[Pasado] Diferente Teatro, misma Amistad [Privado Berry & Lisia]

—¡Exacto es el electro borracho! Pero me olvidé de traer el alcohol.... por lo que es el electro sobrio... pero no suena tan divertido así Pavlito...—


La mink sonrió ante las palabras de Pavlo y aguardó a que este ingresara a la tienda para cubrirse los ojos con una venda. Tal vez era una locura, pero en esa isla de espiritualidad y artes marciales la mink había reflexionado en sus enseñanzas. Conocía que los bandidos en los blues no eran tan fuertes, por lo que podía soportar algunos golpes si eso le ayudaba a mejorar el complicado haki de observación. Irónico que lo primero que se le vino en mente para mejorarlo fue dejar de mirar, escuchó la voz de Sixto en la oscuridad total. ¿Así se sentía? Daba algo de sueño, pero a la vez podía sentir su corazón palpitar emocionado dentro de su pecho.

—¡¿Acaso subestimas al gran Sixto?! No valgo cinco millones por nada animal extraño...—

—¿Subestimar? Nada de eso... solo estoy reconociendo tu utilidad, no creas que sin mis ojos soy más débil. Aún me quedan cosas como ¡Esto!—

Concentró la energía en su garra y lanzó una onda de choque hacia delante, Sixto apenas pudo resistir el impacto sangrando ante la mera colisión pero siguiendo consciente para atacar rápidamente. La lucha parecía un intercambio de puños con ventaja para el bandido, pero pese a golpear duro la zorra apenas parecía inmutarse ante cada golpe y a cambio si Berry llegaba a acertar un puñetazo este recorría con electricidad de la cabeza a los pies del líder.

En cuanto al entrenamiento apenas estaba sirviendo, Berry seguía sin ver nada más que un simple páramo oscuro. Siendo guiada más por la direccion en la cual sentía los sonidos y el aroma del bandido. Con cierta frustración gritó con fuerzas dando un fuerte empujón a Sixto, más por la impotencia de no ver avances si no por la pérdida de tiempo. Estaba por quitarse la venda cuando escuchó a Lisia hablar, se escuchaba cansada y su olfato sentía sangre. ¿Acaso se había excedido? La voz de Pavlo solo pudo aumentar su preocupación al sentir como este parecía alarmado por la condición de su amiga.

—¿Lisia? ¿Acaso te exigí demasiado? Lo siento... yo no quería eso...—

Entonces algo parpadeó entre la oscuridad, un brillo difuso a su alrededor, pudo sentirlos cerca, tanto Pavlo, Lisia y detrás suyo alguien más. Un aura rojiza y peligrosa con aparente forma humana, la zorro no lo dudó y se inclinó evadiendo por meras milesimas el golpe y devolviendo un tremendo puñetazo a lo que ella veía como una esfera roja lo cual no era otra cosa que el estónago del bandido. La mink volvió a una postura de combate, tratando de adaptarse a los colores difusos que le rodeaban, era algo completamente nuevo pero no quería quitarse la venda ahora que sus emociones habían logrado manifestar tal hermoso abanico de colores a su alrededor.

—¡Es hermoso Lisia! Es como ver galaxias o arcoiris difuminarse entre esta densa oscuridad. Puedo sentirlas, puedo notar cada una aunque se difuminan entre la inmensa penumbra... puede que creas que estoy ebria o loca pero de verdad puedo encontrarlos..—

Berry sonaba emocionada saltando hacia Sixto con una combinación de puñetazos y patadas mucho más potentes que antes. Su sonrisa era evidente pese a tener sus ojos cubiertos y el bandido apenas podía contener a la mink antes de caer detrás de dos de sus hombres con varias marcas en su piel.

—¿Hmmm? Hay dos colores horribles con Sixto... ¿Verdad Lisia? Ese hombre es el jefe, los otros dos deben ser los únicos que quedaron... Lisia protege a Pavlo y viceversa... yo me encargaré de borrar esos colores... ¡Solo confien en su sensual zorra!—

La mink se colocó delante de ambos lobos en cuatro patas, siendo una barrera entre ellos y los tres bandidos. Era el climax de aquella batalla y aunque la mink no podía ver desde que esas auras difusas aparecieron se sentía mucho más peligrosa de lo habitual. Tal vez no lo estaba imaginando ni eran cosas de tantos golpes, a lo mejor finalmente su haki de observación estaba mejorando.

Pavlo quería quedarse a observar como Berry desarollaba su Electro, y aunque le causo mucha gracia que lo haya llamado Electro Sobrio, no pudo quedarse mucho tiempo más, pues su zorro favorito le había dado una misión. “Mejor que no traigas alcohol, Helena odia ese tipo de cosas” era raro, pero estaba seguro que ya le había dicho eso a Berry anteriormente. Quizás sólo había sido un deja vu.  

Cabía añadir que no se podía mover a toda velocidad de momento, pues aparentemente el hecho de que ella le haya dicho Pavlito le gustó mucho, forzándolo a menear su cola cómo látigo.

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De vuelta en el presente:

“Cielo santo, Helena ¿pero qué te han hecho?” Pavlo ya había trotado hacia la lobo albina, llena de heridas.
“Calma, estoy bien Pavlito. Son solo golpearos-”
“¡Tienes un ojo morado, y estas sangrando por todas partes!” gritó el macho, interrumpiendo a la mujer. Uso un tono inusual para su temperamento, pero era entendible, pues su mejor amiga había sido machacada por todas partes.

Fueron interrumpidos por la preocupación de Berry. “Calma amiga. Esto no es nada. Hubieras visto cómo dejé a los otros-” intentó reír de nuevo, pero le dolía. Pero repentinamente, ambos lobos gritaron el nombre de Berry, ¡tratando de advertirle del enemigo detrás de ella!

Los ojos de ambos no podían seguir ni entender del todo lo que ocurría frente a ellos, pero su compañera zorro fue capaz de esquivar, pese a estar vendada de los ojos.

Ignorando todo lo que su cuerpo le reclamaba, tomó su espada de nuevo, y quiso unirse a la pelea contra Sixto, pero Pavlo la interceptó. Sabiendo que su amiga zorra tenia los ojos cubiertos, tuvo que exclamar su descontento.

Entre que Pavlo la detenía, y su cuerpo le exigía descansar, no tuvo otra más que tirarse de sentón al suelo. Suspirando de cansancio. Escuchaba lo que Berry le decía, pero no entendía a que se referencia con observar galaxias, ni nada de eso “Ay amiga. A mi no me presumes cómo se ve un borracho. Se que tú no lo estas”
A Pavlo le molestaba mucho que ninguna de las dos mujeres se tomaba en serio la pelea. O parecía ser cosa de machos, pues Sixto solamente seguía atacando a la zorro sin lograr ningún golpe, aun así con la desventaja de que su oponente no usaba sus ojos para encontrarlo.

Otros bandidos se unieron a la batalla, claramente con intención de deshacerse de los dos lobos. Berry les encargó que se encargaran de ellos mientras ella lidiaba con Sixto.
A Lisia le dio risa esto. A Pavlo no tanto. De hecho, él estaba asustado, con el pelaje erizado. Ojos grandes y temerosos.

Por suerte, Lisia aun tenia ganas de pelear, pese a su estado fisico. “Acabo de derrotar a más de una docena de hombres, ¿creen que dos tipos como ustedes van a poder contra mi?” la verdad era que su sonrisa ensangrentada intimidaba un poco.

“¡No nos das miedo, peluche! ¡Aparte nosotros somos dos muy fuertes y-!” pero no pudo terminar de hablar, pues Pavlo, en su temor, le lanzó la bolsa de mercancía a la cara, dejándolo noqueado inmediatamente.

“P-perdon. ¿Estuvo eso mal? Me entro pánico y yo-”

“¡Maldito lobo, pagaras por eso-!” un puño por parte de Lisia lo tiró al suelo, nuevamente interrumpiendo el enunciado

“Nah, estuvo bien. Eramos dos contra dos. No prestaron atención, eso les costó la pelea… Uff”
Lisia ya no podía más, su visión se oscurecía. Su cuerpo dejo de responder y comenzó a caer al suelo. Por suerte, Pavlo estaba cerca, se aventó tras ella para que la cabeza de la lobo albina no chocara con el suelo y se causara más daño. Pero al ser ella más pesada que él, también se estrello contra el suelo.

“Necesitamos llevarte a un lugar limpio para tratar tus heridas...”]decía el lobo marrón, con mucha preocupación.
“¿Y perderme la pelea de Berry? Jamás” Lisia se llenó de aire, y con la ayuda de Pavlo logró sentarse “¡Pateales el culo, Berry! ¡Tú puedes!”

La lobo albina le daba todo su apoyo.

Berry se encontraba confundida ante lo que escuchaba y sus ojos mostraban, claro que hablar con unos brillos de colores que se difuminaban en la bruma oscura no era algo del todo sencillo, ante todo la mink se rehusaba a estropear todo el progreso conseguido. Había estado en esa isla entrenando durante casi una semana, luchando con distintas limitaciones pero siempre había dependido de otro sentido para orientarse, se había inculcado con las enseñanzas de los dojos, de su instructor e incluso dejando salir sus instintos más de lo habitual pero había sido en ese momento en el cual la preocupación por la loba albina le recorrió cuando finalmente su haki pareció comenzar a responderle. Si lograba culminar aquel combate sin quitarse la venda, a lo mejor solo debería pulirlo un poco más y ya no serían esas visiones involuntarias, podría comenzar a desarrollarlo como un as más en su arsenal. Estiró sus brazos, mientras escuchaba que pese a estar llamando poderosamente la atención de los bandidos algunos intentaban flanquearla, para su fortuna Pavlo y Lisia se habían encargado, la zorra infló sus cachetes al no poder ser testigo del momento de valentía del lobo pero suspiró aliviada al escuchar que solo quedaban los tres que le encaraban.

—Lisia, me alegra que estés en forma, pero no debes exigirte deja todo en mis garras y descansa un rato. Les daré una buena probada de lo que sucede cuando me hacen enojar o se meten con mis amigos...—

Berry cargó el electro en su garra izquierda mientras se aproximaba a uno de los bandidos, no fue inesperado que de un solo golpe le voltease el rostro hacia un costado haciendo que este escupiera algunos dientes y sangre electrificada. Pronto su compañero corrió con la misma suerte de un derechazo, el único que pudo resistir a duras penas el embiste de la mink fue Sixto quien chocó su puño reforzado con aquella nudillera de metal pero incluso así esta mostró una muesca notoria al retroceder y un crujido al momento de levantarse. El bandido parecía sorprendido de que aquella zorra humanoide tuviera tanta fuerza, era un criminal con cinco millones sobre su cabeza pero era la primera vez que debía recurrir a un combate prolongado contra una criatura que claramente poseía mucha más fuerza que cualquiera de los hombres que anteriormente había diezmado. Si tan solo estuviese tan herida como la loba sería sencilla, pero Berry estaba en optimas condiciones y el hecho de estar luchando sin usar su vista pareció enfurecer aun más al bandido.

—Yo... ¡Soy Sixto! He matado a revolucionarios, a karatecas, ¿Por qué no puedo contra un animal?—

El hombre comenzó a gritar mientras Berry se limitaba a esquivar y golpear, los golpes desesperados del criminal se diluían ante el estilo tan fluido de la Mink quien parecía bailar contra el sujeto. En cierto momento, la mink logró golpear el costado del cuerpo del bandido y una onda de choque surgió contra su cuerpo, obligando a Sixto a caer de rodillas tosiendo sangre tras el brutal golpe directo. La zorra se quitó la venda de los ojos, visiblemente agotada tras forzar tanto su haki, no había sido sencillo acostumbrarse ni mucho menos mantener aquel ritmo en un combate directo claramente ambos hubieran resultado mucho más heridos. No era necesario alargar el combate, el haki había progresado lo suficiente pero ya comenzaba a sentir un zumbido en su cabeza y no era la idea caer inconsciente por forzar de más algo que podía mejorar una vez recuperada y tal vez en un combate amistoso contra Lisia.

—Es hora de terminar con esto, me has ayudado bastante pero hay una recompensa que repartir y no quiero hacer esperar más a Lisia...—

La mink guiñó su ojo a la loba albina, mientras su cuerpo comenzó a mutar en una gigantesca esfinge. Sixto miró horrorizado como su oponente se convertía en una mezcla de león, humana y búho que dejaba su altura como una simple hormiga. Intentó levantarse pero el dolor en su costado y en su mano rota le impidieron hacer más que arrastrarse unos centímetros antes de que una de las garras de Berry lo aprisionase contra el suelo, haciendo crujir sus piernas. Sixto se desmayó del dolor apenas la garra de la esfinge terminó de partir una de sus piernas, lo habían logrado. Lentamente Berry regresó a su forma normal tomando el cuerpo del criminal y colgando este a su hombro derecho, para luego acercarse a los dos minks.

—Trabajo terminado, creo que le podemos llevar y cobrar la recompensa, si está vivo creo que ofrecían un poco más y como solo le rompí las piernas y un brazo su rostro sigue reconocible. Podemos volver caminando o puedo llevarlos por el aire si me transformo, ustedes deciden la mejor opción. ¿Lisia no crees que estás demasiado herida? A lo mejor si volamos podemos llegar antes de que cierren los dojos y los maestros puedan tratarte correctamente.—

Berry dedicó una sonrisa y levantó su pulgar, ocultando su dolor de cabeza y su cansancio lo mejor que podía, no era tiempo de preocuparse por ella si no por Lisia quien lo pasaba bastante mal para no caerse desmayada. Si lograban cobrar esos cinco millones que ofrecían por llevar al bandido con vida, seguramente los costos del tratamiento que debieran realizarle a la loba albina estarían más que cubiertos, tampoco era que Berry necesitase tanto dinero con solo una parte de la recompensa viviría bien apenas gastaba los sueldos que cobraba en su trabajo.

“Porque ella no es un animal, tonto malhablado” Lisia le respondía, parecía que ella estaba igual de molesta que Berry, o quería intentar distraer a Sixto “¡Es mi amiga!”
No se sabia de donde seguía sacando fuerzas para seguir exclamando y gritando en soporte de su zorro favorita.
En otra ocasión, jamas se le vería hablando bien do otro Mink, pues ella juraba que todos los de su especie eran igual. Bélicos y sin capacidad de ver más allá de sus propios hocicos. Pero con Berry era diferente. Llevaban horas de conocerse, y ya la veía como una amiga de toda la vida.

Lisia nunca se había puesto a pensar en multiversos, ni vidas pasadas, ni nada parecido, pero se sentía que tanto Pavlo como ella, ya conocían a Berry en otra vida. ¿De que otra manera podrían explicar la afinidad que sentían hacia ella? Sus almas ya se conocían, y sus cuerpos reaccionaban de manera adecuada al reencuentro de una vieja amistad.

El macho estaba preocupado que Berry siguiera peleando con sus ojos vendados, pero hasta ahora ella no tenia problema alguno con seguir esquivando. Algo dijo ella de aun así poder ver, y no con sus ojos exactamente. Parecía ser algo más espiritual o de energías. Lo bueno, para ambos lobos, fue que Berry decidió darle fin a la pelea. Sixto ya estaba cansado, y ella satisfecha. Se quitó el vendaje de sus oculares, y le dio un guiño a Lisia. Esos bellos ojos rojizos solamente lograron que la mujer lobo se pusiera del mismo color, sonrojada, pero feliz. Cono dolor, pero contenta. Ah no… Esa era su sangre.
Bueno, no tenia hemorragias externas alarmantes, pero si estaba llena de moretones.

Dicho eso, Berry comenzó a transformarse en lo que ella describía como una esfinge, gracias a su fruta. Pero el narrador desconocía si esa forma era algo que Berry ya había discutido con los lobos.

Sixto, no tuvo chance de reaccionar, y tuvo que caer rendido ante el poder de la fruta de Berry, al recibir un zarpazo a sus piernas.

“Vaya… Ojala me hiciera eso a mi...”
"¿Qué?”
“Qué”

En lo que Berry volvía a ser transformada nuevamente en… Pues, Berry. Lisia, usando su espada como apoyo, y con la ayuda de Pavlo, se puso de pie. Llevaba una sonrisa, y extendió el puño hacia la zorro, para chocarlos y felicitarla por la victoria.

“Si que sabes hacer sentir adrenalina a alguien desde la primera cita, compañera. Se nota que te compadeciste de mi cuando entrenamos juntas” la sonrisa dentona no desaparecía “Estoy contenta de llamarte mi amiga. Realmente me inspiras a mejorar”

Pavlo no decía nada de momento, pero el meneo de cola al ver a Berry de vuelta con ellos era notorio. “Um. Creo que ahora me toca ayudarlas ahora a las dos” comentaba el macho “No es la primera vez que Lisia termina llena de moretones en los cachetones. Yo era quien le hacia curaciones cuando estábamos aún en Zou, y me volví algo adepto. Solamente necesito llevarla a un lugar limpio donde tengan los útiles que necesito para sanarla”

“Básicamente esta diciendo que yo era su rata de laboratorio”
“Sabes bien que no disfruto verte herida” Pavlo suspiraba “Junto con Berry, eres una amistad querida...”
“Ademas, esto no es nada, deberías ver como me dejaba mi padre cuando llegaba ebrio a la casa” Lisia dio una carcajada al aire, pero nadie se rio. No era un tema gracioso. “Uy… Bueno”

Pavlo les comentó la idea de que se quedaran aquí descansando, en lo que él corría de vuelta a la villa para pedir ayuda, y conseguir útiles “También te ves cansada, Berry. No podemos pedirte que cargues a Sixto junto con nosotros” al macho nada se le escapaba. Al menos no cuando se trataba de sus amigas. “No me tardo. Soy bueno recordando caminos”

Dicho eso, ayudo a las dos mujeres a moverse dentro de la carpa de Sixto, para poder descansar en lo que él regresaba.

Una vez solas, las dos Mink tuvieron chance de platicar un poco

“No te voy a negar que verte pelear de esa manera me ha prendido” el ojo de Lisia ya se había hinchado, por lo que solamente podía ver con uno “Te daría un beso de recompensa, pero estoy llena de mugre y sangre. Nada sexy la verdad” Lisia suspiró “Debo confesarte también que esta cita ha sido una de las más divertidas que he tenido. No me lo tomes a mal, Pavlo es mi mejor amigo, es tierno y lindo, y me encanta pasar tiempo con él. Pero lo de ser temerario no se le da” la lobo albina portaba una sonrisa muy grande “Te agradezco que hayas aceptado traerlo con nosotros. Estoy segura que se andaba muriendo de miedo, pero gracias a ti hizo cosas muy valientes”

La lobo se quejó por un momento, aunque no era de dolor “La verdad espero que sea Pavlo quien me vende. Tengo cortadas cerca de mis partes innombrables, y no quiero que cualquier medico me las vea…” le ganó una risita “Ademas de que va a ser muy gracioso que él me tenga que ver desnuda. Se pone muy nervioso y es algo adorable. Tampoco es la primera vez que me vería sin prenda, pero siempre es muy respetuoso y cuidadoso. Es buen chico” Lisia dio un ultimo suspiro antes de cerrar los ojos para intentar descansar un poco “Pero bueno. Creo que ya ando hablando de más. Ni chance te he dado de platicarme cómo te sientes. Algo dijiste de ver… ¿Galaxias? Fue sumamente valiente que pelearas sin tus ojos”