Aki D. Arlia
Fama
Recompensa
Características
fuerza
Fortaleza
Velocidad
Agilidad
Destreza
Precisión
Intelecto
Agudeza
Instinto
Energía
Saberes
Akuma no mi
Varios
Atracó en Nanohana con un objetivo en mente. Quería una casa en Arabasta. No, de hecho, quería un negocio en Arabasta. Algún sitio seguro al que pudiera ir en caso de emergencia, pero que también pudiera dar cobijo a quien lo necesitara de ser preciso.
Tenía los fondos para ello y lo único que precisaba era… bueno, lidiar con la logística. Y no era lo suyo, razón por la que no había querido hacerlo sola. Había llamado a Alpha por Den Den mushi, citándole en la gran ciudad de Rainbase. Era allí donde forjaría su pequeño castillito, entre casinos y edificios dedicados a la bebida y el baile. ¿Qué mejor lugar?
El camino hasta allí no fue muy complicado. Se había asegurado de que el Loreley no destacara, cambiando sus velas y cubriendo cualquier signo que pudiera vincularlo con ella. Ella misma iba camuflada, aunque esta vez todavía poseía su propio físico. Lo primero que había hecho la pirata al bajar del barco había sido colarse en una casa y robar un poco de ropa del lugar. Minutos más tarde Lysbeth salía a la calle envuelta en una pesada túnica de color arena, su pelo y su boca cubiertos también. Solo un par de ojos dorados examinaban el lugar mientras avanzaba decidida a hacer sus planes realidad.
Era consciente de que un barco no era más que un barco por muy poderoso que fuera y, como tal, no era eterno. Antes o después, por el tiempo o por una desgracia, era posible que su preciado Loreley le fallara. Cuando eso sucediera, quería tener algún lugar al que volver. Y Arabasta parecía el sitio adecuado para reorganizarse y retomar el control de la situación sin importar las circunstancias. No era precisamente un sitio pacífico, pero estaba decentemente avanzado en cuestiones de tecnología y facilidades. Solía estar bien abastecida y si bien pertenecía al Gobierno Mundial, sabía de buena tinta que había no pocas facciones criminales infiltradas en el lugar.
Al fin y al cabo, tanto Zaina como Lilith ejercían no poco poder en la isla. No habían podido llegar con ella, pero le habían dado la dirección de alguien que podía ayudarla a escoger el edificio adecuado sin hacer demasiadas preguntas. A partir de allí, tendría completo control sobre lo que sucedía dentro del mismo. Y a fin de cuentas, eso era todo lo que necesitaba.
Llegó a Rainbase al mediodía y aguardó en la plaza en la que se había citado con Alpha a que el chico apareciera. Lo cierto es que tenía ganas de verle y aunque ir a hacer recados no era la aventura más emocionante, le gustaba que fuera a acompañarle. Una vez se reunieran, irían a buscar al hombre para comenzar la tarea.
Se sentó en el borde de una fuente y aprovechó para lavarse la cara y quitarse un poco la capucha. No había marines cerca, podía bajar la guardia un instante. La arena del desierto se metía por todas partes y poder quitarse el polvo era tremendamente satisfactorio.
Tenía los fondos para ello y lo único que precisaba era… bueno, lidiar con la logística. Y no era lo suyo, razón por la que no había querido hacerlo sola. Había llamado a Alpha por Den Den mushi, citándole en la gran ciudad de Rainbase. Era allí donde forjaría su pequeño castillito, entre casinos y edificios dedicados a la bebida y el baile. ¿Qué mejor lugar?
El camino hasta allí no fue muy complicado. Se había asegurado de que el Loreley no destacara, cambiando sus velas y cubriendo cualquier signo que pudiera vincularlo con ella. Ella misma iba camuflada, aunque esta vez todavía poseía su propio físico. Lo primero que había hecho la pirata al bajar del barco había sido colarse en una casa y robar un poco de ropa del lugar. Minutos más tarde Lysbeth salía a la calle envuelta en una pesada túnica de color arena, su pelo y su boca cubiertos también. Solo un par de ojos dorados examinaban el lugar mientras avanzaba decidida a hacer sus planes realidad.
Era consciente de que un barco no era más que un barco por muy poderoso que fuera y, como tal, no era eterno. Antes o después, por el tiempo o por una desgracia, era posible que su preciado Loreley le fallara. Cuando eso sucediera, quería tener algún lugar al que volver. Y Arabasta parecía el sitio adecuado para reorganizarse y retomar el control de la situación sin importar las circunstancias. No era precisamente un sitio pacífico, pero estaba decentemente avanzado en cuestiones de tecnología y facilidades. Solía estar bien abastecida y si bien pertenecía al Gobierno Mundial, sabía de buena tinta que había no pocas facciones criminales infiltradas en el lugar.
Al fin y al cabo, tanto Zaina como Lilith ejercían no poco poder en la isla. No habían podido llegar con ella, pero le habían dado la dirección de alguien que podía ayudarla a escoger el edificio adecuado sin hacer demasiadas preguntas. A partir de allí, tendría completo control sobre lo que sucedía dentro del mismo. Y a fin de cuentas, eso era todo lo que necesitaba.
Llegó a Rainbase al mediodía y aguardó en la plaza en la que se había citado con Alpha a que el chico apareciera. Lo cierto es que tenía ganas de verle y aunque ir a hacer recados no era la aventura más emocionante, le gustaba que fuera a acompañarle. Una vez se reunieran, irían a buscar al hombre para comenzar la tarea.
Se sentó en el borde de una fuente y aprovechó para lavarse la cara y quitarse un poco la capucha. No había marines cerca, podía bajar la guardia un instante. La arena del desierto se metía por todas partes y poder quitarse el polvo era tremendamente satisfactorio.
Freites D. Alpha
Fama
Recompensa
Características
fuerza
Fortaleza
Velocidad
Agilidad
Destreza
Precisión
Intelecto
Agudeza
Instinto
Energía
Saberes
Akuma no mi
Varios
Incluso en días como estos tener un poco de paz no caería nada mal, ser la cabeza de la familia no es fácil después de todo, es mi labor vigilar que toda esté ocurriendo de acuerdo a lo planeado y asegurándome de que ninguno de mis hermanos menores cometa alguna estupidez. Bueno, podemos llamar a cualquier situación donde me haga perder la paciencia, que si es mucha la que poseo, tiene un límite.
Su llamaba de vino excelente, ella quien fue la que me acompaño en aquella tarea suicida, curiosamente me pedía ayuda con algo de logística para la construcción de su nueva base. Honestamente, ir a Arabista no sonaba tan mala idea, ya era tiempo que le diera a Suzaku un paseo en su lugar de origen, así que acepte ayudar a mi maestra, quizás en este oportunidad puede pedirle que me enseñe una cosa o dos.
Atraque en Erumalu, solo. No podía permitirme que ninguno de mis galeones se viera involucrado en una batalla innecesaria así que desde una distancia prudencial, tome un bote con provisiones e indique que me buscaran en estas mismas coordenadas cuando yo lo ordenara. En las rocas pude observar una manada de Kun fu Dugons que se encontraban entrenando. Me quede fascinado por un momento con sus movimientos, así que me quede un rato observándolos y quizás aprender algo que me llamara la atención.
Ya era momento de ponernos en camino, Rainbase no quedaba exactamente muy cerca y lo más seguro era tomar una ruta directa desde mi posición. Yo llevaba un kimono de color arena, un atuendo más que adecuado para esta isla.
Suzaku corrió por el desierto. He de admitir que la belleza natural de esta país es magnífica. El cielo nocturno era una de las mejores. De hecho, nunca me había tomado el tiempo de admirar las estrellas. He leído en algunos libros muchas teorías, unas dicen que las estrellas son otros mundos, otras dicen que las estrellas son otros mares los cuales esperan a ser navegados. Esta última me gusta más, de hecho, es la que más me encanta. Quiero decir, soy un fenómeno, una criatura cuyo origen es incluso es desconocido para mí. Ni madre solía decirme que era un chico normal como cualquier otro, pero siempre supe que me ocultaba algo. Mi padre, por otro lado, nunca quiso darme muchos detalles de su origen, quizás el provenía de una raza de humanos totalmente diferente.
Quizás esa sea la razón por la cual me siento tan diferente, ya que mi padre solo me dijo que estaba destinado a consumir y evolucionar.
Al llegar, me coloque mi mascara y me dispuse a llegar al lugar acordado con Lys. He de admitir que Rainbase tiene lo suyo, cualquier criminal o pirata sería feliz en un lugar como este. Suzaku caminaba por el lugar, hasta que llegamos a una fuente y allí estaba ella. Mi súper ave lentamente se acercó y le picoteo en la cabeza. – ¿Bajando la guardia en territorio del gobierno, maestra? - Le dije en un tono totalmente relajado, sabía de antemano que ella no era de bajar la guardia en ningún momento, pero incluso personas como ella quieren darse un respiro de vez en cuando. – Como sabrás, en nuestro trabajo nos ganamos las cosas de dos maneras: lo robamos o lo construimos. Dime ¿Cuál va a ser hoy?
Su llamaba de vino excelente, ella quien fue la que me acompaño en aquella tarea suicida, curiosamente me pedía ayuda con algo de logística para la construcción de su nueva base. Honestamente, ir a Arabista no sonaba tan mala idea, ya era tiempo que le diera a Suzaku un paseo en su lugar de origen, así que acepte ayudar a mi maestra, quizás en este oportunidad puede pedirle que me enseñe una cosa o dos.
Atraque en Erumalu, solo. No podía permitirme que ninguno de mis galeones se viera involucrado en una batalla innecesaria así que desde una distancia prudencial, tome un bote con provisiones e indique que me buscaran en estas mismas coordenadas cuando yo lo ordenara. En las rocas pude observar una manada de Kun fu Dugons que se encontraban entrenando. Me quede fascinado por un momento con sus movimientos, así que me quede un rato observándolos y quizás aprender algo que me llamara la atención.
Ya era momento de ponernos en camino, Rainbase no quedaba exactamente muy cerca y lo más seguro era tomar una ruta directa desde mi posición. Yo llevaba un kimono de color arena, un atuendo más que adecuado para esta isla.
Suzaku corrió por el desierto. He de admitir que la belleza natural de esta país es magnífica. El cielo nocturno era una de las mejores. De hecho, nunca me había tomado el tiempo de admirar las estrellas. He leído en algunos libros muchas teorías, unas dicen que las estrellas son otros mundos, otras dicen que las estrellas son otros mares los cuales esperan a ser navegados. Esta última me gusta más, de hecho, es la que más me encanta. Quiero decir, soy un fenómeno, una criatura cuyo origen es incluso es desconocido para mí. Ni madre solía decirme que era un chico normal como cualquier otro, pero siempre supe que me ocultaba algo. Mi padre, por otro lado, nunca quiso darme muchos detalles de su origen, quizás el provenía de una raza de humanos totalmente diferente.
Quizás esa sea la razón por la cual me siento tan diferente, ya que mi padre solo me dijo que estaba destinado a consumir y evolucionar.
Al llegar, me coloque mi mascara y me dispuse a llegar al lugar acordado con Lys. He de admitir que Rainbase tiene lo suyo, cualquier criminal o pirata sería feliz en un lugar como este. Suzaku caminaba por el lugar, hasta que llegamos a una fuente y allí estaba ella. Mi súper ave lentamente se acercó y le picoteo en la cabeza. – ¿Bajando la guardia en territorio del gobierno, maestra? - Le dije en un tono totalmente relajado, sabía de antemano que ella no era de bajar la guardia en ningún momento, pero incluso personas como ella quieren darse un respiro de vez en cuando. – Como sabrás, en nuestro trabajo nos ganamos las cosas de dos maneras: lo robamos o lo construimos. Dime ¿Cuál va a ser hoy?
Aki D. Arlia
Fama
Recompensa
Características
fuerza
Fortaleza
Velocidad
Agilidad
Destreza
Precisión
Intelecto
Agudeza
Instinto
Energía
Saberes
Akuma no mi
Varios
Le sintió llegar hasta ella, pero no se movió. La plaza estaba casi vacía y el lugar era apacible. No estaba mal aprovechar uno de los pocos momentos de tranquilidad que tenía.
Se giró cuando notó un picoteo amistoso en la cabeza. Sonriendo, empezó a acariciar con cariño la cabeza del ave mientras miraba a Alpha. Hoy llevaba su máscara y parecía haber llegado lleno de energías. Aunque por otro lado, ¿cuándo no tenía energías ese hombre?
-Descuida. Solo bajo la guardia cuando puedo permitírmelo.
Y así, en cuestión de segundos, el instante se desvanecía como arena entre los dedos. Era hora de ponerse manos a la obra y no era la única que lo sabía. Le hizo una seña a Alpha y comenzó a andar a paso tranquilo. Tampoco tenían motivo para apresurarse.
-Lo construimos. De cero.
Le explicó de forma breve lo que quería hacer. Comprar un edificio y remodelarlo, convertirlo en un sitio seguro para ella y para quien lo necesitase.
-Había pensado en hacer un club nocturno, algo tranquilo y discreto pero reconocible. No desentonaría en esta ciudad y sería una posesión bastante… útil.
En realidad, tenía en mente algo muy concreto. Quería dos secciones separadas, una para una vivienda no muy grande y otra que dedicaría al negocio. Algo con maderas oscuras, decorado en negros y azules profundos, con detalles plateados. Plantas, quizá. No estaba tan segura. Se seguía debatiendo entre lo hogareño y lo seductor. De alguna forma, le pegaba.
-Me han hablado de un hombre que puede conseguirme el edificio sin hacer demasiadas preguntas. Lógicamente, lo pondré a nombre falso.- añadió en voz baja.- Pero si el chivatazo ha sido bueno, no deberíamos tener demasiados problemas.
Siguieron caminando. Rainbase no un lugar que soliera frecuentar y la orientación no era su fuerte. Le costó un poco reconocer las indicaciones que habían dado, pero más pronto que tarde volvían a estar en buen camino.
-Ya casi estamos. Y tú, ¿qué es de ti? ¿Todo bien?
Sabía que el joven tenía sus propios planes. Su propia banda, sus propias obligaciones. Le interesaba saber de él y esperaba que todo le fuera bien. Si alguien se merecía un golpe de suerte, tenía que ser Alpha. Era de las personas más enérgicas y decididas a las que conocía. No se detendría ante nada para conseguir lo que quería y, precisamente por eso, estaba convencida de que antes o después lo conseguiría.
Al final, llegaron a su destino. Era un edificio bajo, discreto. Lys llamó a la puerta de madera oscura primero tres veces, luego dos y por último cuatro. Era el santo y seña que le habían pasado. Abrió un hombre calvo, de mirada dura. Tras echar un vistazo a la calle, les dejó entrar y les señaló un par de sillas.
-En seguida estaré con vosotros. He de terminar una cosa.
Desapareció por la puerta, dejándoles a solas. Tras encogerse de hombros, Lysbeth tomó asiento. Había sido un largo viaje. Podía esperar unos minutos.
Se giró cuando notó un picoteo amistoso en la cabeza. Sonriendo, empezó a acariciar con cariño la cabeza del ave mientras miraba a Alpha. Hoy llevaba su máscara y parecía haber llegado lleno de energías. Aunque por otro lado, ¿cuándo no tenía energías ese hombre?
-Descuida. Solo bajo la guardia cuando puedo permitírmelo.
Y así, en cuestión de segundos, el instante se desvanecía como arena entre los dedos. Era hora de ponerse manos a la obra y no era la única que lo sabía. Le hizo una seña a Alpha y comenzó a andar a paso tranquilo. Tampoco tenían motivo para apresurarse.
-Lo construimos. De cero.
Le explicó de forma breve lo que quería hacer. Comprar un edificio y remodelarlo, convertirlo en un sitio seguro para ella y para quien lo necesitase.
-Había pensado en hacer un club nocturno, algo tranquilo y discreto pero reconocible. No desentonaría en esta ciudad y sería una posesión bastante… útil.
En realidad, tenía en mente algo muy concreto. Quería dos secciones separadas, una para una vivienda no muy grande y otra que dedicaría al negocio. Algo con maderas oscuras, decorado en negros y azules profundos, con detalles plateados. Plantas, quizá. No estaba tan segura. Se seguía debatiendo entre lo hogareño y lo seductor. De alguna forma, le pegaba.
-Me han hablado de un hombre que puede conseguirme el edificio sin hacer demasiadas preguntas. Lógicamente, lo pondré a nombre falso.- añadió en voz baja.- Pero si el chivatazo ha sido bueno, no deberíamos tener demasiados problemas.
Siguieron caminando. Rainbase no un lugar que soliera frecuentar y la orientación no era su fuerte. Le costó un poco reconocer las indicaciones que habían dado, pero más pronto que tarde volvían a estar en buen camino.
-Ya casi estamos. Y tú, ¿qué es de ti? ¿Todo bien?
Sabía que el joven tenía sus propios planes. Su propia banda, sus propias obligaciones. Le interesaba saber de él y esperaba que todo le fuera bien. Si alguien se merecía un golpe de suerte, tenía que ser Alpha. Era de las personas más enérgicas y decididas a las que conocía. No se detendría ante nada para conseguir lo que quería y, precisamente por eso, estaba convencida de que antes o después lo conseguiría.
Al final, llegaron a su destino. Era un edificio bajo, discreto. Lys llamó a la puerta de madera oscura primero tres veces, luego dos y por último cuatro. Era el santo y seña que le habían pasado. Abrió un hombre calvo, de mirada dura. Tras echar un vistazo a la calle, les dejó entrar y les señaló un par de sillas.
-En seguida estaré con vosotros. He de terminar una cosa.
Desapareció por la puerta, dejándoles a solas. Tras encogerse de hombros, Lysbeth tomó asiento. Había sido un largo viaje. Podía esperar unos minutos.
Freites D. Alpha
Fama
Recompensa
Características
fuerza
Fortaleza
Velocidad
Agilidad
Destreza
Precisión
Intelecto
Agudeza
Instinto
Energía
Saberes
Akuma no mi
Varios
No sonaba nada mal la idea de construir el lugar desde cero, ciertamente Rainbase no era el mejor sitio para ocupar algo pro la fuerza, especialmente cuando estamos en territorio enemigo. De igual forma, si el negocio se trataría de un club nocturno, se necesitarían ciertas cosas. – Primero deberíamos ver que tal están las instalaciones y luego trazar un plan de ataque. - ¿Un plan de ataque? ¿Acaso no se me pudo ocurrir decir algo mejor? Bueno, a decir verdad mis palabras no carecían de sentido., si una guerra era un desafío logístico donde el más inteligente gana. Construir y remodelar un lugar solo requería eso, logística.
-Lo de nombre falso no estaría mal. Por otro lado, espero que este señor realmente sea de confianza, no quiero ganar energías en peleas sin sentido. – Ya me venía un tiempo de descanso, de hecho, realmente deseaba descansar y beber hasta mas no poder. Sentir el delicioso sabor del sake y simplemente dejarme llevar, eso sería fantástico.
-¿De mí? De mí no puedo contar mucho, solo cosas del oficio: luchar y mantener mi territorio. Aunque ciertamente estoy disfrutando más de mi tiempo libre. Aprendo muchas cosas y me descubro a mí mismo diariamente. – Dije tranquilamente, ciertamente tenia uno que otro plan en mente, pero otra cuestión era que eso ocurriese. – Tenía pensado visitar la isla de nuestras aliadas y ver como esta todo. Ayudarlas un poco con la investigación de cierto metal que al parecer está en su isla. Tal vez entrenar un poco o retar a la reina finalmente en un duelo amisto, muchas cosas en mi cabeza, para ser honestos.
Muchas cosas en mi cabeza, una lista interminable que cada día se va acumulando más y más. Para mi suerte, siempre tengo al suficiente energía para mantenerme activo, aunque cualquier problema requiere más que simplemente energía, también requiere tiempo y planificación.
-¡Oh! Eso me recuerda algo. – Introduje la mano en mi manga y saque una tarjeta. Era una carta blanca con el sello de mi tripulación. Adelante ponía >> Para Lysbeth Ardian.<< escrito en un lindo color dorado. – Si no te molesta, me gustaría que fueras la madrina de mi boda. Ya he decidido quien será mi primera esposa.
Una vez dentro, me baje de Suzaku y me quite la máscara, al fin un poco de libertad. Lys se encogió de hombros y tomaba asiento ¿acaso algo le pasaba? Saque una botella de sake y mi dispuse a beber un poco. – Tal vez pienses que no te conozco lo suficiente, pero se cuándo algo te pasa por la cabeza ¿Todo bien? - La plumifera también se mostraba un poco preocupada, de hecho se acercó para darle unos mimos con el pico.
Después de todo, ella es alguien a quien estimamos mucho.
-Lo de nombre falso no estaría mal. Por otro lado, espero que este señor realmente sea de confianza, no quiero ganar energías en peleas sin sentido. – Ya me venía un tiempo de descanso, de hecho, realmente deseaba descansar y beber hasta mas no poder. Sentir el delicioso sabor del sake y simplemente dejarme llevar, eso sería fantástico.
-¿De mí? De mí no puedo contar mucho, solo cosas del oficio: luchar y mantener mi territorio. Aunque ciertamente estoy disfrutando más de mi tiempo libre. Aprendo muchas cosas y me descubro a mí mismo diariamente. – Dije tranquilamente, ciertamente tenia uno que otro plan en mente, pero otra cuestión era que eso ocurriese. – Tenía pensado visitar la isla de nuestras aliadas y ver como esta todo. Ayudarlas un poco con la investigación de cierto metal que al parecer está en su isla. Tal vez entrenar un poco o retar a la reina finalmente en un duelo amisto, muchas cosas en mi cabeza, para ser honestos.
Muchas cosas en mi cabeza, una lista interminable que cada día se va acumulando más y más. Para mi suerte, siempre tengo al suficiente energía para mantenerme activo, aunque cualquier problema requiere más que simplemente energía, también requiere tiempo y planificación.
-¡Oh! Eso me recuerda algo. – Introduje la mano en mi manga y saque una tarjeta. Era una carta blanca con el sello de mi tripulación. Adelante ponía >> Para Lysbeth Ardian.<< escrito en un lindo color dorado. – Si no te molesta, me gustaría que fueras la madrina de mi boda. Ya he decidido quien será mi primera esposa.
Una vez dentro, me baje de Suzaku y me quite la máscara, al fin un poco de libertad. Lys se encogió de hombros y tomaba asiento ¿acaso algo le pasaba? Saque una botella de sake y mi dispuse a beber un poco. – Tal vez pienses que no te conozco lo suficiente, pero se cuándo algo te pasa por la cabeza ¿Todo bien? - La plumifera también se mostraba un poco preocupada, de hecho se acercó para darle unos mimos con el pico.
Después de todo, ella es alguien a quien estimamos mucho.
Aki D. Arlia
Fama
Recompensa
Características
fuerza
Fortaleza
Velocidad
Agilidad
Destreza
Precisión
Intelecto
Agudeza
Instinto
Energía
Saberes
Akuma no mi
Varios
-¿Qué nombre crees que me pegaría? Puestos a escoger…
Había una sonrisa de gata en sus labios mientras hablaba. En verdad todavía no había pensado ninguno y parecía algo divertido.
-Pero no te preocupes. Mi fuente es fiable, no deberíamos tener ningún problema.
Se ahorró contarle quién le había dado la dirección. Quizá fuera mejor para él a la larga. Ahora de momento, lo ideal era llegar y empezar las negociaciones.
Asintió con tranquilidad mientras escuchaba lo que le iba contando el joven. ¿Descubriéndose a sí mismo? Esbozó una sonrisa amarga, pero sacudió la cabeza. No quería que esos pensamientos le ensombrecieran el día, no hoy al menos. No lo necesitaba. Y era bueno para él, al fin y al cabo. Significaba que maduraba. Y teniendo en cuenta la cantidad de batallas que tenía por delante, nunca había suficiente de ello.
-Si fuera tú esperaría un poco a medirte con la reina. Pero creo que esa investigación puede ser muy interesante; seguramente saques algún beneficio de ella, además de fortalecer la alianza. Siempre es positivo.
Y desde luego, cualquier cosa que pudiera fortalecerla, Lysbeth la aprobaba. El chico ya había perdido demasiado en esa isla. Aunque entendía la razón detrás de la actitud de las amazonas, no podía evitar que al recordar cómo Alpha había cortado su propio brazo algo de ira le embargase. Orgullo también, por supuesto, pero desde luego había ira. Innecesario era la palabra que más se le ajustaba a la situación. De entre todas las formas de medirse que había, esa… era innecesaria.
Por fin, llegaron. Una vez les dejaron a solas, Alpha aprovechó para tenderle una tarjeta. Lys abrió mucho los ojos al escucharle y la tomó sin vacilar. Sin embargo, todavía con una sonrisa en el rostro, le señaló con el sobre.
-Más te vale que sea una buena mujer. - Se lo guardó con otra sonrisa, mientras añadía:- Mientras ella sepa que será una de varias y aún así esté decidida, estaré allí encantada.
Le preguntó si le pasaba algo y por un momento vaciló. ¿Debía contárselo? Sin duda ahora no era el momento. Pero tampoco quería ocultárselo. Si tenía éxito, antes o después la verdad se sabría.
-Lo cierto es que aparte del asunto que nos concierne hoy, estoy en medio de...algo. No puedo darte los detalles de momento, pero es… importante.- Frunció el ceño. Sí, eso era tan lejos como podía permitirse decirle.- No es algo en lo que me puedas ayudar, pero te agradezco la preocupación.
De repente, el hombre volvió a abrir la puerta e hizo una señal para que le siguieran.
-El señor LaPiedra os verá ahora.
Había una sonrisa de gata en sus labios mientras hablaba. En verdad todavía no había pensado ninguno y parecía algo divertido.
-Pero no te preocupes. Mi fuente es fiable, no deberíamos tener ningún problema.
Se ahorró contarle quién le había dado la dirección. Quizá fuera mejor para él a la larga. Ahora de momento, lo ideal era llegar y empezar las negociaciones.
Asintió con tranquilidad mientras escuchaba lo que le iba contando el joven. ¿Descubriéndose a sí mismo? Esbozó una sonrisa amarga, pero sacudió la cabeza. No quería que esos pensamientos le ensombrecieran el día, no hoy al menos. No lo necesitaba. Y era bueno para él, al fin y al cabo. Significaba que maduraba. Y teniendo en cuenta la cantidad de batallas que tenía por delante, nunca había suficiente de ello.
-Si fuera tú esperaría un poco a medirte con la reina. Pero creo que esa investigación puede ser muy interesante; seguramente saques algún beneficio de ella, además de fortalecer la alianza. Siempre es positivo.
Y desde luego, cualquier cosa que pudiera fortalecerla, Lysbeth la aprobaba. El chico ya había perdido demasiado en esa isla. Aunque entendía la razón detrás de la actitud de las amazonas, no podía evitar que al recordar cómo Alpha había cortado su propio brazo algo de ira le embargase. Orgullo también, por supuesto, pero desde luego había ira. Innecesario era la palabra que más se le ajustaba a la situación. De entre todas las formas de medirse que había, esa… era innecesaria.
Por fin, llegaron. Una vez les dejaron a solas, Alpha aprovechó para tenderle una tarjeta. Lys abrió mucho los ojos al escucharle y la tomó sin vacilar. Sin embargo, todavía con una sonrisa en el rostro, le señaló con el sobre.
-Más te vale que sea una buena mujer. - Se lo guardó con otra sonrisa, mientras añadía:- Mientras ella sepa que será una de varias y aún así esté decidida, estaré allí encantada.
Le preguntó si le pasaba algo y por un momento vaciló. ¿Debía contárselo? Sin duda ahora no era el momento. Pero tampoco quería ocultárselo. Si tenía éxito, antes o después la verdad se sabría.
-Lo cierto es que aparte del asunto que nos concierne hoy, estoy en medio de...algo. No puedo darte los detalles de momento, pero es… importante.- Frunció el ceño. Sí, eso era tan lejos como podía permitirse decirle.- No es algo en lo que me puedas ayudar, pero te agradezco la preocupación.
De repente, el hombre volvió a abrir la puerta e hizo una señal para que le siguieran.
-El señor LaPiedra os verá ahora.
Freites D. Alpha
Fama
Recompensa
Características
fuerza
Fortaleza
Velocidad
Agilidad
Destreza
Precisión
Intelecto
Agudeza
Instinto
Energía
Saberes
Akuma no mi
Varios
-Sí que lo sabe. De hecho, a veces siento que lo disfruta. - Si algo tenía que admitir es que la mente de Zira era algo fuera de este mundo, cualquier día te la puedes topar de buen humor y podría llegar a ser una gran compañera. Otros días simplemente podrías encontrarte a la bravucona más sanguinaria que te pudieras imaginar. Sé muy bien de antemano lo retorcida que puede llegar a ser la mente de mi prometida, pero si algo he aprendido es que la vida no solo tiene por qué tener dos colores (refiriéndome al negro y al rosado). – De ser buena mujer, depende de los ojos de quien la veas. Mi prometida puede llegar a ser sádica, cruel, mal humorada, caprichosa, exigente, volátil, impulsiva, sínica e incluso muy arrogante. Aunque esa es solo su portada, cualquier persona capaz de ver allá de la cubierta sabrá el potencial infinito que ella tiene.
Pude relajarme al momento que ella me confirmo que su fuente era totalmente de confianza. ¿Habría estado de más que me mostrara desconfiando? No, definitivamente no. El mundo está lleno de topo tipo de gente y tener en mente la posibilidad de una trampa no estaba de más. Por otro lado, he de admitir que la sonrisa de gato de mi maestra se veía bastante adorable, parecía una niña a punto de obtener un juguetito nuevo, y se supone que el más joven debería ser yo. - Tal vez pienses que tengo gustos malos, pero creo que “la doncella de hierro” no le quedaría nada mal. Personalmente siempre he pensado que las damas son una obra maestras forjadas por los mismísimos demonios y ángeles para lograr la perfección. Aunque es solo una sugerencia. - Al final, era su decisión que nombre ocupara su local.
Lo de medirme con las reinas de las amazonas era un plan que ocurriría tarde o temprano. Aquella isla ocultaba muchos secretos de los cuales ignoro su naturaleza. Mi mas grande deseo por el momento, es profundizar en eso y ver que provecho se le puede sacar. Para bien o para mal, la alianza ya estaba hecha y, mi trabajo como señor de la guerra era sacar lo mejor que ello.
-Puedo entender la naturaleza de tu asunto, Lysbeth. Solo recuerda lo siguiente que te diré – levante mi brazo ciborg que había mantenido ocultado entre la manga de mi kimono, con la intención de que ella se percatara de su existencia. - No dudes nunca. Aún recuerdo el momento cuando cortaste mi brazo. Dudaste por un instante cuando ya había tomado mi decisión. Sabias muy bien a lo que yo iba, siempre estuve dispuesto a sacrificar cualquier cosa para lograr lo que considero, la alianza más importante con uno de los ejércitos bélicos más brutales. Claro, a mera fuerza bruta. Tanto tu como yo sabemos que su fuerza recae solo en los mortales y feroces que ellas pueden llegar a ser físicamente hablando. En cuanto a armamento, allí es cuando entro yo. – Di un profundo trago a mi botella de sake. Estaba totalmente delicioso. Dulce, como la miel. – Si yo no dude ni un instante por la visión de una Amazon Lili más grande ¿Por qué tú dudarías en tomar los riesgos que hagan falta? Ese es mi saber que te brindo a ti, maestra.
Le regale una amable sonrisa y un gesto amable con la mirada. Si muy bien sé que ella es mucho más fuerte que yo, solo quería recordarle un par de cosas que mantenían motivado a su pequeño pupilo a seguir luchando. Se de ante mano que triunfara en lo que sea que este tramando. Puedo verla triunfante, en la sima de la cadena alimenticia del mundo pirata. Lo más curioso del asunto es que mientras más la observo y veo lo lejos que esta de mí, no puedo evitar tener tantas ganas de batirme contra ella. Y no me refiero a un duelo amistoso estudiante y maestra. No, claro que no. Es una visión hermosa y a la vez espelúznate, que me llena de una cantidad de sensaciones que no podía explicar del todo. Después todo, en mi habitación tengo una pared llena con los wanteds de todos los piratas a quienes quiero aplastar.
Y ella no es la acepción.
- Espero que mis palabras te sean útiles, maestra. – Dije con tranquilidad, pero sabía con qué ojos las estaba mirando en ese momento. Brillantes, llenos de cariño y ternura. Pero a la vez se podía sentir esa sed de desafío de mi parte. Era demasiado descarado de mi parte el mirarla así, retándola a pelear en cualquier lugar y en cualquier momento.
Mi asombrosa maestra, era la mejor rival que yo pudiese tener.
- ¡Vale!– Reaccione de inmediato al momento de que anunciaran que el señor “LaPiedra” estaba dispuesto a recibirnos. Un nombre muy gracioso la verdad, como para reírse un buen rato.
Pude relajarme al momento que ella me confirmo que su fuente era totalmente de confianza. ¿Habría estado de más que me mostrara desconfiando? No, definitivamente no. El mundo está lleno de topo tipo de gente y tener en mente la posibilidad de una trampa no estaba de más. Por otro lado, he de admitir que la sonrisa de gato de mi maestra se veía bastante adorable, parecía una niña a punto de obtener un juguetito nuevo, y se supone que el más joven debería ser yo. - Tal vez pienses que tengo gustos malos, pero creo que “la doncella de hierro” no le quedaría nada mal. Personalmente siempre he pensado que las damas son una obra maestras forjadas por los mismísimos demonios y ángeles para lograr la perfección. Aunque es solo una sugerencia. - Al final, era su decisión que nombre ocupara su local.
Lo de medirme con las reinas de las amazonas era un plan que ocurriría tarde o temprano. Aquella isla ocultaba muchos secretos de los cuales ignoro su naturaleza. Mi mas grande deseo por el momento, es profundizar en eso y ver que provecho se le puede sacar. Para bien o para mal, la alianza ya estaba hecha y, mi trabajo como señor de la guerra era sacar lo mejor que ello.
-Puedo entender la naturaleza de tu asunto, Lysbeth. Solo recuerda lo siguiente que te diré – levante mi brazo ciborg que había mantenido ocultado entre la manga de mi kimono, con la intención de que ella se percatara de su existencia. - No dudes nunca. Aún recuerdo el momento cuando cortaste mi brazo. Dudaste por un instante cuando ya había tomado mi decisión. Sabias muy bien a lo que yo iba, siempre estuve dispuesto a sacrificar cualquier cosa para lograr lo que considero, la alianza más importante con uno de los ejércitos bélicos más brutales. Claro, a mera fuerza bruta. Tanto tu como yo sabemos que su fuerza recae solo en los mortales y feroces que ellas pueden llegar a ser físicamente hablando. En cuanto a armamento, allí es cuando entro yo. – Di un profundo trago a mi botella de sake. Estaba totalmente delicioso. Dulce, como la miel. – Si yo no dude ni un instante por la visión de una Amazon Lili más grande ¿Por qué tú dudarías en tomar los riesgos que hagan falta? Ese es mi saber que te brindo a ti, maestra.
Le regale una amable sonrisa y un gesto amable con la mirada. Si muy bien sé que ella es mucho más fuerte que yo, solo quería recordarle un par de cosas que mantenían motivado a su pequeño pupilo a seguir luchando. Se de ante mano que triunfara en lo que sea que este tramando. Puedo verla triunfante, en la sima de la cadena alimenticia del mundo pirata. Lo más curioso del asunto es que mientras más la observo y veo lo lejos que esta de mí, no puedo evitar tener tantas ganas de batirme contra ella. Y no me refiero a un duelo amistoso estudiante y maestra. No, claro que no. Es una visión hermosa y a la vez espelúznate, que me llena de una cantidad de sensaciones que no podía explicar del todo. Después todo, en mi habitación tengo una pared llena con los wanteds de todos los piratas a quienes quiero aplastar.
Y ella no es la acepción.
- Espero que mis palabras te sean útiles, maestra. – Dije con tranquilidad, pero sabía con qué ojos las estaba mirando en ese momento. Brillantes, llenos de cariño y ternura. Pero a la vez se podía sentir esa sed de desafío de mi parte. Era demasiado descarado de mi parte el mirarla así, retándola a pelear en cualquier lugar y en cualquier momento.
Mi asombrosa maestra, era la mejor rival que yo pudiese tener.
- ¡Vale!– Reaccione de inmediato al momento de que anunciaran que el señor “LaPiedra” estaba dispuesto a recibirnos. Un nombre muy gracioso la verdad, como para reírse un buen rato.
Aki D. Arlia
Fama
Recompensa
Características
fuerza
Fortaleza
Velocidad
Agilidad
Destreza
Precisión
Intelecto
Agudeza
Instinto
Energía
Saberes
Akuma no mi
Varios
La verdad es que le habría gustado conocerla antes de comprometerse. Que Lys y Alpha tenían visiones distintas del matrimonio no era una novedad para la pirata, pero aún así no podía evitar extrañarse un poco cada vez que le hablaba de sus planes. Por otro lado, si de verdad había mujeres dispuestas a comprometerse de esa manera, que de verdad lo querían, ella no era nadie para tratar de impedirlo. Al contrario, se alegraba por él. Y por ella, fuera quien fuera. Para ser sincera, la descripción que el joven había hecho le daba más preguntas que respuestas, pero tendría que confiar en su instinto. Por ahora, al menos.
-Si ese es el caso, estaré allí. Será un placer.
Lo cierto es que le conmovía que el joven le hubiera escogido para ser su madrina. Sonreía de verdad cuando le contestó y decidió que al menos de momento, hacía mejor centrándose en lo buena noticia que era. Una boda. ¿A quién no le gustaban?
-Doncella de hierro… no está mal, pero creo que es un poco llamativo. Tampoco pretendo que se convierta en el centro de la ciudad.
Por no hablar de que no pensaba ponerle a su negocio el nombre de un aparato de tortura. Pero claro, no tenía por qué decirle eso al pobre Alpha. Intentaba ayudar, que sus gustos fueran un tanto distintos no era razón para no respetar los suyos.
No pudo evitar sorprenderse un poco al escuchar el pequeño discurso que le dedicó. Esbozó una sonrisa amarga, pensando en la ironía. Precisamente no haber dudado había hecho que ahora tuviera una dura decisión por delante.
-Quiero escoger bien. Necesito tiempo, pero te agradezco las palabras. No creo que esté dudando, sino más bien… - pensó en cómo podía usar una metáfora que se entendiera y en seguida dio conla adecuada.- necesito la estrategia adecuada, eso es todo. Es cuestión de tiempo.
De repente, la puerta se abrió. Estaba listo para atenderles. Sonrió y pasó delante, seguida de Alpha. Se encontraron en una pequeña oficina en la que les esperaba un hombre de pelo blanco, vestido de traje.
-Iba a ofrecerles una copa, pero veo que ya van servidos. Que aproveche.
Alzó la suya propia, llena de algo que parecía vino, a la salud de Alpha.
-Y bien… ¿Qué clase de edificio estaban buscando?
Lysbeth se lo describió brevemente. Quería un lugar viable para hacer las veces de negocio, dedicado al ocio, y vivienda, preferiblemente en espacios separados pero conectados. Si encontraba un edificio cercano al mar en el que pudiera amarrarse un barco, sería simplemente perfecto.
El hombre asintió y rebuscó en un par de libros que tenía por el lugar. Al final, abrió una pequeña caja fuerte y cogió un juego de llaves que se guardó en la chaqueta.
-Tengo un par de propiedades que enseñarles. Acompáñenme y veremos qué se les ajusta más.
Lys asintió y le siguió. Caminaron un rato seguidos del guardia de seguridad del hombre, hasta llegar a uno de los barrios más alejados del centro de Rainbase. Dos casas bajas, por lo visto unidas por un pasadizo en el interior de los sótanos, les esperaban. No era exactamente lo que buscaba,pero se adentró en ellas para echar un vistazo de todas maneras. No costaba nada ser educada.
-¿Tú que opinas? - Le preguntó a Alpha mientras cotilleaban en las diferentes habitaciones. - Muy pequeño, ¿verdad?
-Si ese es el caso, estaré allí. Será un placer.
Lo cierto es que le conmovía que el joven le hubiera escogido para ser su madrina. Sonreía de verdad cuando le contestó y decidió que al menos de momento, hacía mejor centrándose en lo buena noticia que era. Una boda. ¿A quién no le gustaban?
-Doncella de hierro… no está mal, pero creo que es un poco llamativo. Tampoco pretendo que se convierta en el centro de la ciudad.
Por no hablar de que no pensaba ponerle a su negocio el nombre de un aparato de tortura. Pero claro, no tenía por qué decirle eso al pobre Alpha. Intentaba ayudar, que sus gustos fueran un tanto distintos no era razón para no respetar los suyos.
No pudo evitar sorprenderse un poco al escuchar el pequeño discurso que le dedicó. Esbozó una sonrisa amarga, pensando en la ironía. Precisamente no haber dudado había hecho que ahora tuviera una dura decisión por delante.
-Quiero escoger bien. Necesito tiempo, pero te agradezco las palabras. No creo que esté dudando, sino más bien… - pensó en cómo podía usar una metáfora que se entendiera y en seguida dio conla adecuada.- necesito la estrategia adecuada, eso es todo. Es cuestión de tiempo.
De repente, la puerta se abrió. Estaba listo para atenderles. Sonrió y pasó delante, seguida de Alpha. Se encontraron en una pequeña oficina en la que les esperaba un hombre de pelo blanco, vestido de traje.
-Iba a ofrecerles una copa, pero veo que ya van servidos. Que aproveche.
Alzó la suya propia, llena de algo que parecía vino, a la salud de Alpha.
-Y bien… ¿Qué clase de edificio estaban buscando?
Lysbeth se lo describió brevemente. Quería un lugar viable para hacer las veces de negocio, dedicado al ocio, y vivienda, preferiblemente en espacios separados pero conectados. Si encontraba un edificio cercano al mar en el que pudiera amarrarse un barco, sería simplemente perfecto.
El hombre asintió y rebuscó en un par de libros que tenía por el lugar. Al final, abrió una pequeña caja fuerte y cogió un juego de llaves que se guardó en la chaqueta.
-Tengo un par de propiedades que enseñarles. Acompáñenme y veremos qué se les ajusta más.
Lys asintió y le siguió. Caminaron un rato seguidos del guardia de seguridad del hombre, hasta llegar a uno de los barrios más alejados del centro de Rainbase. Dos casas bajas, por lo visto unidas por un pasadizo en el interior de los sótanos, les esperaban. No era exactamente lo que buscaba,pero se adentró en ellas para echar un vistazo de todas maneras. No costaba nada ser educada.
-¿Tú que opinas? - Le preguntó a Alpha mientras cotilleaban en las diferentes habitaciones. - Muy pequeño, ¿verdad?
Freites D. Alpha
Fama
Recompensa
Características
fuerza
Fortaleza
Velocidad
Agilidad
Destreza
Precisión
Intelecto
Agudeza
Instinto
Energía
Saberes
Akuma no mi
Varios
Si era tiempo lo que ella necesitaba, tiempo de sobra es lo que tendría. Es difícil darse cuenta de ello en la vida, pero siempre tenemos tiempo de sobra para pensarnos las cosas y poder traer un camino y saber escoger las acciones que nos llevaran a un lugar o a otro. Por eso suelo estar pensando mucho y esta vaciado en mis pensamientos.
Sin lugar a dudas puedo hiperventilar mucho, y si no fuera por el licor, me daría unas migrañas fuera de este mundo.
-Imagina que estas en un ajedrez gigante y que en cada rincón se encuentra un jugador, eso me ayuda mucho. - Al menos a mí me funcionaba, me resultaba práctico y sencillo. Pero he de admitir que el ajedrez que mi cabeza ocupa es de escala global.
Avanzábamos por el pasillo, le indique a mi súper ave que esperara en el área de espera, quizás al dueño de este lugar no le agradaban los animales, quizás no era así, pero me gustaba evitar incomodidades. Al llegar, un señor de cabellera blanca se encontraba disfrutando de una copa de lo que parecía ser vino. – Agradezco su hospitalidad, señor. – Respondí amablemente mientras levantaba mi botella de sake. Ahora, era momento de que Lysbeth negociara.
Ella describió con mucha exactitud lo esencial para su edificio. El hombre rebusco hasta tener unas cuantas opciones que ofrecernos y nos indicó que lo siguiéramos. Di un silbido y Suzaku llegaría a mí en un instante. La primera casa era una casa doble, bastante acogedora, pero no era indicada para lo que ella buscaba, aun le faltaban muchas cosas – Costaría más dinero y esfuerzo adecuarla para lo que buscas. Pero… el resultado sería magnífico con una buena inversión y tiempo. – Di un trago de sake para refrescar mi garganta. - Uno o dos pisos adicional para cada caza, abrir un poco más los espacios. Una de las casas sería utilizado como local y otra sería utilizada tanto como tu guariada como para que tu personal se resguarde, tengan donde dormir, etc. Además, que ambas cazas tengan sótanos es buenos, porque sería igual para dos almacenes de recursos, más que perfecto.
Mire un poco aquí y allá, realmente podía imaginarme este lugar como algo que se podría utilizar y hacer seguir creciendo. – Según mi visión, comenzar por lo bajo siempre es lo mejor. Tendrás que conseguir a un arquitecto de confianza. – Con un dedo toque una de las paredes, que comenzó a agrietarse. – Porque la infraestructura está débil. Desconozco la razón. Aún estoy estudiando sobre rocas, es un tema más complejo que los metales. Lo mejor sería seguir observando otras alternativas.
Sin lugar a dudas puedo hiperventilar mucho, y si no fuera por el licor, me daría unas migrañas fuera de este mundo.
-Imagina que estas en un ajedrez gigante y que en cada rincón se encuentra un jugador, eso me ayuda mucho. - Al menos a mí me funcionaba, me resultaba práctico y sencillo. Pero he de admitir que el ajedrez que mi cabeza ocupa es de escala global.
Avanzábamos por el pasillo, le indique a mi súper ave que esperara en el área de espera, quizás al dueño de este lugar no le agradaban los animales, quizás no era así, pero me gustaba evitar incomodidades. Al llegar, un señor de cabellera blanca se encontraba disfrutando de una copa de lo que parecía ser vino. – Agradezco su hospitalidad, señor. – Respondí amablemente mientras levantaba mi botella de sake. Ahora, era momento de que Lysbeth negociara.
Ella describió con mucha exactitud lo esencial para su edificio. El hombre rebusco hasta tener unas cuantas opciones que ofrecernos y nos indicó que lo siguiéramos. Di un silbido y Suzaku llegaría a mí en un instante. La primera casa era una casa doble, bastante acogedora, pero no era indicada para lo que ella buscaba, aun le faltaban muchas cosas – Costaría más dinero y esfuerzo adecuarla para lo que buscas. Pero… el resultado sería magnífico con una buena inversión y tiempo. – Di un trago de sake para refrescar mi garganta. - Uno o dos pisos adicional para cada caza, abrir un poco más los espacios. Una de las casas sería utilizado como local y otra sería utilizada tanto como tu guariada como para que tu personal se resguarde, tengan donde dormir, etc. Además, que ambas cazas tengan sótanos es buenos, porque sería igual para dos almacenes de recursos, más que perfecto.
Mire un poco aquí y allá, realmente podía imaginarme este lugar como algo que se podría utilizar y hacer seguir creciendo. – Según mi visión, comenzar por lo bajo siempre es lo mejor. Tendrás que conseguir a un arquitecto de confianza. – Con un dedo toque una de las paredes, que comenzó a agrietarse. – Porque la infraestructura está débil. Desconozco la razón. Aún estoy estudiando sobre rocas, es un tema más complejo que los metales. Lo mejor sería seguir observando otras alternativas.
Aki D. Arlia
Fama
Recompensa
Características
fuerza
Fortaleza
Velocidad
Agilidad
Destreza
Precisión
Intelecto
Agudeza
Instinto
Energía
Saberes
Akuma no mi
Varios
-Ese sería un buen consejo.- Dijo, con una pequeña sonrisa.- De no ser porque mi oponente soy yo misma… con la salvedad de que no sé en qué está pensando. Es una situación… complicada.
En realidad, era la forma más fácil de describir su disyuntiva. Pero al final del día, tarde o temprano tendría que escoger y seguir adelante sin importar las consecuencias. De momento, sin embargo, lo único que quería hacer era centrarse en cómo decirle al hombre que el edificio era… bueno, para nada lo que buscaba.
No es que fuera un mal lugar. Alpha de hecho había sido capaz de diseñar una estrategia eficaz para aprovecharlo en cuestión de segundos, teniendo en cuenta los inconvenientes y adaptándose para salvarlos.
-El dinero no es realmente un problema.- Sabía que el hombre les estaba escuchando, aunque a una distancia prudencial. No venía mal darle algo más de información.- Y el esfuerzo no lo realizaría yo, lógicamente. Me gustan tus ideas, pero hay algo que no me convence en absoluto. – Bajaron a los sótanos y la pirata se quedó mirando el pequeño pasillo que conectaba ambos edificios, negando con la cabeza.- Un único punto de unión, estrecho y vulnerable. No sería difícil incapacitar la entrada a la otra casa y me gustaría poder tener todas mis habitaciones y rincones controlados. Un par de buenos ojos… puede valer imperios.
Confirmando sus sospechas, el hombre no tardó en acercarse con una sonrisa blanca de vendedor experto.
-Tenemos también a su disposición un excelente sistema de seguridad con cámaras, audio y todo lo que alguien de su… estirpe, podría necesitar.
Intentó no reírse. ¿Estirpe? Se preguntó quién le habrían dicho que era. En cualquier caso, era irrelevante. Le confirmó que la propiedad no le interesaba y en seguida se colocaron en camino para la siguiente.
El hombre se detuvo frente a un edificio en forma de herradura de dos pisos de alto y un precioso patio en el medio. Las habitaciones, más allá del recibidor, no eran muy grandes, pero parecía el lugar ideal para montar una pequeña posada. Lysbeth empezó a recorrerlo, inspeccionando cada rincón.
-¿Qué tal está la infraestructura de este? No sé si me termina de convencer el diseño, en realidad. Aquí no se puede bailar a gusto en ningún lado. Demasiado pequeño.
Sabía que siempre podía tirar paredes y cosas así, o más bien pagar a alguien que lo hiciera sabiendo qué paredes tirar, pero no terminaba de gustarle. Si el espíritu del edificio no estaba hecho para lo que ella buscaba, quizá forzarlo no fuera la mejor de las ideas.
-¿Sabes qué? – Dijo con una pequeña sonrisa.- Creo que ya sé qué negocio voy a abrir. Al fin y al cabo… ¿Qué mejor bar que el regentado por una súcubo?
En realidad, era la forma más fácil de describir su disyuntiva. Pero al final del día, tarde o temprano tendría que escoger y seguir adelante sin importar las consecuencias. De momento, sin embargo, lo único que quería hacer era centrarse en cómo decirle al hombre que el edificio era… bueno, para nada lo que buscaba.
No es que fuera un mal lugar. Alpha de hecho había sido capaz de diseñar una estrategia eficaz para aprovecharlo en cuestión de segundos, teniendo en cuenta los inconvenientes y adaptándose para salvarlos.
-El dinero no es realmente un problema.- Sabía que el hombre les estaba escuchando, aunque a una distancia prudencial. No venía mal darle algo más de información.- Y el esfuerzo no lo realizaría yo, lógicamente. Me gustan tus ideas, pero hay algo que no me convence en absoluto. – Bajaron a los sótanos y la pirata se quedó mirando el pequeño pasillo que conectaba ambos edificios, negando con la cabeza.- Un único punto de unión, estrecho y vulnerable. No sería difícil incapacitar la entrada a la otra casa y me gustaría poder tener todas mis habitaciones y rincones controlados. Un par de buenos ojos… puede valer imperios.
Confirmando sus sospechas, el hombre no tardó en acercarse con una sonrisa blanca de vendedor experto.
-Tenemos también a su disposición un excelente sistema de seguridad con cámaras, audio y todo lo que alguien de su… estirpe, podría necesitar.
Intentó no reírse. ¿Estirpe? Se preguntó quién le habrían dicho que era. En cualquier caso, era irrelevante. Le confirmó que la propiedad no le interesaba y en seguida se colocaron en camino para la siguiente.
El hombre se detuvo frente a un edificio en forma de herradura de dos pisos de alto y un precioso patio en el medio. Las habitaciones, más allá del recibidor, no eran muy grandes, pero parecía el lugar ideal para montar una pequeña posada. Lysbeth empezó a recorrerlo, inspeccionando cada rincón.
-¿Qué tal está la infraestructura de este? No sé si me termina de convencer el diseño, en realidad. Aquí no se puede bailar a gusto en ningún lado. Demasiado pequeño.
Sabía que siempre podía tirar paredes y cosas así, o más bien pagar a alguien que lo hiciera sabiendo qué paredes tirar, pero no terminaba de gustarle. Si el espíritu del edificio no estaba hecho para lo que ella buscaba, quizá forzarlo no fuera la mejor de las ideas.
-¿Sabes qué? – Dijo con una pequeña sonrisa.- Creo que ya sé qué negocio voy a abrir. Al fin y al cabo… ¿Qué mejor bar que el regentado por una súcubo?
Freites D. Alpha
Fama
Recompensa
Características
fuerza
Fortaleza
Velocidad
Agilidad
Destreza
Precisión
Intelecto
Agudeza
Instinto
Energía
Saberes
Akuma no mi
Varios
Nos fuimos a la siguiente edificación, personalmente me parecía más de lo mismo. Un diseño que a pesar de tener su forma de curva no aportaba más que el anterior. Era más pequeño y tan solo me basto tocar la pared para darme cuenta que no aguantaría mucho. Aunque claro ¿quién podría aguantar la fuerza de algo como yo?
Con respecto al comentario acerca de nuestra “especie”, no me molesto en lo absoluto. De hecho, no podría criticar su manera de vernos. Somos piratas, entidades de mar que vivimos del saqueo, la pelea y la aventura, aunque yo suelo omito mucho esta última. Mi mente es un tablero de ajedrez gigante que solo piensa en futuros movimientos para lograr tener aquella utopía que tanto desea mi corazón.
Pero igualmente, aquella palabra no dejaba de sonar ofensiva, al menos para mí lo era.
-Sigo prefiriendo el anterior. – Dije tranquilamente. – Este es muy pequeño, y no precisamente soy muy alto para referirme a estas cosas. – Soy una criatura bastante corta de tamaño y que algo me parezca pequeño resulta bastante irónico. Incluso hasta cierto punto era gracioso.
-A ver ¿Qué tienes planeado. – Mi maestra se mostraba bastante entusiasmada con su idea. Yo lo apoyaría en lo que fuese. Aun me daba curiosidad el tipo de negocioso que ella quisiese crear. Todo un paso a la vez, como en una partida de ajedrez.
– Lys, tengo un par de peticiones. Si no es mucho pedir. – Me mostraba un poco serio, no era un asunto importante, pero si sería beneficioso para los dos.- Como veras, hasta ahora y de manera… “curiosa” nos conocimos. Me gustaría pesar que Suzaku fue cómplice de todo aquello que ocurrió en English Garden. Pero, me gustaría algo más formal. – Le mire con ternura. No somos solo piratas. También somos amigos y me gustaría pensar que también somos familia.
Pero si algo estamos de acuerdo ella y yo, es que los negocios son negocios.
- Mi petición va que tú y yo sellemos una alianza real, entre mi tripulación y tú. Más allá de la amistad. Se que somos amigos y muy bien me gustaría pensar que somos familia. Pero, conoces mi naturaleza. Si pudiera te retaría aquí y ahora hasta caer inconsciente, porque claramente yo caería ante ti. –Me tome un momento para observar su reacción y continué. – Y para hacerlo justo, piensa en algo que quisieras a cambio de la misma. Como ya sabrás, ya he pagado con carne y sangre. No me molestaría hacerlo de nuevo.
Con respecto al comentario acerca de nuestra “especie”, no me molesto en lo absoluto. De hecho, no podría criticar su manera de vernos. Somos piratas, entidades de mar que vivimos del saqueo, la pelea y la aventura, aunque yo suelo omito mucho esta última. Mi mente es un tablero de ajedrez gigante que solo piensa en futuros movimientos para lograr tener aquella utopía que tanto desea mi corazón.
Pero igualmente, aquella palabra no dejaba de sonar ofensiva, al menos para mí lo era.
-Sigo prefiriendo el anterior. – Dije tranquilamente. – Este es muy pequeño, y no precisamente soy muy alto para referirme a estas cosas. – Soy una criatura bastante corta de tamaño y que algo me parezca pequeño resulta bastante irónico. Incluso hasta cierto punto era gracioso.
-A ver ¿Qué tienes planeado. – Mi maestra se mostraba bastante entusiasmada con su idea. Yo lo apoyaría en lo que fuese. Aun me daba curiosidad el tipo de negocioso que ella quisiese crear. Todo un paso a la vez, como en una partida de ajedrez.
– Lys, tengo un par de peticiones. Si no es mucho pedir. – Me mostraba un poco serio, no era un asunto importante, pero si sería beneficioso para los dos.- Como veras, hasta ahora y de manera… “curiosa” nos conocimos. Me gustaría pesar que Suzaku fue cómplice de todo aquello que ocurrió en English Garden. Pero, me gustaría algo más formal. – Le mire con ternura. No somos solo piratas. También somos amigos y me gustaría pensar que también somos familia.
Pero si algo estamos de acuerdo ella y yo, es que los negocios son negocios.
- Mi petición va que tú y yo sellemos una alianza real, entre mi tripulación y tú. Más allá de la amistad. Se que somos amigos y muy bien me gustaría pensar que somos familia. Pero, conoces mi naturaleza. Si pudiera te retaría aquí y ahora hasta caer inconsciente, porque claramente yo caería ante ti. –Me tome un momento para observar su reacción y continué. – Y para hacerlo justo, piensa en algo que quisieras a cambio de la misma. Como ya sabrás, ya he pagado con carne y sangre. No me molestaría hacerlo de nuevo.
Aki D. Arlia
Fama
Recompensa
Características
fuerza
Fortaleza
Velocidad
Agilidad
Destreza
Precisión
Intelecto
Agudeza
Instinto
Energía
Saberes
Akuma no mi
Varios
Alpha coincidía con ella, aunque eso no le sorprendía. Saltaba a la vista que el edificio no respondía a sus necesidades. Muy pequeño, mal pensado y… frágil, aunque eso último no le molestaba demasiado. No tenía intenciones de que atacaran su pequeño lugar y de todas formas, había pocos edificios que fueran a resistir a alguien como Alpha o ella misma. Si buscara uno con eso en mente, nunca estaría satisfecha.
No tardó en explicárselo al señor, que asintió sin más comentarios. Comenzó a llevarles hacia una tercera localización y la pirata aprovechó para responder a las preguntas de Alpha.
-Quiero un refugio. Debe tener algún negocio que sirva como tapadera y fuente de ingresos, por supuesto, pero aparte de eso quiero que sea un lugar para emergencias. Con habitaciones suficientes como para acomodar a quien lo necesite y lo bastante protegido como para poder pasar unas vacaciones en tranquilidad.
No era mucho, ni muy concreto, pero ella tampoco necesitaba más. Los detalles los iría puliendo una vez encontraran el sitio adecuado. Y en cuanto llegaron al tercer lugar, supo que acababan de encontrarlo.
Era un edificio de tres plantas, enorme. Cuadrado, pero laberíntico por dentro. Numerosas habitaciones y supo en cuanto entraron que con tirar varias paredes abajo podría instalar un bar con una pista de baile más que decente en la parte de abajo. Había ascensor, pero también una escalera en cada lado del lugar. Suficiente para tener rutas de escape alternativas en caso de emergencia. En realidad estaba un poco hecho polvo y le hacía falta una buena limpieza, pero podía trabajar con eso.
En lugar de anunciar su decisión de inmediato, dio una vuelta con Alpha por el lugar. No había prisa, al fin y al cabo. Atendió a lo que le decía, pero negó con la cabeza mientras sonreía.
-Tú no necesitas una alianza formal. Si alguna vez me necesitas, puedes llamarme y sabes que acudiré. No necesitas deberme nada para eso y no tengo peticiones que hacerte. Que estés aquí, conmigo, ya es importante para mí. No me terminan de convencer esos… contratos.
Al fin y al cabo, eso es lo que era; un contrato. Por un precio estaría vinculada a ayudarle siempre que se lo pidiera. ¿Qué valor tenía eso? Había pagado el precio con las amazonas porque era la única manera de conseguir sus objetivos, pero su relación con Alpha era muy diferente. Confiaba en el joven, no había necesidad de grandes demostraciones.
-Y… has hablado de dos peticiones. ¿Cuál es la otra? Si está en mi mano, te ayudaré.
No tardó en explicárselo al señor, que asintió sin más comentarios. Comenzó a llevarles hacia una tercera localización y la pirata aprovechó para responder a las preguntas de Alpha.
-Quiero un refugio. Debe tener algún negocio que sirva como tapadera y fuente de ingresos, por supuesto, pero aparte de eso quiero que sea un lugar para emergencias. Con habitaciones suficientes como para acomodar a quien lo necesite y lo bastante protegido como para poder pasar unas vacaciones en tranquilidad.
No era mucho, ni muy concreto, pero ella tampoco necesitaba más. Los detalles los iría puliendo una vez encontraran el sitio adecuado. Y en cuanto llegaron al tercer lugar, supo que acababan de encontrarlo.
Era un edificio de tres plantas, enorme. Cuadrado, pero laberíntico por dentro. Numerosas habitaciones y supo en cuanto entraron que con tirar varias paredes abajo podría instalar un bar con una pista de baile más que decente en la parte de abajo. Había ascensor, pero también una escalera en cada lado del lugar. Suficiente para tener rutas de escape alternativas en caso de emergencia. En realidad estaba un poco hecho polvo y le hacía falta una buena limpieza, pero podía trabajar con eso.
En lugar de anunciar su decisión de inmediato, dio una vuelta con Alpha por el lugar. No había prisa, al fin y al cabo. Atendió a lo que le decía, pero negó con la cabeza mientras sonreía.
-Tú no necesitas una alianza formal. Si alguna vez me necesitas, puedes llamarme y sabes que acudiré. No necesitas deberme nada para eso y no tengo peticiones que hacerte. Que estés aquí, conmigo, ya es importante para mí. No me terminan de convencer esos… contratos.
Al fin y al cabo, eso es lo que era; un contrato. Por un precio estaría vinculada a ayudarle siempre que se lo pidiera. ¿Qué valor tenía eso? Había pagado el precio con las amazonas porque era la única manera de conseguir sus objetivos, pero su relación con Alpha era muy diferente. Confiaba en el joven, no había necesidad de grandes demostraciones.
-Y… has hablado de dos peticiones. ¿Cuál es la otra? Si está en mi mano, te ayudaré.
Freites D. Alpha
Fama
Recompensa
Características
fuerza
Fortaleza
Velocidad
Agilidad
Destreza
Precisión
Intelecto
Agudeza
Instinto
Energía
Saberes
Akuma no mi
Varios
-La segunda cuestión es mucho más fácil de cumplir. – Dije mostrándome más que satisfecho con su respuesta ¿Acaso no existe nada que no pueda hacer esta mujer? – Nunca me mientras, así de simple. Y te doy esta única oportunidad para que me digas si alguna vez lo ha hecho y yo poder perdonarte. La última vez que alguien me mintió termino en una gran matanza llevando a mi gente casi a la extinción. Aunque eso es lo de menos, es cuestión de tiempo que mi gente regrese a la normalidad.
Esto último lo dije con aires mucho más serios. Le miraba directamente a los ojos, esperando una respuesta directa y honesta. No existía nada en este mundo que odiara más que una mentira, bueno, en realidad si había algo más, pero no venía al caso. Independientemente de su respuesta, yo volvería a sonreír nuevamente y regresaría a mi tarea de inspeccionar la edificación. Al parecer esta si era la indicada.
-Esta no está nada mal. La temática laberíntica me gusta y es lo suficientemente espaciosa. Aquí podríamos poner una barra y aquí un karaoke privado. – Joder, como me emocionaban estas cosas. No pude evitar sonreír pensando en las posibilidades. Señalaba por aquí y por acá diciendo que poner y que no poner, luego regrese a la realidad. Este lugar no sería mío, era de Lysbeth. – Se me ha ido un poco la cabeza, lo lamento. – Incline mi cabeza una y otra vez en señal de disculpa, que momento tan bochornoso.
-¡Hora de ver el tejado!- Subimos las escales y fui el primero el abrirla, eh de admitir que lo que vieron mis ojos me dejaron un poco los ojos como platos. -¿Qué carajo? ¡Shh! Escóndete Lys.– Ante mis ojos se encontraba una súper ave de guerra macho. Estaba acomodando una especie de nido. Era un ave totalmente majestuosa, bella y enorme. El modelo macho de las súper aves de guerra tenía la cualidad de ser un ave voladora, al contrario de Suzaku, que las hembras de la especie resaltaban por ser corredoras implacables-. ¿Qué opinas, Suzaku? – La plumífera se quedaba observando fijamente al semental. A mi vista parecía ser un macho sano y lleno de mucha fuerza. Entonces ella asintió, brindándome la señal que necesitaba. –Bueno, es hora de trabajar. – Suzaku y yo avanzamos con mucho cuidado. El enorme ave al notar nuestra presencia, se nos quedó mirando fijamente. Yo no demostraba miedo y me mantenía calmado y sumiso. Suzaku era todo lo contrario, se mostraba fuerte y territorial, terca como acostumbraba.
-Ya, deja de ser así. Así no conseguirás novio nunca. – Le regañe un poco. Ella hizo caso y agacho la cabeza haciendo como su fuera un reverencia seguido de mí. El plumefero luego de observar aquel acto realizo la misma acción y bajo su cabeza. Terminando en un muy bien saludo.
-Ya te puedes acercar, Lys. Recuerda serelegante. El macho de esta especie suele ser muy orgulloso y no le gusta la gente mal educada.
Esto último lo dije con aires mucho más serios. Le miraba directamente a los ojos, esperando una respuesta directa y honesta. No existía nada en este mundo que odiara más que una mentira, bueno, en realidad si había algo más, pero no venía al caso. Independientemente de su respuesta, yo volvería a sonreír nuevamente y regresaría a mi tarea de inspeccionar la edificación. Al parecer esta si era la indicada.
-Esta no está nada mal. La temática laberíntica me gusta y es lo suficientemente espaciosa. Aquí podríamos poner una barra y aquí un karaoke privado. – Joder, como me emocionaban estas cosas. No pude evitar sonreír pensando en las posibilidades. Señalaba por aquí y por acá diciendo que poner y que no poner, luego regrese a la realidad. Este lugar no sería mío, era de Lysbeth. – Se me ha ido un poco la cabeza, lo lamento. – Incline mi cabeza una y otra vez en señal de disculpa, que momento tan bochornoso.
-¡Hora de ver el tejado!- Subimos las escales y fui el primero el abrirla, eh de admitir que lo que vieron mis ojos me dejaron un poco los ojos como platos. -¿Qué carajo? ¡Shh! Escóndete Lys.– Ante mis ojos se encontraba una súper ave de guerra macho. Estaba acomodando una especie de nido. Era un ave totalmente majestuosa, bella y enorme. El modelo macho de las súper aves de guerra tenía la cualidad de ser un ave voladora, al contrario de Suzaku, que las hembras de la especie resaltaban por ser corredoras implacables-. ¿Qué opinas, Suzaku? – La plumífera se quedaba observando fijamente al semental. A mi vista parecía ser un macho sano y lleno de mucha fuerza. Entonces ella asintió, brindándome la señal que necesitaba. –Bueno, es hora de trabajar. – Suzaku y yo avanzamos con mucho cuidado. El enorme ave al notar nuestra presencia, se nos quedó mirando fijamente. Yo no demostraba miedo y me mantenía calmado y sumiso. Suzaku era todo lo contrario, se mostraba fuerte y territorial, terca como acostumbraba.
-Ya, deja de ser así. Así no conseguirás novio nunca. – Le regañe un poco. Ella hizo caso y agacho la cabeza haciendo como su fuera un reverencia seguido de mí. El plumefero luego de observar aquel acto realizo la misma acción y bajo su cabeza. Terminando en un muy bien saludo.
-Ya te puedes acercar, Lys. Recuerda serelegante. El macho de esta especie suele ser muy orgulloso y no le gusta la gente mal educada.
Aki D. Arlia
Fama
Recompensa
Características
fuerza
Fortaleza
Velocidad
Agilidad
Destreza
Precisión
Intelecto
Agudeza
Instinto
Energía
Saberes
Akuma no mi
Varios
Lys alzó una ceja con incredulidad. ¿De verdad una matanza y el riesgo de extinción de su gente no eran algo de importancia? Decidió no decir nada al respecto. Sabía, o por lo menos intuía, que era algo que le molestaba enormemente. Que su insistencia en tener varias esposas no partía del amor, si no del pragmatismo. Influía en su vida, su pasado dando forma a su futuro. Pero precisamente por ser una herida tan grande, no era quien de tocarla. No iba a meterse en como nadie procesaba su dolor o sus pérdidas. Si todo partía de una mentira en ese caso haría justamente lo que le había pedido: no le mentiría.
Se le removió un poco la conciencia. No le había contado nada acerca de sus planes para deshacer su decisión pasada. Tampoco se lo había ocultado, de todas formas. Preocuparle con eso no tenía sentido, no iba a ser capaz de ayudarla. Decidió contárselo una vez hubiera bien fracasado, bien tenido éxito. De ese modo podría contarle la historia completa… fuera cual fuera. Cualquier cosa que le contara ahora podría resultar al final ser una ilusión. Prefería aguantar esa carga ella sola.
Volvió al presente. Alpha estaba hablando de todo lo que se podría hacer con el lugar, bastante ilusionado. La pirata asintió, sonriendo y tomando nota. Definitivamente, ese edificio era el que debía ser. Aparte de que tenía buenas ideas, el hecho de poder pasear felizmente por él lo llenaba de algo bueno. ¿Qué mejor comienzo?
-No te disculpes, por favor. Tienes razón. Cuando empiecen las obras te iré mandando cartas y te contaré como va avanzando. Una vez esté abierto, serás más que bienvenido.
Lo decía en serio. Al fin y al cabo, quería que el lugar fuera un puerto seguro para todos aquellos que le importaban. Se aseguraría de que tuviera todo lo necesario para distraerse y recargar las pilas.
Subieron al tejado. En realidad no le importaba mucho cómo fuera la terraza, pero no quería terminar el paseo tan pronto así que le siguió de buena gana. En cuanto llegaron, sin embargo, descubrió que había algo más que digno de contemplar.
Se agachó detrás de Alpha, en silencio. El nido era imponente, enorme, pero el ave que lo habitaba lo era todavía más. Vio cómo Suzaku se ponía a la defensiva y contuvo una carcajada al escuchar la respuesta del pequeño señor de la guerra:
-Déjala, solo quiere asegurarse de que su pareja es digna de ella. Hace bien.
Lo cierto es que era la primera vez que veía a un macho de esa especie. No sabía cómo se capturaban o… o qué se hacía con ellos, en realidad. Alpha era el único al que conocía con una mascota como Suzaku. Observó con ojo crítico cómo se acercaban y aguardó a recibir el permiso de Alpha para acercarse. Hizo gala de toda su elegancia, bailando a cada paso sin moverse más de lo necesario. Se agachó con sencillez frente al ave, sin romper nunca el contacto visual. Pasaron tres segundos, a cada cual más tenso, hasta que el animal consintió y bajó la nuca, agachándose ante ella. Lys sonrió y se alejó un paso, dejándole espacio a Alpha.
-¿Qué se hace ahora?
Estaba deseando averiguarlo.
Se le removió un poco la conciencia. No le había contado nada acerca de sus planes para deshacer su decisión pasada. Tampoco se lo había ocultado, de todas formas. Preocuparle con eso no tenía sentido, no iba a ser capaz de ayudarla. Decidió contárselo una vez hubiera bien fracasado, bien tenido éxito. De ese modo podría contarle la historia completa… fuera cual fuera. Cualquier cosa que le contara ahora podría resultar al final ser una ilusión. Prefería aguantar esa carga ella sola.
Volvió al presente. Alpha estaba hablando de todo lo que se podría hacer con el lugar, bastante ilusionado. La pirata asintió, sonriendo y tomando nota. Definitivamente, ese edificio era el que debía ser. Aparte de que tenía buenas ideas, el hecho de poder pasear felizmente por él lo llenaba de algo bueno. ¿Qué mejor comienzo?
-No te disculpes, por favor. Tienes razón. Cuando empiecen las obras te iré mandando cartas y te contaré como va avanzando. Una vez esté abierto, serás más que bienvenido.
Lo decía en serio. Al fin y al cabo, quería que el lugar fuera un puerto seguro para todos aquellos que le importaban. Se aseguraría de que tuviera todo lo necesario para distraerse y recargar las pilas.
Subieron al tejado. En realidad no le importaba mucho cómo fuera la terraza, pero no quería terminar el paseo tan pronto así que le siguió de buena gana. En cuanto llegaron, sin embargo, descubrió que había algo más que digno de contemplar.
Se agachó detrás de Alpha, en silencio. El nido era imponente, enorme, pero el ave que lo habitaba lo era todavía más. Vio cómo Suzaku se ponía a la defensiva y contuvo una carcajada al escuchar la respuesta del pequeño señor de la guerra:
-Déjala, solo quiere asegurarse de que su pareja es digna de ella. Hace bien.
Lo cierto es que era la primera vez que veía a un macho de esa especie. No sabía cómo se capturaban o… o qué se hacía con ellos, en realidad. Alpha era el único al que conocía con una mascota como Suzaku. Observó con ojo crítico cómo se acercaban y aguardó a recibir el permiso de Alpha para acercarse. Hizo gala de toda su elegancia, bailando a cada paso sin moverse más de lo necesario. Se agachó con sencillez frente al ave, sin romper nunca el contacto visual. Pasaron tres segundos, a cada cual más tenso, hasta que el animal consintió y bajó la nuca, agachándose ante ella. Lys sonrió y se alejó un paso, dejándole espacio a Alpha.
-¿Qué se hace ahora?
Estaba deseando averiguarlo.
Freites D. Alpha
Fama
Recompensa
Características
fuerza
Fortaleza
Velocidad
Agilidad
Destreza
Precisión
Intelecto
Agudeza
Instinto
Energía
Saberes
Akuma no mi
Varios
- La siguiente parte es la mejor de todas. –Baje de Suzaku y me quede mirando al enorme plumífero por unos instantes. Yo ya sabía lo que tenía que hacer y era la parte más “forzada” entre comillas. Las súper aves de guerra exigen que sus jinetes sean dignos y pasen una prueba.
¿Qué era la vida sin un poco de riesgo?
-¡Piensa rápido! – Di un gran salto y caí sobre el ave. La reacción de él fue alzarse en vuelo de inmediato. El aleteo del mismo levantaba una gran corriente de aire y una vez elevados a grandes alturas. Yo me mantenía sujeto de su cuello, era difícil mantenerme, sin una silla de montar o unas cuerdas que estuvieran en su pico. Mire hacia abajo un momento y estaba realmente muy alto, aunque eso no me preocupaba, yo también podía volar en caso de que algo saliera mal.
-¿Acaso crees que caer tal fácil? – El enorme paraje me observo por un momento. Recogió sus alas comenzó a caer en picada justo hacia su nido. Yo me mantenía firme y no me soltaba para nada del mundo. Luego desplegó sus alas y freno de golpe haciendo que mi cabeza se sacudiera. Perdí la consienta solo por un instante y me volví a aferrar fuertemente. Agradecía de todo corazón a la vida por haberme dado una gran resistencia. Pero la prueba aún no había terminado. El plumífero se volvió a elevar aún más alto que antes. Luego, volvió a hacer la misma acción de caer en picada. Yo apreté los dientes como pude, tenía la suficiente confianza de que podía lograr mantenerme sujeto una vez más. Pero el ave hizo algo totalmente diferente e inesperado por mí, Comenzó a girar bruscamente sobre su propio eje buscando marearme y luego freno de golpe.
La frenada era tan fuerte y tenía tanta fuerza centrífuga que volvió a hacerme perder el sentido de nuevo. Por un momento me desvanecí y estuve a punto de caer, logre reaccionar a tiempo y agarrarme a su pata. –Te dije que no caería tan fácil. – El gran ave se quedó mirándome fijamente. Yo solo sonreí y le observaba. Estaba maravillado con la habilidad y la fuerza de este animal.
Luego, aterrizamos de nuevo en el techo y yo caí rendido en el suelo. – Eso… me dolió. – Respiraba algo agitado y mareado. Aunque el gran ave aún seguía observándome fijamente. Y luego fijo la mirada en Lys.
-Creo.. que quiere que lo acaricies.
¿Qué era la vida sin un poco de riesgo?
-¡Piensa rápido! – Di un gran salto y caí sobre el ave. La reacción de él fue alzarse en vuelo de inmediato. El aleteo del mismo levantaba una gran corriente de aire y una vez elevados a grandes alturas. Yo me mantenía sujeto de su cuello, era difícil mantenerme, sin una silla de montar o unas cuerdas que estuvieran en su pico. Mire hacia abajo un momento y estaba realmente muy alto, aunque eso no me preocupaba, yo también podía volar en caso de que algo saliera mal.
-¿Acaso crees que caer tal fácil? – El enorme paraje me observo por un momento. Recogió sus alas comenzó a caer en picada justo hacia su nido. Yo me mantenía firme y no me soltaba para nada del mundo. Luego desplegó sus alas y freno de golpe haciendo que mi cabeza se sacudiera. Perdí la consienta solo por un instante y me volví a aferrar fuertemente. Agradecía de todo corazón a la vida por haberme dado una gran resistencia. Pero la prueba aún no había terminado. El plumífero se volvió a elevar aún más alto que antes. Luego, volvió a hacer la misma acción de caer en picada. Yo apreté los dientes como pude, tenía la suficiente confianza de que podía lograr mantenerme sujeto una vez más. Pero el ave hizo algo totalmente diferente e inesperado por mí, Comenzó a girar bruscamente sobre su propio eje buscando marearme y luego freno de golpe.
La frenada era tan fuerte y tenía tanta fuerza centrífuga que volvió a hacerme perder el sentido de nuevo. Por un momento me desvanecí y estuve a punto de caer, logre reaccionar a tiempo y agarrarme a su pata. –Te dije que no caería tan fácil. – El gran ave se quedó mirándome fijamente. Yo solo sonreí y le observaba. Estaba maravillado con la habilidad y la fuerza de este animal.
Luego, aterrizamos de nuevo en el techo y yo caí rendido en el suelo. – Eso… me dolió. – Respiraba algo agitado y mareado. Aunque el gran ave aún seguía observándome fijamente. Y luego fijo la mirada en Lys.
-Creo.. que quiere que lo acaricies.
Aki D. Arlia
Fama
Recompensa
Características
fuerza
Fortaleza
Velocidad
Agilidad
Destreza
Precisión
Intelecto
Agudeza
Instinto
Energía
Saberes
Akuma no mi
Varios
La morena dio un pequeño salto hacia atrás cuando Alpha cogió al ave por sorpresa. Demonios, cuanto ímpetu. El animal tampoco lo esperaba y alzó el vuelo de inmediato, tratando de tirar a su obstinado jinete. Le costó, pero tenía todo el cielo para intentarlo una y otra vez.
Abajo, en tierra, Lysbeth no tardó en dejar de lado su asombro y sustituirlo por una sonrisa traviesa. Ver al chico agarrarse por su vida era un buen espectáculo.
-Ven aquí, Suzaku. Creo que tenemos para un rato.
Se sentó en la terraza. El sol le daba de lleno, pero la silueta de jinete y montura era inconfundible. Les vio dar vueltas, subir y bajar, cada vez con más violencia. Pero Alpha era terco como una mula y tenía la suficiente habilidad como para no soltarse sin importar qué maniobras intentara el animal. En parte le daba algo de pena; hasta hacía unos minutos estaba tranquilamente en su nido y ahora batallaba por su independencia. No iba a ganar, lo sabía. Y también sabía que acabaría por querer a Alpha, sabía cuidar de sus animales. Suzaku lo sabía bien. Le acarició la cabecita al ave, que se había sentado junto a ella mientras esperaba con paciencia. Se preguntó si creería que el ave que ahora mismo batallaba contra Alpha sería una buena pareja. ¿Cómo juzgan eso los pájaros? Esperaba que tuvieran mejor criterio que los humanos.
-¿Vas a ser mamá ahora, acaso? No tengo claro si quiero una versión pequeñita de ti. Sería muy extraño.
Suzaku le miró con una cara que le hizo echarse a reír. Parecía que le había entendido y que la idea no le hacía mucha gracia. Ah, bueno. Qué se le iba a hacer. Quizá cambiara de opinión una vez regresara el pájaro de guerra. Quizá no. Al menos tenía la posibilidad. Era más de lo que tenía ella, por suerte.
Más pronto que tarde, jinete y montura aterrizaron un tanto violentamente delante de ellas. Lysbeth sonrió, inclinándose para ver cómo de intactos estaban. ¿Nada roto? Podían considerar el vuelo un éxito. Parecía que Alpha se había dejado medio pulmón en las nubes, pero eso entraba dentro de lo esperado. Le escuchó hablar y miró al animal mientras se rascaba la cabeza. Pero si acababa de conocerlo.
Al final se encogió de hombros y se acercó, alzando las manos. Sonrió al ver cómo el ave agachaba el pico dejando que le tocase. Poco a poco empezó a acariciarle hasta que se encontró abrazándolo directamente, dándole arrumacos en el cuello y la nuca.
-Vaya, pero si es una máquina de mimos, quién lo diría.
Por el rabillo del ojo vio que Suzaku parecía un poco más interesada y se rió entre dientes, antes de apartarse poco a poco y ayudar a Alpha a levantarse.
-Pues ya es casualidad… espero que puedas convencerle de que se vaya contigo; no puedo dejar su nido aquí arriba cuando empiecen las obras, no quiero que acabe atacando a los pintores o algo.
Sonreía, sin embargo. No lo decía a malas. Sabía que el chico querría llevarse al animal y que, de alguna manera, les estaban entendiendo hasta cierto punto. Si le daba una excusa para marcharse, quizá se le hiciera más fácil hacerse a estar con Alpha. Quizá.
Abajo, en tierra, Lysbeth no tardó en dejar de lado su asombro y sustituirlo por una sonrisa traviesa. Ver al chico agarrarse por su vida era un buen espectáculo.
-Ven aquí, Suzaku. Creo que tenemos para un rato.
Se sentó en la terraza. El sol le daba de lleno, pero la silueta de jinete y montura era inconfundible. Les vio dar vueltas, subir y bajar, cada vez con más violencia. Pero Alpha era terco como una mula y tenía la suficiente habilidad como para no soltarse sin importar qué maniobras intentara el animal. En parte le daba algo de pena; hasta hacía unos minutos estaba tranquilamente en su nido y ahora batallaba por su independencia. No iba a ganar, lo sabía. Y también sabía que acabaría por querer a Alpha, sabía cuidar de sus animales. Suzaku lo sabía bien. Le acarició la cabecita al ave, que se había sentado junto a ella mientras esperaba con paciencia. Se preguntó si creería que el ave que ahora mismo batallaba contra Alpha sería una buena pareja. ¿Cómo juzgan eso los pájaros? Esperaba que tuvieran mejor criterio que los humanos.
-¿Vas a ser mamá ahora, acaso? No tengo claro si quiero una versión pequeñita de ti. Sería muy extraño.
Suzaku le miró con una cara que le hizo echarse a reír. Parecía que le había entendido y que la idea no le hacía mucha gracia. Ah, bueno. Qué se le iba a hacer. Quizá cambiara de opinión una vez regresara el pájaro de guerra. Quizá no. Al menos tenía la posibilidad. Era más de lo que tenía ella, por suerte.
Más pronto que tarde, jinete y montura aterrizaron un tanto violentamente delante de ellas. Lysbeth sonrió, inclinándose para ver cómo de intactos estaban. ¿Nada roto? Podían considerar el vuelo un éxito. Parecía que Alpha se había dejado medio pulmón en las nubes, pero eso entraba dentro de lo esperado. Le escuchó hablar y miró al animal mientras se rascaba la cabeza. Pero si acababa de conocerlo.
Al final se encogió de hombros y se acercó, alzando las manos. Sonrió al ver cómo el ave agachaba el pico dejando que le tocase. Poco a poco empezó a acariciarle hasta que se encontró abrazándolo directamente, dándole arrumacos en el cuello y la nuca.
-Vaya, pero si es una máquina de mimos, quién lo diría.
Por el rabillo del ojo vio que Suzaku parecía un poco más interesada y se rió entre dientes, antes de apartarse poco a poco y ayudar a Alpha a levantarse.
-Pues ya es casualidad… espero que puedas convencerle de que se vaya contigo; no puedo dejar su nido aquí arriba cuando empiecen las obras, no quiero que acabe atacando a los pintores o algo.
Sonreía, sin embargo. No lo decía a malas. Sabía que el chico querría llevarse al animal y que, de alguna manera, les estaban entendiendo hasta cierto punto. Si le daba una excusa para marcharse, quizá se le hiciera más fácil hacerse a estar con Alpha. Quizá.
Freites D. Alpha
Fama
Recompensa
Características
fuerza
Fortaleza
Velocidad
Agilidad
Destreza
Precisión
Intelecto
Agudeza
Instinto
Energía
Saberes
Akuma no mi
Varios
-¿Convencerle? Ya lo he hecho. – Me levante lentamente. – Cuando mi madre me dio a Suzaku como regalo de cumpleaños me tomo un mes poder montarla. Y no se trataba de fuerza o algo descomunal. Yo tan solo tenía diez años y Suzaku tenía poco más de un par de meses de haber salido del cascaron, y la muy condenada era muy veloz y yo aun no había despertado mi poder
Di un gran salto y caí de nuevo sobre el plumífero. Cuando caí sobre él, me observo fijamente a los y yo a él. Aquella prueba que él me había puesto la habría superado, a duras penas, pero la habría superado. – Incluso si tú me llegaras a pedir una cría de esta ave, tienes que tener en mente que por su naturaleza te pondrá a prueba. Debes ganarte el derecho a montarlas. Aunque como has visto ya, si muestras mucho respeto podrás ganarte el cariño de esta especie, pero montarlas ya es otro asunto.
El plumífero afirmaba a cada palabra que yo decía, luego miro a Suzaku firmemente. Yo solo sonreí al darme cuenta el interés que este mostraba en ella – Por otro lado, la limpieza del nido a lo de menos. Este ya no es su territorio, es tuyo. Los animales tienen un sentido de supervivencia mucho más agudo que el de los humanos. Las dos aves aquí presente pueden sentirlo, si tratan de desafiarte ti, podrían morir. Pero claro, tú no harías eso.
Por supuesto que ella no haría eso, la última vez que ella se enteró sobre alguien que maltrataba a los animales término bien muerto y bastante apuñalado por todos lados. Lo es mejor que nadie, porque yo estuve allí.
-Tienes que anotar en la lista la limpieza de este lugar. – Dije sonriendo amablemente. – Ahora ¿Cómo debería nómbrate, pequeño? - El enorme plumífero se me quedo mirando con y sus ojos brillaban mucho. Era como si me tratase de decir con la mirada: por favor, que sea un nombre genial. Pensé y pensé hasta que llegue a la conclusión de uno. – Susanoo… tu serás Susanoo. – Su expresión mostro una enorme alegría. Agitaba sus alas levantando una gran corriente de aire. – Calma, calma. Que mandas todos a volar.
Quien diría que venir a acompañar a mí quería maestra me daría un amigo más. Tenía muchos planes para Susanoo. Pero para ello debía primero encontrar ciertas cosas. Pero por ahora sigamos con los planes de remodelación, que eso también me mola.
Di un gran salto y caí de nuevo sobre el plumífero. Cuando caí sobre él, me observo fijamente a los y yo a él. Aquella prueba que él me había puesto la habría superado, a duras penas, pero la habría superado. – Incluso si tú me llegaras a pedir una cría de esta ave, tienes que tener en mente que por su naturaleza te pondrá a prueba. Debes ganarte el derecho a montarlas. Aunque como has visto ya, si muestras mucho respeto podrás ganarte el cariño de esta especie, pero montarlas ya es otro asunto.
El plumífero afirmaba a cada palabra que yo decía, luego miro a Suzaku firmemente. Yo solo sonreí al darme cuenta el interés que este mostraba en ella – Por otro lado, la limpieza del nido a lo de menos. Este ya no es su territorio, es tuyo. Los animales tienen un sentido de supervivencia mucho más agudo que el de los humanos. Las dos aves aquí presente pueden sentirlo, si tratan de desafiarte ti, podrían morir. Pero claro, tú no harías eso.
Por supuesto que ella no haría eso, la última vez que ella se enteró sobre alguien que maltrataba a los animales término bien muerto y bastante apuñalado por todos lados. Lo es mejor que nadie, porque yo estuve allí.
-Tienes que anotar en la lista la limpieza de este lugar. – Dije sonriendo amablemente. – Ahora ¿Cómo debería nómbrate, pequeño? - El enorme plumífero se me quedo mirando con y sus ojos brillaban mucho. Era como si me tratase de decir con la mirada: por favor, que sea un nombre genial. Pensé y pensé hasta que llegue a la conclusión de uno. – Susanoo… tu serás Susanoo. – Su expresión mostro una enorme alegría. Agitaba sus alas levantando una gran corriente de aire. – Calma, calma. Que mandas todos a volar.
Quien diría que venir a acompañar a mí quería maestra me daría un amigo más. Tenía muchos planes para Susanoo. Pero para ello debía primero encontrar ciertas cosas. Pero por ahora sigamos con los planes de remodelación, que eso también me mola.
Aki D. Arlia
Fama
Recompensa
Características
fuerza
Fortaleza
Velocidad
Agilidad
Destreza
Precisión
Intelecto
Agudeza
Instinto
Energía
Saberes
Akuma no mi
Varios
Lysbeth alzó las cejas. ¿Tan rápido? Al principio no pudo evitar pensar que Alpha le estaba tomando el pelo. Todo el paseíto por los cielos no podía haber durado más de diez minutos, ¿de verdad el ave le había regalado su fidelidad solo por eso?
En cuanto le contó la historia de cómo había llegado a ganarse la confianza de Suzaku, sin embargo, cambió de idea. Miró al pájaro y a su jinete con renovado respeto. Se preguntaba si ella sería capaz de montarlo, pero lo cierto es que no era una responsabilidad que estuviera dispuesta a asumir. Mejor quedar con la duda.
Alpha volvió a montarse y le siguió explicando mientras el ave asentía a sus palabras. Cómo negarse ante semejantes argumentos, si el pájaro estaba de acuerdo, ella no pensaba decir nada. Sonrió, contenta por su amigo. Al fin y al cabo era mejor que hubiera acabado bien, sin incidentes. Se rió entre dientes al darse cuenta de que el nido era ahora cosa suya, pero tampoco pretendía limpiarlo ella misma.
-Eso suena a que será problema de quien retoque este lugar. Lo colocaré en la lista de tareas pendientes.
Atendió con curiosidad mientras nombraba al animal. Lysbeth no sabía mucho de nombres, pero le parecía que encajaba. Se parecía a Suzaku, pero tenía su propia personalidad. El animal también pareció complacido y, de repente, todos los presentes estaban sonriendo. Ella se movió rápidamente a un lado para evitar ser lanzada por los aires cuando Susanoo empezó a mover las alas y se echó a reír. Sí, definitivamente le gustaba.
-Bueno, en ese caso… creo que podemos dar nuestra búsqueda por finalizada. Vamos a buscar a ese señor, tengo que confirmar la compra.
Al fin y al cabo, podía elegirlo todo lo que quisiera, que sin los papeles el sitio no sería suyo. Bajó y no tardó en encontrar al hombre esperándola a la puerta. Le resumió la situación y las reformas que quería hacer, antes de firmar los papeles con el mismo pseudónimo que había utilizado para concertar la cita con él. Sería más que suficiente para no llamar la atención, pero ahora tenía el contrato de propiedad en las manos. Cogió también los datos de un par de empresas de remodelación que el hombre le ofreció y en pocos minutos todo estuvo resuelto.
Fue a buscar a Alpha y a sus amigos con una sonrisa de oreja a oreja y les enseñó los papeles.
-Ya es mío. Pronto, aquí donde lo veis, se alzará un imponente local. Refugio, pista de baile, barra de bar… me aseguraré de que tenga todo lo necesario para relajarse y protegerse. Será un remanso de paz en el desierto, pero Oasis es un nombre muy manido. Lo llamaré… El Respiro.
En cuanto le contó la historia de cómo había llegado a ganarse la confianza de Suzaku, sin embargo, cambió de idea. Miró al pájaro y a su jinete con renovado respeto. Se preguntaba si ella sería capaz de montarlo, pero lo cierto es que no era una responsabilidad que estuviera dispuesta a asumir. Mejor quedar con la duda.
Alpha volvió a montarse y le siguió explicando mientras el ave asentía a sus palabras. Cómo negarse ante semejantes argumentos, si el pájaro estaba de acuerdo, ella no pensaba decir nada. Sonrió, contenta por su amigo. Al fin y al cabo era mejor que hubiera acabado bien, sin incidentes. Se rió entre dientes al darse cuenta de que el nido era ahora cosa suya, pero tampoco pretendía limpiarlo ella misma.
-Eso suena a que será problema de quien retoque este lugar. Lo colocaré en la lista de tareas pendientes.
Atendió con curiosidad mientras nombraba al animal. Lysbeth no sabía mucho de nombres, pero le parecía que encajaba. Se parecía a Suzaku, pero tenía su propia personalidad. El animal también pareció complacido y, de repente, todos los presentes estaban sonriendo. Ella se movió rápidamente a un lado para evitar ser lanzada por los aires cuando Susanoo empezó a mover las alas y se echó a reír. Sí, definitivamente le gustaba.
-Bueno, en ese caso… creo que podemos dar nuestra búsqueda por finalizada. Vamos a buscar a ese señor, tengo que confirmar la compra.
Al fin y al cabo, podía elegirlo todo lo que quisiera, que sin los papeles el sitio no sería suyo. Bajó y no tardó en encontrar al hombre esperándola a la puerta. Le resumió la situación y las reformas que quería hacer, antes de firmar los papeles con el mismo pseudónimo que había utilizado para concertar la cita con él. Sería más que suficiente para no llamar la atención, pero ahora tenía el contrato de propiedad en las manos. Cogió también los datos de un par de empresas de remodelación que el hombre le ofreció y en pocos minutos todo estuvo resuelto.
Fue a buscar a Alpha y a sus amigos con una sonrisa de oreja a oreja y les enseñó los papeles.
-Ya es mío. Pronto, aquí donde lo veis, se alzará un imponente local. Refugio, pista de baile, barra de bar… me aseguraré de que tenga todo lo necesario para relajarse y protegerse. Será un remanso de paz en el desierto, pero Oasis es un nombre muy manido. Lo llamaré… El Respiro.
Freites D. Alpha
Fama
Recompensa
Características
fuerza
Fortaleza
Velocidad
Agilidad
Destreza
Precisión
Intelecto
Agudeza
Instinto
Energía
Saberes
Akuma no mi
Varios
-¡Excelente! – Dije mostrándome feliz por lo ocurrido. - Me encanta lo que tienes planeado para este lugar. Si en algún momento necesitas un músico que cante una noche, no dudes en llamarme. – Mi sonrisa era sincera y salida del corazón. Estaba feliz porque mi querida maestra hubiera conseguido lo que el lugar indicado para su refugio. – El Respiro… ese nombre me gusta mucho.
Por otro lado, observe a mi nuevo compañero con mucha tranquilidad. Se veía fuerte e imponente. Por un momento he llegado a pensar que fallaría en su prueba pero, las súper aves temen sus maneras “curiosas” de tomar decisiones. Di un salto y me baje de Susano. Luego subí nuevamente en Suzaku, ya era mi momento de ir a alta mar nuevamente.
-Probablemente regrese al North blue durante un tiempo más antes de hacer una ruta completa en paraíso. Quiero ver por última vez y percatarme si no me he dejado atrás algún buen candidato para unirse a mi familia.
Algo me decía que al menos debería volver una última vez y explorara en las islas faltantes.
-Espero tener noticias de como haces crecer este lugar. Yo regreso al mar. – Sonreí y me despedí de ella. El camino de regreso a mi barco era largo. Pero no hay nada que no pueda hacer mientras tenga a mis dos súper aves conmigo o, al menos yo lo podía sentir así. El desierto era extenso y lleno de peligros, pero eso no me asustaba. Yo cabalgaba sobre la mejor compañera de todas y sobre nosotros volaba el más valiente de todos los pájaros. En mi opinión tenía una dupla increíble de súper aves. Sus nombres pronto cobrarían significado ya que tenía grandes planes.
Pero por ahora, toca regresar al mar, satisfecho por la ayuda que habría presentado a mi maestra y feliz por mi nuevo miembro de la familia.
Por otro lado, observe a mi nuevo compañero con mucha tranquilidad. Se veía fuerte e imponente. Por un momento he llegado a pensar que fallaría en su prueba pero, las súper aves temen sus maneras “curiosas” de tomar decisiones. Di un salto y me baje de Susano. Luego subí nuevamente en Suzaku, ya era mi momento de ir a alta mar nuevamente.
-Probablemente regrese al North blue durante un tiempo más antes de hacer una ruta completa en paraíso. Quiero ver por última vez y percatarme si no me he dejado atrás algún buen candidato para unirse a mi familia.
Algo me decía que al menos debería volver una última vez y explorara en las islas faltantes.
-Espero tener noticias de como haces crecer este lugar. Yo regreso al mar. – Sonreí y me despedí de ella. El camino de regreso a mi barco era largo. Pero no hay nada que no pueda hacer mientras tenga a mis dos súper aves conmigo o, al menos yo lo podía sentir así. El desierto era extenso y lleno de peligros, pero eso no me asustaba. Yo cabalgaba sobre la mejor compañera de todas y sobre nosotros volaba el más valiente de todos los pájaros. En mi opinión tenía una dupla increíble de súper aves. Sus nombres pronto cobrarían significado ya que tenía grandes planes.
Pero por ahora, toca regresar al mar, satisfecho por la ayuda que habría presentado a mi maestra y feliz por mi nuevo miembro de la familia.
Aki D. Arlia
Fama
Recompensa
Características
fuerza
Fortaleza
Velocidad
Agilidad
Destreza
Precisión
Intelecto
Agudeza
Instinto
Energía
Saberes
Akuma no mi
Varios
Lys sonrió de oreja a oreja. En realidad, imaginar a Alpha cantando en el escenario le hacía cierta ilusión. No cada noche, claro. Pretendía que fuera un lugar más bien apartado y el piratuelo llamaba la atención, pero podía ser una ocasión especial. Se anotó el llamarle cuando todo estuviera listo para que pudiera verlo. Sabía que llevaría un tiempo, pero estaba segura de que valdría la pena.
Alpha se subió de nuevo a Suzaku. Por un instante creyó que el otro ave aprovecharía para escapar, pero se quedó de buen grado a su lado. No entendía a esos pájaros y no creía que llegara a hacerlo nunca, pero se le veía satisfecho. Ya era algo. El pirata empezó a hablarle de los planes que tenía y mientras Lys aprovechó para dar un par de últimas caricias a ambos pájaros. Seguían siendo mimosos, al menos con ella, y le gustaba darles el gusto.
-Parece una buena idea. Yo me quedaré aquí unos días más para organizarlo todo y luego… partiré yo también.
Sintió un tirón en el estómago. En realidad no le apetecía nada irse de Arabasta. No tanto por lo que dejaría atrás, que no era más que un proyecto en ciernes, sino por lo que le esperaba al estar de vuelta en el mar. Las dudas y su propio camino, sin mapa que seguir. Suspiró y esbozó una sonrisa. Por lo menos había sido un buen día.
Se despidió de Alpha en la puerta y una vez hubo desaparecido rumbo a su propio barco, volvió a entrar en el que ahora era su edificio. Paseó por el lugar, imaginando dónde pondría cada cosa. Subió a los pisos superiores, ya dividiéndolos mentalmente y planificando las habitaciones. No pretendía volverlo un hotel, pero sí tener espacio para quien necesitara quedarse. Al fin y al cabo, Rainbase era una ciudad activa y Arabasta una isla bastante transitada. El lugar perfecto para colocar una base, un pequeño punto de encuentro y descanso. Lo estaba deseando.
Alpha se subió de nuevo a Suzaku. Por un instante creyó que el otro ave aprovecharía para escapar, pero se quedó de buen grado a su lado. No entendía a esos pájaros y no creía que llegara a hacerlo nunca, pero se le veía satisfecho. Ya era algo. El pirata empezó a hablarle de los planes que tenía y mientras Lys aprovechó para dar un par de últimas caricias a ambos pájaros. Seguían siendo mimosos, al menos con ella, y le gustaba darles el gusto.
-Parece una buena idea. Yo me quedaré aquí unos días más para organizarlo todo y luego… partiré yo también.
Sintió un tirón en el estómago. En realidad no le apetecía nada irse de Arabasta. No tanto por lo que dejaría atrás, que no era más que un proyecto en ciernes, sino por lo que le esperaba al estar de vuelta en el mar. Las dudas y su propio camino, sin mapa que seguir. Suspiró y esbozó una sonrisa. Por lo menos había sido un buen día.
Se despidió de Alpha en la puerta y una vez hubo desaparecido rumbo a su propio barco, volvió a entrar en el que ahora era su edificio. Paseó por el lugar, imaginando dónde pondría cada cosa. Subió a los pisos superiores, ya dividiéndolos mentalmente y planificando las habitaciones. No pretendía volverlo un hotel, pero sí tener espacio para quien necesitara quedarse. Al fin y al cabo, Rainbase era una ciudad activa y Arabasta una isla bastante transitada. El lugar perfecto para colocar una base, un pequeño punto de encuentro y descanso. Lo estaba deseando.
Contenido patrocinado
Fama
Recompensa
Características
fuerza
Fortaleza
Velocidad
Agilidad
Destreza
Precisión
Intelecto
Agudeza
Instinto
Energía
Saberes
Akuma no mi
Varios
Permisos de este foro:
No puedes responder a temas en este foro.