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Las barriadas más pobres de Yellow Spice se habían convertido en un mal lugar para vivir. Si tener trozos de cúpula aún desprendiéndose en momento inesperado y una densa nube de contaminación amarilla recubriendo las calles no fuese suficiente, la destrucción de las cúpulas había matado a la persona equivocada. Uno de los señores que controlaba la droga en los barrios bajos había muerto, y sus lugartenientes se peleaban ahora por el control de los barrios. Mientras centenares enfermaban por los humos tóxicos, otros tantos morían en las disputas callejeras. ¿Qué hacía él ahí? Aprovechar la situación.
Yellow Spice era un punto estratégico del Grand Line. Si su gran potencial industrial acababa en manos del Gobierno, su maquinaria militar y económica verían su potencial aumentado considerablemente. Tal vez incluso se volviese viable iniciar una campaña para reconquistar Shabaody u otros puntos perdidos en la larga sangría del último medio siglo. Sin embargo, una conquista de tal calibre no podía iniciarse a la ligera. Si iniciaban una intervención militar, la Marina y otras facciones podrían intervenir de manera abierta. No, tenían que ganarse la isla desde dentro y lograr que fuese el propio alcalde el que solicitase la afiliación al Gobierno Mundial. El primer paso para ese objetivo sería poner a un títere que sustituyese al capo muerto. Y para eso estaba él: para hacer el reconocimiento.
Atravesaba las ruinosas calles enfundado en un traje de nylon negro con botas, peto y brazales de cuero reforzado. Además su cabeza estaba cubierta por un casco estilizado azul y negro que recordaba a la cabeza de un búho. El casco filtraba las toxinas del aire, haciéndolo respirable para él. Tenía suerte de contar con aquel elemento, o la misión habría sido un poco más peligrosa. ¿Llamaba la atención vestido así? Probablemente, pero muchos de los habitantes del lugar estaban encerrados en sus casas con las ventanas cerradas para limitar la exposición a los gases tóxicos.
Su primer paso era encontrar potenciales informadores y contactos. Había hecho una llamada a Meneror para pedirle información. El ahora Shichibukai había respondido de manera seca y altanera. Parecía haber olvidado (o no importarle) lo mucho que le había beneficiado en su instalación en Toussaint y los favores que le había hecho. Había tenido que recordarle con dureza que ahora trabajaba para el Gobierno, y aún así, apenas le había dado unas pocas pistas. Los nombres de los dos lugartenientes del capo muerto, Dina Holliday y J. J. Webb, y la localización de una tienda de ultramarinos en la que se jugaban partidas de póker privadas en la trastienda. A aquellas partidas acudían gente que quería apostar en un lugar seguro donde un mal perdedor no fuese a pegarles un tiro. Y, por supuesto, muchos de los que acudían pertenecían al Bajo Mundo.
Yellow Spice era un punto estratégico del Grand Line. Si su gran potencial industrial acababa en manos del Gobierno, su maquinaria militar y económica verían su potencial aumentado considerablemente. Tal vez incluso se volviese viable iniciar una campaña para reconquistar Shabaody u otros puntos perdidos en la larga sangría del último medio siglo. Sin embargo, una conquista de tal calibre no podía iniciarse a la ligera. Si iniciaban una intervención militar, la Marina y otras facciones podrían intervenir de manera abierta. No, tenían que ganarse la isla desde dentro y lograr que fuese el propio alcalde el que solicitase la afiliación al Gobierno Mundial. El primer paso para ese objetivo sería poner a un títere que sustituyese al capo muerto. Y para eso estaba él: para hacer el reconocimiento.
Atravesaba las ruinosas calles enfundado en un traje de nylon negro con botas, peto y brazales de cuero reforzado. Además su cabeza estaba cubierta por un casco estilizado azul y negro que recordaba a la cabeza de un búho. El casco filtraba las toxinas del aire, haciéndolo respirable para él. Tenía suerte de contar con aquel elemento, o la misión habría sido un poco más peligrosa. ¿Llamaba la atención vestido así? Probablemente, pero muchos de los habitantes del lugar estaban encerrados en sus casas con las ventanas cerradas para limitar la exposición a los gases tóxicos.
Su primer paso era encontrar potenciales informadores y contactos. Había hecho una llamada a Meneror para pedirle información. El ahora Shichibukai había respondido de manera seca y altanera. Parecía haber olvidado (o no importarle) lo mucho que le había beneficiado en su instalación en Toussaint y los favores que le había hecho. Había tenido que recordarle con dureza que ahora trabajaba para el Gobierno, y aún así, apenas le había dado unas pocas pistas. Los nombres de los dos lugartenientes del capo muerto, Dina Holliday y J. J. Webb, y la localización de una tienda de ultramarinos en la que se jugaban partidas de póker privadas en la trastienda. A aquellas partidas acudían gente que quería apostar en un lugar seguro donde un mal perdedor no fuese a pegarles un tiro. Y, por supuesto, muchos de los que acudían pertenecían al Bajo Mundo.
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No había podido encontrar ningún tipo de rastro en la isla de Pucci, de hecho, me había parecido una isla de recreo para pasar allí unos días descansando y reponiéndose. Habían sido bastante hospitalarios y aunque seguro que la isla tendría problemas, no había querido perder el rastro y había conseguido de que un barco me acercase a la siguiente isla a un buen precio.
Cuando nos acercábamos a la isla me estuvieron avisando que la isla era bastante peligrosa dada la contaminación que había en esta, siendo habitable una parte muy pequeña y que la tenían protegida. Como favor me entregaron un traje con el que podría soportar el peligro que suponían los gases de allí. No era muy práctico y menos aún elegante, pero si era necesario para poder moverme por la ciudad no había de otra.
Me lo coloqué y esperé a llagar al puerto. Una vez allí pude comprobar que la ciudad era un sitio idóneo para una rata como la que perseguía. Un sitio que posiblemente lo controlasen grandes mafias.
Comencé a explorar la ciudad como era costumbre en mí y pude notar que apenas había gente por la calle deambulando, incluso pude escuchar que la cúpula que les protegía de los gases del exterior. En lo que exploraba acabé llegando a una zona en la que había unos cristales robustos, pero que tenían unos cortes demasiado lisos como para que fuesen por un impacto normal. Introduje en una sombra el cristal. Lo mejor era investigarlo con más calma y no allí en la calle.
Tras recoger aquello, seguí vagando por las calles hasta que vi a un tipo a unos cincuenta metros de mi posición. Lo que más llamaba la atención de él era que iba con una especie de casco, algo que lo hacía extraño para ponerse con una nube de gas tóxico. Decidí seguirle para ver a donde se dirigía y así poder arrojar algo de luz sobre el asunto aquel.
Cuando nos acercábamos a la isla me estuvieron avisando que la isla era bastante peligrosa dada la contaminación que había en esta, siendo habitable una parte muy pequeña y que la tenían protegida. Como favor me entregaron un traje con el que podría soportar el peligro que suponían los gases de allí. No era muy práctico y menos aún elegante, pero si era necesario para poder moverme por la ciudad no había de otra.
Me lo coloqué y esperé a llagar al puerto. Una vez allí pude comprobar que la ciudad era un sitio idóneo para una rata como la que perseguía. Un sitio que posiblemente lo controlasen grandes mafias.
Comencé a explorar la ciudad como era costumbre en mí y pude notar que apenas había gente por la calle deambulando, incluso pude escuchar que la cúpula que les protegía de los gases del exterior. En lo que exploraba acabé llegando a una zona en la que había unos cristales robustos, pero que tenían unos cortes demasiado lisos como para que fuesen por un impacto normal. Introduje en una sombra el cristal. Lo mejor era investigarlo con más calma y no allí en la calle.
Tras recoger aquello, seguí vagando por las calles hasta que vi a un tipo a unos cincuenta metros de mi posición. Lo que más llamaba la atención de él era que iba con una especie de casco, algo que lo hacía extraño para ponerse con una nube de gas tóxico. Decidí seguirle para ver a donde se dirigía y así poder arrojar algo de luz sobre el asunto aquel.
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Encontrar la tienda no era fácil. No cuando era extranjero y no había gente por la calle a la que preguntar. Tampoco ayudaba la capa de gas que cubría las calles y limitaba la visibilidad. Revisó el mapa callejero que se había llevado consigo y empezó a sospechar que se había perdido. Suspiró y guardó el mapa. ¿Seguiría el local abierto a pesar de la situación actual? O lo que era más, ¿las partidas? No tenía más remedio que comprobarlo por sí mismo. Era la única pista que tenía ahora mismo. Su misión era de reconocimiento; necesitaba toda la información posible sobre la situación de aquella zona.
Tras un rato largo de vagabundeo acabó encontrando el local. Estaba cerrado, por supuesto. Bendita su suerte. Podía entrar por la fuerza, pero que la calle estuviese desierta no significa que lo estuviera la ciudad. Si iba a colarse a buscar pistas, tenía que ser desde un lugar más discreto. Fue a dar una vuelta al edificio para echar un vistazo a los alrededores, cuando su pie fue a dar con una piedra. Contuvo un taco y la apartó de una patada, molesto. Mientras se preparaba para echar a andar de nuevo, notó un leve ruido que captó su atención. La clase de sonido que uno no percibiría en un día normal en la calle, pero que en un lugar desierto llamaba la atención. Se giró de golpe, pero no vio a nadie.
- ¿Lo habré imaginado? - murmuró.
Se dio media vuelta, pero solo por si acaso activó su haki de observación para sentir las voces cercanas. Entró en la calle lateral de la tienda y giró la esquina hacia la fachada trasera, donde se detuvo y esperó. Mientras esperaba por si alguna presencia entraba en el rango de su haki, sacó su pistola Enforcer y le puso el silenciador. Efectivamente parecía que alguien se acercaba a la zona. ¿Le estaba siguiendo? Si era el caso, quería saber quién era y con qué motivo. Si la persona aparecía, le apuntaría con el arma y simplemente diría:
- Explícate.
Tras un rato largo de vagabundeo acabó encontrando el local. Estaba cerrado, por supuesto. Bendita su suerte. Podía entrar por la fuerza, pero que la calle estuviese desierta no significa que lo estuviera la ciudad. Si iba a colarse a buscar pistas, tenía que ser desde un lugar más discreto. Fue a dar una vuelta al edificio para echar un vistazo a los alrededores, cuando su pie fue a dar con una piedra. Contuvo un taco y la apartó de una patada, molesto. Mientras se preparaba para echar a andar de nuevo, notó un leve ruido que captó su atención. La clase de sonido que uno no percibiría en un día normal en la calle, pero que en un lugar desierto llamaba la atención. Se giró de golpe, pero no vio a nadie.
- ¿Lo habré imaginado? - murmuró.
Se dio media vuelta, pero solo por si acaso activó su haki de observación para sentir las voces cercanas. Entró en la calle lateral de la tienda y giró la esquina hacia la fachada trasera, donde se detuvo y esperó. Mientras esperaba por si alguna presencia entraba en el rango de su haki, sacó su pistola Enforcer y le puso el silenciador. Efectivamente parecía que alguien se acercaba a la zona. ¿Le estaba siguiendo? Si era el caso, quería saber quién era y con qué motivo. Si la persona aparecía, le apuntaría con el arma y simplemente diría:
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El tipo aquel estuvo callejeando durante un buen rato hasta que se quedó quieto frente a la puerta de una tienda que parecía un ultramarinos. Para lo que buscaba no resultaba algo útil dado que no tendían nada con lo que pudiese analizar el trozo de cristal que había recogido. Aún así, si aquella tienda estaba abierta me podría decir donde podía encontrar algún sitio para analizar el cristal. El tipo aquel comenzó a alejarse de la puerta paro me pareció que se tropezó con algo que había al lado y luego apartó. Por mi parte había comenzado a avanzar hacia la puerta de la tienda.
Cuando vi que estaba completamente solo en la calle dado que a quien seguía había girado en una esquina Raven salió de mi sombra hasta posarse en una farola que hacía esquina y ver por donde se había ido el tipo del casco.
Al igual que él me detuve un momento en la entrada de la tienda y mi sombra se deslizó por debajo de la puerta, una vez dentro tomo mi forma y se puso a mirar por el local algo que me sirviese. Yo volvía avanzar hacia la esquina en la que esperaba Raven, quin graznó un par de veces. Me centré en él y a través de sus ojo pude ver como el tipo del casco estaba como esperando sin moverse del sitio. Luego volví mi atención a mi sombra en la tienda, la que había encontrar un par de productos y una lupa que me servirían para analizar el extraño corte del cristal. Luego volví otra vez sobre mí mismo justo antes de llegar a la esquina. Si era una trampa, era momento de activarla.
-Explícate. - dijo el del casco apuntándome con un arma, sin ningún tipo de contexto que me sirviese para saber que era lo que tenía que explicar.
-¿Eh? - dije de primeras con un genuino asombro, por la pregunta claro, más que por la situación – Bueno, el cristal está formados por la unión de partículas dispuestas de forma regular siguiendo un esquema determinado que se reproduce, en forma y orientación, en todo el cristal y que crea una red tridimensional. Por lo que general la gente confunde el cristal con el vidrio, que aunque parecidos no son iguales. Además, podemos encontrar varios tipos diferentes de cristales. Un cristal muy apreciado por todo el mundo es el diamante, que a fin de cuenta son átomos de carbono expuestos a unas condiciones especificas para que pase a esa forma. Dado que son condiciones muy especificas su cantidad en el mundo es limitada y por ello lo hace un material extremadamente caro. De todos modos se puede hacer cristal con cosas más fáciles de obtener, como puede ser con azúcar o con sal.
Cuando terminé la explicación, que podía haber desarrollado algo más, pero no sabía si eso le interesaría a tipo aquel me mantuve callado y atento por si actuaba de una forma extraña e intercambiarme con la sombra y así escapar de él.
Cuando vi que estaba completamente solo en la calle dado que a quien seguía había girado en una esquina Raven salió de mi sombra hasta posarse en una farola que hacía esquina y ver por donde se había ido el tipo del casco.
Al igual que él me detuve un momento en la entrada de la tienda y mi sombra se deslizó por debajo de la puerta, una vez dentro tomo mi forma y se puso a mirar por el local algo que me sirviese. Yo volvía avanzar hacia la esquina en la que esperaba Raven, quin graznó un par de veces. Me centré en él y a través de sus ojo pude ver como el tipo del casco estaba como esperando sin moverse del sitio. Luego volví mi atención a mi sombra en la tienda, la que había encontrar un par de productos y una lupa que me servirían para analizar el extraño corte del cristal. Luego volví otra vez sobre mí mismo justo antes de llegar a la esquina. Si era una trampa, era momento de activarla.
-Explícate. - dijo el del casco apuntándome con un arma, sin ningún tipo de contexto que me sirviese para saber que era lo que tenía que explicar.
-¿Eh? - dije de primeras con un genuino asombro, por la pregunta claro, más que por la situación – Bueno, el cristal está formados por la unión de partículas dispuestas de forma regular siguiendo un esquema determinado que se reproduce, en forma y orientación, en todo el cristal y que crea una red tridimensional. Por lo que general la gente confunde el cristal con el vidrio, que aunque parecidos no son iguales. Además, podemos encontrar varios tipos diferentes de cristales. Un cristal muy apreciado por todo el mundo es el diamante, que a fin de cuenta son átomos de carbono expuestos a unas condiciones especificas para que pase a esa forma. Dado que son condiciones muy especificas su cantidad en el mundo es limitada y por ello lo hace un material extremadamente caro. De todos modos se puede hacer cristal con cosas más fáciles de obtener, como puede ser con azúcar o con sal.
Cuando terminé la explicación, que podía haber desarrollado algo más, pero no sabía si eso le interesaría a tipo aquel me mantuve callado y atento por si actuaba de una forma extraña e intercambiarme con la sombra y así escapar de él.
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El extraño era un joven alto, delgado y de pelo castaño embutido en un traje protector. De primeras no parecía la clase de persona que llamaría la atención por la calle, pero en cuanto empezó a hablar, Atsu se dio cuenta de lo peculiar que era. Empezó a hablarle de la composición química de los cristales con total normalidad, como si no le importase que un tipo con casco de búho le estuviese apuntando con una pistola. No tenía claro si era un graciosillo, se estaba haciendo el tonto o si simplemente era así de inconsciente.
- Muy gracioso. ¿Por qué me sigues?
Pensó en preguntarle para quién trabajaba, pero decidió guardarse esa pregunta por ahora. En el extraño caso de que no estuviese relacionado con ninguno de los dos lugartenientes del capo muerto, estaría dándole a un desconocido pistas sobre por qué estaba rondando por la ciudad.
- Si planeas decirme algo del estilo de "ha sido una coincidencia" ahórratelo. Creo que ambos sabemos que no es el caso.
Empezaba a estar algo tenso. Era posible que no estuviese solo en caso de pertenecer a uno de los grupos criminales. Si ese era el caso, podían estar rodeándole ahora mismo y no lo vería venir. Mantuvo la concentración en su haki de observación y buscó intenciones hostiles en las presencias de la zona. Y las encontró. A un par de calles de ellos comenzaron a sonar gritos y disparos. Parecía que una escaramuza entre los hombres de Holliday y Webb había comenzado. Atsu frunció el ceño y retrocedió un par de pasos hasta la entrada trasera de la tienda. No percibía ninguna presencia dentro. Sin dejar de apuntarle, la abrió de una patada y señaló con la cabeza al interior.
- Estuvieses planeando algo contra mí o no, no creo que quieras acabar en el fuego cruzado. Vamos para dentro a terminar esta conversación sin ruidos innecesarios y con calma.
En realidad no había mucho espacio de tiempo a negociar. Si el hombre insistía en no seguirle y tampoco parecía dispuesto a soltar prenda, se refugiaría él solo en el interior a planear su próximo movimiento. Con suerte, tal vez encontraría alguna pista. Meneror debía haberle referido a aquel sitio por algún motivo, ¿no?
- Muy gracioso. ¿Por qué me sigues?
Pensó en preguntarle para quién trabajaba, pero decidió guardarse esa pregunta por ahora. En el extraño caso de que no estuviese relacionado con ninguno de los dos lugartenientes del capo muerto, estaría dándole a un desconocido pistas sobre por qué estaba rondando por la ciudad.
- Si planeas decirme algo del estilo de "ha sido una coincidencia" ahórratelo. Creo que ambos sabemos que no es el caso.
Empezaba a estar algo tenso. Era posible que no estuviese solo en caso de pertenecer a uno de los grupos criminales. Si ese era el caso, podían estar rodeándole ahora mismo y no lo vería venir. Mantuvo la concentración en su haki de observación y buscó intenciones hostiles en las presencias de la zona. Y las encontró. A un par de calles de ellos comenzaron a sonar gritos y disparos. Parecía que una escaramuza entre los hombres de Holliday y Webb había comenzado. Atsu frunció el ceño y retrocedió un par de pasos hasta la entrada trasera de la tienda. No percibía ninguna presencia dentro. Sin dejar de apuntarle, la abrió de una patada y señaló con la cabeza al interior.
- Estuvieses planeando algo contra mí o no, no creo que quieras acabar en el fuego cruzado. Vamos para dentro a terminar esta conversación sin ruidos innecesarios y con calma.
En realidad no había mucho espacio de tiempo a negociar. Si el hombre insistía en no seguirle y tampoco parecía dispuesto a soltar prenda, se refugiaría él solo en el interior a planear su próximo movimiento. Con suerte, tal vez encontraría alguna pista. Meneror debía haberle referido a aquel sitio por algún motivo, ¿no?
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Tal y como me había imaginado no le gustó mi explicación de los cristales que no había pedido, pero dado que no me había pedido una explicación en particular pues fue la primera que se me ocurrió. Y justo a la vez que me preguntó algo que no llegué a entenderle le hablé también.
-Oye si no te gustan las explicaciones no las pidas. – le dije ligeramente ofendido.
El chico volvió a hablar aclarándome la pregunta que me acababa de hacer y que no había entendido dado que había hablado a la vez que él. Parecía ser que pensaba que le estaba siguiendo. Normal por otra parte dado que era lo que había hecho. Era mera curiosidad, pero el tipo estaba tan paranoico que responderle con la verdad no se creería. Se le notaba con voz tensa, como si estuviese preocupado.
-¿Y tú qué planeabas? – Le pregunté cuando terminó – yo no planeo actúo, además. Podrías explicarme, ¿por qué debería seguir a un tío con cabeza de gato? No me va ese rollo. – Noté que aunque me apuntaba con el arma y me miraba, no estaba completamente centrado en mí – Sí, no creo estar equivocándome, tú estás tramando algo y no precisamente bueno. Pues bien, si así es. – De pronto me arrodillé rápidamente en el suelo con la cabeza hacia el suelo –. ¡No me hagas nada, solo soy un turista en la isla que acaba de llegar y solo busca a alguien que le pueda ayudar a encontrarse!
Cuando terminé de hablar fingiendo una súplica de perdón escuché unos gritos y disparos a unas calles de distancia, me incorporé mirando hacia el lugar de los ruidos y silbé. Esto fue una señal para que Raven saliese volando hacia el lugar del incidente. Luego chico aquel volvió a hablar y se acercó a una puerta que parecía ser una puerta de la tienda de antes. Tras decirme que no sería bueno estar en fuego cruzado tiró la puerta y entró. Me acerqué a la puerta pero al ver lo oscuro que estaba me cambié de posición con la sombra de la tienda y mi sombra entró sin miedo en el lugar.
Revisé la tienda y recogí los productos que había visto con la sombra que me servirían para el análisis y luego me centré en mi sombra para que se moviese por zonas muy oscuras y que el extraño seudoamable aquel no se diese cuenta del engaño.
-Oye si no te gustan las explicaciones no las pidas. – le dije ligeramente ofendido.
El chico volvió a hablar aclarándome la pregunta que me acababa de hacer y que no había entendido dado que había hablado a la vez que él. Parecía ser que pensaba que le estaba siguiendo. Normal por otra parte dado que era lo que había hecho. Era mera curiosidad, pero el tipo estaba tan paranoico que responderle con la verdad no se creería. Se le notaba con voz tensa, como si estuviese preocupado.
-¿Y tú qué planeabas? – Le pregunté cuando terminó – yo no planeo actúo, además. Podrías explicarme, ¿por qué debería seguir a un tío con cabeza de gato? No me va ese rollo. – Noté que aunque me apuntaba con el arma y me miraba, no estaba completamente centrado en mí – Sí, no creo estar equivocándome, tú estás tramando algo y no precisamente bueno. Pues bien, si así es. – De pronto me arrodillé rápidamente en el suelo con la cabeza hacia el suelo –. ¡No me hagas nada, solo soy un turista en la isla que acaba de llegar y solo busca a alguien que le pueda ayudar a encontrarse!
Cuando terminé de hablar fingiendo una súplica de perdón escuché unos gritos y disparos a unas calles de distancia, me incorporé mirando hacia el lugar de los ruidos y silbé. Esto fue una señal para que Raven saliese volando hacia el lugar del incidente. Luego chico aquel volvió a hablar y se acercó a una puerta que parecía ser una puerta de la tienda de antes. Tras decirme que no sería bueno estar en fuego cruzado tiró la puerta y entró. Me acerqué a la puerta pero al ver lo oscuro que estaba me cambié de posición con la sombra de la tienda y mi sombra entró sin miedo en el lugar.
Revisé la tienda y recogí los productos que había visto con la sombra que me servirían para el análisis y luego me centré en mi sombra para que se moviese por zonas muy oscuras y que el extraño seudoamable aquel no se diese cuenta del engaño.
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La trastienda era un cuartucho oscuro, apenas iluminado por unos ventanucos traslúcidos. Había un par de cajoneras, tres mesas, varias sillas amontonadas en un rincón y una nevera pequeña y vieja. Una vez vez el otro tipo hubo entrado, cerró la puerta y la aseguró colocando una de las mesas contra ella. Al fin y al cabo, había reventado la cerradura con la patada. No podía contar con que se fuese a quedar cerrada por sí sola; hasta una corriente de aire la abriría si no ponía peso. Una mesa no evitaría que alguien intentase entrar si se empeñaba, pero sí que evitaría malas ideas.
- La verdad es que no sé que pinta un turista en esta isla con todo lo que está ocurriendo, pero por ahora digamos que te creo - dijo, una vez terminó sus labores. Le quitó el silenciador a la pistola y la enfundó - ¿Qué trae siquiera a alguien a Yellow Spice? Las vistas no son bonitas, la ciudad no es segura y no hay buenas tiendas. Creo que no hay complejos turísticos, tampoco. No podrías haber escogido peor sitio.
Se acercó a la cajonera y comenzó a revisar los cajones. Barajas de naipes, tapetes, dados, bolígrafos, libretitas a las que les faltaban la mitad de las hojas, fichas de póker... la clase de cosas que uno esperaría. Sin embargo, al abrir uno de los cajones vio algo más interesante. Carpetas de cartón con fechas. Y en su interior, documentos con listas de nombres y cifras. "Listas de deudas. Esto va a venirme muy bien." Sacó las carpetas, las apoyó encima de una de las mesas y cogió una de las libretitas y un bolígrafo de otro cajón. Hora de tomar notas.
- En cualquier caso, ¿tienes al menos un nombre por el que pueda llamarte?
"Deberías tenerle un ojo encima. Si es realmente un turista, es un testigo que no quieres que hable de lo que has hecho. Si no es un turista... quieres tenerlo cerca de ti para vigilar sus pasos." Era la voz pragmática la que hablaba. Para su sorpresa, por una vez, la voz moral concordó con su compañera: "Ofrécele escoltarle a un lugar seguro. Si es un civil, es tu deber protegerle. Si es un enemigo, podrás aprovechar para investigarle y hacerle hablar si es necesario." Era extraño que sus dos voces se pusiesen de acuerdo en lugar de discutir entre ellas. "Sabes que probablemente no es un turista, ¿no?" Atsu no dignó la pregunta con una respuesta. Tras valorarlo durante unos segundos, dijo:
- Estos barrios no son seguros. Por suerte para ti, no soy de los malos. Puedo escoltarte a una zona... segura de la ciudad, si es que hay algo así en este sitio - le miró a los ojos, o eso intentó, pero el tipo estaba tan metido entre las sombras que solo veía su figura - Aunque agradecería que expliques por qué me seguías.
- La verdad es que no sé que pinta un turista en esta isla con todo lo que está ocurriendo, pero por ahora digamos que te creo - dijo, una vez terminó sus labores. Le quitó el silenciador a la pistola y la enfundó - ¿Qué trae siquiera a alguien a Yellow Spice? Las vistas no son bonitas, la ciudad no es segura y no hay buenas tiendas. Creo que no hay complejos turísticos, tampoco. No podrías haber escogido peor sitio.
Se acercó a la cajonera y comenzó a revisar los cajones. Barajas de naipes, tapetes, dados, bolígrafos, libretitas a las que les faltaban la mitad de las hojas, fichas de póker... la clase de cosas que uno esperaría. Sin embargo, al abrir uno de los cajones vio algo más interesante. Carpetas de cartón con fechas. Y en su interior, documentos con listas de nombres y cifras. "Listas de deudas. Esto va a venirme muy bien." Sacó las carpetas, las apoyó encima de una de las mesas y cogió una de las libretitas y un bolígrafo de otro cajón. Hora de tomar notas.
- En cualquier caso, ¿tienes al menos un nombre por el que pueda llamarte?
"Deberías tenerle un ojo encima. Si es realmente un turista, es un testigo que no quieres que hable de lo que has hecho. Si no es un turista... quieres tenerlo cerca de ti para vigilar sus pasos." Era la voz pragmática la que hablaba. Para su sorpresa, por una vez, la voz moral concordó con su compañera: "Ofrécele escoltarle a un lugar seguro. Si es un civil, es tu deber protegerle. Si es un enemigo, podrás aprovechar para investigarle y hacerle hablar si es necesario." Era extraño que sus dos voces se pusiesen de acuerdo en lugar de discutir entre ellas. "Sabes que probablemente no es un turista, ¿no?" Atsu no dignó la pregunta con una respuesta. Tras valorarlo durante unos segundos, dijo:
- Estos barrios no son seguros. Por suerte para ti, no soy de los malos. Puedo escoltarte a una zona... segura de la ciudad, si es que hay algo así en este sitio - le miró a los ojos, o eso intentó, pero el tipo estaba tan metido entre las sombras que solo veía su figura - Aunque agradecería que expliques por qué me seguías.
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Como me imaginaba, el tipo aquel seguía sin creerse demasiado la historia de que fuese un turista en la ciudad. Por ello, siguió interrogándome que era lo que había ido a hacer a esta isla que estaba en tan mal estado como para ser un simple turista.
-Disculpame, quizás me expresé mal. Soy un turista y el barco en el que navegaba ha tenido que hacer escala en esta isla, me han dicho que hasta que partiésemos de nuevo pasarían unas cuantas horas. Le pedí permiso al capitán para desembarcar y me puse a merodear por la ciudad. Bueno, me dieron este traje para hacerlo. – Comenté moviéndome con cautela – Te lo diré, pero la educación diría que uno debe presentarse antes. Me llamo Morgoth.
Mientras hablaba pude ver como el tipo del casco azul se ponía a revisar cajones estantería y varias cosas más, sacando barajas de cartas, papeles y otras cosas. Parecía que aquel sitio era una especie de casino pero dado que estaba en la trastera de una tienda de ultramarinos debía de ser ilegal. El tipo se puso a escribir y la sombra se mantuvo observándole.
Por mi parte, en la tienda, saqué la linterna de las sombras y comencé a examinar con cuidado los restos que había cogido. Y usando los materiales de la tienda, pude saber que el cristal no se había roto por casualidad, sino que alguien lo había destruido a propósito con un explosivo termita. Algo me sacó de mi ensimismamiento cuando a través de la sombra pude escuchar de nuevo al tipo del casco.
-¿De los buenos? Jajaja. – Me reí al escucharle – ¿Tu crees que es así? Repasemos a tus acciones en los últimos minutos. Has esperado a una persona tras una esquina a la que has encañonado. Has tirado una puerta trasera de un local, en una selección no demasiado azarosa. Luego has puesto el local patas arriba pasa sacar información de clientes de este… casino podríamos decir. Y tu eres el bueno. – sabía que aquellas palabras le harían sospechar de mí más, pero no me preocupaba demasiado, frente a él estaba la sombra. – ¿No crees que eres alguien bastante sospechoso? Si aquí alguien es bueno soy yo, que aún no te he mentido. Y en cuanto a preguntas no respondidas, ¿qué dirás?
Mientras hablaba a través de la sombra esta se fue moviendo a otra zona oscura alejándose de una puerta y de forma que el tipo aquel le diese la espalda. Mientras yo fui hasta la puerta y son todo el cuidado del mundo la abrí y entre en la habitación manteniéndome también oculto en las sombras. En caso de que el chico hubiese sacado el arma de nuevo haría lo mismo aunque no la mostraría en ningún momento.
-Disculpame, quizás me expresé mal. Soy un turista y el barco en el que navegaba ha tenido que hacer escala en esta isla, me han dicho que hasta que partiésemos de nuevo pasarían unas cuantas horas. Le pedí permiso al capitán para desembarcar y me puse a merodear por la ciudad. Bueno, me dieron este traje para hacerlo. – Comenté moviéndome con cautela – Te lo diré, pero la educación diría que uno debe presentarse antes. Me llamo Morgoth.
Mientras hablaba pude ver como el tipo del casco azul se ponía a revisar cajones estantería y varias cosas más, sacando barajas de cartas, papeles y otras cosas. Parecía que aquel sitio era una especie de casino pero dado que estaba en la trastera de una tienda de ultramarinos debía de ser ilegal. El tipo se puso a escribir y la sombra se mantuvo observándole.
Por mi parte, en la tienda, saqué la linterna de las sombras y comencé a examinar con cuidado los restos que había cogido. Y usando los materiales de la tienda, pude saber que el cristal no se había roto por casualidad, sino que alguien lo había destruido a propósito con un explosivo termita. Algo me sacó de mi ensimismamiento cuando a través de la sombra pude escuchar de nuevo al tipo del casco.
-¿De los buenos? Jajaja. – Me reí al escucharle – ¿Tu crees que es así? Repasemos a tus acciones en los últimos minutos. Has esperado a una persona tras una esquina a la que has encañonado. Has tirado una puerta trasera de un local, en una selección no demasiado azarosa. Luego has puesto el local patas arriba pasa sacar información de clientes de este… casino podríamos decir. Y tu eres el bueno. – sabía que aquellas palabras le harían sospechar de mí más, pero no me preocupaba demasiado, frente a él estaba la sombra. – ¿No crees que eres alguien bastante sospechoso? Si aquí alguien es bueno soy yo, que aún no te he mentido. Y en cuanto a preguntas no respondidas, ¿qué dirás?
Mientras hablaba a través de la sombra esta se fue moviendo a otra zona oscura alejándose de una puerta y de forma que el tipo aquel le diese la espalda. Mientras yo fui hasta la puerta y son todo el cuidado del mundo la abrí y entre en la habitación manteniéndome también oculto en las sombras. En caso de que el chico hubiese sacado el arma de nuevo haría lo mismo aunque no la mostraría en ningún momento.
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- Omega - respondió simplemente a su presentación.
No le gustaba la actitud de aquel tipo. Era demasiado respondón para su gusto. Sin embargo, hizo lo posible por contener su molestia y siguió apuntando nombres y cifras. Sin embargo, pronto sus provocaciones acabaron siendo demasiado para alguien con una mecha tan corta como él. Tal vez era la ira la que hablaba, pero empezaba a tener muy claro que aquel tipo no era un turista. "Cuidado. No pierdas la calma tan pronto." La voz moral intentó calmarle, pero su compañera empezó a responder con argumentos sobre por qué debería eliminarlo rápido y silenciosamente. La discusión entre las dos voces le distrajo y aumentó su rabia. Se giró de golpe hacia el tipo y dio un paso hacia él, manteniéndole los ojos encima mientras se movía.
- Estás empezando a tocarme los cojones. Te he ofrecido sacarte sano y salvo de aquí y empiezas a cuestionar mis palabras e insinuar cosas. Tal vez no te lo has planteado, pero estoy aquí para dar un golpe a los criminales que se reúnen en este sitio.
Se arrepintió así como terminó de decir esas palabras. Había hablado mucho más de la cuenta. Las probabilidades decían que aquel tipo bien podía trabajar para Webb o Holliday, y él acababa de confirmarle cuáles eran sus intenciones. Ahora sí que la había cagado. ¿Qué debía hacer ahora? Matarlo estaba sobre la mesa, pero era arriesgado. Fuese o no un criminal, llamaría la atención de los matones que rondaban la zona. A lo mejor, y solo a lo mejor, si lo intimidaba perdería la calma y le diría quién era realmente. Suspiró ruidosamente y se guardó la libreta en una cartuchera de su cinturón.
- Esto ya se pasa del castaño oscuro. La persona verdaderamente sospechosa aquí eres tú. Eres el que me ha seguido por la calle y dice ser un turista...
Había algo extraño en el ambiente. No sabía decir qué, pero algo había cambiado. La iluminación, algún olor... con aquel casco le era difícil decirlo. Se centró de nuevo en su haki de observación para prevenir algún posible ataque y apretó el puño.
- Podemos arreglar esto de buena o de malas maneras. Prefiero hacerlo por las buenas, pero no me importa concederte el honor si estás buscando problemas. ¿Quién eres realmente? ¿Trabajas para alguien? ¿Y por qué me seguías? Contesta sinceramente, deja de buscarme las cosquillas y podremos irnos cada unos por su lado sin incidentes desagradables.
No le gustaba la actitud de aquel tipo. Era demasiado respondón para su gusto. Sin embargo, hizo lo posible por contener su molestia y siguió apuntando nombres y cifras. Sin embargo, pronto sus provocaciones acabaron siendo demasiado para alguien con una mecha tan corta como él. Tal vez era la ira la que hablaba, pero empezaba a tener muy claro que aquel tipo no era un turista. "Cuidado. No pierdas la calma tan pronto." La voz moral intentó calmarle, pero su compañera empezó a responder con argumentos sobre por qué debería eliminarlo rápido y silenciosamente. La discusión entre las dos voces le distrajo y aumentó su rabia. Se giró de golpe hacia el tipo y dio un paso hacia él, manteniéndole los ojos encima mientras se movía.
- Estás empezando a tocarme los cojones. Te he ofrecido sacarte sano y salvo de aquí y empiezas a cuestionar mis palabras e insinuar cosas. Tal vez no te lo has planteado, pero estoy aquí para dar un golpe a los criminales que se reúnen en este sitio.
Se arrepintió así como terminó de decir esas palabras. Había hablado mucho más de la cuenta. Las probabilidades decían que aquel tipo bien podía trabajar para Webb o Holliday, y él acababa de confirmarle cuáles eran sus intenciones. Ahora sí que la había cagado. ¿Qué debía hacer ahora? Matarlo estaba sobre la mesa, pero era arriesgado. Fuese o no un criminal, llamaría la atención de los matones que rondaban la zona. A lo mejor, y solo a lo mejor, si lo intimidaba perdería la calma y le diría quién era realmente. Suspiró ruidosamente y se guardó la libreta en una cartuchera de su cinturón.
- Esto ya se pasa del castaño oscuro. La persona verdaderamente sospechosa aquí eres tú. Eres el que me ha seguido por la calle y dice ser un turista...
Había algo extraño en el ambiente. No sabía decir qué, pero algo había cambiado. La iluminación, algún olor... con aquel casco le era difícil decirlo. Se centró de nuevo en su haki de observación para prevenir algún posible ataque y apretó el puño.
- Podemos arreglar esto de buena o de malas maneras. Prefiero hacerlo por las buenas, pero no me importa concederte el honor si estás buscando problemas. ¿Quién eres realmente? ¿Trabajas para alguien? ¿Y por qué me seguías? Contesta sinceramente, deja de buscarme las cosquillas y podremos irnos cada unos por su lado sin incidentes desagradables.
Morgoth
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El tipo aquel se presentó como Omega. Un nombre verdaderamente estúpido si era cierto que sus padres le habían puesto el nombre de una letra griega, pero no le iba a juzgar por ello. El tipo seguía escribiendo cosas en su libreta, pero continuó hablando. Parecía ser que era del tipo de persona que se molestaba con facilidad. Si era cierto que el que hiciera mis suposiciones en voz alta sobre lo que estaba haciendo podían molestarle pero no hasta el punto al que estaba llegado.
-Vaya, parece que voy acertando. Así que estas aquí para sacar información de los “malos”, porque tú eres de los “buenos”. Bien, y como ciudadano ¿qué banda u organización tengo que tomar como los “buenos”? – continué hablando y entrecomillando las palabras con la sombra para mantener el engaño – A ver, que yo te entiendo, esto muy legal no parece, lo que supone que es de criminales, pero hacer un allanamiento como has hecho y me has obligado a hacer tampoco es demasiado legal.
El tipo volvió a insistir en que le dijese quien era, que hacía allí y si trabajaba para alguien. Tras aquellas preguntas no pude por menos que resoplar. Parecía que o estaba sordo o era el esbirro tonto de la banda, porque ya le había contestado a esas preguntas hacía un momento y que las volviese a hacer me parecía estúpido.
-Vamos a ver. Presta atención, porque también me canso de repetirme, señor voy a destruir el crimen. – comencé a responderle con tono cansino –. Me llamo Morgoth, – hablaba despacio para que lo entendiese mejor o eso esperaba –, te seguía porque estaba perdido con respecto al puerto y pensé que me podrías ayudar, pero ya veo que no. En el puerto está atracado un barco que me tiene que llevar a la siguiente isla. Tuvimos que parar aquí para hacer escala y me dejaron bajar y me dieron el traje que llevo. Yo soy autónomo y trabajo por cuenta propia, me va bastante bien y por ello he cogido unas vacaciones. – Terminé de explicarle nuevamente todo –. Personalmente no creo que haya nada que arreglar salvo la puerta y no soy carpintero. Quizás deberías por pedir disculpas a una persona que solo quería un poco de información y a la que casi matas, lo cual no es muy bonito de tu parte.
-Vaya, parece que voy acertando. Así que estas aquí para sacar información de los “malos”, porque tú eres de los “buenos”. Bien, y como ciudadano ¿qué banda u organización tengo que tomar como los “buenos”? – continué hablando y entrecomillando las palabras con la sombra para mantener el engaño – A ver, que yo te entiendo, esto muy legal no parece, lo que supone que es de criminales, pero hacer un allanamiento como has hecho y me has obligado a hacer tampoco es demasiado legal.
El tipo volvió a insistir en que le dijese quien era, que hacía allí y si trabajaba para alguien. Tras aquellas preguntas no pude por menos que resoplar. Parecía que o estaba sordo o era el esbirro tonto de la banda, porque ya le había contestado a esas preguntas hacía un momento y que las volviese a hacer me parecía estúpido.
-Vamos a ver. Presta atención, porque también me canso de repetirme, señor voy a destruir el crimen. – comencé a responderle con tono cansino –. Me llamo Morgoth, – hablaba despacio para que lo entendiese mejor o eso esperaba –, te seguía porque estaba perdido con respecto al puerto y pensé que me podrías ayudar, pero ya veo que no. En el puerto está atracado un barco que me tiene que llevar a la siguiente isla. Tuvimos que parar aquí para hacer escala y me dejaron bajar y me dieron el traje que llevo. Yo soy autónomo y trabajo por cuenta propia, me va bastante bien y por ello he cogido unas vacaciones. – Terminé de explicarle nuevamente todo –. Personalmente no creo que haya nada que arreglar salvo la puerta y no soy carpintero. Quizás deberías por pedir disculpas a una persona que solo quería un poco de información y a la que casi matas, lo cual no es muy bonito de tu parte.
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Aquel tipo le sacaba de sus casillas. Tanto que ya había cometido la clase de error grave por el que le hubiese caído una bronca monumental si su jefe se enterase. No podía dejar que siguiese provocándole, pero era difícil recuperar la calma mientras Morgoth seguía hablándole de manera ofensiva y las voces discutían en su mente. Era molesto. Muy molesto. Apretó los dientes y contuvo un resoplido. No quería notase hasta qué punto le estaba enfadando.
- Y yo te ofrecí ayuda, Morgoth - respondió con furia mal contenida - Y tú respuesta ha sido acusarme una y otra vez.
Estuvo a punto de desvelar que era difícil considerarlo allanamiento cuando estaban en una isla gobernada por el Bajo Mundo que, antes de caer totalmente en manos del crimen, había estado administrada por el Gobierno Mundial al que él representaba. Sin embargo esta vez logró morderse la lengua a tiempo antes de delatarse como un agente del Cipher Pol ante un posible enemigo. Respiró hondo, contuvo el aire y contó mentalmente los diez primeros números primos en orden inverso. Tras eso, soltó el aliento lentamente. Seguía enfadado, pero estaba más tranquilo. La pregunta era, ¿realmente era un enemigo? Parecía demasiado osado para ser un agente de las mafias. Algo que sí le parecía curioso era hasta qué punto las sombras se le pegaban. Era casi como si le cubriesen ocultándole. ¿Era su imaginación o alguna clase de poder?
- Me pareces demasiado imprudente y rápido para acusar para ser un subordinado de esta gente siguiéndome. Lo siento - las palabras casi se le atragantaron en la garganta - Vamos a volver a empezar. Soy el agente Omega y trabajo para el Gobierno Mundial.
Metió la mano en una de las cartucheras y sacó la placa que mostraba la enseña del Gobierno y el lema "ministrare et protegere". La voz moral había ganado el debate mental: tal vez estaba ante un civil, y ser extremadamente paranoico y matar a todo lo que pudiese ser un enemigo no iba a llevarle a ningún lado.
- Como dije antes, puedo escoltarte a un lugar seguro, el puerto si lo deseas, o como mínimo fuera de este barrio. El capo que dirigía esta zona ha muerto y sus lugartenientes están peleándose por el botín como perros por un trozo de carne. Este no es un lugar apropiado para un civil desarmado.
¿Iba realmente desarmado? No parecía llevar ningún arma a mano, aunque sabía que las apariencias engañaban. No descartaba la posibilidad de que llevase un arma oculta, pero le daba igual aparentar ser descuidado. Si realmente era un enemigo, podía jugar en su favor.
- Y yo te ofrecí ayuda, Morgoth - respondió con furia mal contenida - Y tú respuesta ha sido acusarme una y otra vez.
Estuvo a punto de desvelar que era difícil considerarlo allanamiento cuando estaban en una isla gobernada por el Bajo Mundo que, antes de caer totalmente en manos del crimen, había estado administrada por el Gobierno Mundial al que él representaba. Sin embargo esta vez logró morderse la lengua a tiempo antes de delatarse como un agente del Cipher Pol ante un posible enemigo. Respiró hondo, contuvo el aire y contó mentalmente los diez primeros números primos en orden inverso. Tras eso, soltó el aliento lentamente. Seguía enfadado, pero estaba más tranquilo. La pregunta era, ¿realmente era un enemigo? Parecía demasiado osado para ser un agente de las mafias. Algo que sí le parecía curioso era hasta qué punto las sombras se le pegaban. Era casi como si le cubriesen ocultándole. ¿Era su imaginación o alguna clase de poder?
- Me pareces demasiado imprudente y rápido para acusar para ser un subordinado de esta gente siguiéndome. Lo siento - las palabras casi se le atragantaron en la garganta - Vamos a volver a empezar. Soy el agente Omega y trabajo para el Gobierno Mundial.
Metió la mano en una de las cartucheras y sacó la placa que mostraba la enseña del Gobierno y el lema "ministrare et protegere". La voz moral había ganado el debate mental: tal vez estaba ante un civil, y ser extremadamente paranoico y matar a todo lo que pudiese ser un enemigo no iba a llevarle a ningún lado.
- Como dije antes, puedo escoltarte a un lugar seguro, el puerto si lo deseas, o como mínimo fuera de este barrio. El capo que dirigía esta zona ha muerto y sus lugartenientes están peleándose por el botín como perros por un trozo de carne. Este no es un lugar apropiado para un civil desarmado.
¿Iba realmente desarmado? No parecía llevar ningún arma a mano, aunque sabía que las apariencias engañaban. No descartaba la posibilidad de que llevase un arma oculta, pero le daba igual aparentar ser descuidado. Si realmente era un enemigo, podía jugar en su favor.
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Omega seguía a la defensiva y me recriminó nuevamente el que le estaba acusando a pesar de que él me había ofrecido ayuda. Quizás a él todo aquello le pareciese normal, sin embargo, para mí era más propio de un criminal y no era algo de lo que fiarme, por mucha ayuda que me ofreciese.
El chico se mantuvo un momento en silencio, como si estuviese meditando o algo por el estilo. Y debió ser así dado que cuando volvió a hablar lo hizo de forma más calmada a como estaba hacía un momento. Cuando volvió a hablar comenzó a dar sus apreciaciones sobre mí, y parecía ser que había comprendido que yo no era de allí como ya le había dicho, aunque lo hizo usando sus deducciones en vez de confiar en mis palabras. Consideraba que era alguien bastante imprudente. Luego se disculpó y tras aclararse la garganta volvió a presentarse, aunque esta vez de una forma correcta y me informó que trabajaba para el Gobierno Mundial.
Al presentarse sacó de entre su traje una identificación que le acreditaba como alguien perteneciente al Gobieno. La verdad era que ya había tenido contacto uno de sus agentes antes. Un tipo raro con máscara que usaba una escopeta por arma; y al igual que Omega era alguien bastante precavido, aunque de mejores modales a pesar de su aspecto. Como se solía decir, no se podía juzgar un libro por su aspecto.
-Ah, como el tipo ese raro de la escopeta que lleva una máscara que distorsiona la voz. Muy turbio, ¿sois todos así de raros en la organización? – pregunté sin ningún cuidado –. La verdad es que era un tipo listo y efectivo. ¿Sabes algo de él? Lo vi hace meses.
El chico volvió a ofrecerse a acompañarme hasta una zona que fuese más segura o incluso hasta el mismo puerto dado que pensaba que me encontraba desarmado. Que dijese aquello casi me hace reír, pero me contuve. Si realmente pensaba que no disponía de ningún arma sería mejor que así fuese.
-Bueno, no veo por qué no fiarme ahora de ti. Si trabajas para el Gobierno es mejor a que trabajes para un pirata. – De pronto Raven comenzó a graznar, lo suficientemente alto como para que se le escuchase desde el interior – Mmm, creo que va a ser mejor que esperemos un poco antes de salir.
Mi sombra comenzó a moverse hacia la puerta que daba a la tienda. En un momento, se colocó tras una columna en la que me encontraba yo y se volvió a unir a mí. Salí de la columna como si siguiese el camino de la sombra y luego me giré hacia Omega. Mientras sacaba un par de T.I.M.E.
-Disculpa, ¿me puedes dejar una de estas donde estas al lado de la puerta y la otra en la mesa donde has estado rebuscando? – Cuando le dije eso le lancé las esferas – .Es por si tenemos visita, que eso creo.
Esperaba que me hiciese caso, si no lo hacía pues ya me inventaría algo.
El chico se mantuvo un momento en silencio, como si estuviese meditando o algo por el estilo. Y debió ser así dado que cuando volvió a hablar lo hizo de forma más calmada a como estaba hacía un momento. Cuando volvió a hablar comenzó a dar sus apreciaciones sobre mí, y parecía ser que había comprendido que yo no era de allí como ya le había dicho, aunque lo hizo usando sus deducciones en vez de confiar en mis palabras. Consideraba que era alguien bastante imprudente. Luego se disculpó y tras aclararse la garganta volvió a presentarse, aunque esta vez de una forma correcta y me informó que trabajaba para el Gobierno Mundial.
Al presentarse sacó de entre su traje una identificación que le acreditaba como alguien perteneciente al Gobieno. La verdad era que ya había tenido contacto uno de sus agentes antes. Un tipo raro con máscara que usaba una escopeta por arma; y al igual que Omega era alguien bastante precavido, aunque de mejores modales a pesar de su aspecto. Como se solía decir, no se podía juzgar un libro por su aspecto.
-Ah, como el tipo ese raro de la escopeta que lleva una máscara que distorsiona la voz. Muy turbio, ¿sois todos así de raros en la organización? – pregunté sin ningún cuidado –. La verdad es que era un tipo listo y efectivo. ¿Sabes algo de él? Lo vi hace meses.
El chico volvió a ofrecerse a acompañarme hasta una zona que fuese más segura o incluso hasta el mismo puerto dado que pensaba que me encontraba desarmado. Que dijese aquello casi me hace reír, pero me contuve. Si realmente pensaba que no disponía de ningún arma sería mejor que así fuese.
-Bueno, no veo por qué no fiarme ahora de ti. Si trabajas para el Gobierno es mejor a que trabajes para un pirata. – De pronto Raven comenzó a graznar, lo suficientemente alto como para que se le escuchase desde el interior – Mmm, creo que va a ser mejor que esperemos un poco antes de salir.
Mi sombra comenzó a moverse hacia la puerta que daba a la tienda. En un momento, se colocó tras una columna en la que me encontraba yo y se volvió a unir a mí. Salí de la columna como si siguiese el camino de la sombra y luego me giré hacia Omega. Mientras sacaba un par de T.I.M.E.
-Disculpa, ¿me puedes dejar una de estas donde estas al lado de la puerta y la otra en la mesa donde has estado rebuscando? – Cuando le dije eso le lancé las esferas – .Es por si tenemos visita, que eso creo.
Esperaba que me hiciese caso, si no lo hacía pues ya me inventaría algo.
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Atsu observó confuso a Morgoth. ¿Conocía a RAL? El mundo era un lugar muy pequeño. Su actitud cambió cuando le dijo que trabajaba para el Gobierno. Parecía algo más predispuesto a tratar con él sin acusarle de ser un tipo sospechoso. Le llamó la atención un detalle: tras pasar tras una columna su figura pasó a ser más definida, menos oscura. ¿Había sido un efecto dramático que había hecho a posta u otra cosa? Cogió al vuelo unas canicas que Morgoth le pasó y le miró con curiosidad.
- ¿Cómo sabes que tenemos compañía?
Sabía que no se equivocaba. Podía percibir voces acercándose al edificio desde varias direcciones. No sabía si eran parte del mismo grupo o diferentes, pero fuese el caso que fuese era el momento de ponerse alerta. Observó con curiosidad las pequeñas esferas verdes y las olisqueó. Reconoció algunos de los tenues olores residuales. Al fin y al cabo, había trabajado a menudo con esos materiales.
- Turista, ¿eh? - esbozó una sonrisa irónica - ¿Qué hace un turista con explosivos a mano?
Siguió sus instrucciones y colocó una canica junto a la puerta y otra en el cajón. Sabiendo que probablemente iba a volar en pedazos y que ya no tenía que ser discreto, sacó los documentos y se los guardó en la mochila. Mejor tener los originales. Tras eso se descolgó el fusil de la espalda, lo colocó en modo automático y preparó el cargador con balas normales. Entonces respiró hondo y se centró en su haki, contando presencias.
- Hay... doce personas acercándose. Nueve vienen hacia aquí, los otros tres hacia la puerta principal. Creo que vienen a este edificio, vaya. Como mínimo van a pasar cerca.
Se dirigió a la puerta que daba a la tienda y cruzó el umbral. Era mejor no estar en el lugar por donde iban a entrar nueve personas y detonar dos bombas. Por si acaso, se sacó una Sorpresa de Cumpleaños del bolsillo y preparó el contador para tres segundos sin activar la granada aún. Se agachó para quedar por detrás del mostrador y evitar ser visto por las ventanas o desde la puerta principal.
- Visto que has sacado esas canicas, supongo que tienes un plan. Dado que no es buena idea actuar por nuestra cuenta, prefiero saber qué planeas hacer antes de entrar en escena - le habló en susurros para evitar ser oído fuera del edificio, ya que los extraños estaban al caer.
- ¿Cómo sabes que tenemos compañía?
Sabía que no se equivocaba. Podía percibir voces acercándose al edificio desde varias direcciones. No sabía si eran parte del mismo grupo o diferentes, pero fuese el caso que fuese era el momento de ponerse alerta. Observó con curiosidad las pequeñas esferas verdes y las olisqueó. Reconoció algunos de los tenues olores residuales. Al fin y al cabo, había trabajado a menudo con esos materiales.
- Turista, ¿eh? - esbozó una sonrisa irónica - ¿Qué hace un turista con explosivos a mano?
Siguió sus instrucciones y colocó una canica junto a la puerta y otra en el cajón. Sabiendo que probablemente iba a volar en pedazos y que ya no tenía que ser discreto, sacó los documentos y se los guardó en la mochila. Mejor tener los originales. Tras eso se descolgó el fusil de la espalda, lo colocó en modo automático y preparó el cargador con balas normales. Entonces respiró hondo y se centró en su haki, contando presencias.
- Hay... doce personas acercándose. Nueve vienen hacia aquí, los otros tres hacia la puerta principal. Creo que vienen a este edificio, vaya. Como mínimo van a pasar cerca.
Se dirigió a la puerta que daba a la tienda y cruzó el umbral. Era mejor no estar en el lugar por donde iban a entrar nueve personas y detonar dos bombas. Por si acaso, se sacó una Sorpresa de Cumpleaños del bolsillo y preparó el contador para tres segundos sin activar la granada aún. Se agachó para quedar por detrás del mostrador y evitar ser visto por las ventanas o desde la puerta principal.
- Visto que has sacado esas canicas, supongo que tienes un plan. Dado que no es buena idea actuar por nuestra cuenta, prefiero saber qué planeas hacer antes de entrar en escena - le habló en susurros para evitar ser oído fuera del edificio, ya que los extraños estaban al caer.
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El chico se sorprendió de que supiese que se acercaba gente al local, y cogió sin preguntar nada las T.I.M.E. que le había pasado, para luego colocarlas donde le había pedido.
-Un mago nunca revela sus secretos – le dije mientras extendía una mano levantando el pulgar en señal de que lo había hecho bien.
Cuando terminó pude ver que se había puesto alerta y retrocedió hasta donde yo me encontraba mientras me preguntaba de forma un poco acusica de que le había mentido dado que le había dado explosivos.
-Cálmate, te he dicho que estoy de vacaciones, pero no de qué trabajo. Sigo siendo un turista.
Sin duda era un tipo desconfiado aquel, quizás el ser paranoico con todo era un requisito para ser agente del Gobierno Mundial. No me iba a meter en eso, por lo que había visto todos tenían una pedrada en la cabeza que les metía alguna tara. Eso o eran muy laxos a la hora de aceptar gente.
Eso daba igual en aquel momento, había bastante gente viniendo y todos ellos armado.
-Varias armas automáticas y creo poder afirmar que todos llevarán algo para combate cuerpo a cuerpo. Por cierto, yo sé, por qué sé cuántos hay, pero ¿cómo lo sabes tú?
Omega entró en la tienda, había dicho que tres iban a entrar por la puerta principal de la tienda y por la de aquella parte trasera nueve. Sin duda un valiente soldado en las filas del Gobierno.
-Bueno, como sé que los agentes soy muy capaces, voy marchando, ten cuidado con los que entren por aquí – no me molesté en bajar la voz dado que si se pensaban que solo había una persona dentro bajarían la guardia dada la diferencia de número – Chao.
Sin esperar a escuchar ninguna respuesta por parte de Omega cambié mi posición con Raven en el preciso momento en el que tiraban la puerta y comenzaban a entrar los nueve en la sala. Bajé de la farola lo más silenciosamente posible y de una sombra saqué ambas pistolas. Me acerqué a la puerta y parecía que todos habían entrado ya. Usé el trion y activé la esfera que estaba al lado de la puerta, como era evidente, pilló a todos por sorpresa, aunque no así la detonación, por suerte y más o menos como había calculado todos salieron volando hacia donde se encontraba la otra. Al verlo volví a hacer uso del trion y activé la segunda.
Estaban aún en el aire algunos cuando detonó la segunda esfera, esta además de la detonación hizo que un montón de astillas saliesen volando a modo de metralla. Una buena carnicería que al final había impactado directamente en todos. Entré al local y disparé a todos los que veía que seguían vivos, salvo a uno que lo dejé apartado. Sabía que a la gente como los agentes le gustaban las preguntas.
Una vez terminado el trabajo Raven vino a posarse en mi hombro y ambos esperamos a que Omega terminase su parte.
-Un mago nunca revela sus secretos – le dije mientras extendía una mano levantando el pulgar en señal de que lo había hecho bien.
Cuando terminó pude ver que se había puesto alerta y retrocedió hasta donde yo me encontraba mientras me preguntaba de forma un poco acusica de que le había mentido dado que le había dado explosivos.
-Cálmate, te he dicho que estoy de vacaciones, pero no de qué trabajo. Sigo siendo un turista.
Sin duda era un tipo desconfiado aquel, quizás el ser paranoico con todo era un requisito para ser agente del Gobierno Mundial. No me iba a meter en eso, por lo que había visto todos tenían una pedrada en la cabeza que les metía alguna tara. Eso o eran muy laxos a la hora de aceptar gente.
Eso daba igual en aquel momento, había bastante gente viniendo y todos ellos armado.
-Varias armas automáticas y creo poder afirmar que todos llevarán algo para combate cuerpo a cuerpo. Por cierto, yo sé, por qué sé cuántos hay, pero ¿cómo lo sabes tú?
Omega entró en la tienda, había dicho que tres iban a entrar por la puerta principal de la tienda y por la de aquella parte trasera nueve. Sin duda un valiente soldado en las filas del Gobierno.
-Bueno, como sé que los agentes soy muy capaces, voy marchando, ten cuidado con los que entren por aquí – no me molesté en bajar la voz dado que si se pensaban que solo había una persona dentro bajarían la guardia dada la diferencia de número – Chao.
Sin esperar a escuchar ninguna respuesta por parte de Omega cambié mi posición con Raven en el preciso momento en el que tiraban la puerta y comenzaban a entrar los nueve en la sala. Bajé de la farola lo más silenciosamente posible y de una sombra saqué ambas pistolas. Me acerqué a la puerta y parecía que todos habían entrado ya. Usé el trion y activé la esfera que estaba al lado de la puerta, como era evidente, pilló a todos por sorpresa, aunque no así la detonación, por suerte y más o menos como había calculado todos salieron volando hacia donde se encontraba la otra. Al verlo volví a hacer uso del trion y activé la segunda.
Estaban aún en el aire algunos cuando detonó la segunda esfera, esta además de la detonación hizo que un montón de astillas saliesen volando a modo de metralla. Una buena carnicería que al final había impactado directamente en todos. Entré al local y disparé a todos los que veía que seguían vivos, salvo a uno que lo dejé apartado. Sabía que a la gente como los agentes le gustaban las preguntas.
Una vez terminado el trabajo Raven vino a posarse en mi hombro y ambos esperamos a que Omega terminase su parte.
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Ante la pregunta de Morgoth, Atsu se encogió de hombros. Tampoco él iba a ir revelando sus trucos si él no contaba cómo podía hacer las cosas. En cualquier caso, visto que conocía a RAL y llevaba explosivos a mano, era evidentemente alguien que no era profano en el combate. Pero si desconocía el uso del haki... aún le quedaba camino por recorrer.
- Yo también tengo trucos.
Entonces preguntó a Morgoth cuál era su plan. Él no solo no le contestó, sino que de repente mencionó lo capaces que eran los agentes y se despidió. Y, de repente, desapareció. Atsu parpadeó, confuso. Cuando se fijó en el extraño cuervo que había quedado en lugar de Morgoth, preguntó:
- ¿Usuario de zoan? Espero que no pretendas irte volando.
Pero no era un cuervo normal. Cuanto más lo examinaba más... extraño le parecía. Sin embargo no quedaba mucho tiempo para conjeturas o exámenes. Escuchó una patada en la puerta de la trastienda seguida por un montón de pasos. No hubo patada en la parte delantera, pero escuchó voces y el familiar sonido de armas siendo amartilladas. De repente sonaron dos detonaciones. O más bien una, pues la segunda la notó más que la escuchó. Debería haberse llevado consigo los protectores auditivos. Ensordecido, se centró en su haki para ser consciente de su entorno. No quedaban amenazas tras él. Por otro lado, las tres presencias de la parte delantera parecían a punto de recular.
- Me parece que no.
Asomó por encima del mostrador, apoyando encima el fusil, y apuntó. Tres rostros aterrados le contemplaban a través de los cristales de las ventanas y las puertas. Sin piedad y sin malgasto de balas, comenzó a disparar en rápidas y precisas ráfagas. Uno de ellos cayó rápidamente. El segundo necesitó dos ráfagas. La tercera era más corpulenta y hubo de centrar una descarga de fuego automático contra su espalda, para hacerla caer antes de que lograse huir.
Una vez terminó, miró a su lado y no le extrañó descubrir que el extraño cuervo se había ido. Se encogió de hombro y se volvió a colgar el fusil tras ponerle el seguro. Ahora tocaba encontrar a uno de cada grupo que siguiese lo bastante vivo como para interrogarlo, y llevarse a ambos a algún lugar discreto. O como mínimo sacarlos de la zona al punto de extracción. Probablemente eso sería más apropiado, teniendo en cuenta que ya había conseguido varias listas llenas de nombres. Se dirigió primero a la trastienda y caminó entre los cuerpos, buscando alguno menos moribundo que el resto. No todos estaban muertos del todo aún.
- Tú me servirás.
Se acercó a uno inconsciente y tras examinarlo y comprobar que tenía posibilidades de sobrevivir, le dio un trago de poti de vida y empezó a inmovilizarlo.
- Yo también tengo trucos.
Entonces preguntó a Morgoth cuál era su plan. Él no solo no le contestó, sino que de repente mencionó lo capaces que eran los agentes y se despidió. Y, de repente, desapareció. Atsu parpadeó, confuso. Cuando se fijó en el extraño cuervo que había quedado en lugar de Morgoth, preguntó:
- ¿Usuario de zoan? Espero que no pretendas irte volando.
Pero no era un cuervo normal. Cuanto más lo examinaba más... extraño le parecía. Sin embargo no quedaba mucho tiempo para conjeturas o exámenes. Escuchó una patada en la puerta de la trastienda seguida por un montón de pasos. No hubo patada en la parte delantera, pero escuchó voces y el familiar sonido de armas siendo amartilladas. De repente sonaron dos detonaciones. O más bien una, pues la segunda la notó más que la escuchó. Debería haberse llevado consigo los protectores auditivos. Ensordecido, se centró en su haki para ser consciente de su entorno. No quedaban amenazas tras él. Por otro lado, las tres presencias de la parte delantera parecían a punto de recular.
- Me parece que no.
Asomó por encima del mostrador, apoyando encima el fusil, y apuntó. Tres rostros aterrados le contemplaban a través de los cristales de las ventanas y las puertas. Sin piedad y sin malgasto de balas, comenzó a disparar en rápidas y precisas ráfagas. Uno de ellos cayó rápidamente. El segundo necesitó dos ráfagas. La tercera era más corpulenta y hubo de centrar una descarga de fuego automático contra su espalda, para hacerla caer antes de que lograse huir.
Una vez terminó, miró a su lado y no le extrañó descubrir que el extraño cuervo se había ido. Se encogió de hombro y se volvió a colgar el fusil tras ponerle el seguro. Ahora tocaba encontrar a uno de cada grupo que siguiese lo bastante vivo como para interrogarlo, y llevarse a ambos a algún lugar discreto. O como mínimo sacarlos de la zona al punto de extracción. Probablemente eso sería más apropiado, teniendo en cuenta que ya había conseguido varias listas llenas de nombres. Se dirigió primero a la trastienda y caminó entre los cuerpos, buscando alguno menos moribundo que el resto. No todos estaban muertos del todo aún.
- Tú me servirás.
Se acercó a uno inconsciente y tras examinarlo y comprobar que tenía posibilidades de sobrevivir, le dio un trago de poti de vida y empezó a inmovilizarlo.
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Cuando entré a la trastienda escuché los disparos que venían de la tienda, parecía que el agente se podría hacer cargo de los tres que quedaban. Y para cuando terminé mi parte volvió a la trastienda Omega que se puso a revisar los cadáveres, salvo el que había dejado vivo. Como me esperaba a los agentes les gustaba hacer preguntas.
Viendo que no se había percatado de mí pude ver como apartaba al tipo herido y le daba algo de una botellita, supuse que algo para hacer que recuperara la consciencia, o quizás un suero de la verdad.
-Gracias. – dije acariciando a Raven en la cabeza y este se fusionó con mi sombra –. ¿Qué era eso? ¿Suero de la verdad? ¿Tienes suero de la verdad? ¿Me das un poco? Lo necesitaría para el trabajo.
Esperé a que me contestase. Y quedé atento al interrogatorio que le tuviese preparado. El tipo de la máscara había sido bastante poco compasivo con los tipos a los que nos habíamos enfrentado. Ahora tocaba ver si este nuevo agente era igual de impaciente para sacar la información.
-Oye ¿sabías que la cúpula no se rompió? – Le dije a Omega mientras me sentaba en una silla que aún parecía intacta después de limpiarle un poco – alguien usó un tipo de explosivo termita para romperlo. No sé quién, pero seguro que tendría acceso a esos explosivos y no son fáciles de hacer ni de conseguir – le informé. Desconocía si sabía de explosivos, a pesar de haber detectado las T.I.M.E.
Mientras durase el interrogatorio del agente, me mantendría sin decir nada. Quería ver cómo era que interrogaría y estaría atento a que le iba preguntando por si me daba alguna pista de lo que yo buscaba. Lo dudaba, pero cuando él terminase tendía mi turno de preguntas.
Viendo que no se había percatado de mí pude ver como apartaba al tipo herido y le daba algo de una botellita, supuse que algo para hacer que recuperara la consciencia, o quizás un suero de la verdad.
-Gracias. – dije acariciando a Raven en la cabeza y este se fusionó con mi sombra –. ¿Qué era eso? ¿Suero de la verdad? ¿Tienes suero de la verdad? ¿Me das un poco? Lo necesitaría para el trabajo.
Esperé a que me contestase. Y quedé atento al interrogatorio que le tuviese preparado. El tipo de la máscara había sido bastante poco compasivo con los tipos a los que nos habíamos enfrentado. Ahora tocaba ver si este nuevo agente era igual de impaciente para sacar la información.
-Oye ¿sabías que la cúpula no se rompió? – Le dije a Omega mientras me sentaba en una silla que aún parecía intacta después de limpiarle un poco – alguien usó un tipo de explosivo termita para romperlo. No sé quién, pero seguro que tendría acceso a esos explosivos y no son fáciles de hacer ni de conseguir – le informé. Desconocía si sabía de explosivos, a pesar de haber detectado las T.I.M.E.
Mientras durase el interrogatorio del agente, me mantendría sin decir nada. Quería ver cómo era que interrogaría y estaría atento a que le iba preguntando por si me daba alguna pista de lo que yo buscaba. Lo dudaba, pero cuando él terminase tendía mi turno de preguntas.
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- No, es un medicamento. No quiero que se me muera antes de tiempo.
Así que había decidido volver a aparecer. Al mirarle se fijó en que tenía al extraño cuervo entre sus manos. Tras un momento, el "animal" se fusionó con la sombra de Morgoth. Pese a la sorpresa inicial, se recompuso y siguió trabajando. Como había sospechado, era usuario, salvo que no era zoan. Entonces así había hecho eso de cubrirse con sombras durante su conversación anterior. No, ¿realmente había hablado con él? Si podía crear un cuervo, ¿por qué no una persona? Por otro lado, tal vez estaba asumiendo demasiado. Hacer asunciones solo llevaba a ideas preconcebidas, y eso era muy peligroso. Si Morgoth finalmente resultaba ser un enemigo...
- Aunque no me vendría mal un suero de la verdad. No sé cómo lo haría, pero suena a buen proyecto futuro.
Morgoth era una persona extraña. Tan pronto soltaba un comentario irónico como empezaba a comportarse como si fuesen colegas. No tenía claro aún de qué pie cojeaba, y eso le hacía estar alerta. Por eso, cuando le contó que el cristal había sido derribado con termita se lo tomó con una sana dosis de escepticismo. Ya sospechaba que había mano humana detrás del accidente. Pero, ¿concretamente termita?
- Entonces usaron un choque térmico para fracturar el cristal y hacerlo venirse abajo... ¿cómo sabes esto?
Notó movimiento junto a él. La bella durmiente empezaba a despertarse. Eso le ahorraría transportarlo para sonsacarle información. Le dio un par de bofetadas suave para espabilarlo y dijo:
- Despierta. Es hora de tener una pequeña charla.
Su prisionero masculló algo ininteligible y sacudió la cabeza, abriendo y cerrando los ojos varias veces. Seguía confuso. Tras recibir dos explosiones de ese calibre no le extrañaba. El milagro era que solo tuviera quemaduras severas en las piernas y la espalda.
- ¿Sigo vivo? - espetó el hombre, aún aturdido.
- Por ahora sí. Si quieres seguirlo, vas a contestar mis preguntas.
El prisionero soltó un taco. Atsu supuso que acababa de comprender su situación.
- Quiero que me cuentes qué hacíais aquí y para quién trabajas.
Para frustración de Atsu, el criminal simplemente soltó palabras sin sentido. O tal vez sí tenían sentido, pero apenas estaba vocalizando. En el estado en que estaba no parecía que fuese a sacarle mucho más, pero tenía que insistir.
- Contesta - dijo, sacudiéndole por los hombros.
- Din... a.
Dina. Eso era algo con lo que podía trabajar. Suspiró y empezó a arrancarle ropa a un muerto para improvisar una venda y una mordaza. Definitivamente iba a llevarse a aquel tipo de vuelta al punto de extracción. Con suerte, con la poti sobreviviría al viaje de vuelta.
- Trabajas con explosivos, ¿no? - preguntó a Morgoth mientras trabajaba - Pareces saber del tema y tienes explosivos customizados. ¿Los haces tú?
Así que había decidido volver a aparecer. Al mirarle se fijó en que tenía al extraño cuervo entre sus manos. Tras un momento, el "animal" se fusionó con la sombra de Morgoth. Pese a la sorpresa inicial, se recompuso y siguió trabajando. Como había sospechado, era usuario, salvo que no era zoan. Entonces así había hecho eso de cubrirse con sombras durante su conversación anterior. No, ¿realmente había hablado con él? Si podía crear un cuervo, ¿por qué no una persona? Por otro lado, tal vez estaba asumiendo demasiado. Hacer asunciones solo llevaba a ideas preconcebidas, y eso era muy peligroso. Si Morgoth finalmente resultaba ser un enemigo...
- Aunque no me vendría mal un suero de la verdad. No sé cómo lo haría, pero suena a buen proyecto futuro.
Morgoth era una persona extraña. Tan pronto soltaba un comentario irónico como empezaba a comportarse como si fuesen colegas. No tenía claro aún de qué pie cojeaba, y eso le hacía estar alerta. Por eso, cuando le contó que el cristal había sido derribado con termita se lo tomó con una sana dosis de escepticismo. Ya sospechaba que había mano humana detrás del accidente. Pero, ¿concretamente termita?
- Entonces usaron un choque térmico para fracturar el cristal y hacerlo venirse abajo... ¿cómo sabes esto?
Notó movimiento junto a él. La bella durmiente empezaba a despertarse. Eso le ahorraría transportarlo para sonsacarle información. Le dio un par de bofetadas suave para espabilarlo y dijo:
- Despierta. Es hora de tener una pequeña charla.
Su prisionero masculló algo ininteligible y sacudió la cabeza, abriendo y cerrando los ojos varias veces. Seguía confuso. Tras recibir dos explosiones de ese calibre no le extrañaba. El milagro era que solo tuviera quemaduras severas en las piernas y la espalda.
- ¿Sigo vivo? - espetó el hombre, aún aturdido.
- Por ahora sí. Si quieres seguirlo, vas a contestar mis preguntas.
El prisionero soltó un taco. Atsu supuso que acababa de comprender su situación.
- Quiero que me cuentes qué hacíais aquí y para quién trabajas.
Para frustración de Atsu, el criminal simplemente soltó palabras sin sentido. O tal vez sí tenían sentido, pero apenas estaba vocalizando. En el estado en que estaba no parecía que fuese a sacarle mucho más, pero tenía que insistir.
- Contesta - dijo, sacudiéndole por los hombros.
- Din... a.
Dina. Eso era algo con lo que podía trabajar. Suspiró y empezó a arrancarle ropa a un muerto para improvisar una venda y una mordaza. Definitivamente iba a llevarse a aquel tipo de vuelta al punto de extracción. Con suerte, con la poti sobreviviría al viaje de vuelta.
- Trabajas con explosivos, ¿no? - preguntó a Morgoth mientras trabajaba - Pareces saber del tema y tienes explosivos customizados. ¿Los haces tú?
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Omega me informó que lo que le había dado al tipo aquel no era ningún tipo de suero de la verdad, aunque le parecía un buen proyecto de futuro. Resultó ser un medicamento que le ayudaría a que se mantuviese vivo mientras le interrogaba. Cuando le conté como era que se había roto la cúpula pareció sorprendido cuando le dije que había sido por un tipo de explosivo.
Quiso saber como es que yo sabía aquello, pero el bandido comenzó a despertarse e hizo que la conversación quedase ahí, me daría tiempo a pensar en una buena respuesta que pudiese convencerle. Entonces se agachó y le dio unos golpecitos para que se despertase aquel individuo. El hombre pareció confundido al principio dado que no sabía si estaba muerto.
El agente se encargó de traerle de vuelta al mundo, hecho que hizo que el bandido no le pareciese correcto. Luego Omega le realizó las mismas preguntas que me había echo a mí. ¿Acaso este tipo no tenía ni un poco de cabeza? Si bueno, eran cosas que tenía que averiguar, pero empezar así, a palo seco no me parecía lo mejor o más sensato.
-Disculpa, - le interrumpí antes de que le volviese a hacer nada – ¿de verdad deberías empezar con eso? Quiero decir, puede que se haya dado un fuerte golpe en la cabeza y te podría decir cualquier cosa si el traumatismo le ha afectado mucho. Yo empezaría por cosas básicas que sepamos todos y saber así si está ubicado.
No pareció hacerme demasiado caso, dado que comenzó a zarandearle repitiéndole las preguntas. El tipo simplemente dijo un nombre, a saber si eso era algo de fiar. Para mí, un método intermedio entre lo que hacía el agente de la máscara y este sería lo más apropiado, pero el Gobierno sabría.
Omega pareció conformarse con el nombre y le amordazó con la intención de llévaselo. Luego quiso retomar la conversación y aunque preguntó si trabajaba con explosivos, aquello era más una afirmación que una pregunta. Era algo evidente en lo que ya tenía pensado decirle.
-Si trabajo con explosivos. Tengo una tienda en la que hago encargos, no demasiado grandes dado que solo trabajo yo, pero de todo tipo, fuegos artificiales, para construcción, alguno militar. Pero soy un simple aficionado, estos son de un encargo que luego cancelaron. – Le dije sacando un par de esferas más –. Aunque funcionan también como la electricidad, ¿verdad?
Quiso saber como es que yo sabía aquello, pero el bandido comenzó a despertarse e hizo que la conversación quedase ahí, me daría tiempo a pensar en una buena respuesta que pudiese convencerle. Entonces se agachó y le dio unos golpecitos para que se despertase aquel individuo. El hombre pareció confundido al principio dado que no sabía si estaba muerto.
El agente se encargó de traerle de vuelta al mundo, hecho que hizo que el bandido no le pareciese correcto. Luego Omega le realizó las mismas preguntas que me había echo a mí. ¿Acaso este tipo no tenía ni un poco de cabeza? Si bueno, eran cosas que tenía que averiguar, pero empezar así, a palo seco no me parecía lo mejor o más sensato.
-Disculpa, - le interrumpí antes de que le volviese a hacer nada – ¿de verdad deberías empezar con eso? Quiero decir, puede que se haya dado un fuerte golpe en la cabeza y te podría decir cualquier cosa si el traumatismo le ha afectado mucho. Yo empezaría por cosas básicas que sepamos todos y saber así si está ubicado.
No pareció hacerme demasiado caso, dado que comenzó a zarandearle repitiéndole las preguntas. El tipo simplemente dijo un nombre, a saber si eso era algo de fiar. Para mí, un método intermedio entre lo que hacía el agente de la máscara y este sería lo más apropiado, pero el Gobierno sabría.
Omega pareció conformarse con el nombre y le amordazó con la intención de llévaselo. Luego quiso retomar la conversación y aunque preguntó si trabajaba con explosivos, aquello era más una afirmación que una pregunta. Era algo evidente en lo que ya tenía pensado decirle.
-Si trabajo con explosivos. Tengo una tienda en la que hago encargos, no demasiado grandes dado que solo trabajo yo, pero de todo tipo, fuegos artificiales, para construcción, alguno militar. Pero soy un simple aficionado, estos son de un encargo que luego cancelaron. – Le dije sacando un par de esferas más –. Aunque funcionan también como la electricidad, ¿verdad?
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Frunció el ceño, molesto. ¿En serio tenía que meterse en su trabajo? Lo que le decía tenía sentido, pero no era asunto suyo. Morgoth le sacaba de quicio. Le recordaba a cierto ex-agente peludo con el que había chocado muy a menudo en el pasado.
- No es importante que ahora diga cosas sin sentido o con él. Solo estaba tanteándole aprovechando que se había despertado; el interrogatorio real será en un lugar seguro, no aquí.
Mientras amordazaba al hombre, Morgoth empezó a explicarle por qué sabía tanto de explosivos. ¿Aficionado? Ya, claro. Aquellas bombas no era el trabajo de un aficionado. Tampoco de un maestro, pero evidentemente conocía el oficio. En cualquier caso, tampoco era asunto suyo, así que no iba a indagar más. Simplemente recordaría preguntar a RAL acerca de Morgoth cuando le viera. Tal vez merecía la pena mantenerle un ojo encima; en un futuro podía ser un potencial aliado o enemigo. Era usuario de akuma no mi y hábil en el uso de explosivos, no era alguien a ignorar.
En cualquier caso, había algo que le interesaba más: la destrucción de la cúpula. Aún no entendía por qué Morgoth le había contado aquello. ¿Buscaba atraer su atención, ganaba algo de explicárselo? Pensar que se lo había dicho por ser amigable sonaba más a un deseo o un pensamiento ingenuo que a una posibilidad que valorar en serio. Sin embargo, merecía la pena picar en el anzuelo y seguir indagando. Tal vez no había mentido.
- Entonces... termita. Una elección curiosa. ¿Encontraste los restos del cristal? Si es así, me gustaría saber dónde. Probablemente con algunas muestras podría saberse más sobre el sabotaje.
Aún no sabía si había sido una operación del propio Cipher Pol o no, pero merecía la pena enterarse de todo lo que pudiera por si no era el caso. Toda la información extra que pudiera obtener sobre la ciudad sería de ayuda en las operaciones futuras, más sobre un asunto tan crítico.
- No es importante que ahora diga cosas sin sentido o con él. Solo estaba tanteándole aprovechando que se había despertado; el interrogatorio real será en un lugar seguro, no aquí.
Mientras amordazaba al hombre, Morgoth empezó a explicarle por qué sabía tanto de explosivos. ¿Aficionado? Ya, claro. Aquellas bombas no era el trabajo de un aficionado. Tampoco de un maestro, pero evidentemente conocía el oficio. En cualquier caso, tampoco era asunto suyo, así que no iba a indagar más. Simplemente recordaría preguntar a RAL acerca de Morgoth cuando le viera. Tal vez merecía la pena mantenerle un ojo encima; en un futuro podía ser un potencial aliado o enemigo. Era usuario de akuma no mi y hábil en el uso de explosivos, no era alguien a ignorar.
En cualquier caso, había algo que le interesaba más: la destrucción de la cúpula. Aún no entendía por qué Morgoth le había contado aquello. ¿Buscaba atraer su atención, ganaba algo de explicárselo? Pensar que se lo había dicho por ser amigable sonaba más a un deseo o un pensamiento ingenuo que a una posibilidad que valorar en serio. Sin embargo, merecía la pena picar en el anzuelo y seguir indagando. Tal vez no había mentido.
- Entonces... termita. Una elección curiosa. ¿Encontraste los restos del cristal? Si es así, me gustaría saber dónde. Probablemente con algunas muestras podría saberse más sobre el sabotaje.
Aún no sabía si había sido una operación del propio Cipher Pol o no, pero merecía la pena enterarse de todo lo que pudiera por si no era el caso. Toda la información extra que pudiera obtener sobre la ciudad sería de ayuda en las operaciones futuras, más sobre un asunto tan crítico.
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Como me había dejado claro cuando volvió a preguntar a su prisionero, luego me lo confirmó diciéndome que no le importaba que fuese coherente o no. No me pareció lo más inteligente que se podía hacer, a pesar de lo que le había dado aquel tipo podía tener un traumatismo con pérdida total o parcial de memoria, pero él parecía saber lo que hacía así que no le insistí en lo mismo.
Omega comenzó a amordazar al hombre quien no tenía fuerzas para oponerse, pero claramente no estaba de acuerdo con ello. Suponía que era porque cría que éramos de una banda contraria, sin duda lo más lógico en su situación, más aún con las preguntas que le había realizado el agente. Este parecía estar pensando en algo pues no decía nada.
Tras un momento, el chico del casco volvió a hablar sobre la cúpula, pareciendo ahora más interesado en ello. Quería saber si había visto los restos y quería saber dónde estaban.
-Realmente, no es tan curioso, te permite que la destrucción sea más controlada y no llama la atención como lo haría una explosión. Un momento. – Fui a la zona de la tienda y cuando Omega me dejó de ver saqué de la sombra el cristal que me había llevado de los restos. Luego volví –. Ten, analicé malamente este que encontré, si te fijas en estos cortes son demasiado lisos como para que se haya roto de forma natural, y con un par de productos de la tienda pude confirmar que era termita. Creo que el tipo raro de la máscara puede saber más tenía munición más, ¿cómo lo has llamado?, customizada. En cuanto a donde está, no te sabría decir exactamente, como te dije estoy perdido y mientras te seguía terminé de desorientarme. Por no hablar del maldito traje, me parece bien que no deje pasar el aire toxico, pero no se ve una mierda.
Como era evidente, no podía saber dónde estaba si mi escusa inicial había sido estar perdido, y aunque realmente sabía más o menos dónde me encontraba, pero era cierto que me había costado un poco el no desorientarme con el traje aquel que me quitaba buena parte de la visión. Estaba deseando volver para quitármelo, si estaba o no a quien perseguía en la isla no lo sabía, pero creía que era bastante peligrosa para que se quedase mucho tiempo a pesar de que si esta estuviese en condiciones normales estaría más en su salsa.
Omega comenzó a amordazar al hombre quien no tenía fuerzas para oponerse, pero claramente no estaba de acuerdo con ello. Suponía que era porque cría que éramos de una banda contraria, sin duda lo más lógico en su situación, más aún con las preguntas que le había realizado el agente. Este parecía estar pensando en algo pues no decía nada.
Tras un momento, el chico del casco volvió a hablar sobre la cúpula, pareciendo ahora más interesado en ello. Quería saber si había visto los restos y quería saber dónde estaban.
-Realmente, no es tan curioso, te permite que la destrucción sea más controlada y no llama la atención como lo haría una explosión. Un momento. – Fui a la zona de la tienda y cuando Omega me dejó de ver saqué de la sombra el cristal que me había llevado de los restos. Luego volví –. Ten, analicé malamente este que encontré, si te fijas en estos cortes son demasiado lisos como para que se haya roto de forma natural, y con un par de productos de la tienda pude confirmar que era termita. Creo que el tipo raro de la máscara puede saber más tenía munición más, ¿cómo lo has llamado?, customizada. En cuanto a donde está, no te sabría decir exactamente, como te dije estoy perdido y mientras te seguía terminé de desorientarme. Por no hablar del maldito traje, me parece bien que no deje pasar el aire toxico, pero no se ve una mierda.
Como era evidente, no podía saber dónde estaba si mi escusa inicial había sido estar perdido, y aunque realmente sabía más o menos dónde me encontraba, pero era cierto que me había costado un poco el no desorientarme con el traje aquel que me quitaba buena parte de la visión. Estaba deseando volver para quitármelo, si estaba o no a quien perseguía en la isla no lo sabía, pero creía que era bastante peligrosa para que se quedase mucho tiempo a pesar de que si esta estuviese en condiciones normales estaría más en su salsa.
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