[Privado Alpha] Una mañana inesperadamente esperada.

North Blue. 9:45 am. Marblesquare.

Tarde, otra vez, había perdido la cuenta de las veces que llegaba tarde a las reuniones, llamados y otras aburridas tareas de caracter meramente formal. Tampoco le interesaba mucho, le importaba ayudar y nada más no lo que alguien le dijera por tener una chaqueta a modo de capa que inexplicablemente nunca se les caía al suelo.

—Pegamento o unos ganchos eso debe ser...—

Masculló lamiendo una de sus garras mientras caminaba por las calles, buscando algo para realizar su buena acción del día. Las miradas se posaban en ella, no sabía si era porque estaba muy atractiva ese día o porque llevaba su uniforme. ¿Acaso nunca habían visto a semejante belleza en esa isla?

El clima era templado y aquello le reconfortaba, al menos no estaría estornudando en horas laborales. Levantó su mirada tras rascarse la oreja, contemplando un edificio bastante ostentoso y elegante. A juzgar por su diseño no era una construcción sencilla.

—Vaya... no me habían contado de que eran tan altos.—

Cayó al suelo por estirarse mucho, pese a lo vergonzoso del suceso junto a las risas, murmullos y comentarios que sus largas orejas recogían se limitó a esgrimir una sonrisa y colocarse en cuatro patas, como un cachorro disfrutando el sol de la mañana.

Se quedó allí, disfrutando y con los ojos entrecerrados, frente a ese edificio de diseño intrigante. Tal vez era una señal, si esperaba las cosas llegarían a ella, en lugar de volver a llegar tarde. Movió su cola tranquilamente, mientras aguardaba el momento de saltar a la acción. Podía ser un niño en un pozo, un gato en un árbol o incluso caerle algo del cielo, cosa poco probable pero no imposible.

Aquí de nuevo, Alpha. Creo profundamente que este lugar es de tu agrado, porque sueles pasar mucho tiempo por acá cuando visitas el mar del norte. Y no niego que suele tener su encanto, aquí puedes encontrar de todo, literalmente. Gracias por existir English Garden. Gracias. Pero si de algo puedes estar seguro, era lo poco que te agradaba que esta isla perteneciera al gobierno mundial.

Tener que evitar marines es un asunto problemático incluso para ti. Particularmente no por que fueran fuertes, sino porque simplemente no querías problemas. Ya usar tu mascara no tenía ningún efecto en este lugar, ya se te había visto lo suficiente como para reconocerte incluso con ella puesta. Te toco usar los viejos trucos de siempre: callejones y sobrevolar los techos. Tus homies estaban contigo, acompañándote y cubriéndote en todo momento. Siguieron paseando por todos lados, hasta que llegaron a un lugar donde aparentemente podían pasar un rato tranquilo.

- Creo que es un buen lugar – Dijo Suzaku. Te encontrabas frente a una pequeña fuente oculta entre un montón de callejones. Bajaste de la gran plumífera y, lo primero que hiciste fue tomar un poco de agua entre tus manos y limpiar tu rostro. Hoy particularmente estaba haciendo un poco de calor, o quizás era la molesta actividad de esquivar gente la que te tenía sudando un poco.

-¿Estas bien, Alpha? – Pregunto Thor, quien se acercó a ti con una expresión que demostraba su preocupación por ti.

- Sí. Solo es algo tedioso tener que esquivar combates innecesarios todo el tiempo. – Respondiste mientras te sentabas a las orillas de la fuente.

- Deberíamos ir por donde nos plazca y ya está. – Respondo Logi. – Quien se atreva a oponerse en tu camino, simplemente le aremos añicos.

- No vale la pena. – Respondiste. – Aquí nadie es fuerte. Estamos en un blue, recuerden eso. La gente de acá ya tiene suficientes problema para estar lidiando con peleas entre marines y piratas.

- ¿Y por qué estamos aquí? – Pregunto Susano curioso.

- Simplemente me gusta este lugar.

Tras disfrutar del sol, Berry se dirigió a explorar el lugar un poco más, no hubo suerte en sus intentos de encontrar trabajo. Simplemente se resignó y buscó por los callejones algo que hacer, aunque mas temprano que tarde se encontraba vagando sin rumbo, estaba por darse la vuelta y regresar cuando unas voces llegaron a sus oídos. No pudo escuchar bien la conversación, pero se apresuró a encontrarse con los causantes de ese alboroto.

Pensó que podía tratarse de un grupo de ladrones o una banda de mafiosos planeando un asalto, finalmente llegó a la fuente de sonido y sin pensarlo dio un salto en el aire para luego girar sobre si misma y caer elegantemente sobre la fuente.

O eso hizo durante unos catorce segundos, antes de perder el equilibrio y caer aparatosamente contra el agua y salpicar todo su alrededor junto con su uniforme y su pelaje. ¡Vaya desastre!

—¡Alto en nombre de la marine! Esperen, ustedes no tienen la pinta de ser mafiosos... ¿Un algodón de azucar flotante?—

Se sacudió con fuerzas causando aún más desastre, las gotas volaban como en una lluvia hacia todas direcciones, pero debía estar segura de que estaba despierta. Al resfregarse los ojos pudo ver nuevamente al algodón de azucar y otros peculiares animales que no parecían ser Minks junto a un sujeto algo bajo de estatura.

—¿Qué se supone que son? No parecen minks, tampoco pareces un cientifico o algo similar. Prrr...deberé escurrir esto o me dará un resfriado.—

Salió de la fuente y se quitó la camisa para comenzar a escurrirla, no le importaba hacerlo frente a sus nuevos conocidos, después de todo su pelaje cubría bien su cuerpo incluso mojado y solo brillaba más.

—No vayas a sonrojarte, aunque bueno es inevitable... ¿Qué haces en un lugar tan apartado?—

Preguntó escurriendo y sacudiendo su camisa varias veces, en busca de conocer algo más sobre esos peculiares seres y la procedencia del muchacho. Debería pulir sus entradas, de eso estaba segura, caer en fuentes cada vez que fuese a hacer algo no era una buena carta de presentación.

Tu momento de privacidad fue impedido, joven Alpha. Ante ti se aparece lo que puedes identificar como una Mink. Esta ostentaba un uniforme da marine. Se dispone a hacer una pirueta para hacer una entrada triunfal, resultando en un rotundo fracaso, lastimosamente ella cayo en la fuente llenando de agua a todos los presentes.

Todos incluyéndote a ti.

- ¿Mmmm? – Postraste tu mirada en ella sin decir alguna palabra. Thor parece fruncir el ceño al escucharle decir que es un algodón de azúcar flotante. Su color comienza a oscurecerse haciéndose notar electricidad en él, optando por su forma nube de tormenta. Por su parte Logi, comienza a crecer hasta llegar a cierto tamaño. Miraba fijamente a la presente con unos ojos alocados y una sonrisa tétrica. Las súper aves por su parte solo se quedaban allí, mirando muy serenas pero con cara de pocos amigos, como siempre.

- Debemos eliminar al marine. – Dijo Logi.

- Me ha llamado algodón de azúcar. – Respondió Thor con ciertamente enojodo.

- Lastima… Alpha no quiere problemas y es lo primero que ocurre. – Dijo el pequeño Susanoo suspirando. – Tus órdenes, Alpha.

Ella solo procuraba secar sus ropas, parecía tener poco interés en ocultar su cuerpo. Cuando esta le dijo lo de no sonrojarse, tu simplemente sonreíste un poco, casi burlándote. – Creo que no hay mucha diferencia entre ti y alguien por la que pueda pagar con mi dinero. – Respondiste de manera tranquila. – No creo que sea buena idea que una marine este cerca de un pirata. Y más si el pirata vale más de cien millones. – Miraste un momento tus ropas. – Además, has mojado mi poncho. Me temo que no podría dejarte ir, claramente reportaras a todos que yo estoy aquí.

- ¡Encontes la…! – Intento añadir Logi. Quiso terminar su frase y decir que la incinerara. Pero interrumpiste inmediatamente.

- Nada de pelear… Yo solo peleo contra piratas o en defensa propia.

- Pero Alpha, somos piratas. Y ella es una marine.

- Eso no importa mucho… de nada me sirve hacer cosas que no voy a disfrutar.

Luego de decir aquello, te quedaste mirándole fijamente. Pensando que hacer.

Berry sonrió dando la espalda a toda la situación mientras escuchaba y se colocaba nuevamente la chaqueta para comenzar a secar sus pantalones de la misma manera, sacudiendo su cola un poco más pero esta vez hacia un lugar vacío ya que no quería causar más problemas. Al escuchar a las criaturas discutir a sus espaldas, se limitó a quedarse en silencio, evitando reír por lo cómico que le resultaba todo, llevó su mano al mentón pensando sobre el enojo del supuesto algodón de azúcar ante su comentario.

—¿No eres un algodón? Lástima, me parecías bonito y dulce, pero seas lo que seas sigues siendo adorable. En todo caso, prefiero no opinar en su disputa sobre eliminarme.—

Cerró sus ojos mientras estrujaba el pantalón con fuerzas para no salpicar su cara por accidente, al escuchar sobre la visión del muchacho no pudo contener la risa. Sacudió su pantalón contra la fuente antes de comenzar a hablar nuevamente, con un tono relajado, casi como si no le importase el riesgo de hacer enojar a un pirata de tanta categoría.

—Nadie me dice que hacer, bueno casi, mis superiores tal vez o alguien que tenga comida deliciosa. Pero no es el punto, a lo que voy es que no veo necesidad de preocuparme. Sí, tendrás cien millones, pero no me has hecho nada malo y tampoco a nadie de aquí o me hubiesen dicho. Lo cual me lleva a pensar que no es de mi incumbencia reportarte a nadie, si lo hiciera tampoco me darían una chaqueta o una medalla, simplemente se la darán al que logre capturarte y a mí, pues a lavar letrinas en la base.—

Suspiró con algo de resignación mientras se colocaba de nuevo el pantalón, aún sin girar, comenzando a estrujar su cabellera gris con paciencia y delicadeza.

—Si quieres puedo secar tu poncho, pero si es tan importante prefiero no tocarlo. En cuanto a eso que dijiste, que no soy diferente a otras. ¿A cuantas mujeres mitad zorra de pelo negro y estigmas dorados has visto desnudas? Solo una ¿Verdad? Y esa he sido yo, por lo cual llevo la ventaja a otras zorras que anden sueltas.—

Comenzó a reír mientras se giraba y observaba como las criaturas habían cambiado a algo un poco más macabro, sin embargo, por alguna razón la cara del ave hizo que está soltase una enorme risa y comenzara a revolcarse por el suelo apenas cruzó miradas con ella.

—¡Me has recordado a cuando mi amigo se golpeó contra un tronco la entrepierna en la tribu y tenía esa misma cara!—

Comenzó a tomarse la panza sin parar de girar sobre su espalda, para luego tranquilizarse poco a poco y quedar recostada, aún con pequeños espasmos por las risas que el ave extraña le había generado.

—Hablando en serio, si algo me han enseñado es que no debo pelear batallas que no debo ganar, son varios y no soy precisamente alguien que pueda hacerle frente a los cien o quinientos millones que dices. Si no quieres dejarme ir, pues te escucho, después de todo no tengo nada que hacer.—

Su voz cambió a un temple relajado, aunque claramente aceptando su situación, mientras se golpeaba la cabeza con sus manos para drenar de sus oídos el agua que se había metido.

Escuchaste atentamente cada palabra que la Mink decía. Me atrevería a decir que ciertas cosas de su actitud y su manera de ser te llamaban la atención. Parecía te desinteresada de la situación y tan indiferente, que incluso te llego a chocar algo. Levantaste una ceja al escuchar el comentario acerca sobre la cadena de mando. Cosa que te hizo mucha gracia.

-¡Zehahahaha! Curioso… curioso. Pareces alguien que le gusta ser libre, pero lastimosamente no lo es. – Respondiste para luego chasquear los dedos. Todos tus homies se relajaron en ese momento. – Todos, vigilen los callejones. Suzaku tu quédate.

Todos hicieron caso a tu llamado. Por su parte, la plumífera parece estar aquí presente contigo en la conversación. Mirando fijamente a la marine sin perderla de vista. Tu por tu parte estabas más relajado. Te acercaste a la fuente sentándote en la orilla. – No he visto muchas como tú, es verdad. Pero eso no quiere decir que no tengas la capacidad para darme lo que busco cuando estoy con una dama. – Dijiste para luego mirar al piso. – No creo que seas capas de alimentar mi alma.

Alimentar tu alma. Irónico que alguien como tu que devora almas pida que la misma sea alimentada de cierta manera. Claro, no te referías a eso. Claramente nos referíamos un sentimiento mucho más profundo el cual no cualquiera podría llenar en ti. Pero aun así, no podías evitar sonreír con los comentarios de ella. Sinceramente, incluso yo rio.

Vaya que tiene un enorme ego.

- Soy yo el que te escucha, marine. ¿Quién eres? ¿Por qué alguien que derrocha rebeldía y libertad sirve a la marina?

Berry alzó sus orejas, escuchando que cada una de esas criaturitas tenían nombre y suficiente poder para vigilar por si mismas los caminos. Sonrió curioseando lo que hacían de reojo, por si podía entender más de tan peculiares objetos o seres. Su atención volvió al pirata cuando este le habló, mostrando una mueca chistosa, no era buena comprendiendo conceptos tan profundos.

—Bueno no soy muy buena cocinando, pero supongo que puedo prepararte la comida.—

Respondió bromeando mientras estallaba nuevamente en risas, para luego ponerse seria de repente. Una forma un tanto cómica de abordar la situación, mientras a la vez estudiaba las reacciones que el sujeto tenía para con sus propias acciones.

—Supongo que eso nunca se sabe a ciencia cierta, como lo del amor a primera vista, es algo que ocurre o no. Habrá que probar suerte como en una ruleta.—

Se encogió de hombros, esa era su forma de ver las cosas, se vivía una vez y se apostaba a diario. Se ganaba o se perdía, se disfrutaba el momento o se intentaba acortar la agonía. Suspiró al escuchar la pregunta, por un lado se sentía halagada pero a la vez notaba cierto desprecio a sus compañeros.

—No todos los marines somos opresores, supongo que habrán más que busquen la libertad o mejorar el mundo a su manera. Después de todo, nuestro objetivo es ayudar a las personas que lo necesiten.—

Explicó mientras pensaba en sus compañeros, era algo tonto intentar salvar a toda la marina, pero al menos podía defender a una parte de la organización. Lamió su pelaje antes de continuar, mientras observaba los ojos del pirata. En otra circunstancia quizás no sería tan abierta, pero estando frente a un oponente fuera de su alcance, la honestidad parecía la mejor salida.

—Soy Berry, así sin más, no hay apellidos ni apodos. Soy una mink que tiene como objetivo tener una chaqueta de esas que funcionan como capas. Y eso sería todo, eso dijeron mis padres que haga, destacar y luego ya veré dónde me lleva el viento. Ellos son viejos y al menos morirán habiendo visto a su hija cumplir su voluntad, luego de eso espero disfrutar al máximo y no morir siendo una vieja arrugada y aburrida.—

Comenzó a perseguir su cola en cuatro patas, a la vez que aprovechaba el movimiento circular para secarse y caer aparatosamente al suelo disfrutando de la suavidad de su felpuda extremidad.

—¿Y tú? ¿Qué hace alguien tan tranquilo en el bando de gente tan alborotada y ruidosa? Tal vez no soy la única en un lugar por obligación, o tal vez la libertad es mas costosa de lo que llegamos a imaginar...—

Reflexionó para luego comenzar a girar en el suelo, como si fuese una mascota jugueteando, pese a que su voz era seria e incluso prrofunda, indagando en cuestiones que tal vez no comprendía del todo.

-Los marines son marines, nada más. – Dijiste sin darle muchas vueltas al asunto. – Es muy cierto también lo que dices, no todos los marines son malos. He llegado a conocer alguno que me ha caído bien y, genuinamente se preocupan por el bien del ciudadano común. Por mi parte, solo me preocupo por mí y por los míos. Pero tampoco tengo el derecho de hacerle daño a la gente común que trata de vivir su vida en este mundo tan… hostil

Cuando ella hablo de sí misma, préstate la debida atención. Te parecía curiosa la manera que hablaba sobre si misma. Al menos para ti, derrochabas muchos aires de espíritu libre y de realmente querer hacer lo que quisiera. Ya sus acciones de actuar como un animal salvaje hablaban mucho ya de ella, reflejando aún más esta parte de su naturaleza. Pero… ¿Tu qué vez, Alpha? Entremos un poco en tu mente y veamos realmente lo que miran tus ojos a través de sus palabras. Divisas a una Mink que añora la libertad, con tan solo conocerla un poco y ver su naturaleza, te puedes permitir verla navegar en el mar disfrutando de la vida. Pero… esa visión es cortada ante ti. Ya que al final solo vez una cadena que la sujeta del cuello.

Porque para ti, al final simplemente son sueños vacíos.

¿Por qué? Porque simplemente sus metas sin infundadas desde el deseo de sus padres. Para ti eso no está mal, pero… - ¿Qué es lo que realmente quieres tú? – Le preguntaste mirándole a los ojos. Fue una pregunta profunda y directa al espíritu. Porque sabias que más allá de cumplir con el sueño de sus padres de verla triunfar, nadie está obligado a cumplir los sueños de otros.

-¿Yo? – Ladeaste la cabeza un poco cuando te pregunto acerca de ti. – Si quieres una respuesta a tu pregunta. Tan solo toca mi mano y veras mi verdad. – extendiste tu mano. Si ella decidía tocarla ¿Qué le mostrarías, Alpha? Decides mostrarle un poco de tu infancia. Muy feliz y llena de momentos mágicos donde el arduo entrenamiento y las enseñanzas de tu madre sobre la herrería era el pan de cada día. Decides mostrarle cuando el resto de la familia, liderada por tu tío, deciden traicionar a tu madre para ir a servir a los nobles de la Red Line. Una lucha encarnizada por parte de un joven de tan solo 15 años inexperto, que solo su instinto de supervivencia le impulsaba a luchar y matar a los suyos, llorando en el proceso. Puede ver como tu madre obliga a Suzaku llevarte a la fuerza y huir, tú al negarte, simplemente te noquea.

Allí solo se vuelve todo oscuro. Luego te enteraste que ella había muerto en batalla.

A partir de ese punto, fue tu comienzo como nómada. Más adelante, después de derrotar a un grupo marine en un bar, la marina te catalogo como una amenaza en vez de un posible aliado. Pirata, aunque uno no muy peculiar. Te dedicabas simplemente a cazar otros piratas y robar sus tesoros. Luego de un tiempo, te viste obligado a participar en la batalla más importante de todas, la guerra de Sakura. Allí formaste una alianza con el bando de la actual yonkou Terra keppler. Finalmente, fueron traicionados. La encargada de darte caza a ti, era una de sus comandantes más fuertes Cecilia D. Payne. Ese día, mientras luchabas, veías como perdías todos, pero igualmente la batalla nunca estuvo perdida. Por cada enemigo caído, tu creaba dos guerreros más. Homies de todo tipo por doquier y, un Alpha furioso por la traición.

Aunque, tu lucha nunca culmino. Ya que cuando te diste cuenta, todo se volvió oscuro y aclaro en un instante. Estabas en tu barco, con huesos por doquier. Y nunca supiste como, pero por suerte estaban allí contigo eran los homies que creaste con tu propia alma, quieres sufireron el mismo destino que tu. Pero todo lo demás estaba perdido.

Lo habias perdido todo.

- Esa es mi historia,Berry. – Dijiste soltando su mano. – La historia de Freites D. Alpha.

Escuchó con una sonrisa al ver que no tenía una visión generalizada de todos los marines, algo curioso al ser una especie de enemigos naturales. Aunque ella se limitó a asentir, su siguiente pregunta la dejó en silencio varios minutos, nunca se había preocupado sobre que era lo que ella realmente quería.

—Supongo que luego de eso, mmm, deberé buscar que hacer. Me gusta hacer las cosas a mi modo, cuando obtenga la chaqueta, mis padres estarán felices y podré hacer lo que quiera. Visitar otros mares, librar batallas, tal vez salvar muchas vidas. Mi sueño como tal es vivir a mi manera una vez no tenga ninguna deuda con nadie.—

Sus ojos se iluminaron mientras se ponía de pie, luego dio unos pequeños saltos en el lugar.

—Además tendré una chaqueta bonita y podré hacer poses intimidantes, todos me verán como una figura de respeto y tendré a miles de personas haciendo fila para tener una oportunidaad conmigo. ¿Genial no? Y al que no le guste, seré lo bastante fuerte para mandarlo a volar.—

Comenzó a dar vueltas, viendo todo girar para luego escuchar algo sobre tocar su mano, lo cual hizo sin mucho problemas, tomando la mano y luego tener una especie de viaje astral dónde pudo ver las diferentes vivencias del pirata, buenos y malos momentos.

Abrió los ojos tirada en el suelo nuevamente, rascando su cabeza algo confundida por lo sucedido, mientras trataba de procesar bien la historia de aquel que ahora se identificaba como "Freites D. Alpha".

—Ugh, creo que nunca volveré a dar vueltas, tuve un sueño muy raro. Pareces alguien con muy mala suerte, es decir te juzgan mal, te traicionan incluso en tu alianza y siempre algo te hace ver estrellitas.—

Berry aún veía todo moverse, pese a que estaba sentada en el mismo lugar, la tierra parecía girar a su alrededor.

—Si debo decir algo, es que tuviste una vida mucho más complicada, llena de desgracias. Pero pese a todo, sigues aqui, con tus amigos flotantes y tal vez una tripulación. En condiciones diferentes, podríamos haber sido colegas o tal vez estamos a tiempo.—

La mink sonrió mientras se estiraba y recuperaba su equilibrio, tratando de ponerse de pie, con un poco de dificultad, a la par que miraba el rostro del pirata. Berry no tenía intenciones de desertar en aquel momento, pero en un futuro podría ser una opción si no encontraba nada mejor que hacer.

-Curiosas son tus palabras, Berry.- Dijiste mientras le extendías la mano para ayudarla a levantarse. – Suenas como que a alguien que cuando termine de cumplir con su meta, ya no tendrá nada que hacer. Y… pensándolo bien, me convendría mucho tener unos ojos dentro de la marina. – Dijiste mostrándote bastante interesado en ella. – Realmente nunca he planeado atentar contra ellos. Pero claro, ellos siempre que me ven me atacan por obvias razones. Pero… tener ojos dentro de la marina, sí que me tienta.

- ¿Quieres unirla a la familia, Alpha? – Pregunto Suzaku, mostrándose orgullosa como siempre. – Dudo un poco que pueda estar a la duda del Grand Line.

-Las apariencias engañan mi querida compañera. – Respondiste a la plumífera con tranquilidad. – Ademas, yo le ofrece la cosa más importante de todas. – Dijiste mirando nuevamente a Berry mientras le sonreías amablemente. – Libertad.

Extendiste tu mano nuevamente hasta ella. – Entiendo que por ahora tenga un objetivo personal que cumplir. Pero te tomare la palabra: Aún estamos a tiempo. Únete a mi familia y se mis ojos dentro de la marina Berry.  Yo poseo la habilidad de tomar años de vidas de las personas.  Como prueba de que tú en un futuro te quieras unir a mí: quiero un año de tu vida.

-¿ Un años? – Suzaku fruncio en ceño un poco. - ¿Tan poco? Si quieres también puedes invitarla a cenar y luego le regalas flores.

- ¿Crees que es muy poco?

- Un año humano no significa nada, Alpha. Tu lo sabes mejor que nosotros.

- Lo se, pero me parecía un precio justo por simplemente... esperar a un futuro.

- Entonces, que ella ponga el número.

- Es asi… - Dijiste de vuelta. – Berry ¿Cuanto años estarías dispuesta a dar para demostrar el valor de tus palabra?

La mink aceptó la ayuda, para luego escuchar lo que discutía con sus acompañantes. Se rascó la cabeza, no llegaba a comprenderlo del todo. Para ella los piratas eran una especie de ladrones que vivían de fiesta, bebían y salían con chicas guapas porque eran el disfrute descontrolado en su máximo esplendor.

—¿Familia? ¿Hay comida rica y chicas guapas? Además de ti obviamente...—

Berry guiñó su ojo, aún creía que la vida en esos barcos era como un burdel de tiempo indefinido. Incluso tras haver visto guerras y traiciones, supuso que aquello no era algo usual, o al menos no sería una constante en esa vida. Alpha era alguien desafortunado después de todo, si lograba cortar su mala racha, simplemente habrían fiestas en el horizonte.

Escuchó lo de ser una especie de informante, ella apenas tenía autoridad, seguramente el pirata estaba viendo un enorme potencial en ella y ese hecho le hizo brillar los ojos. El hecho de decidir años por su palabra le resultaba un poco subjetivo, su palabra pocas veces tenía valor, en especial porque pocas veces se tomaba enserio las cosas. Por lo cual, respondió de la manera mas sincera que se le vino en mente, aunque ello pudiese no ser lo esperado.

—¿Años? Bueno nunca me importó, solo se vive una vez y creo que un año es justo. Nunca se sabe si despertaré mañana o si tu vivirás más de unos meses para volver a vernos... un año puede parecer poco, pero muchas veces no nos damos cuenta de que hay niños que apenas viven meses o segundos... somos tan frágiles y entendemos tan poco. Poner ese valor en las palabras de esta idiota, me parece incluso mucho, porque para mí es un valor muy inflado.—

Berry sonrió, no le molestaba ceder un año, pero la duda o el hecho de decir que eso era poco le molestó. Más cuando había personas que desearían tener un año más en sus vidas y lamentablemente estaban a horas de su muerte. La mink se cruzó de brazos, mientras esgrimía una nueva mueca seductora.

—Además no es un año común, es un año de mi vida, de mi cuerpo inmaculado y mi belleza exótica. ¿Y no que los animales vivimos más años en lo que sucede un año humano?—

Preguntó al ave, era una creencia popular que un año humano eran como cinco o siete de un perro. ¡Y ella era parte zorra! Al dar un año estaba dando cuatro de regalo, era una oferta inigualable según su punto de vista.

Buscar presas era un trabajo muy cansado. A veces Jurgen se preguntaba si no le compensaría pensar en un sistema para lograr que sus objetivos fuesen hasta él por sí mismos. Todo sería más fácil. También serían las cosas más sencillas si la gente viviese de manera natural, en comunidades pequeñas en el bosque. Entonces simplemente seguiría su olor o los esperaría en sus cabañas a que volviesen de cazar. Sin embargo, la gente vivía en confusas ciudades llenas de aromas fuertes y con tantos refugios que nadie sabía dónde vivía nadie.

En aquel caso estaba especialmente molesto. Había oído que un poderoso pirata, Freites D. Alpha, se encontraba en la isla y había salido a cazarlo. Pero por más que enseñaba el cartel o buscaba pistas, nadie sabía decirle nada en concreto ni mucho menos indicarle algún sitio por donde hubiese pasado o meado para localizar su olor. De hecho hasta le miraban mal cuando preguntaba si alguien le había visto mear. La gente de la ciudad era rara.

Tras horas caminando, perdido en el laberinto de callejones, vio varias figuras. Un chaval retaco, un pajarraco gigante que por algún motivo nadie se estaba comiendo y una como él. O, mejor dicho, parecida a él. Pero era más peluda, más animal. Jurgen abrió mucho los ojos, impresionado. ¡Era una Bestia de Sangre Pura de las leyendas! Nunca había hecho mucho caso a las historias de los ancianos, pero ahora veía que al menos esos viejales habían acertado en algo. La raza ancestral de la que descendía la tribu existía.

- ¡Eh, peluda! Échame un cable, ¿quieres? - dijo "educadamente" Jurgen - Estoy buscando a un pirata soplamocos que todos dicen que es la gran cosa, aunque si tan difícil es de encontrar no tengo claro que lo sea. Se llama Freites D. Alpha, es muy bajito, es humano y por lo que me han dicho huele a cagada de paloma. ¿No lo habrás visto? - le enseñó el cartel de "se busca" - Por cierto, retaco, ¿vas a comerte ese pato gigante?

Berry se encontraba absorta en su ligoteo y aquel "trato" cuando otra voz le requirió. Al oír que precisaban ayuda rápidamente salió corriendo hacia el recién llegado, todavía sujetando sus pantalones y tratando de abrocharlos no tardó en caer aparatosamente producto de los remanentes del mareo.

—Auch, si necesitas ayuda, Berry es la indicada.—

Expresó desde el piso levantando una de sus garras al recién llegado, no tardó en reincorporarse, abrochando su pantalón finalmente, sacudiendo su cabello de lado a lado pero aún manteniendo la camisa abierta para que terminase de secarse, mientras que algunas gotas recorrían su silueta.

—Mmm, veamos. Bajito, humano, sí sí. Es ese de ahí. ¿Acaso esto va a ser un trío? Porque no me avisaron nada y te ves bastante bien.—

Berry no tuvo ningún tipo de pudor a la hora de toquetear los brazos del recién llegado e insinuar alguna otra actividad debido las circunstancias. Sucedía que tampoco deseaba pelear contra alguien que tenía aliados o contra un giganton guapo que probablemente la mandase a volar. Por lo cual, decirle dónde estaba Alpha no le resultaba nada perjudicial.

—Y no voy a comerme al pájaro, pensé en hacerlo con el algodón de azucar parlante no lo voy a negar. ¿Qué? Se veía delicioso.—

Comentó la mink girando su mirada al pirata mientras dejaba a ambos espacio para lo que presentía no teeminaría bien. Literalmente se fué alejando hasta la pared de una de las casas del callejón y subió hasta el techo, balanceando su cola como un gatito y con los ojos puestos en la inminente colisión.

—Los veo desde aquí, suerte. ¡Le daré un beso al ganador!—

Alentó la mink que solo necesitaba las palomitas para disfrutar aquella escena, el viento hacía ondear su camisa desabotonada, mientras que poco a poco se estaba acostumbrando a la idea de aprender algo de aquella batalla. Tal vez era la mejor forma, ver a otros luchar para aplicarlo en un futuro.

Pues la conversación es bastante placentera, Alpha. Si, realmente Berry es alguien que cuesta mucho que esta cuerda, pero al final es su idea de libertad la que la hace pensar de esa manera. Eso yo lo sé ¿Pero tú? Tú simplemente piensas que ella es alguien que actúa de acuerdo a sus intentos. Un animal, al final de cuentas. Bueno, es una mink, no te puedo culpar que pienses así.

- Excelente. Entonces tomare… - Estuviste a punto de ofrecerle dejarte comer un año de su vida, alguien interrumpió. Un enorme pelirrojo con cuernos hizo acto de presencia al lugar. Preguntaba por ti, pero no con las palabras más adecuada de todas. Miraste a la plumífera por un momento y claramente estaba con cara de pocos amigos.

- Creo que has usado las palabras incorrectas, amigo. – Dijiste. Suzaku te acerca su pico y to lo tomas, colocándote de pie justo en su espalda. Tomaste la alabarda con la diestra, la cual estaba en la alforja y miraste directamente hacia el recién llegado. Luego, escuchaste prometer a Berry un beso para el ganador. - ¡Zehahaha! Un premio es un premio, supongo. – Tampoco era que un beso hiciera que ella llegara a tu corazón, cuesta mucho más que eso, claramente.

Pero era una excusa más aparte de ser cazado por un caza recompensas.

- Los insultos hacia mí no importan mucho, pero llamar esas cosas a Suzaku. Eso es otra cosa.

- ¿Paloma? ¿Pato? ¡Soy una jodida súper ave de batalla! – Grito la plumífera, reclamando.

- ¿Tu qué Opinas, Logi?

- Opino que tenemos que darle una lección a este caballero

- ¿Y tú, Thor?

- Opino lo mismo…

El fuego y la nube de tormenta había llegado al lugar. Suzaku les había invocado utilizando la radio interno Homie. Susanoo se encontraba lejos. Simplemente dispuesto a observar la batalla. Por su parte, tu mirabas con tranquilidad a tu oponente, Alpha. Pero algo te decía que no debías bajar tu guardia. Esperaste que tu oponente tomara su arma entre manos. Tu siguiente acto fue buscar en tu bolsillo tu protector bucal de acero con la mano que tenías libre. Lo colocaste en tu boca y mordiste fuertemente.

Ya estabas listo para la pelear.

Casqueaste los dedos con la mano mecánica, la cual hizo un sonido metálico. Suzaku se lanzó en carrera en dirección a tu oponente. Tu quería comenzar con algo básico, así que simplemente tomate tu alabarda desde la mitad y lanzaste una fuerte estocada buscando perforarle el brazo

Lo más probable era que bloqueara, pero todo tiene que comenzar de alguna manera.

Jurgen sonrió a la peluda - cuando acabe con este retaco me encargaré de darte un rato divertido - mientras hablaba, remató su seducción hurgándose la nariz con el dedo. Tras eso encaró al pirata y se relamió. ¿Y aquel tipejo valía tantos números? Volvió a echar un ojo al cartel y se puso a contar con los dedos el número de cifras. Ocho... no, nueve. Nueve números. Eso era mucho, mucho dinero. No sabía cuánto, pero suficiente para comer durante mucho tiempo. Se guardó el cartel en el bolsillo sin preocuparle arrugarlo y apretó los puños intimidantemente, haciendo crujir sus dedos.

- Te voy a hacer tragar "mecento", retaco.

Llegaron volando dos cosas muy raras. Una parecía una hoguera con rostro y la otra... otra cosa con rostro. Entre eso y los patos que hablaban, Jurgen estaba un poco confuso sobre lo que ocurría ahí, pero su incomprensión no cambiaba lo que tenía que hacer: patearle el culo a aquel tipo, palmearle el culo a la peluda y cobrar por un duro día de trabajo. Su rival se subió al pato gigante y sacó un arma muy larga que parecía una mezcla de lanza y hacha. ¿Era demasiado vago para llevar las dos cosas? El pelirrojo soltó una carcajada y se preparó para recibirle.

- Dos contra uno... ¿no crees que es injusto?

Cuando el pirata cargó sobre su montura, Jurgen se preparó para interceptar el asta y contraatacar. Parecía muy confiado en que su táctica funcionaría; no hizo el más mínimo amago de retroceder o apartarse del furioso embate del ave. Sin embargo, sus cálculos le fallaron; no logró capturar el asta bien ni a tiempo y la alabarda se clavó profundamente en su brazo derecho. El choque hizo retroceder varios pasos al gigantesco pelirrojo, quien logró mantener el tipo pese a todo. En lugar de verse el rojo de la carne ensangrentada, a través de la herida se podía ver carne de un blanco leñoso goteando dorada y espesa resina. La sonrisa del medio mink se amplió.

- Para que fuese más o menos justo, deberíais haber venido todos a la vez.

De la herida empezaron a crecer enredaderas que se extendían por la punta y la hoja de la alabarda en dirección al asta, buscando atrapar el arma. Mientras tanto, Jurgen apretó el puño izquierdo y lanzó un furioso golpe contra la cara de Alpha. Mientras lo hacía, el brazo adoptó un color verdoso y comenzó a aumentar de tamaño rápidamente mientras de diferentes puntos de la extremidad brotaban hojas y ramitas. Su intención era descabalgar al enano de un puñetazo gigante.

Primer buen golpe, Alpha. A simple viste tu oponente parecía haber recibido algo de daño. Lograste que retrocediera un par de pasos. Aunque el daño al parecer fue bastante superficial. Te percataste de que la herida no era una herida como tal. Ese olor… ¿Resina? Creías oler algo muy similar a un árbol recién cortado. Aparte, lo que goteaba de su brazo no era precisamente sangre. Definitivamente era un usuario de una akuma no mí.

- Es una akuma muy… interesante… - Su Akuma no mi te parecía bastante curiosa. Era una que le permitía convertirse en árbol. Comenzaron crecer enredaderas que buscaban a atrapar tu arma. Tú simplemente te quedaste allí, mirando con curiosidad lo que el cazador intentaba hacer. Suzaku por su parte solo miraba al igual que tú. El resto de Homies simplemente esperaba tu comando.

- Nada mal. – Viste el golpe venir hacia ti. Se hizo más grande hasta llegar tener un tamaño considerable. Era como si pelearas contra la mismísima madre tierra, cosa que te hacia tener mejores ánimos. Sonreíste. – Tekai… - Recibiste el golpe de ello. Era fuerte, tenías que admitirlo. Pero no era lo suficientemente fuerte para Pasar tu defensa. Te mantuviste inmóvil solo por un momento. – No lo haces nada mal. – Dijiste mientras levantaste tu brazo izquierdo y le tocaste el puño. Al hacerlo, buscaste transmitir imágenes y recuerdos muy dolorosos y terroríficos. Eran las memorias de aquellos piratas y enemigos testarudos que cayeron en tus manos. Aquellos que sintieron terror y solo te vieron a ti, una criatura con piel de humano. Aquellos recuerdos eran de cómo les arrancabas la vida y la devorabas. Tu oponente podría sentir el terror y la ansiedad de aquellos que devoraste, pequeño. Es curioso como tu akuma no mi te permite hacer este tipo de cosas ¿No lo crees?

Porque aunque no lo aparentes, tu hueles a muerte.

- Sigue siendo un buen intento mi amigo. – Le diste un par de palmadas en el brazo, grande. Suzaku levanto la cabeza y tomo la alabarda atrapada con el pico. Tú, por tu parte la soltaste. Con tu mano derecha levantaste tu puño y lo engulliste en haki. – Aquí vamos. – Tu siguiente fue intentar golpear con fuerza el antebrazo del grandote, buscando romperlo o causar dolor.

Lo que ocurriera primero.

El rostro del semimink quedó blanco por la sorpresa al ver que el pequeño pirata ni siquiera había retrocedido por el golpe. Por un momento pareció confuso y molesto, pero tras un instante sonrió fieramente y soltó una carcajada. Mantuvo el brazo, pero la madera y las hojas desaparecieron. Había visto a poca gente sin pelo aguantar uno de sus puñetazos con esa soltura. Y desde luego ninguno era tan bajito como Alpha.

- ¡Ja! Sabes encajar un golpe. ¿Golpeas tan bien como recibes?

Entonces sintió algo. Una sensación de terror primario invadió al cazador. Se sentía como una presa  acechada por un bestia, como si aquel pequeño guerrero sin pelo fuese mucho más de lo que parecía. Un monstruo con aspecto humano. Sus zarzas soltaron la alabarda y retrocedió de un salto. Las pupilas se le dilataron al tiempo que sus labios se torcían en una mueca feroz, enseñando los colmillos. Comenzó a gruñir y sacó las garras, pero antes de que pudiera hacer nada, Alpha le lanzó un fuerte golpe en el brazo. Recurrió a su poder, pero en lugar de romper madera y resina, el golpe impactó directamente contra su carne. El dolor cortó el aliento de Jurgen, que soltó un gruñido ahogado. Su rostro volvió a mostrar una expresión de sorpresa... y temor. ¿Quién era él que podía dañarle sin fuego?

Jurgen soltó un poderoso rugido con toda la fuerza de sus pulmones. Un alarido de rabia y violencia digno de un animal salvaje furioso. Su cuerpo comenzó a cubrirse de madera, espinas y hojas. Una serie de lianas recubrieron su brazo herido y lo apretaron con fuerza. Entonces, alargando sus garras con madera, se lanzó sobre el pequeño intentando clavarle las garras en los hombros y derribarlo.

Ante ti, se muestra una criatura furiosa por el miedo. Puedo decir que no me sorprende su reacción, pero la que me sorprende, es la tuya. Ver la reacción de cazador te hace tener un sentimiento completamente nuevo. En tu mente, solo podías pensar que era un poco más de lo mismo.  Él no podía alimentar tu hambre de lucha. Tu hambre de caza. Tu hambre de probarte a ti mismo. No era la misma sensación que sentiste con Omega. Aquel hombre que te hizo pensar por más de un momento, que él  sería la última persona que cazarías, y tú formarías parte de su lista de presas.

Después de todo, no es sorpréndete que el cazador en algún momento sea cazado.

Porque eso es lo que eres, Alpha. Eres el pirata cazador de piratas. Tú viajas en busca de un igual, el cual pueda brindarte el máximo desafío y brindarte la muerte que tanto buscas. Y aunque tu camino en un principio se vio borroso por tu inmadurez y tu idiotez, hoy día vez las cosas un poco más claras. Has madurado, pequeño.  He estado desde tu lado desde un comienzo y me atrevo a decir, que justo en este momento, estas finalmente viviendo el principio de tu gran historia.  Tu viaje en búsqueda de lo que más te hará feliz. La batalla máxima que te permita cazar o ser cazado.

Pero hoy… no será este día.

Tu oponente arremete contra ti, pequeño pirata.  Lo dejas intentar clavar sus garras en tu hombro, pero lastimosamente el no puede atravesar tu dura piel endurecida con haki y Tekai. Afirmó también que tu oponente tiene una gran fuerza, pero lastimosamente tu resistente cuerpo, técnica y haki no le permite hacerte gran daño. Te mantienes de pie, no logra derribarte. -¿Es esto… lo mejor que puedes hacer? – Tu cara mostraba una decepción y una desaprobación enorme.  No estabas para nada satisfecho. Estabas cansado de más de lo mismo. Querías sentir lo mismo que sentiste al luchar contra Omega.  De hecho, deseabas nuevamente encontrarte con él, en las circunstancias adecuadas la cuales te permitieran darle caza. Él era una de las pocas personas no piratas las cuales te permitirás cazar. Una de las pocas personas por las cuales tú rompería tu código de cazar piratas.  

Suspirante tan profundamente. Ya la decepción paso a ser irritación.  Le intentas  tomar de la muñeca de la mano que arremetía contra tu hombro con la intención de sujetaste fuertemente. - ¿Sabes cuánto tiempo tengo esperando por un igual? – Cerraste fuertemente tu puño y lanzas un primer golpe engullido en haki en su brazo. - ¿Sabes cuánto tiempo tengo sin disfrutar de una batalla que me haga dar todo de mí? – Lanzas un segundo golpe.  - ¿Acaso tú crees que puedes darme  lo que busco? - Uno más, definitivamente tu rostro hacía notar lo enojado que estabas. – Patetico… - Lo último no sería un golpe. Levantaste el dedo índice en búsqueda de propinarle un Shigan en el brazo.

Aunque tú oponente aún puede defenderse. Quizás hasta te sorprenda.

La mink había estado observando el combate pero comenzó a aburrirse dada la superioridad de uno de los combatientes, se recostó en el techo tratando de aprender algo pero era evidente al menos para ella que ese combate estaba decidido desde el primer golpe. Un pirata de quince millones era algo duro y contrario a lo que había pensado el gigante pareció elegir mal a su oponente.

—Hmm... ¡Me aburrooooo!—

La mink saltó a espaldas de Alpha observando al oponente de este herido y a su ¿Amigo? ¿Conocido? Lanzando una especie de ataque con un solo dedo. La zorra se cruzó de brazos y comenzó a olfatear a su alrededor llegando a su nariz el aroma a pescado, algo que le hizo babear mientras se frotaba los brazos y movía su cola de lado a lado.

—Si ya han terminado ¿Puedo ir a comer ese pescado tan delicioso? No es que sea un gato pero ya que puedes herirlo con tanta facilidad lo mejor es que lo mandes a volar o lo dejes dormido. En cuanto al beso puedo dartelo ¿Con o sin lengua?—

La mink guiñó su ojo mientras se daba la media vuelta y comenzaba a caminar en cuatro patas siguiendo el aroma a pescado por simple instinto. Sin lugar a dudas parecía que poco o nada le importaba la pelea que ya había catalogado de innecesaria o la fuerza de Alpha. Nunca le tuvo miedo a morir y el pirata por muy peligroso no le había hecho nada, tal vez hasta le dieran una medalla por sobrevivir a un encuentro tan dispar solo teniendo como consecuencia sus ropas mojadas.

—¿Nos vamos a comer o jugarás con tronquitos?—

Algo interrumpió tu momento. Al parecer la mink estaba comenzando a aburrirse. Volviste tu mirada hacia ella, por un instante, por lo cual su comentario te dio a entender que te había catalogado como el ganador de este encuentro.

- No me disgusta ninguna de las dos formas. – Dijiste sonriendo. Tomaste a tu oponte del brazo ya lastimado y le hiciste una fuerte proyección sobre tu hombro. Luego preparaste tu puño con la sufriente fuerza. Apuntaste directo a su cien y diste un gran impacto sin dudarlo. No lo habrías matado, simplemente lo dejaste en noqueado.  Además, no querías hacerlo. Quizás en un futuro sería un oponente mucho más interesante para ti.

Por ahora, que sea alguien que pueda venir en un futuro.

- Comer no suena nada mal. – Dijiste siguiéndole el paso. Tus homies volverían a tu lado. Luego, Logi y Thor regresaron a su forma pequeña y regresaron a sus lugares en las alforjas. – Pero no puedo ser visto por ya sabes, Marines. Y aún no hemos terminado nuestra plática, que fue interrumpida por el señor que está dormido por allá. – dijiste señalando  a tus espalda con el pulgar.  

- ¿No estas confiando mucho en una marine, Alpha? – Pregunto la plumífera quien miraba a Berry sin perderla de vista.

- Pudo haber escapado en cualquier momento. – Dijiste sonriendo. – Ademas, creo que es alguien interesante. – Refiriéndote a su manera de actuar.

- A veces eres un poco loco.

- Como todos, Suzaku. Como todos.

- ¿Y bien? – Pregunto Susanoo.

- Ella decide.- respondiste. – ¿A dónde quieres llevarnos, Berry?

La mink sonrió de forma juguetona a la respuesta mientras movía su cadera a la par que olfateaba el aroma del pescado. No reparaba en las conversaciones entre Alpha y sus animales, no era que le preocupase mucho que desconfiaran o le llamasen loca, era una zorra demasiado bonita para ser ignorada con facilidad y claramente sus encantos los tenían hipnotizados o eso pensaba ella.

—¿Desconfiar? ¿Por qué desconfiarían de mí? Hubiera podido llamar a alguien, irme o simplemente atacar por la espalda pero no es mi estilo. Además no me dan medallas por hacer eso y lo único que tengo en mente es conseguir medallas. Sobre la charla podemos seguir mientras cómemos. Esperen aquí...—

La mink se adelantó corriendo en cuatro patas y volvió minutos despues con una bolsa aferrada a sus dientes con varios paquetes dentro. ¿Qué había hecho esa media hora que desapareció? Pues aprovechar el desconocimiento de las personas e imitar a cachorros callejeros en los principales puntos de comida. Consiguiendo que almas piadosas le empaquetaran las sobras del día en lo que ella llamaba "cajas sorpresa".

Berry no era para nada vergonzosa en usar su encanto animal para mendigar, pese a ser un truco barato lo veía como un beneficio para recompensar su labor como marine. Tampoco le molestaba que otros lo supieran, siendo que tomaba esta cualidad instintiva como una misión de infiltración y había detectado a varios criminales tras encontrar drogas en algunos paquetones un tiempo atrás. Incluso en una treta tan mala a Berry le había sonreído la fortuna.

—¡Miren, miren hay mucha comida! Podemos comer aquí mismo como si fuese un picnic me han dado una manta vieja.—

La zorra tendió un enorme mantel en el suelo y colocó los paquetes envueltos en el medio. No sin antes levantarse, ponerse de pie y en un movimiento inesperado lanzarse a por los labios del pirata con lengua y todo. Un huracan era mejor que ser lameteado por Berry en toda la cara pero si eso le gustaba a Alpha no se lo iba a negar.

—Ahora sí podemos comer veamos... Oh es sushi.... mmm y un costillar también hay chorizos y mira esto es salmón ahumado...—

La mink comenzó a romper los papeles con sus garras y olfatear el contenido antes de comenzar a morder y deshuesar las cosas solo con su boca como un cachorro hambriento. La comida estaba buena pero quizás verla comer no era lo más agradable del universo, sin embargo la mink había dejado espacio para que sus acompañantes tomaran asiento y no tocaba nada que no fuese a comer habiendo bastante comida disponible para elegir.

Razón no le falta. Pudo escapar o perder refuerzos. En una situación como esta ya estuvieras rodeado de un montón de marines queriendo arrestarte sin razón aparente más allá de tu título de pirata. Acusado principalmente de ser un peligro andante por derrotar a otros piratas.

Pero bueno, eres un peligro al final de todo ¿no?

Ella te pide que confíes durante un momento y que la esperes. Por un instante dudaste, pero le dejaste ser. Tardo un rato, pero finalmente volvió con un montón de cajas. Le viste muy ilusionada con ese asunto, entonces simplemente sonreíste y le dejaste ser.

- Se nota mucho que la comida te hace feliz. – Dijiste mientras le veías colocar las cosas en el suelo. Luego ella de lanzo sobre tu persona para darte “tu premio”. No parecías molestarte, simplemente le sujetaste delicadamente de la cintura y correspondiste, dejándote llevar y disfrutando de aquel beso. Aunque en algo tenemos que estar de acuerdo, pequeño.

Las lamidas no nos la vimos venir.

- Agradable.- Fue tus palabras al separar sus labios. Sonreiste con una extraña sensación de estar bastante… contento. Curioso, era muy raro en ti verte alegre por tales cosas. Pero supongo que la tan libertina actitud de la Mink te ha agradaba bastante, cosa que no puedes negar.

- Veo que eres alguien que ama la libertad y disfrutar de la buena vida. – Dijiste mientras tomabas asiento. – No creo que ser marine sea el lugar para alguien como tú. ¿Por qué no vienes conmigo?

Una proposición muy directa de tu parte.

Berry alzó sus orejas ante las palabras, de que ese no era su lugar a largo plazo y era cierto que muchas veces tenía maneras de actuar que otros veían como intolerables para un soldado. El hecho de hablar y comer con un pirata peligroso era una de ellas, pero ¿No estaba conociendo cosas incluso actuando a su mero instinto? Suspiró, levantó su cabeza y clavó la mirada en el cielo mientras masticaba un trozo de pescado ahumado.

—Hmmm... tentador, pero incluso lo pienso a menudo. ¿Es este mi lugar o solo sigo el sueño de alguien más? Podría irme y abandonar un objetivo que solo es un premio para que unos viejos zorros puedan presumir de su hija en la tribu y que otros minks se sientan inspirados. Sin embargo, siento que hago un bien a otros que quizás sin la disciplina adecuada pueda ser un peligro, no me malentiendas me agrada la idea pero no me siento preparada. Si te siguiera ahora solo causaría problemas, no soy fuerte, ni inteligente y como tus animales dijeron no estoy forjada para navegar tus aguas.—

La mink se quedó en silencio y luego sonrió extendiendo su garra dorada, sus labios se abrieron antes de suspirar largamente todavía argumentando en su mente.

—Cuando haya madurado, sea alguien poderosa forjada a esfuerzo y haya cumplido mis metas en la marina volveremos a vernos. Y en ese momento, si me consideras digna de ser tu fiel compañera de aventuras nos iremos juntos. Puede que nos encontremos varias veces, incluso peleemos o unamos fuerzas para derrotar a alguien más. Pero tanto tu como yo sabremos el momento exacto donde mi cuerpo y alma se vean dignos para iniciar un nuevo viaje...—

Berry relajó su cuerpo y volvió a mirar la comida para continuar con su degustación, comer le hacía hablar de una forma que a veces ni ella se entendía pero era tan sincera como un cachorro que apenas estaba dando sus primeros pasos. No estaba lista para una dura vida en el mar, deseaba ser conocida como alguien poderosa antes de ser vista como una mascota que debía ser rescatada por su capitán. Siendo una simple recluta no veía sentido el abandonar una escalada cuando la cima era tan lejana.

Sus palabras te sorprendieron bastante, y no pudiste ocultarlo con tu expresión. La miraste fijamente por unos instantes. Por tan solo un instante, parecía alguien con los pies bien pegados en la tierra y muy consciente de lo que es y lo que puede llegarse convertir. Ella vino a ti con una propuesta interesante. Esperar a que ella se hiciera más fuerte tanto física como mentalmente. Cosa que no te desagrado para nada.  Tomaste su mano con cuidado. – Entonces dame un año de tu vida, como prueba de tus palabras. Con mi poder puedo tomar el tiempo de vida de las personas.

Si ella estaba de acuerdo. La esperanza de vida comenzaría a salir de su cuerpo y tú simplemente arrancarías de ella un año. Devorándolo con sumo cuidado. – Para mí, eres más que digna de viajar conmigo. – Dijiste sonriéndole mientras te levantabas.- Pero puedo entender que aun tengas asuntos que resolver.

- Deberíamos irnos, Alpha. – Dijo la plumífera. – Ya estuvimos mucho tiempo parados sin hacer nada.

-… Lo sé.

Miraste nuevamente a la Mink. Estaba en su forma más natural siendo ella. Libre. Eso incluso te daba un poco de envidia de cierta manera.  Te fuera gustado sentirte igual de libre que ella al momento de comenzar tu vieja. Pero estabas encadenado a mil y un cosas que por suerte, ya están en el pasado. Sonreíste para ella, con ternura. Te acercaste nuevamente y con sumo cuidado y cariño le diste un tierno beso en la frete. – Sé que nos volveremos a ver. Y de todas maneras, se dónde encontrarte si te necesito.

Subiste en tu compañera y te dispusiste a retirarte del lugar. Un ultimo vistado a la mink. El paso comenzó siendo lento. Con suma paciencia. Buscando irte a un lugar donde puedieras estar en paz. Pero al igual como llegaste, quisiste irte sin que ella olvidara algo de ti.




Tu voz comenzo a resonar por todos lados. Pronto ella te perderia de vista. Pero aun asi, decidiste terminar para ella.



Y con un ultimo cantico. Te desaparesiste de su vista.

La mink asintió y dejó escapar esa esperanza de vida bastante feliz de no llegar a vieja. Su mirada se mostró algo triste ante el hecho de que ninguno había probado bocado de la comida pero no se quejaría de tener comida adicional. El beso la tomó por sorpresa pero le pareció un acto de ternura e incluso desearía haberlo sentido por más tiempo.


Mientras degustaba las delicias de los paquetes misteriosos, disfrutó de la melodía del pirata hasta que se perdió de vista. Aún tenía dudas de estar preparada para semejante viaje, si bien las palabras de Alpha le reconfortaron, sabía que un largo camino le aguardaba hasta sentirse tan digna. A lo mejor el pirata había visto su potencial y la mink estaba más que dispuesta a superar las expectativas.

La canción era en cierta parte el reflejo de alguien atrapado y en busca de una libertad que pese a su aparente albeldrio aún no disfrrutaba. La zorra sonrió ante el suceso de encontrar a alguien tan peculiar y que posiblemente se cruzaría otra vez.

—Bien, la próxima vez será más divertido... voy a entrenar duro y conseguir esa capa... mis garras van a ser potentes aliadas y no un mero estorbo Alpha.—

Berry sonrió y tras su comida se dispuso a patrullar la zona con un renovado objetivo de progresar, había gente realmente poderosa en las aguas más lejana y ella soñaba con posicionarse en ese podio. Sería cuestión de dar todo de ella y romper el molde que por tanto tiempo había mantenido: era el momento de brillar.