La chica y el lobo (privado) (rol pasado) (Sweet y Drake)

Una isla realmente tétrica y espantosa por no decir horrible. La mayor parte parecía recubierta por lagunas y habitaban en ella enormes cantidades de insectos. En una de las elevaciones del terreno se podía ver la figura de un lobo blanco. Sus ojos dorados y penetrantes observaban la zona de forma atenta y estricta con total seriedad. En una de sus pequeñas aventuras fuera del barco se había atrevido a viajar el solo hasta aquella isla. Sus ojos pasaron unos segundos por la zona donde había amarrado el bote para comprobar que allí seguía pese al fatal nudo que había hecho. Como era costumbre en él. Seguía haciendo nudos pésimos pues era muy torpe en ese aspecto. Quizás por su fuerza bruta y su rapidez para hacer las cosas. El lobo blanco se estiro un poco abriendo la boca bastante para bostezar. Debajo de la elevación en la que estaba parecía haber una pequeña laguna.

Este miraba su propio reflejo en ella. ¿Qué veía? Simple la figura de un lobo blanco y solitario. Lo que era él. Tras unos segundos levantó de nuevo su mirada contemplando el remoto lugar. No sabía mucho sobre esa isla y por ello la había elegido para investigar. Que mala elección había hecho ya que por lo que veía aparte de estar desierta solo había molestos insectos y malditas lagunas por todo el lugar. No pretendía encontrar a nadie ya que si hubiera habido personas las habría evitado seguramente y se habría alejado quizás para vigilarlas desde lejos y comprobar sus comportamientos. Otro problema que se dio cuenta que tendría allí seria el problema de la comida. No le apetecían los bichos del lugar. Bueno del lugar, ni de ningún lugar. Los bichos no era algo que añadiría a su dieta ni de coña. Este ansiaba la carne desde pequeño aunque ahora que esta estuviera cruda o no le daba lo mismo sinceramente. Con su forma de lobo la cual pasaba ya más tiempo que con la de humano le había supuesto muchas veces comer carne cruda. Algo que le había agradado al fin y al cabo. Una pequeña brisa de aire azotó el lugar. El lobo cerró sus ojos unos momentos sintiendo como dicha corriente de aire movía su pelaje hacia un lado y refrescaba su cara. Tampoco es que hiciera mucho calor en aquel sitio tan húmedo. Todo lo contrario resultaba hasta que hacía bastante frio.

El lobo no sabía cuanto más estaría. No quería malgastar tiempo en aquel lugar. Tan solo quería echar una ojeada y largarse cuanto antes de nuevo al barco para descansar. Hubiera descansado allí pero no se fiaba para nada de aquellos insectos. Temía que los hubiera más grandes o venenoso y le picaran mientras dormía y no pudiera hacer nada para evitar su muerte. Por ese mismo motivo se había posicionado en una zona elevada y alta dificultosa para los insectos de abajo. Aunque ahora le había entrado una sed terrible y no sabía si el agua de aquellas lagunas seria o no agua potable y que se pudiera beber sin problemas. Era alguien precavido y se preocupaba por todo. En el bote no le quedaban reservas de agua y el barco estaba algo lejos. Si emprendía el camino ahora no se moriría pero aún así la sensación de necesitar algo y no tenerlo era bastante molesto. No demoro más y se acerco muy lentamente hasta una de las pequeñas lagunas con cuidado de evitar a los insectos y se puso a olisquear el agua para saber si esta podía ser potable o no. No quería morir allí de una forma tonta encima. ¿Qué clase de lobo sería si muriera por haber bebido de un agua no potable? Bueno lobo no humano con una Akuma Zoan de lobo. Pero más bien lobo ya que Drake ya se consideraba mucho más lobo que humano.

Me levanté del suelo, me dolía la cabeza y no recordaba nada, miré hacia lo alto de un terraplén y vi que la tierra estaba toda corrida como si hubiese descendido por ahí, me di cuenta de que había caído por ahí y decidí seguir caminando para ver que podía encontrarme, poco a poco fui perdiendo el aturdimiento de la caída aunque no recordaba porque corría quizás era algún animal pero aún así tenía una extraña sensación.

Caminaba con parsimonia observando cada cosa que veía, esta isla no me gustaba mucho ya que era de insectos, la isla Shoko conocida como la isla de los insectos me daba repelús no solo por esos bichos raros y que daban asco sino que daban cosa al acercarte a uno.

Llegué hacia una zona apantanada no era buena idea que fuera por allí, podría ser peligroso así que me apresuré a coger un camino distinto y poder llegar a la playa y pensé “es que no hay nada interesante en esta isla? Solo bichos…” pero aun así el camino que había cogido me volvió a llevar hacia aquel extraño pantano, cuando iba a dar un paso vi a un lobo cerca del agua; no tardé en meterme entre unos matorrales ya que podía ser peligroso y observé lo que hacía, en un momento me pareció ver a un tipo de animal como ese en una isla como esta; me fui acercando lentamente para poder verlo mejor, era blanco pero un blanco muy bonito.

Salí de los matorrales y me acerqué con cuidado para no asustarlo, llevaba mi mano agarrada a la tsuka de mi katana por si acaso esperando ver si reaccionaba al verme.

El lobo estaba a punto de beber de aquella pequeña laguna cuando paro su acción. Sus ojos estaban abiertos fijamente. Su olfato olisqueo un poco el ambiente y tras eso trago algo de saliva. No estaba solo ni mucho menos. Aquel olor era de humano y no estaba lejos. ¿Un pirata? ¿Un marine? O podría ser cualquier otra cosa como un cazador o un revolucionario. O tal vez un simple ciudadano perdido. Sus orejas estiradas permanecían alerta frente a cualquier ruido que se escuchara. El rastreador se fue dando la vuelta muy despacio hasta que vio a una chica. Su mano estaba muy cerca de su arma por lo que le gruño unos segundos arrugando el hocico y mostrando una hilera de colmillos tremendamente afilados. Sus garras estaban ya fuera arañando la húmeda tierra provocando agujeros en esta. Su cola se movía de un lado a otro y sus orejas estaban estiradas hacia arriba mientras sus ojos dorados la observaban de forma seria y fría. Finalmente el lobo dio dos pasos adelante gruñéndole cuando de repente se puso de pie. Su pelaje se convirtió en piel y empezó a tomar la forma de un humano. Su pelo era castaño claro y largo hacia atrás hasta un poco detrás de los hombros. Varios mechones caían por su frente. Sus ojos eran verdes oscuros ahora con un tono aceitunado. Vestía una camiseta de tirantes negra y un pantalón negro. En la cintura un cinturón blanco de donde estaban atados con una cuerdecita roja dos guanteletes de acero con un pincho en la zona del nudillo del dedo corazón. En su espalda se podía ver también atada con una cuerda una enorme guadaña de mango negro y hoja negra. Salvo por el borde de la hoja que era gris. El mango de aquel arma mediría 1,60 y la hoja 0,80. Era un arma enorme y parecía pesada pero con la fuerza de aquel chico no le costaba nada en absoluto portarla. Drake frunció el ceño un poco más y dio un paso hacia delante sin dejar de observarla fijamente. Para al final decir en un tono serio y frio y desconfiado.

- ¿Quién eres?

No era por ella. Solía ser así con todo el mundo ya que no se fiaba de nadie que no conociera. Y ella podía ser o bien una pirata que le quería atacar o tal vez una marine que le quería interrogar. Hasta podía darse el caso de ser un cazador furtivo que le había visto en su forma de lobo y quería capturarle.

Cuando ya estaba a su lado, vi que parecía enfadarse, vi sus grandes colmillos de lobo al abrir su boca, pero de repente poco se fue transformando en un humano, ahí me di cuenta de todo estaba segura de que este hombre tendría una zoan solamente le vi transformarse en lobo y volverse humano, pero había algo que no entendía prefería ir en su forma animal antes que en la humana, que raro a lo mejor era feliz así o prefería resguardarse de esa forma; me quedé en silencio y el preguntó:

-¿Quién eres?-me quedé parada ante esa pregunta, todavía seguía aturdida y creo que mi cabeza procesaba la información de forma lenta y me limité a decir:

-Soy...Dark D. Rose y tu...?-dije entrecortadamente-no es muy normal encontrar lobos por estos lares.

Decidí soltar la empuñadura de mi espada y relajarme, era un humano normal y corriente, aun así ver tanto bicho suelto me ponía nerviosa; había bastante silencio y me entretuve a decir:

-Vi como te transformabas en humano siendo un lobo, no había visto eso de cerca y me ha impresionado-dije sonriendo levemente-Llevo en esta isla desde ayer y no he encontrado más que...bichos.-mientras le decía eso decidí mirar a los alrededores por si había algo raro-Vi tu pelaje cuando eras un lobo y era bellísimo, bueno tambien me gustan los lobos-dije riéndome.

El chico tras ver que soltaba la empuñadura de su arma se tranquilizó un poco y suspiro. Su piel empezó a cambiar recubriéndole un pelaje y sus ojos se pusieron dorados. Sus dientes se afilaron y tomó la forma del lobo blanco. La observaba fijamente a los ojos con aquella mirada salvaje. Sus estiradas orejas escuchaban todo alrededor y sus uñas estaban clavadas en la húmeda tierra. La chica se había presentado por lo que él haría lo mismo simplemente por educación.

- Mi nombre no es algo que me guste decir a la gente pero bueno. Supongo que puedo hacer una excepción ya que tú me lo dijiste sin rechista y por el tono de voz no creo que me hayas mentido. Mi nombre es Drake. Si se que no es normal encontrar lobos por aquí.

La chica después afirmo haber estado desde ayer en la isla. Drake se impresiono un poco. ¿Quién aguantaría ese infierno tanto tiempo? El llevaba apenas unas horas y ya quería largarse del lugar. Su mirada seguía fija en ella. Después comprobó por las palabras de aquella chica que le gustaban los lobos también. Y es más le había gustado su pelaje blanco. No estaba acostumbrado a esa gente amable. Pero aún así el desconfiado lobo seguía manteniendo las distancias con la chica.

- Así que llevas desde ayer en este infierno. Yo me habría ido hace tiempo, este lugar es una basura y no motivo para quedarse en él. Yo solo lo investigaba pues no sabía nada de su mera existencia, aunque vista la cosa no es nada que deba preocuparme. Gracias por el alago. Nosotros los lobos llevamos una vida muy movida. Y más uno ártico como yo que no somos muy comunes. Y si se puede preguntar. ¿Qué hacías tú en este lugar tan horrible y molesto?

El lobo dio un par de pasos muy lentamente hasta ella tranquilamente apenas haciendo nada de ruido con sus pisadas. Tras estar algo más cerca dio varios pasos más hasta quedar a una distancia de apenas un metro y medio de la chica observándola tranquilamente y alerta olisqueando mas para quedarse definitivamente con su olor. Le gustaba quedarse con el olor de la gente con la que mantenía conversación para después localizarla si estaban en la misma zona que él. Ya había hecho esto antes con otras personas. Ya se había quedado con el olor de ella perfectamente. Así también podía rastrear objetos de las personas las cuales tenía registrado su olor. Aunque a veces con lo torpe que era luego no recordaba de quien era cada olor. Pero solía pasarle pocas veces. A lo mejor una de cada siete. Tras unos segundos se estuvo quieto y sin hacer nada esperando solamente la respuesta de la chica para saber que hacía en ese lugar. Era raro que hubiera estado día y medio allí sin ningún motivo. Tal vez buscaba algo que podía haber oculto en la isla o solo estaba investigándola como él mismo estaba haciendo.

Seguía esperando la respuesta de ese chico y de repente volvió a convertirse en lobo, su pelaje cambió por completo volviéndose a convertir en blanco y habló:

-Mi nombre no es algo que me guste decir a la gente pero bueno. Supongo que puedo hacer una excepción ya que tú me lo dijiste sin rechista y por el tono de voz no creo que me hayas mentido. Mi nombre es Drake. Si se que no es normal encontrar lobos por aquí.

Seguía hablando con el pero parecía que quería mantener las distancias, estaba segura que no se fiaba, bueno hacía bien ver a alguien en solitario por una isla como esta no era muy normal así que yo también decidí guardar las distancias y el dijo:

-Así que llevas desde ayer en este infierno. Yo me habría ido hace tiempo, este lugar es una basura y no motivo para quedarse en él. Yo solo lo investigaba pues no sabía nada de su mera existencia, aunque vista la cosa no es nada que deba preocuparme. Gracias por el alago. Nosotros los lobos llevamos una vida muy movida. Y más uno ártico como yo que no somos muy comunes. Y si se puede preguntar. ¿Qué hacías tú en este lugar tan horrible y molesto?

-Pues no me acuerdo, se que venía a esta isla mirar algo en especial pero hace un par de horas me desperté en el duelo y vi que me había caído desde un terraplén y ahí me quedé pensando que hice-mientras le decía eso y vi como se acercaba poco a poco, no se sentía nada a pesar del silencio que había.

El lobo se acercaba a mi y parecía que estuviera olisqueando algo y oí un ruido gigantesco detrás de unos arbustos, en seguida me puse alerta y saqué mi espada, los insectos y bichos que había en el habían salido volando y largándose.

Cogí mi espada y me dirigí hacia el arbusto pisando suavemente sin hacer mucho ruido para que nadie se diese cuenta aunque había muchas hojas caídas por el suelo y no podía evitar pisarlas por lo que causaba algún ruido me acerqué completamente al arbusto y miré al lobo.

El lobo la observaba de forma tranquila cuando escuchó un ruido enorme también. La chica enseguida se puso en guardia y se escondió tras el árbol observando al lobo. Los insectos habían salido volando del lugar huyendo como si hubiese algo. Ese ruido había sido muy grande para ser alguien cayéndose. A no ser que ese alguien fuera un gigante claro. O una explosión también podía haber sido, pero claro hasta que no se comprobara las posibilidades podían ser muchísimas. El lobo se acercó un poco a una especie de zona elevada moviéndose con mucho sigilo y agachado. Sus elegantes patas esquivaban las hojas y piedras de la zona para no hacer ni el más mínimo ruido. Consiguió llegar a lo alto para ver que estaba pasando pero desde allí arriba por muy alto que estuviera no lograba ver nada. Había varios árboles en medio que le impedían la vista y entre ellos en el que estaba escondida la chica. Por eso el lobo no tuvo más remedio que volver con ella. Se fue deslizando cuesta abajo por la elevación del terreno con cuidado de no hacer ningún ruido de nuevo. Sin querer no pudo evitar pisar una hoja y quedarse quieto con los ojos cerrados. Tragó un poco de saliva y abrió los ojos para observar la maldita hoja que había pisado haciendo un poco de ruido. Acto seguido desplazó sus patas con cuidado hasta bajar por completo y caminar sigiloso hasta donde estaba la chica. Sus ojos se cruzaron con los de ella para después dejar salir una palabras con un tono muy bajo lo justo para que solo lo pudiera escuchar ella.

- Desde arriba no he podido ver nada. Sea lo que sea puede ser algo grande así que ten mucho cuidado. Puede ser peligroso y quizás si está vivo trate de atacarnos no matarnos y con suerte lo consiga. Así que estate alerta humana

Dijo aquel lobo de forma seria como si estuviese regañándola mas bien y atento a lo que podía pasar. Fuera lo que fuera el sonido no sabía si podía ser amistoso o no. Esperó paciente la decisión de la chica para poder salir o quedarse un poco más allí. No le gustaba mucho esperar pero estaba en una isla desconocida y no le quedaba otra que hacerlo, por lo que simplemente se agachó un poco observándola y listo para lo que hiciera falta. Correr o pelear le daba igual aunque correr lo tenía ya descartado pues le encantaba la lucha. Aunque tuviera las de perder el se enfrentaría a lo que fuera.

El lobo bajaba silenciosamente por la colina, hasta que llegó cerca de mí y dijo en voz baja:

-Desde arriba no he podido ver nada. Sea lo que sea puede ser algo grande así que ten mucho cuidado. Puede ser peligroso y quizás si está vivo trate de atacarnos no matarnos y con suerte lo consiga. Así que estate alerta humana.

-Tranquilo, no es la primera vez que me pasa esto, estoy acostumbrada-dije sonriendo desafiantemente en voz baja mientras me preparaba para asaltar el arbusto.

Mientras en mi cabeza me imaginaba todo lo que podría ser un oso, un perro, un insecto gigante que devoraba personas o un simple humano, mi mente era un sin fin de imaginaciones a la espera de que podía ocurrir en ese arbusto.

Agarré mi espada fuertemente y me dirigí en silencio mirando fijamente el arbusto, entonces de mi golpe lo partí a la mitad; cuando de repente, lo único que había ahí era una pequeña ardilla, eché una carcajada y dije:

-Pero que monada jajaja, si solo es una ardillita comiéndose una bellota-me levanté del suelo y guardé mi espada, me acerqué despacio al lobo riéndome; pero de repente la ardilla nos miró, tiró su bellota y empezaron a salirle colmillos grandes como si fuera a atacarnos y yo dije:

-¡¿Una ardilla asesina?!

El lobo había observado como la chica se había cargado el árbol con su espada fácilmente. Tras aquello una ardilla había salido de aquel lugar y tras unos instantes mostraba unos colmillos como si estuviera enfadada. Normal, la chica se había cargado el árbol donde estaba la pobre ardilla. Pero era muy extraño un ruido tan grande no lo había podido hacer aquella pequeña ardilla tan fácilmente. Parecía ser que la chica no se había dado cuenta de eso, el lobo estaba algo alerta por este pensamiento. Tras unos instantes otro ruido de explosión llegó a los oídos del lobo, este gruñó de repente y salió corriendo a unos seis metros y subió a una elevación. Sus ojos pudieron ver a unos piratas acercándose y produciendo explosiones con pólvora y demás objetos. Este saltó de la elevación y lanzo al cielo un enorme aullido para que la chica estuviera alerta. Este aullido también avisó a aquellos bucaneros de su llegada. Eran al menos un grupo de seis los que se acercaban. Al final del paisaje se podían ver más pero en la orilla de la isla. A una distancia considerable. De los seis cercanos fueron dos los que miraron al lobo con una expresión sádica y se acercaban a él con dos espadas cada uno en sus manos. La bestia blanca de un ágil movimiento saltó a por uno clavándole sus colmillos en el cuello y aplastándole la garganta para después soltarlo y echarse hacia atrás.

Los otros lo miraron enfurecido y el que se acercaba con el que ahora era un cadáver retrocedió un paso. Pero tras unos segundos se lanzó al ataque lanzando tajos a ver si podía darle de alguna forma. El lobo lo esquivaba de forma ágil saltando de un lado a otro. Tras unos segundos en un descuido de ese pirata, este volvió a repetir la acción anterior y mató de la misma forma al corsario. Ya quedaban cuatro de aquellos hombres que lo observaban ahora con miedo y preocupación. Uno de ellos el cual llevaba un enorme mandoble corrió a por él.

Este volvió a la forma humana y se colocó rápidamente los dos guanteletes de acero que tenía en su cintura. El corsario lanzo un enorme tajo que rozo el hombro del chico produciéndole un corte. Le habría partido el hombro de no ser por el hábil movimiento del castaño. Tras esto echó el puño hacia atrás y de un puñetazo atravesó el pincho del nudillo que tenía el guante en el cráneo de aquel hombre. Su cadáver cayó hacia atrás una vez Drake había sacado el pincho de su cabeza. Su guantelete de había llenado de sangre pero no le importaba. Observó a los tres que quedaban mientras lamia la sangre del guantelete y sonreía un poco sádico riendo por lo bajo de forma algo macabra.

- Estáis acabados. No podéis vencer a un dios panda de payasos.

Dijo aquel chico mientras daba un paso atrás apretando los puños y observando fijamente a los tres piratas que quedaban con vida. Dos de ellos portaban una katana cada uno y el otro tenía en sus manos una enorme hacha de color roja. El chico no sabía si la chica pelearía o estaría ocupada con la ardilla como para pelear.

Me di cuenta cuando estaba entretenida con la ardilla, que aún así esas explosiones no tenían mucho que ver con ella; cuando vi alejarse al lobo y pegar un aullido. Fui corriendo hacia allí vi que venían unos piratas y pensé "Piratas, por aquí que raro" así que saqué mi espada y vi como el lobo ya había atacado a algunos.

Bajé corriendo la bajada y me acerqué hacia el chico que parecía bastante violento, observé a la panda de cadáveres y vi le dije al chico con su aspecto humano y parecía un poco herido:

-Casi no me dejas ninguno-dije riéndome, agarré mi espada y fui corriendo hacia uno directamente con la espada en posición para que supiese que iba a atacarle de esa forma y cuando ya le había apuntado sabía que había caído en mi trampa, saqué mi otra espada y le asesté un golpe mortal en el abdomen, los otros dos serían fácil vencerles así que no dudé en lanzarles una de mis dagas a cada uno asestándoles en el pecho; me giré hacia el chico que todavía tenía su cuerpo humano y me fijé en su herida-¿Estás bien?

Luego miré hacia la cala en la que había quedado el barco de los piratas, supuestamente les habíamos vencido a todos los que había así que volvíamos a estar solos en esa extraña isla. Prefería explorar el barco y así encontrar algo de valor, así que le dije al chico:

-Voy a explorar ese barco, para ver si hay algo de valor, y quizás encontrar algunas vendas para taparte esa herida-después de decirle eso comencé a caminar hacia allí mientras guardaba mis espadas.

La chica había bajado y había acabado con el resto de piratas con total maestría. Después pareció preocuparse un poco por su herida. Algo raro para el lobo pues él no sentía ningún dolor en ella y solo había sido un rasguño. Era demasiado bestia para que aquello le supusiera un problema, más bien un pequeño arañazo. Segundos después la chica quería ir a explorar el barco y para sorpresa de Drake ya no había nadie. Pero él había visto a más, seguramente estarían dentro y la chica no se había fijado.

- No necesito curación, estoy perfectamente. Nada puede pararme y menos unos piratas de tres al cuarto como estos. Yo te esperare allí. Creo que quedan unos pocos y quiero acabar con la faena rápidamente y sin dejar ningún superviviente.

Este volvió a su forma de lobo y salió corriendo hacia el barco. Al ser un lobo estaba claro que llegaría antes que la chica. Una vez llegó se encontró con la tabla puesta y este cruzó con total elegancia, al llegar observó a dos piratas sobre la cubierta los cuales al verle sacaron cada uno su katana y retrocedieron.

- Ese es el usuario de la fruta del diablo que ha matado a nuestros compañeros y nuestro capitán. Maldita sea no podemos dejarle vivir, acabemos con su vida aquí y ahora y venguemos a nuestros camaradas.

Según las palabras de aquellos tipos el capitán se hallaba entre los que habían asesinado él y la chica anteriormente. Pues debía ser muy débil pues no duró ni siquiera un simple asalto con una chica y un animal. Los dos se lanzaron a por el lobo corriendo con sus armas. Este saltó sobre el primero haciendo su característico ataque de clavarle los colmillos en la garganta y de acabar con su vida de esa manera de forma rápida aunque llenándose toda la boca de sangre. El segundo lanzó un nuevo tajo que atravesó la para delantera derecha del lobo, este dio un aullido de dolor y volvió ala forma humana con su brazo sangrando y con la zurda le asestó un puñetazo en la nuez con tanta fuerza que se la partió y lo tiró al suelo. Tras eso se acercó y con fuerza pisó varias veces su cara hasta destrozarla y matarlo.

Si la chica se había dado prisa seguramente habría llegado. Aquel acto del lobo habría durado entre diez segundos o un poco menos pero había sido eficaz. Su mirada ahora observaba el barco que parecía bastante cutre y pobre, este tenía lo que el castaño buscaba. Un bote con el que poder largarse, había varios pero con uno mismo tenia. Su intención era usar ese bote para recuperar su propio bote el cual al llegar se había olvidado de atar y las olas se lo llevaron secuestrándolo de la visión de Drake. Quería bastante a ese bote pues era el que siempre le acompañaba e iría a por él simplemente para volver a usarlo de transporte.

-No necesito curación, estoy perfectamente. Nada puede pararme y menos unos piratas de tres al cuarto como estos. Yo te esperare allí. Creo que quedan unos pocos y quiero acabar con la faena rápidamente y sin dejar ningún superviviente.

Cuando dijo eso se volvió a transformar en un lobo y echó a correr hacia allá, yo no podría alcanzarle a la velocidad a la que iba, así que eché a correr directamente también; vi como subía al barco, no era muy grande y por la parte exterior se notaba como bastante usado y que tuviera bastantes años.

Al cabo de unos segundos llegué al barco y me dispuse a subir, oía muchos golpes seguramente hubiese mas piratas, cuando llegué el lobo ya había acabado con los que estaban, nada más eran dos y ni si quiera parecían fuertes.

Comencé a caminar por la cubierta del barco observando todo cuanto había, nada era muy especial y a penas vi algo que tuviese valor así que decidí bajar al interior, estaba oscuro y no había luz, encendí una bombilla y se dejó ver todo espacioso, y pensé"¿que podría encontrarme aquí?" pero nada me llamaba la atención así decidí seguir mirando.

La chica se había puesto a investigar el barco para seguramente encontrar algo de valor. El lobo olfateaba en cubierta para ver lo que podía ver, su capacidad de rastreo le había llevado hasta la bodega del barco donde olía los licores que allí había. Nada de esto le interesaba. Un ladrido llamó su atención, el enorme lobo gruñó un poco y se dirigió hacia la zona donde había escuchado el ladrido. Llegó a un camarote del barco y para su sorpresa allí había una jaula, dentro de esta había un perro. El animal parecía una cría de Huski. Su pelaje era grisáceo oscuro por el lomo y de pelaje blanco por la parte del vientre. Sus ojos azules y de un tamaño que daba a entender que el animal tendría dos meses más o menos por lo que no estaba muy crecido todavía. Al verlo allí solo y en esa jaula el chico lobo entendió que lo tenían allí encerrado. Frunció el ceño y volvió a su forma humana. Con cuidado uso su guantelete de acero con su pincho para abrir la jaula y coger en brazos al animal.

- Vaya parece que los que te tenían atado han sido eliminados. Esta isla está llena de insectos y no duraras mucho. Anda, vas a venir conmigo pequeño, te cuidare y en el barco de Derian podrás servir de perro guardián. Pero antes debes de estar hambriento. Vamos a registrar las cocinas.

Con el perro en sus brazos se dirigió a la cocina del barco la cual era muy pequeña. Abrió los cajones de todos los armarios hasta que encontró carne, algunas verduras y latas de comida para perro. Todas sin empezar, al parecer los idiotas no lo alimentaban. Drake cogió una con la mano libre y apretando con su enorme fuerza la partió por un lado y la volcó sobre un plato que había encima de la mesa. Tras eso dejó el plato en el suelo y soltó al animal. Este empezó a comer tranquilamente y en un minuto o cosa asi se había cargado la lata. Con una sonrisa, el castaño le abrió otra y se la echó en el plato tranquilamente de nuevo. El perrito seguía comiendo tranquilamente mientras que el castaño observaba.

- Ya sé cómo te llamare. Te vas a llamar Puchi

Dijo tranquilamente. Era el nombre del lobo que perdió en la isla de Baterilla cuando aquel maldito oso le mató. Cosa que no se volvería a repetir pues cuidaría del animal hasta que le buscase un buen hogar o ya pudiera valerse por sí mismo. Cuando el animal terminó de comer saltó hacia el chico, este lo cogió mientras el animalito le lamia la mejilla. Entre unas pocas risas salió de la cocina y se dirigió a la cubierta a esperar a la chica con su perrito en brazos acariciándole la cabeza y jugando con él.

Llegué a una habitación que estaba cerrada con llave así que decidí darle una patada para abrirla, era espaciosa y estaba llena de botes u otros artilugios que parecían pociones, quizás debían tener un laboratorio aquí pero era extraño, el barco en era grande pero tanto como para contener una habitación de gran envergadura como esta no era normal.

Aquella habitación olía muy mal como si algo estuviera descomponiéndose o pudriéndose , a medida que avanzaba el olor se hacía mas grande hasta que me paré y vi un par de jaulas amontonadas, como todo estaba tan oscuro decidí coger un palo y prenderle fuego para que se pudiese ver la luz y entre esas jaulas había una especie de medio ardilla y medio hámster, era una monada así que decidí cogerlo en la mano ya que era muy pequeñín.

Una vez en mi mano abrió sus ojos y comenzó a comer una pipa era realmente adorable, nunca había tenido una mascota así que este era el momento de tener una, era tan pequeño que hasta lo podía meter en un bolsillo, estaba segura que era una mutación y habían experimentado con el, pero no lo dejaría quedar.

Una vez ya salida de la habitación miré al Hamstardi, nombre que me había inventado por que era medio hámster medio ardilla y pensé en un nombre para el "Ya sé, serás chispitas".

La chica aún estaría dentro seguramente y el lobo quería largarse ya del lugar, Sonrió y sin pleno aviso abandonó el barco y se alejó caminando del lugar tranquilamente. La chica al ver que Drake ya no estaba podría imaginar que ya se había ido. Este se dirigió a la costa donde tenía su bote, el perro iba en sus brazos en todo momento y no tenia expresión en el rostro. Una vez llegó dejó al perro en el suelo y metió el bote en el agua. Tras aquello cogió al perro y lo metió en su bote tranquilamente. Se metió también en su bote junto al animal sonriendo ampliamente y cogiendo al animal en brazos de nuevo abrazándolo. Los sostuvo con una mano y con la otra remaba para alejarse de aquella maldita isla llena de insectos. La chica tal vez se pensara que era un mal educado pero era lo que había. Drake era así siempre y con todos, se largaba sin avisar y no aparecía más a no ser que fuera en otra isla. Ya llevaba varias investigadas y su objetivo era investigarlas todas y cada una de ellas.

Ya metidos en alta mar se dirigía al barco de Derian con su nueva mascota y sonriendo de lado en todo momento. Esperaba no encontrar ningún barco de la marina o pirata. Le daba igual pelear pero el perro podría correr peligro y aún no podía defenderse por sí mismo de cualquier ataque. Por ello debía cuidarlo hasta que el animal supiera defenderse solo en todo momento, otra de sus preocupaciones era que un rey marino hiciera acto de presencia y ahí sí que estarían en serios problemas ya que el lobo blanco no sabía nadar. Acariciaba la cabeza del perro tranquilamente mientras silbaba algo sin sentido y tarareaba para sí. El perro dio un ladrido y le puso la pata en la mejilla con cuidado, Drake sonrió ampliamente acariciando la cabeza de su nuevo compañero con una sonrisa.

- Pequeño tú y yo nos vamos a llevar muy bien. Espero que esa chica no se lleve una mala impresión cuando vea que nos hemos fugado sin avisar así de repente, pero ya era hora de irse y para alguien solitario como yo es algo muy normal. Pero al menos ahora te tengo a ti para hacerme compañía Puchi, espero que mi otro colega este bien.

Dijo refiriéndose a su lobo negro que murió en la isla de baterilla hacia tiempo atrás, lo que hizo que su mente se pusiera a pensar en aquellos momentos. Una pequeña lágrima resbaló desde su mejilla y segundos después la limpió con su mano intentando sonreír pero sin triunfo. Echaba de menos a su amigo y no podría recuperarlo por culpa de aquel maldito oso del diablo. Suspiró observando al perro una vez más y tras eso miró al horizonte dirigiéndose al barco de su jefe con una tranquila expresión.

Cogí a Chispitas y me fui hacia arriba, ya no quedaba nada que mirar ahí abajo y era bastante lúgubre, sobre todo por el olor que había era insoportable; subí las escaleras despacio y cuando llegué a cubierta vi que estaba vacío; miré para un lado y para otro para ver si estaba el chico pero no lo vi, ya no estaba en el barco que extraño.

Caminé por cubierta y me acerqué a la parte izquierda del barco en dirección al mar, y vi un bote alejarse al horizonte, debía de ser el aunque estaba muy lejos podía ver su silueta.

Este barco ya no valía nada y estaba bastante desgastado, estaba atardeciendo así que decidí bajarme de el para volver a ir al Red Love Machine que seguro estaría en la otra punta de la isla, y aún así me llevaría un rato llegar.

Como tenía a Chispitas en la mano no podría luchar si lo tenía agarrado, así que lo puse en el suelo y comenzó a caminar a la altura de mis pasos, hasta que llegué a un camino recto en el que se veía la cala en la que estaba el barco.