sonrió ante el tímido gesto de Dark cuando este le dio la razón, después de todo estaban allí para ayudarse mutuamente no para que Dark se hiciese cargo de todo.

El entrenamiento de ese día se acabó tan pronto como el estofado, mientras Dark fue a cazar un par de animales más Galhard repasó el campamento haciendo acopio de especias y provisiones para apuntar en una nota cuanto tenían de cada cosa y preparó todas las herramientas que habían ido construyendo para que cuando llegase Dark con la comida no se tardase mucho en hacerla, realmente la comida estaba buena pero... echaba de menos el sabor de la sal en su comida.

En lo que Dark traía al animal y lo cocinaba Galhard le tendió un saco pequeño de pimienta que había estado moliendo mientras él regresaba, no era sal pero al menos daría un buen toque a la carne de caza.

Pasaron dos días donde repitieron las últimas directrices de sus entrenamientos, mientras que Galhard aumentaba el tiempo en el que podía concentrar su haki aún imperceptible visualmente, Dark por otro lado parecía que poco a poco ganaba mucho más control con ataque de fuego quizás después de todo había conseguido dejar atrás sus últimas tensiones.

El dúo estaba irreconocible en comparación de cuando llegaron, no solo la vida campestre había afectado a sus ropas y rostros si no que su entrenamiento estaba dando frutos.

-Oi ¿Cuanto tiempo llevamos ya? La verdad es como si llevásemos una infinidad y solo un par de días al mismo tiempo, está siendo toda una experiencia ¿Eh?- Decía el cadete mientras se quitaba las vendas de unas cuantas heridas ya cerradas.

A pesar de poder poliformarse nueva ropa, prefería mantener el aspecto roído y sucio de la que llevaba. Aquello le demostraba progreso y de alguna forma le animaba aún más. Galhard tenía el mismo aspecto que él: tenían barba desaliñada y se veían un poco en los huesos. Ni Dark ni Galhard sabían cocinar excepcionalmente bien, por lo que la dieta mediterránea que estaban llevando era un poco mala en general. "Hoy cumplen tres semanas ya desde que vinimos aquí" pensó mientras miraba hacia los boquetes de isla chamuscados. Tanto su haki como él estaban a un nivel completamente distinto y para qué negarlo, aún siendo grandes amigos tras la carrera, Dark sentía un afecto especial por Galhard. Cuando se levantaron y recolectaron fruta para desayunar, Dark se dirigió hasta su alforja y sacó a Extorquendo Mundi de ahí. Caminó hasta Galhard y se agachó, mirándole fijamente.

—Ya llevamos tres semanas aquí metidos, Galhard. Sí, es una experiencia. Por eso mismo he decidido darte esto... —Levantó a Extorquendo Mundi y se la ofreció—. Este arma fue creada personalmente para mí. Es lo que llamáis los de por aquí como una Saijo Ö Wazamono, pero de las islas de arriba. El juicio está a la vera de la esquina y todavía quiero hablar con Katharina y hacer un par de cosas más. No sé si realmente acabaré encerrado, pero por ello mismo quiero que si me pasase algo, este entrenamiento lo lleves marcado en tu alma. Kiseki murió y no deseo hablar con Rayne por lo que pasó. Por eso mismo... Te elijo a ti como mi sucesor. Ya sé que es algo egoísta o que puedes no quererlo ser, pero no había entrenado personalmente a alguien como he hecho contigo, ni siquiera a mis hijas. Te cedo mi arma como Akane me cedió la suya en su día. Estoy seguro de que vas a ser un gran marine, Galhard.

Le ofreció un abrazo. Después, independientemente de si lo aceptaba o no, puso mirada seria y volvió a su entrenamiento. Sacó a Haruno Rö y empezó a asestar golpes en el aire, con una precisión casi milimétrica. Quería practicar alguna que otra floritura con el arma ahora que ya había dominado la técnica de fuego. No estaba acostumbrado a agarrar una katana otra vez, por lo que hasta que Galhard estuviese preparado, entrenaría sin descanso con esta. Pero no se olvidaría de su haki, claro. La Saijo estaba totalmente ennegrecida.

Galhard miró con asombro a su amigo y reluctante contestó: —No conozco la totalidad de lo ocurrido en ese asunto familiar pero... ¿Estás seguro de ello? Esa espada es muy importante para ti, además en la carrera me dijiste que estaba hecha de forma que solo tú la podías aprovechar correctamente... Haremos una cosa, la custodiaré hasta que el juicio acabe, seguro que irá bien... Siendo de esta forma no será egoísta y aceptaría de buen grado tu legado, quizás mis hombros carguen con mucho pero en este mundo cuanto más peso llevas más motivos tienes para luchar. No sé qué negocios tienes con la bruja pero recuerda que es una traidora del gobierno y la marina y la visión que tiene la institución de ella y viceversa es antagónica... De todos modos estaré de tu lado ocurra lo que ocurra bro— Gal aceptó el abrazo, en sus adentros tenía un mal presagio de todo ello pero guardo esos sentimientos para él, Dark había sido como ese hermano que nunca tuvo y junto a Al era un modelo a seguir para él.

Gal empuñó la espada que su amigo le tendió, su hoja ancha era distinta a las que estaba acostumbrado a usar y con delicadeza la depositó al lado suyo, si tenía que entrenar su haki con una espada seria mejor empezar con la suya ya que estaba más acostumbrado a ella.

—Dark, de todos modos... Prométeme que si las cosas se ponen feas te retirarás para mantenerte a salvo ¿Vale? — Tras ello el marine siguió su entrenamiento mientras en su mente podía imaginar que tarde o temprano se encontraría con la hija de Dark en alguna misión.

Tras escuchar a su amigo no pudo evitar sonreír plentamente, aunque de forma melancólica. Galhard no tenía ángulo pero su rostro era un revuelto de emociones. A pesar de mantenerse siempre carismático, serio con toques de bromista tenía mucho dolor por dentro. Se acercó al arma y quitó un módulo del lateral. Con eso ya no deberían de salir las espinas. Realmente le estaban molestando mucho últimamente al no tener el brazo dracónico, por lo que no estaban de más quitarlas. Pero ese arma ya no era suya.

—Gracias Galhard. He arrancado el modulo que compaginaba con mi brazo dracónico. Ahora ya la puedes empuñar de forma normal sin miedo a que los pinchos te atraviesen la piel. No quiero recuperar esta espada porque significan unos sueños que ya no puedo proteger. Lo único que puedo hacer es mirar al futuro y crear mis propios sueños. No te voy a mentir, tengo sentimientos encontrados con el gobierno y lo odio profundamente. Pero quiero ver qué puedo hacer si vuelvo a tener un rango superior, si para un viejo como yo hay salvación alguna. No quiero vivir con el odio comiéndome las venas, joder...

Bajó la cabeza y suspiró pesadamente. Tener a Extorquendo Mundi significaba creer en el sueño de Akane y todo lo que representaba, y nunca lo había entendido del todo. Pero tenía la sensación de que Galhard, aún sin escucharlo, sí lo había entendido. Tenía aquella voluntad de hacer el bien y poco a poco unificar a la gente.  Él sabía que Akane le dijo que el mundo tenía que ser uno, pero ya pudo darse cuenta tras ver lo que pasó en Jaya que la lucha no era la solución. Y sinceramente, Dark estaba cansado de luchar y de ver cómo la gente se iba y volvía. Estaba cansado de no tener algo a lo que proteger, de echar a Louise de menos todos los días... Y ahora la muerte de Kiseki. Eran todo hostias para el pobre moreno y sentía que iba a colapsar. Pero en estos días se había sentido mejor de alguna forma, sabía que quizás él todavía tenía salvación.

Por ello mismo agarró la espada con más firmeza y continuó practicando, para ver si su voluntad podía guiarle por el buen camino esta vez y poder cumplir el sueño de Akane. Iba a volver a ser uno de los espadachines más diestros de los siete mares y nada iba a pararle.

—El arma es tuya, Galhard. Sé que te pongo en un aprieto, pero así lo hizo Akane conmigo en su día. Si no la quieres tírala al mar —acabó diciendo con un tono serio, deseando por dentro que la aceptase. Pero lo entendería si no lo llegaba a hacer.

—Siendo así la aceptaré de buen grado, la hoja representa como bien has dicho unos sueños y una voluntad... No está hecha para ser olvidada y unirse en la profunda oscuridad del mar. No es el tipo de espada que uso pero si comparte mis ideales la llevaré al camino que ellos representaban, quizás si no te molesta le haré unas modificaciones en el aspecto, con ello mi voluntad se unirá a ella también... En cuanto al gobierno, creo que la mejor forma de poder cambiarlo es desde dentro, lejos de las peleas externas que al final se comen a los inocentes que en teoría se busca proteger... Siempre se dice que uno ha de ser el reflejo del cambio que quiere para el mundo, por ello yo quiero que el gobierno mundial sea un órgano que vele por la seguridad de todos, no sólo los más fuertes, por imposible que sea o por temporal que pueda ser el cambio que llegue a conseguir, si eso abre un camino para que más gente se una a esta evolución no habré fracasado aunque mi cambio no llegue a durar.— Gal suspiró mientras esgrimía el orgullo de Calipso y practicaba su Haki.

—Tus palabras me Dan fuerza y me han ayudado a perfilar mi objetivo, se que podremos trabajar juntos para ello y eso me motiva aún más... Lo lograremos— Dijo tras soltar un tajo contra un árbol que había cerca.

—Por supuesto. Cuando vuelva a ser vice-almirante trabajaremos duro para cambiar el mundo y que no se cobre más vidas inocentes. Será arduo pero sé que puedo mancharme las manos un poco más para lograrlo. Si me he ganado el infierno ya no importa lo que tenga que hacer para que cuando muera me sienta realizado —exclamó mientras veía sus manos hundidas en el negro del endurecimiento—. Tú también me has ayudado a llegar a esto, Galhard. Así que siempre que necesites un amigo o alguien que te enseñe técnicas, i'm in. Te voy a hacer el marine más fuerte de todos, te lo prometo. Incluso más que yo.

Repasó por un momento en su cabeza todo lo que había logrado. Su haki ya no avanzaba más, por lo que suponía que era su límite establecido. La explosión de fuego también la tenía dominada y sentía también que había avanzado en la esgrima un paso al volver a practicar con una katana durante días. Ahora solo les quedaba entrenar una última semana para repasarlo todo e ir hacia algo superior. Cuando saliese de la isla iría a hablar con Katharina y después a hacer el encargo público del tenryuubito. En ese orden, lo tendría todo hecho para poder ir al juicio, el cual no quedaba ya demasiado. Le habían dado una respuesta oficial y un día y a pesar de que tenía una ansiedad horrible por ello lo tenía todo bien organizado. Si llegaba a salvar el tenryuubito tendría la carta libre. Si llegaban a apresarle a Impel Down tenía aliados que le ayudarían a salir.

—Nos quedaremos aquí una última semana en la que perfeccionaremos todo, Galhard. Creo que hemos avanzado tanto tú como yo, psicológicamente y físicamente. Así que pon en práctica todo y nos iremos de aquí pronto. ¿Entendido?

—oído cocina Darky, está semana será donde daremos el 120% de nuestra capacidad... Por cierto ¿Sabes hacer Vivre Cards? Si algo sale mal sería una forma muy buena de saber en todo momento como estamos ambos de salud y en la dirección donde nos encontramos... En esta semana aprovecharemos también para hacer una, he sido previsor y he ido guardando mis uñas estos días... Es curioso que eso se haga con algo que puede resultar algo perturbador o desagradable... Dijo Galhard mientras ponía una cara mustia

—Juntos y con los de la brigada seremos los más fuertes, es hora de renovar la institución y volver más humano al gobierno mundial, eso hará que a su vez las refriegas con los revolucionarios pierdan fuelle y podamos centrar nuestras fuerzas en aquellos piratas que queneran el mal en los Mares— Gal ofreció un brofist a Dark y siguió con su entrenamiento, más motivado incluso que la primera semana, sabía que cuanto más se esforzarse ahora en perfeccionar lo aprendido más habría valido la pena pasar esta prueba.

—Impel down... Espero que no acabes allí, aunque te entregases estarías por lo menos en el nivel 6 y si el gobierno se pone exigente... Hay rumores de un supuesto nivel siete allí, escuche a dos almirantes hablar sobre eso y a varios de la brigada... Así que en el juicio habrá que jugar todas nuestras cartas.— Gal supuso que Iván, Katarina y su banda serían esos aliados, si aquello llegaba a suceder quizás debería intervenir, aunque de forma errática para no levantar sospecha y estaba dispuesto hasta ser degradado de rango si eso lo exigía para facilitar el escape de Dark si todo salía mal sin tener que abandonar la marina.

Escuchó atentamente a su compañero y frunció el ceño. No sabía hacer vibre cards, pero quizás podría usar su fama para que las hiciesen. Y era una muy buena idea, así sabrían en todo momento dónde se encontraba él si llegaba a estar encerrado. Así que aprovechó para sonreír y poner un pulgar arriba, explicándole que mandaría a hacer unas cuantas si le daba sus uñas. Era algo un poco perturbador, no nos engañemos, pero sabía bien lo que hacía. Siempre le sorprendía con ideas muy ingeniosas y con sus clásicos discursos que le motivaban hasta al moreno. Sin lugar a dudas Galhard era una persona especial.

—Yo tampoco espero acabar en Impel Down pero ten bien claro de que saldré si llegase a acabar ahí. Lo que he hecho no merece cárcel, y mucho menos con la de criminales que capturé cuando era cazador o los servicios que presté de vice-almirante. Gracias, Galhard. Pongámosnos al 120% como dices y a darle caña.

Y así pasó la última semana, con los dos acostumbrándose y repitiendo todos los entrenamientos. Una vez pasó ya estaban dispuestos a irse.

Ambos compañeros desmantelaron el campamento cogiendo la mayoría de recursos útiles como comida restante (mayoritariamente carne secada, vegetales y raíces comestibles) pieles que habían conseguido, el cuerno de rinoceronte y un par de semillas de café sin tostar de la isla, las cuales Galhard planeaba usar para criarlas junto con las que Arthur tenía en la torre alvenger para prepararle un buen café salvaje.

No tardaron en llegar al barco con el que habían venido que había pasado bastante tiempo a la intemperie. Gal cargó las cosas mientras se retiró los últimos vendajes, la semana había sido dura y aunque se encontraba molido sus heridas habían sanado bastante bien.

Por unos instantes miró sus manos y sus brazos, se sentía muchísimo más fuerte que cuando llego y mediante una sonrisa agradeció de nuevo el tiempo pasado con Dark.

-Será costoso volver a la civilización después de este mes,, jajaja, casi me había hecho ya a la vida salvaje- Comentó el marine mientra cargaba las últimas provisiones en el barco.

-Que se prepare el mundo, que estamos de vuelta- El marine se encontraba ahora en la proa del barco esgrimiendo su sable y con la espada de dark en su cintura en una pose completamente llena de confianza.

—Lo sé, siempre es costoso. Pero ahora ya empiezas a tener los hakis de un contra-almirante de verdad. Que aunque te merezcas el ascenso más que nadie, si no dominas el haki te pueden mandar a una misión de la que quizás no puedas volver. Así que volvamos, te llevaré en la nave hasta Dressrosa y veremos qué hacemos ahí a partir de ahora. Sin lugar a duda ha sido un mes memorable y estoy seguro de que tanto tú como yo hemos aprendido muchísimo.

Llamó por el transmisor a Xiba y le pidió de que les viniesen a buscar. Era un buen chofer, la verdad. Parecía la mayoría de veces ausente, como si no estuviese ahí, pero era su amigo y le dejaba su nave sin problema. ¿Cómo se iba a poder quejar Dark ante eso? Además de que tanto él como Galhard iban mamadísimos. Era más hábil con la espada, el haki, la técnica de fuego... ¿Qué más podía decir, la verdad? Toda la experiencia había sido increíble y una vez salieron de ahí ya estaba contando los días para volver. Además de que ahora se sabía de memoria la estructura de Dangerous, por si algún día lo necesitaba. Tirarse un mes ahí encerrados y saber volar era algo muy útil para aprender.