Hisagi
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Todo estaba más tranquilo de lo normal. Las cosas en la isla se habían relajado de una forma radical, después de todos los disturbios que habían ocurrido, la tensión allí había aumentado de una forma considerable. Aun así, Hisagi seguía manteniendo su personalidad pasota, e intentaba meterse en las menos broncas posibles. Aun rondaba en su mente las intenciones de montar una buena banda pirata, pero como siempre, algo le fallaba, lo más importante, no tenía ningún tripulante para la misma, así que, era un poco inútil que pensase en todas las cosas que podría hacer. El joven, volvía a estar falto de dinero, tenía la intención de obtener unas cuantas Berries para, por así decirlo, subsistir un poco más de tiempo. Caminaba por en medio de la calle principal de Loguetown, sabía perfectamente que era la zona por la que mas marines estaban de guardia, ya que era el lugar donde los revolucionarios montaban continuadamente sus líos. Sabía que eran por buenas intenciones, pero siempre le rondaba el pensamiento que en muchas ocasiones no razonaban. Un fuerte suspiro fue lo único que salió de su boca al escuchar el chocar de unos filos, giro la cabeza hacia detrás, y observo con detenimiento, como un marine estaba chocando el filo de su espada con lo que parecía un revolucionario.
Se echo hacia un lado, se apoyo sobre la pared, le gustaba observar la pelea de un par de personajes, le hacía gracia. No iba a ayudar al revolucionario, sabiendo que debería hacerlo, no tenía ni ganas ni intenciones de hacerlo, sería algo muy arriesgado. Una sonrisa se mostro en su rostro, al ver, por detrás del joven, un grupo de cuatro marines mas, la cosa se ponían negras para el revolucionario. El que venía delante, poso su espada alrededor del cuello del joven, los otros rápidamente lo ataron con un par de cuerdas para que no pudiese moverse, posteriormente se lo llevaron a la fuerza. Hisagi quería ayudar, pero contra cinco marines poca cosa podría hacer.
Continuo con su camino, observando a todas las personas con las que se cruzaba, mirando si tenían algo encima de valor, que por suerte, le salvase un poco la tarde. Vio un hombre de avanzada edad, tenía un Colgate que parecía poseer un alto valor, estaba dispuesto a hacerse con él, y lo iba a intentar conseguir. El hombre comenzó a caminar hacia una zona un poco más apartada, donde podría hacerse con el colgante de una forma muy sencilla. Entro por un pequeño callejón, yo andaba con prudencia, ya me había encontrado en varias ocasiones, asesinos que se disfrazaban para que gente como yo, los siguiese. Aun así, ese hombre me daba una buena sensación, iba a ser algo fácil y sencillo, estaba casi seguro. Tras cruzar el callejón por completo, entramos en una zona algo despejada, rodeada de casas, en un patio, que tenia un árbol muy grande en medio, era un simple patio de vecinos. El sujeto, se acerco a la puerta trasera de una de las casas, y saco las llaves para abrir la puerta, ese era mi momento.
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Dante tras iniciar su viaje desde su isla natal, buscando una tripulación para saquear y vivir aventuras, hizo una pequeña parada en Loguetown, ya que llevaba bastante tiempo navegando por mar y estaba cansado.
Nada más llegar, Dante observo a varias personas a las que había robado con anterioridad, sobretodo observo que había una tripulación de alrededor de veinte personas buscándole y no precisamente para saludarle, por lo que nada más enterarse de eso fue al primer callejón que encontró y se puso un disfraz de un hombre de avanzada edad, ya que si se disfrazaba de alguien mucho mayor que ellos no le preguntarían sobre él y seria más fácil pasar desapercibido, por lo que también podría robar más fácilmente, ya que estaba un poco escaso de Berries.
Aprovechando su disfraz, observo a varias personas a las que robar, el se fijo sobretodo en un anciano, Dante observo que ese anciano llevaba un buen colgante y buenas ropas, por lo que Dante le estuvo siguiendo durante dos horas, hasta que por fin tuvo la oportunidad de robarle ese colgante y la llave de su casa, ya que mientras le seguía descubrió donde vivía, tras robarle a ese anciano el colgante y la llave de su casa se colgó el colgante al cuello y se dirigió directo a su casa, ya que al llevar un colgante así y ropas parecidas a las de los nobles, Dante tenia la intuición de que ese hombre iba a tener muy buenas pertenencias en su casa, por lo que se fue directo a la casa de ese hombre, aunque por el camino robo también varias carteras.
Por el camino observó que había muchos marines, en ese momento pensó que alguien se a dado cuenta de que habían muchos robos y ha llamado a los marines, por lo que pensó en dejar de robar para no arriesgarse a que le atraparan, pero aun podría ser una falsa alarma, así que le preguntó a un civil cualquiera para asegurarse:
-Disculpe señor, ¿Sabe por qué hay tantos marines?-Le preguntó con gran interés, ya que si no le buscaban a él podría seguir robando.
-Al parecer están buscando a unos revolucionarios que están armando un escándalo en la calle principal.
Esa respuesta le calmo bastante, ya que si no le buscaban a él, podría seguir robando tranquilamente, pero lo del escándalo de los revolucionarios le levanto mucho el interés, así que paro de robar y fue a la calle principal a ver que ocurría.
Al llegar a la calle principal, observó a un revolucionario peleando con unas espadas contra un marine, aunque detrás de ese marine habían otros cuatro, por lo que le atraparon rápidamente y se lo llevaron, Dante, aprovechando esa confusión, robo una daga mas por si acaso la necesitaba.
Después de robar esa daga, Dante se fue directo a la casa del anciano a robarle sus cosas valiosas, pero por el camino observo que alguien le estaba siguiendo, por lo que él se fue a un callejón y cuando estaba lo suficientemente cerca le cogió del cuello de la camisa y le estampo contra la pared, después Dante saco la daga que robo antes y le dijo:
-¿Quién eres y porque me sigues?-Mientras esperaba su respuesta me fije en su aspecto, era un joven de alrededor de 20 años, iba vestido completamente de negro y llevaba tres espadas, dos espadas negras en la cintura y una blanca en la espalda.
Nada más llegar, Dante observo a varias personas a las que había robado con anterioridad, sobretodo observo que había una tripulación de alrededor de veinte personas buscándole y no precisamente para saludarle, por lo que nada más enterarse de eso fue al primer callejón que encontró y se puso un disfraz de un hombre de avanzada edad, ya que si se disfrazaba de alguien mucho mayor que ellos no le preguntarían sobre él y seria más fácil pasar desapercibido, por lo que también podría robar más fácilmente, ya que estaba un poco escaso de Berries.
Aprovechando su disfraz, observo a varias personas a las que robar, el se fijo sobretodo en un anciano, Dante observo que ese anciano llevaba un buen colgante y buenas ropas, por lo que Dante le estuvo siguiendo durante dos horas, hasta que por fin tuvo la oportunidad de robarle ese colgante y la llave de su casa, ya que mientras le seguía descubrió donde vivía, tras robarle a ese anciano el colgante y la llave de su casa se colgó el colgante al cuello y se dirigió directo a su casa, ya que al llevar un colgante así y ropas parecidas a las de los nobles, Dante tenia la intuición de que ese hombre iba a tener muy buenas pertenencias en su casa, por lo que se fue directo a la casa de ese hombre, aunque por el camino robo también varias carteras.
Por el camino observó que había muchos marines, en ese momento pensó que alguien se a dado cuenta de que habían muchos robos y ha llamado a los marines, por lo que pensó en dejar de robar para no arriesgarse a que le atraparan, pero aun podría ser una falsa alarma, así que le preguntó a un civil cualquiera para asegurarse:
-Disculpe señor, ¿Sabe por qué hay tantos marines?-Le preguntó con gran interés, ya que si no le buscaban a él podría seguir robando.
-Al parecer están buscando a unos revolucionarios que están armando un escándalo en la calle principal.
Esa respuesta le calmo bastante, ya que si no le buscaban a él, podría seguir robando tranquilamente, pero lo del escándalo de los revolucionarios le levanto mucho el interés, así que paro de robar y fue a la calle principal a ver que ocurría.
Al llegar a la calle principal, observó a un revolucionario peleando con unas espadas contra un marine, aunque detrás de ese marine habían otros cuatro, por lo que le atraparon rápidamente y se lo llevaron, Dante, aprovechando esa confusión, robo una daga mas por si acaso la necesitaba.
Después de robar esa daga, Dante se fue directo a la casa del anciano a robarle sus cosas valiosas, pero por el camino observo que alguien le estaba siguiendo, por lo que él se fue a un callejón y cuando estaba lo suficientemente cerca le cogió del cuello de la camisa y le estampo contra la pared, después Dante saco la daga que robo antes y le dijo:
-¿Quién eres y porque me sigues?-Mientras esperaba su respuesta me fije en su aspecto, era un joven de alrededor de 20 años, iba vestido completamente de negro y llevaba tres espadas, dos espadas negras en la cintura y una blanca en la espalda.
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La cosa pintaba demasiado bien, todo parecía demasiado perfecto, y no le empezaba a gustar nada. En un momento, el hombre al que seguía se percato de su presencia, le miro de reojo, y vi fijamente como él no era la persona que aparentaba. Deje un poco más de espacio entre ambos, con la cabeza agachada, me despiste durante unos segundos, en los cuales el sujeto al que llevaba siguiendo desde hace un buen rato, y que parecía que iba a ser su siguiente víctima, lo agarro del cuello de la camisa, y lo empotro contra la pared del callejón. La respiración del joven se vio claramente alterada, no se esperaba que fuera una persona de tal complexión el que se ocultaba detrás de esos ropajes.
Una simple sonrisa se mostró en el rostro del joven, gracias a sus altos reflejos, para su sorpresa, Hisagi ya había desenfundado una de sus katanas, poso la misma al lado del cuello del sujeto, sin miedo a atravesarlo. Parecía estar algo preocupado, parecía que él era una persona como yo, alguien que se buscaba la vida robando a otras personas, algo más afortunadas que el. Solté un fuerte suspiro, y no retiraba la vista de los ojos del joven.
-Eso es un dato irrelevante.-Nada mas decir aquella frase me deshice de su mano, y me solté de una forma muy ágil, sin que pudiese prácticamente reaccionar, ya me tenia detrás de él, deslice con suavidad mi katana hasta ponerla delante del cuello, un movimiento algo brusco haría que muriese degollado. Con la mano que me quedaba libre, registre sus bolsillos rápidamente en busca de algo que realmente me interesase. De un fuerte agarrón le rompí la cadena del colgante que tenía en su cuello.
Observe con atención los máximos detalles del colgante. Me apoye en su espalda con mis pies y de un fuerte empujón me apoye en la parte opuesta de la pared del callejón, me agarre a un saliente, y de otro salto ya había salido del lugar, estaba agarrado al filo de un tejado.-Gracias por todo, parece que no eras tan listo.-Dije mostrando una amplia sonrisa.
Termino por hacer un pequeño esfuerzo para subirse a la azotea de lo que sería la casa del verdadero hombre. Por suerte también me había llevado la llave de la casa, dentro de unos días estaba dispuesto a ir para así llevarse todo lo de valor que ese anciano tuviese. Aun estaba algo inseguro, no sabía si el tío que hace unos minutos le había amenazado con una cuchilla tendría la osadía de intentar seguirlo y recuperar, lo que era suyo.
Después de tantos años robando grandes joyas, había desarrollado pasivamente, una habilidad para reconocer las cosas de verdadera calidad, pero esa joya, no era del todo común. La piedra preciosa que tenia, como núcleo, era algo que jamás antes había podido observar con sus ojos. Eso le hacía cuestionarse el verdadero valor de ese objeto, además miraba con atención el marco que rodeaba aquello, parecía que era de plata, pero no estaba del todo seguro, aun le faltaba algo de practica en esos aspectos, no sabía del todo la calidad de aquello.
El joven aun tenía la respiración alterada, no se esperaba para nada que ese tío reaccionase de esa forma tan sumamente agresiva, era extraño, pero aun así, me habían gustado sus palabras, claras y evasivas. Tenía que reconocer que su habilidad para robar no había mejorado demasiado, aun así, era algo que tenía que asumir, no se le daba del todo bien.
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Al parecer, era persona de ropajes negros en bastante hábil, realmente lo subestime bastante, ya que llevaba tres espadas tendría que habérmelo esperado, ese joven es tan hábil como para que nada mas de apuntarle con la daga al cuello sacara su katana y me la pusiera el en el cuello.
Parece que ese joven al igual que yo es un ladrón, ya que me arranco el colgante del cuello y me cogió la llave del cuello, pero parece que aunque era ágil se asusto, ya que cuando le cogí del cuello, ese chico tenía la respiración agitada, por lo que parece que no llevaba tanto tiempo como yo ganándose la vida robando en la calle, ya que yo llevaba nada más ni nada menos que ocho años, yo ya era lo que se llama un veterano.
En ese momento no sabía qué hacer, yo quería ir a esa casa a recuperar lo que tanto trabajo me costó conseguir, ya que al fin y al cabo me costó dos horas conseguir ese pedazo de colgante y esa llave, pero lo que me fastidiaba sobretodo es que me cogiera el colgante, ya que ese colgante tenía pinta de ser muy valioso, por lo que al parecer entendía lo suficiente como para tomarse la molestia se seguirme por el callejón, cosa que por lo menos yo hago si lo que busco es lo suficiente valioso, ya que si no lo es no merece la pena seguirle a alguien durante ese tiempo, porque en ese tiempo podría hacer robado muchas más cosas.
Ya había decidido que hacer, iba a subir allí arriba a recuperar lo que me pertenece, que por mucho que ambos seamos ladrones, robar a un ladrón es de mala gente, pero no pensaba subir en ese momento, ya que no era muy bueno en el cuerpo a cuerpo y ese tipo llevaba tres espadas ya sabía que iba a suceder, por lo que antes de subir allí arriba me cogí la daga y busque algo con lo que cubrirme por si se le ocurría darme un espadazo, por lo que cogí lo primero que vi que tenia forma de escudo, y lo primero que vi fue una de esas tapas que cubren los cubos de basura, lo bueno es que estaba hecha de hierro, cosa que me daba cierta ventaja, ya que por lo que yo sé no hay nadie que puede cortar el hierro, aparte del mejor espadachín del mundo y los samuráis del País Wano, claro.
Con la tapa del cubo de la basura en una mano y la daga que robé en la otra, me llené de valor y fui allí arriba a recuperar lo que me pertenece, realmente prefería irme y seguir intentando robar, pero pensando en lo que me costó conseguir ese collar y la manera de la que me humilló no podía dejarlo pasar, por lo que empecé a subir las escaleras y le vi allí, saqueando.
Antes de lanzarme a por él observe durante unos segundos la casa, verdaderamente mi instinto nunca me falla, en esa casa había de todo, había una colección de platos de porcelana e incluso alrededor de diez colgantes con un valor bastante similar al que me robo ese joven.
Después de haberme fijado en la casa, me llene de valor para pelear contra el por lo que me pertenece, realmente hubiera sigo mejor pillarle desprevenido pero es una falta de honor hacerlo, por lo que le dije:
-Devuélveme lo que me pertenece, no pienso darte por las buenas ese collar con lo que me costó robarlo.-Tras decírselo, me prepare y le lance la daga apuntando a la cabeza, pero como mi puntería con los cuchillos no es muy buena, seguramente falle, pero al no fijarme tenía esperanzas en darle y me prepare para pelear con los puños y con la tapa.
Parece que ese joven al igual que yo es un ladrón, ya que me arranco el colgante del cuello y me cogió la llave del cuello, pero parece que aunque era ágil se asusto, ya que cuando le cogí del cuello, ese chico tenía la respiración agitada, por lo que parece que no llevaba tanto tiempo como yo ganándose la vida robando en la calle, ya que yo llevaba nada más ni nada menos que ocho años, yo ya era lo que se llama un veterano.
En ese momento no sabía qué hacer, yo quería ir a esa casa a recuperar lo que tanto trabajo me costó conseguir, ya que al fin y al cabo me costó dos horas conseguir ese pedazo de colgante y esa llave, pero lo que me fastidiaba sobretodo es que me cogiera el colgante, ya que ese colgante tenía pinta de ser muy valioso, por lo que al parecer entendía lo suficiente como para tomarse la molestia se seguirme por el callejón, cosa que por lo menos yo hago si lo que busco es lo suficiente valioso, ya que si no lo es no merece la pena seguirle a alguien durante ese tiempo, porque en ese tiempo podría hacer robado muchas más cosas.
Ya había decidido que hacer, iba a subir allí arriba a recuperar lo que me pertenece, que por mucho que ambos seamos ladrones, robar a un ladrón es de mala gente, pero no pensaba subir en ese momento, ya que no era muy bueno en el cuerpo a cuerpo y ese tipo llevaba tres espadas ya sabía que iba a suceder, por lo que antes de subir allí arriba me cogí la daga y busque algo con lo que cubrirme por si se le ocurría darme un espadazo, por lo que cogí lo primero que vi que tenia forma de escudo, y lo primero que vi fue una de esas tapas que cubren los cubos de basura, lo bueno es que estaba hecha de hierro, cosa que me daba cierta ventaja, ya que por lo que yo sé no hay nadie que puede cortar el hierro, aparte del mejor espadachín del mundo y los samuráis del País Wano, claro.
Con la tapa del cubo de la basura en una mano y la daga que robé en la otra, me llené de valor y fui allí arriba a recuperar lo que me pertenece, realmente prefería irme y seguir intentando robar, pero pensando en lo que me costó conseguir ese collar y la manera de la que me humilló no podía dejarlo pasar, por lo que empecé a subir las escaleras y le vi allí, saqueando.
Antes de lanzarme a por él observe durante unos segundos la casa, verdaderamente mi instinto nunca me falla, en esa casa había de todo, había una colección de platos de porcelana e incluso alrededor de diez colgantes con un valor bastante similar al que me robo ese joven.
Después de haberme fijado en la casa, me llene de valor para pelear contra el por lo que me pertenece, realmente hubiera sigo mejor pillarle desprevenido pero es una falta de honor hacerlo, por lo que le dije:
-Devuélveme lo que me pertenece, no pienso darte por las buenas ese collar con lo que me costó robarlo.-Tras decírselo, me prepare y le lance la daga apuntando a la cabeza, pero como mi puntería con los cuchillos no es muy buena, seguramente falle, pero al no fijarme tenía esperanzas en darle y me prepare para pelear con los puños y con la tapa.
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Apreté con fuerza el mismo colgante, golpee la piedra preciosa que tenia dentro con el dedo en varias ocasiones. Lo que me suponía, mi instinto me había fallado de una forma muy basta, casi perdía la vida de una forma estúpida. Caminaba con calma por toda la azotea me senté al filo de ella para así poder observar todo el cumulo de gente que había abajo, en lo que sería la calle principal, una mueca se mostró en mi rostro al ver tantísima gente junta, era una muy buena situación para hacerme con algunas cosas útiles, pero no tenía ganas de volver a jugármelo, seria tentar demasiado a la suerte, y para esas cosas era un joven que tenía un gran respeto a esas cosas, al alma en general. Un ruido altero a Hisagi, aunque sabía perfectamente quien era, y para lo que venía, eso hizo que una amplia sonrisa se postrara en su rostro, apretó el collar con fuerza.
Escucho unas palabras, y prácticamente mili-segundos después, algo que se acercaba a él cortando el mismo viento. Gire la cabeza hacia un lado, y la daga paso por su lado, choco en un barril que había en la azotea que había delante. Por el mismo impacto, este cayo a la calle principal, en ese momento, unos marines que estaban paseando cerca del lugar, me avistaron, y rápidamente comenzaron a buscar las escaleras para subir a la azotea. Gire la cabeza con un gesto de disgusto.
-Tenias que venir a molestarme, de verdad. Ahora nos has metido en un lió.-Dije con una cara claramente de disgusto, me apoye en mi mano derecha, y de un impulso me puse de pie, mire como tenía una mano descubierta, y la otra con un tapa. Al momento, gire mi cabeza para encontrarme con que, un grupo de cuatro marines nos habían rodeado. Agache la cabeza y alce mi ceja derecha, ya la habíamos armado. Desenfunde mi katana trasera, y la eleve un poco, con un fuerte mordisco la mantuve en mi boca. Con unos rápidos movimientos agarre mis otras dos katanas, quedando totalmente equipado, con una katana en la boca, y una en cada mano.
Rápidamente uno de los marines más cercano a mí, corrió con una espada en su mano, lanzo una fuerte estocada, yo con un giro de pies lo esquive, pero el reacciono mucho más rápido que yo, encestando su filo en mi pierna derecha, ya era demasiado tarde, me había hecho un pequeño corte pero ahora me tocaba a mí. Alce mi katana que tenía en la mano derecha, y sin piedad alguna, se la clave en su costado, dejándolo completamente clavado en el suelo.
Desgarre con furia su cuerpo, y saque con fuerza la katana de su interior. Las peleas de este estilo era algo nuevo para mí, lo que hacía que empezase a sudar, me limpie con suavidad el sudor que corría en esos momentos por mi cara, con la misma manga del negro traje.
Toque con suavidad la herida que aquel marine acababa de producir en mi pierna derecha, por desgracia era donde yo me apoyaba para esquivar los golpes, lo que hacía que ahora, mis posibilidades de esquivar los ataques, se viesen claramente reducidas. Agito su mano para quitarse el rastro de sangre que mantenía, ensancho sus piernas hacías los lados, y coloco sus espadas en forma de defensa, se preparaba para lo peor, que los otros marines fuesen a por él.
Suspiro, y se lanzo de cabeza contra el marine que había quedado un poco más renegado de los otros dos. Avanzaba con las katanas en forma de corchete, y cuando estaba a menos de un metro del sujeto, expandió con fuerza las espadas hacia afuera, haciendo que impactasen con toda brutalidad contra el pecho del recluta, matándolo en el mismo momento.
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Realmente ese joven tiene grandes reflejos, esquivó mi daga aparentemente sin ningún esfuerzo, pero eso no era lo malo, lo malo es que mi daga acabo dando a un barril de la casa del otro lado de la calle, cosa que hizo que el barril se cayera y nos descubrieran cuatro marines, por lo que esos cuatro marines subieron rápidamente hacia la casa, cosa que no me agradaba lo mas mínimo, pero lo peor de todo es que para que saliéramos ambos ilesos tendría que pelear junto a ese chico que las tres espadas, algo que me molestaba aun más.
Ese joven parecía manejarse bastante bien esas tres espadas, se saco la espada blanca que lleva en la espalda y se la puso entre los dientes, agarrándola con fuerza, pero lo que realmente me sorprendió fue lo rápido que se preparo para el combate y lo rápido que acabo con dos de ellos, eso demostraba que tenía mucha habilidad, cosa que es lógica ya que lleva tres espadas, pero aun así con la habilidad que tenía ese chico le consiguieron herir en una pierna, cosa que hacía que no pudiera esquivar tan bien como antes.
Aunque él acabara con dos marines, aun quedaban otros dos, a los cuales iba a acabar yo con ellos, quería demostrarle que yo no era menos que el, aunque yo no era muy bueno en el cuerpo a cuerpo era bastante listo, por lo que se ocurrió un plan.
Uno de los dos marines que quedaban se dispuso a atacarme con su espada, en ese momento me di cuenta muy rápidamente y le bloqueé ese golpe con la tapa del cubo de la basura, tras bloquearle, le agarre la mano en la que llevaba su espada, y en ese mismo instante le di tres golpes seguidos con la tapa del cubo en la cabeza, haciendo caer y perder el conocimiento, nada más se cayó lo que hice fue coger su espada, ya que con esa espada ya tenía ventaja sobre el otro marine.
El segundo marine se puso bastante nervioso, por lo que aproveche la situación, me lancé rápidamente a por él, le golpeé con el escudo en la cara, cosa que hizo que se confundiera, tras confundirle le corte con la espada en las rodillas, eso hizo que se arrodillara, después solté el escudo, le cogí por la parte de atrás de la cabeza con ambas manos y le di un rodillazo con todas mis fuerzas, tras eso, el marine se quedo inconsciente. Tras acabar con los otros dos marines le dije al chico de las tres espadas:
-Bueno, ¿Y ahora qué hacemos? Que anda que la que has montado, y todo por robarme un collar, debería darte vergüenza.-Tras decirle eso, me esperaba de que se enfadara muchísimo, ya que el que tiene la culpa de que subieran los marines era yo, aunque nada de esto hubiera pasado si él no me hubiera robado el collar.
Ese joven parecía manejarse bastante bien esas tres espadas, se saco la espada blanca que lleva en la espalda y se la puso entre los dientes, agarrándola con fuerza, pero lo que realmente me sorprendió fue lo rápido que se preparo para el combate y lo rápido que acabo con dos de ellos, eso demostraba que tenía mucha habilidad, cosa que es lógica ya que lleva tres espadas, pero aun así con la habilidad que tenía ese chico le consiguieron herir en una pierna, cosa que hacía que no pudiera esquivar tan bien como antes.
Aunque él acabara con dos marines, aun quedaban otros dos, a los cuales iba a acabar yo con ellos, quería demostrarle que yo no era menos que el, aunque yo no era muy bueno en el cuerpo a cuerpo era bastante listo, por lo que se ocurrió un plan.
Uno de los dos marines que quedaban se dispuso a atacarme con su espada, en ese momento me di cuenta muy rápidamente y le bloqueé ese golpe con la tapa del cubo de la basura, tras bloquearle, le agarre la mano en la que llevaba su espada, y en ese mismo instante le di tres golpes seguidos con la tapa del cubo en la cabeza, haciendo caer y perder el conocimiento, nada más se cayó lo que hice fue coger su espada, ya que con esa espada ya tenía ventaja sobre el otro marine.
El segundo marine se puso bastante nervioso, por lo que aproveche la situación, me lancé rápidamente a por él, le golpeé con el escudo en la cara, cosa que hizo que se confundiera, tras confundirle le corte con la espada en las rodillas, eso hizo que se arrodillara, después solté el escudo, le cogí por la parte de atrás de la cabeza con ambas manos y le di un rodillazo con todas mis fuerzas, tras eso, el marine se quedo inconsciente. Tras acabar con los otros dos marines le dije al chico de las tres espadas:
-Bueno, ¿Y ahora qué hacemos? Que anda que la que has montado, y todo por robarme un collar, debería darte vergüenza.-Tras decirle eso, me esperaba de que se enfadara muchísimo, ya que el que tiene la culpa de que subieran los marines era yo, aunque nada de esto hubiera pasado si él no me hubiera robado el collar.
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El joven había empezado a hiperventilar, la cosa empezaba a teñirse de rojo, ese corte, aunque carecía de profundidad, había sido en una zona muy débil del joven. Como era obvio, todo aquel revuelo había hecho llamar la atención de los civiles cercanos al suceso, los mismos se encargaron de llamar mas marines, y no había tiempo para quedarse hablando, no pretendía mentir al chico, además, esa basura me había acarreado muchos líos, en poco tiempo, había sido un acto muy desgraciado por su parte, y no había sacado ningún provecho. Hisagi introdujo su mano derecha en el bolsillo, en busca del colgante, lo agarro y se acerco al otro sujeto, le cogió la mano y sin que se diese cuenta, y con un simple movimiento se lo introdujo dentro del puño.
-No vale nada, es una simple imitación chaval. Me da que se han quedado contigo.-Dije con un aire de superioridad, aunque yo realmente también había caído, era una muy buena imitación. Con mis tres katanas guardadas camine de la mejor forma que pude hasta otra de las escaleras, baje rápidamente dejándome deslizar, hasta llegar al suelo, mire a ambos lados para asegurarme de que no había marines por esa zona, tenía que limpiarme la sangre de encima y coserme de lo más rápido la herida que me habían provocado. Corrí como si fuese cojo, hasta otro callejón que estaba un poco más lejos del lugar de los asesinatos.
Allí saque el kit de medico que siempre llevaba encima, era algo imprescindible, además después de haber sufrido varios golpes en mi pasado, tenia siempre mi espalda cubierta, no quería tener más altercados. Dentro de la caja donde tenía mis agujas y el hilo, para coser. Saque un trozo de madera, que tenia, y me lo metí entre la dentadura, entonces lo mordí con la mayor fuerza posible.
Trague saliva para empezar a coser, introduje el hilo en la aguja, y empecé a coserme la herida. Tras haber sufrido varias heridas, y habérmelas curado de esta misma forma, aun seguía doliéndome demasiado, por el simple contacto de la aguja con mi piel, hacia que se me saltasen las lagrimas.
Me cogí 7 puntos en la pierna, limpie todo resto de sangre en la ropa, de la mejor forma que pude. Con paciencia, limpie el equipo en una fuente cercana, ya solo debía esperar a que cicatrizase. Aun tenía algo de expectación ante el chico que me había ocasionado tantos problemas. Me parecía un buen candidato para mi equipo, necesitaba reclutar gente que no temiese la muerte, y que luchase por lo que era suyo.
Tenía que encontrarle, pero no era de todo seguro, andar por la ciudad con tantos marines rondando las calles principales. Aun sabiendo que ese chico no era un ladrón normal, parecía llevar mucho tiempo en este mundo, y siempre venía bien, tener una rata en el equipo. Salí del callejón con firmeza como si no me hubiese pasado nada, era todo una tapadera, era más que obvio que ahora esquivar ataques como lo hacía antes, era prácticamente imposible de hacer.
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Después de todo lo ocurrido, el joven de las tres espadas metió su mano en el bolsillo y me devolvió el colgante, pero eso no me hizo nada feliz, ya que me contó que era falso, yo estaba alucinando, yo estaba seguro de que era muy bueno, pero me fije bien y es verdad lo de que es falso, realmente es una gran imitación como para que ni siquiera yo me diera cuenta, es una de las primeras veces que me falla mi instinto, realmente este collar me metió en muchos problemas.
Lo primero que hice fue observar de forma disimulada la calle, estaba llena de civiles y esas personas lo único que hacían era llamar a los marines, por lo que lo primero que se me ocurrió fue salirme de esa azotea rápidamente, cuando me di la vuelta el joven de las tres espadas ya no estaba, por lo que escape saltando de la azotea por la parte en la que no habían personas, estaba a unos diez metros de altura, pero con mis habilidades de escalada eso no era nada.
Tras saltar de la azotea me fui corriendo rápidamente entre los callejones llegando a la playa, me oculte detrás de unas rocas y allí me limpie toda la sangre, para no haber matado a nadie estaba lleno de sangre, por lo que me limpie rápidamente la sangre, casi tuve que lavarme toda la ropa, por suerte ya estaba a salvo así que no me importaba tener que esperar a que se seque.
Mientras se secaba la ropa, fui a una tienda que había cerca de la playa y robe un bañador, una toalla y una caña de pescar, ya que como tenía que esperar a que se secara la ropa así podría estar divirtiéndome mientras tanto y con suerte ya tendría algo para cenar, ya que estaba atardeciendo.
Tras estar una hora pescando conseguí atrapar varios peces y mi ropa ya estaba seca, por lo que me prepare una hoguera y mientras se hacían los peces me puse la ropa.
Después de hacer comido me fui a la ciudad para ver cómo estaba la ciudad, por suerte ya estaba bastante más calmada que antes, por lo que podía estar más tranquilo, sinceramente después de todo lo que había pasado hoy se me habían quitado las ganas de robar, pero aun así robe varias carteras, lo suficiente como para poder alquilar una habitación en la que dormir, pero antes de todo fui a por mis cosas, realmente no sabía si mis cosas seguirían donde las deje, ya que he venido a Loguetown en un barco de una banda de piratas en el cual viajé de polizón y como vine a robar me las deje allí.
Tras recuperar mis cosas, cosa que no me costó demasiado, ya que los piratas no estaban en el barco, fui directo a la habitación que alquilé para descansar, ya que me habían pasado muchas cosas en un día, pero antes limpie mis armas, ya que cogieron mucho polvo.
Tras limpiar mis dos pistolas, mi rifle y mi cuchillo guarde mis cosas debajo de la cama por si acaso y me prepare para dormir.
Realmente me sorprendió mucho el joven de las tres espadas, esa habilidad que tiene con las espadas no se consigue en dos días, por lo que me pregunto cuánto tardo en entrenarse.
Lo primero que hice fue observar de forma disimulada la calle, estaba llena de civiles y esas personas lo único que hacían era llamar a los marines, por lo que lo primero que se me ocurrió fue salirme de esa azotea rápidamente, cuando me di la vuelta el joven de las tres espadas ya no estaba, por lo que escape saltando de la azotea por la parte en la que no habían personas, estaba a unos diez metros de altura, pero con mis habilidades de escalada eso no era nada.
Tras saltar de la azotea me fui corriendo rápidamente entre los callejones llegando a la playa, me oculte detrás de unas rocas y allí me limpie toda la sangre, para no haber matado a nadie estaba lleno de sangre, por lo que me limpie rápidamente la sangre, casi tuve que lavarme toda la ropa, por suerte ya estaba a salvo así que no me importaba tener que esperar a que se seque.
Mientras se secaba la ropa, fui a una tienda que había cerca de la playa y robe un bañador, una toalla y una caña de pescar, ya que como tenía que esperar a que se secara la ropa así podría estar divirtiéndome mientras tanto y con suerte ya tendría algo para cenar, ya que estaba atardeciendo.
Tras estar una hora pescando conseguí atrapar varios peces y mi ropa ya estaba seca, por lo que me prepare una hoguera y mientras se hacían los peces me puse la ropa.
Después de hacer comido me fui a la ciudad para ver cómo estaba la ciudad, por suerte ya estaba bastante más calmada que antes, por lo que podía estar más tranquilo, sinceramente después de todo lo que había pasado hoy se me habían quitado las ganas de robar, pero aun así robe varias carteras, lo suficiente como para poder alquilar una habitación en la que dormir, pero antes de todo fui a por mis cosas, realmente no sabía si mis cosas seguirían donde las deje, ya que he venido a Loguetown en un barco de una banda de piratas en el cual viajé de polizón y como vine a robar me las deje allí.
Tras recuperar mis cosas, cosa que no me costó demasiado, ya que los piratas no estaban en el barco, fui directo a la habitación que alquilé para descansar, ya que me habían pasado muchas cosas en un día, pero antes limpie mis armas, ya que cogieron mucho polvo.
Tras limpiar mis dos pistolas, mi rifle y mi cuchillo guarde mis cosas debajo de la cama por si acaso y me prepare para dormir.
Realmente me sorprendió mucho el joven de las tres espadas, esa habilidad que tiene con las espadas no se consigue en dos días, por lo que me pregunto cuánto tardo en entrenarse.
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Ya se había relajado, después de todo lo ocurrido la verdad es que estaba bastante alterado, aun intentaba calmar un poco mas su pulso que seguía algo ajetreado, no estaba acostumbrado a que le hiciesen ese tipo de heridas. Aun seguía dándole vueltas al chico que se había encontrado antes, que aunque había recibido un gran golpe, su impulsividad y su habilidad con las armas le habían resultado muy buenas. Subió a un tejado sin mucho esfuerzo, aunque estaba algo mal gastado por los puntos, no había perdido nada de práctica, y seguía haciendo esas cosas, que pocos saben hacer.
Aunque el otro sujeto había presentado muy buenas prácticas con las dagas, sabía que realmente esas no eran sus armas de combate. Era una persona que aunque, supiese defenderse al cuerpo a cuerpo, su verdadero estilo de lucha era a distancia. Tras un rato de rastreo por lo que era toda la ciudad, en busca de ese sujeto, lo encontró cerca de donde el solía pasar las noches, estaba pescando, cosa que le llamaba aun más la atención sobre su persona. Hisagi vio, como el sujeto, recogía armas de fuego del suelo, cerca de donde estaba estacionado, lo sabía, en esas cosas nunca fallaba.
Pensó en seguirlo, parecía ser una persona que se había empezaba a acostumbrar a la buena vida, como el mismo joven, por lo que suponía, que no iba a dormir a la intemperie, era algo que tenía más que claro. Tras unos minutos de viaje, llego hasta lo que parecía una posada, tendría una habitación alquilada para pasar la noche, mirando por las ventanas, vi que su habitación era la que estaba en el centro, en la segunda fila de todas. Pocos minutos después de haber encontrado donde el hombre, pasaría la noche, se puso el sol, era momento de entrar.
Con el sigilo que siempre había mostrado, abrió la ventana con suavidad, para que esta no provocase ruido alguno, sin que el se percatase de su presencia avisto un poco todo lo que había allí: Una simple mesa acompañada de una silla, y una cama, nada más. Agacho la cabeza y metió la mano hasta el fondo para sacar las armas del sujeto. Con templanza se sentó en la silla, pero antes la giro hacia la cama, donde el extraño dormía. Tras sentarse, cruzo sus brazos, y piernas, y se aclaro la voz con un pequeño golpe, para llamarle la atención.
-Tú, inútil, tengo que hablar contigo.-Dijo con una voz algo grave, y con un tono muy serio, de lo que quería hablar con el era algo demasiado serio como para que se lo tomase de otra forma, Hisagi para el tema de confianza, era una persona muy minuciosa, y ese tío le había dado una confianza que en pocas personas él, había visto. Esperaba que se sobre saltase, era obvio, cuando alguien te habla en la oscuridad mientras duermes, no se suele responder de una forma muy amistosa, además, no teniendo con que defenderte contra un tío con tres espadas.
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Por algún motivo me desperté a mitad de la noche, pero al parecer no estaba solo en la habitación, ya que en la oscuridad vi la silueta de una persona, al no distinguirle encendí la luz rápidamente y antes de ver quien es metí la mano debajo de la cama lo más rápido posible para coger una de mis armas, pero me sorprendí al ver que mis armas no estaban, entonces vi quien era la persona que se coló en mi habitación, era el joven de las tres espadas y justamente tenía mis armas a su lado y lo primero que me dijo fue:
-Tú, inútil, tengo que hablar contigo.-Como es lógico en ese momento tenia muchísimas preguntas, el chico decía que tenía que hablar algo conmigo, me pregunto que será como para colarse en mi habitación a mitad de la madrugada, supongo que será importante, pero antes hice las preguntas que tenia porque si no me sería imposible quedarme tranquilo:
-¿Se puede saber por qué demonios estas en mi habitación, por qué tienes mis armas y que quieres hablar conmigo?-Le hice las tres preguntas seguidas, ya que estaba bastante nervioso, no es muy normal colarse en la habitación de alguien a mitad de madrugada, aunque él estaba bastante serio y tranquilo, realmente no esperaba que me dijera nada bueno, ya que estaba muy serio por lo que, estaba enfadado y venía a matarme por lo que paso esta tarde con los marines o venía a hablarme sobre algo importante, pero aun así se podría haber esperado hasta la mañana, por simple sentido común.
-Aun tengo muchas más cosas que preguntarte, ¿Cómo has entrado en la habitación, cómo sabías que me hospedaba aquí y cómo sabias donde tenía mis armas?-Le hice estas otras tres preguntas tan rápido que no le dio tiempo ni a empezar a hablarme.
-Tú, inútil, tengo que hablar contigo.-Como es lógico en ese momento tenia muchísimas preguntas, el chico decía que tenía que hablar algo conmigo, me pregunto que será como para colarse en mi habitación a mitad de la madrugada, supongo que será importante, pero antes hice las preguntas que tenia porque si no me sería imposible quedarme tranquilo:
-¿Se puede saber por qué demonios estas en mi habitación, por qué tienes mis armas y que quieres hablar conmigo?-Le hice las tres preguntas seguidas, ya que estaba bastante nervioso, no es muy normal colarse en la habitación de alguien a mitad de madrugada, aunque él estaba bastante serio y tranquilo, realmente no esperaba que me dijera nada bueno, ya que estaba muy serio por lo que, estaba enfadado y venía a matarme por lo que paso esta tarde con los marines o venía a hablarme sobre algo importante, pero aun así se podría haber esperado hasta la mañana, por simple sentido común.
-Aun tengo muchas más cosas que preguntarte, ¿Cómo has entrado en la habitación, cómo sabías que me hospedaba aquí y cómo sabias donde tenía mis armas?-Le hice estas otras tres preguntas tan rápido que no le dio tiempo ni a empezar a hablarme.
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El sujeto se despertó algo agitado, era normal que lo hiciese de esa forma. No es del todo común que una persona armada se cuele en tu habitación en medio de la madrugada, y te hable de esa forma. Mantenía su firme mirada en todos los movimientos del chico, no quería que hiciese nada que no luego no acabase del todo bien. Se levanto como si fuese a clavarlo su espada en el pecho. Por si el hombre, decidiese hacer algún movimiento brusco, Hisagi poso su mano en el mango de una de sus espadas que llevaba colgando en la cintura.
Soltó un suave suspiro al ver la reacción del chico, soltó una suave risa al ver las cantidades de preguntas que había soltado en unos segundos, no estaba muy cómodo al ver que yo tenía armas, y el no. Bueno, sabiendo lo que quería preguntarle, no tenía más remedio que responderlo de una forma más, normal, aunque no fuese común en mí.
-Vengo a hacerte una proposición. Quiero que te unas a mi banda. He visto que podrías serme muy útil, y me interesaría tener un compañero, ya sabes, para que me cubras las espaldas con estos “cacharros”.-Levante con la otra mano una de sus pistolas, la empuñe y le apunte, como si fuese a pegarle un tiro, luego hice el gesto de como si hubiese disparado y la levante para soplar en el cañón, haciendo un gesto ante su gran debilidad con esas armas. Aunque no quería responder a todas sus preguntar, por simple respeto, me decidí a hacerlo.
-Te quite tus armas para que no reaccionases de una forma agresiva ante mi persona, no quiero hacerte nada, todo lo contrario, ya sabes porque estoy aquí. Por cierto, no te sugiero que vuelvas a dormir aquí, la ventana no tiene seguridad alguna, y te he seguido por los tejados, y bueno, hasta aquí he llegado.-Dije mostrando una amplia sonrisa hacia el sujeto, aunque no se había llevado bien del todo con el, por lo sucedido en el callejón, y lo que posteriormente paso en la azotea, bueno, era normal, ambos son expertos ladrones, y bueno, todo ladrón necesita hacer su trabajo, de una formo u otra.
-Por cierto, mi nombre es Hisagi, Hisagi Weiss.-Dije con un cálido tono de voz, quería que se relajase, era obvio que estaba aun algo sobresaltado, pero aun así, tenía que hacerlo de la mejor forma posible, lo de hablar nunca había sido lo suyo, así que esto dependía de la suerte, y de si el sujeto, del cual aun desconocía el nombre, quería o no unirse a una banda pirata. Aunque por la codicia y ambición de sus palabras en el pasado, parecía que para él lo único que vale es el dinero, y bueno, siempre hace falta alguien así en una banda pirata. Se dejo apoyar en un armario que había en los pies de la cama donde estaba tumbado el sujeto. Necesitaba su respuesta ante su pregunta, llevaba dando vueltas a ese tema todo el día.
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Al parecer el joven de las tres espadas, cuyo nombre es Hisagi Weiss, se había colado en mi habitación para ofrecerme que me una a su tripulación, pero yo aun estaba bastante sobresaltado, por lo que me respondió a todas mis preguntas, al parecer me estuvo siguiendo por los tejados y se coló en la habitación por la ventana y me quito mis armas básicamente para que no le pegara un tiro.
Cuando me respondió a todas las preguntas y vi que no quería hacerme nada me tranquilice, la verdad no sabía que hacer con lo de su propuesta, ya que me a pillado muy de sorpresa, pero parece ser simpático, por lo que supongo que aceptare, ya que hasta se ha presentado y todo, por lo que supongo que lo mínimo ahora mismo es presentarme:
-Mi nombre es Dante, Dante Dragneel, y por lo de la oferta de unirme a tu banda creo que aceptare, y por cierto, a lo que tu llamas "cacharros" son mis preciadas armas, así que un respeto, las pistolas se llaman Ebony la negra y Ivory la blanca, la daga y el fusil no tienen nombre ya que se las robe a un pirata hace un par de días y no les tengo el cariño suficiente como para ponerles un nombre, y ahora si no te importa déjame dormir, ya nos veremos mañana, por si te interesa yo mañana estaré en la playa y por la tarde seguramente robando en la calle principal.-Después de todo lo que le dije si no sabía él se iba a ir o no, yo me di la vuelta y me puse a dormir ya que en ese momento perdí el sueño pero estaba muy cansado.
Pasaron dos horas y no me podía dormir, realmente no sé si Hisagi seguía aquí o no pero en ese momento me daba igual, estaba muy cansado pero del susto que me lleve antes no me podía dormir, si por casualidad después de unirme a la tripulación de Hisagi me vuelve a hacer eso no le hablare en bastante tiempo. También me pregunto si el tendrá un barco o tendremos que robar uno, ya que yo llegue aquí a Loguetown de polizón en un barco de piratas, a los que después robe, claro.
Yo realmente prefería que Hisagi tuviera un barco ya que realmente dudo que mañana me apetezca ponerme a robar un barco.
Cuando me respondió a todas las preguntas y vi que no quería hacerme nada me tranquilice, la verdad no sabía que hacer con lo de su propuesta, ya que me a pillado muy de sorpresa, pero parece ser simpático, por lo que supongo que aceptare, ya que hasta se ha presentado y todo, por lo que supongo que lo mínimo ahora mismo es presentarme:
-Mi nombre es Dante, Dante Dragneel, y por lo de la oferta de unirme a tu banda creo que aceptare, y por cierto, a lo que tu llamas "cacharros" son mis preciadas armas, así que un respeto, las pistolas se llaman Ebony la negra y Ivory la blanca, la daga y el fusil no tienen nombre ya que se las robe a un pirata hace un par de días y no les tengo el cariño suficiente como para ponerles un nombre, y ahora si no te importa déjame dormir, ya nos veremos mañana, por si te interesa yo mañana estaré en la playa y por la tarde seguramente robando en la calle principal.-Después de todo lo que le dije si no sabía él se iba a ir o no, yo me di la vuelta y me puse a dormir ya que en ese momento perdí el sueño pero estaba muy cansado.
Pasaron dos horas y no me podía dormir, realmente no sé si Hisagi seguía aquí o no pero en ese momento me daba igual, estaba muy cansado pero del susto que me lleve antes no me podía dormir, si por casualidad después de unirme a la tripulación de Hisagi me vuelve a hacer eso no le hablare en bastante tiempo. También me pregunto si el tendrá un barco o tendremos que robar uno, ya que yo llegue aquí a Loguetown de polizón en un barco de piratas, a los que después robe, claro.
Yo realmente prefería que Hisagi tuviera un barco ya que realmente dudo que mañana me apetezca ponerme a robar un barco.
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Una suave sonrisa se postro en su rostro al escuchar lo que dijo, parecía que la propuesta la había recibido de una buena forma, aquello me dejaba bastante más tranquilo, no quería que todo el tiempo que había perdido para llegar hasta aquí, se perdiese sin más, así que era algo que me hizo soltar un suave suspiro, algo más tranquilo. Hisagi tenía bastante sueño al igual que Dante, ahora realmente se me hacia raro relacionar su físico, en general con ese nombre, parece un nombre de varón mas desarrollado físicamente, y con capacidades más avanzadas, el era una persona de una complexión muy normal, y que para lo que se dedicaba, estaba más que visto.
Respeto las palabras del joven, él quería dormir, y yo lo entendía a la perfección. Dijo que por la mañana iba a estar en la playa, cosa que me venía perfectamente, ya que mi escondite, donde yo guardaba todos mis objetos robados, y donde dormía todas las noches, era una pequeña cueva que había debajo de uno de los pilares del puerto. Ya se había dado la vuelta para reconciliar el sueño, abrió las ventanas con suavidad para no producir demasiado ruido, y de un salto bajo los seis metros de altura que había desde la ventana de la habitación hasta el suelo de la calle principal. Rodo como si de un militar se tratase, con su herida el haber parado la caída en seco hubiese hecho que los puntos se saltasen, y hubiese sido una desgracia a esas horas de la noche.
Camine por la calle principal, que estaba completamente vacía. Era más que normal, serian las cuatro de la madrugada en esos mismos instantes. Tras un largo viaje vagando por las largar calles de la isla, llego hasta el puerto, se deslizo por la arena, y llego rápidamente a su escondite. Acomodo un poco la zona donde solía dormir, prendió con unos pedernales unos troncos secos que tenia por allí, hizo una hoguera rápidamente, el vivir hay ocasionaba que la temperatura en general fuese demasiado baja. No soportaba el humo, así que tenía un boquete, por el que lo filtraba sin problema alguno.
Acerco sus manos al fuego, para calentarlas un poco más, las froto con suavidad para adquirir un poco mas de calor, se desarmo, y se coloco las fundas de sus espadas entre ambos brazos, por si necesitase defenderse en medio de la noche, no tendría problema alguno. De espaldas al fuego, con una distancia que parecía segura, cerró los ojos, estaba seguro que no le pasaría nada esa noche, por suerte. Empezó a reflexionar sobre todo lo ocurrió ese día. Deslizo una de sus manos por el lado del cuerpo hasta llegar a la zona donde por la mañana del anterior día había sufrido un corte, aun estaba cicatrizando así que tendría que esperar al menos unas semanas para poder quitar esos puntos y tener su pierna realmente curado, y volver a poder esquivar como lo hace con toda normalidad. Suspiro, y dejo que el sueño lo tomase por completo y entrase en un profundo sueño, esperando poder reunirse mañana con Dante.
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Al despertarse, él se dio cuenta de que Hisagi se había ido, cosa que a le alegraba, ya que Dante realmente llego a pensar de que Hisagi seguía despierto mirándole fijamente mientras duerme, empuñando una katana, cosa que le asustaba bastante.
Dante mientras se espabilaba, empezó a pensar en qué hacer, aunque a Hisagi le dijo que iba a estar en la playa, que es donde estará, no sabe qué hacer, no sabe si pescar, dormir o directamente irse a robar, aunque al final Dante decide irse a pescar, haber si tenía suerte.
Antes de salir, Dante se preparo su caña de pescar y sus dos pistolas, ya que si por casualidad se encontrara otra vez con los marines tendría el enfrentamiento mas fácil.
Dante cogió sus dos pistolas y se las puso en la parte trasera del cinturón, de manera en que las pistolas queden firmes y no se caiga ninguna al saltar o al correr, Dante llevaba una correa justamente debajo del cinturón que le servía para agarrar mejor las pistolas.
Mientras Dante iba de camino a la playa por la calle principal, observo a varias personas con pinta de tener mucho dinero, por lo que Dante se acerca cuidadosamente por la parte de atrás de esas personas para robarles, cosa que consigue sin ninguna dificultad, ya que esas personas estaban distraídas viendo el escaparate de una tienda de katanas, aunque esas katanas no eran para nada buenas, al revés, no serviría ni para cortar mantequilla.
Al llegar a la playa observo que estaba prácticamente desierta, cosa que era normal, puesto que eran las diez de la mañana y no hacía demasiado sol, realmente no era un buen día para ir a la playa pero a Dante le da igual, con tal de poder pescar él era feliz, ya que igualmente no tenía nada que hacer hasta encontrarse con Hisagi.
Tras un buen rato de pesca, aproximadamente dos horas, consiguió pescar bastantes peces, cosa con la que él era muy feliz, ya que le había entrado hambre, por lo que rápidamente encendió una hoguera y empezó a cocinarlos.
Tras haberlos cocinados y habérselos comido, estaba muy cansado de tanto pescar, por lo que sentó en la arena, pero por lo que realmente estaba contento es porque acababa de ver a Hisagi a lo lejos, por lo que fue hacia allí, al llegar le dijo a Hisagi:
-Buenas Hisagi, ¿Cómo te va?-Se lo dije en tono amistoso y agradable, ya que tenía que empezar a caerle bien porque iba a pasar bastante tiempo con él.
Dante mientras se espabilaba, empezó a pensar en qué hacer, aunque a Hisagi le dijo que iba a estar en la playa, que es donde estará, no sabe qué hacer, no sabe si pescar, dormir o directamente irse a robar, aunque al final Dante decide irse a pescar, haber si tenía suerte.
Antes de salir, Dante se preparo su caña de pescar y sus dos pistolas, ya que si por casualidad se encontrara otra vez con los marines tendría el enfrentamiento mas fácil.
Dante cogió sus dos pistolas y se las puso en la parte trasera del cinturón, de manera en que las pistolas queden firmes y no se caiga ninguna al saltar o al correr, Dante llevaba una correa justamente debajo del cinturón que le servía para agarrar mejor las pistolas.
Mientras Dante iba de camino a la playa por la calle principal, observo a varias personas con pinta de tener mucho dinero, por lo que Dante se acerca cuidadosamente por la parte de atrás de esas personas para robarles, cosa que consigue sin ninguna dificultad, ya que esas personas estaban distraídas viendo el escaparate de una tienda de katanas, aunque esas katanas no eran para nada buenas, al revés, no serviría ni para cortar mantequilla.
Al llegar a la playa observo que estaba prácticamente desierta, cosa que era normal, puesto que eran las diez de la mañana y no hacía demasiado sol, realmente no era un buen día para ir a la playa pero a Dante le da igual, con tal de poder pescar él era feliz, ya que igualmente no tenía nada que hacer hasta encontrarse con Hisagi.
Tras un buen rato de pesca, aproximadamente dos horas, consiguió pescar bastantes peces, cosa con la que él era muy feliz, ya que le había entrado hambre, por lo que rápidamente encendió una hoguera y empezó a cocinarlos.
Tras haberlos cocinados y habérselos comido, estaba muy cansado de tanto pescar, por lo que sentó en la arena, pero por lo que realmente estaba contento es porque acababa de ver a Hisagi a lo lejos, por lo que fue hacia allí, al llegar le dijo a Hisagi:
-Buenas Hisagi, ¿Cómo te va?-Se lo dije en tono amistoso y agradable, ya que tenía que empezar a caerle bien porque iba a pasar bastante tiempo con él.
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El joven espadachín despertó tras unas buenas horas de sueño, ayer por la noche quedo muy desgastado tras haber sufrido un ataque de un marine por culpa de Dante. Se estiro de la mejor forma posible, y se recupero preparándose para desayunar algo, simplemente para llenar su estomago. Se equipo de nuevo las fundas de sus katanas en su correspondiente lugar, comprobó que se deslizaban perfectamente dentro de sus fundas, por si necesitaba de su uso, las tendría perfectamente preparadas. El fuego se había extinguido por completo, obviamente ahora no iba a ponerse a reavivar el fuego, abandono la cueva en busca de algo para comer, posiblemente en el mercado, no tenía ganas de ponerse a robar algo, tenía algunas berries, y eso sería más que suficiente para hacerse con algo de alimento.
Se recupero sin mucha dilación, y salió de la cueva rápidamente, como era normal a esas horas, aquella zona de la costa estaba completamente vacía, no había ni un solo alma. El mar estaba calmado, era algo que caracterizaba el East Blue. Soltó un fuerte suspiro y se decidió a acercarse a la calle principal. Se coloco bien la capucha, para que su rostro se viese lo menos posible, como siempre no quería llamar la atención, pero era un poco difícil llevando un katana en la espalda, y un par mas colgando de la cintura, aun así, intentaba no mostrar sus filos, eso sería prácticamente una llamada a los marines, y después de haber visto lo radicales que estaban no era muy buena idea. Llego hasta la zona del mercado, donde los comerciantes llegados de otras islas, y los propios ciudadanos de Loguetown, vendían sus productos. Fue al puesto de siempre, al de una señora mayor, era alguien a la que pocas personas le compraban, Hisagi, aunque sabía que sus alimentos no eran de la mejor calidad, tenía algo dentro que le hacía comprarle a ella.
El joven se acerco al puesto, y le pidió lo de siempre. La mujer rápidamente le reconoció, aun siendo ciega, sabía perfectamente quien era Hisagi. El chico le debía 5 Berries de hace tiempo, mas 10 Berries de lo que acababa de comprar. Saco una bolsa llena, y se la puso en la mesa, soltó una fuerte risa, algo forzaba, y posteriormente el chico se giro y se fue de allí. Teniendo el trozo de comida que acababa de comprar en la mano, corrió hasta su cueva, reanimo el fuego con algo de esfuerzo, y lo puso a cocinar. Además aprovecho el calor para calentarse un poco más las manos, todo buen espadachín sabe, que manejar una espada con las manos frías es prácticamente imposible. Tras un largo rato de espera, el joven tomo lo que parecía un plato hecho manualmente, comenzó a desgarrar con fuerza el filete que tenía en sus manos, dejando los trozos que iban sobrando en el plato. Termino rápidamente, nada más hacerlo, asomo la cabeza por la ventana, y pudo ver a Dante. Corriendo se acerco, había pensado en otro plan.
Dante localizo a Hisagi rápidamente y le saludo, el chico elevo su mano para hacerle un gesto de bienvenida. Corrí hasta su posición, y se preparo para hablarle.
-He estado pensando sobre lo de la banda. Me dijiste que querías unirte, así que, voy a buscar a otro integrante. Cuando lo encuentre, te buscare, y te lo comunicare. En ese mismo momento, podremos partir, y empezar a buscar tesoros.-Dijo el espadachín con una cálida voz, usando su tono de voz normal. Se despidió de Dante, y corriendo volvió a entrar en la calle principal, con las manos en los bolsillos, y la capucha colocada, tenía que encontrar al tercer Integrante con rapidez.
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